Presencia Judía en Los Altos de Jalisco.

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Presencia judía en Los Altos de Jalisco por Central de Noticias DiarioJudío - jul 19, 2011 “Señor, os tefilim [1] que llevas en la cabeza son Israel. Cuando los tefilim de un simple judío caen al suelo, él los levanta con amor, las limpia y las besa. Señor, tus tefilim han caído al suelo.” [2] Como hemos podido observar, cada comunidad de judeo-conversos presenta su propia imagen, perfilada y conformada de acuerdo a las circunstancias externas que le acosaban o le atemorizaban. El caso de “Los Altos de Jalisco” en sí es todo un fenómeno. Su estudio quizá ha sido tratado más que que ninguna otra zona del país; economistas, literatos, filósofos, historiadores, antropólogos y demás, han encontrado en esta porción del suelo mexicano, un filón inagotable de cultura, teorías y análisis, sólo que han descuidado -¿cuál será la razón?- la herencia israelita de este núcleo singular de población. A excepción, claro está, de un puñado de estudiosos locales que se han atrevido a tocar el asunto; para desgracia nuestra en forma muy breve. Primeramente y en vías de orden, hemos de mencionar que la región de Los Altos ocupa la totalidad de la parte noreste del Estado del cual toman su nombre.[3] Curiosamente su confor-mación geográfica es muy parecida a la del Estado de Israel;[4] incluso, los más viejos de la región le llaman “la Palestina de los Altos” o “la Palestina Chiquita”. Hay quienes sostienen aun, la versión de que cada población alteña originalmente contaba con dos nombres, su nombre bíblico y su nombre oficial, quedando hasta la fecha sólo algunas villas como muestra de ello. Como es el caso de Belén, Betania, y otras más que escapan a la memoria. Actualmente la zona de Los Altos se compone de 25 municipios, cubriendo el norte los municipios de Lagos y Ojuelos, al sur Zapotlanejo y Tepatitlán, al oeste Yahualica, Mexticacán y Teocaltiche, y al este Arandas y Jesús María, sobresaliendo por su importancia económica, política y social: Tepatitlán, Lagos, Arandas y Jalostotitlán. Esta región es poblada a partir de 1530 aproximadamente, agregándose las familias a la zona, desde esta fecha y hasta las primeras décadas del siglo XVII. La fundación de Los Altos obedeció a móviles eminentemente políticos y económicos, ya que su insuperable posición geográfica cumplía para los intereses españoles dos funciones primordiales. En primer orden, proteger los embarques mineros en camino a la capital de la colonia (provenientes de la riquísima zona de Zacatecas y ciudades aledañas). Y en segundo término, producir los alimentos que requería la vecina región minera, de allí que la tierra

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Presencia juda en Los Altos de JaliscoporCentral de Noticias DiarioJudo-jul 19, 2011

Seor, os tefilim[1]que llevas en la cabeza son Israel. Cuando los tefilim de un simple judo caen al suelo, l los levanta con amor, las limpia y las besa. Seor, tus tefilim han cado al suelo.[2]Como hemos podido observar, cada comunidad de judeo-conversos presenta su propia imagen, perfilada y conformada de acuerdo a las circunstancias externas que le acosaban o le atemorizaban. El caso de Los Altos de Jalisco en s es todo un fenmeno. Su estudio quiz ha sido tratado ms que que ninguna otra zona del pas; economistas, literatos, filsofos, historiadores, antroplogos y dems, han encontrado en esta porcin del suelo mexicano, un filn inagotable de cultura, teoras y anlisis, slo que han descuidado -cul ser la razn?- la herencia israelita de este ncleo singular de poblacin. A excepcin, claro est, de un puado de estudiosos locales que se han atrevido a tocar el asunto; para desgracia nuestra en forma muy breve.Primeramente y en vas de orden, hemos de mencionar que la regin de Los Altos ocupa la totalidad de la parte noreste del Estado del cual toman su nombre.