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Prevención y Detección Temprana de Violencia en el Noviazgo: el Caso de México
Susan Pick, Facultad de Psicología, Universidad Nacional Autónoma de México y Yo
quiero yo puedo-IMIFAP
Martha Givaudan, Yo quiero yo puedo-IMIFAP
Introducción
La violencia es un fenómeno complejo que abarca diferentes situaciones y escenarios
comunitarios, familiares y personales. La norma de lo que se considera un comportamiento
“aceptable” o lo que constituye un “daño” para otras personas ha variado en diferentes épocas y
culturas. El tema de violencia ha aumentado en importancia en los últimos años. En 2002, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) (2002) definió la violencia como:
El uso deliberado de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo,
contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos, trastornos del desarrollo o
privaciones (p. 5).
Las consecuencias psicológicas asociadas a la violencia han sido bien documentadas,
observándose que la depresión, la ansiedad y el trastorno por estrés postraumático son las
alteraciones más frecuentes en las victimas de maltrato en cualquiera de sus modalidades (Amor,
Echeburua, Corral, Zubizarreta, & Sarasua 2002; Matad, 2004). Sin embargo, en ocasiones los
actos violentos pueden incluir diversas formas de agresión hacia individuos o hacia una
comunidad que no necesariamente se traducen en daño físico; incluso, en ocasiones pueden ser
actos tan sutiles que ni las victimas ni los victimarios los perciben como violencia (Feldman &
Ridley, 2003).
A pesar de que la violencia es, en todas sus categorías un tema de suma importancia, en
la población adolescente dos tipos de violencia han tomado importancia en los últimos años: la
violencia de género y la violencia en las relaciones de noviazgo.
Violencia de Género
Anteriormente, la violencia de género se percibía principalmente como un problema legal
o judicial: no se reconocía como un problema social o relacionado a la salud pública (Jeyaseelan
et al., 2007). Hoy en dia estas percepciones están cambiando y las organizaciones internacionales
empiezan a reconocer a la violencia contra las mujeres como un problema de salud (Jeyaseelan et
al., 2007). La Organización de las Naciones Unidas (1993) define la violencia de género o
violencia contra las mujeres como “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo
femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o
psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación
arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”
(Articulo 1). Asimismo, este tipo de violencia mantiene y facilita un orden social basado en la
inequidad de género (O’Toole & Schiffman, 1997; Engle, 2009). Aun cuando hay evidencias de
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mujeres que agreden a sus parejas masculinas y también existe violencia entre parejas del mismo
sexo, la violencia de pareja sigue siendo predominantemente del hombre hacia la mujer. En 48
encuestas de base poblacional realizadas en todo el mundo, entre 10% y 60% de las mujeres
indicaron haber sido objeto de agresiones físicas por parte de una pareja masculina en algún
momento de sus vidas (Ellsberg & Heise, 2005).
En México, según la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones de los
Hogares de 2010 realizada por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática en
México ([INEGI], 2011), casi 50% de las mujeres mexicanas ha sido o eran víctimas de la
violencia de pareja en la última relación, y en algunos estados, como el Estado de México, la tasa
es más de 56%., l a violencia familiar (que incluye a la pareja o esposo) genera incidentes en
un 29.9% de las mujeres, y la violencia patrimonial en un 3.9%; en cuanto al tipo de violencia a
nivel nacional, el 42.4% de las mujeres sufre de violencia emocional, el 24.4% de violencia
económica, el 13.5% de violencia física y el 7.3% de violencia sexual. Además, 70% de las
mujeres que sufren violencia no la denuncian a ninguna autoridad.
La Violencia en el Noviazgo
La violencia en el noviazgo es un tema reciente en la investigación científica, cuya
incidencia en personas jóvenes va de 22% a 33% (Smith, Thompson, Tomaka & Buchanan,
2005). Este resultado coincide con varias investigaciones anteriores que indican que
aproximadamente un tercio de los estudiantes de preparatoria y de universidad en Estados
Unidos han experimentado violencia en el noviazgo (Hickman, Jaycox, & Aranoff, 2004; Davis,
2008). Estos hallazgos también han sido validados por la Investigación Internacional de
Violencia en el Noviazgo realizada por Straus (2004), en que se utilizaron 31 muestras en 16
países. Los resultados indican que entre 17% y 45% de los estudiantes universitarios han sido
atacados físicamente por su novio o novia en los últimos 12 meses. Valls, Puigvert, y Duque
(2008) concluyen a partir de esta investigación que la incidencia de violencia física en el
noviazgo es mayor que en parejas casadas.
Aunque las investigaciones anteriores se han enfocado en la incidencia de violencia física
en el noviazgo, cabe señalar la importancia de identificar los otros tipos de violencia y sus
antecedentes, así como las consecuencias no físicas de su incidencia. La violencia en el noviazgo
no solamente puede causar daño físico (Amanor-Boadu et al., 2011) sino también angustia
psicológica (Banyard & Cross, 2008; Ackard, Eisenberg & Neumark-Sztainer, 2007), bajo
rendimiento escolar (Banyard & Cross, 2008) y embarazos no deseados (Miller et al., 2010).
Además, la violencia en el noviazgo es un antecedente de la violencia en el matrimonio (Shorey,
Cornelius & Bell 2008).
En México, de acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Violencia en las
Relaciones de Noviazgo (ENVINOV) 2007 elaborada por el Instituto Mexicano de la Juventud
([IMJ], 2008) 15.5% de los mexicanos de entre 15 y 24 años con relaciones de pareja ha sido
víctimas de violencia física; 75.8% ha sufrido agresiones psicológicas y 16.5% ha vivido al
menos una experiencia de ataque sexual. En la clasificación por tipo de violencia física se
destaca que en la considerada “leve” – empujones, arañazos, jalones de cabello y mordidas- los
hombres son los mas afectados, con 48% de los casos, contra 32.1% de las mujeres; si se trata de
violencia física “media”61.4% de los casos afecta a mujeres que sufren bofetadas, golpes,
agresiones con objetos pesados, patadas o que les rompan sus objetos personales. Los resultados
de la ENVINOV también indican que el 76% de los jóvenes son víctimas de la violencia
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psicológica y se da un grado de incidencia semejante entre zonas urbanas (76.3%) y rurales
(74.7%).
Raíces de la Violencia
Los estudios realizados sobre la violencia en general reflejan que las normas regulan en
gran medida las actitudes y conductas de los miembros de una sociedad y que, a su vez, las
actitudes y conductas pueden perpetuar la normalización de la violencia como forma de
relacionarse. En otras palabras existen ciertas normas sociales como antecedentes de la violencia
(Valls, Puigvert& Duque, 2008; Williams, Connolly, Pepler, Craig& Laporte, 2008). Asimismo,
más estudios sobre la violencia reflejan que la exposición a modelos violentos, especialmente
durante la infancia y adolescencia, conduce a la justificación de la violencia y que ambas
condiciones incrementan considerablemente el riesgo de ejercerla (Díaz Aguado, 2002). Así se
ha observado que los adolescentes que reciben castigos físicos en su familia tienen más riesgo de
agredir físicamente a sus compañeros o parejas en comparación con quienes no sufren dichos
castigos (Strauss & Yodanis, 1997; Ireland & Smith 2009) creando con esto una cadena de
conductas violentas que también se transmite de generación en generación.
