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20 UNIVERSIDAD DE MEXICO Por Juan M. LOPE DE "Porque el hombre bien amado vive sin desasosiego, y aun, para estar más guardado, cliz que andáis siempre calfado de calras de Villadiego." alpa1'gatas, o cosa parecida: lo que hoy decimos calzado." Rodrígue¡¡: Marín se apoya, para hacer esta afirmación, 'en unos versos del licenciado Sebastián de Horozco -mediados del siglo XVI- en los cuales, dirigiéndose a un cobarde, dice: Esto es, para salir huyendo en cuanto haya la menor señal de peligro. Y, na- turalmente, para huir, corriendo sobre "el duro y áspero suelo", más necesarios resultan unos buenos zapatos que los mejores pantalones ... En resumen: se trata de tomar las cal- zas (sandalías, borceguíes) de Villadie- go. Mas la duda persiste. ¿Qué pudo dar origen a tal frase? Y aquí vienen las hipótesis más gratuitas, aunque no iló- gicas, que puedan imaginarse. Una de las que han logrado mayor fortuna es la defendida por el erudito catalán Pedro Felipe Monlau, para quien dicha expre- sión pudo deberse al hecho de que un cierto buen señor, llamado lógicamente Villadiego, viéndose en algún compro- o apuro, tuviera que salir huyendo (pIes,. qué quiero?), sin dispo- ner slqmera del tIempo necesario para ponerse sus calzas o pantalones. Esta ex- plicación no es, en rigor a la verdad, fruto de la imaginación desbocada del señor Monlau. Se encuentra ya en uno de los primeros gramáticos de la lengua española, en. el célebre Sebastián de Co- varrubias; efectivamente, en su prodi- gioso Tesoro de la lengua castellana o española (Madrid, 1611), s. v. calfas, explica: "Está autorizado este refrán por Dibujos de ]. M. Giménez Botey. VILLADIEGO dijo medias, como en español moderno.) Por ello, en la mayoría de las explica- ciones dadas a nuestra expresión se pien- sa que esas calzas serían el equivalente de los modernos pantalones, y que las de Villadiego deben interpretarse como si- nónimo de calzones; así piensa, por ejem- plo, Pedro Felipe Monlau, como después veremos. Sin embargo, creo más proba- ble, casi seguro, que por calzas haya de entenderse, en la frase comentada, algo semejante al genérico moderno calzado. Baso mi suposición en el hecho de que, en el pasaje de La Celestina aducido co- mo primer .testimonio, al presponder Pármeno a la invitación de Sempronio para huir -para tomar calzas de Villa- diego-, replica: Por si ello no fuera bastante, recorda- que en los diccionarios de español re- dactados durante el Renacimiento, sue- len mencionarse las calzas como un géne- ro calzado; así en el Diccionario muy COPIOSO de la lengua española y francesa de Jean Pallet (París, 1604) se traduce: "Ca1<;a = chausse, botine." De igual opinión es el sabio cervantista don Fran- cisco Rodríguez Marín, quien, comen- tando un pasaje de Cervantes en que aparece la palabra calzas ("Pondré pies en polvorosa; tomaré de Villadiego las calzas"), sostiene: "Ha de entenderse que calzas no significa en esta frase, co- mo suele, fundas de las piernas. sino -"Leído has donde yo; en un cora- zón estamos. Calzas traigo, y aun bor- ceguíes . .. para mejor huir que otro." LAS T onos CREEMOS conocer a fondo el idioma que hablamos; todos ima- ginamos dominar la lengua mater- na ... y, sin embargo, he aquí una frase -Tomar las de Villadiego- que escapa a nuestro supuesto dominio. Una ... ¡CO- mo tantas otras! Todos empleamos, o hemos oído emplear, esa expresión; co- nocemos su significado, su "intención", pero somos incapaces de "explicarla", de descubrir siquiera su origen. ¿Qué sig- nifica? -Bah! -se me responderá-; eso cualquiera lo sabe: huir. El Diccionario de la Academia, tan vilipendiado el po- bre, lo declara: "Frase figurada = Au- sentarse impensadamente, de ordinario por huir de un riesgo o compromiso." Muy bien, pero ¿quién o qué es ese Villadiego? Desde hace siglos se ha tra- tado de hallar respuesta a estas cuestio- nes: en vano. Conozco no menos de nue- ve interpretaciones de tan usual locu- ción, y ninguna de ellas cierta o siquie- ra probable. Veamos: ¿qué será Villadiego? -Hay respuestas para todos los gustos. Según muchos, Villadiego ha de ser el nombre de una persona, de un ente histórico o de una figura simbólica, como Pedro Grullo, el de las contestaciones brillan- tes. Para otros, Villadiego no puede ser más que el nombre de algún lugar, de un pueblo o ciudad española, posible- mente la aldea castellana de Villadiego, en la provincia de Burgos. Y aún hay quien piense que, en realidad, villadiego no es más que un adjetivo común, sinó- nimo de andarín o caminante. y ese las ¿a qué alude? ¿Qué concepto va implícito en ese artículo femenino? Esto, al menos, sí se sabe con relativa seguridad: las son calzas. Parece proba- do: en los textos en que se usa por pri- mera vez nuestra expresión se dice siem- pre "tomar las calzas de Villadiego". Así en el más antiguo de todos, en La Celes- tina: habla Sempronio (auto XII) : -"Apercíbete, a la primera voz que oyeres, a turnar calzas de Villadiego". y la misma frase se repite en l:t Segunda Celestina, de Feliciano de Silva (cena 4!): "Maldito sea el hombre tan fanfarrón, y si viene a mano, el primero que tome calzas de Villadiego será el." Juan de Castellanos, el historiador-poeta del Nuevo Reino de Granada, versifica en sus Elegías de varones ilustres de Indias (Parte JI, eleg. 2, canto 2) : "Acuden caballeros y peones a fin de les romper las vestiduras, pespuntando las calzas y jubones que el calcetero hizo sin costuras: Unos dejan allí las calzas luego, y otros tomaron las de Villadiego." No cabe, pues, duda alguna: el las se refiere a calzas. Mas el problema no queda, con esto, íntegramente resuelto, ya que cabría preguntarse; ¿qué debemos entender aquí por calzas? Como bien se sabe, originariamente las calzas eran una . prenda de vestir que cubría los muslos y las piernas, ·con mayor o menor holgu- ra. (Las medias calzas sólo subían hasta la rodilla, de donde, abreviadamente, se _

