PRESENTACIÓN Y BREVE HISTORIA DE LA CATEDRAL DE SANTA MARÍA LA REAL DE LA ALMUDENA.
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PRESENTACIÓN Y BREVE HISTORIA DE LA CATEDRAL DE SANTA MARÍA LA REAL DE LA
ALMUDENA.
La catedral de Santa María La Real de La Almudena es la sede episcopal de la diócesis de Madrid. Se trata de un templo de 102 metros de longitud y 73 de altura con una mezcla de diferentes estilos: neoclásico en el exterior, neogótico en el interior y neorrománico en la cripta.
Está ubicada en el centro de la ciudad. La fachada principal da a la Plaza de la Armería, frente al Palacio Real de Madrid.
A la puerta lateral se accede por la calle de Bailén y a la cripta, desde la calle Mayor.
Está construida en piedra de Novelda (Alicante) y granito de las canteras de Colmenar Viejo (Madrid).
Fue consagrada por el papa Juan Pablo II en su cuarto viaje a España, el 15 de junio de 1993.
Es la primera española consagrada por un Papa, y la primera consagrada por Juan Pablo II fuera de Roma.
Tras la muerte de Don Rodrigo en la batalla de Guadalete (año 711), el pueblo hispano-visigodo se retira a las montañas cantábricas y, en su huida, va ocultando sus imágenes sagradas para evitar su profanación a manos musulmanas.
Los madrileños, en el año 712, ocultan en un hueco practicado en la muralla de la ciudad la imagen de Nuestra Señora de la Almudena. El hueco se tapia, y la imagen queda olvidada de todos.
RECUERDO HISTÓRICO
Alfonso VI reconquista la villa en el año 1083 decidiendo buscar la imagen y para ello ordena nueve días de ayunos, penitencias y rogativas.
El día 9 de noviembre de 1085 se organiza una solemne procesión que, al compás de himnos religiosos y militares, recorre las murallas de la villa en busca de la antigua imagen de Nuestra Señora.
Cuenta la leyenda que, al llegar a las cercanías de la Puerta de la Vega, situada sobre la actual cuesta del mismo nombre, se desploma un lienzo de la muralla y aparece entre el polvo la sagrada imagen, flanqueada por dos cirios, que la habían alumbrado durante cuatro siglos.
Lugar donde apareció la Virgen
La imagen, entonces, es trasladada a la vecina iglesia de Santa María para ser venerada por todo el vecindario. El proyecto de la actual catedral de Madrid, la Catedral de Nuestra Señora de la Almudena, conocida popularmente como 'la Almudena', comenzó a fraguarse a finales de 1868, tras el derribo de la iglesia más antigua de Madrid, la parroquia de Santa María de la Almudena.
En árabe al mudayna quiere decir "la ciudadela" Santa María del recinto amurallado de la ciudad.
Esta iglesia se asentaba en la esquina de los antiguos trazados de las calles Mayor y Bailén, donde tenía la entrada, siendo rodeada por el antiguo callejón, ahora calle de la Almudena.
- Maqueta de la Iglesia de Santa María -
La imagen, trasladada a la Iglesia de Santa María fue colocada solemnemente en el Altar mayor, donde permaneció hasta su demolición instalándose en el Convento de las Religiosas Bernardas del Santísimo Sacramento, en cuya Iglesia estuvo expuesta al culto.
El 29 de mayo de 1911,se traslada con la mayor solemnidad a la Cripta de la Nueva Catedral (fotografía de la derecha, pórtico de entrada) que se construía en honor de su Advocación junto al lugar de la muralla donde fue hallada la Imagen por Alfonso VI.
Las obras de la Catedral, que avanzaban lentas, se pararon durante la Guerra Civil, de 1936 a 1939.
En 1944 el marqués de Lozoya, director general de Bellas Artes, promueve un concurso nacional para dar a la Catedral una buena solución arquitectónica.
El concurso fue ganado por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y Carlos Sidro, quienes cambian el inicial proyecto, de estilo neogótico por el actual, para que no desentone el conjunto con el Palacio Real.
Lápida de la sepultura de D. Fernando Chueca Goitia, en la Cripta de la Catedral.
Panorámica desde el Templo de Debot, Parque del Oeste.
La Catedral presenta planta de cruz latina con una nave central y dos laterales, amplio crucero de tres naves; cabecera curva con girola y cinco capillas radiales.
La Virgen de la Almudena, patrona de la ciudad, tiene su altar en el crucero de la nave derecha.
El proyecto definitivo fue sancionado por una Real Orden en 1880, y el propio Rey Alfonso XII puso la primera piedra el 4 de abril de 1883.
Su idea era concebir un gran templo neogótico sobre una cripta románica.
La Virgen (que mide casi cinco metros y pesa quince toneladas) está en su hornacina franqueada por las imágenes de San Isidro, Santa Teresa, Santa María de la Cabeza y San Fernando.
En la parte inferior, y entre columnas, se ven en sus hornacinas correspondientes las tallas de los cuatro evangelistas.
A cada lado de la entrada principal, vemos dos grandes escudos, obra del escultor y catedrático de Bellas Artes José Luis Parés.
Realizados en piedra, representan las Armas Plenas de la Casa Real Española y el Escudo Pontificio.
Puerta de Bronce de la entrada principal, con
alegoría ante el Nuevo Milenio del
2000.
La fachada principal da a la Plaza de la Armería, frente al Palacio Real de Madrid.
A diferencia de otras catedrales, con una orientación este-oeste, la de la Almudena tiene una orientación norte-sur, fruto de su concepción como parte integrante del conjunto del Palacio Real.
