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  • Del fin del artea la esttica de la comunicacin

    Fred ForestManifiesto para una esttica de la comunicacin

    Jess Martn-BarberoEsttica en comunicacin

    Nelly RichardLos pliegues de lo local en le mapa de lo global: reticencia y resistencia

    Iliana HernndezEsttica y comunicacin en las videoinstalaciones: el espacio inmersivo

    Norbert HillaireEl arte o las fronteras: arte, comunicacin y mediacin cultural

    Sergio RoncalloPensar el arte en la edad media

    Juan Carlos AriasEl cine como realizacin del fin del arte

    Elkin RubianoTres aproximaciones al concepto de cultura: esttica, economa y poltica

    Felipe Beltrn y Antonio YemailLa forma de la informacin en la arquitectura

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    Manifesto for an aesthetics of communication

    En este artculo se presenta un panorama de la situacin actual del arte, las transformaciones de la esttica y su rela-cin con la comunicacin. Es un trabajo de reflexin sobre la comunicacin y, adems, una prctica de accin en este campo y sobre ste. Esta posicin transforma totalmente los datos clsicos de la actividad artstica y hace problemtica su aprehensin. Se evidencia no slo un cambio de objeto, sino, tambin, de medios, lo que conlleva una modificacin profunda de la filosofa esttica.

    Palabras clave: espacio de la informacin, artista de la comunicacin, juego como simulacin.Recepcin: 28 de agosto de 2006Aceptacin: 14 de octubre de 2006

    Keywords: information space, communication artist, game as simulation.Submission date: august 28 th 2006Acceptance date: october 14 th 2006

    This article provides an overview of the situation cur-rently lived by the arts, the transformation of ethics and its relationship to the different forms of communication. It is a work to think about communication but also an action aimed at the inner part of this field and about this field. This position transforms completely the classic data of artistic activities and poses a problem for its apprehension. Here we find evidence not only of a change of objective but also of media, which leads to a profound modification of the aesthetic philosophy.

    Origen del artculoEs un artculo de gran importancia mundial, porque marca un hito en la transformacin del arte y representa el espritu del autor, quien cuestiona el arte, la comunicacin y la esttica; sus cdigos, sistemas simblicos y bases ideolgicas. De ah que haya sido publicado en varios idiomas y, por primera vez, en espaol. Fue publicado originalmente en francs, en octubre de 1983 (vase http://www.webnetmuseum.org/html/fr/expo_retr_fredforest/textes_divers/4manifeste_esth_com_fr.htm#text), posteriormente, en la Revue nmero 43, dedicada a la esttica de la comunicacin (1985), y, ms recientemente, en Esthtique des arts mdiatiques. Collection Esthtique (tomo 1, Sainte-Foy, Presses de lUniversit du Qubec, 1995, pp. 25-61).

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    Manifiestopara una esttica de la comunicacin

    Fred Forest*

    * Fred Forrest es Argelino (1933), artista multimedia y de las redes, profesor titular de la ctedra de Ciencias de la Informacin y la Comu-nicacin en la Universidad de Niza Sophia-Antinopolis. Fue pionero del videoarte, en 1968, y cre, en Francia, los primeros ambientes interactivos. En su prctica artstica explora nuevas formas de creacin utilizando el telfono, el fax, el video, la radio, la televisin, la robtica y la Internet. Fue cofundador del Colectivo de Arte Sociolgico, en 1974, y de la Web Net Museum. Ha publicado numerosos libros, entre los cuales se destaca Per un arte attuale-l arte al tempo di Internet (1998).

    Esttica de la comunicacin eintervencin sobre la realidad como actividad simblica y esttica

    La esttica de la comunicacin concibe transponer los principios sensibles observados en la evolucin de nuestro entorno y del mundo directamente al funcionamiento del arte mismo y no continuar considerndolo en trminos de objetos aislados, sino en trminos de relaciones y de integracin. Las obras, los datos y los sistemas de

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    arte debern ser aprehendidos como totalidades ntegras. Estas totalidades ntegras no podrn, de ninguna manera, dividirse o reducirse al inventario de las partes constitutivas materializadas. Lo que crea la obra no es ni su soporte material ni su representacin visual y pictrica, sino lo que precisamente no es perceptible a nuestros sentidos, pero s a nuestra sensibilidad.

    Nuestra sociedad, al generalizar los modos de produc-cin grfica y al trivializarlos, de cierto modo, limita su tra-tamiento esttico y desplaza la legitimidad de la intervencin artstica de la produccin hacia la invencin de los modelos. La inflacin de las imgenes conduce inevitablemente a su devaluacin. La esttica busca sus terrenos de eleccin fuera de la encarnacin del signo plstico. Al no poder ya perseguir su accin sobre el modo de la representacin, el artista inter-viene, ahora, directamente en la realidad; es decir, contina su actividad simblica y esttica con otros medios, diferentes a los utilizados hasta el momento.

    El procedimiento que adopto es un trabajo cuyo objeto es la comunicacin en s. Es un trabajo de reflexin sobre la comunicacin y, adems, una prctica de accin en el interior de este campo y sobre ste. Esta posicin transforma totalmente los datos clsicos de la actividad artstica y hace problemtica su aprehensin. Presenciamos no slo un cambio de objeto, sino tambin de medios, lo que conlleva una modificacin profunda de la filosofa esttica.

    El arte sociolgico ha probado, a travs de sus diversas experiencias, su afirma-cin como un arte de la accin. Un arte de la accin cuyo desarrollo, programado en el tiempo, se sita en el espacio social. Este arte tiene en cuenta el entorno donde nace. Se apoya sobre una teora de los actos para obrar sobre el mundo con el fin de cambiarlo. Pone en juego la teora de las comunicaciones y genera procesos de interaccin entre individuos o grupos de individuos. Este arte acta como polo emisor de mensajes. Acelera y activa la comunicacin. Innova, bien sea introduciendo mensajes parsitos en los circuitos establecidos, o bien instalando sus propias redes paralelas u, ocasionalmente, estableciendo intersecciones y conexiones entre unos y otros. Este uso tiene como resultado inmediato una crtica a la informacin de entorno y desborda el funcionamiento rutinario de los circuitos especializados. Es necesario recalcar que lo que constituye una novedad es el desplazamiento mismo del campo de accin de la prctica artstica.

    El artista de la comunicacin, productor del smbolo, coloniza otras regiones y anexa otros campos de informacin, al igual que el artista tradicional. No se siente a gusto con los lugares seguros crculos reservados a este uso particular para un pblico tambin particular, sino que desplaza deliberadamente su produccin hacia otros campos y a travs de otros canales. Cuando se transmiten a travs de los medios masivos de comunicacin, en vez de a travs de un museo, estos mensajes igualmente llegarn al pblico del museo, aunque en menor medida. En todo caso, el artista logra ampliar el crculo de los destinatarios potenciales, llegando a ellos a distancia y, de esta forma, logra establecer con ellos una nueva relacin favorecida por la originalidad de la situacin creada. El artista de la comunicacin, al introducir de

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    este modo sus propios signos sobre los medios de comunicacin cotidiana peridicos, radio, televisin y telfono, y a travs de ellos, y al yuxtaponerlos con los signos de la sociedad que estos canales transmiten, as como tantos signos parsitos, acta correctamente en el espacio de su tiempo, que es el espacio de la informacin.

    En el espacio de la informacin introduce, instala y pone en escena sus smbolos. Por supuesto, segn el marco de la intervencin elegida, la estrategia de comunicacin exigir la seleccin de apoyos, momentos y organizacin, en funcin del mensaje que se va a transmitir y del objetivo que se va a alcanzar. Al apropiarse as de otros canales, el artista tambin pone en evidencia el lugar totalmente relativo, conservado hasta entonces para la creacin artstica. Hoy el campo de la informacin ofrece a los artistas espacios ilimitados de accin para los cuales ellos sabrn inventar formas de arte especfico.

    La prctica del arte sociolgico siempre ha puesto su atencin en los problemas de comunicacin. Algunos le reprocharon una inflacin de informaciones en su propio funcionamiento, sobre todo, en lo concerniente a la actividad del colectivo de arte sociolgico, particularidad inherente a su mtodo de accin. De acuerdo con su lgica, la expresin de esta comunicacin se tradujo en formas diversas y recurri a medios variados, escogidos en funcin de su apropiacin al momento y a las circunstancias. El volante postal ha sido, por razones financieras explicables, el ms utilizado. Permite, en efecto, al menor costo, llegar al pblico objetivo y, sobre todo, alcanzar sin intermediarios a lderes de opinin que se volvern, ellos mismos, multiplicadores de informacin. Sin embargo, nuestras intervenciones puntuales en los medios masivos de comunicacin (prensa escrita, radio y televisin) fueron numerosas y sobresalientes. La dinmica, como la amplificacin de la informacin, hacen parte de la dimensin que nosotros siempre hemos dado a nuestro trabajo.

    La informacin en grande nos ha permitido atribuir a nuestros acontecimientos la existencia y el impacto social que esperbamos. Siempre hemos puesto atento cuidado a la preparacin de esta informacin y luego a su difusin. La tcnica de comunicacin es, entonces, en todas nuestras acciones, objeto de una reflexin preliminar profunda. Es objeto de un minucioso plan. Como parte integrante de nuestro mtodo, este plan de accin deber, sin embargo, resultar suficientemente flexible para adaptarse a cualquier situacin imprevista. Nuestra accin de metro cuadrado artstico es, de esta manera, ejemplar por los resultados que fueron obtenidos en su momento. Es ah, sin duda, donde entra en juego la intuicin de los medios y la sensibilidad en su modo de funcionamiento. Esta sensibilidad flota en el aire del tiempo inducida por el entorno de informacin en el cual todos estamos sumergidos.

