Politica Linguistica Que Esta Pasando en Argentina Lia Varela

7/26/2019 Politica Linguistica Que Esta Pasando en Argentina Lia Varela

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POLTICA LINGSTICA:

HACIA UNA DEFINICIN

A quien se interesa en observar el modo

en que los distintos Estados gestionan susrecursos lingsticos, la Argentina le puederesultar un caso singular. Exceptuando elcaso de algunas polmicas en el pasado,que en general se saldaron por mandatosde no innovar, las cuestiones relativas allenguaje han estado prcticamente ausentesde la agenda pblica1. Son varias las razo-nes que podran explicar esta especificidad

local. Las frecuentes interrupciones de losprocesos democrticos habran desactivadoreflexiones y proyectos que necesitan el largoplazo para materializarse. La persistentetradicin centralista, reforzada por polticasasimilatorias, habra arrinconado y vueltocasi invisibles las diversas lenguas de lasminoras indgenas, sordos, inmigrantes y

las mltiples variedades locales en que semanifiesta la lengua comn. La naturalizacindel vnculo con ciertas potencias mundialesy sus agencias de difusin lingstica expli-cara, al menos en parte, la inercia y la bajacreatividad que an se observa en buenaparte del sector pblico de la enseanza de

Sea por stas u otras razones, lo cierto esque la reflexin y la accin en el campo dellenguaje en la Argentina, hasta pocas muyrecientes, se han destacado por su discrecin.

Lo que no deja de ser un dato curioso, cuandose sabe que todo Estado soberano dispone dela facultad de conducir, de manera explcita,consciente y planificada, una poltica lings-tica. Y si bien el cuerpo de conocimientos,teoras, mtodos e instrumentos que as sedenomina tiene slo unos cincuenta aos deexistencia, las prcticas que recubre son concerteza tan antiguas como la vida humana

organizada en sociedad.En efecto, mucho antes de que surgieran

designaciones cientficas para tales cosas setomaban decisiones acerca de cules seranlas lenguas, trminos o frmulas autoriza-dos en los actos pblicos, cules las que setransmitiran en la educacin formal, y cmo,cules las que seran objeto de cuidado o

promocin particular, y cules los agentesencargados de esas tareas. Pero desde losaos de 1950, junto con la emergencia denuevos pases en el contexto de la desco-lonizacin, la intervencin pblica en estecampo se profesionaliza: dentro del universoideolgico de aquellos aos y en elmarco de

Poltica lingstica: qu est pasando en Argentina?*


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Poltica lingstica: qu est pansando en Argentina? | La Varela

La Varela

DOCTORAENCIENCIASDELLENGUAJEPORLACOLEDESHAUTESTUDESENSCIENCESSOCIALES, PARS(2006).

MSTERENCOOPERACINLINGSTICAYEDUCATIVA(2000)YENLINGSTICA(1999), UNIVERSITDEPROVENCE.LICENCIADAENLETRAS(1992),UNIVERSIDADDEBUENOSAIRES

Una polticalingstica es

un conjunto dedecisiones y acciones

promovidas por el

poder pblico, quetiene por objetoprincipal una (oms) lengua(s)

de su rbita, y estracionalmenteorientada hacia

objetivos que son

tanto lingsticos(esto es, determinadoefecto sobre el

corpus de la lengua,su estatuto y/o suadquisicin) como

no lingsticos

trabajo de especialistas. Se trataba entoncesde definir un rgimen de oficialidad lings-tica para los nuevos Estados, por lo generalmultilinges (planificacin del statusde laslenguas en presencia) y hacerlo efectivo aescala del pas. Lo que implicaba adecuarlas formas lingsticas a las nuevas funcio-nes que habran de cumplir (planificacin

del corpus) y prever el modo en que esa(s)lengua(s), en sus nuevas formas y funciones,se integraran en el uso cotidiano de los ciu-dadanos (planificacin de su adquisicin).

