Por LUIS ALBERTO SANCHEZ - Revista de la Universidad de México€¦ · licismo ta;'dío puede ser...
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18GREGARIOy
Por LUIS ALBERTO SANCHEZ
illlp~lidas a lu inauditu en este siglu. a de\1lostrardogmas concebibles sólo para la fe. refugio de loimponderable v de lo intangible. no de lo tangible ni de lo ponderable,
Cun t(ldu. aun en ese aspecto linal de su vida.Lugones evidenció la~ cIus caracteristica~ inadvertidas de su \'igorosa-y...;in embargu. gregariapersonalidad. Sin los CongTesos Eucarísticos, acaso no habría sido tan insistente la duglllútica católica de Lugones: ~in la marcha soilrc Roma, hahriase en sus Jabi(ls retardado la "hura de la espada": sin la suficicllCia positivista de fin-de-si.glo\' el heroísmo anarqui~ta. tampucu dbtacara conigual ardentía rl encendido escritor de "La \lontai'ía". el hlllerari u Tirtco de Emilio 7ula ...
Lug(lne~ se preselltó siclllpre CO\1lU un conciul'tUl'. Su soberbia no L- permitió I!UnCa "cr ""Idad" :.;u soberbia y su talen tu, Conducidu pUl' alllbos. (\hídonde hincó la garra iue ante todo a. Discutib!e eincun~ecuente: d Lu gran: ,'s que era él desrruésele afirlllar \' de aiirll1arse: pero en el in,tante ele·Ja escogitaci(')ll. más quc lwnderu, era piedra 1'111
zada por lo preduminante, por el atuendo t riulliador en e~'e día. Tal \TZ parezca extrallO lo quc'digo. Peru examinenl'b ¡a~ actl1acione~ de r.ugoncs, después intel1taré una explicación.
Se ha ('1ogiado-y vítu ptradu c()n~iguiclItCln'.'llk-a Lugoncs cmm, "libertario" o anarquista ellsus primeros dias, cuando actuaha jUllto cun .loséfngenieros. Enl'iqul' Dieklll<llln, ('11 '.lIs l'('cuerdos'de Lugones. insertos ('n "Clllulnlla·'. dl: hace poca..; semanas, rdiere detalle, de b actitud "terrihle" (k! pocta en aquel ('lJton('l.'~. L'110S condenancl "aiiojamiCI1[o" de I,1l.~·()IIt·S ['011 posterioridad ala "hora de la espacia", (ltr, IS. éTl'Cll que \'oh-i/)a ia realidad. Xi tilla co~a ni IItra. LuS'0nes ni":lílojú" ni hal]ú la ruta de ]);lIna~~'u ell el ClrltuJ1ilr la íUlTza. El sitmJ)n: [m'o su Laberintu el! sílllislllU. \ ~u hil!) de Ariacln:l el! lo más impresionante <Id sucesn coticliallo. :\aeido en una época
•ADALI-D
CON illOtivO de la muerte de Leopoldo Lugonesse ha escrito acerca de él un centenar ele articulas
. interesantes, y muchos centenares de notas sin importancia. Que yo sepa. no se han abordado enninguno de los primeros ni de las seg-undas. do~
aspectos indispensables, en un cnj uiciamiento finaldel poeta de "Las Montañas de! Oru" : su dualidadde adalid y gregario, y su actitud representativade un instante de confort americano. Por 1l1uchaque sea la prestancia del escritor. omitir al enfocarlo imperativos sociales \' psicológ-i;:os me parece tan absurdo como fundarse exclusivamenteen ellos.
Cuando se aborda e! análisis de un hombre recién fallecido, hay quienes sospechan: i necrofag-ia !En todo caso, sería ese el vicio antisudameri;:anopor excelencia: aquí, según los doctos. lo comúnes que existan biofagia y necrolatría, o uso: odioal vivo tríunfante para opacarlo v empequeñecerlo,y culto exaltado al muertu, ., porq ue ya no ofende, aunque nada valiera en vida, Perdunac!o mesea el no practicar ni aquella forma de "idolatría"-la del fallecido, ni aquella de "fagia". la de achicar al vivo para romper posibles competencias,Frente a Lugones, como frente a Chocano y Darío, y Nervo, hay amplitud para desenvolverse tomándoles estrictas cuentas llegado el caso.
¿Será, acaso, indispensable que la justicia serebaje hasta la piedad para enfrentarse a nn Illner-to ilustre? .
