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1 Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez Por el amor de la iglesia, 1ª Parte Escritura: Hechos 20:1-2 Código: 1774 John MacArthur Abra su Biblia en el capítulo 20 de Hechos. Y estamos viendo los versículos 1 al 17. ¿Y sabe una cosa?, leí esto durante unas tres horas cuando comencé este sermón; y dije, Señor, ¿qué voy a decir acerca de este pasaje? No hay doctrina aquí. No hay una afirmación teológica de ningún tipo. Ni siquiera hay una aplicación de algo.Entonces, pensé, simplemente cubriremos los 17 versículos a manera de narración. Pero finalmente después de varias horas de simplemente estudiar esto, comencé a entender esto. El amor del apóstol Pablo por la Iglesia. Y me vino a la mente el pensamiento de que este pasaje que realmente es tan simple, en cierta manera explotó en mi mente en el área de cuánto es que el apóstol amaba a la Iglesia. Entonces, titulé el mensaje “Por el Amor de la Iglesia. En Efesios, capítulo 5, versículos 25 al 27, Pablo escribió estas palabras: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.” Pablo dijo: Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.Pedro dice que fuimos redimidos no con oro ni plata, sino con la sangre preciosa de Jesucristo. Él amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Y yo pensé, si Jesús amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella de manera redentora, Pablo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella en términos de servicio. Pablo amó a la iglesia. Y con ello no me refiero a la institución, quiero decir a la gente que es la Iglesia. Él amó a los santos. Con todo su corazón, él amó a los santos. Él vivió por el amor del Señor Jesucristo y el amor de los santos. Él existió desde el momento de su conversión hasta su ejecución en un buen tipo de triángulo amoroso. De manera apasionada, él amaba al Señor Jesucristo y a los santos.

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Gracia a Vosotros: Desatando la Verdad de Dios, Un Versículo a la Vez

Por el amor de la iglesia, 1ª Parte

Escritura: Hechos 20:1-2

Código: 1774

John MacArthur

Abra su Biblia en el capítulo 20 de Hechos. Y estamos viendo los versículos 1 al 17. ¿Y sabe

una cosa?, leí esto durante unas tres horas cuando comencé este sermón; y dije, “Señor,

¿qué voy a decir acerca de este pasaje? No hay doctrina aquí. No hay una afirmación

teológica de ningún tipo. Ni siquiera hay una aplicación de algo.” Entonces, pensé,

simplemente cubriremos los 17 versículos a manera de narración.

Pero finalmente después de varias horas de simplemente estudiar esto, comencé a entender

esto. El amor del apóstol Pablo por la Iglesia. Y me vino a la mente el pensamiento de que

este pasaje que realmente es tan simple, en cierta manera explotó en mi mente en el área de

cuánto es que el apóstol amaba a la Iglesia. Entonces, titulé el mensaje “Por el Amor de la

Iglesia”. En Efesios, capítulo 5, versículos 25 al 27, Pablo escribió estas palabras: “Maridos,

amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,

para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de

presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa

semejante, sino que fuese santa y sin mancha.”

Pablo dijo: “Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.” Pedro dice que fuimos

redimidos no con oro ni plata, sino con la sangre preciosa de Jesucristo. Él amó a la Iglesia y

se entregó a sí mismo por ella. Y yo pensé, si Jesús amó a la iglesia y se entregó a sí mismo

por ella de manera redentora, Pablo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella en

términos de servicio. Pablo amó a la iglesia. Y con ello no me refiero a la institución, quiero

decir a la gente que es la Iglesia. Él amó a los santos. Con todo su corazón, él amó a los

santos. Él vivió por el amor del Señor Jesucristo y el amor de los santos. Él existió desde el

momento de su conversión hasta su ejecución en un buen tipo de triángulo amoroso. De

manera apasionada, él amaba al Señor Jesucristo y a los santos.

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Y vi eso simplemente saltando de esta página en particular en este pasaje, conforme

comencé a ver las actividades de Pablo en esta pequeña narración histórica. Realmente, una

pequeña lección en geografía. Sin embargo, expresando algo de la profundidad del amor del

apóstol. Su vida entera fue una gran relación de amor con la Iglesia. ¿Y sabe una cosa?

Usted entiende esto conforme comienza a estudiar al apóstol. Usted entiende esto de casi

todo ángulo de su vida. El hombre mismo se vio en primer lugar como alguien que era

totalmente desechable por causa de otras personas, ¿no es cierto?

“Si yo soy ofrecido,” le dijo a los Filipenses, “por el sacrificio de su fe, me gozo y me regocijo.”

En otras palabras, si entrego mi vida por ustedes, qué gozo es eso. Ver a la gente salva, ver a

los elegidos entrar al rebaño, ver a los cristianos llegar a la madurez y ser discipulados para

llegar a la santidad, esto fue su vida. Y la pasión se ve una y otra vez a la Iglesia romana. Él le

dijo esto: “anhelo verlos,” ¿por qué?, “Para que pueda impartirles algún don espiritual para

que puedan ser establecidos.”

A la Iglesia corintia, él dijo: “oh, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del Espíritu,

perfeccionando la santidad en el temor de Dios. Su corazón simplemente fue quebrantado en

1 Corintios como lo fue en 2 Corintios. Pero en dos corintios fue quebrantado por la que

pecaminosidad de la Iglesia. Y él les dijo: “no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu

Santo, el cual no es de vosotros, sino que es de Dios? Habéis sido comprados por precio.”

A la iglesia gálata, recuerde lo que a ellos les dijo, “oh, gálatas insensatos, ¿quién os engañó?

¿Sois tan necios habiendo comenzado en el Espíritu, serán perfeccionados en la carne?” Y él

estaba tan molesto con los gálatas, porque algunos de ellos se habían desviado.

Entonces, la Iglesia efesia, se acuerda de su oración, él dijo, “doblo mis rodillas al Padre y oro

porque sean fortalecidos por Su Espíritu en el hombre interior, para que puedan ser

poderosos.” Cualquiera debería decir para que puedan conocer el amor de Cristo. Para que

sean llenos de toda la plenitud de Dios, para que puedan tener la capacidad de expresar el

poder fantástico que está en ustedes, que los capacita para ser mucho más abundantemente

de lo que pueden pedir o entender, a la Iglesia filipense él le expresó lo mismo.

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A la iglesia colosense, usted recuerda la gran afirmación en el capítulo 1, versículo 9, en

donde él dice: “por esta causa también desde que lo oímos, no dejamos de orar por ustedes,

por vosotros y,” me encanta esto, “deseamos que seáis llenos de todo el conocimiento de Su

voluntad en toda sabiduría y entendimiento espiritual para que andéis como es digno del

Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra y aumentando en el

conocimiento de Dios.” El deseo de su vida fue ver a los santos madurar.

A la Iglesia tesalonicense, él le dijo en el segundo capítulo en el versículo 9, “vosotros os

acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y labor, porque día y noche trabajamos para que no

fuéramos carga a ninguno de ustedes, les predicamos el Evangelio de Dios. Ustedes fueron

testigos y también cuán santa y justamente y de manera irreprensible nos condujimos en tres

vosotros los que creyeron. Ahora escuchen, como saben cómo os exhortamos y animamos y

mandamos a cada uno de vosotros como un padre con sus hijos, para que andéis como es

digno de Dios.” Esta fue su pasión.

