Prevencion de la delincuencia en jovenes y adolescentes

218
Libertad y O rde n

description

El Ministerio de Justicia y del Derecho, conforme a su misión, ha venido impulsan- do la construcción de lineamientos de política pública, cuyo objetivo se orienta al amparo efectivo de los Derechos y al fortalecimiento de un Estado Social y Democrático. Es así como en respuesta a lo señalado en el Artículo 95 de la Ley 1453 de 2011, se presenta este estudio que contribuye a la construcción de la Política Pública de Prevención de la Delincuencia en Adolescentes y Jóvenes. Documento del cual hice parte como experto consultado y donde los aportes realizados permitieron determinar las posibles salidas y propuestas en favor de la juventud colombiana.

Transcript of Prevencion de la delincuencia en jovenes y adolescentes

RefeRentes epistemológicos

Capítulo

I

Libertad y Orden

Juan Manuel Santos CalderónPresidente de la República de Colombia

Alfonso Gómez MéndezMinistro de Justicia y del Derecho

Miguel Samper StroussViceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa

Fernando Arévalo CarrascalDirector de Política Criminal y Penitenciaria

Blanca Leticia Arteaga DíazCoordinadora Proyecto “Diseño y formulación de la Política preventiva del delito para Adolescentes y Jóvenes Adultos”

Coordinadoras de la Investigación:Blanca Leticia Arteaga DíazEsperanza Pérez Jiménez

Equipo de trabajo:Astrid Fuya BarajasDiana Lucía Osorio SánchezAníbal Ruge JaiquelJeannette Suárez Salamanca

Equipo de apoyo:Johanna Badillo de la HozLuz Jenny Vargas RodríguezMaría Teresa Ochoa ManjarrésLiliana Marcela González Bernal

Diseño portada:Jorge Linares

Corrección de textos,Diagramación, Edición e ImpresiónImprenta Nacional de Colombia

Ministerio de Justicia y del DerechoBogotá D. C.Carrera 9 No. 12 C -10PBX: 4443100www.minjusticia.gov.coNoviembre de 2013

Nota y agradecimientos:

Primera edición1000 ejemplares

ISBN978-958-57850-1-4

3

CONTENIDOPRESENTACIÓN ................................................................................................................................. 5

Capítulo I REFERENTES EPISTEMOLÓGICOS ................................................................................................ 7

1.1. Enfoque de derechos ............................................................................................................ 8

1.2. Los derechos como libertades ........................................................................................... 9

1.3. Los derechos y la perspectiva sistémica-compleja .................................................... 11

1.3.1. Teoría de los sistemas ............................................................................................ 11

1.3.2 Teoría de la complejidad ...................................................................................... 13

1.3.3 Enfoque apreciativo .............................................................................................. 14

Capítulo II UNA APROXIMACIÓN A LA DELINCUENCIA EN JÓVENES Y ADOLESCENTES ............. 17

2.1. Acerca de la delincuencia .................................................................................................... 18

2.1.1. Factores protectores y de riesgo asociados a la delincuencia ................ 19

2.2. Prevención para quién y prevención para qué ............................................ 22

2.3 Una mirada a las cifras disponibles ................................................................... 24

Capítulo III EJES TEMÁTICOS PARA EL ABORDAJE DE LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA JUVENIL ................................................................................................... 45

3.1 La protección integral: Un paradigma en desarrollo ................................................. 46

3.2 Justicia restaurativa ............................................................................................................... 49

3.3 Inclusión .................................................................................................................................... 54

3.4 Corresponsabilidad ................................................................................................................ 60

Capítulo IV LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA JUVENIL: UNA MIRADA REGIONAL ............... 63

4.1. Aspectos metodológicos y técnicos del estudio ......................................................... 64

4.1.1 Criterios de focalización geográfica ................................................................ 67

4.1.2 Análisis de cifras ....................................................................................................... 69

4.1.3 Análisis institucional ............................................................................................... 70

4

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Ejes temáticos para la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes .................................................................................................. 71

4.2 Protección Integral ................................................................................................................. 71

4.2.1 A la vida ....................................................................................................................... 71

4.2.2 Al desarrollo .............................................................................................................. 77

4.2.3 A la protección ......................................................................................................... 82

4.2.4 A la participación ..................................................................................................... 92

4.2.5 Económicos, sociales y culturales ...................................................................... 103

4.3 Justicia Restaurativa ............................................................................................................. 105

4.3.1. ¿Qué se restaura?..................................................................................................... 107

4.3.2, ¿Cómo se restaura? ................................................................................................ 110

4.3.3. ¿A quiénes se restaura? ......................................................................................... 121

4.3.4. ¿Para qué se restaura? ........................................................................................... 124

4.3.5. ¿Quién restaura? ...................................................................................................... 129

4.4. Inclusión ..................................................................................................................................... 133

4.5. Corresponsabilidad ................................................................................................................ 156

4.6. Análisis institucional: una observación como apoyo al ejercicio cualitativo .... 183

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .................................................................................. 193

BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................................................... 207

NORMATIVA ...................................................................................................................................... 217

5

PRESENTACIÓN

EEl Ministerio de Justicia y del Derecho, conforme a su misión, ha venido impulsan-do la construcción de lineamientos de política pública, cuyo objetivo se orienta al amparo efectivo de los Derechos y al fortalecimiento de un Estado Social y De-

mocrático. Es así como en respuesta a lo señalado en el Artículo 95 de la Ley 1453 de 2011, se presenta este estudio que contribuye a la construcción de la Política Pública de Prevención de la Delincuencia en Adolescentes y Jóvenes.

La elaboración de una política pública de prevención de la delincuencia juvenil desde un enfoque de Derechos, implica una mirada a las disposiciones contenidas en acuer-dos internacionales y nacionales que consideran a los Niños, las Niñas y Adolescentes como sujetos de Derechos e interés superior de la sociedad. Por tanto su participación en delitos pone de manifiesto una paradoja expresada en el hecho de que el interés superior de la sociedad, al delinquir, vulnera los Derechos de otras personas. Desde este estudio, la prevención de la delincuencia juvenil observa la complejidad que encierra esta paradoja a través de cuatro grandes ejes temáticos: la Protección Integral, la Justi-cia Restaurativa, la Inclusión y la Corresponsabilidad.

Los factores protectores y de riesgo en la comisión de delitos o en su reincidencia, hace aún más compleja la noción de prevención que le obliga ir más allá de explicaciones centradas solamente en factores individuales. En tanto esta población es parte consus-tancial de ámbitos diversos como la familia, el barrio, el colegio y su comunidad; este estudio es abordado desde una mirada compleja y sistémica.

El análisis de la Prevención de la delincuencia en Jóvenes y Adolescentes, por tanto, re-quiere una construcción participativa. Es así como a este estudio se vincularon diversos actores en distintas ciudades del país, entre quienes estuvieron Adolescentes, Jóvenes, familias, actores institucionales del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescen-tes, académicos y en general, expertos en el tema, quienes fueron vinculados al ejercicio a través de Grupos Focales y de Entrevistas a Profundidad, así como de observaciones y discusiones con relación a la delincuencia juvenil y su prevención en diferentes esce-narios.

Queremos destacar la participación importante del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, desde la Subdirección de Responsabilidad Penal en cabeza de la doctora Ale-jandra Campo y de su equipo técnico de la Sede Nacional, así como de sus Equipos

6

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Técnicos Regionales sin los cuales no hubiera sido posible el trabajo con actores claves en la prevención de la delincuencia. Igualmente fue de gran valor el trabajo que se desarrolló conjuntamente con la Policía Nacional a través de su Observatorio del Delito, en la construcción de datos que nutrieron sustancialmente el análisis. Agradecemos también el acompañamiento del Departamento Nacional de Planeación desde la Di-rección de Justicia, Seguridad y Gobierno, cuyo equipo técnico dirigido por el doctor Claudio Galán dio luces sobre temáticas cruciales de la prevención de la delincuencia en Adolescentes y Jóvenes. Es importante destacar la mirada multidimensional y compleja que a este estudio proveyeron todas las instituciones y actores nacionales, regionales, municipales; actores pertenecientes a grupos étnicos, madres, padres, parientes, veci-nas, y todo el entramado de redes que en torno a las Niñas, los Niños, Adolescentes y Jóvenes crean y construyen estrategias para su protección. Por tanto este estudio más que un insumo para la Política de Prevención de la Delincuencia Juvenil, es una apuesta a su capacidad de vivir una vida que se considere valiosa para ellas y ellos y, por tanto para la sociedad en su conjunto.

ALFONSO GÓMEZ MÉNDEZ Ministro de Justicia y del Derecho

Libertad y Orden

Capítulo IREFERENTES EPISTEMOLÓGICOS

“El vivir democrático es una obra de arte, no tiene que ver con eficiencia, con perfección; tiene que ver con el deseo de una convivencia en la fraternidad…

Al igual que la democracia, los derechos humanos son una obra de arte”.

Humberto Maturana Romesín.

8

Capítulo

I

1.1. Enfoque de derechos

El gran acuerdo nacional de 1991 señala que Colombia es un Estado social de dere-cho, como fundamento de una transformación desde la libertad individual al valor fundamental de la democracia: la dignidad humana como criterio de universalidad

de los derechos. Es por tanto, bajo este lente que la Constitución Política alude a todas las personas reconociéndoles su carácter de “sujetos de derechos”.

Los derechos como referente para el análisis de la Prevención de la Delincuencia en Jóvenes y Adolescentes, recoge toda su pertinencia en el primer artículo de la Conven-ción Universal de los Derechos Humanos: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros1”.

La observación y el análisis a la población de jóvenes y adolescentes desde los derechos, requiere precisar las especificidades jurídicas y normativas que ello encierra. Una mira-da al señalamiento específico hecho en acuerdos internacionales y nacionales acerca de que el interés superior de la sociedad es la infancia, la niñez y la adolescencia, permite comprender que su involucramiento en delitos, o su reincidencia en los mismos, lleva implícita una paradoja: al tiempo que son el interés superior de una sociedad vulneran los derechos de otras personas, al delinquir.

Lejos de desistir de la mirada de los derechos como un enfoque que provee una gran cantidad de elementos a partir de los cuales se desprende un análisis de la prevención de actos delictivos de adolescentes y jóvenes, dicha paradoja encuentra en estos –los Derechos– un marco explicativo amplio y comprensivo.

La Convención Internacional de los Derechos del Niño de 1989, marca un cambio radical en el significado de las etapas de la vida de quienes tienen hasta 18 años. Casi se podría decir que la infancia, la niñez y la adolescencia se constituyen en una creación reciente, en tanto que es desde esta Convención que se visibilizan como personas “sujetos de derechos”, ya no como “menores”. Este acuerdo internacional introduce un concepto sobre el desarrollo en estas etapas de la vida, de una gran complejidad que además de las transformaciones biológicas progresivas, agrega a este concepto de desarrollo la importancia de su fortalecimiento intelectual, de tener protección y de contar con espacios de participación donde sus fortalezas y capacidades se visibilicen. El cambio de

1 Convención Universal de los Derechos Humanos, 1948.

9

RefeRentes epistemológicos

Capítulo

I

condición de menores en la sociedad al de portadores de ciudadanía, en tanto sujetos de derechos, modifica sustancialmente su relación con la sociedad dado que los esfuer-zos e inversiones en su desarrollo revierten en un desarrollo individual pero también colectivo que impacta a todos los integrantes de la sociedad. Esto es: la protección a los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes es una inversión para la sociedad y no un gasto sin retorno, e implica una forma de hacer política social a partir del desarrollo mismo2. (Cunha, Heckman, 2006; Arango 2005; A.K. Sen. 2000).

1.2. Los derechos como libertadesEl desarrollo visto como “un proceso de expansión de las libertades reales de que disfrutan los individuos3” amplía el análisis de la justicia basada en la distribución de recursos y la igualdad en el acceso a los bienes primarios4, a la capacidad que tales recursos proveen a los individuos para vivir la vida que consideran valiosa. Como lo expresaría A.K. Sen: “La relación entre la libertad individual y el desarrollo social va más allá de la conexión constitutiva, por importante que esta sea. Lo que pueden conseguir positivamente los individuos depende de las oportunidades económicas, las libertades políticas, las fuerzas sociales y las posibilidades que brindan la salud, la educación bási-ca, el fomento y el cultivo de las iniciativas5”.

Una concepción profunda de los derechos como libertades los expresaría en términos del logro individual y el logro colectivo que su garantía implica, más allá de la simple oferta institucional. En este marco, los derechos se consideran como libertades, en tanto son fines del desarrollo mismo; la mera oferta de servicios materializada en cupos esco-lares, o en carnés de salud, no los garantizan por sí solos. Es necesaria la transformación de esa oferta de servicios en capacidad humana que expanda las libertades, cuyo logro permita una vida más libre y más digna (Sen, 1998). Es decir, las libertades se constitu-yen en la garantía misma de los derechos.

La expansión de capacidades se basa en el desarrollo de las libertades a través de las cuales se hace posible alcanzar una vida que los adolescentes, jóvenes y la sociedad de la que son parte integral, consideren valiosa. En este sentido, el éxito de una sociedad “ha de evaluarse principalmente en función de las libertades fundamentales con las que cuenten sus integrantes…Tener más libertad para hacer las cosas que tenemos razones para valorar es importante 1) por derecho propio para la libertad total de la persona y 2)

2 Literatura reciente aporta de manera importante a este tópico: los trabajos de Antonio Baldasarre así como los de Am-artya Sen y Rodolfo Arango sobre los Derechos Sociales, los cuales dan luces para sustentar esta mirada del impacto de intervenciones tempranas en el desarrollo. Así mismo, desde el análisis económico social, autores como Masterov, Cunha, Heckman y Sarmiento; encuentran altas tasas de retorno de las intervenciones tempranas, que se traducen en mayor calidad de vida, y en impactos a futuro sobre la sostenibilidad del desarrollo.

3 Sen, A. K. “Desarrollo y Libertad”, 2000.4 Sen en su crítica a Rawls y Dowrkin, destaca que no son los bienes primarios sino las capacidades las que constituyen

las libertades; ver Sen, en “Desarrollo y Libertad”, 2000 y Arango Rodolfo; “El Concepto de Derechos Sociales Funda-mentales”; 2005.

5 Sen; A. K. “Desarrollo y Libertad”; 2000 pág. 21.

10

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Capítulo

I

porque aumentar las oportunidades de la persona posibilita la obtención de resultados valiosos6”.

Bajo este análisis una posible explicación de la delincuencia de adolescentes y jóvenes se relaciona con la falta de oportunidades para potenciar muchas de sus capacidades, ocasionada por la privación de libertades sea que se trate de libertades básicas para sobrevivir, tener seguridad, posibilidades de desarrollo, o de la privación de libertades políticas o de participación7. Claramente nos apartamos aquí de una visión simplista que asocia la delincuencia con la mera falta de recursos económicos. Se trata más bien, de un amplio y complejo espectro de situaciones y condiciones que permea a toda la sociedad en su conjunto e impide alcanzar el logro de una vida mejor y más segura. No basta contar con suficiente dinero, o con altas tasas de crecimiento económico, para que la sociedad cuente con una estructura de valores que implique la protección de todos los ciudadanos y las ciudadanas, incluyendo sus jóvenes y adolescentes.

Relacionado con lo anterior y como parte de la paradoja planteada inicialmente, es esencial así mismo, reconocer la privación de las libertades de quienes son afectados por actos delictivos de adolescentes y jóvenes y que en muchos casos se concreta en la ausencia de seguridad8. Algunos análisis reconocen que si bien “la seguridad ciudadana se ha convertido en una de las principales preocupaciones en el mundo” … “estrategias parciales que se basan en nociones exclusivamente coercitivas o preventivas que no consideran además la coherencia con el sistema de justicia o con la estructura de valo-res de civilidad, han fracasado9”.

Ciertamente, esto complejiza la noción de prevención que no puede hacerse desde una mirada única y simple que reduzca la delincuencia de los jóvenes y adolescentes a su falta de oportunidades o aduciendo su minoría de edad. Está la sociedad entera involu-crada en tanto sistema social y es necesario mirar los impactos sobre las libertades que esta delincuencia produce en otros grupos humanos. No solo nos interesan los jóvenes y los adolescentes, también sus familias, comunidades y entornos hacen parte de este complejo entramado de la prevención.

6 Sen, Op. cit., 2000, pág. 35.7 Cuenta de ello dan los aumentos en los casos de violencia intrafamiliar que involucra a personas menores de 18 años.

El mayor número de víctimas por homicidio son hombres jóvenes entre los 20 y los 24 años. (Datos Forensis: Datos para la vida, 2012). Cerca del 7% de los niños y niñas menores de 14 años viven solos aunque tienen ambos padres y el 19,5% de niñas adolescentes entre 15 y 19 años han estado embarazadas. (ENDS 2010). La Encuesta de Deserción Escolar señala que cerca del 5,15% de los niños, niñas y jóvenes del país abandonan sus estudios, al tiempo que las cifras de la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) estima que del total de la población en edad de trabajar, el 41,6% no trabaja. Sin embargo, el 60,2% de los que tienen ocupación en ese mismo rango de edad, percibieron ingresos que no superaron un salario mínimo legal (abril-junio 2013).

8 Según los datos de la Encuesta de Victimización, elaborada por el DANE y la Alta Consejería Presidencial para la Seguridad y la Convivencia Ciudadana; en el total de las 20 ciudades geográficas focalizadas por la encuesta, 18,5% de la población de 15 años y más, reportó haber sido victimizada. En Pasto, la tasa de victimización fue 32,0%. La percepción de inseguridad es de 54.8%.

9 PNUD, “Abrir espacios a la seguridad ciudadana y al desarrollo humano”; Informe de desarrollo humano para América Central 2009-2010.

11

RefeRentes epistemológicos

Capítulo

I

1.3. Los derechos y la perspectiva sistémica-complejaComo puede evidenciarse en lo planteado hasta aquí, tenemos una mirada compleja y sistémica, que tomando distancia del simplismo unidireccional que focaliza en miradas de una sola vía que excluyen la integralidad y la diversidad, consulta un multiverso de análisis con relación al tema de los derechos en la población de Jóvenes y Adolescentes. Así es: hablar del logro individual, conduce a explorar el logro colectivo e ir más allá de la oferta institucional para adentrarse en componentes humanos y sociales, individuales y colectivos, que trascienden los recursos materiales visualizando un entrelazamiento complejo entre unos y otros; comprender a los individuos en un contexto organizado entre otras cosas por oportunidades económicas, libertades políticas, fuerzas sociales, como también posibilidades para el desarrollo de una vida digna con salud, educación y desarrollo de iniciativas es comprenderlos de manera compleja, lo que significa ver más allá del individuo, acercarse holísticamente a él; reconocer que en la relación del adoles-cente delincuente con una sociedad que lo considera interés superior nos encontramos con una paradoja, es dar una mirada compleja que se aparta de la incauta linealidad, optando por ver coherentemente el entramado que el fenómeno comporta.

De otra parte, asumir como columna vertebral de este trabajo los derechos humanos, exige pensar el tema también en perspectiva de derechos, siendo necesario adoptar adicionalmente un enfoque que facilite la visualización de los adolescentes y los jóve-nes miembros de una sociedad en dicha perspectiva y ello nos obliga a mirarlos en sus recursos, en sus potencialidades, en sus riquezas, en la enorme disposición de alternati-vas y posibilidades que en un ser humano en formación anidan; el Enfoque Apreciativo resulta coherente con este discurso, en tanto promueve la inclusión y se alinea con las teorías de los sistemas y de la complejidad, resultando pertinente para el estudio que nos proponemos, de manera que se incorpora también; ello, porque abordar en perspectiva de derechos un grupo poblacional tan importante como los jóvenes y los adolescentes desde el enfoque apreciativo, es acercarse de manera coherente con su calidad de interés superior de la sociedad, creer en ellos y apoyarse en una concep-tualización que facilite su potenciación y desarrollo de capacidades. A continuación se exponen algunas ideas respecto de dichas teorías.

1.3.1. Teoría de los sistemas

Acercarse a la comprensión de las relaciones sociales (grupos, individuos, organizacio-nes) desde la teoría de los sistemas, supone partir de postulados que indican que “el todo es más que la suma de las partes” aludiendo a que existen propiedades emergen-tes de cada uno de los integrantes de un sistema, que le enriquecen, le nutren y que dan lugar al nacimiento de una organización sobre cuyas partes retroactúan; en igual sentido “el todo es menos que la suma de las partes”, ya que estas pueden ser inhibidas por la organización a la que le dan vida; del mismo modo, situarse en una postura sisté-

12

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Capítulo

I

mica reivindica que las relaciones entre los componentes de una organización son las que le dan identidad10.

La teoría de los sistemas exige cambios en la concepción de ciencia, en tanto pasa de concebir los fenómenos sociales como aislados a partir de verdades únicas y con propiedades determinantes también aisladas, para concebirlos como producto de una dinámica relacional a partir de la cual se conforma un sistema que se autoorganiza, en el cual cada una de sus piezas conforma la armonía que crea tal sistema. En este orden de ideas, la teoría de los sistemas postula que las verdades son recreadas por el observador que es quien hace las distinciones atribuidas al sistema.

Comprender el mundo y sus relaciones a partir de la teoría de los sistemas significa situarse como científico social que sabe que construye la realidad a partir de sus obser-vaciones y que estas están atravesadas por sus historias, prejuicios, imaginarios, intere-ses (políticos, religiosos o personales -entre otros-), lo que en últimas es abandonar la idea de la certidumbre y de la posibilidad de comprender y describir realidades únicas; porque estas, lejos de ser externas y ajenas al observador, dependen de su creación, por lo tanto no pueden ser únicas11.

La circularidad, que trasciende la idea lineal de un mundo conformado por objetos desconectados causa-efecto, es condición de una mirada sistémica cuyo alcance señala que el objeto de estudio se conforma de componentes conectados directa e indirecta-mente. En una mayor complejidad, la teoría de los sistemas invita a comprender que los seres y sus relaciones son redes dentro de redes y las unidades son sistemas dentro de sistemas. Es así que pasa de ver las organizaciones sociales como estructuras rígidas estáticas, a verlas como dinámicas cambiantes, en permanente movimiento, en las que subyacen a su vez otras dinámicas, otros procesos, otras formas rédicas de organización.

En complemento de las ideas que acaban de esbozarse, es necesario señalar que un análisis sistémico ha de tener una mirada contextual, en tanto se considera que los seres vivos que integran una organización son a su vez productores y producto del mundo que habitan: social, político, económico, personal, etc. Esta concepción en armonía con las ideas expuestas, exige discernir que ningún fenómeno ocurre aislado de su contex-to, sino que este se integra sistémicamente a los seres vivos y sus organizaciones dando lugar a la emergencia de aquel.

Finalmente, es importante señalar que desde las precisiones en mención, al hablar de un sistema es imprescindible evocar la interrelación de componentes que actúan como un todo en una autoorganización que remite a la comprensión de la totalidad, lo cual para el caso del abordaje de los sistemas en los que actúan los adolescentes y los jóvenes, implica una mirada transdisciplinaria y un diálogo integrado de saberes que consulta y da relevancia al contexto en el que se producen los fenómenos, centrándose en las propiedades del observador que es quien hace las distinciones. Por supuesto, esta

10 Von Foerster, Heinz: “Las semillas de la cibernética” Gedisa, Barcelona, España ISBN 84-7432-414-1991.11 Édgar Morín: Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO, 1999.

13

RefeRentes epistemológicos

Capítulo

I

concepción implica validar al otro en la conversación, escucharle, considerar sus puntos de vista, opiniones, sentimientos, emociones y razones.

1.3.2. Teoría de la complejidad

La teoría de la complejidad, cuyo autor es el sociólogo Edgar Morín, demanda del inves-tigador y del interventor social el asumir su responsabilidad en la influencia a la hora de definir un problema o un dilema y en sus soluciones, en tanto su “marco de referencia personal está siempre presente en sus actuaciones profesionales toda vez que los fenó-menos abordados emergen en articulación simultánea de dominios bio-antropo-psico-socio-culturales y políticos12”.

De acuerdo con los desarrollos epistemológicos del doctor Morín, la teoría de la comple-jidad excluye compartimentalizar la información en pequeñas partículas que implican separar y reducir y, contiene “reunir sin dejar de distinguir”. Esta designación incita al científico social a comprender la realidad como un todo sin dejar de ver las particulari-dades de cada componente que lo integra; y más aún, a hacer distinciones en cada una de sus observaciones, con el fin de no caer en la simplicidad que generaliza y que incluye todo lo observado en un mismo paquete de descripciones. El reto es la construcción de múltiples verdades que a su vez se ocupan de ver cada una de estas en sus especificida-des, en aquello que hace única cada particularidad, pero que adicionalmente la conecta con las demás. Contempla la incertidumbre en un ir y venir con certidumbres, entre lo elemental y lo general, lo separable y lo inseparable, el orden y el desorden, la totalidad y las partes13.

En coherencia con la teoría de los sistemas, el autor refiere que “no se sabría separar la familia de su contexto cultural y social” con cuya afirmación da relevancia al contexto en su capacidad de transformar el mundo que integra. Señala así mismo, que la incerti-dumbre da lugar a la creación de nuevos mundos, poniendo así en tela de juicio la razón como portadora de una capacidad para describir y comprender el universo “tal cual es”.

Las proposiciones precitadas son compartidas por el biólogo Humberto Maturana, quien al poner en entredicho la capacidad del observador para acercarse a la realidad y comprenderla con exacta identidad, introduce el concepto de subjetividad que la caracteriza14. Así, indica Maturana que el lenguaje crea realidades y, consecuentemente se adentra en la idea de que el mundo se construye a partir de subjetividades, trascen-diendo, con Morín la concepción del científico social puro que es capaz de comprender y transmitir en una cuadrícula, un mundo inamovible y único que opera independiente-mente del observador. Consecuentemente, invita a adentrarse en un terreno en el que las distintas realidades tienen validez en un contexto determinado, al ser legitimadas

12 ICBF, 2008: Lineamientos técnicos para la inclusión y atención de familias.13 Morín, Édgar: “Introducción al pensamiento complejo”. México, D.F. Editorial Gedisa, 2004.14 Maturana, Romesín, Humberto: “La Democracia es una obra de arte, Cooperativa editorial Magisterio e Instituto para

el Desarrollo de la Democracia Luis Carlos Galán, 2004”.

14

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Capítulo

I

por el sentido que atribuye a ellas quien hace tales descripciones; es decir, el sentido es el que otorga el carácter de verdad a las descripciones hechas en su operar en conversa-ciones, por un observador cualquiera.

De gran importancia para la comprensión de cualquier dilema humano es el apartado que acaba de enunciarse, especialmente porque exige del científico social que tenga interés en comprender y hacer propuestas para la transformación de un dilema o un fe-nómeno social, una postura que incorpora certidumbres e incertidumbres desde el “no saber” que implica disponerse a conocer escuchando la voz y el sentido que los invo-lucrados dan a sus vivencias. Alude pues, a una postura ética que abandona la vanidad del saber científico para dar lugar a la co-construcción de nuevos saberes que validan al otro y, a la vez, para construir con el mismo cualquier alternativa de solución al referido dilema, en un entrelazamiento conversacional que otorga a cada actor importancia y validez en el proceso. En ello consiste el proceso científico sugerido por los autores que orientan este trabajo: en incorporar que su saber es limitado, que tiene fronteras y que solo escuchando y construyendo con los interesados en el tema que se aborda, e involucrándolos tanto en la comprensión del fenómeno como también en las posibles salidas a este, podrá construirse una respuesta armónica, democrática y humana, que vaya más allá de sus propios linderos. En el sentido de lo anunciado, cobra fuerza la frase del Korzybski “el mapa no es el territorio”.

1.3.3. Enfoque apreciativo

Esta teoría, al contrario de aquella que focaliza la dirección del cambio en la búsqueda del problema centrándose en lo que está errado o dañado (aproximación que es co-herente con la actitud histórica en los negocios americanos, que perciben los sistemas humanos como máquinas, y a las partes –personas– como intercambiables entre sí), asume que en cada pieza de arte hay belleza. El arte es una bella idea trasladada a una forma concreta. Para David Cooperrider, su creador, las organizaciones son expresiones de belleza y espíritu, así que no se puede desintegrar una organización para estudiar sus piezas.

El Enfoque Apreciativo, adoptado en la comprensión y en la intervención en grupos so-ciales (empresas, familias, equipos, otros) sugiere buscar lo que funciona en una organi-zación. El resultado tangible del proceso de investigación, es una serie de declaraciones que describen dónde quiere estar el grupo, con base en los mejores momentos en los que ya ha estado. Concibe que dado que las declaraciones se encuentran asentadas en la experiencia real y la historia de las personas, la gente sabe cómo repetir este éxito, creando una nueva energía que es positiva y sinérgica. Agrega que trabajar sobre los “NOS” tiene potencial para producir un ambiente más bien negativo en la medida en que sensibiliza al sentimiento de frustración e infecta negativamente la energía, en tan-to que pensar prospectiva y positivamente sensibiliza en este sentido, inspira, genera confianza y potencializa a los participantes en tales conversaciones. El enfoque apre-ciativo es, pues, una manera de ubicarse en la vida para ver lo que sí funciona y hacer

15

RefeRentes epistemológicos

Capítulo

I

innovadora y participativamente más de lo mismo, en vez de quedarse en el fracaso quizás también haciendo más de lo mismo que no funciona.

El autor introduce unas leyes o postulados del Enfoque Apreciativo, entre los que se destacan:

1. “En todo sistema, organización o grupo, hay algo que sí funciona

2. Aquello en lo que nos enfocamos, se convierte en realidad

3. La realidad es creada en el momento, y hay múltiples realidades

4. El acto de plantear preguntas sobre una organización o grupo lo influencia en algu-na manera

5. Las personas sienten mayor confianza y comodidad en el camino hacia el futuro (lo desconocido) cuando llevan con ellos apartes de su pasado (lo conocido)

6. Si llevamos partes del pasado hacia delante, deberían ser lo mejor del pasado

7. Es importante valorar las diferencias

8. El lenguaje que usamos crea nuestra realidad”15

Para comprender el Enfoque Apreciativo es necesario entender el rol que juegan las suposiciones en las organizaciones: los grupos se comportan de acuerdo a las reglas del comportamiento grupal, conjunto de creencias compartidas; las suposiciones conducen a que el grupo piense y actúe de determinadas maneras, constituyendo na-rrativas poderosas que se incorporan en la cultura del sistema, organización o grupo, cerrando aparentemente la posibilidad de introducir nuevas formas de sentir, observar o hacer, respecto de algo en particular. Este precepto se articula con el descrito por el Biólogo Maturana en el sentido de que el lenguaje de ser construye y preceptúa que las construcciones sociales circulantes en los grupos cobran identidad y dan sentido, conformando su propia realidad.

El doctor Cooperrider plantea que focalizarse en lo que no funciona es una actitud sin sentido que desgasta los sistemas sociales al llevarlos frecuentemente a centrarse por ejemplo en un 94% de insatisfacción en vez de referirse al 6% de miembros que están felices, para indagar acerca de lo que les condujo a este estado; señala que esta es una manera simplista y cínica de abordar los problemas y, propone el reto de experimentar el Enfoque Apreciativo abandonando la obsesión de aprender de nuestros errores para aprender de nuestros éxitos. Indica que “realizando preguntas apreciativas también ob-tengo la información que necesito, pero la diferencia está en que la organización tiene el conocimiento, la confianza, la inspiración confirmada de que han hecho cosas bien y

15 Sue Annis Hammond. Thin Book Publishing Co. 86 SW Century Drive PMB 446 Bend, or 97702 página web: www.thinbook.com Material multicopiado, Sistemas Humanos, Bogotá, noviembre de 1998.

16

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Capítulo

I

de que las seguirán haciendo en la medida en que tengan una conciencia más elevada de lo que sí funciona. Y no solo yo obtengo el don de unos nuevos ojos sino que otros lo obtienen también”.

El Enfoque Apreciativo se erige como teoría con herramientas y metodologías que in-citan y provocan el florecimiento de los sistemas humanos en procesos participativos incluyentes orientadores del éxito buscado. Implica, conforme a los postulados arriba descritos, reconocer que en cualquier sistema organizado por seres vivos algo funciona y que las realidades se construyen en el lenguaje. Este es un desafío de gran envergadu-ra para quien quiera que desee aproximarse a la delincuencia juvenil y a su prevención, pues la cultura ha impuesto al tema una mirada deficitaria que conduce es a la exclu-sión; pero mirar en forma apreciativa supone incluir al otro, esculcar en su relato y en su contexto, construir con él a partir de sus fortalezas.

Capítulo IIUNA APROXIMACIÓN A LA DELINCUENCIA EN JÓVENES Y ADOLESCENTESNota: El apartado 2.3 de este capítulo, se construyó conjuntamente con el Observatorio del Delito de la

Policía Nacional, adscrito a la Dirección de Investigación Criminal en el que participaron los investi-gadores: Patrullero Yeizon Andrés Duarte V., analista de investigación criminológica y Marta Lucía Jiménez Bejarano, psicóloga16.

16 Agradecemos al Mayor Giovanni Aurelio Torres Guzmán-Jefe del Observatorio del Delito, por facilitar el trabajo con-junto Ministerio de Justicia-Policía Nacional, en torno a esta temática.

Libertad y Orden

18

Capítulo

II

2.1. Acerca de la delincuencia

Como se ha mencionado, el fenómeno de la delincuencia reviste una enorme complejidad explicada en buena parte por el significado que en un Estado Social de Derecho, los niños, las niñas y los adolescentes tienen en calidad de interés

superior de la sociedad. Dicha complejidad radica en que si bien su importancia reviste tal magnitud, el Estado, la sociedad civil y la familia, no siempre reconocen este carácter, pues en algunos casos no logran garantizar los derechos de esta población. Ocurre, así mismo, que en algunos casos la vulneración de derechos de otras personas proviene de actos delictivos que estos cometen, lo que además de paradójico se constituye en un dilema ético para la sociedad entera. Una mirada reflexiva obliga a preguntarnos entonces sobre por qué son el interés Superior de una Sociedad que a través de la Ley 1098 de 2006 así lo consideró17 y por tanto, a evaluar la efectividad de estrategias y acciones orientadas a hacer válido este postulado en un marco de garantía de derechos para todas las personas, en contraposición a enfoques y miradas eminentemente pasi-vas acerca de los niños y los adolescentes18; así como la llamada doctrina de la “Situación Irregular” (García Méndez, 1991).

Cuenta de lo dicho atrás dan estudios como el de John Boswell19 al describir el significa-do del vocablo “infancia”, el cual por un largo lapso en el curso de la historia occidental se asumió como una condición jurídica que implicaba permanecer bajo el control de otro: “un padre, un señor, un marido… Surge la tentación de deducir de este vínculo lingüístico, que los Niños y Jóvenes ocuparon la posición de esclavos, pero es más pro-bable que la conexión verbal sea ligada al hecho de considerar que los propios roles sociales (esclavo, siervo, siervo de la gleba, etc.) eran equivalentes al rol social de los ‘niños’, en cuanto a poder y condición jurídica, cualquiera fuera la edad de la persona”20.

17 Ley 1098 de 2006; Código de Infancia y Adolescencia; artículo 8.18 García Méndez, E. señala en su trabajo Emilio García Méndez. “Niño abandonado, niño delincuente” algunos enfoques

de los siglos XIX y XX los cuales se concretan en el llamado modelo “Proteccionista-Salvacionista”, uno de cuyos prin-cipales efectos ha sido la marginalidad. Así mismo establece tres categorías sociales más afectadas por el fenómeno de la marginalidad: quienes no logran acceder o son expulsados del mercado de trabajo, las mujeres y la infancia. De la primera categoría da cuenta un sistema mixto represivo-caritativo que se activa a través de la vieja y extendida distinción entre pobres potencialmente aptos o no para el trabajo. Las mujeres, subsumidas como fuerza auxiliar de reproducción del trabajo, resultan ignoradas en cuanto a política social y habrá que esperar todavía varias décadas para que su colocación marginal sea percibida como un verdadero problema social.

19 Boswell, John (1991). L’abbandono dei bambini in Europa Occidentale. Milano, Rizzoli, citado en García Méndez, Emilio; “Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de la situación irregular a la protección integral”.

20 Boswell, John (1991). L’abbandono dei bambini in Europa Occidentale. Milano, Rizzoli, citado por García Méndez, Emilio; “Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de la situación irregular a la protección integral,

19

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

Un cambio radical de esta concepción plantea entonces la doctrina de la Protección Integral a los derechos de Niños, Niñas y Adolescentes, lo cual será analizado de ma-nera más amplia posteriormente. Cabe aquí sin embargo, reconocer la delincuencia en Jóvenes y Adolescentes como resultado de múltiples factores individuales, pero también familiares y sociales. Como lo señala García Vásquez “las teorías del desarrollo social sostienen que el comportamiento de los jóvenes se encuentra muy influenciado por los vínculos que desarrollan con los grupos sociales más importantes en sus vidas: familia, escuela, grupo de amigos y comunidad”21, a partir de los cuales construyen su desarrollo basado en comportamientos prosociales o en su defecto, antisociales (ICBF, 2008; Vásquez González C., 2003). Las etapas tempranas de la vida son el escenario de aprendizaje y construcción del desarrollo futuro. Diversos autores coinciden al identifi-car como normales, comportamientos antisociales en niños, niñas y adolescentes22 en tanto se constituyen en parte de su proceso de formación, crecimiento y aprendizaje. “Una minoría de esos Niños y Adolescentes, generalmente autores de delitos más gra-ves y frecuentes, tienen más posibilidades de convertirse en delincuentes habituales, que los que comienzan a edades más tardías”23.

2.1.1. Factores protectores y de riesgo asociados a la delincuencia

Se podría pensar que es amplio el consenso en muchos estudiosos y académicos de la Delincuencia en Adolescentes y Jóvenes, al identificarlo como un fenómeno multidimen-sional. Vale señalar que para muchos autores este fenómeno encuentra sus explicaciones principalmente en factores individuales o generados en ámbitos muy próximos a estos, como la familia o la escuela. Otros autores la consideran como un fenómeno social en tan-to se explica por las dinámicas propias de los sistemas económicos, políticos y sociales24 (PNUD, 1999; Emmerich Norberto, 2011; Andrei Valdenegro B., 2005), donde enfrentan dificultades de acceso y permanencia en sus estudios25, pero no encuentran empleos de calidad y pasan de la ocasionalidad laboral a un estado de desempleo26. Estas y otras circunstancias hacen de los jóvenes presa fácil de la delincuencia organizada, donde encuentran además de “opciones” económicas, aceptación, validación. Se podría decir

documento de trabajo para el Seminario La legislación de menores en América Latina: una doctrina en situación ir-regular.

21 Vásquez González, Carlos: “Predicción y Prevención de la Delincuencia según las Teorías del Desarrollo”.22 Vásquez González (2003) cita los trabajos de Huizinga, Loeber, Thornberry y Cothern, 2000. Así mismo, los ensayos

de autores como Heckman, Masterov y Cunha, señalan reiteradamente estas etapas tempranas como de enorme importancia en la construcción del desarrollo posterior.

23 Vásquez González alude aquí a los trabajos de Farrington, 1997; Howell, 1997; Wasserman, Miller y Cothern, 2000; Loeber y Farrington, 2000; Burns, Howell et al., 2003.

24 Se destacan los trabajos de Carlos Vásquez González; Andreis Valdenegro Boris Psychosocial Factors Associated to the Juvenile Delinquency, PSYKHE 2005, Vol.14, Nº 2, 33 - 42, Chile.

25 Resultados de la Encuesta de Deserción Escolar señalan entre algunos factores que afectan el acceso y la retención entre otros, la distancia de colegios, problemas económicos y dificultades académicas, entre las causas de abandono. MEN, Encuesta de Deserción Escolar, 2011.

26 Esta expresión NI-NI se acuñó por primera vez por el gobierno británico (NEET) para calificar un preocupante grupo de población en aumento entre 14 y 26 años, que no están vinculados al sistema educativo ni vinculados a actividades laborales o productivas. Esto como expresión de fenómenos como la deserción escolar, la baja calidad educativa y la falta de oportunidades laborales para los jóvenes.

20

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

que son el eslabón más débil (y probablemente más visibilizado)27 de una mayor cadena delictiva. “El crimen ofrece a estos Niños y Niñas las recompensas, el reconocimiento y el dinero que no encuentran en la sociedad de manera legal. Además, el narcotráfico está teniendo un impacto cultural sobre Niños y Niñas que quieren convertirse en líderes de un grupo criminal, exaltan los actos de los narcotraficantes y quieren emularlos”… “La pandilla local es normalmente la manera más sencilla para Niños y Niñas de entrar en interacción sistemática con el crimen organizado”28.

El Modelo de Desarrollo Social es un instrumento analítico que permite explorar los fac-tores y causas de la delincuencia que se hace manifiesta en Adolescentes y Jóvenes29; sugiere que el desarrollo de comportamientos prosociales o antisociales de jóvenes y adolescentes está afectado en parte por el grado de involucramiento y relación que tengan con amigos, así como por el grado de prosocialidad que estos manifiesten. Están involucrados en esta mayor o menor prosocialidad de los comportamientos en Jóvenes y Adolescentes “la habilidad, los costos y recompensas que requiere esa interacción (teoría del aprendizaje social), y la mayor o menor vinculación que los jóvenes adquie-ran con individuos prosociales o antisociales (teoría del control social)”30. La interacción de unos y otros factores tiene la misma lógica, de suerte que frente a las implicaciones de algunos factores de riesgo de consumo de sustancias psicoactivas o de delinquir, es posible prevenirlos a través de la promoción de vínculos sólidos que se crean desde la primera infancia con la familia, y con la escuela31 y construyendo habilidades sociales en Niños y Niñas, para alcanzar relaciones prosociales. Su impacto se evidencia de una parte en la reducción del riesgo de incurrir en delito, pero también en altas tasas de retorno para la inversión pública social como expresión del llamado logro colectivo. Ja-mes Heckman, premio Nobel de Economía 2000 señala que “Un momento crítico para formar la productividad es desde el nacimiento hasta los 5 años, cuando el cerebro se desarrolla rápidamente para construir el fundamento del conocimiento y habilidades necesarias en el carácter para conseguir el éxito en la escuela, la salud, la carrera y la vida. La educación preescolar fomenta las habilidades cognitivas, junto con la atención,

27 Algunos expertos señalan que los factores sociales explicativos del fenómeno de la delincuencia juvenil, asocian tales hechos delictivos con acciones y organizaciones más amplias como las bandas criminales y con el crimen organizado. No obstante, pareciera generalizada la percepción que los medios proveen acerca de una delincuencia de jóvenes y adolescentes creciente, aislada, independiente y autónoma.

28 Emmerich Norberto, “Cruce de fuego: niños, niñas y adolescentes en el narcotráfico mexicano”; Documentos de Trabajo No. 274; Universidad Facultad de Estudios para Graduados; Doctorado en Ciencia Política; Universidad de Belgrano; Buenos Aires; noviembre 2011.

29 Este apartado es una descripción de los análisis que elaboró Carlos Vásquez González (2003) en su documento “Pre-dicción y prevención de la delincuencia, al modelo de desarrollo social como herramienta eficaz para la comprensión de este fenómeno”, que tal y como lo describe ha sido elaborado por Catalano y Hawkins (1996), a partir de una in-tegración de la teoría de la asociación diferencial (Cressey, 1953; Matsueda, 1988), la teoría del control social (Hirschi, 1969) y la del aprendizaje social (Bandura, 1977). (Howell, 1997; Battin-Pearson et al., 1998).

30 Vásquez González, op. cit.31 El Modelo de Comportamientos Prosociales validado por el ICBF, despliega un amplio análisis sobre la posibilidad de

prevención de comportamientos agresivos en Niños y Niñas en primera infancia, en particular, entre los 3 y los 6 años de edad, basado en diagnósticos tempranos y trabajando con integrantes de los ámbitos donde su vida transcurre: maestras (os), cuidadoras (es), padres y madres y otros parientes.

21

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

la motivación, el autocontrol y la sociabilidad, las habilidades de carácter, convierten el conocimiento en “saber cómo” y a personas en ciudadanos productivos”32.

La fortaleza de las intervenciones tempranas33 como promoción de factores protectores a la delincuencia en la Juventud y la Adolescencia, va más allá del desarrollo de habili-dades cognitivas y sociales de quienes son sus beneficiarios directos. La posibilidad de fortalecer el desarrollo descansa en la evidencia de su impacto intergeneracional sobre los hijos que tendrán los Niños y Niñas a quienes se hace la intervención hoy:

“… Las intervenciones tempranas que parcialmente remedian los efectos de ambientes adversos, pueden reversar en algo el daño de la desventaja y tener una alta tasa econó-mica de retorno. Estas no solo benefician a los mismos Niños y Niñas, sino también a sus hijos, así como a la sociedad en general. La inversión en Niños y Niñas en situaciones ad-versas es una inusual política pública sin que implique una disyuntiva entre la eficiencia y la equidad. Reduce la desigualdad ocasionada por las diferencias al nacer y al mismo tiempo incrementa la productividad de la sociedad en su conjunto”34.

Tales análisis sustentan la importancia de la detección y prevención en etapas tem-pranas de la vida de comportamientos agresivos que se constituyen posteriormente en factores de riesgo a la delincuencia. El Modelo de Comportamientos Prosociales de Colombia reconoce a partir del modelo ecológico que comprender y percibir a las personas participantes como sujetos sociales en interacción con una serie de recursos y posibilidades de cambio y transformación35 son fortalezas a través de las cuales es posible identificar los factores protectores36.

La obra del profesor Vásquez González37 provee una amplia descripción y análisis de trabajos longitudinales que han observado a niños, niñas, jóvenes y adolescentes en sus ámbitos cotidianos como el escolar. De particular importancia son los análisis conteni-dos en “The Pittsburgh Youth Study”, The Rochester Youth Development Study” y “The

32 Heckman, James. J., en www.heckmanequation.org.33 Si bien, en este apartado nos referimos a las intervenciones tempranas como las que se desarrollan en la primera

infancia, no siempre el concepto alude a este ciclo etario, ya que las intervenciones tempranas pueden aludir en otro contexto narrativo, a otras edades vitales.

34 The Productivity Argument for Investing in Young Children* James J. Heckman and Dimitriy V. Masterov. Esta confer-encia fue galardonada con el “T.W. Schultz Award Lecture” en el marco de la reunión anual del “Allied Social Sciences Association” (la traducción es nuestra). Chicago, 2007, http://jenni.uchicago.edu/Invest/.

35 ICBF, “Promoción de Comportamientos Prosociales con las Familias; Niños y Niñas de 4 a 6 años: Una alternativa para la prevención de la agresión en la Primera Infancia”; Documento Conceptual; segunda edición, 2010.

36 Se destacan en el análisis de factores de riesgo y protectores los análisis longitudinales tales como The Denver Youth Survey, que trabajó con 1.527 chicos y chicas procedentes de barrios de alto riesgo de Denver, quienes en 1987 tenían 7, 9, 11, 13 y 15 años, dirigido por David Huizinga en la Universidad de Colorado; The Rochester Youth Development Study, dirigido por Terence P. Thornberry en la Universidad de Albany, y The Pittsburgh Youth Study. Estas tres en-cuestas longitudinales hacen parte de un estudio más amplio: The Program of Research on the Causes and Correlates of Delinquency, iniciado en 1986 por The Office of Juvenile Justice and Delinquency Prevention (OJJDP).

37 Investigador y estudioso de la temática de delincuencia juvenil, es licenciado en Derecho y doctor de la UNAD. En su trabajo sobre predicción y prevención de la delincuencia juvenil abordó un amplio espectro de trabajos, autores e investigaciones inscritos en las teorías del desarrollo social.

22

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Denver Youth Survey”38. Según investigadores como Huizinga, Loeber y Thornberry, quienes a través de sus estudios longitudinales examinaron ampliamente factores de riesgo y protectores, los “mejores factores predictores para un adecuado desarrollo en la adolescencia tienen que ver con el tener amigos con un comportamiento convencio-nal, una familia estable y un adecuado control paterno, positivas expectativas de futuro y no tener amigos delincuentes”39.

Por su parte, The Pittsburgh Youth Study observó a una muestra de personas en dife-rentes grados en colegios públicos por más de diez años, con el propósito de indagar por qué estos se involucran en actos delictivos. Como factores individuales, el estudio pudo identificar la impulsividad, el coeficiente intelectual y la personalidad. Dentro de los factores de riesgo desde la familia, estos se relacionan con un cuidado y atención deficientes, comunicación precaria y abuso verbal y físico. El estudio identifica como factores de riesgo el estatus socioeconómico o habitar en barrios conflictivos.

The Rochester Youth Development Study que se aplicó a un grupo de estudiantes con-siderados en alto riesgo de delinquir y de consumo de SPA encuentra en los vínculos afectivos y la retención escolar factores protectores potentes para la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes. Concretamente, el estudio concluye que “los niños que tienen un mayor grado de cariño y compromiso con sus padres tienen me-nos implicación en actividades delictivas; un pobre rendimiento escolar se encuentra asociado con un incremento en implicaciones delictivas y de consumo de drogas; la asociación con amigos delincuentes hace más fuerte y consistente la relación con la delincuencia…”40.

2.2. Prevención para quién y prevención para quéPara los fines de este estudio, la pregunta sobre a quiénes va dirigida la prevención y con qué propósito, delinea el alcance de la Política de Prevención de la Delincuencia Ju-venil, de la que esta investigación es insumo: dicho alcance se concreta en la prevención secundaria y la prevención terciaria. Es así que la prevención tiene como interlocutores a niños, niñas y adolescentes que se encuentran en riesgo de delinquir, a sus familias y redes y a quienes integran los sistemas relacionados directamente con estos.

De manera coherente con los análisis y resultados de investigaciones como los men-cionados en el anterior numeral, el riesgo de delinquir puede explicarse también por factores inherentes al individuo o por factores que ganan espacio en sus ámbitos coti-dianos. En este sentido, la familia como su contexto primario es potencialmente un ám-bito de prevención secundaria cuando interviene tempranamente en sus niños y niñas (primera infancia), para que desarrollen capacidades que se constituyen en el trayecto

38 Carlos Vásquez González en su trabajo sobre predicción y prevención de la delincuencia juvenil, op. cit., destaca los análisis de Tremblay y Craig, 1995; Lipsey y Derzon, 1998.

39 Vásquez González Carlos, Op. cit.40 Browning, Thornberry y Porter, 1999, citados en Vásquez González Carlos; Op. cit.

23

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

de su niñez, adolescencia y juventud en factores que los distancian de la probabilidad de delinquir41. No obstante, este proceso en algunas familias enfrenta condiciones de vulnerabilidad que justificaría más claramente intervenciones tempranas como preven-ción secundaria de la delincuencia.

La familia en tanto se constituye en un complejo entramado de vínculos que conforman relaciones y redes es determinante en la construcción de factores que propicien el riesgo de delinquir o factores que protejan a los niños desde temprana edad de incurrir en ac-tos delictivos. Cada familia se mueve en el devenir de los recursos y los acontecimientos que le son propios y conforman su “mundo privado”. La vulnerabilidad puede provenir de diferentes causas, de diferente forma y con diferente intensidad. Sin embargo, es probable que niños y niñas en primera infancia cuyos padres sean adolescentes o que sean víctimas de maltrato y violencia intrafamiliar –entre otros varios factores– puedan moverse posteriormente hacia lo delictivo. Las intervenciones durante los primeros años de vida, que garantizan el desarrollo de sus capacidades, los distanciarán de la delincuencia, dado el claro impacto sobre su desarrollo. Estas intervenciones, entonces, deben involucrar a la familia como un actor central teniendo en cuenta que es un ám-bito vital de los niños y niñas en primera infancia, no solo porque es tal vez el espacio donde transcurre la mayor parte de su vida, sino porque la posibilidad de aprehender el mundo de afuera depende de las fortalezas que este mundo de lo privado les provea.

Intervenciones en otros ámbitos como el barrio, la escuela, la calle, donde el riesgo de delinquir es latente, son también parte de la intervención secundaria. En este sentido, los sistemas escolares cumplen roles centrales en esta prevención en tanto deben pro-mover el acceso de niñas, niños, adolescentes y jóvenes al ámbito educativo, así como definir estrategias y mecanismos que los retengan dentro del sistema escolar. Tal vez sea esta la permanencia de los jóvenes y los adolescentes uno de los mayores desafíos de un sistema escolar, pues se trata de una población fuertemente apuntalada desde diferentes problemáticas económicas y sociales como el desempleo o la ausencia de recursos, que mezcladas con las “nuevas lógicas” económicas (microtráfico, porte ilegal de armas, distribución de sustancias psicoactivas…) la presiona al abandono escolar.

La prevención secundaria, entonces, es para que los niños, las niñas, jóvenes y adoles-centes que aún no han ingresado a un sistema de responsabilidad penal no se involu-cren en actos delictivos, o para que se distancien de ellos.

En el caso de adolescentes y jóvenes que han pasado o se encuentran en el Sistema de Responsabilidad Penal, la prevención se realiza de manera directa en el ámbito ins-titucional y de manera indirecta pero con igual fuerza e interés en otros ámbitos que en la prevención secundaria son centrales, como el familiar, el escolar o el barrial. Esto significa que el hábitat para esta prevención terciaria no ocurre principalmente en los

41 La Estrategia “Cero a Siempre”, promovida desde la Presidencia de la República, se centra en la atención en aspectos claves que son propios de la primera infancia, pero que tienen un alto impacto en el desarrollo futuro de los niños y niñas.

24

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

que fueron sus contextos cotidianos, estos se reorganizan y recomponen en torno a un contexto institucional donde transcurre la sanción.

La prevención terciaria tiene el propósito, por tanto, de evitar la reincidencia de ado-lescentes y jóvenes en el mismo delito o en delitos más graves aún. En el marco de esta prevención, adquiere sentido el enfoque pedagógico que implica asumir la res-ponsabilidad de un delito cometido y por tanto la finalidad de restaurar el daño. En este marco, es parte de la prevención terciaria el seguimiento y acompañamiento a aquellas personas jóvenes y adolescentes que egresan del Sistema de Responsabilidad Penal, o posegreso, como una fase clave de reconstrucción de su proyecto de vida y de reinser-ción en su comunidad.

2.3. Una mirada a las cifras disponiblesIntroducción

Como se mencionó en el capítulo II, el hecho de que los adolescentes y jóvenes come-tan delitos está relacionado con esa unidad compleja compuesta por factores de riesgo y factores protectores que promueven o inhiben este fenómeno. Si bien dichos factores son opuestos, son también interdependientes entre sí; cuanto más protección ofrezcan para prevenir la delincuencia, más débiles son los factores de riesgo. En este sentido, se espera de la política pública la capacidad de diseñar y promover estrategias y acciones que fortalezcan en los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y sus entornos estrategias de afrontamiento que los distancien de la delincuencia.

En el caso específico de Colombia, la información para 15 ciudades sobre aprehensiones realizadas por la Policía Nacional entre 2003 y 2013, proveniente del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco), ofrece una aproximación sobre lo que puede ser esa relación entre los factores protectores y los de de riesgo, expresada en la vincu-lación a delitos por parte de niños, niñas y adolescentes y jóvenes entre 6 y 26 años de edad.

En este numeral entonces se analiza la información reportada sobre delitos, para dos grupos de edad: de 14 a 18 años y de 19 a 26 años, según cuatro principales tipos: 1º. Fabricación, porte o tráfico de estupefacientes; 2º. Hurto a personas; 3º. Fabricación, porte o tráfico de armas; y 4º. Lesiones personales. Aunque no hace parte de los prime-ros delitos, se incluyó en estas observaciones el de homicidio común.

Desde la prevención secundaria del delito, se analizan los datos disponibles sobre la población de 6 a 13 años que es conducida por la Policía Nacional ante las Defensorías de Familia por hallarse en circunstancias especiales asociadas a conductas punibles.

25

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

Acerca del delito y los hechos punibles

La riqueza de los datos disponibles permite un amplio análisis sobre los hechos punibles y los delitos cometidos por esta población, que enfocados desde los derechos plantea-dos por la Constitución Política como mínimos para alcanzar la condición de dignidad humana, son probablemente un indicio de vulneración de esta condición. Se infiere, por lo que indican los datos, que muchos niños, niñas y adolescentes una vez se han vinculado al trabajo no valoran la educación como una opción de vida42. De otra parte, y ligado a lo anterior, es probable que estos sean uno de los proveedores o el proveedor principal en sus familias y que además en el momento de ser registrada esta información hayan trabajado anteriormente. Por tanto, los derechos a la protección concretados en el derecho a contar con una familia que dé afecto y cuidado se ven trastocados al ser ellos los principales garantes de estos, realizando actividades económicas, propias de adultos.

En un intento por responder a la pregunta acerca de por qué delinquen los niños, niñas y adolescentes, un amplio abanico de explicaciones surge. A partir de la teoría de la asociación diferencial, el delito se explica como un fenómeno que se aprende de los entornos más cercanos, razón por la cual puede inferirse que como en todo lo que se aprende, se pueden perfeccionar las técnicas y puede llegar a permitir una escalada delictiva. Así mismo, cuando el delito es una condición arraigada dentro del sistema cultural y de valores en el que crece un menor de edad, suele existir la creencia de que no se está violando ningún código social porque esa actividad se convierte en algo co-tidiano, lo cual la legitima para ellos.

Ahora bien, es necesario tener en cuenta que la comisión del delito está mediada por diferentes factores que son determinantes. En este caso puede hablarse de la necesidad económica, que es por lo general la principal motivación que lleva a que el individuo delinca; de otro modo también influye la facilidad que se tiene para cometer el delito, por ejemplo si se posee un arma, o si el sitio en el que delinque presenta condiciones apropiadas para hacerlo, para esconderse o escapar; y finalmente, la experiencia previa que se tiene con el delito, directa en caso de que sea de parte de un familiar o un par cercano, o indirecta cuando surge por información de terceros. Así mismo es necesario tener en cuenta dentro de este punto que la manera en la que opera la mayor parte de delitos cambia dependiendo de las oportunidades que estos brindan, es decir, algunos delitos permiten que la persona opere sola, con compañía e incluso otros requieren la organización de grupos que llevan a cabo todo el “trabajo”. Adicionalmente, es frecuen-te encontrar el desconocimiento que se tiene de las implicaciones penales, familiares y sociales que conlleva la comisión de cualquier delito.

42 En revisión bibliográfica y diálogos con expertos, se establece coincidencia con esta afirmación que indica que los niños, niñas y adolescentes tienen mayor probabilidad de abandonar sus estudios cuando perciben ingresos.

26

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Niños y niñas sujetos de protección integral como interés superior de la Sociedad sin responsabilidad penal (de 6 a 13 años de edad)

Hablar de la población entre 6 y 13 años implica partir de los acuerdos internacionales y de la Carta Política nacional que los reconoce como interés superior de toda la sociedad, lo que obliga a analizar el tema desde lo planteado en el artículo 142 de la Ley 1098 de 2006, que señala: “Sin perjuicio de la responsabilidad civil de los padres o representan-tes legales, así como la responsabilidad penal (…), las personas menores de 14 años no serán juzgadas ni declaradas responsables penalmente, privadas de libertad, bajo denuncia o sindicación de haber cometido una conducta punible. La persona de cator-ce (14) años deberá ser entregada inmediatamente por la Policía de Infancia y Adoles-cencia ante la autoridad competente para la verificación de la garantía de sus derechos de acuerdo con lo establecido por esta ley. La Policía procederá a su identificación y a la recolección de los datos de la conducta punible”.

Al no tener responsabilidad de tipo penal, entran en proceso de restablecimiento de de-rechos, en coherencia con el artículo 9º del mismo código, que señala: “En todo acto, decisión o medida administrativa, judicial o de cualquier naturaleza que deba adoptarse con relación a niños, niñas o adolescentes, prevalecerán sus derechos”. Probablemente es en esta cohorte de edad donde con mayor claridad se observa la importancia de la prevención secundaria que implica para la sociedad entera proteger desde una mirada corresponsable su interés superior (ver capítulo I de este estudio).

El fenómeno del quinto grado

El hecho de que una población en este rango sea registrada por la policía por hechos punibles y llevada para la verificación de sus derechos ante las defensorías de familia pone en tela de juicio la construcción de factores preventivos en las primeras etapas de vida. Visto desde los derechos al desarrollo, estas estadísticas invitan a una reflexión más profunda que aproxime alguna explicación sobre por qué cerca de la mitad de esta población tiene quinto grado de escolaridad. Esta información es preocupante en sí misma, pero lo es aún más porque es una constante en todas las cohortes de edad que se analizan en este estudio, como se verá más adelante.

27

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

Gráfico 1. Grado de Escolaridad al momento de ser puestos a disposición de la Defensoría de Familia (Niños, Niñas 6 a 13 años)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Tal como se mencionó líneas arriba, el punto más alto de los hechos punibles regis-trados por la policía ocurre en personas cuya escolaridad está en quinto grado, justo cuando concluye la básica primaria, que representa cerca del 50% del total de registro en estas edades. En opinión de algunos investigadores, una posible explicación está en el hecho de que a esta edad son presa fácil de la delincuencia, pues no son tan pequeños que no puedan asumir estas “tareas”, pero a su vez no tan grandes como para preguntar o cuestionar las instrucciones y la naturaleza de estas. Es evidente que por estas parti-cularidades propias de la edad, esta población es objeto de fácil instrumentalización en las diversas dinámicas delictivas y por ello merece un tratamiento especial que incluya además observar la responsabilidad del entorno cercano y a adultos relacionados con ellos43.

Alcanzar el quinto grado es considerado por diferentes análisis como un logro y ha sido señalado como uno de los Objetivos del Milenio44; es probablemente para muchos el nivel máximo alcanzable de escolaridad ya que el sexto grado da cuenta de una gran deserción como lo indican los resultados de la Encuesta Nacional de Deserción Escolar45, que revela que esta ocurre principalmente en los grados primero y sexto. Algunas po-

43 Investigadores del Observatorio del Delito de la Policía Nacional señalan que de acuerdo con su experiencia, la vincu-lación en actos delictivos de NNA en este rango ocurre principalmente en el límite superior de este.

44 La Meta del Segundo Objetivo del Milenio es alcanzar la Universalización de la Básica Primaria45 Ministerio de Educación Nacional, “Encuesta de Deserción Escolar”, 2011.

-

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

1.600

ANAL

FABE

T0

PRIM

ERO

SEGU

NDO

TERC

ERO

CUAR

TO

QUIN

TO

SEXT

O

SÉPT

IMO

OCTA

VO

NOVE

NO

28

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

sibles explicaciones del abandono del sistema educativo se relacionan con el hecho de que no son pocos quienes en este rango de edad ya son proveedores en sus familias y necesitan conseguir ingresos; resulta entonces interesante vincular esto con los proce-sos de transformación en el cuidado en las familias y de sus estructuras.

la Encuesta de Demografía y Salud de año 201046 señala para la población entre 5 y 14 años que cerca del 60% de los encuestados viven solo con la madre, aunque tienen el padre vivo, al tiempo que menos del 9% viven solo con el padre teniendo viva la madre. Si a esto se le agrega que el 57,5% de los niños y niñas por debajo de los seis años no asiste a ninguna institución porque son cuidados en casa, es necesario considerar en un análisis de prevención del delito las transformaciones en las estructuras del cuidado, relacionadas en parte con la participación creciente de las mujeres en el mercado la-boral, ocasionando a su vez enormes transformaciones en las lógicas de protección en el interior de sus hogares y en la estructura familiar. Nuevos cuidadores y cuidadoras surgen entonces cuando los adultos salen en busca de ingresos al mercado laboral: cer-ca de un 25% de las madres con niños y niñas menores de 5 años los llevan con ellas47; el 39,7% son atendidos por sus abuelos en la zona urbana y el 35,5% en la rural; en el 10% de los casos, el cuidado es asumido por otros parientes, y en la zona urbana solo el 8,9% se quedan junto al cónyuge de la madre. Llama la atención cómo en estas nuevas estructuras del cuidado no solo los adultos mayores son parte esencial de este, también los niños y niñas son cuidadores de sus hermanas y hermanos pequeños, especialmente estas: la encuesta reporta que en el área rural cerca del 7% de los niños y niñas menores de 5 años son cuidados por la niña mayor y el 1,5% son cuidados por el niño mayor48. En este punto vale la pena señalar el desafío que dicha situación plantea al sistema educa-tivo en razón a la pérdida de niños y niñas en quinto de primaria; así mismo, se presenta un desafío a las familias, para que entre los dos sectores con una acción estatal decidida aseguren que los niños y niñas logren superar el quinto grado y llegar al bachillerato, rompiendo así con el ciclo que los expulsa del sistema educativo.

La actividad principal

La información recopilada por la Policía Nacional responde –entre otras cosas– a la pregunta sobre la actividad principal. Resulta sorprendente encontrar para este rango de edad 500 casos de niños, niñas y adolescentes que se clasifican como “desem-pleados”, 371 son estudiantes, y 100 identifican la delincuencia como su actividad principal. Es importante sin embargo señalar que casi la mitad de los niños y niñas no identifican la realización de actividades específicas en su vida cotidiana, de suerte que solo un porcentaje mínimo (4,8%) considera que sus actividades desarrolladas se asocian al delito.

46 Profamilia et al., “Encuesta Nacional de Demografía y Salud; Bogotá, 2010.47 La ENDS señala que el 65% de las mujeres encuestadas trabajan en ventas y servicios. Solo 2,5% trabajan como pro-

fesionales, técnicas o gerentes.48 Profamilia et al., ENDS, Op. cit., 2010.

29

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

No menos importante es la cifra de 500 “desempleados”, antes mencionada, en edades donde la vinculación laboral se considera explotación laboral o, dependiendo de la ac-tividad, en las peores formas de trabajo infantil (PFTI). La normatividad establece como trabajo infantil “… toda actividad física o mental, remunerada o no, dedicada a la pro-ducción, comercialización, transformación, venta o distribución de bienes o servicios, realizada en forma independiente o al servicio de otra persona natural o jurídica (…) por personas menores de 18 años de edad”49. A su vez, el artículo 3º del Convenio 182 de 1999 con la OIT determina dentro de las PFTI “La utilización, el reclutamiento o la oferta de niños para la realización de actividades ilícitas, en particular la producción y el tráfico de estupefacientes”50. De la misma manera, la Ley 1098 de 2006 señala que “la edad mínima de admisión al trabajo es a los quince años (…) excepcionalmente los niños, niñas menores de 15 años podrán recibir autorización de la Inspección del Trabajo, o en su defecto el ente territorial local, para desempeñar actividades remuneradas de tipo ar-tístico, cultural, recreativo y deportivo. La autorización establecerá (…) las condiciones en que esta actividad debe llevarse a cabo. En ningún caso el permiso excederá las (14) horas semanales”51.