    Esttica de la comunicacin y artecomo modelo de simulacin frente a los poderes

    El arte mantiene lazos con una realidad sobre la cual trata de ejercer presin para modificar su percepcin. El juego, como modelo de simulacin, anticipa, por medio de investigaciones sucesivas, las situaciones reales en el campo de lo posible. Desarrolla estrategias de accin. Contribuye a renovar, por su reproduccin ldica, los papeles sociales y los comportamientos. Los modifica y propone otras versiones de stos. De esta forma, el arte ejerce su accin directamente en la realidad social. Le opone a sta una representacin simulada que tiene como resultado, por yuxtaposicin, revelar las imperfecciones de esa realidad. La cultura no se siente satisfecha de ser

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    slo un elemento de ocio, se afirma como un arma de combate. El juego, como actividad realizada libremente, sin obligacin,

    por placer, es, en el sentido lato de la palabra, uno de los com-ponentes fundamentales de cualquier manifestacin artstica. Esto

    no quiere decir, sin embargo, que el arte sea una ocupacin gratuita, sin objetivo determinado. No es slo una actividad de evasin orientada hacia la ficcin:

    Todo juego, como todo medio de informacin, es una extensin del individuo o

    del grupo. Su efecto sobre el grupo o el individuo es el de una reconfiguracin de las

    partes del grupo o del individuo que no son extendidas o prolongadas. Una obra de

    arte no tiene existencia o funcin fuera de estos efectos sobre los hombres que la obser-

    van. Y el arte, como los juegos o los artes populares, y como los medios de comunicacin,

    tiene el poder de imponer sus propios postulados al colocar a la comunidad humana

    dentro de nuevas relaciones y nuevas actitudes. El arte, como los juegos, es una traduccin

    de la experiencia. Lo que ya hemos sentido o visto en una cierta situacin, lo encontramos de

    nuevo sbitamente encarnado en un nuevo material. (McLuhan, 1968, p. 266)

    El concepto, la realizacin, el desarrollo y la finalidad de nuestras acciones apuntan, por medio de una metodologa apropiada, a relacionar situaciones ficticias con datos de lo real. La ficcin es presentada al mundo real como otra realidad posible, donde la experiencia vivida de la comunicacin entre el artista y el espectador se enriquece. El juego, el ensueo y el imaginario son introducidos en la dimensin de lo vivido. Tal concepcin del arte se enfrenta a los cdigos tradicionales y hace problemtica su percepcin. En el mbito de las artes plsticas, las obras de los siglos pasados con frecuencia tenan como regla la reproduccin de una cierta verosimili-tud. Esta verosimilitud era, de hecho, el criterio primario sobre el cual se fundaba el reconocimiento de las obras.

    Cada acto verdaderamente innovador rompe con el orden establecido. Si las innovaciones artsticas fundamentales se refieren siempre y obligatoriamente al repertorio del conocimiento establecido, se enriquecen por el aporte innovador de cada artista. Para el gran pblico, la irrupcin brutal del arte y de nuevos idiomas en el campo familiar suscita siempre un fenmeno natural de incomprensin y requiere un tiempo de asimilacin. En la ampliacin actual de las perspectivas artsticas a disciplinas pertenecientes a las ciencias humanas, la expresin personal tiende a volverse la traduccin de un problema ms general en sus implicaciones polticas, sociales, psicolgicas y filosficas. Esta integracin de las ciencias humanas, en el contexto artstico de las artes plsticas, se acompaa, al tiempo, por una diversifica-cin de las tcnicas y por prstamos a gneros literarios (pintura narrativa), al teatro (happening), al cine (arte video), etc.:

    A medida que la proliferacin de nuestras tecnologas creaba toda una serie de nuevos

    medios, el hombre se dio cuenta de que las artes son unos contra medios o antdotos que

    nos proveen las herramientas para percibir el entorno en s [...] El arte, visto como contra

    medio o antdoto, se vuelve, como nunca, una herramienta para formar la percepcin y la

    opinin. (McLuhan, 1968, p. 12)

    Durante mucho tiempo, el discurso sobre el arte consisti en deliberar esencialmente sobre el sexo de los ngeles. Esto comenz a cambiar. Hoy en da,

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    en su prctica, el artista empieza a comprender que el poder est ligado a toda accin humana. Querer negarlo en nombre de un idealismo ingenuo equivale a negar la realidad. El hombre est rodeado de limitaciones y dispone de algunas libertades. Las relaciones entre las personas estn siempre condicionadas por el juego de poder que interviene constantemente en sus relaciones. No hay que temer reconocerlo. ste se manifiesta en todos los mbitos de las relaciones humanas. Es el atributo de cada actor social. Cada uno ejerce un poder y lo padece al tiempo. Cada uno de nosotros est obligado a transigir, desde su ms tierna infancia, con su entorno, y se ve obligado a poner en funcionamiento una estrategia consciente o inconsciente de comportamiento en el interior del sistema dentro del cual acta. El cambio individual y colectivo requiere el cambio radical de este juego. Necesita que cada uno aprenda a desafiar las limitaciones y libertades que constituyen su campo de accin.

    El arte sociolgico tiene el carcter de un arte de los actos, porque tiene en cuenta estos aspectos. Incluso en los sistemas sociales ms controlados existe siem-pre una margen de maniobra dentro del cual el individuo, o las minoras, logran deslizarse. Entonces, hay una esperanza. En la relacin de fuerzas, el ms dbil no est nunca completamente desprotegido; siempre tiene un medio para cambiar la situacin en su provecho si encuentra el punto de aplicacin preciso para hacer funcionar la palanca. Las nociones de juego y de estrategia estn estrechamente ligadas a la conducta social. Estn limitadas, por supuesto, por la de poderes adversos, pero tambin por la de nuestra propia imaginacin, que se debe ejercer, que se debe desarrollar y que se debe afilar. El artista se vuelve, a su vez, un operador social. Se vuelve un actor social. La desmultiplicacin del poder, su incitacin y su desvo en una forma ldica pertenecen al campo del arte. El artista responsable conoce este poder (su poder) y lo confronta con el mundo que lo rodea.

    Esttica de la comunicacin,nuevas sensibilidades y nocin de relacin

    Desde su aparicin, las tcnicas elctricas, electrnicas e informticas nos han introducido a la sociedad de la comunicacin. Estas tcnicas estn en el centro de los cambios producidos en la vida social desde hace un siglo, y han modificado nuestro entorno fsico y, tambin, nuestras representaciones mentales. La electricidad, la electrnica y la informtica proveen hoy a los artistas de nuevos instrumentos de creacin; pero lo que, sin duda, es lo ms importante, es la transformacin gradual y diaria de nuestro entorno en ese sentido y nuestra relacin de ajuste sin cesar, en evolucin con la realidad cambiante. Esto exige una actualizacin permanente de nuestras percepciones para aprehender el mundo en el cual vivimos. En ese sentido, el artista tiene algo que decir y algo que hacer. La aparicin sucesiva, a lo largo de los siglos, de tcnicas de transformacin de los materiales, luego, de tcnicas de dominio de la energa y ahora de tcnicas de informacin, introdujo al ser humano en sucesivas y mltiples formas de expresin. La sensibilidad contempornea se moldea a travs de mltiples canales y por mltiples medios. Una cierta nocin de arte en s, que prevaleca anteriormente, ahora se cuestiona. El artista de hoy y, ms precisamente, el artista de la comunicacin reintroduce a su funcin antropolgica inicial la esttica como sistema de signos, de smbolos y de acciones. Una nueva esttica est naciendo: la esttica de la comunicacin.

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    La misma palabra artista requiere ajustes en una sociedad en mutacin. Los papeles, los medios, la sensibilidad que designa, evolucionan. Esta palabra debe ser despojada de connotaciones ideolgicas que todava la relacionan, en nuestra mente, con una visin romntica y anacrnica del arte. Si bien es cierto que hubo siempre un desfase poltico y educativo entre la cultura adquirida y la cultura que se crea, tal vez, nunca fue tan marcado como en la poca en que vivimos: la era del computador y de la televisin. Preso de vrtigo y de angustia frente al mundo cuyo cambio no controla, el hombre tiende a refugiarse en el pasado. El artista rechaza este repliegue. Asume el presente, se esfuerza por explorar sus posibilidades. El artista es tambin un hombre y un testigo que se lanza a la aventura de una poca. No puede pasar por alto ni escapar a las transformaciones radicales que la sacuden. Su calidad de artista lo pone frente a la necesidad imperativa de comprender el sentido y de formular los lenguajes de esas transformaciones. Su propsito no es, por supuesto, desafiar al hombre de ciencias y tcnicas en su propio terreno.

    Esto sera ingenuo y estpido. Su propsito, de una manera ms modesta, con-siste ms bien en utilizar, incluso en desviar, los nuevos instrumentos de conocimiento y de accin para tratar de ampliar los horizontes de nuestra percepcin, nuestra sensibilidad y nuestra conciencia, con el fin de renovar nuestros cdigos, nuestra manera de ver, sentir y entender; de participar en las actualizaciones indispensables que permiten al individuo encontrar su lugar, aqu y ahora, en el mundo. Desde luego, la empresa no es del todo fcil:

    Si la intencin del artista es comunicar, a propsito de los elementos inconscientes de

    su desempeo, se encontrar entonces sobre una banda transportadora cuya posicin tratara

    de comunicar, pero cuya velocidad estara en funcin de sus esfuerzos por comunicarla.

    Aparentemente, su tarea es imposible, pero, como se sabe, algunos lo logran con muy buenos

    resultados. (Bateson, 1977, p. 150)

    La nocin de relacin desempea un papel cada vez ms importante en las corrientes del pensamiento contemporneo. La sociologa contempornea, en su conjunto, deja un lugar importante a la nocin de relacin, cuando analiza la sociedad como un todo, como un sistema complejo de relaciones e interacciones, y no como un cuerpo aislado e inerte. La idea de relacin no est, sin embargo, solamente presente en el interior de cada ciencia, sino que es una parte central del cuestionamiento al conjunto de las ciencias y, ms all de las ciencias, cuestiona la vida en s. El individuo se encuentra en una red cerrada y compleja de interdependencias que forma un bucle de un continuo donde nada es ajeno a nada!

    Esta idea actualmente ocupa un lugar importante en diversas ciencias e impregna nuestra sensibilidad. El arte no sabra quedarse fuera del concepto de lo sistmico. La idea de relacin y de comunicacin marca nuestra poca. Campos de investigacin como la ciberntica, la teora de la informacin, la teora de los juegos y la teora de la decisin estn naturalmente ligados a las preocupaciones de los artistas particularmente atentos y receptivos a las ondas de su poca.