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20 UNIVERSIDAD DE MEXICO

Por Juan M. LOPE

DE

"Porque el hombre bien amadovive sin desasosiego,y aun, para estar más guardado,cliz que andáis siempre calfadode calras de Villadiego."

alpa1'gatas, o cosa parecida: lo que hoydecimos calzado." Rodrígue¡¡: Marín seapoya, para hacer esta afirmación, 'enunos versos del licenciado Sebastián deHorozco -mediados del siglo XVI- enlos cuales, dirigiéndose a un cobarde,dice:

Esto es, para salir huyendo en cuantohaya la menor señal de peligro. Y, na­turalmente, para huir, corriendo sobre"el duro y áspero suelo", más necesariosresultan unos buenos zapatos que losmejores pantalones ...

En resumen: se trata de tomar las cal­zas (sandalías, borceguíes) de Villadie­go. Mas la duda persiste. ¿Qué pudo darorigen a tal frase? Y aquí vienen lashipótesis más gratuitas, aunque no iló­gicas, que puedan imaginarse. Una delas que han logrado mayor fortuna es ladefendida por el erudito catalán PedroFelipe Monlau, para quien dicha expre­sión pudo deberse al hecho de que uncierto buen señor, llamado lógicamenteVilladiego, viéndose en algún compro­mi~o o apuro, tuviera que salir huyendo(pIes,. ¿p~ra qué o~ quiero?), sin dispo­ner slqmera del tIempo necesario paraponerse sus calzas o pantalones. Esta ex­plicación no es, en rigor a la verdad,fruto de la imaginación desbocada delseñor Monlau. Se encuentra ya en unode los primeros gramáticos de la lenguaespañola, en. el célebre Sebastián de Co­varrubias; efectivamente, en su prodi­gioso Tesoro de la lengua castellana oespañola (Madrid, 1611), s. v. calfas,explica: "Está autorizado este refrán por

Dibujos de ]. M. Giménez Botey.