Las concepciones y las tcnicas vinculadascon la poltica y la planificacin lingsticas hanevolucionado notablemente desde entonces.Lo que permanece constante, sin embargo, es

el mecanismo que pone en marcha un procesoinnovador, sea ste consciente y planificadoo bien difuso, espontneo o meramentereactivo: las decisiones de polticalingstica aparecen comnmentecuando se vuelven perceptibles agran escala las transformacionesculturales, sociales o tecnolgicas, yse hace necesario adaptar las estruc-

turas simblicas a las nuevas condi-ciones. Pero el factor que determinala forma y la intensidad de la accinen el plano lingstico es, sin dudaalguna, el poltico: la intervencinque da lugar a un cambio de rumboen la sociedad, a la puesta en marchade un nuevo proyecto de pas, a la

bsqueda de un posicionamientodistinto en el escenario internacionalse acompaar tarde o tempranode una nueva poltica lingstica. Lainstauracin de un rgimen autori-tario, por ejemplo, viene siempreacompaadademedidasrepresivas

poltica lingstica es un conjunto de deci-siones y acciones promovidas por el poderpblico, que tiene por objeto principal una(o ms) lengua(s) de su rbita, y est racio-

nalmente orientada hacia objetivos que sontanto lingsticos (esto es, determinadoefecto sobre el corpus de la lengua, su es-

tatuto y/o su adquisicin) comono lingsticos. Con objetivosno lingsticos me refiero, porejemplo, a lajusticia y la cohesinsocialque se incrementan cuandose reconocen y se comprenden lasdiferencias lingsticas, y se respe-tan los derechos de las minoras;el acceso a la ciudadanaque sefacilita cuando determinado grupohasta entonces excluido obtieneherramientas para desenvolverseen la cultura escrita; la afirmacinde la identidad nacionalque se

persigue mediante el impulso ala produccin cultural, cientficao tecnolgica en la propia lenguay que a veces se estima alcan-zar slo con medidas defensivascontra los extranjerismos, o laintegracinregional que se conso


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tica lingstica ha de buscarse ms bien en elespacio social. Por otro lado, si los momentosde inflexin en la historia de un pas vienenacompaados de un cambio de orientacinen la poltica lingstica, entonces con todaprobabilidad encontraremos indicios de unanueva poltica lingstica, aun difusa o noexplcita, entre las novedades que resulten

de la irrupcin del nuevo proceso histrico. Yfinalmente, si la poltica lingstica acompaay refuerza las polticas del Estado, y siendoel lenguaje una dimensin transversal endistintas esferas de la actividad humana,entonces muchos ms sectores que los es-trictamente lingsticos se vern alcanzadospor una poltica lingstica. O, a la inversa,

las lenguas podrn acusar el impacto depolticas pblicas que no estn dirigidas aellas en primera instancia. Dicho en formade principio operativo: polticas pblicasadoptadas en sectores con fuerte presenciadel factor lingstico (comunicacin, turis-mo, ciencia y tecnologa) incrementaran supotencial en la medida en que fueran respal-dadas por una poltica lingstica coherentecon sus objetivos. As, una poltica cientficaque apunte a fortalecer las capacidades lo-cales en un pas ganara en impacto si fueraacompaada de una poltica de desarrolloterminolgico y de edicin cientfica cuyofin fuera poder nombrar y dar a conocer lasinnovaciones en ese campo con recursoslingsticos propios, en lugar de apelar al

auxilio de lenguas extranjeras; por esta va,adems, se contribuira a elevar el estatutointernacional de la lengua en cuestin, almismo tiempo que su caudal expresivo.

Como lo muestran nuestros ejemplos,la poltica lingstica como la poltica toutcourt apunta a objetivos que correspon

POLTICA LINGSTICA

Y POLTICA EXTERIOR

A diferencia de lo que ocurre con otros rubrosde la gestin lingstica, slo una pequeaporcin de los pases del mundo ejerceconscientemente una poltica lingstica deproyeccin exterior. En el origen, slo aque-

llos que haban visto a sus lenguas difundirsems all de sus fronteras en procesos deexpansin comercial, militar, colonial ocientfico-cultural crearon instituciones y lesasignaron objetivos de consolidar o ampliaresa presencia lingstica en el extranjero:el movimiento de difusin planificada ini-ciado en el siglo XIX en Europa por ciertos

sectores de la sociedad civil (las congrega-ciones religiosas y los militantes laicos omasones de la civilizacin2) fue retomadoen el siglo XX por los propios organismosdel Estado. Francia, desde 1909, dispusoen su Ministerio de Asuntos Extranjeros deuna oficina encargada de coordinar la ense-anza del francs y la difusin de su culturaen un espacio de irradiacin de dimensinmundial; con el correr del siglo, esa oficinaconvertida en Direccin General llegara adisponer del presupuesto ms abultado detodos los servicios del Ministerio. En 1934,Gran Bretaa crea en la esfera de su ForeignOfficeel British Council for Relations withOther Countries, que hasta el da de hoy seocupa de promover la enseanza del ingls

en todo el mundo. El Goethe Institutalemnnace con el mismo fin en 1951. En el nuevoperodo histrico que se abre con la cadadel Muro de Berln ven la luz organismossimilares en Espaa (Instituto Cervantes,1991), en Portugal (Instituto Cames, 1992)y en Austria (sterreich Institut 1996)