Él amó a la Iglesia porque el amor de Cristo. Y creo que emanó de 1 Juan, capítulo 5,

versículo 1, en donde en ese principio dice ahí que todo el que ama a Dios ama a aquel a

quien Dios engendró. ¿Se acuerda de ese versículo? Y si yo realmente amo al Señor

Jesucristo, voy a amar a la Iglesia que es de Él. Si usted tiene problemas armando a los

hermanos, entonces está teniendo problemas amando al Salvador, porque todos son de Él. Él

tiene una relación de amor con todo creyente. Si usted tiene un problema, su problema es con

amarlo a Él. Pablo no tuvo ese problema. Él amó a la Iglesia. Y él estaba dispuesto a

entregarse por ella, no en redención, sino en términos de servicio. Por causa de la Iglesia,

usted se acuerda lo que él toleró.

Vea por tan sólo un momento, un repaso para usted, 2 Corintios 11:23; y simplemente,

recuerde en su mente el contexto de este estudio en particular en esta mañana de lo que

Pablo enfrentó por amor de la Iglesia. Y contraste eso en algún momento con nuestra propia

indiferencia. Usted sabe, es una obligación real para nosotros simplemente salirnos de la

cama y hacer lo necesario para estar aquí. Mucho menos, tener este tipo de amor por la

Iglesia.

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Pero observe el versículo 23: “¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo

más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de

muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres

veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una

noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros

de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en

la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en

trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en

desnudez.”

Ahora, lo que me sorprende es que Pablo enfrentó todo esto. Y él fue un creyente en gracia

total. Esto se oye como un hombre tratando de ganarse su camino al cielo, ¿no es cierto?

Esto se oye como algún tipo de masoquismo o ciertamente, como algún tipo de legalismo.

Pero esta es la vida de un hombre que estaba totalmente consciente de que todo lo que él

tenía, lo tenía por la gracia de Dios. Y lo hizo por amor. Lo hizo por amor.

Pero encima de todo eso, lo que realmente le cargaba fue el versículo 28. Y además de otras

cosas que estaban afuera, todas esas cosas externas que, en cierta manera son incidentales,

lo que sobre mí se agolpa cada día, aquí viene, la preocupación por todas las iglesias. Pablo

amó a la iglesia. Él se preocupó por la Iglesia. No fue una responsabilidad que alguien le dio a

él. Simplemente, estaba en su corazón. Nadie lo puso a cargo de una Iglesia. Él simplemente

fue y las comenzó. Y preocupación estaba incorporada. Las tristezas más grandes que Pablo

enfrentó en su vida no fueron las que vinieron por ser golpeado o por estar en un naufragio o

por ser apedreado. Las tristezas más grandes fueron esos desvíos en la Iglesia.

Y cuando el pecado entró a la Iglesia, lo que despedazó a su corazón, fue la situación en

Corinto. Y sabe una cosa, él estuvo tan afligido por la situación en Corinto que cuando él se

fue de Éfeso, como lo veremos en unos minutos, él se fue con tal la ansiedad que él estaba

despedazado en su interior. Y él llegó a Troas y él estaba tan ansioso porque Tito regresara

para darle el reporte de Corinto, que él ni siquiera pudo quedarse en Troas y siguió

predicando. Él cruzó a Macedonia simplemente esperando ansiosamente a Tito. Y cuando él

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finalmente se encontró con Tito y Tito dijo: “oye, todo en Corinto está bien,” él simplemente

exhaló en alivio. Y la carga fue levantada. Él se preocupaba por sus iglesias, que el dolor más

grande que él jamás conoció fue el dolor del amor por la Iglesia. Y cuando una Iglesia estaba

en pecado, lo despedazaba.

Pienso en los Gálatas. Él escribió a los gálatas en casi una situación de pánico. La

construcción griega del libro de Gálatas es increíblemente difícil porque Pablo está apuntando

en toda dirección hablando emocionalmente. Y después, pienso en la afirmación que él hizo,

usted la recuerda, que él dijo: “Demas me ha dejado, habiendo amado a este mundo

presente.” Eso es lo que más le dolió. De hecho, lo que Juan Marcos le hizo, realmente,

nunca se recuperó de eso durante mucho tiempo. Se acuerda que Juan Marcos lo dejó y la

próxima vez que Bernabé quiso llevarse a Juan Marcos, Pablo todavía estaba tan afligido por

eso que no lo dejo que viniera. Fue eso lo que lo despedazó debido a su amor. Fue eso lo que

lo despedazó debido a que su amor fue la Iglesia. Y el dolor que él sufrió, dijo él, cuento todas

estas cosas como nada. Esto no es nada para mí.

Pero lo que fue algo para él fue la Iglesia. Él amó a los santos y él amaba, le encantaba verlos

madurar y crecer. Y él pasó su vida descargando ese amor en ellos. Escuche 1 Corintios 4:11.

Y le voy a leer unos cuantos versículos. Puede seguir si gusta. Primera de Corintios 4:11,

incidentalmente, él escribió 1 Corintios alrededor del tiempo que estamos hablando, entonces

esto es actual. “Hasta esta hora padecemos hambre, tenemos sed, estamos desnudos, somos

abofeteados, y no tenemos morada fija. Nos fatigamos trabajando con nuestras propias

manos;” él todavía se estaba ganando la vida, “nos maldicen, y bendecimos; padecemos

persecución, y la soportamos.” Hombre, él fue un hombre paciente, ¿no es cierto?

“Nos difaman, y rogamos; hemos venido a ser hasta ahora como la escoria del mundo, el

desecho de todos.” Y ahora, me encanta esto, él dice, estado viviendo todo esto, él dice: “No

escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados. Porque,

aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo

os engendré por medio del Evangelio. Por tanto,” estoy rogando sobre mis rodillas, es lo que

quiere decir, “os ruego que me imitéis.” Y usted sabe que este hombre estaba totalmente

consumido con la responsabilidad de hacer discípulos de esa gente. Él dice: “¿saben lo que

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he estado viviendo por causa de ustedes? Simplemente, acuérdense. Tienen muchos

maestros, sólo tienen un padre. Por favor, no me dejen. Por favor.

Versículo 17: “Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el

Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y

en todas las iglesias.” Porque estoy enviando a Timoteo simplemente para asegurarme de

que están siguiendo mis pasos. Usted dice: “bueno, ¿supuestamente él debe ser el ejemplo?”

Él dijo en otro lugar: “sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” Pero aquí está el corazón

del hombre. Él amó a la Iglesia.

No leo en un momento en el sufrimiento del apóstol Pablo acerca de sus reacciones

emocionales siendo algo diferente de la fe y el gozo. ¿Qué hizo en Filipos, cuando estaba ahí

en el cepo, en la parte de adentro de la cárcel? Cantó. En otras situaciones, cuando él estuvo

en situaciones difíciles, el simplemente confió en Dios. Usted pregunta si él acaso nunca lloró.

Si, lloró mucho. Él lloró todo el tiempo. El lloro una y otra vez. Usted pregunta por qué lloró. Le

voy a mostrar por qué lloró.

Hechos 20:19: “sirviendo al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas y aflicciones que

enfrenté porque me esperaban los judíos.” Lágrimas, Pablo. ¿Cómo que lágrimas? Entiendo

las pruebas de los judíos, pero, ¿en dónde entran las lágrimas? Vaya al versículo 31 en el

mismo capítulo: “por tanto velad, acordándoos que por tres días no he cesado de amonestar

día y noche con lágrimas.” ¿Sabe en dónde vinieron las lágrimas? Ahora, no estoy haciendo

una afirmación absolutamente exclusiva. Pero el dominio de las lágrimas vino en la vida de

Pablo no debido a su dolor físico, sino debido a la ansiedad de enseñarle a los santos.

Él enseñó con lágrimas. Eso es correcto. Eso fue lo que simplemente despedazó su corazón.