Vista del Patio de la Armería del Palacio Real, desde la
entrada principal de la Catedral.
Hornacina con la estatua de San Pedro en la derecha de la fachada principal.
San Pablo a la izquierda, obras de Juan de Ávalos.
Entrada por la calle de Bailén.
Puerta central del acceso por la calle de Bailén.
Son obra del escultor Sanguino.
Detalle parte superior de otra puerta.
Vista general de la nave central.
Puede apreciarse la luminosidad que le proporcionan las vidrieras.
La decoración pictórica es de carácter geométrico, realizada por el pintor José Luís Galicia, de concepción moderna y colorista.
Nos retrotrae a las cubiertas de madera pintada, propias de las iglesias visigóticas y románicas.
Vista general de columnas, arcos ojivales, vidrieras superiores y techo.
Columnatas y capillas laterales, estilo neogótico.
Lápidas conmemorativas.
Panorámica del conjunto de Cristo Crucificado, detrás del altar mayor (siglo XVII), órgano y nave central.
Al igual que la sillería del coro procede de la Colegiata de San Isidro.
El impresionante Cristo crucificado de 1,90 metros, tallado en madera de cedro por Juan de Mesa en el siglo XVII.
Nueva vista general desde detrás del Altar Mayor.
Cristo de la Buena Muerte.
Y el Órgano de GRENZING al fondo.
Vista lateral del Crucificado.
La mesa del altar es de mármol verde.
A la derecha se encuentra la cátedra episcopal, tallada en nogal, de estilo neo-gótico.
Realizada por Ramón Fonollosa en 1885.
Vista general de cúpula y vidrieras.
Cristo de Juan de Mesa.
Altar Mayor.
Cúpula: es doble.
Gótica vista desde el interior, pero claramente barroca desde el exterior. Está recubierta con piedra y pizarra, y tiene una pequeña linterna como remate.
La cúpula tiene como motivos los cuatro elementos (tierra, mar, fuego
y aire) en sus cuatro vértices, que sostienen a la bóveda celeste.
Al comienzo de la girola las dieciséis tablas de un retablo de Pedro Berruguete (s. XV), con escenas marianas y de la vida de San Gregorio.
Proceden de la parroquia de Horcajo de la Sierra.
Sepulcro de San Isidro, en una de las capillas de la
girola del Altar Mayor.
El altar de Santa María de la Almudena se encuentra frente a la entrada por la calle de Bailén.
Es un altar elevado, al que se accede por dos escaleras laterales con barandilla de bronce.
Bajo el arco rebajado formado por las escaleras, se halla el altar y la sepultura de la Reina Mª de las Mercedes.
Sus restos fueron trasladados desde El Escorial en el año 2000.
La Virgen está montada en la hornacina central de un retablo pintado por Juan de Borgoña, de dieciocho tablas, que muestran diversos cuadros de la
vida de Nuestro Señor originarias del monasterio de San Miguel de los Ángeles.
Bajo el arco rebajado formado por las escaleras se halla el altar de celebraciones.
Vista del Conjunto.
Sepulcro de la reina Mercedes.
Vista desde otro ángulo del altar de la Virgen de la Almudena.
Detrás, y bajo el arco que forman las escaleras puede observarse el sepulcro de la Reina Mercedes.
Diferentes vidrieras dan una especial luminosidad al
templo.
El órgano fue encargado al constructor alemán Gerard Grenzing.
Mide once metros y medio de alto y pesa veinticinco toneladas.
Se tardó en construir treinta y dos meses y se trasladó pieza a pieza hasta su montaje.
Durante su puesta a punto, que duró horas, debieron guardar un silencio absoluto para que el organista afinara a la perfección el instrumento.
ÓRGANO DE GRENZING
Vista desde el Altar Mayor del órgano de Gerard Grenzing.
Junto al del Auditorio, es el órgano mecánico más grande del país.
Cuando el organista toca una tecla, un complejo entramado de tablitas y fuelles deja pasar el aire hasta uno de los 4.800 tubos, con decenas de formas y tamaños que componen el instrumento.
El ajuste de cada registro sonoro, y los siete segundos de reverberación que tiene la catedral, fueron un examen muy duro para cada nota.
Vista parcial del órgano, techos y arcos de la entrada principal.
Vista de los arcos ojivales y de las vidrieras por donde se da luminosidad al conjunto catedralicio.
La Catedral contiene un vía crucis de catorce estaciones, de estilo flamenco neogótico, de procedencia belga.
Realizado en óleo sobre cobre.
Tablas del Viacrucis.
Pueden observarse capillas laterales a lo largo de las naves laterales, más estrechas.
Situadas en sentido paralelo a la central.
Perspectiva de una de las dos naves laterales, de donde parten en perpendicular las capillas.
Se observan los arcos ojivales apoyados sobre pilares.
Se aprecia como la nave central se eleva sobre las dos laterales, siendo una de las características de la arquitectura gótica.
Vista de capillas en las naves laterales.
Perspectiva desde el pórtico de entrada.
Vidriera de una capilla lateral dedicada a la Santísima Trinidad.
Autor: J. Díaz Aguado
Y este ha sido un pequeño recorrido por uno de los conjuntos arquitectónicos más bellos, del llamado Madrid de los Austrias : la Catedral de la Almudena.
Espero que, a quien ya conociera sus orígenes y transformaciones, haberle refrescado la memoria.
A quien sepa mucho más, (lo cual seguramente no es difícil) que le haya servido a modo de breve resumen.
Y, a quien desconociera parte, o todo, de esta historia, haberle informado e ilustrado adecuadamente.
Ha sido un placer.
