Politis- Quien ¿Mato Al Megaterio

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Quien mató al megaterio http://www.cienciahoy.org.ar/hoy02/megaterio.htm[03/07/2009 04:59:57 p.m.] Volumen 1 Nº 2 Febrero/Marzo 1989 Revista de Divulgación Científica y Tecnológica de la Asociación Ciencia Hoy ¿QUIÉN MATÓ AL MEGATERIO? Gustavo G. Politis Facultad de Ciencias Sociales (Olavarría) Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires Fig 1. Entierro múltiple N° 2, hallado en el sitio 2 de Arroyo Seco; puede verse el esqueleto de un hombre adulto flanqueado por dos mujeres. ¿A qué época se remonta la presenica humana en la Argentina? Desde una posición extrema que llegó a sostener el mismo origen de la humanidad en la pampa, se pasó luego, como contrapartida, a creer que el poblamiento de América era un fenómeno relativamente reciente. Hoy, a la luz de nuevos hallazgos

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    http://www.cienciahoy.org.ar/hoy02/megaterio.htm[03/07/2009 04:59:57 p.m.]

    Volumen 1 N 2 Febrero/Marzo 1989

    Revista de Divulgacin Cientfica y Tecnolgica de la Asociacin Ciencia Hoy

    QUIN MAT AL MEGATERIO?

    Gustavo G. Politis Facultad de Ciencias Sociales (Olavarra) Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires

    Fig 1. Entierro mltiple N 2, hallado en el sitio 2 de Arroyo Seco; puede verse el esqueleto de un hombre adulto flanqueado por dos mujeres.

    A qu poca se remonta la presenica humana en la Argentina? Desde una posicin extrema que llega sostener el mismo origen de la humanidad en la pampa, se pas luego, como contrapartida, a creer que elpoblamiento de Amrica era un fenmeno relativamente reciente. Hoy, a la luz de nuevos hallazgos

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    arqueolgicos, se ha replanteado tambin la ltima postura; en la Argentina, las evidencias demuestran queen algunos casos, como el de las llanuras bonaerenses, el hombre coexisti hace milenios con una faunaextinguida, que en parte explot para su supervivencia.

    Cuando a fines del siglo pasado el clebre investigador Florentino Ameghino propuso que la cuna de la humanidadencontraba en la pampa argentina, la atencin de la comunidad arqueolgica mundial se volc sobre esta regon. Eraposible que, contrariando a la mayora de los hallazgos de la poca, los gragmentarios crneos y otros restos seosexhumandos en la llanura pampeana pertenecieran a los primeros hombre que poblaron el plantea? El cmulo deinformacin expuesta por Ameghino era importante y mereci una disusin internacional. De esta manera, en 1910 lleg ala Argentina el paleoantroplogo (especialista en la evolucin biolgica del hombre) Ales Hrdlicka, de la SmithsonianInstitution de Washington; luego de un rpido anlisis de los materiales y de las evidencias presentadas por el cientficolocal, destruy las propuestas del mismo, concluyendo adems que no haba razn para creer que el hombre en Amricadel Sur tuviese ms que nos pocos milenios de antigedad. Tampoco era probable, segn su opinin, que hubiera convividocon los grandes mamferos del Pleistoceno.

    La contundencia del modelo del prestigioso Hrdlicka, excelentemente presentado en su Early Man in South America(1912), no solo derrumb las hiptesis ameghinianas, sino que condujo al abandono de la bsqueda sistemtica de rastrosde los primeros americanos en la pampas argentinas: junto con Ameghino, toda una lnea de investigacin fue condenadaal descrdito. Los enigmticos hallazgos de bolas de boleadoras y otros artefactos aparentemente muy antiguos, que entre1910 y 1930 efectu el aficionado Lorenzo Parodi, en las barrancas de Miramar (partido de General Alvarado, provincia deBuenos Aires), fueron sospechados de fraude y con ellos se fue diluyendo la idea de un poblamiento muy remoto de laregin.

    Sobre la base de mltiples mtodos de datacin del pasado con que ahora se cuenta, la cronologa actualmentepropuesta para el poblamiento de Amrica es bastante distinta de la que hace casi un siglo supona Ameghino. Hoy, unagran cantidad de hallazgos arqueolgicos apoya la hiptesis de que el hombre lleg a este continente, cruzando el estrechode Behring, entre Siberia y Alaska, hace 20 30 mil aos. Incluso los recientes hallazgos por Tom Dillehay, de laUniversidad de Kentucky, en el sitio de Monte Verde (Chile), y por Niede Guidn, de l'Ecole de Hautes Etudes en SciencesSociales, en el estado de Piau (Brasil), han dado fechados que remontaran el poblamiento de Amrica del Sur hasta casi35 mil aos atrs.