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perial; pero lo que los lleva a dotarse de talesinstrumentos es la conciencia de disponer deuna lengua vehicular internacional con ciertopoder de atraccin entre el pblico extranje-ro. La conquista de ese pblico, como la denuevos territorios donde ejercer influencia,ser el motor de una carrera armamentistadonde los objetivos polticos, culturales o

educativos quedarn a veces desplazados porambiciones ms crudamente econmicas:en la estrategia de proyeccin exterior de lasgrandes potencias, la diplomacia cultural escada vez ms claramente concebidacomo el medio de crear corrientesde simpata que faciliten la inte-gracin de sus empresas en los

mercados locales. Los programasde difusin lingstica asumenen este marco la funcin de abrirnuevos espacios de circulacin alos productos que tienen la lenguacomo materia prima: industriasculturales, servicios educativos,tecnologas de la comunicacin,cuando no la de colaborar en la

formacin lingstica del personal local queesas mismas empresas necesitan. Desde estaltima dcada del siglo pasado, nada ni si


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mente a la demanda que creca al calor de lapropaganda del Estado. Lo mismo ocurriracon el inters indito por el aprendizaje delportugus entre los jvenes suscitado, enun contexto de desempleo creciente, por lasexpectativas de incremento de las relacionescomerciales con Brasil. Fue el sector privado,o la iniciativa de algunas instituciones edu-

cativas, los que dieron cauce a esa demanda,en un movimiento que pareca respondera la intencin manifestada por los sociosdel Mercosur, aunque no verdaderamenteasumida, de favorecer el aprendizaje de suslenguas entre la ciudadana. Frentea la realidad de un constructo jurdi-co de alcance puramente comercial,

no caba la esperanza de que desdelas esferas oficiales se promovieranproyectos de integracin culturalo lingstica. Con el correr de losaos, esta lectura pesimista sobrela poltica lingstica oficial delMercosur de los aos de 1990 serevel la acertada.

Como se ve, el contexto en aque-

llos aos es claramente adversoal ejercicio pblico de la gestinlingstica. No obstante, y tal vezdebido al propio retiro del Estado desu funcin reguladora, o a la impre-visin y radicalidad de algunas desus medidas, en ese mismo perodose produce la emergencia de nuevos cuadros

y proyectos poltico-lingsticos desde lasociedad civil. Los profesores de lenguasextranjeras afectados por la reforma del rease organizan y, a travs de sus asociaciones,reclaman una poltica de plurilingismo. Enla rbita de la Secretara de Educacin delGobierno de la Ciudad de Buenos Aires

cas y avanzan propuestas: las agrupacionesindgenas/indigenistas reclaman o ponen enmarcha ellas mismas programas de educa-cin bilinge intercultural; las asociacionesde sordos hoy piden al Congreso el recono-cimiento de la Lengua de Seas Argentina.

En algunos casos, muy localizados, elEstado de los aos 90 ensaya intervenciones

paliativas (de enseanza del espaol comolengua segunda para nios indgenas, porejemplo). Pero la tendencia dominante, aunfrente a proyectos que tocan de lleno en lacuestin de la soberana nacional, sigue

siendo el dejar hacer. Es tambinlo que ocurre en cierto modo conel cambio sutil pero profundo que

experimenta desde el final de ladcada la poltica de la AcademiaArgentina de Letras.

A partir del gesto inauguralque representa la creacin delInstituto Cervantes en 1991, enEspaa se va montando un slidodispositivo institucional encargadode llevar adelante una poltica de

difusin de la lengua comn aescala mundial. Las intervencionessobre el corpusde la lengua queesa poltica requiere (sobre todopara acceder con ventaja al nuevoespacio en disputa que es el delas redes electrnicas) quedaran

bajo el cuidado tcnico y poltico de la Real

Academia (RAE) y el respaldo financiero de lasempresas beneficiarias, en ltima instancia,de los avances en la materia. La nueva lnea detrabajo, que necesita proyectarse hacia todoel espacio hispanohablante, pronto adquiereuna formulacin clara, con determinacin demetas plazos y funciones para los distintos

En algunos casos,muy localizados,

el Estado de los aos90 ensaya interven-ciones paliativas (de

enseanza delespaol como

lengua segunda paranios indgenas, por

ejemplo). Pero latendencia dominante,

aun frente a pro-yectos que tocan delleno en la cuestin

de la soberananacional, sigue

siendo el dejar hacer.