Un dato interesante y que debe ser objeto de una mayor reflexión es que solo en dos casos quienes fueron conducidos por la policía ante la autoridad competente recono-cen que su principal actividad es el deporte. Sin desmedro del principio fundamental que emana de acuerdos y convenciones internacionales que indica que “Los Niños al Colegio, los Padres al Trabajo” y que representa la prioridad de la educación como ac-tividad para estos años de vida, es interesante recoger del análisis cualitativo cómo en opinión de diversos actores se reconoce claramente el uso del tiempo libre y el deporte en particular como un factor preventivo del delito.

Los resultados descritos para una población que no tiene responsabilidad penal ponen de manifiesto el papel central que debe cumplir la prevención secundaria orientada a evitar no solo que aparezca, sino también evitar una escalada de factores de riesgo en personas que desde temprana edad se han involucrado con este. Se presenta aquí un enorme desafío para las instituciones entre cuya misión están la protección de la familia y la garantía del derecho al desarrollo, en el sentido de asegurar que esta población disponga de programas y oferta de servicios suficiente, para que se alcance el adecuado desarrollo de sus capacidades y que la dote con suficientes elementos para continuar desarrollando un proyecto de vida valioso, lo que implica entre otras cosas ir más allá del quinto grado de primaria.

49 Ministerio del Trabajo et al., “Estrategia Nacional para Prevenir y Erradicar las Peores Formas de Trabajo Infantil y Proteger al Joven Trabajador”-2008-2015. Comité Interinstitucional-Secretaría Técnica.

50 El Convenio 182 de 1999 de la OIT fue adoptado en Colombia mediante la Ley 704 de 2001, declarado exequible por la Corte Constitucional en 2002 y ratificado en 2001, mediante el cual ingresó formalmente al bloque de constitucio-nalidad.

51 Artículo 35 de la Ley 1098 de 2006.

30

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Adolescentes sujetos de protección integral como interés superior de la sociedad y con responsabilidad penal (de 14 a 18 años de edad)

De acuerdo con el número de aprehensiones, los delitos en este grupo de edad son similares a los correspondientes al grupo de menores de 14 años. Es decir, el hurto y la fabricación, tráfico o porte de estupefacientes están a lo largo de 10 años, muy por encima del resto de delitos. Sin embargo, vale la pena mencionar que en esta población que tiene responsabilidad penal, el hurto a personas desciende considerablemente a partir del año 2006. Tal vez un poco prematuro sería explicarlo como efecto de la Ley 109852; sin embargo, en los años posteriores este delito desciende y se mantiene rela-tivamente estable hasta el 2012 (pasando de 11.000 aprehensiones en 2006 a 6.700 en 2012), muy probablemente como resultado de la puesta en marcha del SRPA. A partir de 2012 el hurto a personas ostenta un crecimiento que no alcanza los niveles del año 2006; comportamiento similar presenta lo relacionado con estupefacientes.

Por su parte, delitos como la fabricación, porte o tráfico ilegal de armas tienen un comportamiento estable sin aumentos o picos pronunciados a lo largo de la década. Lesiones personales y homicidios dan cuenta de un número de aprehensiones conside-rablemente menor que el de estupefacientes o hurto a personas (ver gráfica).

Gráfico 2. Recomposición de los cuatro principales delitos y el Homicidio en Adolescentes entre 14 y 18 años - Número de Aprehensiones. (2003-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

52 La Ley 1098 fue sancionada en noviembre de 2006, y su implementación paulatina comenzó en marzo de 2007.

0

2000

4000

6000

8000

10000

12000

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Delitos Fabricación, porte y trá�co de armasHurto a personas Fabricación, porte y trá�co de estupefacientesHomicidio Lesiones personales

31

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

Estas cifras guardan coherencia con lo planteado desde el análisis cualitativo por diver-sos actores, entre ellos adolescentes en riesgo o que han pasado por el SRPA, y quienes dan cuenta del papel que juega en el delito y en la incidencia de este el narcotráfico y su manifestación en los espacios de su vida cotidiana, a través del microtráfico y sus dinámicas (ver numeral 4.2.3).

De otra parte, es interesante señalar que para quienes han estado vinculados más de una vez al SRPA, hay un conocimiento adquirido sobre cómo funciona el Sistema, de suerte que, como señalan algunos expertos53, el delito y sus procesos de penalización pueden llegar a ser parte de su vida. Esto es una señal muy importante para la pre-vención terciaria, en tanto las posibilidades de separar su proyecto de vida del delito se alejan con la reincidencia. Tales reflexiones son relevantes a esta edad porque son muchos los casos de aprehensiones que se reportan.

El fenómeno del undécimo grado

Retomando el análisis sobre los niveles de escolaridad de quienes han sido aprehendidos por la Policía Nacional durante el período 2003-2013, a medida que el estudio analiza rangos de edad más altos, se observa que la mayor proporción de aprehensiones ocurre en personas con escolaridad en los grados quinto y once, es decir, al final de los ciclos educativos. Ya en el análisis cualitativo se sugirió que pareciera configurarse una red de conversaciones que dictamina la finalización de estos ciclos para dar comienzo a otros que no tienen que ver con la escolaridad y frente a los cuales ni el sistema educativo, ni las familias, ni el Estado tienen una estrategia que logre mantener a los niños, niñas y adolescentes en la ruta del conocimiento que privilegia sus capacidades y conlleva una vida valiosa. Algunas posibles explicaciones a la relación entre los mayores casos de delitos en personas con primaria o con bachillerato pueden encontrarse en la reducción de oferta de cupos para la básica secundaria y universitarios (técnicos y tecnológicos), así como en la falta de información que se tiene de acceso a la educación superior, en particular en ciudades intermedias y pequeñas.

Para este grupo de edad las mayores aprehensiones continuaron registrándose en aquellos adolescentes que han llegado a quinto de primaria y que no pasaron de este nivel, con 44.164 casos, que son el 30,39% del total; algo parecido ocurre en undécimo grado, al cierre de la secundaria, con 30.300 casos, que constituyen el 20,85% del total. Que el mayor número de personas menores de 13 años conducidas por la policía ante las defensorías de familia tengan una escolaridad hasta quito grado es preocupante; pero el hecho de que esta situación también sea significativa para el grado undécimo en la población de 14 a 18 años profundiza aún más esta problemática.

53 Policía Nacional, Observatorio del Delito.

32

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Gráfico 3. Recomposición de los cuatro principales Delitos más el de homicidio en Niños, Niñas y Adolescentes por Grado de Escolaridad de 14 a 18 años. Número de Aprehensiones. (2003-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Cada delito tiene su propio comportamiento, y los marcados puntos de quiebre en quinto y once varían según el delito del que se trate. La fabricación, tráfico o porte de armas opera a través de redes evidentes, que definen distintas tareas dependiendo de la edad. Los niños y niñas pequeños son actores muy pasivos, pero a medida que aumenta la edad esta participación es más clara, consciente y activa, pues implica la obtención de ingresos54. Es por ello que la intervención del Estado y de la familia, así como del sector educativo, priorizando en este grupo etario, es perentoria. Para el delito en mención, la participación de adolescentes en undécimo grado no es tan diferente de la de personas con noveno grado.

Quienes participan en el delito de hurto a personas lo hacen independiente de otros actores involucrados en esta misma cadena, lo que impide que tengan una visión de conjunto de la problemática que esta encierra y la posibilidad de ser conscientes del rol que se puede tener en esta dinámica. Cuenta de ello da que quienes son considera-das personas no delincuentes llegan a comprar en mercados ilegales diversos artículos personales, argumentando que son más económicos, constituyéndose en beneficiarios y partícipes indirectos de dicho delito y entorpeciendo la denuncia. En la fabricación, porte o tráfico de estupefacientes, si bien muestra para los grados quinto y undécimo

54 Con respecto al delito de tráfico, fabricación y porte de armas, es importante hacer mención a la efectividad de políti-cas y acciones como las campañas de desarme, que en algunas regiones del país tuvieron resultados importantes, como aquellas de cambiar juguetes por armas. Así mismo, cabe mencionar aquí la campaña de desarme de Bogotá, que ha mostrado un claro impacto en su reducción.

02000400060008000

100001200014000160001800020000

Fabricación, porte y trá�co de armas Hurto a personas

Fabricación, porte y trá�co de estupefacientes Homicidio

Lesiones personales

ANAL

FABE

TO

PRIM

ERO

SEGU

NDO

TERC

ERO

CUAR

TO

QUIN

TO

SEXT

O

SÉPT

IMO

OCTA

VO

NOVE

NO

DÉCIM

O

UNDÉ

CIMO

TÉCN

ICOS

TECN

ÓLOG

OS

UNIV

ERSIT

ARIO

S

33

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

incrementos importantes, no se puede ignorar la participación de adolescentes entre estos. En el caso del delito de homicidio común, este parece tener una menor participa-ción a medida que se cuenta con mayor escolaridad, de suerte que en undécimo grado ya no es tan evidente el aumento.

La fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, como ya se mencionó, es un delito que se incorpora en los espacios de la vida de los adolescentes y se adapta a sus entor-nos e impone sus lógicas. El mundo por fuera de su casa es vital para el adolescente; en el desarrollo de su identidad y autonomía, el grupo de amigos constituye parte esencial de su vida. Sin embargo, en muchos casos a este mundo conformado por el barrio, el parque, la cuadra, llegan nuevos actores que imponen nuevas “reglas del juego” como demarcar imaginariamente los territorios por donde se puede transitar, propiciando la vinculación al consumo y generando una transformación de los ámbitos públicos en ámbitos que se “privatizan” (tal como se menciona en este estudio).

La gravedad de este delito, además de lo mencionado, está en que puede ser me-diador de otros delitos. Su forma de actuar, en tanto se incorpora en los ámbitos de los adolescentes y sus familias, no necesariamente implica la desescolarización, pero transforma los roles de los adolescentes que progresivamente se vinculan a este en su ámbito escolar. “En la lógica del microtráfico, entre otras estrategias, el uso de jóvenes y adolescentes es común en las distintas dinámicas y fases del proceso (fabricación, trans-porte, distribución, etc.) por la más fácil vinculación de los estudiantes de los niveles de primaria y secundaria”55.

La actividad principal

Comparado con quienes están entre los 6 y los 13 años, en este rango de edad se in-corporan otras ocupaciones. En el caso de quienes fueron aprehendidos en la última década por porte ilegal de armas, el mundo del trabajo para la consecución de ingresos tiene un enorme peso en sus vidas: los adolescentes se consideran desempleados o tra-bajadores independientes probablemente ligados con el mundo del “rebusque”, y solo en tercer lugar se identifican como estudiantes. Un número no despreciable de 1.206 adolescentes considera que su actividad principal es el delito. En este rango de edad, se evidencian formas organizadas para delinquir, en tanto en este delito se registran 36 casos de pertenencia a bandas criminales. El espectro de actividades laborales se amplía y muestra una gran diversidad. Los datos son muy sugestivos al señalar que en 39 casos de aprehensiones, las personas consideran como su actividad principal ser ama de casa. Esta identificación de su actividad principal como “ama de casa” se manifiesta en mayores proporciones en otros delitos, siendo la cifra más alta la de fabricación, trá-fico o porte de estupefacientes. Este análisis invita a hacer reflexiones más profundas sobre la relación existente entre fenómenos sociales como el embarazo adolescente, la deserción escolar y cambios drásticos en la estructura familiar y del cuidado.

55 Álvarez C., Miguel; Duque N., Carolina, “Porros, bichas y moños: política pública, geografía del consumo y expendio de sustancias psicoactivas en jóvenes escolares”, Procuraduría General de la Nación-Convenio Alcaldía Mayor Bogotá-Alcaldía de Barranquilla, 2010.

34

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Gráfico 4. Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte Ilegal de Armas en Adolescentes de 14 a 18 años – Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Quienes fueron aprehendidos para el mismo período por hurto a personas se reconocen como desempleados o trabajadores por “cuenta propia”, ambos en proporciones simi-lares. La población que se considera estudiante, como lo muestra la siguiente gráfica, es mayor que en el caso de la fabricación, tráfico y porte ilegal de armas, y adquieren peso aquellos que consideran como su ocupación ser deportistas.

Gráfico 5. Número de Aprehensiones en Hurto a Personas en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

37 92 20

3.260

8.684

391.206

30 2 36

5.645

11

2.029

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

FUER

ZAS A

RMAD

AS

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA D

E CAS

A

DEPO

RTIST

A

DELIN

CUEN

CIA

POLIC

ÍA

GRUP

OS IL

EGAL

ES

INDE

PEND

IENTE

OTRO

S

NO RE

PORT

A

28 179 37

9.631

17.412

702.177

62 7 13 1

16.526

39

17.338

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

FUER

ZAS A

RMAD

AS

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA D

E CAS

A

DEPO

RTIST

A

DELIN

CUEN

CIA

EMPL

EADO

PÚBL

ICO

POLIC

ÍA

GRUP

OS IL

EGAL

ES

INDE

PEND

IENTE

OTRO

S

NO RE

PORT

A

35

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

En el delito de fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, que desde 2009 muestra el mayor número de aprehensiones, se destaca la participación de 13.114 estudiantes en actividades relacionadas con este, lo que resulta coherente con lo señalado para este delito que “opera con el uso de jóvenes y adolescentes”. Es así como 7.702 adolescentes reportan como su principal actividad la delincuencia. El número de quienes se consi-deran desempleados sobrepasa en casi la mitad a quienes se consideran estudiantes, primando, como en todos los delitos, el peso económico y el mundo de lo laboral en una población que por definición se encuentra en edad escolar.

Gráfico 6. Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte de Estupefacientes en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

El homicidio común, con el menor número de casos de aprehensiones, reporta que me-nos del 10% de estos adolescentes tiene como actividad principal estudiar. Sigue siendo la consecución de ingresos, en este delito como en los anteriores, el principal móvil de la delincuencia.

126 257 79

13.114

23.720

131

7.702

113 16

20.559

5 40

10.516

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

FUER

ZAS A

RMAD

AS

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA D

E CAS

A

DEPO

RTIST

A

DELIN

CUEN

CIA

EMPL

EADO

PÚBL

ICO

POLIC

ÍA

INDE

PEND

IENTE

OTRO

S

NO RE

PORT

A

36

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Gráfico 7. Número de Aprehensiones en Homicidio Común en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Las aprehensiones por lesiones personales, junto con el delito asociado con estupe-facientes, señalan una mayor proporción de adolescentes cuya actividad principal es ser estudiantes. Una posible explicación de esto, como se mencionó antes, puede estar relacionada con una mayor visibilización del acoso escolar.

Gráfico 8. Número de Aprehensiones en Lesiones Personales en Adolescentes de 14 a 18 años. Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

16 19 1

333

1.597

14226

8 1 23

1.006

3

353

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

FUER

ZAS A

RMAD

AS

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA

DE CA

SA

DEPO

RTIST

A

DELIN

CUEN

CIA

INDE

PEND

IENTE

POLIC

ÍA

GRUP

OS IL

EGAL

ES

OTRO

S

NO RE

PORT

A

11 63 13

2.142

2.997

61 26217 5 1 4

3.732

8

1.946

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

FUER

ZAS A

RMAD

AS

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA D

E CAS

A

DEPO

RTIST

A

DELIN

CUEN

CIA

INDE

PEND

IENTE

POLIC

ÍA

GRUP

OS IL

EGAL

ES

EMPL

EADO

PÚBL

ICO

OTRO

S

NO RE

PORT

A

37

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

La relación de esta población con el delito puede ocurrir, bien por vinculaciones recien-tes a este, o bien como resultado del fortalecimiento de factores de riesgo a lo largo de etapas anteriores de su ciclo vital. Para este grupo, que ya no es el interés superior de la sociedad, y que no hace parte de la población en edad escolar de secundaria56, los factores que pueden explicar su participación en acciones delictivas tienen relación con un escenario económico que da cuenta de una tasa de desempleo del 16,5%, y en donde del total de jóvenes en edad de trabajar, el 41,6% correspondió a inactivos57. Esto aunado a una cultura del dinero fácil, que ofrece dinero rápido a través del delito, da por resultado una rentabilidad inmediata.

Quizás para ningún rango de población es tan importante tanto como para este contar con fuentes de ingresos. De hecho, la vinculación al sistema educativo es significativa-mente menor en todos los delitos, a la vez que la enorme participación de la categoría “independientes” sugiere una creatividad para la búsqueda de recursos, que puede estar asociada con el delito como fuente de ingresos (ver gráficas).

Jóvenes Adultos con Responsabilidad Penal (De 19 a 26 años de edad)

A lo largo de los últimos diez años, se observa un comportamiento más irregular con respecto a los rangos etarios anteriores, en el que a partir del año 2007 se notaba una disminución del fenómeno, que es cuando entra en vigencia la Ley 1098 de 2006. Para este caso, el comportamiento es casi inverso, en el que justo a este rango de edad que no cobija este Código de Infancia y Adolescencia, el fenómeno se empieza a disparar, alcanzando su punto más alto en el 2010 con la fabricación, porte y tráfico de estupefa-cientes con 14.308 capturas en relación con todos los delitos y todas las edades.

El siguiente gráfico ilustra una diferencia del 37% de este delito con respecto al hurto de personas, que es el que se sitúa en segundo lugar, que a la vez se distancia de los tres siguientes: fabricación, tráfico o porte de armas, lesiones personales y homicidio, que se vislumbra como el de menor participación.

56 Según lo establecido por el Ministerio de Educación, la edad de escolaridad entre los grados 6 y 11 es entre 11 y 17 años.

57 DANE, Boletín estadístico mercado laboral de la juventud (14 a 28 años) trimestre abril-junio de 2013.

38

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Gráfico 9. Recomposición de los cuatro principales Delitos más el de Homicidio en Jóvenes de 19 a 26 años (2003-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Es preciso señalar que en este rango de edad los sujetos cuentan con una madurez en la cual tienen conciencia de las acciones que cometen, así como también asumen los riesgos a los cuales están expuestos cuando incurren en algún delito. Es también un pe-ríodo en el que al asumir la mayoría de edad, van adquiriendo nuevas responsabilidades a las que muchas de ellas tienen que responder mediante aportes económicos.

Hay que anotar que en esta etapa es preciso seguir realizando intervenciones que les proporcionen a las personas las oportunidades para evitar que los adultos jóvenes se in-volucren en dinámicas que los vayan comprometiendo en la carrera delictiva. Es notable que a media que los NNA van creciendo, la participación en el delito toma mayor fuerza, independientemente de la variación que haya tenido en la última década. Algo preocu-pante a lo largo de este análisis es lo que se observa con la fabricación, tráfico o porte de estupefacientes, el cual probablemente estaría asociado al fenómeno del narcotráfico.

0

2.000

4.000

6.000

8.000

10.000

12.000

14.000

16.000

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

Delitos

Fabricación, porte y trá�co de armas

Hurto a personas

Fabricación, porte y trá�co de estupefacientes

Homicidio

Lesiones personales

39

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

De otro modo, en materia de nivel de escolaridad alcanzado por esta población que ha sido capturada por la Policía Nacional, se tiene que la mayor proporción de los jóvenes alcanzaron la primaria completa, y en mayor medida la secundaria completa. A diferen-cia del rango de edad anterior, hay una importante participación al terminar este nivel educativo, en el que para quinto grado no hubo mucha variación con respecto al total, se mantuvo con una leve disminución con 59.163 casos, que son el 25,90% general, en contraste con undécimo grado, que fueron 96.010, que constituyen el 42,03% del total.

Es así como es evidente que la mayoría de los adultos jóvenes que incurrieron en alguno de estos delitos no lograron continuar con los estudios superiores, en el que la suma de estas personas que alcanzaron algún grado de técnico, tecnólogo, universitario y profesional solo hacen parte del 1,01% del total. Esto indica que a mayor nivel de educa-ción, menor es la frecuencia de delitos; es notable entonces que la educación para estos casos se constituye en un factor protector que permite involucrar a los jóvenes a otras dinámicas en las que puedan desarrollar su proyecto de vida.

Gráfico 10. Recomposición de los cuatro principales Delitos más el de homicidio en Jóvenes de 19 a 26 años por Grado de Escolaridad. Número de Aprehensiones (2003-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Ahora bien, teniendo en cuenta las opciones y condiciones laborales que hoy enfrentan los jóvenes, la mayor parte de las personas capturadas afirmaron que son indepen-dientes, con 15.656 casos, seguido de aquellos que están desempleados (8.961). Lo preocupante aquí es que se asume la delincuencia como la actividad principal en 1.919 reportes, donde ser estudiante ya pasa a un plano menos importante en comparación con los grupos poblacionales analizados anteriormente.

05.000

10.00015.00020.00025.00030.00035.00040.00045.000

Fabricación, porte y trá�co de armas Hurto a personasFabricación, porte y trá�co de estupefacientes HomicidioLesiones personales

ANAL

FABE

TO

PRIM

ERO

SEGU

NDO

TERC

ERO

CUAR

TO

QUIN

TO

SEXT

O

SÉPT

IMO

OCTA

VO

NOVE

NO

DÉCIM

O

UNDÉ

CIMO

TÉCN

ICOS

TECN

ÓLOG

OS

UNIV

ERSIT

ARIO

S

PROF

ESIO

NALE

S

40

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Gráfico 11. Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte Ilegal de Armas en Jóvenes de 18 a 26 años. Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Hurto a personas

Para el caso de hurto a personas, que es el segundo delito donde se presenta el mayor número de capturas, se incrementa en gran medida el número de independientes y desempleados. Al igual que en el delito anterior, las personas son trabajadores indepen-dientes y un poco más de la mitad son desempleados. Esta dinámica es similar al delito de porte ilegal de armas.

Gráfico 12. Número de Aprehensiones en Hurto a Personas de 18 a 26 años. Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

199 803 741

8.961

1971.909

49 68 236 217

15.956

26 34

4.498

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA D

E CAS

A

DELIN

CUEN

CIA

POLIC

ÍA

DEPO

RTIST

A

FUER

ZAS A

RMAD

AS

GRUP

OS IL

EGAL

ES

INDE

PEND

IENTE

EMPL

EADO

PÚBL

ICO

OTRO

S

NO RE

PORT

A

130 1.070 207 1.602

19.916

534 843.321

53 33

33.549

12 56

14.011

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

FUER

ZAS A

RMAD

AS

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA D

E CAS

A

DELIN

CUEN

CIA

POLIC

ÍA

DEPO

RTIST

A

GRUP

OS IL

EGAL

ES

INDE

PEND

IENTE

EMPL

EADO

PÚBL

ICO

OTRO

S

NO RE

PORT

A

41

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

De otro modo, para el caso de fabricación, tráfico o porte de estupefacientes en este grupo de edad con 54.718 casos, en lo que se refiere a la actividad principal en la cual se desenvuelve en el momento de la captura, un número representativo de personas re-conoce que son independientes (54.718), seguido de un alto número de desempleados (31.563); y en tercer lugar, aquellos que dentro de su proyecto de vida han tenido que dedicarse a la delincuencia (10.652), en el que en una menor proporción se reconocen aquellos que estaban estudiando; de igual manera que en los delitos anteriores en este rango de edad, muestran una dinámica similar.

Gráfico 13. Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico y/o Porte de Estupefacientes en Jóvenes de 18 a 26 años. Actividad Principal (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

A partir del análisis del comportamiento de los delitos en estos últimos diez años se puede señalar que las intervenciones realizadas desde el SRPA han contenido de alguna manera el fenómeno delictivo, sobre todo en población entre 14 y 18 años. No obstante, este se incrementa notoriamente en los adultos jóvenes, a quienes cobija el sistema de responsabilidad ordinario (ver gráficas).

626 1.412 6053.999

31.563

926

10.652

60 52

54.718

40 222

15.101

AGRI

CULT

OR

COM

ERCIA

NTE

FUER

ZAS A

RMAD

AS

ESTU

DIAN

TE

DESE

MPL

EADO

AMA D

E CAS

A

DELIN

CUEN

CIA

EMPL

EADO

PÚBL

ICO

POLIC

ÍA

INDE

PEND

IENTE

GRUP

OS IL

EGAL

ES

OTRO

S

NO RE

PORT

A

42

Capítulo

II

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Gráfico 14. Número de Aprehensiones en Fabricación, Tráfico o Porte de Estupefacientes en Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes (2006-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

La prevención del delito para este rango de población, debe reconocer las características que le son propias como sujetos de Derechos; es decir que si bien no están amparados por la Convención Internacional de 1989, la inclusión es un eje central de la política que se construya sobre prevención del delito para Jóvenes. La inclusión para esta franja de la población amerita un lugar especial en el CONPES de Prevención de la Delincuencia Juvenil. El empleo como materialización parcial de sus Derechos Económicos, Sociales y Culturales, pareciera constituirse en una deuda que el país obligatoriamente debe saldar. Los y las Jóvenes cuyo registro de desempleo se acerca al 17% muy difícilmente pueden proteger a sus familias, acceder a la educación superior y ganar espacios que se constituyen en Derechos en la vida social, como lo ha expresado el Pacto Internacional de Derechos Económicos Sociales y Culturales de 1966, el cual fue suscrito por Colombia e incorporado en la Constitución Política en su Título II. Esto es aún más grave cuando son parte del Sistema Penal para Adultos, por todo lo que ello implica, de tal suerte que la Justicia Restaurativa debe ser pensada también para estas personas y ser flexible en cualquiera de los dos sistemas de responsabilidad: de Adolescentes y de Adultos.

0

2.000

4.000

6.000

8.000

10.000

12.000

14.000

16.000

2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013

6-13 años 14-18 años 19-26 años

43

Capítulo

II

Una aproximación a la delincUencia en jóvenes y adolescentes

Gráfico 15. “Hechos punibles y delitos en Niños, Niñas, Adolescentes y Jóvenes” por grupos de edad (2003-2013)

Fuente: Policía Nacional, Observatorio del Delito. Datos extraídos del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencio-nal (Siedco).

Cabe anotar que la franja entre 19 y 26 años hace parte de la población económicamen-te activa y que por tanto representa aporte al bono demográfico58 con el cual cuenta el país para afianzar su desarrollo y para la construcción de oportunidades. Como lo men-cionan Sen y Kliksberg, “Los jóvenes son el mayor agente de cambio potencial. Tienen una más alta disposición que cualquier otro sector social a comprometerse con causas nobles, con ideales, con retos colectivos. Están casi expectantes de ser convocados para ello”59.

58 El Bono Demográfico hace referencia a la proporción de personas en edades de trabajar (potencialmente producti-vas) en relación a personas en edades potencialmente dependientes. Este periodo se conoce también como “ventana demográfica de oportunidades”, en referencia a las posibilidades que ofrece para aumentar las tasas de crecimiento económico per cápita y los niveles de bienestar de la población. (Ver CEPAL CRIAD 2012 “Curso Regional Intensivo de Análisis Demográfico-Modulo Población y Desarrollo”; CELADE-División de Población, Santiago, 27 de noviem-bre, 2012). Según Ciro Martínez “En las últimas cuatro décadas, Colombia ha experimentado un rápido y sostenido descenso de la fecundidad, lo que ha implicado su paso acelerado por las etapas de la transición demográfica, de la etapa de plena transición en que se ubicaba en las décadas del 80 y 90 del siglo pasado, a la de transición avanzada en que se ubica actualmente. Como corresponde a esas etapas de la transición demográfica, el país ha experimentado una transformación sustancial de la estructura por edad de su población. En particular se ha presentado un fuerte crecimiento relativo de la población potencialmente activa frente a la población joven y la de adultos mayores (po-tencialmente inactivos), fenómeno que determina un descenso sin precedentes en las relaciones de dependencia demográfica, hasta alcanzar sus mínimos históricos.” (ver Ciro Martínez; Descenso de la fecundidad, Bono Demográ-fico y Crecimiento Económico en Colombia, 1990–2010; en Serie de Estudios a Profundidad; ENDS 1990 – 2010).

59 Sen, Amartya; Kliksberg, Bernando, Primero la gente: Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado, Deusto Ed., 2007.

5.834

176.218

263.664

0

100.000

200.000

300.000

6-13 años 14-18 años 19-26 años

Capítulo IIIEJES TEMÁTICOS PARA EL ABORDAJE DE LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA JUVENIL

Libertad y Orden

46

Capítulo

III

A partir de los enfoques referidos, la Prevención de la Delincuencia en Jóvenes y Adolescentes se configura sobre cuatro ejes básicos o categorías de análisis: La protección integral, la justicia restaurativa, la inclusión y, la corresponsabilidad.

Sobre estos se construyó la propuesta investigativa y se orientó su análisis.

3.1. La protección integral: Un paradigma en desarrollo

La protección integral transformó el conjunto de miradas que desde la filosofía y el de-recho consideraban a los niños, las niñas y los adolescentes como personas “menores” y que en el análisis jurídico conformaron un cuerpo de pensamiento conocido como la Doctrina de la Situación Irregular, la cual surge como respuesta al tratamiento legal indiscriminado para niños y para adultos. Esta doctrina de finales del siglo XIX, como resultado de movimientos reformistas, plantea una idea de protección especial para las personas menores de 18 años en situación de abandono, maltrato o que represen-taran un riesgo social. Su idea de protección era claramente paternalista y contenía en su pensamiento una relación de compasión-represión frente a los “menores”, cuya vulnerabilidad es difícil de definir (García Méndez, 1991; Calderón Beltrán, J., 2008; Ins-tituto Interamericano del Niño, 1999). “Niños y adolescentes abandonados, víctimas de abusos o maltratos y supuestos infractores a la ley penal, cuando pertenecientes a los sectores más débiles de la sociedad, se constituyen en clientes potenciales de esta defi-nición. Más aún, como en una especie de auto-ironía, las leyes de menores extienden los alcances de la disponibilidad estatal al resto de la infancia que se encontrare en peligro material o moral”60.

La protección integral surge entonces como un cambio de paradigma donde el fun-damento es la protección a los derechos de la población menor de 18 años, en tanto define claramente su condición de sujetos de derechos y su carácter de protección al reconocimiento y garantía de estos. “Con la aprobación de la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño en 1989, se inaugura una nueva época en la historia de la relación entre la ley y las personas menores de edad. A partir de este momento, se deja de lado la visión en la que el menor es considerado como ‘objeto de represión y de compasión’ –doctrina de la situación irregular–, adoptándose el paradigma de

60 García Méndez, E. (1991). “La legislación de ‘menores’ en América Latina: Una doctrina en situación irregular”. En Derecho de la infancia/adolescencia en América Latina: De la situación irregular a la protección integral. Pág. 5.

47

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

la protección integral en donde se le reconocen a los niños/as todos sus derechos fundamentales”61.

La joven doctrina en mención parte de una valoración de los niños, las niñas y los adolescentes, considerándolos sujetos que construyen su realidad en relación con sus entornos sociales y políticos62. Como parte consustancial a la concreción de esta especie de “revolución pacífica” que significa este cambio paradigmático, es preciso contar con mecanismos estatales, sociales y familiares que bajo una dinámica de corresponsabi-lidad asuman la protección integral a sus derechos, como reconocimiento al interés superior en el que se constituye para la sociedad la población menor de 18 años.

Es así como la prevención en el contexto de la doctrina de la protección integral se de-fine a partir del reconocimiento de este grupo de población como sujetos de derechos y a quienes por ello se les previene de la amenaza o vulneración de sus derechos y la seguridad de su restablecimiento inmediato63. Este alcance de la prevención dado desde la protección integral se concreta en los diversos ámbitos del desarrollo de los niños, las niñas y los adolescentes y requiere de la sociedad, las familias y el Estado una participación corresponsable, es decir, de manera solidaria, simultánea y coordinada entre estos actores. Dicho carácter de corresponsabilidad derivado de la protección integral ofrece opciones al “problema de la infancia en situación de alto riesgo, que no conseguía ser visualizada en la insuficiente o inexistente oferta de servicios, sino en la negativa o ignorancia a su utilización por parte de sus potenciales destinatarios”64.

De ahí la importancia del carácter de integralidad que involucra esta doctrina, en tanto reconoce y ordena los derechos que les son propios a los niños, las niñas y los adoles-centes y que entre ellos interactúan y garantizan una organización sistémica traducida en la condición de ciudadanía plena de los individuos protegidos: son derechos a la vida, al desarrollo, a la protección y a la participación.

La protección integral cobra importancia entonces cuando se asume que el ejercicio de los derechos humanos de esta población se tiene que concebir desde sus principios de universalidad, interdependencia y no discriminación consagrados en la Declaración Internacional de los Derechos Humanos, a la vez que identifica que son sujetos de dere-chos especiales que los reconocen así mismo como personas vulnerables y en etapas de formación de su desarrollo, consideración que es ampliada en la Convención Internacio-nal de los Derechos del Niño de 1989.

Como fin, la protección integral implica pues el ejercicio pleno de la ciudadanía de ni-ños, niñas y adolescentes para el desarrollo idóneo de sus capacidades. La garantía de los derechos que se concreta en la seguridad alimentaria, la educación, la salud, a tener

61 Instituto Interamericano del Niño. (1999). Panorama del recorrido del Instituto Interamericano del Niño en sus 75 años de vida, discurso inaugural, Montevideo.

62 ICBF (2009). Lineamientos técnicos para la inclusión y atención a familias.63 Ley 1098 de 2006, artículo 7º.64 García Méndez, Emilio. Op. cit., pág. 7.

48

Capítulo

III

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

una identidad, entre otros, lleva implícito el fortalecimiento de sus capacidades para la expansión de sus libertades. En este contexto, ser sujeto de derechos va más allá de una concepción tutelar; más bien se trata de una proyección del ejercicio de la autonomía de las personas dentro de una sociedad que los incluya en el reconocimiento de sus características, diferencias y subjetividades con las cuales constituyen su identidad. Esta doctrina de la protección integral permite, desde su esencia, considerarlos como inter-locutores válidos; y este reconocimiento como sujeto válido en la relación implica dos vertientes: una en la relación, en todo contacto, en lo cotidiano: en una audiencia, en la aprehensión, en la utilización de servicios públicos, en los espacios escolares, de salud, de recreación, donde otros los y las incluyen visiblemente teniendo en consideración que lo que dicen o hacen merece ser atendido, escuchado, tenido en cuenta; y la otra vertiente, en la disposición y disponibilidad de recursos y posibilidades para que el niño, niña, y adolescente pueda elegir, sentir que es válido porque dispone de escenarios, contextos, espacios, recursos, para ser tratado con importancia y respeto, y se siente seguro de poder contar con ellos.

De otra parte, la condición de sujetos de derechos lleva implícita una dualidad comple-mentaria: ser sujetos de derechos y de deberes, que en el caso de adolescentes menores de 18 años en conflicto con la ley se concreta en una responsabilidad de carácter penal que implica la aplicación de medidas y sanciones establecidas en el Código de Infancia y Adolescencia65. Aun en estos casos la protección integral mantiene su carácter al re-conocer que en la responsabilidad penal para adolescentes “tanto el proceso como las medidas que se tomen son de carácter pedagógico, específico y diferenciado respecto del sistema de adultos…”66. Este componente de la protección integral se conforma a través de la Justicia Restaurativa, que es en el marco de la responsabilidad penal su finalidad y que se constituye en la posibilidad de restaurar el daño ocasionado por ado-lescentes, entendido este daño como la restauración de un vínculo que ha sido afectado o roto67.

De este modo la protección integral se conecta directamente con elementos teóricos y jurídicos con los cuales es posible analizar la prevención desde un enfoque de derechos, aplicada a los niños, las niñas, los y las adolescentes y también a jóvenes que están en riesgo de delinquir (prevención secundaria) o los que han delinquido y están o pasaron por el Sistema de Responsabilidad Penal (prevención terciaria). Estos elementos, sobre

65 Ley 1098 de 2006, capítulo IV, artículos 177 a 187.66 Ley 1098 de 2006, artículo 140. Así mismo, es importante destacar que “En el caso de la responsabilidad penal de los

y de las adolescentes es necesario señalar que su investigación y juzgamiento se debe dar en el marco de un sistema de garantías que les protege y que limita la acción del Estado. En suma, se trata ahora de protección de derechos y no de un modelo tutelar” (ver Benavídez: 2012: 10).

67 Recogiendo el artículo de Francisco Rodes, a propósito del curso sobre formación de capellanes en las prisiones, publicado el pasado 3 de julio por la Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación en el que este expresa a propósito de la Justicia Restaurativa que la llamada Justicia Restaurativa (lo que nos introduce en un mundo concep-tual diferente a la justicia punitiva basada en el código penal de cada país, que piensa solo en esclarecer y castigar adecuadamente el delito), nos dimos cuenta de que la primera, sin anular radicalmente la anterior, se enfoca en un análisis más amplio, que incluye responder a las preguntas ¿quién ha sido dañado?, ¿qué responsabilidad se deriva del daño?, ¿qué se puede hacer por la víctima?, ¿cómo se involucra la comunidad en un proceso de restauración tanto del ofensor como de la víctima?

49

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

los que se precisará más adelante, son Justicia Restaurativa, inclusión, y corresponsabi-lidad.

3.2. Justicia restaurativaPara hablar de Justicia Restaurativa es necesario remitirse al estudio de los concep-tos de “justicia” y “reparación”, pues, en sí mismos, ambos términos comprenden un marco teórico-filosófico como fundamento para sentar las bases éticas y morales de la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989. Esta última, como soporte básico de desarrollos posteriores como el actual Código de Infancia y Adolescencia, es referente obligado de todas las políticas que involucren a jóvenes y adolescentes del país.

El concepto de “justicia”

Remontándonos a la antigüedad, Sócrates definió la justicia como un valor objetivo. Esto quiere decir que el concepto no varía sino que, por el contrario, es un valor inherente a los hombres, quienes lo materializan a través de la creación de leyes. En otras palabras, la justicia hace parte de un conjunto de valores éticos que son constantes y que rigen la conducta humana. No obstante, no da una definición como tal sobre el concepto, más bien habla de un estado de conciencia en donde el “hombre justo” no hace daño a otros. Posteriormente, en la antigua Roma, se define la noción de justicia bajo la máxima “Justicia es la voluntad perpetua y constante de dar a cada cual lo suyo”68.

Efectivamente, a pesar de no haberse definido de manera uniforme el término a lo largo de los años, se mantuvieron sin modificación los principios que la componen. En este sentido, se tiene que la justicia, tal y como está contemplada hoy en día, comprende “el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”69. Ahora bien, tal y como lo explica el profesor Carlos E. Tejeiro en su ponencia para el Congreso Internacional de Justicia Restaurativa y Protección Integral, refiriéndose a la obra de Hans Küng, estos conceptos son, a su vez, elementos del humanismo como tal. Dicho término debe entenderse bajo el mandato conforme al cual

“Toda persona, con independencia de su sexo, de su origen étnico, de su idioma, de su edad, de su nacionalidad o de su religión, tiene la obligación de tratar humanamente a todos los seres humanos … y segundo (sic): Todos los seres humanos dotados de razón y de conciencia deben, en espíritu de solidaridad, asumir su responsabilidad ante todos

68 Traducción no oficial hecha por el profesor Carlos E. Tejeiro de la Universidad de los Andes sobre la frase “Justittia est consteans et perpetua voluntas jus summ eunique tribuendi”, contenida en el título primero, libro primero del digesto del emperador Justiniano. Traducción de la ponencia presentada en el Congreso de Justicia Restaurativa llevado a cabo en Cartagena (Colombia) los días 7 y 8 de junio de 2013, evento organizado por el ICBF.

69 Küng, Hans. (2006). El mercado global exige una ética global en ciencia y ética mundial, pág. 29. Editorial Trotta, Madrid, primera edición.

50

Capítulo

III

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

y cada uno, ante familias y comunidades, razas, naciones y religiones: Lo que no quieras que te hagan a ti, no se lo hagas tampoco a ningún otro”70.

De lo anterior, puede verse entonces que, en últimas, la justicia no está apartada de la igualdad, en donde cada quien recibe lo que le corresponde, incluyendo un trato igualitario y en condiciones dignas para cada persona.

Todo este razonamiento fue recogido en la Convención sobre de los Derechos del Niño de 1989, la cual fue reconocida por 180 países signatarios. Es decir, dentro de ese instru-mento, varios representantes del mundo se unieron para acordar de manera uniforme, para establecer los principios de justicia y protección especial que merecen los niños, niñas y adolescentes para un correcto desarrollo.

El concepto de reparación

La Justicia Restaurativa contiene una fortaleza enorme en tanto su acción fundamen-tal –la de reparar– para reconstruir un vínculo roto a causa de una ofensa de mayor o menor gravedad es en sí misma una manifestación de la reparación de los derechos.

Remitiéndonos a la Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 63.1, puede verse que en dicho instrumento se faculta a la Corte Interamericana para que dispon-ga sobre la procedibilidad de la reparación de daños a las víctimas que hayan sufrido graves vulneraciones a sus derechos. No obstante, a pesar de lo anterior, tampoco se cuenta con una definición del término de reparación como tal. Más bien, como lo ha mencionado la jurisprudencia del citado organismo, se contemplan son los fines y las características que debe tener la reparación. De este modo, la Corte Constitucional, en su sentencia SU 254 de 2013, providencia que reúne la jurisprudencia de esa corpora-ción en materia de reparación a las víctimas, hace referencia expresa al pronunciamien-to de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del 17 de agosto de 1990, caso “Velázquez Rodríguez”, de la siguiente manera:

“En relación con la indemnización, la Corte Interamericana ha establecido que (a) la indemnización debe estar orientada a procurar la restitutio in integrumde los daños cau-sados por el hecho violatorio de los derechos humanos; (b) en caso de imposibilidad de una restitución íntegra debe proceder el pago de una “justa indemnización” que funja como compensación de los daños; (c) la indemnización debe compensar tanto los daños materiales como los morales; (d) los perjuicios materiales incluyen tanto el daño emergente como el lucro cesante; y (e) el daño moral ‘resulta principalmente de los efectos psíquicos que han sufrido los familiares’, cuya reparación debe ajustarse a los principios de equidad”. A su vez, la Resolución 60/147 de las Naciones Unidas, artículo VII (b) establece que la reparación a la que tienen derecho las víctimas debe ser “adecua-da, efectiva, y rápida”. Por lo tanto, podría resumirse que la reparación comprende una restitución en la mayor medida posible de los daños causados por la vulneración de los derechos de la víctima, de una manera adecuada, efectiva y rápida.

70 Ibíd.

51

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

La reparación aparentemente obvia en tanto se refiere a la reparación del daño causado trasciende los límites del daño físico o económico. A diferencia de la justicia retributiva, esta –la restaurativa– es una justicia que amplía el propósito de la reparación del daño, más allá de lo meramente económico o de la reparación física. “No solo es reparar el objeto, es reparar las relaciones”71. Esto implica un cambio sustancial del propósito de la práctica de la justicia en tanto desde lo retributivo la justicia parte de una expresión material del daño con el propósito de dar cuenta de él. Esta mirada se centra en el grado de complejidad del delito y en los daños físicos y materiales que este causó.

La restauración, por su parte, cambia su sentido y fundamento ya no en la valoración y pago de una deuda causada por un delito, para centrarse en el deterioro que la ofensa ocasionó en las relaciones humanas y en los vínculos que afectó y destruyó: “no se cen-tra en el hecho delictivo sino en el conflicto y su transformación positiva”72.

Tal y como lo señala el profesor Rodrigo Uprimny, la Justicia Restaurativa “se presenta como un modelo alternativo de enfrentamiento del crimen que, en lugar de fundarse en la idea tradicional de retribución o castigo, parte de la importancia que tiene para la sociedad la reconciliación entre víctima y victimario”73, concepción que resulta acorde con la que le ha dado la Corte Constitucional al identificar la reconciliación como parte básica de la reparación a la que tiene derecho la víctima. La reconciliación, por tanto, se concibe y se lleva a cabo en torno al vínculo afectado y roto por la ofensa. Lo que está de por medio en este proceso no es físico ni monetario, es algo mucho más complejo que se ubica en el plano de las relaciones y que requiere otra forma de verlo y abordarlo.

Las formas de reparación que puede tener una persona vulnerada en el marco de un delito están, por tanto, contempladas en el terreno de la Justicia Restaurativa, y se mate-rializan en primera instancia en un “encuentro reparativo”, como lo llama el profesor Or-dóñez, en donde la víctima se encuentra con su victimario para construir una reparación del mal que fue causado. Esto, sin embargo, requiere previamente de parte del ofensor un claro deseo de reparar74 y de la víctima exige la disposición inicial a iniciar un proceso de reparación y brindar perdón. No obstante, este proceso puede llevar a acuerdos, los cuales no se pueden completar si a estos no se vincula la comunidad, que a través del re-conocimiento del deseo de reparar del ofensor fortalece la reparación de la víctima y la resocialización de quien ha producido el daño. La Justicia Restaurativa es como algunos autores la llaman: “justicia comunitaria” (Britto, Diana, 2013; Tapias, Ángela, 2013), que abriría la puerta a un verdadero proceso de inclusión y de oportunidades al joven o ado-lescente que cometió un delito, de incorporarse a su ámbito familiar, escolar, barrial y

71 Hermana Alba Stella Barreto, Directora de la Fundación Paz y Bien, Cali, agosto 2013. Participación en Grupo Focal.72 Reunión sostenida con el doctor Jorge Ordóñez, Docente Facultad de Psicología Universidad ICESI, Cali, agosto de

2013.73 Uprimny, Rodrigo y Saffón, María Paula. Justicia transicional y Justicia Restaurativa: tensiones y complementariedades,

pág. 7. 74 Esta clara intención para el profesor Jorge Ordóñez, de la Universidad ICESI de Cali, surge de la culpa, que no es otra

cosa que una urgente necesidad de un individuo de reparar un daño. Esto redunda en la formulación de un “perdón verdadero” que brinda sentido al carácter reparador de la justicia, más que de indemnizador.

52

Capítulo

III

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

comunitario. Justamente a través de este proceso restaurativo entrelazan dos aspectos claves de la prevención de la delincuencia juvenil: La Justicia Restaurativa y la inclusión.

Justicia restaurativa en el caso de los niños, niñas, jóvenes y adolescentes

En el ámbito de la doctrina puede verse un acuerdo en cuanto a la noción existente en la sociedad actual, con relación a que las ofensas cometidas por niños, niñas, jóvenes y adolescentes deban ser castigadas con una política cada vez más represiva. Lo anterior, bajo la lógica de que las instituciones carcelarias tienen un efecto tal en la persona que de ellas salen sujetos listos para reincorporarse en la sociedad civil. Así mismo, se maneja la idea de que los criminales deben estar alejados de las “personas de bien”, quienes se encuentran aptas para vivir en sociedad. No obstante, y como bien lo plantea el profe-sor Carlos Tejeiro en su obra Teoría general de niñez y adolescencia75, el problema mismo viene del deseo de reintegrar al joven ofensor a una sociedad que ya de por sí presenta varias contradicciones. Estas, vale agregar, no pueden ser abarcadas (ni contempladas solamente desde esa óptica) en su totalidad por el derecho.

Adicionalmente, si la sociedad misma presenta ese tipo de desajustes, mal puede impo-nerse a los jóvenes victimarios modelos sancionatorios represivos con miras a que estos (en convergencia con las leyes) sean la “varita mágica” que corrija su conducta76. Por el contrario, como lo señaló el profesor en Derecho Penal Manuel Enrique López, “muchas de las normas no tienden hacia la justicia social”77. En efecto, en su libro De la injusticia penal a la justicia social, Roberto Gargarella expone de manera clara la contradicción que acarrea la prisión como forma de castigo:

“separamos a quienes encerramos de aquellos que los aman o pueden darles afecto, los expulsamos del mercado de trabajo, los tratamos como animales y los vinculamos con per-sonas a las que previamente hemos identificado con problemas de conducta y dificultades de integración […] Luego nos sorprendemos de que esas personas reincidan, criticamos indignados su indisposición a incorporarse al mercado laboral y nos autoconvencemos de que merecen el lugar que ocupan”78.

Lo anterior, sumado a los años de desarrollo que comporta para un joven el tiempo dentro de un centro penitenciario, genera una mayor afectación en términos de reso-cialización y búsqueda de oportunidades en una etapa posterior al egreso, es decir, cuando ya cumple la sanción o la medida. Por todo lo anterior, se hace necesaria la im-plementación de la Justicia Restaurativa en el caso de los delitos cometidos por jóvenes y adolescentes ofensores mediante un enfoque sanador y resocializante que permita

75 Tejeiro, Carlos E. Teoría general de la niñez y la adolescencia”, Universidad de los Andes, segunda edición. Bogotá, 2005, pág. 67.

76 Tal afirmación fue hecha por el profesor López en el congreso de Justicia Restaurativa llevado a cabo en Cartagena en 2013. Así mismo, ver también la obra de Carlos E. Tejeiro Teoría general de niñez y adolescencia”, pág. 68.

77 Tal afirmación fue hecha por el profesor López en el ya citado congreso de Justicia Restaurativa.78 Gargarella, Roberto. De la injusticia penal a la justicia social. Ediciones Uniandes, Bogotá, 2008.

53

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

por parte de estos la reparación del daño que han causado a otros, así como también generar una mayor interiorización de la norma.

En este punto se pone de presente la incongruencia de asumir la Justicia Restaurativa como una “pena” como tal. En efecto, la pena, como la definen doctrinantes penales, como el profesor Eugenio Raúl Zaffaroni, comprende “Todo sufrimiento o privación de algún bien o derecho que no resulte racionalmente adecuado a alguno de los modelos de solución de conflictos de las restantes del derecho”79. Por el contrario, atendiendo al criterio de sanción, puede verse que este concepto resulta más acertado, ya que las sanciones tienen por objeto la resolución de conflictos, a diferencia de la pena, que propende a expropiarle el conflicto a la víctima, para convertirlo en una relación entre Estado y victimario80. Por lo anterior, también podría llegar a reconsiderarse la denominación de “Sistema Penal” a las disposiciones que se encuentran contenidas dentro del Código de la Infancia y Adolescencia, obedeciendo, además, al hecho de que un sistema penal –en virtud de las privaciones que acarrea– debe ser más reglado, promulgado por el legisla-tivo, y aplicado como último recurso, en el caso de los delitos más graves.

Ahora bien, vale recordar que en el caso del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes (SRPA), las sanciones cumplen una función “protectora, educativa y res-taurativa”. No obstante, a pesar de que las sanciones estén contempladas dentro del Código de la Infancia y la Adolescencia y que se faculte a los funcionarios especializados para aplicarlas, mal puede decirse que la sanción es únicamente aplicada por los funcio-narios judiciales, pues como puede verse, la misma comunidad puede utilizarlas en un ámbito restaurativo. Esto lleva a comprender que en el momento en que se entra en el ámbito de la Justicia Restaurativa se deja en manos de la comunidad una parte del cómo del proceso de reparación. Por último, dicho proceso debe estar acompañado de la “co-rresponsabilidad”, para garantizarle al ofensor joven o adolescente que ha completado su proceso, que cuenta con nuevas oportunidades. Así mismo, una vez finalizado, debe haber una vigilancia en cabeza de un ente con equipos especializados que garantice el cumplimiento de los compromisos adquiridos. En este sentido y retomando lo plantea-do por Sen sobre la falta de oportunidades como una explicación del debilitamiento de las libertades, la Justicia Restaurativa se constituye en una oportunidad de fortalecer tales libertades desde la reparación misma del conflicto. En el caso de la población su-jeto de interés del presente estudio –los jóvenes y los adolescentes–, la oportunidad de reparar el daño desde esta mirada es fundamento esencial de reconstrucción de su propia autonomía e individualidad, en tanto ella implica una “transformación subjetiva” (Ordóñez, Jorge, 2013), así como la posibilidad de afianzarse en un proyecto de vida positivo no solo para su propio logro, sino para el logro colectivo: “El problema de los jóvenes en delito es por falta de oportunidades de otros espacios de socialización…”.

79 Zaffaroni, Eugenio Raúl. En busca de las penas perdidas, Ed. Ediar, Argentina, 1998, pág. 196.80 José Francisco Acuña Viscaya, Clara María García Gómez y Ada Myriam López Nieto. La medida pedagógica como

sanción en el Sistema de Responsabilidad penal para Adolescentes (Ley 1098 de 2006). Estudio sociojurídico, Serie Obser-vatorio SRPA, tomo II, Universidad Nacional de Colombia, pág. 27.

54

Capítulo

III

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Con base en lo anterior, es relevante señalar que el espacio de la Justicia Restaurativa desborda ampliamente al SRPA y cobra validez en los diferentes conflictos de la vida cotidiana, en escenarios y espacios de relaciones humanas como son la familia, el ám-bito escolar, o el mundo de afuera en general, donde están permanentemente inte-ractuando personas, muchas de ellas pueden encontrarse en riesgo de delinquir y que requieren de mecanismos claros para la resolución positiva de conflictos y evitar así que resulten en actos lamentables. No obstante, en el marco de sistemas de responsabilidad penal para jóvenes y adolescentes, la Justicia Restaurativa es un instrumento poderoso de prevención de la reincidencia en delitos. No en vano el artículo 140 de la Ley 1098 de 2006 la considera como finalidad del Sistema de Responsabilidad Penal.

Por último, es importante establecer que la Justicia Restaurativa se constituye en méto-do alternativo al derecho penal, es un instrumento que busca garantizar la igualdad, y mediante esta llegar a impartir justicia. Dicha igualdad no solo obedece al cumplimien-to de las garantías mínimas a las que todos los niños, las niñas, los adolescentes y los jóvenes tienen, sino que también pone en un plano de equidad al ofensor y al ofendido, para que entre ellos puedan acordar una forma de reparación que consideren más ade-cuada para restablecer los derechos de las partes en conflicto. Así mismo, garantiza una mayor interiorización del daño que se ha cometido, y se encamina al ofensor en un proceso en el que él mismo asume las consecuencias de sus acciones. Por último, des-mitifica la figura del Estado como único ente capaz de conceder justicia –aunque sí es el único a cargo de administrar penas– y deja a la comunidad la fijación de sus propios lineamientos para llegar a la restauración y la sanación de la perturbación que se deriva de la comisión de un delito. No obstante, en el caso de los jóvenes ofensores, se requiere que la comunidad sea partícipe del proceso de resocialización, para que estos tengan las garantías de que efectivamente se les ha perdonado y se aceptan de nuevo como miembros de aquella.

3.3. Inclusión El concepto inclusión hace referencia a “estar dentro”, “poseer”, “tener solvencia”. No obstante, el mero concepto por sí solo, aunque pareciera aludir a equidad, puede apli-carse de manera excluyente; es el caso de la inclusión a servicios desiguales en los que quien es incluido está en desventaja o es privado del goce efectivo del que otros sí disfrutan, como ocurre en el trabajo obligado o con condiciones de semiesclavitud, o en condiciones profundamente desiguales. Aquí estaríamos hablando de una inclusión desfavorable81; tenemos como ejemplo la inclusión escolar a niños, niñas y adolescentes en sistemas educativos que claramente están en desventaja frente a otros porque no cuentan con la infraestructura, los espacios, los recursos, el apoyo familiar y social y la voluntad política de ofrecer a los estudiantes un sistema competitivo que les permita alcanzar un desarrollo conforme a la esperanza media y al promedio de los mejores; el

81 Amartya Sen y Bernardo Kliksberg. Primero la gente. Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado. Deusto, 2007.

55

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

mismo caso podría ejemplificarse examinando la inclusión en el tema de atención en salud.

Para comprender el concepto de inclusión, exponemos a manera de ejemplo como lo que dice el doctor Sen: es una mirada reduccionista de un grupo poblacional, el nom-brarlo como “islámico, hindú o cristiano”. En este señalamiento, el autor evidencia una postura compleja sistémica y de derechos humanos, pudiéndose inferir que propone una definición de las personas más allá de una de sus cualidades o preferencias; ello porque la dirección de la descripción en comento es unidimensional y exhibe una totalización excluyente que no se desgasta en hacer distinciones y mucho menos en reconocerlas o identificarlas como recurso y fortaleza; en tanto que la propuesta del autor es agregar otras identidades vinculadas con clase, género, ocupación, ideología, gustos y cientos de características que involucran distinciones que hacen a un individuo o grupo ser quien es.

Por su parte, Martha Nussbaum, al referirse al tema de la inclusión, explica que alta-mente relacionado con el tema de la cooperación, “la plena inclusión refiere a justicia y no a caridad. La benevolencia que requiere la plena inclusión de las personas con de-ficiencias es exigente y gravosa, e incluye la disposición a sacrificar no sólo el beneficio propio sino también el del grupo. Un ejemplo es el caso de las mujeres embarazadas o en período de lactancia, quienes requieren más nutrientes que las que están en otro estado; o el de los niños y niñas que necesitan más proteínas, como también el de los adultos que necesitan casi siempre más asistencia en todas las áreas de su vida”. Agrega que para que haya una verdadera inclusión, habría que asumir de frente el desarro-llo de capacidades de quienes no las tienen, aportando lo que sea necesario, a fin de que puedan quedar en una situación de equidad frente a otros; esto excluye la idea de que ellos, estando en desventaja, puedan aportar igual que lo hacen otros en mejores circunstancias; esto es, la reciprocidad no es posible entre unos que tienen mayores capacidades sobre otros que no82.

En consonancia con el texto anterior, en cuanto al tema de inclusión mirado frente al de exclusión, resulta pertinente referirnos a un documento producido por la Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos –expertos en la atención a población de niños y adolescentes en riesgo o que cometen actos delictivos–: La situación de adolescentes que cometen delitos y presentan algún trastorno o problema de salud mental requiere en muchos casos intervenciones especializadas “con apoyo farmacológico además de intervención terapéutica”, recursos que no se contemplan como especializados dentro de los programas de atención, sino que se pierden e invisibilizan entre la mayoría, no-tándose que la atención diferencial, incluyente y especializada no llega a concretarse en la práctica en este tipo de casos... La atención en medio sociofamiliar a adolescentes de doble diagnóstico facilitaría la intervención en un proceso articulado a las dinámicas grupales evitando enfrentar al adolescente a un encuentro que usualmente lo que hace es exacerbar la sintomatología, obligándolos a vivenciar el rechazo directo de sus pares

82 Martha Nussbaum. Las fronteras de la justicia, consideraciones sobre la exclusión. Paidós, 2007/2012.

56

Capítulo

III

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

porque lo perciben como “extraño, peligroso y agresivo”. Esto quiere decir que en la mayoría de las veces resultaría de mayor ayuda el trabajo en el propio medio familiar, siendo indispensable en muchas casos que a la familia se le facilitaran entre otros re-cursos los desplazamientos para que pudieran recurrir a los servicios de salud… “las enfermedades mentales en niños, niñas y adolescentes deben ser atendidas dentro del SRPA prioritariamente con perspectiva de salud pública, equidad y derechos humanos, previniendo el sufrimiento y la agudización de los síntomas a los adolescentes y familias que padecen tal situación”…83. Se evidencia en el escrito, se apunta al tema del vínculo familiar usando conceptos aportados por la Ley 1098/06 que precisan una atención especializada y diferenciada, consideraciones que se articulan al concepto de inclusión que exponemos.

En complemento de la discusión que acaba de exponerse, es preciso acoger el concepto de inclusión de la familia expuesto por el ICBF en sus Lineamientos técnicos para la inclu-sión y atención de familias: “la inclusión de la familia es una manera de protegerla como unidad del capital social y de proteger ecosistémicamente a niños, niñas, adolescentes y demás miembros vulnerables. La socialización basada en la confianza, el aprendizaje para la vida y los procesos de vinculación emocional genera procesos identitarios de orden personal y colectivo que crean valor social y capital humano… Incluir a la familia implica protegerla como la empresa social más rentable de la sociedad en tanto provee el potencial del capital humano”. En efecto, el documento menciona que “la inclusión de la familia implica una vinculación fuerte; se la reconoce como interlocutor válido, como participante con pleno derecho, como recurso desde el comienzo de contacto y como subcultura con un saber legítimo”84.

Es concluyente pues que la inclusión se da en dos niveles: el de la equidad, que contem-pla favorablemente para los ciudadanos la posibilidad de hacerse a cualquier escenario de ejercicio de los derechos (a la vida, al desarrollo, a la protección y a la participación) posible, en condiciones y circunstancias similares a las esperadas social y políticamente, y el de las relaciones de encuentro en escenarios de atención e intervención del Estado, en la conversación (en la consulta, en una audiencia, en la realización y práctica de una prueba, por ejemplo), en los que se reconoce al otro como interlocutor válido, con un saber, una experticia, unos sueños y unas formas de operar que cobran sentido en el contexto en el que se mueve cada ciudadano.

En respuesta de lo esbozado, queda claro que un sistema estatal de intervención a la familia debe ejercer una gestión con inclusión de los ciudadanos y operar con los principios de la complejidad sistémica, aplicando en la práctica cotidiana del quehacer laboral de sus servidores públicos ideas que la validan como capital social del Estado, que la abordan democráticamente, que la tratan con el respeto que implica escucharla; desarrollar proyectos para su cuidado y desarrollo que contengan acciones que eviden-

83 Ospina, Anyuly M. “El mundo de los excluidos, una reflexión frente al sistema de responsabilidad penal colombiano y los adolescentes con trastorno mental” (en Alborada, revista de padres y educadores producida por los Religiosos Terciarios Capuchinos de la Provincia de San José). Medellín, Colombia, 2011.

84 ICBF. Lineamientos Técnicos para la inclusión y Atención de Familias, 2007.

57

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

cien que se cree en ella, que se incluyen sus intereses en la toma de decisiones, que se le brindan las oportunidades necesarias y prioritarias para el ejercicio de los derechos de todos y cada uno de sus miembros; y en una postura de ética incluyente, reconocer sus cualidades, potenciar sus capacidades con criterios de solvencia y sostenibilidad, donde la dignificación del otro es evidente en cada acción.

El ejercicio de acciones incluyentes hace emerger la inteligencia colectiva de todos los actores, posibilitando una nueva cultura institucional que más allá de instruir construye participativamente con el otro, en relaciones de confianza y solidaridad, para desarrollar proyectos conjuntos y catapultar la evolución conjunta de las personas, los sistemas y las redes, en una danza estética y armónica en la que todos se sienten “parte de”, “responsables de”, porque reciben un apoyo que los incluye y los valida.

Por supuesto, el quehacer institucional del Estado planteado, como antecede, reclama la articulación entre las instituciones que hacen parte de un sistema, ya que este no podrá operar desde una parte de las piezas que lo componen, sino que todas deberán concluir, encajar y encaminarse hacia los objetivos que les son dados; actuar en contra-rio implica el sacrificio del sistema, en cuyo caso la primera afectada obviamente es la familia (y dentro de ella los miembros más vulnerables), que haciendo parte del todo se excluye unilateralmente, en tanto que el operar del Estado sigue aislado y ciego.

Referirse a la inclusión de la familia en términos de lo dicho hasta aquí nos sitúa necesa-riamente en el concepto de vínculo, esencial para el desarrollo y la vida humanos.

Como pertenecientes a la especie Homo sapiens sapiens, somos mamíferos, los más amorosos de las criaturas, dependientes del otro, que solo gracias al amor y la devoción filial alcanzamos la sobrevivencia y el desarrollo. “El bebé en el útero establece con la voz de su madre una relación privilegiada. Pero lo más increíble es que no establece esa relación con una sonoridad vocal ni una estimulación meramente matemática (altura, frecuencia, intensidad). Ya en el útero ¡trata con el habla!”… “Apenas aparece ese modo de información y de emoción, el mundo relacional del bebé cambia de forma. Ya no es necesario actuar, es suficiente articular. El nacimiento de ese proceso de simbolización se arraiga en el cuerpo, en el cerebro y en el afecto”85.

En consonancia con lo expuesto por el doctor Cyrulnik, el biólogo Humberto Maturana afirma que el amor es la emoción fundante de la especie humana (“somos hijos del amor”), un modo de vivir juntos, un tipo o clase de conductas relacionales en los sis-temas vivientes; es un fenómeno biológico, no es un sentimiento ni una sensación; se produce en nuestra vida en relaciones con otros seres, cuando el otro surge como otro legítimo en coexistencia con nosotros. “El amor (el amar) es la emoción que constituye y conserva la vida social”86. Agrega el autor que los humanos somos seres biológicamente amorosos como un rasgo de nuestra historia, de modo que esta ha sido la emoción

85 Cyrulnik, Boris: Bajo el signo del vínculo. Editorial Gedisa, S. A., Barcelona, 2005 y 2008.86 Maturana Romesín, Humberto, con la colaboración de Sima Nisis de Rezepka. Transformación en la convivencia. Dol-

men Ediciones, Caracas, Montevideo, Santiago de Chile, 2002.

58

Capítulo

III

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

central conservada evolutivamente, que dio origen a nuestra especie; cuando se nos priva del amor como la emoción fundamental en la que transcurre nuestra existencia con otros y con nosotros, enfermamos; ello significa que la biología del amor “es central para la conservación de nuestra existencia e identidad humanas”. Las relaciones huma-nas basadas en el amor excluyen la jerarquía, la obediencia, el dominio y la sumisión, y se basan en el amor; constituyen aperturas para compartir y colaborar en el solo placer de hacerlo bajo ninguna expectativa de retribución. Somos animales amorosos. “nos enfermamos del cuerpo y del alma cuando se nos priva de amor a cualquier edad, y la primera medicina es amor…”. En nuestro proceso evolutivo, “el rasgo de vida alrededor del cual todo lo demás cambió fue la biología del amor”. La biología del amor es, pues, la dinámica de relaciones que dio origen a lo humano en nuestra historia de Homo sa-piens sapiens a la que pertenecemos; así, en oposición a las emociones que constituyen una cultura patriarcal y que acaban de mencionarse, tenemos emociones propias de la mayor parte de nuestra historia humana, insertas en la cultura: amor, confianza, ternu-ra, solidaridad, inclusión, entre otras. Y esto es una “denotación del proceso biológico que constituyó y nos sigue constituyendo el tipo de seres humanos que somos y que podríamos cesar de ser”. Lo expuesto por Maturana al hablar de la especie humana nos conduce a inferir con él que el cuidado y la protección son tan necesarios en la vida humana que la carencia de ellas puede implicar para un bebé la muerte y para la especie humana el riesgo de desaparecer.

El doctor Maturana puntualiza que en el (la) niño(a), la enfermedad por privación de amor acarrea por resultado una interferencia seria con su crecimiento como humano que se respeta a sí mismo y que puede vivir con conciencia y responsabilidad sociales. Por su parte, dice Cyrulnik que “la privación del vínculo genera el desarrollo de una per-sonalidad en una dirección que lleva a la caída depresiva… esa identificación respectiva caracteriza el proceso de historización… la historización, la memoria de sí, es un proce-so activo de creación del propio pasado que da una forma a la identidad del hablante”.