    Sin embargo, y a pesar de sus exageraciones cronolgicas, varias de la hiptesis de Ameghino han vuelto aconsiderarse seriamente. Por un lado, el descubrimiento en 1927 de puntas de proyectil clavadas en huesos de bisontesextinguidos en Folsom (Nuevo Mxico, EE.UU), llev a que se aceptara que efectivamente el hombre haba coexistido conespecies animale extingudas en Amrica del Norte. Poco despus, el arquelogo norteamericano Junius Bird encontr enel otro extremo del continente, en cuevas de la patagonia chilena, otras puntas de proyectil, asociadas con restos decaballo americano y de milodonte, ambos tambin extinguidos. Por otra parte, algunas de las mismas evidenciaspresentadas por Ameghino, como el crneo humano denominado por l como Diprothomo recuperado a casi 15m deprofundidad durante la construccin del puerto de Buenos Aires, o el "esqueleto de Fontezuelas" hallado en el interior de lacaparazn de un gliptodonte, no se explicaban dentro del modelo de Hrdlicka de poblamiento de Amrica en pocas post-glaciales.

    Pero hubo que esperar hasta la dcada del '70 para que la regin pampeana comenzara a entregar nuevos indiciossobre los primeros americanos. A orillas del arroyo Azul (partido del mismo nombre, provincia de Buenos Aires), un grupode cientficos del Instituto de Investigaciones Antropolgicas de Olavarra, dirigido por el arquelogo floreal Palanca, excavlo que result ser un antiguo sitio de caza de Doedcurus, gliptodonte de gran tamao extinguido probablemente a fines delPleistoceno (vase "Las extinciones pleistocnicas").

    El instrumental de piedra all recuperado, confeccionado principalmente en cuarzo cristalino, no era muy elaborado;sus fabricantes slo haban deseado obtener simples filos muy cortantes para carnear una presa con gran volumen demasa muscular. Este sitio arqueolgico, denominado La Moderna debido al viejo nombre de la estancia en que se hallaba,fue nuevamente estudiado por el autor en 1983 y 1984. Las nuevas excavaciones confirmaron la mayora de las hiptesisde Palanca y su equipo, a la vez que proporcionaron nuevos datos referentes a las actividades desarrolladas en el lugardurante poca tempranas.

    La Moderna aport la primera evidencia confiable, dentro de los criterios cientficos contemporneos, para probar lacoexistencia del hombre pampeano con la fauna del Pleistoceno, pero no permiti ir mucho ms lejos en la identificacin delos modos de vida de los antiguos grupos de cazadores recolectores de la zona.

    Poco despus del hallazgo de la Moderna, ms al sur en la provincia, a orillas del primer brazo de los Tres Arroyos,o Arroyo Seco, un grupo local de aficionados a la arqueologa (Aldo Elgart, Alfredo Morn y Julio Mttola) localiz variossitios con restos de actividad humana prehispnica, dos de los cuales incluan seputuras. Ante la magnitud y la complejidad

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    Fig. 2 Vista parcial del sitio. El fondo de esta excavacin sigue lasondulaciones de la unidad "S".

    de estos descubrimientos, recurrieron al Museo de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de La Plata, y AlbertoRex Gonzlez, entonces director de la Divisin Arqueologa del mismo, visit el rea constatando la excepcional calidad delos hallazgos. En los sitios del Arroyo Seco no slo haba restos humanos, sino tambin abundantes instrumentos lticos yhuesos de mamferos pleistocnicos aparentemente asociados en un mismo estrato geolgico: la oportunidad para abordarun estudio completo del temprano poblamiento pampeano y de la influencia del hombre en la extinciones de la faunapleistocnica era excelente.

    En 1979 comenzaron las investigaciones sistemticas en el lugar, a cargo de un equipo interdisciplinario integrado porcientficos de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de La Plata: los arquelogos Luis Meo Guzmn, Mnica Salemmey el autor, el gelogo Francisco Fidalgo y el paleontlogo Eduardo Tonni. En la localidad arqueolgica Arroyo Seco sedetectaron entonces tres sitios. Conviene aclarar que convencionalmente un sitio arqueolgico es un lugar donde seencuentra una serie de restos de actividad humana con cierta continuidad espacial; una localidad arqueolgica, en cambio,es un rea mayor en la que pueden concentrarse varios sitios.

    La mayora de la informacin significativa de Arroyo Seco proviene, por el momento, del sitio 2. Este se encuentra enuna lomada constituida por sedimentos elicos, partculas arrastradas y depositadas por el viento, que se sita entre elArroyo Seco y una pequea laguna. La excavacin efectuada se extiende actualmente a casi 200 M2, que representanentre un 10 y 20% de la superficie total estimada de distribucin de los restos arqueolgicos.

    Al comenzar el trabajo se dividi el terreno por excavar en cuadrculas de 2 por 2 m, los cordeles demarcatorios senivelaron entonces a una altura arbitraria, establecindose as lo que tcnicamente se llama "nivel 0" del sitio, que sirvicomo referencia para registrar las profundidades en que iban apareciendo los materiales. De este modo, cada objetodescubierto durante la excavacin .se identificaba por la cuadrcula en que apareca, por su posicin en la misma y por suprofundidad respecto del "nivel 0", pudindose reconstruir posteriormente la posicin relativa de los distintos hallazgos.