Él tuvo este deseo como es expresado en Colosenses 1:28: “A quien predicamos,

amonestando a todo hombre y enseñando a todo hombre en toda sabiduría a fin de presentar

perfecto a todo hombre en Cristo Jesús, por esto mismo laboro. El deseo de presentar a la

Iglesia completa y madura.” Y él no podía enseñar sin lágrimas.

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Y usted se acuerda cuando él dejó Éfeso, como veremos en unas cuantas semanas, él les

dijo: “lo que más me lastima es saber que cuando me vaya, lobos rapaces entrarán no

perdonando al rebaño; y de vosotros mismos se levantarán falsos maestros. Oh, dijo él, os

encomiendo a la palabra de Su gracia que os enseñé por tres años con lágrimas.” Él amó a la

Iglesia. Yo creo que usted puede identificar a una persona que realmente ama al Señor

Jesucristo por el amor que tienen por su gente. Por la Iglesia. Y con eso, vuelvo a decir, no

me refiero a la institución, me refiero a los santos que constituyen a la Iglesia. Ahora, el pasaje

que vamos a ver hoy, abre este concepto. Eso fue simplemente introducción.

Vaya al capítulo 20. Y el pasaje que se nos abre, creo que pienso simplemente en unos

cuantos principios del amor de Pablo. Y sabe, realmente creo esto; y le he dicho esto antes,

que dos cosas son lo que caracterizan a una gran Iglesia, a un gran maestro, a un gran

cristiano. Amor y doctrina sana, ¿verdad? La combinación perfecta. Y aquí estaba un hombre

que tuvo una doctrina tan buena, pero aquí hubo un hombre que tuvo tanto amor. Él fue tan

creíble, él fue tan humano, él fue tan real que usted no podía resistir la doctrina del hombre,

porque usted no podía resistir al hombre. ¿Me entiende? Amor. Y esta narración simple y

pequeña, y comenzamos en eso en el primer servicio y nos enredamos en los versículos 1 y 2

y no avanzamos más, simplemente hablando de su amor. Y quiero decirle que vamos a estar

predicando entre esas palabras y es algo así como en el espacio de su predicación.

Pero quiero que vea el versículo 1 y 2. Permítame tan sólo leérselos y después, hablaremos

de esto. “Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado

y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. Y después de recorrer aquellas regiones,

y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.”

Ahora, eso no bendijo su vida, yo sé. No hay muchas cosas ahí que lo hagan querer que

usted salga corriendo y diga: “alabado sea el Señor, aleluya, estoy alimentado.” Pero

entonces, vamos a tratar de meter algunas cosas en los espacios en blanco y ver con qué

terminamos. Para el apóstol Pablo, está pequeña afirmación simple aquí, en cierta manera

abre la grieta en la puerta para comenzar a ver su amor. Aquí hay un hombre que vivió y

murió por la Iglesia porque él amó al Cristo que compró a la Iglesia.

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Ahora, tenía seis cosas en el bosquejo y cubrimos no sé si unas dos o tres de ellas. Veamos

comenzando con su afecto. En primer lugar, su afecto. Su amor fue visto en su afecto. Su

amor por la Iglesia. Y no quiero establecer un punto en donde no hay ningún punto. Y no

quiero usar esto como un pretexto, pero simplemente, para tomar un pequeño pensamiento a

partir de aquí, para partir de aquí.

Yo creo que, comenzando en el capítulo, usted puede ver el amor de Pablo en su afecto.

Versículo 1: “después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos y habiéndolos

exhortado y abrazado.” Deténgase ahí. Ahora, sabe usted lo que fue el alboroto, ¿no es

cierto? Fue el alboroto en Éfeso. Usted recuerda que Pablo tuvo un gran ministerio en Éfeso y

probablemente en ese entonces, las otras seis iglesias en Asia Menor mencionadas en el libro

de Apocalipsis también fueron fundadas. Pero él tuvo un ministerio tan bueno ahí que la

idolatría iba en picada.

Y los plateros que hicieron los pequeños ídolos para Artemisa, realmente estaban enojándose

porque estaban perdiendo dinero. Estaba cayendo el negocio y hablamos la última vez de

cómo el cristianismo afectó económicamente a Éfeso, así como también política, social y

religiosamente. Y entonces, hubo una caída económica tremenda en el sindicato de plateros.

Ellos dijeron: “tenemos que detener a este hombre.” Y hubo un alboroto y todos estuvieron ahí

en el teatro durante dos horas gritando “gran Artemisa de los Efesios.” Y finalmente, todo fue

silenciado por la autoridad y todo esto.

Pero en cierta manera, todavía había una idea fomentando el odio anti Pablo, anticristiano ahí

en Éfeso. Y entonces, el alboroto, esas son palabras interesantes también, la palabra alboroto

es la misma palabra utilizada en Mateo 27:24. La misma palabra griega para describir el

tumulto que ocurrió en el juicio de Pilato de Jesús. Entonces, fue ese mismo de multitud

incontrolable histérica. Bueno, después de que cesó el alboroto, “llamó Pablo a los discípulos

y habiéndolos exhortado, y abrazado,” y simplemente quiero usar esa palabra abrazado para

colocar algunos pensamientos en su mente.

Ahora, la palabra abrazado se refiere literalmente a traer a uno mismo. Eso es lo que significa.

Tomar y jalar hacia uno mismo. Entonces, es una palabra íntima en ese sentido. Pero se

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usaba para referirse a saludos que eran la costumbre entre gente del Oriente. De hecho,

inclusive en la actualidad es una costumbre. Y, de hecho, se remontan, usted puede encontrar

a gente abrazándose y dándose besos desde Génesis 48:10. Y también en 2 Samuel sé que

es en el capítulo 19, versículo 39. Hay otros pasajes en el Antiguo Testamento en donde

usted tiene eso.

Entonces, es una costumbre de mucho tiempo. De hecho, hay lugares en donde la actualidad

en el mundo fuera del este se lleva a cabo. Cuando estuve en México, a donde quiera que

íbamos, todo el mundo, aunque es diferente para nosotros, todo el mundo se abrazaba y se

besaba en la mejilla, lo cual es diferente. Pero bueno, fue bueno. Derriba las barreras,

realmente lo hace. Fue fantástico. Después de que jugamos un juego de béisbol, y corrimos y

teníamos todas las Biblias que las entregábamos; por ejemplo, yo le di la Biblia al parador en

corto del otro equipo debido a que yo jugué como parador en corto. Y después, lo abracé e

intercambiamos un abrazo y colocamos nuestra mejilla una junto a la otra. Y simplemente, de

pronto derribó todas las barreras. Y simplemente, nos paramos ahí y sonreímos porque él no

podía hablar inglés. Y yo no podía hablar español. Y yo dije: “¿podrías venir y ayudarme?”

Estoy tratando de decirle algo a él. Pero hubo este tipo de demostración de afecto.

Y creo que hay algo que decir por eso. Creo que tendemos a vivir en nuestra cultura en un

mundo que teme hacer eso. Tenemos todas estas pequeñas barreras, estos estorbos. Un

hombre me vino a ver el otro día; y después de que estuvimos juntos y oré con él, tuvimos un

gran tiempo de comunión. Él dijo: “¿no te molestaría si te abrazo antes de que me vaya?” Y yo

respondí que no. Y simplemente, me dio un gran abrazo y yo pensé, una expresión real de

amor honesto de alguien en quien tuve un ministerio en su vida.

