Prepárandonos para Comer (III) -...

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Preparándonos Para Comer (III) Apóstol Sergio G. Enríquez O. Séptimo Servicio de Santa Cena Guatemala, 4 de junio del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 En los temas anteriores hemos expuesto cómo la Santa Cena es una de las herramientas que Dios utiliza para modificar nuestra genética, pues nuestro destino no es quedarnos como estamos físicamente, nuestro destino es un día llegar a ser transformados como claramente lo dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:31 He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados. Pero ¿en qué vamos a ser transformados?, en nuestro cuerpo, de un cuerpo terrenal a uno celestial, Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.(1 Corintios 15:53) mientras esto sucede nuestro cuerpo terrenal muchas veces va a necesitar ser sanado de distintas enfermedades. Para ello Dios dejó los dones de sanidad, es importante notar que dentro de todos los dones que nos dio, este es el único del que se habla en plural, como si fueran muchos, y esto es porque hay muchas formas en las que Dios puede sanar un cuerpo, por ejemplo; imposición de manos (Mateo 8:15), por una palabra enviada (Mateo 8:8), llamando a los ancianos (Santiago 5:14), por la sombra de alguien lleno del Espíritu Santo (Hechos 5:15), por fe (Mateo 9:22). Otra de las formas en que Dios puede sanar es por medio de la medicina, de otra forma no le hubiera recomendado al rey Ezequías que pusiera emplasto de higos sobre su herida para su recuperación (Isaías 38:21) aun vemos en Apocalipsis 22:2 que el árbol de la vida es para sanidad de las naciones, por lo que no podemos descartar a la medicina para ser sanados. Así como existen diferentes tipos de enfermedades, también hay diferentes causas que las originan, pero la Santa Cena puede sanar cualquier enfermedad, dependiendo cómo participemos de ella, pues vemos que en 1 Corintios 11:30, dice que tomarla indignamente puede causar debilidad, enfermedad y muerte, por lo que podemos decir que; dignamente nos puede proveer de fortaleza, salud y vida. Entonces, la Santa Cena puede sanar cualquier tipo de enfermedad, pero es especialista en sanar la genética, aunque esto nos pueda parecer algo impensable con nuestra mente humana, pero si creemos que nuestro cuerpo físico va a ser trasformado, no podemos dudar que nuestra genética que vendría a ser el comienzo de algo en lo microscópico, para luego la trasformación de nuestro cuerpo en lo macroscópico, igualmente sea transformada. Por esa razón, cada vez que participamos de la Santa Cena vamos pareciéndonos menos a nuestra familia biológica y más a Jesús, lo cual es necesario, pues fuimos rescatados de la vana manera de vivir que heredamos de nuestros padres, por esa razón Jesús dijo que el que ama más a padre o madre que a Él, no es digno de Él, dando Él mismo, el ejemplo (Marcos 3:32-35). Volviendo al tema de las enfermedades, algunas son de tipo hereditaria, que pueden ser transmitidas de generación en generación por medio de la genética, vemos en la Biblia que aún las deudas se pueden heredar (2 Reyes 4:1). Se ha comprobado científicamente que las personas con problemas de alcoholismo tienen dañado genéticamente el cromosoma número uno, sin embargo aún este tipo de enfermedades pueden ser sanadas hoy con la ministración de la Santa Cena, pues una de sus funciones es regenerar nuestra genética.

