Por una Romería Segura

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Hola a tod@s. He enviado a nuestro Alcalde, José María Arias Torres, este escrito para ver si podemos hacer de nuestra Romería una fiesta más segura. Dice así: Estimado Señor Alcalde: El motivo de dirigirme a ti es mi preocupación por la seguridad en la Romería de nuestro pueblo, Torrejoncillo. Como sabrás, el año pasado sufrimos un percance en mi familia, el cual no queremos que vuelva a ocurrir. Porque a nosotros San Pedro nos echó una mano, pero no sabemos si tendrá manos para todos. Por ese motivo y por mi profesión, no puedo permanecer ajena a esta situación, la cual preocupa a muchos de nuestros vecinos. Y como hasta que no suceden las cosas no se encienden las alarmas, me dispongo a proponer distintas medidas para que ese día tan bonito que es la Romería, la podamos disfrutar tranquilamente, sin sustos, paseando por la pradera con los niños, los abuelos o simplemente, sin miedo. Este año coincide nuestra fiesta con un puente nacional, lo que hará que la afluencia de público sea mayor. Consecuentemente, aumentan los riesgos. Todos debemos ser conscientes del riesgo que supone la organización de este festejo en medio de una importante aglomeración de personas que van a pie; y está en mano del Ayuntamiento, porque tiene plenas facultades para ello, la adopción de todo tipo de medidas para evitar daños tanto materiales como personales que puedan causarse y fácilmente son previsibles que ocurran en un acontecimiento que se sabe, dada su periodicidad anual, que convoca a multitud de torrejoncillanos y forasteros. Para realizar este informe he contado tanto con la opinión de jinetes como de personas que van a pie. A su vez he consultado legislación y artículos de prensa. El siguiente cuadro muestra los riesgos que corren las personas en presencia de caballos:

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Documento creado por Isabel Cirujano, en cual se exponen los principales problemas que podemos encontrar el día de la Romería y las medidas propuestas para intentar prevenir los mismo

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Page 1: Por una Romería Segura

Hola a tod@s. He enviado a nuestro Alcalde, José María Arias Torres, este escrito para ver si podemos hacer de nuestra Romería una fiesta más segura. Dice así:

Estimado Señor Alcalde:

El motivo de dirigirme a ti es mi preocupación por la seguridad en la Romería de nuestro pueblo, Torrejoncillo.

Como sabrás, el año pasado sufrimos un percance en mi familia, el cual no queremos que vuelva a ocurrir. Porque a nosotros San Pedro nos echó una mano, pero no sabemos si tendrá manos para todos.

Por ese motivo y por mi profesión, no puedo permanecer ajena a esta situación, la cual preocupa a muchos de nuestros vecinos.

Y como hasta que no suceden las cosas no se encienden las alarmas, me dispongo a proponer distintas medidas para que ese día tan bonito que es la Romería, la podamos disfrutar tranquilamente, sin sustos, paseando por la pradera con los niños, los abuelos o simplemente, sin miedo.

Este año coincide nuestra fiesta con un puente nacional, lo que hará que la afluencia de público sea mayor. Consecuentemente, aumentan los riesgos.

Todos debemos ser conscientes del riesgo que supone la organización de este festejo en medio de una importante aglomeración de personas que van a pie; y está en mano del Ayuntamiento, porque tiene plenas facultades para ello, la adopción de todo tipo de medidas para evitar daños tanto materiales como personales que puedan causarse y fácilmente son previsibles que ocurran en un acontecimiento que se sabe, dada su periodicidad anual, que convoca a multitud de torrejoncillanos y forasteros.

Para realizar este informe he contado tanto con la opinión de jinetes como de personas que van a pie. A su vez he consultado legislación y artículos de prensa.

El siguiente cuadro muestra los riesgos que corren las personas en presencia de caballos:

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RIESGO FACTOR DE RIESGO MEDIDAS PREVENTIVAS

Atropello o arrollo Al realizar carreras. El caballo va excitado y corre veloz.

Delimitar claramente una zona para los peatones y otra para los caballos.

Prohibir que los viandantes caminen por la zona habilitada para los caballos.

Prohibir el acceso de caballos a las zonas delimitadas para peatones.

Pisada Al caminar entre los caballos.

Para los viandantes: No caminar próximos a un caballo.

Para los jinetes: no pasear con el caballo cerca de las personas.

Coz El animal desconfía de la presencia humana y reacciona de ese modo.

No colocarse nunca detrás de un caballo, ya que desde allí no puede verte

Huída del animal El animal no está amarrado.

Nunca dejar al caballo suelto.

No correr hacia un caballo, ni tirarle objetos.

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A modo de explicación, las medidas preventivas que propongo son:

Delimitar claramente una zona para viandantes y otra para caballos. Así evitaríamos que se mezclaran unos con otros. Con lo que se reduce el riesgo de atropello y de pisadas. Se podría llevar a cabo mediante cintas o con vallas. Claramente señalizado con una señal de prohibido el paso a caballos o a peatones.

Controlar, en la medida de lo posible, que un jinete no vaya lo suficientemente ebrio como para perder el control de su caballo. No pretendo decir que alguien que vaya a caballo no pueda beber, me parecería injusto tratándose de una Romería, además, no conduce un vehículo y la ley no lo prohíbe, pero eso sí, se podría sugerir al caballista que va en muy mal estado que se baje del animal.

