Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me...

16

Transcript of Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me...

Page 1: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,
Page 2: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

11

Prefacio

Era creencia mía que el prefacio, como su nombre in-dica, fuera lo que el autor quisiera declarar y advertir alprincipio, antes de arremangarse siquiera para dar inicioal discurso principal o a la escritura del texto propiamen-te dicho. Pues bueno, yo estoy faciéndolo después de ha-berlo escrito, o sea, que debería llamarlo postfacio, si nofuese un nombre tan antiestético y tan feo, y además queno quiero yo tampoco atreverme a trastocar y revolucio-nar los hábitos librescos. Pero perdonen la desilusión siles confieso que agora me temo que muchos otros auto-res facen, como yo, el prefacio tras haber dado al cabocon la redacción completa del libro, pero sin confesarlo,como yo hago. Lo digo aquí para dejar constancia deque, aunque este mío es el primero que escribo, no mechupo el dedo, y para que sepan que he hecho intenciónen lo que he escrito de poner todos los medios de que us-tedes, mis lectores, tampoco den crédito a todo lo quevean en letras de molde.

También quiero ser franco en otro asunto: las frasestan bonitas de la página anterior, que es que vienen queni pintiparadas, y que están sacadas de otros libros, me

Page 3: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

las ha buscado un amigo que tiene bien metido en suscarnes el vicio de leer. También es él el que ha transcriptoen letras de imprenta, o sea, vamos, el que ha pasado alordenador mi garrapateada y tortuosa caligrafía, con, su-pongo, grande esfuerzo para sus ojos. Y le ha puesto bienlas bes y las uves, los puntos, las comas y los acentos, queyo tampoco me he parado mucho en ello, que antaño noimportaba tanto, ni nada, la ortografía (la buena caligrafíasí que era virtud). Reparen, para atestiguar que lo quedigo es más cierto que el Sol que a todos nos alumbra,que hasta el mismísimo Cervantes escribía su apellidocon b (no de burro en este caso, por Dios). Y que eran losimpresores y cajistas los que ponían las buenas letras enbuen orden, dejándose las pestañas para descifrar manus-critos las más de las veces casi ilegibles. Mi cajista (y séque no se enfada él, que me conoce y me quiere casi lomesmo que yo a él) se llama Miguel, y aquí se lo quieroagradecer. La prestancia que este ángel le ha otorgado amis pobres apuntes es inmerecida, como ya verán. Digoque sería una infamia no haber dicho esto, por gratitudhacia él, y luego que sería como querer reírme de uste-des, máxime después que confesé que soy un botaratepara estas cosas, y no es chiste dezir que he leído muypocos libros dos veces (habiendo tantos por leer) y queeste que yo he redactado con mi sudor y mi tinta lo leímientras lo iba escribiendo, no más. O sea que no lo hereleído más que a cachos, a lo mejor de un mes para otro,o al retomar la pluma, o cuando me plugo.

12

Miguel Ángel Mendo

Page 4: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

Lo primero que chocará al lector es lo que parece dechirigota: ¿Cómo es que siendo este el libro de las memo-rias de un hombre inmortal, con tantísimos años de vidapor detrás, es tan magro? Debería ser del volumen de dos otres guías de teléfono, como mínimo, ¿verdad? Pues ya ven,así de enxuto me ha quedado el probe. Acerca de esto, y enmi descargo, diré en primer lugar que hay eternos como yo(assí nos denominamos entre nos, como verán) muchísimomás trashogueros que el que tienen ustedes delante, que nohan dado un palo al agua en su vida y lo más seguro es quecuanto más añosos, menos lo darán. Que la molicie es unode nuestros peores defectos, así, globalmente hablando. Yaadentro, explico, creo, el porqué sucede esto, y ustedes,creo, lo comprenderán fácilmente.

Luego, hay otras razones de más enjundia para que elescrito me haya quedado tan exiguo. Pero, como entien-den ustedes, no es este el sitio ni el lugar donde explicar-las, que destriparía el meollo del argumento. Sólo direlesque tiene un final bueno. Tan bueno como el ánimo quedespués de escribirlo se me ha quedado, que es el mejory más dulce que nunca había imaginado en mi vida. Perono esperen un desenlace de película americana, eso tam-bién se lo aseguro, que es que esos finales de Hollywoodparecen sacados de los cuentos de Calleja, casándosesiempre los protas y comiendo perdizes (y dándote a ti ya mi con los huesos en las narices).

Sobre todo quiero que sepan que no hay cosa más im-portante para mí que haber estado reflexionando y recor-

13

Æternum

Page 5: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

dando mi propia vida, que gracias a ello he aprendidomás que en cuatrocientos años de andar rulando por ahísin horizonte, como verán de seguido.