[3]Curiosamente su confor-macin geogrfica es muy parecida a la del Estado de Israel;[4]incluso, los ms viejos de la regin le llaman la Palestina de los Altos o la Palestina Chiquita. Hay quienes sostienen aun, la versin de que cada poblacin altea originalmente contaba con dos nombres, su nombre bblico y su nombre oficial, quedando hasta la fecha slo algunas villas como muestra de ello. Como es el caso de Beln, Betania, y otras ms que escapan a la memoria.Actualmente la zona de Los Altos se compone de 25 municipios, cubriendo el norte los municipios de Lagos y Ojuelos, al sur Zapotlanejo y Tepatitln, al oeste Yahualica, Mexticacn y Teocaltiche, y al este Arandas y Jess Mara, sobresaliendo por su importancia econmica, poltica y social: Tepatitln, Lagos, Arandas y Jalostotitln.Esta regin es poblada a partir de 1530 aproximadamente, agregndose las familias a la zona, desde esta fecha y hasta las primeras dcadas del siglo XVII. La fundacin de Los Altos obedeci a mviles eminentemente polticos y econmicos, ya que su insuperable posicin geogrfica cumpla para los intereses espaoles dos funciones primordiales. En primer orden, proteger los embarques mineros en camino a la capital de la colonia (provenientes de la riqusima zona de Zacatecas y ciudades aledaas). Y en segundo trmino, producir los alimentos que requera la vecina regin minera, de all que la tierra de Los Altos se convirtiera -de manera definitiva en productora agrcola y ganadera; actividades que han logrado perdurar con el paso de los siglos.A diferencia de otros territorios de Mxico, los lugareos de Los Altos de Jalisco, presentaron a las fuerzas espaolas una oposicin inusual, mostrando su fiereza en la llamada Batalla del Mixtn (1541), en la que no solamente fueron derrotados los indgenas, sino prcticamente extinguidos,[5]ayudando a los colonos en esta tarea, una serie de enfermedades que acabaron con los pocos que haban quedado con vida.Como consecuencia de la.aniquilacin de las tribus locales, numerosas familias espaolas ocupan la zona para no salir jams de all (en su mayora judeo-conversas).Entre los primeros asentamientos que ocurren, tenemos las villas que luego seran las ciudades de totonilco el Alto (15 de junio de 1530) y Teocaltiche (en el norte), lugar al que llega el conquistador Cristbal de Oate en el ao ya mencionado; acompandole en su empresa 50 infantes algn millar d indios que le auxiliaron.Muy pronto se repartieron las mercedes por conducto de la Audiencia de Guadalajara, encontrando entre los primeros fundadores al capitn Alonso de Castilla y al alfrez real, Hernn Flores de la Torre, de cuya sangre todava corre linaje en la zona.Teocaltiche se convierte tempranamente en la primera alcalda mayor de Los Altos, nombrndose como su titular al sevillano Hernando Martel, quien en el ao de 1563 fundara Santa Mara de los Lagos. En cuanto alas familias que inician las genealogas de Teocaltiche, encontramos al capitn lvaro Carrillo, al doctor Santiago Vera, los Flores de la Torre, los Gmez de Portugal, los Garca de Airona, los Flores Rubn, los Gutirrez Rubio, llegando de Guadalajara a finales del siglo XVI y principios del XVII, los Martn del Campo, los Tello de Orozco, los Salado, los Alvarez, y otras familias con las cuales se hicieron centenarias mezclas endogmicas, participando en ello los Issasi, Cuevas, Tostado, Lpez de Nava, Gonzles de Rubalcaba, los Gutirrez de Mendoza, Hermosillo, Gonzlez Rubio, Romo de Vivar, Jimnez de Castro[6]algunos otras ms, que con el paso del tiempo se enraizaron en toda la comunidad altea.Se ha escrito que las familias llegadas a la Nueva Espaa durante el siglo XVI, provenan del centro y sur de Espaa (las Castillas, Extremadura y Andaluca),[7]pero sobre todo de la zona de Sevilla, cuna por excelencia del judeoespaol. Al respecto se afirma con insistencia, que durante los siglos XV y XVI, no haba sevillano que no tuviera alguno de sus padres o de sus abuelos (o quiz todos) de origen judo.Abundando sobre los sevillanos, Jonathan I. Israel, manifiesta que casi la mitad de los inmigrantes llegados a Mxico en las dcadas medias del siglo XVI eran andaluces, princi-palmente de la zona de Sevilla.