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PÉÑOLA BLANCA

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Órganos dispersos

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José-Miguel Ullán

Órganos dispersos

CESARMANRIQUE

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Diseño: Alberto Corazón

© de los textos: José-Miguel Ullán© de la presente edición: Fundación César ManriqueTaro de Tahíche, 35509 Teguise, Lanzarote

I.S.B.N.: Depósito Legal: Impresión: Cromoimagen, S.A. - Albasanz 14 bis - 28037 Madrid

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AGiuseppe Castiglioni

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En teoría

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AJacques Dupin

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De memoria se inflama lo imposible probable:

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en el velar por serlefiel al uso alteradodel desligarse en sombrade uno mismo,como si nada,

y verse

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despedido

hacia el ángulo negrode aquellas tenues vocesperegrinas

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donde, inciertas de ti, varias te aguardan con la misericordiaque vuelve del temor a hacer centelladócil de su latir

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incorpóreo...

(Hay que intimar con él,pues, aun siendo del aire,su gorgor es tu herida:torbellino, desmayo,cadencia y gratitud—maravilladalengua, casisin tiempo y siempre intacta,también:

Yo lo comí y me supoa mieles.)

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Modifica despacio la insistencia el recintode nuestra consumible intensidad:desactiva, intimiday apacigua al sentirse

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, cual todo lo demás,

fuera de sí.

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Tres poemas que no se hablan

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I

Un título, por fin: otra esperanza aún verde: eso,eso: seamos biográficos:

ORIGEN O NO DEL HÉROE[ TEATRO ]

De ahí que se abra el telón con miedo,pues por las escaleras resbaladizas bajael brujo,va a la caverna: paraque nadie vaya a imaginárselo faltode representación o de sentido,de bujía, ¿por qué?, de todo un pocomenos... Porque, en efecto, niebla,eran otros tiempos.Tiempos para cantar, a degüello,los balbuceos de algún danzón no inventado:si quieres tú, diré nomás / nomás dirémilongas (ellazarillo empieza por yo):

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¡Calma, vida que quedes!

Que casi ni se note que algo te ataba(aire o ardicia)

a lo que no termina / “seamos tajantes” /de resignarse a desprenderse del cantode un lugar esquinado, de un besoy de una música que síte sabe,

prendasque todavíaazulean al sol,caídas

—entre la montaña de la indolencia,picoteada,y la ladera de la pasión, pendiente.

II

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III

(Se cierra un acto más, se abre otra falla.)

Y luego,como en aquellos cuentos que removían la piedadde antaño,casi zumbón aún, mucho más bajo, alega: —Vida,pero si no me canso...

Y pensaba —pues sólo otro testigose daba cuenta, acasocorría el mismo riesgo—: Eslo que importa.

Y no escribir así como así:

¡Calma, vida que quedes!

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Órganos dispersos

Lèche le mur sans t’évader.BENJAMIN PÉRET

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y del abrir al cerrarlos ojos

medio encogido oían-lo

no incolorotampoco en frío

esmerilar la titilante mancharocosa

clavada en el hollín de su desvelopedirle comprensión darle tersura

aun con dolorsaber

que es imposible / “¿hay algo?”y más que sollozar

predisponerse en ello a exigir:

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nada encendidasalta también

date al estrépito

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y belicoso al repetirlo ibad e s e n c o g i é n d o s e

tan sólo con sentirse acompañado (unaojeada) (tal vez)

(algúnlatido)en su impulso sin ticasi sitiado y mudoal borde del eclipse y pronto ajenoen la fidelidad y en la músicaa todo gorgoteo aclaratorio

o nostálgico

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y en tal anhelo escalonado estabade nuestra parte esto:dejárselo librar extraerledel pozo seco de otra noche en fugaa lo vivosu raíz imantada y tomarlaen el acto por chispas cautivasapenas desprendidas

hechas olasde aquellas foscas y lejanas nubesque hasta los últimos peldaños llegaban ya