VILLADIEGO

dijo medias, como en español moderno.)Por ello, en la mayoría de las explica­ciones dadas a nuestra expresión se pien­sa que esas calzas serían el equivalentede los modernos pantalones, y que las deVilladiego deben interpretarse como si­nónimo de calzones; así piensa, por ejem­plo, Pedro Felipe Monlau, como despuésveremos. Sin embargo, creo más proba­ble, casi seguro, que por calzas haya deentenderse, en la frase comentada, algosemejante al genérico moderno calzado.Baso mi suposición en el hecho de que,en el pasaje de La Celestina aducido co­mo primer .testimonio, al presponderPármeno a la invitación de Semproniopara huir -para tomar calzas de Villa­diego-, replica:

Por si ello no fuera bastante, recorda­ré que en los diccionarios de español re­dactados durante el Renacimiento, sue­len mencionarse las calzas como un géne­ro c~e calzado; así en el Diccionario muyCOPIOSO de la lengua española y francesade Jean Pallet (París, 1604) se traduce:"Ca1<;a = chausse, botine." De igualopinión es el sabio cervantista don Fran­cisco Rodríguez Marín, quien, comen­tando un pasaje de Cervantes en queaparece la palabra calzas ("Pondré piesen polvorosa; tomaré de Villadiego lascalzas"), sostiene: "Ha de entenderseque calzas no significa en esta frase, co­mo suele, fundas de las piernas. sino

-"Leído has donde yo; en un cora­zón estamos. Calzas traigo, y aun bor­ceguíes . .. para mejor huir que otro."

LAS

Tonos CREEMOS conocer a fondo elidioma que hablamos; todos ima­

~ ginamos dominar la lengua mater­na ... y, sin embargo, he aquí una frase-Tomar las de Villadiego- que escapaa nuestro supuesto dominio. Una ... ¡CO­

mo tantas otras! Todos empleamos, ohemos oído emplear, esa expresión; co­nocemos su significado, su "intención",pero somos incapaces de "explicarla", dedescubrir siquiera su origen. ¿Qué sig­nifica? -Bah! -se me responderá-; esocualquiera lo sabe: huir. El Diccionariode la Academia, tan vilipendiado el po­bre, lo declara: "Frase figurada = Au­sentarse impensadamente, de ordinariopor huir de un riesgo o compromiso."Muy bien, pero ¿quién o qué es eseVilladiego? Desde hace siglos se ha tra­tado de hallar respuesta a estas cuestio­nes: en vano. Conozco no menos de nue­ve interpretaciones de tan usual locu­ción, y ninguna de ellas cierta o siquie­ra probable.

Veamos: ¿qué será Villadiego? -Hayrespuestas para todos los gustos. Segúnmuchos, Villadiego ha de ser el nombrede una persona, de un ente histórico ode una figura simbólica, como PedroGrullo, el de las contestaciones brillan­tes. Para otros, Villadiego no puede sermás que el nombre de algún lugar, deun pueblo o ciudad española, posible­mente la aldea castellana de Villadiego,en la provincia de Burgos. Y aún hayquien piense que, en realidad, villadiegono es más que un adjetivo común, sinó­nimo de andarín o caminante.

y ese las ¿a qué alude? ¿Qué conceptova implícito en ese artículo femenino?Esto, al menos, sí se sabe con relativaseguridad: las son calzas. Parece proba­do: en los textos en que se usa por pri­mera vez nuestra expresión se dice siem­pre "tomar las calzas de Villadiego". Asíen el más antiguo de todos, en La Celes­tina: habla Sempronio (auto XII) :

-"Apercíbete, a la primera voz queoyeres, a turnar calzas de Villadiego".

y la misma frase se repite en l:tSegunda Celestina, de Feliciano de Silva(cena 4!): "Maldito sea el hombre tanfanfarrón, y si viene a mano, el primeroque tome calzas de Villadiego será el."Juan de Castellanos, el historiador-poetadel Nuevo Reino de Granada, versificaen sus Elegías de varones ilustres deIndias (Parte JI, eleg. 2, canto 2) :

"Acuden caballeros y peonesa fin de les romper las vestiduras,pespuntando las calzas y jubonesque el calcetero hizo sin costuras:Unos dejan allí las calzas luego,y otros tomaron las de Villadiego."

