Predicar con el ejemplo

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10 OPINIÓN Diario de Navarra Lunes, 23 de junio de 2014 EN CLAVE DE HUMOR Ramón EL PERISCOPIO Manuel Alcántara MUCHO QUE HABLAR Seis de cada diez españoles se sienten seguros con el nuevo monarca Felipe VI E L ángel de los números, que según Rafael Alberti canta y escribe en las ce- lestes pizarras, nos ha suministrado los últimos datos estadísticos. Una amplia mayoría quiere que el rey Felipe VI aliente el diálogo político. Y otra mayoría, un poco menos amplia, no aspira a que ese diálogo se produzca ya que está convencida de que sería contraproducente. Las mayorías y las minorías cada vez se llevan menos, pero las dos se llevan grandes disgustos. Seis de cada diez españoles se sienten seguros con el reciente Monarca. No sólo más estables, sino más esperan- zados, pero eso también señala otro dato: que cuatro de cada diez deplora que continúen las inaca- bables conversaciones entre los que arbitran nuestra convivencia. Contrariamente, aunque nos tenga aburridos a todos, soy de los que creen que hay que seguir hablando. Quizá porque perte- nezco a una época donde el silen- cio era obligatorio. Los partidos, aunque no estén de acuerdo en sus programas, deben llegar a un acuerdo en su procedimiento y para eso tienen que hablar hasta por los codos, aunque sería prefe- rible que hablaran con el corazón, que a veces se muestra más razo- nable. El pacto sobre los proble- mas españoles es urgente, pero ya sabemos que las cosas que co- rren más prisa son las más propi- cias al aplazamiento. ¿Por qué no hablan ya los dos partidos mayo- ritarios? Y sobre todo, ¿por qué no le dan voz a los que están pi- diendo la vez? Ya sabemos todos que en este trocito de planeta, no más terrible que otros, nadie cree que de la discusión salga luz. Más bien salen chispas, pero la con- versación sigue siendo una de las bellas artes, aunque esté en boca de truchimanes y malandrines de diverso rango. Queremos hablar y queremos que Felipe VI nos es- cuche, pero podemos aturdirle si lo hacemos todos a la vez y a grito pelado, como hemos hecho siem- pre y así nos va el pelo. [email protected] REVISTA DE PRENSA La Voz de Galicia (La Coruña) Viaje en el tiempo ¿Cómo no se van a sentir los ciudadanos desencantados con Europa si Europa está cada vez más lejos? No en el espacio. Pero ya se puede decir que sí está a un abismo en el tiempo. La renta per cápita gallega ha re- trocedido ocho años con respecto a la media comunitaria. Y eso que, en estos cálculos, cada vez somos menos habitantes entre los que repartir la riqueza. Son las nuevas fronteras que se han levantado entre el norte y el sur. Muros cada vez más visibles y medibles. [MARILUZ FERREIRO] Die Welt (Alemania) Guerra de la electricidad entre Berlín y Bruselas La Comisión europea anunció, el 18 de diciembre, la apertura de un pro- cedimiento contra Alemania en relación a las exenciones de impuestos para financiar las energías verdes, de las que se benefician algunas em- presas. Bruselas exige que la ley sobre las energías renovables (EEG) sea modificada. Actualmente, cerca de 2.300 empresas de sectores con un alto consumo de energía, como la química o la metalurgia, están exi- midas de la tasa que pagan los particulares. [EDITORIAL] LA VENTANA Pedro Charro EL HIJO DEL OTRO E STA es una película en la que se intercambian por error dos niños justo después de nacer, uno palestino y otro israelí, de tal for- ma que cada uno de ellos vive una vida distinta a la esperada, y solo mucho después, cuando uno va a entrar en el ejército, se descubre la verdad. El muchacho judío es en realidad palestino y el palestino, judío. Todo esto no es sino una for- ma de subrayar lo arbitrario de nuestra identidad, su carácter in- tercambiable, lo frágil que puede ser aquello que creemos más nuestro e irrenunciable. Cuando Joeph y Jacine descubren que no son lo que pensaban, que uno no es judío sino árabe y al revés, que- dan en el aire, desconcertados, y esta confusión es una manera de desactivar el conflicto entre am- bos, de relativizarlo, una enseñan- za práctica de que por encima de cualquier cosa está la condición humana. Todo somos en realidad de cualquier parte, del lugar al que otros nos trajeron sin pregun- tarnos, de ningún sitio y de todos a la vez. Todos somos lo mismo. Es solo la historia, nuestras expe- riencias y decisiones - además de nuestra genética- lo que nos hace. Cada uno de estos chicos está vi- viendo una vida que no le corres- ponde, la vida del otro, lo que es la mejor forma de ponerse en su lu- gar. Esto que ocurre con los indivi- duos sucede también en los pue- blos y las naciones, que siempre tienden a creerse poseedores de una identidad única, y se ven dis- tintos