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Treballs d’Arqueologia, 2012, núm. 18, p. 99-123 99 1. Antígona Procesos Participativos. C/ Cea Bermúdez, 14, 3º 3. 28003 Madrid. www.antigona.org.es. [email protected] Gestión del patrimonio cultural y participación ciudadana. Presupuestos participativos como ejemplo de decisión y gestión compartida del patrimonio cultural entre instituciones públicas y ciudadanía Pablo Paño Yáñez 1 Recibido: 08-02-2012 Aceptado: 05-05-2012 Resumen En el marco de un encuentro que pone la atención en el vínculo entre el patrimonio cultural y la sociedad civil nos parece significativo tratar de rastrear qué relación existe y puede desarrollarse entre los programas y mecanismos de participación ciudadana implementados desde institucio- nes públicas y la atención al patrimonio histórico-cultural. Algunos ejemplos a exponer como la demanda que mediante propuestas específicas han hecho ciudadanos en procesos de presupues- tos participativos (PP) (u otros programas de participación) sobre cuestiones relacionadas con el patrimonio cultural local de sus propios municipios, nos da ejemplos de cómo esa inquietud existe en sectores ciudadanos y a la vez de cómo poder potenciar ese vínculo y abrir espacios que permitan a la ciudadanía opinar, informarse y, orientada por especialistas cuando corresponda, incluso decidir sobre su gestión. Ello contribuye a que el tema de la gestión del patrimonio se convierta en un tema que llegue en mayor medida a la calle y la ciudadanía, y que esta pase a tener un papel activo ante el tratamiento y los usos que se le pueden dar como una parte funda- mental del capital con que cuenta la comunidad. La exposición aborda en primer lugar y de forma muy breve una contextualización sobre el tema de los mecanismos de participación ciudadana, así como de las metodologías participati- vas de investigación y acción (MP) como apuesta para implementarla, a continuación la vincu- lación que podrían tener con la decisión y gestión sobre el patrimonio, para finalmente exponer ejemplos concretos en algunas localidades de diferentes países del mundo, aunque especialmen- te del Estado español, donde en procesos de presupuesto participativo han surgido y se han tra- tado demandas de este tipo por parte de la ciudadanía. Palabras clave: participación ciudadana; democracia participativa; metodologías participativas de investigación y acción; presupuestos participativos; cogestión de servicios públicos.

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1. Antígona Procesos Participativos. C/ Cea Bermúdez, 14, 3º 3. 28003 Madrid. [email protected]

Gestión del patrimonio cultural y participación ciudadana. Presupuestos participativos como ejemplo de decisión y gestión compartida del patrimonio cultural entre instituciones públicas y ciudadanía

Pablo Paño Yáñez1

Recibido: 08-02-2012Aceptado: 05-05-2012

Resumen

En el marco de un encuentro que pone la atención en el vínculo entre el patrimonio cultural y lasociedad civil nos parece significativo tratar de rastrear qué relación existe y puede desarrollarseentre los programas y mecanismos de participación ciudadana implementados desde institucio-nes públicas y la atención al patrimonio histórico-cultural. Algunos ejemplos a exponer como lademanda que mediante propuestas específicas han hecho ciudadanos en procesos de presupues-tos participativos (PP) (u otros programas de participación) sobre cuestiones relacionadas con elpatrimonio cultural local de sus propios municipios, nos da ejemplos de cómo esa inquietudexiste en sectores ciudadanos y a la vez de cómo poder potenciar ese vínculo y abrir espacios quepermitan a la ciudadanía opinar, informarse y, orientada por especialistas cuando corresponda,incluso decidir sobre su gestión. Ello contribuye a que el tema de la gestión del patrimonio seconvierta en un tema que llegue en mayor medida a la calle y la ciudadanía, y que esta pase atener un papel activo ante el tratamiento y los usos que se le pueden dar como una parte funda-mental del capital con que cuenta la comunidad.

La exposición aborda en primer lugar y de forma muy breve una contextualización sobre eltema de los mecanismos de participación ciudadana, así como de las metodologías participati-vas de investigación y acción (MP) como apuesta para implementarla, a continuación la vincu-lación que podrían tener con la decisión y gestión sobre el patrimonio, para finalmente exponerejemplos concretos en algunas localidades de diferentes países del mundo, aunque especialmen-te del Estado español, donde en procesos de presupuesto participativo han surgido y se han tra-tado demandas de este tipo por parte de la ciudadanía.

Palabras clave: participación ciudadana; democracia participativa; metodologías participativasde investigación y acción; presupuestos participativos; cogestión de servicios públicos.

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Pablo Paño Yáñez Gestión del patrimonio cultural y participación ciudadana

Resum. Gestió del patrimoni cultural i participació ciutadana. Pressupostos participatius coma exemple de decisió i gestió compartida del patrimoni cultural entre institucions públiques iciutadania

En el marc d’unes jornades que s’interessen pel vincle entre el patrimoni cultural i la societat civilens sembla significatiu intentar rastrejar quina relació hi ha i es pot desenvolupar entre els programesi mecanismes de participació ciutadana i l’atenció al patrimoni cultural. Alguns exemples a expo-sar com la demanda que mitjançant propostes específiques han fet els ciutadans en processos depressupostos participatius sobre qüestions relacionades amb el patrimoni cultural local dels seuspropis municipis, ens dóna exemples de com aquesta inquietud existeix en sectors ciutadans ialhora de com poder potenciar aquest vincle i obrir espais que permetin a la ciutadania opinar, infor-mar-se i, orientada per especialistes, decidir sobre la seva gestió.

L’exposició s’inicia amb una contextualització breu sobre el tema dels mecanismes de par-ticipació ciutadana, la vinculació que podrien tenir amb la decisió i gestió sobre el patrimoni, perfinalment exposar exemples concrets en algunes localitats de l’Estat espanyol en què en proces-sos de pressupostos participatius han aparegut demandes d’aquest tipus per part de la ciutada-nia.

Paraules clau: participació ciutadana; democràcia participativa; metodologies participatives d’in-vestigació i acció; pressupostos participatius; cogestió de serveis públics.

Abstract. Cultural heritage management and community participation. Participatory budgetsas an example of decision and cultural heritage shared management between public institu-tions and citizenship.

Within the framework of a meeting comprising the link between cultural heritage and civilsociety, we will tend to track which relationship exists and can be developed between programsand community participation mechanisms implemented by public institutions and the atten-tion to historical-cultural heritage. Citizens’ specific proposals on demanding participatorybud get processes (or different participation programs) related to local cultural heritage issues ontheir own municipalities exemplify the extant concern within civic sectors, as well as a willingof fostering this link and citizen opportunities to opine, to enquire and, when appropriate and spe-cialist-oriented, to take management decisions. This fact contributes that heritage managementbecome a discussion point for citizenship, while providing society an active role in the heritagetreatment and application as a fundamental part of a community capital.

