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En el Primer Festival de

Teatro de Medellín

o

LA ZORRA

LASy

UVASDe GUILLERMO F IGUE IREDO

o

Auspiciado por la Secretaría de Educa ción

EXTEN SION CULTURAL

TEATRO PABLO TOBON URIBE

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c ORTESI.-\

AMIGOS DE EL TRIANGULO

- :.: :.:- :.:- :.:- :.: -------;: :.:- :.:==---- :.:- :.:- :.: - :.:- :.:;

CORTESlA

TEJIDOS DE PUNTO LTDA.

MEDELLIN

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La zorra .y las uvasEl. AUTOR : Guil lermo Figuei redo es uno de los más im po rt a n tes escri to res

la ti no ame rica nos de tea tro . Periodi st a , crít ico te a tra l y nove lis ta , sus o b ras so n

poco co nocida s e n nuest ro med io . Ha sido re presen ta do e n nume rosas o po r tu­

nidades e n Bra si l, su pa ís na tal , y en la Arge n tina . " En 1936 o b tuvo el g rado de

abo gado, profesió n que aún ejerce" . " Segú n su pr opia co nfe sión desde q ue ini ­

c ió su car re ra lite ra r ia escribió obra s que lo s empresarios tea t ra les se re hu sa ­

ron a leer ha sta que Procop¡o, - ta lvez el más popul ar act or bras ileñ o-- in te r­

pretó uno de los pape les de su o b ra Lady God iva" .

Posteri or mente se presentó , en 194 9, Um Deus Dormi ú la em Casa, pieza

tea tral que dedicó a sus a lum nos del se rvicio Nacio na l de Tea t ro y q ue me reció

la medalla de o ro y d ip loma a l mejor au to r te a t ral de ese a ño confer ido po r la

Asocia ción Br asileña de Crí t icos Te a tra les.

La Zo rra y la s Uva s fue es t re na da por la Co m pañ ía Dr a m ática Nacional Bra ­

si leña en la tem porada de 1953. Se estre nó en Buenos Aire s en 1956 e n el tea t ro

Ca nd ilejas mont ada por la com pa ñia de tea tro popular Ca sacu bi erta . En Col om­

b ia la obra fue pr e se nt ada por e l TEC (Teat ro Est ud io de Cal i), ba jo la d irecci ó n

de Ped ro 1. Mart ínez, en e l a ño de 1963.

LA OBRA: La Zorra y la s Uvas nos pres en ta a l esclavo Eso po , e l na r rado r

de fá bulas, y su lucha po r co nsegu ir la libe rtad. La ac c ión se su cede e n Samas,

c iudad griega , e n donde los ci udadanos de spreci aban la s la bo res m a nua les , co mo

en toda Grecia . " Pa ra el g riego , el homb re libre deb ía de se rlo ta m bié n de toda

tar ea eco n ómica, deb ía tener esclavos u o tr as persons a que cu idase n de sus asun­

tos mater iales e incluso de su propiedad y su fo rtuna, pues sólo liberado de es­

tos me nesteres inferiores d ispo nd r ía de t iem po pa ra goberna r el pa ís , la guerra ,

la lite ra tu ra y la fi losofía " .

Los escla vos po d ía n ser libera dos por los amos y e n to nce s se co nsideraban

libertos.

Un aná lis is superf icia l de la o b ra pu ede lleva r a in te rpre taciones er ra da s sobre

el concepto de la liber tad buscada po r Eso po . El lir ismo que ca mpea en sus pa­

la b ras no e s si no e l velo del ve rdadero significado que para é l t iene la liber tad.

A Eso po sie ndo e scl avo se le pe rm ite in sulta r a los dioses, se le concede

ju s t ificar su pre sencia ; " Los d ioses pe rdona n siemp re a lo s ho mb re s; pa ra eso

los inventa mos. Si lo s d ioses no ex ist ies en, pténse lo b ien , q uié n hab ía de pe-do­

na mos ?". A Eso po sie ndo e sclavo apenas s í se le entiende, el pueblo se ríe eJe

sus fá b ula s, e s ta n poco pe ligroso un esc lavo, e s prá c t ica me n te una cosa que se

qu ita o se de ja según co nven ie nci a s.