Y debe haber más de ese tipo de expresiones en nuestra cultura. Y no estoy de tratando de

enviarlos a todos ustedes para comenzar a abrazarse el uno al otro. No se sienta culpable si

no lo puede hacer. No se sienta inhibido si lo disfruta. Pero permítame apresurarme a decir

esto: yo creo que sería apropiado decir que de todo lo que conocemos bíblicamente y de todo

lo que conocemos históricamente, y especialmente de una afirmación muy clara en la

constitución apostólica del tercer siglo, sólo se permitía que los hombres se lo hicieran a

hombres y las mujeres a mujeres. Entonces, lo siento mucho.

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Ahora, el concepto de abrazar, entonces, fue algo cultural que existió durante mucho tiempo

en esa cultura en particular. De hecho, simplemente un principio muy interesante. Lucas 10, él

les dijo: “no saluden a la gente a lo largo del camino.” ¿Se acuerda de esa afirmación? No

saluden a la gente. Usted entonces dice que esa es una afirmación extraña. ¿Por qué lo dijo

él? Porque un saludo no apresurado era algo que se hacía por costumbre. Y si usted se

detenía hablarle a un grupo antes de que se fuera, usted tenía que pasar por el grupo entero y

abrazar a cada uno. Y si usted tenía que hacer eso a lo largo del viaje, usted nunca llegaría

ahí. Y no era un asunto de decir ‘hola’ en el camino. Esas personas se detenían y tenían

saludos muy largos.

De hecho, se acostumbraba que cuando usted se quedaba con alguien y usted dejaba este

lugar, la gente con la que se quedaba, lo acompañaba en su viaje tanto como un día o más

que un día. Y después, ellos regresaban y se iban a casa después de que lo que seguían a

usted por un rato. Digo, decir adiós y todo eso expresaba mucho.

Ahora, este tipo de abrazo normalmente incluía un simple beso en la mejilla. Esto es escrito

en la palabra griega philema. Philama, de Phileo, en el cual es un tipo de amor de amistad y

significa un beso de amistad. Fue un tipo de beso que usted daba, un tipo de abrazo que

usted le daba a un pariente o a alguien que era un amigo muy querido. Es usado en el Nuevo

Testamento en varias ocasiones. Creo que por lo menos hay cinco o seis ocasiones en el

Nuevo Testamento, en donde usted tiene la afirmación “saludaos unos a otros con” ¿qué?

“Con ósculo santo”. Y eso es lo mismo. Y es la palabra philama, es un beso de amistad.

Ahora, no puedo presentar aquí una postura fuerte para defender el afecto de Pablo a partir

de la palabra abrazado porque no está ahí. Y simplemente es una costumbre. Pero creo que

había más ahí que eso. Y quiero señalarlo. Hay otra palabra. Hay otra palabra griega que es

usada para esto y es cata phileo. Entonces, lo que usted tiene en cata phileo es este

significado. Besar fervientemente y besar con afecto. Es una palabra más intensa que

philama. Y, de hecho, esta es la palabra que es usada tanto por Mateo y por Marcos para

describir el beso de Judas. En donde Judas simplemente lo expresó a Jesús. Eso es

interesante por dos razones. Es interesante debido a la medida de su hipocresía, pero dos,

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también es interesante porque me muestra que quizás esa fue una manera muy normal de

tratar a Jesús. Que Jesús, de manera dispuesta y normal aceptara un trato así, me dice algo

del afecto demostrado a Jesús. No obstante, esa fue la palabra que se usaba.

También estuvo la palabra que se usó para describir el abrazo y el beso del hijo pródigo que

vino a casa y abrazó a su padre. Y sabe, en donde dice: “y su padre cayó en su cuello y lo

besó”. Eso es cata phileo él siguió besándolo de manera ferviente y afectiva. Una

demostración tremenda de amor reducida a aspecto físico real. Y no fue tanto una prueba de

cuánto es que usted realmente amaba a alguien.

Es usada en otros lugares. Permítame mostrárselo. Pase a Lucas 7. Esta es una historia tan

hermosa. Jesús estaba en la casa de un fariseo. Y él fue a la casa del fariseo a comer,

versículo 36, se sentó, claro esto es por lo que fue criticado, por estar con pecadores,

versículo 37, “y he aquí una mujer en la ciudad que era una pecadora.” Entonces, Él estaba

aquí en la casa de un fariseo y se apareció una pecadora. Oh, terrible. ¿Por qué es esto tan

serio? Todas las mujeres son pecadoras. Buenos es cierto, y también todos los hombres,

¿verdad? Y temo decir esto, pero esta es una pecadora de pecadoras. Sin duda alguna, es

una ramera.

“Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al saber que Jesús estaba a la mesa en

casa del fariseo, trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando detrás de Él a Sus pies,

llorando, comenzó a regar con lágrimas Sus pies, y los enjugaba con sus cabellos; y, cata

phileo, besaba Sus pies, y los ungía con el perfume.”

Usted pregunta qué es esto. Bueno, el fariseo pensó que ella estaba tratando de seducirlo.

Como puede ver en el siguiente versículo, el fariseo dice: “Cuando vio esto el fariseo que le

había convidado, dijo para sí: Este, si fuera profeta, conocería quién y qué clase de mujer es

la que le toca, que es pecadora.” ¿Se da cuenta? ¿Qué es lo que realmente ella estaba

haciendo? Ella era una mujer que probablemente había oído que Jesús podía perdonar el

pecado y hacer una nueva criatura. Y ella vino a Él con lo mejor que ella le podía ofrecer y

derramó fervientemente el amor de ella y el afecto.

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“Entonces respondiendo Jesús, le dijo: Simón, una cosa tengo que decirte. Y él le dijo: Di,

Maestro. Un acreedor tenía dos deudores: el uno le debía quinientos denarios, y el otro

cincuenta; y no teniendo ellos con qué pagar, perdonó a ambos. Di, pues, ¿cuál de ellos le

amará más? Respondiendo Simón, dijo: Pienso que aquel a quien perdonó más. Y Él le dijo:

Rectamente has juzgado. Y vuelto a la mujer, dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? Entré en tu

casa, y no me diste agua para mis pies; mas ésta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha

enjugado con sus cabellos. No me diste beso; mas ésta, desde que entré, no ha cesado de

besar Mis pies.” ¿Cree usted que Jesús valoro eso? ¡Claro que sí! Y no fue algún dios plástico

que estaba distante de la gente.

Usted dice: ¿pero qué hay cuando dijo: “no me toques” a María? Bueno, usted tiene que

conocer el griego. Lo que Él estaba diciendo era “no te aferres a Mí, María, tengo que

ascender.” En otras palabras, no me puedo quedar. Tengo que irme y regresaré, eso es lo

que Él estaba diciendo. Él no estaba diciendo de que “no me toques”. Ella se estaba aferrando

a Él. No reconocí que eso era tan simpático, no sé. No, Jesús aceptó el afecto.

De hecho, ¿sabe usted lo que Él hizo? Él reprende suavemente a Simón por no besarlo. ¿No

es eso interesante? ¿Sabe una cosa?, a veces es tan fácil para la gente en lugares de

liderazgo espiritual volverse muy distantes de la gente. Como algún gran dios apartado por

alguna pared que nadie puede tocar. Eso no es verdad en Jesús. No fue verdad en Pablo. La

mujer siguió besándolo y Jesús simplemente la puso a ella como un ejemplo de lo que debió

haber sido hecho. Él dice: “no lavaron Mis pies, no me besaron”.

Y después, Él le dijo a ella, bueno, versículo 47, usted tiene que entender esta parte, “Por lo

cual te digo que sus muchos pecados le son perdonados, porque amó mucho; mas aquel a

quien se le perdona poco, poco ama. Y a ella le dijo: Tus pecados te son perdonados.” Es

algo hermoso. Algo hermoso.