    Se comenz entonces a remover los sedimentos del suelo con cucharn, esptula y pincel, avanzando por niveles deextraccin de 5 cm de espesor y controlando la posicin dentro del perfil geolgico. El sedimento extrado fue pasado poruna zaranda de malla de 5 mm, para poder recuperar los restos ms pequeos que en primera instancia pasarandesapercibidos; pero en las ltimas excavaciones, realizadas entre 1986 y 1988, se lo lav, para mayor seguridad, encernidores de malla aun ms fina, de menos de 2 mm, lo que permiti rescatar prcticamente todos los materialesarqueolgicos, ms all de su distinto grado de fragmentacin.

    Por otra parte, adems, se cav una trinchera de 80m de largo por 0,60 m de ancho, a fin de observar losestratos geolgicos locales, un punto clave en lainterpretacin de los hallazgos ( vase "Geologa local" . )

    La lomada en que se ubica este sitio fue ocupada porlos cazadores-recolectores pampeanos en sucesivasoportunidades -luego entraremos en precisionescronolgicas- desde por lo menos 8000 a 9000 aos atrs yen ellas se fueron depositando abundantes restos derivadosde las mltiples actividades all desarrolladas. Las huellasdejadas por la accin de los hombres -artefactos, huesos deanimales, etc.- iban siendo de a poco cubiertas por elsedimento que el viento acarreaba y, de ese modo, cadanueva ocupacin local se superpona a la anterior perodejaba sus propios restos en un nivel distinto, separados de los ms antiguos por una capa de sedimentos.

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    Fig. 4. Esqueleto de caballos americano (izquierda) y megaterio (derecha). Los huesosmarcados con grisado corresponden a las partes encontradas.

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    Sin embargo, la identificacinde las evidencias de cada ocupacines difcil ya que las asociacionesoriginales de restos se modificaronparcialmente por factores posteriores,como la accin del arado sobre losniveles superiores, la actividad de losroedores al construir sus cuevas o lapenetracin de races en el suelo, conel consiguiente desplazamiento demateriales de su posicin inicial.Tambin debe considerarse elacarreo de los huesos de losanimales consumidos por el hombre,que habran realizado los carnvorosque habitaron la regin pampeana,tales como zorros y pumas. Estasperturbaciones generaron dificultadpara determinar lo que se llama"pisos de ocupacin": grupos derestos depositados simultneamentecomo consecuencia de una o varias actividades desarrolladas en el sitio durante lapsos muy cortos. No obstante, se hanidentificado asociaciones recurrentes de restos en distintos sectores, las que podran representar una o varias ocupacionesde bandas cazadoras-recolectoras con caractersticas similares. Cada uno de estos grupos de asociaciones se denomina"componente" y se refiere a la manifestacin, simultnea o no, de un grupo cultural dado. Del anlisis de los materialesresultaron tres "componentes" para el sitio 2 de Arroyo Seco, que indican tres respectivos tipos de ocupacin humana.

    El componente Superior est formado por los restos que se hallaron en la parte ms alta del perfil estratigrfico(unidad "X" del mismo; vase "Geologa local" y figura 5) y, pese a ser el ms reciente, sabemos muy poco de l. Estaporcin del suelo fue muy perturbada por el arado y, por lo tanto, los objetos que se encuentran en ella estn redepositados(o sea, removidos de su posicin original) constituyendo un conjunto empobrecido por la destruccin casi total de los restosseos. A pesar del escaso material recuperado, se puede inferir que en momentos tardos, probablemente poco antes de laconquista hispnica, los indgenas que habitaban aqu ya manejaban la tecnologa para la produccin de cermica, que aveces decoraban con pintura roja o con motivos geomtricos incisos (efectuados sobre la pasta antes de su coccin).Tambin confeccionaban varios tipos de puntas de proyectil bifaciales, algunas de ellas triangulares, pequeas y medianas,y otras lanceoladas, con la base adelgazada. En estos niveles se observ tambin el use de algunas materias primas deexcelente calidad, tales como el palo ocrceo. Debido a los procesos de destruccin aludidos, no conocemos nada acercade su economa o de sus preferencias de presas de caza.

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    Fig. 5. Dibujos Fracisco Revelli

    El componente Medio, segundo conjunto cultural identificado, est mejor caracterizado, ya que se lo ubic a mayorprofundidad, fuera del alcance del arado, y no presenta tantas perturbaciones como en proximidades de la superficie actualdel suelo. Se to localiz en la pane superior de la unidad "Y" (vase "Geologa local" y figure 5), cuyos sedimentoscontenan una variedad importante de artefactos tallados en piedra (fundamentalmente cuarcita), en general con evidenciade tcnicas de retalla y retoque marginal unifacial, entre los que se incluyen, como en el componente Superior, puntas deproyectil triangulares medianas y lanceoladas, as como tambin otros instrumentos para procesar las presas (raspadores,raederas, etc.). Estos artefactos aparecan, adems, asociados con restos de fauna que permiten deducir una economabasada fundamentalmente en la explotacin del guanaco como presa principal de caza, y del venado de las pampas y deland como recursos complementarios u ocasionales. Por otra parte, una relative abundancia de utensilios de piedravinculados con la molienda ("manos" y "molinos") sugiere que el procesamiento de productos vegetales silvestres habraocupado asimismo un lugar importante en las actividades de subsistencia. En cambio; en estos niveles no aparecen restosde fauna europea ni de cermica (ambos, indicadores de momentos recientes), lo que llevara a ubicar tentativamente aeste componente a mediados del Holoceno o un poco despus.