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aunque a veces se piensa que se cae en la cuentay a partir de ese instante

adiós hechizosurcado de traiciones distraídassurcado de traiciones distraídassurcado de traiciones distraídas

pues de sobra sabíamosdesde el principio

que cada cual puede presuponerle a la nada—y máxime encendida—aquello que más puede atenazarla

(¡mira Unamuno!): por ejemplo:la acucia el contrapeso o la red

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mas ¿las palabras? ¡nada!y con nada se excitanconténtanse de paso con poco

y con poco(hoy son 7 y sus lenguas

de sombra)consiguen no dejarnos tranquilosni pensativos ni fosforescentes ni eternos( “agrias las transparencias ideales” )y del abrir al cerrar

los ojos

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los ojos hablan solos

••

nadaque no sea engaño

se redondea

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Como la yedra

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AMiguel Casado

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Fíate de la esfingecuando te cierra el paso y agitasu interrogante cascabel de plata

(escarcha cerebral, azul caído

: del cadencioso sinsaber, consejos);

pero tú ibas a la piedad,

a contraluz de luna,casi de boda...

(Sueñanlas puertas que son pies;y las ventanas, manos:

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Ten paciencia:

no debe de haber nadietodavía despierto allí del todo.

¡ópera!)

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Quédate aquí, clavado

en esa misma raya —“un espacio de tiempo

que apenas si se nota, y que compartenla prohibición y el uniforme empeñode desbandarse”,

creoque alguien supuso sin pisarla

— y puedaasí lo servicial tener su díade fiesta,

de escarcha cerebral, de azul caído:

nadaque nada espera

salvo adentrarse,como la yedra,en lo que de palabra la detiene.

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Afinidades

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I

El aéreo zigzagde esa pluma

(se dibuja /se escribe)

que, aleve, el jilguero dejara

caer

(envés de suavidad/ sacio de altura)

no puede ser azar:

¿lo ves?

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II

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III

El plomizo blancor de esa espuma

(se dibuja /se escribe)

que, aleve, el jilguero dejara

caer

(envés de caridad / sacio de altura)

no puede ser azar:

lo hueles.

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L. W.

(29 de marzo de 1916)

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Entre e , el sinnúmero espesode los quehaceres.

(MADRE:—En esta casa, todaslas desgracias nos han pasado en marzo...)

Mas, si quieres echar de verpor qué el pobre resiste a lo costoso,escuchael porvenir de su secreto:

“Vida,es de todo barato el escarmiento”.

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Picarse de amor propio, deshacerse

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cuando el agua no era corrienteyo hacía garabatos sobre la tierra secaentre alacranes zarzas e impuras tentacionesno vencidas

—“¡anda, vete a hacer gárgaras!”—en la franja ascendenteque iba(dando varios rodeos a dos o tres higuerasy a algunas viejas latasvacías)de las bodegas hasta el camposanto

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campanadas secantes

escarbaba en lo escritoaventaba sus ayes nebulososesa asfixia otra piely entonces todotodo se emborronaba como yo más queríade blancode aire ardiente y tupidode flechas invisiblesy tambores de humo(casi publicidad de la de ahora:“un desierto al alcance de la mano”)

—manoque así aprendía a very toca tierra húmedaahora

(“todo,publicidad”)

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cuando ya el agua corre cada vez más deprisacomo el camelloen cuanto ve en sus ojos desleídosel de la agujay todotodo se me emborronacomo yo no querría

(por realismo añadir:

Entre la tierra seca, a veces, un alfiler despunta-ba. Tachado: “Brujería. Algo nacido lejos de aquí,del solo mito posible: el del lugar de la espera. Yque reclamaba ser desempolvado para poder tocarsu frío relativo, su distancia, su perfección, aunignorando acaso todavía que ‘para algo podrá ser-vir’. A todo riesgo, fuera de época, medio en bromay medio en serio, así quise nombrarlo desde el prin-cipio: Astilla de campana. Que así se quiere a loque nos sujeta un instante”.)

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Aguafuerte

¿Dó bueno, Payo,desnudo y con el candil?