    Si los conceptos de totalidad, de suma, de mecanizacin, de centralizacin, de orden jerrquico, de estado estacionario estable y de equifinalidad (Bertalanffy, 1973, s. p.) se encuentran en diferentes mbitos de las ciencias naturales, as como en la psicologa y la sociologa, por qu no se podran trasladar esos conceptos, de una u otra forma, al mbito de las artes? Me parece una tarea necesaria y, al tiempo, inevitable reemplazar hoy el arte en los sistemas situados en diversos mbitos de

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    1. En 1983 surge en Pars un espacio telefnico que ofreca la posibilidad de un intercambio ertico verbal de quince minutos por un precio.

    organizacin de la realidad, superando barreras disciplinarias. El artista, en nuestra sociedad, vive en una multiplicidad de espacios y tiempos especficos. Su vida y su actividad estn constituidas por una red compleja, donde todo circula en todos los sentidos segn esquemas de conexiones diversas.

    Actualmente, antes que preocuparse por contenidos, son stas las conexiones que deber expresar; al igual que la velocidad, la naturaleza, el ritmo, los flujos y los datos que lo atraviesan que nos atraviesan. El arte, no siempre reconocido como un valor primario por nuestra sociedad utilitaria, tiene tambin sus derechos y exigencias de igual forma que las ciencias, las tecnologas y la poltica. Si me parece necesario desarrollar algunas consideraciones sobre los lazos que relacionan el arte con su entrada en una sociedad informatizada, mi propsito no ser tratar problemas particulares como los de la imagen numrica con sus incidencias sobre la creacin, la fabricacin, la produccin y la economa que surgen de dicha entrada, sino permanecer en un plano ms general, ms filosfico, de alguna manera. Me parece necesario insistir en los efectos de las relaciones de las cuales todava no siempre se tiene conciencia y por los cuales el mundo del arte se ver directamente afectado.

    Despus de haber vivido en sociedades de produccin, henos, aqu y ahora, inmersos en la sociedad de la comunicacin. En efecto, si la electricidad y la infor-mtica hoy proveen ya a los artistas de nuevos instrumentos de creacin, hay que sealar una gran resistencia a todo cambio por parte del cuerpo social. Resistencia sensible en los circuitos especializados del arte y sus instituciones, donde hacen estragos mentalidades que con frecuencia pertenecen a otro siglo.

    Algunos artistas que se encuentran por fuera del mercado obstinadamente prosiguen, sin embargo, con una bsqueda fundamental, a pesar de modos artsticos retro que predican un regreso incondicional a la pintura. Al privilegiar el pigmento pictrico, el mercado del arte actual responde nicamente a imperativos econmicos de corto plazo. Se requieren objetos tangibles para alimentar el comercio del arte. Los crculos comerciales del arte no han encontrado todava argucias para integrar otros tipos de informacin diferentes a las tangibles y materializadas en su mercanca capitalizable. La informacin burstil por va telefnica ya se ha vuelto para los agentes de cambio un objeto econmico en s, al igual que ciertas comunicaciones erticas tarifadas por quince minutos,1 pero el poeta, y con mayor razn el pintor, tendrn muchas dificultades para monetizar su produccin en esa forma... Esto se debe a que el arte, contrariamente a las ciencias aplicadas y a las prcticas econmicas, no tiene punto de aplicacin real en la vida social y cotidiana. Se pone, entonces, en evidencia su atraso!

    Por desgracia, generalmente es considerado como puro adorno. La presin de nuestro entorno tiene, sin embargo, incidencias en el tipo mismo y la naturaleza de la produccin artstica. A pesar de la lentitud en la adaptacin de los circuitos de difusin y de consumo del arte, una evolucin notable se ha manifestado. Diferentes etapas se han superado y nos han hecho pasar sucesivamente de la esttica de la imagen, a la esttica del objeto, luego a la esttica del gesto y del acontecimiento. Esta trayectoria muestra una lenta desmaterializacin y desintegracin del objeto de arte (Popper, 1975; Lippard, 1973).

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    En la prctica del arte sociolgico de la cual, desde 1967, he propuesto las acciones, y, en 1969, los primeros principios (Art Sociologique, 1977), el con-cepto de comunicacin ya constitua el ncleo central. Siempre he considerado el terreno de la actividad social el campo que podra ser ampliado y explorado con la ayuda de nuevas tecnologas de comunicacin. Esta opcin desconcierta a los defensores de una concepcin esttica fija, que no estn en capacidad de comprender la articulacin, evidente, sin embargo, entre este tipo de prctica, el concepto de arte y la relacin con una sociedad en mutacin. Estamos siendo inducidos a preguntar dnde se sitan las fronteras del arte. Muy astuto quien responda. Las fronteras no existen. El arte es una actitud, una manera de posicionarse frente a las cosas, ms que una cosa en s. Existe una esttica del comportamiento, una esttica de la gestin, as como existe una esttica del objeto. Ahora habr que contar con una nueva categora: la esttica de la comunicacin. Los sustentos de esta esttica son frecuentemente inmateriales, su sustancia se compone de materiales impalpables, que pertenecen a tecnologas de informacin. Informacin cuyas seales elctricas trazan sobre nuestras cabezas, en el cielo, configuraciones invisibles, fulgurantes y mgicas.

    Esttica de la comunicaciny estado del arte en nuestra sociedad

    El papel del artista consiste en hacer sentir lo que los otros, en el mismo momento, no estn percibiendo todava. El artista de la comunicacin tratar de traducir la nueva realidad del mundo a un lenguaje transpuesto, del cual establecer los cdigos. En un nuevo mbito de expresin que escapa a los medios plsticos tradicionales, enfrentar el problema real de los medios de intervencin para componer un lenguaje. Su lenguaje. Tendr que resolver la dificultad de legibilidad de los signos que utiliza, cuyo alfabeto no est reconocido y cuyo repertorio no est fijado en forma definitiva. La historia del arte nos ensea que cualquier tentativa de introduccin de nuevos signos siempre va acompaada de un fuerte olor a escndalo.

    El dad y las primeras manifestaciones neodads de los aos sesenta debieron jugar sobre la trasgresin de las prohibiciones y sobre la introduccin de nuevos medios de accin para la exploracin de nuevos campos. La extensin de los mbitos abarcados y el carcter totalmente extrao al mbito de los signos plsticos sobre el cual se ejercen desde ahora ciertas prcticas conducen a los artistas a tener que inventar lenguajes completamente nuevos para un tipo de expresin diferente. Son nuevas formas de arte que deben inventarse hoy en da para estar en armona con la sensibilidad contempornea.

    Al acogerse casi exclusivamente a la manipulacin del pigmento pictrico, un gran nmero de artistas actuales dan prueba de una sorprendente pasividad frente a la variedad de los soportes nuevos y de situaciones que la vida contempornea les depara. Parecen contentarse con los caminos ya trazados que ofrece una tradicin sin sorpresas y las convenciones del medio. Se podra imaginar esta misma pasividad en Picasso si hubiera conocido desde su infancia los satlites, el video y la telemtica?

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    Esta estrecha permanencia en mbitos perfectamente delimitados y, por otra parte, ampliamente explorados constituye una actitud sorprendente, que no concuerda con la idea de bsqueda, de experimentacin, de aventura y de descubrimiento que se manifiesta en otros sectores de la actividad humana. Sectores que dan prueba de espritu de renovacin, cuyos ritmos de cambio, por el contrario, no paran de acelerarse. Tal fenmeno merece toda nuestra atencin. Cons-tituye, a mi modo de ver, una situacin sociolgica muy particular, que exige elucidacin. No recuerdo que esta situacin hubiera suscitado y alimentado los comentarios y las reflexiones de algn comentarista sensato. Todo el mundo parece anestesiado en este medio.

    Me gustara entender el porqu de tal desfase con el espritu de la poca. Esta engaosa estabilidad,

    este conformismo asombroso de los creadores, este inmovilismo de las artes plsticas me producen vrtigo. La situacin revela una gran influencia del poder mercantil sobre los contenidos mismos de la creacin, mediante una manipulacin sutil del mercado. La confidencialidad extrema del circuito que funciona en forma aislada hace posible este condicionamiento, porque los centros de decisin se reparten entre un nmero muy limitado de individuos. La pintura, por esto, se reduce a los epgonos del expresionismo.

    Los ltimos productos de la transavanguardia o de la badpainting, que se han esforzado en presentarnos como revoluciones pictricas de primera importancia en el mbito del arte nos parecen muy irrisorios, comparados con las innovaciones y los cambios radicales que marcan nuestra poca en otros campos. El espritu de creacin sopla hoy en otro lugar; y es en este otro lugar donde se localiza el mundo que nos es sensible, donde se forja la esttica que ser la de nuestro tiempo. De la fsica moderna a las tcnicas de la exploracin espacial, pasando por la biologa, la gentica, la inteligencia artificial, la informtica, el desarrollo de las comunicaciones y el pensamiento ecolgico; es ah, sin duda alguna, donde reside la sensibilidad moderna, mucho ms que en las producciones condicionadas del arte.

    Hacemos otra pregunta: por qu pasan tan pocas cosas en la esfera del arte contemporneo y en el microambiente de las artes plsticas, mientras que, como mil signos lo anuncian, todo cambia a nuestro alrededor y se est creando una nueva ciencia, una nueva sociedad y una nueva cultura?

    Sin duda, la creacin producida y reconocida actualmente no es el reflejo de nuestra sensibilidad moderna. Lo que resulta de verdad innovador todava no es tomado en cuenta por los crculos establecidos del arte. Esto tambin se relaciona con el hecho de que, por razones econmicas y porque no se tiene acceso a tecnologas sofisticadas y onerosas, el artista es mantenido al margen de los instrumentos de la creacin actual. Por eso siempre est restringido, de alguna manera, a una prctica artesanal! Es totalmente tributario de un medio y de unos crculos cuya preocupacin mayor, por no decir la nica, es el provecho a corto plazo. Desde el principio, se siente en la obligacin imperativa de posicionar su sensibilidad y su expresin en un registro determinado por las condiciones ideolgicas y econmicas impuestas por sus promotores, que son, a su vez, sus inventores. En contraposicin a los

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    investigadores de las disciplinas cientficas, el artista no goza de un estatus que le d los medios de su creacin. Si nuestra sociedad apenas tolera a los artistas, significa que no reconoce todava su funcin como necesaria para la colectividad, para su equilibrio, para su florecimiento y para su futuro. El problema es, evidentemente, un problema de valores.