Por mi parte, prefiero que la piedad ascienda aser justicia. Entonces elIa aparece como piedady no" en el sentido peyorativo de conlpasiún,
De Lugones sabemos todu lo nccesari() para suplinto. Para su estatua nos faltan l](¡1'I1f¡S de fundición. N os faltan porque lo mi ramos cun aparenteserenidad. pero siempre l1l'gido~ pl)r la ~l!misión
al artista experto y vertiginoso. pur el reclnw alpropagandista precipitadu \' unilateral. v tentacIospor las sospechas hacia sus últimas producciones,
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FABRICA DE SELLOS
DE GOMA
TESIS
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mo, promesa del mundo. Buenos Aires empezabaa ser la novia de Argentina. Tanto era el auge yvenían tantos trabajadores eficientes con proclamas anarquistas en el bolsillo, que bien se podía
. camhiar lo uno por lo otro. Refugiados de Alemania (el padre de Korn, décadas antes), de Italia(el ele Ingenieros, también décadas antes) y deEspaña, plasmaban la riqueza argentina con discursos contra la explotación, organizaciones anarca-sindicales y creciente producción de trigo, cuero, lana, carne. Rosario, enorme emporio de granos, era la Chicago del Plata-por su espíritumercantil y por su vida enigmática y ruda.
Lugones, sensibilidad alerta, captó todo eso.Como los niños que siguen los desfiles militares.atraídos por clarines y tambores, se lanzó a la pré~(lica libertaria. Temerle habría sido mucho. Pee1irle constancia habría supuesto creerlo un convencido. Era nada más que un sensitivo. Del anarquismo-al que acariciaba al par que rendía tributo "A la Noche" y HA la Belleza", en sus odas de"Las Montañas del oro"-, pasó a simpatizanteboJchevista cuando la grandeza de la .revoluciónde octubre hirió su finísima sensibilidad de esteta.¿ Principios? Las promesas. ¿ Razones? Las ceremonias. ¿Ideas? Los hechos. Y así., este paradó- .jico artista. reemplazaba las ideas por actos, comoun pragmático corriente, pero no se aprovechabade tales actos, como un romántico usual. Y asíresulta---quiero que se me entíenda bien, sobretodo ahora que él acaba de morir-una singulardualidad de pragmatista y hasta oportunista en sucortejamiento a movimientos y tesis aparatosamente triunfales-uso el adverbio con premeditación-y, al par, desinteresado, antipragmático ensu no aprovecharse para nada personal de suscoincidencias o ullcimientos. Cantar a la fuerza ymorir pobre cualido la fuerza triunfa, implica, ouna convicción profunda de la necesidad de lafuerza, o una impresionabilidad a flor de piel yuna ética a fondo de alma. Las actitudes de Lugones no admiten escaparse de esta disyuntiva. Y loúltimo es lo más seguro.
Fue a raíz de la ostentosa marcha sobre Roma,en 1922, cuando Lugones empezó a sentir veleidades por la violencia. El trato con un dictador deguante blanco, como Leguía, que además fue astutamente cordial con él, acabó de convencerle. La"hora de la espada" planteó una situación de hecho. Sin embargo, no era aún fascista. Era, comoha hecho notar Dickmann, anticomunista, porqueamaba a la democracia. Más tarde, se hizo fascistapor odio' y desconfianza a la democracia. Nuevacontradicción, nueva inconsecuencia: demócrata yantidemócrata; ayer anticomunista por culto también a la democracia, y ahora que el comunismoacepta la democracia, enemigo también de los demócratas.
Por fin. el íibertario 'se hizo católico. El catolicismo ta;'dío puede ser síntoma de debilitamiento de las fuerzas materiales. colapso de la personaliclad. No poseía Lugones don supremo para lihertarse de esta cuasi ley humana. Pero, suponien-
REv1N
CAJAS PLEGADIZAS
REALOES
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de comodidad material y de paz social, su perwnalidad poderosa se desarrolló sin más trabas quelas que ella misma engendraba, y encontró másviable el sendero de lo ostentoso que el del silencioso trabajo de maduración. Lugones era unacepa que maduraba todos los días, y cantando.Que cantaba la vendimia antes que llegaran losvendímiadores. Que-gallo enhiesto y madrugador-cantaba al alba cuando se diluía ya su le-
.chosa blancura entre las sombras; pero era yablancor incipiente el que deshacía la noche.
