Pps Riquete, el del copete
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Riquete , el del copete
Por los alumnos de
tercero A y B
del C.P.Manuel Martínez Blanco
Charles Perrault
El hada de nuestra historia estaba muy ocupada aquel día. Las reinas de dos países vecinos estaban a punto de ser mamás por primera vez. Y ella, como amiga de las dos reinas, debía estar presente, cuando los bebés nacieran, para darles sus bendiciones.
El primero en nacer fue un principito que era, pobrecito, muy requetefeo. Tenía un gran mechón de pelo, por lo que le llamaron Riquete, el del copete.
- Será feo sólo exteriormente, porque por dentro será el joven más sabio y bondadoso de cualquier reino. Y además, aquella persona a quien ame tendrá también esos dones -dijo la dulce hada.
En el otro reino, nacieron dos niñas: una niña muy linda pero torpe e ingenua y su hermanita muy sabia pero muy fea.
Pasaron los años y Riquete, con su típico tupé, se hacía cada vez más bondadoso y sabio. Pero no era feliz. Su aspecto era bastante feo y, por eso, ninguna doncella le miraba.
La princesa tonta, al contrario, cada día gustaba más a los jóvenes por su belleza, pero todos se alejaban de ella cuando abría la boca para decir algo.
La primogénita, aunque fuese muy estúpida, se daba cuenta y hubiese regalado toda su belleza por tener la mitad de inteligencia que su hermana.
Un día, mientras la princesa paseaba por el bosque se encontró con un muchacho bastante feo: era Riquete. Tras asustarse un poco se dio cuenta de que era un muchacho de gran corazón e inteligencia. Riquete, nada más verla, sintió que se enamoraba de la princesa y le propuso matrimonio pero le dio un año para pensárselo.
Con el tiempo, se decía que la princesita no sólo era la más bella, sino que era prudente y sensata. Por eso el castillo se llenó de pretendientes de muchísimos lugares que iban a pedirla para esposa. Pero todos eran rechazados por la linda muchacha.
Un día fue a pasearse por el mismo bosque en el que había encontrado a Riquete el del Copete de manera casual. Mientras se paseaba oyó un ruido sordo bajo sus pies, como de muchas gentes que van y vienen llenas de actividad. Vio una gran cocina llena de cocineros, de marmitones y de toda suerte de criados necesarios para hacer un festín magnífico. Faltaba un día para el año y Riquete no se había olvidado.
El amor no sólo había cambiado a la princesa sino también a Riquete. Como suele suceder entre las personas que se quieren bien.
Antes Después
La princesa le prometió casarse con él, en tanto que el príncipe obtuviese el consentimiento del rey, su padre. El rey convencido de que su hija estaba muy enamorada de Riquete el del Copete, a quien conocía desde hacía tiempo como príncipe muy ingenioso y muy sabio, le aceptó satisfecho por yerno.