Escribir un libro tan sencillo como es las propias me-morias no es tan sencillo, no crean. Yo me he tardado unpar de años, eso sí haciendo mi vida normal. Pero he dealvertir al que quiera animarse (y yo le animo), que si yaempiezas aluego no es fácil dejarlo. Te va a ir pidiendoque no le olvides (el libro), y que vuelvas a él y, aunquete resistas, como yo he hecho muchas veces contrariandosus requerimientos, no te deja en paz. Y por más que ha-yan pasado tres meses desde que dejaste de hacerle cos-quillas en su piel con la punta de la pluma, no se olvidani deja que te olvides, como los perros mimosos. Es unaenfermedad. Una saludable enfermedad, es cierto. Quecon un mucho de fortuna te acerca algo más a la com-prensión de la muerte. ¿Pero no dicen también que lavida es una enfermedad mortal? Ja. Hermosa frase, y muyverdadera. Aunque no reze con los eternos.

Pues nada más. Sin más preámbulos les dejo a solasconmigo, y lleguen hasta donde lleguen. Que no soy yoquién, y menos, como para obligarles a que me terminen,habiendo yo dejado tantos libros abandonados antes dela mitad.

14

Miguel Ángel Mendo

Page 6: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

Memorias

Page 7: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

Pues, señores, empezaré por decir que el que esto es-cribe tuvo conocimiento de que era inmortal cuandocontaba dieciocho años de edad. Verdad es que en aque-llas épocas ya me barruntaba yo beneficiario de una espe-cial naturaleza, aunque no llegué nunca a imaginarla,desde luego, tan portentosa. Admirábame el hecho deque hasta esos días no había sufrido enfermedad de nin-guna índole. Bueno, miento, que alguna vez había agarra-do un catarro o una indigestión; incluso en una mala oca-sión, de niño, mis padres tuvieron que ir a llamar alfísico, el cual, con gran drama y mucha consternación,me dictaminó una enfermedad que entonces era terminaly que hoy llamamos peritonitis. Pero conmigo no pudo,que la vencí en tres días. Y a la mañana ya andaba yocorreteando con mis amigotes por las calles. El médicono se lo tomó muy a bien; no tanto, creo yo, porque micomportamiento pusiese en cuestión su docta sabiduría,sino porque no le entraba en la cabeza. Me tuvo exami-

17

Page 8: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

nándome toda la tarde con gesto agrio y a las malas.¡Como si haber sanado yo de motu proprio fuese unagranujada!

Hoy día comprendo que toda enfermedad es una crisiso, a decir mejor, el aviso de una parte del organismo paraque el sujeto ponga cuidado en ciertos aspectos de índolepersonal que ha ido dejando sin atender y que involu-cran profundamente a todo su ser. A mí lo que me suce-día —y, atención, hombres de ciencia, porque aquí doyuna de las claves primeras de la inmortalidad— era quevivía tan rápida y tan intensamente el dolor que por desi-dia o por falta de completa sinceridad se va acumulandonaturalmente en el alma del enfermo, que el mal se disol-vía prontamente en mí sin llegar nunca a atascar la cons-tante revolución de energía de mi cuerpo. Eso he pensa-do en cuanto al tema de lo que sucede en nuestro sercompleto, y a lo mejor me equivoco del todo. En cuantoa lo del arreglo del cuerpo en sí, tanto por fuera comopor dentro, o sea en el asunto del desgarramiento o la ro-tura de la piel y de los órganos corporales (que es lo quemás espectacular y abracadabrante les resulta a ustedes,si lo ven), debe de ser cuestión de una extrañísima com-posición de nuestra sangre. ¿Ven? Si a ustedes una heridaen un dedo tarda cuatro días en cicatrizarles, y dos me-ses, por ejemplo, en que se borre la señal, a nosotros esonos sucede en unos pocos minutos. Supersónico, diría-mos. ¿Por qué? Eso no lo sabemos ninguno, ni nosotrosmismos. Cosas de brujas, o de herencias atávicas de seres

18

Miguel Ángel Mendo

Page 9: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

gigantes de épocas remotísimas, o de extraterrestres (hayquienes esto dicen, aunque yo descreo de ello, que soymuy de la Tierra, o al menos tanto como el que más).

Eso es así de veloz ahora, pero entonces, de chaval, nolo era tanto. Por eso aquella peritonitis la solventé en tresdías. Actualmente mi naturaleza es tan sabia que no per-mite acumular ansiedades patológicas de ningún tipo. Yaunque pretendiera cambiar esto, por deseo de caer en-fermo y ser cuidado por alguien amorosamente —es undecir—, no podría. Lo he intentado, a posta, en muchasocasiones, pero sin resultado alguno. Así que he aprendi-do a fingirlo, cuando me conviene, como espero narrarémás adelante.