Por lo anterior, es importante implementar estrategias de prevención como la promoción
de la investigación y recolección de información confiable sobre el tema, la promoción de la
equidad de género y el incremento en el apoyo y cuidado a victimas de violencia (Schiavon,
Troncoso, & Billings 2007). Asimismo, resulta fundamental sensibilizar a los niños, niñas y
jóvenes al respecto de esta problemática y lograr el cambio de conductas, actitudes y normas
sociales que la promueven.
Díaz Aguado (2003) detectó una serie de características psicosociales, que deben
promoverse a través de la educación, para funcionar como factores protectores y ayudar a romper
la cadena de conductas violentas y lograr el cambio de conductas, actitudes y normas sociales
que promueven la violencia: (a) el establecimiento de vínculos sociales no violentos que ayuden
a desarrollar esquemas y expectativas sociales básicos alternativos a la violencia; (b) el rechazo a
toda forma de violencia, incluyendo la critica que se vivió en la infancia; (c) el compromiso de
no reproducir la violencia; (d) y la adquisición de habilidades alternativas a la violencia que
permitan afrontar el estrés y resolver los conflictos sociales con eficacia.
Esta postura es antecedida por Feldman y Ridley (2003) quienes mencionan que las
personas utilizan la violencia, cuando es la única manera en la que se ha aprendido a responder a
las discrepancias con los otros, o bien, como una forma de hacer frente al conflicto cuando otras
estrategias han fallado. Bajo esta postura, se hipotetiza que si los adolescentes cuentan con otro
tipo de habilidades, no emplearán la violencia en sus relaciones interpersonales.
Diversas teorías explican la importancia del desarrollo de las habilidades psicosociales
dentro de la educación de niños y adolescentes. Algunas teorías ponen mayor énfasis en los
resultados de las conductas, justificando el desarrollo de habilidades como un medio para
impulsar a los adolescentes hacia las conductas que corresponden con las expectativas de
desarrollo, el contexto cultural y las normas sociales consideran apropiadas (Csikszentmihalyi &
Schneider, 2000; Hansen, Nangle, & Kathryn, 1998; Newman & Newman, 2006; Steinberg,
2000). Otras se centran más en la adquisición de habilidades que en la meta misma, ya que la
aptitud es la solución de problemas, comunicación interpersonal, y solución de conflictos se
pueden ver como elementos cruciales del desarrollo humano saludable (Bandura, 1977; Weiss,
2011; Eccles & Gootman 2002; DiClemente et al., 2008). Finalmente, algunas perspectivas
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teóricas ven esas habilidades psicosociales, también llamadas habilidades para la vida como un
medio para que los adolescentes participen activamente en su propio proceso de desarrollo y en
el proceso de construcción de normas sociales (Piaget, 1972; Pick & Givaudan, 2004; Pick &
Sirkin, 2010, 2011; Vygotsky, 1978).
Aún cuando algunos programas tratan de enseñar en forma genérica las habilidades para
la vida, la investigación indica que los programa efectivos incluyen tres elementos: (a) el
contenido exacto y de desarrollo apropiado de relevancia para los jóvenes (por ejemplo,
sexualidad, uso de drogas, nutrición y salud, o conflicto interpersonal) que provee un contexto
para las habilidades de aprendizaje; (b) las habilidades psicosociales a través de una metodología
interactiva y participativa; (c) la normativa del contenido, es decir, enseñar a los niños y jóvenes
la aplicación de habilidades en conductas especificas relacionadas con el contenido teórico
(Catalano, Berglund, Ryan, Lonczak & Hawkins, 2004; Díaz Aguado, 2003; Jones, Brown &
Aber, 2011; Donaldson, Graham & Hansen, 1994; Dusenbury & Falco, 1995; Hansen, 1992;
Pick & Poortinga, 2005; Tobler & Stratton, 1997).
El Marco para Facilitar el Empoderamiento (FrEE)
Es por dicha razón que el Instituto Mexicano de Investigación de Familia y Población (Yo
quiero Yo puedo- IMIFAP) se ha encargado de desarrollar una metodología integral y
participativa que incluye los tres elementos descritos con anterioridad. El Marco para Facilitar el
Empoderamiento (FrEE, por sus siglas en inglés), desarrollado por Yo quiero Yo puedo- IMIFAP
facilita un proceso de cambio de conductas que se mantiene a largo plazo así como el desarrollo
de agencia personal y empoderamiento intrínseco (Pick y Sirkin, 2010, 2011). FrEE tiene su base
en la experiencia y los resultados de la serie de programas “Yo quiero, yo puedo”,
desarrollados por Yo quiero Yo puedo- IMIFAP a través de más de 27 años de experiencia1.
FrEE hace operativa desde una visión psicosocial a la Aproximación de Capacidades
Humanas de Amartya Sen (1999). El fundamento de esta visión de Sen es que para reducir la
pobreza se necesita la expansión de las libertades y capacidades del individuo.
El FrEE tiene los siguientes cuatro objetivos:
1. Reducir barreras psicosociales, tales como: pena, resentimiento, prejuicio, culpa y miedo
para facilitar el desarrollo humano, social y económico de manera integral.
2. Facilitar el desarrollo de habilidades para la vida (emocionales , cogni t ivas y
sociales) y los conocimientos necesarios para la prevención i ntegral en salud,
educación y productividad.
1 Pick, S. y Givaudan, M. (1996, 2006). Yo quiero, Yo puedo. Programa de educación para la vida. (Serie de 10 libros de texto de
preescolar a 3o. de secundaria). México: Ideame; Venguer, T. y Givaudan, M. (1999). El rol del personal de salud en la sociedad: Un enfoque humanista. Manual para facilitadores. México: Ideame; Pick, S., Givaudan, M., Troncoso A. y Tenorio A. (1999, 2000) Formación Cívica y Ética. (Serie de 3 libros de texto para secundaria). México: Limusa. Tres textos oficiales para la materia avalados por la SEP; Givaudan, M. y Pick, S. (2006). Yo quiero, yo puedo. 1° a 3° de secundaria. México, D. F.: Ideame. (2ª. Edición); Givaudan, M., Beltrán, M. y Pick, S. (2006). Yo quiero, yo puedo: Material de apoyo para docentes: Estrategias para la prevención de adicciones. Nivel secundaria. México, D.F.: Ideame; Givaudan, M., Karakowsky, Y., Villanueva, T. y Prado, A. (2009). “Yo quiero, yo puedo… tener éxito en la escuela”. 1° a 6° de primaria. Carpeta de actividades. México: Editorial IDÉAME; Castellanos, D. y Givaudan, M. (2010). “Yo quiero, yo puedo… prevenir obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares”. Nivel preescolar y primaria. Carpeta de actividades. México: Editorial IDEAME; Barajas, G., Anaya, M., Givaudan, M., y Reyes, C. (2011). “Yo quiero, yo puedo… prevenir el abuso de sustancias-tabaco”. Cuarto grado de primaria. Carpeta de actividades. México: Editorial IDÉAME.
