¿Por qué evangelizar a los niños?
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Transcript of ¿Por qué evangelizar a los niños?
SEMINARIO DE EDUCACION
TEOLOGICA POR EXTENSION
MISION
LIBRO:
¿POR QUE EVANGELIZAR A LOS NIÑOS? Sam Doherty
MIGUEL ANGEL TORRES GALLARDO
PROGRAMA DE LICENCIATURA
SETE - HUANCAYO
EDUCACION CRISTIANA
TAREA 1:
Leer 112 páginas del Libro de Sam Doherty: “¿Por qué evangelizar a los niños?
TAREA 2:
Llenar el Reporte de Lectura y entregar un resumen del libro de 5 a 7 páginas.
¿PORQUE EVANGELIZAR A LOS NIÑOS?
CAPITULO 1:
LA EVANGELIZACIÓN BIBLICA
La Evangelización es la proclamación de las buenas nuevas a los pecadores perdidos: que Jesucristo
murió por sus pecados, que resucitó y que puede y desea salvar a aquellos que desean dejar su
pecado y confiar en él como su Señor y Salvador. (Mr.16:15; Lc.24:46-48;1 Co.15:1-4)
El Señor Jesús nos ordenó: “Vayan por todo el mundo y anuncien las buenas nuevas a toda
criatura”. Todos necesitan a Jesucristo por tanto debemos evangelizar a todos.
Debemos evangelizar porque es un mandato (Mr.16:15), el amor de Cristo nos obliga (2 Cor.5:14),
y lo más importante es porque nos ocupamos en hacer que la gloria de Dios se extienda por el
mundo. (1Cor.10:31)
Debemos evangelizar a los niños porque Dios nos ha dado el mandato de hacerlo: “… a toda
criatura.”
Es responsabilidad de todo creyente evangelizar a los niños según se presente la oportunidad,
también aquellos que tienen algún puesto de responsabilidad y que tienen oportunidades especiales
para evangelizar a los niños: maestros de escuela dominical, obreros que trabajan voluntariamente
con niños, ya seas dentro o fuera de la iglesia, y padres de familia. (Ef.6:1-4; Col.2:20-21)
CAPITULO 2:
EL FUTURO ESTA EN SUS MANOS
Todos los que trabajan con niños deben tener una doble visión e interesarse tanto en el presente
como en el futuro: necesita ver a los niños tal como son con sus necesidades y posibilidades en el
presente y necesita ver a los niños tal como serán algún día. Los niños de hoy son los padres,
maestros, policías, políticos y predicadores del futuro.
Moisés dejó muy en claro que el futuro del pueblo dependía de la actitud que ellos tendrían para con
sus hijos, para con los niños, a quienes tendrían que transmitirles las enseñanzas de padres a hijos
para que las generaciones sigan amando y sirviendo a Dios. (Dt.11:9) De la misma manera cuando
se instituyó la pascua como un evento recordatorio para enseñar a las futuras generaciones acerca
del poder de Dios. (Ex.12:26-27)
Esto es un desafío para nosotros, los adultos del presente. Los niños de hoy son la iglesia del
mañana y el pueblo del mañana. Descuidarlos es asumir un grave riesgo. Debemos prepararnos para
el mañana alcanzando hoy a nuestros niños con el evangelio. Nuestra inversión de esfuerzo, tiempo
y dinero será buena y provechosa. Evangelizamos a los niños porque el futuro de la iglesia y de los
niños esta en sus manos.
CAPITULO 3:
UNO DE ESTOS PEQUEÑOS QUE CONFIAN EN MÍ.
El mandato del Señor en Mr. 16:15 de evangelizar a todos es un mandato absoluto, y no depende de
ninguna manera de los resultados de la evangelización, sea que algunos acepten nuestro mensaje o
no. Es una motivación saber que algunos van a creer al evangelio y que el esfuerzo no es en vano.
La palabra de Dios dice que si es posible que un niño, aún un niño pequeño, ponga su confianza en
Jesucristo como su Señor y Salvador y sea salvo.