[8]Situacin que confirma la herencia hebraica de cientos de miles de mexicanos o sern millones?.Por ejemplo, en el caso de Tepatitln, considerada la ciudad ms representativa de Los Altos, se encuentran entre las familias fundadoras nueve de ellas con origen sevillano. A saber: Barba, Garca, Gmez, Gutirrez, Hernndez, Lpez, Pea, Torres y Vargas,[9]aunque en aras de ampliar el panorama y por tratarse de la ciudad donde el autor tiene sus races (paternas y maternas); procuraremos mencionar ms adelante en forma detallada, el resto de las familias fundadoras y su ciudad de origen.No obstante, resulta imprescindible para el tema establecer razones definidas por las cuales los alteos perdieron su judasmo. Inicialmente tenemos que reconocer el factor distancia, debido a que en los primeros asentamientos las familias quedaron dispersadas en pequeos ncleos (durante el siglo XVI), ignorndose realmente su vida religiosa en el seno familiar (no existen datos al respecto), ya que en pblico su catolicismo era manifiesto. Lo anterior es muy entendible por el judo actual que haya nacido en un matrimonio mixto -judo(a) con catlica(o), ya que usualmente ninguno de los padres presiona el aspecto religioso, aparentando los hijos en la calle una imagen catlica, pero sintindose internamente judos, sobre todo en los pases iberoamericanos donde la presin de una sociedad mayoritariamente catlica discrimina (aun inconscientemente) a quienes no son de su credo.[10]Lo que s nadie puede negar o poner en tela de juicio, es el origen judo de los alteos. Obligadas razones documentales, orales y costumbristas, afirman su linaje, encontrando en la transmisin oral de generacin en generacin, un legado que sostiene ante tanto acoso antijudo el sano orgullo de su herencia sefardita. Quiz no entendido por la mayora, pero dictado por la sangre que corre por nuestras venas!Sobre este asunto (del origen de los alteos), historiadores oficiales como Jorge Alonso, sealan: Los primeros pobladores eran[11]sefarditas.Otros ms tmidos al respecto, procuran diluir su origen compartindolo con sangre fran-cesa, debido a que en el siglo XIX, Mxico sostuvo una intil guerra con Francia hay de otras? Por lo que al tema ocupa, hemos de sealar que tropas francesas al mando del General Bazayne, entraron a Tepatitln el 1 de enero de 1864, sin embargo, no llegan a ocupar definitivamente la plaza, sino hasta julio del mismo ao, representando primero a la oficialidad francesa un milite de apellido Caymet, para posteriormente relevarle en el cargo otro de apellido Munier, pertenecientes ambos a la famosa Legin Extranjera.Tal parece que la efmera estancia de los franceses en la zona, no debe considerarse siquiera como un troncal de linaje, debido a que los historiadores lugareos[12]afirman que los europeos slo duraron un ao en la regin. Adems, segn testimonio de los propios ciudadanos de la poca, los franceses satisfacan sus pasiones con prostitutas.Sobre esto existe el dicho de un indignado arrendador, quien no quera rentar su casa a los franceses porque continuamente hacan bailes en ella, que no eran mas que rochelas con mujeres de la vida galante.Otro testigo de gran vala, contemporneo del anteriormente citado, el seor Valente Lozano Medina (hombre longevo y de buena memoria), declarara aos despus cosas muy interesantes sobre los franceses:La gente les tena desconfianza. Yo no creoWque hayan durado el ao ya que se fueron yendo poco a poco, que porque no les caa la comida. Unos eran muy presumidos y otros s se entendan con la gente y la respetaban mucho. Dejaron regados por ah algunos muchachitos; pero no muchos.