Políticas públicas, cooperativas y construcción de viviendas. Ley 341 de la ciudad de Buenos...

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Políticas públicas, cooperativas y construcción de viviendas. El caso de la Ley 341 del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Natalia Victoria Brutto Becaria Estudiante, SECyT, UBA Centro de Investigaciones Hábitat y Municipio- FADU-UBA [email protected] om INTRODUCCION Las organizaciones cooperativas se han situado en múltiples sectores de la economía. Entre otras ramas, se han dedicado a la construcción de viviendas. En la ciudad de Buenos Aires, una de las políticas implementadas para facilitar el acceso a la vivienda, es la ley Nº 341, (BOBCA: 2000), que regula la posibilidad de otorgar créditos hipotecarios a hogares de escasos recursos que, entre otros requisitos, se hayan estructurado en organizaciones sociales, como cooperativas, mutuales, asociaciones civiles sin fines de lucro, etc. El surgimiento de esta ley ha impulsado la formación de numerosas cooperativas 1 , aunque en la práctica no queda demasiado claro cuál es el alcance de esta noción al interior de los procesos que vienen llevando a cabo diversas entidades formadas por esta ley. ¿Estos emprendimientos cooperativos se presentan como un requisito 1 Sesenta y nueve de las cooperativas que obtuvieron el crédito se constituyeron como tales después de la sanción de la ley.

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El objetivo de esta ponencia es analizar comparativamente los casos de dos organizaciones cooperativas examinando, justamente, los criterios de cooperativismo que se ponen en juego al interior de cada organización, sus límites y alcances

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Políticas públicas, cooperativas y construcción de viviendas. El caso de la Ley 341 del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.

Natalia Victoria Brutto

Becaria Estudiante, SECyT, UBA

Centro de Investigaciones Hábitat y Municipio- [email protected]

INTRODUCCION

Las organizaciones cooperativas se han situado en múltiples sectores de la economía.

Entre otras ramas, se han dedicado a la construcción de viviendas.

En la ciudad de Buenos Aires, una de las políticas implementadas para facilitar el

acceso a la vivienda, es la ley Nº 341, (BOBCA: 2000), que regula la posibilidad de

otorgar créditos hipotecarios a hogares de escasos recursos que, entre otros requisitos, se

hayan estructurado en organizaciones sociales, como cooperativas, mutuales,

asociaciones civiles sin fines de lucro, etc.

El surgimiento de esta ley ha impulsado la formación de numerosas cooperativas1,

aunque en la práctica no queda demasiado claro cuál es el alcance de esta noción al

interior de los procesos que vienen llevando a cabo diversas entidades formadas por esta

ley. ¿Estos emprendimientos cooperativos se presentan como un requisito legal que

impone la ley o se trata de verdaderos emprendimientos cooperativos? De acuerdo con

ello, el objetivo de esta ponencia será analizar comparativamente los casos de dos

organizaciones – la cooperativa “La Lechería” y la cooperativa “Alto Corrientes”,

examinando, justamente, los criterios de cooperativismo que se ponen en juego al

interior de cada organización, sus límites y alcances.

Si bien estos dos casos no agotan todas las cooperativas que se gestaron a través de la

ley 341, pretendemos que los contenidos a desarrollar en la ponencia permitan

reflexionar sobre qué clase de cooperativismo propone la ley: en qué aspectos o etapas

del proyecto las organizaciones se comportan cooperativamente y en cuáles se apartan

de los fundamentos del cooperativismo. Finalmente apuntamos a descubrir si éstos

constituyen procesos de autoconstrucción o de autogestión.

1 Sesenta y nueve de las cooperativas que obtuvieron el crédito se constituyeron como tales después de la sanción de la ley.

Para analizar los casos se examinarán los siguientes aspectos. En primer lugar daremos

cuenta de los aspectos principales de la Ley 341 y el Programa de Autogestión para el

Desarrollo del Hábitat Popular (PAPDHP). Prestaremos especial atención a aquellos

aspectos que hacen referencia a la noción de autogestión cooperativa. Posteriormente,

revisaremos los conceptos de autogestión, autoconstrucción y cooperativismo,

analizando los alcances y limitaciones que estos conceptos cobran en la ley y el

Programa. Luego, analizaremos brevemente los casos de las cooperativas Alto

Corrientes y La Lechería, a la luz de los interrogantes planteados y finalmente

esbozaremos algunas reflexiones finales.

En el presente trabajo, se tendrán en cuenta tres actores: el Estado (encarnado en este

caso por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad – IVC2- de Buenos Aires), las

cooperativas indicadas más arriba (beneficiarias de este programa) y él o los equipos

técnicos que han intervenido en sus proyectos.

La ley Nº 341 y el Programa de Autogestión Para el Desarrollo del Hábitat Popular

Entre otras políticas habitacionales implementadas por el Gobierno de la ciudad de

Buenos Aires, se encuentra la ley Nº 341. La misma fue sancionada en el año 2000 y

modificada en el año 2003 por la ley Nº 964. Dicha ley promueve el acceso a la

vivienda por parte de hogares de escasos recursos, ya sean estos individuos, familias o

bien aquellos conformados en organizaciones colectivas con personería jurídica

(BOBCA, 2000: art. 1).