TIRSO DE MOLINA

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No me seas poema—como quien, a la vera

del loro, ejemplo adhiere:“No seas buitre,

Celeste”.

¡Hacértelo decir! Y sentir algode alivio al ver que el ritmo retro-cede

y, negro,el tigre de papel amarillea.

( —Puestos así,¡sácalo a bailar! )

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Hebras de papel

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A

Jirí Kolá r

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Lo imprevisible, noche:

— Lo imprevisible como de día, con zapatos

nuevos —

Lo imprevisible, en plata,

como evidencia ahumada

al escuchar,

con pelos y señales,

en la madera de la puerta

lo,

eso es verdad: ruborizado,

desplazado hasta ahí:

—¡Hasta ahí

podíamos llegar!

el

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... De la mano,

para d e s p e r e z a r s e

después de haber deshecho

el amor

en la contemplación de la ropa recién lavada,

en el olor del pan recién salido del horno.

—Abrígate.

—Aliméntate.

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Y, por lo que se ve

de todos los colores ignorados con tanta

despedida,

de luto,

ya el porvenir hablaba entonces solo:

—Allégate

a lo que, imprevisible, hasta ti viene,

día

tras día,

noche

tras noche...

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Ave doble, de cuerpo entero

Déxame, deseo,que me bamboleo.

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A Marek Keller

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I

Huye Dafne, herida por la flecha plomiza y embo-tada del temor, de la ribera del Pineo al enclave deSanta Fe. Huye con amor propio, libre del otroamor prohibido: “Pies, ¿para qué os quiero?”.Huye de las palabras esperanzadas de Apolo, que,herido por la flecha dorada y puntiaguda del ciegoamor primero, corre ya, enajenado, cual galgo enpos de liebre. Huye de la caricia que hiere, de lababa que oxida, de la avidez que seca. Aún no le hasuplicado a la madre Gea que, por piedad, la engu-lla, la recoja en su seno y la convierta en mítico lau-rel. Ha hecho un alto, de madrugada, en el caminoque conduce al bosque del que pronto será arte yparte: brazos-ramas, cabellos-hojas, miembros-corteza, pies-raíces, regados por los lagrimones delburlado perseguidor. No ha sonado esa hora tardíaen la que la belleza, antes que darse, va a preferirdesencarnarse, dejar de ser objeto de pasión, con-formarse, en suma, con llegar a ser laureola. Por lo

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pronto, Dafne se ha puesto en jarras. Respirahondo. Y allí, casi en la cola, se le ha posado unpájaro que celebra la fuga con un trino. JuanSoriano, escultor, aprovecha esa pausa, la venusti-dad del respiro, y amasa ese momento fugitivo conestilo “perspicuo, blando y suave”, semejante alurdido por Garcilaso, según comenta Herrera,para inyectarle a la sabida fábula savia nueva ynueva visión. Esplendor fragmentario, si a jodersetocan, de la metamorfosis en perspectiva: recuerdoy vaticinio, pero también instante transido demudanza, ave doble de paso, intermedio redondode dos respiraciones imantadas.

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II

Tal vez Dafne se acuerde ahora, de improviso y demadrugada, de aquel tierno Leucipo, hijo deEnóamo, rey de la Élide, que se volvió loco por ella,o más bien loca, hasta el punto de travestirse decandeal doncella, reinona ella, con el solo propósi-to de apapacharla sin levantar ni la menor sospe-cha en carne sonrosada, poco hecha al quid flexibledel dichoso verbo, librándose el bribón de tal guisadel asco astral de toda ninfa sana a propuesta sali-da de varón. Y ya casi quisiera no acordarse de lasleves espumas del río Ladon, transformadas, entiempos en que todo se transformaba, en muy san-guinolentos espumarajos, una vez que, por fin, sele puso a Leucipo en evidencia ante los dardos delas propias ninfas, tan superiores, por habersevisto empujado a desvestirse y a pegarse un buenbaño, primero y último, en las antaño transparen-tes aguas natales. Y Dafne, que es a lo que vamos,ni arrepentida ni tontamente ufana, pero, eso sí,