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conocer los lineamientos de lo que se llamaroficialmente, desde 2004, la Nueva polticalingstica panhispnica.

Esta poltica requiere la participacincoordinada del conjunto de academias na-cionales de la lengua. Por impulso de laRAE y gracias al financiamiento espaol,la asociacin que las agrupa, previa modi-

ficacin de sus estatutos, se convierte enbrazo ejecutor de esa poltica. La AcademiaArgentina de Letras sigue esta lnea direc-triz, para lo que en 1999 debe abandonar sutradicional papel de academia asociada dela RAE y constituirse en academia corres-pondiente. Desde entonces, su agenda detrabajo se ha adaptado a los requerimientos

de la poltica promovida desde Madrid, sinque ese cambio en su trayectoria haya sidoobjeto de examen pblico. As como la po-ltica que implementan la RAE y elInstituto Cervantes, como actoresprincipales, es asumida en Espaacomo poltica de Estado, sera deesperar que la colaboracin queen ella prestan las instituciones

argentinas respondiera a decisionescon estatus similar.

Pero mientras estas discusionesquedan postergadas en la esferadel Estado, son en general las ins-tituciones de educacin superior,aisladamente o en redes, las quese encargan de disear y conducir

las acciones poltico-lingsticasms relevantes. Muchos de los profesora-dos y traductorados de portugus que seabrieron por iniciativa local en los ltimosaos buscaban no slo dar respuesta a unademanda real, sino tambin avanzar en unproyecto de estrechamiento de vnculos en

a esta funcin. En 2004, los organismosdel Estado deciden tomar cartas en esteasunto: por medio de sendas resoluciones,el Ministerio de Educacin (MECYT) y el deRelaciones Exteriores (MRECIC) respaldanla creacin del Consorcio Interuniversitariopara la Evaluacin de Conocimiento y Usodel Espaol, responsable de la elaboracin

del instrumento oficial de certificacin deconocimientos de la lengua, el CELU (Certi-ficado de Espaol: Lengua y Uso).

Hoy, la demanda por el aprendizaje de es-paol est en expansin en amplias regionesdel mundo. Gracias a las bases que se fueronconstruyendo en la dcada anterior, las insti-tuciones argentinas se encuentran en cierta

medida preparadas para participar de estacorriente, que implica no slo un crecimientode la demanda de servicios de formacin

lingstica, con la consiguientemultiplicacin y diversificacin dela oferta; est generando tambinuna fuerte reestructuracin en elsector de la enseanza de lenguasque ofrece nuevas perspectivas de

carrera para sus profesionales ascomo un impacto creciente enlas industrias culturales del rea.Este fenmeno incipiente, quepreanuncia una poltica argentinade difusin del espaol, se potenciaen la confluencia con movimientosque impulsa el poder pblico en

otros sectores: la promocin delturismo idiomtico por parte de la Secre-tara de Turismo de la Nacin en el marcode su Plan Federal Estratgico de TurismoSustentable tiene obvias consecuenciasen el rea de ELE. Lo mismo ocurre con lanueva poltica de promocin de la universi

Pero mientras estasdiscusiones quedanpostergadas en laesfera del Estado,son en general las

instituciones deeducacin superior,aisladamente o enredes, las que se

encargan de diseary conducir las accio-nes poltico-lings-ticas ms relevantes.


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tas, habra que poder estimar con realismo, yempujados sin duda por las nuevas sinergias,los procesos se aceleran. Los indicadoresde la evolucin del sector de enseanza deELE en el pas, generados en conjunto porla Asociacin Argentina de Docentes de Es-paol y la Direccin de Cultura del MRECIC,revelan un crecimiento anual del orden del