a todos los demás. En Espa- ña, por ejemplo, siempre ha abun- dado la idea de ser un país aparte, singular, diferente a todos - y lo mismo cabe decir ahora de sus au- tonomías- cuando no es así, y no hay nada diferente, como tener una lengua propia por ejemplo, que no podamos encontrar en cualquier parte como hecho dife- rencial. Tal vez la tendencia a sen- tirse muy distinto sea justo el ras- go más común de todos los pue- blos, porque ser como los demás es en el fondo una herida narcisis- ta. La identidad colectiva, como la de los individuos, es el fruto de la historia, de los avatares del tiem- po, algo que se sigue haciendo, que puede cambiase. La auténtica identidad es algo siempre provi- sional y depende -lo que nos in- quieta- de nosotros mismos. [email protected] Predicar con el ejemplo E N España y en Navarra, en este momento son pocos los ciuda- danos que no critican a la políti- ca. Sin duda, la situación de cri- sis y desempleo que vivimos provoca una creciente desafec- ción hacia ella y hacia los representantes pú- blicos. Pero la crisis no es la única explicación a esta situación. Los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas, así como los de otros organismos públicos y privados, vienen mostrando que la política y los partidos políti- cos están en su momento más bajo de credibi- lidad de los últimos 35 años. Que son percibi- dos como un problema, más que como una so- lución. Y los brotes verdes que parecen estar floreciendo en el terreno económico no harán desaparecer este estado de cosas de la noche a la mañana. Las razones para explicar esta percepción tan negativa son múltiples. Señalaré algunas de las reflexiones o críticas hacia la política actual más populares. Se dice que no se pien- sa en el largo plazo, que las decisiones obede- cen a la coyuntura y a los intereses más inme- diatos de quienes las toman. Se dice que la po- lítica no es transparente, lo que facilita la corrupción. Se dice que no hay autocrítica ni, por tanto, evaluación de las decisiones adop- tadas para mejorar en el futuro. O se dice que la política se ha convertido en un modus vi- vendi para unos pocos, que están siempre los mismos, que no hay renovación. Pienso que, efectivamente, las cuatro críti- cas tienen su fundamento. Y sin duda, la polí- tica tiene que cambiar. Pero, ¿y cada uno de nosotros y nosotras? ¿Predicamos con el ejemplo? ¿O practicamos en nuestra vida las mismas cosas que criticamos de la política? Pongamos por caso un sector que también tiene que ver con la situación de crisis actual, el empresarial. ¿Acaso todos aquellos empre- sarios que critican la política de vuelo corto, cuentan con un Plan Estratégico y con una mirada de futuro para su empresa? Porque, como en la política, es fundamental que toda empresa disponga de los instrumentos que le permitan prever las tendencias globales y los movimientos en su mercado más cercano. Y así poder diseñar las decisiones y anticiparse adecuadamente. ¿Hay transparencia en las empresas a ni- vel general? En demasiadas ocasiones, la opacidad de quienes dirigen impide que los empleados conozcan debidamente los balan- ces, la política salarial o los objetivos de la em- presa. Y sin transparencia, es imposible transmitir y generar confianza. ¿Se hace auténtica evaluación y autocrítica en las empresas? Porque es clave juntarse de forma metódica con el equipo y evaluar el gra- do de cumplimiento de cada una de las accio- nes concretas. Esta autocrítica que facilita el control de los resultados obtenidos, al tiempo que permite ajustar los objetivos a futuro. ¿Se planifica adecuadamente el relevo ge- neracional en nuestras em- presas, pequeñas y media- nas empresas familiares en su inmensa mayoría? Los datos son elocuentes: en Es- paña, de cada 100 empresas familiares, sólo 30 superan el tránsito de la primera a la segunda generación; y de las 30 anteriores, sólo 15 pa- san a la tercera generación. Así pues, parece vital contar con una estrategia de relevo si se quiere garantizar su continuidad. En definitiva, la mayoría compartiremos que en política hay demasiados proyectos im- puestos por la coyuntura, que no hay la trans- parencia debida, que se autocritican poco las decisiones que se adoptan y que no se produ- ce el necesario relevo hacia personas “con menos mochila” para liderar los retos del fu- turo. Espero que además de compartir las crí- ticas, aspiremos a cambiar esa realidad. To- memos buena nota de lo que está sucediéndo- le hoy a la política y, a partir de ahí, propiciemos el cambio predicando con el ejemplo en nuestras empresas, en nuestras organizaciones, en nuestra comunidad, en nuestra casa. Es la única forma de hacerlo. Óscar Rodríguez Vaz es politólogo y delegado de TACTIO Óscar Rodríguez