Hay algunos conceptos errados respecto a evangelizar niños, algunas iglesias sólo crean un espacio
para entretener y mantenerlos tranquilos mientras se desarrolla el culto regular de mayores, otros los
obligan a asistir al culto y los aburren hasta el cansancio, algunos los llevan a un salón aparte y les
hacen cantar, jugar, les cuentas historias bíblicas y es todo; nunca hay una invitación a los niños a
aceptar a Jesucristo porque piensan que es muy prematuro, o que no entienden.
El pensamiento anterior es equivocado ya que los niños si pueden entender el mensaje del evangelio
de manera profunda, ser conscientes de su pecado y arrepentirse, y recibir a Jesucristo como su
Señor y Salvador. La Biblia nos enseña que los niños pueden confiar en Cristo. (Mt.18:2,6;
Mr.9:36) La palabra griega usada es paidon que significa niño pequeño, no un bebe, pero si un niño
de corta edad (5 años en adelante?). Es posible que un niño se convierta en un creyente. Pablo
escribe en su carta a los efesios exhortando a los hijos, niños y jóvenes, a obedecer a sus padres.
(Ef.6:1-3) considerándoles dentro del grupo de redimidos por la sangre de Cristo.
Por lo tanto creemos que la salvación no se limita a un grupo o ciertos grupos, Es para todos los que
confían en el Señor Jesucristo como su Señor y Salvador. La experiencia de grandes siervos de Dios
que rindieron sus vidas a Cristo a temprana edad, nombres como Juan Wesley, Jorge Whitfield,
D.L. Moody, Issac Watts, Carlos Spurgeon, Mathew Henry, etc. Evangelizamos a los niños porque
confiamos que es posible que el Espíritu Santo obre en sus corazones para que confíen en Cristo y
sean salvos.
CAPITULO 4:
NO QUIERE QUE NINGUNO DE ESTOS PEQUEÑOS SE PIERDA
Todos los niños, al igual que los adultos, tienen necesidades espirituales: Toda persona que nace en
este mundo está espiritualmente muerto (Ef.2:1); tiene una naturaleza pecaminosa que se manifiesta
en acciones pecaminosas. (Sal.51:5; Is.53:6); esta fuera del reino de Dios y necesita nacer de nuevo
para entrar en él (Mt.18:3; Jn.3:5).
La única manera que una persona pueda recibir vida espiritual y vida eterna es mediante el
arrepentimiento y una fe personal en Jesucristo (Jn.5:24), la única manera que puede recibir una
nueva naturaleza es mediante la fe en Jesucristo (2Cor. 5:17), la única manera de ingresar al reino
de Dios es mediante el nuevo nacimiento y la conversión (Jn.3:3; Mt.18:3)
Los niños solo pueden confiar en Dios si oyen el evangelio (Ro.10:13-17) y si responden al obrar
del Espíritu Santo en sus corazones (Jn.16:8-11). Los corazones de los niños son tiernos, que
pueden ser más sensibles, y sentirse culpables por el pecado. Pero en Jesucristo y su evangelio está
la respuesta a sus necesidades espirituales.
Los niños enfrentan al mal y las tentaciones en el mundo actual. La única solución y defensa frente
a estas cosas es el Señor Jesucristo y su salvación. Jesucristo puede fortalecer a los niños y
capacitarlos para que vivan para él y resistan la tentación y el mal. Hoy en día el diablo está en un
ataque frontal contra nuestros niños, quiere destruir sus vidas. Ninguna generación de niños ha
tenido que enfrentar el mal y las tentaciones como hoy en día.
La solución está en Cristo y nuestra responsabilidad es comunicar el evangelio de salvación. Existe
la posibilidad de que estos niños se pierdan para siempre si no le hablamos de la salvación de
Cristo, es necesario que oigan el evangelio. Evangelizamos a los niños porque están perdidos y
necesitan ser salvados.
Debemos hablar de Cristo a los niños que vemos que han alcanzado la edad de consciencia,
entendimiento y responsabilidad, en estos tiempos los niños “despiertan” más temprano y por lo
mismo debemos estar atentos. Y ¿qué de los párvulos? (niños de 5,6,7,8 años de edad) Ellos si
parten a la eternidad a esa edad son salvos pues no tienen aún conciencia como para aceptar o
rechazar a Jesucristo.