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3. Promover la internalización de que los cambios de conducta son posibles y están bajo
el control del individuo, así como el sentido de propiedad sobre los derechos y
obligaciones de cada persona.
4. Fortalecer los cambios de conducta necesarios para asegurar un bienestar integral.
Aunado a éstos, los programas “Yo quiero, yo puedo” buscan instrumentar programas
vivenciales e interactivos, apoyados por materiales dinámicos. Asimismo, los programas de Yo
quiero Yo puedo- IMIFAP buscan asegurar la formación de una ciudadanía responsable y
participativa.
En la Figura 1, se presentan las cuatro dimensiones del FrEE: contexto, persona,
herramientas para abordar las demandas situacionales y contexto.
Figura 1. Marco para Facilitar el Empoderamiento: empoderamiento intrínseco (Pick & Sirkin,
2010 p.142)
En Figura 1, se ven los principales elementos (los cuadros) y los procesos (las flechas)
que llevan al empoderamiento intrínseco. El Contexto se refiere a las circunstancias en las
cuales viven las personas, entre éstas destacan: los factores económicos, las leyes, los factores
socioculturales, los servicios de educación y de salud.
El cuadro de la Persona, se refiere a “ las características que dan estabilidad a los
rasgos de la persona” (Pick & Sirkin, 2010, p. 144). Estas características incluyen la
autonomía, control, agencia y también las normas y actitudes personales.
Las Herramientas para Abordar las Demandas Situacionales se refieren a los
medios que tiene el individuo para reaccionar y enfrentar diversas situaciones. Éste es un
punto medular del FrEE. Las Herramientas para Abordar las Demandas Situacionales incluyen:
toma de decisiones, comunicación directa, abierta y asertiva, autoconocimiento, empatía y
expresión de sentimientos. En este cuadro, también se incluye la información correcta basada
en hechos. La información correcta y las herramientas contribuyen a la superación de barreras
psicosociales tales como el resentimiento, los prejuicios, el miedo, la pena y la culpa.
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Las Conductas hacen referencia a una acción. Las Conductas ilustra “cómo poner en
práctica las elecciones a través de la aplicación de las Herramientas para abordar las demandas
situacionales y la reducción de las barreras psicosociales” (Pick & Sirkin, 2010, p. 144).
En el FrEE se encuentran cinco flechas que representan los procesos que llevan al
empoderamiento intrínseco. La primera flecha en el FrEE “representa la influencia que puede
tener el contexto sobre el desarrollo de las herramientas para abordar las demandas situacionales,
como la cercanía de la escuela” (Pick & Sirkin, 2010, p.145). La próximas flechas, que se
encuentran entre el cuadro de Herramientas para abordar las demandas situacionales y en el
cuadro de Conductas, representan como las habilidades y el conocimiento son bases del cambio
de conductas. “Una vez que se han obtenido las habilidades y el conocimiento, el cambio
conductual ocurre en pasos que van desde observar el cambio, preparase para el cambio, realizar
el cambio y, finalmente, mantener el cambio” (Pick & Sirkin, 2010, p. 145). Lo que sigue, el
Desarrollo de la Agencia Personal, se representa con las flechas que van del cuadro de las
Conductas al cuadro de la Persona y “ ilustra cómo la práctica repetida de una o varias
conductas llevan a las experiencias de dominio y/o logro” (Pick & Sirkin, 2010, p.145) que
conllevan sentimientos de agencia personal y autonomía. La última flecha del FrEE (que va del
cuadro de la Persona al del Contexto) viene a raíz de la Agencia Personal y “ refleja el papel
del individuo en el desarrollo y la realización del cambio contextual sostenible. Representa el
proceso mediante el cual un individuo aplica las habilidades recién adquiridas y la confianza
en sí mismo para promover cambios activos en el entorno social” (Pick & Sirkin, 2010, p.
146).
Se imparte la metodología del FrEE a través de varias modalidades, en cuales incluyen
talleres y conferencias todas ellas interactivas y altamente participativas y vivenciales. Durante la
implementación de los talleres y conferencias, el personal de Yo quiero Yo puedo- IMIFAP
aplica técnicas didácticas (ej. para formación en habilidades psicosociales) y de formación (ej. en
la formación de facilitadores que dirigirán sus esfuerzos a fortalecer conocimientos y
habilidades) que hayan sido previamente probadas bajo diferentes condiciones (Binswanger &
Aiyar, 2003 en Pick & Poortinga, 2005) y que permitan al grupo participante ir creando y
construyendo su conocimiento y habilidades a partir de sus experiencias previas y su interacción
en conjunto, acompañados por el/la facilitador/a de Yo quiero Yo puedo- IMIFAP.
FrEE y Prevención y Detección de Violencia
Utilizando el FrEE como base, se implementaron dos tipos de modalidades del programa
“Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia”: 1) un programa escolarizado de talleres
participativos en escuelas primarias y secundarias; y 2) Un programa de conferencias de
sensibilización dirigido a adolescentes.
1) El programa de talleres vivenciales se llevó a cabo en escuelas primarias y
secundarias en Ciudad Juárez, Mérida y la Ciudad de México, con un total de 1948
participantes (178 docentes, 1770 alumnos, 1052 en el grupo experimental y 718 en el
grupo control). Se utilizó un diseño de evaluación pre-post con un grupo control.
Además cada docente se comprometió impartir una conferencia interactiva con 30
madres y padres de familia.
La implementación del programa inició con un proceso de formación a los docentes
en el tema de habilidades para la vida (autoconocimiento, comunicación asertiva, la
toma de decisiones y expresión de sentimientos), como factores protectores en la
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prevención de violencia y para la solución de conflictos. Entre los temas incluidos
están el conocimiento de las causas de violencia, los tipos de violencia así cómo
formación en estrategias didácticas para fortalecer el desarrollo habilidades
psicosociales. La filosofía de los programas “Yo quiero, yo puedo” parte de que una
persona no puede dar lo que no tiene, por lo tanto la formación que se imparte a los
docentes, en las primeras sesiones es a nivel personal y posteriormente se aborda el
manejo de materiales y de la aplicación de la metodología participativa con los
alumnos.
2) El programa de conferencias interactivas se llevó a cabo en 5 preparatorias con una
modalidad de sensibilización breve e interactiva. Su objetivo fue incrementar
conocimientos y lograr cambios en actitudes iniciando un proceso de cambios de
conductas dentro del contexto social de los y las adolescentes, Se enfatiza la
importancia de las habilidades para la vida como herramientas para iniciar dichos
cambios. Este tipo de sensibilización a la violencia se ha usado anteriormente en
programas de prevención logrando cambiar de manera favorable las actitudes de los
participantes en torno a las normas sociales relacionadas con la violencia y los
estereotipos de género, así como sus opiniones sobre la manera en que se deben
resolver los conflictos (Foshee, Bauman, Greene, Kock & Linder, 2000; Avery-Leaf,
Cascardi, O’Leary & Cano, 1997; Langhinrichsen-Rohling & Turner, 2012). La razón
básica para probar este tipo de enfoque fue buscar maneras breves de poder facilitar
un cambio, dado que muchas veces las escuelas no dan la oportunidad de ofrecer un
taller vivencial completo por falta de espacios en sus horarios de trabajo.