El programa de Autogestión para el Desarrollo del Hábitat Popular (PAPDHP) surge en

el marco de esa ley y está destinado a brindar créditos hipotecarios para la compra y/o

construcción de viviendas cuyos beneficiarios sean hogares de bajos recursos que

exclusivamente se hayan conformado en organizaciones colectivas con personería

jurídica, esto es: cooperativas, mutuales o asociaciones sin fines de lucro. El Instituto de

la Vivienda de la ciudad de Buenos Aires (IVC) es quien implementa el Programa.

La ley establece los principales lineamientos acerca de los créditos que posibilita, los

cuales serán siempre otorgados con garantía hipotecaria a favor del IVC y estarán

destinados a la financiación total o parcial de viviendas. Entre sus operatorias consigna:

la compra o construcción de viviendas económicas de carácter uni o multifamiliar, obras

2 Antes llamado Comisión Municipal de la Vivienda (CMV)

destinadas a refacción y ampliación, y compra de edificios y su rehabilitación (BOBCA,

2000: art. 4). Los beneficiarios de las diferentes políticas de acceso que se desprenden

de esa ley deben cumplir ciertos requisitos vinculados a lo que podríamos llamar su

“condición de no” (no propietarios, no adjudicatarios de crédito o subsidio en los

últimos diez años para viviendas, no inhibidos y no haber percibido dinero a causa de

expropiación inmobiliaria) (BOBCA, 2000: art.5). La ley también establece prioridades

que se tendrán en cuenta al momento de otorgar el crédito (BOBCA: 2000, art. 6),

montos adjudicados (BOBCA, 2003: art.1) y cuotas cancelatorias (BOBCA: 2003,

art.7).

Tal como mencionamos en la introducción, existen tres principales actores a través de

los cuales se implementa el Programa. En primer lugar, el Estado, encarnado por el

Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC) y más precisamente por la

Comisión de Control, Evaluación y Seguimiento (CCES), órgano creado por la ley Nº

341 (BOBCA: 2000, art 10). Este organismo, es quien ejerce la autoridad de aplicación

de la operatoria, así como también tiene injerencia en la adjudicación del crédito para la

organización social que lo solicita. También es quien regula todo el proyecto desde el

rol de supervisor, articulando la interacción entre los otros dos actores intervinientes: la

organización social y el equipo técnico interdisciplinario. Este organismo, también

garantiza la participación de las organizaciones (BOBCA, 2003, art.4), “solo en calidad

de observadoras” en la mencionada Comisión. Además, la CCES, tiene a su cargo las

principales tareas relativas al otorgamiento y posterior seguimiento del programa.3

El segundo actor que mencionamos en este programa es el equipo técnico

interdisciplinario que tiene como función principal asistir a la organización social

beneficiaria en la concreción del proyecto. Este equipo técnico es contratado por la

organización social y debe contar, según establece la ley, con profesionales de las áreas

social, contable, jurídica, y de la construcción (BOBCA: 2003, art. 2). Este equipo debe

asistir a la organización social para la concepción del proyecto habitacional, así como

también debe asesorarla sobre el diseño, la programación de costos y la utilización del

monto del crédito. También es su tarea el asesoramiento en obra, es decir, en lo que

3 Así, entre las funciones que llevará esta comisión se encuentran las de confeccionar los registros de quienes pretendan acceder a un subsidio en el marco de esta operatoria, de quienes lo obtienen, elaborar una base de datos con los antecedentes de los beneficiarios, disponer las tasaciones de los inmuebles brindadas por el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, así como también el asesoramiento técnico y social para quienes lo soliciten, supervisar el cumplimiento del otorgamiento del crédito así como establecer las situaciones de prioridad.

respecta a la concreción del proyecto. Este equipo debe estar aceptado por la CCES y

debe estar inscripto en el Registro de profesionales y equipos técnicos que lleva el IVC.4

Finalmente, la “organización social beneficiaria” del programa es el tercer actor a tener

en cuenta. En el caso del presente trabajo, serán dos: la Cooperativa Alto Corrientes y la

cooperativa La Lechería. Cada cooperativa es quien contrata al equipo técnico

interdisciplinario, busca el terreno, realiza la gestión de trámites ante el IVC, controla a

los equipos contratados, etc.

El programa estaría orientado a incrementar así, la participación de las organizaciones

sociales en la producción de la vivienda de la que los propios asociados resultarían

beneficiarios. De aquí proviene parte del nombre del programa: de la autogestión que

realizan las organizaciones sociales en la obtención de sus viviendas.