CAPITULO 5:
INVIERTE DONDE HAYA MAYOR RENDIMIENTO
Los adultos e incluso los adolescentes de hoy, por lo general están muy cerrados al evangelio. Los
niños, y sobre todo lo más pequeños, son muy distintos. Son abiertos y demuestran interés. La
comunidad más receptiva al evangelio son los niños. ¿No deberíamos evangelizar a aquellos que
son más receptivos y dispuestos a escuchar?
La Biblia nos enseña que los niños son más receptivos al evangelio que los adultos (Mr.16:15) antes
que un adulto pueda ser salvo tiene que volverse como un niño. Debe ser sencillo, humilde,
confiado y dependiente. A mayor edad de la persona, mayor es su resistencia al evangelio, y resulta
más difícil alcanzarlos para Cristo. La experiencia nos demuestra que los niños son más receptivos
al evangelio.
Otros grupos están más conscientes que nosotros de la apertura de los niños a lo que dicen y
enseñan y las influencias que desean ejercer sobre ellos. Los comunistas han enfocado su atención y
propaganda en los niños, las propagandas por los medios, la televisión y el internet, la iglesia
católica da alta prioridad a los niños. Lamentablemente no todos los evangélicos aprecian la
apertura de los niños y las maravillosas recompensas por alcanzarlos mientras aún son niños.
Ahora es el momento de alcanzarlos y enseñarles, cuando aún están receptivos y dispuestos a
escuchar. Es triste decirlo pero estos mismos niños también están abiertos a todo lo que les pueda
influenciar e afectar. Las estadísticas muestran que cuanto mayor sea una persona, menor es la
posibilidad de que acepte a Cristo. Evangelizamos a los niños porque están más abiertos al mensaje
del evangelio y son el campo más fructífero para la evangelización.
CAPITULO 6:
SE SALVARON DOS Y MEDIO
Esta fue la expresión cuando le preguntaron a un evangelista norteamericano cuando se salvaron en
una reunión evangelística dos niños y un adulto; es cierto la vida del adulto equivale a una media
vida porque ya ha transcurrido gran parte de su vida, sin embargo los niños tienen una vida por
delante para vivir para el Señor y servirle.
Cuando evangelizamos a los niños no sólo nos interesamos en sus almas sino que también nos
interesamos en sus vidas. Cuando un niño confía en Jesucristo, tiene muchos años para vivir para él.
Los niños pueden desarrollar una vida cristiana, al igual que los adultos ellos pueden orar, pueden
vivir vidas hermosas, pueden dar testimonio para Cristo, pueden animar a otros que acepten a
Cristo. Evangelizamos a los niños porque toda una vida por delante.
Durante los primeros años de vida de una persona se forman y se crean los hábitos para toda la vida.
Es bueno que un niño venga a Cristo para que su personalidad y sus hábitos puedan ser
influenciados y guiados por el Espíritu Santo que mora en él. Podemos ver en las Escrituras a
personas que tuvieron su encuentro con Dios a una temprana edad de la niñez, adolescencia y
juventud: el profeta Samuel, José, Moisés, David, Joás, Josías, Daniel, Timoteo, Abdías.
CAPITULO 7:
DEJEN QUE LOS NIÑOS VENGAN A MÍ
La Biblia nos dice que Jesús ama a los niños. Hasta pareciera que de alguna manera él tiene un
amor especial hacia ellos, los niños de alguna manera tienen un lugar especial en el corazón de Dios
(Mr.10:14)
En Mt.18:1-14, Jesucristo… se identifica con los niños (v.5)
se indigna cuando se hace tropezar a uno de sus pequeños (v.6)
nos dice que no menospreciemos a sus pequeños (v.10)
no desea que siquiera uno de sus pequeños se pierda (v.14)
está buscando a sus pequeños que están perdidos (v.11-13)
Cuando los discípulos reprendían a los que traían a los niños a Jesús, este se indignó por los que
hacían, les advirtió que no lo volvieran a hacer, y les dio un mandato respecto a los niños: “Dejen
que vengan a mí”, afirmó que el reino de los cielos les pertenece y demostró para con ellos su amor
cuando les abrazó, les acarició y les bendijo. Este pasaje deja en claro que el Señor Jesús ama
mucho a los niños y desea que vengan a él, desea que los discípulos sean una vía de acceso para que
los niños se acerquen y no piedras de tropiezo que les impidan venir.