El objetivo de este capitulo consiste en examinar y evaluar los resultados y el impacto de
los dos programas de “Yo quiero, yo puedo…prevenir la violencia”.
Método
1) Modalidad escolarizada, aplicada a través de los talleres Vivenciales “Yo quiero, yo
puedo… prevenir la violencia”
Diseño: Se eligieron grupos experimentales y en control Ciudad Juárez, Mérida y la
Ciudad de México.
Participantes. Participaron 178 docentes de escuelas primarias y secundarias en Ciudad
Juárez, Mérida y la Ciudad de México. 41 docentes residían en Ciudad Juárez, 100 en la Ciudad
de México y 37 en Mérida. Siguiendo el diseño de evaluación, se les aplicó un cuestionario
cerrado antes y después de la formación (Ver Tabla 1).
Tabla 1
Características Sociodemográficas de los y las Docentes Participantes
Pre Post
Cd.
Juárez
Cd.
Mérida
Cd.
México
Cd.
Juárez
Cd.
Mérida
Cd.
México
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Numero de
Participantes
28 33 88 30 35 89
Sexo
Hombres 43% 42% 25% 33% 40% 29%
Mujeres 57% 58% 75% 67% 60% 71%
Edad
24-33 años 32% 14% 13% 43% 13% 13%
34-43 años 36% 32% 41% 30% 31% 39%
44-53 años 32% 50% 37% 24% 50% 38%
54-63 años 0% 4% 9% 3% 6% 10%
Implementación y materiales. Se realizaron reuniones con autoridades escolares para dar
información sobre el programa y acordar el papel de cada uno de los grupos (experimental y
control). La implementación del programa “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia” se
llevó a cabo a través de facilitadores de Yo quiero Yo puedo- IMIFAP en dos etapas 1) formación
de docentes del grupo experimental y 2) réplica del programa por parte de docentes con sus
alumnos en espacios acordados con las autoridades dentro del horario escolar.
El programa formativo “Yo quiero, yo puedo…prevenir la violencia” en su versión para
docentes consistió talleres vivenciales de 24 horas distribuidas en cuatro sesiones de 6 horas cada
una. Se formó a los docentes empleando un enfoque de educación participativa y aprendizaje
activo a través estrategias vivenciales grupales que dependen de las experiencias propias de cada
una de las personas. Con ello se pretendió que los y las docentes no solo adquirieran
conocimientos, sino también, y sobre todo, que desarrollaran, reforzaran y pusieran en práctica,
actitudes, habilidades y conductas dirigidas hacia la detección temprana y la prevención de la
violencia. La formación se centró en el fortalecimiento de habilidades cognitivas, sociales y
emocionales dirigidas a la prevención y reducción de conductas violentas (Ver Figura 2).
De manera simultánea se transmitían los conocimientos específicos sobre la violencia,
mediante técnicas receptivas (exposiciones, actividades para casa, trabajos de investigación y
lectura de textos), participativas (discusiones grupales, plenarias y foros, lluvia de ideas,
sociodramas) y vivenciales y lúdicas (juego de roles, imaginería guiada, técnicas de movimiento,
psicodrama, técnicas auditivas y/o visuales).
Los temas que se abordaron durante el taller fueron: (a) Derechos humanos y formas de
expresión de la violencia: (b) Actitudes y estereotipos asociados género; (c) Equidad de género y
habilidades para la vida como factores protectores; y (d) Habilidades de réplica.
Después de recibir el taller cada docente se comprometió a replicar su formación,
mediante un taller vivencial de 10 horas con 30 alumnos/as como mínimo y a impartir una
conferencia interactiva de 2 horas a 30 madres y padres de familia.
Cada docente recibió un manual detallado para facilitar la réplica en el salón de clases,
además recibieron cuadernillos de trabajo (del grado escolar que les correspondiera) y un juego
didáctico para niños y niñas: un manual de facilitación para llevar a cabo la réplica, los libros
“Soy adolecente: mis retos, mis riesgos y mis expectativas” (Pick & Givaudan, 2004) para los
adolescentes de primero de secundaria y “Violencia: cómo identificar y evitar la violencia en
cualquiera de sus formas” (Pick & Givaudan, 2006) para adolecentes de segundo y tercero de
secundaria. En ambos niveles se impartió una conferencia interactiva dirigida a madres y padres
de familia. Asimismo, a éstos últimos se les entregó un tríptico sobre prevención de violencia.
También, se realizó una visita de acompañamiento a los docentes mientras replicaban el
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programa con los alumnos con el fin de consolidar la formación de los mismos a través de
asesoría y retroalimentación personalizada.
Instrumento de evaluación. Se desarrolló un cuestionario para aplicar a los docentes
antes y después de la formación. El cuestionario está elaborado con historias o situaciones ante
las cuales los docentes eligen una opción de respuesta acorde con su opinión sobre la situación
plantea. Se evaluaron los siguientes aspectos: (a) Actitud hacia la violencia (4 ítems) que
exploran actitudes hacia las diferentes formas en que se puede presentar la violencia incluyendo
formas de violencia sutil o disfrazada. En esta sección los participantes deben indicar si la
situación presentada consiste en un acto de violencia o no (α=.642). (b) Conocimientos generales
sobre violencia, explora además mitos o creencias erróneas acera de los motivos por los que las
personas son violentas. Consta de cuatro preguntas dicotómicas con opción de respuesta
verdadero o falso (α=.623). (c) Habilidades psicosociales: a través de seis preguntas evalúa las
habilidades psicosociales de los profesores en diversas situaciones dentro del salón de clases
(α=.698).
Réplica con los alumnos
Participantes. En la segunda etapa de la implementación del programa participaron 1770
estudiantes en Mérida y en la Ciudad de México. 1052 estudiantes formaron el grupo
experimental, profesoras y 718 estudiantes el grupo control. Los datos sociodemográficos se
presentan en la Tabla 2.
Tabla 2
Características Sociodemográficas de los y las Adolescentes Participantes
Grupo Experimental Grupo Control
Cd. Mérida Cd. México Cd. Mérida Cd. México
Pre Post Pre Post Pre Post Pre Post
Numero de
Participantes
567 342 441 408 534 341 342 165
Sexo
Hombres 53% 55% 51% 47% 53% 56% 55% 16%
Mujeres 47% 45% 49% 53% 47% 44% 45% 84%
Grado
Sexto de
Primaria
28% 42% 36% 29% 11% 16% 42% 45%
Primero de
Secundaria
18% 19% 23% 28% 39% 41% 19% 28%
Segundo de
Secundaria
29% 24% 21% 31% 26% 26% 24% 10%
Tercero de
Secundaria
25% 15% 20% 12% 24% 17% 15% 17%
Implementación y materiales. El Programa Formativo “Yo quiero, yo puedo… prevenir
la violencia” en su versión para estudiantes consistió talleres vivenciales de 10 horas. La
implementación consistió en una sesión semanal de dos horas, durante cinco semanas. Se formó
10
a los estudiantes empleando un enfoque de educación participativa y aprendizaje activo a través
estrategias vivenciales grupales ajustadas a las experiencias de los participantes. Se pretendió
que los y las adolecentes adquirieran conocimientos, y que desarrollaran, y practicaran actitudes,
habilidades y conductas dirigidas hacia la prevención de la violencia.