Vale la pena rescatar el hecho de que las reglamentaciones que regulan el Programa han

sufrido modificaciones, lo que ha dado lugar a que coexistan diferentes sentidos del

concepto de autogestión. No obstante, estas reglamentaciones han resultado limitadas y

estrechas en cuanto a los alcances del concepto de autogestión. De esta manera, es

posible afirmar que en la reglamentación del año 2006, la autogestión se limitaba a ser

una “gestión administrativa” antes que un proceso de autogestión, ya que el reglamento

priorizaba la organización para realizar los movimientos administrativos del expediente

dentro del IVC, más que garantizar el buen funcionamiento cooperativo de la

organización. Sólo por poner algunos ejemplos, mencionaremos que el terreno se

compraba a nombre del IVC y no a nombre de la cooperativa, que sólo se dictaban

talleres de fortalecimiento cooperativo para aquellos que lo solicitaran fehacientemente,

sin ser un mandato concreto de la reglamentación, o que el reglamento contemplaba la

posibilidad de que el equipo técnico asumiera la dirección de la obra, posicionando a la

cooperativa en un lugar periférico a la hora de tomar decisiones sobre el proyecto y la

construcción, relegando el sentido mismo de la autogestión.

Autogestión, autoconstrucción y cooperativismo

Antes de comenzar a profundizar en los conceptos mencionados, debemos considerar

que no es arbitrario el hecho de analizarlos en el mismo apartado, dado que como

veremos a continuación, están sumamente interrelacionados no sólo desde sus

4 Este registro puede incorporar nuevos equipos propuestos por las organizaciones sociales, luego de atravesar un proceso de selección y admisión que realiza la CCES.

significados e implicancias, sino también desde la formación histórica de los términos

mismos.

La noción de autogestión ha sido debatida por diferentes autores. Entre ellos,

Mendizábal y Errasti (Mendizábal Antxon y Errasti Anjel: 2008: 11) ven a la

autogestión como “un proyecto de gestión global económico, social, político, cultural,

ecológico, lingüístico, de una sociedad, basado en el protagonismo de los afectados/das

y en la participación”. Así, si bien estos autores dan cuenta de la amplitud de temas que

puede abarcar el concepto de autogestión, principalmente lo relacionan con dos

aspectos, a nivel empresarial, con la cooperación en el trabajo, y a nivel territorial, con

la democracia social participativa.

Otros autores como Rodríguez (2004), lo asocian a la toma de decisiones por parte de

los propios actores. Esta toma de decisiones se refiere tanto al control del proceso como

a la definición del mismo. Para esta autora, autogestión implica participación activa,

equivale a un ejercicio de ciudadanía. En este sentido, Rodríguez se ocupa de dejar bien

claro que autogestión no implica necesariamente autoconstrucción, pero sí un

antagonismo al asistencialismo y a la cultura individualista. En otro artículo,

(Rodríguez: 2002: 3), profundiza el concepto, definiendo a la autogestión como “la

capacidad de las organizaciones populares de participar y decidir en todas las fases de

la política pública y, en particular, en la fase de ejecución, efectuar la administración

directa de los recursos por la población organizada y capacitada”5. Respecto, de los

procesos cooperativos autogestionarios específicamente, Rodríguez (2007), señala que

el eje central se encuentra en la participación y el trabajo colectivo. Por su parte Jeifetz

(2003), considera a la autogestión como una “noción de construcción de poder popular”,

pero además amplía el alcance de la noción de autogestión a la ciudad. Para este autor,

la autogestión en el marco de la ciudad, alude a una noción de lucha por el espacio e

implica un proceso de ida y vuelta, que se caracteriza por tres elementos:

Recuperación/apropiación de bases materiales por parte de los sectores populares que

persiguen la definición de líneas de desarrollo económico – social. La sociedad debe

recuperar las riquezas naturales y el patrimonio nacional construido, recuperar su

manejo y utilización.

Recuperación /apropiación de bases culturales cuyos ejes son la práctica y la reflexión

colectiva y el desarrollo de la cooperación y solidaridad como principios básicos de

organización social.

5 La negrita es nuestra.

Conformación de una dinámica socio organizativa construida desde las bases, de

abajo hacia arriba. Con la premisa de “mandar obedeciendo”.

De este modo, Jeifetz (2003) identifica la construcción de poder popular con un proceso

en que se produce la transformación de derechos dados a derechos ganados y la

conciencia de participación e intervención en la dinámica socioespacial urbana,

orientada a la construcción de una ciudad democrática.

El concepto de autogestión que utilizaremos, será el que han trabajado Rodríguez y

Jeifetz, dado que nos aportan más herramientas para el análisis y son más específicos

para analizar los casos que nos interesan.

Otro aspecto fundamental que debemos considerar en el tratamiento de los casos que

veremos a continuación, es el significado del cooperativismo en estos proyectos. El

programa del que hablamos en el apartado anterior, propone como posibles beneficiarias

a cooperativas. En este sentido, debemos tener en cuenta que una cooperativa es una

“asociación de adhesión libre y voluntaria, entre personas que teniendo necesidades

comunes – económicas, educativas, asistenciales y culturales – se unen para

satisfacerlas a través de la ayuda mutua y el esfuerzo propio. Presta servicios a sus

asociados y a la comunidad, sin fines de lucro y es gobernada democráticamente. Como

entidad de bien público, debe coordinar la defensa de los intereses de los asociados con

la promoción del desarrollo económico, social y cultural en su área de actuación”

(Idelcoop, 1998: 42)