We will briefly tackle the topic of community participation mechanisms as well as the actionand research participative methodologies that can be implemented. Afterwards, we will deal withthe possible links with heritage decision and management and finally, we will present some exam-ples worldwide, although mainly Spanish, where this kind of demands of participatory budget haveemerged.

Keywords: community participation; participatory democracy; action and research participa-tory methodologie; participatory budgets; co-management of public services.

PAÑO YÁÑEZ, Pablo. «Gestión del patrimonio cultural y participación ciudadana. Presupuestosparticipativos como ejemplo de decisión y gestión compartida del patrimonio cultural entreinstituciones públicas y ciudadanía». Treballs d’Arqueologia, 2012, núm. 18, p. 99-123.

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1. La participación ciudadana en las políticas públicas

Por lejos que se esté de la dinámica coti-diana de las instituciones y las políticaspúblicas, haciendo una breve valoracióncasi cualquier ciudadano llegaría a la con-clusión de que especialmente en la úl timadécada el tema de la participación ciu-dadana se menciona, anuncia, escuchamuchísimo más que en décadas pasadas.Se trata prácticamente de un conceptonuevo que se ha puesto de moda y queha significado la implementación bajo sutítulo genérico de muy diferentes prácti-cas en términos de programas, políticase iniciativas puntuales, todas caracteriza-das por un intento de vinculación de losciudadanos a cuestiones que antes cor-respondían exclusivamente a las institu -ciones.

Teniendo en cuenta la dosis de ries-go que tiene que un tipo de programa otemática se «ponga de moda» (precisa-mente por el hecho de que también puededejar de estarlo) y en busca de una fun-damentación más sólida y permanente dela participación como uno de los moto-res de la política de cara a su renovación,nos identificamos con un concepto departicipación ciudadana que pone el énfa-sis en la ideas fuerza de: apertura de espa-cios ciudadanos para la decisión en el ámbi-to público y orientados a que avancen haciala co-responsabilidad entre políticos-técni-cos y ciudadanos a la hora de gestionar losámbitos colectivos.

Si se piensa en profundidad en losas pectos relacionados con la participa-ción pueden dar muchas posibilidades yam pli tud para operar; en ese sentido estállena de potencialidades. Por una parte,los campos temáticos en los que se puedeprofundizar en el ámbito público son

realmente múl tiples (salud, educación,infancia, me dio ambiente, ocio, urbanis-mo, cultura, deporte, residuos, patrimo-nio, gestión pú blica, etc.). Por otra, si setrata de prácticas serias, se pueden orga-nizar procesos participativos que puedenimplicar a una gran cantidad de ciuda-danos muy diversos en sus perfiles res-pecto a la pluralidad de opiniones, eda-des, sexo, localización y procedencia juntoa las otras muy diversas identidades quelos individuos manifiestan y que convi-ven en las ciudades y municipios.

Se trata, por ello, de un ámbito espe-cialmente transversal que, en la medidaque haya una voluntad política sosteni-da para llevarlo adelante, muestra unapotencialidad que puede ofrecer cambiosrealmente significativos a la hora de ges-tionar de una forma diferente los ámbi-tos públicos de la realidad social. Sinembargo, la gente dedicada a este campodebate am pliamente sobre los límites alos que puede llegar el ámbito de la par-ticipación ciudadana, pues, junto consus grandes potencialidades democrati-zadoras, se sabe de las dificultades queofrece poner a participar y decidir (ade-más de la posibilidad de gestionar) amiles o millones de personas de unaforma que dé garantías democráticas yorganizativas que nos acerquen realmentea mejoras en ella.

Aún pese a este tema de los límites,cabe resaltar que si en términos generalesse ha dado una profusión de la participa-ción ciudadana, ello tiene que ver en granmedida con el planteamiento, la mayoríade veces, de lograr expandir la democra-tización de las sociedades. Desde los sec-tores más progresistas, muchas veces ins-pirados y apoyados por el silencio de unsector creciente de la ciudadanía (Casto-riadis 2002), existe cada vez más consen-

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so en que el modelo de democracia repre-sentativa actual que impera en el planeta esla mínima expresión de esa poderosa her-ramienta que es la democracia que, sinduda, podría ir mucho más allá de eseacercamiento puntual cada cierto núme-ro de años a las urnas para elegir repre-sentantes en quienes se delega la toma dedecisiones (Castoriadis 1999). Se analizanfenómenos en crecimiento como la de -safección política, el ascenso del absten-cionismo, la progresiva caída de la con-fianza de la ciudadanía respecto a lospartidos políticos y sus líderes, la vertica-lidad en la toma de decisiones en los orga-nismos públicos y la sociedad en general,entre otros, y se confirma el importantedescrédito que la democracia representa-tiva con las diferentes patologías que mani-fiesta (corrupción, instrumentalización,concentración de poder, sumisión a losgrandes poderes económicos y otras) estáteniendo para un sector creciente de la ciu-dadanía.

En esa dirección, aunque con dife-rentes gradaciones especialmente en lasdos últimas décadas, se comenzaron ahabilitar en el interior de las administra-ciones públicas mecanismos formales dela denominada democracia participativaque permitieran, mediante la vinculaciónreal y relevante de ciudadanos al mundo

público, arrojar mayores dosis de trans-parencia, consenso, igualdad, descon-centración del poder, cogestión, fiscali-zación a la hora de gestionar aquellosrecursos públicos que, nunca está de másrecordar, pertenecen a todos los ciuda-danos, ya que de una u otra manera todosellos aportan mediante contribuciones asu recaudación. Y se debe señalar tam-bién que el afán de estas diversas prácti-cas de democracia participativa a travésde la participación ciudadana no solo hansurgido y se han traducido en mejoras enesa democratización de la gestión, sinoque en la medida que se han llevado conrigurosidad han demostrado también unaimportante capacidad de modernizacióndel estado mediante una mayor eficien-cia y eficacia en esa gestión de los recur-sos públicos.

