Presunta Justicia- José F. S.

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Presunta justicia José Fernández Santillán 11 marzo 2011 Para Yraís Rolón, otra víctima de la injusticia Celebro que los magistrados Clementina Flores Suárez, Emma Margarita Guerrero Osio y Rubén Pedrero, del Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, hayan revocado, por unanimidad de votos, el fallo emitido por la juez Blanca Lobo Domínguez, décimo segunda de Distrito en Materia Administrativa, quien dispuso la suspensión provisional de la exhibición en cines de la película Presunto culpable. Mi beneplácito es doble: en primer lugar, porque ese testimonio de la forma en la que se imparte justicia en nuestro país vuelve a estar al alcance de la ciudadanía (siempre y cuando la juez respete, en el resolutivo que debe emitir hoy, la decisión del Tribunal); en segundo lugar, porque en la exposición de motivos del mencionado Tribunal Colegiado hay consideraciones de enorme valor social. Por ejemplo, que la medida cautelar de la juez Lobo “causa perjuicio al interés social y contraviene disposiciones de orden público, pues la sociedad está interesada en que sea respetado el derecho a la información contenido en el artículo sexto de la Constitución federal”. Debemos agregar que esta resolución se fundamenta también en otro artículo constitucional, el cuarto, en cuyo párrafo noveno se protege el derecho a la libertad de expresión cultural. Los magistrados establecieron que la actividad cinematográfica, por su sentido social, es un vehículo de expresión artística y educativa.

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Presunta justicia

José Fernández Santillán

11 marzo 2011

Para Yraís Rolón, otra víctima de la injusticia

Celebro que los magistrados Clementina Flores Suárez, Emma Margarita Guerrero Osio y Rubén Pedrero, del Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa, hayan revocado, por unanimidad de votos, el fallo emitido por la juez Blanca Lobo Domínguez, décimo segunda de Distrito en Materia Administrativa, quien dispuso la suspensión provisional de la exhibición en cines de la película Presunto culpable.

Mi beneplácito es doble: en primer lugar, porque ese testimonio de la forma en la que se imparte justicia en nuestro país vuelve a estar al alcance de la ciudadanía (siempre y cuando la juez respete, en el resolutivo que debe emitir hoy, la decisión del Tribunal); en segundo lugar, porque en la exposición de motivos del mencionado Tribunal Colegiado hay consideraciones de enorme valor social. Por ejemplo, que la medida cautelar de la juez Lobo “causa perjuicio al interés social y contraviene disposiciones de orden público, pues la sociedad está interesada en que sea respetado el derecho a la información contenido en el artículo sexto de la Constitución federal”.

Debemos agregar que esta resolución se fundamenta también en otro artículo constitucional, el cuarto, en cuyo párrafo noveno se protege el derecho a la libertad de expresión cultural. Los magistrados establecieron que la actividad cinematográfica, por su sentido social, es un vehículo de expresión artística y educativa.

Como lo señaló Olga Sánchez Cordero, ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN): esta es la primera vez que una resolución judicial evoca tanto la libertad de expresión como el derecho a recibir información. Además, en esa resolución hay una referencia explícita —una cosa también excepcional— a la democracia mexicana.

Son contadas las veces que una película ha causado tal revuelo en nuestro país. Presunto culpable, sin lugar a dudas, ha tocado fibras muy sensibles de nuestra sociedad: ha puesto al descubierto la terrible situación en la que se encuentra la impartición de (in)justicia en México. Se estrenó el 18 de febrero. Lleva recaudados más de 43 millones de pesos, sin contar las pingües ganancias que ha producido para la piratería. La han visto, en las salas de cine, cerca de un millón de personas.

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Ha llamado la atención sobre lo que sucede en el Poder Judicial. En efecto, hasta ahora el tema de la democratización en México había recaído en los otros dos órganos del Estado. Por un lado, en la forma de proceder del Poder Ejecutivo; es decir, en la necesidad de moderar el presidencialismo autoritario. Por otro lado, en el Legislativo y el fortalecimiento que experimentó al ya no contar con una mayoría monocolor subordinada al Presidente de la República. Pero hoy, gracias a Presunto culpable, el interés se ha desplazado a lo que pasa en el Poder Judicial; en la necesaria reforma que se debe llevar a cabo en su seno para evitar que casos como el del protagonista, José Antonio Zúñiga Rodríguez —que en mala hora cayó en manos del juez 26 de lo penal, Héctor Palomares— se repitan.

No hay democracia completa si no involucra también al Poder Judicial. Es momento de poner cuidado en esa tercera rama del Estado. Cuán vigente se vuelve para nuestro país la frase de John Adams (1776): “La dignidad y estabilidad de un gobierno en todas sus ramas, la moral del pueblo y el progreso de la sociedad depende de una honrada y eficiente administración de justicia”.

Twitter: @jfsantillan

 

Profesor del Tecnológico de Monterrey, campus Ciudad de México