No cabe, pues, duda alguna: el lasse refiere a calzas. Mas el problema noqueda, con esto, íntegramente resuelto,ya que cabría preguntarse; ¿qué debemosentender aquí por calzas? Como bien sesabe, originariamente las calzas eran una

. prenda de vestir que cubría los muslosy las piernas, ·con mayor o menor holgu­ra. (Las medias calzas sólo subían hastala rodilla, de donde, abreviadamente, se

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el autor de la Celestina, y no consta desu origen, mas de que Villadiego sedevió de ver en algún aprieto y no ledieron lugar a que se cal~asse, y conellas en. las m.anos se fue huyendo." EstecuenteClllo hIZO fortuna entre los lexi­cógrafos del Renacimiento; pocos añosdespués,. e~ 1617 ~xactamente, lo incluyeen su Dzctwnary zn Spanish and Englishel hispanista John Minsheu: "A pro­verbe taken from the men of Diego,which being besieged, ranne away bynight with their breeches in their hands."

¿Cómo objetar a esta hipótesis, pro­puesta por u~ gramático tan insigne co­mo CovarrubIas, que además vivió en laépoca en que parece haber nacido laexpresión? -A pesar de ello, su expli­cación se nos antoja tan llana, tan "ob­via", que nos obliga a abrigar seriostemores. ¡Fueron tantas las etimologíasfantásticas y descabelladas, propuestaspor los gramáticos de aquel tiempo! Porotro lado, repárase en que Covarrubiassupone, pero no afirma. Además, otrogramático de la época, tan autorizado co­mo el toledano, si no más, el salmantinoGonzalo Correas, recoge la anécdota ...para negar su autenticidad. En su Voca­bulario de refranes y frases proverbiales(1626) escribe: "no se sabe cuándo de

su principio y colígese que ser dicho alplácito; pudo ser que alguno llamadoVilladiego huyó de peligro y afrenta, oescapó de cárcel, y dio ocasión al refráncomparando con él; mas no es cierto nilo creo."

Sin embargo, éste fue el único intentode explicación dado durante el Siglode Oro. Han de transcurrir muchos añospara que surja una nueva teoría: la queel poeta romántico Juan Eugenio deHartzenbusch insinuó en una carta diri­gida a un amigo suyo. Lo mejor y másconciso será transcribir sus palabras: "Al­go quiero observar también acerca de lafrase tomar las de Villadiego. De su ori­gen, Covarrubias y Quevedo [luego loveremos] nada sabían, y a mí me sucedelo mismo. No, sin embargo, que en laCelestina leemos tomar calzas de Villa­diego, y me llama la atención que el sus­tantivo calzas esté sin artículo. AgregueUd. a esto que en una colección de ada­gios, ordenados por Luis Galindo, quetenemos manuscrita en la BibliotecaNacional [de Madrid], en vez de tomarlas de Villadiego, se lee tomar las deVillariego. y refiriéndose al Diccionariode Franciosini [VocabolaTio italiano es~agn,!",olo, Roma 1620] se expresa quevdlanego, además de otra significación,tiene la de caminadoT. Quizá en su ori­gen esta frase sería tomaT calzas de vi­llariego, esto es, 'tomar calzones de anda­rín', y posiblemente los andarines, paraverse más libremente, no llevarían cal­zas, sino zaragüelles u otra vestimenta demuslos y piernas, que se la sujetasen co­mo las calzas, que por lo común fueronajustadas. "

Así pues, calzas de villariego, de an­dariego o andarín, según Hartzenbusch.Pero ... lo malo de esta hipótesis es queel testimonio de Galindo es el único enque se escribe villariego, frente a mul­titud de ellos, de todos tiempos y estilos,en que se dice invariablemente Villadie­go. Por otro lado, el adjetivo villaTiegono aparece más que en el Diccionario de

Franciosini . .. De eXIstir tal palabra,sería inexplicable que lexicógrafos tanimportantes como Correas y Covarrubiasla desconocieran ... Puesto que, de ha­berla conocido, no habrían dejado derelacionarla inmediatamente con el vi­lladiego del refrán. No; la hipótesis deHartzenbusch, aunque cautivadora, sebasa en un dato a todas luces falso.