Entrando en mayor detalle sobre lasprácticas de la participación ciudadana,en la actualidad en el Estado español,extensible al resto de Europa y América,nos encontramos una importante diversi-dad en sus formas, mecanismos, temáti-cas, alcances y objetivos. Una panorámi-ca global que nos pueda orientar sobre losactuales mecanismos de participación ciu-dadana y su evolución sería la siguiente(Tabla 1):

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Tipo de mecanismo Mecanismo

Revistas, propaganda, documentos oficiales, bandosMecanismos Oficina de atención ciudadanainformativos Web oficial de la institución

EncuestasTradicionales Consejos consultivos

Web interactivaPlanificación urbana

Mecanismos Referéndumsconsultivos Innovadores Paneles ciudadanos

Jurados ciudadanosTeledemocracia — InternetConferencias de consenso

Deliberativos Encuestas deliberativasPlanes estratégicos participados o comunitarios de barrio

Mecanismos Cogestión de servicios municipalesde participación activa Implicativos Presupuestos participativos

Junto con anunciarnos algunos de losprincipales mecanismos, esta clasificaciónnos ordena a grandes rasgos la progresiónde la participación ciudadana institucio-nal desde modelos tradicionales caracte-rizados por su unidireccionalidad (de lainstitución a la ciudadanía sin retorno dela opinión o posibilidad de intervenciónde esta) hasta otros intermedios quedenominamos como de consulta, parallegar a lo que serían las expresiones másavanzadas en los que denominamos comode participación activa. A su vez, en elinterior de estos últimos dos grandes blo-ques encontramos tipologías según suforma de operar o el aspecto dondeponen el énfasis. Entre los consultivoscaracterizados porque la comunidad esconsultada pero no toma decisiones vin-culantes, hallamos los más tradicionalesrespecto a otros más actuales que danmayores grados de opinión respecto a esasconsultas. Respecto a los de implicaciónactiva (y aunque ambos tipos puedan

contener los dos aspectos), existe un dife-rente énfasis entre aquellos que acen túansu búsqueda mediante que se dé un pro-ceso importante de debate y construccióncolectiva a la hora de elaborar alternati-vas ciudadanas o tomar decisiones antelas problemáticas planteadas, y aquellosque lo que buscan en mayor medida enel papel activo, implicado y sostenido dela ciudadanía, incluso en la gestión de losprocesos que se abren y que varían segúntemáticas (Subirats 2006).

Junto a esta diversidad resulta inter-esante determinar algunos horizontessobre hacia dónde debe avanzar. Comocasi todo y también en políticas públicas,los resultados e impactos de estas van adepender fundamentalmente de la formaen que se realicen y si los objetivos apun-tan en mayor o menor medida a unatransformación social. En el siguienteesquema se pueden apreciar algunos requi-sitos para que hablemos de una partici-pación que realmente tenga efectos signi-

Tabla 1. Una panorámica global que nos pueda orientar sobre los actuales mecanismos de participaciónciudadana y su evolución sería la siguiente.

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Tabla 2. En el siguiente esquema se pueden apreciar algunos requisitos para que hablemos de una par-ticipación que realmente tenga efectos significativos sobre la sociedad que la practica.

ficativos sobre la sociedad que la práctica(Tabla 2), en cuanto a aspectos funda-mentales como son: quiénes pueden ydeben participar, los temas que se tratan,las formas de la participación y, especial-mente, el impacto y consecuencias de esaparticipación (Font et al. 2000).

Organizar los procesos de una u otramanera ofrece un amplio panorama queconvierte estos mecanismos en cada apli-cación particular a un territorio y comu-nidad en una expresión específica. Enprimer lugar, la apuesta sobre la partici-pación nos dará mayores o menores gra-dos de pluralidad e inclusión a la horade encontrar a los interlocutores ciuda-danos que opinen y decidan sobre latemática o problemática en cuestión. Elsegundo campo, junto con el tema quepuede ser muy diverso, nos llevará espe-cialmente a si se logra que los ciudada-nos participen sobre cuestiones más omenos relevantes de la vida pública; cabeseñalar cómo, muchas veces, sus opinio-nes de por qué se animan o no a partici-par en programas de participación tieneque ver absolutamente con si sienten quelo que allí se trata es importante para suvida cotidiana y merece el esfuerzo de

tiempo y atención que los resultados delas instituciones les ofrecen. El tercerotendrá que ver con lograr me canismosmás o menos certeros, trans parentes, biendotados técnica y ma terialmente, regu-lados, democráticos, fiscalizados, etc. Yfinalmente se valora si dicho proceso real-mente tiene consecuencias significativasen su entorno aportando a un cambiodemocrático real de la vida pública.En la medida en que este tipo de plan-

teamientos se tengan en cuenta de formarigurosa, estaremos acercándonos a pro-cesos relevantes donde la opinión y deci-sión de los ciudadanos sea tenida en cuen-ta en la gestión de los espacios públicosque constituyen la esencia de la convi-vencia y vida social.

2. Las metodologías participativascomo método para lograr corresponsabilizar a ciudadanía e instituciones

2.1 Una breve introducción conceptual

Tras el primer punto de carácter temáti-co, parece necesario diferenciar sobre los

Ámbito de la participación AspiracionesLa participación debe ser lo más amplia y representativa posible

Quién participa del conjunto de la población; debe buscar la pluralidad socia

La participación debe cubrir cuestiones políticas relevantes Sobre qué se participa sobre las cuales los ciudadanos han de poder influir

La participación ha de contar con el soporte político, social y técnico, los medios suficientes para garantizar la información, deliberación, y

Cómo se participa expresión libre y posibilidad de fiscalización por parte de los participantes

La participación ha de significar influencia real de los ciudadanos sobreConsecuencias las decisiones públicas y ha de favorecer una cultura política participativa del proceso participativo en ciudadanía, políticos y técnicos

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múltiples conceptos que se barajan en esteámbito de la participación ciudadana ysus posibilidades de ponerla en práctica.Básicamente debemos hacer una dife -renciación entre cuestiones de método ytécnicas, respecto a los que son propia-mente programas o actuaciones para des-arrollar este ámbito de la participaciónciudadana.

Por una parte, como ámbito meto-dológico, las denominadas metodologíasparticipativas de investigación y acción(MP) se plantean como un método que,reconociéndole un papel a las metodolo-gías cuantitativas, cualitativas y otras fuen-tes y prácticas, con las que además tratade articularse, pretende ir más allá bajo laidea de conseguir no solo una informa-ción y un producto en torno a ella, sinomás allá que eso, construir un procesosocial en torno a los problemas detecta-dos por actores afectados, y donde ellosson parte fundamental de la búsqueda desoluciones y su implementación para lasuperación de esa situación. Utilizará paraello innumerables técnicas concretas apli-cables en diferentes momentos de los pro-cesos según las necesidades de este y susobjetivos (mapas sociales, diagnósticos,flujogramas, programaciones participati-vas, etc.). Asimismo y como elementofundamental, está acompañada de unaepistemología que fundamenta y otorgalos sentidos para los que opera, y queserán brevemente tratados en el siguientesubpunto.

Por otra y como hemos visto en el pri-mer punto (tabla 1), estarían los diferentesprogramas que en el campo institucional setrabajan desde la participación ciudada-na. Hablar de referéndums, de consejosconsultivos, de jurados ciudadanos es,junto a los demás, los ejemplos concretosde ello.