[13]En una palabra, cuando los franceses llegaron a la zona, el origen y linaje de los alteos ya estaba definido y bien cimentado. El haber algunos nacimientos (producto de relaciones de alteas con franceses), no puede significar en absoluto el gnesis de una raza especial, de la cual un da alguien escribiera un lunar blanco en el cuerpo moreno de Mxico.[14]De all pues que resulten un tanto sin fuerza las palabras de un verdadero estudioso (alteo de origen), Jos Antonio Gutirrez Gutirrez, quien procurando justificar el orgullo de raza, diluye sin querer la razn de nuestro origen, escribiendo al efecto:Este hispanismo, racismo o nobleza, como se le quiera llamar, lleva al alteo a no renegar de su origen espaol; cuando mucho acepta a veces la duda de si correr por su sangre alguna vertiente juda o francesa.[15]Tal vez el desconocimiento de la cultura juda impida a autores tan valiosos distinguir su herencia hebrea. Por ejemplo, siendo la endo-gamia milenaria prctica de las comunidades judas,[16]el escritor de referencia cita un viejo estribillo alteo para justificar la pureza de sangre, pasando por alto que la endogamia se ha practicado entre el pueblo judo desde su nacimiento mismo, sobre todo en los lugares donde la comunidad era pequea y se corra el peligro de la mezcla con losgoim,situacin que adems les llevara a violar diversos preceptos escritrales (contemplados en laToray el resto del Ton).[17]Vamos para Los Altosdonde son buenos cristianos,y por no perder la sangrese casan primos hermanos.No podemos seguir adelante, si antes no dejamos en claro y finiquitamos el asunto de los franceses. Definitivamente tenemos que reconocer que tal teora es ridcula y sin fundamento. No por aversin a los franceses, sino por carencia de apoyo histrico, adems de que para esta poca el antisemitismo francs[18]resultaba ser todo un escndalo, eruptando su volcn de odio en el famossimo caso de Alfred Dreyfus, capitn del ejrcito a quien se degradara pblicamente en la Ecole Militaire de Pars, una fra maana del 5 de enero de 1895 (treinta aos despus de la intervencin francesa en Los Altos de Jalisco). Dreyfus era el nico judo del Estado Mayor del ejrcito de Francia, sirviendo-para su desgracia-de chivo expiatorio a la corriente poltico-militar antisemita, desembocando en su persona todos los odios antijudos de su pas, para lo cual le inventaron el falso cargo de traicin.[19]La realidad es que su inocencia posteriormente fue probada y se le restaur al ejrcito con el nombramiento de general, sin embargo, tuvo que pasar mucho tiempo para que esto sucediera (1906) y el odio al judo haba sido mundialmente exhibido, para vergenza, nada menos que de la tolerante y culta Francia, tocando en suerte a Dreyfus, ser el costal que recibiera los golpes a nombre del judo.Es de suponer entonces -con justificada razn-, que la alta oficialidad francesa se encon-traba fuertemente prejuiciada contra los judos. Y si al judo europeo le odiaban muchos de ellos, qu podan esperar estos hijos de marranos?Autores tan slidos y reconocidos como Poliakov, sostienen que Francia aborreci a su vecina Espaa y le lleg a considerar como su enemigo nmero uno,[20]encontrando como punto central de su fobia antiespaola, la mezcla del espaol con el judo. Diversos panfletos que circulaban en Francia en los siglos XVI y XVII, contenan frases tan hirientes como estas:ganapanes de Castilla, catlicos bastardos, medio judos y medio moros recin salidos de la sinagoga y del Alcorn.[21]el marranismo se est poniendo tan de moda que al que le guste el tocino le aconsejo que se aprovisione lo ms rpido que pueda, pues cualquiera de estos das nos lo prohibirn.