Hoy en día no deberíamos impedir que un niño se acerque a Cristo, a veces los menospreciamos
pensando que todavía no entienden y que deben esperar a crecer más. Deberíamos habituarles de
pequeños a escuchar la Palabra de Dios en el culto y no confinarlos a un salón para que jueguen y
canten solamente; cuando estos niños crezcan, no tendrán intención de asistir al templo porque
nunca participaron de los cultos regulares de la iglesia.
Cuando Jesús le dijo a Pedro en Jn.21:15 “apacienta mis corderos” se refería a los niños, los
corderos son los menores del rebaño. Aproximadamente la tercera parte de la población mundial
son niños. La prioridad del pastor deberían ser los corderos porque son las ovejas del futuro.
Evangelizamos a los niños porque parecen estar tan cerca del corazón de nuestro salvador quien
desea que vengan a él.
CAPITULO 8:
UN PEQUEÑO LOS GUIARA
Es cierto que un adulto puede ser influenciado e incluso guiado por un niño, y sobre todo por un
niño con el que tiene parentesco. Cuando alcanzamos a un niño para Cristo, con frecuencia
podemos llegar mediante él al resto de la familia, sobre todo a los padres.
En la Biblia hay ejemplos de menores que influenciaron en sus familias: la muchacha que dio
testimonio a su ama, la esposa de Naamán (2R.5:2-19) ; los niños que cantaban a Jesús cuando él
entraba a Jerusalén contagiaron con su entusiasmo a otros (Mt.21:15); La disposición del pequeño
Samuel para oír la voz de Dios (1Sam.3:4-10); Daniel a muy temprana edad propuso en su corazón
no contaminarse (Dn.1:8); el niño que dio a Jesús los cinco panes y dos peces para alimentar a la
multitud (Jn.6:9).
Evangelizamos a los niños porque a través de ellos con frecuencia podemos alcanzar a sus hogares
y llegar a los corazones de los padres y de los miembros de su familia.
CAPITULO 9:
ESTRELLAS QUE BRILLAN PARA SIEMPRE
Evangelizamos a los niños porque Dios ha prometido bendecir a los que lo hacen.
Una de las motivaciones para el ministerio es que tendremos el gozo y la satisfacción de ver a
personas salvas perseverar en el Señor (Hb.12:2; Is.53:11) Otra motivación también son las
recompensas o coronas que Dios dará a los que han sido fieles en su servicio y ministerio en el
Señor: la corona de justicia (2Tim.4:8), la corona de gloria (1Pe.5:4), la corona incorruptible (1Co.
9:24-27), la corona de vida (Ap.2:10), la corona de alegría (1Tes.2:19)
¡Qué gran alegría cuando en el cielo veamos y conversemos con aquellos a quienes testificamos,
evangelizamos, enseñamos, ayudamos y alentamos, cuando aún eran niños! ¡Qué emoción cuando
se nos acerquen y nos digan: “Gracias por lo que hizo por mí para ayudarme a llegar aquí”!
También hay bendiciones presentes para aquellos que evangelizan a los niños: hemos obedecido al
mandato del Señor Jesucristo, estamos usando los dones de enseñanza y evangelización que nos ha
dado, estamos aprendiendo más :ientras enseñamos a otros, aprendemos a comunicar la Biblia a
otros, aprendemos la humildad, la paciencia, y la constancia. La bendición de ver a los niños
entregarse a Cristo y vivir vidas que le agraden a él, verlos que crecen y se transforman en siervos
de Dios, algunos a tiempo completo, la bendición de ver cómo crece la obra de Dios y los mejor de
todo es la bendición de ver que Dios es glorificado en las vidas de los niños.
CAPITULO 10:
¿POR QUÉ EVANGELIZAR A LOS NIÑOS?
Haciendo un resumen podemos ver que debemos evangelizar a los niños por los siguientes motivos.