    No pongo en duda, de ninguna manera, que ciertas formas de lo sensible pue-dan transitar hoy por los crculos instituidos por el arte. Mis reservas se refieren a la adecuacin entre estas producciones y la sensibilidad especfica de nuestra poca. Constatamos que tales productos fabricados por el artista, promocionados por los museos y comercializados por las galeras logran, en forma de cuadros u objetos, convertir la sensibilidad en mercanca. Para entrar en el crculo, estas obras necesa-riamente deben responder a ciertas condiciones: deben poder ser miradas, tocadas, colgadas sobre una pared o puestas sobre un zcalo, intercambiadas o vendidas en todo momento. En el crculo del arte actual y, por extensin, en nuestra sociedad, son reconocidos como arte nicamente los objetos que responden a estos criterios. El performance o el video gozan de un estatus ms vago y, tambin, ms precario. Finalmente, muy a menudo son reconocidos slo como medio de promocin de productos de primera categora.

    Hay una antinomia irreductible entre las exigencias econmicas y la expresin de una sensibilidad que no puede virtualizarse por medio de los objetos. Los cua-dros, las esculturas y los objetos diversos de arte presentan ciertas propiedades que facilitan su comercio. En cambio, la naturaleza misma de sus soportes es impropia para traducir el mundo sensible de hoy. Esto se explica por el hecho ineludible de que su estructura material constituye una frontera infranqueable, que limita irreductiblemente la capacidad de expresin, particularmente para restituir formas de lo sensible, concernientes a la esttica de la comunicacin. El soporte de la expre-sin determina inevitablemente su contenido. En consecuencia, afirmamos que el medio pintura-cuadro es inapropiado para traducir esta sensibilidad tpicamente contempornea. Vimos antes cmo el artista plstico se encuentra encerrado en contradicciones inconciliables entre el funcionamiento del mercado y su vocacin natural para hacer reconocer lo sensible de hoy. El funcionamiento del mercado no slo plantea un cuestionamiento de orden econmico, sino y esto es lo ms graveque funda y regula igualmente el sistema de reconocimiento y de valores de nuestra sociedad.

    Es necesario hacer constar, en funcin de las razones que acabo de evocar, que la creacin producida y reconocida en el momento actual no es, en su conjunto, el reflejo de una sensibilidad moderna. Esta sensibilidad est, sin embargo, presente en todas partes a nuestro alrededor, impregna nuestra vida cotidiana y gua nuestros actos. La situacin que predomina en las artes plsticas testimonia, a travs de los productos que genera y luego legitima, una sensibilidad del saber perteneciente a una cultura del pasado, que se est extinguiendo lentamente.

    Desde este punto de vista, el mbito de las artes est atrasado con respecto a otros sectores del pensamiento y de la actividad humana, donde se obra ya sobre conceptos, bases y datos que hacen parte integral de un nuevo presente. En un con-texto donde la pintura se volvi slo un juego tautolgico estril de referencias, no es sorprendente que se reconozca como genios a los primeros aparecidos que tengan el descaro de cultivar la torpeza y de exaltar una espontaneidad de circunstancia. Incluso as, nada puede restituir la sensibilidad especfica de nuestra poca de una manera pertinente. Permanecemos incomunicados. Me sorprende que esta situacin

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    paradjica en la cual se encuentra la creacin plstica actual no haya sido objeto de reflexin prudente por parte de la gente cuyo oficio es reflexionar sobre el arte. Por el contrario, esta situacin parece ser complacientemente mantenida por una cohorte de crticos y de universitarios. No creo que exista otro mbito del arte, literatura, teatro, arquitectura o cine que est desconectado de esta manera tan caricaturesca de la realidad de nuestro tiempo.

    El absurdo reina en forma absoluta. Ningn nio est presente para proclamar el rey est desnudo. La multinacional cultural da vueltas, aparentemente, satisfecha de su rutina, y de sus beneficios; los artistas insisten en producir una mercanca y un material inadecuados para las exigencias de nuestra sensibilidad moderna, cuya promocin est asegurada por los museos a costos elevados. Tales museos multiplican las exposiciones para la enorme satisfaccin de las diez mil personas en el mundo entero que se sienten involucradas. Diez mil personas no representan, jams, as sean cultas, la sensibilidad de una poca. Nunca nada se juega de una manera definitiva: tres propietarios de galeras de arte y un crtico determinan, como de costumbre, cmo ser el arte del maana. La inversin se decide por intercambio de tlex entre Ble, Nueva York y Miln... Listo: el mundo del arte all se ha introducido y ingresa finalmente en la esttica de la comunicacin.

    Esttica de la comunicacin,participacin, interactividady sistemas artsticos de comunicacin

    En los sistemas retroactivos y de intercambios realizados por los artistas de la comunicacin hay que sealar la nocin de participacin del pblico, que, en mi opinin, va a tener una importancia creciente. Y esto no suceder, de ninguna manera, en forma de una relacin colectiva y nece-sariamente fsica como, al principio, lo haban imaginado en los aos setenta. Acciones alimentadas de buenas intenciones, que rpidamente se transformaron en contextos de animacin social, de los cuales algunos artistas nunca lograron salir... Pienso en formas de participacin ms elaboradas que se efecten a travs de estructuras multimedia de intercambios de informaciones realizadas por el artista, presente como creador del dispositivo y, eventualmente, como actor-animador de la red establecida. Las nociones de retroalimentacin y de retroactividad, adelantadas por la ciberntica, ya encontraron aplicaciones al aban-donar el mbito de las ciencias, para unirse a las ms corrientes prcticas de la vida cotidiana. Tales son estas prcticas que finalmente alimentan nuestra sensibilidad actual y contribuyen a formarla. La sensibilidad moderna que, a nuestro modo de ver, est tan ausente de la escena operacional de las artes plsticas:

    La puesta en prctica tradicional es abolida. Una tendencia se manifiesta hacia una

    cultura ms global, donde la distincin entre las categoras de la ciencia y la categora artstica

    de la creatividad pierde su sentido. Una nueva definicin de estas relaciones triangulares

    suscita necesariamente un nuevo pensamiento esttico [...] Est naciendo un nuevo arte

    basado en las aspiraciones y las necesidades creativas del hombre, el cual, en consecuencia,

    incluye su entorno: es un arte que permite superar tanto la etapa del arte conceptual, como

    la de propaganda [...] A pesar de la diversidad de sus orgenes y de sus modos de aparicin,

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    el arte de entorno presenta una unidad de orientacin. Tiende implcitamente hacia una

    dimensin ms amplia, que sera la de un espacio sociolgico autntico, rea privilegiada

    de investigacin. (Popper, 1977, s. p.)

    Este espacio sociolgico recordado por Frank Popper es un espacio en el que los protagonistas del arte sociolgico se consagraron a explorar y a registrar desde 1967,2 y de una manera continua, desde 1974, bajo el impulso de los miembros del Colectivo Arte Sociolgico. Esta nocin de espacio estaba ligada, hace todava algunos aos, a la idea de representacin fsica circunscrita geogrficamente. La multiplicacin de los medios de todo tipo y su uso generalizado nos inducen, hoy en da, a un concepto ms abstracto de ese espacio. Es el espacio de encuentro sobre el soporte de comunicacin. Es el espacio de la comunicacin social creado por todos estos soportes tecnolgicos sobrepuestos a nuestro espacio fsico.

    Esta es la idea de una inmensa red de malla cerrada, constituida por un tejido invisible, donde transitan nuestros mensajes y se intercambian nuestras emociones. Tejido donde se entablan nuevos tipos de relaciones entre los seres humanos, ofrecin-donos una realidad suplementaria. Espacio de mediatizacin que se impone, cada vez ms, como un nuevo y privilegiado terreno de nuestras relaciones. Superficie de dilogo arrancada a la nada por las tecnologas de comunicacin, como los plderes al mar. Campo privilegiado de la interactividad. Es la nocin misma del entorno que tiende ahora a desmaterializarse y a surgir como un terreno de tangibilizacin de nuestras relaciones, por medio de la informacin. Esta forma ms abstracta de nuestro entorno no deja de ser por ello muy real, tanto en nuestras representaciones como en nuestra vivencia. La sola palabra entorno tenda a significar exclusiva-mente una percepcin fsica de lo que nos rodea y, en particular, de la arquitectura. Actualmente, esta nocin evoluciona y la nocin de espacio cada vez ms se asocia, en nuestras representaciones, con la idea del entorno informacional.

    Los arquitectos de la informacin

    Los artistas tienen cmo explorar en este espacio que todava les es virgen. Les queda por contribuir con su prctica, su reflexin y su imaginacin a la creacin de las primeras bases de un arte fundado en la comunicacin. Un arte de la comu-nicacin que irriga con los datos del imaginario las redes del flujo. El artista de la comunicacin utiliza el telfono, el video, el tlex, el computador, la fotocopiadora, la radio, la televisin... No se contenta con utilizarlos uno a uno separadamente, sino que los organiza en sistemas y en dispositivos. Es all donde, desde ahora, se pone en juego su capacidad de crear y de inventar. El artista de la comunicacin compone configuraciones dadas y redes ms o menos complejas donde sita medios de emisin y medios de recepcin multimedia, que organiza en sistemas interactivos. Anima estos sistemas. El artista de la comunicacin se vuelve una especie de arquitecto de informaciones. Considera procesos en una relacin interactiva de participacin con socios intercambiables. Figuras o arquitectos de informaciones se hacen y se deshacen y pueden, tambin, en un momento dado, ser objeto de una fotografa que los fija y los detiene.

    2. El acto Retrato de familia, realizado en lHay-Les-Roses, dentro de un enorme conjunto en los extrarradios de Pars.

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    Los puntos de apoyo de su red no son puntos tcnicos fijos o formales ni-camente; estn anclados y directamente conectados al tejido social. Las tcnicas de informacin facilitan las interferencias entre sectores separados. El artista, por primera vez, puede actualmente esperar distinguirse en otros campos diferentes de los fijados para l antao en forma limitada. Es muy probable que esta idea principal, por medio de la puesta en relacin que marca el pensamiento y las prcticas de nuestra poca, llame tambin la atencin de los artistas y aparezca en su creacin de una manera cada vez ms significativa en los aos venideros.