    Continuando la excavacin, en la parte inferior de la unidad "Y" y en la siguiente (unidad "S") se encontraron lasevidencias de asociacin entre los mamferos pleistocnicos y el hombre. Se trata del ltimo "componente" identificado en elsitio: el componente Inferior, caracterizado por distintos tipos de raspadores y raederas, as como tambin algunoselementos de gran tamao (vanse figuras 6 y 7) elaborados con distintas materias primas.

    Fig. 6. Dos grandes instrumentos halladosjunto a huesos de megaterios y caballos

    Fig. 7. Entre los instrumentos del componente inferior se destacanraspadores y raederas de cuarcita, rodados costeros con lascados

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    americanos. aislados, la mitad de una piedra de boleadora y lascas con retoquemarginal.

    El estudio faunstico de los restos recuperados en este nivel del sitio fue realizado por Eduardo Tonni y por MnicaSalemme. La mayor parse del conjunto analizado corresponda a restos seos de guanaco, de venado de las pampas y devarias especies extinguidas: un camlido -Paleolama-, dos especies de caballo americano -Equus (Amerhippus) yOnohippidium -Hppidion-, un gliptodonte -Eutatus seguini-, un crvido -Habromeryx-, un toxodonte -Toxodon-, dosespecies de perezosos terrestres, el megaterio -Megatherum americanum- y el glosoterio -Glossotherium robustum- yMacrauchenia patachonica, perteneciente a la familia Litopterna, que no cuenta con representantes vivientes. Laimportancia de estas especies para el hombre de la zona fue aparentemente desigual. La cantidad de piezas halladassugiere que se destacaba el guanaco, que se habra constituido en la base de la obtencin de protenas animales paraestos antiguos cazadores. Pero al mismo tiempo, y en este punto reside uno de los aspectos importantes del sitio ArroyoSeco 2, diversos anlisis indican tambin que por lo menos el megaterio y los caballos americanos habran sido asimismoexplotados por los ocupantes de este nivel.

    En efecto, de los esqueletos de dichos animales se encontraron bsicamente cuartos delanteros y traseros. Estoaparece en concordancia con la seleccin de partes de las presas segn pautas tpicas de muchos grupos cazadores: trascazar al animal, se lo troza para un ms fcil transporte hasta el lugar de consumo, al que se acarrean slo las partes mscarnosas, abandonando en el sitio de faena la cabeza, el cuello y la columna vertebral, engorrosas para el traslado por supeso y poco rendidores en carne.

    Fig. 8. Al centro, cornamenta de Habromeryx; a amboslados, huesos fragmentados de megaterio.

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    Otros detalles que surgen del estudio minucioso de los restos seos recuperados apuntalan tambin la hiptesis delaprovechamiento de megaterio y del caballo americano. Por empezar, se identificaron patrones de fractura de huesossimilares a los producidos normalmente por el hombre al consumir los animales. Por otra parse, en algunos huesos seobservaron lneas longitudinales semejantes a las que trazan los instrumentos de piedra durante los procesos de cuereo odescarne. Ciertamente, es difcil determinar fehacientemente la causa de estas marcas, ya que pudo tratarse de la accinde agentes naturales, tales como la mordedura de carnvoros, pero su aparicin en las zonas de insercin muscularapoyara su origen humano (vanse figuras 11 y 12) justamente en esas partes del hueso donde los artefactos operanseparando los msculos para su extraccin y posterior consumo.

    Fib. 11. Los huesos de mamferos extinguidosmuestran diversos tipos de marcas. En la de arribase observa una falange de Toxodn, cuya panesuperior presenta rastros que sugieren lamasticacin por parte de algn carnvoro de grantamao.

    En la figura 12 se presentan marcaslongitudinales que podran atribuirsea la accin de instrumentos de piedrausados durante las tareas de descarne.

    El resto de los huesos de las especies extinguidas no presenta rastros de accin humana y, aunque contemporneacon la ocupacin, su presencia en el sitio debe explicarse por causas naturales.

    Una de las caractersticas sobresalientes de Arroyo Seco est dada por la presencia de abundantes entierroshumanos. En efecto, durante las tareas sistemticas iniciadas en 1979, fueron hallados 17 esqueltos humanos en entierrosmltiples a individuales (vase fig. 5). Estas inhumaciones pueden agruparse en tres conjuntos. El primero est integradopor cuatro entierros mltiples de adultos a infantes y tres simples de infantes con abundante ajuar funerario (vase "Ajuaresfunerarios"). El segundo conjunto est formado solamente por un entierro simple, sin ajuar, que tena una acumulacin de"toscas" sobre la regin pelvica y el torso del esqueleto a modo de sealizacin de la tumba. El tercer conjunto lo integrantres inhumaciones individuales de infantes de muy corta edad, con abundante ajuar funerario, que fueron halladosaproximadamente a 30 m al SO de los dos grupos anteriores.