Adelante pues. Otra teoría: la deldoctor Rosal, médico cordobés del siglopasado. "Villalobos, en el reino de León.Es de notar que al tiempo que los ro­manos entraron conquistando a España,no sabiendo los nombres de los lugares,ni entendiendo el lenguaje de la tierra,ni pudiendo saberlo por ser lugares pe­pequeños y tratar con enemigos, los nom­braban por las insignias que en las puer­tas de las villas o plazas hallaban pues­tas, pues cada lugar tenía alguna plantao animal con que se diferenciaban, o deque se jactaban, como en modo de jero­glífico. Así Villalpando fue villa de ele­fante; y Villalón, villa de león; y Villa­muriel, villa de mulieTü; villa de Mor oMur, ville del ratón; VILLADIEGO, villa deequo, que es caballo, de donde piensoque manó aquel refrán tan vulgar deVilladiego, que será tomar las armas deVilladiego, que son el caballo; que otrosdicen acogerse a los cuatro pies; y eneste modo, por donaire, dicen al cami­nar a pie llevar el caballo de San Fran­cisco." O, podríamos añadir, como en lomoderno, "tomar el caballo de San Fer­nando, unos ratos a pie y otros andan­do".

Aunque fonéticamente la evolución deequo a iego es por entero posible (lomismo que el femenino equa>iegoa>yegua; por consiguiente villa d (e) iego>villadiego), la hipótesis no es de nin­gún modo aceptable. ¿Dónde quedan las

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calzas, obligadas en casi todos los ejem­plos antiguos? ¿Qué autoriza al doctorRosal a sustituir calzas por aTmas? ¿Dedónde saca su fant;ística información so­bre los "jeroglíficos" prelatinos? Felici­temos al doctor Rosal por su portentosaimaginación, digna de más altos vuelos,y prosigamos nuestra búsqueda.

Muy erudita -y no menos rebuscada­es la explicación que ofrece Julio Ceja­dor en su nota al pasaje de la Celestinaantes citado (ed. de Clá.sicos castellanos,t. JI, p. 80). Según este ilustre lingüistay discutido crítico literario, es precisotener en cuenta otros nombres semejan­tes, y también ficticios, como Vi/laviu­das, donde las viudas "van a gastar suviudez"; o como Villacen'ada, donde "vi­ven las jóvenes muy encerradas", segúnel refrán recogido por Correas: "En Vi­llacerrada no hay ninguna forzada"; ocomo Vil/afranca de N/antes de Oca, altade camas y baja de mpa, que indica"mucha ostentación y poca franqueza oliberalidad"; o Villavieja, en La pí~am

Justina, donde se lee: "Ojos que ven noenvejecen, si no son los de águila, quecuanto más pico ven, van más a villa­vieja" (más envejecen). Así, según Ce­jador, "Villadiego alude a Diego: si éstees Santiago, que corre con su caballoblanco, u otro Diego corredor, no se sa­be. Las calzas mejores para correr son,sin duda, el caballo. Pero Diego en Es­palia es el ladino y socarrón, que, afec­tando sencillez, procede con malicia. AsíYo me llamo Diego, ni pago ni niego,del ladino y socarrón ... Tomm- las cal­zas de Villadiego y después simplementelas de Villadiego es irse adonde van yviven los ladinos y que hurtan el cuer­po al peligro, escaparse como ellos".. Sin embargo, no es la cobardía -queImpele a huir- el riesgo sobresaliente del

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ladino y socarrón; si Diego significaracobarde, sí sería lógico pensar que lascalzas de nuestro refrán aludiesen a lasde los cobardes -cómodas y apropiadaspara la huida. De tal modo que nadaprueba con certeza que al decir Villa­diego se haga alusión al caballo de San­tiago ni a los hombres ladinos y sagaces.Aunque tampoco pueda negarse rotun­damente.

Si bien la hipótesis más antigua, lade Covarrubias, nos inclina a pensar, co­mo hemos visto, que Villadiego sea unhombre "semiencuerado", la mayor par­te de ellas nos hace suponer que se tratede un pueblo o aldea castellana. Tal su­pone Rodríguez Marín en su comentarioya citado sobre el pasaje celestinesco.El ilustre cervantista se basa en las pala­bras de Pármeno: "Leído has donde yo;en un corazón estamos. Calzas traigo, yaun borceguíes, desos ~ugares que túdices, para mejor huir que otro". Sinembargo, la prueba no es válida, porfalsa. Rodríguez M arín leyó lugares don­de, en las mejores y más antiguas edi­ciones, se dice invariablemente ligeros.Pero ello no impide, naturalmente, su­poner que el Villadiego del refrán seaun lugar de Castilla. Así lo afirma, sa­lomónicamen te, el Diccionario Enciclo­pédico Larousse: "Villadiego, villa deEspaña (prov. de Burgos). Fábricas dealforjas afamadas, de donde se ha ori­ginado el refrán tomar las de Villadiego,por tomar las alforjas para marcharse."Claro es que esta sentencia no se basa enprue.ba .documental alguna, y que porconSIgUiente no puede aceptarse sin más,ya que no existe ni un solo testimonio enque se mencionen las alforjas dentrode nuestra frase.