El pu eb lo da la libertad a Eso po, es é l qu ien la pide y es el pueblo qu ie n

se la qu ita no de ján do le di syun t iva . He a hí su des t ino t rág ico .

Eso po siendo libert o adquiere ya un valor ante sus conciudadanos q ue no

tenía . El lo sabe. El sabe que aún mos t ra ndo su ca r ta de liberto se rá c astigado

por haber b la sfe ma do, y e l no most rar la lo llevaría a o t ro cas tigo peor para él , el

de seg ui r sien do esclavo.

Eso po est á en una si tuación ex istenci a l ce r rada, e l ca m ino que tome inevi­

tab lemen te lo con d ucirá a una so lución t rá gica . Ni co mo hom b re lib re n i co mo

escl avo pu ede g rita r su ve rda d . En un ca so es tá co nde nado a mo ri r , en e l o t ro

a la r isa q ue despierta lo que no t iene pe lig ro .

(Apa r te de No tas de Montaje)

Gilberto Mart ínez

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Comentarios sobre dirección teatralNo es una perogrullada el a firma r que e l sig lo XX es el sig lo de los di rec­

to res de teatro. Fuer on ellos los encargados de darle un vuelco a las concepcio­

nes que en el siglo XIX imperaban.

Pa ra cu alquier pe rsona que aborde el estud io de l te a t ro; ya sea desde un

nunto de vis ta literar io , o ya sea desde e l de la rea lizac ión escén ica , ya q ue con­

cie rn a a cualquiera de los mú lti ples aspec tos de su manifestación: Teat ro mus i­

ca l, teat ro hab lado, e tc., el co noci m ien to de los gra nd es d ire c tores y de las idea s

de re novac ión q ue im p la nt aro n y co n ti núa n im plantando, es necesario pa ra po­

der ob tene r un a visi ón ca ba l de l te ma.

Es po r eso por lo qu e , inevitab lemente, tar de o te m p rano , el estu d io so tie­

ne que enf renta rse a nombres como e l de Ant ai ne , Go rdon Graig , Sta nis lavsky,

Ne morovich, Dánchenko, Be r to ld Brech t , So ko loff, Pisca to r , John Alde n, Max

Rei nhard t , Jacques Copea u, etc.

Una p ieza de tea t ro no es si mplemente un a obra lite ra ria . El teat ro se es­

cr ibe pa ra ser re prese ntado . Tal como dice Pa ul Gros f ils en su libro " Tea t ro y

lite ra tura" ; " se o lvid a a menudo qu e en e l tea t ro , la s ideas solo tie nen e l va­

lo r de su des ti no escénico, y so bre todo q ue las pa lab ras est án p ro funda me nte

subo rd inada s a éste. Se co nfunde d ra ma co n be llas a r te s. Se mezcl an baj o la

mi sma de nominación las obras escritas pa ra e l teat ro y las piezas e n fo r ma dia ­

logada . El len guaje escénico tiene exigencias que la lite rat ura le rega tea . La

supresión del monólogo, del li r ismo, de l énfasis, la senci llez obligada de l d iá­

logo, la objetividad de las ré p licas t ra s las cuales sola me n te se t ra nspa rentan

los móvi les, e l desa r rollo no rma l, lógico, implaca b le de las sit uaci ones, la p reo­

cu pación po r la ve rac idad, por no trampear co n la vida, son o t ros ta nt os medios

del teat ro actua l a los cua les hay q ue plega rse" . He ah í a lgo qu e nuestr o s es ­

cri to res o lvida n. Hacen litera tura pe ro no tea t ro .

Ahora b ien, si la p ieza de tea t ro es pa ra se r re present ada , ne ce sa ri a mente '

t ie ne q ue cae r en ma nos de un d irector , y es él , e l que , de acu e rdo en oc as io­

nes con una es té t ica pe rsona l, o rde na e l acaece r escé nico . coord in a todos

los elemen tos del espectácu lo.

Lo que debemos reco rd a r -dice Veinstein- es que en el pe ríodo contem­

poráneo, el di recto r concibe , prepa ra o di r ige la ej ec uc ión de la rep rese nt ación

con un a independencia profesiona l, téc nica y a r t ís tica su fic ien te pa ra q ue la

represe ntación apa rezca como su obra .