    Adems de estos entierros, los aficionados haban encontrado previamente en el lugar otros tres esqueletoshumanos. Entre ellos, se destaca per su peculiaridad dentro del contexto local el caso de los restos de un individuo adultohallados en la base de la unidad geolgica "Y" . Se trata de la nica inhumacin secundaria localizada hasta ahora en elsitio. A diferencia de los entierros comunes, llamados "primarios", en los que el cuerpo se deposita en su lugar definitivo, enlas inhumaciones "secundarias" el cadver ha pasado por una previa sepultura transitoria o ha sido descarnado por distintasmedios, para colocar posteriormente los huesos en su lugar final de enterramiento. Este proceso se hace evidente por laposicin de las piezas del esqueleto, que aparecen fuera de su ubicacin anatmica normal. En el case que aqu nosocupa, el entierro estaba formado por el crneo y los huesos largos, agrupados en una especie de "paquete funerario".

    La cronologa, tanto de las ocupaciones humanas como de los grupos de inhumaciones, no es an clara. Come ya seanticip, el componente Superior podra ubicarse en momentos cercanos a la conquista hispnica (que se inici en el sigloXVI), mientras que para el componente Medio, como vimos, se estima una antigedad de mediados del Holoceno o pocodespus. Por otra parte, sobre la base de la presencia de especies extinguidas, y por su posicin en los estratos del

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    terreno, el componente Inferior debera ubicarse a inicios del Holoceno o incluso en las postrimeras del Pleistoceno.

    Esta ltima estimacin se apoya tambin en un fechado radiocarbnico efectuado en el Laboratorio de Radiocarbonoy Tritio de la Universidad Nacional de La Plata (LATYR), que para una muestra de hueso de megaterio procedente del sitioobtuvo una datacin de 8.390 140 aos antes del presente (AP). Aunque esta nica muestra no basta por s sola paraacotar la antigedad del componente Inferior de Arroyo Seco, es til para contrastarla con las evidencias que proporcionanla Geologa y la Paleontologa. En realidad, desde la perspectiva de esta ltima cabra esperar fechas un poco msantiguas, ya que en el sitio aparecen representadas muchas especies caractersticas de la Edad Mamfero Lujanense, cuyaextincin se considera que ocurri a fines del Pleistoceno. Esto puede explicarse de dos maneras: que la datacinradiocarbnica obtenida se deba a cierto "rejuvenecimiento" de la muestra por algn contaminante natural que haya alteradolos resultados y que, por tanto, no represente la antigedad real de la ocupacin o que, por el contrario, una parte de esafauna extinguida hacia fines del Pleistoceno en el resto de Amrica del Sur haya sobrevivido en la regin pampeana unosmilenios ms, hasta inicios del Holoceno. Por otra parte, se presenta el problema de la antigedad de las inhumaciones ysu relacin con los componentes arqueolgicos.

    El nico entierro secundario apareci en la posicin estratigrfica relativamente ms alta, la base de la unidadgeolgica "Y" (vase fig. 5) y, en consecuencia, debe considerrselo como el ms moderno. Probablemente pertenezca alcomponente Medio o al Superior, pero est claro que no puede vincularse con el Inferior, ms antiguo, ya que es intrusivodentr de ste. Es decir, que fue depositado en tiempos ms recientes practicando un pozo en los sedimentos que yacontenan los restos culturales de las primeras ocupaciones.

    Seis de los entierros del primer conjunto se ubican a mayor profundidad, en el techo de la unidad "Z" (vase fig. 5) yno se observan alteraciones en la unidad geolgica que la cubre ("S"), de donde se deduce que las inhumaciones seconcretaron antes de la formacin de la misma. Los anlisis de carbono 14 efectuados tambin por el LATYR, sobrecarbonatos de la unidad "S", que "sella" los entierros dieron como edades mnimas 5.740 120 aos AP, en un caso, y5.700 120 aos AP en otro, de modo que estas sepulturas seran anteriores a esa poca. Sin embargo, debe sealarseque son fechas altamente estimativas debido a la posibilidad de contaminaciones con carbonatos ms recientes.

    Adems, se procesaron radiocarbnicamente tres muestras de hueso humano procedentes de dos esqueletos delentierro mltiple N 2, arribndose a resultados discrepantes. Por un lado, el laboratorio Beta Analitic de Florida (EE.UU)obtuvo una fecha de 5.250 110 aos AP, mientras,que el LATYR proces una muestra del mismo esqueleto y el resultadofue de 8.560 320 aos AP. Entre ambas fechas, la segunda concuerda con la antigedad estimada en base a las otrasdataciones de sitio y a la posicin geolgica. La tercera muestra, tambin procesada en el laboratorio de La Plata, dio unadatacin de 6.450 60 aos AP, pero sta fue obtenida de otro esqueleto. La ltima edad sugiere que, o bien procesos decontaminacin afectaron diferencialmente a los dos esqueletos dentro del mismo entierro, o que, contrariando la idea que setena en base a la disposicin de los huesos, los dos esqueletos no sean contemporneos y, en consecuencia, hayan sidoenterrados en la misma fosa en distintos momentos. Si aceptamos, entonces, una antigedad aproximada de 8.500 aospara algunos de estos esqueletos, puede considerarse que stos se relacionaran con el componente Inferior.

