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    Presentacin

    Jos Luis Fernndez

    En este dossier presentamos excelentes y novedosos artculos que se dedican a estudiar diferentes aspectos de las relaciones entre msica y medios. Quisiera relacionar esta pu-blicacin con una lnea de trabajo que venimos abordando en equipo para reconstruir la historia de las relaciones, que consideramos fundamentales entre la vida musical y sus mediatizaciones.

    En un trabajo reciente propuse dos tipos de periodizaciones para ordenar las relaciones entre msica y mediatizaciones: una periodizacin interna y una periodizacin cultural (Fernndez 2012).

    Denominamos all como periodizacin interna a la que reconstruye especficamente las relaciones de la produccin musical con los medios fonogrficos (captura, graba-cin, edicin, objeto final entregable). La periodizacin cultural, en cambio, intenta comprender y ordenar en el espacio/tiempo social las relaciones entre esos procesos y productos de las mediatizaciones musicales, con el resto de la vida de lo musical en la sociedad (industria, performances, segmentaciones, otras mediatizaciones, otras artes o fenmenos socioculturales, etc.).

    El trabajo sobre las periodizaciones est en progresivo desarrollo y los artculos publi-cados en este dossier tienen que ver con avanzar en la comprensin de algunos de esos perodos de la vida cultural de la msica mediatizada.

    Al periodizar reconocamos una larga temporalidad que se pierde en los inicios de lo conocido sobre la sociedad previo a la aparicin del fonografismo como primera me-diatizacin del sonido. Si adoptamos una perspectiva que hoy deberamos denominar como de mediatizacin ampliada, el enfoque mediatizador nos permite entender fenme-nos de lo musical ms all de lo meditico como los diseos de los instrumentos y de los espacios de ejecucin y escucha, que generan la bsqueda de efectos (amplificacin,

    Letra. Imagen. Sonido L.I.S. Ciudad mediatizadaAo IV, # 9, Primer semestre 2013Buenos Aires arg | Pgs. 110 a 113

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    reverberacin, aislamiento, etc.) que luego estarn en el centro de la bsqueda tecno-lgica meditica.1

    Ya en la poca de mediatizacin estricta de lo musical, que comienza a fines del siglo XIX y llega hasta nuestros das, sin que haya indicios de que est por finalizar, descri-bimos dos grandes etapas que, como todas las periodizaciones de lo social, reconocen ms acentuaciones que reemplazos de una por otra. Esas dos grandes etapas las deno-minamos, sin pretender ser novedosos, broadcasting, en el esquema un emisor para mu-chos receptores del conjunto de los medios masivos. Desde la aparicin del fongrafo, con una base hegemnicamente sonora, este sistema constituy el centro de la vida musical de nuestra sociedad, proponiendo formatos gneros y estilos musicales hasta la apari-cin del networking; la mediatizacin en red est en expansin desde la aparicin de la web durante la dcada del 90 del siglo XX, pero sus procesos ya haban comenzado a hacerse sentir en lo musical con la aparicin del digitalismo y la facilitacin de las accio-nes mediatizadoras por individuos extra mediticos y con la segmentacin de audiencias dentro de los propios medios masivos, desde la dcada del 80.

    Dentro de la gran etapa del broadcasting pueden distinguirse a su vez dos perodos: el broadcasting de base sonora y el broadcasting de base audiovisual. El primero, si bien se de-sarrolla en un perodo relativamente breve, entre las dcadas del 20 y del 50 del siglo XX constituy el ncleo de la creacin y desarrollo de la industria musical alrededor de los medios de sonido: el fongrafo y la radio. El broadcasting de base audiovisual, en cambio, es producto de la presencia de la televisin, con fuerza desde fines de los 50 y consolidada en los 60 del siglo XX.