Observe nuevamente el uso de la palabra cata phileo en otro lugar y esto es en Hechos 20:37.

Y aquí está el punto que quiero presentarles con respecto a Pablo. Hechos 20:37. Pablo dejó

Éfeso en el capítulo 20, versículo 1. Pero ya para el versículo 37 él está ahí de regreso. Y él

se vuelve a ir. Y aquí usted tiene una descripción más detallada del tipo de abrazo que se

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llevó a cabo. Mire, el versículo 36 dice: “y cuando él habló, se arrodilló y oró con todos ellos.”

Me encanta esto, “y todos lloraron y se aferraron y cayeron sobre el cuello de Pablo y, cata

phileo, estuvieron besándolo fervientemente y con afecto.”

Usted pregunta qué me gusta acerca de eso. Me gusta el hecho de que sintieron que podían

hacer eso. Simplemente, me gusta el hecho de que ellos sabían que él los amaba. Usted

titubea por mostrar su afecto a alguien cuando usted no está seguro que esa persona tiene

afecto hacia usted. Ellos cayeron sobre su cuello y lo besaron fervientemente y oraron. Ellos

sabían que él los amaba. Yo creo que hubo una demostración física del amor de Pablo de vez

en cuando entre esas personas. Inclusive en el área de abrazarlos. Y yo creo que es algo

hermoso que ellos sabían eso.

¿Sabe una cosa? Jesús era así. Si alguien pudo haber sido distante, pudo haber sido Él. Pero

nunca lo fue. Y simplemente, extraigo una ilustración del Evangelio de Juan que es tan

hermosa. En Juan 13, el apóstol Juan escribiendo, nunca se llama a sí mismo por su propio

nombre. Él siempre asigna alguna frase para describirse a sí mismo. Pero en Juan 13:23, él

dice esto. Me gusta esto. Ahora, “estaba recostado en el seno de Jesús uno de los discípulos

que Jesús amaba.” ¿No le gusta a usted eso? Usted dice: “Juan, eso es demasiado, tú eres

ya un hombre adulto.” ¿Que estás haciendo acostándote en el pecho de Jesús por ahí?

¿Sabe una cosa?, Juan debió haberse sentido cómodo ahí. Ahora, usted puede justificarlo y

decir: “bueno, eso significaba en su lugar en particular, en su lugar en donde él estaba

sentado en particular, inclinado en particular. Cerca de donde Jesús estaba reclinado.”

Pero creo que el punto aquí es que Juan estaba demostrando una manifestación física de su

afecto hacia Cristo y Cristo lo recibió. Cristo no le dije: “oye, párate, párate Juan. ¿Qué estás

haciendo?, hazte para allá.” Y simplemente para mostrarle cómo Juan disfrutó esto, el

siguiente versículo, Simón Pedro le señaló a él que le preguntara quién era de quién hablaba.

Jesús había anunciado que había un traicionero. Entonces, Simón dice Juan, quien era el que

estaba más cercano, recostado sobre el pecho de Jesús. Entonces, Pedro le dice a él:

“pregúntale”.

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Y después, en el versículo 25, él ahí recostado en el pecho de Jesús, sí, Juan, sabemos eso,

ya lo dijiste. Él lo vuelve a decir, se da cuenta. ¿Por qué lo volvió a decir eso? Porque es

emocionante. Allá en Juan 21, observe esto, versículo 20. Y aquí está Juan de nuevo, él

quiere describirse a sí mismo. Él dice: “Pedro tomó al discípulo a quien Jesús amaba. Usted

sabe, el que se recostó sobre Su pecho en la cena.” Jajá. Eso simplemente me sorprende, se

da cuenta. Él estaba tan emocionado por ese tipo de demostración física de afecto, le

emocionaba. Me encanta ver la humanidad de Jesús. ¿A usted no le gusta?

No sé, creo que a veces, si yo hubiera estado ahí, yo hubiera querido hacer lo mismo, hubiera

querido tomar Su mano, me hubiera gustado estar sentado al lado de Él, ¿a usted no le

hubiera gustado? Y me da gusto saber que él puede responder este tipo de afecto. Me da

gusto saber que Pablo no es un robot plástico que camina. Que no es una especie de

comentario bíblico manufacturado, que usted aprieta el botón y sale un versículo, me

entiende. Y le explica eso a él. Me da gusto que no es una máquina que repite una grabación.

Me da gusto que sea una persona viva que respira, en quien alguien puede caer y llorar y

besar. Hay algo acerca de eso que me dice que él realmente amaba a esa gente porque ellos

hicieron eso. Ellos sabían que él los amaba. Eso habla de su amor, creo yo.

Bueno, no quiero excederme en explicar el punto. Pero Hechos 20 me dice que Pablo amaba

a la iglesia debido a su afecto. En segundo lugar, él amó a la iglesia debido a que él daba.

¿No es esa una de las grandes maneras de medir el amor? ¿Dar? ¿Qué es lo que Pablo dijo

1 Corintios? Primera de Corintios, versículo 13, el amor no busca, ¿qué? Lo suyo propio. No

busca lo suyo propio, siempre da. Bueno vea el versículo 1 aquí. Después que cesó el

alboroto, Pablo llamó a los discípulos y él todavía está acá en Éfeso y todavía está en el

saludo de los cristianos efesios. “Y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió

para ir a Macedonia.” E incidentalmente, se fue por el camino de Troas, el cual estaba al

norte. Y él tenía que ir de Troas a Filipos y cruzar. Entonces, él fue desde Éfeso, que estaba

al sur, hacia Troas, a donde él iba a cruzar. Y después, él iba a ir a Macedonia.

Versículo 2: “y después de recorrer aquellas regiones.” Y vamos a detenernos ahí. Entonces,

él tomó un viaje al norte de Troas cruzando a Macedonia, en donde existían las iglesias en

Filipos, Acalla y Tesalónica. Ahora, lo que es importante aquí es que usted dice: “eso no me

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dice nada acerca de dar.” Bueno, a mí me dice. Usted pregunta por qué. Por la razón por la

que fue. ¿Se acuerda lo que le dije la semana pasada? ¿Por qué es que Pablo quiso ir a

Macedonia? Porque él estaba recogiendo dinero para los santos pobres en Jerusalén. Ahora,

ahí atrás en el capítulo 19, versículo 21, mientras que él estaba en Éfeso, él dijo que él

determinó en el espíritu o en su propia mente que cuando él hubiera pasado por Macedonia y

Acalla, y Acalla era la provincia en la que Corintios existía, también llamada Grecia. Él iba ir a

Macedonia, Acalla y después, de Jerusalén a Roma.

Entonces, su plan era ir a Macedonia y el alboroto había venido y todo se estaba cerrando

ahí. Y entonces, él vio que era el tiempo de irse. Ahora, su propósito al irse era para recolectar

esta ofrenda. Ahora, permítame tan sólo hablar de eso por un minuto.

Pase a 1 Corintios 16. Antes de que él fue de Éfeso, él había escrito Primera de Corintios. Y

ahí, él expresa algo de la razón por la que él viene a Macedonia. Versículo 1 de Primera

Corintios 16: “ahora, con respecto a la colecta para los santos, como he dado orden en las

iglesias en Galacia, también así háganlo ustedes.”

Ahora, él le dice los corintios y a los corintios, usted tenía que ir por Macedonia para llegar a

Corintio ahí. Entonces, él les escribe por adelantado los corintios y él les dice ahora, les dije a

los gálatas que prepararan su ofrenda. Ahora, les estoy escribiendo a ustedes para

recordarles que preparen la suya. Y él les había hablado de esto antes. De hecho, él dice:

“voy a venir a vosotros, versículo 5, cuando vaya por Macedonia.”