Adicional y complementariamente, el doctor Cyrulnik indica que los humanos requeri-mos de la caricia en su función tranquilizadora, señalando que “la endorfina, segregada durante la caricia… bloquea la transmisión del dolor. Acariciar a un niño que acaba de caerse tiene un valor relacional y un efecto analgésico… las caricias no solo tienen esa virtud tranquilizadora y analgésica, además participan en la formación de la identidad y la aparición del pensamiento”. Agrega que el apego es un vínculo que se teje día a día a través de nuestro instinto animal y del lenguaje, lo que hace posible que un apego roto eventualmente por circunstancias de separación de los seres amados pueda recupe-rarse construyendo historias al respecto que faciliten la reedición en hechos más plau-sibles. Concluye que el período más sensible en la construcción del apego en los seres humanos llega hasta los 25 años, no obstante la plasticidad neuronal que conservamos en todo nuestro desarrollo. Es pues la cercanía, el contacto, lo que resulta reparador.

Desde observaciones e investigaciones etológicas desarrolladas por Boris Cyrulnik y desde estudios llevados a cabo por Humberto Maturana, se concluye la importancia vital que reviste en los seres humanos la conservación de un vínculo amoroso con

59

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

aquellos más cercanos que se identifican como madre-padre y que representan para los humanos el soporte para estar, para ser. Indispensable incorporar estas lecciones en la formulación de políticas públicas que intenten orientarse a la protección de la familia y de sus miembros en cualquiera de sus etapas, como también en las acciones que de ellas se desprendan para los servidores públicos, cuidadores o agentes de intervención.

A partir de la lectura detenida de los anteriores trazos puede afirmarse cuánta reso-nancia y especial atención cobra la disposición del Código de la Infancia y la Adoles-cencia (Ley 1098/06) en sus artículos 22 y 53 al disponer el derecho de los niños, niñas y adolescentes a tener una familia y a no ser separados de ella, así como la garantía del acompañamiento de las familias en todas las medidas provisionales o definitivas de restablecimiento de derechos. De gran trascendencia es este aporte en tanto tiene en consideración detrás de líneas la vital importancia de la familia. Reviste particular interés citar la frase del doctor Édgar Morín que establece que “la familia es a la vez el lugar de la religazón y del aprendizaje de la individualización y de la singularidad. En familia se aprende a ser un individuo y un miembro de un grupo y una sociedad… la familia es un campo de complejidad por excelencia”87.

El concepto de inclusión a los ciudadanos y ciudadanas y a las familias aquí expuesto con-tiene también un tema de especial interés, que es el de la resiliencia. Entendida como “la capacidad que tiene el ser humano de trascender circunstancias adversas, superándolas y generando ganancias para sí mismo y para el grupo social; es una respuesta común de los seres vivos, que en las familias tiene aplicabilidad, demandando de quienes les atienden la capacidad para ver sus recursos puestos al servicio en situaciones difíciles y evidenciar esas capacidades y potencialidades que hicieron posible superar y transfor-mar aspectos, eventos, situaciones problemáticas o críticas en oportunidades de cons-trucción de nuevos caminos”88. En coherencia, los Lineamientos técnicos para la inclusión y atención de familias señalan que la resiliencia es la capacidad de los sistemas para de manera flexible adaptarse absorbiendo el cambio cualitativo y mantener la integridad estructural a lo largo del proceso de desarrollo. Ello significa que el acople entre los integrantes de una familia es connatural a ella y que las fluctuaciones de sus miembros se resuelven desarrollando esa capacidad para la adaptación y la flexibilidad sin que sea necesario forzar a la estabilidad, ya que los seres vivos pueden persistir en medio de la adversidad y las vicisitudes. Una postura de intervención que entienda y aplique el concepto verá en las familias, los grupos y los individuos recursos, capacidad para atravesar situaciones difíciles, respuestas, creatividad, posibilidades, arte y exhibición de capacidades de sorprender y de sorprenderse a sí mismos por sus respuestas vitales a las circunstancias más difíciles; será capaz de contener la inmediatez y el afán por re-solver desde su mirada y significaciones, así como desde su posición de poder y control social, para buscar y explorar, potenciando a los otros de forma que ellos haciendo uso de la resiliencia encuentren, visualicen y construyan alternativas.

87 Morín, Édgar: El pensamiento complejo y la familia. II Congreso Latinoamericano de Familia Siglo XXI, Medellín, abril de 1998. Edición: Comité Interinstitucional de Familia (CIF).

88 ICBF, 2010: Líneas de acción para el trabajo con familia en el ICBF, según grupos etarios. Documento conceptual, metodológico y operativo enmarcado en derechos y deberes, 2010.

60

Capítulo

III

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

La capacidad de los sistemas para persistir en medio de adversidades y vicisitudes que varios autores han llamado resiliencia se refiere pues a la posibilidad de absorber el cambio cualitativo y mantener la integridad estructural a lo largo del proceso de desa-rrollo. La estabilidad, por el contrario, es la capacidad para volver al estado de equilibrio después de una perturbación transitoria. Esto significa que, debido al rico acople en sistemas humanos como la familia, es esperable que su vida se caracterice por un estado de “metaestabilidad”, donde se asimilan las grandes fluctuaciones de sus componentes, sin estar forzados al régimen de la estabilidad, sino al de la alta resiliencia.

Si tenemos en cuenta lo dicho, podemos reflexionar acerca de que una relación servidor público/ciudadano se desarrolla estableciendo un vínculo, lo cual supone un intercam-bio de información, que obviamente tiene un efecto de transformación porque toda in-formación contiene un mensaje que modifica objetiva y subjetivamente tanto al que la recibe como al que la emite (a los dos en la conversación). Al respecto los Lineamientos técnicos para la inclusión y atención de familias (ICBF) ya mencionados señalan que los rituales, los mitos y las epistemes (formas como se llega al conocimiento, conocimiento que justifica una creencia como verdad) son igualmente operadores de la percepción de la observación y de la acción; y que el proceso de observación es en sí mismo un vínculo activo que modifica al observador y lo observado. Razones de más para incorporar en el ejercicio institucional en forma muy cuidadosa las ideas que preceden, dado el impacto que tienen en las personas que construyen en relación Estado/sociedad civil/familia.

3.4. CorresponsabilidadLa corresponsabilidad ha sido otorgada a los niños, niñas y adolescentes por la Ley 1098 de 200689 como mecanismo de protección integral a sus derechos. No obstante, con-lleva en su propia definición el sentido de la responsabilidad compartida, que sugiere un escenario donde concurren diferentes actores con diferentes roles. Es el eje que da viabilidad por excelencia a la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes, en tanto implica desde una mirada sistémica la construcción de un andamiaje armó-nico donde la tarea de cada uno es única e irremplazable para alcanzar este objetivo. Como una cadena de valor, cada integrante involucra valor al producto final: niños, niñas, adolescentes y jóvenes con pleno desarrollo de sus capacidades que los protege de la delincuencia.

Desde la responsabilidad que la define, implica una visión amplia de los actores sociales en tanto debe incluirlos a todos, al tiempo que requiere establecer cuáles de estos son centrales en la prevención de la delincuencia y la forma como sus responsabilidades se articulan. Esto remite al impacto que pueda tener dicha interacción en la prevención de la delincuencia tanto en los jóvenes y adolescentes como en el resto de la sociedad. Un mayor o menor impacto de la prevención se traduce en las posibilidades de construir desde los derechos su proyecto de vida.

89 Ley 1098 de 2006, Código de Infancia y Adolescencia, artículo 10.

61

Capítulo

III

EjEs tEmáticos para El abordajE dE la prEvEnción dE la dElincuEncia juvEnil

Con respecto a la sociedad, el impacto de la prevención se traduce en el desarrollo de capacidades y factores protectores que tienen las familias y las comunidades como en-tornos básicos de jóvenes y adolescentes para hacer posibles tales proyectos de vida y para mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Incluir a la sociedad como artífice directo de la prevención amplía el carácter pedagógico de lo que se pretende desde el Sistema de Responsabilidad Penal, para impactar las relaciones más allá de los límites del propio Sistema a otros espacios propios de las familias y las relaciones sociales en general.

La corresponsabilidad entonces contiene en su esencia participativa la igualdad en tan-to implica la responsabilidad de todos y todas para la protección de los derechos y por tanto de la dignidad humana como elemento universal de todos los seres humanos. Igualmente, dicho carácter participativo supone la equidad en tanto reconoce que la concurrencia de los actores se orienta prioritariamente a aquellos que tienen menos oportunidades para conseguir la vida que consideran valiosa (Sen, A. K., 2000).

Para lograr materializar las condiciones óptimas que les permitan a niños, niñas y ado-lescentes desarrollarse y desplegar sus potencialidades, se requiere de una dinámica continua de corresponsabilidad entre el Estado, la sociedad y la familia. Si bien los de-rechos y los deberes son componentes de una misma ecuación, como se mencionó an-tes, esta debe ser desagregada y observada en la complementariedad de sus distintos actores bajo la concepción básica que garantizar los derechos de unas personas implica los deberes de otras. La delincuencia rompe este equilibrio en tanto vulnera, como se ha dicho a lo largo de este estudio, los derechos de otras personas. Por tanto, su pre-vención requiere del concurso de todos los actores, los jóvenes, los niños, las niñas y los adolescentes incluidos como actores protagónicos de esta. Es precisamente este el carácter social y sistémico de la corresponsabilidad, que implica que los roles de todos los actores se desarrollen de manera solidaria, simultánea y complementaria.

Capítulo IVLA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA JUVENIL: UNA MIRADA REGIONAL

Libertad y Orden

64

Capítulo

IV

4.1. Aspectos metodológicos y técnicos del estudio

Partir de un enfoque de derechos como marco analítico de la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes implica adoptar una forma específica de abordar el objeto de estudio. El punto de partida metodológico está dado en

los acuerdos internacionales y nacionales sobre derechos de la población menor de 18 años de edad, lo cual establece un primer ordenamiento que se deriva de la Convención Internacional de los Derechos del Niño de 1989, constituida por cuatro áreas de dere-chos: a la vida, a la protección, al desarrollo y a la participación.

Teniendo en cuenta que dentro del alcance del estudio la prevención terciaria del delito se centra en adolescentes y jóvenes que han pasado o se encuentran en el SRPA, se amplía el rango de edad dentro del Sistema a jóvenes adultos hasta los 26 años, que de-pendiendo del plazo de la sanción impuesta adquieren la mayoría de edad en sanción. Para esta población que responde penalmente por hechos delictivos realizados durante su adolescencia y que son adultos, en el análisis se incorporan los derechos correspon-dientes al título II, capítulo II de la Constitución Política, o derechos económicos, sociales y culturales (DESC).

Sobre estos ordenadores centrales se establece la pertinencia de realizar un estudio de tipo mixto con énfasis en análisis cualitativo con el apoyo de una caracterización cuantitativa de la delincuencia en adolescentes y jóvenes, con una mirada regional. Dicho análisis se construye a partir de la realización de 9 entrevistas a profundidad y 29 grupos focales con actores claves de la prevención secundaria y terciaria, expertos en la intervención y la prevención de la delincuencia de jóvenes y adolescentes, en 11 regiones del país. Ello, con el objetivo de recoger la experiencia subjetiva, con criterios de profundidad y complejidad desde un enfoque sistémico participativo e incluyente; explorarla y confrontarla, registrarla y analizarla en un contexto social y cultural. Así se construyó participativamente la información a partir de temáticas surgidas desde cua-tro categorías de análisis, a saber: protección integral, Justicia Restaurativa, inclusión y corresponsabilidad. Veamos:

La protección integral

Al constituirse en la doctrina que instaura un nuevo paradigma sobre los derechos en personas menores de 18 años contiene en su esencia el sustento de la prevención de la delincuencia en la que incurren jóvenes y adolescentes. En términos de derechos, se es-

65

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

pera que la prevención acerque a cero la probabilidad de que los jóvenes y adolescentes cometan actos delictivos.

La mirada de derechos para la prevención se abordó metodológicamente entonces a partir de una matriz que ordena los derechos como un proceso hacia la construcción de las libertades como logros individuales y logros colectivos (freedom)90.

El análisis cualitativo indagó sobre la protección integral, y el resultado de la informa-ción obtenida se ordenó para este eje temático con base en la matriz señalada. En tal sentido, las temáticas de este eje estuvieron relacionadas con restablecimiento de de-rechos y con prevención de la reincidencia en el posegreso como temas genéricos de la protección integral tratados en grupos focales y en entrevistas.

Derivados de estas temáticas, se hizo un subordenamiento en derechos a) a la vida: relacionados con salud física y mental, con seguridad alimentaria, con formación para manejo responsable de la sexualidad y con prevención y tratamiento de consumo de SPA; b) a la protección: relacionado con el derecho a contar con una familia que brinde afecto y cuidado; derecho a una vida digna y cultura preventiva, vigilancia y sistema judicial especializado; c) al desarrollo: que implica asegurar la disponibilidad de escue-las, cupos, programas y docentes hasta grado 11 y espacios de recreación y actividades lúdicas públicas y libres; y d) a la participación: relacionados con medios y espacios de expresión y protestas públicas y libres y con la posibilidad de promover y discutir cual-quier ideología, pública, libre y pacíficamente91.

La justicia restaurativa

Relacionada con el carácter pedagógico, específico y diferenciado de los procesos de atención dentro del SRPA; con el principio de oportunidad, la reflexión que conlleva para el adolescente y su familia estar en un proceso tal, la reparación de las víctimas del adolescente y de este cuando también es víctima.

La inclusión

Referido al ser tenido en cuenta como interlocutor válido, con conocimientos plenos y opiniones, puntos de vista y vivencias, que deben hacerse visibles en la relación. Este eje temático trabajó en los grupos focales y en las entrevistas a profundidad, el análisis de temas como el reconocimiento, la pertenencia y, la identidad; igualmente, dentro de

90 Con base en la Convención Internacional de los Derechos del Niño, la Constitución Política Nacional y la Ley 1098, el economista social Alfredo Sarmiento Gómez construyó una matriz de derechos como un conjunto de libertades para los NNA. Dicha matriz ordena sus derechos en cuatro áreas, definiendo para cada uno de ellos un proceso que se inicia con las libertades como acceso efectivo (liberty) y contiene dos aspectos: 1. Oferta suficiente y 2. Acceso económico, físico e institucional. Con esto, sin embargo, no se consigue el logro que supone la garantía de los derechos. Por tanto, la mirada desde los logros alcanzados o freedom implica tanto el logro individual como el logro colectivo. Sarmiento realiza este ejercicio para cada uno de los derechos identificados en cada una de las áreas.

91 Sarmiento, A., et al., “Sistema de Seguimiento y Evaluación al Cumplimiento de los Derechos de los Niños, las Niñas y los Adolescentes en Colombia”, mimeo elaborado para el ICBF, 2011.

66

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

este eje se tuvieron en cuenta conceptos como la flexibilización en los procesos y en la oferta en los que tienen cabida los adolescentes y jóvenes.

La corresponsabilidad

Metodológicamente, los temas que se tratan desde la corresponsabilidad del Estado, la sociedad y la familia se organizaron en varias subcategorías de análisis, entre las que están: el Estado (en sus niveles nacional, territorial y local); la corresponsabilidad de la sociedad vista desde la comunidad se revisó desde distintos ámbitos, como pueden ser el barrial, distrital, o relativo al corregimiento, y a la empresa privada; por último, se asumió otra subcategoría (la familia), concebida en lo relativo al vínculo y a las redes esenciales para la vida de los adolescentes y jóvenes.

Para el acopio de la información basada en estas cuatro categorías de análisis, se defi-nieron cinco tipologías de actores, con las cuales se llevaron a cabo los Grupos Focales:

1. Con operadores “A” del SRPA, ejemplo: Fiscalía; Defensoría de Familia; Defensoría Pública; Consejo Superior de la Judicatura; Comisaría; Procuraduría; Policía; secreta-rías de Gobierno, Salud, Educación; academia.

2. Con operadores “B” del SRPA y de otros programas de prevención o de protección: se trata de quienes trabajan directamente en la ejecución de proyectos y progra-mas, con los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y familias.

3. Con adolescentes, jóvenes y familias de aquellos, que se encuentran en riesgo y que están fuera del SRPA. Este tipo de grupo focal se efectuó en sectores identifica-dos georreferencialmente como de alto riesgo, como es el caso –por ejemplo– de colegios alrededor de los cuales se concentran identificados algunos nichos de distribución y consumo de psicoactivos.

4. Con adolescentes, jóvenes y familias de adolescentes vinculados al SRPA que están participando en programas de atención en cumplimiento de sanciones o medidas, preferiblemente en “Reglas de Conducta”, “Libertad Asistida”, “Prestación de Servi-cios Sociales a la Comunidad” y “Semicerrado”, sin excluir la participación de algún adolescente o joven que pueda encontrarse en internamiento en medio cerrado.

5. Con adolescentes, jóvenes y familias que hayan pasado por el SRPA, egresaron de este y se encuentran socializados ejerciendo su derecho a la ciudadanía, siendo ejemplares como ciudadanos (casos exitosos). Este Grupo Focal se realizó única-mente en Bogotá.

Reconociendo que el Grupo Focal es un espacio de participación de actores importan-tes, con conocimiento teórico y práctico, se estableció formar en siete ciudades cuatro grupos focales en cada una: uno por cada tipo de población. En el caso de Bogotá se organizaron los cinco tipos mencionados; se hizo uno sobre casos exitosos con jóvenes, adolescentes y familias del SRPA.

67

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

En lo relacionado con las entrevistas a profundidad, conforme a las exigencias de la técnica de investigación, su desarrollo se centra en la exploración y construcción de significados e interpretaciones que puntualicen y especifiquen la cotidianidad, las teo-rías, las subjetividades, las acciones, las experiencias, los alcances, la interpretación del mundo del entrevistado sobre un tema en particular. Se asemeja a una conversación (versar-con) en la que la apertura conversacional es protagonista. La pretensión es, pues, a través de su proceso, obtener información especializada y focalizada sobre el tema de la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes, que refiere interés especial en la construcción y formulación teórico-práctica para el análisis, la discusión y el desarrollo de nuestro objeto de estudio. Las entrevistas a profundidad se desarrolla-ron en seis ciudades.

4.1.1. Criterios de focalización geográfica

A partir de datos e informes institucionales sobre delincuencia en jóvenes y adolescentes, se establecieron los criterios para focalizar las ciudades donde se conformó el estudio cualitativo, así:

1. En primera instancia, el insumo analítico elaborado por el Departamento Nacio-nal de Planeación identificó ciudades de frontera como Cúcuta y Pasto; ciudades pequeñas como Sibaté, con fuerte influencia de ciudades vecinas como Bogotá y Soacha.

2. De otra parte, se revisaron los resultados del estudio del Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y Justicia Penal A. C.92 que analiza las 50 ciudades más peligrosas del mundo, dentro de las cuales cinco están en Colombia (Cali, Medellín, Cúcuta, Pereira y Barranquilla).

3. A partir del análisis de las cifras sobre criminalidad provenientes de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol, que periódicamente publica la Policía Nacional93, se observaron tres delitos cuyo impacto tiene mayores consecuencias en la per-cepción de seguridad de la ciudadanía; son estos: lesiones personales comunes, homicidio común y hurto a residencias, comercio y a personas.

Con respecto a homicidio común, la tasa por 100.000 habitantes en 2011 sobrepasa el promedio nacional (32 casos/100.000 habitantes) en las ciudades de Cali, Cúcuta y en el departamento de Nariño, siendo el caso de Cali el más crítico (68 casos), a la vez que presenta el mayor porcentaje de participación a nivel nacional en el delito de homicidio (11,93%), seguida por Bogotá (9,28%)94.

92 Fundación Seguridad, Justicia y Paz, Informe 2013.93 Policía Nacional Observatorio del Delito, Revista Criminalidad. Volumen 54, número 1, enero-junio 2012.94 Policía Nacional. Op. cit., 2011.

68

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Con respecto a lesiones personales, la variación porcentual entre 2010 y 2011 da cuenta de Nariño como caso crítico al presentar una variación muy por encima del promedio nacional, que fue 4%. Igualmente, se encontraron por encima del prome-dio nacional Cúcuta (20%) y el departamento de Chocó (15%)95.

En hurto a residencias, a comercio y a personas, el promedio de variación porcen-tual entre el año 2010 y el año 2011 fue del 1%. Otros lugares que se encuentran por encima del promedio nacional son Cesar (26%), Cali (9%) y Cúcuta (6%). El resto de lugares tuvieron una disminución de este delito para el año 2011. Cuando se analiza la tasa por 100.000 habitantes se observa que el promedio nacional es de 203 casos. Los lugares que se ubican por encima del promedio nacional son Caldas (228), Bogotá (322) y Cali (396), que es el caso más crítico. La participación dentro del total nacional para este delito señala que Bogotá se encuentra en el primer lu-gar (25,71%), seguida por Cali (10,95%).

4. De otra parte, se analizaron los resultados del Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar de Colombia96. Bogotá se encuentra en el primer lugar de consumo de tabaco dentro de la población de estudiantes de secundaria (17,15); Caldas (13,16) se ubica en el segundo lugar y Cundinamarca (11,27) en el cuarto lugar. Estos tres lugares están por encima del promedio nacional (9,78). Respecto al consumo de alcohol, los lugares que se encuentran por encima del promedio nacional (39,81) son Caldas (48,56), que está en el primer lugar; Bo-gotá (48,02), que se ubica en el segundo lugar, y Valle del Cauca (41,31), en el sexto lugar.

La marihuana es la droga ilícita de mayor consumo en casi todos los países, y Co-lombia no es la excepción. En efecto, 1 de cada 14 escolares de Colombia declararon haberla fumado alguna vez en su vida. Los departamentos con las mayores tasas de consumo en el año 2011 son Antioquia (10,97%), Risaralda (9,57%), Caldas (9,37%), Quindío (7,39) y Bogotá (7,36). Caldas y Bogotá se ubican por encima del promedio nacional. Las regiones que se encuentran por encima del promedio nacional en el consumo de cocaína son en primer lugar Bogotá (2,99%), Caldas (2,44) y Valle del Cauca (2,21), entre otras.

La única región que se encuentra por encima del promedio nacional (0,49) en el consumo de bazuco es Bogotá (0,87%), que está en el primer lugar. En el consumo de Éxtasis, se encuentran por encima del promedio nacional (0,79) Caldas (1,27), Bogotá (1,16) y Valle del Cauca (0,82).

95 Ibíd, 2011.96 Este estudio fue realizado por el Gobierno nacional de Colombia (2011) a través del Ministerio de Justicia y del

Derecho (Observatorio de Drogas de Colombia), el Ministerio de Educación Nacional y el Ministerio de Salud y Protec-ción Social (MSPS), con el apoyo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), la Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas (CICAD) de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Embajada de los Estados Unidos en Colombia. Es importante señalar que el rango de edad definido para este estudio es de 11 a 18 años.

69

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

5. Como otro criterio de focalización geográfica, adicionalmente se consultó al equipo técnico de la Subdirección de Responsabilidad Penal del ICBF sobre las ciudades que revisten importancia en razón de las características de la población del SRPA y desde las instituciones. Como resultado de esta consulta se consideraron ciudades donde es necesario un enfoque diferencial por las características de la población o por ser ciudades fronterizas; tales fueron los casos de Leticia y Popayán, que son ciudades con una proporción importante de población indígena. Se identificaron así mismo ciudades con problemáticas complejas por su ubicación, y por la hetero-geneidad de casos, o por las experiencias realizadas en el marco del Sistema, que pueden ser consideradas como desarrollos frente a la Ley 1098 de 2006.

Con base en estos cinco criterios se definieron para la realización de los Grupos Focales y de las Entrevistas a Profundidad: Cali, Medellín, Sibaté y Soacha, Bogotá, Barranquilla, Leticia, Manizales, Quibdó, Cúcuta, Popayán y Tumaco.

4.1.2. Análisis de cifras

Las cifras presentadas en el numeral 2.3 de este estudio se elaboraron con base en la información sobre aprehensiones realizadas por la Policía Nacional entre 2003 y 2013, proveniente del Sistema Estadístico Delincuencial y Contravencional (Siedco) de la Poli-cía Nacional; se realizó conjuntamente con el equipo técnico del Observatorio una iden-tificación, selección y ordenamiento de variables correspondiente a quince ciudades para un período de diez años (2003-2013, este último con registros hasta 30 de septiem-bre) a través de las cuales fuera posible indagar acerca del comportamiento de hechos punibles y delictivos por parte de la población de niños, niñas, jóvenes y adolescentes.

A partir de la revisión estadística, las variables se ordenaron en tres grupos poblaciona-les: niños y niñas desde 6 años y hasta 13 años cuyas acciones son inimputables y para los efectos de este estudio se denominan como “hechos punibles”; en el caso de los y las adolescentes entre 14 y 18 años y los y las jóvenes entre 19 y 26 años se registran “aprehensiones”.

La información se centra en dos variables, que son el nivel de escolaridad que reporta el niño, la niña, joven o adolescente en el momento de su aprehensión o de ser llevado por la Policía Nacional al defensor de familia para el procedimiento de restablecimiento de derechos, en el caso de los menores de 14 años. Así mismo, se identificó la variable “ocupación”, que indaga sobre la actividad principal que la población en estos rangos identifica como la principal.

La información sobre delitos se seleccionó de acuerdo con los cuatro primeros: fabri-cación, tráfico o porte de estupefacientes; hurto a personas; fabricación, tráfico o porte ilegal de armas y lesiones personales. Por último, se incluyó información sobre el delito de homicidio, aunque este es posterior al quinto lugar, por la importancia que reviste.

70

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

4.1.3. Análisis institucional

Con el propósito de observar desde una perspectiva de la prevención de la delincuencia en jóvenes y adolescentes, se realizó conjuntamente con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar una observación de las distintas fases de proceso de responsabilidad penal, identificando las siguientes: la primera hace referencia a los proceso desde que el adolescente es aprehendido hasta que se le dicta sanción; la segunda es el cumplimien-to de medidas o sanciones, transcurre en diferentes centros, generalmente operados por terceros; y la fase de posegreso.

Los criterios de selección de los centros se definieron a partir de los diferentes tipos de instituciones y de modalidades que operan en ellos. Por tanto, los municipios fueron se-leccionados de acuerdo con características particulares, relacionadas con la diversidad de operadores y para conocer cómo opera el SRPA en ciudades pequeñas e intermedias. Con este propósito se visitaron centros transitorios, centros de servicios judiciales y los centros de cumplimientos de medidas como privación de libertad y otras sanciones de atención en Funza, Facatativá, Girardot, Chiquinquirá, Duitama, Tunja, Bucaramanga y Pereira.

71

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

EJES TEMÁTICOS PARA LA PREVENCIÓN DE LA DELINCUENCIA EN ADOLESCENTES Y JÓVENESTal y como se ha descrito, el presente estudio analiza la prevención de la delincuencia de adolescentes y jóvenes desde cuatro ejes temáticos: la protección integral, la Justicia Restaurativa, la inclusión y la corresponsabilidad. Este ejercicio se desarrolla a partir de información recogida, seleccionada y clasificada proveniente de los Grupos Focales y de las Entrevistas a Profundidad desarrolladas.

4.2. PROTECCIÓN INTEGRAL “La protección de las capacidades humanas

de los miembros de la familia siempre es primordial”.

Martha Nussbaum

La protección integral es una doctrina que habla en clave de derechos, que para los efectos de este estudio aborda las cuatro áreas identificadas para los niños, niñas y adolescentes en la Convención Internacional de los Derechos del Niño (1989): A la vida, al desarrollo, a la protección y a la participación. En este numeral se han incorporado además los derechos económicos, sociales y culturales plasmados en el título II de la Constitución Política Nacional de 1991. Así mismo, se incluye información relacionada con relaciones y fenómenos que afectan la vida de niños, niñas, adolescentes y jóvenes en tanto los precipitan al riesgo de ser vinculados al crimen, bien sea por la presencia de bandas criminales o por otro tipo de factores. Del mismo modo, en este apartado hablaremos acerca de cómo se previene la reincidencia a quienes ya han cometido un delito y del seguimiento posegreso.

4.2.1. A la vida

Hablar del derecho a la vida es hablar de una oferta suficiente en aspectos de salud física y mental, de asegurar la prevención, de poder disfrutar una vida larga y saludable y de contar con contextos saludables.

Al centro de la sociedad

En contra del derecho a la vida, el consumo de psicoactivos y el tráfico de estupefacien-tes –que involucran a niños, niñas, adolescentes y jóvenes– conforman un círculo de la muerte. Dicho círculo se desarrolla en un proceso en el que a partir de la vinculación realizada por adultos (bandas, jíbaros, familiares y otras formas de organización del mi-crotráfico), esta población, que por razones de su edad –entre otras–, es más vulnerable, se ve atrapada en un mercado que contiene características tan particulares que para subsistir y extenderse requiere de su adicción. Es así como en el siguiente apartado el procurador deja ver con claridad esta situación al insinuar que “cuando estos mismos

72

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

niños se convierten en adictos…” se ven enfrentados a un riesgo inminente de delinquir para conseguir cómo financiar su propia dependencia de los psicoactivos (SPA). De esta manera se conforma un ciclo perverso que relaciona el consumo de SPA con la delincuencia. Al tocar el interés superior de la sociedad, los adultos delincuentes están tocando el corazón de la sociedad misma y truncando así no solo su presente, sino tam-bién su futuro.

“… a veces esos niños, uno ve la historia y son niños que en el mismo barrio los padres son consumidores de droga y estupefacientes y los ponen a ellos a distribuir; y lo digo porque es uno de los mayores factores de riesgo, el consumo y distribución de drogas y estupefacientes, entonces el círculo vicioso regresa. Pero cuando estos mismos niños se convierten en adictos, ellos tienen que hurtar para conseguir esa dosis y ahí es donde se convierten en homicidas también”.

Procurador, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

El saber del procurador al que acabamos de referirnos configura un saber proveniente de la experiencia, que comparte una madre de familia cuando afirma:

“… yo he visto muchos niños de mi barrio que se han dañado; niños que han matado y todo. Entonces, yo hablé con la mamá de uno de ellos y le dije: ‘Olguita, esté pendiente de su hijo, yo sé que usted es una madre cabeza de familia, pero es que el papá de su hijo vive; por favor ayúdelo…’ pero dijo: ese hijuetantas (alude al hijo) se tiró a la calle, yo no puedo hacer nada por él… y el niño hace como dos meses mató a un muchacho ahí en la esquina del colegio, y el niño tie-ne doce años. Es lo más triste, ¿cómo es posible que una criatura de doce años ya lleve una muerte encima por no estar uno pendiente de ellos? Eso es triste y todo. El niño fue un integrante de nuestra institución porque él estudiaba allá y todo eso. Yo veía al niño subir, uno no puede hacer nada, porque eso uno no puede… o sea subir con el señor que llevaba su vicio y llevaba los cinco niñitos detrás esperando que él armara y después que les diera… eso lo ve uno. Yo le dije: ‘yo lo vi, Olguita, yo lo vi y usted conoce ese muchacho, mire, el muchacho es fulano de tal…’ ¡no hacen nada!”

Madre de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Situaciones tan graves como las que describen en sus relatos el procurador y la madre de familia revelan el duro camino por recorrer que tiene el país en materia de protección prioritaria de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Estamos aún muy lejos de cumplir lo expresado por el magistrado Mauricio González Cuervo, quien señaló: “…sujetos de especial protección constitucional por expreso mandato constitucional. Debido a que tal condición implica el reconocimiento de su situación de extrema vulnerabilidad, el Es-tado tiene la obligación de brindarles protección y asistencia, así como de garantizar de manera reforzada (subrayado nuestro) las condiciones necesarias para el pleno ejercicio de todos sus derechos…”97.

97 González Cuervo, Mauricio. Sentencia T-282 de 14 de marzo de 2008, en: Procuraduría General de la Nación et al. Código de la Infancia y la Adolescencia concordado. Octubre de 2010.

73

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Cuando se señala que el camino por recorrer es duro, se hace referencia a que, de una parte, se deben cumplir las políticas, programas, obligaciones y designaciones legales con que cuenta hoy día el país, pero también que pareciera perentorio hacerles ajustes y buscar mayores resultados, pues es previsible que de continuar de esta manera, el tema se agravaría, lográndose cumplir el propósito de quienes están atentando contra “el corazón de la sociedad”. Si tenemos que el consumo de SPA se asocia al delito de una buena parte de la población que nos ocupa, y encontramos panoramas como el que se describe a continuación, hallamos también motivos para acelerar el paso, y esto signifi-ca dar la atención prioritaria de que habla la Carta Magna, que se mencionó en el apar-tado precedente. En términos de garantizar los derechos a la vida, se espera que exista una oferta suficiente de servicios a los cuales puedan acceder física y económicamente quienes lo necesitan, de tal forma que ello permita prevención y atención oportuna y con la calidad requerida que logre traducirse en una vida larga y saludable de quienes precisan dicha intervención. Esto es de singular importancia porque se constituye en la seguridad de una vida larga y saludable, lo que sería su logro individual y contribuiría en la posibilidad de contar con entornos saludables como logro colectivo.

“… en nuestro diario trabajo, observamos que hablar de un porcentaje, me atrevo a decir del 90% de la población que ingresa, tiene problemas de farmacodependen-cia… Cuando hablamos del mismo Sistema de Salud tenemos un problema muy grande y me refiero especialmente con las EPS. Las EPS están en la obligación de brindar de igual manera un tratamiento; cuando nosotros hacemos la remisión a la EPS que tiene el chico, la familia automáticamente ya tiene un problema: llega a solicitar… primero tienen que solicitar la cita al médico general para que ese médico general le autorice una prueba de toxicología, donde ya hay un primer inconveniente, en ese primer paso la familia puede durar hasta mes y medio y algunas EPS ni siquiera les autorizan la prueba de toxicología…”.

Trabajadora social, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Acelerar el paso y aplicar el criterio de prioridad no parece congruente con lo precitado. El derecho a la vida se pone en riesgo al no contar con una oferta de enfrentamiento del consumo y distribución de sustancias psicoactivas (SPA); en esta apreciación coinciden las voces de otros participantes en el estudio, así que tenemos:

“… salvo… desintoxicación, pero desde la farmacodependencia, un proceso de 15 de días de desintoxicación no varía al muchacho para el resto de su vida; entonces, yo pienso que es mirar las realidades y a partir de esas realidades, poder plantearle al Conpes… plantearle a nivel de muchas cosas… necesitamos cosas… va más de la realidad de nuestra población juvenil, de nuestros niños, y de las familias, de las características de las familias hoy”.

Profesional, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

74

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“… uno habla con las familias en cuanto al consumo ‘¿qué está haciendo? ¿Lo llevó a la EPS? … Sí, lo medicaron’. Traen la fórmula y demás; pero la EPS no tiene un programa como tal establecido para la rehabilitación, para el seguimiento. Me parece que las falencias ahí son bien grandes. Las EPS no están cumpliendo como tal esa función”.Defensor de familia, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013

Dadas estas anotaciones, si bien se reconoce que el sector de salud desarrolla acciones frente al consumo de SPA, la expectativa de quienes se encuentran de cerca con esta problemática asociada al delito de jóvenes y adolescentes es mayor.

Otras acciones e iniciativas surgen de la propia comunidad, orientadas a proteger el derecho a la vida. Desde su práctica cotidiana se observa que los jóvenes analizan, proponen y llevan a cabo formas estratégicas de interactuar, que se constituyen en protectoras:

“Hay muchos jóvenes que están metidos en la drogadicción o en las pandillas. No-sotros tenemos amigos que les decimos: ‘miren, hagan esto con sus horas libres… pueden montar bicicleta o skate o roller… ¡venga, intégrese!’ vamos y charlamos con ellos y hacemos deporte, les enseñamos”.

Joven, 19 años, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013

En la esperanza de un mundo que garantiza el derecho a la vida, una niña de 12 años propone estrategias tan simples como profundas de cuidado, atención y fortalecimien-to vincular:

La familia: cuidar también paga

“Yo escribiría en el Conpes que las pandillas ya no estuvieran, y que los padres apoyaran más a sus hijos; que les dieran más amor, que siempre que lleguen a la casa que le digan ¿dónde estuviste? ¿haciendo qué? ¿con quién? Ehh… también, si van a salir, darles horas exactas para que lleguen; si no, salirlos a buscar, casti-garlos, y si tienen problemas, lo más probable sería dialogar”.Niña, 12 años, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013

Como uniendo su voz a la propuesta de esta niña, unas madres de familia expresan su vivencia cotidiana frente a la protección de la vida de sus hijos e hijas, en distintas formas de vivir la cotidianidad, así:

“… Estar pendiente siempre de ella, porque este es un barrio muy complicado; por-que hay mucha drogadicción, hay peleas. Entonces, muchas veces uno no puede salir a trabajar por lo de estar pendiente de ellos, porque en cualquier momento se ponen a pelear, y ahí mismo uno tiene que entrarlos para que de pronto no vayan a salir golpeados, o de pronto por estar ellos en la calle, de pronto van a decir que ellos también son del mismo grupo y de pronto tengan problemas”.Madre de Familia, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013

75

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“Yo, casi de la misma manera que ella (señala a su compañera), yo… ellos se me embolatan y yo salgo a buscarlos y les pregunto a los amigos: ¿usted no ha visto a Pedro?, ¿usted no ha visto a …?, si lo ven, díganle que haga el favor y venga que lo necesito (tono fuerte) y si yo… a las seis me dan a mí ganas de acostarme, a las seis se tienen que entrar … y si a las siete, a las cinco, a la hora que yo vaya a acostarme, les digo, yo ya tengo mi sueño… pero es que mi mamá… pero es que mi mamá ¡nada! se entran porque yo ya tengo mi sueño y yo no puedo dormir. Por lo menos yo como… si no están ahí no, yo no puedo dormir nooo…. Yo no puedo dormir”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Muchos son los análisis disponibles sobre la importancia de fortalecer el vínculo y el cuidado y la vida en consonancia con lo dicho atrás por la niña, las madres, el joven. Cyrulnik reconoce la trascendental importancia que reviste la creación de apego y vínculo en el período más sensible de los humanos (primera infancia) y el referente en que este se constituye durante toda la vida, con especiales marcas en la infancia y en la adolescencia, que habrán de recordarse por siempre98. Ratificando lo dicho por este autor, el doctor Humberto Maturana refiere que el amor “…es una emoción, un modo de vivir juntos, un tipo o clase de conductas relacionales en los sistemas vivientes”99. Entendemos que es desde la emoción del amor que una madre puede vivir una coti-dianidad en la que lo principal es “estar pendiente de ellos”; así mismo, cómo una niña de apenas 12 años se plantea la esperanza de protección de parte de sus padres, y también cómo un joven de solo 19 años se aventura en organizar una empresa en la que los intereses de los adolescentes y jóvenes de su comunidad tengan cabida. En el caso de los apartados en comento, la protección del vínculo se desarrolla a través de conductas de controlar, seguir el rastro y estar pendiente, aunque ello pueda llegar a afectar a veces el trabajo.

Ante situaciones tan riesgosas como las descritas, el doctor Boris Cyrulnik afirma: “cuan-do un centro familiar falla, una cierta estructura de barrio (subrayado nuestro), una determinada forma de vivir, la creación de circuitos profesionales de arte, deporte o de psicología bastan para sembrar el germen de la resiliencia. Esto es una señal de que la cultura proponga lugares de apertura y deje de pensar en que una única causa solo es capaz de provocar un único efecto”100. En lo recomendado por el autor se encuentran alternativas de protección que pueden ir más allá, o constituirse en complementarias de las que desarrollan las familias.

Al parecer, para quienes hablan atrás existe una apropiación acerca de que la protección de la vida exige acciones desde varios ángulos, así que ellas hacen lo suyo. En efecto, “una única causa sólo es capaz de provocar un único efecto”. El doctor Cyrulnik se refiere al deporte, el arte y la cultura como coadyuvantes en el cuidado del “centro familiar”, que

98 Cyrulnik, Boris. Bajo el signo del vínculo. Gedisa, Barcelona, 2008.99 Maturana, Humberto. Transformación en la convivencia. Dolmen, España, 1999.100 Cyrulnik, Boris. El murmullo de los fantasmas. Volver a la vida después de un trauma. Editorial GEDISA, Barcelona, 2003.

76

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

es justamente lo que hacen los jóvenes de Amazonas con su proyecto ya mencionado, quienes también hacen su aporte de manera responsable “vamos y charlamos con ellos y hacemos deporte, les enseñamos”.

Más allá de las fronteras de la familia

Proteger el derecho a la vida no siempre es fácil, especialmente si se es madre cabeza de familia y su trabajo es vital para la sobrevivencia del grupo familiar. Si bien para algunas madres es válido poner la vida de sus hijos por encima del trabajo –quizá a partir de unas circunstancias muy delicadas que rodean su contexto–, para otras este trayecto es más difícil, pues la responsabilidad económica dificulta “estar pendiente de ellos” y cumplir extenuantes jornadas laborales al mismo tiempo:

“Lo que pasa, es que… en estos… en estos 5 años de estar aquí en el Sistema, he notado prácticamente un abandono; un abandono de papás, un abandono de autoridad. Entonces, ya es común que las Patrullas de Infancia y Adolescencia les reporten un caso de un niño de 8 años que le saca el cuchillo a la mamá o a la abuelita porque no lo dejan salir a la calle a jugar. Entonces, esa autoridad de papá y mamá se perdió, no hay autoridad. Primero porque son familias que la mamá es la única responsable y tiene que salir desde las 5 de la mañana hasta quizás 9 de la noche. Entonces durante el día no hay una persona responsable de la crianza de ese niño, de esa niña; incluso el adolescente. Están básicamente solos. Enton-ces, posiblemente lo dejó aún acostado, llega, posiblemente ya está durmiendo, o posiblemente está en la calle jugando; llegó la mamá a dormirse, ella no se entera qué hizo durante el día, si estudió o no estudió, si comió, si no comió… Entonces esa autoridad está perdida. Entonces, cuando una autoridad no está, para el niño es muy fácil probar… ¿probar qué? todo lo que los amigos de pronto mayores o de la misma edad: ve, probemos a qué sabe…. En ese probemos a qué sabe, se quedan nuestros niños. Esa es la gran problemática que tenemos”.

Policía, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013

En este orden de ideas es importante analizar la vida de algunas familias a la luz de la relación existente entre su mundo privado y el mundo de lo público. Cuando algunas madres cabeza de hogar tienen que salir a trabajar a la madrugada y regresar a casa pasada la tarde, se presentan repercusiones en el desarrollo de los niños, niñas y adoles-centes y en la sociedad, originadas en la falta de respuesta de otros actores que “estén pendientes” y apoyen el ejercicio materno, para que los pequeños no tengan que estar “básicamente solos”. Se pone en evidencia la necesidad de crear una oferta suficiente y adecuada a los intereses de los niños, niñas y adolescentes, por ejemplo: “montar bici-cleta o skate o roller…”; saber si comieron, estudiaron, durmieron; acompañarlos para que no tengan que “probar” psicoactivos; cuidar que no se “embolaten” y garantizar que estén en un lugar seguro. Ello tiene que ver con disponer de políticas claras y de acciones confiables de parte de la Administración estatal, que según el relato que sigue, para el educador no están garantizadas:

77

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“Bueno, lo mío es pequeñito. Yo pienso para que… ¿qué posibilidad de una políti-ca… que el Gobierno sepa… que el alcalde de turno se va hoy y deja una política establecida para que los muchachos sean atendidos como debe ser? Una política pública es la que ya no nos va a decir: llegó un alcalde o un gobernante tal… y que la amistad de él era con este grupo y les dio todo lo que querían… bueno, nos recibieron; pero llegó otro alcalde que no es amigo de ninguna de las fundaciones, de ninguna de las ONG y no quiso ayudar a nadie… Si hay una política pública es continua, que es asegurada, que sean atendidos como debe ser, no que porque… hice gestión, porque soy la amiga de alguien… porque una política obliga, lo es-tablece, lo estipula para todas las entidades de Educación, Salud, Sena… todas las instituciones deben estar involucradas, porque el problema no es de solo las instituciones que estamos acá, sino de todos y para todos”.

Educador, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

La situación descrita parece menos grave cuando se vive en la primera infancia, porque en este ciclo se cuenta con una oferta mayor que para niños y niñas que salen de esta y pasan al sistema educativo formal:

“… las señoras cuentan con hogares, están acostumbradas a otras instituciones… después de que se acaben esos cinco años de gloria, ya el niño tiene que ir a la escuela, a la calle, a la pandilla. Entonces, si el Gobierno tampoco se preocupa por mantener esa conformación de esos grupos familiares, por brindarles a esas madres unos niveles, unas oportunidades laborales mejores, eso seguirá siendo parte del problema que hay que resolver, porque los familiares trabajando y los niños ahí, a la buena de…”

Educador, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Evidentemente, cuando el niño, niña o adolescente sale del mundo de lo privado y su espacio cotidiano es el mundo de afuera, la situación se complejiza más aún y esto tiene que ver con superar una edad que va más allá de la primera infancia, situación que se torna aún más delicada cuando se pasa la adolescencia: están solos, “a la buena de…” en riesgo de consumir psicoactivos y de delinquir; es en este momento cuando su propia vida se pone en riesgo:

“…continuidad … ella … tenía miedo con el medio, que es muy duro acá, no pudo con la carga emocional y no tenía opciones, era una muchacha buena… a uno se le puede … la vida se le puede desbaratar en un minuto”.

Experta, Entrevista. Chocó, agosto de 2013

4.2.2. Al desarrollo

Hablar del derecho al desarrollo es hablar de fortalecimiento de oportunidades y liber-tades, lo cual implica encontrar espacios físicos e intelectuales y oportunidades para

78

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

potenciar sus capacidades en relación con escuelas, cupos, programas, lugares para la recreación y el desarrollo del arte y la lúdica.

Un cambio tan “imperioso”

La titularidad de los derechos es universal, esto es, todos y todas tienen los mismos dere-chos; sin embargo, no tienen las mismas oportunidades: “todas las capacidades tienen un aspecto material y requieren condiciones materiales; libertades y oportunidades son interdependientes en cualquier cuestión económica. La tarea de una sociedad decente es ofrecer a todos los ciudadanos las condiciones sociales para las capacidades hasta un nivel mínimo adecuado, hasta un umbral, pero no resolver algunas sí y otras no, sino resolver una buena cantidad de ellas; porque una sociedad justa no permitiría que la solución o, mejor, que las capacidades de algunos miembros que son dependientes queden al azar”101.

La potente afirmación de la doctora Nussbaum muestra el camino hacia una sociedad justa. Abrir oportunidades es abrir rutas al conocimiento, a la construcción del desarro-llo y a un proyecto de vida digno, lo cual es el propósito de una sociedad democrática como la nuestra. Hacia este propósito habrán de encaminarse los esfuerzos para superar situaciones de inequidad:

“Yo creo que son falta de oportunidades y en contextos complejos; uno logra ver que el pelao que está en todo el entramado de la delincuencia, son pelaos que eh… de alguna manera han sido expulsados del sistema educativo. Son pelados que muy seguramente tienen problemas en sus hogares… económicos en sus hogares ¿sí? o son pelados que de alguna manera tienen problemas emocionales muy fuertes, que digamos… no han sido atendidos de una manera oportuna”.

Experto, Entrevista a profundidad. Sibaté, mayo de 2013

En lo dicho por el joven que se cita en el siguiente apartado adquiere la certeza de llegar a ser un ciudadano con vida digna, en el momento en que el Estado se hace presente a través de un programa del SRPA, para ofrecerle la oportunidad de estudiar una carrera universitaria. Se aprecia el impacto que tiene la inversión pública sobre sus expectativas, las cuales pasan del imaginario de vender mangos en una galería o barrer calles, a verse como un ingeniero que rompe una predestinación intergeneracional histórica y unas circunstancias estructurales que obstaculizaban su desarrollo. Con la oportunidad ade-más de romper ese destino, hace un cambio tan “imperioso” que pasa a considerar que el programa “sí sirvió y hubo una mejoría”: acceso a la educación superior, proyección, promoción profesional, certeza de poder conseguir un trabajo digno.

“Uno primero tiene miedo de que lo van a castigar y segundo también pues que uno se siente como que todo el mundo le quiere es caer encima, entonces uno está más empeñado en defenderse que realmente como que vivir el programa y aprovechar lo que le brindan, entonces de pronto es como eso … Y ya voy a ser ingeniero y pues el cambio, cuando uno ve el cambio tan imperioso, porque yo

101 Nussbaum, Martha., “las fronteras de la justicia: consideraciones sobre la exclusión”; Editorial Paidós, 2012

79

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

antes pensaba, ¡yo la universidad nunca! y más que en mi familia nadie ni siquiera se ha graduado de bachillerato, entonces yo pensaba, yo a la universidad qué voy a llegar, voy apenas a llegar al Sena a estudiar un año y me saldré a trabajar en cualquier salario mínimo; pero ya pues, ya veo que sí es posible llegar a una universidad, que sí es posible empezar el segundo semestre, que sí es posible por ejemplo estar superando a otros y coger otro tipo de trabajo que no sea solo un salario mínimo, entonces ya uno como que… como que se le abre a uno, entonces dice uno, bueno en qué momento yo comencé a pensar en cosas más grandes si yo estaba pensando era en terminar… no sé, barriendo calles o vendiendo man-gos en la galería (risas) entonces ahí es cuando uno dice, ah, ¡el programa sí sirvió y sí hubo una mejoría!”.

Joven, 19 años. Grupo Focal, Manizales, junio de 2013.

La garantía del desarrollo incluye, además de la posibilidad de hacerse a un cupo en educación superior, la expansión a través de actividades y espacios lúdicos, recreativos, libres, lo cual infortunadamente no es una realidad para todos los niños, niñas, adoles-centes y jóvenes de nuestro país, poniéndose de manifiesto la distancia existente entre las oportunidades de unos y otros ciudadanos:

“…Es tan cierto que usted vio a un niño que no ha tenido un sitio de recreación, lo lleva como en muchas instituciones y muchos programas, que uno coge los niños y los lleva, por decir algo, a un sitio municipal, lo lleva allá al… ¿cómo es que se llama este sitio de olas? ¡Ellos son felices! ¡Porque nunca han visto eso! … Yo le digo recreación; el niño a pesar de todos sus inconvenientes que tiene, esas necesidades tan apremiantes y esas limitantes que tiene el niño… el niño de escasos recursos tiene cómo en su escuela lo lleven a ver el zoológico, que en su escuela lo lleven a cine, ¡porque es que hay niños que no van al cine!”.

Servidor Público, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

El anterior apartado pareciera ser un llamado al Estado a apropiar el concepto de in-clusión y plantearse la transformación de las instituciones que ofertan servicios como los que acaban de examinarse: “… la transformación de los procesos e instituciones sociales… debe considerarse como un problema social y no solamente…”.102

“Pues, lo que yo estoy, ¿sí?, entendiendo, a mí pues eso, me iban a meter a un programa cerrado de que ya no podía salir de ahí y pues… y pues no tenía el derecho a terminar mis estudios, ¿no? Entonces pues el abogado de oficio… él dijo que yo estaba estudiando y me dieron la oportunidad de estudiar”.

Adolescente, 17 años. Grupo Focal, Cali, agosto de 2013

102 Pérez, Teodoro; Martínez, María Eugenia; Rodríguez, Ana Luz. Gerencia social integral e incluyente. Universidad de La Salle, 2006.

80

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Tabla de salvación

La concreción de las oportunidades para alcanzar el desarrollo de niños, niñas, jóvenes y adolescentes en conflicto con la ley o no está vinculada directamente a la capacidad que el sistema educativo tenga de brindarles un acceso universal, que sea capaz frente a los obstáculos que se presentan en la sociedad actual, de retenerlos, flexibilizarse y “en-cantarlos” con la ruta del conocimiento. Un sistema que tenga en cuenta estos factores promueve su desarrollo profesional generando respuestas creativas que los dotan de capacidades, con criterio de calidad educativa.

“Yo lo digo de primera mano porque a mí me tocó sacar a mi hijo del colegio por amenazas; hace algunos días desde antes que salgan a vacaciones a mi hijo lo iban a matar, o sea, hay cosas que uno no sabe cómo vivir: saber que mi hijo tiene quince años, que llega una banda a quererlo matar, porque… simplemente no se quiere juntar con ellos o porque no quiere estar en el mismo problema, ¡es muy duro! Entonces uno dice: bueno, aquí cómo hago yo… es muy difícil. Me tocó sacar a mi hijo del colegio, entonces ahí es donde yo digo cómo… (llora y se muestra impotente)”.

Madre de familia, Grupo Focal, Cali, agosto de 2013

Las nuevas lógicas territoriales y barriales definidas por flagelos como el narcotráfico y su expresión en los ámbitos cotidianos de jóvenes, de adolescentes, de niños y niñas, en muchas ciudades de nuestro país, signadas por el microtráfico, ponen en alto riesgo la posibilidad de garantizar sus derechos al desarrollo. Acceder al sistema educativo y, aún más, no desertar de este se constituye en una amenaza que fuerza la decisión de desertar del sistema educativo en tanto que compromete la vida.

El desarrollo y la educación se encuentran, pues, ante una encrucijada que requiere estrategias innovadoras y modelos pedagógicos flexibles, capaces de responder a las situaciones y condiciones del país que afectan a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Es evidente que en estos y en las familias no se halla la solución a muchas de las dificul-tades; es así que ante un problema como el que obligó a la madre de familia a retirar a su hijo del colegio para salvarle la vida, da por resultado la desescolarización y con ello la vulneración del derecho al desarrollo. Colateral a esta acción, se lee en el silencio de la madre frente a otro tipo de alternativas la imposibilidad de proceder a instaurar una denuncia o a buscar ayuda, como mostrando que en sus prácticas no incluye fácilmente esta posibilidad: “aquí cómo hago yo… es muy difícil”.

Del mismo modo que para una madre de familia la única alternativa viable de protec-ción de la vida de su hijo conduce a la vulneración de un derecho, para otra encontrar opciones o alternativas implica “luchar” entre las discrepancias de la expectativa de ese hijo con lo que el Estado le ofrece, no hallando una salida intermedia que lo encamine en su proceso de desarrollo:

81

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“Pues yo luché hasta donde… ¿cómo es que es?, hasta donde yo más pude, yo luché y luché y luché y busqué ayuda con Bienestar Familiar, fui allá, busqué ayuda para que hicieran algo… sino que él me decía que no quería estudiar, que él quería era trabajar; yo le decía que no y allá también me dijeron que no, que él tenía que estudiar”.

Madre de Familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Lo anterior hace referencia a una oferta incompleta que no se ajusta a los requerimien-tos y condiciones diversos de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes; no es una oferta flexible y amplia, carece de adaptabilidad y posibilidades de “encantarlos” y retenerlos. Veamos:

“Entonces yo pienso que el Ministerio de Educación también tiene que empezar a replantear modelos educativos, modelos educativos que emprendan por otras miradas dinámicas de estos adolescentes, porque un adolescente afro no se te va a quedar a ti sentado cuatro horas, porque él quiere es también bailar, moverse, brincar y… eso es lo que… la educación necesita: una transformación”.

Trabajadora social, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

La situación en mención, vivida por las familias, es experimentada del mismo modo por servidores públicos y profesionales de las instituciones operadoras, quienes, al igual que la madre que emprendió una “lucha” insistente, intentan, al parecer también en forma desesperada, abrir posibilidades de inclusión y desarrollo; esta acción produce el mismo resultado de dejar a los “pelados” sin el respectivo cupo, porque los colegios ubicados en zonas de alto riesgo no resultaron ser una buena opción para adolescentes en riesgo, y además porque no contaban con cupos. Queda así en entredicho la prevalencia de los derechos103:

“Yo también hice la gestión con la Secretaría de Educación; fui y llevé la carta, fui y me le senté allá y dije: ‘de aquí no me voy hasta que ustedes no me resuelvan algo’, y muy amablemente me dieron una carta, ¿sí? Un oficio remisorio donde me decía que había siete colegios que me debían recibir los pelados. Resulta que los colegios estaban ubicados en zonas de riesgo para los pelados. Por el otro lado, no tenían cupo. O sea, ¡los colegios no tenían cupos y eran nocturnos!”.

Trabajadora social, Grupo Focal, Cali, agosto de 2013

Parte de las dificultades que se presentan tiene que ver con el desplazamiento que alarga las jornadas y dificulta la participación de los padres, madres y cuidadores en los procesos de formación, y puede llevar a los escolares al abandono de sus procesos educativos:

103 Ley 1098 de 2006, artículo 9º.

82

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“… aquí en nuestra localidad, tenemos aproximadamente 16.000 niños fuera de nuestra localidad estudiando. Esos desplazamientos hacen que los muchachos abandonen el estudio. El padre de familia va a incurrir en un costo, en un gasto; si en la misma localidad hay veces no van a recibir un informe académico del niño, mucho menos van a ir fuera de la localidad, donde van a incurrir en un gasto …ellos tienen su ruta; pero vea, no más nosotros acá… hemos llegado. ¿Cuántos llegaron a la hora que estaba establecida? Así pasa con los niños. Entonces la ruta tiene un horario, tiene un recorrido y no se va a poner a esperar un niño, tiene que seguir, porque por esperar un niño perjudica a 10 más, 20, 30, 40 niños que lleva el bus; entonces a eso es lo que me refiero, ¿sí? ¡Eso perjudica! Y a los muchachos hay que facilitarles las cosas, ¿no?, porque son personitas que se van a formar”.

Docente, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

El acceso a la educación y la retención dentro del sistema no son los únicos problemas; la posibilidad de promoverse a niveles de educación superior no está a la mano para to-dos; “los que no son muy buenos en el colegio” pero que naturalmente buscan desarrollar un proyecto de vida pueden encontrarse sin alternativas:

“En las universidades pasan los que mejor tienen rendimiento académico y ¿qué pasa? Los que no van, los que no son muy buenos en el colegio, pero quieren un proyecto de vida… ahí ellos quedan estancados en esa pared”.

Adolescente, 16 años. Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

La situación referida puede ser tanto más grave en el caso de adolescentes y jóvenes en conflicto con la ley:

“ … nosotros en el Sistema de Responsabilidad Penal vemos muchachos que llevan desvinculados del sistema educativo 5, 6, 7 años, tienen 17 años y tienen segundo de primaria, si acaso quinto de primaria; entonces cuando uno les dice: bueno, es que tienes que estudiar … pero yo hace 5, 6 años no estudio, a mí qué aula me ofrece lo que yo necesito si el sistema educativo está implementado para los muchachos que vienen estudiando en un periodo regular, sin ausentarse del sistema educativo… NO HAY (acentúa el tono) programas para rehabilitar, digamos… maleables...”.

Trabajadora social, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

4.2.3. A la protección

Como ya se afirmó, los derechos son interdependientes, así que nos proponemos abordar la integralidad que requiere una mirada de los derechos a la protección como extensión de los derechos a la vida.

83

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Nuevas lógicas de guerra

“Mire, yo vivo en un barrio muy bravo, muy lamentado, un barrio supremamente bravo para el consumo de droga, yo no trabajo, yo no trabajo; yo permanezco en mi casa y tengo dos niños: uno de 16, cuando el otro se va para el Programa el de 16 se va conmigo. Él tiene 16 años, yo soy una mamá que… ¡a él solo no lo dejo porque yo me metí en la cabeza que esa es la plaga más brava para ellos…! Peligro sí hay mucho y él es uno que llega y coge su bicicleta: me voy pa’ afuera, yo voy y me siento en el andén, cuando muchas veces estoy ocupada, yo cada 10 cada 5 minutos, ¿Miguel? Sí amá, aquí estoy, pilas se me embolata… y al rato salgo, ¿Miguel?... No me contestó… voy y lo busco: ¡quihubo, papito! A mí no se me embolate! Ay, madre, estoy donde tal amigo, ah, bueno, está donde tal amigo, vaya mírese donde está, no se me embolate así, papi, porque usted sabe dónde vivimos”.

Madre de familia, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

El derecho a contar con una familia que dé afecto y cuidado es uno de los fundamentos de la protección. Sin embargo, esta se ve amenazada en entornos “bravos” como cuan-do se vive en “un barrio muy lamentado”. En su libro El fenómeno de la violencia armada organizada, Rebeca Pérez et al. (2008) menciona el fenómeno de las nuevas guerras re-firiendo la anotación de Mary Kaldor, según quien una de las características definitorias de esta nueva situación es la aparición y atomización de actores armados caracterizados por naturaleza privada… Surgen en contextos donde se da una erosión de la autonomía del Estado y corresponden a situaciones donde se facilita la expansión de actividades delictivas, corrupción e ineficiencia del Gobierno. Vivir en un barrio “muy lamentado” y “bravo” parece coherente con vivir en esta lógica descrita por la autora. Conforme al tex-to citado, para la OMS las organizaciones juveniles de carácter violento están mediadas por la interacción de varios factores; proliferan en lugares donde el orden social se ha desintegrado, lo que da lugar al surgimiento de alternativas como la incorporación de pandillas –entre otras–, promoviéndose agresivamente el consumo de psicoactivos, la declinación del cumplimiento de la ley y el orden en lo local. Allí la falta de orientación, supervisión y apoyo de los padres y familiares puede constituirse en agravantes. Se evi-dencia que la madre de familia que habla en el precedente párrafo es correspondiente con el tema referido por la autora, pero la situación si bien es grave, “un barrio muy lamentado”, es contenida por esta madre, al igual que lo expresa la madre que habla a continuación, quien refiere no poder imaginar el futuro de seguir las cosas como van:

“Pues yo no quiero ni imaginarme. Si esto es ahora, día tras día, las cosas son más complicadas, más confusas, me imagino... le digo por mi hijo: tiene dieciséis años. Yo tengo uno de veintinueve y una niña de veintisiete, y en ese barrio que me tocó que dejar, yo los crié a ellos. Pero vea: yo no tenía ese problema. Ellos salían a jugar. O sea, en el tiempo de antes, a las cuadras nada más, me decía: mami, voy a tal parte. Listo, vaya, pero nunca tuve ese problema que no pudieran ir a otro ladito porque eso… ¡nada!.

Madre de familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

84

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Para esta madre de familia fue necesario irse del barrio para proteger a su hijo menor, dejando su historia y contexto en el que antes pudo criar a sus hijos mayores. La existen-cia de un orden social desintegrado (Kaldor, M., 1999) se manifiesta en la transformación del territorio, del mundo de afuera de la familia, que la asedia y modifica sus lógicas internas, sus pautas de cuidado y su proceso de construcción de vínculos. Otros en cam-bio no se van del barrio, pero optan por encerrarse en sus residencias.

Todo el mundo a esconderse

“… todo el mundo, ¿no? Entonces antes evitamos ir por otro barrio. Yo soy de mi barrio, que… no salgo; me gusta, porque yo paso por otro lado entonces ¿sí pilla?, lo quedan mirando mal. No pues, a mí que me miren, mal vaya y venga… porque pues yo, ¿no?, como la mirada; pero ya llegan es a hostigarlo a uno… entonces yo no me meto con nadie, pero a mí tampoco me gusta que nadie se meta conmigo y yo soy muy atravesado también. No me gusta que ni me toquen, ni toquen a mi fa-milia ni nada. ¿Sí me entiende? Entonces cuando usted ve que están agrediéndolo a uno o esto, entonces uno no se va a quedar quieto, ¿sí me entiende? Porque es o su vida o entonces la vida del otro y usted piensa más en usted y en su familia, ¿no?… O sea, yo prefiero evitar y no paso por allá”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

El tema obedece a unas nuevas lógicas de lucha por la territorialidad en las que se evidencia para el Estado una pérdida importante del control a través de la vigilancia y de otras acciones que logren recuperar la gobernabilidad. Si bien las mujeres no están exentas de ser involucradas en estas lógicas y de hecho parecieran involucrarse cada vez más mientras más se acercan al mundo de lo masculino, pareciera tratarse de ló-gicas que corresponden más a este –el de lo masculino–, porque es el varón (así sea un menor de edad) el que es llamado a cuentas por los delincuentes y es él también el que se conecta con dicha lógica en una actitud defensiva y protectora de su familia que de alguna forma lo involucra con el grupo delictivo y sobre la que él siente que debe responder por ser varón: “uno no se va a quedar quieto… es o su vida o entonces la vida del otro y usted piensa más en usted y en su familia…”. Se infiere que este adolescente prefiere resguardarse en casa como forma de protegerse, porque lo que sucedería si no lo hiciera sería un enfrentamiento; así que prefiere quedarse “quieto”, aislarse en su hogar; sin embargo, se evidencia en su relato un altísimo riesgo y una latente intención de no dejarse tocar, manifestando que probablemente ante un toque, la resistencia y el resguardarse en su hogar perderían sentido y se optaría por un movimiento en res-puesta. Esta lógica, que afecta a los adolescentes y jóvenes, obviamente de algún modo involucra a las madres de familia y cuidadores, quizá por esa función protectora que cumplen hacia sus hijos e hijas:

“Nosotros también. Por lo menos nosotros somos criados ahí en el barrio ‘La Unión’. Nosotros, o sea, mi papá, nos crió en el barrio ‘La Unión’. Mis hijos también nacieron y han sido criados allí… y uno iba y venía. Hace como cuatro años,

85

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

estábamos en el barrio de La Independencia, y nosotros pasamos por allá. Y por lo menos mi hijo, que esos pelados de por allá lo ven ¿y vos qué?, ¿qué haces por aquí? … es lo que dice el muchacho. Son cosas que… quieren como apoderarse de… (los participantes dicen: del barrio, de la persona, del territorio) del barrio, porque son personas que llegan allí y quieren como venir a este. No saben que uno es de por ahí, que uno fue criado ahí (murmullos). A nosotros sí, por lo menos yo otra vez iba con mi hijo cuando lo llamaron, yo iba. Entonces, yo lo dejé que arrimara; entonces cuando él llegó yo le dije: papi, ¿qué pasó, ve? Que… ¿por qué?… ¿que yo qué hago?, que si yo era de por aquí o que no sé qué. Y yo dije: vea pues, hombre, uno criado ahí, por lo menos yo, que a mí me trajeron como de cinco años pa’ ese barrio y vengan personas, pelaos así como ustedes, entonces ¿qué hace ahí?, ¿qué hace por acá? en un momentico...”. Entonces sí es verdad lo que dice el muchacho”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

En el comentario de la madre de familia cuando afirma “!vea pues!” parece poderse interpretar una desaprobación cargada de indignación generada por el control del te-rritorio que ejercen personas que ella considera como forasteras porque no han vivido en su sector como ella sí lo ha hecho por muchos años en los que se podía “ir y venir” con tranquilidad. En cambio, como se indicó, en palabras del adolescente, se evidencia indignación, cargada quizás de unas incontenibles ganas de resolver el asunto por su propia mano, en cuyo caso prefiere encerrarse en casa para protegerse. No parecen ser muchas las opciones para estas familias.