Especial mención requieren para esteartículo los presupuestos participativos. Setrata de un tipo de programa o actuaciónen el campo de la participación ciudadanade apenas veinte años desde su primeraexperiencia en Porto Alegre, Brasil (SouzaSantos 2003). Pese a las múltiples varian-tes, su núcleo principal estaría en que otor-garían a la ciudadanía un papel (sea deconsulta, sea de decisión) a la hora de defi-nir los usos que se hagan de los recursosde los presupuestos municipales. Median-te mecanismos democráticos regulados, seabre a la ciudadanía la información y posi-bilidad de incidir en qué hacer con losrecursos públicos que anualmente admi-nistran los ayuntamientos como institu-ción local. Por lo tanto, son básicamentelos ciudadanos los que proponen en quéutilizar una parte de los recursos públicosdel presupuesto y, mediante un mecanismoregulado y democrático que se combinacon los estamentos técnicos que garanti-cen la viabilidad, lograrían incorporar a laciudadanía que decide participar a cues-tiones del ámbito público relacionados consu entorno.

Hoy por hoy ya existen experienciasen los cinco continentes, aunque las quealcanzan mayor grado de desarrollo estánentre América Latina y Europa (Allegret-ti y Herzberg 2003). Son múltiples susexperiencias, además siempre adaptadas alos contextos particulares locales de lascomunidades y territorios que los ponenen marcha, pero están siendo seguidas congran atención por el importante potencialque en términos de democratización(ampliación de decisión a toda la ciuda-danía) y eficiencia de la administraciónpública pueden aportar respecto a la admi-nistración tradicional siempre más verti-cal, opaca y limitada a los especialistas oencargados técnicos y políticos. El Estado

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español es el país europeo con mayornúmero de experiencias con además unaconnotación mayoritaria diferenciada delresto de Europa: la mayor parte de susexperiencias se fundamentan en las pre-misas de la experiencia de Porto Alegreque buscaba a través de ellos una formainnovadora de ampliar la democracia a laciudadanía. En diferentes comunidadesautónomas (especialmente en Andalucía,Cataluña y Madrid, además de otras expe-riencias en el País Vasco, ComunidadValenciana, Galicia y otras) se llevan des-arrollando desde el año 2002 con diferentegrado de éxito pero como señal clara deesfuerzos para democratizar la vida públi-ca (Ganuza 2007).

2.2 Los alcances epistemológicos de las MPrespecto a la participación ciudadana

Aún sin poder entrar en el detalle técnicode cómo aplicarlas, sí queremos introducirun cierto recorrido epistemológico de losfundamentos de las MP referidos a los pro-cesos participativos, de cara a que se com-prenda en mayor medida el sentido quepersiguen y sus potencialidades (Ganuzaet al. 2010).

Por una parte, plantea como una desus premisas el paso de lo individual a locolectivo. Necesariamente los procesosparticipativos apuntan en esa direcciónque va de partir de opiniones individua-les para, en progresivos espacios colecti-vos, terminar en un hacer común, llegara acuerdos e intervenciones producto deun consenso básico y una construcciónde carácter colectivo. Aunque parezcaevidente en ciertos ámbitos que lo socialpara ser transformado pasa por actua-ciones que vinculen al mayor número deactores sociales posibles, no lo es menosque existe una importante individuali-

zación y fragmentación social que nopermite que esto acontezca fácilmenteen la vida pública. Las MP apuntan bási-camente a facilitar y crear esos espaciosde intercambio y actuación colectiva paraapuntar a cambios sociales. Y como taleslos procesos de los presupuestos partici-pativos que realmente pretendan ser par-ticipativos deben contemplar mecanis-mos y espacios para esa reflexión yconstrucción conjunta. Pero ello no estágarantizado por el hecho de reunir a unnúmero importante de gente. Se lograsolo en la medida en que las prácticas ymétodos contemplen y fomenten ex -plícitamente una práctica de busqueconstruir alternativas (diagnósticos, pro-gramas, actuaciones, propuestas, plani-ficaciones) de forma colectiva entre losafectados.

En directa relación aparece el sigu-iente tema que denominamos como elcomponente implicativo que las MP bus-can y consideran imprescindible para estetipo de procesos, sean del tipo que sean.Se sustentan en que en la medida que setratan de procesos de reflexión para laacción, esta se debe dar en base a que almenos una parte de los sectores afectadosparticipen activamente no solo en el dia-gnóstico sino también en la construcciónde las alternativas y su puesta en funcio-namiento. Su sentido pasa por la con-cepción de la realidad social como pro-ducto de las interacciones de todos susagentes entre los cuales, sea cual sea laestructura y grado de poder de estos, losafectados (siempre que existan unas con-diciones mínimas que lo permitan) tie-nen un conocimiento y capacidad deintervenir en ellas y se convierten en pie-zas imprescindibles para cambiar los ele-mentos que colectivamente valoren comoproblemas a resolver.

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Aplicada a procesos participativos ciu-dadanos, esta idea de la implicación se tra-duce en cuestiones como la demanda quecon el planteamiento del proceso la insti-tución está haciendo a la ciudadanía. Deentrada está claro que le pide la implica-ción de participar (sea consultiva o vin-culante) en la definición del uso de unaparte de los recursos públicos. Sin embar-go, esa implicación puede ir mucho másallá si los procesos permiten otros ámbi-tos en los que sectores ciudadanos asumanpapeles fundamentales para el proceso.Llevar de pleno la lógica implicativa a losprocesos participativos pasa por tratar defomentar al máximo (en lo que sería unimportante esfuerzo innovador por partede las instituciones) la idea de que los ciu-dadanos son también fundamentales parauna mejor gestión de los recursos públi-cos. Algo que en algunos municipios setraduce en la idea aplicada de que unamejor gestión pasa por la implicación nosolo de los políticos y técnicos por bienque lo hagan, sino especialmente de losciudadanos con sus aportaciones, ideas,conocimientos y construcción conjunta.Que ellos lo entiendan así y lo practiquenmediante asistir a las asambleas, infor-marse, hacer propuestas, debatir las quesalgan, votar, supervisar la realización delas propuestas, exigir el cumplimiento deformas y plazos, etc., es la señal óptima deque se trata de procesos participativos queestán trabajando ese elemento implicati-vo que apunta claramente a la activaciónciudadana y a convertirlo en un verdade-ro proceso social que trascienda lo pura-mente administrativo, institucional y pro-cedimental.