    Uno de los ltimos entierros hallados dentro del sitio plantea un nuevo problema, ya que se encontraba casi 40 cmms abajo que el primer conjunto. Este entierro, formado por dos adultos semiarticulados y huesos de niosentremezclados, evidencia otro tipo de inhumacin y su antigedad podra ir ms all de los 8.500 aos.

    Recientes estudios llevados a cabo en el LATYR confirmaran esta ltima hiptesis. En este laboratorio se hadeterminado el contenido de nitrgeno del colgeno, principal constituyente orgnico del hueso, para establecercuantitativamente los grados de alteracin y, de esta manera, estimar la antigedad relativa de huesos contenidos dentro deun mismo perfil estratigrfico. Estos anlisis indican por lo menos cuatro episodios diacrnicos de inhumaciones, queincluyen dos momentos distintos para el entierro mltiple N 2, tal cual lo sugeran los fechados de radiocarbono, y unmomento ms antiguo, aunque no sabemos cunto, para el entierro mltiple hallado a mayor profundidad.

    Los tres entierros correspondientes al tercer conjunto tambin aparecen en la unidad "Z" y, a pesar de algunasdiferencias en la estratigrafa del sector, podran tambin atribuirse al componente Inferior; el hallazgo de una placa degliptodonte, a modo de ajuar funerario, junto a uno de los cuerpos apoyara tal antigedad.

    Si se confirmara la hiptesis que vincula a gran parte de las inhumaciones con el componente Inferior, ms antiguo,el sitio Arroyo Seco 2 proveer importante informacin para el estudio de las caractersticas fsicas de los pobladores deAmrica del Sur durante el Pleistoceno Tardo y el Holoceno Inicial, y nos permitir explorar sus prcticas mortuorias. Alrespecto, es importante destacar que los tipos de oficios rituales registradas en el sitio no se han encontrado en otrosasignados a ocupaciones ms recientes.

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    Figs. 13 y 14. Arriba: primer entierro hallado en elsitio en 1979; est integrado por los esqueletoscompletes de tres individuos: un hombre, una, mujer yun nio de muy corta edad. A la izquierda: rico ycomplejo ajuar funerario en el entierro N 5. Seobservan abundantes colmillos perforados en el cuelloy las muecas.

    Una cuestin difcil de dilucidar es la redundancia en la eleccin del sitio come lugar para prcticas inhumatorias y,simultnea o alternativamente, el uso del mismo espacio para residencia.

    Sobre esta ltima funcin, puede sealarse la posicin estratgica de Arroyo Seco respecto de la distribucin espacialde recursos diversos. En principio, el sitio se encuentra a unos 100 km al este y al oeste de los afloramientos rocosos msprximos, pertenecientes respectivamente a los sistemas de Ventania y de Tandilia, de donde provienen las materiasprimas ms empleadas en la confeccin local de artefactos de piedra: cuarcita, calcedonia y tobas silicificadas. Pero losantiguos cazadores de Arroyo Seco usaron adems, los rodados baslticos de la Costa atlntica, que se encuentra hoy a 60km al sur y es de fcil acceso desde el sitio, siguiendo el curso del arroyo Claromec. Si tenemos en cuenta que a iniciosdel Holoceno la Costa marina estaba algunos kilmetros ms alejada que actualmente, se puede proponer que el sitioocupara una posicin equidistante de los recursos minerales necesarios para elaborar al menos parte del instrumental deestos grupos humanos. De este modo, la ubicacin del sitio en medio de la llanura interserrana bonaerense, zona quedurante gran parte del Holoceno debi de sustentar una elevada poblacin de herbvoros, presentaba ventajas importantesno slo para el aprovechamiento de las presas disponibles, sino tambin para una planificacin logstica de la obtencin dematerias primas necesarias para el procesamiento de los productos de caza (los instrumentos para carnear, cuerear, etc.).Adems, algo de importancia crucial en la supervivencia: la ubicacin entre el arroyo y la laguna garantizaba ladisponibilidad de agua, a la vez que sta podra haber actuado como factor de atraccin de animales silvestres.