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En los temas anteriores hemos expuesto cómo la Santa Cena es una de las herramientas que Dios utiliza para modificar nuestra genética, pues nuestro destino no es quedarnos como estamos físicamente, nuestro destino es un día llegar a ser transformados como claramente lo dice el apóstol Pablo en 1 Corintios 15:31 He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados. Pero ¿en qué vamos a ser transformados?, en nuestro cuerpo, de un cuerpo terrenal a uno celestial, Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.(1 Corintios 15:53) mientras esto sucede nuestro cuerpo terrenal muchas veces va a necesitar ser sanado de distintas enfermedades. Para ello Dios dejó los dones de sanidad, es importante notar que dentro de todos los dones que nos dio, este es el único del que se habla en plural, como si fueran muchos, y esto es porque hay muchas formas en las que Dios puede sanar un cuerpo, por ejemplo; imposición de manos (Mateo 8:15), por una palabra enviada (Mateo 8:8), llamando a los ancianos (Santiago 5:14), por la sombra de alguien lleno del Espíritu Santo (Hechos 5:15), por fe (Mateo 9:22). Otra de las formas en que Dios puede sanar es por medio de la medicina, de otra forma no le hubiera recomendado al rey Ezequías que pusiera emplasto de higos sobre su herida para su recuperación (Isaías 38:21) aun vemos en Apocalipsis 22:2 que el árbol de la vida es para sanidad de las naciones, por lo que no podemos descartar a la medicina para ser sanados. Así como existen diferentes tipos de enfermedades, también hay diferentes causas que las originan, pero la Santa Cena puede sanar cualquier enfermedad, dependiendo cómo participemos de ella, pues vemos que en 1 Corintios 11:30, dice que tomarla indignamente puede causar debilidad, enfermedad y muerte, por lo que podemos decir que; dignamente nos puede proveer de fortaleza, salud y vida. Entonces, la Santa Cena puede sanar cualquier tipo de enfermedad, pero es especialista en sanar la genética, aunque esto nos pueda parecer algo impensable con nuestra mente humana, pero si creemos que nuestro cuerpo físico va a ser trasformado, no podemos dudar que nuestra genética que vendría a ser el comienzo de algo en lo microscópico, para luego la trasformación de nuestro cuerpo en lo macroscópico, igualmente sea transformada. Por esa razón, cada vez que participamos de la Santa Cena vamos pareciéndonos menos a nuestra familia biológica y más a Jesús, lo cual es necesario, pues fuimos rescatados de la vana manera de vivir que heredamos de nuestros padres, por esa razón Jesús dijo que el que ama más a padre o madre que a Él, no es digno de Él, dando Él mismo, el ejemplo (Marcos 3:32-35). Volviendo al tema de las enfermedades, algunas son de tipo hereditaria, que pueden ser transmitidas de generación en generación por medio de la genética, vemos en la Biblia que aún las deudas se pueden heredar (2 Reyes 4:1). Se ha comprobado científicamente que las personas con problemas de alcoholismo tienen dañado genéticamente el cromosoma número uno, sin embargo aún este tipo de enfermedades pueden ser sanadas hoy con la ministración de la Santa Cena, pues una de sus funciones es regenerar nuestra genética.

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Para esto debe de haber una preparación en nuestro interno, en nuestra tierra, para que la preciosa semilla que es Jesús pueda germinar en nosotros, vemos en la parábola de la semilla que cayó en diferentes terrenos, solo en uno pudo germinar, lo que nos enseña que el problema no está en la semilla sino en el terreno en donde cayó (Mateo 13:24-30), es decir que el problema no está en la Santa Cena sino en la persona que la reciba. Por lo que debemos aplicarle fe al recibir la palabra, pues si aún un árbol reverdece al olor del agua, cuanto más nosotros debemos hacerlo al escuchar la palabra de Dios con fe, si somos llamados árboles de justicia (Isaías 61:3). Debemos creer que la genética de Dios es el Señor Jesucristo, por eso envió a Su hijo quien es llamado la semilla santa e incorruptible. Ahora veremos cómo prepararnos para comer: Mateo 11:28 (LBA) Venid a mí, todos los que estáis cansados y cargados, y yo os haré descansar. Primero hay que trabajar la tierra, lo que nos corresponde según este versículo, es venir, a la manera del endemoniado gadareno, que en un momento de lucidez comprendió que todo lo que tenía que hacer era llegar a Jesús para encontrar libertad. Es por eso que cuando Dios nos llama es para quitarnos el cansancio y las cargas, para que podamos participar adecuadamente de la Santa Cena y así cambiar nuestra genética, por la de Él. Proverbios 9:5 (LBA) Venid, comed de mi pan, y bebed del vino que he mezclado. En este versículo quien está haciendo el llamado es la sabiduría y Cristo es la sabiduría de Dios (1 Corintios 1:24), por lo que nuevamente nos está llamando para participar de Su vino, que mezclado son los cinco ministerios. Es tiempo de creerle al Señor y arrebatar cada una de las promesas dadas a nuestra vida, pues aunque veamos que el hombre exterior se va desgastando día con día, el interior se va fortaleciendo para que un día podamos emprender el vuelo para salir de la tierra, saltando como becerros de la mandada.