Nuevos roles para todos

Pero el rol masculino de proteger a la familia viéndose precisados a enfrentar a los de-lincuentes no es el único que cumplen algunos adolescentes y jóvenes en Colombia. Más allá de la protección física, en algunos casos se produce una sustitución del rol paterno que recae en aquellos, a quienes corresponde asumir la protección económica en eventos en los que los padres –hombres– están ausentes y que todo el cuidado ha recaído sobre la madre; o en eventos en los que el padre representa una amenaza de violencia hacia su grupo familiar:

“No, pues hace rato en este país se ha creado esa figura de jóvenes cabeza de hogar en donde muchas veces la ausencia del padre de familia no ha permitido de pronto que ellos en sí tengan ese apoyo, ese empujón que les hace falta para cumplir esos sueños, esas metas. También la falta de oportunidad influye mucho, también el desempleo. Influyen también muchas… de pronto proyectos que ellos vean esa ilusión hecha realidad, y que ellos puedan realizar de cierta forma, y que no queden estancados ahí. Y pues también influye mucho su entorno; un entorno a este país un flagelo, pues nuestro barrio ha sido estigmatizado mucho tiempo porque allí había antes subversiones y todo el cuento del paramilitarismo; y ahora entonces cuentan las banda criminales…”.

Hermano mayor de un adolescente en riesgo, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

86

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Una cosa es que también por parte de los papás, porque por ejemplo yo que me quedé en la casa con mi papá y él tiene un temperamento muy alto… y uno ver que de la forma como le gritan a la mamá y ahí uno por ejemplo… como retándola, como menos creyendo a la mamá… uno ya ¡ahí sí se tiene que parar en la raya! ¿Entonces qué? No estoy pintado, mi mamá no está sola, ¿sí me entiende? Ya… por ejemplo yo desde chiquito me tocó con mi mamá pa’ todos lados de la mano porque yo era de arriba pa’bajo y yo con mi mamá, pa’ una pieza… pa’ otra… pa’ otra… con todas mis hermanitas, yo ahí detrás. Entonces… ¿sí me entiende? Yo digo que hay papás también que se exceden, que tienen una forma de ser como que…”.

Joven, 18 años, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013

El hermano mayor del adolescente que habla atrás refiere su propio caso en el que desde temprana edad ha hecho el rol paterno en la familia; y el joven que antecede, igualmente relata una historia en la que la protección familiar quedó a su cargo siendo aún muy pequeño. Pareciera armarse una red protectora madre/hijos, que gracias a esos imaginarios de masculinidades que se les imponen deja a los menores de edad ante dilemas difíciles de sortear, casos en donde la figura paterna no se hace presente, o estando allí se constituye en riesgosa:

“¿Que estoy sola? Sí. ¡A mí me ha tocado muy duro con mis hijos! (enfatiza). Entonces mi hijo siempre ha dicho: ¡ay, mami, pero es que mire, nosotros siempre como hemos estado: ¡pasando trabajos! O sea, gracias a Dios él no se ha ido, como me dice: mami, yo por usted no lo he hecho. A mí me han dicho: vamos pa´ca y va a ganar bien. No lo hago, ¿por qué? Por Usted, porque usted no merece eso y yo quisiera tener más para darle…”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

“… sencillamente, no todos los muchachos roban para conseguir vicios, sino mu-chachos que sí roban para ayudar a su familia. Entonces aquellos muchachos que salen (se refiere al posinstitucional) y no tienen qué hacer, entonces sencillamente se van a ver obligados a volver al mismo camino. Para mí algo sería bueno y yo siempre lo he llevado y lo he tenido enfocado y sí me gustaría pues formar un pro-yecto, pero no sé qué, pues eso es bastante complicado, pero sí me gustaría dar una idea y es que a mí me gustaría que formaran unos talleres donde el muchacho fuera y no solamente se educara, sino también se formara y posiblemente ahí también consiguiera sustento para su familia, económicamente fuera ayudado”.

Joven, 22 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

“Es que la única es que desde que entré al proceso y salí del proceso, la única vez que yo dije: ‘¡gané una!’ fue cuando salí del proceso, porque es que igual, yo me iba para el proceso y yo me presenté allá y no: es que ‘miren, muchachos, nosotros nacimos para ser cabeza y no cola… miren, muchachos, hay esto, hay esto, y esto, ta, ta’. ¡Uy!, uno sale maravillado de allá… pero uno sale, dos cuadras y ¡fuff! otra vez, estoy afuera, no tengo plata, no tengo nada, ¡no tengo nada!”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

87

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Situaciones como las descritas por el joven y el adolescente en lo precedente necesa-riamente invitan a la reflexión y a la autocrítica, con el propósito de escucharlos y tomar decisiones protectoras coherentes con el hecho de que ellos son interés superior de la sociedad. En el último caso, el adolescente, visiblemente conmovido, refiere el impacto que le ocasionó escuchar frases de reconocimiento acerca de su importancia social para la institución en la que desarrollaba su proceso. En oposición, se encuentran no pocos llamados a la doble moral que lamentablemente algunas veces logran eco. Es pertinen-te aludir104 al Informe de Vigilancia Superior de la Procuraduría General de la Nación con corte a 2012 en lo referido a la preocupación frente a enfoques como el de ‘seguridad ciudadana’ que se erigen sobre el carácter punitivo “poniendo en riesgo la vigencia de normas del estatuto de infancia y adolescencia que fueron concebidas desde el enfoque o perspectiva de derechos”. A juicio nuestro, este punto de vista merece toda atención, tanto más a la luz de lo escrito hasta aquí, donde se evidencia que la vulneración de derechos, la recarga sobre los roles de adolescentes y jóvenes sin que medie una previa garantía de aquellos y el contexto que los rodea terminan en algunos casos por conde-narlos y perseguirlos en una clásica doble moral que juzga en los otros conductas para cuya modificación no se han hecho los esfuerzos necesarios y más bien se han omitido acciones; cuando lo que debería proceder es privilegiar la noción de sujeto prevalente de derechos a todos los niños, niñas y adolescentes y a los jóvenes. Francamente me-recen todo nuestro respeto y admiración respuestas como las expresadas en los dos recuadros anteriores, en las que soñar con ayudar a la familia y a otras personas vulnera-bles, o pensarse en términos de ser “cabeza y no cola” son loables precisamente por las circunstancias tan adversas que atraviesan quienes las manifiestan. Se observa que en estas expresiones referidas tenemos capital social, rico material que no siempre es apro-vechado por la sociedad y por el Estado, lo cual resulta lamentable porque en verdad se evidencian grandes esfuerzos de parte de este y de muchos sectores de la sociedad civil que no llegan a cristalizarse en muchos casos porque pareciera que los procesos se centran más en aspectos como la aprehensión, el juzgamiento, el restablecimiento de los derechos, el cumplimiento de la sanción o la medida, en desmedro de otros que lo integran (la prevención secundaria y la prevención terciaria: prevención en lo local y lo territorial y prevención posegreso).

Nos hallamos pues ante una sustitución de roles: el cuidado de los barrios no siem-pre está en manos de la policía, sino que con frecuencia lo han tomado integrantes de bandas; y el cuidado de los hijos está en muchos casos en las madres, en los jóvenes y adolescentes que les ayudan ante la ausencia del padre que asuma su rol protector y económico; el Estado y la sociedad demandan de los jóvenes y adolescentes respuestas para las cuales en muchos casos no se les ha dado la “cuota inicial”, lo que pareciera distar de una comprensión que asume que los derechos son interdependientes.

Aquí queda revelado que la conculcación de los derechos a la protección afecta los de la participación, porque es evidente que un joven o un adolescente bajo enormes presio-

104 Hoyos Castañeda, Ilva Myriam; Palacio, Marisol y otros: Informe de Vigilancia Superior al SRPA, Procuraduría General de la Nación, 2012.

88

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

nes económicas, sociales y de toda índole, con limitaciones para circular por su propio territorio, difícilmente puede acceder al derecho a la participación.

En coherencia con las ideas esbozadas y en congruencia con el texto Cohesión social y educación para la paz…105, afirmamos que las medidas de carácter represivo no han mostrado un sustancial cambio en los índices de violencia juvenil, razón por la cual se hace necesario fortalecer los primeros esfuerzos gubernamentales en materia de pre-vención de la violencia y que es importante dar una mirada multidimensional a aspec-tos como la inclusión social, el sentido de pertenencia de los ciudadanos y el bienestar, en oposición a la desintegración social, la ruptura de lazos sociales estables o la quiebra de la gobernabilidad y la legitimidad del Estado, circunstancias que se han evidenciado para algunos sectores del país.

Los nuevos roles referidos, a su vez, se constituyen en nuevas paradojas que atrapan a adolescentes, jóvenes y familias en disyuntivas difíciles de discernir a su edad y en su contexto, que se resumen en su deseo de desarrollo puede hacerse por caminos fáciles y a la mano, pero muy peligrosos; cuidar a la familia cuando no están siendo cuidados implica asumir un rol demasiado pesado, pero además difícil de alcanzar porque las oportunidades disponibles son escasas y porque contiene un sinsentido, ya que los niños, niñas y adolescentes están para ser cuidados; es deseable vivir en un sector “no-ble”, para lo cual hay que vigilarlo, pero hacerlo es un asunto que conlleva demasiados riesgos; la protección del Estado y de la familia se aleja en ocasiones, lo cual en el ciclo vital de adolescentes y jóvenes en que necesitan seguridad para poder construir su identidad y su autonomía los confunde y los deja en una soledad que por sí sola se configura riesgosa.

Ante situaciones como las descritas, es recurrente la necesidad de protección reclamada a la entidad policial en las regiones:

“Pues porque la policía pues en mi barrio, ¿no?, casi no se ve, casi no se ve y pasan las cosas y llegan por ahí a las tres horas, así… Ellos mismos se encargan de incitarlo.Adolescente, 17 años. Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

“Digamos que para que nuestra vida fuera más segura en nuestra comunidad, en nuestro entorno, o sea, yo veo que hace falta como autoridad, ¿sí me entiende? O sea, muchas veces usted ve en las esquinas fumando marihuana y se ve muy pocas veces que pasa la policía por ahí y pues uno llama y pasa que ¿sí?, le dicen a uno que están haciendo tantas rondas, vuelve y llama a la media hora: no, que ya vamos y llegan y ya no están ahí, ¿sí me entiende? Exactamente y pues a veces uno llama a la policía y no, que no están haciendo nada, pues que dónde están y no pues ya se van, se ponen a esperar las cosas. Entonces eso pasa seguido (varios participantes hablan al tiempo)”.Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

105 Valencia, Rhina Cabezas, Blanco, Juncal Gilsanz, Sampayo, Lucía. Revista CIDOB d´Afers Internacional, 2008.

89

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

La debilidad de los más jóvenes, a expensas de los más sagaces

En consistencia con lo que precede, se muestra cómo es vivido el tema por parte de algunos jóvenes y adolescentes frente al acecho del contexto:

“Entonces ¿qué pasa? Las personas más mayores, más sagaces y más astutas abusan de la debilidad y de lo sano de esa mente de los jóvenes, ¿cierto? Esa sanidad, esa debilidad que ellos tienen, abusan de eso. Entonces los utilizan a ellos y ellos se sacan en limpio, ¿cierto?, y ellos tienen sus abogados preparados, tienen todas sus conexiones para ellos salirse. Me consta a mí, como padre que yo he investigado sobre eso, me consta que ellos tienen sus sagacidades o preparan con cierta autoridad o cierta… nada, no había nadie que le pudiera ayudar a uno, entonces uno se siente muy víctima uno también”.

Padre de familia, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013

Este asedio pone a prueba la fortaleza familiar. Muchas madres y muchos padres y cuidadores, frente a la protección de sus adolescentes y jóvenes, dan una batalla incan-sable para preservarlos de esta influencia, batalla en soledad como lo sugiere el padre de familia en el anterior apartado. Otras familias cuyas estructuras son debilitadas por violencia intrafamiliar, maltrato infantil, ausencia de oportunidades, hambre y hacina-miento… son derrotadas y “la debilidad y sanidad” de los niños, niñas y adolescentes, las hace presa fácil de “personas que les gusta hacer daño”. Es lo que se complementa en los dos siguientes apartados:

“Ese es el tema que nos tiene aquí acabados, el que nos ha dañado las bases del departamento, porque un adolescente inmaduro, pobre, inmadurez mental, sin opciones, pasando física hambre, viviendo cinco en un cuarto, viene un capataz, de los grupos que sea… primero les dicen… les dan poder con un arma, luego le dan ropita, platica… los pelaos se sienten importantes, y entonces… una falsa motivación”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Chocó, julio de 2013

“… entonces, al pie de los colegios… son muy frecuentados por las personas que les gusta hacer daño: el jíbaro, por el ladrón… ¿por qué? Porque los niños son personitas que como no han quemado muchas etapas en la vida, son muy sensibles a dejarse convencer…”.

Docente, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Las “nuevas guerras”106 invaden los ámbitos cotidianos de los jóvenes y adolescentes. La vida urbana y suburbana es escenario donde “este nuevo paisaje” se manifiesta:

106 Kaldor, Mery (1999). “Nuevas guerras”, citado por Pérez, Rebeca et al.: El fenómeno de la violencia armada organizada. Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana, 2008.

90

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Para mí sí es distinto… totalmente; por lo menos antes se miraba… digamos… en el barrio se veía uno, no había más; pero ahora se ha propagado demasiado. Por lo menos, usted a las diez de la noche no puede salir, porque si usted sale a ese hora, mejor dicho… ¡llega sin zapatos a la casa! Antes era diferente a lo que es ahorita… pues de pronto las ollas que hay por ahí cerca… los muchachos se salieron muy rápido de las manos de los papás. Porque ahorita está terrible. Usted por ejemplo, ahorita va y usted se los encuentra en cada esquina. Antes no se veía eso, antes cada niño en su casa”.

Madre de familia, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013

El mundo de afuera, indispensable para jóvenes y adolescentes en la construcción de su autonomía, es un mundo que también les ofrece alternativas perversas como resultado de las nuevas lógicas en mención107.

El narcotráfico y las bandas criminales han puesto su marca en los territorios que por definición son indispensables para el fortalecimiento de las capacidades de los niños, las niñas, los y las jóvenes y adolescentes. El barrio, la calle, el parque son territorios frecuentemente desprotegidos y a merced de nuevas lógicas que demarcan imagi-nariamente los límites por donde se puede transitar, de suerte que “ellos no puedan ir más allá. Esta situación modifica el concepto de lo público en los espacios por donde el tránsito habitual para ir a estudiar, a trabajar o para socializar ahora tienen dueño(s):

“Son jóvenes que consumen droga y pues… ellos se pelean de un barrio al otro, pues ya no pueden pasar de un barrio al otro porque se forman las peleas… de pronto que ellos no puedan pasarse del límite; o sea, por decir, los de la parte de Santo Domingo la parte alta no pueden bajar a la parte baja, o sea, son como peleas de terrenos”.

Madre de familia, Grupo Focal, agosto de 2013

“(M): ¿Grupos de personas que hacen vigilancia?

¡Vigilancia…! Son los mismos que andan haciendo daño y hay veces como… ¡es verdad!, uno a veces los ve como una vacuna, a veces son como una vacuna que uno les tiene que dar, porque dicen: el que no paga, ya sabe (comentarios de los participantes: allá nunca pagamos, en mi casa también lo mismo… en mi casa tampoco)… en mi casa, qué pena me da, pero yo no les pago… pero… entonces ahí… porque ellos son como braviados: ¡ah!, si no paga, ya sabe que si la roban no va a reclamar. (Comentarios de los demás participantes, como manifestando acuerdo con lo dicho)”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

107 Algunos autores como María Victoria Llorente, Mauricio Rubio, Rodolfo Escobedo y Camilo Echandía, en un análisis sobre el caso de Bogotá, señalan que se encuentra un “vínculo estrecho entre la violencia homicida y la presencia de bandas criminales en algunos sectores en Bogotá”.

91

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“Bueno… hace por ahí un mes más o menos hubo dizque supuestamente un en-cuentro, un diálogo entre las barras de un barrio y de otro, estoy hablando del barrio Riofrío y El Cuervo… los de Riofrío no pueden ver los de Cuervo y los de Cuervo no pueden ver los de Riofrío… donde los vean, mejor dicho… ya que la que… misma, que si trompadas, que cuchilladas, que plomazos van, plomazos vienen y eso… y eso es algo que uno mantiene como madre, yo mantengo con el corazón en la mano y yo no soy capaz (llora) …tranquilidad, tampoco con ellos”.

Madre de familia, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

Por encima de estas lógicas absurdas surgen propuestas que muestran que la fortaleza de algunas familias se potencia surgiendo una resiliencia que a pesar de la adversidad y la soledad, la pobreza, el hambre, los “plomazos”, el hacinamiento, persisten en la protección de los más cercanos:

“… yo todo se lo cuento a mi mamá, ¡todo!, desde el más pequeño detalle, todo lo que me ocurre, todo. Entonces mi mamá… entonces le contaba: mami, ¿pero por qué él? Y ella me decía: usted también puede ser famosa, usted también puede hacerse notar, pero con cosas buenas, siendo la mejor; lleve las tareas, ¿qué a dónde está la tarea? Usted sea la primera. ¿Quién tiene los mejores zapatos? No por lo caros, no por lo caros ni por lo finos, sino por bien presentados. Entonces mi mamá me decía: usted puede ser la mejor, ¿usted quiere ganarle a ese muchacho porque él se gana la atención de la gente? Usted lo puede lograr, vamos. Entonces uno empieza a ver eso y empieza ¿quién trajo la tarea? Yo; ¿quién entendió la tarea? Yo”.

Adolescente, 15 años, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013

“Bueno, esto… pues yo como estoy en la casa, pues hay muchos compañeritos de los niños míos. Pues ellos a veces van a la casa a hacer las tareas y yo les colaboro ahí con el jugo, bueno, si les dejaron trabajo, vamos a ver. Entonces les colaboro… les ayudo a explicar, mire que hay que hacer una cartelera… pues yo les colaboro. No sé, la verdad que hay muchos niños que… hay una compañerita de mi hijo, que ella pues vive es con la abuela, y la abuela dice: yo, la verdad, yo poco sé de eso. Entonces ella le dice: usted vaya para allá, yo sé que ella le ayuda. Y entonces a veces por ahí vienen y yo les colaboro en lo que más pueda”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

Retomando una vez más las ideas de Martha Nussbaum108, los derechos son interdepen-dientes; desde una mirada compleja sistémica adicionalmente son integrales (orientan-do articuladamente todos los esfuerzos del Estado, de la sociedad civil y de la familia hacia el mismo propósito). En los relatos que referimos atrás se evidencia la confluencia de situaciones y circunstancias como soledad, pobreza, hambre, plomazos, hacinamiento, presencia de bandas criminales en los alrededores, debilidad en la madurez de los niños,

108 Nussbaum, Martha. Las fronteras de la justicia: consideraciones sobre la exclusión. Paidós, 2012.

92

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

niñas, adolescentes y jóvenes, familias ausentes en algunos casos, fronteras invisibles, como factores de vulneración frente a los derechos a la protección. Un paisaje así dibu-jado exige una respuesta también integral de forma urgente, si el Estado y la sociedad tienen la intención de lograr el quiebre de tan grave problema. Alcanzar la dignidad hu-mana de todos en un marco de equidad demanda grandes esfuerzos focalizados hacia una estrategia armonizada, de prevención de la delincuencia juvenil; el enfoque central de las capacidades, además de la dignidad humana, es entendido como igualdad de esta dignidad. La interferencia protagonizada por estas nuevas lógicas pone en peligro esa posibilidad.

4.2.4. A la participación

En esta subcategoría se han incluido aspectos relacionados con medios y espacios de expresión y de protesta en ámbitos públicos y privados. Las acciones en las que se mate-rializa el acceso a estos derechos aluden a afiliarse, discrepar, proponer, acatar, acordar, dialogar, hacerse cargo de deberes cotidianos. En esta lógica, el logro individual consiste en que las personas vean que sus opiniones, puntos de vista y acciones son relevantes en la toma de decisiones, y que se dispone de ámbitos suficientes para su inclusión, de manera libre y pacífica.

La certeza de los jóvenes y los adolescentes de hacer parte de un mundo que les garan-tiza una vida digna se concreta en los derechos a la participación; más allá de la oferta de espacios para el deporte, el esparcimiento, el aprendizaje, está su participación eficaz en las decisiones públicas y políticas del país.

En los eventos desarrollados como parte de este proceso investigativo, se encontró que el tema de la participación para estos adolescentes, jóvenes y familias es casi inexisten-te. En sus requerimientos y necesidades que son enormes, los espacios de participación pública y política parecieran estar en la periferia.

Acceso a la posibilidad de orientación y posicionamiento

En el apartado que sigue, la experta menciona aspectos que pueden interponerse en un proceso equitativo. En su narrativa señala la brecha existente en la posibilidad de desarrollarse con equidad entre unos y otros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, ex-presando la discriminación a la que se ven abocados los provenientes de sectores más vulnerables, lo cual es definido por ella como “situaciones estructurales… de generación de ingresos… salen a trabajar y los niños quedan solos, sin programas de apoyo en el lugar, sin poder asumir el costo de actividades de esparcimiento como el deporte, mujeres cabeza de hogar...”.

“Yo pienso que siempre y cuando no haya acciones efectivas para que …de que el padre de familia haga un efectivo acompañamiento a la crianza de los niños, la situación... ¡no quiero decir que …que volvamos a lo de antes, que la mamá

93

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

se quedaba en la casa!, pero cuando una madre de familia sale de la casa por la mañana y vuelve por la noche, las posibilidades de la orientación al hijo son mínimas, así la mamá sea una mamá protectora; no quiero decir que la pobreza es determinante, pero ¡el tema generación de ingresos es muy influyente! Entonces yo pienso que una situación… que igual sí se deben hacer programas, y se le debe apuntar a situaciones estructurales frente a la situación de generación de ingresos… por eso le digo: los adultos si no están ahí, entonces el niño termina planeando lo que él considera lo más viable. Existen las dificultades de que no hay escenarios deportivos; porque por ejemplo uno trabaja, y uno su hijo lo lleva a taekwondo, que vea, que al grupo de básquet… todo esto tiene un costo adicional para las mamás (…). Pero la mayoría de donde están saliendo nuestros casos no tiene esas posibilidades, sobre todo cuando no está el papá, las mamás no alcanzan… una mamá…”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Chocó, julio de 2013

Para algunos adolescentes y jóvenes, el deporte es tan importante que logran vencer muchos obstáculos y hacerse partícipes, lo cual no va más allá de ser observadores en la casi totalidad de los casos. No obstante, estos espacios parecieran ofrecer también enormes riesgos: violencia, consumo de SPA. Parece un lugar común hablar de la ne-cesidad de ámbitos para la recreación, el arte y el esparcimiento, pero se evidencia que esto sigue siendo una necesidad insatisfecha y que, lejos de contar con una respues-ta, se convierte en un problema no resuelto, dado que algunos de estos contextos se constituyen en objetivos de los violentos y facilitadores del consumo de sustancias psi-coactivas. Es indicativo de alto riesgo el hecho de que estos pocos espacios disponibles sean permeados por el consumo de estupefacientes, pues como lo afirma un experto consultado: “la presencia de consumo de SPA en el territorio es un factor determinante en el reclutamiento de Adolescentes en pandillas territoriales109”.

“¡ah!, pues qué yo digo, yo… a mí me gusta mucho el fútbol, porque pa’ qué, aho-rita salgo de aquí y me voy a ver un partido, pero entonces no es como ay que… Juan… le dijeron que insultaron al Once… que vamos hagámonos matar porque eso hay que respetarlo. No, yo no creo pues”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

“Allá, allá en norte… barras, allá están entrenados que es toda la gente, ¿cierto? Hacen un gol, todos se van pa’ bajo, se tiran así como caigan, a dar puños, a dar pata, ¿cierto? Ay, este me pegó un puño, vámonos pa’rriba y le caemos ahí, ¿cierto? Esa es la problemática también”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

109 Monseñor Alirio López Aguilera. Entrevista realizada el 21 de marzo de 2013.

94

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“También hay barras de mucho vicio, uno entra allá y ve el humo desde lejos… de marihuana, gente metiendo solución… pegante, inhalando en bolsas o en polvo, inhalan, inhalan y eso es mucho vicio y uno… pues uno verlo y como… esta so-ciedad tan dañada”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

La participación de los adolescentes y jóvenes en espacios de decisiones políticas se aleja en la medida en que enfrentan soledad, falta de oportunidades para su desarrollo personal y de la autonomía, por la carencia de acompañamiento y cuidado protector e intervención reguladora de dichos espacios, viéndose desprovistos de redes, lo cual puede llevarlos a encontrar respuesta a sus necesidades de socialización y crecimiento de la identidad y la autonomía en otras alternativas, como pueden ser pandillas, barras bravas, parches, combos u otras formas de asociación, que eventualmente los ponen en riesgo. “La pandilla entendida como una ‘familia’ no está directamente relacionada con la pretensión de obtener un beneficio económico, más bien como un satisfactor de necesidades personales que dejaron descubiertas las familias de los jóvenes. La afecti-vidad es un importante vínculo, no obstante no antagoniza con la familia de origen, la complementa. La pandilla es una organización de tipo fraternal que brinda a los mucha-chos autonomía con respecto a la autoridad adulta. Estos jóvenes construyen su propia privacidad en espacios urbanos, donde se sienten protegidos contra la autoridad. Las pandillas son asociaciones de orden emotivo, pues en las edades que ingresan sus miembros es de suma importancia la búsqueda de identidad y pertenencia a un grupo. La territorialidad es de vital importancia”110.

Espacios para la visibilización

Las formas organizativas mencionadas, lejos de los imaginarios circulantes en el sen-tido de satisfacer una necesidad económica, son formas de asociación que apuntan a la búsqueda de identidad y valoración colectiva. Su propósito no es delinquir, pero quienes las integran pueden llegar a ser presa fácil de grupos delictivos, dependiendo de circunstancias e intereses particulares. En este caso, la falta de una oferta de medios y espacios de expresión y de posicionamiento político que permita su desarrollo y pro-mueva discusiones y acuerdos que les hagan sentir incluidos dentro de la organización social e incidir en el mundo de lo político puede llevarlos a hacer parte de un grupo delictivo.

Interlocutar con sus pares en entornos diversos es esencial para el grupo vital del que hablamos. Así, en algunas regiones y venciendo obstáculos como los referidos, muchos jóvenes avanzan en la construcción de iniciativas propias que si bien son culturales, deportivas y artísticas, tienen impacto sobre su participación en las decisiones políticas (Sarmiento, A., 2010), visibilizándoles como interlocutores válidos en la sociedad. Esa capacidad de construir entornos propios se traduce en un ejercicio de ciudadanía. “El

110 Goubaud, Emilio: “Maras y pandillas en Centroamérica, en Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana No. 4”, 2008.

95

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

control sobre el entorno propio es una capacidad que tiene dos vertientes, una política referida a la ciudadanía y otra material referida al disfrute de los derechos, a la protec-ción de estos, a la propiedad y al trabajo, a la libertad para asociarse y para elegir”111. Grupos de jóvenes de entornos urbanos lo expresan así:

“Lo que nosotros pretendemos con la metodología de alto impacto es que a través del arte… nuestras herramientas artísticas… lo que es el rap, el breakdance, el grafiti; con unos momentos, con unos conceptos, con unas personas, con unas herramientas materiales, ideológicas, filosóficas, físicas, espaciales, llegamos a los jóvenes y pretendemos darle un vuelco, o darles otra mirada a estos valores, a estas habilidades que ellos han desarrollado en sus contextos y desde ahí empe-zamos a hacerles reconocer a ellos mismos… que ellos entiendan, que ellos tienen más o pueden tener éxito en la vida no solamente a través de esos contextos de delito y de crimen, sino que también en otros contextos positivos. Que lo único que necesitan es creer en sí mismos…”.

Experto, Entrevista a Profundidad. Bogotá, septiembre de 2013

Las realidades regionales delinean el entorno donde habitan jóvenes y adolescentes. Sin embargo, el sentido de autonomía expresado en la participación se manifiesta en espacios diversos, diferentes:

“...entonces como que si tiene moto, vamos a dar una vuelta en moto y listo, cada uno pa’ su casa a ver televisión, porque no hay nada qué hacer: deportes, re-creación… ¡nada! Ahorita reclaman mucho por el patinódromo, porque es muy pequeño y es abierto. O sea, cuando llueve no pueden hacer pruebas, no pueden practicar, todas esas cosas. Entonces yo también pensé en esa manera: si hubiera más entidades que estuvieran preocupadas por promover el deporte, armamos una rondita, entonces los jóvenes se dedicarían más al deporte que estar haciendo otras cosas”.

Adolescente 15 años. Leticia, septiembre 2013

¿Quién corre más?

La Adolescencia y la Juventud transcurren en un tiempo relativamente corto en el que se tienen todas las fuerzas vitales y los deseos para volar a altas velocidades. Una res-puesta estatal, en consecuencia, tiene que ser oportuna (y rápida), diversa; tiene que ser incluyente y participativa, contar con los intereses de los jóvenes y adolescentes acordes con los retos que el mundo globalizado propone a este grupo etario; y debe partir no de los déficits del grupo, sino de sus fortalezas para el diseño de acciones, planes, proyectos, programas. Así es como podría construirse capital social en sinergia y oponerse competitivamente al delito. Conviene apropiar los presupuestos del Enfoque Apreciativo112, comenzando por el primero, que señala: “en todo sistema, organización o

111 Nussbaum, Martha, Op. cit., 2012.112 Sue Annis Hammond. “The thin book of appreciative inquiry”. Thin Book Publishing Co.

86 SW century drive pmb 446 bend, or 97702. página web: www.thinbook.com. Material multicopiado, Sistemas Humanos, Bogotá, noviembre de 1998.

96

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

grupo hay algo que sí funciona”. Creer en los demás es un requisito para ver sus recursos y ello es prerrequisito para incluirlos, invitarlos a participar y potenciarlos. Pues bien, los adolescentes y jóvenes sea individualmente o en grupo son sistemas organizados por seres vivos; el precepto citado aplica para ellos, quienes, como han expresado varios de los participantes en este trabajo, están llenos de fortalezas y potencialidades en grandes cantidades, llegando a pasar de ser vistos como “el demonio de Tasmania” –según se muestra más adelante en “quién restaura”– para validarse como una profesional exito-sa, es decir, listos para ser capitalizados cuanto antes. Infortunadamente, el Estado suele llegar tarde en muchos casos. En un escenario como el que se muestra en el siguiente apartado, es necesario ir muy rápido:

“¡El Estado es muy... muy lento! Y un joven muchas veces tiene que …tiene hijos, tiene que llevar comida a la casa, tiene que coger el bus para ir al trabajo, para ir a estudiar, tiene que capacitarse y… esa cantidad de necesidades. Y hay otros ac-tores de la sociedad que les brindan la posibilidad de satisfacer esas necesidades de manera inmediata: ¿quieres montar tu empresa de ropa, de diseño, de lo que… tú crees? Bueno, yo te ofrezco si vendes tal kilo de marihuana o algo y obtienes el capital semilla y tienes tu empresa. El problema después es cómo sale de ahí… son respuestas inmediatas a necesidades urgentes de la gente, los jóvenes son… necesidades urgentes, necesidades básicas urgentes y las respuestas que da el sistema es a muy largo plazo para satisfacerlas y el sistema criminal y del delito da respuestas inmediatas urgentes, todos los días”.

Experto, Entrevista a Profundidad. Bogotá, septiembre de 2013

Mejorar la calidad de vida, y sobre todo abrir las puertas para que adolescentes y jóve-nes puedan acceder a ciertos estándares que la sociedad de consumo ofrece insisten-temente, hace parte de la construcción de la autonomía y la identidad; es un proceso que se acompaña de gustos, se expresa en formas únicas y diferentes de comportarse y mostrarse; en tal sentido estructura formas de participación que al verse frustradas pue-den devenir en soluciones perversas y destructivas para los adolescentes y jóvenes. Es reiterativa la propuesta según la cual opciones como ser parte de expresiones artísticas y deportivas los blinda de opciones como las mencionadas:

“… aquí en Bogotá… uhmmm… en Medellín en la comuna 13 hay unos ejemplos grandísimos de jóvenes en medio de las balas, en medio de las bandas… el hecho de estar haciendo arte te alimenta y te alimenta tanto que realmente te blinda hacia esa otra oferta que hay de vincularse a estos grupos delictivos. ¿Por qué? Porque te da una satisfacción personal y humana que va más allá del dinero, porque te da todo eso que podrías estar buscando a través del dinero, o lo que otros jóvenes buscan a través del dinero y de las armas”.

Experto, Entrevista a Profundidad. Bogotá, septiembre de 2013

“…la sociedad de consumo sí es un factor importante en todo, en todo, en todo; prácticamente en todo delito del Joven, todo delito de adolescentes… ¿no? Por-que no es que porque mi amigo pues tiene unos tenis Nike, entonces ya yo quiero

97

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

tenerlos, vestirme con una buena camisa, un buen pantalón, un buen jean. En-tonces muchas personas, muchos padres no tienen las condiciones de dárselo… entonces algunos por la plata fácil… o sea: me voy a asaltar a tal persona, me voy a parar en una esquina, consigo un machete y robar a las personas, y… ¡no! Aquí no hay nada para hacer, para distraerse; si vamos pa’l parque, no … no!; vamos a tal parte, ¡tampoco!”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013

Lo dicho por el Adolescente en el anterior apartado es percibido en las diferentes regio-nes del país como un asunto de gran envergadura en lo relacionado con una cultura del dinero fácil que se impone y que atrapa a muchos ciudadanos, de la que si bien algunos tienen conciencia y resisten, no todos logran hacerlo; cuando se tiene la idea de que “un buen jean” es lo que se necesita y conseguirlo vale mucho dinero, surgen “necesidades” que requieren satisfacerse. Y no se trata solo de la sociedad de consumo, como acaba de referirse, sino de la presión que esta produce al estar unida a las lógicas nuevas de guerra. Como menciona el juez en el siguiente apartado, muchos no logran resistir:

“Creo que habría que averiguar cuáles son las mayores causas que ayudan a que …incurran en delitos. En este medio, creo, pienso que la pobreza es un factor determinante que lleva a los muchachos a tratar de ganarse el dinero, la vida, de manera fácil, incurrir en el delito. De eso se aprovechan las bandas criminales y to-dos los actores de delincuencia, poder escoger a los menores, a los adolescentes y vincularlos a las empresas criminales, suministrándoles dinero de manera fácil. La mejor manera sería tratar de combatir esas empresas criminales, de alguna forma desestructurarlas”.

Experto, Entrevista a Profundidad. Tumaco, julio de 2013

En las áreas urbanas es más clara la lógica de las fronteras invisibles, a la vez que en las rurales o más apartadas, la precariedad en infraestructura y dotación básica es más evidente. Llama la atención cómo por efectos de la globalización quizás, o tal vez en el mantenimiento de viejas prácticas de centralización, en el desarrollo de eventos de participación que incluyen a niños, niñas, adolescentes y jóvenes, se han adaptado propuestas y prácticas que en algunas zonas del país no resuenan, pudiendo estar en contravía de su cultura (competiciones deportivas que exigen uniformes y entregan dotaciones que no son del agrado ni hacen parte de los atuendos incorporados por la región, en desprecio de los recursos de los que dispone esta). De la misma manera se desperdicia la posibilidad de hacer un buen uso de recursos naturales que son abun-dantes (caso de Leticia, Chocó, Tumaco, entre otros), entre los que se evidencia una enorme riqueza natural inexplorada que el propio ecosistema ofrece y que podría ser de relevancia aprovechar.

Igualmente, se cuenta con ofertas inoportunas que desde el nivel central o departamen-tal se centran en la municipalidad olvidando corregimientos y zonas eminentemente rurales inexploradas (caso de Leticia), o se establece el funcionamiento de programas

98

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

preventivos de probada eficacia en las grandes capitales, pero que llegan a las regiones en los últimos meses del año y no representan sostenibilidad, limitando de esta manera la efectiva participación de jóvenes y adolescentes y generando expectativas y prome-sas incumplidas que contribuyen a generar desconfianza en la institucionalidad:

“…estabilidad, no tenemos una estabilidad suficiente que nos permita seguir o que nos permita seguir fortaleciendo… siempre es… haciendo un corte… lo cual no nos beneficia para continuar… El programa siempre ha continuado, gracias a Dios, el proceso… pero es muy duro, ¡muy duro!; pero en otras comunidades ese corte por eso nuestros compañeros… por la situación económica hacemos un pare, entonces falta oportunidad de construir sueños…”.

Educadora, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013

En el desarrollo concreto de una política de prevención de la delincuencia juvenil es im-portante tener en cuenta las consideraciones hechas y evitar exportar modelos de pro-gramas y proyectos creados para las grandes ciudades para ser adaptados en ciudades pequeñas o intermedias, prácticas provenientes de culturas urbanas que se insertan en otras y que desconocen sus hábitos y costumbres. Este tipo de prácticas se acompaña del desconocimiento de recursos físicos y humanos de las regiones.

Lo anterior no obsta para que la innovación tecnológica y de infraestructura incorpore elementos que ofrece el mundo globalizado y que sí pueden ser de interés de los ado-lescentes y jóvenes: estar conectados, acceder al ciberespacio, deportes extremos, arte, etc. En circunstancias como las referidas puede gestarse un tema de inequidad enorme en el sentido de que mientras hay NNA y Jóvenes relacionados con el mundo, que se mueven libremente por este, que construyen su ruta del conocimiento en cualquier entorno del universo, otros se ven confinados a las disposiciones del gobierno central, a falta de continuidad y de confianza en programas que cada año se reducen a unos pocos meses o que no llegan, a merced de las bandas criminales, de la sociedad de con-sumo, de una cultura del dinero fácil y de otro tipo de fenómenos al no ser involucrados en la toma de decisiones. Esto se constituye en una limitante de gran envergadura para la participación y la equidad, siendo por consiguiente un atentado a los derechos que, como refiere Martha Nussbaum aludiendo a la distancia en la equidad entre unos y otros países, podemos apropiar para el caso de nuestras regiones: “son únicos, como las capacidades y van más allá de las fronteras, no entendiéndose que exista dignidad humana si unos países logran desarrollos de las capacidades por encima de otros. Se en-tiende que es importante reconocer la fuerza transnacional de los derechos humanos, equitativos para todos”113.

Es pues perentorio que las propuestas consulten a los jóvenes y adolescentes, se cen-tren en ellos, en los diversos espacios y contextos en que se encuentran (urbano, rural), en los recursos naturales disponibles en cada región, en los recursos personales. Deben ser oportunas y competitivas para disputar la juventud a las bandas.

113 Nussbaum, Martha. Op. cit., 2012.

99

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Programas adecuados, sostenibles, que hagan presencia durante todo el año (todo el año existen riesgos, así que no se entiende por qué se llevan a cabo cortes) en los sectores más vulnerables, pueden constituirse en recurso para encontrar el quiebre a los riesgos de delinquir que acechan a jóvenes y adolescentes. La falta de consistencia en los programas preventivos desarrollados implica un doble riesgo para la población.

¿Delinquir también paga?

La paradoja que reúne el título de este apartado es también una pregunta que necesi-ta ser respondida. En este estudio se encontró que algunos adolescentes delinquen y que su proceso en el SRPA se convierte en alternativa para sus derechos, capacidades y logros que una política de prevención debería poder conjurar ofreciendo alternativas virtuosas que no conlleven degradaciones y caminos como el del delito en esta fran-ja poblacional tan importante y ofreciera diversidad de alternativas con carácter de oportunidad, calidad, eficiencia, eficacia, transparencia, que, aunque parezcan lugares comunes, ameritan una lectura cuidadosa. En los dos siguientes apartados se muestra el tema:

“Yo pienso también que las políticas… también se deben enfocar mucho en la prevención, en la prevención, si nosotros trabajáramos… mire que, es que, ¡es lógico!, un muchacho que llega al sistema, lastimosamente, mire, me ha tocado dos casos donde el muchacho dice: entré al sistema porque fue la única manera de que me pudieran vincular a tal y tal parte –se refiere a estudiar y trabajar– y uno se queda así (cara de preocupación)… y es verdad, ¿qué pasó? No hubo nada de prevención, entonces claro, ese muchacho a veces llega al sistema, es que yo… en la institución me resuelven todas mis cuestiones de necesidades básicas. (Comentarios de los participantes)”.

Trabajadora social, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

“Indudablemente que el adolescente infractor viene de un proceso social y que lo hace víctima, ¿victima en qué sentido? Por la exclusión social, la falta de oportuni-dades, todo el tema de la funcionalidad familiar, que lo llevan indudablemente en ocasiones a esas conductas delictivas. Cuando entran al sistema… se han visto casos exitosos, donde el adolescente ingresa con unas deficiencias educativas, familiares, económicas, sociales y el tema favorece esas condiciones con dificul-tades obviamente, ¿cierto?, donde termina la sanción y vemos adolescentes que regresaron al sistema educativo, hubo fortalecimiento de relación de familiares, hubo un proceso de desintoxicación, hubo un proceso de apropiación en el tema de normas y disciplina. Pero cuando termina la sanción, él retorna a la misma miseria que inicialmente el sistema lo había recogido. Y… porque el Estado llega hasta ahí, ¿cierto?”.

Profesional, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

Sin embargo, pareciera que quien elige delinquir o a partir de la comisión de un delito piensa en la oportunidad para hacerse a un cupo en institución educativa o para desa-

100

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

rrollarse, en breve se encuentra también en una situación paradójica pero sobre todo insegura, porque él no sabe qué sanción o medida le va a ser aplicada; y cuando esta no es el internamiento, su situación puede apenas mejorar, pero al parecer no logrará su objetivo perseguido si la sanción lo deja en casa con participación en algún programa (a veces no muy a su alcance, como se muestra adelante en “eso le toca a”). Veamos:

“…Cuando es presencial, pues sí; cuando es semipresencial, o sea que va por horas, pues ahí es bien complejo, porque no está como en nosotros, no está el garantizarle ciertas cosas; pero dentro del trabajo que se desarrolla dentro de la institución, por ejemplo, es precisamente garantizar que el muchacho esté afiliado a una seguridad social, y si no lo está, la institución tratar de hacerle la gestión. Si no está vinculado académicamente, eso es un trabajo en conjunto con el ICBF y el juzgado. Si un muchacho no está estudiando, pues empezar a hacer la gestión para que se vincule al estudio… la sensación es que cuando el muchacho está privado de la libertad, hay un esfuerzo mayor y el restablecimiento de derechos es más… ¡obviamente!”.

Profesional, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013

Nuevamente se evidencia la necesidad de apuntalar los programas del SRPA diferentes al privativo de la libertad, no porque no se dicte un mayor número de decisiones judi-ciales que favorecen la utilización de los que no son privativos, sino porque estos no cuentan con una amplia gama de posibilidades para que el proceso de adolescentes y jóvenes sea más sólido; y fortalecer proyectos de protección preventiva en el medio social comunitario. Como dice el entonces viceministro de Política Criminal y Justicia Restaurativa en su informe final 2011, “no es posible hacer política social por medio del Sistema Penal, pues cada uno de estos ámbitos tiene su propia especificidad”114; esto es, las políticas sociales tienen que estar cerca de los individuos, a disposición de las comunidades; y no es posible comprender que un Adolescente o Joven considere el delito como puente para acceder a los recursos del Estado.

Salir por la puerta grande: El posegreso

Hablar de los derechos a la participación implica dar una mirada y hacer referencia al posegreso o posinstitucional dentro de los procesos del SRPA. Tratándose de la última fase de procesos y teniendo como una premisa el gran esfuerzo realizado por el Estado y por las instituciones operadoras –entre otros–, es una lástima que una vez los jóvenes y adolescentes cumplen la medida o la sanción queden al parecer en su mayoría sin el apoyo institucional y ante un mundo que no ha cambiado y que intenta de nuevo atraparlos. Se presenta entonces una nueva paradoja: el deseo de libertad y el esfuerzo hecho por conseguirla se pone en entredicho porque es preferible estar interno: prote-ge la vida, asegura el cuidado, el desarrollo y la vida, evita enfrentar la adversidad del contexto familiar al que hay que regresar:

114 Benavides Vanegas, Farid Samir: Política criminal y el Sistema Penal Adolescente; Informe final, 2011.

101

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“pero una vez terminan esos procesos, digamos… como que las acciones no han sido como tan sostenibles para que ellos allá afuera se puedan movilizar solos; entonces, digamos que la debilidad está en un… ¡fortalecer ese acompañamiento posinstitucional, para que tenga como una dirección que esté digamos como plas-mada, así como está dentro del proceso de restablecimiento de derechos, dentro de los lineamientos que esa misma modalidad sea post institucional, para que nosotros podamos garantizar… con recursos para un mayor acompañamiento, una vez los jóvenes y las familias egresen, ¿sí?”.Profesional, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

Sobran razones a la profesional experta en el tema para referir las acciones de posegre-so como de acompañamiento: acompañar es “ir con”, seguir es “vigilar a”; y aquí lo que pareciera requerirse es terminar un proceso iniciado, que tratándose de una población Juvenil y de adolescentes, iría muy bien “de la mano”. Se trata es de continuar el proceso florecido y cosecharlo para llevarlo a un feliz término. En el apartado que se muestra a continuación, se aporta a lo dicho:

“Si no se empieza a trabajar por de lo particular, que es la familia, y hacer como ese trabajo pedagógico con la sociedad o con el entorno, es bien complicado de pronto llegar a modificar alguna conciencia, ¿no? Un muchacho puede tener muy buena intención de practicar deporte, de pertenecer a X institución o de salir de un proceso de restablecimiento de derechos del CAE. Por ejemplo, puede salir con muy buena intención; pero si sale a su entorno y el entorno sigue siendo el mismo: hostil, de drogas, de malas personas y de falta de oportunidades, creo que se que-daría, creo que volvería, sería un alto riesgo de que recaiga, ¿no? Tiene que tener muy buenas bases y si en la familia y en la sociedad no las hay… complicado”.Profesional, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013

“… El muchacho hace veinte días me dijo: … yo todavía no me quiero ir, estoy sintiendo miedo… Ya se le había cumplido todo… ¡Él sale es a trabajar! ¿A dónde voy yo? Mi mamá está en la cárcel, mi papá está en la cárcel, mis hermanos son drogadictos… ¿para dónde cojo? Mis abuelos… ¡a ver! (expresión de impotencia); y me dijo: yo lo invito, vaya usted a mi barrio y quédese siquiera dos horas… veinte minutos… y verá que… ¡y eso a mí me dio tan duro!”.Profesional, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013

El anterior y el siguiente apartado parecen mostrar en forma contundente la referida paradoja y la difícil situación que debe enfrentar un Adolescente o Joven ante la opción de dejar los programas del Sistema sin una alternativa de acompañamiento posterior a ello, en lo que parecieran encontrarse en una “sinsalida”:

“… hice un buen trabajo, dañé cuatro libertades, fue muy duro la salida de allá de verdad. En El Redentor, encontré todo lo que quizás no tenía afuera; en El Redentor me di cuenta de lo que era capaz, de lo que podía ser como persona, de quién era en realidad. Me dieron mucho valor y me dieron la oportunidad de entrar a la Policía. Me ayudaron a entrar”.

Joven, 20 años. Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

102

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

La situación mostrada en los dos recuadros anteriores es compartida por la Joven y por el profesional de la institución operadora, quien ha vivido de cerca los procesos del “muchacho”, por lo que parece comprender que en verdad se ha ganado en parte la batalla al crimen, pero que no es justo desperdiciar todo el esfuerzo para lanzarlo de nuevo a un medio hostil y perverso que está esperándolo quizás con nuevas ofertas. Se reconoce que varios de los operadores en cabeza del ICBF están haciendo intentos para desarrollar proyectos que preparen a los adolescentes y jóvenes a la hora de cumplir las sanciones o medidas; pero es claro que se trata de un proyecto que demanda consolida-ción y recursos de parte del todo el SRPA, siendo necesario construir protocolos precisos y consistentes:

“Nosotros tenemos un grupo de seguimiento de la sanción, pero eso va de la mano del proceso de restablecimiento de derechos. Nosotros vigilamos la sanción: cumplió, entonces ponemos el chulo; pero ¿qué pasó con este abordaje de este adolescente que necesitaba intervención y no sé qué…? Aquí no … entonces no hay acompañamiento pos de ninguna institución, y el muchacho vuelve a su me-dio, en las mismas circunstancias, o si se quiere, está peor la situación”.

Juez, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013

Un obstáculo adicional que enfrentan los adolescentes y jóvenes para acceder a los derechos a la participación cuando salen del proceso que desarrollan en el SRPA está relacionado con su libreta militar (caso de los varones). Es así indispensable incorporar el planteamiento del Informe de Vigilancia Superior ya anunciado en el sentido de que el SRPA debe resolver el tema con apoyo de las fuerzas militares, así como elaborar un pro-tocolo de seguimiento a las medidas y sanciones; y del mismo modo, el ya mencionado acompañamiento posegreso, no solo para los adolescentes y jóvenes, sino también para sus familias. En los casos en que estas definitivamente no existan o se haya agotado un proceso disponible y no se hayan logrado alinear al proceso de sus hijos e hijas, se sugiere crear una estrategia que sustituya ese doloroso trance que significa quedar sin apoyo alguno una vez se cumple la medida:

“Que en los centros que ellos están… que les ayudaran para su libreta; con eso ellos salen, en la institución de que a ellos les dieran su libreta, para que ellos aprendan a… aprendan a defenderse, que ya pueden salir sin miedo ni nada que los van a coger otro año, dos años… y eso vale como $300.000… ¿uno de dónde va a sacar pa’ eso?”.

Madre de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Es oportuno aquí recordar que la familia es capital social del Estado y que el vínculo es vital para la vida de cualquier ser humano, mucho más para los adolescentes y jóvenes, dado que están en una etapa de su proceso de desarrollo que así lo establece. Los ha-llazgos del doctor Humberto Maturana acerca del vínculo biológico que conecta, así como los desarrollos del doctor Cyrulnik, enfatizan en que el apego y el vínculo son

103

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

esenciales en nuestra historia de Homo sapiens sapiens y que una interferencia con el amor trastorna nuestra historia de humanos, generando patologías.

Una lectura del texto de Cyrulnik permite concluir que “implica el afianzamiento de la institución familiar, la promoción y el desarrollo integral y equitativo de sus miembros y la satisfacción de sus necesidades… se debe ayudar a la familia a desempeñar su papel”115, enfatizando en la ayuda que se debe dar a la institución familiar para que cumpla su rol. Complementariamente, Maturana señala que “El aprendizaje y dificultades de conducta que muestran los niños en la escuela o en casa no surgen de dificultades intelectuales o de rasgos intrínsecos de su personalidad, sino que emergen de su vida en un espacio relacional en el cual el amor es negado y se puede solucionar restituyendo el amor”116.

Otro tema que se debe cuidar a la hora de preparar a un Adolescente o Joven para el egreso requiere que la sociedad esté lista para recibirlo. Escuchar el relato del psicólogo a continuación es importante en tanto pareciera marcar un reto a la sociedad y a todos sus estamentos en el sentido de reconocer como una parte consustancial suya a un Joven o Adolescente que ha infringido la ley:

“Igual, cuando el muchacho sale de allá, lo que hablaban las compañeras, ellos siguen siendo… para la sociedad, siguen siendo el delincuente, el desechable…”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

4.2.5. Económicos, sociales y culturales

Los derechos económicos, sociales y culturales se relacionan con todo un abanico de oportunidades que es dable ofrecer a los adolescentes y jóvenes para que sus proyectos de vida logren el soporte económico, social y cultural requerido. Las cifras estiman que del total de la población económicamente activa entre los 14 y los 28 años de edad, el 41,6% se encontraba inactiva en el momento de hacer la encuesta, y que el 60,2% de los que tienen ocupación en ese mismo rango de edad perciben ingresos por debajo de un salario mínimo legal117.

Esta delicada situación desde luego que es motivo de especial interés para una política pública, la cual deberá soportarse en información precisa que bien podría estar a cargo de un observatorio que manejara un sistema de información confiable, amplio y dispo-nible para ser consultado por ciudadanas y ciudadanos interesados en el tema; implica conocer cuántos adolescentes y jóvenes hay en Colombia, dónde están, qué hacen, qué lugares del país representan riesgo para ellos, qué necesitan; y amerita programas de apoyo especiales para prevenir que delincan. El panorama es tan grave para los jóvenes

115 Cyrulnik, Boris. Bajo el signo del vínculo”. Gedisa, 2008.116 Maturana, Humberto. Op. cit. (2002).117 DANE, boletín de prensa Mercado Laboral de la Juventud (14 a 28 años). Gran Encuesta Integrada de Hogares, trimestre

abril-junio de 2013; óp. cit.; Bogotá, 2013.

104

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

y realmente su deseo de superación y su resiliencia son tan enormes que ellos acuden a diferentes y admirables estrategias como formas de ganar espacios sociales alejados del delito:

“… cuando un joven se vincula a este movimiento, adicional a… de… de estar satisfaciendo una expresión artística… de… una vocación social o política, está también en búsqueda de una necesidad laboral o de autoempleo y estos compo-nentes son los que hacen que un joven permanezca en la cultura. Además, hay otros símbolos de tenacidad, de valoración, donde el altruismo, la espiritualidad, de sentirse que vamos siendo mejor…”.

Experto, Entrevista a Profundidad. Bogotá, septiembre de 2013

“Sí, un joven que estuvo en proceso… terminó su proceso… un deportista que está escogido para una selección nacional de fútbol. ¡Él estaba en la selección departamental! (recordando a los presentes, de quién se trata). Ahí el más inte-resado es Coldeportes, pero ¿qué pasa? Él va y entrena todos los días. Juega todos los partidos a nivel nacional, y no tiene para desplazarse. Cuando hablamos de corresponsabilidad, de trabajo en red, ¿dónde quedamos? ¿Qué análisis hace Coldeportes con una persona de altas calidades en el deporte?… Y… ¿sabe en qué está trabajando? En construcción, pagándole $10.000 el día… ¡noooo! Nadie dice venga, mijo, trabaje aquí y vaya entrene… y nunca Coldeportes o el entrena-dor han llegado allá a preguntarse: ve, este muchacho que es titular… ¿qué está haciendo acá en este trabajo?

Educador, Grupo Focal, agosto de 2013

El tema laboral es esencial para la construcción de la dignidad humana, e incluso para la sobrevivencia. En palabras de la experta que habla a continuación, los procesos con adolescentes y jóvenes que pasan por el SRPA demandan un “¡seguimiento de verdad!” que ella imagina con contenidos de ubicación laboral y estabilidad económica:

“… por ejemplo, seguimiento es ubicar a Gerardo (a conseguir un trabajo… Segui-miento es ¿Leonardo me está cumpliendo en el trabajo o no? Se refiere a adoles-centes del programa en el que ella opera); seguimiento es buscar que esa plata que se está ganando el joven… compre un terreno para una casita; seguimiento… que el trabajo realizado se sostenga… ¡es seguimiento de verdad!”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Chocó, junio de 2007

Se aprecia que las instituciones operadoras y los servidores públicos del SRPA mantie-nen vivos sus sueños de entregar a la sociedad adolescentes y jóvenes completamente listos para dar continuidad a los procesos que han iniciado en las instituciones que re-presentan. Al lado de estos sueños, en muchas ocasiones se evidencia una insatisfacción inocultable por no contar por ahora con los recursos para llevarlos a cabo:

105

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“… No hay nada ni una política, ¡no tienen opciones! Es más: no les paran bolas, no saben cuántos adolescente hay involucrados ni siquiera en consumo, y eso está creciendo a pasos agigantados, porque la mayoría de los pelaos que ingresan al Sistema, la mayoría son consumidores”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Chocó, junio de 2007

4.3. Justicia Restaurativa “Un vínculo es aquello que une, que conecta a una persona con otras, consigo misma o con las cosas… los vínculos tienen fundamentos biológicos y están constituidos por el entrelazamiento entre todas las dimensiones de la vida: lo físico, lo psicológico, lo social y lo histórico-cultural… se despliegan desde el

nacimiento a la muerte, se insertan en un ecosistema sin el cual pierden sentido… tienen un valor de supervivencia… todas las amenazas al proceso de vinculación del individuo a su entorno… son también

una amenaza a la supervivencia”.

Instituto Colombiano de Bienestar Fmiliar: Lineamiento de Familia

Lo que se quiebra con la comisión de un delito es el vínculo, aquel que es indispensa-ble para vivir socialmente; entonces es el vínculo lo que es necesario restablecer en un proceso de delincuencia juvenil: consigo mismo, con los demás –la familia, el ofendido, la comunidad– y con el mundo que los rodea. En este apartado el lector encontrará el análisis de la información recogida a través de los grupos focales y las entrevistas a profundidad, referida a la comprensión y la aplicación de la justicia restaurativa dentro del SRPA y en población de jóvenes, adolescentes y familias en riesgo de delinquir. Se identificaron conversaciones relacionadas con el principio de oportunidad, la reflexión, la reparación a la víctima del adolescente y a este cuando es víctima. La información se ordenó en cinco subcategorías de análisis, a saber: qué se restaura, cómo se restaura, a quiénes se restaura, para qué se restaura, quién restaura.

La finalidad de la Ley 1098/06: entre consenso y disenso

En la voz del magistrado y del defensor de familia, a continuación se ilustra el lugar que ocupa la Justicia Restaurativa en el SRPA que la Ley 1098/06 decreta como una finalidad en su artículo 140:

“Es un poco para apoyar la posición que tomó nuestra defensora pública, en el sentido de que el concepto de Justicia Restaurativa no es claro; como no es cla-ro, lo confundimos con el de restablecimiento de derechos, y fíjese que en esta misma mesa se empezó a hablar de Justicia Restaurativa, tal vez el doctor –se refiere al defensor de familia– fue el único que tocó el tema concreto… y se fue distorsionando, hasta que llegamos al restablecimiento derechos y eso en la vida práctica es así: igual, no cambia la actitud de la institución … Yo diría que no se está aplicando la Justicia Restaurativa, que la promoción se está haciendo hacia el restablecimiento de derechos … que la política del Estado está enfocada al restablecimiento de derechos, no a la política…”.

Magistrado, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

106

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Cero… cero porque la verdad es que nosotros… me parece que trabajamos solos, con las uñas, le han dado como toda la responsabilidad al ICBF y usted sabe que si no hay una concatenación entre los jueces, fiscales y… y nosotros, no podemos hacer nada”.

Defensor de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

En el mismo sentido de lo precitado, veamos la voz del fiscal, señalando sobre la Justicia Restaurativa. Al parecer, en el SRPA el tema es considerado como algo que el ICBF asu-me casi en su totalidad a través de las defensorías de familia y los operadores.

“Frente al adolescente infractor no manejamos ninguna, a ver… únicamente lo que se hace con las diferentes instituciones, que se hace es a través de la Defensoría de Familia”.

Fiscal, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Otro profesional, al intentar introducir información sobre el tema referido, opta por señalarlo de manera un tanto imprecisa, que denota también el desconocimiento y la confusión que comporta, a la vez que hace evidente la desarticulación que se presenta entre los actores:

“ … Del tema de Justicia Restaurativa, creo que no se está entendiendo y creo que lo que estamos haciendo es tratando de darle una aplicación desde cada uno de nuestros rol, de manera desarticulada”.

Abogado, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Del mismo modo que lo hacen el magistrado y el defensor de familia, en lo expresado por el fiscal y por el abogado encontramos un consenso: hay desconocimiento, desarti-culación y confusión en relación con el concepto de Justicia Restaurativa. Quizá resulte prematuro afirmar que no se cuenta con un protocolo dentro del SRPA para la apli-cación de tan importante tema, pero nos aventuramos en tal afirmación porque es lo que evidencian los relatos precitados y las indagaciones hechas. Por ello, es pertinente mostrar en el mismo sentido el siguiente aporte:

“… al Conpes yo le pediría que tuviera claridad en términos de cuando decimos restauración, en qué consiste, sobre quién se ejerce y quién la ejerce, pero sobre todo pensar en si la restauración es del individuo… del individuo y la familia o del individuo, la familia y la comunidad … claridad en eso”.

Docente, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Acerca de las subcategorías arriba anotadas, mostramos en lo que sigue la información relevante y cómo puede esta implicar el tema en estudio.

107

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

4.3.1. ¿Qué se restaura?

Como se mencionó, el propósito esencial de la Justicia Restaurativa es el restableci-miento del vínculo roto, lo cual va más allá de la reparación material, generando unas relaciones de aceptación que son esenciales para la sociedad y para el individuo, en tanto abre la posibilidad a quien cometió el delito de volver a la comunidad siendo miembro activo de ella. El siguiente párrafo ilustra ampliamente este proceso, en la voz de una experta que desarrolla el tema en población en riesgo de delinquir:

“… Y entonces me fui a la parroquia que es bastante amplia y el andén siempre vive hecho un desastre. Entonces hicimos un arreglo con el padre, e hicimos una especie de contrato y ellos –los muchachos– se comprometieron a barrer y man-tener ese espacio absolutamente limpio. El padre les pagaba, ellos dejaban una parte y con lo otro hicimos un avalúo de cuánto valía lo que se habían robado, y lo repararon. Entonces, ellos no es solamente reparar el objeto, es reparar las relaciones; porque nada sacamos con reparar el objeto si no se reparan las rela-ciones… Porque en la Justicia Restaurativa no solo se paga la cosa material, sino sobre todo… la relación. Y vuelven a la comunidad y son miembros activos de la comunidad”.

Educadora, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Las palabras precitadas se constituyen en una importante precisión en la voz de la experta, quien señala dentro del procedimiento: “arreglo”, “compromiso”, “pago”, “re-paración de relaciones”, “reintegro a la comunidad”, pudiendo evidenciarse además la decisión de un equipo integrado a manera de red que lejos de excluir a los jóvenes que cometieron un delito, conversa con ellos para llegar a un acuerdo y ¡además les pagan por el servicio de reparación prestado!, reflejando de esta forma que la red de relaciones se restaura e incluye a quienes han quebrantado su normal desarrollo aceptándolos como válidos y reconociendo una paga por su trabajo, en lo que se denota una clara intencionalidad pedagógica de validación del individuo, de enseñar a trabajar, de crear hábitos, de hacer algo reparador para seguir estando en la comunidad, sin cuya posibi-lidad no somos nada; se ve que se privilegia al otro más allá de la infracción cometida y se realizan acciones para mantenerlo dentro del sistema y no dejar que escape de este. Recordemos el concepto de inclusión anotado en el Referente Conceptual a partir de lo dicho por la Dra. Martha Nussbaum: “la plena inclusión refiere a justicia y no a cari-dad. La benevolencia que requiere la plena inclusión de las personas con deficiencias es exigente y gravosa, e incluye la disposición a sacrificar no solo el beneficio propio, sino también el del grupo”. En el ejercicio de Justicia Restaurativa se ve la aplicación de esta lección, en tanto la restauración no se realiza de “caridad”, sino que, al contrario, se reconoce el trabajo realizado por los ofensores. Igualmente, pareciera en el caso haber-se trabajado a partir de lo anotado por los Lineamientos para la inclusión y atención de familias del ICBF –también citados en el referido referente–: “La socialización basada en la confianza, el aprendizaje para la vida y los procesos de vinculación emocional gene-ran procesos identitarios de orden personal y colectivo que crean valor social y capital humano…”. Potente, la intervención aludida.

108

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

¿La plata lo es todo?

En oposición a la explicación dada por la experta en el recuadro anterior y en concordan-cia con la confusión de que se habló atrás, el tema es comprendido por otro profesional desde un punto de vista meramente económico, lo cual, quizás por la poca integralidad que comporta, al parecer genera en él frustración y limita el interés en el desarrollo de los procesos respectivos:

“Pues a nivel de lo que se ha conocido en las intervenciones en las audiencias, ahí vemos en el momento de las audiencias; por ejemplo, en las sanciones están presentes las víctimas y qué se le va a reparar por parte del infractor a esa fami-lia… No cuentan con los recursos económicos y lo único que avala y que la familia queda como tranquila es cuando hay una sanción y bueno, este joven va a cumplir con una sanción que dura un año, dos años o tres años, entonces económicamen-te no tienen cómo resarcir sus perjuicios”.

Fiscal, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

En el sentido de lo dicho por el señor fiscal, encontramos la misma opinión por parte del Adolescente en el siguiente apartado:

“… Cuando a uno le dicen: bueno, vamos a ir a una audiencia de reparación, lo primero que ellos van a exigir es dinero, y van a pedir es dinero, y van a pedir una cantidad de que de igual forma uno siendo de un… de un nivel social pues… no bajo, pero pues tampoco alto, pues uno no va a tener tampoco el suficiente dinero para...”.

Joven, 18 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Por su parte, para el padre de familia que habla a continuación existe una claridad que más bien parece una esperanza, en el sentido de que la víctima es actor importante en un proceso de Justicia Restaurativa; adicionalmente, entre letras se percibe un cierto apremio por la actividad de reparación en sentido amplio: acompañamiento, segui-miento, apoyo profesional y económico, llegando a sugerir que en los casos en los que el ofensor no cuente con dinero, el Estado aporte el recurso respectivo.

“… a la víctima no he visto que le hagan seguimiento ni apoyo psicológico, ni nada, quedan abandonados totalmente por el Estado, ellos solamente buscan una indemnización en el dinero, no más, pero no hay acompañamiento psicológico, ni psiquiatra ni de trabajo social, no son incorporados al programa, el Estado tampo-co ayuda a las personas que no pueden indemnizar, que indemnizaran también…”.

Padre de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

El fiscal que habla a continuación parece estar de acuerdo con el planteamiento del padre de familia en el sentido de que sería interesante resolver el tema de la reparación

109

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

económica incorporando quizás unos recursos para aquellos casos en que la familia y el Adolescente no cuentan con ellos:

“Yo diría que… qué bueno que el Estado asumiera lo que se refiere a la repara-ción económica, para así poder entrar a dialogar sobre la otra reparación con la persona, pues la reparación esa del perdón y de sanar las heridas que deja un atentado… un atraco”.

Fiscal, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013

No obstante, en el texto precitado se encuentra también una confusión al comprender el proceso de Justicia Restaurativa desde una linealidad que plantea que primero ha de abordarse un tema y después otro. En la interpretación desarrollada en este documen-to se propone tener en cuenta la teoría de la complejidad, que señala un entramado complejo de relaciones en el transcurrir de la vida humana, por lo que puede sugerirse que el proceso se desarrolle a partir de un protocolo, pero que en él interactúen a la vez distintos componentes que tienen que ver con el asunto. Esta concepción implica dejar de “compartimentalizar la información en pequeñas cuadrículas”, pero a la vez “reunir sin dejar de distinguir”.