    La sobremultiplicacin de los medios visuales y su inflacin expansiva produc-tora de imgenes contribuyen, paradjicamente, si no a la desaparicin de la imagen y de su esttica, por lo menos a su devaluacin. De esta manera, puede explicarse un desplazamiento hacia nuevos comportamientos de percepcin, latentes en la sociedad, que el artista de la comunicacin va a esforzarse a integrar al campo del arte y a organizar en el nuevo marco de la esttica de la comunicacin que propone:

    Y cuando la imagen haba invadido el mundo hasta sobresaturarlo, los que tenan la

    funcin de producir las significativas y ricas imgenes no tuvieron otras alternativas que

    desaparecer o desplazar el campo de su prctica. Esto explica el hecho de que los creadores de

    hoy tengan menos necesidad de producir nuevas imgenes, que de saber qu hacer con ellas,

    examinando su poder de comunicacin y de relacin. En esta etapa del desarrollo cultural,

    la obra de arte puede slo cambiar de funcin. A partir de ahora, debe cuestionar su estatus,

    el de sus componentes y el de su poder relacional, en vez de transmitir una concepcin o una

    ideologa que le son extraas. Cuando los medios muestran la imagen ejemplarizante de los

    modelos de las musas, a los artistas slo les queda sistemticamente criticarla y relativizarla

    [...] El interrogante sobre lo relacional en el arte se plantear, entonces, de otra manera. (La

    relation comme interrogation, 1981, p. 102)

    La concepcin de Umberto Eco (1965) acerca de la obra, interpretada como

    estructura abierta, ya introduca las nociones de sistema, de aleatorio, de implicacin del espectador en el proceso de comunicacin propuesto por el artista. En el nuevo papel que se atribuye al artista de la comunicacin, ste no se presenta ya como un fabricante de un objeto material, sino que basa su procedimiento sobre la relacin particular, especfica y original que establece entre s mismo, el(los) espectador(es) y el entorno. En aras de la claridad, es necesario insistir sobre el hecho de que este procedimiento no podra ser asimilado por algunos tipos de creacin del arte conceptual. Desde luego, el artista de la comunicacin se apoya tambin en una idea singular, pero sta no es ofrecida como tal por su belleza abstracta, por as decirlo, en una realizacin formal que se dirigira nicamente al destinatario objetivo del museo o de la galera. Las obras que pertenecen a la esfera de comunicacin y que invocan su esttica dan lugar a la puesta operacional y concreta de un sistema funcional materializado, incluso si, repartido en un espacio extensible, el conjunto del sistema no es prensible en su totalidad a primera vista.

    El observador podr siempre constatar la presencia de ciertos elementos (fsicos), as como signos (visuales y auditivos) que lo introducirn por proyeccin mental a reconstituir la visin global. Representacin de la posicin y disposicin de stos con respecto a aqullos y de sus diferentes elementos en un espacio que tiene, por s mismo, diferentes grados de realidad (espacio geogrfico, social y de comunica-cin). Representacin del flujo de las informaciones y de su configuracin en los movimientos que lo animan. Al proponer sistemas de comunicacin como obras

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    que estn por comprender en sus funciones y sus movimientos, el artista de la comunicacin simplemente pretende modificar nuestras costumbres de percepcin; pretende incidir en nuestros comportamientos perceptivos y sobre la interpretacin misma del arte:

    Los psiclogos transaccionales han demostrado que la percepcin no es pasiva, sino

    aprendida y, de hecho, altamente estructurada. Constituye una verdadera transaccin en

    la cual el mundo, y quien lo percibe, participan juntos. Una pintura o un grabado debe,

    por lo tanto, ser conforme a la Weltanschauung de la cultura, que es su destinataria, y a las

    estructuras de percepcin del artista en el momento de la creacin de la obra. Los artistas

    saben bien que la percepcin es una transaccin; y, de hecho, lo consideran como evidente.

    El artista es a la vez un observador y un comunicador. Su xito depende, en parte, de su

    capacidad para analizar y organizar los datos percibidos en formas significativas para su

    pblico. (Winkin, 1981, p. 212)

    En adelante, el artista, diseador del sistema de intercambio de informacin que

    realiza y anima en el espacio social de comunicacin, cambia de estatus. Antes, de una manera artesanal y a veces industrial, fabricaba objetos; ahora, el arte se desmate-rializa definitivamente: produce servicios. Esta evolucin concuerda perfectamente con la curva de la evolucin de la sociedad que lo condujo, en algunas dcadas, de una sociedad de produccin a una sociedad de intercambios. El arte practicado por el artista de la comunicacin es un arte de organizacin, un arte que desde ahora est ms atento a las funciones que a los objetos.

    Sealamos las apariciones sucesivas en la historia de la humanidad de las tc-nicas de transformacin de los materiales, de las tcnicas energticas y, ahora, de las tcnicas de la informacin. Estas diferentes etapas, sin lugar a dudas, condicionaron la naturaleza de ciertas formas de arte en un momento dado y continuarn condi-cionndolas. La ms reciente, la tcnica de la informacin, ya no produce objetos, sino informaciones organizadas en mensajes y situaciones comunicacionales.

    El arte se vuelve emisin, recepcin, organizacin y desvo de informaciones y de mensajes. Por este hecho, fija las bases de la nueva esttica de la comunicacin y constituye una reflexin sobre la naturaleza, la circulacin y la puesta en representa-cin de los mensajes en la comunicacin social de nuestro tiempo. La evolucin de las sociedades avanzadas, con sus tecnologas avanzadas, hizo aparecer un movimiento de conversin continuo hacia el sector terciario, opuesto a las tareas de transformacin de la materia. Por qu razones el arte se escapara a esta evolucin que afecta todos los dems sectores de la sociedad? Por qu milagro o aberracin misteriosa el arte escapara de los llamados sociolgicos, de los imperativos tecnolgicos impuestos por el contexto?

    Los socilogos han constatado que en nuestras sociedades ms de la mitad de los actos de los individuos se consagran a la comunicacin y no a la transformacin o al transporte de la materia... Desde el momento en que la poblacin de un pas gasta una de cada dos horas de su tiempo en la comunicacin, debe existir en la poblacin de ese pas una sensibilidad que corresponda a esta actividad que nace de algo... En esta situacin se desarrolla este nuevo concepto de la esttica de la comunicacin, que tiene todas las probabilidades de imponerse maana en la conciencia de nuestros contemporneos, despus de haber marcado su sensibilidad.

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    Esttica de la comunicacin yfenomenologa del imaginario contemporneo

    Al centrar su reflexin en la comunicacin y los sistemas de intercambio, la inves-tigacin que aqu esbozo como prolongacin del arte sociolgico sugiere las bases de una teora que queda por fundar. Explorar y activar el universo de los medios de comunicacin significa, al tiempo, construir la fenomenologa del imaginario contemporneo. Este era el propsito mismo de la accin La bolsa del imaginario. La bolsa de breves, realizada en el Centro Georges Pompidou, en 1982, y de la accin Dsseldorf Press. Agentur (imaginr inc!), que preparo actualmente.

    Hay que admitir, de una vez por todas, que la historia y la gnesis de las configuraciones del imaginario estn inscritas de una manera indeleble en las tec-nologas, de las cuales nuestra percepcin depende estrictamente. Hoy inscritas en las tecnologas de la comunicacin. Como ya lo hemos recalcado, el soporte nunca es neutro: Si los leones de Trafalgar Square hubieran sido guilas o bulldogs, no por este hecho habran dejado de transmitir el mismo mensaje (o un mensaje an-logo) relativo al Imperio y a las premisas culturales de la Inglaterra de siglo XIX. Sin embargo, qu diferente hubiera sido el mensaje si los leones hubieran sido de madera (Bateson, 1977, p. 141).

    Circulacin de los mensajes

    El mensaje del artista no est nicamente subordinado al medio que lo transmite; depende de igual forma del sistema de intercambios o medio social en el cual circula. Por esto, nuestras acciones se esfuerzan en hacer circular estos mensajes, no slo en el sistema de arte, sino que en todos los canales de comunicacin practicables, en todos los sistemas de comunicacin social posibles, buscando los puntos de interseccin donde los sistemas coinciden para crear efectos de significado por conjuncin:

    Estar frente a una obra de arte en la organizacin del significado producido por los

    comerciantes, el museo, el coleccionista; es entonces, esencialmente y sobre todo, estar frente

    a un sistema de intercambio y de significado que la sostiene. Por sistema de significado se

    entienden tambin todos los sistemas reflexivos en los cuales la existencia de cada elemento

    se encuentra justificada y legitimada nicamente por la existencia de los otros elementos

    del sistema, sin que, de ninguna manera, sea justificada y legitimada la significacin del

    sistema en su conjunto ni en sus elementos particulares. Por esto, una vez aceptada la funcin

    constituyente y disolvente, efectuada por el medio y por el sistema de arte en su relacin con

    el mensaje artstico, el artista desva entonces completamente su inters de los mensajes,

    justamente hacia las tcnicas y los mecanismos sociales que lo generan. Lo que quiere decir

    que, en lugar de perder ms tiempo con las informaciones y las significaciones, como lo ha

    hecho o ha credo hacer la bsqueda artstica hasta hoy, el artista se encuentra actualmente

    en posicin deber tematizar, invertir y representar una comunicacin sin informacin y

    sistemas de significado sin significacin. El problema tratado aqu no concierne slo a la

    produccin artstica, sino al universo entero de la comunicacin, as como a la totalidad

    de los sistemas de intercambio. Todo, en efecto, puede estar sujeto a una investigacin y a

    un tratamiento de carcter esttico: el campo de la pertinencia de una bsqueda esttica se

    ampla considerablemente desde ahora, y se propaga a los medios tecnolgicos, as como a

    los medios sociales. El Colectivo de Arte Sociolgico, as como algunos representantes del

    arte conceptual, incluso de la posvanguardia, ya han trabajado de una cierta manera sobre

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    los datos relativos a la comunicacin y a los sistemas.

    (Costa, 1982, s. p.)

    Despus de los papeles de activacin y de concientizacin, que siempre han sido ejes fun-damentales del arte sociolgico, me parece que, sin descuidar la prctica social, el arte debera ahora atacar ms decididamente los problemas de

    comunicacin y dedicarse a poner en evidencia los aspectos formales y funcionales que le son inherentes. Fuera de mi participacin puntual en el seno del Colectivo de Arte Sociolgico, entre 1974 y 1979, una gran parte de mi actividad personal ha sido dedicada, desde siempre, a esta investigacin.