Sob re esas bases, el tea tr o EL TRIANGULO, presenta a l público .de Medell ín ,

ba jo m i d irecc ión, la ZOR RA Y LAS UVAS de Guil le rm o Figue ired o . Nuest ra la­

bor se in ició con lo q ue denom ina mos tra ba jo de me sa . Es ta primera e ta pa com­

pre ndi ó la lec tura de la ob ra, d iscu sión so b re sus va lores lite ra rios , escén icos,

etc., re pa rt ición de pape les, estudio de los momen tos climát icos de la p ieza y

de cada pe rson a je, a nálisis psicológico de cada uno de ell os, estudio de esceno­

gra fía y ves tu a rio y por último, basados e n todo lo anterio r, la dema rc aci ón de

la tesis a plantea r an te el público.

La segunda pa r te de l mon ta je comp rend ió lec tu ra a va r ias voces , ma rca ­

ción de los movim ie ntos funda me nt ales y po r ú lt imo inte rpre tación y mat ización

de todos lo s aspec to s a nter iores .

A través de tod o ese proce so hemos reva lo rad o la pieza o r iginal. He mos to­

mado conciencia de . sus va lores y de sus defec tos, he mos sup rim ido lo q ue nos

ha pa recido supe rf luo y he mos actualizad o lo que nos ha parecido ca d uco .

Gilberto Mart ínez

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Tentativa para ver a EsopoConsider ado históricamente, Esopo parece no prestarse a ni nguna clase de

co nfus ión , pues é l m ismo fue un per sonaje m uy confuso cuya auténtica persona­

lidad y existen cia se pierde n en el tiempo a tr avés de la leyenda y el mito . To­

dos parecen estar de acu erdo en que fue un hombre que naci ó hacia el año 620

A. de C., que sirvió como esclavo de un ciudadano de Samas llama do Xan tos y

q ue fue precipitado 'desde la roca Hiampe a por habe r hecho ob jeto de sus bur­

la s a los sacerdo tes del templo de Ape lo, quienes en veng anza y median te hábil

es tra tagema lo acusa ron de haber robado una copa de oro de l templo, lo cu al

tra jo como con secuencia su pe rd ició n defin it iva . También sobre o tros dos aspec ­

tos de Esopo, los histor iadores parecen no ten er la menor d uda : su agudeza

menta l y su fealdad física, Con un solo hec ho pod emos seña lar la trascenden­

cia que llegar on a alcanzar sus fábulas: Sócrates, Demetr io Fa leri o y otro las

tomaron pa ra ve rs ificarla s. También Platón y Aristóteles h icieron refer encia

a sus fábu las . En resumen, Esopo fue un hombre de un desti no tr ágico de pr in­

cipio a fin de su vida, pe ro histór icamente su tr aged ia es aún mayor, pues hay

qu ienes d udan de la realidad de su exis tencia. Yeso de no saber si uno ex istió " .

ya es un poquito dem as iado,

Pero lo q ue yo qui ero es ente nder un poco a Esopo . Cóm o? Mirando hacia

el Esopo histórico, o hacia ' el personaje tea tr al de " La Zorra y las Uvas " ? Mi ins­

tin to, q ue es de lo úni co qu e me puedo vale r pa ra q ue me conduzca en un campo

q ue desconozco como es el teatro, me ind ica q ue frente a dos Esopos as í, uno

cuya ex'i 'stencia mlsrna . está en d uda , y o tros cu'yos con to rno s están bien def in i­

dos, su conducta clara; y cu ya vida mism a nadie puede negar, me qu edo co n

e l de Guillermo Figueiredo en su obra de teat ro . Así que olvidemos e l mito

hi stór ico de Esopo y tratemos de enf rentar al Esopo humano de " La Zorra y las

Uvas".