Efectivamente, como se menciona arriba, la Justicia Restaurativa se apropia por los distintos actores entre consensos y disensos, quizás por varias circunstancias: no se la reconoce como la finalidad del SRPA; no se la conoce ampliamente; se la confunde con el restablecimiento de derechos o se la interpreta parcialmente (como resarcir el daño económico causado), olvidando su enorme poder en la reparación del vínculo y la rela-ción, entre otras. Sin embargo, se cuenta con una amplia disposición manifestada por la casi totalidad de los participantes en el ejercicio investigativo frente a la posibilidad de aprender y desarrollar el tema; esto se evidencia en el siguiente acápite, que al lado de lo expresado atrás por el magistrado muestra la apertura, el interés y la disposición, así como una actitud autocrítica que, antes que cerrar el camino hacia el desarrollo, abre posibilidad de un proceso exitoso en el sentido de capacitar y aplicar la Justicia Restau-rativa dentro del SRPA. Es en esto en lo que sí hay acuerdo entre los actores del Sistema: en que no se está aplicando, no sabe aplicarse, se requiere capacitación, merece la pena incorporar el tema:

“… nosotros no manejamos el tema de la Justicia Restaurativa, porque no nos han educado en Justicia Restaurativa, esa es la parte primordial, nos tienen que educar en Justicia Restaurativa y tenemos que llegar a un principio de oportunidad, que es la primera base en lo que nos pone en bandeja de plata la Ley 1098 en el artículo 174, aplicación preferente del principio de oportunidad, y esa aplicación preferente cómo la estamos tomando, no estamos tomando el principio de oportunidad como Justicia Restaurativa, sino lo estamos tomando dentro del marco de que podemos terminar un proceso porque la víctima no volvió a venir al proceso penal”.

Defensor de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

110

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Si para algunos el dinero lo es todo en un posible proceso de reparación, para otros –del mismo modo que para el padre de familia citado atrás– se requieren acompañamientos e intervenciones profesionales, y tenemos otras formas de comprender el tema: el arre-pentimiento del Adolescente es importante para el juez que conoce su caso:

“… Entonces pues yo no sé qué pensaría de eso él porque yo le dije que igual yo le pedía disculpas por lo sucedido, que ya no podría reparar el daño, pero pues ahí… cómo describir… me dijo, me… reflexiono que al juez, digamos, le importa más que uno esté arrepentido de lo que hizo, de que indemnice al denunciante, digamos, de que el juez mira más eso.

(M): ¿Tú sientes que te arrepentiste y que las disculpas que le diste a él fueron de corazón?

Sí, señora. ¡Sí!

(M) ¿Eso te hace sentir…?

Cómodo”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Podemos afirmar respecto de lo expuesto que existe una diversa gama de conceptos acerca de la Justicia Restaurativa que va desde considerarla un acto de reparación económica, una acción de restablecimiento de derechos, una función a cargo del ICBF, pasando por sugerencias que tienen que ver con ejercicios ya desarrollados por algunos profesionales de fundaciones u operadores del SRPA, hasta llegar al reconocimiento entre los actores de este acerca de la importancia de apropiar el tema, si bien se evi-dencian esfuerzos aislados entre algunos frente a la respectiva acción. Se vislumbra la apropiación de conceptos como inclusión, acompañamiento, dinero, arrepentimiento, que integran el concepto. Pese a esto, en general, en el SRPA hasta la etapa de sanción, al parecer no se cuenta con protocolos, proyectos o respuestas acordados para trabajar el tema, siendo sugerente consecuentemente apropiarlos, así como retomar las expe-riencias referidas que se desarrollan por parte de colegios, fundaciones y operadores del SRPA tanto en el campo de la prevención como de la intervención, en lo que los avances alcanzados en ciudades como Medellín y Cali pueden resultar útiles.

4.3.2. ¿Cómo se restaura?

Dentro de este subtítulo mostraremos las formas identificadas por los actores partici-pantes en este estudio, en relación con el “cómo” de la aplicación de la Justicia Restau-rativa.

“No, en el colegio sí se ha vivido, e incluso hubo un caso de unos niños de sépti-mo, desafortunadamente no tan pequeños, que cogieron una niña y… eso llegó a consejo directivo. Nosotros lo hablábamos con la rectora y decíamos: bueno, los sancionamos… ¿qué hacemos? No, fijemos un correctivo; se sancionaron tres

111

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

días, pero los niños tenían que pasar de salón en salón, no solamente les pedían disculpas a las niñas… tenían que entrar de salón en salón, por lo menos entre todos los sextos, que hay como nueve sextos, y pedirles disculpas a las mismas niñas y les dijimos: tienen que, qué bueno que los niños se lean la ley que nos protege a nosotras las mujeres y se la enseñen a los demás niños… y ese fue el correctivo que se hizo… Pero entonces no es solamente darle al niño la sanción. Es que a mí no me parece solamente darle al niño una sanción y está sancionado tres días; no, usted va a estar tres días en su casa sancionado, pero tiene un trabajito para hacer: ¿cómo vas a preparar tú las disculpas? ¿De qué manera las vas a presentar? ¿Y cómo vas tú a repartir ese mensaje entre los demás niños de la ley de las mujeres, que nos protege a nosotras como mujeres? ¿Sí?”.

Madre de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

“¡Todo el tiempo lo vemos! Inicialmente ellos a través de las canciones llegan a pedir el perdón, ¡y el perdón sincero!… (voz firme). Llegan a ponerse en el papel del otro y saber: bueno, he hecho daño; también llegan al arrepentimiento y eso es bonito verlo, porque llegan, porque están hablando desde la sensibilidad, desde el corazón”.

Experto, Entrevista a Profundidad. Bogotá, septiembre de 2013

“Hacemos trabajos de… pues talleres con los niños, orientaciones, trabajo con las mismas familias, a ese nivel, ¿cierto? Que aprendan a manejar y como a entender un poco esas situaciones y a saber dialogar de una manera mucho más… que… reflexiva y más cercana hacia esa, como a saber entender esas situaciones por las que han pasado y cómo se vuelve a restablecer un poco ese vínculo entre la mamá y los hijos, o entre los hijos y esos papás”.

Trabajador social, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

“En la experiencia que he tenido allí como fiscal aplican la misma ley de adultos… diciendo que ellos –alude a los adolescentes– tienen una capacidad de delincuen-cia potencial, que qué cuento, que ellos ya son adultos mentalmente… pero no…”.

Fiscal, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Resulta muy interesante dar una mirada a los cuatro apartados que preceden. En los tres primeros se nota fuerza y seguridad frente al tema en el sentido de que la Justi-cia Restaurativa es algo donde hay algunos avances en su quehacer; en cambio, en el último se reconoce lo que pareciera ser un vacío frente a lo que significa trabajar con adolescentes, así como una actitud punitiva hacia ellos por parte de algunos servidores públicos, si bien la afirmación contiene una autocrítica que invita a realizar cambios al respecto y a especializarse en los contenidos de la temática. Es necesario aquí hacer notar al lector que quienes hablan en consenso no son actores directos del SRPA, pero denotan un acercamiento importante a la práctica de la Justicia restaurativa, en tanto

112

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

que el servidor público, al mirar por un momento su práctica y revisarla, considera que entre sus colegas existe un vacío conceptual que impide tal incorporación.

“Un cierto halo de impunidad”

En el mismo sentido de lo referido por el señor fiscal de Cali, la experta que se cita a continuación pareciera lamentar el hecho de no contar con fiscales especializados en el asunto, y alude en su narrativa que dado que cuando se es fiscal promiscuo se priorizan temas de adultos frente a los de Adolescentes, llegándose a dejar de lado algunos casos que pueden ser muy delicados también, pero que por ser de menor talante según su cri-terio, al vencerse los términos se posibilita que los agresores no tengan la oportunidad de hacer un proceso pedagógico como es el interés de la Ley 1098/06:

“Sí, con los mismos de adultos y el fiscal está ocupado porque está en un caso de mayores, entonces en muchos casos, también por vencimiento de términos, ha tenido que quedar el niño libre de delitos como homicidio, ¿por qué? Porque pasan las 76 horas y el fiscal estaba atendiendo casos de mayores, porque no hay especialización, no hay la especialización de fiscal de infancia”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Tumaco, julio de 2013

Según lo referido en lo que sigue, en algunos sectores de la sociedad se considera que la Justicia Restaurativa tiene un cierto “halo de impunidad”. Pues bien, del mismo modo, en el campo académico tenemos vacíos que contribuyen a explicar en parte la poca incorporación de la Justicia Restaurativa en el SRPA y que ilustran los pocos desarrollos del país al respecto, en razón a que en la cultura pareciera considerarse que aplicar la Justicia Restaurativa puede ser una forma de burlar la justicia y generar impunidad:

“Ahora, lo que… la percepción que hay en el interior de la comunidad es como cierto halo de impunidad, porque no se conoce en esencia del espíritu de la norma. Entonces para el estudiante de primero, segundo, tercer año y en la comunidad en general, como que no hay una efectividad”.

Docente, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

Con respecto a los “cómo se restaura”, encontramos al igual que en el apartado 2.1, ya se señaló, apertura y sugerencias de parte de varios actores del SRPA:

“… porque, doctora, porque a nivel nacional, porque pues… de alguna manera nos puede pasar como con el principio de corresponsabilidad: la ley se dio aquí desde el 2008 y no teníamos las herramientas propias del Sistema para que funcionara como debe ser y a estas alturas pues estamos… como dicen, en infraestructura… pero en primera instancia, necesitamos esa unión desde todos los entes destina-dos a esta aplicación de la filosofía de la ley, que es lo que podríamos hacer en la Justicia Restaurativa”.

Defensor de familia, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

113

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Una mirada al recuadro precedente permite inferir que se hace explícita una coinciden-cia con lo referido en la primera parte de este capítulo, en el que precisamente en la voz de otro defensor de familia se expresa con un sabor probablemente de impotencia la necesidad de operar armónicamente entre los miembros que conforman el SRPA. Además de referirse a la Justicia Restaurativa, el profesional pareciera resentir que en el tema de corresponsabilidad también se trabaja en desarticulación. Adicional a la pro-puesta que hace el defensor de familia, se observa también con una actitud autocrítica la posición del fiscal, que, en coincidencia con otro colega citado atrás, al parecer ha evidenciado que para un buen ejercicio de su rol dentro del Sistema y especialmente en cuanto al tema que nos ocupa, es necesario sensibilizarse y hacer cambios, en cuyo ca-mino quizás él ya se ha ubicado en su intencionalidad; es lo que vemos a continuación:

Abrir el corazón cerrado

“Yo creo como… la sensibilidad, como llegarle al adolescente, como acercarse más al adolescente, porque desde lo que yo he visto ahí… es que por parte por lo menos de la entidad que yo represento, siempre han sido como, los echamos, yo no hablo con él, yo lo veo solamente en la audiencia, yo… (resaltado nuestro) o sea, como que no importa la familia, no importa por qué llegó ahí, por qué llegó a delinquir. Entonces no se cuestionan, sino simplemente se limitan pues a hacer la audiencia y terminarla oficialmente; pero hay una cosa: entonces muchas veces, ¿sí?, acercarse al menor, acercarse a la familia y en combinación a las víctimas… yo he tenido víctimas, que… un caso, la joven víctima se me recostó contra el pasillo y no quería entrar a la audiencia, yo la convencí, le dije: entre, entre a la audiencia, en la audiencia la pueden… escuchó la problemática del chico, escuchó el informe del defensor de familia, la joven pidió la palabra y hasta se sensibilizó tanto y entendió tanto la problemática del niño, que ya… ella no era ya… que la joven en la audiencia… y le dio una charla al menor, le dio una charla, una niña pues de universidad y le dio una charla al chico, ya como de proyecto de vida y lo perdonó y perdonó en esa audiencia…”.

Fiscal, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

La sensibilidad, la empatía, el acercamiento a los que acude el profesional antes mencio-nado, como una alternativa que podría ser facilitadora del trabajo que desarrollan desde esa entidad específicamente en lo que atañe a Justicia Restaurativa, son apropiados de manera efectiva y menos tímida –quizás–, como ya queda dicho, entre los operadores de los programas de intervención a jóvenes y adolescentes:

114

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Entonces los adolescentes llegan enconchados; enconchados quiere decir que tienen un corazón cerrado y hay que abrirles ese corazón en el programa, hay que llevarlos a que sientan realmente que cometieron un delito, que tienen un problema con sus vidas. Entonces hay unas actividades en la comunidad terapéutica, como los grupos de encuentro y los grupos de donde ellos hablan. Tienen que llegar a hablar de su histórico familiar, su histórico delictivo, su histórico de consumo… y en el histórico delictivo tienen que llegar a sentir que cometieron un error y ser capaces de pedir perdón, de perdonarse y hacer… digamos: restaurar”.

Terapeuta ocupacional, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

En efecto, la terapeuta exhibe paso a paso el trabajo de “restaurar” que desarrolla la institución a la que pertenece, comenzando por “abrir el corazón cerrado” de los ado-lescentes. Es lo mismo que pareciera clamar el fiscal cuyo texto antecedió, cuando dice entre frases cortadas: “los echamos, yo no hablo con él, yo lo veo solamente en la audiencia, yo… o sea, como que no importa la familia, no importa por qué llegó ahí, por qué llegó a de-linquir”. De articularse entre distintos actores el tema así expuesto, tal vez podrían lograr armonizar con lo indicado por algunos adolescentes y jóvenes, para quienes también es esencial abrir el corazón en este proceso:

“O sea que sí sale del corazón, porque allá de todos modos nadie lo tiene que obligar a uno a pedir disculpas ni perdón. Entonces es como más voluntario y si uno quiere pedir disculpas a la víctima, lo hace”.

Joven, 18 años. Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

“… la Justicia Reparativa (sic) como que… es más objetivo de cada persona, por-que igual hay muchas razones que tiene para uno pedir disculpas y para aceptar las disculpas; eso es, hay disculpas que se dan para apaciguar un colega y hay disculpas que se dan para aliviar las penas del corazón...”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

El corazón de quien ha cometido un delito parece que además de cerrarse, “enconchar-se” ante el acto, y “aliviarse” al poder hacerse parte de un proceso de Justicia Restaurati-va, en algunos casos muere, pero se trata de una muerte de la que puede revivirse y esa resucitación está en manos de quienes trabajan con el SRPA:

“… el muchacho también se murió internamente, porque mató a una persona, cuando la idea no era matar, sino ir a robar, más que todo por necesidad; cuando ya la señora escuchó la historia de vida de él, entonces cambió de parecer… y sirvió porque entendió que el muchacho también se murió en vida… Cuando la se-ñora escuchó el relato… pues le hicieron toda la preparación… el procedimiento, cuando ella escuchó, entendió; ahí hubo un verdadero caso de Justicia Restaura-tiva porque ella entendió, de algún modo sanó, perdonó, y el muchacho también, porque ella decía pues que… fue como un error de la inexperiencia”.

Experta, Entrevista. Chocó, julio de 2013

115

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Parece concluyente que la apertura de corazón es indispensable en el “cómo” de la Justicia Restaurativa, tanto para el fiscal como para la terapeuta, pero también para la víctima y para el adolescente. Interesante lección la que encontramos en los acápites precedentes. En el corazón abierto de un fiscal, se da la posibilidad del perdón en la audiencia en la que una víctima alecciona también con su corazón abierto a todos los participantes; solo con el corazón abierto de un adolescente la terapeuta ocupacional logra acompañarlo en los caminos del perdón, o que el Joven siente la necesidad de apropiarse de su proceso. Todo conduce, según otro adolescente, a “aliviar las penas del corazón”, que pareciera sufrir cuando está “enconchado”, y a revivir, según la descripción hecha por la profesional. Nótese que este regreso a la vida tiene como condición la comprensión de lo ocurrido: “entendió”, lo cual se destaca en el anterior recuadro y también en el siguiente, lo cual amerita dedicar un tiempo para la escucha. En el apar-tado 4.3.1 (¿la plata lo es todo?) se habla también de la necesaria apertura del corazón, coincidiendo con los planteamientos que acaban de señalarse, cuando el adolescente indica que las disculpas que presentó salieron del corazón y que ello lo hizo sentir “có-modo”. En las palabras de la madre a continuación, se evidencia el poder que tiene pedir perdón, en tanto el corazón “queda limpio”.

“¡Digo yo! Pero ¿nosotras, que somos las mamás, no los vamos a perdonar…? … ustedes pueden caer diez, veinte, cincuenta veces (mira a los adolescentes y jóvenes participantes) y todas las veces o por lo menos yo, desde aquí es a entenderlo, mi hijo es uno, porque, ¿sí?, pero entonces a mi hijo… si yo peleo, él va y me abraza, dice: mami, perdóneme; él me pide perdón y yo puedo tener la rabia que tenga más grande y yo al segundo estoy con él como si nada, ¿sí? … Y es de aquí (se toca el pecho), porque a mí me queda el corazón limpio cuando él me pide perdón, entonces si usted no se acerca a su mamá a pedirle perdón, a su papá no se acerca… entonces nosotros como mamás los vamos a perdonar y es como le digo, de aquí, yo lo digo por mí, no sé ustedes”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

No es en vano que la Corte Constitucional (citada en el Referente Conceptual) menciona entre los aspectos por tener en cuenta que la indemnización debe compensar tanto los daños materiales como los morales; y aclara que el daño moral “resulta principalmente de los efectos psíquicos que han sufrido los familiares”, cuya reparación debe ajustarse a los principios de equidad. En los relatos que anteceden se habla de “ella entendió”, “a mí me queda el corazón limpio”, como queriendo enseñar que la reparación se produjo en un plano cercano al corazón y que afloró el perdón a partir del acto desarrollado.

Apropiar un postulado como el que acaba de referirse implica comprender que los hu-manos no actuamos básicamente desde la razón; actuar con el corazón abierto para desarrollar un proceso de Justicia Restaurativa exige reconocer que, como se refiere en el capítulo de referentes conceptuales, a partir de lo enunciado por Humberto Ma-turana, es necesario restablecer el vínculo a partir de la emoción fundante de nuestra especie, esto es, desde el amor; desde el amor que conduce la aceptación del otro como otro legítimo en la convivencia con uno, y que conlleva la vida social, es decir, el resta-

116

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

blecimiento del vínculo; si el corazón está “enconchado” es inútil el intento; si la Justicia Restaurativa se emplea como una técnica en la que prevalece la razón pero la emoción queda inexplorada, es inútil igualmente. En consonancia con esto, en el siguiente apar-tado escuchamos cómo el joven adelantó un proceso de Justicia Restaurativa:

“M: Bueno, durante el tiempo en el que ustedes están en el programa, ¿cómo ha sido manejado eso del perdón, reflexión, reparación, cómo ha sido manejado eso? Manuel, cuéntanos tú.

Como… traté de cambiar las cosas, como que estar más tiempo con la familia, como los que verdaderamente lo quieren a uno y lo quieren ver bien”.

Joven, 18 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Se evidencia en el relato un proceso reflexivo que condujo al cambio del adolescente, en el que se identifica la búsqueda de apoyo y protección de la familia, “los que verda-deramente lo quieren a uno y lo quieren ver bien”, que en la voz del joven refieren amor, vínculo y cercanía por parte de quienes lo aman, como refiriendo que el cambio aludido apunta en dirección contraria de quienes no quieren que esté bien (y también en direc-ción contraria al corazón). En el apartado que sigue se ejemplifica el proceso de Justicia Restaurativa y cómo en consonancia con lo dicho se produce una relación que permite llegar a los abrazos, no solamente con la madre de familia ofendida, sino también con el agresor, lo cual, más allá de las emociones que pueda generarnos, representa la verda-dera reconciliación que difunde la Justicia Restaurativa:

“Me preguntabas del principio de oportunidad y aquí se aplica muy poco con todo lo que está y como debe ser, hemos llegado de pronto a la conclusión como que esto le genera un poco más trabajo a… pero pienso que debemos seguir traba-jando en esa parte; tengo recientemente un caso que… hubo un caso en el que la víctima… porque nosotros a veces nos olvidamos de la víctima… la víctima llegó preocupada porque sentía que su afectación no estaba siendo reparada… y el defensor de familia ICBF en esos días preparó, como quien dice tenía todo ese contenido bien preciso, durante la presentación de su informe que debe registrar, hizo una argumentación sobre la Justicia Restaurativa, habló de la reparación del daño y demás… y estaba la víctima ahí mismo con el victimario, al punto que fue tanta la sensibilización en cuanto a esa parte de la Justicia Restaurativa que ter-minaron, o sea el joven… sin que nadie le dijera, porque el defensor de Familia… pero salió como de manera espontánea y terminó el joven pidiéndole perdón a la señora y la señora abrazando al joven y entendiendo porque… como escuchó todo el informe que el defensor preparó y ahí se presenta todo lo que es la situación familiar del adolescente y se van a dar cuenta de por qué quizás actuó de esa manera, la señora dijo: ya yo no voy a seguir… porque acabo de entender que este muchacho también ha sido víctima… no es un proceso maduro, creo que hay que seguir trabajando muchísimo en eso”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Barranquilla, agosto de 2013

117

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Más cerca de la familia, más lejos del delito

Como se lee en la conversación anterior, la familia es esencial en la protección de los adolescentes (de cualquiera de sus miembros y de la sociedad); asertivamente los Linea-mientos para la inclusión y atención de familias la denominan “capital social del Estado”. Pareciera que el operador entiende con claridad meridiana el significado de este vínculo y a partir de ello ha elaborado su protocolo de intervención:

… trabajamos siempre para la restauración de la persona primero, que es el joven que atendemos. Entonces es la restauración de la persona como tal. Luego… en-tonces… de… esa restauración, que viene acompañada de asimilación del delito, del acto cometido, de la responsabilidad… de responsabilizarse de lo que cometió … Entonces ya luego de que se asume y ya la persona comienza a modificar actitudes y formas de vivir mediante lo que se le presenta en la institución como objetivos a lograr, entonces ya comienza también el cambio de pensamiento, el cambio de actitudes, la misma reparación y relación con su familia, porque muchas de las situaciones de los jóvenes también presentaron las dificultades en el interior de la familia, entonces hay reparación con la misma familia, hay encuentros signi-ficativos, solicitud de perdón, de disculpas, de querer hacer las cosas diferentes, de… de decir ‘yo por qué tuve que haberte hecho esto’; entonces con todo este contexto, ese ambiente de cambio y de avance”.

Educador, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

En el siguiente apartado se revela, en concordancia con el que acaba de verse, que efectivamente en algunos programas preventivos con adolescentes, Jóvenes y fami-lias, se cuenta con un protocolo de Justicia Restaurativa; y en este, nuevamente la familia es protagonista: influencia positiva o negativamente el curso del caso. Para el operador de este programa preventivo del delito, la familia del ofensor al igual que la del ofendido son muy importantes; pero refieren mayor dificultad para trabajar con esta última, “pero más dura es la familia de la víctima”, y la explicación parece estar dada en una cultura violenta en la que se han validado conversaciones como “hágale duro, no se deje…”. Habría que focalizar acciones del Estado que en cambio de esta cultura recuperaran conversaciones de perdón y convivencia, así como el valor de la familia para proteger y enseñar valores de armonía y respeto por la vida. El vínculo familiar parece ser aprovechado también por grupos delictivos organizados para “cobrar ven-ganza” por la ruptura de un vínculo, y en ciudades como Cali se refleja que están al tanto del tema para ofrecer dicho cobro a través de la pérdida de otra vida; cuando dice la educadora que el integrante de tal organización expresa: “eso no vale sino tanto”, se evidencia de parte de este un absoluto desprecio por la vida, la que apenas vale muy poco, notándose que el Estado ha perdido algunos espacios de validación de la familia “como capital social”, cediéndolo a los delincuentes, que al reconocer la importancia del apego y del vínculo, ofrecen segar una vida en momentos en que para alguien el dolor y quizás emociones de rabia o miedo y exclusión pueden constituirse en facilita-dores de su empresa:

118

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Nosotros, en el modelo de Justicia Restaurativa, trabajamos el triángulo de la Justicia Restaurativa, que es ofensor, víctima y comunidad. Sin eso no hay Justicia Restaurativa; lo más difícil es, como ustedes dicen, la relación con la víctima. ¿Por qué? Por varias razones: primero, la familia del ofensor; nosotros al principio nos gastamos hasta dos años, hasta que conocíamos la familia del ofensor del joven. La comunidad agrede a la familia de los jóvenes que hacen daño; pero más dura es la familia de la víctima, porque la familia de la víctima le dice: hágale duro, no se deje y hoy en día descubrí en este año que hay una industria que cuando hay un delito… por ejemplo hace un mes mataron a un muchacho hermano de un joven a quien nosotros acompañamos y después del funeral y toda la cuestión me cuenta el joven, le tocó irse de allá: llegó un señor, otro joven y le… ustedes están muy mal, dijo: muy terrible lo que le pasó, no sé qué, aquí estamos a la orden, ¿cómo quieren que reparemos y no sé qué? Eso no vale sino tanto”.

Educadora, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Pareciera importante destacar que en el departamento de Antioquia el proceso de apropiación de la Justicia Restaurativa además ha incorporado distintos actores entre los que se destaca la Gobernación. Se constituye en una experiencia digna de resaltar y de ser apropiada por otras regiones, como se evidencia que ya se dan pasos también en Cali:

“… a nivel de Antioquia, la verdad aquí tenemos un proyecto; estamos iniciando la segunda fase… quien se unió inicialmente al proyecto fue la Gobernación de Antioquia, y la Gobernación, pues digamos que de alguna manera, quiso que arrancáramos el proyecto piloto no por Medellín, sino por otra zona de Antioquia, y lo estamos desarrollando en… Estamos cubriendo 4 circuitos judiciales que son: Rionegro, Marinilla, Remedios y Santuario, con 20 municipios, y allí ya vamos avanzados. Por ello, la doctora está en el circuito judicial de Medellín y aquí toda-vía… aunque hemos tenido algunos acercamientos con los Fiscales Seccionales, las cabezas de las Fiscalías y algunas autoridades; porque la intención es poderlo ir extendiendo, pero toca ir lentamente, en este momento…”.

Trabajadora Social, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013

Se observa que se trata de un proyecto serio, riguroso, que marcha lentamente pero con seguridad y, lo que es más importante, cuenta con intenciones y recursos de varios corresponsables del SRPA.

La familia, como ha quedado dicho por los expertos y también por los adolescentes y jóvenes –conocedores del tema– (y como lamentablemente también lo saben los crimi-nales), es esencial en un proceso de cambio y para los procesos de Justicia Restaurativa evidentemente es columna vertebral. Al igual que la adolescente que habla a continua-ción, recurrir al vínculo afectivo es una tabla de salvación frente al delito.

119

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“(M): ¿Y entonces eso te hizo tomar conciencia?

Mi mamá y mi hermanito (frase dicha con expresión dulce y segura)

(M): ¿Cómo es eso?

Pues sí, porque son más… la compañía y el apoyo que me han brindado”

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

Cerca de la familia y con el corazón abierto es como pueden hacerse afirmaciones como la que sigue:

“… entonces él me dice: mamá, yo paso por ese puente, mam… y si yo llego a encontrarme nuevamente con ese señor (se refiere a la víctima del delito), yo quiero que él vea la persona que soy ahora, yo quiero que él conozca lo que he hecho en El Centro (refiriéndose a un proceso realizado en un programa del ICBF) después de que yo cometí un delito con él”.

Madre de Familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

En igual sentido, el experto que habla en el siguiente recuadro sugiere “atraer al joven”, como refiriéndose a la necesidad de estar cerca de él. Podríamos aventurarnos en men-cionar que estar lejos de los adolescentes y de los jóvenes es un principio de riesgo para las familias, para el Estado y para la sociedad en general; en contrario, acercarse en una relación vincular amorosa y promover el vínculo familiar es facilitador. Como se señala en el referente conceptual de este escrito citando al doctor Edgar Morín: “la familia es a la vez, el lugar de la religazón y del aprendizaje de la individualización y de la singularidad. En familia se aprende a ser un individuo y un miembro de un grupo y una sociedad…”.

“…atraer al joven ¿verdad?, los jóvenes continúan en ese programa… o sea, ex-presan como su deseo de capacitarse como mediadores, por así decirlo… o es solo en torno a las jornadas, pues a ver… los jóvenes están en el programa y están en el ámbito escolar ¿qué estamos haciendo en este momento? Capturando esta población que ya después del colegio sale, para que queden involucrados en una red, porque sí sentimos que es muy importante la participación de ellos ya fuera del espacio escolar”.

Experto, Entrevista a profundidad. Bogotá, septiembre de 2013

Atraer al adolescente o al Joven es introducirse en profundidades mayores (los vínculos y las emociones) para que emerja el individuo, en cuyo proceso la intervención terapéu-tica es un buen conductor. En las palabras de la profesional que habla en el siguiente apartado, pareciera leerse en el metalenguaje una seguridad de su parte en el sentido de que el verdadero adolescente o Joven que está detrás de un delito emerge cuando se realiza una intervención terapéutica y que lo que emerge es “el individuo”, como señalando que es un ser humano con virtudes y defectos que ella sabe validar, pero no

120

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

solo un delincuente; se evidencia también una comprensión de su parte respecto de quién cometió el delito, gracias al reconocimiento de una vida dura que al parecer es de lo que está conformado el “enconchamiento” del corazón, del que ya se habló.

“… una estrategia es conocer la historia, conocer la historia de vida de esos pela-dos y de sus familias; es más que hacer una hoja de inscripción o una hoja de vida, es hacer una intervención terapéutica, ¡ustedes no saben lo que se descubre ahí! y ahí aparece el individuo…”.

Educadora, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Podría concluirse que encontramos una riqueza extraordinaria de experiencias, suge-rencias, reflexiones –entre otras–, que nos han dado los participantes en este trabajo, que se constituyen en pistas acerca de los “cómo” de la Justicia Restaurativa:

En principio es importante mencionar que en consideración a que entre operadores directos del SRPA y por parte de ONG se vienen adelantando acciones sostenibles y exitosas en algunos casos, valdría la pena retomarlas, apoyarlas, desarrollarlas y apro-piarlas.

El acompañamiento, las oportunidades, la inclusión, el ejercicio terapéutico, la participa-ción de la comunidad, la aceptación de adolescentes y jóvenes que delinquen, familias, poblaciones en riesgo de delinquir y también de las víctimas de estos, son esenciales como preceptos que deben regir el trabajo con ellos a la hora de realizar acciones de intervención. Ello requiere la incorporación de recursos al SRPA con operadores directos en cuanto a las sanciones y medidas, y operadores que anteceden el cumplimiento de la sanción o la medida (fiscales, jueces, defensorías de familia y públicas, policía, etc.), como también a instituciones de operadores y a organizaciones que desarrollan el tra-bajo, que permitan su articulación, el conocimiento del tema, su sensibilización, empa-tía y acogimiento y la respectiva especialización en la temática de todos sus integrantes.

El Estado y las familias deberán cerrar el camino a los delincuentes y alejar a estos de ni-ños, niñas, adolescentes y jóvenes. Esto significa que la acción del Estado representado en sus diferentes niveles y que la acción protectora de las familias deberán ser fortaleci-das, de forma que los espacios cedidos a las bandas criminales puedan reconquistarse. Implica fortalecer la prevención en lo local y también en el territorio y fortalecer una cultura que apropie la convivencia armónica y el desarrollo de los sujetos de derechos objeto de este trabajo, con la prioridad ordenada por la Constitución Nacional colom-biana, que incorpore la valoración del individuo y su desarrollo, las oportunidades y el acompañamiento en los procesos.

Abrir el corazón a los adolescentes, Jóvenes y sus familias es un acto que alivia las penas, restablece el equilibrio, restaura. Esta apertura es válida también para los profesionales que trabajan en el SRPA en cumplimiento de la sanción o medida, así como también lo es para las universidades que al parecer en la formación de profesionales no dan aún el peso y el sentido que amerita el tema para el país.

121

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

4.3.3. ¿A quiénes se restaura?

En este apartado encontramos aportes que dan forma y contenido al tema de la Justicia Restaurativa con relación al “a quién”. En el siguiente acápite, en lo dicho por el Defen-sor de Familia se plantea una discusión que además de incluir al adolescente ofensor, involucra a la familia, a la sociedad, al ofendido; al hacerlo, reconoce que ni siquiera simbólicamente se realiza esta acción, a la vez que muestra que ha estudiado el tema y lamenta que aún no se incorpore en sus prácticas.

Aclaremos primero…

“Yo quiero retomar el tema de la Justicia Restaurativa, para terminar en el tema del principio de oportunidad. Realmente… y estoy totalmente de acuerdo con el doctor (señala al Magistrado) que nosotros no estamos aplicándola en el Sistema de Responsabilidad Penal para adolescentes ¿por qué? Porque es que nosotros dentro de la Justicia Restaurativa tenemos que reparar un daño y el daño no es solo al niño, al adolescente, al ofensor, al infractor o como lo queramos llamar, sino también tiene que ser a la víctima y no solo tiene que ser a la víctima ni al infractor, sino tiene que ser a la sociedad; ese es el fin primordial de la Justicia Restaurativa y nos desviamos y hablamos de todo muy bonito y no lo hacemos, no lo hacemos ¡ni siquiera simbólicamente hacemos eso!”

Defensor de Familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Pareciera que la víctima es el actor más olvidado del proceso, al menos en lo que tiene que ver con el SRPA (porque como ya se dijo, las ONG y los operadores de los programas del Sistema o que trabajan en la prevención del riesgo, han adelantado ya un proceso en el que se evidencia que la víctima es reconocida como actor esencial). En el siguiente apartado encontramos una reflexión que indica que incluso definir a quiénes se consi-dera víctimas es indispensable para comenzar a hablar de Justicia Restaurativa:

… “porque hasta tanto… hasta tanto no se tenga como presente quién es víctima dentro del Sistema, cuándo se le da la calidad, o se le reconoce la calidad de víc-tima, ¿sí?, entonces no podemos pensar ni siquiera en una Justicia Restaurativa porque sería irnos al… sin saber a quién”

Procurador, Grupo de Discusión. Manizales, junio de 2013.

En la frase que antecede se encuentra coincidencia con la confusión de la que se habló atrás. Igualmente, en el texto que sigue, el psicólogo señala el apoyo a la víctima con alguna claridad pero también con algo de inseguridad “apoyar a veces a la víctima o al victimario… mitigar un poquito…” evidenciando como ya se dijo, la necesidad de fortalecer el tema entre todos los actores del SRPA, pero fundamentalmente entre los que trabajan los casos hasta el momento de impartir sanción o medida. Lo que sí queda claro en su intervención es que la víctima es un actor al que se debe prestar especial atención.

122

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

La concepción que indica que la Justicia restaurativa puede “mitigar un poquito” qui-zás no sería suficiente, siendo importante comprender que la Justicia Restaurativa da para mucho más porque como se señala en el Referente conceptual en palabras del doctor Uprinmy la Justicia Restaurativa “se presenta como un modelo alternativo de enfrentamiento del crimen que, en lugar de fundarse en la idea tradicional de retribu-ción o castigo, parte de la importancia que tiene para la sociedad la reconciliación entre víctima y victimario” (subrayado nuestro). La apuesta del autor plantea el poder que guarda el tema en la reconciliación, conceptualización cercana a la finalidad protectora, pedagógica y restaurativa que promueve la Ley 1098 de 2006.

“Yo soy psicólogo, nosotros trabajamos con el tema de salud mental como bien lo referí ahorita y una de las formas en las que intentamos apoyar a veces a la víctima o al victimario, si lo queremos denominar de esa forma, es a través de apoyo tera-péutico ¿cierto? y esa es una forma también de restaurar también o de mitigar un poquito el daño que puede llegar a tener tanto la persona como bien usted lo dice, me parece importante que lo diga el diagnóstico, víctima, mirar en qué perspectiva, ¿cierto?, porque también el joven como tal puede ser víctima… sujeto… entonces eso no quita la responsabilidad a él obviamente pero terminó siendo víctima”.Psicólogo, Grupo Focal. Manizales junio de 2013

La designación del psicólogo respecto de que la víctima es un actor importante dentro de un proceso de Responsabilidad Penal, es compartida, como se mencionó en 4.3.2 (más cerca de la familia, más lejos del delito), por un educador quien también aclara que el adolescente y el Joven logran hacerse responsables cuando se genera este proceso de restauración. Al señalarlo así, indica que la responsabilidad asumida por estos es lo que da lugar al restablecimiento del vínculo quebrantado por el acto delictivo. En efec-to, se trata de una reflexión importante que además de considerar a la víctima como actor esencial en un proceso de Justicia Restaurativa, considera al “joven” como tal. Tema importante si se tiene en cuenta que en el Sistema se trabaja principalmente con población de adolescentes (interés superior) y que en la casi totalidad, sus derechos vul-nerados los constituyen en víctimas, erigiéndose su doble carácter: víctima/victimario.

Como ya se indicó, la reflexión y la toma de conciencia son necesarias para que surja la reconciliación. En los dos apartados siguientes, se evidencian este proceso reflexivo y la toma de conciencia que permite hacerse responsable, en palabras de adolescentes, quie-nes introducen en calidad de víctima a su propia familia, evidenciándose la restauración del vínculo y afirmando una vez más la importancia de esta red en los procesos en comento:

“(Titubea) Pues yo no sé. yo no… yo en ese momento no… pensando yo más que todo, he tomado conciencia más es por, como todo lo que es de mi familia, todo lo que ha pasado en mi familia por lo que hice y todo ese daño que le hice a mi familia, entonces me ha hecho como tomar… conciencia… Claro, porque ellos son más que todo… pues para mí, han sufrido mucho por lo que yo hice y todo el tiempo que estuve allá. Entonces… ¿sí me entiende?”.Joven, 18 años, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

123

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“Sí… le he pedido disculpas a mi mamá. Pues ella no tiene la culpa, ¿no? La culpa la tuve yo”.

Joven, 19 años, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013

“¡Ay, Dios mío!”

Encontramos, pues, entre los actores más importantes identificados en respuesta a la pregunta ¿a quiénes se restaura? A la familia, al adolescente ofensor y a la víctima de su ofensa; la comunidad apenas aparece periféricamente, como significando quizás a que aún no se la ha incorporado como actor importante, en las conversaciones circulantes. Quizás el tema obedezca a la confusión de la que hemos hablado; esto sugiere la im-portancia de estudiar el asunto con los actores del SRPA, brindarles la formación que requieren, y de reiterar que un buen recurso frente a este reto podría ser el acercamien-to a operadores y expertos que trabajan en la prevención de la delincuencia juvenil y en la intervención a adolescentes, jóvenes y familias del propio Sistema aludido, ya que en algunos procesos se identifican avances importantes. Es indispensable recordar lo men-cionado en el Referente Conceptual en el sentido de que “la misma comunidad puede utilizarlas en un ámbito restaurativo”; la comunidad es actor esencial como premisa para la inclusión y el restablecimiento del vínculo, ya que la fractura generada por la comisión del delito se produce en el vínculo y como afirmamos también en el referente conceptual, los humanos somos seres sociales y quienes nos rodean en la proximidad son imprescindibles en la vida de cualquier individuo. Así queda referido en palabras de un adolescente:

“Pero gracias a Dios todo es como un proceso y una aceptación; si usted acepta lo que hizo y afrenta (sic) a la misma comunidad ¡porque a uno lo rechaza la comunidad! ¡ay, Dios mío! Mató, asesinó, agredió a su padre, pero no ve por qué lo agredí o por qué lo maltraté”.

Adolescente, 14 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

El adolescente al imaginarse enfrentando a la comunidad, manifiesta, al parecer ante tan dura realidad, el deseo de contar con la compañía de Dios. En el siguiente recuadro el experto indica la fuerza que puede llegar a tener esta, si no se involucra en el proceso con un criterio profesional como parte importante:

“…Por lo menos hace poco pues… un chico que había asesinado a otro…el Juez dictó que no, no era pues… digamos que por la historia que tenía, no, no debía estar en un Centro… Cerrado, sino que iba a tener una… eh… Libertad Asistida, que era que le iban a visitar. Y entonces obviamente el muchacho volvió al barrio ¿sí? Él está…. digamos ha cambiado ¿sí? porque está mayormente controlado... ¡Es muy juicioso! pero la comunidad siente que es un delito que quedó… impune… ¿por qué? No se hizo partícipe… y entonces el muchacho sale y eso es… agacha-do y… entonces uno dice…”.

Experto Entrevista a Profundidad. Sibaté, mayo de 2013

124

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

En las palabras del experto pareciera poder leerse la comprensión frente al hecho de la sanción impartida por la Autoridad, pero también se evidencia que el importante paso dado al considerar aspectos del adolescente como su historia y antecedentes, y no centrarse en el mero delito, no incorpora, sin embargo, el tema contextual que tiene que ver con una sanción distinta de la suya que es la sanción social. De manera que no es que el camino para desarrollar un protocolo de Justicia Restaurativa ya esté allanado; el protocolo demanda unos recursos y una seriedad enormes, objetivos ambiciosos y recursos importantes, porque no se trata solo de una actividad que ocurre paredes adentro en los Centros de Justicia ya que más allá de ello el adolescente que cometió el acto delictivo necesita ayuda para poder enfrentarse a su entorno, y la comunidad por su parte requiere ser tenida en cuenta. Recuérdese que citando a la dra. Diana Brito, en el Referente Conceptual se menciona la conocida como “justicia comunitaria”, se-ñalando que es la que abre las puertas al adolescente que ha cometido una infracción. Justamente, en el siguiente acápite otro experto refiere la importancia del colectivo en procesos como este, al narrar cómo es su práctica institucional:

“… pero la Justicia Restaurativa tiene también que obedecer a unos elementos internos y tenemos… que le permitan generar esa aproximación de poder reparar ese daño a la víctima o al ofendido, porque ya no debe ser la víctima sino el ofen-dido. Si estamos hablando de Justicia Reparativa y Restaurativa es ofendido, no hay víctima. Para implementar una justicia de ese nivel, se necesita comprender el colectivo como una fuerza virtual del ciudadano. Si seguimos con esta noción del individualismo, no lo vamos a lograr, porque uno de los elementos básicos de esa justicia debe ser que la comunidad misma también actúe como soporte; y no existe, nosotros como colectivo no estamos muy bien consolidados todavía, nos falta fuerza para reconocernos como comunidad”.

Experto, Entrevista a profundidad. Bogotá, septiembre de 2013

4.3.4. ¿Para qué se restaura?

En concordancia con lo que se menciona en lo que antecede, el adolescente es consi-derado en este escrito como actor vital de un proceso de Justicia Restaurativa, no solo porque él necesite reparar sino porque en la mayoría de los casos, como se mostró en el apartado de Protección Integral, sus derechos han sido vulnerados de distintas formas y en diferentes momentos de su vida, pese a ser el interés superior de la sociedad. Es previsible considerar que su corazón se “enconcha” no solo como consecuencia de su acto delictivo, sino además por circunstancias que han rodeado su vida tanto en lo con-textual evidente (el medio, la inseguridad, la falta de oportunidades), como también en su vínculo afectivo con la red más cercana y con la sociedad.

125

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“Con el mundo encima”

“(M): Si a ti te pidieran perdón por eso, por haberte pateado, por… por no haberte defendido cuando te estaban agrediendo… ¿sí? ¿Cómo te sentirías?Yo sentiría el rencor aparte porque es que... uno haber sentido eso es maluco (voz entrecortada, denota tristeza y enojo)”.

Adolescente, 15 años, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

En el párrafo que precede así como en el siguiente, se logra leer en el metalenguaje que en algún modo, los adolescentes y jóvenes del SRPA conocen sus derechos, mos-trándose allí un avance democrático del país; no obstante, pareciera que en la práctica se presentan eventos o relaciones que les resienten y les hacen pensar que a veces están olvidados por parte de los adultos que hacen parte del Sistema. El adolescente que habla en el anterior apartado afirma que si recibiera un pedido de perdón por ha-ber sido golpeado por la víctima durante el acto delictivo del que fue protagonista, el rencor quedaría atrás. Esto sugiere la importancia de incluir en los protocolos que se adopten para el Sistema, un procedimiento en tal sentido, ya que reviste prioridad que los adolescentes y jóvenes que cometen delitos puedan dejar “el rencor aparte”. Vale la pena anotar que en el contexto del Grupo Focal en mención, este adolescente refiere que el hecho aludido ocurrió en presencia de la autoridad Policial sin que se hubiera intervenido para protegerlo, circunstancia que nos conduce a referir lo anotado por la Procuraduría General de la Nación en cuanto reconoce que en algunas ocasiones: “no se respetan las mínimas del debido proceso, como la presunción de inocencia, presunción de la minoría de edad, derecho a la defensa…”118. En la acción del ofendido de “patear” al adolescente ante la mirada de la autoridad, se evidencian imaginarios que llevan a cobrar justicia por propia mano, lo cual en un país democrático está descartado. La con-secuencia es que genera resentimiento y falta de respeto por la institucionalidad.

“La ley también tiene derechos hacia al infractor. Porque… digamos que uno ha sido infractor y, sí, uno ha cometido un error; pero tampoco es el hecho para que todo el mundo se le venga encima”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Cali, junio de 2013

En el mismo sentido de lo dicho, un adolescente en actitud reflexiva considera que debe ser tenido en cuenta aunque haya cometido un “error”, lo que no es obstáculo para pen-sar en disculparse con su víctima. En una relación sistémica dentro del SRPA, resulta de interés pensar acerca de lo planteado atrás en el sentido de que el adolescente también sea considerado como víctima y que frente a él proceda igualmente la propuesta filo-sófica que soporta la Justicia Restaurativa en la que se destaca la reconciliación; tal con-sideración podría reforzar o llevar a interiorizar el carácter de prioridad que representa para la sociedad esta franja poblacional y hacerla efectiva, comoquiera que tal como anuncia el precitado documento de la Procuraduría, los adolescentes se encuentran “en

118 Hoyos Castañeda, Ilva Myriam, Palacio, Marisol y otros: Informe de Vigilancia Superior al SRPA, Procuraduría General de la Nación, 2012.

126

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

proceso de formación psicosocial”, razón de más para optar por acciones formativas de parte de las autoridades y de la sociedad en general.

“… Igualmente yo cometí un error, ella también, entonces ¿no?, una disculpa a mí me ayuda… cada uno, digamos, uno comete un error sin pensar, hace las cosas sin pensar, ya después de que las hace uno, ya paila… pero no, o sea, si ella me pidiera disculpas por lo que me dijo, pues mejor, pero yo sí le pediría disculpas a la señora”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Pensarlo me protege

Entre las ganancias más importantes que reporta la Justicia Restaurativa, está el frenar la posibilidad de que un adolescente continúe en el ciclo delictivo en el que algunas veces queda atrapado. Encontramos aquí una de las respuestas acerca de la pregunta relacionada con cómo evitar la reincidencia de adolescentes infractores, lo cual hemos denominado Prevención Terciaria:

“… que el hecho no vuelva a suceder, entonces parte de lo restaurativo también es que no se vuelva una conducta repetitiva ¿cierto?, entonces, ese apoyo y método de qué estrategias va a necesitar para favorecer que eso no vuelva a suceder …”.

Psicólogo, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013

En el mismo sentido de lo dicho por el psicólogo, el Servidor Público que habla a con-tinuación hace un balance de las ganancias que ha reportado en un grupo de jóvenes, la aplicación de conceptos de la Justicia Restaurativa; al hacerlo incorpora como ya se mencionó atrás, los beneficios que puede generar una intervención terapéutica en las personas agredidas y también para la población en riesgo de delinquir:

Se necesitaría hacerle una terapia a la persona agredida, porque no es fácil perdo-nar cuando uno se siente agredido, cómo puedo yo… de pronto uno ya escucha, yo lo digo porque nosotros tenemos un proyecto en la Secretaría que se llama Colectivo Viento, que los invitó a volar y esos muchachos que se han recuperado… ya ellos hoy en día dicen que ellos perdonan y que ellos quieren salir adelante, pero en principio el odio… y eso genera venganza… ¡por eso son las venganzas!

Servidora pública distrital, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

En lo expresado por la servidora pública, se evidencia confianza en el programa desa-rrollado, en tanto el perdón ha logrado que renazcan las ganas de “salir adelante” y ha hecho que se abandone la sed de “venganza”. Sus palabras parecen insinuar que basta un pequeño esfuerzo para obtener una importante respuesta de parte de los jóvenes. Así lo afirma el joven cuyo texto se muestra seguidamente:

127

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“… ¡Sí sirve!, porque uno ya lo piensa dos veces para volver a hacerlo”.

Joven, 18 años. Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013

Si el acto delictivo se acompaña de “no saber pensar”, una herramienta de autopro-tección y afrontamiento frente a este, es el pensamiento, del que hace parte el hecho reflexivo de presentar disculpas:

“Sí. Y pues ya pidiéndole disculpas, de que fue un momento de… no saber pensar, sino de actuar para pensar y no pensar para actuar … o sea, gracias a él, yo tuve un cambio en lo personal total … Algo así…”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Aquí conviene referirse al planteamiento del biólogo Maturana cuando señala que los humanos nos movemos básicamente por las emociones que gatillan acciones, para ilustrar que al parecer en el acto de reflexionar y de pedir perdón, se logra trocar una emoción de exclusión que permite violentar a otro, por una que valide al otro como otro legítimo (en este caso la víctima del adolescente), y al hacerlo poder detenerse a pensar “dos veces”. Dice el autor que la reflexión se orienta a la posibilidad de convivir en relaciones de inclusión y responsabilidad, como “hacerse cargo de” y agrega que “la emoción gatilla el vivir en conversaciones…”119. Es evidente que cuando en los relatos se muestra la consideración acerca de pedir perdón, los adolescentes y jóvenes están situados en una emoción en que lo que se privilegia es pensarlo dos veces y hacerse cargo de su conducta. Es así como pueden sentir la tranquilidad y darse la posibilidad de “pensar más las cosas antes de actuar”:

“De pedir perdón, pues… uno se siente como más tranquilo, no siente como ese cargo de conciencia por lo que se cometió… Es importante porque uno va a pensar más las cosas antes de actuar”.

Joven, 19 años, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013

Derrotar el miedo

En el siguiente apartado parece afirmarse lo dicho por el doctor Maturana, en coin-cidencia con las reflexiones que surgieron de los dos apartados precedentes cuando quienes hablaron mostraron de manera clara que el proceso toca los sentimientos y se constituye en un proceso, como lo señalaba un adolescente citado en 4.3.3 (“aclaremos primero”) al enfatizar en el miedo que como describía otro, “ay, Dios mío!” sentía al pen-sar en enfrentar a la comunidad:

119 Maturana, Humberto. Op. cit. (2002)

128

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Pues yo pienso que …que una de las cosas es aceptar las cosas y pues de hecho uno llega al programa y uno siente el miedo, el rechazo, de volver a salir a encon-trarse con una sociedad y como que “¡uy, no!, ese hizo algo”, o sea, el miedo, ese era mi temor antes de salir, porque yo decía, o sea yo di todo de mi parte pero no sé cómo me vaya a encontrar en una sociedad, pues porque fueron varios meses que uno estuvo apartado de su familia, de una sociedad, una comunidad y pues yo salgo y pues mucha gente queda asombrada, pues porque ¡es cambiar el mundo! En sí es como, o sea todo mundo dice o pues le dicen a uno y uno mismo sabe que sí es así: usted como es de juicioso, es otra persona, usted sí es… entonces muchas personas tienen la fe…”.

Joven, 18 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

El miedo está presente de nuevo, como emoción que unida al rechazo por la sociedad se interpone de manera fuerte entre la vida de adolescente o el Joven que ha cometido un delito, y su reconciliación con las redes vinculares y la sociedad. El mismo joven en el apartado que precede, parece asombrado de su propio cambio y se evidencia en franco proceso de desarrollo que le permite hoy ser motivo de admiración para quienes le rodean, en cuyas relaciones parece que el miedo ya no hace parte de su cotidianidad. Así que se restaura para restablecer el vínculo, para ganarle la batalla al miedo, para reflexionar y reconciliarse con los otros sintiéndose una persona con lugar en la vida: digna de admiración, para hacerse cargo y responsable de sus actos, para pensar antes de actuar, para dejar atrás las venganzas, volar y no volver a delinquir. Ello, en conso-nancia con el tema precitado, en la voz de lo dicho por el adolescente, parece ser que requiere incorporar y atravesar por un “sentimiento de culpa”:

“Si no hay sentimiento de culpa, no hay reparación del daño, porque hay personas que no les importa si hacen daño”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013

Con la alegría en alto

En la voz de otro participante en este trabajo, se hace necesario presentar disculpas para “subir la alegría”, que en el contexto de lo dicho por él es como volver a vivir:

“No, pues no es que me animó sino que… lo que pasa es que me sentía SOLO (enfatiza) en ese encierro, pasando tantas cosas. Me tocó hablar con mi mamá, pedirle disculpas, perdón… pues, en ese momento pues… se me sube la alegría (sonríe), pues… al escuchar la voz de mi mamá”.

Joven, 19 años, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013

129

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

4.3.5. ¿Quién restaura?

En este apartado analizamos y discutimos algunos fragmentos de las conversaciones desarrolladas en distintas regiones, relacionadas con la pregunta acerca de quién desa-rrolla procesos de Justicia Restaurativa.

Eso le toca a…

Coincidiendo con lo planteado en 4.3.1 y en 4.3.2, la Justicia Restaurativa en la práctica del SRPA parece ser un tema que se encuentra un tanto a la deriva en el sentido de no estar claro a quién corresponde su impulso. No obstante al confundírselo, como ya se mostró con el de Restablecimiento de Derechos, resulta fácil identificarlo con el ICBF, situación que una vez más hace sentir a esta Institución señalada y recargada y que por supuesto mantiene la confusión, ya que realmente la Justicia Restaurativa dentro del SRPA es un asunto que tiene que ver con todos los actores, si bien cada uno tiene distintos roles dentro del mismo:

“… se le delegó casi todo en su carga a… mire lo que dice la doctora de la Fiscalía, ‘es que es Bienestar Familiar el que se encarga’ pero observo… ¿por qué? Porque me ha tocado atender casos de niños, de adolescentes que ingresan dentro del mismo proceso y la Fiscalía –con perdón suyo, doctora– (se dirige a la Fiscal) vuelve y juega, todo va direccionado hacia el castigo ¿sí? Vamos es a sancionar y vamos es a castigar y punto y, dentro del camino del proceso, no hay como esa importancia y ese reconocer de que tanto esa víctima como ese victimario deben ser reconocidos más que de una sanción o un delito, deben ser reconocidos como seres humanos que están en unos errores, que necesitan una ayuda, que nece-sitan una orientación, que están haciendo un llamamiento precisamente a estas instituciones, para que volteemos las miradas no solamente desde el castigo, sino desde el restaurar, ¿sí?”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

Pareciera que tampoco se comprende que el tema de Restablecimiento de Derechos si bien es impulsado por la Defensoría de Familia, no es de su exclusiva responsabilidad; al hacerlo, se olvida de que nos encontramos ante otro Sistema que al parecer tampoco opera como tal:

“Hace tres años la Secretaría de Recreación y Deporte, cuando abrió por primera vez un presupuesto para los adolescentes que infringen la ley, que eran del Siste-ma y que enviábamos… de garantías, empezaron a practicar cuatro deportes que eran: natación, voleibol, basquetbol y futbol ellos observaban que muchos de los chicos que había allí tenían mucha fuerza y mucho poder a nivel atlético, a nivel de atletismo, pues ¿sí?, obviamente el señor fue y convocaron a seis chicos… de los mejores… pero… y usted viera cómo los mismos entrenadores querían … eran emocionados… (con orgullo por los adolescentes)… parecían… ¡porque encontraban en ellos una fuerza atlética indiscutible!; ¿qué es lo que ha pasado con muchos de nuestros deportistas? entonces …uno de ellos, hace poquito, me

130

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

enteré de que lo habían matado al poco tiempo… ¡claro, no hubo ese apoyo, ese acompañamiento, continuidad! ¿sí?, porque precisamente fue lo mismo y ahorita, mire, estos muchachos que estamos remitiendo a la Secretaría de Recreación y Deporte, ya les dijeron que para agosto, que para septiembre empezaba la eje-cución del proyecto ¿ah? Entonces mire que son cosas que uno empieza a darse cuenta de que es falta de oportunidades también y eso hace parte también de restaurarle a él su derecho a una vida digna ¿sí? … Entonces uno dice… mire el caso de una niña: no pudo seguir… porque les cierran… ¡y Usted viera a esa niña! Era el demonio de Tasmania, entró por 8 delitos al Sistema de Responsabilidad Penal, todo mundo se escondía, hasta la Fiscalía, ¡ay, no, no! … ¡Sáquela, sáquela rápido! Era una niña QUE NOS LLEGABA A DESTRUIR con las instalaciones de allá; y ahora está muy bien, era buenísima deportista pero como no hay continui-dad… pero porque se le abrió una oportunidad de producir”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

En el apartado que acaba de citarse se evidencia la fuerza de convicción y la fe que tiene el profesional al referirse a las fortalezas de los adolescentes del SRPA: “y usted viera… una fuerza atlética indiscutible”; expresa con un tinte de frustración e impotencia que esas fortalezas se desperdician, porque las instituciones compromisarias del Sistema en su respuesta a los programas no parecen considerar la prioridad de la población, no les dan continuidad y sostenibilidad a los procesos. Es así que es agosto de 2013 y aún no se cuenta con una respuesta efectiva de la entidad de recreación y deporte para los chicos. Con la misma fe, el psicólogo refiere un caso exitoso que no obstante tuvo que tocar varias puertas y probar en varios escenarios hasta poder quedar ubicada en un trabajo que le aporta esa estabilidad y esa confianza que ella necesitó para su desarrollo.

Una mirada a lo anterior pareciera conducirnos a concluir que en el caso de adolescen-tes que infringen la ley, el tema de Justicia Restaurativa va de la mano del de Restable-cimiento de Derechos. Indiscutiblemente la asignación de recursos especializados que algunas entidades del Sistema deben apropiar para una población tan especial, aparte de los que aporte el ICBF, está por concretar. En conferencia desarrollada por el profesor Manuel Enrique López “Prácticas de la Justicia Restaurativa: Una herramienta para ga-rantizar los derechos de la niñez y la adolescencia. Retos y perspectivas en Colombia”120, señala la necesidad de restablecer al ofensor los derechos vulnerados como un proceso alternativo al penal, refiriendo que se trata de un proceso pedagógico y que necesa-riamente debe conducir a la equidad. ¿Cómo puede hablarse de equidad, si a un ado-lescente que se han vulnerado los derechos y que a su vez vulneró los de otros, se le vincula a procesos discontinuos e inciertos, que pueden comenzar y ser interrumpidos? ¿Cómo puede un proceso tan delicado como es el que asumimos en este documento, someterse a la dependencia de decisiones burocráticas que no parecieran involucrar el carácter de especial de la población a la que nos referimos? ¿Cómo puede hablarse de una población prioritaria si no se dispone de los recursos suficientes, que como señala en su conferencia el autor deben ser “equipos interdisciplinarios”? O bien, ¿cómo puede

120 Cartagena, junio 8 de 2013.

131

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

posibilitarse “la reconstrucción de los patrones relacionales consigo mismo”121, si el ado-lescente o el Joven ofensor no encuentra que su recuperación es tratada con prioridad por parte de los agentes de intervención del SRPA? Las respuestas a estas preguntas sugieren que la “restauración” por parte de los adolescentes y jóvenes y de otros actores del SRPA aún tiene un camino por andar.

Pareciera que el Juez que habla a continuación se hace reflexiones similares a las que surgen en este equipo de trabajo, al manifestar con un dejo de insatisfacción “la falta de voluntad política del Estado”, representada en carencia de una buena inversión, recursos humanos suficientes, capacitación que conjugue teoría y práctica y articulación entre los distintos actores del programa:

“A ver… pues en estas situaciones a veces es como engorroso hablar descarnada-mente de lo que sucede, empezando… falta de voluntad política del Estado, por-que esa voluntad política lleva una inversión. Desafortunadamente, las entidades que están alrededor del Sistema Penal, del Sistema Penal de adolescentes, no hacen una inversión verdadera en cuanto al material humano… ¿Sí? Vemos que para llevar a cabo esos programas se necesita suficiente personal con capacidad. No quiere decir que los que están no la tengan, pero no es suficiente. Miremos que empezando por la Fiscalía, ahí son dos fiscales que tienen un cúmulo de trabajo. Ellos no son suficientes y si se pusiera a rodar este… Sistema de Justicia Restaurativa, no sería suficiente. De igual manera… la Defensoría de Pueblo no presta su concurso para esta situación; es más, que ni siquiera… Ahora, por parte de la Rama, pues sí falta es capacitación… porque ¿sí? en los textos traen las definiciones y la manera de cómo se lleva a cabo, pero falta es entrar a la práctica, porque de la teoría a la práctica hay mucha distancia”.

Juez, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013

En lo atinente a la falta de voluntad política y otros aspectos mejorables citados por el Juez, tenemos también que no todos sus colegas manifiestan la misma apertura y sensibilidad en el sentido de comprender el tema de adolescentes que delinquen o que están en riesgo, y el valor que implica su cuidado y protección para un país democrático, pero de manera especial la importancia que tienen en un proceso de Justicia Restaurati-va en el que son actores esenciales que deben reparar un daño causado. En el siguiente apartado encontramos, además, que uno de los programas que debería tener prioridad porque implica asegurar la concurrencia de las familias como corresponsables en un proceso del SRPA, tiene poca incidencia:

“yo creo que hay que generar una mayor sensibilización con el tema judicial con los jueces; por ejemplo la Juez… ella es implacable en sus decisiones y revoca, así mejor dicho el muchacho ya esté trabajando, ya tenga familia, ya… esté más estable, ¡revoca!. Y eso depende del informe ¿sí? La revocatoria pues tristemente

121 Álvarez Correa, Miguel; Mendoza, Víctor; Rodríguez, Marcela; Parra, Sandra; Corzo, Lino: Semillas de Cristal: Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes Ley 1098/2006 alcances y diagnóstico. Colombia: Instituto de Estudios del Ministerio Público, 2008.

132

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

se da porque ellos no cumplen. Eso es claro, no cumplen pero tampoco se les da otra opción, sino que es ya coger al muchacho y llevarlo al medio cerrado, así ya tenga… relativamente pues no es que uno diga: uhh… esos proyectos de vida absolutamente claros y definidos, pero se va encaminando y …es que el muchacho necesita trabajar y es que… Como para ir a Libertad Asistida es… es …desplazamiento de dos horas y que el transporte… y pasa lo mismo con los de prestación de servicios a la comunidad… poco… muy poco se…”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Soacha, mayo de 2013

Merece una mirada detenida el párrafo que antecede y focalizarse en el tema de san-ciones como la amonestación, las reglas de conducta, la prestación de servicios sociales a la comunidad y la libertad asistida, no porque no se apliquen (de hecho, como ya se anotó, hay que reconocer la confianza en estas de parte de la mayoría de los Jueces:122), sino porque los recursos parecen no ser suficientes y porque no se ofrecen a los ado-lescentes y familias todas las posibilidades (“Es claro que no cumplen pero tampoco se les da otra opción”) para que acaten la orden. En la mayoría de regiones, el desarrollo de estas medidas con su carácter de especialización es apenas incipiente y en otras los desplazamientos de los adolescentes y jóvenes demandan horas de ruta, que les ponen en riesgo o que no pueden cubrir los costos de transporte, por lo cual abandonan el pro-grama, con consecuencias como la precitada. Es perentorio emprender un propósito hacia el fortalecimiento de este tipo de sanciones, entendiendo por ello el incremento en su número, pero fundamental y básicamente la ampliación en los recursos, su priori-zación y la calidad representada en mayor esfuerzo institucional y más posibilidades de los programas, de forma que efectivamente logren mantener a todos los adolescentes y jóvenes dentro de estos. Al respecto es muy oportuno tener en cuenta que: “Las ex-periencias internacionales revelan que un amplio y moderno catálogo de sanciones no privativas de la libertad, tal como libertad vigilada es lo que rinde mayores frutos para la reintegración del adolescente, la prevención de la delincuencia y el bienestar social. En países como Italia, en la –Permanencia en Casa– (incita a la familia para que asuma el rol principal como actor en el cuidado y desarrollo social del adolescente, bajo la supervi-sión del Ministerio Público, Decreto 272/89, artículos 20 y 21, el artículo 36 también tiene una nota aclaratoria que asimila la Libertad vigilada a la de Permanenza) como sanción igualitaria a la de Libertad Vigilada, los adultos responsables del adolescentes asumen su custodia, esto sin afectar las actividades académicas o laborales en las que había ve-nido desarrollando (…) En Chile, sucede algo similar, donde el adolescente está sujeto al control de un delegado del Estado conforme a un plan de desarrollo personal”123.

Como puede observarse, tiene graves consecuencias sobre la vida del adolescente y de la Sociedad el no prever recursos como los señalados por la experta, especialmente

122 Conforme al informe fases I-VI presentado por la Rama Judicial del Poder Público –Consejo Superior de la Judicatura-Sala Administrativa– entre 2007 y 2011, estas sanciones ocuparon un 69% del total de las impartidas.

123 Álvarez Correa, Miguel; Mendoza, Víctor; Rodríguez, Marcela; Parra, Sandra; Corzo, Lino: Semillas de Cristal: Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes Ley 1098/2006 alcances y diagnóstico. Colombia: Instituto de Estudios del Ministerio Público, 2008.

133

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

porque en el caso particular se nota el esfuerzo del adolescente y su familia en otros aspectos de su vida: “se va encaminando” pues en efecto en el caso, si el adolescente no cumple con una sanción para la que no se le brindan las posibilidades de despla-zamiento, recibe un castigo mayor (la privación de la libertad), como si fuera su única responsabilidad y como si el Estado pudiera escapar de la que le asiste.

Finalmente, una vez más se destaca que aunque en el proceso del SRPA que se desarro-lla desde la aprehensión y la noticia criminal hasta la imposición de sanción o medida hay mucho trecho por recorrer tanto en el fortalecimiento de la justicia restaurativa como en el fortalecimiento de las sanciones más blandas y de la acción preventiva, en-tre operadores del Sistema y fuera de él en proyectos preventivos privados, se avanza con decisión y confianza aunque también con pocos recursos. Queda claro una vez más que el tema de la justicia restaurativa no atañe en forma exclusiva al Sistema referido, sino que es indispensable su abordaje en la cultura del país, en lo local, en lo cotidiano:

“… entonces ahí como que se dieron las cosas y me presenté a la universidad y la universidad entró con nosotros, y entramos a aplicar justicia restaurativa sin conocer y sin haberla aplicado, pero apoyados, con la universidad. Se hizo una in-vestigación. La universidad convocó un grupo de profesionales: había psicólogos, abogados, trabajadores sociales, alumnos y profesionales de Ciencia Políticas y nos sentamos con ellos a estudiar y nos gastamos 4, 5 años ahí.”.