El periodista y viajero infatigable Víc­tor de la Serna trata de resolver esa difi­cult~d advirtiendo que en Villadiego sefabncan, no sólo magníficas alforjas si­no también no menos excelentes alpm'­gatas. Y es de opinión que en el dichotomar las de Villadiego debe entendersealpargatas y no alforjas, porque, si bienamb~s c?sas. son artículos de viaje, lasalforps ImpIden la fuga, dificultan lacarrera, en tanto que las alpargatas lafa~ore~en. -Bi~n; admitamos que en elVilladIego medIeval se fabricaran calzasde igual manera que hoy se fabrica~alpargatas. Pero ¿cómo explicar que lafama de tales calzas hubiera dado ori­gen al refrán estudiado, sin hacerse és­ta~ antes ~roverbiales y famosas por símIsmas? DIcho de otro modo; para quelas calzas de Villadiego entrasen a for­m,ar parte d.e una frase proverbial, te­man nece.sar.lamente que ser ya famosasc?n antenonda~l, y conocidas por todos.S~n embargo, 111 Covarrubias ni Correasm l?s demás gramáticos del Renacimien­t? tIenen la menor noticia de la excelen­CIa de las calzas fabricadas en Villadiego.Ergo. .. la hipótesis se derrumba porfalta de base.

Mas, si suponemos que el Villadiegode nuestro refrán pueda ser el pueblecitocastellano, ¿por qué no trasladarnos aél, en busca de noticias de primera ma­no? ~agámoslo; cerca de Burgos, un~OqUltO al .I~oroeste,. hal~amos la simpá­tIca poblaclOn de VilladIego. Allí, en lafachada principal de su Ayuntamientodescubrimos dos lápidas reveladoras: el~una, que representa la celda de una cár-

cel, aparece el apóstol San Pedro; frentea él, a la derecha, puede verse la figurade un soldado romano, que aparentadormir; y entre ambas figuras se yergueun ángel que, mirando al apóstol e in­dicándole con su mano la puerta de lacelda, le invita a huir de su prisión.En la segunda lápida se leen los siguien­tes versos, que explican la escena ante­rior y también nuestro misterioso re­frán:

Villadie{{o era un soldadoque a Pedro, en ocasiónde estar en dura prisión,nunca le faltó del lado.Vino el espíritu aladoy, lleno de vivo fuego,le dice a Pedro: -Sal luego;toma las calzas, no arguyas.Pedro, por tomar las suyas,tomó las de Villadiego.

Realmente no se sabe qué admirarmás: si el ingenio de esta décima bur­lesca o el buen sentido del humor deque dio pruebas el alcalde de Villadie­go que hiciese pone~' en la fachada delAyuntamiento tan .,ji'ónicos versos.

Tornemos, sin ~Iéjarnos del puebloc~stellano, a otras explicaciones más se­nas, ,a,!nque quizá no por ello menosf~ntastlca~ qu.e la anterior: la que ima­gma el lustonador don Luciano Huido­bro Serna, quien hace remontar el dichoproverbial nada menos que al siglo XIII.

S~lpone que, al extremarse las persecu­CIones contra los judíos en tiempos deFernando nI, este rey, deseando salva­guardar a aquella raza rica y trabajado­ra, que tanto le ayudaba económicamen­te en sus empresas y tanto le servía consu ciencia, decidió procurarle asilo se­guro. "Por medio de una encomienda oprivilegio los confinaba en una pobla­ción apropiada por su situación y encla­vada en tierras feraces." Dicho privilegioempieza así: "Recibe bajo su Real pro­tección a los judíos que tienen casa enlos solares de Burgos y en Villadiego ...".Lo demás, según el señor Huidobro, seadivina fácilmente: cuando algún judíose veía amenazado, no tenía más que ira refugiarse en la población preparadapor el rey Fernando, para lo cual tenía,forzosamente, que tomar las de Villadie­go. Ahora bien, ¿las qué de Villadiego?¿Por qué las calzas? ¿No hubiera sidomás natural que el refrán mencionaselas mtas o los caminos de Villadiego envez de las misteriosas calzas?