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segura de ser mujer, mujer en jarras, ha hechodulce ademán, con pies de bronce, de ponerse abailar al son del pájaro. Y ahí que la sorprendió elescultor. Como jamás se dice. Ave doble: reposadamelancolía y signo desabrido, a contrapelo, de que-rer hacerse a otra idea, cosas ambas palpables ycantables. Ahí está, contradictorio y sinuoso, eltacto esculpidor de Juan Soriano. El tacto de habersabido recrear la cacería (la fábula de talla) desdeuna incierta altura (¿quién da más a dos bandas?,¡oh, Dafne!), aquí pillada en redondel de pausas,respirando por esas dos ausencias deseadas, alasperdidas, libres oquedades, vacíos imantados.

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Quisiera olvidarla, pero no he podido

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[ De Bobby Collazo / A José Kozer ]

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Subrayado

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Mar procelosocon restos llameantes de un naufragio

[ J. M. W. TURNER ]

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De uno en uno, ¿cómo romper

con la intensidad amañada—cebo

de lo indeterminado—:uña

blanda en la cera a puntode derretirse?

Vamos—sin voluntad de balbuceo /

escamasfuera—

a rebelarnos,vamos

a no hacer caso de incesante espumani sombra ósea de fugaz centella

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—no respires, no esperes;venga,

ahoracierra los ojos, crúzate de brazoshasta que cada palmade tus manos puedadelimitarte, acostillarte,

y ponteen el lugar del oprimido: queun pie se monte encima

del otroy que lo pisoteecon tanta fuerza y gratuidad de ocasoque ni siquiera el corazón ya sepadecir si es la memoriao es el presentimientoquien se lo ordena—,

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vamosa dejar de escuchar:

“Las olasnos arrastran...”

“Se sabe,por lo menos de oídas,lo que se entiende aquípor entender.”

O bien:“Se entiende, a duras penas,lo que naufragable se sabe:

momiasempapadas de gasolina,de babas desdeñosas, de despuesesjamás así soñados.”

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(El pensamiento no varía; el despeñadero,tampoco.)

Busca el rumor un puerto con su nombre.¡Allá penas!

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Vámonos, pues, abajo,atortolado pez:esquirla y brasa,

al puro allí sin voz, que es desde dondeoscuros amuletos aún confíanen las ondulaciones ateridas del cantoantes de todo entendimiento, antesde todo poder ser: juez y testigo

y crimen.

Vamos a lo concreto:a dar la cara,a ese no verse comprendido en nada de unoen uno.

Vamos a sentir frío,uña blanda.

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Índice

En teoría . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9Tres poemas que no se hablan . . . . . . . . . . . . 19Órganos dispersos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25Como la yedra . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37Afinidades . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43L. W. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49Picarse de amor propio, deshacerse . . . . . . . . 53Aguafuerte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59Hebras de papel . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 63Ave doble, de cuerpo entero . . . . . . . . . . . . . 69Quisiera olvidarla … . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 75Subrayado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79Mar proceloso... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83

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De Órganos dispersos, de José-Miguel Ullán, que hace el número 6de la colección de poesía “Péñola Blanca”, se han impreso 300 ejemplares. Del I al C están firmados por el autor y el resto se individualiza por su numeración. Se empleó papel artesano VelinD'Arches blanco, sin ácido, 100% trapo, de 160 gr. en tripas y paralas cubiertas papel verjurado Artisan-Butten de 100 gr. El diseño dela edición ha sido esmero de Alberto Corazón. La encuadernación la hizo artesanalmente Sánchez Álamo. Y fue el día12 de enero de MM, festividad de los santos Benito, Eutropio, Taciana, Cástulo, Sátiro, Tigrio y Zótico, cuando vio la luz en los

talleres de Cromoimagen, s.a., en Madrid.

El ejemplar que el lector tiene entre sus manos es el número