[22]Haciendo un descanso en la cuestin francesa y aprovechando el sarcasmo de Periers (con relacin al consumo de tocino por los conversos), resulta interesante mencionar que en Espaa y en Mxico (durante los siglos XVI y XVII), los hijos de los conversos tomaron como costumbre el frer tocino o carne de puerco a la puerta de la casa. Todo aquello, con el fin de que los vecinos comprobasen que su catolicismo era real, y que ya haban abandonado las viejas reglasKosher.Esta evidencia (no solicitada) de su conversin, con el tiempo se transforma en autntico gusto gastronmico, encontrando en el caso tpico de Tepatitln (en Los Altos de Jalisco) una muestra inobjetable de ello, siendo su platillo predilecto desde hace muchas generaciones-las famosas carnitas.[23]Entindase entonces el porqu, antisemitas como Periers les acusaran de marranos a todos los espaoles; debido inicial-mente a las prcticas culinarias de los conversos, cuyo temor a la Inquisicin les llev a comer alimentos que bblica y culturalmente son considerados inmundos[24]por el pueblo de Israel.En cuanto a Francia y queriendo terminar con el asunto, encontramos que en 1680, elDictionnaire Francais, [25]defina con desprecio al espaol, asocindole paradjicamente con el converso:MARRANO: trmino injurioso con el que llamamos a los espaoles.Qu golpe a la soberbia de aquellos espaoles orgullosos de su pureza de sangre! En fin! Como ha podido observar el lector, tener un linaje judo en un mundo prejuiciado e intolerante no era cosa fcil. Si la culta Europa era tierra de odios racistas (prolongados hasta nuestros das) qu se poda esperar en una tierra de conquista, donde el poder divino representado por un clero fantico,[26]era capaz de quemar en la hoguera a cualquier persona por el simple hecho de que algn tercero le acusara de judaizante?Por otra parte, quin poda tener inters en borrar el pasado judo de los alteos (y de sus hermanos de Monterrey y Nuevo Mxico)? El clero!La historia nos ha enseado, vez tras vez, que el judo es muy difcil de asimilar. Gene-ralmente con el tiempo se vuelve a sus races, encontrando en la comunidad conversa de Amsterdam el ejemplo mas tpico (siglo XVII). Una centuria de catolicismo intimidatorio no bast para borrar sus races, si acaso para embellecerlas en algunos- con la aceptacin mesinica de Yeshua (Jess), como sucedi en el caso del clebre Baruch Spinoza, de quien ya nos hemos referido en captulos anteriores; de all pues que el clero jugara un papel muy importante (y definitivo) en todo este asunto de la asimilacin. Entre ms pronto se olvidaran (e ignoraran) sus orgenes, ms rpido ocurrira su asimilacin. Y si la intervencin francesa se prestaba para sepultar el judasmo de los alteos para siempre qu mejor oportunidad?La cuestin est que en el seno familiar la vaga transmisin de la herencia juda sigui atentando hasta casi extinguirse la flama de un amor por un pueblo y un pasado al que nos unen fuertes races. Una religin nacida en y por el judasmo, mal entendida en su esencia y doctrinas, cortara para siempre nuestra esencia hebraica? En lo personal este autor no lo cree as, ya que una persona que se preocupa por conocer sus orgenes, tomndose el tiempo y la provisin para estudiar la cultura de sus ancestros; en este caso la juda. Lejos de olvidar el asunto, lo ms probable es que se quede con lo mejor de ambas culturas: su herencia juda y conservando la fe en el Mesas de Israel (Yeshua Ha Mashiach), situacin muy difcil de entender por quienes no se encuentran en esta posicin.Y ya que estamos tratando los asuntos religiosos, la comunidad conversa de Los Altos no abandon jams sus festividades religiosas ordenadas en laTora(llamndolas por su nombre en espaol), enriqueciendo nuestra perspectiva las palabras de Espn y De Leonardo:A lo largo de la temporada de trabajo en el campo haba y sigue habiendo una serie de fiestas religiosas para asegurar la cosecha, comoLa velada de las espigas, que se organizaba para pedir el agua, o la fiesta de la caa o primeros frutos, en accin de gracias por la cosecha. Esta fiesta la organizaba el prroco y el patrn y era la ocasin para cobrar los diezmos.