Así, debemos considerar que las viviendas generadas bajo la forma del cooperativismo,

tienen una particularidad: se proveen con fines de residencia y no de especulación. Por

esta razón las cooperativas se presentan como soluciones alternativas al problema

habitacional para amplios sectores sociales, constituyendo tanto una estrategia para

paliar la insuficiente producción de viviendas (así como su elevado costo) como así

también, una forma de resistencia a las tendencias estructurales económicas generadas

en las últimas décadas en nuestro país (Rodríguez, 2004) y en algunos países vecinos

(Cafardo, 2003)6. Esta idea se encuentra presente en autores como Fernández Díaz

(1957) y Kaplan de Drimer (1961)

Así, en lo que respecta al rubro vivienda específicamente, se resaltan algunos principios

del cooperativismo en tanto que:

6 Al respecto es interesante prestar atención al análisis que hace esta autora sobre el caso de FUCVAM en Uruguay.

1. Se distancia de la iniciativa privada con fines comerciales, dado que resulta

incapaz de brindar alojamientos adecuados a los sectores económicamente

débiles ya que se orienta a inversiones lucrativas y seguras.

2. Se distancia de la iniciativa oficial, dado que resulta incapaz de solucionar el

problema habitacional por operar en forma lenta y costosa.

3. La producción directa particular de viviendas no representa una solución dada la

cantidad insuficiente y desordenada de la producción. (Fernández Díaz, 1957)

Es por todo lo expuesto hasta aquí que autogestión y cooperativismo van de la mano en

este tipo de proyectos. Ambos se proponen como la estrategia innovadora por

excelencia para fomentar la participación equilibrada de los diferentes actores. Así

también, ambos conceptos llevan implícitos el intento por distanciarse de las prácticas

asistencialistas y pragmáticas que en ocasiones se presentan en los proyectos

habitacionales impulsados por el Estado o los actores privados.

Respecto de la autoconstrucción, debemos decir que al igual que los dos anteriores, es

un concepto cuyos debates pueden rastrearse en la historia7. Básicamente el concepto ha

sido utilizado en dos sentidos. El primero de ellos, desarrollado por Turner (Fernández

Wagner, 2008) asocia autoconstrucción con planificación, gestión y trabajo directo en la

definición del proceso por el cual el usuario decide por sí mismo los pasos a seguir para

crear su vivienda. Es decir que autoconstrucción para ese autor tiene que ver con el

papel protagónico que los usuarios deben tener en el proyecto habitacional del cual

serán beneficiarios posteriormente. Es decir, autoconstrucción es asociado a lo que hoy

es concebido como autogestión y donde no necesariamente debe haber participación

directa de los usuarios en la obra de construcción. Por otro lado, el sentido otorgado por

Rod Burgess (Gatani, 2004) al concepto de autoconstrucción, retoma el valor de cambio

de la vivienda, por sobre el valor de uso, realizando de este modo una critica a Turner.

Así, Burgess asocia la participación directa del usuario en la construcción, en la obra en

si, como un elemento fundamental. Es este último sentido, el que adoptamos para el

concepto de autoconstrucción. De esta manera, se diferencia de la autogestión en tanto

que esta no necesariamente implica realización de tareas en la obra, por parte de los

beneficiarios de la misma.

7 Por lo menos el debate en torno a la autoconstrucción y sus implicancias se desarrolla desde la década del setenta en adelante.

Casos: Cooperativas Alto Corrientes y La Lechería.

Primer caso. Cooperativa Alto Corrientes

La cooperativa Alto Corrientes tuvo su origen a mediados del 20018. Los integrantes

(que originalmente eran veintiocho), en su mayoría vivían en el primer piso del hotel

“Corrientes”, cuyo alquiler era afrontado por el gobierno de la ciudad de Buenos Aires9.

En esa fecha aproximadamente, fueron notificados mediante cédula, acerca del desalojo

que afectaría su lugar de residencia, al ser cuestionada la continuidad del programa.

En respuesta a esa intimación de desalojo, los habitantes del hotel Corrientes se

organizaron y presentaron varios amparos ante la justicia, para evitar quedar en la calle.

No obstante, gracias a un contacto en el IVC conocieron la posibilidad que residía en la

ley Nº 341 y para poder participar de ella iniciaron el primer paso: obtener la figura

jurídica de cooperativa. Según propias declaraciones de los integrantes de la

cooperativa, la elección de la figura de cooperativa respondió al hecho de que el trámite

para obtener esa figura es menos engorroso y demora menos tiempo (descartando así, la

posibilidad de constituirse como asociación civil o mutual). Así, la elección de la forma

jurídica adoptada resulta de la necesidad de cumplir con el requisito previsto en el art. 1º

de la ley: constituirse en organización social.