    Prctica artstica de la comunicacin,esttica de la comunicacin y produccin de significado

    Por mis acciones e intervenciones artsticas, por los dispositivos, signos y sistemas de signos que coloco he tratado (y trato todava) de producir significado. Esta produccin de significado es lo que considero, a la vez, la razn de ser y la justificacin de toda actividad artstica. Esta produccin se ha manifestado (y se manifiesta todava) por la confeccin de un cierto nmero de mensajes. La naturaleza, la sustancia y la consistencia de estos mensajes son muy complejas, por el hecho de su heterogeneidad. A veces, el mensaje est constituido por la accin global; otras veces, por algunos de sus desarrollos particulares, y, otras ms, por factores exteriores a lo que digo, segn creo, se encuentran all automticamente integrados.

    Una cosa es segura: se trata, en cada caso, para m, de elaborar un metalenguaje (cualquiera que sean su medio y su forma) que se aplica sobre el discurso dominante de la comunicacin con el fin de aplicar una prctica de interferencia, de desvo de los cdigos dominantes de la comunicacin o de perturbacin de campos especializados de esta comunicacin. Esta prctica pasa necesariamente por la apropiacin de los medios de transmisin de los mensajes, de un trabajo sobre cada medio, uno por uno, y sobre el sistema de significado del conjunto. De hecho, mi objetivo es crear en el destinatario plausible estados de incertidumbre. Por ejemplo, me empeo en hacer pasar en los medios masivos de comunicacin mensajes estructurados de tal manera que se contradigan (o contradigan los mensajes contiguos en el espacio o el tiempo) para engendrar una ruptura, una paradoja, un cuestionamiento. Cada una de estas situaciones de comunicacin provocada incita a los destinatarios implicados a buscar un orden, una estructura que tenga un sentido para ellos; estimula su ima-ginario, convoca su participacin, incluso su complicidad, por medio de la trasgresin deliberada del cdigo que les propongo.

    El trabajo artstico que emprend es un trabajo sobre la comunicacin en s. Puedo, incluso, aadir que su capacidad de metacomunicacin es decir, de comunicar a propsito de la comunicacin constituye su carcter fundamental y especfico. El estmulo esttico de toda obra no puede estar aislado de un contexto que hace intervenir datos culturales, reglas admitidas, condiciones diversas de entorno... Su significado multiforme depende directamente de estos factores. Depende tambin de las disposiciones individuales de cada receptor. Como el proceso de comprensin es transaccional, se deduce que el nacimiento del placer esttico est directamente ligado al grado de apertura de cada uno de nosotros. Si esta regla general vale para

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    todas las obras de arte, se vuelve explcita en la prctica de comunicacin utilizada por ciertas formas de arte actual y dentro de las que, precisamente, yo mismo trato de experimentar. La primaca en la comunicacin contempornea de la estructura meditica sobre los contenidos es un hecho que ha sido evidenciado en todas sus implicaciones por Marshall McLuhan. En este aspecto se le pudo reprochar un juicio categrico que ameritara, sin duda, ser matizado.

    Sin embargo, hay que sealar, en el comportamiento de las jvenes generacio-nes, una prctica de la comunicacin que no se basa necesariamente en el deseo de intercambiar contenidos, sino en la necesidad, ms fundamental, de estar conectado a la red. El contenido de la comunicacin es, paradjicamente, la comunicacin en s. Esta actitud responde ciertamente a una evolucin de las sensibilidades. Sensi-bilidad que es ella misma moldeada de una manera compleja por diversos factores de nuestro entorno fsico, psicolgico y tecnolgico contemporneo. En el arte surge igualmente el problema de los contenidos. En la pintura analtica, el trabajo en s mismo se da como la esencia significante de la obra. La comunicacin y el anlisis del proceso del acto mismo de pintar permanecen como el objetivo por alcanzar. El anlisis metdico de los elementos constitutivos en todas las combinaciones. Esta preocupacin se encuentra bajo formas diversas en las investigaciones del Minimal Art, as como en la obra de los protagonistas del grupo Support-Surface.

    Se presencia, en todos los casos, una reduccin de los contenidos en beneficio de una reflexin sobre el vnculo entre elementos, formas y materiales. La obra se remite slo a s misma, as como la comunicacin, en algunas de sus prcticas, se remite tambin slo a s misma... Por mi parte, me inclinar a considerar que el mensaje artstico es tanto ms especficamente artstico, cuanto que est vaco de contenido real. Al espectador le incumbe, por un mecanismo mental, reconstituir un mensaje, a su eleccin, a partir de los elementos que le son proporcionados. Reconstituir en todas las posibles variaciones el rompecabezas que el artista le entrega desarmado. Es el espectador quien tiene que fabricar su cosa, quien tiene que elegir la lectura que le da, quien tiene que construir una interpretacin satisfactoria de los signos que le son presentados.

    El artista de la comunicacin ya no se siente obligado a suministrar una repre-sentacin visual o concreta por medio de cualquier material de la realidad, porque experimenta directamente sobre lo real. De ahora en adelante, el espectador tiene que representar su papel en la significacin de la obra de arte. El entorno de informaciones que constituye el universo cotidiano del hombre moderno le presenta una multitud de signos que lo inducen a seleccionar algunos de ellos, a partir de los cuales construye su propia realidad. En la esfera de este contexto de informacin familiar el artista de la comunicacin colocar los signos que emite hacia su destinatario. A cargo de este ltimo queda su localizacin, su identificacin, su puesta en relacin y, finalmente, su reconocimiento como sistema portador de significado. Slo despus de todas estas operaciones se le otorgar la ltima y suprema recompensa: el placer esttico!

    En esta perspectiva, estamos en presencia de un nuevo tipo de obra, concebida bajo la forma de una combinatoria de informaciones programadas, que alcanzan sucesivamente al destinatario virtual. Las condiciones particula-res del desempeo con la presencia del artista mediador pueden facilitar la integracin de la homogeneizacin de estas informaciones; pero,

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    fuera de su presencia, la obra no debe por ello dejar de ser reconocible. Slo basta que el concepto inicial de realizacin tenga en cuenta las condiciones particulares de la accin, con el fin de adaptarles las modalidades adecuadas. A falta de un contenido explcito, le corresponde, por supuesto, al artista prever e inventar un modelo, una arquitectura espacio-temporal de seales, que harn localizable e identificable su accin como tal.

    El vnculo estrecho entre realidad y comunicacin es hoy una idea aceptada a pesar de ser reciente. En efecto, se admite ahora que la comunicacin, por s misma, de alguna manera, crea lo que llamamos la realidad. Los trabajos de la Escuela de Palo Alto contribuyeron ampliamente a acreditar esta idea. Antes nos inclinbamos a imaginar que la comunicacin era nicamente la transaccin por la cual esta realidad poda expresarse, explicarse, intercambiarse. No, la comunicacin no es un simple soporte de transmisin. La comunicacin no es una simple operacin de transmisin de informaciones como era costumbre pensarlo. Es mucho ms que eso. Es, a la vez, el lugar mismo y la herramienta donde se forja la realidad. El objetivo de los prcticos del arte siempre consisti en permitirnos percibir la realidad de una otra manera, lo que representa una cierta forma de fabricar otra realidad.

    Si la comunicacin en s es generadora de realidad, la multiplicacin y la diversificacin de los medios de comunicacin que caracterizan a nuestra sociedad constituyen factores de cambios poderosos en la elaboracin de nuestra realidad con-tempornea. Esto conduce a decir que aquel que se desempea en la comunicacin es, de cierta manera en algo, fabricante de realidad. Esto conduce a afirmar que el que accede a la tecnologa de la comunicacin tiene una posibilidad de modelar la realidad. Pero quin, hoy en da, tiene acceso a esta tecnologa? No ciertamente el artista y, menos, el ciudadano medio. No nos hacemos ilusiones. No compartimos el excesivo optimismo de Marshall McLuhan sobre el tema. La posibilidad de acceso a los canales de comunicacin, como actor, permanece todava totalmente determinada por condiciones de poder. An estamos muy lejos de esa mtica aldea global con la cual todos soamos, por falta de poder vivirla... Como quiera que sea, el papel del artista consistir precisamente en movilizar todas sus energas para apropiarse, as sea por la fuerza, por el poder de la imaginacin o por astucia, de todos los vectores de comunicacin. Son estos vectores de expresin y de accin, con los que se elabora la formulacin de los lenguajes y de ideas propios de nuestra poca. Si la cultura alfabtica hizo de nosotros, en cierta forma, resistencias, en el sentido elctrico del trmino, como lugar de retencin de la informacin para la constitucin del saber; hoy nos volvimos transistores que, por el contrario, aceleran la energa de la informacin durante su transferencia (Kerckhove, s. f.).

    Lo esencial ahora es estar enchufado o, dicho en otras palabras, conectado, conmutado; conectado a la red para sentirse, codo a codo, en comunidad con los dems. Con la esttica de la comunicacin entramos de forma irreversible en la era de la modulacin, la era organizacional de los intercambios y de las redes, la era de la caricia electromagntica. Toda creacin hoy depende de una creatividad en las estructuras de comunicacin y de su puesta en forma, antes que de sus contenidos intrnsecos.

    Esttica de la comunicacin,percepcin del espacio, percepcin del tiempo

    Las nuevas tecnologas, incluso si esta idea choca contra nuestra herencia humanista, modifican progresivamente nuestros sistemas de valores y de pensamiento, nuestras

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    percepciones, nuestro sentido del tiempo y del espacio. El propsito de la esttica de la comunicacin no consiste, en ningn momento, en hacer ingenuamente un cuadro apologtico que exalte la potencia tcnica. Contraria a ciertos movimientos artsticos, en particular al del futurismo, la esttica de la comunicacin seala sus peligros cuando su uso se desarrolla de una manera completamente separada de consideraciones ticas, filosficas o sociales. La esttica de la comunicacin se presenta con la ambicin de concurrir a una nueva aprehensin de la realidad y de favorecer una concepcin del mundo que nos lleva hacia objetivos profundamente espirituales.