Los dos puntos anteriores tienendirectamente que ver con otro pilar de lasMP en su plano epistemológico que sin-tetizamos como el paso de trabajar para

la gente a hacerlo con la gente. Si, por unaparte, observábamos en la idea del deba-te y la construcción colectiva un elemen-to central para la búsqueda de alternati-vas a problemas comunes, y por otro que,producto de eso mismo, esa actuaciónconjunta llegue a la implicación de losafectados, un aspecto fundamental parair más allá pasa por la actitud de los téc-nicos al respecto. De hecho, podemos afir-mar que estos dos elementos son los quefacilitaron en el interior de las cienciassociales el cambio de visión para rompercon la lógica experta como dirigente entodo mo mento de la investigación y actua-ción social. Ello implicaba pasar a otralógica con una visión sujeto-sujeto (Iba-ñez 1997), superando la tradicional suje-to-objeto (de investigación, beneficiario,cliente), donde los que asumen el papelde técnicos en la medida que valoran lacentralidad de protagonismo de los sec-tores ciudadanos (además de los técnicosy políticos), asumían que su papel pasa-ba ya no por dirigir ni obtener informa-ción para un proceso dirigido de arribahacia abajo, sino mucho más por facilitarlas herramientas a esos actores para cons-truir ese proceso de una forma participa-tiva. Constituye un cambio de lógica fun-damental que apunta a «horizontalizar»los roles diferenciados que haya en el inte-rior de cualquier proceso, reconociendolas diferencias de función pero en ningúncaso dándole a unos un papel pasivo deinformantes o receptores de políticascomo en las experiencias tradicionales,sino facilitando su activación como ciu-dadanos con poder de decisión y actua-ción en el interior de la gestión de lopúblico, que es lo que, en definitiva, debeser y es el espacio social.

Este aspecto, llevado a la realizaciónde diferentes tipos de procesos participa-

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tivos, inclusive los que abordan tema depatrimonio, cambia muchas lógicas queson las que nos marcan que estos tomenunas u otras tendencias. Evidentementesabemos que los PP son propuestas insti-tucionales y que, al margen de los gradosde democratización que logren, van dearriba hacia abajo en la medida en que esla institución la que decide ponerlos enmarcha y, por otra parte, tiene la respon-sabilidad de administrar los recursos y eje-cutar las propuestas. Sin embargo, resul-ta totalmente diferente que la ciudadaníaconvocada y que participe en los procesossienta que realmente se les está dando unpoder de decisión e incluso de cogestiónsi ello evoluciona, que esa posibilidad noexista. Igualmente no arroja los mismosresultados que los políticos y técnicos quedefinan inicialmente, orienten y asumanla parte institucional de los procesos par-ticipativos abran o no el proceso para que,sin alterar los roles básicos de ejecutoreslos políticos, facilitadores los técnicos ysector que decide los ciudadanos, real-mente se viva como una actuación com-partida entre todos los tipos de agentes.Que se planteen de una u otra forma enestos aspectos y otros tendrá un papel claveen que realmente hablemos de procesosparticipativos que apunten hacia una trans-formación de la práctica política, social yconvivencial o que no lo podamos consi-derar así.

Tal como hemos visto en el segundopunto, prácticas en el interior de los pro-cesos participativos como espacios clarospara fomentar y desarrollar la delibera-ción en la construcción de propuestas, oel debate en la elaboración de los auto -rreglamentos de los procesos, son algunosde los ejemplos que más nos acercan a estaidea de trabajar con la gente. Es decir,abrir en su interior el mayor número posi-

ble de espacios para desarrollar un papelactivo de la ciudadanía. Algo similar ocur-re en torno a realizar talleres participati-vos de diagnóstico o priorización porejemplo, como mecanismos de inclusiónde la ciudadanía como actor principal aestas prácticas. Es habitual comprobarcomo, en la medida que esto se realiza así,la ciudadanía suele ir cobrando gradosimportantes de protagonismo en los pro-cesos mediante demandas de actuación alas que los sectores políticos deben sercapaces de responder. Ejemplos como lasdemandas de los ciudadanos en momen-tos preelectorales en más de una expe-riencia respecto a que los procesos de PPcontinúen «gobierne quien gobierne»,pueden interpretarse en esta dirección. Esdecir, sectores ciudadanos que, en la medi-da que los procesos les han otorgado unpapel central, han ocupado los espaciosque el modelo abría y desde estos han pro-movido la apertura de otros en lo queserían claras señales de ampliación ciuda-dana y desde los ciudadanos de los marcosde los que se partía.

Un último elemento clave a destacardel planteamiento de las MP y tambiéncon directa relación con los PP está en laque denominamos la voluntad transfor-madora que se plantean como otro de losobjetivos centrales. En términos generales,se sintetiza en la idea de que necesaria-mente los procesos participativos se plan-tean para cambiar una realidad social(Rodríguez-Villasante 2002). De hechobuscan lo colectivo y lo implicativo real-mente con un fin de transformar la reali-dad de la que parten. Eso no es tan evi-dente en procesos de investigación eintervención cuyo objetivo es saber quéestá ocurriendo respecto a uno u otrofenómeno, este o aquel actor o cómo pa -liar los efectos negativos de una situación

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concreta. En la medida que aquí se plan-tea cambiar una situación social, necesi-tamos convocar a sus afectados y lograrde forma conjunta la implantación decambios en la medida que estos sean valo-rados y construidos por los diferentestipos de actores afectados. Es complica-do imaginar un cambio real sobre cual-quier aspecto que no pase por la acciónde ellos. Evidentemente hay algunas, peroque no cuentan con los afectados y seconvierten en decisiones verticales desdecargos de mando y donde los primerosno toman parte en la decisión sino sim-plemente son receptores de esta: sea o noacertada y sirva o no para solucionar lasproblemática. Esto nos hace dudar nosolo por su planteamiento poco demo-crático y vertical, sino que demasiadasveces nos confirma el hecho de que nocambian la realidad ni la problemáticaque querían abordar. Ello nos lleva a dosin terpretaciones posibles: o fallan preci-samente por sus déficits democráticos (ycon siguientes excesos tecnocráticos), orealmente no fueron diseñados pensandoen una transformación significativa de esasituación. La mayoría de las veces por unaconfluencia de ambas.

Nuestra opinión es que su variantetransformadora no se debe buscar, ymenos en las etapas iniciales, tanto en laspro puestas como realmente en la formaen que esas decisiones se están tomando.Lo que realmente se transforma con laintroducción de un proceso participativopara la decisión de cuestiones públicas esla cantidad de personas que pueden hacer-lo, que esta forma sea ampliamente demo-crática, que pueda haber una elaboracióncolectiva de esas propuestas y que las ins-tituciones lo permitan como un procedi-miento válido. Es esa lógica la que, conun grado de evolución y aportación de

todos los agentes a los que afecta, real-mente introduce un cambio radical res-pecto a las formas tradicionales de tomardecisiones y definir qué hacer y cómo conel uso de los recursos públicos. De hechose debe tener en cuenta que el monto delos recursos es básicamente el mismo,pero, sin embargo, estamos optimizandosu utilización en base a la visión plural,así como se permite desarrollar la capaci-dad democratizadora de decidir su uso.No obstante, no se debe ser ingenuo alrespecto: todo ello requerirá un impor-tante esfuerzo organizativo, una verdade-ra voluntad política y ciudadana de llegara acuerdos y cons truir conjuntamente,cuestiones cuya intensidad exigirán ungrado aún mucho mayor de esfuerzos enel sentido amplio. La práctica democrá-tica no viene dada, tanto en el ámbitopolítico como ciudadano e incluso técni-co existen grandes déficits históricos res-pecto a su práctica («no se nos ha ense-ñado a participar ni a ser especialmentedemocráticos en lo colectivo») y en lamedida que por definición se basa en diá-logos y construcción de acuerdos colecti-vos demanda, insistimos, un profundotrabajo para llevarlos a buen puerto.