8 Cabe aclarar que en el 2001 comenzaron a organizarse y en el año 2002 es cuando efectivamente realizan la inscripción como cooperativa ante el INAES (Instituto Nacional de Economía Social).9 En los últimos años, el GCBA creó diversos programas destinados a asistir a personas y familias que carecen de vivienda. La Ordenanza 41.110, de 1986, estableció el “Programa de Atención en Casos de Emergencia Individual o Familiar” (ACEIF) que garantizó, entre otras prestaciones, el alojamiento de las personas y/o familias en emergencia habitacional en hoteles subsidiados por el Estado, durante un período no mayor de 15 días.En la práctica, esta modalidad de alojamiento transitorio en hoteles se extendió por años. No obstante, el programa fue severamente cuestionado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad entre otros (como por ejemplo los propios afectados) quienes promovieron numerosos amparos ante la Justicia local. Todas las críticas apuntaron a cuestionar la ineficacia y la excesiva e injustificada onerosidad del programa así como la falta de seguimiento de los grupos familiares beneficiarios y las condiciones indignas de hábitat que se les proporcionaba a las familias en situación de riesgo social que resultaba impropio de un programa estatal de inclusión social.Esta controvertida operatoria se dio por concluida con el dictado del decreto 895/02 (B.O.C.B.A Nº 1503) en el 2002, el cual implementó una nueva modalidad de subsidio habitacional a familias en situación de calle? consistente en la entrega por única vez de un monto ordinario que debía destinarse exclusivamente a fines habitacionales y otro subsidio extraordinario para concretar una salida habitacional estable.A partir de la entrada en vigencia de ese decreto se prohibió el ingreso de nuevos beneficiarios a la modalidad transitoria de alojamiento en hoteles prevista por cualquier otro programa del GCBA. Al respecto, consultar: http://www.defensoria.org.ar/institucional/doc/desalojo.dochttp://estatico.buenosaires.gov.ar/areas/hacienda/sis_estadistico/Anuario_2005/tomo1/06_Pobreza%20e%20Ingresos.pdf

Más tarde, sobrevinieron las tareas de gestión administrativa (obtención de

documentación y presentación) para inscribirse como entidad interesada en participar en

el proyecto. En el 2002 lograron la obtención del crédito y allí tuvieron que asistir a

talleres dictados por el IVC donde el objetivo era fortalecerlos como cooperativa pero

donde en realidad se les indicaban cómo proceder, cómo elegir el terreno, etc.

Para ese entonces, la cooperativa tuvo que escoger un equipo técnico que lo asesorara.

Escogieron entonces, al equipo DOLMEN al cual llegaron por otra cooperativa que ya

estaba en obra con el mismo10.

Luego comenzó la elección del terreno, para lo cual en un taller que dictó el IVC, un

grupo de profesionales (en general arquitectos) le sugirió lugares para buscar: sobretodo

la zona de La Boca, Barracas, etc. dado que allí, el gobierno porteño presentaba

facilidades y beneficios para la compra de propiedades11. Así, en el 2002, compraron

dos terrenos en el barrio de Barracas. En el 2004 la cooperativa inició acciones legales

contra el presidente y la tesorera, acusándolos de malversación de fondos, motivo por el

cual en 2005 se subdividieron en dos cooperativas. Por esa razón, intervino el INAES y

la justicia dictaminó la división de los terrenos comprados. Así, la cooperativa Alto

Corrientes, pasó a tener catorce miembros y un terreno ubicado en la calle Alcorta 1601.

Estas situaciones son las que retrasaron el comienzo de obra, el cual tuvo lugar recién en

el año 2006. Para la construcción de la obra, la cooperativa trabajó con la Empresa

Constructora ARCON. La construcción se realizó en tres plantas. Al ingresar al

complejo habitacional, se llega a un patio que tiene algunas viviendas y sobre el fondo

del terreno se encuentra una escalera que lleva a las plantas superiores que contiene el

resto de las viviendas. Todas las viviendas tienen ventanas hacia el patio interno y las

dos plantas superiores tienen además ventanas hacia la calle Baigorria, por lo cual

tienen vista hacia parque España. La obra al momento de la última visita se encontraba

pronta a finalizar, faltando detalles de terminación y pintura (tareas en las cuales se

encontraban trabajando al momento de la entrevista). Dado el avance de la obra, las

reuniones que realizan los cooperativistas se refieren a la redacción de un reglamento de

10 La cooperativa Emergencias ya estaba trabajando con ese equipo técnico. Al igual que Alto Corrientes, Emergencias presentó amparos al recibir intimaciones por desalojo.11 Según información brindada por el Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires (IVC) había una promoción activa del gobierno de la ciudad que impulsaba la adquisición de inmuebles en el sur de la ciudad. así, todos los inmuebles ubicados del eje de San Juan, Directorio, y desde la General Paz hasta el Riachuelo hacia el sur, tendrían respecto del resto de los terrenos de la ciudad un 25% más de aprovechamiento del terreno, estaban exentos por dos años del pago de ABL, exentos también por dos años más en el 50% de los impuestos, y no pagaban derecho de construcción. Este fue, según información brindada en las entrevistas, el motivo por el cual las cooperativas se volcaron a la búsqueda de terrenos en el eje sur de la ciudad: por razones económicas.

convivencia interno, donde se establecen las principales pautas de conducta generales.

Este reglamento está siendo realizado con la ayuda de la parte social del equipo técnico

y con las propuestas que los cooperativistas hacen.