Entonces, en Éfeso, él escribe la carta y dice: “voy a pasar por Macedonia y voy a llegar con

ustedes y voy a recoger este dinero.” Y su propósito al pasar por Macedonia era también

recoger el dinero. Éste fue su deseo. Él quería recoger este dinero para los santos pobres en

Jerusalén. Y él tenía dos razones. Bueno, quizás él tuvo tres razones. Uno, él fue un hombre

de integridad. Y usted recuerda que cuando estudiamos en Gálatas 2, cuando él finalmente

llegó a Jerusalén después de que su apostolado ya había comenzado él finalmente conoció a

los líderes de Jerusalén, ellos lo aprobaron, se acuerda. Y lo enviaron y dijeron: “tú eres el

hombre, lleva a cabo la obra de Dios. Sólo te pedimos un favor, y esto es que te acuerdes de

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los pobres en Jerusalén.” ¿Se acuerda de esa afirmación en Gálatas 2:10? Y él dijo: “eso

haré”. Entonces, él es un hombre de integridad.

Una de las razones por las que él quiere ir a recoger la ofrenda es para establecer en sus ojos

la honestidad de su propia palabra. Pero, en segundo lugar, creo que las últimas dos

probablemente realmente son las características sobresalientes para nuestros pensamientos

aquí. El hecho es que él sabía que había una necesidad real ahí. Esas personas eran pobres.

De hecho, en Hechos 11, cuando había llegado el hambre de Claudio, esas personas se

habrían muerto si no hubiera sido por la reina Helena, quien había importado higos secos y

uvas secas para la gente pobre, para que pudieran subsistir. Y eran muy pobres. Santiago 2:5

indica que eran los más pobres de los pobres en Jerusalén. Existía mucha pobreza.

Y entonces, había una necesidad tremenda y aquí hubo una oportunidad de expresar el

sentimiento de amor hacia aquellos que estaban en necesidad. Y creo que eso es

simplemente característica de Pablo. Él simplemente no podía resistir darle a la gente que

tenía necesidades. Y aquí, usted ve su amor. Y él va por todo el este del Mediterráneo

recogiendo este dinero. Y él va de un lugar al siguiente, sabiendo que donde quiera que él va,

y a donde quiera que él coloque sus pies, su vida está en juego, está en peligro. O él ni

siquiera piensa en eso, porque él sabe que tiene un objetivo de cuidar de alguien más y él

tiene que cumplirlo y lo tiene que hacer aún si le cuesta su vida.

¿Y se acuerda usted lo que le pasó a él? A lo largo del viaje entero en el que él está llevando

esta ofrenda a Jerusalén, a lo largo del viaje entero, todo el mundo él está diciendo: “Pablo, te

va a ir mal.” Todo el mundo le advirtió, ¿se acuerda? Todo el mundo lo dijo en el capítulo 20 y

vamos a llegar ahí en un par de semanas. Le estuvieron advirtiendo a lo largo del viaje, a lo

largo del camino, Pablo, te vas a meter en problemas. Pablo, vas a tener problemas. No

puedes entrar por ese territorio. Y él dijo: “no consideré ninguna de esas cosas, no me

molestó en absoluto. Y yo iba a Jerusalén y fui.”

Y como usted puede ver, ese fue el tipo de hombre que él fue. Él sabía que había una

necesidad y a costa de todo lo que le costara a él, él satisfizo la necesidad. Eso es dar. Ese

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es el amor aclarado y definido, ¿no es cierto? Realmente, amo a alguien cuando me sacrifico

a mí mismo de manera total por ellos. Es correcto.

Bueno, creo que había otra cosa en su mente. Él amaba a la Iglesia, no sólo en el sentido de

preocuparse por sus necesidades, sino creo que él amó a la Iglesia en el sentido de su

unidad. Y él vio esto. Él vio que el dar todo este dinero por parte de la Iglesia gentil a la Iglesia

judía en Jerusalén podía ser algo que cementaría de manera fantástica la unidad del Cuerpo.

Porque siempre existe ese problema de judío y gentil, ¿no es cierto? Inclusive cuando él

escribió Romanos, ¿se acuerda?, a los romanos, él les habló de ese mismo problema.

Entonces, él tenía esto en su mente, ‘si tan sólo puedo llevarle esta ofrenda a esos judíos en

Jerusalén…’, e incidentalmente, él no la iba a llevar solo. Él iba a tener a un representante en

cada una de esas áreas gentiles. Ellos verán el amor de los gentiles y eso va a amarrar, a unir

a la Iglesia. Entonces, Pablo amó a la Iglesia. Él amó lo suficiente como para satisfacer las

necesidades de individuos y él amó lo suficiente como para querer ver el cumplimiento de la

oración de Jesús, quien oró: “Padre, oro para que sean, ¿Qué?, uno.” A él no le importó lo

que le costaría. ¿Verdad? A él no le preocupaba. Él viaja de arriba hacia abajo, de arriba

hacia abajo, recolectando todo este dinero, recogiendo esto, organizando todo esto por el

bienestar de estas personas que estaban muy, muy lejos. Una expresión hermosa de amor.

Bueno, observe el resto de estos versículos en este pasaje. Son muy, muy significativos.

Versículo 2, Primera de Corintios 16, él les dice cómo recoger el dinero. El primer día de la

semana, apártenlo, apártenlo conforme Dios lo haya prosperado. No se debe recoger nada

cuando venga. Esto debe hacerse, claro, conforme determinan en su corazón delante del

Señor. Pero es interesante que él dijo: “no quiero que la ofrenda se recoja cuando llegue ahí.

Esto es algo que deben planear por adelantado.” Su ofrenda, amados, debe estar preparada

con mucha anticipación antes de que lleguen aquí. El primer día de la semana, cuando se

reúnen, ya la han planeado. Y cuando yo venga, a quien ustedes hayan aprobado por sus

cartas, entonces, la enviaré para traer su liberalidad a Jerusalén.

En otras palabras, aquel que de su congregación quiere acompañarme, después de haber

sido aprobado por ustedes, vendrá conmigo. Me voy a llevar. Y vamos a traer cartas de

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recomendación, como también gente. Y él dice, y me gusta el versículo 4, “quien se ha

apropiado para que también vengan conmigo”. En otras palabras, él ahí está dejando abierta

la puerta que él quizás no vaya y la razón es que no hay dinero suficiente. Él dice: “si su

ofrenda es suficiente iremos, sino, regresaré.” Y después, él dice, voy a pasar por Macedonia

y después me quedaré con ustedes para el invierno.

Y después, él hace esta pequeña afirmación: me puedan llevar en mi viaje. Y eso fue algo de

lo que mencioné antes, que cuando una persona se iba, iban con él por un día o más. Y él

dice: “no los veré ahora, por cierto,” en otras palabras, no los quiero ver de paso. Quiero

quedarme con ustedes. Pero “me voy a quedar,” este es el versículo 8, “hasta Pentecostés.”

Porque originalmente, él iba a quedarse hasta la Pascua. Y Pentecostés vino. ¿Cuantos días

después? ¿Se acuerda? Cincuenta. Y entonces, él se iba a quedar ahí sólo hasta la Pascua,

pero él cambió de parecer y se quedó hasta Pentecostés, 50 días más.

Usted pregunta por qué él hizo eso. Versículo 9: “una gran puerta para obra eficaz me fue

abierta. Hay muchos adversarios. Entonces, él decidió quedarse y llega a Jerusalén para

Pentecostés, en donde él quería ir originalmente para llegar a Jerusalén para la Pascua.