Queda ~na variante de esta hipótesis,que men~lOna el mismo Huidobro, yque se refIere al campamento levantadoen aquellos parajes muchos años despuéspara que se concentrasen en él los ju­díos, una vez que llegó el momento desu expulsión, evitando así ser persegui­dos y muertos por los fanáticos. Tam­bién entonces tomaban las de Villadiecro

d lb'

I~ara ese ~ este pueblo dirigirse al exi-ha, custodIados y protegidos en su mar­c~a por e~ ejército de los reyes. Es po­SIble --:-opma el señor Huidobro- queesta mIsma expresión se aplicara despuésa to~las las personas que, huyendo dealgUien o de la justicia, corrieran a bus­car refugio e inmunidad en las iglesias-:-que gozaban del derecho de asilo-, yfInalmente la expresión pasara a apli-

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carse a tOllo aquel que huyese por algoo de alguien ... Perfecto; pero, de nue­vo, ¿dónde quedan las calzas de la Ce­lestina y de todos los primeros documen­tos en que aparece la frase? -Tambiénésta, como las demás explicaciones, nopa~an de ser una mera y simple hipó­teSIS.

Vimos antes cómo Correas negaba au­tenticidad al cuentecillo del Villadiego"despantalonado"; ¿qué solución nosofrece a cambio el maestro salmantino?-Una muy personal, que trata de ate­nerse a razonamientos estrictamente gra­maticales. Según Gorreas (en su Arte dela lengua castellana, 1626), originaria­mente se decía sólo tomm-las, para 'irse,huir', significado que tenían tambiénotras expresiones semejantes: "Afufólas,apeldólas, liólas, bolólas, tomólas, paradezir que uno huió i se fue [en españolmoderno, "se las piró"]. Esta postreraparte tomólas ha crezido, i dizen tomólas de Villadiego por henchir más el di­cho, i porque corre bien la palavra Vi­lladiego, i dexando el las dizen tomó cal­zas de Villadiego para dezir que huió ise fue de lixero. I no siento ni creo quetiene otra istoria". Nada prueba que, co­mo supone Correas, se hubiera dichoprimero tomólas, y después tomó las(calzas) de Villadiego, sino que cabe másbien imaginar lo contrario: los ejemplosmás antiguos citan tomó (las) calzas deVilladiego, de donde -sobrentendiendoel sustantivo- pudo decirse tomó las dev., y después, ya en tiempo de Correas,abreviarse en tomólas.

Que el origen de esta expresión es su­mamente oscuro, acaso inalcanzable, loprueba el hecho de que Quevedo, unode los escritores que mayor dominio yconocimiento tuvieron de la lengua es­pañola, no sabía tampoco nada al res­pecto. Efectivamente, en su fantasmagó­rico cuento titulado Visita de los chiúes,escribe:

-"Este es Vargas, que, como dicenAverigüelo Vargas, viene averiguándolotodo.

Topó en el camino a Villadiego. Elpobre estaba afligidísimo, hablando en­tre sí. Llamóle y díjole:

-Señor Vargas, pues vuesa merced loaverigua todo, hágame merced de ave­riguar quien fueron las de Villadiego,que todos las toman; porque yo soy Vi­lladiego, y en tantos años no lo he po­dido saber ni las echo menos, y querríasalir, si es posible, deste encanto.

Vargas le dijo:-Tiempo hay, que ahora ando averi­

guando cuál fue primero, la mentira oel sastre... En averiguando esto, vol­veré.

y con esto, se desapareció."Es decir, que escurrió el bulto, que

eludió la respuesta de lo que ni él, elmismísimo Vargas, sabía.

¿Qué pensar de esta decena de expli­caciones aquí reunidas? ¿Cuál puede te­ner mayores probabilidades de acierto?¿La explicación verdadera estará aún pordescubrirse? -Antes de verme en elaprieto de tener que contestar a estaspreguntas, haré como Quevedo: con cal­zas, a caballo o a lo ladino, tomaré lasde Villadiego, sin osar comprometermecon una opinión personal.