La experiencia nos permite decir quees el avance del proceso, precisamente porlos espacios que abre y las lógicas innova-doras que introduce, lo que provoca el sur-gimiento de una mayor creatividad social.Ello nos hace destacar de forma especialel gran contenido formativo que un pro-ceso participativo puede significar. Elhecho de introducir una lógica práctica-mente inexistente en la administraciónpública como es la de que los ciudadanospuedan tomar decisiones sobre cuestionespúblicas, puede significar, en la medidaque cumpla sus compromisos concretos,un elemento verdaderamente transforma-

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dor de la actual concepción y forma dehacer política. En ese sentido, se alza comouna práctica concreta y aplicada a objeti-vos específicos y comprobables, pero conun profundo contenido de introducciónde lógicas cualitativamente diferentes queestarían cambiando el sentido de las actua-ciones.

Por todo ello, la ambición transfor-madora que las MP persiguen en los pro-cesos participativos que guían puede ayu-dar en gran medida a que en los procesosparticipativos esta idea se convierta enprioritaria mediante una mejora constan-te del marco democrático de cómo se reali-za el proceso y que a la vez se traduzca enfacilitar una construcción colectiva trans-formadora de los usos que se pueda dar alos recursos públicos.

3. La incidencia sobre la gestión del patrimonio cultural como un campo potencial de la participación ciudadana

Es importante verificar hasta qué puntose cumple esa premisa de que si la puestaen marcha de proyectos de participaciónciudadana es amplia en cuanto a sus temá-ticas y pluralidad de actores sociales quellegan a él. Ello se traduce en la vida socialen una diversificación de propuestas quetienden a incluir temáticas hasta hace pocoimpensables de que los ciudadanos inter-vinieran en ellas.

Entre otros, un ejemplo especialmen-te válido es el del patrimonio cultural y sugestión. Como tantos otros campos se tratade un ámbito especializado en la medidaen que lo gestionan profesionales sobre eltema y que, por lo tanto, en el interior dela administración pública es guiado fun-damentalmente por técnicos y políticos,

desde roles diferenciados. Sin embargo ytal cual lo hacíamos en esos planteamien-tos epistemológicos de las MP, resulta deprimer orden reflexionar dónde se sitúanlos límites entre lo que los expertos sobrelos temas deben decidir y en qué ámbitosy mediante qué mecanismos la ciudada-nía puede tener un espacio relacionadotanto con la proposición para su uso yconocimiento, así como sobre su gestión(dando por su puesta la de ser informaday formada al respecto). Es absolutamentelógico que ciertos ámbitos sean llevadospor profesionales especializados, pero elloes distinto de que sean el único sector(junto al político y empresarial, por ciertomuchas veces no especializados en estostemas) que puede tomar decisiones al res-pecto. En el pasado y presente, la especia-lización del conocimiento muchas vecesha traído de la mano funcionamientos tec-nocráticos de su gestión que han impedi-do tanto la formación de otros sectoresciudadanos en el tema como su acerca-miento a él, y con ello se han infrautiliza-do las posibilidades sociales de su gestión.

Si, tal cual anuncia este seminario, delo que se trata es de crear redes entre laciudadanía como actores y los gestores delpatrimonio cultural, sin duda la primeradebe ser contemplada de forma radical-mente diferente ampliando espacios parasu intervención que posibiliten el accesoincluso a la gestión. Como en todos losámbitos de la vida pública, existen aspec-tos, y muchos muy relevantes, en que lossectores más interesados de la ciudadaníadeben tener opción de participar y, regu-lados mediante un proceso democrático yformativo, incluso tomar decisiones en loque a ellos les afecta. Una ampliación queno solo encuentra sentido en el hecho deque a la hora de decidir muchos son mejorque pocos (superando la consiguiente con-

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centración de poder), sino especialmenteen que la ciudadanía es parte directa deese patrimonio, hace o puede hacer un usodirecto de él (aunque en la actualidad seamuy pasivo precisamente por los modelostradicionales tecnocráticos y excluyentes),forma parte de su historia, es parte capi-tal del paisaje cultural de su ciudad, puedeser pieza clave en innovar qué uso hacerde ella, y en la medida en que se trabajecon ese enfoque, pueden ser los grandesdifusores y transmisores de él como parteactiva y dinámica de la vida social y cul-tural de las comunidades. En definitiva,la ciudadanía está afectada directamentepor la gestión de ese patrimonio y, por lotanto, necesariamente las instituciones quelo gestionan deben darle su correcta cabi-da en las decisiones y actuaciones para sugestión.

Si en ciertos sectores de las adminis-traciones públicas, el mundo académicoy en el social existen malestares respectoa que hasta ahora se habría hecho una ges-tión fundamentalmente elitista del patri-monio, donde este es concebido solo paraentendidos que son minorías y no se lograsalir de ese bucle semicerrado, cabe sinduda hacer una revisión de los plantea-mientos de esa gestión. Tal cual desde esossectores se busca una mayor formación dela ciudadanía en estos ámbitos, resulta deprimera necesidad una serie de revisionesdel sentido de para qué, quienes y con quéobjetivos se quiere gestionar la vida cul-tural en general y el patrimonio en par -ticular.

Aplicadas a este campo las MP nosvendrían a sugerir que se debe definir conlos ciudadanos, a la vez de formarlos yacercarlos al tema, cuál sería el mejor usoposible, el más constructivo, dinámico ymovilizador para las sociedades respectoa cómo trabajar y gestionar ese patrimo-

nio cultural que no deja de ser un patri-monio ciudadano. Superar la lógica deque quienes se acerquen e interesen porel patrimonio sean simples espectadores(peligrosamente ligado a la idea de quela principal función social que se le atri-buye a la ciudadanía y donde más derec-hos tiene es la de ser «clientes» [GarcíaCanclini 1995]), pasa ineludiblementepor construir conjuntamente con esa ciu-dadanía qué otros roles y papeles se pue-den ocupar ante ella. Si se trata de dina-mizar la vida social y cultural de cara aobtener mejoras y cambios en la convi-vencia y calidad de vida de sus habitan-tes, se debe construir junto a ellos quéotros papeles puede cumplir ese patri-monio para elaborar procesos sociales entorno a ellos. Aunque suene relativamenteutópico, ya existen muy buenas prácti-cas en el ámbito local (tal cual estamosviendo en este mismo seminario) decogestión entre administración y secto-res ciudadanos de patrimonios específi-cos y, por lo tanto, avanzar en esa líneaaunque no podamos tener la certidum-bre previa, parece ser lo que realmenteapunta a cambios que permitan sacar esagestión a la calle y dotarla de un mayorcontenido social y movilizador para sussociedades. En ocasiones constituyen ver-daderas resignificaciones de la utilidad yuso del patrimonio cultural público conlo mucho que ello tiene como democra-tizador de la vida pública (Martín-Bar-bero 1991).