    Los artculos que publicamos en este dossier son muy tiles para avanzar en el cono-cimiento de estos subperodos de la mediatizacin en broadcasting, los de Juregui y Reder Carlson sobre el momento de base sonido, y los de Berezan y Koldobsky sobre el momento de base audiovisual.2

    No se va a hacer aqu una resea de estos magnficos trabajos, sino nada ms subrayar su aporte a la comprensin de los diferentes momentos de las mediatizaciones musi-cales en los que se inscriben. Aprovechamos para ello que, salvo tal vez el de Jimena Juregui, ninguno de ellos tiene en cuenta estas periodizaciones, sino que estn realiza-dos por fuera de ella y preocupados centralmente a los objetos que describen y explican en su desarrollo. Al trabajar as, ponen en tensin las periodizaciones, como cada caso individual pone en tensin a su categora.

    Los artculos de Juregui y de Julius Reder Carlson describen la constitucin meditica de dos referentes genricos fundadores de lo que conocemos actualmente como msica

    1 Tengamos en cuenta, adems, que el xito general y dominante de la mediatizacin musi-cal estuvo sin dudas preparado por los sucesivos formatos de concierto, desde el modelo promenade, con efecto de temporada temtica hasta el formato miscelnea con sus va-riaciones locales (Weber 2011: 59-112); esos formatos preanuncian el formato recital del music-hall, presuposicin insoslayable en el show mediatizado popular.

    2 Por supuesto que no desarrollamos aqu otras caractersticas sobre estos perodos, que exceden largamente la condicin tecnolgica y que, adems, son multimediticos tambin. En este dossier interesa pensar estos perodos desde estas investigaciones que, como se ver, tienen en cuenta complejas relaciones entre diversas series de la vida cultural.

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    popular argentina: el tango y el folklore.3 En el artculo sobre el tango Carlos Gardel tie-ne una figuracin lateral y, en cambio, el de Reder Carlson se enfoca en (don) Andrs Chazarreta, reconocido como quien construy el concepto actual de folklore nacional para la cultura urbana.

    Adems de la riqueza del recorrido de los autores, tiene inters aprovechar la conviven-cia de los artculos en el espacio de nuestra revista para hacer notar las parciales, pero muy profundas y desafiantes, diferencias entre el recorrido meditico de Gardel y de Chazarreta.

    Gardel (junto con el conjunto de lo tanguero) es una figura mediatizada desde el princi-pio y, a su vez, bandera en el avance de las mediatizaciones: la primera grabacin de Mi noche triste es de 1917 y en 1930 graba cortos basados en tangos, es decir algo as como videoclips de avanzada. El camino de Chazarreta, en cambio, est ms vinculado a la in-teraccin y la performance cara a cara. Si bien, como muestra Reder Carlson, realiz ex-periencias de grabaciones tempranas, su etapa de grabacin ms satisfactoria fue en la dcada del 30 del siglo XX, cuando ya su xito estaba consolidado. Es muy interesante cmo organiza su insercin social Chazarreta: lo hace recorriendo la red de teatros que haba sembrado el ferrocarril en los pueblos que se organizaron en sus estaciones. Es decir que, si bien nos acercamos a la realidad cuando decimos que alrededor de los me-dios de sonido y sus transmediatizaciones en broadcasting se organiz la msica popular tal como la conocemos, no todo fue industria musical centralizada en sus comienzos. El broadcasting convivi con un networking no mediatizado, y ste fue ms importante para la msica folklrica que para el tango. Lo micro va reconfigurando y precisando, en este sentido, a lo macro de las grandes periodizaciones.

    Los artculos de Yanina Berezn y de Daniela Koldobsky, productos ambos de los dife-rentes momentos en que se encuentra la investigacin de las autoras, tienen una vida relativamente independiente entre ellos, pero permiten reflexionar tambin sobre las periodizaciones que van organizando nuestros resultados de investigacin.