1. El señor Jesús así lo manda.
2. El futuro está en sus manos.
3. Pueden ser salvos.
4. Están espiritualmente muertos, son pecadores, y están fuera del reino de Dios, y existe la
posibilidad de que se pierdan para siempre.
5. Están dispuestos a oír el evangelio.
6. Tienen toda una vida por delante.
7. El Señor Jesús los ama y desea que vengan a él.
8. Mediante ellos también se pueden alcanzar a sus padres, familiares, vecinos y amigos.
9. Dios nos bendecirá cuando los alcancemos.
10. Dios se glorifica cuando los niños vienen a él.
Esto no significa que debemos de evangelizar solo a los niños, ya hemos visto que el plan bíblico de
salvación incluye a todos; pero dado que los niños abarcan aproximadamente un tercio de la
población ¿no es razonable que un tercio del esfuerzo evangelístico sea dirigido hacia ellos?
Esto no significa que todos deben trabajar con niños y evangelizarlos. Dios llama a algunas
personas a tiempo completo con niños que incluye evangelizarlos y discipularlos. Es vital que todos
cumplan su parte en la evangelización de los niños. Debemos orar y pedirle al Señor que nos
muestre cual es nuestro lugar en la obra y luego, en él, ponerlo por obra.
CAPITULO 11:
NUESTRA RESPUESTA
Cuando sufren los niños, sufrimos nosotros. Cuando leemos en los periódicos que niños son
golpeados, o abusados, se conmueven nuestros corazones hasta el punto de llorar por lo acontece
con ellos. La palabra de Dios nos dice: “Levántate da voces en la noche al comenzar las vigilias del
Señor, derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor. Alza tus manos a él implorando
por la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles”
(Lam.2:19) ¿Que más queremos ver u oír para que nuestros corazones se sensibilicen y
comencemos a clamar con lágrimas por los niños de nuestra comunidad, de nuestra iglesia y de
nuestra propia familia?
¿Que debemos hacer?
1. Debemos ver la gran necesidad de los niños (Mt.18:14), están perdidos, espiritualmente
muertos y fuera del reino de Dios. Esto es más grave que cualquier problema físico, mental,
familiar que puedan tener. ¿Qué debemos hacer?
2. Debemos oír la gran comisión (Mr.16:15) la respuesta a la gran necesidad de los niños se
halla en el evangelio de Jesucristo aplicado a sus corazones por el Espíritu Santo, y nosotros
somos los llamados a hacer llegar ese evangelio a los niños.
3. Debemos estar conscientes de la gran oportunidad que se nos presenta para evangelizar a los
niños. Hay puertas abiertas por todos lados (1Cor.16:9)
4. Luego podremos ver los grandes resultados que podrían darse si atravesamos esas puertas
para evangelizar a niños y ver que confían en Cristo (Mt.18:6)
5. Debemos comprender la gran responsabilidad que tenemos de esforzarnos para ayudar a
estos niños (Ro.10:14)
6. Debemos ser conscientes del gran privilegio que es trabajar para el Señor y para su Gloria
(Mt.5:13-16)
7. Debemos afrontar el gran desafío que tenemos por delante y oír la voz de Dios que nos dice:
¿A quién enviaré? (Is.6:8a). Sea nuestra respuesta:”Aquí estoy, ¡Envíame a mí!”
CAPITULO 12:
UN SENCILLO BOSQUEJO PARA AYUDARTE A EVNAGELIZAR A LOS
NIÑOS
El libro sin palabras de las buenas nuevas usa colores para enseñar la verdad del evangelio.
El color oscuro nos recuerda del pecado. Nuestro pecado. Pecado significa todo lo que pensamos,
decimos y hacemos que no le agrada a Dios. La Biblia dice en Romanos 3:23 "por cuanto todos
pecaron..." Esto significa que toda persona ha pecado sin excepción alguna. Tú y yo somos
pecadores. El pecado nos separa de Dios. Pero sabes, Dios proveyó una solución.
El color rojo nos habla de la solución que Dios proveyó. El rojo nos recuerda del color de la sangre.