Bueno, pues si, pasado este primer envite, parece quees verdad que voy a escribir mis memorias para curiosi-dad de las gentes y por matar (dichosa palabra) el tiem-po, del que tantísimo dispongo, comenzaré diciendo quenací en el mes de abril del año mil y quinientos y noventay algo (no lo diré), en el día dieciocho, y que en el pre-sente (estamos en el mes de febrero del dos mil y pocosaños) tengo cuatrocientos quince años de edad. Deboconfesar que no he tenido más remedio que efectuar elcálculo en un papel aparte porque desconocía la cifraexacta. Tengo conciencia clara de que cumplí cuatro si-glos hace unos pocos años y ya no llevo la cuenta másque por siglos y medios siglos, a lo más cuartos de siglo,y de manera aproximativa. Es decir que, casi dentro deun mes exacto será otra vez mi maldito cumpleaños. En

19

Æternum

Page 10: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

ese sentido diré que estoy harto de celebrarlo y de no ce-lebrarlo, de las dos cosas. Esa es la pura verdad.

Creo que ahora lo que puedo contar es cómo descubríel asunto o la característica de mi inmortalidad, que habíadejado pendiente al principio de todo. Ya dije que teníayo en ese entonces dieciocho añitos y que gozaba de unasalud literalmente envidiable. Fue en ocasión de unafiesta de romería. Por unas cosas y por otras (andandopor medio, claro, el tema de los amoríos), se alzó unadisputa entre mozos de dos pueblos vecinos —cuya ubi-cación también me reservaré por lo que luego he de ex-plicar— tan agria que pronto se vino a las manos. Yo mevi envuelto en la sarracina, por estar en una de las par-tes, y acabó siendo tan encarnizada la contienda quehubo más de una decena de muertos, más heridos deconsideración. Uno de los muertos debería haber sidoyo, porque tenía una faca clavada en las tripas. Y por talme tomaron, a mi desventura, que recuerdo haber pasa-do un frío infernal (graciosa contradicción, que dejo así)en una sala oscura y húmeda, junto a otros compañeroscadáveres, sufriendo el cortante frío a más de los esterto-res de mi organismo por rehacer y recomponer la mate-ria viva estropeada en la refriega. Debo decir que eramuy probable que a mi lado, en la litera vecina, se halla-se el que me dio muerte, o mejor dicho, el que me labuscó sin hallármela, y que, él sí, encontró de mi mano.No lo sé a ciencia cierta, porque tenía la faz descom-puesta.

20

Miguel Ángel Mendo

Page 11: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,
Page 12: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

Luego, en años y siglos venideros, he procurado novolver a hacer uso de mi impunidad y del favor que mehace el desprecio con que la muerte me trata. Hubiesesido cosa casi natural (como he visto en otros casos queya relataré) haber devenido un hombre agrio, frío y dege-nerado, sediento de sangre, despreciador de las muertesajenas, ya que la propia no te corteja y te repudia hasta, aveces, el hastío. Pero antes preferiría verme puesto encuatro palos. No, no me he dejado llevar por ese sendero,que yo aún (y en mi lugar es decir mucho, créanmelo)siento un alma dentro. Eso sí, que no quiere irse nuncade mí, pero que de todas formas tengo que mantener, a lomás posible, limpia (cosa harto difícil, como saben uste-des), por si el milagro de su llamada a los cielos acontece,que algún día Dios lo quiera.

Este pensamiento sé que no me hace bien, pero no hepodido evitar recaer en él por mor de la narración demis hechos, que considero importantes. Sé que no debopensar en desear mi propia muerte, que es, seguramenteel más nefando de los pecados humanos, y también loque más debilita mi voluntad. Y bien que me cuesta ob-viar ese deseo, a veces, lo confieso. He llegado a colegirque Dios me ha puesto ante esta titánica tarea de vivir demás porque me quiere bien limpio, y porque tengo queclarificar muchas cosas en mi espíritu, y todo de unasola tacada, en solo una y única vida, pero eso sí, inaca-bable, larguísima. Y cada siglo que pasa la esperanza esmás débil y la sinrazón y el desespero más accesibles.

22

Miguel Ángel Mendo

Page 13: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

Pero juro que he de seguir atento, cuésteme lo que mecueste.