Es importante aquí tratar de reconocer qué elementos fundamentales del cooperativismo

se hacen presentes en el caso de Alto Corrientes. Por esta razón analizaremos qué ocurre

con Alto Corrientes respecto de: su organización, sus objetivos cooperativos a futuro, la

democracia interna que debe tener así como también el desarrollo económico, social y

cultural que debe promover.

Respecto de su organización, la cooperativa ha pasado por diferentes momentos desde

su conformación original. así, luego de la notificación de desalojo, y posteriormente a la

decisión de resolver su situación de manera conjunta, la cooperativa contó con

dieciocho socios provenientes del hotel Corrientes más diez socios que incorporaron a

través de sus redes familiares (en general se trato de hijos de los socios, o parientes

cercanos, amigos, etc.). El motivo que impulsó la inclusión de diez socios fue que con

un solo terreno no era suficiente para construir dieciocho viviendas. Ante esta situación

encontraron dos terrenos, los que tendrían una capacidad para veintiocho familias entre

ambos. Luego de la incorporación de los socios nuevos y una vez aprobados los tramites

administrativos, comenzaron las obras. El financiamiento de las mismas fue por

adelantos de obra al comienzo y luego por certificación de lo construido. Cuando los

pagos se atrasaban por parte del Instituto de la Vivienda, no todos los socios estaban

dispuestos a reclamar junto con el presidente y un pequeño grupo. Estas diferencias

gestaron discusiones internas que culminaron con la división de la cooperativa en dos,

luego de la denuncia de algunos socios hacia dos integrantes del Consejo de

Administración.

En lo que se refiere a la organización para tramitar gestiones ante el IVC, era común

que quien acompañara a los socios fuera el arquitecto o parte del equipo técnico. De

todos modos, debemos decir que en general este tipo de gestiones implica un esfuerzo

siempre mayor del presidente en comparación con el que realizan los demás asociados.

De hecho se genera una jerarquía dentro de la cooperativa (por lo que hemos observado

construida de manera inconsciente), en la que el presidente tiene mucha más

responsabilidades así como también una mayor vinculación con el programa y otras

cooperativas que funcionan a través de la ley 341.

Respecto de la organización interna actual podemos decir que se hacen reuniendo entre

los asociados cuando surge algún tema específico, siendo convocadas por teléfono por

la presidente. Actualmente están debatiendo el reglamento de convivencia que regirá

para todos los habitantes del complejo, una vez que se muden.

Respecto de la democracia interna que fomentan, podemos decir que las decisiones se

toman en conjunto, y se trabajan en asambleas donde participan todos los socios.

Además de debatir el contenido del reglamento interno, aun deben decidir cómo será la

escrituración (individual o colectiva), el modo de pago de las cuotas (individual o

colectivo) así como también la utilización de dos cocheras con que cuenta el edificio.

En este sentido, hemos observado a través de los relatos, que los socios han realizado un

proceso de aprendizaje del trabajo de decidir de manera conjunta. Sin embargo este

aprendizaje tiene sus limitaciones. Así, en declaraciones de los socios, estos sienten que

el IVC les otorga un papel mayor al que deberían tener. Esto se observa en frases como

“…Yo misma, tengo doscientos veinte mil pesos en la mano, si yo no soy honesta, la

plata en dos segundos se va. Es como que ese poder no nos tendría que dar tanto el

Instituto…” Es en este sentido donde no termina de comprenderse que el

cooperativismo implica que los socios sean corresponsables por ese dinero que financia

el Instituto. Lo mismo sucede con el concepto de autogestión, que en lugar de ser

asociado a lo que planteamos en el apartado anterior, es visto simplemente como la

tramitación del crédito. Esto queda evidenciado cuando en las entrevistas surgen relatos

como “…No, nunca queda nada por cuenta del IVC. Siempre trabajamos nosotros. Por

eso dicen de autogestión, supuestamente. Pero el IVC dice que es cogestión porque ellos

nos dan la plata. Pero en realidad es todo autogestión, si vos no vas a presionar, esto se

queda acá…” Así la autogestión se limita a la manera particular en que deben realizarse

los reclamos ante el Instituto, cuando en realidad debe incluir aspectos como los de

toma de decisiones al interior del proyecto.

Respecto de los objetivos a futuro que tiene la cooperativa, no observamos que no

tienen proyectos donde el objetivo sean tareas de bien público o que tiendan a promover

el desarrollo de la comunidad de la que formarán parte. Lo que sí tienen en mente, es

promover algún tipo de emprendimiento comercial en dos locales ubicados en la planta

baja del complejo. El ingreso que esta actividad pudiera generar no se ha decidido aun

como se utilizara, así como tampoco la administración de esos negocios. Ese constituye

uno de los temas pendientes por discutir con todos los socios. En este sentido podemos

encontrar que existe un intento por promover el desarrollo económico de los socios.

Segundo Caso: Cooperativa La Lechería

La Cooperativa La Lechería tuvo su origen en el año 2000, cuando los ocupantes de un

predio ubicado en el barrio de La Paternal recibieron una cédula de desalojo que los

intimaba a desocupar el edificio en el que vivían.