Dios envió a su único Hijo Jesucristo a morir en la cruz por todos nosotros para limpiarnos de toda
maldad. Jesús derramó su sangre y murió, pero no se quedó muerto; resucitó al tercer día para
probar que Él realmente era Hijo de Dios. 1 Corintios 15:3,4; Romanos 6:23
El color blanco nos recuerda que todos podemos ser limpios del pecado, puros y sin mancha. La
Biblia dice en Hechos 10:43 que "todos los que en Él (Jesús) creyeren, recibirán perdón de
pecados por su nombre". Cuando creemos en nuestro corazón que Jesucristo murió por nosotros,
entonces podemos ser limpios de pecado y también pasamos a ser hijos de Dios. Romanos 5:8
El color verde nos recuerda las plantas. ¿Qué necesitan para crecer?--agua y sol. De la misma
forma tu relación con Dios es como una semillita que necesita de cuidados para que crezca, el
hablar con Él diariamente (orar), el leer tu Biblia, el decir a otros acerca de Cristo, y el tener
comunión con otros cristianos son formas de cuidar nuestra relación con Dios.
El color amarillo nos recuerda del oro. La Biblia dice que en el cielo hay calles de oro.
(Apocalipsis 21:21). Cuando confiamos en Jesús como nuestro Salvador, entonces podremos vivir
en ese maravilloso lugar como hijos de Dios para siempre.
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TAREA 3: Escoger un libro de la bibliografía y leer 170 páginas.
Libro: “Aprenda a enseñar” de Jorge Enrique Días y José Tomás Poe
TAREA 4: Llenar el Reporte de Lectura.
TAREA 5: Evangelizar cinco niños. Escribir su experiencia.
8 NIÑOS SE CONVIRTIERON EN SAPALLANGA
Llegué por primera vez al pueblo de Sapallanga en Huancayo, la hermana Mary ya trabajaba en una
obra conjunta de la iglesia Metodista del Tambo y la ONG solidarízate. Teníamos un local mediano
adecuado para realizar las reuniones semanales. Los niños venían todas las semanas puntualmente y
juntos llevábamos un programa donde cantábamos, jugábamos, teníamos una lección bíblica y
aprendíamos el texto, luego nos servíamos un refrigerio para luego despedirnos hasta la semana
siguiente.
Inmediatamente me di cuenta que aunque los programas estaban bien elaborados y había mucho
entusiasmo para trabajar con los niños del lugar, muchos de estos, sólo asistían y nunca habían
aceptado a Jesucristo como su salvador personal, y a los que lo habían hecho no tenían un curso
formal de discipulado.
Fue así que llegamos a incluir, dentro de nuestros programas, hacer un llamado a los niños para que
reconozcan sus pecados, se arrepientan y reconozcan a Jesucristo como su Señor y Salvador, a los
que habían recibido a Cristo, luego de la reunión, los reunimos aparte donde tomamos sus datos
personales, pudimos conversar un poco más y explicarles de la decisión que habían tomado,
teníamos que ahora discipular a los que habían nacido de nuevo.
Sin embargo la labor no es fácil, nosotros teníamos que orar primero y luego involucrarnos en la
obra a pesar del poco apoyo que recibimos de los que nos enviaban, a veces teníamos que correr
con los gastos de los pasajes que implican tomar una movilidad para el lugar, nuestro almuerzo y
los materiales que necesitábamos.
Para esto recuerdo que doblamos rodillas varias veces en el templo y también en la casa, durante la
semana y antes de salir al campo. Recuerdo que justo esa semana se presentaron muchos problemas
a nivel personal y familiar, luego surgieron algunos desacuerdos entre los miembros del equipo que
tuvimos que limar asperezas y ponernos de acuerdo, en algunos casos hacer concesiones y
perdonarnos a fin de restaurar la armonía entre nosotros.
Sabíamos que esos eran ataques del enemigo porque quisimos hacer una obra seria con los niños. A
Satanás y sus demonios no le gusta que nos propongamos a evangelizar y discipular a los niños.
Logramos superar todo esto con la ayuda de Dios y pudimos ver los resultados del esfuerzo y la
persistencia.
Ahora la mayoría de estos niños, están siguiendo los pasos de Cristo, sin embargo necesitan que
alguien los siga guiando hasta que puedan hacerse más fuertes espiritualmente y puedan depender
totalmente de Dios y comenzar a discipular a otros.