    Una hiptesis para explicar la complejidad del sitio surge de los estudios efectuados en los grupos cazadores?recolectores contemporneos como los del desierto de Kalahari o los esquimales del Artico. En algunas de estassociedades se ha observado un mecanismo de agrupacin y fragmentacin de las unidades sociales en base a la oferta delos recursos. En este sentido, cuando los recursos son ms abundantes se podra esperar la reunin de pequeos gruposque en pocas de escasez estn separados explotando distintos territorios de caza. Durante los perodos de agregacin seintensifican las relaciones sociales entre las bandas y se producen los ritos y ceremonias colectivas. Como producto deestas actividades quedan sitios ms grandes y ms complejos que representaran cierta diversidad, debido a lascaractersticas particulares de cada banda, pero que compartiran rasgos generales comunes. En el caso de Arroyo Seco,la presencia de materiales provenientes de reas diversas espacialmente asociados en los mismos niveles apoyara esta

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    Fig. 15. Ultimo entierro humanohallado en el sitio. Corresponde a unnio cuya edad oscila entre los 10 ylos 12 aos, y presenta un collarformado por ms de 30 colmillosperforados de cnidos.

    hiptesis. Asimismo, la recurrencia estilstica en la confeccin de adornos para los entierros de infante, especialmente loscolmillos perforados de diferentes cnidos, junto a una bola de basalto costero y ocre de las sierras en un mismo entierro,sugerira que algunas de las ocupaciones de Arroyo Seco representa un sitio agregacional. Posiblemente, la cantidad extrade carne que provea una presa ocasional como el megaterio, podra sustentar por un perodo corto el agrupamiento depoblaciones dispersas.

    No tenemos an ninguna evidencia de la razn por la cual el sitio funcion como lugar de inhumacin ms all de loque es aparentemente ms obvio: que la permanencia recurrente de poblaciones humanas en las inmediacionesaumentara las posibilidades de muertes de miembros de los grupos y su consecuente inhumacin local.

    Pueden establecerse relaciones entre los restos de actividad humana msantiguos de Arroyo Seco y otros haIlazgos similares de la regin? Por el momento esdifcil hacerlo, debido a una serie de factores. Arroyo Seco, por ejemplo, fue alparecer un campamento?base, un lugar de actividades mltiples, mientras que el sitiode La Moderna habra funcionado como un simple lugar de caza; por eso, cabenesperarse variaciones en el tipo de materiales hallados en uno y otro. Por otra parte,las diferencias en el material de piedra y en la fauna explotada en ambas localidadespueden ser producto de reales variaciones culturales o, por el contrario, ser soloreflejo de distintas posiciones de los sitios dentro de un mismo sistema complejo deasentamiento.

    Adems, los nuevos hallazgos indican un poblamiento antiguo pampeanodiverso. Recientemente, la arqueloga Nora Flegeheimer obtuvo informacinrelevante en varios sitios ubicados en los cerros La China y El Sombrero (partido deLobera, provincia de Buenos Aires). Sus excavaciones sacaron a luz niveles deocupacin humana, con escasa asociacin de restos de fauna, que posterioresanlisis radiocarbnicos indicaron una antigedad de unos 10.700 aos. Lascaractersticas tcnicas del instrumental de piedra aqu encontrado y la presencia depuntas de proyectil de las llamadas "cola de pescado" por la forma de su base,sumada a una diferencia de dos milenios en la cronologa, indican que estos restos,en principio, no se vincularan con el contexto cultural de Arroyo Seco.

    Por otro lado, como vimos, Arroyo Seco proporciona importante informacinsobre la relacin entre la actividad humana y la extincin de los mamferospleistocnicos de la regin pampeana.

    Bsicamente, se han propuesto tres explicaciones acerca del tema. La primeraes que el hombre fue un factor decisivo en la desaparicin de especies, al producir una "sobrematanza" muy intensadurante un corto perodo. La segunda es que la actividad de estas antiguas sociedades desencaden en el medio ambientemodificaciones de una magnitud tal que las especies en cuestin no habran podido superarlas. La ltima es que el papelde la intervencin humana fue en este sentido el de un simple "golpe de gracia" , dentro de un proceso natural de extincinen pleno desarrollo.

    Aunque los datos obtenidos en Arroyo Seco indican que megaterios y caballos americanos fueron efectivamentecazados y consumidos por el hombre, no hay evidencias fuertes que sugieran que esta explotacin haya impactadocrticamente sobre el equilibrio de las poblaciones de aquellos. Por el contrario, estas especies -al menos cuando seencontraban ya en franco retroceso numrico a fines del Pleistoceno o a principios del Holoceno- parecen haber servidosolo como recursos complementarios frente a otras que, pese a un intenso aprovechamiento durante milenios, ansobreviven: fundamentalmente, el guanaco.

    La clave para la comprensin del problema parece estar en el desarrollo de estudios regionales intensivos, pues soloa travs de estos se podr entender la complejidad de las extinciones pleistocnicas y determinar si es que los primerospobladores americanos tuvieron alguna parte de "culpa" .

    LECTURAS SUGERIDAS

    BORRERO L., "Pleistocene Extinctions in South America", Quaternary of South America and AntarticPeninsula, vol.2, pgs. 115-125, Rotterdam, Holanda, 1984.

    BRYAN A. (Ed.), New Evidences for the Pleistocene Peopling of the Americas, Peopling of the Americas Series,Center for the Study of Early Man, University of Maine at Orono, 368 pgs., 1986.

  • Quin mato al megaterio

    http://www.cienciahoy.org.ar/hoy02/megaterio2.htm[03/07/2009 05:02:48 p.m.]