creo q ue

te hubie-

las riquezas,

al d iner o, no

Para un lector desp revenido , Esopo podría con stitu ír la en ca rnación mis­

ma de la bon dad, del espír itu liberal, del despren d imien to, de la humildad y,

como si fuera poco, exponente de altas virtudes mo rales . Per o yo co nside ro que

hay que mirar un poco más despacio y más al fondo. Par a empeza r, d igamos

q ue Esopo es orgulloso hasta los hue sos, casi hasta la soberbia . O no lo es

quien tiene el atrevimiento de nivelarse con los mi smos dio ses ? Cua ndo Melita

se espanta ante el hor ro r de su rostro , na rra par a ella una fáb ula en do nde

a firma que los dioses pe rdonan siempre a los hombres. Es como si dijera: "Yo

Esopo, Dios, te pe rdono", Este es sólo un e jemplo ent re muchos. También po­

d ría citar la escena pr imera de l prime r acto en don de na rra varias fáb ulas pe­

ra Cleia, en una de las cua les se com para así mi smo con una cigüeña y le d ice:

"Yo vuelo para ca n ta r cer ca de los astros y alcan zo las a lturas del cielo . Tú

solo andas po r la tie rra llan a· y ' ent re el ber ro". Cree en tonces que no es mo­

de sto, y si alguna modesti a posee , es una modes t ia o rgullosa , de la cual hace

a larde a lo largo de la obra, pero especia lmente en el primero ,y segundo act os ,

cuando cuenta a Cleia cómo descubrió un tesoro, cuan do le dice, también a e lla,

e l truco de que se valió para no llevar un a pesa da ca rga du ran te un largo vre¡e

y cuando, gr acias a su habil idad ver ba l y con un intrascenden te juego de pa la­

bras, p retende someter a Xantos a l ridículo, lo cual segur am ente co nsigue en

pa rte . Me refier o a su escena de las len guas.

En cuanto a su desp ren d imien to, a su desp recio de

cuando lo afirma no es sincero. Dice : "Si le tu viera amor

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re ent regado el tesoro q ue encontré" . En ve rdad du ra nte tod a la ob ra , Esopo no

tiene opo rtunidad de demostra r si es o nó pród igo. Por q ue, q ué mé ri to tiene el

hecho de entregar a su due ño un teso ro qu e con él enc uentra ? Porque no es

que Esopo le hubiera entr egado a Xantos la mitad de l tesoro que éste pr omet ió

rega larle. Sim plemente Xantos la tomó también para s í. Y de con te ra le rega ló

una pali za. Desagradecido que es el tal Eso po. Tan celoso como parece se r pa ra

logr ar la ccnsecuslón de su libe rtad, no puede deci r, como sí pudo Camus afir­

ma rlo : " . .. 10 que sie mpre se me ofreció sin que lo haya buscado, no sé gua r­

darlo . Menos po r prodigal idad, me parece, que po r otro géne ro de pe rs imonia :

soy avaro de esa libertad que desapa rece en el momento en q ue com ienza el ex­

ceso de bienes" .

Esopo demuestra ser un es piritu de cond ición se rvil, que d isfraz a de humil­

dad, pa ra conseguir así ser ama do, pues parece qu e de ot ra maner a no lograría

alcanza rlo debido a su fea ldad física. En él, lo que ope ra simp lemente es esa d ue­

lidad del servil con trazas de humil de Po r lo demás, en este aspec to se identifica

con el Esopo hist ór ico , ya q ue no hay pruebas de si fue o no esclavo de un ciu­

dadano de Samas, y qu izás só lo fue con secuencia de su se rvilismo el q ue haya

sido denomi nado como tal. Y aq uí llegamos a otro aspec to de Eso po: con sus

hábi les sa lidas, su fa lsa prodigalidad y su leng uaj e retó r ico, logra hacerse am ar

de Cleia , q ue impulsada po r la frustración de su matr imonio, ofrece en trega r­

se a él. Pero éste en un ar ranque pueril de remordi miento, la rechaza, po rque

también es un masoq uista, q ue de ant emano, desde el mi smo instante en q ue

ent ra en escena, q uiere enam ora r a la muje r de su d ueño, pa ra infringir se do­

Jor en el rechazo de esa ternu ra anima l, d ulce y bella que q uiere dárse le y de

la que qu izás jamás ha d isfrutado.

Todos sus males, com ple jos y desgracias , devienen de lo defo rme de su

cuerpo peq ueño y su rost ro de espanto un idos a una concienci a lúcida qu e lo

lleva a rumia r d ía y noche su ama rgura . Por q ue Eso po más q ue ot ra cosa es un

amargado.