    En el momento en que el pensamiento oriental, bajo todas sus formas, ejerce una fascinacin sobre un nmero cada vez ms importante de individuos, una lite activa de sabios revela que el pensamiento mstico provee un marco adecuado a las teoras de la ciencia contempornea. El imaginario del hombre y su tenso cuestiona-miento del sentido de su existencia son idnticos a lo que eran desde su origen. Son siempre los misterios de la vida, de la muerte, del amor, de la angustia, del placer que permanecen todava como las grandes preguntas de actualidad; por el contrario, la manera de plantear estas preguntas se torna diferente. El artista contemporneo se ve dotado de nuevos medios de investigacin para interrogar al inconsciente colectivo y para darle forma. Los recursos de la tecnologa lo introducen a zonas desconocidas que le corresponde explorar. La verdadera apuesta del arte contemporneo se sita ahora mucho ms all del estatus de la imagen y del estatus de la forma. Se juega alrededor de la relacin que mantenemos, en nuestro vnculo con el mundo, con lo que llamamos comnmente realidad.

    En segundo plano estn los comportamientos estticos que evolucionan en funcin de la evolucin de las tecnologas. Los artistas que se hacen cargo de estos nuevos instrumentos proponen la constitucin de nuevos modelos antropolgicos. El tiempo y el espacio constituirn maana la materia prima del artista. De la misma forma que trabaj, a lo largo de los siglos, la piedra, el mrmol, la madera o el hierro, ahora se esforzar por dejar su impronta en estos inmateriales... El espacio y el tiempo son no slo conceptos fsicos que tienden a evolucionar actualmente en forma considerable con el avance de los conocimientos, sino tambin realidades sensibles por vivir. Sobre este terreno se sita y se legitima la prctica artstica.

    En el inconsciente del individuo occidental la nocin de Tiempo y la nocin de Espacio estn indisolublemente unidas. Para nosotros, los occidentales, no hay ninguna duda de que el Tiempo y el Espacio estn orgnicamente estructurados. El Espacio, con sus tres dimensiones, se impone como un elemento inmanente al mundo.

    En cuanto al tiempo, en su desarrollo lineal lo acompaamos de una manera continua: el pasado atrs, el futuro adelante, avanzamos en el presente. El hombre construye su horizonte temporal sobre un eje de progresin cuyos cursores, slidos y mviles, al tiempo, delimitan estas tres distintas zonas. Esta conciencia lineal del tiempo apareca, hasta ahora, como un elemento constitutivo normal. Los nuevos conceptos adelantados por las ciencias, as como la utilizacin cotidiana de nuevas tecnologas, se arriesgan a cuestionar estos esquemas mentales... Nuestras certi-dumbres, adquiridas y fundadas sobre datos socioculturales anteriores, precisan una revisin urgente.

    La nueva estructuracin del tiempo ya produce efectos sociales espectaculares. Las campanas de la Edad Media marcaban las horas, el cronmetro de Taylor llevaba el ritmo de produccin al segundo, el microprocesador nos ofrece hoy el manejo de procesos que se miden en nanosegundos... La microelectrnica se define como otra

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    estructuracin del tiempo cuya subdivisin sobrepasa, a partir de este momento, el umbral de la percepcin humana. Esto quiere decir claramente que si antes se poda escuchar latir un cronmetro y observar el movimiento pendular de un reloj, ahora necesitamos efectuar un prodigioso salto en el imaginario para comprender el funcionamiento de una calculadora.

    Al estructurar el espacio fsico, el automvil nos ha dado la posibilidad de dominar las distancias. Su aparicin transform profundamente nuestro entorno natural, nuestra economa, nuestro modo de vida. Transformaciones de un alcance an ms radical se anuncian con el advenimiento del computador. En efecto, el computador nos coloniza y, de una forma irreversible, reestructura nuestro tiempo y nuestro espacio. El computador est a punto de realizar prximamente la sntesis entre el pensamiento tcnico y el pensamiento simblico. La mquina a vapor haba reemplazado con ventaja los recursos fsicos del hombre o del animal; la informtica y su revolucin amplifican los recursos intelectuales del hombre. La evolucin actual de los computadores revela que finalmente esta mquina, tal vez, nos permitir alcanzar nuestros ms grandes mitos, en la medida en que contribuir a correr las limitaciones que el tiempo y el espacio han siempre impuesto al hombre.

    Esta evolucin de los computadores, por su aumento en velocidad, es decir, en potencia, se traduce en su funcionamiento en tiempo real. La posibilidad de conexin de los computadores entre s, as como con otras mquinas, anticipa la generalizacin de las redes telemticas y la abolicin de ciertas limitaciones de la distancia. La distribucin de los centros de decisin y su multiplicacin al conducir a la diseminacin de la inteligencia y del poder permiten esperar otras formas de estructuraciones sociopolticas. De hecho, presenciamos, en esta perspectiva, la emergencia de un nuevo reconocimiento y conciencia de la individualidad.

    Los computadores llamados de quinta generacin, que se perfilan en el horizonte de los prximos aos, nos introducirn al universo desconocido de la inteligencia artificial. Procesarn no slo datos, nmeros o letras, sino tambin conocimientos, al desarrollar razonamientos por deduccin. La dificultad de dominar un medio de expresin, trtese del material pictrico o de la resistencia del mrmol, particip siempre en el enriquecimiento del acto creador. Tal vez el enriquecimiento esencial proceder en menor medida de las facilidades ofrecidas al artista por los recursos de la informtica, que de las dificultades que le impondr la informtica para expresar su sensibilidad; dificultades que lo llevarn por caminos inditos. Nos encontramos en el umbral de un nuevo Renacimiento cultural? Crear la telemtica las condiciones objetivas de una otra forma de convivencia a una escala que permita abolir las distancias fsicas? En todos los mbitos, el acto de creacin se libera de las limitaciones espaciales y temporales, gracias a las transmisiones a distancia, a la convergencia de los datos en los sistemas de mensajera, a las consultas hechas posibles sin desplazamiento fsico... Tambin nos hace falta tomar en consideracin que la potencia fantstica de clculo que nos ofrecen estas herramientas dar a los artistas un poder sin igual de explorar, a una velocidad indita, el campo infinito de las posibilidades que suscita el mundo del ensueo, del imaginario del pensamiento humano.

    Este aspecto de la transformacin de nuestra relacin con el tiempo y el espacio lo privilegian los artistas que revindican su pertenencia a esta comunidad de sensibilidad que constituye la esttica de la comunicacin. Todos los artistas se sienten afectados, a travs de prcticas diferentes, por asuntos que siempre remiten a las dimensiones espaciotemporales y a las realidades cronotopolgicas. Asuntos que jams haban sido tan agudos como lo son hoy. La aceleracin de nuestras posibilidades de desplaza-

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    miento geogrfico, la ampliacin de nuestro capital de informacin, la realizacin de ciertas experimentaciones cientficas sobre el tiempo hacen vacilar, en parte, nuestras bellas certidumbres mentales sobre este tema y muchos ms...

    Estas vacilaciones abren a los artistas la oportunidad histrica de practicar una ruptura en las convenciones de la representacin, al poder encaminarse en la va de los fenmenos extemporales, que son verdaderamente la problemtica bsica de nuestra poca. De igual forma, en esta misma orientacin se manifiestan los indicios de una convergencia de la sensibilidad moderna hacia las fuentes profundas y ancestrales del pensamiento religioso, filosfico y mstico de oriente. Se nos hace muy necesario constatar que el conjunto de estas mutaciones, inducidas por los sistemas mediticos, reorganiza a nuestras espaldas el conjunto de nuestras representaciones estticas.

    Esttica de la comunicacin,espacio interior, preceptos Zen

    Si el hombre moderno est en busca del dominio de su propio universo fsico, est tambin cada vez ms preocupado por la conquista de su propio espacio interior. Tal preocupacin, a travs de ciertos signos, se reafirma, de la ms evidente forma, por un regreso pendular al polo individual. Si los principios del Zen nos invitan, por su sabidura, a renunciar a nuestra tentacin de querer explicar el mundo, tambin nos invitan a concentrarnos para poder constatarlo, a fin de tener una posibilidad de fundirnos en l... Podramos suponer que, en mayor o menor grado, es esto lo que, sobre el andn del metro, hace el viajero que mira fijamente la pantalla de control del circuito cerrado de televisin, a tal punto que, por ello, olvida subir al tren que lo habra llevado a su destino? Constatar el mundo, un ejercicio para el cual, cada vez con mayor frecuencia, nos convienen las tecnologas de comunicacin, que tienen la posibilidad de enviarnos a nuestro presente y de hacernos tomar conciencia de ste, por su mediatizacin instantnea. Nuevas tecnologas cuyas modalidades de funcionamiento nos permiten de alguna manera una reapropiacin del tiempo y un redescubrimiento de nuestro presente.

    Al actuar como prolongacin de nuestros sentidos, los nuevos medios borran el pensamiento estructurado y lineal, disuelven el concepto, y nos inducen en otros tipos de comportamientos antropolgicos. A su manera, como la mediacin, instauran condiciones especficas y privilegiadas, donde nuestra relacin con el tiempo, con el espacio, con la materia, con los objetos, se encuentra renovada. Los nuevos medios abren la va a otros tipos de conocimiento, a otras formas de conciencia... Al proponer una reflexin sobre el tiempo y el espacio, que no se efecta a partir de discursos y de teoras, sino por procedimientos originales y singulares, los artistas de la esttica de la comunicacin tratan de hacernos comprender hechos inmanentes, en los cuales nos implican directamente, esforzndose por poner en evidencia nuestra relacin existencial con el mundo. Nos proponen una exploracin y una navegacin aven-turadas en el seno de un universo de las telecomunicaciones cada vez ms denso y complejo. Viaje hacia esta tierra prometida, donde el tiempo de los ritmos biolgicos, el tiempo de los relojes, el tiempo tcnico, el tiempo profano y el tiempo sagrado se juntan para confundirse y unirse en un tiempo nica suprasensible.

    El arte tiene hoy por objetivo hacernos tomar conciencia de un cambio radical de nuestros comportamientos, y en este proceso el artista sugiere sus propios modelos. Estos nuevos modelos tienen como funcin un conocimiento ms grande de nosotros mismos. Las nuevas tecnologas prolongan nuestras percepciones y predisponen a

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    cada individuo, en su vivencia, a apartar las fronteras para alcanzar los mbitos de lo suprasensible, que estamos prximos a descubrir... Esta red, cada vez ms cerrada, que teje nuestro entorno comunicacional, contribuye, a largo plazo, a favorecer la emergencia de una conciencia global que tender a sustituir la nocin tpicamente occidental de fragmentacin individual. Al facilitar una cierta sincrona, los nuevos medios refuerzan la conciencia colectiva. El hombre moderno, envuelto en una esfera cambiante de informaciones, debe encontrar el tempo de su propia partitura para realizar su integracin armnica al movimiento general.