Educadora, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013

4.4. Inclusión“Saberse incluido es saberse amado y ello implica la legitimación de cada sujeto social

como parte de, con una identidad y una responsabilidad social que se deriva de la misma inclusión de la que es sujeto”

Humberto Maturana Romesín

En el referente conceptual se hizo alusión reiterada al concepto de inclusión, restando aquí señalar que en este apartado incluiremos información relacionada con el reconoci-miento, la pertenencia, la identidad. Se incluye también el sentirse cómodo, ser parte de, sentir que en las relaciones se es tratado como un interlocutor válido. Así mismo, aquí se dará cuenta del análisis de información relacionada con la aceptación, la adaptación, la flexibilización que tiene que ver con procesos en los que tienen cabida los adolescen-tes y jóvenes. Por último, se alude a la facilitación para el cambio, a la singularidad, la diferencia y la diversidad (en cuanto a etnias, situaciones, condiciones o circunstancias especiales), la orientación de género, entre otras. Igualmente se pretende dar una mira-da comprensiva acerca de cómo es la relación con familias, comunidades, niños, niñas y adolescentes, con respecto a la valoración de los recursos y de los derechos que ellos tienen, en tanto son logros.

134

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Accesibilidad

“Viven 8 personas en un cuarto. Entonces usted dice: oiga aquí hay un problema, un problema de vivienda, de hábitat que lleva a un montón de problemas al inte-rior. Otra cosa, es que digamos… no existen programas institucionales para la ocupación del tiempo libre. Entonces está la cancha y punto y el colegio. Entonces el pelao que sale expulsado del colegio porque… por su temperamento… por eso, entonces ya llega a un contexto… a un contexto violento, a un contexto que no tiene oportunidades de trabajo, que no hay oportunidades para que potencie sus capacidades… o artísticas, o dentro… en algún oficio y que se ve él, pues atrapa-do en el día a día, en el quehacer del día a día…”.

Experto, Entrevista a profundidad. Sibaté, mayo 2013.

“Ellos reinciden porque esas políticas del Estado no van hasta allá, al núcleo fa-miliar, al grupo familiar, al sitio en donde viven; entonces cae en el mismo medio y regresan. Hemos pensado y eso lo hemos tratado en todas las mesas, que ahí hace falta unas políticas del Estado para saber qué hacer con ese joven, cómo incluirlo, dentro de esas palabras la inclusión, ¿cómo incluirlo?”.

Procurador, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

Mientras las Políticas de Estado como refiere el Procurador en el grupo focal en el pre-citado recuadro no llegan hasta las familias en todos los casos, en cambio las nuevas lógicas de la delincuencia “invaden” a las familias. Un núcleo familiar con características como el referido por el experto (hacinamiento crítico, entorno sin posibilidades para la recreación y el deporte, sin oportunidades para el desarrollo artístico, con hijos e hijas expulsados del colegio) es proclive a ser seducido por la delincuencia. Este importante tema ya se tocó en protección (Nuevos roles para todos), pero su reiteración demuestra el peso que tiene sobre la vinculación de Adolescente y Jóvenes a la delincuencia. Una vez más cobra interés la reflexión acerca de la desproporción existente entre los ritmos con que se obtiene una respuesta estatal frente a aquellos en que se produce la inter-vención de los grupos al margen de la ley en los ámbitos cercanos. Una vez más parece imprescindible mencionar que aunque los niños, niñas y adolescentes, en muchos casos desean poner en marcha iniciativas protectoras, se encuentran con respuestas que les desalientan, al carecer de rutas y propósitos incluyentes para ellos, que aun queriendo y haciendo aportes importantes (tiempo, profesionalismo, refrigerios), no encuentran resonancia.

“Yo puedo decir, ya tocando lo de estos jóvenes; yo tengo una niña, una hija que ella es una niña que siempre le ha gustado el folklor; y ella desde niña bailaba acá. Ella se vinculó a eso y cuando se fue a la Universidad tuvo la posibilidad de estar en el grupo de danzas allá, y ella llegó aquí con muchas ganas de hacer reunión con muchos niños de estrato cero (sic) y uno, y es un grupo grande. Y empezó a trabajar, a trabajar, a trabajar con los niños, y ella tenía un trabajo aparte. Entonces

135

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

ella les daba refrigerio a los niños y con muchas ganas de hacer. Vea, ¡tocó todas las puertas! habló con Mindeportes (sic), habló con la Secretaría de Educación Municipal, tocó tantas puertas y ninguna, ninguna se le abrió. Entonces no había esa motivación, no podía conseguir los trajes. Entonces todo era difícil, difícil para mantener el grupo, porque hay que motivar a los participantes, a los niños. Uste-des tienen que motivarlos, y si al niño le gusta y de pronto si entre todos pueden ayudarle a conseguir una bicicleta por medio de una rifa, por medio de actividades y valorar lo que sabe hacer el joven...”.

Profesional, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013.

Más allá del interés superior: El limbo

“… nosotros tenemos jóvenes hasta los 22; entonces ya no son niños, ¿cierto? ya son adultos, y ahí ya se empieza como a cerrar un poco la brecha de inclusión con ellos. Con ellos ha tocado… cuando usted habla de unos niños, es como el enternecimiento, o los adolescentes. Uno dice: no pues, vamos a colaborarles, los niños, sus sueños; pero cuando yo le hablo de un muchacho de 22 años, ya lo ven como adulto, y de pronto no lo ven como una persona o como una población vulnerable, ¿cierto? no lo ven en esa condición de vulnerabilidad, sino como un adulto ya con todas sus potencialidades, que puede defenderse solo y por sí mis-mo. Entonces ahí por eso, se empieza como a cerrar un poco la puerta para estos jóvenes. La segunda dificultad son las edades extraescolares, los muchachos que tenemos en este momento están terminando primaria, ¿cierto? y con un alto grado de repitencia escolar. Entonces a mí me exigen un mínimo de escolaridad, enton-ces se cierra un poco más la puerta”.

Trabajador Social, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

Como una manifestación de la poca inclusión y del poco reconocimiento de los Dere-chos de ciudadanos que están entre los 18 y los 26 años, quienes recientemente acaban de superar la edad en la que eran interés superior y por lo tanto sujetos de derechos con prioridad reconocida por la Constitución y las leyes y también por tratados interna-cionales, nos encontramos con una situación bastante adversa que deben enfrentar los Jóvenes. Pareciera que apropiando estas y otras disposiciones, se hubiera posicionado en algún lugar de la cultura un especial aprecio por los niños, niñas y adolescentes, que se deja de lado cuando ya superan los 18 años, en donde los imaginarios y las creencias van más relacionadas con exigencia por una productividad que aún no ha sido sembrada, o que no ha alcanzado a madurar. Se trata de unas exigencias que no se compadecen con la situación de vulnerabilidad en la que muchos continúan y que más bien parecieran partir del supuesto de que la mera llegada a la mayoría de edad basta para desaparecer la atención preferencial y la obligación del Estado y la sociedad de garantizar la sostenibilidad de los logros. Lo que ocurre a los 18 años no es una pérdida de los derechos sino que es un cambio previsto en el desarrollo vital, pero su condición de ciudadanía no prescribe y cada individuo seguirá siendo sujeto de derechos funda-mentales en todos los aspectos.

136

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Esta situación encuentra un agravante en el caso de la población de adolescentes y jóvenes que han pasado por el SRPA, dado que el conflicto con la ley los expone a ma-yores exclusiones e inequidades:

“A nosotros nos ha pasado, que es peor, en la Colombo-Asiática, que es la que nos da a nosotros... El Director es amigo mío, entonces me dice: bueno, Leticia te voy a dar 8 cupos para el Sena ¿por qué? Porque él ya tiene cupo para los 25. Bueno y nos da 8 y resulta que mandamos 8 y resulta que les hacen un examen allá horrible, y no nos clasifican sino 5 y quedan 3 por fuera. Vaya usted a saber por qué”.

Profesional, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

“Pues no… pues en mi barrio ¿no? yo he visto muchos que ya han salido así… de estudiar, y así y ya llevan un año así, intentando entrar en la universidad y no han podido. Entonces eso también lo desmotiva a uno como a estudiar también. Mi primo, ha viajado por un poco de lados y no… le tocó meterse al Sena. A un poco de universidades fue, no lo recibieron…”.

Adolescente, 15 años, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

Como se ve, no se cuenta con una oferta suficiente ni en el Sena ni en la Universidad. ¿Qué no decir, de otros espacios para el desarrollo, relacionados con expresiones ar-tísticas y formas identitarias diversas, así como espacios para el cultivo del espíritu, el pensamiento, la escritura, entre otros?

Pasar de los 18 años parece representar un costo social para el país, truncándose en muchos casos no solo el logro individual sino también el logro colectivo.

“…Pues porque a mí me gusta, me gustaría llegar a hacer esto, a mí me gusta mucho dibujar, me gusta también mucho la música, entonces me gustaría ser al-guien grande en el arte”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

Adentro del SRPA también se evidencia una oferta que para lograr la estabilidad que se espera en los adolescentes que pasan por los programas, ameritaría mayor atención en los procesos de formación de NNA porque ellos están en desventaja, exigiéndose una altura y una flexibilidad mayor para buscar estándares de calidad que los denoten y hagan más competitivos; de esta forma la mejor calidad reduciría la exclusión. En el siguiente apartado, la autocrítica de la profesional de un programa, evidencia lo dicho:

“Sí, muy difícil. Entonces si ella no se acomoda a peluquería, a uñas, a adminis-tración, porque su deseo está en otro programa; aunque desde el programa se le motive, vea que es una oportunidad para que en su momento, más adelante una ganancia llegue, ese no es su deseo”.

Profesional, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

137

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

La búsqueda de estándares de calidad es un reto claro para el Sistema Educativo y de formación, que no solo debe garantizar la posibilidad de ingresar a un proyecto especí-fico, sino además que el conocimiento adquirido sea pertinente, de muy buena calidad, equitativo (dota al Adolescente y al Joven de elementos que multipliquen sus capacida-des humanas a niveles que reducen significativamente la inequidad).

“Pero sin embargo, o sea, desde mi visión, en ese sentido no se ha dado un res-tablecimiento completo en derechos, ¿sí? Porque si nosotros podemos comparar el nivel educativo que podría manejar un muchacho de los que está interno con nosotros, a un muchacho que está por fuera escolarizado, en una educación igual por ciclos; porque allá no nos dan… no nos ofrecen educación regular sino por ci-clos. Están en una desventaja grandísima, a nosotros nos están mandando un solo docente que maneja todos los grupos y maneja todas las materias, entonces…”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

Recursos: entre la diversidad y la singularidad

En el mismo orden de ideas de la reflexión hecha por la profesional en el anterior re-cuadro, a continuación la experta destaca la poca diversidad y especialización de los programas, lo cual es reiterativo cuando se trata de ciudades pequeñas y apartadas; parece una tendencia que a menor número de casos que se presentan en el SRPA en una región, la oferta pierde especialización, especificidad y diferenciación: la consulta de las necesidades de cada individuo, la singularidad de sus intereses, las posibilidades de adquirir conocimientos y desarrollarse conforme a las exigencias del mundo, reclama los mismos retos para programas de cualquier región del país porque todos los adoles-centes y jóvenes merecen la mejor oportunidad. Aquí se encuentra un importante reto para el SRPA.

“…No hacen nada, en prestación… de servicios sociales a la comunidad … todo lo meten en una bolsa, todos los servicios están ahí metidos menos el Transitorio que ustedes ya lo vieron, y entonces hacen en la mañana una lectura … que una película, actividades recreativas, no individualizadas … meten a todos ahí y hacen las mismas actividades”.

Experta, Entrevista a profundidad. Chocó, julio de 2013.

El tema que acaba de anotarse tiene que ver adicionalmente con la carencia de infraes-tructura en las regiones en mención, y de algún modo es un referente para todas las regiones pequeñas y distantes de la capital; aunque las grandes ciudades no escapan al tema porque también en la mayoría de estas se observa que podría contarse con más recursos y mayor variedad de oferta para el SRPA y también para la prevención, progra-mas con menor cantidad de cupos, en diversos lugares de la ciudad, y con diversidad de posibilidades. Otro tema es el del Sistema de Información, que también insistentemente se requiere como punto de apoyo para el desarrollo de acciones tanto de intervención como de prevención. De este se hablará más adelante, pero es necesario resaltarlo en

138

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

cuanto a la inclusión, considerando que es vital para la planeación y el desarrollo del país y de su población prioritaria.

“Solamente que queremos el desarrollo del sujeto de derechos, pero necesitamos información del sujeto de derechos con un sistema de información y una presta-ción del servicio DIFERENCIADO (enfatiza). Yo diría que todo este cuento es para que la satisfacción de nuestro usuario sea diferenciada, conforme a la necesidad de ellos”.

Magistrado, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

La inclusión también se ve afectada por criterios centralizados de organización de la oferta que en ocasiones llegan a ser culturalmente desintegradores que en algunos casos amplían las brechas de pobreza regional y acentúa las condiciones de los más pobres de los pobres. Es lo que ocurre frecuentemente cuando se trata de ciudades intermedias o pequeñas: no cuentan con todos los recursos y se somete a las familias y a los adolescentes a largas separaciones al no proporcionarse los recursos para los desplazamientos e imponer el cuidado del vínculo familiar. Ilustrativo de esto es el caso que mostramos a continuación:

“Yo sugeriría que… en el Municipio hace falta un Centro de Atención Especializa-da; debería crearse y debería hacerse lo posible por tenerlo aquí. Porque hay un agravante especial: Tumaco es una zona cultural muy diversa a la de Pasto, a la de La Sierra, por así decirlo. Entonces estos menores que caen al entrarse, tener que ser privados de la libertad, llegan a un medio totalmente distinto, con mucho desapego de su familia. La gente en Tumaco, 90% tiene prácticamente pobreza absoluta, y esos menores llegan de esos estratos muy bajos. Al llegar allá, se desconectan totalmente de la familia. La familia no tiene ni siquiera el pasaje para poderlos visitar en la ciudad de Pasto”.

Experto, Entrevista a profundidad. Tumaco, julio de 2013.

Parece pertinente apropiar algunos de los saberes que los Lineamientos Técnicos para la Inclusión y Atención de Familias refieren, al señalar: “Hay que dejar de ver a la fami-lia y al niño como objetos de estudio independientes del contexto, para llegar a una comprensión donde los sujetos construyen su realidad en relación con sus entornos sociopolíticos… la gestión institucional debe traducirse en proyectos sociales contex-tualizados en comunidades con condiciones específicas”124.

Los retos propuestos no se constituyen en cortina de humo que impida ver y reconocer los grandes y sorprendentes desarrollos que se alcanzan en el SRPA:

“Fue una bendición; en serio que sí. Entré por hurto agravado calificado, porte ilegal de armas y secuestro. De verdad que hoy en día lo digo y es un orgullo, es

124 ICBF (2007). Lineamientos técnicos para la inclusión y atención de familias.

139

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

un orgullo que se sintió, fue una bendición. De pronto no estuviera viva; la acogida que aún tengo es excelente. Más que agradecerle a ellos por la ayuda que me dieron... fue… es como sentir que ellos me agradecen por el cambio que tuve”.

Joven, 20 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

La escucha: adolescentes y jóvenes, interlocutores válidos

La Inclusión así mismo, no es ni una fórmula ni un requisito en un proceso judicial. Es una actitud y un compromiso que debe ser interiorizado y aplicado por todos y cada uno de los actores del SRPA:

“No, ya en la audiencia… solo el Juez nos hizo preguntas… y la Fiscal nos dijo: “acepten cargos o si no se alarga el proceso”.

Adolescente, Grupo Focal. Bogotá, agosto de 2013.

Sin más comentarios, diremos que “… es una forma de socialización basada en la con-fianza, el aprendizaje para la vida y los procesos de vinculación emocional… que crean valor social y capital humano”125. Escuchar a un Adolescente o a un joven en una audien-cia es hacer efectiva la idea propuesta desde el enfoque de inclusión, acerca de que el otro es un interlocutor válido.

“Yo creo que deberían haber como más espacios… como que uno pueda hablar, porque uno solo tiene oportunidad para decir: si acepto o no acepto, y entonces si uno dice no acepto tiene que irse a un oficio para ahí sí poder hablar, y entonces decir cómo pasaron las cosas”.

Joven, 18 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

En coherencia con lo dicho, el siguiente apartado habla por sí solo:

“… es el derecho al debido proceso y garantías que en el proceso penal tiene el menor y dentro de esos derechos y garantías, entre otros, aparte de ser notificado, el derecho de defensa, el derecho a estar asistido por su familia, por un Defensor de Familia, tiene derecho a guardar silencio y entonces en ese ejercicio del dere-cho a guardar silencio, tanto los señores defensores públicos, como los señores Defensores de Familia, le dicen al Adolescente; no puede hablar frente a un Juez de la República Y NO PUEDE HABLAR, no hay lugar a hablar, entonces cuando este muchacho está en otro espacio donde está con un grupo interdisciplinario de las características de psicólogos, trabajadores sociales, la familia, los amigos, mire: ayer nos sorprendíamos de ver una actividad que hicieron aquí los mucha-chos del CESPA, comparsas, cantaron, realmente yo me quedé sorprendida y observaba que estos muchachos no parecían los mismos que nos han criticado tanto en nuestra mesa interinstitucional”.

Fiscal, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

125 Ibíd. 2007.

140

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

El psicólogo, a continuación confirma lo dicho por la Fiscal, resaltando que un espacio que no juzga, que posibilita un trato “normal”, que devuelve la adolescencia, hace que el Adolescente o el Joven de algún modo se muestre más auténtico. Sería interesante conocer qué imaginarios o creencias han instaurado este tipo de reflexiones en algunos de los profesionales que trabajan en el SRPA en el espacio de los CESPA, que les llevan a cohibirse de generar unas relaciones en las que se pueda conversar en la confianza y la seguridad que quizás podría abrir espacios para una mejor comprensión y un mejor proceso126. Aludimos aquí a la propuesta planteada por el doctor Humberto Maturana Romesín cuando afirma que las relaciones humanas basadas en el amor excluyen la je-rarquía, la obediencia, el dominio y la sumisión… constituyen aperturas para compartir y colaborar en el solo placer de hacerlo bajo ninguna expectativa de retribución… “nos enfermamos del cuerpo y del alma cuando se nos priva de amor a cualquier edad, y la primera medicina es amor… En nuestro proceso evolutivo, el rasgo de vida alrededor del cual todo lo demás cambió, fue la biología del amor”. Agregaríamos siguiendo al doctor Maturana, que como somos animales lenguajeantes, privar del habla a una per-sona como es este caso, quizás constituya una privación del sentido profundo de lo humano que tiene en nosotros el lenguaje.

“… pero realmente lo que pasó en el CESPA es lo que nos pasa de pronto a muchos, es que llegan allá y nadie los juzga, desde que entran quiubo mijo, ¿no?, a veces se les hablan fuerte, pero hay una situación de que no hay juzgamiento, el muchacho es tratado normalmente, como tratan a todo los pelados abajo y fuera de eso entran en actividades fuera de su contexto cotidiano, entonces van a jugar fútbol, van a cantar, van a bailar, van a conversar, van a jugar baloncesto, hacen cosas, mil cosas que … ¿pero que a hacen en ese ratico? les devolvemos la adolescencia, les devolvemos los espacios donde ellos deben estar, fuera de eso tienen el aula de clase, tienen el psicólogo y el trabajador social de la Institución también”.

Psicólogo, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Aquí la propuesta de un experto en el trabajo con esta población, que se centra precisa-mente en la aceptación de otro y en una postura apreciativa consulta por los potenciales del Adolescente o del Joven:

“Cambiar la mirada de cómo se acerca a un joven que cometió un delito… no se es un criminal, se cometió un delito… no se es un delincuente, se cometió un delito y desde allí acercarse al joven como ser humano; ¿Qué habilidades tiene?, ¿qué capacidades tiene?, ¿qué sabe hacer? y desde ahí empezar a invertir en ellos, a creer en ellos…”.

Experto, Entrevista a profundidad. Bogotá, septiembre de 2013.

Así mismo los jóvenes y adolescentes que han pasado por el Sistema, manifiestan cómo ha sido el reconocimiento que les permitió desarrollar sus procesos, en los que el vín-

126 Maturana, H. Op. cit. (2002).

141

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

culo fue esencial; al hacerlo, parecieran mostrar un camino a los responsables del SRPA, que indicaría la importancia de generar procesos de afianzamiento y de creación de vínculos:

“Sí, algo que de pronto encierra todo ese respeto, el respeto que le brindan a las personas cuando llega uno allá es impresionante, no importa por lo que hayas llegado, no importa la rebeldía que tengas, no, no importa nada de eso, ante todo el respeto”.

Joven, 20 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“Pues en cuestiones de eso pues en mi caso personal la acogida fue bastante rara, pues porque yo era totalmente diferente a lo que soy hoy, entonces todo mundo como que me veía como que ‘ese pelado es un cafre, ese pelado hasta asesino, ese pelado no hay poder humano que lo cambie’ y una persona en el centro, cuando asistía que, fue mi Trabajadora Social y fue y me acompañó ante… para todo lado, ella era como mi conciencia… Pues ¿cómo hago yo para decirle?, lo que pasa es que uno en estos centros de formación, reeducación, como lo quieran llamar, uno siempre llega y uno forma un vínculo afectivo siempre con una persona que va a ser especial para uno y esa persona siempre, háblele como le hable uno, ella va a decir, ´a este loco yo lo quiero mucho´ y toca cumplirle (risas)”

Joven, 19 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“El ya no está allá y pues, él más que, él se apropiaba de mis situaciones, entonces me entendía, me dedicó tanto tiempo, como que yo veía la fe de él, de que yo sí iba a demostrar a él el giro que me faltaba, él, para mí él es un excelente educador”.

Joven, 18 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Más profesionales y mejor capacitados

“Es que los muchachos vuelven con los mismos dolores del alma a su familia. Es decir, que se alcanzan a ver con el psicólogo una vez, máximo dos veces… tres veces y con dificultad, porque todo es rápido, las sesiones súper rápidas, y porque a veces los psicólogos no tienen buenas herramientas para hacer psicoterapia. Yo pienso que también del Estado, a pesar de que hay personal; hay personal que no sabemos o no se sabe cómo hacer intervención”.

Nutricionista, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

“Pues atendiendo a mi profesión, yo pienso que hay dos cosas puntuales: Los equipos psicosociales son insuficientes, yo he trabajado con equipo psicosocial en el abordaje de víctimas y a nosotros nos llegaban para restablecimiento de derechos entre cinco y diez casos nuevos al día… entonces imagínate al final del mes cuántos casos antiguos tengo yo, cuántos casos nuevos tengo yo, los equipos

142

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

son insuficientes, número uno y número dos: hay que generar competencia es-pecífica, especializados: diez, quince, veinte años formándose y capacitándose con un tipo de población, con un tipo de problemática y eso los hacen muy, muy fuertes. Nuestra experiencia como que hay que mejorar en cuanto al número de equipos sociales y que hay que empezar a generar capacitación y competencia específica, para que nosotros digamos… no, los remitimos a esta institución don-de son durísimos en el tema, donde los psicólogos han estudiado virtualmente, presencialmente, han viajado y demás y eso nos permite generar procesos de rehabilitación de fondo”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

En estos casos, los profesionales de nutrición y psicología hacen un importante llamado orientado al fortalecimiento de los equipos interdisciplinarios y de las intervenciones; resulta nuevamente pertinente hacer referencia al aporte realizado por el Informe de vigilancia superior ya mencionado que recomienda a todas las instituciones que in-tegran el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, apropiar los recursos necesarios para que puedan cumplirse los objetivos esperados según lo formulado en la Ley 1098 de 2006. Del mismo modo, reconocer el aporte hecho por los Lineamientos Técnicos para la Inclusión y Atención de Familias en cuanto señalan que “el conocimien-to de la familia trasciende el conocimiento científico/técnico… el cual lleva a perder el horizonte de un conocimiento complejo, fundado en los procesos de investigación social y validado por los mismos procesos de cambio”. Así que pareciera fundamen-tal recomendar al unísono con la Procuraduría que los equipos interdisplinarios estén completos en todo momento del año y de los procesos, pero también que su formación trascienda los tecnicismos y apropie diversos saberes aportados por distintos profesio-nales y también por las familias, en cuya acción los lineamientos en comento son de particular importancia.

Resulta incomprensible que ante la insuficiencia de recursos humanos, algunos de estos refieran dedicar buena parte de su tiempo a llenar informes y documentos en detrimen-to de su tiempo para conversar con los jóvenes y adolescentes.

“Yo salgo… la verdad…en calidad de Pedagogo… salgo muy desmotivado, la verdad cuando todo el día estoy llenando formatos y cosas, y el pelao está nece-sitando alguien con quien hablar. Yo salgo muy desmotivado la verdad. A veces, hay días que todo el día uno pegado a un computador. Yo digo: pero por Dios, los muchachos allá, llegan ahí a hablar con uno… ese pelao no… de pronto no requiere de la atención formal, organizada, sino quiere es que lo escuchen ahí, que lo escuchen y ¿cómo te fue hoy?, ¿qué tenés?, pero a veces a mí como pedagogo me cuestiona bastante”.

Educador, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

143

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Amistades que matan…

“Muchas veces pienso que no es tanto… bueno, desde mi punto de vista; para mí, cada persona tiene un sueño en algún momento, o por lo menos quiere hacer algo; pero muchas veces son las… como las influencias o por lo menos… no sé. Yo estuve hace dos años, apenas salí de la Academia de Música. No pude continuar porque ya los gastos iban a ser más altos y porque mi mamá no tenía las posibilidades de ayudarme económicamente; con mi papá, pues no tengo relación. La tuve, pero tuve un inconveniente bastante grave, triste; entonces, no tengo con-tacto con él. Desde ahí, pues a mí me han incitado a que me meta a la prostitución, ellos me decían que yo era una niña muy bonita, que si yo me vendía yo iba a tener todo lo que yo quería, que iba a poder seguir pagando mi Academia y todo; pero entonces, yo me puse a pensar: mis sueños son los que están en juego y pues ¿de qué sirve tener lo que quiero de una manera que el día de mañana vaya a ser un vicio o que sea vergonzoso para yo contarlo a mis hijos o alguien? Entonces, muchas veces pienso que no es tanto, sino como las influencias que hay, que hay veces que no todos tenemos las capacidades de decir no a algo; hay veces como que a uno le dicen: ay, vamos y hacemos esto ¿será, será que si? No, vamos, vamos, si puede, vamos ¿sí me entiende? O sea, muchas veces el problema es no tener la capacidad de decir no.

Adolescente, 15 años, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

“… y el quehacer del día a día no le ofrece nada, y… pues halla otro grupo de muchachos que con iguales características, se empiezan a juntar, se empiezan a unir, y de un momento a otro, cuando uno no se da cuenta, están problemas de consumo, problemas de porte ilegal de armas, empiezan a hacer pequeños robos para mantener sus, su, su consumo de sustancias psicoactivas. Empiezan a ver que de alguna manera delinquir paga”.

Experto, Entrevista a profundidad. Sibaté, mayo de 2013.

En los dos apartados anteriores, además de evidenciar la influencia que en muchas oca-siones ejercen los amigos para las niñas, niños, adolescentes y jóvenes, está también implícita la incorporación de “nuevas lógicas” en la cultura, asociadas a la valoración de la belleza, del dinero, del éxito a través de posesiones que para el caso de la Adoles-cente de quince años no tuvieron tanto peso como sí lo tuvieron sus consideraciones morales y hacerse cargo de las narrativas e imaginarios a futuro acerca de lo que su comportamiento podría llegar a producir algún día en sus hijos. Diferente es el caso del experto que relata que en muchas ocasiones, la vinculación al delito no está mediada por este tipo de consideraciones tan racionales, viéndose el Adolescente o a la Joven, involucrados en problemas de consumo, porte ilegal de armas, o robos, entre otros.

Tratándose de una población tan vulnerable, o en situaciones tan adversas como el caso de la Adolescente que habla atrás, sería entendible que cayera en la trampa de privilegiar las posesiones y el éxito ofrecido por el dinero a cualquier costo. Es sugerente también que ante circunstancias como las que viven estos adolescentes y jóvenes se plantea un desafío en el sentido de introducir en la cultura otro tipo de valores, que les

144

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

dote de herramientas para afrontar circunstancias que pretenden incluirlos en el mun-do del delito y excluirlos del mundo de la autonomía y las libertades.

En búsqueda de un lugar social

Los procesos de urbanización caracterizados por la masificación y homogenización de los grupos humanos, en los diferentes escenarios de la vida cotidiana –para transitar, para encontrarse, para vivir–, de los hábitos, de las costumbres, de las tendencias (moda, comportamientos), de las identidades físicas y estéticas, rompen la diversidad y la sin-gularidad. Estas dinámicas provocan que cada vez más los individuos que conforman las grandes urbes, queden en el anonimato.

En el marco de una sociedad “cada vez más abstracta y aislacionista”, surge la fuerte necesidad para los individuos de hacerse notar, visibilizarse, lo cual desdibuja las espe-cificidades de la cultura, crea subculturas, o impulsa desarrollos identitarios homogeni-zantes pero que parecen únicos, entre los cuales, están las tribus urbanas y otras formas de expresión. Esto es impulsado de manera muy importante por los y las Jóvenes, quienes “dependen estrechamente de la consideración de los otros y buscan por infini-dad de medios construir su propio estatus relacional, por lo cual las tribus urbanas les proporcionan claves, métodos, y una especie de manuales no escritos para determinar su propia expresividad127”.

“Porque el Hip Hop es una cultura que genera identificación en estos jóvenes, que el Hip Hop como cultura ha sido un vehículo para la inclusión social de los jóvenes y para también acceder a estos espacios ¿no?, ha sido una herramienta para la reconstrucción de la identidad de estos jóvenes y para la resignificación de ellos mismos, eso es el Hip Hop. Por eso usamos esta herramienta cultural y artística ya que en sí la herramienta viene cargada de esta simbología, nos permite tocar algunas sensibilidades en ellos y generar unas aperturas emocionales, psicoafec-tivas, algunos estados de pensamiento y de reflexión: de verse a sí mismo, de ver la sociedad, leer la sociedad, lo cual les permite hacerlo a través del arte”.

Experto, Entrevista a profundidad. Bogotá, septiembre de 2013.

En la búsqueda de un lugar y una identidad, los adolescentes y los jóvenes enfrentan dificultades: presiones sociales, presiones de pares, exigencias del mercado y de los medios de comunicación, para lograr definir su valoración y su estatus frente a otros.

“Y porque esa es la sociedad: si lo ven a uno mal vestido y… le hacen el feo… lo discriminan y todo”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

127 PERE ORIOL COSTA –JOSÉ MANUEL PÉREZ TORNERO–FABIO TROPEA, CHARO LACALLE (apoyo: estudiantes de Cien-cias de la Comunicación): “Tribus urbanas el ansia de identidad juvenil entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la violencia”. PAIDÓS, Barcelona, 1996.

145

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

La señal más clara del cambio en una sociedad son sus Jóvenes, quienes abren espacios a nuevas formas y expresiones de su identidad. Ser parte de una tribu o de una subcul-tura es estar cohesionado, es lograr identidad y compartir intereses con sus pares. “las tribus surgen para estar con…el principio vital de las tribus reposa sobre una paradoja esencial: el vaivén constante que se establece entre la masificación creciente y el desa-rrollo de los microgrupos128”.

En la búsqueda de diferenciarse de otros y oponerse a ellos, camino que como se afirmó presenta dificultades para adolescentes y jóvenes, ellos pueden encontrar desvíos o propuestas para llegar más rápido al objetivo de hacerse visibles de manera singular, pudiendo desembocar en la delincuencia:

“… Nosotros lo que sí sabemos que un joven que delinque está detrás de esto: precisamente de un reconocimiento, está detrás de una aceptación social, está detrás de poder acceder a espacios sociales a los cuales cree que desde el sistema regular o desde su condición social, le sería más difícil alcanzarlos; por eso entonces se vincula al circuito criminal: poder tener dinero, poder de pronto tener armas, poder sentir que tiene poder y poder sentir que puede llegar a otros espacios, o poder comprar otros productos o poder acceder a otros servicios, los mismos productos o servicios de la sociedad: los autos, los carros, el vivir bien, el vivir mejor …”.

Experto, Entrevista a profundidad. Bogotá, septiembre de 2013.

Otro lugar en el que pueden desembocar, es el de las peleas o las pandillas que también satisfarán el interés de “estar con” o construir “su propia privacidad en los espacios ur-banos donde se sienten protegidos de la autoridad…129”; tal es el caso referido en los dos siguientes apartados:

“Bueno, lo que pasa también con las bandas criminales… hay una cosa con los adolescentes, tienen poca… digamos la autoestima un poco baja, porque algunos para pertenecer al grupo, cambian su estilo de vida para agradar y hacer parte de esos grupos y ser aceptado en el grupo. También hay que fortalecer eso en el adolescente, la autoestima. Es que ellos se dejan influenciar muchísimo… y está el factor dinero…”.

Profesional, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

“… porque imagínate que los niños por lo general salen inquietos y siempre están buscando peleítas como de pandilla y tal. Entonces de pronto la educación en el hogar uno le da bien; pero de ahí para la calle salen, y al llegar a un colegio, amiguitos que se encuentran así en la calle… ¿entonces qué pasa cuando llegan al colegio?, lo que aprenden en la calle durante ese recorrido. Entonces pues ya llegan con otra idea, son los niños de hoy día, entonces…”.

Padre de Familia, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013.

128 Ibíd (1996).129 Goubaud, Emilio, Op. Cit., 2008.

146

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Porque yo llevo un camino que está… en mí es malo, ¿sí ve? Yo busco peligros en la calle, yo busco lo que no se me ha perdido en la calle; pero yo pienso que en la calle yo puedo llenar unos vacíos que siento ¿sí ve? En la forma en que mi mamá no está o yo puedo… los puedo llenar en la calle con amigos y eso”

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

Los microgrupos y las formas de expresión identitarias mencionadas de alguna manera resuelven las necesidades de los jóvenes y adolescentes de visibilizarse; esto es lo más interesante de las culturas y subculturas y de las tribus urbanas. Una sociedad “adul-tocentrada” con ofertas añejas, catapulta la creación de alternativas como estas que ofrece un grupo poblacional cuya mejor opción es la creatividad y la innovación.

Vínculos imprescindibles

Más allá de la relación biológica fundamental que representa la familia, en los imagina-rios, en las esperanzas y en las conversaciones, la familia significa protección y certeza afectiva. La fuerza de esta afirmación es tan grande, que cuando algunas familias no cumplen con dicha función o por el contrario, ofrecen malos tratos, violencia, desapego y falta de vínculos, o cometen abusos hacia sus hijos e hijas, surgen actores sociales e institucionales que están dispuestos a asumir un rol sustituto de ese vínculo protector, como ya se sugirió en “La escucha: adolescentes y jóvenes, interlocutores válidos”; con ello, se las arreglan para construirlo o mantenerlo; pareciera que también los adultos que trabajan en el SRPA necesitan desarrollar vínculos importantes. Así se refleja en las experiencias que esta investigación recogió:

“yo particularmente, cuando voy allá soy una más de ellos, me siento con ellos todo el día, hablo, los escucho, los quiero les llevo, yo tengo dos hijos, para mi ellos son mis otros hijos, aquí todo el mundo sabe que yo me hago matar por ellos, confío en ellos, ¡es que son jóvenes! ellos pueden… pueden… son errores; la mayoría la mayoría lo hacen por necesidad, cometen delitos por necesidad o por error”.

Experta, Entrevista a profundidad, Chocó, julio de 2013.

“Él está ahora en una problemática muy brava. ¿En qué? En que el niño ahora está metido en el robo y metiendo vicio. ¿Qué pasa con la mamá? La mamá no va a una reunión, la mamá cuando la citan a reuniones…no tengo tiempo. De pronto la bisabuela, de pronto la bisabuela, que ella sufre mucho por el niño. Yo soy una que yo le digo a la mamá del niño y a mi cuñada, ¿Qué le pasa al Niño? ¿Por qué está así? Porque a ése niño le hace falta amor, cariño de este hogar, él no tiene hogar en este momento, el hogar de ese niño es la calle, él encuentra más hogar en la calle que en la casa. En la casa qué encuentra: malas palabras, malos tratos, si llegó: amá tengo hambre, abuela tengo hambre... Vaya coma mierda (sic)… yo a él siempre le doy un abrazo… él a mí me quiere…”.

Madre de Familia, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

147

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Bajo esta consideración la figura materna, que en muchos casos es asumida por la “abuelita”, por el Defensor de Familia, por una vecina, por alguien del programa ope-rador, resulta extremadamente poderosa para una Joven o un Adolescente en riesgo de delinquir o que delinque. Por una parte, porque es una muy buena razón para no involucrarse en actos delictivos; y por otra, porque una señal de afecto y compromiso de su familia, o la seguridad y la confianza que despierta un vínculo afectivo, se constituye en una excelente razón para modificar su vida.

El cuidado, la protección y el amor, como ya se ha dicho, son fundantes en nuestra es-pecie y existe una respuesta instintiva tal, como práctica incorporada, de modo que cuando la protección natural o los vínculos afectivos fallan o se rompen, surgen redes alternativas para reparar este déficit: Dar y recibir amor conforman una unidad integra-da por dos elementos, que parecieran ser un fundamento de sobrevivencia: “Extraño a mi mamá” … “yo creo que mi hijo” … “la abuelita corre como a atenderlo a uno”.

“Entonces ya empieza a darle vueltas a uno un poco de cosas en la cabeza: Que la familia no se lo merece, por ejemplo. Yo era uno que todos los días, pues que en ese tiempo nosotros dizque ´cuidábamos el barrio´ entre comillas, porque dizque se iban a meter y no sé quién de no sé dónde, ¿sí, o no? que iban a venir a recu-perar el barrio. Un peladito con un arma más grande que uno… el turno mío era de las siete de la noche a las siete de la mañana… me daban dizque quinientos mil quincenales, yo ganaba casi fue un millón. Yo sí esa plata, le daba mucha plata a la mamita pues; a la abuelita que es la que siempre ha llevado la obligación ella reunía la plata de todos y sacaba: esto pa la comida, esto pa… pero ella como tiene esa cabeza… un día, siempre llegaba a las siete de la mañana y ella estaba ahí llorando en la cama. Y un día casi se me desmaya… pues porque me encontró el arma pues… debajo de la almohada, casi se desmaya; entonces eso fue lo que me puso a pensar a mí también… y muchos amigos que se murieron en el conflic-to… cosas… de pronto ¿sí?... Todo está pues como en lo de… lo del trato en la casa, yo creo más que todo ¿no? porque yo creo que lo que más me influenció pa no seguirlo haciendo, fue por el trato en la casa, porque a mí me tratan muy bien, porque yo siempre llego y ahí mismo la abuelita corre a atenderlo a uno… yo no sé, es que ¿no? es como si estuviera como enamorado de ella, yo la veo y no sé, yo tengo que darle un besito, tocarle los cachetes ¿sí me entiende? … el buen trato”.

Joven, 19 años, Grupo Focal, Manizales, junio de 2013.

(M): Y a ti ¿qué te contiene? ¿Qué te asegura en el proceso que has hecho?

“Yo creo que mi hijo, porque antes de tenerlo a él yo… no me importaba nadie y yo era muy loca, ahoritica él es el que me hace como pensar más las cosas”.

Joven, 18 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“Extraño una mamá que me apoye… Doña Luisa me aconseja mucho, está pen-diente de mí, cuando estoy mal porque mi mamá y mi papá no están, me hace sentir como si fuera hija de ella… porque… por los abrazos que ella me da, ella y yo compartimos mucho”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

148

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Si bien el Adolescente entra a un sistema en el que precisamente lo que tiene que hacer es asumir una responsabilidad penal, algunos encuentran allí una figura de autoridad que de algún modo resuelve en ellos quizás la necesidad de contar con alguien que les ponga los límites y que espere del Adolescente o del Joven desarrollos y respuestas personales; de esta manera, suple quizás su necesidad de dar y recibir amor y cuidado protector, tan importante en la especie humana. En esta forma, el Juez, o quien sea que se constituya en red vincular, asegura un lugar al Adolescente o al Joven en la sociedad, sea dentro o fuera del SRPA, garantizando que van en buena vía hacia sus desarrollos individuales y hacia la construcción de una vida que para ellos y ellas es considerada valiosa.

“Importante, porque el Juez me ha colaborado mucho, él necesita de mi buen com-portamiento, de mi responsabilidad, yo soy muy respetuoso con ellos … Cuando voy al programa, siempre buscan a la persona más cumplida, porque nosotros somos los más cumplidos, somos los que vamos mejor en el programa y nunca tenemos problemas ahí”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013.

Es lo mismo que hacen muchas madres de familia al proteger, acompañar, cuidar a sus hijos: Encausar a sus hijos e hijas por un camino en el que sus derechos puedan estar incluidos; ocuparse de que se mueven por lugares que conducen hacia ello, como si estuvieran incubando. Una perspectiva democrática de promoción y restablecimiento de derechos en colaboración solidaria e incluyente con las familias representa la soli-daridad, el reconocimiento y la inclusión de la familia como “sujeto activo interlocutor válido130”.

La mirada protectora

“Sí, cuando él me dice, mami, ya vengo, a dónde va, no, voy aquí al otro lado, a los dos pasajes o tres pasajes y yo salgo muchas veces y me lo encuentro en el camino, me lo encuentro en el camino y muchas veces dice, ¡ay mami, usted porqué es así! ¡Ay, que pasó! o sale a llamar y yo salgo ahí mismo y él está ahí hablando en verdad, yo estoy cuidando mi hijo yo no estoy cuidando al hijo de la vecina, ni el marido de la vecina, YO ESTOY CUIDANDO A MI HIJO (tono seguro), o muchas veces voy y lo veo con los muchachos de por ahí y yo me le paro y me le paro así, ellos saben cómo soy yo y él calladito se viene y dice, mami, usted por qué hace eso, a mí no me interesa, usted es mi hijo y él se viene calladito, yo donde tengo que ir, yo no soy de las que me escondo para que no me vean, no, yo paso y paso por el lado, mami, ya voy, o con solo mirarlo... él ya sabe,entonces llega y se quita y se va…

(M): Con la sola mirada ¿y cómo es su mirada?

130 ICBF, Lineamientos Técnicos para la Inclusión y Atención de Familias, 2007.

149

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Con la mirada no más, el otro está allí, entonces el muchacho se siente y yo apenas le hago tuccc (chasquea los dedos) y entonces ya sabe qué es lo que le espera (risas) él me ve, pero él a mí me ve, ahí mismo se me acerca y me echa el brazo y nos vamos pa´ la casa, es de lo que hace no más él, él ya sabe que…”.

Madre de Familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

“… en la casa él llega y él coge y hace aseo, voltea esa casa y yo lo dejo que haga todo lo que es aseo, él voltea y menea, todo eso y cuando me dice, mamá, yo voy a salir a… voy a salir, yo lo sigo, yo lo sigo, para dónde va, con quién se va, con quién se va”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

Familias distantes

Hay familias que protegen, cuidan, acompañan, pero hay otras que no lo hacen tanto, poniéndose en riesgo el vínculo fuerte que implica el ejercicio de este grupo primario hacia sus hijos e hijas “… la familia sobrevive gracias a su fuerte vinculación, donde la filiación se refiere a la naturaleza y a la historia de los vínculos de los miembros de familia131”.

“El diálogo en mi casa, el diálogo con mi papá es difícil, con mi mamá sí. Con mi papá un diálogo es caduco”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

En los casos en que los diálogos con las familias son “caducos” o que la familia no se hace presente cuando los adolescentes y jóvenes han cometido un delito, la vinculación fuerte se debilita y puede llegar a romperse.

“Pero un poquito más hablando de la familia; aunque uno la motive, aunque vaya a la casa, aunque se le haga la visita domiciliaria, uno le pinte las cosas bonitas de la familia, hay familias que son totalmente alejadas de estos procesos, familias que no llevan al adolescente al ingreso, si no va el adolescente solo y uno tiene que ir a la casa e indagar ¿por qué va el adolescente solo?, familias que no saben qué es Sistema de Responsabilidad Penal y ellos mismos estigmatizan al hijo: no es que es un asesino, es un delincuente, es un marihuanero. Las palabras que usan ellos y eso, hace que la inclusión de ese adolescente también… tanto en la comunidad, como en el entorno en el que se desenvuelve, sea lo que la mamá dice. Entonces, hay que tener en cuenta un poquito más a la familia y más responsabilidad con ellos. Que la familia dijo que ellos no tienen el derecho de asistir a estas activida-des”.

Trabajadora Social, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

131 Ibíd (2007).

150

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Parece ser que no contar con la familia cuando se está en un proceso del SRPA, genera miedo por el dolor causado ante la soledad, y quizás porque se ponen en riesgo la iden-tidad, la autonomía y la pertenencia al grupo:

“…Yo pienso que… pues ustedes que tienen como más herramientas, exigirles que vayan y visiten a sus hijos, porque yo cuando estaba en el internado había una niña que se llamaba Diana, a ella no la dejaban salir de a mucho; ella, al ver que los demás tenían el apoyo de un papá, una mamá, un mayor de edad, una abuela o lo que sea, ella como que se sentía mal, ella se apartaba del grupo. Yo pienso que debe ser obligatoriamente, o si no que reciban un castigo. El no acompañar a sus hijos en un proceso de esos, porque es muy duro a uno perder la libertad, es más duro para otros pelados ver que tienen un apoyo y uno no. Yo pienso que tienen que estar ahí los familiares”

Joven, 19 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Indagaciones y demostraciones hechas por el doctor Cyrulnik con relación a la impor-tancia del vínculo y el apego en un ser humano, conducen a pensar que obligatoriamen-te la familia y de manera especial la madre o quien haga sus veces, se constituyen en personas llamadas obligatoriamente a dar continuidad, dar nacimiento o dar fortaleza al vínculo tan importante para los adolescentes dentro de un proceso del SRPA132.

Es claro que en el presente estudio entran múltiples aspectos, pero la familia es esencial a la hora de abordar la prevención de la delincuencia juvenil. En los espacios familia-res encontramos y desencontramos posibilidades, alternativas y opciones frente a la inclusión: La familia es un espacio para los encuentros y los desencuentros, en el que los derechos hallan cabida. Los vínculos tejidos en la familia son demasiado complejos como para omitir su vinculación como lo señala la Ley 1098 de 2006: en todos los casos. Resulta interesante retomar la frase del Sociólogo Morín, cuando señala: “…No se sabría separar la familia de su contexto cultural y social. Es verdad que los primeros años de la vida son para la formación del individuo, el aprendizaje del lenguaje en el seno de la familia, en y por la religazón (resaltado nuestro) se forma el individuo; luego viene la escuela y después la vida. Factores externos entran en juego. Lo que importa es conser-var la religazón, porque perder la religazón con su familia es una pérdida irreparable… Además, para los que dejaron su familia, que se rebelaron contra ella o que perdieron a sus padres, la amistad, la fraternidad, el amor jugaron un papel de substituto que crea una familiaridad elegida. Yo mismo, pienso en mis amigos Duras, Antelmo, Mascolo; aún hoy, digo: era mi familia. Porque ellos eran para mí más mi familia que lo que era mi familia real133”. La designación de Morín es precisa.

Le queda al país un enorme desafío en cuanto a consolidar, fortalecer y desarrollar la familia porque ella es una importante aliada en la prevención de la delincuencia juvenil y en la protección de la vida social. De no ser posible contar con algunas familias para

132 Ver: Cyrulnik: Bajo el signo del vínculo.133 Morín, Édgar. “El pensamiento Complejo y la Familia” II Congreso Latinoamericano de Familia Siglo XXI. Edición: Co-

mité Interinstitucional de Familia (CIF). Medellín, 1998.

151

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

el acompañamiento de jóvenes y adolescentes dentro del SRPA, tendrá que construirse una alternativa que sustituya tan importante lugar. Coincidimos con la doctora Ligia Galvis Ortiz cuando señala: “si la práctica de los derechos se inicia en casa, la confor-mación de las prácticas culturales y políticas que modifican el orden social y político de un país cuenta con bases humanistas sólidas. En este orden de ideas, la unidad familiar adquiere sentido y consideración como el punto de partida para la formación de los sujetos activos de la democracia134.

Inclusión y diversidad

La Constitución Política Nacional Colombiana de 1991 puso sobre la mesa el tema del Enfoque Diferencial al señalar que “el Estado reconoce y protege la diversidad étnica y cultural…135”. Así mismo, en su artículo 13 señala que “todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, recibirán la misma protección y trato de las autoridades y gozarán de los mismos derechos, libertades y oportunidades sin ninguna discriminación por razones de sexo, raza, origen nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o fi-losófica… El Estado protegerá especialmente a aquellas personas que por su condición económica, física o mental se encuentren en circunstancias de debilidad manifiesta…”.

A veintidós años de vida de la Constitución, las ideas esbozadas han ido tomando de-sarrollo, ganando espacios y apropiándose por parte de los ciudadanos y ciudadanas, mostrando con ello que se han hecho avances para el posicionamiento de los nuevos aportes constitucionales, en los que algunos temas van más rápido que otros según sea la región, o el lugar en el que se discuten. En grupos Focales desarrollados dentro de este trabajo al abordar la diversidad, hemos encontrado percepciones, creencias y prácticas distintas: algunas personas han introyectado el tema, lo estudian, han logrado modificar prácticas y hacer acuerdos para avanzar en el mismo. Es el caso de Leticia y Popayán, por ejemplo. Sin embargo la diversidad se apropia con menos fuerza en otras ciudades; del mismo modo, hablar de diversidad pareciera haberse incorporado apenas como un asunto de género, pero otros temas que tienen que ver con la inclusión o la discriminación como la pertenencia a un grupo étnico u otro, en muchos casos es reciente su incorporación, tampoco ocurre así con temas como la discapacidad, la que usualmente tampoco se toma en cuenta; y sobre asuntos de género como la homose-xualidad, solo se toman en cuenta cuando se los puntúa y explica136.

“como también llegan muchachos con diferentes credos unos son católicos, otros son cristianos… inclusive dentro de nuestro proceso de atención en los centros de atención, se da apertura a los operadores para que ellos puedan organizar actividades que al mismo tiempo son con este tipo de variedad; por ejemplo con un operador tenemos que allá no es netamente católicos pudiera decirse, allá al

134 Galvis Ortiz, Ligia., “pensar la familia de hoy: el paradigma de los derechos humanos, fin del régimen patriarcal”. Ediciones Aurora, 2011.

135 C.P.N.C. artículo 7º.136 Ni qué pensar en lo relacionado con la enorme diversidad que implica profundizar en este mismo tema: el de género

y el de preferencias sexuales.

152

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

centro especializado va un grupo cristiano y trabajan con esos muchachos que tie-nen ese credo… inclusive con los otros también; este puede ser como un ejemplo de inclusión”.

Experta, Entrevista a profundidad. Barranquilla, agosto de 2013.

“La cosa del enfoque diferencial”

“Usted sabe que estamos en la cosa del enfoque diferencial, y frente a eso noso-tros somos respetuosos de la cultura y lo que intentamos como personas es tratar de entender algunas situaciones con los indígenas y con la situación de crianza con ellos; el trabajo que hacemos es lento, es mínimo porque hay dificultades de la lengua con ellos, pero nos apoyamos mucho con las autoridades indígenas; como ellos son ente territorial, nosotros todo lo que vamos a trabajar con ellos es con los Gobernadores. Pero hay unas situaciones que… si uno va en equidad de género y en todas esas cosas no las podemos incorporar allá, porque con ellos no es fácil, con las comunidades indígenas no es fácil, nosotros tratamos de interrelacionarnos con ellos a través de... porque entre otras cosas las mujeres casi no participan de las capacitaciones, ni de las charlas de sensibilización, ni de los programas, entonces nosotros nuestro canal es con los Gobernadores, cuando hay situaciones de vulneración extrema que hay allá, que nos toca coger los niños en protección y todo lo canalizamos con las autoridades indígenas”.

Experta, Entrevista a profundidad. Chocó, julio de 2013.

“Cuando tenemos esos casos llamamos a las autoridades indígenas o a la orga-nización; ellos allá tienen un programa que se llama Justicieros. Tenemos el caso de un niño de 10 añitos que cometió un homicidio contra otro niño indígena… Sí lo tenemos en protección, y todo lo hemos canalizado con el Justiciero”.

Experta, Entrevista a profundidad. Chocó, julio de 2013.

En ciudades como Leticia y Popayán, la observación adelantada da cuenta de avances en acuerdos acerca de las sanciones y medidas dentro del SRPA o en otras temáticas con las autoridades indígenas, en el sentido del reconocimiento como autoridad; igualmente, frente a la opción de conversar y decidir mancomunadamente sobre los adolescentes y jóvenes. No obstante, el tema requiere fortalecimiento; es así que, los mismos participantes expresaron la importancia de continuar haciendo ejercicios de inclusión, por ejemplo en lo referente a la participación de las mujeres indígenas y en la construcción conjunta de planes de recuperación y desarrollo de sus hijos e hijas que ingresan al SRPA, en lo que es imperativo incorporar el saber de la autoridad tradicional. Esto no va a ser posible, sin embargo, hasta tanto, en el caso específico de Amazonas, se reconozca la amplitud territorial y su diversidad, ya que los integrantes de los Grupos Focales expresaron que actualmente no se identifican más que dos municipios, lo cual resulta excluyente; y otro desafío sería el de incorporar el saber tradicional, haciendo propias algunas de sus prácticas milenarias.

153

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Por su parte en ciudades como Tumaco, el tema de la diversidad presenta vacíos en el abordaje de las diferencias, sugiriendo que al parecer no se ha incorporado información sobre el cómo trabajar con estas diferencias.

“Sinceramente, no hay un manejo apropiado de la diversidad. Lo que sé, lo conoz-co es por las personas afrodescendientes, la mayoría aquí en la región, y muchos indígenas que están localizados en el pie de Monte Costero. Pero el manejo que se da es igual para todos, es decir, si hay alguna sanción que se impone a una persona de la costa, igual todos van al mismo sitio… que es la única institución especializada. No sé el manejo interno que se dé allá a las personas, cómo será”.

Experto, Entrevista a profundidad. Tumaco, julio de 2013.

El Código de la Infancia y la Adolescencia en su artículo 12 se refiere al tema de pers-pectiva de género: “se entiende por perspectiva de género el reconocimiento de las diferencias sociales, biológicas y psicológicas en las relaciones entre las personas según el sexo, la edad, la etnia y el rol que desempeñan en la familia y en el grupo social. Esta perspectiva se debe tener en cuenta en la aplicación de este Código, en todos los ámbitos en donde se desenvuelven los niños, las niñas y los adolescentes, para alcan-zar la equidad”. Esta disposición implica el ejercicio de cambios en la cultura y en los programas y proyectos de atención a la población menor de 18 años. En consecuen-cia, esto debe “conducirnos a: conversar acerca de esas diferencias con el Niño o Niña, Adolescente, Joven, Adulto mayor o cualquier persona y con su familia y red en tono y postura respetuosos; aceptarlas y generar comportamientos de aceptación en todas aquellos que hacen parte del programa, y mostrarnos empáticos o empáticas hacia su situación o condición particular; hacer sentir y hacer saber a ese grupo familiar que su situación o condición es aceptable y comprensible, validarla y apoyarla ayudando en su comprensión clara…137”.

Pareciera evidenciarse que hay factores que hacen parte de prácticas de la crianza, que demarcan unos caminos o unas rutas a los adolescentes y jóvenes, con claros sesgos de género. Los comentarios a continuación no solo dejan ver la diferencia de roles entre unos y otras sino que también muestran cómo sobre el papel de las mujeres descansan valores éticos y morales de cuidado y “buen comportamiento”… “usted es una señorita y debe dar ejemplo”, en tanto que sobre los hombres “varones” pareciera indicarse que su tarea de proveedores se debe cumplir a cualquier precio, aunque les haga “propen-sos al delito”.

“No, no, no, no quise decir eso. Pienso que de pronto los hombres por el mismo factor cultural, digamos, están más propensos a caer en el delito. Porque son ellos seguramente los que tienen que colaborar en sus casas, llevar los alimentos, la ayuda, la colaboración a sus hogares y por eso precisamente caen mayormente en cuestiones delictuosas: porque tratan de buscar el medio de manera fácil”.

Experto, Entrevista a profundidad. Tumaco, julio 10 de 2013

137 ICBF: “Líneas de acción para el trabajo en familia en el ICBF según grupos etarios”, 2010.

154

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“No, pues, o sea, yo lo digo en forma uno no debe ser machista, pero es que digamos por ejemplo, los muchachos son como más… un poquito más de arran-que, más de adrenalina; por ejemplo usted le dice a una niña: tome esta navaja y vaya robe a alguien… como que coge la navaja y como que ¡huy, no!! Pero usted vaya dígale a un pelado tome, coja esta navaja y… ¡de una! …Porque es que la mujer siempre es más dada a estar en la casa y toda la situación, y que son más consentidas y que todo eso y son como más, o sea...”.

Docente, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Lo dicho en el acápite anterior, implica unas lógicas de crianza, que de alguna forma atraviesan las pautas de la estructura familiar: pactos, lógicas, acuerdos que el mundo de lo privado construye a través de las relaciones también se determinan por un claro sesgo de género que veinte años más allá de la Constitución no rompen con la inequi-dad de género y, que también dedican mayores esfuerzos a la protección de ellas en descuido de la de ellos:

“Uno en el hogar restringe más a las mujeres… Con mi hija estuve más pendiente; la controlaba más con el tiempo, la recogía a la salida del colegio. En cambio, a los varones los dejé solos, no me preocupaba ni...”.

Padre de Familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“Yo digo que las mujeres… bueno. Lo que pasa es que la diferencia que dan los padres a un hombre, a una mujer, es muy distinta; a un hombre siempre lo crían como una cosa machista: usted no llora, usted hace, usted es el que responde, usted es el que tiene; mientras que la mujer: Usted se casa, usted se casa, usted tiene que ser una señorita en todo el sentido, usted tiene que ser el ejemplo, no sé qué; pero al niño siempre se le inculca no hermano, usted emigre rapidito, trabaje, haga, produzca”.

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“… cuando un adolescente llega de pronto en cierta condición cultural; de raza, de religión, desde el primer momento que ingresa, se vincula ¿cierto?, o sea, no se separa por ser de color por ejemplo, o por tener otra religión. Obviamente lo debemos respetar, o por tener una condición… sexual. Entonces, si iniciamos un trabajo con ellos junto a los demás adolescentes, él no se va a sentir discriminado ¿cierto?, y dentro de las formaciones que nosotros le damos a los mismos… a los compañeros, especialmente eso, acoger, hay que llegar ahí. Yo tengo muchachos por ejemplo de otras regiones apartadas, una cultura totalmente diferente ¿cierto?, y en este momento están vinculados y trabajan conjuntamente ¿cierto?, en sus trabajos por pares; el muchacho que tiene una inclinación sexual… es un mucha-cho que hay que estar más pendiente de él, por la condición y por la situación de los demás, igual se vincula al trabajo, … o sea que no se sienta… si el muchacho en un momento dado se siente recriminado, se siente que se está separando, ahí vamos a empezar a tener más problemática, digamos…”.

Educador, Grupo Focal, Manizales, junio de 2013.

155

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“No. Ella la niña su tendencia es lesbiana, y el niño ya totalmente destapado. En-tonces, al inicio, los muchachos al verlo a él, se sintieron como... a decirle cosas. Entonces ya empezamos nosotros a tomar el caso. Para ello también buscamos la colaboración de equidad y género. Nos dictaron una charla muy buena con los adolescentes, y también con las familias que son muy cerradas ante el tema de homosexualismo. Entonces con ellos se trabajó con la perspectiva de género, y con los adolescentes también se les presentan muchas exposiciones frente al tema; y los muchachos ya se están metiendo más con ellos. Ya hablan, porque ellos piensan que si le hablan al muchachito, ya se van a contagiar de lo que es él; o si le hablan a la niña…”.

Profesional, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

Se han incorporado temáticas de diversidad sexual en la atención directa a adolescentes y jóvenes, mostrando con ello que se avanza en cumplimiento del mandato constitu-cional.

“Usted no es de aquí”

Pareciera que el problema del consumo de SPA es de los más importantes cuando se habla de prevención de la delincuencia. La información recopilada en este trabajo mos-tró una temática común y transversal en los grupos focales, cual es la incidencia del consumo en la comisión de delitos. En el análisis de derechos a la protección se hizo referencia a esta temática como gancho de vinculación a jóvenes y adolescentes en las redes de microtráfico y como puente hacia su reclutamiento en bandas criminales. Estos dos temas así vistos en su unidad, potencian las posibilidades de exclusión para adoles-centes y jóvenes. Como se verá detalladamente en “Corresponsabilidad”, el sector de la salud como tampoco el de Educación, avanza en el protagonismo necesario frente al manejo del tema, que sin duda requiere la concurrencia de todos los actores de la sociedad para ser enfrentado.

“Si, a nosotros, porque en allá donde nosotros estamos, allá sí hay niños negros… y normal, entonces desde hace mucho venimos tratando este tema y ya, allá no hay como racistas, no…Pues como los drogadictos, a los drogadictos sí los aíslan mucho de la sociedad, ¿cierto? … Que los miran feo, no mano, usted no es de aquí, ¿cierto? Así, ¿sí? como que no les gusta convivir con ellos”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

“No, pues, de que menos discriminación, más educación, todo eso, porque pues hay veces que las personas llevan las hojas de vida ¿no? A tal empresa, pero ape-nas se dan cuenta que es del Distrito… ‘no, ese “man”, el ladrón’ y no los aceptan”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

156

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Las ciudades fronterizas

Las observaciones, así como las entrevistas y los grupos focales, permiten afirmar que estar viviendo entre fronteras con otros países, es un tema que reviste vital importancia en su análisis. Confluyen aspectos generados por la condición de ciudad fronteriza, en la que las decisiones tomadas desde el SRPA –en el caso de capturas, sanciones, medidas, frecuentemente son invalidadas al traspasar una frontera. Se presenta lo que podría lla-marse “Economía de frontera y delito”, siendo posible que ocurra un caso de proxenetis-mo que se ejerce en el país vecino aunque se resida en Colombia, implicando la urgente necesidad de establecer acuerdos internacionales (ejemplo: Perú, Brasil, Colombia), para homologar criterios de intervención frente al tema de Infancia y Adolescencia, y de esta forma fortalecer los recursos y las formas de acción. Esto desborda el escenario del SRPA, y requiere intervenciones a nivel diplomático y político que generen una sinergia favorable a la prevención del delito en población de adolescentes y jóvenes.

“… se crea un elemento diferenciador con respecto al resto del país: tenemos una ciudad de zona de fronteras, con altos índices de desempleo, que incluso está muy por encima del promedio nacional, tenemos unos altos índices de informalidad laboral, tenemos gran número de familias disfuncionales, entonces encontramos que la oportunidad que en este caso tienen los niños, las niñas y los adolescentes son muy pocas”.

Docente, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

4.5. Corresponsabilidad“El decurso que la humanidad siga es el que tracen los niños,

porque son los niños y el vivir que ellos tengan lo que pervivirá cuando sean adultos y estos adultos desde hoy

seremos los artífices de la atmósfera en la cual se van a levantar los niños, que conservarán generación tras generación

el gusto o el desdén por la convivencia”

Humberto Maturana Romesín.

En este apartado se presenta un análisis interpretativo de la información recogida a través de los Grupos Focales y Entrevistas a Profundidad, a partir de la respuesta a pre-guntas relacionadas con la concurrencia de actores del Estado, la Sociedad y la Familia. El análisis explora también la concurrencia en diferentes niveles, e incluye a las comuni-dades y a la empresa privada.

La Ley 1098 de 2006 precisa los conceptos de corresponsabilidad, en sus artículos 10 y 41, así:

“Artículo 10. Para los efectos de este Código, se entiende por corresponsabilidad, la con-currencia de actores y acciones conducentes a garantizar el ejercicio de los derechos de

157

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

los niños, las niñas y los adolescentes. La familia, la sociedad y el Estado son correspon-sables en su atención, cuidado y protección.

La corresponsabilidad y la concurrencia aplican en la relación que se establece entre todos los sectores e instituciones del Estado.

No obstante lo anterior, instituciones públicas o privadas obligadas a la prestación de servicios sociales, no podrán invocar el principio de la corresponsabilidad para negar la atención que demande la satisfacción de derechos fundamentales de niños, niñas y adolescentes.

Artículo 41… Garantizar la asignación de los recursos necesarios para el cumplimiento de las políticas públicas de niñez y adolescencia, en los niveles nacional, departamental, distrital y municipal para asegurar la prevalencia de sus derechos…”.

Siguiendo lo preceptuado en la Ley de Infancia y Adolescencia y a la luz de lo señalado por el doctor Maturana, en el encabezado de este apartado, se puntualizará la informa-ción relacionada con la concurrencia de actores del Estado, la sociedad y la familia, para la protección integral de los derechos de sujetos o interlocutores válidos, de manera compartida. Mostraremos información recogida de las y los participantes con relación a su mirada en niveles nacional, territorial y local; del mismo modo, en lo relacionado con la corresponsabilidad de la familia y a la articulación entre instituciones compromisarias del SRPA según lo establecido en el capítulo II de la Ley de Infancia y Adolescencia138”.

Los diferentes actores: todos al ruedo

Como se ha visto a lo largo del texto y aquí precisamos, la corresponsabilidad frente a la población de adolescentes y jóvenes, concretamente en lo que tiene que ver con el Sistema de Responsabilidad Penal, no alcanza a cumplir lo señalado en la ley y mucho menos cubre las mínimas expectativas de quienes trabajan directamente en los progra-mas del Sistema:

“Con todo lo que tenemos aquí, todas estas herramientas, todas estas estrategias de intervención, nosotros toreamos el toro todos los días (se refiere al trabajo en el SRPA), pero mientras los actores del Sistema de Responsabilidad Penal, yéndo-me mucho más allá, se queden en la barrera solamente mirando, es mucho más complejo la recuperación del adolescente y mientras algunos actores del Sistema sigan mirando solamente el delito y no el ‘ser’, mucho más difícil … Actores del Sistema… generar conciencia en ellos para que verdaderamente miren a estos adolescentes como seres humanos, porque siempre se ve que es el delito real”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cúcuta, julio 30 de 2013.

138 Ley 1098 de 2006: Autoridades y entidades del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes.

158

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Que realmente todos los actores del sistema se comprometieran, que no fuera una responsabilidad exclusiva de Bienestar Familiar; o sea creo que eso sería más esperanzador. Y que los procesos realmente apunten a las necesidades de los jóvenes; que ellos salgan con mejores oportunidades y posibilidades en donde la comisión de una infracción a la ley penal, ya no haga parte de sus opciones de vida”.