Decía que seguramente había matado a aquel hombreque me había matado a mí, pero que a la postre yo habíaganado (o perdido, solo el Diablo lo sabe). Y me recupe-ré no sé cuánto después, porque decir menos que al ter-cer día puede resultar sacrílego aún sin pretenderlo,pero así fue, digo. Al día siguiente, digo otra vez, y nomiento, (aunque en la actualidad me rehago en minu-tos). Porque me estaban velando mis familiares y deudoscon preciosos llantos y pésames y ahí me veis que tuveque salir corriendo del féretro, con gran espanto de to-dos. Y desde entonces no he parado. Pero es que, entreotras, no me podía aguantar más. Me había meado en elataúd, pero lo otro no quería hacerlo, por miedo del he-

Æternum

Page 14: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

dor, que no es fácil confundir con el de la descomposi-ción de un muerto. ¿Y qué le importa a un cadávercómo ha de oler?, me decía yo. ¿A qué complicarse lavida (digo, no, la muerte) guardando una composturaque nadie ha de estimar ya? Cágate ya ahí, in situ, y dé-jate de majaderías. ¿Quién en su sano juicio ha de tildarde maleducado a un fiambre por mucho que le atufe lanariz?

Espero que sepan dispensar esta digresión tan humo-rista, pero es que hubo en mí esos pensamientos, tan ino-cente era. Y aún, con mis cientos de años a la espalda,aún lo soy. Bueno, y si alguien, alguno de mis lectores seme ha sulfatado con las disquisiciones de un muerto enestado de necesidad, allá él, o ella. Yo pongo aquí lo quequiero, y si han de seguir leyendo sigan, y si no, puesadiós, que nada les debo y, en todo caso TODOS me de-ben a mi respeto, en razón de mi edad. [Aquí tengo queponer el chirimbolito ese que se pone ahora en las cartaspor computadora, que me han explicado con una palabrainglesa nueva, que no recuerdo. Sonrisita creo que se lla-ma, pero sé que se transcribe así ;-) para indicar que loque dije era para no tomárselo en serio. Me ha gustadoese convenio, dicen que mundial, porque me recuerda alos escribanos de antes, que para ahorrarse palabras ha-cían signos como éstos.]

No piensen que no es verdadero lo que dije de que salícorriendo y hasta ahora no he parado. Es más cierto queesta pluma de faisán con la que escribo y que a todas par-

24

Miguel Ángel Mendo

Page 15: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

tes me acompaña, que no he podido acostumbrarme asus estilográficas y bolígrafos, y me cuesta mucho enfren-tarme a las computadoras, aunque tengo una que cabe enuna maleta, con una pantalla iluminada y repleta de le-tras de imprenta, que todos, tanto secretarios como ba-chilleres, acabaremos pareciendo tipógrafos, linotipistas,o qué se yo. Porque, volviendo al hilo, he de explicaralgo fundamental: que en ningún sitio puede estar mu-cho tiempo alguien que no envejece. Algunos años, o lus-tros como máximo, que luego empiezan las murmuracio-nes y cosas peores (según lo crudo que anden lasnaciones y los tiempos), y aún a tu mucho pesar tienesque marcharte y dejar amoríos, negocios, amistades y detodo. Y partir a otro lugar en el que nadie te conozca. Yeso es, creo yo, lo peor de mi sino las más de las veces.Aunque a la postre, la verdad, no es para tanto, que laslágrimas se acaban secando al viento, y que cambiar deaires es saludable, y empezar de nuevas a cada poco esun buen estímulo para la mente y el espíritu. Es, comodigo yo, mi muerte en miniatura, ya que no tengo el con-suelo de tener la otra, la fetén, la de ustedes, que debe deser mucho mejor, porque ni te acuerdas de lo que dejasteal otro extremo del camino.

Y no crean que no es peso para llevar a la espalda,todos los recuerdos, las penas y las glorias, lo que que-dó sin hacer y lo que fue hecho en demasía, lo que sehizo sin pensar y lo que se pensó y no se hizo. Y todo sinun lienzo de olvido que te enjuague la frente, te borre la

25

Æternum

Page 16: Prefacio - anayainfantilyjuvenil.com · que, aunque este mío es el primero que escribo, no me chupo el dedo, y para que sepan que he hecho intención ... importaba tanto, ni nada,

memoria y te deje fresco para empezar en otro lugar, conotro nombre, con todas las posibilidades intactas; comoquien dice, en otro mundo. Se me agolpan los recuerdostanto, a veces, que parece que va a explotarme la cabeza,que ya no me caben más, que no queda sitio. Pero aluegovienen otros, pues uno, quiéralo o no, va siempre fabri-cando recuerdos al vivir, y, empujando, a codazos, o nosé cómo, se van haciendo hueco, y ahí se quedan, todosadentro.

Ah, otra cosa que tengo que puntualizar es que no escierto que los eternos no envejezcamos, aunque yo lohaya dicho hace un poco. Lo hacemos, solo que muylentamente y, a medida que van pasando los años, másdespacio todavía. Así que, acudiendo a la matemática,nuestra vida es una asíntota que tiende al infinito. Odioesa palabra. La de infinito. Más que a nada en el mundo.

* * *

26

Miguel Ángel Mendo