De manera simultánea se transmitían los conocimientos específicos sobre violencia,
mediante técnicas receptivas, participativas y vivenciales como las descritas antes y con el apoyo
de un cuadernillo de trabajo.
Los temas que se abordaron durante el taller son: (a) Habilidades para la vida (Ver Figura
1); (b) Autoconocimiento, manejo de emociones y relaciones interpersonales; (c) Comunicación
y toma de decisiones; (d) Violencia y equidad de género; (e) Derechos humanos.
Instrumentos de evaluación. Se elaboró un instrumento para evaluar los conocimientos y
habilidades psicosociales enfocadas en prevención de violencia en los alumnos participantes. El
instrumento contiene cinco secciones. (a) La primera sección comprende sete ítems de datos
sociodemográficos de la persona tales como: fecha, nombre, sexo, grado escolar, edad, escuela y
ciudad de residencia.
A continuación se describen los contenidos de cada escala y se reporta el Alpha de
Cronbach: Al igual que en evaluación de docentes las preguntas se redactaron en forma de
historias o situaciones en las que los y las adolecentes eligen una opción de respuesta acorde con
su opinión sobre la situación planteada; (b) Conocimientos sobre la violencia: con cuatro
preguntas calcula el conocimiento acerca de las diferentes formas en que se puede presentar la
violencia, aunque sean formas de violencia sutil o disfrazada. Las opciones de respuesta son
cierto, falso y no sé (α=.585). (c) Conocimientos sobre discriminación de género y acoso escolar,
a través de situaciones de exclusión y rechazo o indiferencia hacia otras personas, las opciones
de respuesta son cierto, falso, y no sé (α=.543). (d) Los derechos y obligaciones de niños/as y
adolescentes: a través de cinco preguntas dicotómicas con opción de respuesta si y no, evalúa el
conocimiento que tienen los estudiantes acerca de los derechos que evitan que uno sea víctima de
violencia de algún tipo así como las obligaciones que tienen como niños/as y adolescentes
(α=.674).
Los instrumentos se aplicaron tanto a los alumnos del grupo experimental, como al grupo
control antes y después de taller. Debido a la postergación de las réplicas por motivos operativos
propios de la escuela, no fue posible evaluar a los alumnos de Ciudad Juárez.
2) Modalidad del programa “Yo quiero, yo puedo…prevenir la violencia” a través de
Conferencias Interactivas para adolescentes.
Diseño: Se eligieron 5 escuelas en Toluca, Puebla, Guadalajara y la Ciudad de México.
Participantes. Participaron 2,250 estudiantes de escuelas preparatorias públicas en
Toluca, Puebla, Guadalajara y la Ciudad de México. Se impartieron ocho conferencias en
escuelas preparatorias públicas de México a las que asisten tanto hombres como mujeres. El
Tabla 3 describe la localidad, el número de conferencias impartidas y el número de participantes.
Tabla 3
Descripción de localidades, conferencias y numero de participantes por Estado
Estado Escuela Numero de Numero de
11
conferencias asistentes
Toluca, Edo. de
México
Preparatoria No. 2
"Adolfo López
Mateos"
2 600
Puebla, Puebla Preparatoria "Juan
Escutia"
2 600
Guadalajara, Jalisco Preparatoria No. 6 1 350
Distrito Federal Preparatoria No. 1
"Gabino Barreda"
1 150
Preparatoria No. 6
"Antonio Caso"
2 550
4 5 8 2250
Materiales y contenido de la conferencia interactiva. Se elaboró una presentación y un
guion para impartir conferencias interactivas con duración de dos horas y treinta minutos
dirigidas a jóvenes del nivel medio superior.
Las conferencias interactivas abordaron los siguientes temas: habilidades para la vida
(comunicación, negociación, toma de decisiones), diferenciación de los conceptos: sexo,
sexualidad y género y su relación con la violencia, qué es y cómo reconocer la violencia, tipos de
violencia y su relación con estereotipos de género y con roles de género en el noviazgo, el ciclo
de violencia, cómo reconocer señales de violencia en el noviazgo y formas saludables de
expresar el amor. Las conferencias se impartieron de manera interactiva por medio de obras de
teatro, juegos de roles e interacciones en grupos pequeños, de manera que se motivaba la
participación de los y las adolescentes en un clima de confianza con el objetivo de promover la
reflexión y el análisis de alternativas.
Material de apoyo: Se distribuyeron copias del libro Violencia: como identificar y evitar
la violencia en cualquiera de sus formas (Pick y Givaudan, 2006). El libro se divide en tres partes
principales. En la primera, se define el concepto de violencia, se habla de los tipos de violencia
que existen, sus consecuencias y las posibles explicaciones a dicho fenómeno; en la segunda, se
abordan los problemas relacionados con la violencia que se da en la pareja, en la familia, hacia
los amigos y en la comunidad, y finalmente, en la tercera, se exponen las estrategias y
habilidades por desarrollar para solucionar el problema.
Instrumento de evaluación. Se desarrolló un cuestionario breve para evaluar los
conocimientos sobre y actitudes hacia la violencia.
El instrumento está conformado por las siguientes secciones:
(a) Violencia en situaciones cotidianas: Se presentan ocho casos y se pregunta para cada
uno si hay señales de violencia en la conducta de uno o dos de los actores. Los
encuestados contestan eligiendo entre las opciones “Si” o “No”.
Ejemplo:
1. Un chico y una chica de 18 años se acaban de hacer novios. El chico trabaja como
asistente en un hospital los fines de semana. Por lo tanto, la chica muchas veces asiste a
fiestas en compañía de amigos y amigas sin que este presente su novio. Él sospecha que
12
ella aprovecha para engañarlo y, por eso, suele llamar la los amigos comunes para
saber cómo se portó ella en la fiesta y revisa su celular para detectar llamadas o
mensajes de otros chicos.
¿Hay señales de violencia en el comportamiento del novio? Si No
□ □
(b) Actitud hacia la violencia: Se presentan seis afirmaciones y se le solicita al
encuestado indicar el grado en que está de acuerdo con cada una, eligiendo entre las
cuatro opciones: “Totalmente en desacuerdo”, “En desacuerdo”, “De acuerdo” y
“Totalmente de acuerdo”. Ejemplo:
Esta bien que…
1...Una chava decida separase de su novio porque siente que él la infravalora.
Totalmente en acuerdo En desacuerdo De acuerdo Totalmente de acuerdo
□ □ □ □
(c) Causas de la violencia: Se presentan diez causas (cinco ciertas y cinco falsas) a las
que se puede atribuir que en muchas culturas (y especialmente la culture latina) los
hombres generalmente sean más violentos que las mujeres. Para cada pregunta, el
encuestado elige entre las respuestas “Cierto”, “Falso” y “No sé”. Ejemplo:
1. En su mayoría los hombres son violentos por causas biológicas o genéticas.
Cierto Falso No Sé
□ □ □
(d) Formas saludables de expresar el amor. Se hacen ocho preguntas sobre posibles
conductas/señales en una relación de pareja que implican o no falta de amor o presencia
de amor. Las preguntas se contestan con “Si” o “No”. Ejemplo:
¿Falta amor en una relación de noviazgo si …
1. ... los novios han dejado de sentir celos cuando a su pareja la parece atractivo/a alguien
del otro sexo?