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"Predicar con el ejemplo" en la sección de opinión de Diario de Navarra. Artículo de nuestro delegado territorial, Óscar Rodríguez Vaz, sobre algunas de las cosas de la política que deberíamos evitar aplicar en la empresa.

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10 OPINIÓN Diario de Navarra Lunes, 23 de junio de 2014

EN CLAVE DE HUMOR RamónEL PERISCOPIO Manuel Alcántara

MUCHO QUE HABLAR

Seis de cada diez españoles se sienten seguros con el nuevo monarca Felipe VI

E L ángel de los números, que según Rafael Alberti canta y escribe en las ce-lestes pizarras, nos ha

suministrado los últimos datos estadísticos. Una amplia mayoría quiere que el rey Felipe VI aliente el diálogo político. Y otra mayoría, un poco menos amplia, no aspira a que ese diálogo se produzca ya que está convencida de que sería contraproducente. Las mayorías y las minorías cada vez se llevan menos, pero las dos se llevan grandes disgustos. Seis de cada diez españoles se sienten seguros con el reciente Monarca. No sólo más estables, sino más esperan-zados, pero eso también señala otro dato: que cuatro de cada diez deplora que continúen las inaca-bables conversaciones entre los que arbitran nuestra convivencia.

Contrariamente, aunque nos tenga aburridos a todos, soy de los que creen que hay que seguir hablando. Quizá porque perte-nezco a una época donde el silen-cio era obligatorio. Los partidos, aunque no estén de acuerdo en

sus programas, deben llegar a un acuerdo en su procedimiento y para eso tienen que hablar hasta por los codos, aunque sería prefe-rible que hablaran con el corazón, que a veces se muestra más razo-nable. El pacto sobre los proble-mas españoles es urgente, pero ya sabemos que las cosas que co-rren más prisa son las más propi-cias al aplazamiento. ¿Por qué no hablan ya los dos partidos mayo-ritarios? Y sobre todo, ¿por qué no le dan voz a los que están pi-diendo la vez? Ya sabemos todos que en este trocito de planeta, no más terrible que otros, nadie cree que de la discusión salga luz. Más bien salen chispas, pero la con-versación sigue siendo una de las bellas artes, aunque esté en boca de truchimanes y malandrines de diverso rango. Queremos hablar y queremos que Felipe VI nos es-cuche, pero podemos aturdirle si lo hacemos todos a la vez y a grito pelado, como hemos hecho siem-pre y así nos va el pelo.