    FLEGENHEIMER N., "Hallazgo de puntas 'cola de pescado' en la Provincia de Buenos Aires", Relaciones de laSociedad Argentina de Antropologa, t. XIV, N 1, pgs. 169-176, Buenos Aires, 1980.

    MARTIN P. y KLEIN R. (Eds.), Quaternary Extinctions. A Prehistoric Revolution, The University of ArizonaPress, Tucson, 1984.

    POLITIS G., "Investigaciones arqueolgicas en el rea interserrana bonaerense", Etnia, N 32, pgs. 7-21,Olavarra, 1984.

    SHULTER R. (Ed. ), Early Man in the New World, Sage Publications, Beverley Hills, 223 pgs., 1983.

  • Ajuares funerarios

    Desde por lo menos al Paleoltico Medio Europeo, los hombres comenzaron a desarrollar rituales mortuorios evidenciados por la presencia de ofrendas funerarias junto al cuerpo de los muertos. Ya en el Paleoltico Superior, los hallazgos en las grutas de Grimaldi y Cavillion (Francia) contenan ajuares funerarios integrados por cuentas de valvas marinas, colmillos perforados de ciervo, algunos artefactos lticos y abundante ocre rojo alrededor de los huesos. Este culto a los muertos sugiere la creencia en alguna forma de vida despus de la muerte.

    En el continente americano, los esqueletos humanos con dataciones confiables no superan los diez mil aos de antigedad y entre estos restos muy pocos contenan algn tipo de ajuar funerario. De esta manera, el conjunto de entierros de Arroyo Seco adquiere singular importancia ya que nos permite comenzar a explorar aspectos casi desconocidos de los antiguos pobladores de Amrica.

    Algunos de los entierros de Arroyo Seco estn compuestos por dos o tres individuos adultos inhumados en la misma fosa y, con excepcin de un collar de cuentas de valva, no posean ningn ajuar. Por otro lado, los seis entierros individuales de infantes, cuyas edades oscilaban entre pocos meses hasta 10 o 12 aos, tenan abundantes y variadas ofrendas mortuorias (vense figuras 9 y 10). El entierro Nro. 5, un nio de unos diez aos, presentaba alrededor del cuello, de los tobillos y de las muecas ms de 150 colmillos perforados de cnidos, que seguramente estuvieron unidos por un cordel formando collares y pulseras. Tambin contena decenas de cuentas circulares alrededor de la cabeza y una pequea bola de basalto negro. Al costado de uno de los brazos yaca un hueso fragmentado de guanaco y al costado del otro, una lasca de cuarcita. Finalmente, todo el sedimento que cubra al crneo estaba impregnado por abundante polvo de ocre rojo, sugiriendo que cuando el nio estaba recin muerto, mientras an conservaba los tejidos blandos, habra sido pintado con esa sustancia. Los otros entierros tenan ajuares similares, pero no tan complejos ni abundantes.

    Los anlisis llevados a cabo por el paleontlogo Daniel Berman, del Museo de Ciencias Naturales de la Plata, indican que los colmillos de cnidos pertenecieron a varias especies distintas. Por un lado, algunos son similares a los de los zorros actuales de las regiones pampeana y patagnica, mientras que otros son de tamao mucho mayor y podran asignarse a un zorro extinguido de gran porte: el Canis (Dusicyon) avus. Un tercer grupo presenta afinidades morfolgicas con algunas variedades de perro domstico. Si esta ltima asignacin se confirmase con el hallazgo de piezas esqueletarias ms diagnsticas que los colmillos, tendramos entonces uno de los registros ms antiguos para un animal domesticado en Amrica del Sur y esto a su vez nos llevara a considerar el rol del perro domstico en las actividades de subsistencia, especialmente la caza.

    Ahora bien, qu significa esta riqueza en el ajuar mortuorio?. Esta pregunta puede tener muchas respuestas, pero solamente se esbozarn dos. En primer trmino, las diferencias notables en la cantidad de ofrendas sugiere que algunos nios, o sus familias, gozaban de algn "status"especial dentro del grupo. Obviamente, no sabemos en base a qu criterios (religiosos, econmicos o polticos) se adquira esta importancia, pero es claro que ya sea en forma individual o familiar, debieron existir diferentes posiciones en la estructura social de esto rupos cazadores-recolectores. En segundo trmino, en algunos entierros, como en el Nro. 5, estn presentes ofrendas que provienen de las reas explotadas para la obtencin de los recursos bsicos para la subsistencia. Esto implica que en algunas sepulturas estaba concentrada cierta "informacin" sobre las zonas de utilizacin econmica y sobre los recursos disponibles en cada una: matrias primeras minerales en las sierras, animales en la llanura interserrana y caracoles, valvas y rodados basticos en el litoral martimo.

  • Fig. 9 Colmillos perforados de cmidos.

    Fig. 10. Parte del ajuar funerario del entierro N 5. Esta formado por una bola de basalto (sector 1), cuentas de valvas marinas (sector 2) y colmillos de cnidos (sector 3).

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