Entonces, Pablo deja Éfeso habiendo escrito esa carta los corintios y habiéndoles instruido

acerca de la ofrenda. Él sale de ahí para recoger este dinero.

Ahora, versículo 2 de Hechos 20, retomamos la historia aquí. “Y después de recorrer aquellas

regiones y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.” Entonces, teniendo

esto en su mente, él busca su plan y va a Macedonia. Ahora, tengo que detenerme aquí.

Durante estos días, cuando él dejó Éfeso, él se va al norte, a Troas y a Macedonia. En algún

punto ahí - de Troas a Macedonia - en algún punto, en Troas o en Macedonia, en esa

pequeña área, él escribe 2 Corintios. Bueno, sería para Macedonia. Tiene que ser. Entonces,

ya para cuando llega a Troas y a Macedonia él escribe Segunda de Corintios. Y él realmente

descarga su corazón.

Y quiero mostrarle lo que él dice cuando él escribe de regreso. ¿Se acuerda de la primera

carta en la que él los confrontó por su pecado? Escuche esto, 2 Corintios 1:8, “porque

hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación. Que nos sobrevino en

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Asia.” Eso es en Asia Menor, “pues fuimos abrumados sobremanera.” Realmente, empujados

al extremo. “Más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de

conservar la vida, pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte.” En otras palabras,

sabíamos que no había recurso humano para evitar la muerte. “Entonces, tuvimos que confiar

no en nosotros mismos, sino en Dios, y en Su poder de resurrección.” En otras palabras, aun

si hubiéramos perdido nuestras vidas, hubiéramos tenido una confianza en el poder de

resurrección de Dios. Él realmente creía que Dios quería que él llevara esta ofrenda a

Jerusalén. Y él casi dice aquí que, “si muero, Dios tendrá que resucitarme para que lleve esa

ofrenda ahí.”

Usted se puede imaginar el compromiso de ese hombre para dar para las necesidades de

otros. Entonces, él realmente fue empujado, pero él tuvo este deseo y para cuando llega a

Troas, él ha perdido la esperanza de vivir. Ahora, en 2 Corintios 2, nos dice un poco más de

su ansiedad. Versículo 12: “cuando llegué a Troas para predicar el Evangelio de Cristo.” Él se

detuvo allí porque él no podía seguir sin enseñar por un tiempo. “Aunque se me abrió puerta

en el Señor,” él llegó ahí y se le abrió una puerta por parte del Señor. Entonces, él se quedó

ahí y enseñó en Troas. Pero él dice: “no tuve reposo en mi Espíritu.” ¿Por qué? “Por no haber

hallado a mi hermano Tito.”

Aparentemente, Tito debía reunirse con él ahí. Y Tito venía de Corinto. Como puede ver, los

corintios habían recibido la primera carta. Y Pablo quería saber cómo habían reaccionado

ellos, ¿verdad? Él quería saber si ellos habían limpiado el desastre. Él dice: “yo llegué ahí y

Tito ni siquiera estaba ahí. Hombre, ni siquiera podía enfrentarlo y no tuve reposo en mi

espíritu. Así, despidiéndome de ellos partí para Macedonia.” Y él sale a Macedonia. Usted

pregunta qué sucedió cuando él llegó a Macedonia. Él se encontró con Tito. Usted pregunta

qué le dijo Tito. Segunda de Corintios 7:5. Esto es tan bueno. Él dice: “porque cuando

estábamos llegando a Macedonia, nuestra carne no tuvo reposo.” Él todavía está realmente

despedazado. Fuimos afligidos por todos lados. Afuera, tuvimos peleas, pero adentro tuvimos

temores.” Oh, el temor de la ansiedad que vino por el hecho de los problemas corintios.

Versículo 6: “pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida,” ¿de quién?

“De Tito.” Y Tito vino con noticias de los corintios. Y él quería saber, escuche el versículo 7: “y

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no sólo con su venida, sino también con la consolación con la que él había sido consolado

junto a vosotros haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí

de manera que me regocijé aún más. ¿Sabe usted lo que ellos hicieron? Recibieron la carta

entera, la creyeron y se arrepintieron y se corrigieron. ¿Cree usted que eso lo hizo feliz? Para

eso vivía. Y él dice: “porque, aunque me contristé con la carta, no me pesa, aunque entonces

lo lamenté.” En otras palabras, él está diciendo: “sé que esa fue una carta dura. No lo siento,

pero por un tiempo lo estuve, quizás demasiado fuerte… “oh, porque veo que aquella carta,

aunque por algún tiempo os contristó, oh, ahora me gozo. No porque hayáis sido contristados,

sino porque fuisteis contristados para arrepentimiento, porque habéis sido contristados según

Dios.” ¿No es eso bueno? Él estaba tan emocionado por lo que se había logrado en sus

vidas.

Bueno, en Segunda de Corintios, la cual fue escrita para Macedonia, él les vuelve a recordar

después de todo esto, ‘oh, estoy tan emocionado’. Él dice: “ahora, acerca de la ofrenda,”

capítulo 8, versículo 1, él les recuerda que den para los santos pobres de Jerusalén y eso se

ve en el capítulo 8 y en el capítulo 9. Y él envió a Timoteo con la carta.

Bueno, todo eso simplemente para decir esto: aquí está el acoso apóstol Pablo agotado,

cansado, ansioso por la vida espiritual de sus iglesias. Está siendo perseguido con su vida

amenazada, reconociendo que en cualquier momento él podía morir y que él no tiene poder

físico para refrenar esto. Totalmente dependiendo del poder de Dios. Sin embargo, él no pide

algo para él mismo. Lo único que quiere hacer es recolectar el dinero para darlo a los santos

necesitados para que la Iglesia pueda ser una. Ahora, este es un hombre que da, ¿no es

cierto? Esta es la medida del amor del hombre. La Iglesia para él no fue un medio para su

propia promoción. La Iglesia para él simplemente fue la amada de Cristo a quien él amaba y a

quien él entregó su vida.

Permítame darle una tercera cosa al cerrar en tan sólo unos pocos minutos. Una tercera cosa

en Hechos 20 que me dice cuánto él amaba la Iglesia, es su enseñanza. Su afecto, su dar, en

tercer lugar, su enseñanza. Versículo 2: “Y después de recorrer aquellas regiones, y de

exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia.” O a Acalla, ahí es donde estaba la

Iglesia corintia.

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Pero quiero que vea esto que es pequeño de exhortarles con abundancia de palabras. Esto es

importante y se vuelve inclusive más significativo y es interesante en el próximo pasaje, del

cual hablaremos en dos semanas, en donde él predica este sermón toda la noche y Eutico se

queda dormido y muere debido a esto. Ustedes son advertidos, no obstante, el apóstol Pablo

ha pasado su tiempo dando mucha exhortación. Él sabe que él está en la última parte de su

viaje, en la parte este del Mediterráneo. Porque él sabe que la hostilidad ha llegado realmente

a un nivel elevado y entonces, él sabe que no va a regresar. Simplemente, percibía eso en su

corazón.

Y él no regresó y él está diciendo esto a Dios. Y él sabe que las iglesias están establecidas y

que ahora hay ancianos en las iglesias que pueden enseñar. Y él sabe que el Evangelio está

establecido y él sabe que él no va a regresar debido a la presión. Pero también sabe en su

mente, él ve a Roma y él ve a España; y entonces, aquí se acabó. Y él pasa mucho tiempo en

la exhortación.