[email protected]

REVISTA DE PRENSA La Voz de Galicia (La Coruña)

Viaje en el tiempo

¿Cómo no se van a sentir los ciudadanos desencantados con Europa si Europa está cada vez más lejos? No en el espacio. Pero ya se puede decir que sí está a un abismo en el tiempo. La renta per cápita gallega ha re-trocedido ocho años con respecto a la media comunitaria. Y eso que, en estos cálculos, cada vez somos menos habitantes entre los que repartir la riqueza. Son las nuevas fronteras que se han levantado entre el norte y el sur. Muros cada vez más visibles y medibles. [MARILUZ FERREIRO]

Die Welt (Alemania)

Guerra de la electricidad entre Berlín y Bruselas

La Comisión europea anunció, el 18 de diciembre, la apertura de un pro-cedimiento contra Alemania en relación a las exenciones de impuestos para financiar las energías verdes, de las que se benefician algunas em-presas. Bruselas exige que la ley sobre las energías renovables (EEG) sea modificada. Actualmente, cerca de 2.300 empresas de sectores con un alto consumo de energía, como la química o la metalurgia, están exi-midas de la tasa que pagan los particulares. [EDITORIAL]

LA VENTANA Pedro Charro

EL HIJO DEL OTRO

E STA es una película en la que se intercambian por error dos niños justo después de nacer, uno

palestino y otro israelí, de tal for-ma que cada uno de ellos vive una vida distinta a la esperada, y solo mucho después, cuando uno va a entrar en el ejército, se descubre la verdad. El muchacho judío es en realidad palestino y el palestino, judío. Todo esto no es sino una for-ma de subrayar lo arbitrario de nuestra identidad, su carácter in-tercambiable, lo frágil que puede ser aquello que creemos más nuestro e irrenunciable. Cuando Joeph y Jacine descubren que no son lo que pensaban, que uno no es judío sino árabe y al revés, que-dan en el aire, desconcertados, y esta confusión es una manera de desactivar el conflicto entre am-bos, de relativizarlo, una enseñan-za práctica de que por encima de cualquier cosa está la condición humana. Todo somos en realidad de cualquier parte, del lugar al que otros nos trajeron sin pregun-tarnos, de ningún sitio y de todos a la vez. Todos somos lo mismo. Es solo la historia, nuestras expe-riencias y decisiones - además de nuestra genética- lo que nos hace. Cada uno de estos chicos está vi-viendo una vida que no le corres-ponde, la vida del otro, lo que es la mejor forma de ponerse en su lu-gar. Esto que ocurre con los indivi-duos sucede también en los pue-blos y las naciones, que siempre tienden a creerse poseedores de una identidad única, y se ven dis-tintos a todos los demás. En Espa-ña, por ejemplo, siempre ha abun-dado la idea de ser un país aparte, singular, diferente a todos - y lo mismo cabe decir ahora de sus au-tonomías- cuando no es así, y no hay nada diferente, como tener una lengua propia por ejemplo, que no podamos encontrar en cualquier parte como hecho dife-rencial. Tal vez la tendencia a sen-tirse muy distinto sea justo el ras-go más común de todos los pue-blos, porque ser como los demás es en el fondo una herida narcisis-ta. La identidad colectiva, como la de los individuos, es el fruto de la historia, de los avatares del tiem-po, algo que se sigue haciendo, que puede cambiase. La auténtica identidad es algo siempre provi-sional y depende -lo que nos in-quieta- de nosotros mismos.