25% desde 2004. La Agencia Nacional dePromocin Cientfica y Tecnolgica tomanota del fenmeno y otorga recientemente unimportante subsidio al ConsorcioInteruniversitario (cuyo nmero deintegrantes pas de 3 a 12 univer-sidades) para el desarrollo del ELEcomo industria cultural. La priori-

dad en este programa ya en marchaes incrementar los intercambioscon Brasil11. Los centros privadosde idiomas encuentran nuevos canales depromocin en el marco de la poltica turs-tica del Estado. Los eventos alrededor deesta problemtica se multiplican, y debateaccede al espacio pblico12. Estas ocasionesde encuentro dejan ver los conflictos espe-

rables en el proceso de constitucin de uncampo especfico, entre actores diversos quebuscan definir sus respectivas estrategias deposicionamiento en un universo inestable ydonde las metas resultan an imprecisas.Un consenso claro emerge sin embargo enestos foros: el reclamo de que un organismodel Estado asuma las funciones necesarias

para garantizar un desarrollo que sea viable,sostenido y beneficioso para todos. Lo quele demandara a ese eventual organismo nosolamente ejercer una funcin reguladorade la actividad (determinando, por ejemplo,estndares de calidad para los servicios), sinosobre todo alinear la poltica de ELE con las

la Argentina, en el contexto donde el paradig-ma dominante para el anlisis y la gestinde este tipo de objetos es el que provienedel cruce cultura/economa. Ampliamentedesarrollada en el discurso del dispositivoinstitucional espaol, que invita a concebirla lengua como un activo econmico aexplotar13, esta perspectiva es la que lleva a

situar el sector de ELE dentro de la esfera delas industrias culturales y a demandarle portanto resultados evaluables en trminos cuan-

titativos. Ahora bien, la adopcinde esta perspectiva puede llevar adejar en un plano secundario loque hace la especificidad de lascuestiones del lenguaje: su valor

identitario, cognitivo, su fuerzade cohesin social, su funcinfundamental en la constitucin de

entidades polticas, su valor poltico-estra-tgico en el plano internacional. En el casoparticular del espaol, recordemos, se tratade una lengua vehicular que vincula, juntocon el portugus, a los actores de un proyectopoltico que es tambin deuda histrica: el

Mercosur, Amrica del sur, o Amrica Latina,as como al espacio de mayor extensin, consus funciones y caractersticas especficasen cuanto mbito de dilogo multilateral, laComunidad Iberoamericana de Naciones.Una poltica de ELE no puede ignorar sucondicin de factor clave en un proyecto deintegracin regional.

Pero por el hecho mismo de su emer-gencia tarda, la poltica que el Estado for-mule para una buena administracin de supatrimonio lingstico puede beneficiarsecon los saberes y experiencia internacionalacumulados en dcadas de ejercicio. Evitarentonceslatentacindeaislarunalengua su

Una poltica deELE no puede

ignorar su condicinde factor clave en

un proyecto deintegracin regional.


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complejidad. As, debido a la movilidad desus actores (que pasan incesantemente deun dominio a otro), o al simple hecho deque una misma concepcin didctica puedeatravesar la enseanza de la lengua materna,segunda o extranjera, la poltica de ELE nopodra quedar disociada de la deenseanza de lenguas en general,

en proceso de redefinicin desdela adopcin de la ley de EducacinNacional14y de la nueva poltica deformacin docente15. Ni de la polti-ca del corpusde la lengua que llevaadelante la Academia de Letras. Ysta, a su vez, debera estar en lneacon una poltica local de desarrollo

de terminologa tcnico-cientfica.Y en poltica turstica, contemplarmedidas de hospitalidad lingsticapara con los visitantes extranjeros,en coherencia con una polticasocial de accesibilidad lingsti-ca de los espacios y documentospblicos.

Los ejemplos muestran una vez

ms la transversalidad de nuestroobjeto. Con el respaldo de los co-nocimientos tcnicos acumuladosy aprovechando las enseanzas de

la historia, la Argentina est en condicionesde sentar las bases de una poltica lingsticanovedosa, adecuada a los desafos del sigloXXI: una poltica que asuma con todas susconsecuencias la multidimensionalidad dela problemtica lingstica; una poltica in-

clusiva, que garantice espacios dedesarrollo a los diversos actores

involucrados. Quizs el modo enque tal poltica pueda ser formula-da y conducida sea a travs de undispositivo gil, como una agen-cia interministerial, que permitatrascender los compartimientoscada vez menos estancos de laadministracin clsica y favorezca

el trabajo interdisciplinario; un dis-positivo que, sin olvidar el carcterfundamental de bien pblicoquetiene el patrimonio lingstico dela comunidad, sea capaz de gene-rar adecuadas parceriasentre elsector pblico y el privado, en lasesferas regional, nacional y local;que garantice la escucha mutua y

permanente entre el gobierno y lasociedad civil. El momento paraavanzar en este sentido, hoy, es elms propicio. n


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