    La investigacin de Berezn muestra el recorrido de la msica grabada en la radio, que rpidamente va ganando espacio en el medio y transformando su valoracin a partir de los 50 del siglo XX en el metadiscurso que acompaa a lo radiofnico. La msica en vivo en la radio, que excedi a la simple presencia de msicos en el estudio de la emisora, ocup un lugar de provisin de imagen a un medio que careca de ella (Gonzlez, Lapuente 2008: 191). Esa expansin y transformacin positiva del fenmeno para el metadiscurso de los propios msicos, no puede ser entendida por fuera de la captura que del show musical en vivo hace la televisin, a partir de los 50 del siglo XX.4 La semiohistoria de un medio, entendida como el enfoque que comprende la evolucin de las mediatizaciones, dndole un lugar importante a sus contenidos discursivos, ade-

    3 Tengamos en cuenta que el tango es un gnero, que convive con gneros perifricos como el vals o la milonga y que el folklore, ms all de las discusiones de sus definiciones, se lo considera como un conjunto diferencia de gneros, con diversa distribucin territorial y rasgos estilsticos regionales (no todos lados hay zambas y son diferentes las salteas de las cuyanas).

    4 Como se sabe, el otro gran gnero que captura la televisin desde la radio es el radiotea-tro, convertido como teleteatro en el gran ncleo ficcional del nuevo medio.

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    ms de a su materialidad significante, no puede entenderse sino dentro del ecosistema de las mediatizaciones en el que aparece, vive y se desarrolla.

    El trabajo de Daniela Koldobsky tiene otro estatuto porque reconstruye el despliegue de las relaciones entre el mundo sonoro de la msica y sus variadas relaciones con el cine, una vez que ste se convierte en audiovisual. Esta conversin, debemos recordar, es relativamente tarda, y antes de la presencia del sonido, el cine ya haba desarrollado toda su esttica visual normada y gran parte de sus experiencias vanguardistas. Pero es verdad que as como el primer film sonoro fue The jazz singer (1927) y entre nosotros, Gardel, como dijimos antes, film cortos cantados en 1930 y Tango fue el primer largo-metraje sonoro es de 1933. Es decir que lo musical en el cine audiovisual tiene una vida propia en la Koldobsky se introduce desde diferentes puntos de vista.

    Desde el despliegue que hace el artculo, podra revisarse si el gran momento del cine musical no explota masivamente en los dcada del 50 y la explosin de la visualidad musical del video clip, bsicamente promovida desde el rock y el pop en los 60, no est relacionada con el pasaje a lo televisivo de lo musical. Esto adems de que se trata de una poca ms hipervisual en general y que dentro del metadiscurso de lo musi-cal, hemos denominado como archivisual por su complejidad y diversidad funcional (Fernndez et al. 2008: 37).

    Proponemos, por lo tanto, leer este dossier en, al menos, una doble va: enfocados en los objetos que reconstruyen y nos presentan en su riqueza y, por otro lado, en serie con esa historia de las mediatizaciones de lo musical que vamos construyendo desde un enfoque que nos gusta denominar, como dijimos, con el trmino de semiohistrico.

    Referencias bibliogrficasFernndez, J. L. Mediatizacin musical e Internet: el final del broadcasting?. En: Simposio IV:

    Msica popular y medios de transmisin. X Congreso de la Asociacin Internacional para el Estudio de la Msica Popular - Rama Latinoamericana Crdoba, Abril 2012.

    Fernndez, J. L. (Dtor) con Equipo UBACyT S024 - Sub Grupo Fongrafo Momentos de vi-sualidad en lo fonogrfico. En: L.I.S. Letra, imagen, sonido. Ciudad mediatizada N 2. Buenos Aires, UBACyT, 2do. Semestre de 2008.

    Gonzlez, B y Lapuente, M. Escenas de la radio en los aos 30: los shows de msica en vivo y su insercin en la vida cotidiana de la poca. En: FERNNDEZ, J. L. (Director) La cons-truccin de lo radiofnico. Buenos Aires, La Cruja, 2008.

    Weber, W. 2011. Variaciones sobre la miscelnea. En: La gran transformacin en el gusto musi-cal. Buenos Aires, FCE, 2011.