No, no es una señal de falta de amor Sí, es una señal de falta de amor
□ □
¿Existe amor en una relación de noviazgo si…
5. …los novios toleran todo el uno del otro?
No, no es una señal de amor Sí, es una señal de amor
□ □
Evaluación El cuestionario se aplicó antes y después de la conferencia interactiva a una
muestra al azar de la población beneficiada.
13
La aplicación fue consistente en tres de los cuarto Estados participantes. En el cuarto
caso, una preparatoria del Estado de Puebla, no fue posible realizar la evaluación por requerir de
autorización previa de las autoridades la cual no fue obtenida a tiempo. Asimismo, en una de las
escuelas preparatorias de la Ciudad de México no se llevó a cabo la aplicación post de la
evaluación por razones de tiempo de las escuelas. El número final de cuestionarios aplicados se
muestra en la Tabla 4.
Tabla 4
Numero de cuestionarios aplicados antes y después de la conferencia interactiva por Estado
Evaluación
Estado Previa Posterior
Guadalajara, Jalisco 99 100
Toluca, Edo. de México 95 84
Distrito Federal 107 0
103 97
Total 404 281
Resultados
1) Resultados de modalidad escolarizada, aplicada a través de los talleres vivenciales
“Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia”
Resultados de la formación de docentes Se realizó un análisis factorial de varianza
(ANOVA) incluyendo las diferentes localidades donde se aplicó el programa a los docentes.
Caras de Violencia (preguntas sobre las diferentes formas en que se puede presentar la
violencia) Se encontraron diferencias significativas en los conocimientos acerca de los diferentes
tipos de violencia por test (antes y después de la formación) F (1, 297) = 4.003, p <.046 y por
cuidad (Ciudad Juárez, Mérida y Ciudad de México) F (2,297) = 8.625, p <.000. (Ver Tabla 5).
Para explorar las diferencias, antes y después del taller formativo, se llevó a cabo una
prueba t de Student por ciudad. Se encontraron diferencias significativas en la Ciudad de México
t (71) = 2.669, p = 009 y en Ciudad Juárez t (13) = 3.229, p = .007 antes y después del taller; en
la Ciudad de Mérida, la diferencia no fue estadísticamente significativa. Después del taller la
mayoría de los docentes reconoció el chantaje y la manipulación como formas de violencia.
Causas de la Violencia. En cuanto a las causas de violencia, los resultados mostraron que
se redujeron significativamente en las tres ciudades las creencias falsas y los mitos acerca de la
violencia, F (1,292) =23.936, p<.000 (Ver Tabla 5). Por ejemplo, se redujo la creencia de que los
hombres son violentos por causas biológicas o genéticas.
Conducta en el Salón de Clase. Se encontraron diferencias significativas (antes y
después de la formación) F (1,297) = 8.625, p <.000. En las tres ciudades se observó un
incremento significativo correspondiente a un 5% aproximadamente, en las habilidades para la
vida de los docentes, después de tomar parte en los talleres de formación (Ver Tabla 5). Después
de la formación en el taller vivencial los docentes presentaron una actitud más favorable hacia la
comunicación asertiva y la negociación de conflicto con sus alumnos, en vez de la actitud
autoritaria tradicional.
14
Tabla 5
Porcentaje de Respuestas Correctas de las Docentes Antes y Después del Taller
Área Evaluada
Porcentajes de respuestas correctas
Cd. Juárez Cd. de México Cd. de Mérida
Pre Post Pre Post Pre Post
Actitudes
hacia la
violencia
73% 89% 87% 94% 80% 79%
Conocimientos
generales
sobre
violencia
71% 96% 70% 93% 63% 87%
Habilidades
psicosociales
66% 71% 74% 79% 76% 80%
Resultados del programa con alumnos
Se realizó un análisis factorial de varianza (ANOVA) por momento de aplicación, por
condición experimental (grupo control y grupo experimental) por ciudad (Ciudad de México y
Mérida) para detectar interacciones significativas de estas variables sobre la variable dependiente
que era la violencia. Los datos de Ciudad Juárez fueron excluidos del análisis por imposibilidad
de realizar la medición post.
Conocimientos sobre Violencia Emocional y de Género.
El análisis de conocimientos sobre violencia abarcó dos áreas importantes, la primera de
ellas constó de cuatro reactivos enfocados a medir la violencia emocional y de género y la
segunda abarcó tres reactivos enfocados en actitudes de discriminación y rechazo. La interacción
de las variables no resultó significativa, pero el análisis mostró efectos principales significativos
por ciudad F (1, 1636) = 6.17, p<.013. Explorando las diferencias se encontró que los alumnos
del Ciudad de México tenían un mayor nivel de conocimientos acerca de la violencia de género y
emocional que los alumnos de la Ciudad de Mérida (Ver Tabla 6).
Conocimientos sobre Discriminación y Rechazo como Formas de Violencia. En cuanto
a conocimientos sobre discriminación y rechazo se halló una interacción significativa entre la
condición experimental (control o experimental) y el momento de aplicación F (1, 1639) =
15.544, p<.000. Para analizar las diferencias antes y después del programa se realizó una prueba
t de Student para muestras relacionadas. En el grupo control, no se encontraron diferencias
significativas. En el grupo experimental se observó un incremento significativo en cuanto a
conocimientos acerca de discriminación y rechazo, por ejemplo identificaron las burlas hacia
compañero y compañeras como una forma de violencia. t (956) = 5.815, p =.000. (Ver Tabla 6);
Conocimiento sobre Obligaciones y Derechos de Niños y Adolecentes. Se encontró una
interacción significativa entre la condición experimental (grupo control y grupo experimental) y
el momento de la aplicación 1,1356) = 6.85. p, .010. Tanto en los alumnos de la Ciudad de
México como en los de Mérida, el grupo experimental aumentó sus conocimientos en cuanto a
derechos y obligaciones de niños y adolecentes (Ver Tabla 6). Ambos grupos presentaron un
adecuado nivel de conocimiento acerca de los derechos y obligaciones de los niños y
adolescentes, que mejoró significativamente después de la formación.
Habilidades Psicosociales. Con respecto a las habilidades para la vida se encontró una
interacción significativa entre la ciudad y el momento de aplicación F (1, 1649) = 9.109, p<.003.
15
Para analizar la interacción a manera de prueba post hoc, se llevaron a cabo pruebas t de Student
para muestras relacionadas para cada una de las ciudades. Se observó que tanto en el Ciudad de
México t (736) = 2.106, p =.036, como en la Ciudad de Mérida t (930) = 2.977, p =.003 se
encontraron diferencias significativas antes y después de la aplicación del taller (Ver Tabla 6).
Aún cuando tanto en el grupo control como en el experimental se observan incrementos que
pueden ser atribuidos a un proceso de madurez de los alumnos o a campanas externas, es claro
que el grupo que llevó el programa presenta puntajes significativamente más elevados, los cuáles
pueden atribuirse al efecto del programa “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia”.