    La esttica de la comunicacin testimonia sobre esta relacin armnica y el pla-cer que de ella se deriva, sobre nuevas formas de expresin propias de nuestra poca y sobre formas de arte extremadamente diversificadas, que se basan en un concepto fundamental: el de relacin. En estas formas de arte, la nocin de intervalo constituye la idea de base determinante. Entramos al perodo de las artes del intervalo.

    En el contexto de las relaciones dinmicas puestas en juego, en los intercambios mltiples y las combinaciones interactivas propuestas por el artista, este campo cir-cunscrito de energas constituye su objeto primario. Las formas de arte que provienen de la esttica de la comunicacin dan cuenta de los ritmos naturales que hacen parte de la vida de cada individuo y los vinculan con nuestro universo cotidiano tecnolgico de las comunicaciones. El puente est tendido entre naturaleza y cultura... A travs de los procesos complejos de sincrona en los cuales estamos constantemente impli-cados, tenemos la constante impresin de participar a un pulso global compuesto por una variedad infinita de pequeas melodas particulares. Esta situacin, cuando la experimentamos, nos proporciona el sentimiento de una profunda adhesin al mundo que nos rodea. Son las mismas frecuencias que atraviesan la actividad mental de nuestro cerebro, que se encuentran, de alguna manera, despus en expansin en las redes elctricas, electrnicas y telemticas.

    En la puesta en relacin de los ritmos individuales con los que se desarrollan las redes telemticas, as como en la puesta en evidencia de los ritmos humanos respecto a los campos de la energa csmica, reside hoy el nudo central del arte contemporneo. Un arte contemporneo de bsqueda que, sobre todo, no hay que confundir con la produccin artstica inspirada en el mercado.

    Yves Klein El Monocromo, el precursor sensible, ya nos indic el camino en esta direccin. Su prematura desaparicin no le permiti conocer los sorprendentes desarrollos de nuestra sociedad electrnica y de comunicacin. En varias formas, es evidente que su prctica artstica, as como el pensamiento que la sustentaba, prove-

    nan directamente del campo circunscrito por la esttica de la comunicacin. Para l, como para nosotros hoy, el problema del arte no es un problema

    de objeto, de forma o de color, sino ante todo un problema de energa por localizar, manipular, repartir, representar... El conocimiento de lo sensible no aparece jams como una interfaz meditica del concepto y del conocimiento intelectual. El conocimiento de lo sensible proviene de prcticas especficas, que se fundan ms bien en la experiencia vivida, ofrecida sobre el modo de la reparticin y, a veces, de la participacin activa.

    Esttica de la comunicacin y crisis de la percepcin

    Quiero insistir en el hecho de que la sensibilidad contempornea est completamente impregnada de duda e incertidumbre. Las nociones de espacio

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    y de tiempo, las escalas de tamao que se crea adquiridas, se cuestionan. Nuestra poca atraviesa una profunda crisis de percepcin en el momento en que la interpretacin terica de diferentes fenmenos fsicos est tambin cuestionada. Nuestra sensibilidad se encuentra, de esta forma, marcada por este clima ambiental; modelada por los efectos conti-nuos de cambios fundamentales, cuyos ritmos se aceleran. Los medios tecnolgicos se volvieron, para el hombre moderno, prtesis que nos introducen en comarcas del tiempo y del espacio que nos eran, incluso ayer, inaccesibles. La televisin y el telfono a diario nos remiten a los antpodas e instalan el mundo en nuestra sala. Frente a la nocin clsica de objeto separado, de lmite, de lugar nico, estamos llamados actual-mente a reaccionar, cada vez ms, a las nociones de interfaz, de conmutaciones y de simultaneidad. La ubicuidad no es ms una vista utpica de la mente: la tecnologa de comunicacin se realiza todos los das bajo ciertas condiciones.

    Este mundo de lo sensible que vivimos se manifiesta por desplazamientos de informaciones, configuraciones dinmicas que nos arrastran y nos asen en sus movimientos. Representaciones que nacen y toman vida en estructuras de elementos intercambiables, llamados dispositivos, sistemas, redes... Los cambios sensibles de nuestra percepcin y de nuestra relacin con el mundo que de esto se derivan en nuestros ms corrientes comportamientos testifican del nacimiento de una nueva esttica. Una cuyo objeto que ella designa se sita desde ahora fuera de lo visible y de tangible en las zonas de la infrapercepcin donde se encuentra nuestra sensibilidad de hombre moderno. Los sistemas tecnolgicos de intercambios en los cuales estamos directamente implicados a la vez como actores y a ttulo individual o colectivo como elementos constitutivos del sistema abren, en efecto, el camino a relaciones de lo sensible, que ya no pasan obligatoriamente por lo visual o lo verbal.

    Nuestra experiencia periodstica se desarrolla en un campo global de interac-ciones y de acontecimientos creados por los medios elctricos o electrnicos. El bao permanente de informaciones en el cual vivimos inclina nuestra manera de sentir hacia nuevas formas. Inevitablemente, si no est descarrilado o desviado por presiones econmicas de su vocacin natural, el arte actual debera responder a las expectativas de esta nueva sensibilidad y suministrarle, por medio de su descubrimiento, sus formas especficas de expresin, que provienen precisamente de esta esttica de la comunicacin y de un arte que sera algo distinto de un arte de ver o de or; un arte cuya prctica y finalidad se sitan ms all de la imagen, del gesto pictrico, del objeto... en la comunicacin en s y sus modalidades de funcionamiento.

    El proceso de desmaterializacin del arte desde Duchamp, as como el recurrir de los artistas al concepto, a la actitud, a la intencin, favorece la apertura de su lectura. El mbito mismo del arte se encuentra, por ello, ampliado. Con Yves Klein, su escuela de sensibilidad, su teatro del vaco, su perspectiva csmica, se nos introduce fonticamente en la civilizacin confrontada con la conquista del espacio y con los misterios de la materia. En la sociedad de la electrnica y de las telecomunicaciones, el hombre se encamina, cada vez ms, hacia una relacin menos concreta con la realidad, hacia una desmaterializacin de su cotidiano vivir. Nuestra sensibilidad no puede ser ausente a ser profundamente modificada por ello.

    El arte debe ahora hacernos sentir que el recorte de los sonidos o la codificacin de las imgenes slo es una ilusin detrs de la cual se agitan millones de electrones.

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    La representacin que se esfuerzan en encarnar los artistas de la esttica de la comunicacin es una representacin que extrae su origen de ms all de lo real, ms all de las apariencias y de los marcos conceptuales acostumbrados. La tecnologa nos conduce a una comprensin del mundo, donde la referencia pierde su sentido en beneficio de las fuentes electrnicas de evaluacin. Las representaciones videogrficas e infogrficas sustituyen la materialidad de las distancias con tal fuerza, que estn a punto de disolver pura y sencillamente su referente.

    Las bases sobre las cuales pretendamos antes fundar y legitimar nuestras repre-sentaciones se hacen precarias y, a menudo, sospechosas. Con la imagen televisiva, por ejemplo, nuestra percepcin vacila, debido al choque temporal de la difusin instantnea. En esta misma imagen el obstculo fsico, as como el obstculo del tiempo, se diluyen, de pronto, en una azulada nube de electrones... El espacio se encuentra aplanado, reducido, laminado por el vector de comunicacin. La acele-racin, el ralentizado o el retroceso de la imagen flmica o de video conmocionan nuestros conceptos y nuestras convenciones del tiempo. La nocin de espacio continuo y homogneo de herencia euclidiana se pulveriza frente a los nuevos conceptos de espacio discontinuo. Espacio jalonado por algunas balizas que nuestra percepcin a escala humana es incapaz de localizar. Es imperativo, entonces, que desde ahora aprendamos a instalarnos en lo provisional. Tenemos que hacernos a la idea de un permanente andar; acomodarnos a una inestabilidad que tendremos que terminar por domesticar, y encontrar, finalmente ese punto, fijo y mvil a la vez, desde donde nuestra mirada podr descubrir e inventar esta nueva relacin entre nuestro espacio vivenciado, nuestro espacio electrnico y nuestro espacio en el futuro... Para esto tendremos que apoyarnos en nociones que se deben integrar lo antes posible y que llevan por nombre palabras extraas y brbaras: conmutacin, arborescencia, intermitencia, intervalo, modular, interactivo...

    Esttica de la comunicacin,sensibilizacin, sensualizacin

    Si la reflexin y el trabajo llevado a cabo por la esttica de la comunicacin nos ayudan a compartir y a comprender procesos todava complejos, por medio de los artistas que la representan, stos contribuyen a evidenciar las relaciones sensoriales que mantene-mos con los nuevos medios. Despus de haber credo, durante mucho tiempo, que estos medios desensorializaban la comunicacin, constatamos que eso no es cierto. Integrados cada vez ms a nuestro modo de vida, estos medios constituyen una especie de red sensible por donde transitan a cada instante nuestros intercambios. Se volvieron soporte, prolongacin, amplificacin de nuestras ms ntimas vibraciones.

    Nuestra relacin de dependencia de las tecnologas de comunicacin en la vida cotidiana nos permite afirmar que esta situacin es generadora de nuevas formas de sensibilidad. La televisin, por ejemplo, cre una forma de relacin esttica singular sobre la presencia a distancia. La televisin, as como el computador, son fuentes vivas de pulsiones de entorno, cuyos efectos sobre nuestro sistema nervioso no controlamos todava. Se puede preguntar, por otra parte, sobre una utilizacin que, a largo plazo, podra transformar algunos de nuestros procesos de pensar. Es demasiado evidente que los sistemas mediticos de nuestra sociedad electrnica calientan impasiblemente nuestro entorno y lo llevan a un cierto grado de sen-sualizacin. Estamos sumergidos permanentemente en un bao electrnico que le dispensa al individuo una gama cada vez ms intensa de estmulos.

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    El cuerpo de la sociedad, as como nuestro propio cuerpo, se encuentran envueltos en una inmensa red de comunicacin. Al miedo y a la nostalgia de aquellos que denuncian el riesgo de vernos amputados de una relacin fsica directa con el mundo inmediato, respondemos que practicamos desde ahora hibridaciones que constituyen los ritos de paso. Cada vez ms estos fenmenos de hibridacin asocian estrechamente al hombre con la mquina. En el futuro prximo, es a