Experta, Entrevista a profundidad. Soacha, mayo de 2013.

Aquí se evidencia que dentro de la cultura administrativa del Estado se han ido configu-rando como normas, prácticas que son anormales: el principal doliente de un tema lo asume como propio (caso del ICBF), pero a su vez, al hacerlo, se convierte en el principal culpable de lo que no se hace. No es habitual en la gestión administrativa hacer control y seguimiento a la corresponsabilidad (salvo por el ejercicio que realiza la Procuraduría General de la Nación). Así que esta cultura suplanta la ley, se erige como tal y se adopta como responsabilidad institucional algo que por definición de ley es responsabilidad de todas las entidades compromisarias.

“Situaciones como esas: no es justo que un muchacho o un grupo de jóvenes esté peleando tantos años para que les construyan una cancha ¿no? no me parece. Y todo ¿por qué? por el mal manejo de los recursos… Como ese día sobre las com-petencias, sobre el campeonato que hubo y yo hablé con el funcionario encargado; yo le dije que nos apoyara más y él me dijo: ¿más que eso, qué más quieren? ¡Más que eso! ¿Qué quiere que lo apoye? Así: como ignorando ahí todo… (Expresión de frustración)”

Joven, 19 años, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013.

“…Por ejemplo: en las Juntas Locales y en todo, hay una gran cantidad de dinero que no se aprovecha; y si se aprovechara… no se aprovecha como debería de ser y no llega directamente a donde tiene que ser; porque el joven no sabe utilizar esos espacios, no se apropia de ellos, no sabe cómo presentar propuestas, no está al tanto de cómo dinamizarse frente a la comunidad porque… primero no hay una noción de empoderamiento… ¿qué te digo? eso no lo tienen muy claro; y segundo, las personas que están a cargo de este tipo de elementos tratan de descartar las propuestas del joven minimizando el asunto porque les conviene …si muestran algo, hacen propuestas y eso, no le dejan progresar su propuesta, porque los otros les gusta es coger esa plata y volverla nada… y se las desbaratan”.

Experto, Entrevista a Profundidad. Sibaté, septiembre de 2013

En los apartados que preceden se sugiere una enorme dificultad y más allá de esta, una cierta desesperanza para que los jóvenes y los adolescentes puedan acceder a los espa-cios públicos y políticos que han sido creados por el Estado para su posicionamiento; este planteamiento fue generalizado en los grupos focales y en las entrevistas a profun-didad desarrollados.

159

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Para nadie es desconocido que una dificultad que enfrentan las instituciones y la so-ciedad misma está dada por la corrupción administrativa. De acuerdo con Garay “…la corrupción es un mecanismo eficiente para obtener beneficios económicos y, como se verá más adelante, beneficios sociales y políticos139”. En el caso de lo referido por algu-nos de los participantes como ya se mostró, pareciera que se trata de distintas formas de corrupción generalizada e incorporada en comportamientos culturales; y a la vez, de un mecanismo de exclusión, que tratándose de la población prioritaria del país, resulta poco menos que preocupante.

Las alcaldías, las gobernaciones y la política en lo local

La Ley 1098 de 2006 designó en su libro III (Art. 204), las responsabilidades del ente territorial no solamente con relación al SRPA, sino para toda la infancia y la adolescencia: “Son responsables del diseño, la ejecución y la evaluación de las políticas públicas de infancia y adolescencia en los ámbitos nacional, departamental, distrital y municipal, el Presidente de la República, los Gobernadores y los Alcaldes…”. Veamos cómo se desa-rrolla tal disposición:

“… incluso eso me sorprendió mucho, hace por ahí dos meses nos reunimos con varias Secretarías y se observa cómo todos estamos trabajando, pero de una manera independiente, entonces la propuesta que le decía era que deberíamos unir esfuerzos, unir todos esos programas para lograr un fin como el que es la prevención y evitar que se siga aumentando la delincuencia”.

Fiscal, Grupo Focal, Manizales, junio de 2013.

“Yo pienso que para poder invitar a la empresa privada a tener un sentido de corresponsabilidad con toda esta parte social, que es muy importante, tendríamos que empezar por la Alcaldía Municipal y la Gobernación, para que realmente ellos asuman la corresponsabilidad como debe ser; con todo respeto con las personas presentes … (Varias voces hablan a la vez de la corresponsabilidad) y la corres-ponsabilidad siempre queda en el ente visible del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, que es el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar; hablemos de todo, de presupuesto, de...”.

Trabajador social, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

Lo dicho por los dos profesionales, sugiere que el paradigma de la corresponsabilidad aún no está posicionado en las prácticas institucionales y sociales. Pareciera dominar una mirada desde la subsidiariedad: “todos trabajamos pero de manera independiente…” “tendríamos que empezar por…” Estas concepciones y prácticas van en contravía de los elementos que son esenciales a la acción corresponsable de todos: solidaridad, simulta-neidad, y complementariedad, lo cual por supuesto incluye a Alcaldes y Gobernadores: “corresponsabilidad significa que la familia, la comunidad y el Estado tienen obligacio-

139 Garay; Luis Jorge; et. al., “La Captura y Reconfiguración cooptada del Estado en Colombia”; 2011.

160

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

nes concurrentes, simultáneas e interrelacionadas; no que cada uno tiene algunas res-ponsabilidades aisladas. La familia no puede ceder su responsabilidad a la comunidad o al Estado (como ocurre cuando abandona a un Niño o Niña). A la vez, debe exigir que el Estado cumpla con lo que le compete. La comunidad brinda espacios y oportunida-des para el desarrollo y la protección de los niños, niñas y adolescentes, a la vez que promueve y vigila la gestión de la correspondiente a la familia y el Estado. El Estado por su parte no puede evadir sus responsabilidades planteando que ciertos asuntos son de competencia exclusiva de la familia, pues a él le compete habilitarla para que ejerza su función, vigilar que lo haga y llenar sus falencias. De igual modo no puede descargar sus responsabilidades en organizaciones sociales para que cumplan funciones propias del sector público pero sí debe complementarse con ellas para lograr el mejor soporte posible a los Derechos140”.

“La gobernación… ¿programas así cofinanciados directamente por la goberna-ción? No tengo mucha claridad”.

Experta, Entrevista a profundidad. Chocó, julio de 2013.

“Nuestros Gobiernos no apoyan; las Alcaldías no apoyan para nada. Le pedimos plata al Alcalde y no, que no hay. El Gobernador, sí que menos”.

Educador, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

“… Ya sería más bien como propuesta a nivel municipal. El municipio tiene que movilizarse… con programas de prevención que salen siendo más económicos que los de intervención…”.

Profesional, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

Conforme a las opiniones y vivencias de algunos de los participantes en los Grupos Fo-cales y en las Entrevistas a Profundidad, las alcaldías y las gobernaciones aún distan de apropiarse del mandato de la Ley 1098 de 2006 y de las disposiciones dadas en la guía antes citada.

Asignación de recursos para la prevención en lo local-barrial

Cuando la concurrencia corresponsable no es clara, los actores no solo pueden confun-dir sus roles y recursos sino que también pueden sentirse paralizados, inhibidos, o des-esperanzados frente a su quehacer. Incluso cuando quieren hacer algo, las posibilidades y capacidades se contraen al no encontrar salidas respecto a su rol, que ante el déficit de acción de algunos actores, da como resultado la pérdida de iniciativas y la dispersión de recursos y esfuerzos.

140 DNP, ICBF, MEN, MINPROTECCIÓN: “Guía para Alcaldes: Marco para las políticas públicas y lineamientos para la plane-ación del desarrollo de la infancia y la adolescencia en el municipio”. 2ª. Edición, 2009.

161

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Recuérdese, como ya se mencionó en el referente conceptual, que de acuerdo con Heckman y Dimitriv V. Masterov las intervenciones tempranas benefician a los niños y niñas, a nuevas generaciones y a la sociedad en general; reducen la desigualdad e incre-mentan la productividad de la sociedad. Desde luego, la intervención para sostener los logros, es indispensable, pero ello sin desmedro de la prevención. La destinación de re-cursos puede resultar ineficiente cuando se hace solo para resolver problemas de corto plazo, o que demandan inmediatez, de suerte que una inversión en recursos humanos, físicos y financieros no proyectada y no sostenida en el tiempo impide encontrar en la Prevención una posibilidad de hacer eficientes tales recursos; mucho más cuando esta mirada no está en un contexto de desarrollo individual y colectivo.

Más esfuerzos para lo preventivo

Los esfuerzos adelantados en el campo de la prevención, usualmente representan un mínimo de recursos frente a los de la intervención o la protección, dando con ello un énfasis en lo inmediato y de corto plazo, lo cual tiene efectos perversos: a mayor descui-do de lo preventivo, mayor demanda en la protección. Esto se convierte en un círculo vicioso que no permite proyectarse con saldo social, como sí puede hacerse cuando se enfatiza en la prevención. Téngase en cuenta además, como ya se señaló en 4.2.4 (¿Quién corre más?) que se ha vuelto una constante que los programas preventivos se sacrifican debido a asuntos burocráticos, así que no se desarrollan con sostenibilidad sino apenas durante alguno o algunos meses del año, imponiendo aún con mayor fuerza la lógica que señala que lo verdaderamente importante es lo que reclama inme-diatez. Pues nos encontramos con un nuevo desafío consistente en generar equilibrio entre lo preventivo y lo referente a la atención, obviamente a partir de diagnósticos; programas probados técnicamente para funcionar durante 8 o 9 meses por año no pueden reducirse a 3, porque su efecto será adverso y el resultado será la pérdida de recursos y de credibilidad ante las instituciones; los recursos para la prevención tendrán que robustecerse si verdaderamente queremos que en los programas de protección se cuente cada vez con menos demanda. En los apartados que siguen mostramos lo dicho:

“… pienso yo que se invierte mucho más esfuerzo, dinero, recursos, todo, en la atención, más no en la prevención, ¿cierto? En la atención de esas familias y esos niños allá en su comunidad, o sea ¿por qué llegan estos niños, estos jóvenes al sistema de restablecimiento de derechos? ¿Cierto? ¿Qué es lo que ha pasado an-tes, que no se ha atendido? Siento que hay muchos más esfuerzos encaminados a todo el proceso de atención y muy reducidos a prevención y en prevención es mucho… muy asistencialista… todo lo de familias en acción… que entonces es el subsidio, llegó el subsidio y ya. Pero entonces ¿cómo poder orientar a las familias para que sean garantes de derechos? …Pues por ejemplo, ahorita se está hacien-do mucho esfuerzo en primera infancia, ¿cierto? En todo lo de 0 a 5 años; pero entonces yo pienso: ¿y toda esa población que sigue a partir de los 5 años, qué? Los niños, los adolescentes, el trabajo desde la escuela, desde los colegios…”.

Trabajadora Social, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

162

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“Pues yo digo de que… un ejemplo, si el gobierno nos apoyara a abrir más centros de... de ocupación para los adolescentes, para las jóvenes, hasta para uno como madre de familia, que hubiera más posibilidades, sería muy bueno”.

Madre de Familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“(M): ¿Qué harías con la juventud?

Pues yo, primero que todo, les daría como un estudio, normas, estudiar… para ellos como… algo que les guste ¿sí me entiende?

(M): ¿Cómo qué?

De una vez en los barrios… desde pequeños… si a usted le gusta pintar, si les gusta esto, es que uno desde pequeño, uno se cría como con una cosa, qué quiero ser, quiero cantar, quiero pintar o algo, como darles desde chiquitos un estudio en lo que les guste ¿no? Como por ejemplo facilitárselos más, para que crezcan en eso y crezcan con lo que les gusta hacer y ayudarlos con eso ¿sí me entiende?”

Adolescente, 16 años, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

Hay regiones del país en las que los programas de intervención o protección apenas llegan, en tanto que algunos proyectos preventivos ni siquiera asoman. Sobre ellas, también previa elaboración de un diagnóstico, debe focalizarse la mirada de las institu-ciones que integran el Sistema Nacional de Bienestar Familiar; ello, repetimos, con una mirada de diversidad y respeto que les consulte, que tenga en cuenta sus necesidades y recursos, sus intereses, tal como ya se señaló en 4.4 (“Recursos: entre la diversidad y la singularidad”):

“Pero yo también digo: más instituciones de protección y prevención, porque noso-tros no tenemos ninguna, o sea aquí en Tumaco, los niños que andan en la calle doctora ¿y nosotros qué cupo tenemos por decir algo? No hay cupo para esos niñi-tos que andan en la calle… Hay, pero no para niños de calle, debería haber aquí, o sea, una institución para niños de calle que tienen problemas de consumo… Pero no tenemos así, vuelvo y le insisto, de comunidad terapéutica ¿no? Yo sé que este es un problema de salud, pero debería haber”.

Experta, Entrevista a profundidad. Tumaco, julio de 2013.

En estas zonas, en las que como se ve adelante, los adultos recorren grandes distan-cias para realizar sus actividades productivas (minería, agricultura, pesca, entre otras), es necesario llegar con propuestas eficaces de apoyo en la prevención del abandono, el abuso y el reclutamiento y prevenir así riesgos de delincuencia juvenil. Así mismo y primordialmente, darse cuenta (indagar sobre ellos, buscarlos, identificarlos) de los recursos con que cuentan y a partir de ellos promover procesos que como en el caso de Amazonas, gracias a la biodiversidad que caracteriza al departamento, entre sus imaginarios está que una Entidad como Colciencias pudiera impulsar proyectos investi-gativos en los que los niños, niñas y adolescentes serían protagonistas. Igualmente, las

163

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

zonas más apartadas del país aunque no registren los más altos índices de delincuencia juvenil, deben representar la misma importancia para el país y ser incluidas en el sentido de conjuntamente con ellas construir opciones que aseguren la corresponsabilidad de los diferentes estamentos para con ellas y que faciliten el cumplimiento corresponsable de las familias:

“… yo creo que también se necesita una fuerte presencia del Estado en las comu-nidades rurales, ¿cierto? Pues por la experiencia de los jóvenes como les digo, la mayoría por no decir que todos, vienen es de zonas rurales, ¿cierto? Y la vulnera-ción a los derechos es impresionante allá, las situaciones de violencia intrafamiliar, de abuso, la presencia de los grupos es lo que impera, entonces también es como ese abandono estatal a todas esas comunidades”.

Trabajadora Social, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

“Como que el papá se dé cuenta cuando puede atacar el problema ¿por qué? Porque son papás que no permanecen en la casa, se van a hacer actividades mineras a otro lado, entonces cuando reaccionan, el niño ya está abandonado”.

Experta, Entrevista a profundidad. Chocó, julio de 2013.

“... por ejemplo, aquí Colciencias debería que… involucrarse también en esto, porque hay muchos niños que quieren demostrar que son investigadores, tienen destrezas ¡listo! si hubiera aquí un sitio en donde pueden interactuar, buscar sus formas de investigar, yo creo que más de un niño, si hay un niño que está en su casa sin nada qué hacer, acudiría inmediatamente allá y así… las empresas también deberían de estar involucrados aquí, porque hay muchos niños que dicen: yo tengo cultura empresarial, yo quiero saber cómo va a ser esto… y también deberían de interactuar de esa forma las empresas en Bogotá. Entonces son fac-tores que ahí se necesitan, pero que aquí no los hay. Eso hace que la vida ocio de nuestra sociedad, los niños …Eso haría que se quitara ese riesgo que corren nuestros niños, porque como la sociedad no los toma, no los tiene en cuenta; pero sí la otra parte de la sociedad que es la delincuencia, sí los tiene en cuenta a ellos”.

Padre de Familia, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013.

Cualquier esfuerzo en lo preventivo implica una asignación presupuestal, que en el caso de poblaciones marginadas y con escasas posibilidades de vincularse en procesos pro-ductivos, a decir de la experta que habla en el siguiente apartado, deberían focalizarse, e ir más allá de la mera asignación en dinero, orientadas y con acompañamiento.

“De pronto en el Conpes que haya acciones para efecto de intervenir el tema de generación de ingresos; al menos para las familias focalizadas, con un niño con problemas de infracción penal … la comunidad tiene sus responsabilidades, pero la comunidad las asume a medias, pero si una familia la tenemos focalizada con

164

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

un proyecto de generación de ingresos, no es tan difícil la ubicación, además se nos facilitan las acciones, porque entran unas exigibilidades, usted en el programa tiene que reunir estos y estos requisitos… y un acompañamiento… de ahí… que no sea la plata y ya”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Chocó, julio de 2013.

La sostenibilidad en los proyectos preventivos, su efectividad, el respeto por las dis-posiciones técnicas relacionadas con el tiempo durante el que deben funcionar cada año, su puesta en marcha en todos los lugares del país que lo requieran, evitaría que se presenten situaciones como la que describe el joven que habla a continuación:

“… en estos días estaba viendo en el barrio que había como un conflicto, llegó diz-que que la mesa de derechos - nada más se ve cuando hay problemas - de resto no se ve que… llegando capacitaciones, campañas, vacunas, para los jóvenes, que partidos de fútbol, que ir a enseñarles, que meterse en programas de los que les gusta… la adrenalina, todo eso… los deportes extremos… nada”.

Joven, 18 años. Grupo Focal, Medellín, agosto de 2013.

La autoridad familiar: ni carceleros, ni presos

La corresponsabilidad de las familias comprende el cuidado, el amor y la protección no solo frente al desarrollo físico de sus hijos e hijas, el desarrollo afectivo es vital; y de la es-tabilidad emocional y afectiva hace parte importante el establecimiento de límites y de guías que les permitan convivir socialmente asertivos y, en la promulgación y práctica de reglas claras y consensuadas en cuyo proceso de construcción el ejercicio de su auto-ridad es indispensable. En el documento conceptual del “Modelo de Comportamientos Prosociales con las familias, niños y niñas de 4 a 6 años”141, las autoras señalan que: “Distintos investigadores han encontrado factores de riesgo asociados con la agresión en la primera infancia, como con la violencia familiar, la delincuencia juvenil…”. En el caso que se muestra a continuación, un Adolescente de 16 años instruye a una madre de familia, quien en un Grupo Focal manifiesta su impotencia para poder controlar a su hijo menor de 14 años: hacerlo “reflexionar” y hacerle “un escándalo” son sus sabios consejos, al parecer aprendidos en su propia vida familiar:

“Sí, sí, claro, hay que, hay que hacerlo reflexionar, ya si él no quiere, va siendo hora de que… porque él todavía tiene catorce años ¿cierto?, usted es la mamá (señalándola con la mano y mirándola a la cara), usted es la que tiene la autoridad sobre él: no papito, usted a las ocho de la noche tenía que estar en la casa, si usted está allá con sus amiguitos, le hago un escándalo allá encima de ellos, pa’ que se pase una pena; mi amá (sic) me decía una vez... (risas)”.

Adolescente, 16 años. Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

141 Torres Méndez, Clara & Vargas Trujillo, Elvia: “Modelo de Promoción de Comportamientos Prosociales con las familias, niños y niñas de 4 a 6 años”. Proyecto de cooperación Técnica BID-ICBF 2005-2007 2ª. Edición, ICBF, 2010.

165

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Una madre de familia participante en otro grupo focal, parece complementar la instruc-ción: “es lo que yo diga, no lo que él quiera”.

“Es que uno tiene que ser así con los hijos (hablan varias señoras a la vez) y los hijos no lo mandan a uno (tono seguro); uno como padre, uno manda a los hijos… eso que no, que el niño no quiere tal cosa… porque hay muchas madres que pues… yo he escuchado, que el niño es muy jodido, que el niño, no… qué pena me da, es lo que yo diga no lo que él quiera (con tono de seguridad)”

Madre de Familia, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

Se desprende de lo anterior una nueva confusión de roles similar a la que se planteó en 4.2.3 (“Protección Integral: Nuevos roles para todos”), que esta vez anida en las familias. Es claro que la madre de familia se encuentra tan desolada y tan perdida, que un adoles-cente interviene para orientarla. Se infiere la necesidad de desarrollar acciones dirigidas hacia los padres de familia, redes vinculares y cuidadores, encaminadas a enseñarles el control y la autoridad democrática al interior de sus familias, con el fin de facilitarles la realización de su rol paterno. Recuérdese, como se señaló al comienzo del tema de corresponsabilidad, que al Estado le compete habilitar a la familia para que ejerza su función, vigilar que lo haga y llenar sus falencias; habilitarla es darle las condiciones necesarias para que desempeñe su rol. En la voz de los adolescentes y jóvenes que par-ticiparon en los grupos focales, podría decirse que es coincidente su reflexión respecto de lo imprescindible que es el apoyo de sus familias, sin las cuales algunos ni siquiera imaginan su vida, o piensan que de haber seguido aislados de su apoyo habrían podido morir:

“(M): si no hubieras tenido familia o… no te hubiera apoyado como te ha apoyado tu familia, ¿en cambio de eso qué?

Yo no estaría acá, yo creo que yo estaría... ¡hasta en la muerte!”

Joven, 19 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“… no, pues gracias a Dios, pues yo creo que… ¿sin familia? ¡Uichh no!... uuuuichh!!!”

Adolescente, 14 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Con mucho criterio técnico y profundidad epistemológica, los Lineamientos Técnicos del ICBF consideran que la familia es una “unidad ecosistémica de supervivencia (resaltado nuestro) y de construcción de solidaridades… en el interjuego de los ciclos evolutivos de todos sus miembros en su contexto sociocultural” y que “… por tanto hay que potenciar sus recursos y los de las comunidades en vez de enfatizar la identificación de sus déficits…”142. En efecto, para el joven y el adolescente que hablan atrás, la familia

142 ICBF: Lineamientos Técnicos para la Inclusión y Atención de Familias (2007).

166

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

ha sido fundamental como posibilidad de vida; y en el joven que habla a continuación, se constituye en una razón para continuar en su proceso:

(M): “¿Tú en quién te apoyas?

En mi familia, es lo que más quiero, estoy mejor con ellos y por ellos estoy hacien-do esto y lo quiero terminar y también… me ha mantenido el programa”.

Joven, 19 años, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013.

Pareciera que en algunos casos, cuando se descuida el vínculo o se confunde el rol fami-liar, los seres humanos tendemos a buscar entretejer relaciones vinculares que nos den sentido de vida, o a romper definitivamente con aquellas que confundieron su queha-cer. Las relaciones intergeneracionales encuentran en la familia un espacio casi único, debido a la fortaleza de vínculos que en su interior se establecen; esto puede explicar, en algunos casos, que adolescentes y jóvenes encuentren sentido a su vida a través de la maternidad y de la paternidad, lo cual puede llegar a constituirse en un problema para ellas y ellos, en cuanto interfiera en su desarrollo y en las posibilidades de expandir sus capacidades al tener que priorizar sobre su propio proceso de desarrollo, el de otra vida; pero no puede desconocerse que en muchos casos la paternidad temprana da sentido a la vida:

(M): “¿Qué es lo que… ¿en qué se basan, en qué se soportan, en qué se apoyan?

En la familia… ahora, en mi hija, es importante, si no fuera por ella, quién sabe dónde estuviera”.

Joven, 20 años, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013.

Siguiendo al Dr. Borys Cyrulnik y retomando las conclusiones de sus indagaciones po-dríamos señalar que el vínculo y el apego son indispensables en un ser humano y que la familia, necesariamente, se constituye en quienes deben dar nacimiento, continuidad y fortaleza al vínculo tan importante para los adolescentes y jóvenes en procesos de ries-go o del SRPA; si no hay conversación, si no hay sentido, no existirá forma de construir verdades plausibles para los adolescentes y jóvenes.

“Yo, por ejemplo, ¿puedo intervenir?, por ejemplo, en mi caso yo fui víctima y victimaria (llora); en mi caso fue violencia intrafamiliar (se refiere al delito que cometió). Yo… hablo de mi papá… pues bueno… en fin… gracias a esto pues, terminé acá. Ahí se nota la fisura, porque si tú no tienes un buen núcleo familiar ¿cómo vas a esperar que tú respetes a tu padre o a tu madre si no hay un buen acompañamiento y si…?”

Adolescente, 14 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Los mencionados Lineamientos señalan que las redes sociales son espacios esenciales en la vida humana, como quiera que “hacer parte de” y “contar con un vínculo” son

167

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

marcadores de la identidad y del sentido de vida, así que su exploración e identificación como también su construcción, se hacen esenciales en todo proceso de intervención a la familia; esto se constituye en enorme reto para el SRPA, que además cuenta con los Lineamientos en mención para el uso de todo el Sistema Nacional de Bienestar, los cuales reúnen herramientas, conceptos y estrategias y dan líneas de intervención para trabajar con familias en principios de corresponsabilidad, inclusión y solidaridad. Este material se constituye en un apreciable aporte que debe ser introyectado previo proce-so de formación, por todos los actores del SNBF y del SRPA.

Aunque en la mayoría de los casos del SRPA se cuenta con la concurrencia de las fa-milias —frecuentemente, gracias a los procesos que desarrollan los operadores—, en la población en riesgo ocurre lo mismo, no siempre la familia cumple su rol y se hace corresponsable.

“Toda aquella persona que lo trate bien a uno y que le dé afecto, no precisamente tiene que ser la mamá la que le dé amor y cariño y afecto, ¡no!, puede ser cualquier persona, ¿sí?, desde que uno se sienta querido, desde que uno se sienta apoya-do, desde que… toda aquella persona que así lo vea a uno pateando un balón mal pero le diga: ¡eso, eso es como lo que usted tiene que hacer, eso!…”

Joven, 22 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Lo que acaba de referir el joven da sentido a la corresponsabilidad. El rol de la familia como el de los demás corresponsables, es insustituible. Y en este caso, el joven crea una estrategia para darle sentido a su vida y afirmar la necesidad de contar con amor, aceptación y aprobación. Como en otros casos ya mostrados, las propias familias, los adolescentes y jóvenes, así como algunos operadores directos del SRPA, encuentran al-ternativas y surgen como diseñadores espontáneos de propuestas frente a situaciones tan adversas como no contar con la presencia de una red vincular que les encamine y les apoye en su proceso de socialización. Se podría decir que los niños, niñas y familias son estrategas permanentes de su vida, dejarles solos frente a propuestas como estas sería ignorarles como interlocutores válidos y desaprovechar sus importantes aportes:

“… que yo les comenté al comienzo ¡mi hijo es consumidor!; entonces cuando los hijos de nosotras son consumidores y cometen un delito, pues somos estigmatiza-dos el adolescente y la familia, entonces ¿qué hicimos nosotras? Pues que muchas mamás teníamos el mismo problema, llegábamos a… o sea, nos encontrábamos en las audiencias y ¿qué hicimos nosotras?, creamos una red, una red de familias protectoras y somos las mamás”.

Madre de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“No todo el mundo pone la cara”

En los casos en los que la familia no se hace corresponsable frente a sus hijos e hijas, o aún más grave, cuando esta es la que —vulnerándoles los derechos— los impulsa a la

168

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

realización de actividades delictivas; procede (como ya se indicó) “habilitarla” para que cumpla su rol, y escuchar las propuestas que ellos hacen para restablecer la red vincular o crear alternativas de red. Esta es una tarea en la que el Estado no puede ahorrar esfuer-zos; al contrario, lo que debe hacer es invertir recursos especializados y transdisciplina-rios que tengan como prioridad dicha “habilitación”.

“…lamentablemente, donde hay problemas los papás nunca ponen la cara; así sea disciplinario, así sea de drogadicción, así sea… bueno de lo que sea. Los papás a veces no ponen la cara; generalmente estamos los mismos papás ¿por qué? Porque a uno le mandan una citación y uno sí se interesa por saber para qué lo necesitan. Pero lamentablemente no todo mundo tiene la misma mentalidad, la obligación… o sea… a mí me parecería que hubiera una ley que sancionara a los padres irresponsables, de una u otra manera los obligara a ser responsables. Porque es que si habemos (sic) en un colegio de 2.500 niños, habemos (sic) 100 padres responsables, la mayoría de ellos son irresponsables”.

Madre de familia, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

¿Sancionar a las familias?

La corresponsabilidad, en el sentido de responsabilidades de varios actores hacia fines compartidos, requiere de su concurrencia efectiva en cumplimiento de roles diversos que les han sido señalados por la normativa y las leyes. Es indispensable identificar cada una de esas responsabilidades en cabeza de cada actor. En el tema de ‘responsa-bilidad penal’ pareciera haber una división muy sutil entre las responsabilidades que corresponden a las familias y las que corresponden a los adolescentes, lo cual pone de manifiesto una falta de precisión en los alcances de la corresponsabilidad y exige por tanto una clara definición, quizás mediante la reglamentación de la Ley 1098 de 2006.

Establecer el grado de responsabilidad de cualquier actor es complejo e implica contar con un sistema de seguimiento, control y evaluación de las medidas y sanciones, que permita una aproximación más precisa a estas, de suerte que se clarifique el alcance y resultados de cada una, así como el cumplimiento de cada actor. Necesitamos construir, en conclusión, una cultura de la responsabilidad con alcances claros de manera que —como lo expresan las dos madres de familia a continuación— se cumpla la correspon-sabilidad desde todos los actores incluyendo, por supuesto, a las familias:

“Yo creo que se debería pensar en sancionar a la familia también, alguna cosa así, por así decirlo; y uno pensar en fortalecer al muchacho o al chico como tal, fortalecerlos a ellos para que en medio de que no hay apoyo de la familia ellos puedan… lo otro yo no sé hasta qué punto sancionar la familia o algo…”

Madre de familia, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

“… es verdad lo que él está diciendo: tienen que castigar a esos papás que no cui-dan de sus hijos… una vez llegó un muchacho a la casa, era amigo de los míos y a mí me intrigaba la forma de ser de él, porque era, a pesar de tan adolescente era

169

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

muy duro en cierta actitud, entonces yo le pregunté que la mamá, que el papá, que los abuelos. Me dice, no, yo vivo con mi abuelita… y mi mamá, no, es que a ella le interesa estar más con la amigas, ella que sale por ahí con el novio. Así, al estilo de lo que él está diciendo, él decía que a él le generó ese vacío tan impresionante, de saber que a su mamá le importaba más el novio y las amigas y el plan… como dice el del fin de semana”

Madre de familia, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

La Policía

Dentro de la Institución Policial, como ya se mencionó en el apartado “A la Protección”, se reconoce que se trata de una situación “complicada y compleja” en el cuidado, vigilancia y control de los ciudadanos y ciudadanas en lo local, situación que eviden-temente afecta la vida social. Sin embargo, se identificó en lo referente al Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes, un reconocimiento importante, tanto por la especialización de su rol como por la disponibilidad y disposición de recursos que este conlleva; esto es: la Policía de Infancia y Adolescencia ha alcanzado avances importan-tes que son identificados por actores del SRPA, pero no ocurre lo mismo en cuanto a la Policía de Vigilancia:

“…los delincuentes, los ladrones, los consumidores y… así… esos son los riesgos”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013.

“Sería como más esto… más protección por parte de la Policía; o sea, que estuvie-ran más pendientes, que pasaran, dieran varias vueltas en el barrio. Estar ahí diez veces en la semana, puede ser más que todo en las noches y por los jóvenes que son drogadictos que se la pasan por las esquinas”.

Madre de familia, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

“Por las dos cosas: es complicado y complejo; primero, porque la Administración municipal y los otros agentes del Sistema piensan que la única responsable del sistema sigue siendo ICBF… por ejemplo: ayer ¿quién se afanó porque qué hicie-ron los muchachos?..., ¿qué pasó?, ¿cómo están?, ¿en qué podemos colaborar? Policía indudablemente, fueron los que se tuvieron que exponer su integridad y bueno…nosotros. Pero ni la Alcaldía ni la Secretaría de Gobierno”.

Experta, Entrevista a Profundidad. Soacha, mayo de 2013.

En este escenario es importante mostrar que no es fácil el ejercicio de vigilancia y con-trol porque el espacio ganado por “las personas que delinquen” no es poco, y porque su acción, como ya se manifestó, al parecer ha cooptado algunos sectores que por estar intimidados o por estar de su lado, les protegen; se requieren aún más esfuerzos en los

170

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

distintos niveles que atañen a la Institución Policial, pero de mayor envergadura en lo que se refiere a la vigilancia y al control:

“…en la medida en que pueblos pequeños, ciudades pequeñas… los delitos cada vez vienen en aumento, vienen realmente con cierto tipo de gravedad, ha ido cam-biando el modelo de delito en Sibaté y especialmente el delito que involucra a ado-lescentes y jóvenes… la comunidad no sabe qué hacer, las comunidades como que se preguntan: bueno ¿esto es deber de quién, de la Policía? … entonces, por favor ¡presencia de la Policía!, o ¿es deber de la familia?, o ¿es deber de quién?, pero casi siempre se considera que es deber del Estado; que… el Estado somos todos realmente, pero de los gobiernos locales como manejan el asunto uno también se da cuenta (…) que muchas veces, en municipios pequeños, las personas que delinquen de alguna manera son jóvenes de las comunidades, entonces llaman a la Policía, pero cuando va, llega la Policía la y la misma comunidad, el mismo entorno protege… los protege para que no se los lleven, entonces terminan siendo como cómplices”.

Experto, Entrevista a profundidad. Sibaté, mayo de 2013.

Educación y Salud

Como ya se mostró en varios momentos en lo que va del texto, nos encontramos ante dos sectores que, dentro del SRPA, han realizado esfuerzos que hasta ahora resultan insuficientes frente a los derechos de los niños, niñas y adolescentes en cuanto a protec-ción y desarrollo. En la voz de la Procuradora que habla a continuación, ejemplificamos un contenido que más es un clamor a nivel nacional, porque las acciones correspon-dientes siguen siendo invisibles o insatisfactorias:

Desacato

“Entonces me parece urgente, pero no sé. Yo creo que es a nivel nacional lo del problema con la educación, porque ¿qué les van a dar la nivelación a los mucha-chos? (manifiesta inseguridad), qué… no hay manera de cómo enseñarles porque no hay maestros; que a los de primaria, que… me estaba contando el compañe-ro que volvieron a incurrir ahorita en desacato. Entonces está el problema en la educación ¡que el Estado se comprometa verdaderamente! no sé, a través de una resolución o un convenio, a ver qué compromisos se van a hacer, porque… llamadas de atención, a cada rato requerimientos y ellos comienzan y cumplen unos días, nombran a los profesores y a los dos meses ¡otra vez en las mismas!”

Procuradora, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

Un tema interesante que surgió en las actividades de recolección de información fue el relacionado con la importancia de que la educación se asuma no solo como el espa-cio de transmisión o enseñanza de aprendizajes técnico-teóricos, sino adicionalmente como un tema de convivencia. Pues bien, así lo expone el Plan Decenal de Educación

171

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

2006-2016143 al incorporar entre sus desafíos la “educación en y para la paz, la convi-vencia y la ciudadanía”, dentro de unos principios de “inclusión, diversidad, diferencia, identidad y equidad”.

La educación es, pues, un asunto que rebasa el cumplimiento de requisitos curriculares; se trata de expandir las capacidades de los adolescentes y jóvenes, que puedan caminar por las rutas del conocimiento y que estas les ofrezcan diversidad de modelos flexibles de educación de muy alta calidad, nivelación y construcción de modelos pedagógicos adecuados a circunstancias de fortalezas y dificultades de los educandos. La experta a continuación explica con claridad meridiana el asunto, al que da una mirada sistémica compleja:

“… el área educativa ha venido haciendo ese tipo de trabajo: hacer esas mesas, hay que formar al docente en ese compromiso; por lo menos, yo veía un proyecto que se quiere hacer, que tiene un eje transversal, que es la convivencia ciudadana: el respeto, los deberes, los derechos… que ese programa no sea especialmente como una asignatura que tiene que llevar un profesor ahí; que sea trasversal, que sea cotidiano, que el de matemáticas maneje también esa situación, que no diga vengo a dar matemáticas y no más, eso pasa, eso es todo un trabajo que hay que darle fuerte… la mayoría de problemas… lo que dice el observatorio, se presenta en el aula. El problema de acoso, de competitividad se está en el aula, el mayor espacio donde se presenta es el aula. Y cuando se resuelve con la pelea, lo resuelven afuera… ¡No se puede resolver un problema fuera del aula o fuera del colegio, cuando tú lo has podido resolver adentro!”

Experta, Entrevista a profundidad. Barranquilla, agosto de 2013.

En efecto, analizar un tema de violencia que ocurre al interior de los colegios y escuelas, refiere necesariamente al compromiso que tiene el sector educativo frente al desarrollo de los estudiantes y frente a la prevención de la delincuencia juvenil: “Se entiende que la violencia en la escuela puede ser una muestra de una tendencia más generalizada a reaccionar e interaccionar con otros de manera agresiva y/o violenta”144. En este sentido se ilustra el escenario mediante información precisa en el próximo capítulo.

“Hoy en día, los docentes están casi que educados es para la academia únicamen-te y olvidan todas estas variables que hacen parte de la formación del joven. Como quien dice: yo dicto mi clase magistral y de pronto me apoyo en la tecnología: el video beam, el computador y como que dicto yo una buena clase: he cumplido… ¡Noooo!!!! Yo digo que hay un compromiso, más todavía, allá”

Docente, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

143 El Plan Decenal, efectivamente, propone este como su primer desafío en el que incluye sus prioridades con enfoque de derechos y deberes, principios de equidad, inclusión, diversidad social, económica, cultural, étnica, política, re-ligiosa, sexual y de género, valoración y tratamiento integral de los conflictos y, respeto por la biodiversidad y el desarrollo sostenible.

144 López, Hernández Mónica; Gómez Becerra Immaculada; Martín García María Jesús; González Gutiérrez, Carolina. Pre-vención de la violencia infantil-juvenil: estilos educativos de las familias como factores de protección. International Journal of Psychology & Psychological Therapy. 2008, Vol. 8. Issue 1, p. 73-84. 12p. 1 Chart, 3 Graphs. 

172

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Es fundamental, desde la corresponsabilidad, reconocer las responsabilidades centrales de la escuela; no se trata solo de la familia como responsable de sus hijos e hijas, sino que estos en calidad de ciudadanos en formación, son también responsabilidad de las instituciones en las que transcurre su vida y se construye su identidad, autonomía y su proyecto de vida: “la familia es parte de una red interconectada en la que padres e hijos interactúan con factores externos como la escuela y el ambiente laboral. Por lo tanto, las intervenciones dirigidas solo a los padres pueden no ser eficaces si no hay cambios en el contexto en el que estos se desenvuelven”145.

“… porque… mire los riesgos en los colegios, ya uno ve los morrales de los niños de cuarto, quinto y sexto, ya con marihuana en el bolso, eso está viendo uno y los profesores… llaman al papá, llaman la mamá, ya después de ahí ya empiezan a llevar… les dan cuchillos, les dan navajas y los van… o sea, eso es una escuela como para el crimen ¿cierto?, se van volviendo los colegios… una escuela como para el crimen, porque ya salen niños ya con… se envuelven… los niños se en-vuelven las camisetas en la cabeza y se van y atracan un viejito, una señora, un negocio. Entonces están saliendo de esas escuelas. Entonces el Gobierno tiene que ponerle ¡ya! el remedio inmediato”.

Padre de familia, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

¿A quién acudir?

El logro del derecho a la vida se traduce en la construcción de entornos saludables que exigen la prevención y el tratamiento ante el consumo de sustancias psicoactivas, entre otros. Esto, por supuesto, implica desde una mirada corresponsable, la participación decidida en la construcción de estrategias que se concreten en acciones visibles por parte del Sistema de Salud, en articulación con la sociedad civil y con las instituciones. Aún hay un largo trecho por recorrer frente a este tema:

“Efectivamente yo soy la persona encargada de la asistencia social de los juz-gados. Cuando llega un tema de educación por ejemplo, los jueces… se hace el trámite ante un juez de conocimiento, y los jueces han escrito, solicitado, suplicado al Gobernador, al Alcalde, a las instituciones educativas, que se les garantice el derecho; de igual forma, cuando es el tema de salud se le solicita a las secretarías de salud o a las IPS la atención. Es un tema que cuando un alto número de jóvenes vienen con temas de consumo de sustancias psicoactivas, está relacionado con el tema delincuencial, de por sí programa que…”

Profesional, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

Como se mencionó en este apartado bajo el título “asignación de recursos para la pre-vención en lo local barrial”, si bien la destinación de recursos implica tener miradas en el largo plazo para que allí quede capitalizada la prevención, es también importante distinguir entre lo que es urgente y lo que no lo es, y reconocer que esta comprensión es

145 Guerrero, R. “Qué sirve en la prevención de la violencia juvenil”. Revista Salud Pública de México, 2008.

173

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

crucial, siendo igualmente importante lo urgente y lo no urgente. Un niño, niña, joven o adolescente con consumo de SPA como sugiere a continuación el educador, requiere atención urgente y prioritaria “porque algunos tienen esas situaciones de consumo las-timosamente… entonces la cita está a dos, tres meses por allá, y en esos dos o tres meses entonces ¿yo qué hago?” Simultáneamente tenemos que pensar en su aseguramiento, su prevención y su atención en el largo plazo, de manera que se le garantice una vida larga y saludable146.

“…entonces tenemos el factor de consumo de sustancias psicoactivas como factor también relevante, además porque eso afecta la construcción del carácter y la personalidad del muchacho ¿sí? Entonces, no es igual el adolescente que nos llega, que solamente nos llega porque solamente probó por experimentar mari-huana, al adolescente que consume pepas y que tiene una dificultad a nivel de… un problema de adicción ya como tal. Entonces creo que eso se está también como desconociendo… Entonces ahí sería también la parte de salud ¿qué está haciendo?, por ejemplo porque… ahora están las EPS, entonces por ejemplo: si yo remito al chico a una valoración médica o una valoración en psiquiatría porque detecto cosas, porque algunos tienen esas situaciones de consumo lastimosa-mente… entonces la cita está a dos-tres meses por allá, y en esos dos o tres meses entonces ¿yo qué hago? Además que la modalidad que tenemos pues es Libertad Vigilada, pues no es igual el chico pues que mantiene todo el tiempo en sus dinámicas de factores de riesgo dentro de la familia, dentro de la sociedad… y cuando llega a nosotros, es: ¿qué vamos a hacer en este tiempo? O sea hagamos algo constructivo pero ¡hagámoslo!”

Educador, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

Conforme a lo dicho hasta aquí, la corresponsabilidad no puede depender de buenas relaciones o de buenas voluntades, si bien estas son de gran importancia y también hacen parte del proceso, se trata es de cumplir con lo ordenado por la normativa y las leyes; la concurrencia de los actores debe ser tangible, articulada, permanente y visible:

“Bueno, hablo directamente por mi institución, en mi institución ha sido posible lograr la corresponsabilidad, más por voluntades personales, más por redes de relaciones que tienen entre la corporación y las instituciones de educación, las instituciones de salud, etc. Lo que debe… que… tiene que pasar es que se cumpla lo de ley; es decir, que esto es lo que le toca a salud, esto es lo que le toca a las empresas por responsabilidad social. Porque realmente nosotros hemos logrado grandes cosas con los muchachos, pero por relaciones; lograr, conseguir los re-cursos, vincular a los jóvenes, acompañarlos, pero lo que debe haber es que se cumpla lo que es de ley y que todos sean realmente beneficiados”.

Profesional, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

146 Un componente de los derechos a la existencia es “todos saludables”, que implica: conocer y prevenir las principales causas de enfermedad por grupos de edad; garantizar que todos tengan las vacunas, atender la salud visual, auditiva, bucal, ambiental y mental; lograr que todos estén afiliados a la seguridad social en salud y tengan servicios oportu-nos y eficaces; garantizar acceso a los servicios de salud sexual y reproductiva, proveer a todos agua segura en sus viviendas y saneamiento básico /ver DNP-Bienestar Familiar-MEN y Minprotección, Óp. cit.

174

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Desarrollo Social y Técnico

Llegar a la mayoría de edad, es en sí mismo un logro, detrás del cual hay una inversión del Estado, de las familias, de la sociedad y del propio niño o niña y adolescente, que dio como resultado imponerse a la vida. Al igual que los derechos de la población menor de 18 años están respaldados en convenciones internacionales y acuerdos nacionales, los derechos de quienes están por encima de los 18 años se establecieron en pactos y convenciones como el “Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Cultu-rales (1966)”, entre otros. Pasar de los 18 años no implica la pérdida de la ciudadanía, esta se fortalece en los derechos correspondientes a adultos jóvenes para quienes tiene sentido hablar del derecho al trabajo, por ejemplo, o a la preparación técnica para el de-sarrollo social. En el siguiente capítulo se ilustra la crítica situación a la que se enfrentan los jóvenes mayores de 18 años.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos en su artículo 25 señala que “toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. Tiene así mismo el derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez y otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad”. Según Sarmiento, a partir de este marco, algunos definen en una forma muy amplia los dere-chos económicos, sociales, culturales y ambientales como “aquellos derechos humanos que posibilitan a la persona y a su familia gozar de un nivel de vida adecuado”147. En cumplimiento de estos derechos, la formación y capacitación que imparte el Sena, así como la oportuna expedición de la Libreta Militar, se pueden constituir en facilitadores para el adecuado desarrollo de los adolescentes y jóvenes. No disponer de estos, con-secuentemente, es un obstáculo para cualquier joven y, en particular para jóvenes y adolescentes que se encuentran en el SRPA —como ya se indicó en “Salir por la puerta grande: el pos-egreso”—, lo cual es mucho más grave si ya han cumplido la sanción o medida, en cuyo caso cuentan con menos recursos institucionales de apoyo para poder acceder a estos elementos facilitadores y dar continuidad a un proyecto de vida que fue apoyado y construido desde una perspectiva pedagógica durante el cumplimiento de la sanción o la medida.

“Ojalá… por ejemplo los muchachos que terminan un proceso y cumplen una san-ción de un año y uno pudiera reinsertarlos en un call center o en una empresa, o sea… ojalá aquí tuviéramos la posibilidad de que algunas… que no pusieran tantas trabas por la escolaridad también a veces ¿cierto?, lo mismo con el Sena, a

147 Areli Sandoval Terán. “Construcción de Indicadores en Materia de Derechos Económicos, Culturales y Ambientales: documento base sobre el estado de discusión a nivel mundial”; citado por Sarmiento Alfredo en “Estado de la Dis-cusión Académica y Práctica de los Indicadores de Derechos, Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales” consul-toría para el Programa Presidencial de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario – “Formulación de una propuesta de indicadores de seguimiento y evaluación de los DESCA”, Bogotá, 2012.

175

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

veces… que pudiéramos… un muchacho cumple una sanción de un año, está en séptimo grado, ¡pero que fuera y lo capacitaran!”

Terapeuta, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

“…sino que… respecto a la capacitación de los jóvenes. Si bien es cierto, el Sena se ha portado muy bien y ha mejorado la atención notablemente, pero hay mucho chico y chica en las audiencias que por ejemplo no quieren tener capacitación de las que da el Sena. Eso me pasó con una niña que no quería estudiar, como dice el Juez, ella quería una capacitación que tenía facilidad para manicurista y que le gustaba, y el Sena no lo tiene; entonces se pensó en la posibilidad de… yo le dije, pues de pronto...

Profesional, Grupo Focal. Popayán, agosto de 2013.

“Es que incluso las mismas prácticas con el Sena son muy difíciles porque ellos prefieren pasarles las prácticas a otro tipo de población que a la población del Sistema de Responsabilidad Penal, y la exigencia para que nos den cursos es muy grande… creen que…”

Trabajadora Social, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

“La Libreta Militar… pues… uhm… Es que en los requisitos para adquirir un trabajo es de las cosas primordiales, que se está gestionando y realmente pues encon-tramos como limitante que la gestión y la colaboración o la respuesta siempre es: espera, espere, espere… y nunca vemos resultados”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

Todos participando, todos jugando

Brindar infraestructura y programas para que los adolescentes y los jóvenes puedan jugar; proveerles espacios para el desarrollo físico y la recreación en entornos educa-tivos, recreativos y deportivos o artísticos, y promover la integración de la formación ciudadana desde la educación inicial148, son estrategias que conducen hacia caminos seguros en la prevención de la delincuencia en adolescentes y jóvenes.

148 DNP-ICBF, MEN, Minprotección, Op. cit. (2009).

176

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

“… y yo pienso que si el chico tuviera una favorable ocupación del tiempo libre, se evitarían muchas situaciones como es el mismo consumo de sustancias psicoac-tivas, y qué rico trabajar desde lo lúdico-recreativo porque lo que decía la doctora, los chicos cuando están en su fase institucional… se fomentan estas actividades y son otros y tienen la posibilidad de crear y tenemos unos chicos súper inteligentes, o sea que tenemos unas habilidades sociales… qué rico tener esos espacios, ellos se identifican, la gran mayoría, con la cultura hip hop, cuando ellos empiezan a expresar a través del arte están expresando su sentir, su dolor, su angustia, etc., qué rico utilizar la lúdica para poder fomentar programas de prevención… y… ellos algo apoyan, pero…”

Trabajadora Social, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

“Sí, sí; pero ese skate park fue de una lucha desde ocho años atrás. Unos amigos, muchos pioneros, los primeros pioneros de acá de deporte extremo, lucharon hasta el año pasado que concretó el skate park después de ocho años de lucha; porque siempre nos han discriminado a nosotros. Desde que montamos en bicicleta o en tabla, los roller; dicen que nosotros somos gamines… nos discriminan mucho”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Leticia, julio de 2013.

El ICBF

La prevención adquiere sentido y fortaleza en una mirada a la corresponsabilidad si las acciones, las estrategias, las herramientas se piensan y se construyen articuladamente entre los diferentes actores llamados a desarrollar acciones preventivas. Esta mirada integral se refiere al valor agregado que produce trabajar articuladamente con un único propósito para todos —el mismo para todos—: prevenir la delincuencia juvenil y de adolescentes. Ha sido reiterativo a lo largo del texto que uno de los corresponsables —el ICBF— se encuentra en muchas ocasiones solo frente al tema del SRPA:

“…pero aquí ¿qué pasa?, estamos en este momento… ya le mandamos como a la Alcaldía, y… porque el Procurador de Familia es muy interesado en esos temas, porque a veces las alcaldías o las entidades no les prestan… ven eso como: ¡ah!, eso es del ICBF. No le prestan atención, uno no consigue apoyo”.

Experta, Entrevista a profundidad. Soacha, mayo de 2013.

Como ya se mencionó en referencia al tema de derechos, cuando los adolescentes en-tran a la adultez no pierden la condición de ciudadanía; además de prepararse para el desarrollo de sus propios proyectos, entrar en el mundo adulto implica el derecho de conformar una familia y disponer de los elementos que este desafío contiene. Para el Es-tado, frente al asunto se plantea un desafío adicional y es el de la protección de la familia más allá de los 18 años, a través de acciones visibles y reconocidas, viables y disponibles:

177

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“No pues, la pregunta es complicada porque existe un ICBF con su énfasis en población de 18 años hacia abajo. De ahí pa’ arriba ¿qué institución existe?, qué tal… y cuando usted dice ‘tal’ y todo eso, la respuesta es: ¡no hay nada!, (varias intervenciones a la vez)…”

Psicólogo, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

“Mucha prelación, mucho entendimiento… y una justicia más especializada”

La Ley 1098 de 2006, en su artículo 140, estableció que “en materia de responsabilidad penal para adolescentes, tanto el proceso como las medidas que se tomen son de ca-rácter pedagógico, específico y diferenciado, respecto del sistema de adultos, conforme a la protección integral…” Esto requiere de profesionales especializados y de equipos integrales en la Judicatura, en la Fiscalía y en todas las instituciones que hacen parte del SRPA. Esta disposición se aprecia en ciudades como Bogotá (entre otras), pero no es el caso de todas las regiones; y aún en Bogotá se observan equipos incompletos o ausencia de estos en algunas temporadas o épocas de cada año.

Si bien el tema se mencionó en 2.3.2 “un cierto halo de impunidad”, hablar de corres-ponsabilidad invita a reiterar que la especialización de la justicia consiste en: la capa-cidad de reconocer el significado del ciclo vital de los adolescentes y jóvenes y saber los contenidos de esa etapa tan importante por la que ellos atraviesan; aprender la importancia de la familia como soporte de los niños, niñas y adolescentes que integran la red vincular conformada por ella; adquirir conocimientos y experiencia en derechos humanos, lo que significa dar una mirada a las oportunidades que se deben brindar a los adolescentes y jóvenes para que vivan una vida valiosa; apropiar los tratados inter-nacionales relacionados con infancia y adolescencia; dedicarse de manera exclusiva al tema, lo cual posibilita desarrollos y focalización para avanzar en distintos aspectos de la labor que implica el SRPA:

“Sí, muy complejo, muy difícil. Es decir, yo pienso que sí debería haber un juzgado que se especialice únicamente o que tenga como función o marco de competencia el juzgamiento para adolescentes. Para mí es muy complicado tener que atender todos los asuntos de familia que se manejan desde el ámbito civil, y de pronto manejar los casos de adolescentes, que merecen mucha prelación y mucho enten-dimiento y una justicia más especializada. Pero igualmente, así está concebida la justicia colombiana en algunas partes, porque en las capitales sí existen juzgados penales para adolescentes, tanto de control de garantías como de conocimiento”.

Experto, Entrevista a profundidad. Tumaco, julio de 2013.

Sí, de pronto yo quisiera aclarar algo: no es que no los aprehenda la Policía, los delincuentes o, por decir, los niños que infringen la ley penal. El problema es que sí los aprehenden, pero como que no se les hacen audiencias ¿verdad Doctor?

178

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Los que se los llevan son por casos más graves como extorsión, como hurto o por decir también porte ilegal de armas. Pero sí, a veces como que la Fiscalía no los pasa ¿no?

Experta, Entrevista a profundidad. Tumaco, julio de 2013.

Para que un Juez —como en el caso que sigue— un defensor de familia o un fiscal, por ejemplo, puedan estar enterados del desarrollo de todos los casos a su cargo, es necesaria la especialización y una dedicación exclusiva a temas prioritarios como es el del SRPA. A su vez, para un adolescente dentro del SRPA es crucial contar con estos profesionales, a quienes valora, tiene en cuenta, considera como algo esencial en su proceso; así mismo, de esas figuras dependen decisiones vitales para ellos:

“(M) ¿Qué fue lo que hizo que tu juez se convenciera de que era mejor que te dejaran seguir estudiando y no estuvieras más interna?

Mi comportamiento, el rendimiento que se dio tanto de mi familia, el personal y pues del académico y el compromiso que uno le mete al proceso, si uno no tiene compromiso con la vida, no tiene compromiso con nada”.

Adolescente, 17 años, Grupo Focal. Bogotá, junio de 2013.

Unas rejas más grandes que las del SRPA

La corresponsabilidad no tiene como único escenario el de los grandes pactos, las leyes y los acuerdos; la acción cotidiana de quienes representan las instituciones llamadas a la concurrencia puede inhibirla o desarrollarla. De no estar integrados los operadores del Sistema y las instituciones que operan los programas ante y con las familias, los adolescentes y los jóvenes; el sujeto de derechos se desintegra al no encontrar recursos articulados para su protección. La tarea de la corresponsabilidad en esta articulación es no solo la de identificar el rol de uno u otro actor del SRPA, se trata de reconocer que cada uno agrega valor a un proceso cuyo producto final debe ser el mismo para todos: jóvenes y adolescentes reintegrados a la sociedad.

“Corresponsabilidad… hmm, complejo, frente al tema de responsabilidad penal, muy complicado, porque yo siento que cada día nos dejan más y más solos dentro del mismo proceso al ICBF, es más, el Ministerio de Justicia en el Sistema de Responsabilidad Penal, el Centro de Servicios Judiciales ordenó poner una reja allí… ahora nos marginaron a la Policía de Infancia y Adolescencia y a Bienestar Familiar; y los otros entes: Fiscalía, Defensoría Pública, jueces, centro de servicios quedaron aparte… como: OH, TODOPODEROSO (muestra aflicción e incomodi-dad). Como quien dice, esa reja demuestra claramente, vayan ustedes allá con su problema porque nosotros no nos vamos a enlodar. Una reja en acero, mucho más fuerte de las que nosotros tenemos en los centros de formación o hasta en el mismo Centro Transitorio, más agresiva”.

Psicólogo, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

179

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

“… nosotros con el compañero, al principio nos citaban en el Sistema del Consejo de la Judicatura muy juiciosos por ahí cada dos meses. Ahorita tenemos años que no nos reunimos; es decir, como… nos hemos dado cuenta, cada quien por su lado. Y no sé si sería posible que también…”

Defensor de familia, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

“Otra cosa, yo voy a pedir es que se puedan fortalecer reuniones con los defen-sores y con los jueces, porque yo opino que esto nos articula de una manera tan positiva, que el muchacho ya no va a decir: es que yo no me volví a entender con el Juez porque ese cucho tal cosa… es loco ¿cierto?; que ellos vean si estamos todos en red, que está el ICBF, que está el Juzgado y que está el operador y que está… que estamos en red, que estamos articulados. Yo pienso que esta parte hay que fortalecerla porque tengo entendido que en un tiempo atrás cuando todavía era Código del Menor se lograba hacer”.

Trabajadora Social, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

La empresa privada

“Los empresarios del mundo han llegado a ciertos consensos básicos, encuadrados dentro de este principio fundamental de convivencia y colaboración ordenada al bien común, con aporte al desarrollo humano a través de una competencia sana y honrada, dentro de una posición ética que conecta los fines de las empresas a objetivos huma-nos y sociales. Es el reconocimiento de la constitución del ser humano a través de una existencia social; y que el desarrollo social y humano pide mucho más que reglas eco-nómicas y trasciende el mercado. Implica una mirada altruista que no acepta que con el enorme potencial productivo... muchas personas en todo el planeta no lleven una existencia en condiciones de dignidad”149.

“…es que la versión que en este momento se tiene ya de empresa, y de la ver-sión que se tiene en este momento de todo el boom de responsabilidad social empresarial, tiene que ver básicamente que nosotros no podemos pensar que la empresa es solamente la relación del producto y el cliente y el usuario. Es decir, el entorno y el ciudadano como tal, forman parte de esa dimensión y de ese ciclo de producción”.

Experto, Entrevista a profundidad. Bogotá, septiembre de 2013.

El criterio económico fundamentado en la ganancia muchas veces otorga a la responsa-bilidad social una mirada que puede definirse como gestos de buena voluntad, favores, amistad o generosidad, pero que es distinta de la responsabilidad que, ética y moral-mente, deben asumir actores tan importantes para el desarrollo del país, como son las empresas privadas. Esto es más cierto aún si se tienen en cuenta los territorios aislados

149 Pérez, P., Teodoro, et ál. Op. cit. 2006.

180

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

con reducidas posibilidades de oferta empresarial, que desde una mirada de equidad requieren más recursos y esfuerzos que los fortalezcan.

“Acá en… la verdad ¿qué corresponsabilidad de la empresa privada?, es mínimo el aporte porque realmente no… como la curia, los transportes, por ejemplo, los transportes que son demasiado costosos, porque acá la mayoría del transporte de nosotros es fluvial”.

Experta, Entrevista a profundidad. Chocó, julio de 2013.

“Pues yo miro muy escasa esa corresponsabilidad o al menos el ejercicio, la apli-cación de ese principio. En nuestro medio es muy difícil la labor que hace la De-fensoría de Familia en lo que ellos pueden, tratando con los niños, con los padres, pero menos hay colaboración de entidades privadas. No existe prácticamente eso en este medio”.

Experto, Entrevista a profundidad. Tumaco, julio de 2013.

La solidaridad, la colaboración y el compartir son valores humanos que denotan la legi-timación del otro, tienen un componente afectivo y vincular. Estos valores en el marco de un enfoque de derechos son muy importantes, pero —reiteramos— no pueden reducirse a la voluntad ni ser ocasionales:

“Pues a ver… sobre todo desde nuestra experiencia, en este año hemos visto un incremento significativo del acercamiento de las personas naturales y de empresas a nuestra institución; casi que estamos teniendo en promedio 2 visitas semanales de empresas o personas que se interesan en hacer un acercamiento a nuestros niños. Lo hemos logrado, no solamente a través del grupo de voluntarios y del Plan Padrino, sino también a través de una red de sueños que nosotros hemos tratado de crear y es como tratar de recopilar en cada uno nuestros niños… aquellas co-sas que han soñado, que quieren de alguna manera concretar, y con eso estamos creando una base de datos en donde estamos dándole a conocer a esas personas cuáles son los sueños de cada uno de nuestros niños”.

Profesional, Grupo Focal. Manizales, junio de 2013.

“Los lazos de amistad, porque ya le digo nosotros tenemos un curso de serigrafía y arrancamos con el docente nosotros mismos, y pues… conseguimos una empresa que nos incluya los muchachos que salen de ahí a laborar allá, pero es el amigo de la empresa que quiere hacer la labor”.

Profesional, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

Lo medios de comunicación en la corresponsabilidad

Al igual que las empresas privadas de las que hacen parte la mayoría de los medios de comunicación en Colombia, estos tienen unas responsabilidades que sobrepasan

181

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

la mera idea del lucro; a estos corresponde desarrollar iniciativas creativas que vayan más allá del “rating”, a partir de la comprensión de que tienen la capacidad de construir cultura en torno a valores relacionados con la paz y la convivencia armónica, coherentes con la importancia de construir una sociedad humana. En efecto, la Ley 1098 de 2006 en su artículo 47, señala entre otras cosas que los medios deben “abstenerse de realizar transmisiones o publicaciones que atenten contra la integridad moral, psíquica o física de los menores, que inciten a la violencia, que hagan apología de hechos delictivos o contravenciones o que contengan descripciones morbosas o pornográficas”. Con mu-cha frecuencia los medios de comunicación, según señalan algunos de los participantes en este estudio, se alejan de este mandato de ley y pocas veces se ven aportes hechos en sentido contrario:

“ … generalmente, algunos adolescentes involucran este tipo de comportamiento cuando se ven permeados por estas dinámicas de que, bueno, yo estoy en el grupo y quiero ser aceptado, entonces tengo que tener ciertos estilos de vida que me están… por lo menos la televisión, el medio, son los que de alguna manera generan ese tipo de práctica en ellos, entonces es como que ese consumo me permite estar como a la par de mi grupo, entonces para poder entenderlo habría también que mirar qué es lo que estamos vendiendo a los jóvenes a través de estos medios, a través de la misma cultura”.

Trabajadora Social, Grupo Focal. Cali, agosto de 2013.

“Quedaría una parte que es importante con los medios de comunicación a veces y es de los jóvenes, no solamente eso, mucha de la influencia es negativa… pode-mos ver que existen propagandas nocivas que influyen a los jóvenes, muchos de… programas que se les presta a nivel de televisión están afectando a la juventud, no sé si conoces todavía pandillas y paz, o todavía X o Y como … Las Prepago, etc., etc., que influyen en el rol del joven… y el joven ve en esos programas como un sentido de pertenencia, como algo que él quiere desear a llegar a ser, como cuando dieron El Capo, cuando las profesoras le preguntaban a sus niños en los colegios, ¿ustedes quién quieren llegar a ser?, y él decía, no, yo quiero ser El Capo porque él tenía plata… y cómo es que el niño distorsiona la realidad gracias a los medios de comunicación y algunos programas influyen sobre él, no tanto los niños, como también los jóvenes”.

Docente, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

“Pasaban la figura de un joven bonito, como son los jóvenes en su juventud, y la manera como se iba deteriorando… y deteriorando, que impacta de muy buena manera. Porque el joven está viendo a donde lo lleva el consumo de sustancias psicoactivas. Entonces no sé cómo sería por parte del Gobierno nacional que implementaran una publicidad y en unos horarios estelares; porque ahora lo que

182

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

tenemos en horarios estelares son cuestiones negativas; La Prepago, por ejemplo, todo lo que vemos donde hacen apología de la droga por todo lado… entonces eso. Y en segundo lugar… a mí me parece que el ocio, la desocupación de los jóvenes es lo que los lleva a hacer y a deshacer lo que están haciendo, desafortu-nadamente. Sería bueno que el Estado colombiano volviera a considerar el horario escolar mañana y tarde”.

Fiscal, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

Investigación

En un mundo amplio y globalizado, es amplio también el espectro de estudios, análisis e investigaciones disponibles sobre el fenómeno de la delincuencia juvenil y su preven-ción desde múltiples miradas (sociológicas, psicológicas o desde la misma economía, etc.). No obstante, articular este mundo del conocimiento al mundo cotidiano de quie-nes día a día y por múltiples factores tienen conflictos con la ley desde temprana edad, sigue siendo un reto de la corresponsabilidad, sin dejar de reconocer avances importan-tes en esta materia150. Es, así mismo un reto contar con disponibilidad de estadísticas, datos, análisis cualitativos, miradas heterodoxas sobre el tema de insumos necesarios para realizar seguimiento y evaluación del impacto de la implementación de la política sobre la prevención de la delincuencia juvenil.

“Uno: presupuesto, mayor presupuesto y un presupuesto que sea real, que no de-penda solamente de la voluntad del Alcalde ni nada, que sea un lineamiento… que no tenga que ver con la voluntad. Lo segundo sería el vínculo con la Academia y la investigación ¿sí?, es decir, que esté sistematizada la experiencia, lo que están haciendo en este momento. Y lo tercero tendría que ver con nosotros (expresión que señala que se deben integrar más)… (risas) ”

Nutricionista, Grupo Focal. Cúcuta, julio de 2013.

“A eso es a lo que me refiero, eso es lo que se ha hablado en otras reuniones, que haya un sistema unificado y diga: este muchacho está en tal sanción; porque entonces, o sea, el sistema está colapsado, pero porque… porque están todos regados en todos los juzgados ¿cómo vamos a hacer así? Ahorita por eso digo: rescato la organización del Juzgado que se dio también a partir de hace como dos o tres reuniones, que las trabajadoras sociales ya tienen cada una determinadas sanciones”.

Profesional, Grupo Focal. Medellín, agosto de 2013.

150 El Informe “Basta Ya” elaborado recientemente por científicos sociales fue presentado por el Presidente al país como un análisis profundo de las víctimas del conflicto, se constituye en un insumo de los procesos de paz y de justicia restaurativa y transicional que vive actualmente el país.

183

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

4.6. Análisis institucional: una observación como apoyo al ejercicio cualitativo

Con el propósito de obtener información relacionada con el funcionamiento de los programas del SRPA, y conocer el trabajo institucional en cada entidad y la articulación entre estas, se realizó una observación a algunas de las entidades que trabajan en la fase inicial del proceso (hasta el momento en el que se ordena la sanción o la medida) con el propósito de contar con una mirada de primera mano sobre su operar, identifi-car factores que puedan contribuir a la prevención terciaria y establecer cuál ha sido el papel que las entidades territoriales han desempeñado en el SRPA, y sus compromisos frente al mismo. Entre las diferentes entidades que participan en esta primera etapa se encuentran: la Policía de Infancia y Adolescencia, el Ministerio Público, el ICBF, el Con-sejo Superior de la Judicatura, la Fiscalía de Infancia y Adolescencia, y Medicina Legal.