3.1 Presupuestos participativos y patrimonio histórico-cultural

Debe aclararse que lo señalado anterior-mente no es un posicionamiento pura-mente teórico e ideologizado sobre cómodebe ser la gestión pública. Consideramos

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que a estas alturas y con varios lustros deimplementación en múltiples territorios,las propias experiencias locales de partici-pación ciudadana que se desarrollan a tra-vés de instrumentos como el presupuestoparticipativo lo confirman claramente.Ejemplos como los que se expondrán pos-teriormente donde sectores ciudadanos for-males —asociaciones (de vecinos y de otrostipos) como no formales (no asociados)—proponen cuestiones como organizar visi-tas y exposiciones sobre el patrimonio cul-tural de su barrio o municipio, deciden quese trabaje en la recuperación de restosarqueológicos para el conocimiento y dis-frute de los vecinos, así como para su explo-tación turística, entre otros muchos casos,nos dejan claro que si se implementanmecanismos de participación puestos alservicio de ellos mediante una voluntadpolítica y técnica que lo facilite, sin lugara dudas, la posibilidad de la incidencia dela sociedad civil en estos campos se estaráampliando y con ello enriqueciendo a tra-vés de su democratización.

Antes cabe introducir muy sintética-mente en qué consisten la lógica y el fun-cionamiento básico de un presupuesto par-ticipativo para lograr visualizar qué papelpuede tener la temática del patrimonio ensu interior. Pese a los importantes debatesque se dan en su interior (que se trate deprocesos vinculantes o consultivos, quesean universales, asociativos o mixtos, queincluyan criterios de justicia social para suaplicación o no), los elementos indispen-sables que lo definen de forma mínimaserían: la puesta anualmente a disposiciónde la ciudadanía (o una parte de ella) deuna parte del presupuesto municipal paraque, mediante un proceso democráticoregulado (habitualmente combinandodemocracia representativa y participativa),ellos tengan una incidencia (decisión u

opinión) a la hora de definir en qué utili-zar esos recursos públicos. La realizaciónde las propuestas aprobadas puede sersupervisada por sectores ciudadanos queademás habitualmente contarán con espa-cios directos de tratamiento del procesocon el sector técnico-político.

En la medida en que estos procesossurgidos por primera vez en 1989 en PortoAlegre (Brasil) se han extendido despuésde veinte años a todos los continentes con-tándose con un número muy significati-vo de experiencias iniciadas y, por lo tanto,con miles y miles de propuestas lanzadas yconstruidas por ciudadanos, nos parecióde gran interés para el tema del patrimo-nio tratar de hacer un primer rastreo dehasta qué punto y de qué forma aparecíanen ellos propuestas que de una u otramanera tocaran el tema.

En todo caso se debe aclarar que nose trata en absoluto de una búsqueda sis-temática, sino más bien de un primeracercamiento para comprobar como efec-tivamente en estos procesos había propu-estas ciudadanas vinculadas al patrimo-nio y su gestión. De entrada cabe decirque se han escogido experiencias muyvariadas en el sentido amplio. Ya no solopor los municipios y países, dimensionesde territorio y población, aspectos delpatrimonio al que apuntan, sino tambiénpor sus características al interior del pro-ceso de PP. Así, aunque sea de forma muysintética, exponemos propuestas tanto quese realizaron como que no (fueron soloplanteadas en las asambleas pero no resul-taron ganadoras). O que una vez aproba-das se lograron ejecutar tal cual se habíanplanteado o que ello no ocurrió así. Lashay de muy variable dimensión en losrecursos o valor del patrimonio en cues-tión. Asimismo las había que venían plan-teadas con algún tipo de demanda de ges-

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tión por parte de sectores ciudadanos osin ella.

Por motivos de espacio, definiremosbrevemente solo algunas. El primer casode revalorización de patrimonio históricoes en Porto Alegre (Brasil) en 1998. Setrató de la recuperación del Mercado Cen-tral de la Ciudad. En este caso lo que hizoposible la decisión colectiva fue prever ensus PP la existencia de una voz «para todala ciudad» que permitió salir de la visiónúnicamente de cada barrio y pensar en elpatrimonio común que determinaba laimagen de la totalidad de la ciudad.

En 2005, en Roma XI (Italia), median-te los PP los habitantes del barrio Garba-tella pidieron la reforma de una serie defuentes y escaleras monumentales que ayu-daban a los flujos pedestres en el Barrio deHabitaciones Sociales construido por Mus-solini, que tres años antes había sido decla-rado RIONE (reconocimiento de su carác-ter histórico y de cohesión social). El añodespués los habitantes pidieron el finan-ciamiento para otra forma de valorizacióndel mismo patrimonio a través de la crea-ción de un «tour turístico virtual» que en laactualidad se muestra en Internet. El segun-do piso fue trasformado en un espacioexpositivo para escuelas sobre temas denuevas economías y productos ecológicos.

En 2009, en el barrio de Carnide, elPP de Lisboa (Portugal) vio la aprobaciónde la restauración y peatonalización de laplaza central de la aldea originaria (Largodo Coreto) como símbolo de una «iden-tidad policéntrica» que los PP ayudaron areforzar.

En Módena (Italia), en 2008, tres bar-rios por cada año participaban del PP, peroel central, que era en el que se halla el cascoantiguo, siempre permaneció en los PP(mientras que los otros rotaban alterna-damente) para reforzar la recuperación del

patrimonio histórico y de sus espaciospúblicos. Para ello fueron solicitadosSPIN-OFFS (o sea procesos participati-vos específicos de planeamiento de áreashistóricas abandonadas o exmilitares).

En Roma IX (Italia), fueron propues-tos proyectos de valorización de los Par-ques de los Acueductos, o sea de zonasarqueológicas «menores» pero que consti-tuían las principales riquezas para los bar-rios periféricos.

Como pasa frecuentemente, en Grot-tamare (Italia) por muchos años el centrohistórico no compareció y, por lo tanto,prácticamente no solicitó nada en los PP.Solo después de siete años (cuando ya sehabían acumulado muchas intervencionesen otros barrios de la ciudad), sus vecinosse dieron cuenta de que perdían impor-tantes inversiones, dejando espacio a lasde los barrios periféricos. Así, en los últi-mos años, el viejo casco antiguo empezóa tener inversiones y restauraciones deman-dadas por diferentes ciudadanos, colecti-vos y asociaciones mediante los PP.