Controlar, a su vez, que los viandantes no atraviesen por la zona delimitada para caballos. A través de la señalización de “Prohibido pasar a personas que no vayan a caballo”.

No permitir la entrada de caballos en las carpas. Si la zona está delimitada, les será imposible acceder a ellas. Aún así, se podría colocar una señal visiblemente en la entrada de cada carpa, con la prohibición de entrar caballos.

Cuando el jinete se apee del caballo, deberá tenerlo sujeto por las riendas. Nunca dejarlo suelto, sin amarrar.

Aumentar la presencia de personal de vigilancia y seguridad en la zona. Mayor implicación de la Policía Local, haciéndose ver por todo el recinto para evitar que se incumplan las normas. Así se evitará que algún vecino tenga que decir a un jinete que saque el caballo de la carpa, por ejemplo, lo que más de una vez ha dado lugar a peleas.

Se recordará, mediante publicación en el libro de la Romería, por ejemplo, la obligatoriedad de que todos los caballos estén en posesión del seguro de Responsabilidad Civil.

Para terminar, me gustaría que las medidas propuestas se llevaran a cabo este año, que aún tenemos dos meses completos por delante, el cual considero es tiempo suficiente para realizarlas.

Si prefieres que me reúna con vosotros, no dudes en ponerte con contacto conmigo. De todas formas, me gustaría, de una forma u otra, recibir respuesta a mi propuesta.

Muchas gracias por tu atención, José María.

Recibe un cordial saludo,

Isabel Cirujano Gómez. Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales.

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Aún no he obtenido respuesta, pero confío en recibirla en breve.

Además, he estado recopilando información sobre los caballos y sus riesgos, y he recogido lo más interesante y que pienso que nos puede ser útil tanto a caballistas como a los que no lo somos.

Para los romeros que vamos a pie y, sobre todo, para los que no entendemos nada de caballos, nos vendrá bien saber que para poder acercarse de un modo confiable a un caballo es necesario saber que psicológicamente el caballo, por muy manso que sea, teme ser agredido por un depredador, que es lo que le ha ocurrido a su especie a lo largo de miles de años.

Básicamente es temeroso de lo que no identifica, de lo desconocido, puede por ejemplo confundir a un hombre con un gran felino listo para devorarlo. No darse a conocer como humano es la mejor receta para recibir una coz.

El caballo tiene dos campos de visión laterales que le permiten detectar objetos en movimiento casi en 360 grados, y con los ojos independientemente. Básicamente explora ambos campos laterales para detectar objetos en movimiento, o sospechosos y puede reaccionar de dos maneras, con una reacción de defensa (huida o patada), o de curiosidad (gira la cabeza y lo enfoca con su visión binocular para ver mejor los detalles).

Dicen los expertos que debemos arrimarnos a un caballo desde su lado izquierdo, de frente y en un ángulo aproximado de 45 grados con su cruz.

¿Por qué por su lado izquierdo?

En nuestra cultura el caballo fue antes que nada máquina de guerra para hombres que portaban espada, es por ello que se lo monta por su lado izquierdo (de otra manera la espada pendiente del cinto impediría alzar la pierna sobre el lomo); y está acostumbrado a que la mayor parte de las maniobras que lo involucran, como por ejemplo ensillarlo y desensillarlo, ponerle la cabezada o el bozal, ajustar o aflojar la cincha, etc., se realicen sobre ese lado suyo.

No sólo los riesgos los corremos nosotros. También el jinete o la amazona deberían ser más cautos.

Hay gente que opina que llevar un caballo no es arriesgado. Para esas personas tal vez les llame la atención la información aparecida en el Journal of

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the American Medical Association, el 7/04/90, en la página 18 del New York Times. Según este artículo, los Centros Americanos sobre Control de Enfermedades han descubierto que es más seguro conducir una moto o pilotar un coche de carreras. La gente se lesiona con más frecuencia montando a caballo.

Habría que montar en moto durante 7000 horas antes de lesionarse. Pero en cuanto a montar a caballo, sólo son necesarias 350 horas.

La desgracia más probable es caerse del caballo. Los jinetes también suelen colisionar con objetos fijos, suelen ser arrastrados por el suelo con el pie cogido en el estribo, caer quedando atrapado entre el caballo y el suelo, o pueden ser pisados por el caballo, recibir una coz, e incluso ser mordidos. Las principales causas de muerte suelen ser las lesiones en la cabeza, por lo cual el casco protector debería ser imprescindible. Entiendo que los adultos no lo van a llevar puesto en la Romería, tampoco lo pretendo, pero al menos los menores de edad que van a caballo tendrían que llevar casco, un golpe en sus pequeñas cabezas podría acabar con sus vidas.

Espero que este artículo surta efecto y esta Romería sea recordada por los buenos ratos con amigos, familiares, los bailes en la pista o en las carpas y las comilonas en los puestos. Porque pasar una Romería en el Hospital no es muy agradable, os lo digo yo.

Sin más, muchas gracias a todos. En especial, a quienes me han ayudado a llevarlo a cabo. Gracias.

AH! Y FELIZ ROMERÍA

Isabel

Marzo 2011