Tabla 6
Porcentaje de Respuestas Correctas de las Adolescentes Antes y Después del Taller
Área Evaluada
Grupo Experimental Grupo Control
Cd. de México Cd. de Mérida Cd. de México Cd. de Mérida
Pre Post Pre Post Pre Post Pre Post
Conocimientos
sobre
violencia
emocional y
de género
91% 93% 89% 93% 91% 92% 90% 90%
Conocimientos
sobre
discriminación
y rechazo
como formas
de violencia
55% 69% 60% 67% 48% 49% 62% 65%
Conocimiento
de
obligaciones y
derechos de
niños y
adolescentes
84% 88% 81% 85% 90% 90% 87% 85%
Habilidades
psicosociales
53% 60% 41% 48% 52% 53% 48% 51%
2) Resultados de la modalidad del programa “Yo quiero, yo puedo…prevenir la
violencia” a través de Conferencias Interactivas para adolescentes.
Se desarrollo un modelo explicativo dentro del marco de la Teoría de Respuesta al Ítem
(TRI) (DeBoeck & Wilson, 2004). La base del modelo fue un l modelo logístico de dos
parámetros distintos de acuerdo a las características de las variables (binarias o de respuestas
graduadas) (Birnbaum, 1968; Samejima, 1969).
La Tabla 7 presenta los resultados principales de la evaluación de las conferencias. Para
cada escala, se ha derivó, a partir del modelo estadístico ajustado, la probabilidad de que una
persona promedio de una respuesta correcta a una pregunta promedio Por ejemplo, la
probabilidad de .87 en la columna D.F.-Coyoacán tiene una probabilidad de 87% de dar la
16
respuesta correcta en una pregunta típica de esta escala en el momento pre aplicación. De manera
similar, el valor de .66 en la columna “mujer” para la escala <<reconocer causas ciertas>>
implica que una mujer promedio (considerando conjuntamente las cuatro escuelas) tiene una
probabilidad de 66% de contestar correctamente un reactivo típico de esta escala en el momento
pre aplicación. Nótese que las probabilidades para estados y sexo se refieren al momento pre
aplicación. Las últimas dos columnas, que muestran las probabilidades (generales, es decir,
considerando conjuntamente las cuatro escuelas y hombres y mujeres) asociadas con ambos
momentos de aplicación, nos permiten sacar una conclusión sobre el efecto del programa.
Leemos, por ejemplo, que después del programa la probabilidad de dar una respuesta correcta a
un reactivo típico de “reconocer violencia” sube de 77 a 97%.
La Tabla 7 muestra los incrementos encontrados después de la conferencia impartida en:
el reconocimiento de la violencia, de causas ciertas de ésta y de conocer formas saludables de
expresión de amor. Las respuestas a las preguntas de actitudes muestran que esta población ya
daba respuestas favorables ante conductas no violentas, lo cual se mantiene al final del programa.
Los aspectos relacionados con una comunicación asertiva y violenta, así como el reconocimiento
de causas falsas de por qué se da la violencia, requieren más tiempo que el de una sola
conferencia para ser modificados. En el primer caso, porque implica un cambio en un patrón
establecido y socialmente aceptado de conducta y, en el segundo, por la extensión de la
aceptación de los mitos relacionados con la violencia, sus usos y ventajas. En cuanto a las
diferencias por género se puede aprecia en este cuadro que los hombres requieren más apoyo que
las mujeres para la sensibilización sobre estos temas.
Tabla 7
Probabilidades teóricas para cada escala, diferenciadas por Estado/escuela, sexo y momento de aplicación
Estado- Escuela Sexo Momento
Escala D.F
Coyoacán
D.F.
Xochimilco
Jalisco,
Guadalajara
Edo.
de
Mex.
Toluca
Hombre Mujer Pre Post
Violencia en situaciones cotidianas
•Reconocer
violencia
.87a .82
a .69
b .71
b .71 .8 .77 .97
•Reconocer
asertividad
.83a .81a .61
b .68
b .76 .71 .73 .59
Actitudes hacia la violencia
•Reaccionar
ante
violencia
.95ª .94ab
.92bc
.91c .87 .95 .93 .94
Causas de violencia
•Reconocer
causas
ciertas
.72ª .66ab
.63b .61
b .61 ↔
.66 .64 .67
•Reconocer
causas
falsas
.62ª .58a .43
b .39
b .46 .5 .48 .61
Formas saludables de expresar el amor
•Reconocer
el amor
nutriente
.69a .68
a .39
b ..46
c .46 .58 .54 .62
Notas. Las probabilidades mostradas se derivaron bajo los supuestos del modelo estadístico ajustado a los datos y
presentan la probabilidad de que una persona promedio dé una respuesta correcta/deseable a un ítem con grado de
17
discriminación y grado de dificultad promedio en la escala baja consideración. Probabilidades de escuelas que no
van acompañadas por una misma letra en superíndice, son significativamente diferentes (p< .05). Diferencias
significativas entre hombres y mujeres y entre la aplicación-pre y la aplicación-post se indica con flechas ↔ (p< .05)
(p< .01) (p< .10).
Discusión
Es necesario insistir en la necesidad de reconocer los hechos violentos y sus
manifestaciones como un problema social prioritario (OMS, 2002) así como sensibilizar a la
población y fomentar sus habilidades psicosociales para la prevención de violencia; dichos
objetivos se logran alcanzar con las dos modalidades de los programas “Yo quiero, yo puedo…
prevenir la violencia”, aplicados. Los resultados demuestran que con los contenidos de los
programas “Yo quiero, yo puedo” que incluyen como eje principal las habilidades para la vida y
utilizando una metodología participativa, es posible iniciar un proceso de cambio significativo
respecto a habilidades de comunicación, toma de decisiones, negociación, así como en
conocimientos sobre la prevención y detección temprana de violencia tanto a través de talleres
vivenciales como de conferencias interactivas.
Se observa que cualquiera de estas estrategias brinda recursos para combatir la violencia
en niñas, niños y adolescentes. Decidir cual de las dos se aplica depende de las condiciones que
existan para su instrumentación exitosa. Se reiteró además que los contenidos elegidos
(habilidades para la vida, conocimientos sobre violencia y equidad de género) son relevantes
para preparar a la población en prevención y detección temprana de violencia.
Se confirmó también que para que los programas sociales y escolarizados
implementados, sean eficaces, deben impartirse con una metodología vivencial y participativa
que fomente el desarrollo de los participantes y no limitarse a mensajes directivos o información
puramente teórica (Díaz Aguado, 2003; Pick & Poortinga, 2005).
Programa Escolarizada con Talleres Vivenciales
A continuación discutiremos brevemente los diferentes resultados obtenidos. En los
talleres vivenciales dirigidos a docentes los cambios más importantes después del taller vivencial
fueron en conocimientos para identificar las conductas que implican violencia y las situaciones
que la causan (24%). Mientras que los cambios moderados (5%) se observaron en el desarrollo
de habilidades para la vida.