[27]Cualquier persona conocedora de la cultura hebrea, se podr dar cuenta que la narracin anterior representa un cuadro -por dems descriptivo- de una comunidad juda medieval, donde nicamente cambia el prroco por el rabino. Es increble que ni los mismos autores que escribieron esto pudieran darse cuenta que estaban refirindose a las fiestas judas deShavuoth(Vayicr-Levtico 23:10) ySucoth(Vayicr 23:33-36).Abundando sobre la tremenda influencia de la religin catlica en los alteos, Gutirrez seala:La fuerza que definitivamente le diera cohesin, esta fue la religin.[28]Ms adelante y sobre el mismo asunto, menciona a otro autor que sostiene el mismo punto de vista:Un alteo sin religin, sin su fondo religioso en todos los actos de su vida, no puede concebirse.[29]Tal parece que dichos escritores estuvieran refirindose al judo comn. Su fuerza narrativa nos lleva involuntariamente a comparar a ambos personajes: al judo y al alteo, fundindose en realidad ambas imgenes en un converso asimilado por cuatro siglos de vigilancia e intolerancia religiosa.La religin del alteo parece gentica; las polticas regionales y las dems sociedades locales que conforman el mosaico nacional, no parecen interesarle mucho a nuestro personaje. Pero eso s, su religin no se la toquen! Durante los aos 1926-1929, los alteos dieron muestra al resto del pas, de los extremos a los que puede llegar su religiosidad, sosteniendo una lucha armada contra el mismsimo gobierno federal en aras de defender su religin, corriendo ms sangre en la zona que ni en la revolucin social de 1910.Adems de todo lo anterior, patriarcados centenarios en Los Altos nos hacen recordar el gnesis del pueblo hebreo. Cuando los estudiosos venidos de fuera llegan a la regin, una de las cosas que ms les impresiona, es su slida estructura familiar: La mayora de las personas que forman un rancho eran familiares. El encargado del rancho siempre era el ms viejo de la parentela y jefe natural de sta. La estructura de parentesco tena la forma de un linaje.[30]Qu manera ms detallada de describir la familia juda sin pronunciar su nombre!El grupo en un sentido amplio (comprendiendo a los 25 municipios), cerr filas tambin -por 400 aos- a la mezcla de matrimonios con extraos. Los (Las) alteos (as) tenan que casarse con otra persona del grupo; esto era la regla, razn que escudriada en sus orgenes procuraba sin duda una doble proteccin. La primera deba obedecer a razones puramente tnicas (para no perder sus races hebreas, situacin que generaciones despus celaban, pero sin entender los motivos). Y la segunda, que vigilaba por su seguridad fsica (el temor ala Inquisicin), ya que un extrao, adems de ser ajeno al grupo, poda en algn momento delatar al resto de la familia y -porqu no- a otros ms. De all pues que sea entendible el rechazo a la mezcla con extraos y la endogamia generalizada.Tampoco podemos perder de vista otros aspectos si deseamos tener una visin ms clara de los judeo-conversos en Mxico. Para ello, tenemos que recordar el escndalo de los juicios a los que se someti a gran parte de la comunidad de Monterrey y la terrible suerte que sufrieron; situacin que debi de amedrentar y reprimir las creencias de los dems cripto-judos. No slo de los alteos, sino de todas las comunidades de la Nueva Espaa, aun donde el grupo era pequeo y poda pasar aparentemente inadvertido.Si evocamos tambin el famoso juicio contra el acaudalado judo sevillano, Gonzalo Gmez (1537), podremos recordar el temor que caus su proceso en las familias de la zona (Michoacn[31]). La mayora de ellas huyeron a otras ciudades de conversos, entre ellas a las de Los Altos; regin en la que se refugian ante el temor de caer bajo las garras de la Inquisicin.La verdad es que sus temores no eran infundados, ya que aos despus de haber fallecido Gmez, sus hijos, Salvador, Juan