[email protected]

Predicar con el ejemplo

E N España y en Navarra, en este momento son pocos los ciuda-danos que no critican a la políti-ca. Sin duda, la situación de cri-sis y desempleo que vivimos provoca una creciente desafec-

ción hacia ella y hacia los representantes pú-blicos. Pero la crisis no es la única explicación a esta situación. Los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas, así como los de otros organismos públicos y privados, vienen mostrando que la política y los partidos políti-cos están en su momento más bajo de credibi-lidad de los últimos 35 años. Que son percibi-dos como un problema, más que como una so-lución. Y los brotes verdes que parecen estar floreciendo en el terreno económico no harán desaparecer este estado de cosas de la noche a la mañana.

Las razones para explicar esta percepción tan negativa son múltiples. Señalaré algunas de las reflexiones o críticas hacia la política actual más populares. Se dice que no se pien-sa en el largo plazo, que las decisiones obede-cen a la coyuntura y a los intereses más inme-diatos de quienes las toman. Se dice que la po-lítica no es transparente, lo que facilita la corrupción. Se dice que no hay autocrítica ni, por tanto, evaluación de las decisiones adop-tadas para mejorar en el futuro. O se dice que la política se ha convertido en un modus vi-vendi para unos pocos, que están siempre los mismos, que no hay renovación.

Pienso que, efectivamente, las cuatro críti-cas tienen su fundamento. Y sin duda, la polí-tica tiene que cambiar. Pero, ¿y cada uno de nosotros y nosotras? ¿Predicamos con el ejemplo? ¿O practicamos en nuestra vida las mismas cosas que criticamos de la política?

Pongamos por caso un sector que también tiene que ver con la situación de crisis actual, el empresarial. ¿Acaso todos aquellos empre-sarios que critican la política de vuelo corto, cuentan con un Plan Estratégico y con una mirada de futuro para su empresa? Porque, como en la política, es fundamental que toda empresa disponga de los instrumentos que le permitan prever las tendencias globales y los movimientos en su mercado más cercano. Y

así poder diseñar las decisiones y anticiparse adecuadamente.

¿Hay transparencia en las empresas a ni-vel general? En demasiadas ocasiones, la opacidad de quienes dirigen impide que los empleados conozcan debidamente los balan-ces, la política salarial o los objetivos de la em-presa. Y sin transparencia, es imposible transmitir y generar confianza.

¿Se hace auténtica evaluación y autocrítica en las empresas? Porque es clave juntarse de forma metódica con el equipo y evaluar el gra-do de cumplimiento de cada una de las accio-nes concretas. Esta autocrítica que facilita el control de los resultados obtenidos, al tiempo que permite ajustar los objetivos a futuro.

¿Se planifica adecuadamente el relevo ge-neracional en nuestras em-presas, pequeñas y media-nas empresas familiares en su inmensa mayoría? Los datos son elocuentes: en Es-paña, de cada 100 empresas familiares, sólo 30 superan el tránsito de la primera a la segunda generación; y de las 30 anteriores, sólo 15 pa-san a la tercera generación. Así pues, parece vital contar con una estrategia de relevo

si se quiere garantizar su continuidad. En definitiva, la mayoría compartiremos

que en política hay demasiados proyectos im-puestos por la coyuntura, que no hay la trans-parencia debida, que se autocritican poco las decisiones que se adoptan y que no se produ-ce el necesario relevo hacia personas “con menos mochila” para liderar los retos del fu-turo. Espero que además de compartir las crí-ticas, aspiremos a cambiar esa realidad. To-memos buena nota de lo que está sucediéndo-le hoy a la política y, a partir de ahí, propiciemos el cambio predicando con el ejemplo en nuestras empresas, en nuestras organizaciones, en nuestra comunidad, en nuestra casa. Es la única forma de hacerlo.

Óscar Rodríguez Vaz es politólogo y delegado de TACTIO

Óscar Rodríguez