En ese entonces, poco antes del 900, Europavivía impresionada por el auge del movimientoobrero. Del hervor social. Como reinaba la bonanza, nadie se alarmaba demasiado de las exigenciasdel trabajador. Como la pobreza no llegaba a ladesesperación, las exigencias encontraban el fácilcauce de la reclamación legal. La proclama noheria; mucho menos mataba. Nadie caía, derribado por los gritos, ni temía la virulencia de los reclamos. Había nuevas fuentes de materias primas.La electricidad, la guerra del Transval, la expansión de los Estados Unidos, la virginidad de América del Sur eran otras tantas promesas bonancibles, apaciguadoras. Sólo Rusia y España-Romanof y Barbón-atacaban con saña al protestador,porque ahí la pobreza desesperaba y la proclamasonaba a disparo. Argentina era nn campo ubérri-
ti~ PROPAGANDAI OOMERCIAL
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do que se eximiera de ello, lo más probable es queen su ya marcada actitud reaccionaria influyera(como ayer el triunfo de Lenin, como la ostentosamarcha sobre Roma, como el auge anarquista) elaparatoso Congreso Eucarístico de Buenos Airesque hirió su retina profundamente.
y así tenemos que el soberbio conductor demovimientos, el gallardo animal de presa, obedecíaa corrientes tumultuosas y decorativas, al imperativo suntuario de su estética novecentista. Adalid ygregario, poderoso artífice que imprimía sello deinsolencia a lo que ya existía en las desdeñadasmasas de descamisados de Barcelona, de bolcheviques de Petersburgo, de camisas negras de Roma,de devotos de Buenos Aires.
¿ y la razón o las rawnes? Presuntuoso responder diciendo: esta es la razón. Pero sería inhumano negar al espectador su derecho a inferir motivos.
Cuando nació el modernismo primaba en América la comodidad provocada por la afluencia de
-capitales extranjeros, de braws dispuestos a roturar la tierra, a excavar el yacimiento metalífero,a formar riqueza. Europa respiraba un ambienteedénico (del Edén de aquellos días, menos efímero que el personalizado de estas duras horas quevivimos) ... La poética y la ideología modernista-Rubén, Rodá--admitían la vida coma estadio elesonoridad y colorido, feérico circo en donde desarrollaba sus habilidades una de las promocionesmejor dotadas culturalmente de nuestra historia.Lugones experimentó la influencia afrancesada deDaría, pero mantuvo su corazón firmemente adherido a la Argentina. Como Argentina era, entonces, tierra de transición, le ocurrió a Lugones undrama que se refleja en su obra entera: la vocación vernácula sin tradición cierta a qué adherirse; la necesidad de un asidero fuerte, y lo adventicio reinando, avasallándolo todo. Días de inmigración, buenos para transitar, difíciles para élque indaga y lanza raíces, que no redes. Días depesca, de cacería, no de sondaje. Días de atalaya,acaso, pero no de escafandra--ejercicio en el submar, en el subsuelo, en la subalma, en la subhistoria ...
De ahí que cuando se enrostre a Lugones suexceso de fidelidad a ciertos módulos retóricos deHerrera y Reissig, en su "Los sonetos del jardín", a Laforgue en su "Lunario sentimental",etc., en realidad no implica ello una conclusiónde proceso, sino apenas la apertura de juicio. Luganes comparecía con tales acusaciones ante snconciencia y ante la posteridad. Sus coetáneos noeran capaces de un equilibrado criterio, porque,víctimas ellos mismos de idéntico espejismo provocado por el confort, por la ausencia de luchas intensas, por ayuno de patetismo, debían imlentarsu tragedia para vl:vir su drama. '1 el hombre sinpatetismo, vale decir, sin agonia, no está preparado para calar en la hondura ríspida de un "tiempode angustia". Los únicos capaces de juzgar a Luganes, hombre de garra, señerísimo, fueron él y los
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pósteros. nosotros. Ante 11uestro trilJ\lIlal hallr)estimación-ya veccs admiraciún estt,tica-, condena política, asombro antc su insensibilidad social, consideració na su desinterés individual, repudio a su ejemplo, e11 lo cual clebe re¡xuar todohombre destacado. ya c¡ ue nadie es mús [raidoramente leal que el discípulo encC,l!;uecido.
La misma soberbia ele Lugones refleja a sutiempo. Chocano fué orgulloso, arrogante. Rl1héncra demiúrgico. Nervo, ahroq uelaelo en su tristeza, pero sin darse ampliamcntc al amor ele Anita,salvo post mortem. Valencia, señoril, aristárquico.Hodó, huraño, soberbio. Sin la máquina a vapor nohabría existido acaso esa flor ele exquisiteces verbales que fué Oscar VVilele. Nacido en "tiempo deangustia", Lugones habría puesto su poderoso talento al servicio de algo más real, viviente, patético, profundo que einsteinianismos, helenismos,criollis1l10s, y alquitaramientos verbales en todolo cual dejó la fuerte huella de su inspiración ysu cultura. Porque fué hombre recio de cuerpo yalma soporta, ahora, este recién abierto "juiciode los muertos" en el que 'sus testigos ele descargoson sus pares elel modernismo, y su principalacusador Nuestro Tiempo, denso de tragedia, prieto de insatisfacción, ávido de sacrificio, y que agolpe de dolor y de agonía, forja la ~1Ueva retórica desprovista de suntuosidad.
De La Nueva Democracia. Nueva York.
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