y Antonio Gmez; son chantajeados (noviembre de 1571) por un funcionario inquisitorial que procuraba venderles los documentos del proceso de su padre en una fuerte suma de dinero y la condonacin de un adeudo todava mayor, acciones que pueden mostrar al lector la difcil situacin en la que tenan que vivir los conversos durante la poca colonial.Continuando con el asunto de los alteos, debemos agregar algunos puntos para enriquecer nuestra perspectiva, por ejemplo: su laboriosidad! Mundialmente es reconocido el trabajo y esfuerzo del pueblo judo, y su retorno a Eretz Israel (1948) lo demuestra. La reconversin del desierto en tierras productivas y bosques madereros, nos hablan de su dedicacin; pues de igual manera los conversos en Mxico demostraron su entrega al trabajo, logrando hacer de algunas de las tierras ms pobres del pas, un emporio industrial y otro agrcola-ganadero (Monterrey y Los Altos de Jalisco).Aparte de todo lo mencionado, rasgos muy notables del alteo le diferencian de cualquier otro grupo social del pas: el valor de su palabra!Adems del orgullo de la sangre, est el del trabajo mismo, y de manera muy especial el de la palabra empeada. Hay una tradicin de honor en la que los tratos valen por la palabra dicha, ms all de formalizaciones de tipo legal.[32]No obstante de que ya hemos mencionado la endogamia entre la comunidad altea, su importancia al tema nos empuja a recoger ms opiniones que no vienen, sino a corroborar lo que hemos venido afirmando:La endogamia es una constante histrica que resalta en forma especial en la formacin de Los Altos.[33]Constantemente rechaz una mezcla legal con los nativos y se refugi en la endogamia como solucin ancestral.[34]Esta combinacin de apellidos habla de una larga historia de casamientos endogmicos.[35]Hasta la fecha se conserva el mismo patrn de matrimonios entre parientes de segundo y tercer grado (matrimonios entre hijos de primos (primos en segundo grado) y entre to/a y sobrino/a).[36]Por lo que a la ciudad de Tepatitln se refiere, su fundacin es posterior a la de otros centros alteos, nutrindose por supuesto de familias provenientes de la misma zona, sobre odo de Jalostotitln, San Juan de los Lagos, La Barca, Ayo el Chico y Teocaltiche; as como de Lagos salieron los fundadores de Encarnacin de Daz, Unin de San Antonio, San Diego de Ale-j andra y San Julin.No obstante de su fundacin un poco tarda, muy pronto Tepatitln se convierte en punto estratgico de Los Altos, como apunta Gutirrez.[37]Las familias fundadoras a saber son las siguientes: Alvarez (Extremadura), Castaeda (Toranzo, Extremadura), Alcal (Peralta, Navarra), Alvarado (Badajoz), Barba (Sevilla), Cornejo (Salamanca), lmacn (Crdoba), Delgadillo (Montaez), Daz (Medelln, Extremadura), Estrada (Mrida), Fernndez (Mrida), Garca (extremeo, castellano o sevillano), Gmez (Sevilla, Valladolid), Gonzlez (Extremadura, Castilla), Gutirrez (Sevilla), Hernndez (Sevilla, Badajoz), Jimnez (Aragn), Lpez (Toledo, Medelln, Sevilla), Martn (Andaluca y Extremadura), Mrquez (Villa de Paradinas) Medina (Medelln), Muoz (Burgos, Andaluca), Orozco (Andaluca) Pea (Sevilla), Plascencia (Andaluca), Ramrez (Mrida), Romero (Castilla), Saldvar (Vizcaya), Snchez (Andaluca), Torres (Sevilla), Vargas (Sevilla), Villalobos ( lmacn), Villaseor (Vlez).La poblacin en Tepatitln no slo conserva las costumbres de la comunidad altea, sino que llega incluso a ser modelo regional. Por lo dems, encontramos al paso de los siglos rasgos de su origen, sobre todo de las ciudades de donde provenan sus antepasados; por ejemplo, existe un barrio llamado Espaita, as como las calles Toledo y Sevilla, signos que en conjunto con todo lo que hemos mencionado, nos muestran su aeja herencia racial y cultural.Por lo que a Arandas corresponde y en honor a su importancia dentro de la zona altea, slo nos resta mencionar el origen de algunas de sus