En cuanto a su conducta frente a Melita, no cabe la menor d uda de q ue

es pe rfectamente hos ti l y ante ella sí libr e de servilismo, pues lo q ue me nos

puede con sent ir un esclavo , y sobre todo uno como Esopo, es el hecho de que

o tro esclavo le haga obje to de sus burl as como lo hace Melita desde el mi smo

momento en q ue lo encuent ra : " Pero es tan feo, Xantos . .. Los d ioses me pe r­

donen " .

Agnostos y el Etiope no tienen mayor trascen dencia para Eso po, pues so n

dos persona jes un poco anodinos, ba s tante le jos de l en sobe rbecido pedes ta l des­

de el cual los observa con su mirada om nipo ten tte.

Olvidaba decir q ue Eso po tiene un a be lla virtud. La de q uerer su libe r tad

po r sobre toda s las cosas del mundo. Sólo que pa ra alc anz arla elige el más ne­

gativo de todos los caminos: la muerte , q ue es la negación ab sol u ta de toda

libertad, pues ya ni siq uiera es libre de ser esclavo.

Ante un ser con ta n tos vicios como el q ue yo veo , sé q ue us ted es se es ta­

rán pregunt ando : Cómo se las arreglar á e l bueno de Guille rmo pa ra desempe­

ña r siqu iera con decoro un pape l en el q ue enca rn a un pe rsonaje tan lleno de

de fec tos y co n tan escasas vir tudes? Yo les respondo q ue amor no me fait ará

pa ra tr atar de hacerlo , pue s q uiero a Eso po en la mism a medida en qu e detes­

to otro tipo de seres más vir tuosos pe ro menos hombres. De los incont amina­

dos de humildad a¡¿iíXiiiO&A)I líbr anos Seño r!-Amén.

Guillermo Valen cia

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La Zo rra3

OBRA EN _ ACTOS DE GUILLERMO FIGUEIREDO

MELiTA

CLEIA . .

XANTOS

ESOPO . . . .

AGNOSTOS

RE P A R T O

(Por orden de apa rici ón en escena )

LUCIA ARRIOLA DE M.

SIMONE DE VAYDA

RAFAEL DE LA CALLE

GUILLERMO VALENCIA

GILBERTO MARTIN EZ

ESCLAVO . . .. . . . . . . . .. .. • TOMAS VAYDA

TRES ACTOS

(Tercero divid ido en dos cuadros)

Lugar de la acción : Casa de Xantos .

Epoca: Grecia clásica .

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ylas Uvas'1ERSION y D1RECCION DE GILBERTO MARTINEZ

Escenografía y Ves tuario:

RAFAEL ARANGO

UTILERIA - MA RIA TERESA PALACIO

APUNTE - SERGIO BERDUGO

TRAMOYA - RAFAEL ORTEGA

EFECTOS MU~ICALES - RAFAEL DE LA CALLE

ADMINISTRACION - TOM AS VAYDA

r

EL TRIANGULO agradece al teatro " La Carreta" su colaboración.

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Nuestros ActoresGILBERTO MARTlNEZ A.

195 8- 1960 . In tegrantes del grupo de teat ro " El Duende" .

Actor en : Usted puede se r un asesino .

La sangre de Dio s.

Man o lo o la Casa de Sa lud.Esta noche tampoco. (Con EL TRIANGULO) .

196 1.-Directo r del grupo teat ra l EL TRIANGULO.

Obra : Todos e ran mis hi jos.

1962.-Cur50 de invest igaci ón teatral en la ciud ad de Mé­xico.Teatro de títe res con Carmen Bassols .

196 3.- Asistente a co nfere ncias de sicología y arte teat ra l.

San Francisco, Cali fornia.

1964.-Director de grupo La Car re ta .

1965.-Obra : Cuen to para 10 ho ra de acostarse de Sean O:Casey.

Los Mofetudos de Gilberto Martínez.

1965.- Di rector de EL TRIANGULO.

Ob ra : La Zor ra y las Uvas . Versión de Gilberto Mar tf­nez de una ob ra de Guil lermo Figueiredo.

RAFAEL DE LA CALLE

Actuacione s en las siguie ntes ob ras:

La fu ga en la jau la .El Zoo lógico de cr ista l.