¿Sabe una cosa?, aquí hay un tiempo en el que él pudo haberse sentido triste por sí mismo y

por las presiones, cuando él pudo haberse tomado unas vacaciones. Pero en lugar de eso, él

se entrega de manera continua a la exhortación. Y aquí está la idea de enseñanza. Mucha

interacción, mucha comunicación. Compartir mucho, hablar y enseñar y exhortar mucho. E

incidentalmente, escribir mucho. Él ya ha escrito 2 Corintios en estos días. El viaje a Jerusalén

adopta un sabor de viaje de despedida. Y, sin embargo, se entrega a sí mismo a la

enseñanza.

Y aquí de nuevo, simplemente para extraer este pequeño pensamiento, aquí de nuevo está la

marca del hombre que ama a la Iglesia. Él se entrega la enseñanza de la Iglesia. Pablo vivió

para esta razón. Para perfeccionar a todo hombre. Pablo dijo: “apóstoles y profetas y

evangelistas y pastores maestros son dados a la Iglesia para hacer ¿qué? Perfeccionar a los

santos.” Él vivió para esto. Para él, eso es lo que fue la Iglesia.

¿Sabe una cosa? Es triste ver a tantas iglesias en la actualidad y a tantos hombres en el

ministerio y para ellos, la Iglesia es un medio para una carrera exitosa o la Iglesia es un

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vehículo para su propio ego. Y sabe una cosa, todo el mundo pelea eso del orgullo y todo eso.

Pero sabe una cosa, menos de que un hombre de Dios enseñe a partir del amor por

Jesucristo y amor por la Iglesia, sus esfuerzos están centrados en sí mismo.

Yo le pido a Dios una y otra vez que me ayude a amar más a la Iglesia. A amar a su gente. A

entregarme hasta el día en que muera en perfeccionar a los santos. Eso es lo único que

quiero hacer. Y conforme estudié este pasaje acerca de Pablo, fui tan convencido de pecado

por ver en mi propia vida mi ausencia de amor por los que son de Dios. Quiero amar a la

gente de Dios más.

Hay tantas veces en las que preparo y ni siquiera estoy pensando acerca de cómo esto le va

a enseñar a la gente de Dios, pero estoy diciendo en mi mente: “hombre, ¿les va a gustar

esto? ¿Van a pensar que realmente hice un buen trabajo en esto?” Y tengo que regresar a mí

mismo y decir: “ese no es un pensamiento piadoso.” Y en cierta manera, es algo así como:

“quítate delante de mí Satanás,” y enfocar mi atención en el hecho de que la única razón por

la que estoy de pie aquí no es para que usted pueda saber lo que John MacArthur sabe, sino

para que usted pueda saber lo que Dios quiere que usted sepa y sea cumplido en todo el

conocimiento perfeccionado horas de Su voluntad.

Dios da su amor por la Iglesia. ¿Y sabe una cosa? Me es sorprendente cómo algunas

personas pueden tomarlo o dejarlo. Se llaman a sí mismas cristianas, pueden entrar y salir de

la Iglesia y perdérsela por mucho tiempo. No les molesta en absoluto. Eso no es amor por la

Iglesia. Si yo amo a la Iglesia, voy a ministrar a la Iglesia. Si Dios me da una enseñanza, voy a

enseñar a la Iglesia hasta que muera. El pensamiento de la jubilación para mi es horrendo.

Claro, porque soy joven. Pero es horrendo retirarse. ¿Dejar de enseñarles a los creyentes?

¿Sabe lo que el apóstol Pablo estaba haciendo hasta que le quitaron la cabeza? Lea los

últimos dos versículos en el libro de los Hechos, cuando él estaba en Roma. Él estaba

enseñando las cosas acerca de Jesucristo. Nunca se detuvo. Y sabe una cosa, no sé cuáles

son sus dones espirituales. Usted sabe, el Espíritu sabe. Usted debe amar a la Iglesia de tal

manera que el deseo más grande de su corazón es ministrar sus dones. Escuche, Jesús

compró a la Iglesia pagando con el precio de Su propia vida y el precio de Su propia sangre.

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Es un tesoro preciado y Él la ha encomendado al cuidado de todo santo, administrado a todo

santo, ¿verdad? ¿Ama usted a la Iglesia? Que Dios nos ayude a no ver a la Iglesia como un

medio para nuestra propia gratificación. O como un medio para el entretenimiento, pero a ver

a la Iglesia como un ministerio al que tenemos que entregarnos también en amor total

sacrificando nuestras propias vidas.

Entonces, Pablo amó a la iglesia. Y él les dio mucha enseñanza. Él nunca se detuvo. Él nunca

descansó. Él simplemente enseñó y enseñó y nunca se detuvo. Él estaba tan cansado para

cuando llega a Troas de nuevo en el versículo 6 al 12, él debió haber estado agotado después

de todo lo que está pasando y veremos esto la próxima vez. Él está exhausto. ¿Y sabe lo que

él hace? Él les enseña toda la noche. Esa es la medida del compromiso del hombre.

Usted dice: “bueno quizás, cuando él descendió a Grecia, al final del versículo 2, él llegó a

Corinto ahí y fue a la casa de Gayo. Dice en otros pasajes que se quedó con Gayo, Tito justo.

Y quizás, él descansó o ahí.” No. Él tuvo algo que hacer mientras que estuvo ahí. Él tuvo un

pequeño proyecto. Él escribió Romanos. “Sí,” dice usted, “¿acaso él nunca se rinde?” No, no

lo hace. ¿Sabe una cosa?, él simplemente nunca quiso cansarse en hacer el bien. Él enseñó

a la Iglesia.

Hablé con algunos pastores ayer y dije: “la medida de su amor por Cristo es la medida de su

amor por Su gente. Y la medida de su amor por Su gente es cuánto usted desea que maduren

espiritualmente.” Es correcto. ¿Sabe una cosa?, si yo amo a mi hijo, ¿qué es lo que yo quiero

de él? Yo quiero que él será todo lo que él puede ser, ¿verdad? Si lo amo, ¿verdad? Si yo lo

amo a usted, ¿qué es lo que quiero que usted sea? Todo lo que usted puede ser

espiritualmente. Si usted está teniendo problemas con ese deseo, está teniendo problemas

con amar a Cristo porque si usted realmente lo ama de esa manera, usted va a amar a la

Iglesia de esa manera.

Bueno, oremos. Padre, gracias por nuestro tiempo juntos en esta mañana y ha sido bueno

estar en la Palabra y compartir este tiempo juntos. Gracias por la muestra de un amor de

nuevo que amó, amó a la Iglesia, Tu Iglesia. Señor, no tengo deseo alguno por edificar Tu

Iglesia, porque Tú dijiste que Tú harías eso. Simplemente, quiero ser parte de eso.

Page 24: Por el amor de la iglesia, 1ª Partewebmedia.gty.org/gracia/pdf/1774.pdfA la Iglesia corintia, él dijo: “oh, limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del Espíritu, perfeccionando

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Simplemente, alguna piedra en algún lugar en el edificio. Simplemente, ministrar a otros. Dios,

dame y dale a esta iglesia un amor por los santos. Dios, que nos veamos a nosotros mismos

como desechables. Que veamos nuestras vidas como nada, como un desperdicio, como

desechos. Únicamente para ser usada como Tú lo consideres apropiado.

Que no deseemos nada fuera de amar a la Iglesia, expresar ese amor en el ministerio de

nuestros dones a los santos. Gracias por los ministerios, los dones, los llamados que Tú nos

has dado. Dios, ayúdanos a expresar esa responsabilidad de amar mediante el ministerio fiel.

Y oh, Dios, sabemos que el Hijo será glorificado, gente será salva. Te damos la alabanza por

lo que Tú haces en el nombre de Jesús, amén.

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