Este es un resultado que se encuentra con frecuencia en otros estudios (Everett,
Homstead, & Drisko, 2007; Gutierrez, DeLois, & GlenMaye, 1995) debido a que el abandono de
antiguos patrones conductuales así como el aprendizaje de nuevas conductas requiere una gran
cantidad de esfuerzo y tiempo,implica un proceso más largo, mientras que la adquisición de
conocimientos se logra en un tiempo relativamente corto (Menon, 1999; Prochaska &
DiClemente, 1986). Se necesita primero que la persona sea formada para adaptarse de la
conducta original, esencialmente este proceso es un “desaprendizaje”, para posteriormente
enfocarse en aprender la nueva conducta.
En este sentido, el desarrollo psicológico real es un proceso difícil y complejo que ocurre
lentamente y que involucra muchos pasos (Pick & Poortinga, 2005; Pick y Sirkin, 2010, 2011).
Los cambios psicológicos ocurren gradualmente, ya que requieren de un proceso lento de
adaptación mental y emocional. Un modelo de modificación conductual propuesto por Prochaska
y DiClemente (1986) sugiere que este proceso gradual abarca cinco pasos. Cada etapa es un
18
patrón cíclico y espiral: primero la gente se confronta con la necesidad de cambiar su conducta o
desarrollo psicológico, y después se involucra en la adopción o aprendizaje de la nueva conducta,
mientras tanto la conducta anterior persiste (mantenimiento), posteriormente viene el declive de
la conducta a eliminar y finalmente la re adopción, es decir la adaptación ante la modificación
conductual.
De acuerdo con lo expuesto anteriormente, el hecho que se hayan presentado cambios
significativos en las habilidades para la vida después de finalizar la formación y en un período
corto de tiempo, indica no sólo la efectividad del programa, sino el alto grado de sensibilización
y motivación que se logró con el personal de docentes formado. Esto habla del gran potencial
práctico que tiene la aplicación del programa.
En el caso de los alumnos, quienes recibieron la réplica del taller por parte del personal
docente se encontraron cambios positivos. Cabe mencionar que desde antes de la
implementación del programa los alumnos contaban con un nivel de conocimientos adecuado
sobre las conductas de violencia de género y emocional, así como de sus derechos y
obligaciones. Los cambios más importantes observados en los estudiantes se refieren al
conocimiento de conductas que denota discriminación y rechazo, por ejemplo las diversas
formas de acoso escolar (burlas, aislamiento, asedio) y al desarrollo de habilidades para la vida
enfocadas hacia la prevención de la violencia (asertividad, negociación de conflicto, toma de
decisiones), en donde se observaron aumentos significativos de alrededor de 10% después de la
formación en el taller. De acuerdo con Mangrulkar, Whitman y Posner (2001), que afirmaron
que
…enseñar a los jóvenes cómo pensar en vez de qué pensar, proveerles herramientas para
la solución de problemas, toma de decisiones y control de emociones, y hacerlos
participar por medio de metodologías participativas y desarrollo de habilidades puede
convertirse en un medio de empoderamiento (p.22).
Programa de Conferencias Interactivas
En el programa de conferencias interactivas, se vieron resultados positivos con los
adolescentes en los áreas de conocimientos de violencia en situaciones cotidianas, causas de
violencia, y formas saludables de expresar el amor, todos los áreas con incrementos
estadísticamente significativos. Estos hallazgos muestran que la estrategia de sensibilización
sobre el tema de violencia, por medio de una conferencia interactiva, es eficiente ya que logra el
objetivo planteado. Una conferencia de corta duración puede promover cambios importantes
respeto a un mayor conocimiento y sensibilización frente a la problemática de la violencia. Las y
los adolecentes incrementaron sus conocimientos y sensibilidad sobre el tema, lo cual les permite
identificar situaciones de violencia en la vida cotidiana. Asimismo, esta sensibilidad facilita el
abandono de mitos y creencias falsas relacionadas con la causas de la violencia. Los hallazgos
también indican que los participantes comprenden que una relación romántica no excluye la
autonomía, la asertividad y la sinceridad de la pareja, y cuestionan o descartan normas
tradicionales que fomentan el sometimiento, los celos y el control como una forma de violencia
psicológica aceptada en las relaciones de noviazgo. Es así que se cuenta con una herramienta útil
no solo por sus resultados sino también por la brevedad del mismo, haciendo altamente práctica
su aplicación de manera generalizada en diferentes comunidades.
19
Conclusión
Es necesario realizar esfuerzos específicos en diferentes escenarios tales como centros de
salud, escuelas y centros de trabajo. Como se presentó en este capítulo, Yo quiero Yo puedo-
IMIFAP ha desarrollado dos programas con dos modalidades diferentes para prevenir la
violencia en el noviazgo. Ambas modalidades lograron resultados e impactos positivos y
significativos y pueden servir como ejemplos de dos diferentes maneras de implementar
programas para la prevención de violencia en el noviazgo.
Se cuenta ahora con un programa formativo para prevenir la violencia a nivel primaria y
secundaria, se adapta a las características de cada población, por lo que a pesar de que las
poblaciones tenían diferentes características desde el inicio, los resultados positivos se
observaron en todos los grupos (alumnos y docentes de todas las ciudades). Queda claro que
mediante un aprendizaje participativo y significativo en las habilidades sociales, y de comunicación, así como de factores protectores y de información se puede preparar a la población en prevención de violencia.
Los cambios duraderos en conductas se logran únicamente si se integran los niveles
individual y contextual de manera tal que uno retroalimente al otro (Pick & Sirkin, 2010, 2011).
El tema de la violencia puede vincularse con otros programas para crear programas de
prevención integral donde se pueda ligar el tema a aspectos tales como consumo de alcohol,
violencia sexual y prevención de VIH, así como a aspectos legales y de denuncia, de manera que
se intensifiquen los esfuerzos para instrumentar programas integrales en el ámbito de la
prevención primaria. En este sentido, las organizaciones civiles pueden promover la creación de
espacios de reflexión, diálogo e intercambio de estrategias que permitan enfrentar los nuevos
retos derivados de condiciones sociales como la globalización (Schiavon, Troncoso, & Billings,
2007).
Se esperaría que con estas nuevas herramientas los docentes y los y las niños, niñas y
adolecentes formados en los dos programas sea capaces de convertirse en agentes de cambio,
tanto en sus propias conductas, como en el ambiente de su escuela y de su comunidad. Los
programas formativos “Yo quiero, yo puedo… prevenir la violencia” justamente promueven estas
habilidades en padres y madres de familia, docentes y alumnos de primaria, secundaria y
preparatoria, para generar un cambio positivo en la forma de pensar de los participantes, que se
refleje en la forma de actuar en su comunidad y en su vida en general.
Para incrementar el efecto del programa sería conveniente realizar por un periodo mayor
de tiempo, visitas de acompañamiento a los docentes, con la finalidad de verificar que el
programa se siga retransmitiendo a los alumnos y garantizando con ello un mayor impacto social
del programa. Se sugiere también para futuros estudios un periodo más amplio de tiempo para la
implementación y evaluación del programa, pues en esta ocasión dado el eminente fin de ciclo
escolar, se contó con un periodo de tiempo restringido, para realizar la implementación, el
acompañamiento y el seguimiento de las poblaciones.
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