Finalmente, por mencionar algunasexperiencias del Estado español, en Sevillaen 2010, y como culminación a un movi-miento ciudadano de varios años de cul-minación, diversos vecinos vinculados aasociaciones como Asociación Movida Pro-Parque Tamarguillo, la Coordinadora devecinos y entidades de Alcosa, la Platafor-ma de Huertos urbanos de Sevilla, la Aso-ciación de Geógrafos e Historiadores Pro-meteo, Ecologistas en Acción, entre otros,plantearon una actuación para la zonanatural y de importante patrimonio ar -queológico denominada Parque Tamar-guillo. Su difícil contexto por el deteriorogenerado por empresas y particulares, y conuna actitud poco clara de parte de las ins-tituciones públicas, llevó a la organizaciónprogresiva en defensa de su preservación y

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mejora, tanto en su parte ecológica comocultural. En este marco su importante yaci-miento arqueológico fue motivo de unapropuesta de recuperación y exposición ala ciudadanía de lo allí hallado de cara aexaltar su valor y conseguir una actuaciónmás estratégica de recuperación y preser-vación del parque y su patrimonio.

Finalmente, por mencionar alguna demunicipios más pequeños y más asociadaa la vida cotidiana, encontramos, entreotras, la del municipio de Torreperogil.Consistió en la recuperación de hasta cua-tro fuentes naturales en el casco urbano.En un municipio de actividad preferente-mente rural, se analiza que numerosas delas fuentes tradicionales con las que se con-taba anteriormente ya no estaban en usopor razones diversas. Se señala que no siem-pre es por imposibilidad hídrica ni técni-ca, sino por simple descuido en su gestión.Se pone en valor la importancia de recu-perar las máximas posibles para recuperarsu flujo de agua cada vez más escaso en elmunicipio, además de su valor patrimo-nial, ya que la mayoría eran antiguas.

Una vez expuestas, tratemos de situ-ar esta pequeña muestra de experienciasrecogidas aquí en función del esquema ini-cial que planteábamos de la participaciónciudadana (pág. 2). Hemos dicho quetodas pertenecen a procesos de presupu-estos participativos, lo que, dentro delesquema de clasificación, las situaría comotipos de procesos de «mecanismos de par-ticipación activa» de «carácter implicati-vo». Vemos cómo, en ese apartado, los PPconviven con otros mecanismos relevan-tes, que en nuestra opinión es donde cla-ramente podríamos encontrar el mejorespacio para cuestiones de patrimonio. Setrataría, en gran medida, de lo que ahí apa-rece con el nombre de «cogestión de ser-vicios municipales o públicos». Es decir,

al margen de donde surjan, por ejemplocomo en estos casos los PP (aunque tam-bién podría ser a través de «mecanismosconsultivos» o «de participación activa» de«tipo deliberativo»), parece fundamentalrespecto al patrimonio no solo la posibi-lidad de que los ciudadanos puedan tomarciertas decisiones sobre ellos (actuar sobreuno u otro ámbito, de esta u otra forma,etc.), sino que sectores ciudadanos que secomprometan en ello los pudieran tam-bién cogestionar junto con las institucio-nes inicialmente responsables de él.

Por otra parte, y ahora fijándonos enla segunda tabla (pág. 4), el reto que seplantea es lograr avanzar en dirección aque los diversos temas relacionados con laparticipación ciudadana respecto al patri-monio vayan creciendo progresivamentehacia lo que sería una participación en lasdecisiones y gestión sobre ámbitos cadavez mayores. Es decir, respecto a que seanmuchos y plurales los sectores y personasque participan, sobre que sea creciente larelevancia de los temas sobre los que seactúe, sobre que las formas sean cada vezmás apropiadas (dotadas de recursos téc-nicos, económicos, informativos), así comoque constituyan impactos lo mayores posi-bles sobre la vida pública. Con ello, sinduda, estaríamos garantizando su demo-cratización y de la mano vendrían actua-ciones mucho más proactivas, creativas ysignificativas del uso que el patrimoniopuede tener para cualquier sociedad.

Estos ejemplos, en definitiva, dancuenta de cómo también en el mundo delpatrimonio se mueven cosas en relación ala participación ciudadana. O mejor dicho,demuestran como una participación ciu-dadana planteada de forma abierta, demo-crática e invitando a incorporarse a los ciu-dadanos se traduce en una llegada ydinamización de cualquiera de los ámbi-

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tos sociales y culturales, entre ellos, cómono, también el del patrimonio histórico ycultural que constantemente puede y debeser valorado y resignificado para el pre-sente.

Finalmente, es significativo observarque, pese a la necesidad de los técnicos yteóricos de clasificar la realidad, esta semuestra siempre mezclada dando cuentasiempre de la complejidad que la caracte-riza. Por lo tanto, podemos apreciar queestas propuestas relacionadas con el patri-monio aparecen dentro de los PP juntocon otras múltiples de muchas temáticasdiferentes que van desde cuestiones deinfraestructuras (alumbrado, mobiliariourbano, instalaciones deportivas, sociales,

etc.) hasta medioambientales, pasando porlas focalizadas hacia ciertos colectivos espe-cíficos (niños, jóvenes, discapacitados,inmigrantes, etc.) o las de funcionamien-to cotidiano, como tráfico, basuras, servi-cios municipales u ocio. Demuestran, ennuestra opinión, que en el marco de unprograma que otorga a los ciudadanos laposibilidad de proponer y decidir median-te un mecanismo democrático transpa-rente, el manejo del patrimonio histórico-cultural es también una de las inquietudessobre las que, aunque sea de forma mino-ritaria respecto a otras, sectores ciudada-nos proponen mejoras, difusión, rescate yespecialmente una gestión más cercana aellos y en beneficio de la comunidad.

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Figura 1. Ficha propuestas presupuestos participativos: recuperación del Mercado público central de la ciu-dad.

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Figura 2. Ficha propuestas presupuestos participativos: exposición arqueológica en Parque Tamarguillo.

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Figura 3. Ficha propuestas presupuestos participativos: Miraflores como centro histórico industrial.

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Figura 4. Ficha propuestas presupuestos participativos: herencia cultural morisca en 400 años.

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Figura 5. Ficha propuestas presupuestos participativos: recuperación de galerías de agua encontradas enc/ Sta. María hacia la iglesia y su acopio de agua.

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Figura 6. Ficha propuestas presupuestos participativos: recuperación de las fuentes tradicionales: Prado,Cruz Verde, la Plancha, fuente de la Bola.

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Figura 7. Ficha propuestas presupuestos participativos: reparación del tejado de la sacristía de la iglesia SantaMaría la Mayor.