La Muralla .

Escuad ra hacia la muerte.

La sang re de Dios .

La Casa de Sal ud .

Ju ego de niñ os.

El Duende.Ud . p uede ser un asesino .

Dos doce nas de rosas ro jas.

Todos eran mis hijos.

La is la desier ta.

El cristo de Acab.

La viuda es sueño.

Esta noc he tampoco .

Los mofe tudo s .

Fa rsa del co rnudo apale ado .

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SIMONE DE VAY DA

Actuaci ones en:

El di a r io de Ana Frank .

Todo s eran mis hijos .

La isla desie r ta .

Antes del desayuno.

La viuda es sueño.

Est a noc he ta mopoco.

Far sa de l co rn udo ap a leado.

La cueva de Sa lamanca.

TOMAS VAYDA

Ac tua cio nes e n:

El dia rio de Ana Fr ank.

Todos eran mis hijos.

La viuda es sueño.

Esta noche tampoco.

La cueva de Sa lam anca .

LUCI A ARR IOLA DE M.

Actuacio nes en :

La viuda es sueño.

Esta noche tampoco.

La cueva de Sa lamanca.

GUILLERMO VA LENCIA

Actuaciones e n:

La vida es sueño.

Esta noche tampoco.

La cueva de Salamanca.

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I'!'

Programa para el Futuro

Ante e l c reciente in te rés teat ra l q ue se hace palpable en nues t ro medio por

pa rte de un ivers ita rios , grupos independien te s y públ ico en gen e ra l, agreg ada además

la ya realidad de un loca l conven ientemen te do tado (Teat ro Pab lo Tobó n Uribe) q ue

br inda oport unidad de trabajo a todo aq ue l q ue q uier a en una u ot ra forma un irse a l

movimien to teat ra l; EL TRIANGULO, consciente de que el fe nó meno tea tra l es un a ma­

nifestación primordi a lmente soc ia l, ha quer ido t raza rse un 'p rograma de trabaj o a co r­

to plazo pa ra darle a Medel lín un teat ro a la alt ura de sus nece sidades cultu rales.

Con este fin, empezará po r o rg an iza r ( y sirv a esto de invi tación fo rm a l a toda

la gen te de teatro), la ofi cina local del Inst itu to Intern aciona l de Tea t ro , ó rg ano de­

pendiente de la Unesco con sede general pa ra todo el m undo en Pa rí s, y regional pa ra

Colombia en Ca li. La finali dad de este Inst ituto es la de agl uti na r todos los movimien­

tos teat ral es de l mundo , b rindándoles a sus afil iados todo el tipo de mate ria l tea ­

t ral que so lici ten, ya sea pa ra e l mon ta je de sus obras , como para cualquie r clase de

est ud io a l respecto , incl uyen do desde pu bli cacion es, profeso res pa ga dos y becas e n

e l ext ra n je ro, ha sta la opor tun idad de represen ta r en e l Tea tro de las Naciones en Pa rís.

El segundo propósito inmed ia to de EL TRIANGULO es la creación de una Esc ue­

la que ca pac it e a sus alumnos en todas las ra mas del \ tea t ro: Direcció n, actua ción , es­

cenografía . luminotecnia, tít e res , etc .

Por último qu iere EL TRIANGULO, ten e r un cons tan te re pe r tor io de piezas, q ue

comprenderá : Obras clá sicas, experimentales , de cá ma ra y de vangua rd ia , y en es ta

forma, esta r en la capacidad de lleva r a la ciudadanía I teatro en c ua lq uie r época

del año.

Co mo pu ede ve rse, es un programa ambicioso que EL TRIANGULO trata rá de c um ­

p lir a caba lida d con e l fin de hacer de Mede llín un cen t ro teatra l de p rime ra ca tego­

ría . Espe ramos que e l públ ico que hast a aho ra nos ha acompañado en esta maravi llo­

sa aventu ra que es e l teat ro, cont in úe con nosotros, en la segu ridad de que trata re­

mos s iemp re de supe ra r nuest ra t ra bajo tanto en calidad como en cant idad, pa ra be­

ne ficio de nuest ra soc iedad en part icu la r y de la cu ltu ra en general.