familias fundadoras: Cano, Guzmny Ascencio de Len (llegaron de Tanganccuaro, estado de Michoacn), Herrera, Tejeda y Alvarez del Castillo (La Piedad, Michoacn), Camarena (Jalostotitln) y los Tello Orozco, descendientes directos del que fuera gobernador de Nueva Galicia, el doctor Jernimo de Orozco.En fin, el caso de los conversos de Los Altos de Jalisco es muy semejante al de Nuevo Mxico. Los estudiosos del tema apenas estn descubriendo la punta deliceberg, ocomo mencionara el doctor Hordes de la Universidad de aquel estado norteamericano: Apenas hemos comenzado a araar la superficie.[38]

[1]Tefilim:Pequeas cajitas de cuero que conteniendo un texto bblico en su interior, son atadas a la cabeza y al brazo izquierdo durante la oracin.[2]Palabras del Rabino Levi Itzjac de Berdichev, citadas por WOLDENBERG, JOS, en su exquisita novelaLas ausencias presentes,pg. 29.[3]Jalisco (Mxico).[4]Ver mapa comparativo.[5]La extincin de los naturales del lugar, propici a los conversos la oportunidad para no tener que mezclarse. Situacin que de cualquier manera no se hubiera dado y a lo mejor les hubiese trado problemas con la Inquisicin.[6]GUTIRREZ GUTIRREZ, JOS ANTONIO:Los Altos de Jalisco,pg. 165.[7]GUTIRREZ GUTIRREZ, JOS ANTONIO:Los Altos de Jalisco,pg. 146.[8]ISRAEL L, JONATHAN:Obra citada, pg.117.[9]Gonzlez martn, jos de jess, doctor:Semblanzas Histricos,pg.67.[10]Es increble la intolerancia religiosa que se vive todava en algunas zonas de Espaa y Amrica Latina.[11]ALONSO, JORGE:Estudios Jaliscienses,tomo III;Cultura Aliena,pg.42. Publicacin patrocinada por el Gobierno del Estado de Jalisco, la Universidad de Guadalajara y el Instituto Nacional de Antropologa e Historia.[12]GONZLEZ MARTN, JOS DE JESS, DOCTOR:Obra citada,pg. 57.[13]Obracitada,pag. 57.[14]GUTIRREZ GUTIRREZ, JOS ANTONIO:Obra citada,pag. 187. Referencia que hace de las palabras del autor JIMNEZ MORENO, WIGBERTO.[15]Gutirrez Gutirrez, Jos Antonio:Obra citada,pag. 187[16]La costumbre se inicia con los patriarcas. Abraham se uni en matrimonio con su pariente Sara; Isaac con Rebeca y Jacob con Lea y Raquel.[17]Para que el lector entienda mejor todo esto, se le sugiere leer los siguientes textos biblicos:Deuteronomio7:4,5; Josu 23:12,13; Nehemas 13:23-26; xodo 34:15,16; Esdras 9:12.[18]Y no solamente en Francia, sino en una buena parte de los pases europeos.[19]Se le acusaba de haber entregado (supuestamente) secretos a los alemanes.[20]POLIAKOV, LEN: Obra citada, pg. 231.[21]El Antiespaol,referido per POUAKOV, LEN:Obm citada,pg. 231.[22]Sarcasmo escrito por DePeriers, Buenaventura, referido por POUAKOV, LEN: Obracitada,pg. 231. Declaracin alNew York Times(11 de diciembre de 1990) ya mencionada en el captulo 11.[23]Carnitas: Carne de puerco freda en manteca.[24]Vayier-Levtico.cap. ll; Devarim-Deuteronomio,cap. 14:3-21.[25]Autor Richelet, Pierre, referido por Poliakov, Len, pg.232.[26]Sobre todo los sanguinarios inquisidores.[27]Espn, Jaime y De Leonardo, Patricia: Obracitada, pg.72.[28]GUTIRREZ GUTIRREZ, JOS ANTONIO:Obra diada,pg. 185.[29]GUTIRREZ GUTIRREZ, JOS ANTONIO: Obracitada,pg. 185. Referencia al escritor RODRGUEZ LOMELI, PEDRO:En un pueblo alteo.[30]Espn, JAIME y DE LEONARDO, PATRICIA:Obra citada,pg. 73.[31]Michoacn, estado de Mxico, vecino del ya mencionado de Jalisco (conocido durante la poca colonial como Nueva Galicia).[32]ALONSO, JORGE:Obra citada,pg. 44.[33]GUTIRREZ GUTIRREZ, JOS ANTONIO: Obracitada,pg. 185.[34]GUTIRREZ GUTIRREZ, JOS ANTONIO:Obra citada,pg. 185.[35]Espn JAIME DE LEONARDO, PATRICIA:Obra citada,pg.59.[36]Jaime y De Leonardo, Patricia:Obra citada,pg. 76.[37]Gutirrez Gutirrez, Jos Antonio-Obra citada,pg. 160.[38]Declaracin alNew York Times(11 de diciembre de 1990) ya mencionada en el captulo 11.

FUENTE: http://diariojudio.com/OPINION/PRESENCIA-JUDIA-EN-LOS-ALTOS-DE-JALISCO/14539/DiarioJudo.comEl diario de la vida juda en Mxico y el Mundo.