Ante esa cedula de notificación, se acercaron al área de Acción Social del gobierno de la

ciudad de Buenos Aires para tratar de resolver su situación habitacional y desde allí los

derivaron a la CMV. Para concurrir a ese departamento, formaron una comisión de seis

personas para que asistieran en nombre del grupo de ocupantes. En la CMV conocieron

la posibilidad de obtener el crédito a través de la ley 341. A los tres meses de haber

asistido y por recomendación de la entonces CMV se habían constituyeron como

cooperativa. Si bien en el predio donde vivían, habitaban unas doscientas veinticinco

familias, diferencias internas llevaron a que la cooperativa La Lechería se conformara

con noventa y tres asociados solamente12. La cooperativa ha tenido modificaciones por

bajas, de alrededor de unas veinte personas. Esas bajas fueron reemplazadas con

segundas generaciones de los socios originales. Es decir que pasaron a ser socios, hijos

de otros socios, familiares, etc.

Para las tareas de gestión administrativa (obtención de documentación y presentación)

participó mayoritariamente el presidente de la cooperativa. En el 2001 lograron comprar

los terrenos, pero a diferencia de la cooperativa anterior, La Lechería no participó de

ningún taller dictado por el IVC o por el INAES con el objetivo de fortalecerse como

cooperativa.

Para ese entonces, la cooperativa tuvo que escoger un equipo técnico que lo asesorara.

Escogieron entonces, al equipo DOLMEN. La búsqueda de terrenos (que a raíz de la

gran cantidad de socios, son seis) se realizó con participación de los socios así como

también de los profesionales de DOLMEN. Así, en el 2004 empezaron las obras en los

terrenos ubicados en Derqui 4053, Derqui 4057, Echeandia 4158, P. Monte Carballo

1674, Moreto 1675 y P. de la Pampa 4552. Si bien se trata de seis obras, todas presentan

características similares, siendo construcciones de tres pisos, con un patio central que

permite la circulación. A diferencia de la cooperativa anterior, en estas construcciones

ya están viviendo las familias beneficiadas, aun cuando varias se encuentran sin

terminar 13 y representan un peligro para los que las habitan.

12 No obstante, surgieron de esos ocupantes otras dos cooperativas: “Los Bajitos” y “Creando espacios” de las cuales no nos ocuparemos en esta ponencia.13. Es decir, que en algunos casos, no se trata simplemente de detalles constructivos, sino que faltan desde las aberturas, hasta agua, luz, y gas, además de la colocación de medidas de protección como por ejemplo

Para reconocer qué elementos fundamentales del cooperativismo se hacen presentes en

el caso de esta cooperativa, analizaremos qué ocurre con La Lechería respecto de: su

organización, sus objetivos cooperativos a futuro, la democracia interna que debe tener

así como también el desarrollo económico, social y cultural que debe promover.

Respecto de su organización debemos decir que en los años que tiene de existencia la

cooperativa siempre ha tenido el mismo Consejo de Administración. Este consejo de

Administración ha sido cuestionado severamente, por sospechar que realiza un manejo

poco claro del dinero proveniente del crédito14.

Respecto de la democracia interna debemos decir que este es uno de los principales

problemas que se observan en la cooperativa. En primer lugar, existe una clara división

entre el Consejo de Administración y el conjunto de los socios15 lo que en realidad

refleja poco la horizontalidad que debería predominar en la cooperativa. En este sentido

también existe poco interés por parte del presidente por resolver problemas de la

construcción que afectan a los socios, cosa que pudo apreciarse en varias

oportunidades16.

En relación a la participación de los socios se observa un doble discurso. Por una parte,

las declaraciones del presidente explican que se realizan periódicamente, pero por otro

lado, esto no se condice con las realizadas por los cooperativistas, quienes dicen que

estas no se realizan. En este sentido, además, debemos mencionar, que el INAES ha

intervenido la cooperativa a raíz de denuncias que realizaron los socios.

Otro aspecto que poco tiene que ver con lo cooperativo es el sistema que utilizaron

parar adjudicar cada unidad habitacional a los beneficiarios. Para la adjudicación de las

unidades no participó toda la cooperativa así como tampoco el equipo técnico. Además,

los principios que se utilizaron para adjudicar cada unidad fueron puestos por el

barandas de escaleras, contrapisos, etc. 14 Al momento de la entrevista, la cooperativa está siendo auditada por el IVC, por considerarse que la obra está sobre certificada. Esto quiere decir que habrían percibido más dinero de lo que se refleja en la construcción.15 Por poner un ejemplo simplemente, el presidente de la cooperativa no vive en la vivienda que tiene asignada. Además, en las entrevistas es clara su intención por separarse del resto de los asociados. En su discurso no forma parte de ningún “nosotros” que lo incluya con los demás socios. Asimismo, se ha hablado sobre los integrantes de su cooperativa en tonos despectivos, acusándolos de ser hipócritas, de no ser solidarios y de las dificultades que existen para “cambiarles la mentalidad”.16 En una ocasión, al llegar el presidente a la obra se le acercó una de las socias de la cooperativa, con un reclamo por la mala calidad de construcción (filtraciones en el techo). Ante ese hecho, el presidente sin siquiera prestarle lugar al reclamo, la despacho sin ninguna solución, a excepción de la promesa de ir a ver las condiciones del departamento antes de retirarse de la obra. Finalmente esto no se hizo, así como tampoco coincidían los argumentos propuestos por el presidente para desestimar el reclamo de la socia. Según él, la señora vivía en un departamento con dos dormitorios y exigía un lugar más grande. Al tener la oportunidad de ver el depto. He podido corroborar que no era así.

Consejo de Administración. Los criterios fueron tres, que se exponen a continuación:

primero el grado de participación de los cooperativistas en diversas instancias

consideradas como necesarias por el Consejo de Administración17, luego la necesidad

habitacional de cada familia18, y finalmente, se aplicó la decisión de los socios según

aquello que quisieran.

Respecto de los objetivos a futuro, la cooperativa al menos por ahora no tiene pensado

ningún proyecto.

También debemos prestar atención al concepto de autogestión que comprenden en la

cooperativa. Así, el concepto está asociado en el discurso, con los trámites necesarios

para la obtención del crédito y no necesariamente con la recuperacion de difereentes

aspectos.

17 Según declaraciones del propio presidente de la cooperativa “fueron… eh… tres puntos que tenían que tratarse para ver cual departamento era para cada quien, ¿no? Primero era el grado de participación que tenían. Acá hubo que hacer marchas, ir a la comisión de la vivienda, en algunos casos a acción social, por alguna demanda de algo, entonces, cuando el Instituto de Vivienda no nos pagaba por dos o tres meses había que ir, cortar la calle, incluso había un grado de participación de la gente, algunos participaban más, otro ni participaban directamente”18 En función de la cantidad de miembros con que contaba cada familia.

Reflexiones finales

Al comienzo de esta ponencia, nos preguntamos en primer lugar si las cooperativas

constituidas al calor de la ley Nº 341 respondían a un requisito de la ley o si se trataba

de un verdadero emprendimiento cooperativo. Frente a este interrogante, debemos decir

que hemos observado que cada caso es diferente. El hecho de constituirse en

cooperativa responde efectivamente al cumplimiento del requisito legal en ambos casos

y la elección de la figura se debe a la relativa simplicidad de los trámites que se realizan

para obtener la personería jurídica. No obstante, el resultado de esta operatoria depende

en realidad de lo que la cooperativa logra construir en su quehacer cotidiano. así, en el

primer caso estudiado se observan elementos propios del cooperativismo, que fueron

adquiriéndose en el devenir de la cooperativa, como por ejemplo, la capacidad de

realizar una revisión critica de lo hecho por los socios, lo que derivó en la división de la

cooperativa. Esto no ha sucedido en la cooperativa de La Lechería. En este caso, los

socios no han logrado un amalgamiento, asi como tampoco han logrado realizar un

aprendizaje del trabajo conjunto que conlleva el cooperativismo. Por esta razón, el

concepto de cooperativismo, es mucho mas acotado en la cooperativa La Lechería que

en Alto Corrientes. En esta ultima la participación y la organización de los socios, ha

ido incrementándose, proceso que ha sido inverso en el segundo caso.

En este sentido, también preguntamos al comienzo de este trabajo, qué clase de

cooperativismo propone la ley. Es por eso que en algunos aspectos el programa

implementado por el IVC no protege el espíritu cooperativo que supuestamente impulsa.

Hemos visto que no garantiza en las distintas etapas del proyecto que las organizaciones

se comportan de manera cooperativa.

Al expresar aquellos objetivos perseguidos por el cooperativismo en materia de

vivienda19, podemos decir que no se cumple uno de los tres puntos expuestos. Así, por

ejemplo, aquella distancia que el cooperativismo debería presentar respecto de las

iniciativas oficiales (lentas y costosas para resolver los problemas habitacionales) no

existe. En este sentido, si bien el programa apunta a resolver el déficit habitacional de

parte de la población, no logra hacerlo de manera cooperativa. Termina convirtiéndose

en un proceso lento y sumamente burocrático que se asemeja bastante más a un

programa propio de la gestión gubernamental que a una propuesta cooperativa.

19 Al respecto ver pagina Nº 7 del presente trabajo

Finalmente, entre los objetivos primeros, apuntamos a descubrir si éstos constituyen

procesos de autoconstrucción o de autogestión. Sobre este aspecto se observa que

constituyen procesos de gestión de proyectos pero no necesariamente de autogestión en

el sentido aquí utilizado. Al igual que sucede con el espíritu cooperativo, la autogestión,

aparece de acuerdo a cómo sea el proceder de cada cooperativa. Es decir, que de los

casos mencionados, Alto Corrientes logra realizar un proceso de autogestión mientras

que La Lechería dista bastante de eso. En el primer caso abordado existe una clara

apropiación de bases culturales donde es prioritaria la reflexión colectiva y el desarrollo

de la solidaridad mientras que esto no se encuentra presente en el segundo caso

estudiado. Asimismo, La Lechería no logra construir una dinámica socio organizativa

construida desde las bases, siendo una jerarquía muy marcada la que distancia

verticalmente a los cooperativistas del Consejo de Administración.

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