De conformidad con lo observado, es importante analizar la prevención terciaria desde el momento mismo de una aprehensión. Esta debe apuntar a limar asperezas y resolver situaciones que a veces se presentan, en la medida en que algunos efectivos de la Poli-cía aún no son reconocidos como figuras protectoras por parte de algunos adolescentes y jóvenes. Esto se convierte en razón para que algunos adolescentes los vean como una fuerza contraria y, en consecuencia, sean agresivos contra ellos, lo que en ocasio-nes se refleja en que uno de los delitos por los cuales son sancionados sea violencia contra un servidor público. En este momento de la aprehensión sería interesante que el adolescente pudiera entrar en contacto con un agente dotado de una formación y herramientas pedagógicas que permitieran a aquel, antes que ponerse a la defensiva, asumir un primer concepto frente a la responsabilidad que le asiste.

Como una experiencia positiva para resaltar en materia de prevención, se encontró que en Chiquinquirá se realiza una “Jornada por el Buen Trato” en coordinación con la Po-licía, en donde toda la oferta institucional se traslada a los barrios que presentan situa-ciones extremas de vulnerabilidad. Esta campaña tiene un alto impacto porque permite que la población conozca las instituciones y los servicios que prestan, y pueda acceder en su mismo sitio a estos beneficios (prevención secundaria). Retomando lo dicho en el análisis cualitativo, numeral 4.5 “corresponsabilidad: más esfuerzos en lo preventi-vo”, es importante escuchar la voz de los adolescentes, jóvenes y familias, que reclama una presencia estatal con características de mayor permanencia, y no solo cuando se presentan emergencias o con el carácter de “brigadas” que no tienen continuidad ni impacto sostenible.

Se evidencia que muchas de las capturas que está realizando la Policía son por porte de estupefacientes en dosis mínimas, en cuyos casos resulta muy difícil identificar el límite entre estas y un posible microtráfico.

En este punto, es importante resaltar que muchos de los adolescentes que son parte de esta cadena de tráfico son a la vez consumidores; de hecho, llama la atención que

184

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

la manera en la que las grandes estructuras reclutan a sus pequeños expendedores es ofreciéndoles droga a cambio de trabajo. Esta observación fue hecha en todos los lugares visitados, lo que permite evidenciar que la oferta institucional debe cuidar y proteger la ciudadanía desde varios frentes, tanto en lo que tiene que ver con su salud como también con su seguridad.

Como sucede con el resto de entidades, en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar es recurrente la observación de la falta de personal, lo que hace difícil el desarrollo de su gestión, dada la gran demanda que los equipos de las defensorías de familia reciben en diferentes momentos de los procesos. Esto nos remite nuevamente al tema de la corresponsabilidad institucional, de cuyas reflexiones y análisis se desprende la nece-sidad de dotar con los recursos suficientes a todas las entidades y de asumir por parte de cada uno de los corresponsables la respectiva acción. Frente a esto, es importante resaltar que en algunos lugares como Girardot, Funza y Facatativá, la diferencia entre los adolescentes que son aprehendidos y los que son judicializados es muy grande, des-bordando frecuentemente la capacidad del Sistema, lo que sería otro punto de reflexión de la prevención terciaria que implicaría revisar mecanismos alternativos de prevención anteriores a la aprehensión del adolescente, como podrían ser procesos de prevención que les alejen de la posibilidad de entrar en contacto con el Sistema. Los jóvenes que ya han delinquido pero que no son judicializados, están claramente en mayor riesgo de entrar al Sistema y probablemente de reincidir cometiendo delitos de mayor gravedad.

La Fiscalía, por su parte, llama la atención acerca de que precisamente por el poco nú-mero de efectivos que tiene la Policía Judicial, los trabajos investigativos algunas veces no dan respuesta a la expectativa de rigor esperada. De igual forma, al tener la Policía una unidad de mando, el Fiscal no puede interferir en las órdenes que provengan desde la jerarquía superior, lo que implica que cuando efectivos de Policía Judicial son requeri-dos para realizar labores diferentes a las investigativas, los procesos quedan detenidos.

Con respecto a los Defensores Públicos, así como ya se dijo que también ocurre en el caso de la Fiscalía y de la Judicatura, en municipios pequeños no se encuentran especializa-dos para adolescentes y por ende, en algunos casos no conocen a fondo el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes y se guían más por el sistema de adultos.

Por último, en la percepción de los servidores públicos con quienes se conversó, se expresa que existe un vacío frente a la forma como se resuelven jurídicamente ciertos procedimientos que aún no están reglamentados a partir de la Ley 1098 de 2006. Se refieren a que el artículo 144 de la Ley 1098 de 2006 afirma que “Salvo las reglas espe-ciales de procedimiento definidas en el presente libro, el procedimiento del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes se regirá por las normas consagradas en la Ley 906 de 2004 (Sistema Penal Acusatorio), exceptuando aquellas que sean contrarias al interés superior del adolescente”; esto genera algún tipo de contradicción porque lo que no se encuentra regulado en la Ley 1098 pasa a ser regulado por una ley diseñada para adultos.

185

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Infraestructura

En los municipios en donde funcionan en un mismo lugar todas las entidades que pres-tan servicios a los adolescentes en conflicto con la ley, se denota que existe una articu-lación que facilita que los servicios judiciales para el adolescente fluyan de una manera más ágil y adecuada. Cabe anotar que el trabajo conjunto que se ha realizado, ha permi-tido que algunas entidades territoriales sean las propietarias de estos lugares en donde se centralizan los servicios judiciales, generando así procesos de empoderamiento que se traducen en mejor atención a los adolescentes y a las víctimas. Esta disposición de recursos agrupados repercute en una mayor eficiencia y articulación institucional, y por supuesto en beneficio de los adolescentes.

Sin embargo, en algunos municipios las entidades prestan sus servicios en lugares di-ferentes. El caso más frecuente es que las audiencias se realicen en un sitio distinto al que se encuentran el resto de entidades, lo que dificulta las labores de los servidores públicos partícipes de dichas audiencias debido a los desplazamientos que tienen que realizar. Sobre el particular, se destaca la situación de la ciudad de Pereira, en donde las audiencias se realizan en un sitio, el Centro Transitorio se encuentra en otro y el resto de entidades en otro. La consecuencia es un gran desgaste institucional que afecta tam-bién el cumplimiento de sus labores; lo cual, en el caso de la Policía demanda esfuerzos y recursos extraordinarios, así como la creación de estrategias que a veces también afectan a los adolescentes, como el traslado de un lugar a otro, largas esperas y riesgos.

Por otro lado, es importante mencionar que en algunos casos cuando se decreta la liber-tad del adolescente durante las 36 horas de ruta jurídica, su familia no llega a recogerlo y por ello tiene que entrar al proceso de Restablecimiento de Derechos del ICBF. Un caso particular es el de Medellín, en donde a pesar de los esfuerzos realizados por el Sistema, se encontró en el Centro Transitorio que más de la mitad de los adolescentes que se encontraban allí ya estaban en libertad sin que su familia los fuera a retirar, a pesar de las labores que tanto el Centro Transitorio como el ICBF habían realizado para ello. Esto denota que en algunos casos no existe un compromiso real de la familia hacia el proce-so del adolescente en su ruta de atención. Aquí se ratifica la importancia ya mencionada en el apartado 4.4 “Inclusión”, respecto de fortalecer acciones que comprometan a las familias en todas las etapas de los procesos del SRPA y disponer de recursos suficientes para ello.

Articulación institucional

Como parte de la observación realizada, se pudo constatar que en algunos lugares existe una articulación eficiente entre las diferentes entidades que prestan servicios judiciales a los adolescentes y jóvenes. Esto no solo se explica por el hecho de que se encuentren ubicados en un mismo lugar, sino también por la gestión y el compromiso que algunos servidores públicos tienen con el Sistema. En general, se percibe en los del ICBF un ejercicio de articulación con las diferentes entidades en esta primera etapa. Esto no quiere decir que se desconozca la importancia de tener claros los roles de cada

186

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

actor, más bien se refiere al valor agregado que genera articularse frente a un propósito común: la protección del joven y adolescente.

La observación realizada sobre los programas en los que se cumplen las sanciones, co-rrobora lo señalado en el numeral 4.4. “Entre la diversidad y la singularidad”, cuando se refiere a las distancias que representa para algunas familias la ubicación de sus hijos e hijas en ciudades apartadas de las de residencia. Como ya se dijo, algunas familias se desentienden de sus hijos e hijas debido a la dificultad que representa el desplazarse para visitarles en otras ciudades, poniéndose en riesgo el vínculo. Adicionalmente, una observación insistente frente a esto es que los municipios que remiten a estos lugares a sus adolescentes, se desentienden de su población, debilitando la corresponsabilidad.

El tema de infraestructura es aún más complejo porque la mayoría de entidades terri-toriales no están realizando convenios interadministrativos para el mantenimiento de los centros, porque desde el inicio de las vigencias fiscales no se dejó la partida presu-puestal para dicho fin. Esto recarga el Sistema en unos pocos y desentiende al resto de entidades de la corresponsabilidad que se les tiene asignada por ley.

En el departamento de Cundinamarca se identifica un desbalance en el sentido de que la mayoría de cupos se encuentran usados por el municipio de Soacha por los altos ín-dices de delitos que se cometen en este. Consecuentemente, parece pertinente sugerir que Soacha, por ser atípico frente al resto de municipios que integran el departamento, debe ser mirado separadamente. Soacha requiere una mirada e intervención especial dada la tipología de delitos, la variedad de población y la confluencia de factores de toda índole que le caracterizan.

Es preocupante que la dinámica que se está viviendo en las ciudades se está trasladando o intenta trasladarse a los Centros de Atención Especializada. En algunos sitios visitados, se menciona que cuando los adolescentes ingresan dejan claro a sus educadores a qué bando pertenecen. Este tema se mencionó principalmente en las ciudades de Medellín y Barranquilla, en donde se intentan instaurar claras divisiones territoriales entre los grupos que operan en un mismo sector. Conviene también dar una mirada al numeral 4.2.3 “A la protección: Nuevas lógicas de guerra”.

Como estrategias de convivencia en los centros, se establecieron dos mecanismos importantes de resaltar porque visibilizan la participación y la inclusión: el primero, consistente en que entre los adolescentes y jóvenes democráticamente se elige a un presidente, quien entra a ser una figura de liderazgo positivo dentro del grupo; este líder es parte de las decisiones que se toman dentro del Centro e interviene en los procesos de otros adolescentes cuyos procesos están en vía de maduración y quienes perciben a este presidente como una figura positiva dentro de su grupo. El segundo, que recrea al interior del programa una estructura familiar en el que los vínculos, los hermanos ma-yores y otros agentes protagónicos, se constituyen en acompañantes y líderes positivos que incitan con su ejemplo y su orientación hacia el proceso.

187

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Sanciones no privativas de la libertad

Mirando desde un enfoque de derechos, el carácter pedagógico de los programas no privativos de la libertad del SRPA, en algunos sitios visitados se los derechos al desarro-llo y a la protección se aprecian en la práctica cotidiana, cuando incorporan ambientes sanos, que promueven el buen uso del tiempo libre, el cual ha sido identificado como factor protector frente a la delincuencia juvenil, a la vez que se constituye en prevención terciaria. Cuenta de ello da la oferta de programas no solo enfocados hacia la educación académica o técnica, sino que también incluyen educación en valores, proyecto de vida y ayuda psicosocial, lo que le brinda herramientas al adolescente para asumir la vida desde el fortalecimiento de sus capacidades.

Educación

Los derechos al desarrollo representados en el acceso a una educación con calidad y pertinente requieren, como ya se mencionó en 4.4 (“Más allá del interés superior: El limbo”), de este tipo de sanciones, esfuerzos hacia la flexibilización que consigan la adaptabilidad del sistema educativo, variedad de recursos y disposición de alternativas para los adolescentes y jóvenes.

Si bien, el SRPA no es el Sistema Educativo, no debe sustituirlo; es fundamental que el diálogo entre los dos se estreche y que como también se mencionó en corresponsabi-lidad, se ofrezca a los adolescentes y jóvenes opciones atractivas que logren adaptarse a sus necesidades e intereses, como es el caso de aquellos que deben cumplir una san-ción pero que además son padres o madres de familia y por lo tanto necesitan trabajar.

Educación técnica

Una observación recurrente de los profesionales que trabajan en las instituciones ope-radoras es la imposibilidad de incluir a los adolescentes en los programas del Sena si no tienen hasta noveno de bachillerato. Teniendo claro que la mayoría de los jóvenes y adolescentes que se encuentran en el SRPA se hallan entre sexto y séptimo de bachi-llerato; la exigencia representa de por sí dejarlos por fuera. Corresponde a esta Entidad, en conjunto con el Ministerio de Educación, el diseño y construcción de programas flexibles que permitan el cumplimiento de los requisitos para esta población, sin que se bajen los niveles de calidad. Este tema se abordó en 4.4 (“corresponsabilidad: ¿A quién acudir?).

Sin embargo, dentro de los centros de cumplimiento de medidas no privativas de la libertad los operadores tienen una serie de programas de educación técnica cuyas ca-racterísticas son diferentes de acuerdo con el operador que maneje el Centro, generan-do con esto propuestas alternativas; lo que no significa que no se deban adelantar las acciones ya mencionadas por parte de las entidades corresponsables.

188

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Privación de la libertad

Los sistemas pedagógicos que manejan la mayoría de los operadores son similares y se adecúan a los lineamientos diseñados para ello por parte del ICBF.

Mayores de edad

Se encuentra que en todos los centros visitados la población de mayores de 18 años es cercana al 50% o es superior a esta cifra. Esto dificulta la acción de los operadores: la división que por ley debe existir entre los menores de 18 años y los mayores de 18 años dentro de los centros, se hace difícil en muchos casos debido a los costos de infraestruc-tura y oferta de servicios, ya que los niveles de rotación de edades en esta población no es alta. Evidentemente, esta cifra tiende a aumentar. Por lo tanto, en términos generales, se puede afirmar que tenemos un sistema que es homogéneo para una población que no lo es.

Educación técnica y superior

Ante la situación mencionada, en algunos sitios visitados se destaca que el operador realiza convenios con instituciones de educación técnica certificada que ofrecen varios programas y sus docentes van al centro.

Llama la atención que en algunos sitios visitados se tienen convenios con universidades regionales que funcionan muy acorde a la situación de los adolescentes. En el marco de dichos convenios, las universidades envían practicantes en diferentes áreas, lo que permite diversificar la oferta educativa y técnica y a la vez ofrece alternativas a los ado-lescentes bachilleres.

Familia

Las familias de los adolescentes y jóvenes que se encuentran privados de la libertad son, en muchos casos, las encargadas de que el proceso llegue a un buen término; desafor-tunadamente, en otros casos las familias son un factor de riesgo, ya sea porque no se involucran en los procesos y no asisten a las citaciones ni a las visitas, o porque (en casos específicos) en los días de visita son quienes incitan a los desórdenes y entran armas y drogas a los centros de atención.

De igual forma, se encuentran casos en donde los adolescentes ya son padres, en cuyo caso la sola separación implica un debilitamiento de los vínculos afectivos. Este caso es aún más delicado cuando es una mujer la que se encuentra privada de la libertad, ya que el contacto con sus hijos e hijas es limitado.

Casos especiales

Por último, en coherencia con lo señalado en 4.4 (“vínculos imprescindibles”), es impor-tante resaltar que en los lugares visitados los operadores afirman que el trabajo reali-zado por algunos jueces con los adolescentes es fundamental durante todo el proceso.

189

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Cuando los jueces o parte de su equipo de trabajo, visitan los centros de privación de libertad y son partícipes del proceso del adolescente, los educadores ven grandes avan-ces en los procesos. Esto debido a que el Juez representa una figura protectora y percibe que durante el cumplimiento de su sanción el Despacho del Juez está pendiente de sus avances. De igual manera, en el momento en que el adolescente solicite algún tipo de beneficio como cambio de sanción o medida, la autoridad judicial conoce el caso de primera mano y tiene un criterio más claro sobre su decisión.

El caso de Pereira

Pereira fue escogido para realizar una visita debido a las actuaciones que la Alcaldía ha adelantado en el tema del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes. Este caso es muy particular porque presenta las dos caras de una misma moneda; si bien existe un compromiso real de la Alcaldía alrededor de todo el sistema, la misma Alcaldía está administrando el CAE.

Efectivamente, al comparar los otros CAE visitados las diferencias son muy altas en te-mas como la infraestructura, el sobrecupo, el modelo pedagógico, el uso del tiempo libre, el tratamiento en comunidades terapéuticas, el aprovechamiento de los espacios al aire libre, entre otras cosas. Si bien el municipio anualmente destina una partida pre-supuestal para la administración de este Centro (lo que no ocurre en otros lugares), sus empleados son contratados por la Alcaldía, lo cual representa algunos obstáculos propios de la administración pública.

Si bien el compromiso de los servidores que trabajan es muy alto frente a los retos que implica la administración de un centro como este, es importante saber cuándo el sector público es eficiente para prestar un servicio y cuándo el modelo privado se acomoda mejor. En este caso, es más probable que sea este último sector el llamado a aplicar el modelo que se tiene en otros lugares y que en todo caso ha demostrado ser más eficiente que el que actualmente se tiene en el Centro.

A pesar de lo anteriormente expuesto, Pereira es un ejemplo de articulación institucional entre las diferentes entidades y el Ente Territorial. Como se ha expresado anteriormente existen problemas de articulación en otros lugares en temas como la educación o el tratamiento para los jóvenes que consumen SPA, cosa que no ocurre en Pereira. El mu-nicipio ha asumido la tarea y tiene programas especializados para los adolescentes en conflicto con la ley y se percibe que en el discurso que manejan las autoridades locales no existe esa estigmatización que se percibe en otros escenarios locales. Así mismo, no solo la Secretaría de Desarrollo Social se compromete con el tema, sino que el resto de secretarías están siempre dispuestas a prestar sus servicios a esta población. Para el caso particular de educación, esta es flexible, donde el adolescente puede vincularse a una institución educativa en cualquier mes, incluso si el año escolar está por finalizar.

Pereira cuenta con unos planes operativos especializados para adolescentes con el fin de prevenir la comisión de delitos. Entre los más destacados se encuentran: toque de queda hasta las 11 de la noche, caracterización de los jóvenes en situación de riesgo,

190

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

grupos juveniles para la ocupación del tiempo libre, zonas de escucha (que incluye temas de salud mental), convenios en salud para el consumo de SPA y programas es-peciales para las barras bravas, que es un tema con unas connotaciones muy fuertes en esta región ya que muchas personas consultadas afirman que más del 90% de los adolescentes de este municipio pertenecen a una barra brava de algún equipo.

Se observa una apropiación del tema que al parecer tiene que ver mucho con la ges-tión que entidades como el ICBF ha realizado y con la voluntad política de mandatarios locales frente al tema, y que no solo recae en una secretaría, sino que es transversal en todos los escenarios.

En conclusión, es importante que si el CAE entra a ser administrado por un operador, se sigan manteniendo los espacios en donde los diferentes actores puedan confluir, discu-tir, participar y llegar a acuerdos en este tema. En este punto es importante el correcto funcionamiento del Consejo de Política Social que en Pereira se reúne cumplidamente y en donde las diferentes entidades asisten y aportan, lo que se ve reflejado en la oferta institucional existente.

Posegreso

La fase de posegreso se limita en todos los lugares visitados a realizar una llamada mensual y alguna visita ocasional a la residencia del adolescente o joven. En ocasiones se hacen encuentros organizados en los centros y se invita a los adolescentes que ya concluyeron su proceso; sin embargo, su asistencia es mínima aunque se haya realizado una amplia convocatoria.

Durante las visitas realizadas se denota que esta etapa requiere mayor atención, quizás consistente en la construcción de un modelo de acompañamiento, con recursos especí-ficos y suficientes destinados a la sostenibilidad del proceso ya adelantado. Al respecto, estas observaciones afirman lo que ya se mencionó en 4.2.4 (“A la participación: Salir por la puerta grande”).

Una cultura del delito

Tanto en los entornos que frecuenta el adolescente como en la educación que se le imparte, se percibe que no existe una cultura de manejo de conflictos. Ven la violencia como una cotidianidad en su vida: en su colegio, en su barrio, en su familia; lo que genera que su ingreso al mundo delictivo frecuentemente sea visto como algo normal en su entorno. De igual manera, la familia en muchos casos es un factor de riesgo porque presiona para que el adolescente lleve dinero a su hogar, cosa que lo incita a buscar opciones que eventualmente lo llevarán por el camino del delito. En este tema se estima coincidencia con lo planteado en 4.2.3 (“A la protección: Nuevos roles para todos”).

191

Capítulo

IV

La prevención de La deLincuencia juveniL: una mirada regionaL

Atención diferencial

En algunos centros visitados no existe atención para las adolescentes y las jóvenes, por lo que se tienen que remitir hacia otros sitios. Sin embargo, los casos más críticos se encuentran en los municipios pequeños e intermedios en donde no se contratan cupos para las mujeres. Un ejemplo de esto es Casanare que no tiene CAE para mujeres, por lo que son remitidas a Tunja, situación que dificulta el proceso integral de las adolescentes por la lejanía de sus familias.

En general, en los centros visitados existen espacios cómodamente adecuados para su atención, que es especializada y diferenciada frente a la de los adolescentes y los jóve-nes. En algunos sitios se observan esfuerzos por adecuar la infraestructura en términos de separación entre los hombres y las mujeres. Esto se ve principalmente en los centros transitorios. Llama la atención el caso de los CAE de Tunja y de Medellín, en donde si bien, existe una separación en los dormitorios las actividades cotidianas se realizan en espacios comunes; frente a esto, los operadores afirman que este hecho no ha generado ningún tipo de inconveniente y que por el contrario facilita el proceso para unos y otras.

Es de resaltar el caso de Manizales en donde las adolescentes gestantes y lactantes tie-nen a sus hijos en el Centro; en dicho lugar se encuentran adolescentes de otras partes del país, que con el fin de estar cerca a sus hijos prefieren aceptar alejarse de sus lugares de residencia. En otros lugares visitados, las adolescentes pueden ver a sus hijos entre dos y tres veces al mes, lo que genera fuertes choques emocionales a las madres en privación de libertad; en dichos lugares, algunas solicitan ser remitidas a Manizales, sin embargo, los cupos son mínimos en esta ciudad.

Otro tema importante es el relacionado con el apoyo que se le da a la población con trastornos psiquiátricos; efectivamente, aquellos casos que cuentan con el respectivo diagnóstico, como se mencionó en 4.4 (“Inclusión: Inclusión y diversidad”), usualmente no disponen de los recursos para la prestación de la atención especializada requerida.

193

CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES

Prevenir la delincuencia juvenil desde una perspectiva de derechos implica analizar profundamente un tema complejo, porque las relaciones que lo componen son innumerables, así como lo son los contextos que las conforman. Este postulado

pone el acento de la prevención en el desarrollo de capacidades para el desarrollo de la dignidad humana, entendido en términos de equidad, tal y como lo propone la doctora Martha Nussbaum151. El mejoramiento de la calidad de vida y el acceso a ciertos están-dares que la sociedad establece en espacios y tiempos definidos, ocurren en distintos escenarios de la vida cotidiana y se constituyen en metas que hacen parte de la cons-trucción de la autonomía y la identidad de los integrantes de la sociedad.

Para los jóvenes y adolescentes, estas son un proceso que se acompaña de gustos e intereses y que se expresa en formas únicas y diferentes de comportarse y mostrarse, y que se estructuran en formas más amplias de participación e inclusión que en oca-siones pueden devenir en soluciones destructivas para ellos. Téngase en cuenta que como ya se anotó, los y las adolescentes y jóvenes “dependen estrechamente de la consideración de los otros y buscan por infinidad de medios construir su propio estatus relacional…152”. De este modo, cualquier conclusión o recomendación que se oriente al espacio de lo individual, lleva implícita una relación de interdependencia. Los siguientes puntos dan cuenta del resultado de observaciones y conversaciones con interlocutores de la prevención de la delincuencia en jóvenes y adolescentes; estos contienen algunas conclusiones y recomendaciones que esperamos allanen el camino de la política públi-ca que se encuentra en elaboración:

vEste estudio encuentra reiteradamente, y desde los aportes de muchos de los ac-tores participantes, que las expresiones artísticas y deportivas contribuyen a blindar a adolescentes y jóvenes, de opciones como el delito, en tanto que facilitan la construc-ción de su identidad y la posibilidad de posicionarse y saberse alguien en la comunidad más próxima y en el mundo. Esta recomendación que es una propuesta desde lo indi-vidual, también conecta el ámbito institucional. No basta recomendar que los jóvenes y adolescentes exhiban su resiliencia y la pongan de manifiesto para que se acerquen al territorio o al gobierno nacional en procura de escenarios de participación; hace falta además que sus propuestas tengan eco, que se consideren importantes, que se facilite

151 Nussbaum Martha, Op. cit., 2010.152 Pérez Oriol, José Manuel Pérez Tornero-Fabio Tropea, Charo La Calle et ál., Op. cit., 1996.

194

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

su posicionamiento, que se incluyan y que se traduzcan en acciones concretas de la oferta institucional. Esto convoca a los mandatarios regionales y locales, así como al Go-bierno nacional a incluir con criterio de prioridad sobre esta población, recursos propios como política de sus respectivos gobiernos, a través de un plan que articule de manera específica la prevención del delito, con la recreación, el arte y el deporte.

vAquellos adolescentes y jóvenes que cometen un acto delictivo y que no cuentan con el apoyo familiar requieren encontrar opciones alternativas al vínculo, ya que, como se manifestó, este es vital. Surgen de los diálogos propuestas orientadas a fortalecer familias de apoyo a través de las cuales puedan conformar vínculos que se asemejen a la familia de sangre; así mismo, es posible construir desde los propios medios instituciona-les estructuras vinculares que le den nombre propio al vínculo, como ocurre en algunos programas en los que la estructura de red semeja o adopta vínculos familiares protec-tores entre quienes la integran: hermanos mayores, hermanos menores, profesionales que cumplen una figura de apoyo afectivo y de autoridad, por ejemplo.

vLa intervención a los adolescentes y jóvenes que han cometido un delito requiere de procedimientos entre los que la empatía y el establecimiento de vínculos se consti-tuyen en puente a través del cual ellos y ellas pueden hacerse cargo de manera respon-sable, tanto del acto delictivo, como de su proceso de resocialización que concluya con la reparación del vínculo que ha sido roto. Una propuesta que surge a partir del análisis, es la reglamentación del artículo 140 de la Ley 1098 de 2006 “finalidad del Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes” en el sentido de identificar que lo que se restaura es un vínculo roto y que la reparación económica puede pagar el daño –por supuesto importante–, pero no siempre restaura el vínculo que es lo que posibilita el perdón, la comprensión, la reflexión, la reconciliación, que abren el camino hacia la libe-ración de una carga social y personal, con el propósito de reincorporarse a la familia, a la comunidad y a la sociedad, previniendo así la reincidencia en el mismo u otros delitos.

El ámbito de la Justicia Restaurativa para la prevención del delito en adolescentes y jóvenes tiene que desbordar los límites del SRPA, y crear una cultura que se incorpore en todos los ámbitos posibles de la vida del país. De esta manera, la Justicia Restaurativa constituye un recurso de prevención terciaria, pero también de prevención secundaria y primaria (que aunque se dirige a personas que no están en riesgo, ni tampoco han cometido un delito, necesitan incorporar sus contenidos).

Se sugiere abordar el tema partiendo de experiencias ya en proceso de desarrollo en Cali, Medellín y Bogotá; las cuales destacan la importancia de formar mediadores en procesos restaurativos que se adaptan al ámbito y a los actores específicos con los que se desarrolla el respectivo proceso (colegio, comunidad, audiencia, entre otros). El tema debe fortalecer la resolución pacífica de conflictos de manera eficaz, de tal suerte que estos no trasciendan el escenario en el que se generan, evitando así que se agraven y dando lugar a la resolución oportuna. Papel crucial juega la concurrencia del Ministerio de Educación y de las Secretarías respectivas, de cara a trabajar directamente con otros sistemas, e incorporando bajo esta perspectiva, el desafío que se proponen en su “Plan

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

195

ConClusiones y reComendaCiones

decenal de Educación 2006-2016” cuyo título es “Educación en y para la paz, la convi-vencia y la ciudadanía”.

Comoquiera que a partir de las observaciones de este estudio se encontró que el tema de la Justicia Restaurativa debe ser puesto en marcha dentro del SRPA y que sus princi-pios y filosofía no son claros y por tanto no se cuenta con rutas y acciones concretas para su implementación, se requiere desplegar una propuesta de formación y capacitación especializada para todos aquellos que institucionalmente hacen parte del SRPA. Cabe reconocer aquí el avance que en esta materia adelanta el Instituto Colombiano de Bien-estar Familiar.

En la medida en que se construye una cultura de Justicia Restaurativa, se hace camino en la consolidación de una cultura ciudadana. Si bien, son esenciales la reparación del daño y, la reconstrucción del vínculo roto, su alcance va más allá del ámbito donde ocurre la ofensa o el delito; su potencial descansa en la capacidad de generar mayor sostenibilidad en el desarrollo porque plantea soluciones a los desafíos asociados “al comportamiento y a la falta de apropiación de los referentes básicos de la cultura ciu-dadana”, que en el sentido de los objetivos planteados por la política de seguridad y convivencia ciudadana (2011), buscan reducir la probabilidad de inicio y continuidad de la carrera criminal y dificultar la comisión del delito a través de su eje de Prevención Social y Situacional.

Un proceso de Justicia Restaurativa que involucra a todos los actores del SRPA (el joven y adolescente que cometió el delito, los distintos actores institucionales que acompa-ñan todo el proceso en cada etapa, la familia del adolescente o del joven junto a su red vincular, la comunidad, y sobre todo la víctima del delito) permitirá a los adolescentes y jóvenes a sentirse aceptados por parte de sus familias, de la comunidad y de la misma víctima del delito que cometieron, y encontrar nuevamente un lugar en la vida social. No puede hablarse de un proceso de Justicia Restaurativa que omita incluir a la víctima; esta es esencial para que el adolescente o el joven puedan desarrollar la reparación y asumir la responsabilidad que implica haber lesionado a otro ser humano. Así mismo, son indispensables la familia y la comunidad porque la ofensa a cualquier ser humano se constituye a la vez en una ofensa a toda la red vincular y social. La relación en la que se produce una acción de Justicia Restaurativa debe ser de aceptación, de compasión e inclusión, de seguridad y confianza, de solidaridad y respeto entre los participantes, lo cual excluye señalamientos y estigmatizaciones o castigos que vayan más allá de la sanción o medida que habrá de imponer la respectiva autoridad.

vLos esfuerzos que realizan los adolescentes y los jóvenes en sus procesos de desa-rrollo como ciudadanos y, los que adelantan como actores dentro del SRPA, ameritan atención, escucha y reconocimiento. Promover acciones de política de atención a ado-lescentes, jóvenes y familias con carácter de escucha y reconocimiento, implica oírles empáticamente, esforzarse por entender sus demandas y sus explicaciones en una posición de “no saber” para poderles entender, y tomar en cuenta sus opiniones, sus expectativas y sus puntos de vista en la toma de decisiones (desde la noticia criminal,

196

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

pasando por las audiencias, hasta el cumplimiento de la sanción o la medida). El ICBF ha construido una herramienta conceptual, metodológica y práctica “Lineamientos técnicos para la inclusión y atención de familias”, que se sugiere retomar, realizando un proceso de capacitación que incluya a todos los actores institucionales, para que le den aplicabilidad.

vCobra particular importancia la inclusión y atención a familias de adultos jóvenes que están en el Sistema de Responsabilidad para Adultos. En la mayoría de casos, el hecho de cumplir una pena en la cárcel, a su vez, implica un cambio de vida para toda la familia, en tanto se incorpora una variable adicional a la vida cotidiana que pone en pe-ligro el vínculo afectivo, la manutención, el cuidado, entre otros factores. Se recomienda también para este caso, apropiar los lineamientos mencionados y adelantar el diseño de proyectos pensados para la familia con integrantes privados de libertad.

vLos derechos económicos, sociales y culturales, como se menciona en el análisis, se relacionan con todo un abanico de oportunidades que se debe ofrecer a los adoles-centes y jóvenes para que sus proyectos de vida logren el soporte económico, social y cultural requerido. Un grupo poblacional como es el de los jóvenes y adolescentes entre 14 y 28 años cuyo desempleo se acerca al 17%153 está verdaderamente en una situación crítica, porque precisamente del ejercicio laboral, como forma de hacer uso de estos derechos, depende de la satisfacción de otros. Por ello es recomendable designar una propuesta que decididamente impacte en este sentido a los adolescentes y jóvenes, garantizándoles más oportunidades de las que hoy día tienen. Recuérdese con Martha Nussbaum154, que si hay desigualdad en las oportunidades, esto atenta contra la igual-dad de la dignidad humana. Más importante aún es mejorar los procesos de inclusión a la vida laboral, de la población del SRPA, teniendo en cuenta que muchos de quienes cumplen medidas o sanciones son padres o madres de familia y en algunos casos son cabezas de hogar. Con el mismo propósito se debe construir una estrategia que vincule en procesos de formación a adolescentes y jóvenes, que sea diversa, flexible (que se adecue a sus necesidades sin deterioro de la calidad). En el caso del Sena, uno de los prerrequisitos para la formación para el trabajo es contar con 9º grado de escolaridad, conforme a lo establecido por la Ley. Para los adolescentes y jóvenes que no alcanzan a cumplirlo, es necesario el diseño con estándares de calidad, de una estrategia incluyen-te que permita la formación para el trabajo. Es de resaltar que algunos operadores del SRPA implementan estrategias de formación que incluyen paralelamente el desarrollo escolar y la formación para la vida laboral, lo que en muchos casos permite a un ado-lescente o joven, con medida o sanción, estar dentro de los dos sistemas, de suerte que cuando termina su proceso alcanza como un logro individual y simultáneamente los dos requerimientos (cumplir el prerrequisito de formación para el trabajo y adquirir la promoción en un oficio o arte una vez el grado noveno se cumpla). El valor agregado de este proceso, además de la formación del adolescente o joven, consiste en que le dota

153 DANE, Boletín de prensa mercado laboral de la juventud (14-28 años). Gran encuesta integrada de hogares trimestre abril-julio de 2012.

154 Nussbaum Martha, Op. cit., 2000.

197

ConClusiones y reComendaCiones

de herramientas para valorar su proceso de sanción como uno de fortalecimiento de sus capacidades, el cual vale la pena culminar, dando de esta manera mayor sentido y asegurando el proceso penal, a través de un proceso que por definición debe ser peda-gógico, específico y diferenciado. Este desafío puede ser abordado por el Sena y a la vez por el sector educativo. Es por esto que resulta importante contar con convenios con el Sena y entidades afines en todos los centros, para impartir educación técnica a través de la cual se fortalezca una opción de vida diferente a la comisión de delitos.

vLa prevención secundaria y terciaria de la delincuencia juvenil encuentra un desafío enorme en las estadísticas señaladas por este estudio, que revelan que la escolaridad de la mayoría de adolescentes y jóvenes aprehendidos son: 5º grado de primaria y 11 de bachillerato. Al respecto, es importante indagar la relación existente entre la delincuen-cia y estos grados de escolaridad. Es sugerente para el Ministerio de Educación analizar si el delito es responsable de la posible deserción escolar, así como también asegurar la promoción de los estudiantes en estos grados, a niveles superiores, a través de es-trategias como subsidios condicionados a la continuación de los estudios, estrategias que sean capaces de competir con factores de riesgo que conducen a la pérdida de esta continuidad y que ponen a los adolescentes y jóvenes en riesgo de delinquir.

Es probable que esta situación pueda ocurrir en buena parte por las transformaciones que en las últimas décadas han sufrido las estructuras del cuidado y la protección fami-liar, combinadas con la oferta educativa que reduce la jornada escolar, que deja solos durante una buena parte del día a los niños, niñas y adolescentes, quienes se expo-nen a toda suerte de riesgos, que pueden incluir también la posibilidad de vincularse a actos delictivos. Este tema no puede ser considerado de responsabilidad exclusiva de las familias, cuyos adultos generalmente están ubicados o tratando de ubicarse en el mercado laboral que usualmente tienen jornadas laborales considerablemente más extensas que la jornada escolar.

Cuando por razones del mundo económico, las familias trastocan sus lógicas, se espera que las políticas públicas contengan propuestas que llenen estos vacíos, como pueden ser los programas de atención en jornadas alternas o contrarias a la escolar, que ofrezcan actividades lúdicas, recreativas, de apoyo al proceso escolar, entre otras. Para alcanzar resultados positivos en este sentido, se requiere una oferta suficiente y con calidad, lo cual implica la sostenibilidad y permanencia de programas y proyectos durante todo el año y no durante una fracción de este, como suele ocurrir con los programas preventi-vos. Como se mencionó anteriormente, esto no puede ser resuelto solamente desde la familia; su solución convoca a un innumerable grupo de actores entre los que están el ente territorial, el ICBF, el sector educativo en general, el de salud y otros.

Una oferta insuficiente de programas preventivos puede traducirse en una menor contención del delito y puede redundar en un aumento de la población que ingresa al Sistema de Responsabilidad Penal. La oferta de programas en el Sistema debe cubrir ese paso previo que no ocurrió en la garantía de los Derechos, al tiempo que debe pro-

198

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

mover la formación para el trabajo para jóvenes que una vez dejan el sistema no tienen claras sus posibilidades laborales. En este sentido, se sugiere una acción conjunta del Ministerio de Trabajo con los entes territoriales, que contemple el diseño un modelo de formación para el trabajo, especializado para adolescentes y jóvenes del SRPA y para Jóvenes del Sistema de Adultos, que los cualifique para que conjuntamente con empresas públicas y privadas, promuevan el desarrollo incluyente desde los derechos económicos, sociales y culturales.

vEl consumo de SPA se identifica como un factor de riesgo de gran envergadura, fuertemente asociado a la comisión de delitos de adolescentes y jóvenes. El derecho a una vida larga y saludable para estos, tiene como obstáculo el consumo de SPA, que avanza a grandes pasos en la medida en que se ha logrado posicionar en calidad de microtráfico en colegios y barrios. En este sentido se pone en riesgo la garantía de Derechos porque puede expulsarlos del sistema educativo sacándolos de su ruta del conocimiento, y en no pocos casos los expulsa también de su medio familiar, lo cual amenaza directamente su inclusión social.

El estudio da evidencias que relacionan el tema con una reiterativa exclusión del sis-tema de salud, en tanto las citas de atención para esta población prioritaria se dan luego de largos plazos de espera y se focalizan en la desintoxicación, no llegando a ofrecerse una variedad de programas preventivos y de intervención que resuelvan el tema correspondiente, con características de permanencia, continuidad, e integrali-dad, para obtener resultados positivos al final de un tratamiento. Como lo manifiestan expertos en el tema de psicoactivos, el manejo no puede circunscribirse a atenciones ocasionales, esporádicas, o que apunten exclusivamente a la manifestación de crisis o episodios relacionados.

Al igual que el sistema educativo y el de formación para la vida laboral, el sistema de salud tiene que ser flexible y oportuno en la atención y reconocer desde la equidad quiénes son los adolescentes y jóvenes del SRPA, cuáles son sus mundos, cuál es su estado de salud y qué requieren para mejorar sus capacidades físicas y mentales para vivir una vida sana. En respuesta a ello, una posibilidad es la de instalarse en los Centros de Atención, para hacer prevención permanente y desarrollar allí sus programas en articulación con el Sistema. Si bien, el ICBF cumple a través de los operadores con el desarrollo de aspectos de cuidado de ambientes saludables y de una nutrición especial adecuada a las necesidades de la población referida, es muy importante que el sector de la salud asuma la corresponsabilidad que le otorgó la Ley 1098 de 2006.

Resaltando la tarea de protección y cuidado que realiza la Institución Policial, cualifi-cándola se sugiere el diseño y puesta en marcha de una estrategia articulada con las comunidades en favor del desarrollo, que reposicione su lugar protector, recupere y legitime la institucionalidad en los espacios públicos (la cuadra, el parque, el trayecto a la escuela), para que se conviertan en lo que deben ser: lugares de recreación donde sus habitantes puedan circular libremente y compartir con sus vecinos, superando las res-

199

ConClusiones y reComendaCiones

tricciones que las “nuevas lógicas de guerra” imponen en algunos de ellos a las familias y a las comunidades.

Podría decirse que el delito del narcotráfico se nutre de adolescentes y jóvenes quienes se constituyen en el eslabón más débil de esta cadena delictiva. De tal suerte, se requie-re también desplegar esfuerzos para debilitar estas estructuras, mediante estrategias eficaces con el crimen organizado.

vEn la distribución de programas para el cumplimiento de medidas y sanciones del SRPA, se cuenta con diversidad de modelos, pudiéndose afirmar que desde el ICBF se ha desarrollado una amplia gama de opciones; el problema está en que la distribución de la oferta no llega a todas partes, encontrándose razones para ello, básicamente funda-mentadas en que hay lugares en los que el número de los delitos cometidos no amerita la apertura de un programa u otro, lo cual lamentablemente afecta de manera directa a algunos adolescentes y jóvenes: porque los puede separar de sus familias, rompiendo o debilitando de esta manera el vínculo y el mandato de ley que obliga a vincularlas en sus procesos; porque les puede obligar a la realización de largos desplazamientos tantas veces por semana cuantas determine la modalidad, en los casos en que no se trata de privación de la libertad y que dentro del municipio no se dispone del programa. En este evento, el cumplimiento de la sanción demanda recursos de tiempo y dinero, de los cuales, tal vez, los adolescentes, los Jóvenes y sus familias no dispongan. Hay que mencionar también que se arriesga el propósito de la sanción, en tanto puede propiciar circunstancias que den por resultado la reincidencia de los jóvenes y adolescentes en actos delictivos. En conversaciones sostenidas con operadores de programas del SRPA surgió la propuesta de considerar para adolescentes y jóvenes que sean cabeza de hogar, padres y madres de familia, o que estén trabajando, los fines de semana y las noches como tiempos válidos para el cumplimiento de una sanción, previo diseño de esta opción por parte del ICBF.

En el caso de no estarse brindando el apoyo necesario para que los adolescentes y jó-venes puedan cumplir las medidas y sanciones por ejemplo en sitios distantes cuando en las ciudades de residencia no se cuenta con los programas respectivos, se debe exa-minar el tema en su integralidad con el rigor que implica detenerse para comprender los factores que se asocian al incumplimiento, como quiera que el Estado no puede sustraerse a su responsabilidad generando una nueva acción legal que sabe de ante-mano que ni el Adolescente ni el Joven ni su familia tienen posibilidades de cumplir. Los déficits de oferta no pueden recaer sobre el Adolescente o Joven, así que hay que mirar en qué circunstancias se origina tal incumplimiento y buscar mecanismos que obviamente ajustados a la ley, sean creativos y adaptados a los recursos locales.

En todos los casos en que los adolescentes y jóvenes tienen una sanción o medida, es importante que la autoridad judicial destine espacios para conversar con ellos periódi-camente, ya que se identifica que una relación de acompañamiento de parte suya hacia ellos, se constituye en soporte y dinamizador que les alienta a continuar desarrollando sus procesos. Del mismo modo, para aquellos casos en que las medidas de interna-

200

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

miento conllevan lapsos de dos o tres años, resulta de interés particular desarrollar una estrategia especializada de contención hacia los adolescentes, que dé como resultado la comprensión e interiorización de la situación, lo cual debe contar con recursos para su desarrollo, focalizados en el manejo de la crisis que tal decisión puede provocar.

La prevención secundaria y terciaria, exige apropiar una mayor cantidad de recursos para las sanciones que no implican privación de la libertad e institucionalización, como son: amonestación, reglas de conducta, prestación de servicios sociales a la comunidad, libertad vigilada o asistida. La opinión de muchos expertos y conocedores del tema da cuenta de un mayor impacto de la inversión en estas sanciones sobre la prevención, además de ser más costo/efectivas. Se reconoce que en efecto, los Jueces tienen prefe-rencia y hacen un amplio uso de estas sanciones, en concordancia con la normatividad y las leyes, pero se evidencia que los recursos económicos asignados para su operación requieren un fuerte impulso financiero, de manera que se disponga en la operación de los procesos, de una mayor cantidad de recursos frente a los que hoy se asignan y, que estos transformen la relación protección/prevención, dando un lugar más protagónico a la prevención. Ello redundará en la protección del vínculo y en la apertura a una diver-sidad de acciones protectoras a favor de los y las adolescentes y jóvenes y sus familias, que se encuentren vinculados al SRPA.

La sanción de prestación de servicios sociales a la comunidad, por ejemplo, de contar con mayores recursos, podría fortalecer el protagonismo y el liderazgo del Adolescente y del Joven sancionado, como agente dinamizador de procesos sociales que redunden en beneficio del ámbito comunitario, que lo conecte a iniciativas de auto organización y autogestión, como es el caso de las redes de madres protectoras que opera en Bogotá con la concurrencia del Ente territorial quienes trabajan con sus hijos sancionados en la construcción y fortalecimiento del tejido social.

En el mismo sentido de lo mencionado y para las sanciones privativas de la libertad, se destaca a en este estudio, a partir de las experiencias desarrolladas en algunas regiones como Bucaramanga, Bogotá y en Popayán, la creatividad frente a este tipo de medidas, para implementar el carácter pedagógico, específico y diferenciado del SRPA. Esto se logra a través de experiencias que reducen el número de adolescentes y jóvenes por Centro de Atención Especializada, amplían los espacios físicos, contando con zonas para el deporte, la recreación y el esparcimiento, a la vez reducen progresivamente las barreras físicas, lo cual redunda en la apertura de posibilidades para que ellos puedan desplazarse con mayor libertad y responsabilidad fuera de los muros institucionales, fortaleciendo su autonomía y su proyecto de vida, lo que abre puertas a una conviven-cia armónica con sus entornos.

vLo diferencial parte de una concepción que amplía la mirada de la prevención “un enfoque diferencial, por tanto, tiene un doble significado: es a la vez un método de

201

ConClusiones y reComendaCiones

análisis y una guía para la acción”155. Metodológicamente diseña instrumentos para visi-bilizar las diferencias de algunos grupos humanos frente a otros, diferenciar las caracte-rísticas propias de los ámbitos donde estos grupos viven, e identificar las singularidades que les tipifican. Cualquier acción que surja como propuesta para la prevención de la delincuencia debe partir de estas características propias de los individuos y de los ámbi-tos en los que transcurre su vida. En el caso de los Derechos Humanos, las necesidades de protección, desarrollo sobrevivencia y participación están ligadas a características propias y diferencias que son inherentes a las personas.

Desde este enfoque, “el género es una construcción social de patrones culturales rela-cionada con la subjetividad. Hace relación a la idea que tenemos de cómo ser hombre o cómo ser mujer”156. Una mirada derivada de este estudio, desde este enfoque a la pre-vención de la delincuencia juvenil, nos permite inferir la fuerte persistencia de patrones culturales que resaltan un estilo patriarcal de crianza, que puede explicar la reducida participación de las mujeres en la comisión de delitos, frente a la de los varones. Este estilo se traduce en pautas de crianza específicas para las niñas que las preparan para la crianza, el cuidado y el fortalecimiento del mundo (no solo en el ámbito de lo privado sino también en el de lo público) y les dedica “mayor atención” protección y acompa-ñamiento para que “den ejemplo”. Aún en algunos casos en que ellas se vinculan a la delincuencia, es frecuente que lo hagan como cuidadoras de las parejas y grupos a los que acompañan. Por su parte los varones son más preparados para el mundo de afuera, lo que implica producir, proveer, cuidar a los demás pero más con un carácter de poder, de control y de territorialidad, que suele lanzarlos prematuramente al mundo de los adultos, en el que no es fácil llevar tan pesadas cargas.

Lo anterior no quiere decir que el enfoque de género no se esté incorporando en los repertorios institucionales, pues quienes trabajan en el SRPA en buena medida mani-fiestan la incorporación del tema. Se trata de fortalecerlo como quiera que se trata de implicaciones sobre la equidad que requieren ser incorporadas en la cultura.

En el Enfoque étnico que es un componente de la diversidad, entre las ciudades que se incluyeron en este estudio, se destacan Popayán y Leticia por la apropiación hecha de parte servidores públicos, adolescentes, jóvenes y familias, en el sentido articular en sus prácticas y relaciones la experiencia y algunos conocimientos de los grupos étnicos que integran sus regiones. Esto sin embargo, no está del todo arraigado en la relaciones coti-dianas, si bien se establecen esfuerzos realizados por las instituciones, demandando aún el desarrollo de propósitos relativos al tema, por parte de las instituciones, de manera especial en casos en los que como Chocó y Tumaco, también denotan una importante diversidad en sus territorios.

Pretender hacer prevención de la delincuencia juvenil sin incorporar estos recursos pro-venientes de la diversidad, resulta de muy corto alcance para lo que se espera de una

155 Naciones Unidas – Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos- www.hchr.org.co/acnudh “Qué es el en-foque diferencial” Boletín electrónico, marzo de 2013.

156 Ibíd (2013).

202

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

política pública. La prevención deberá apuntar desde una mirada compleja, a aprove-char los recursos humanos, naturales y culturales, así como las oportunidades con que cuentan los territorios, sin desperdicio de su gran riqueza, porque también complejos son los obstáculos que se presentan ante la protección y el desarrollo de los adoles-centes y los Jóvenes. Entre estos recursos, se cuentan posibilidades para el desarrollo científico y tecnológico y para el desarrollo de espacios para la recreación y los deportes, que hacen diferencias frente a las grandes ciudades y que se constituyen en factores protectores de la delincuencia; a este respecto llama la atención la disponibilidad carac-terística de regiones como Leticia, Chocó, Tumaco, Manizales y Popayán.

En el caso de la prevención terciaria, es perentorio aprovechar las condiciones geopo-líticas de algunas regiones, para promover factores protectores. De manera particular se destaca el caso en las ciudades de frontera las que se ven enfrentadas regularmente al tránsito libre de adolescentes y jóvenes que delinquen en un país y se “mimetizan” a través de las fronteras propiciando impunidad e imposibilitando el ejercicio de la ac-ción legal. Para Amazonas, se propone promover acuerdos internacionales a través de la cancillería, que permitan homogeneizar la normatividad y las acciones de prevención entre Perú, Brasil y Colombia.

La construcción de estrategias y propuestas para la prevención de la delincuencia juvenil debe enfatizar en el carácter descentralizado, consultivo con las regiones, que parta de sus intereses y aspiraciones, así como de sus posibilidades reales. Los recursos humanos, físicos, financieros, de infraestructura y de todo tipo se tornan más eficientes en tanto responden y se articulan a realidades concretas. Esto requiere Interlocutar de manera respetuosa e incluyente con las autoridades y comunidades locales, indígenas y territoriales, con los profesionales y técnicos que ejecutan los programas y con los propios beneficiarios de la prevención, de suerte que los servicios no sean recibidos en las regiones como imposiciones desde el nivel central que no logran consonar con ellos y por tanto no llegan a apropiarse en sus prácticas y éticas porque les son ajenos. Esto no obsta para que se les ofrezca y se les dote de tecnología y de desarrollos que ofrece el mundo globalizado, que podrían enriquecer aún más la variedad de posibilidades protectoras.

En algunos de los centros visitados, se evidenció que se hace necesario realizar adecua-ciones con el fin de mejorar la seguridad y la calidad de los espacios, evitar la entrada de estupefacientes e impedir las evasiones y, con el objetivo de especializar y dar el carácter de específico y diferenciado al SRPA.

Cuando las dotaciones iniciales de las personas son diferentes por razones de disca-pacidad, el tratamiento en cualquier campo tiene que ser distinto, garantizando la equidad. Esta afirmación sugiere a la política de prevención de la delincuencia juvenil, la urgencia de incorporar alternativas y estrategias de prevención secundaria para este grupo de población. Así mismo, en la prevención terciaria se sugiere la incorporación de estrategias basadas en la construcción de ambientes menos hostiles que reconozcan sus necesidades y fortalezcan sus capacidades facilitando su proceso pedagógico. De la misma manera se deben brindar alternativas de atención especializada a la población

203

ConClusiones y reComendaCiones

con diagnóstico de enfermedades psiquiátricas, de manera que reciban un tratamiento acorde con el diagnóstico y protegerlos de entornos y pares que por sus relaciones no favorezcan su recuperación.

vLa corresponsabilidad es pieza clave de la prevención. Esta tiene dos momentos de enorme importancia donde la concurrencia adquiere mucho sentido: antes de que jóvenes y adolescentes incurran en delitos e ingresen a un proceso de Responsabilidad Penal y otra en el pos-egreso, que se constituye es la última fase para un proceso de Responsabilidad Penal donde se ponen a prueba los logros alcanzados y en el que se consolida la reinserción social de los jóvenes y los adolescentes. para que esto ocurra y el proceso de esta población gane sostenibilidad se requiere construir una estrategia corresponsable donde los actores del Sistema Nacional de Bienestar Familiar concurran articuladamente. Dicha estrategia debe ser de acompañamiento por un lapso suficiente a fin de conservar y cuidar los logros. Igualmente debe contemplar varios aspectos: 1. Garantizar la red vincular inmediata y activa, que les reciba y les provea seguridad afectiva, emocional y manutención. 2. Dar continuidad a su proyecto de vida; es decir, formación para el trabajo, inserción en la vida laboral, y en el Sistema educativo, e Igual-mente que les ayude a realizar procesos necesarios para su inclusión: Libreta Militar (de suma importancia como parte del proceso, para el desarrollo y la socialización de los varones) y, que tenga cobertura en salud.

Una estrategia como esta requiere, de recursos físicos, financieros y humanos que la activen y la desarrollen y que permita optimizar los recursos invertidos en el SRPA en la medida en que protege al Adolescente y al Joven de reincidir en el delito a través del cual se pierden los esfuerzos invertidos desde diferentes actores. La política de preven-ción terciaria de la delincuencia, carece de solidez si no se acompaña de un diseño de posegreso y la construcción de procesos que operen al momento de terminar la sanción.

En el marco de la corresponsabilidad se evidencian actores cuya tarea es importante definir con claridad en la prevención de la delincuencia juvenil; son estos los medios de comunicación y la empresa privada. En relación con los medios de comunicación, se requiere realizar un trabajo conjunto con los Ministerios de Comunicaciones y de Educación y con el ICBF, para que estos se pongan del lado de los propósitos que exige dicha prevención. De acuerdo con las vivencias y el sentir de las personas que parti-ciparon en este trabajo, se aprecia una preocupación en tanto los medios privilegian criterios de mercado y de rating por encima del desarrollo de la construcción de una cultura de convivencia pacífica. Programas como “El capo”, “Pablo Escobar: el patrón del mal” entre varios otros, reivindican héroes cuyos patrones de éxito se posicionan como dignos de ser seguidos, contribuyendo a fortalecer una cultura de la violencia y del dinero fácil, que calan con fuerza en los imaginarios e ideales de los adolescentes y jóvenes. En cuanto al sector privado y empresarial, existe un escenario disperso de experiencias y proyectos que según lo manifestaron participantes en Grupos Focales y en Entrevistas a Profundidad, son participaciones que se asocian mas con la buena voluntad, la amistad y el deseo de ayudar de algunos empresarios, lo cual desde luego es de suma importancia, más que con la existencia de un proyecto de Responsabilidad

204

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Social Empresarial articulado a un escenario de concurrencia de actores que encuentran en la prevención secundaria y terciaria del delito, un propósito común.

vUna mirada multidimensional al delito nos obliga a considerar la prevención de manera compleja, esto es, mirando las múltiples relaciones sociales que interactúan entre sí y con los distintos actores. Reducir la solución al aumento de las penas o a la disminución de la edad para ser penalizado, deja de lado muchas discusiones y omite actores claves en la prevención del delito de niños, niñas, adolescentes y jóvenes, lo cual necesariamente nos remite una vez más al tema de la corresponsabilidad que asiste a los adultos desde el Estado, desde la sociedad, desde las familias, desde las empresas y desde todos los ámbitos en los que estos se relacionan.

vSaber cuántos son nuestros jóvenes y adolescentes, cuáles son los riesgos que en-frentan, cuántos se encuentran en riesgo de delinquir, entre otras tantas inquietudes pone de manifiesto la necesidad de establecer un Sistema de Información que contenga Indicadores claros y disponibles a través de los cuales se puedan monitorear los factores de riesgo y protectores de la delincuencia juvenil en los diferentes ámbitos donde trans-curre su vida. Así mismo, este Sistema debería aportar y disponer de análisis, evaluación de gestión de producto e impacto de las inversiones y recursos que se invierten en el SRPA, de tal forma que se tenga una visión amplia, integral y global de la delincuencia Juvenil.

vLa familia como un ámbito primario para la socialización de todos los seres huma-nos, se constituye en escenario obligatorio de la prevención de la delincuencia juvenil, en el que su concurrencia es vital. En la familia se despliegan factores protectores o de riesgo. Vista la prevención como una cadena compuesta por un sinnúmero de actores que le agregan valor, la familia es primordial en esta prevención. No obstante, el esce-nario familiar es complejo: en el, ocurren acuerdos y desacuerdos: la familia protege, cuida, pero también abandona y descuida. Constituirla en capital social del Estado para la prevención, implica nutrirla, habilitarla, vincularla y vigilarla en términos democráti-cos e incluyentes que respeten y validen su saber; esto es, como interlocutor válido con Derechos y responsabilidades. Una política de prevención de la delincuencia juvenil, consecuentemente, debe ir tomada de la mano de las políticas afines como por ejemplo la de familia, creando puentes de articulación entre ellas.

vLa corresponsabilidad implica una mirada regional. En tal sentido, el Ente territo-rial está convocado a hacerse parte protagónica de la prevención de la delincuencia juvenil. Los Consejos de Política Social son un escenario para la confluencia del todo el Sistema Nacional de Bienestar Familiar, sin perjuicio de la responsabilidad que asiste a las Alcaldías y Gobernaciones frente al tema, respecto de lo cual es preciso llamar a la construcción de Políticas Departamentales y Distritales que apunten a los objetivos respectivos. Igualmente, en materia de oferta institucional y de liderazgo respecto de la delincuencia juvenil, deben definirse con precisión y poner en marcha los mecanismos de vigilancia y control que den como resultado su participación corresponsable que agregue valor.

205

BIBLIOGRAFÍA

Doctrina

A.

• Albo, C. (Junio 7 y 8, 2013). Ponencia Congreso Internacional de Justicia Restaurati-va. Cartagena, Colombia.

• Arteaga, B. L. (2009). La universalidad de los derechos: Retos para la Acción Institucio-nal, en Osorio, D., Derechos Humanos y Políticas Públicas. Secretaría de Integración Social. Bogotá D. C., Colombia.

• Alcaldía Mayor de Bogotá (1997). Seguridad y violencia en Santa Fe de Bogotá. Im-prenta Distrital. Bogotá D. C., Colombia.

• Álvarez-Correa M., Aguirre J. (2002) Guerreros sin sombras, niños, niñas y jóvenes vinculadas al conflicto armado. Procuraduría General de la Nación, Instituto Colom-biano de Bienestar Familiar, Save The Children, USAID. Bogotá D. C., Colombia.

• Álvarez-Correa M., Mendoza V., Rodríguez M., Parra S., Corzo L. (2008). Semillas de Cristal. Sistema de responsabilidad penal para adolescentes, Ley 1098 de 2006, alcances y diagnóstico. Instituto de Estudios del Ministerio Público, Fundación Antonio Res-trepo Barco. Bogotá D. C., Colombia.

• Álvarez-Correa M., Parra S., Quintero L. E., Corzo L. (2007). Pescadores de Ilusiones. Niños y jóvenes infractores de la ley penal. Instituto de Estudios del Ministerio Público – Fundación Antonio Restrepo Barco. Bogotá D. C., Colombia.

• Álvarez-Correa M., Mendoza V., González J. (2010). Pantalones cortos y mochilas rotas, Jóvenes, Política Pública y Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes —Tomo IV— IEMP, Colombia.

• Arango, R. (2005). El concepto de derechos sociales fundamentales. Legis. Bogotá D. C., Colombia.

206

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

• Acuña Viscaya J. F., García Gómez C. M. y López Nieto A. M. (Sin Fecha). La medida pedagógica como sanción en el Sistema de Responsabilidad Penal para Adolescentes. Observatorio SRPA, Universidad Nacional de Colombia, Tomo II, pág. 27. Bogotá, Colombia.

B.

• Bandura A., Ribes I. E. Modificación de Conducta: análisis de la agresión y la delincuen-cia (1975). Trillas.

• Barra Ortega J. M. Jóvenes infractores de ley, consumidores problemáticos de drogas. Re-vista de Estudios Jóvenes. Instituto Mexicano de la Juventud n.° 24, enero-julio 2006.

• Beloff, M.; Cillero, M.; Cortés, J.; Couso, J. (1999). Justicia y Derechos del Niño. Unicef, Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Oficina de Área para Argentina, Chile y Uruguay - Ministerio de Justicia: Santiago de Chile.

• Benavides, F. S. (2011). Política Criminal y el Sistema de Responsabilidad Penal Adoles-cente, Informe Final 2011.

• Benavides Vanegas, F. S., Capítulo 9. Políticas de inclusión y pandillas juveniles: una perspectiva de seguridad ciudadana, en El largo camino hacia la paz. Procesos de paz e iniciativas de paz en Colombia y Ecuador, Eduard Vinyamata Camps & Farid Samir Benavides Vanegas, eds., Editorial Universitat Oberta de Catalunya UOC, Barcelona, 2011.

• Benavides Vanegas, F. S., La construcción discursiva de la nación colombiana y la dialéctica inclusión/exclusión de los afrocolombianos y de los pueblos indígenas, en La constitución de identidades subalternizadas en el discurso jurídico y literario colombiano en el Siglo XIX, Universidad Nacional de Colombia y Ediciones Gustavo Ibáñez, Bogotá, 2008.

• Boswell, J. (1991). L´ abbandono dei bambini in EuropaOccidentale. Milano, Rizzoli, en García. E. Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de la situación irregular a la protección integral. Documento de trabajo para el Seminario ‘La Legis-lación de Menores en América Latina: una doctrina en situación irregular’.

• Browning, K.; Thornberry, T. & Porter, P. (1999). “The Rochester Youth Development Study”. En Vásquez, C. Predicción y Prevención de la delincuencia juvenil según las teorías del desarrollo social. Revista de Derecho (Valdivia), vol. XIV, pp. 135-158, julio 2003.

C.

• Cabezas Valencia, R.; Blanco Juncal, G. & Sampayo, L. (s/f) Cohesión social y educación para la paz: Alternativas de prevención de la violencia infanto-juvenil en El Salvador. Revista CIDOB d›Afers Internacionals. Mar./Apr. 2008, Issue 81, p. 91-108 (18 p.).

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

207

• Canal. M.H. (s/f) Violencia Intrafamiliar: Una mirada desde la protección integral. Insti-tuto Colombiano de Bienestar Familiar. Bogotá D. C., Colombia.

• Consejo Superior de la Judicatura (2007-2011) Fases I–IV del informe presentado por la Rama Judicial del Poder Público. Bogotá D. C., Colombia.

• Congregación de Religiosos Terciarios Capuchinos de la Provincia de San José, Propuesta Pedagógica Terapéutica Amigoniana para la Atención e Intervención de Adolescentes en Vulnerabilidad y Conflicto con la Ley PAI (Proyecto de Atención Institucional) – PEI (Proyecto Educativo Integral).

• Costa. P. O.; Pérez Tornero J. M.; Tropea F. & Lacalle, CH. (1996). Tribus Urbanas: El ansia de identidad juvenil entre el culto a la imagen y la autoafirmación a través de la violencia. Paidós, Bacerlona.

• Cunha, F. & Heckman, J. (2006). “Investing in our Young People”. University of Chi-cago, College Dublin and The American Bar Foundation.

• Cunha, F.; Heckman, J.; Lochner, L. J. & Masterov, D. V. (2005). “Interpreting the Evi-dence on Life Cycle Skill Formation” en “Handbook of the Economics of Education”, editado por Hanushek, E. y Welch, F. Amsterdam: North Holland.

• Cyrulnik, B. (2008) Bajo el signo del vínculo. Editorial Gedisa, S. A., Barcelona, España.

• Cyrulnik, B. (2003) El murmullo de los fantasmas. Editorial Gedisa, S. A., Barcelona, España.

D.

• Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE). Proyecciones pobla-cionales, herramienta Visor. http://www.dane.gov.co/ (consultado del 7 al 21 de mayo de 2013).

• Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) (2013). “Mercado La-boral de la Juventud (14 a 28 años) Gran Encuesta Integrada de Hogares”. Bogotá D. C., 2013.

• Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y Alta Consejería Presidencial para la Seguridad y la Convivencia Ciudadana (s/f) Encuesta de Victimi-zación.

• Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) (julio-agosto 2012) Encuesta de Convivencia y Seguridad Ciudadana (consultada el 3 de octubre de 2013).

• Departamento Nacional de Planeación (1998). La paz: El desafío para el desarrollo. Tercer Mundo Editores. Bogotá D. C.

BiBLiografía

208

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

• Duque, L. F. & Klevens, J. Creencias, actitudes y prácticas asociadas con la violencia en Bogotá. En Informe técnico presentado a Colciencias. Bogotá: Mimeo, 1997.

E.

• (s/a) (28 de noviembre de 2012) Distancia de colegios, problemas económicos y difi-cultades académicas, entre las causas de abandono. Diario El Tiempo. Por: VIDA DE HOY / EDUCACIÓN.

• Emmerich, N. (2011) Cruce de fuego: niños, niñas y adolescentes en el narcotráfico mexicano, Documentos de Trabajo n.° 274, Universidad Facultad de Estudios para Graduados, Doctorado en Ciencia Política; Universidad de Belgrado, Buenos Aires.

F.

• Forselledo Ariel, G. (s/f) Políticas públicas para la prevención de la violencia juvenil y el consumo de drogas.

• Coordinador del Programa de Promoción Integral de los Derechos del Niño IIN/OEA.

• Fundación Seguridad y Paz, informe 2013.

• FCBIA, Gobierno de Brasil (1991). La Convención Internacional de Derechos del Niño: de la situación irregular a la protección integral. Brasilia, multigrafiado. Brasilia.

• Fundación Paz Ciudadana (diciembre 2009). Potencialidades del enfoque de factores de riesgo, breve revisión de las teorías del delito. Conceptos edición n.° 12.

G.

• Galvis Ortiz, L. (2011) Pensar la familia de hoy: El paradigma de los derechos humanos, fin del régimen patriarcal. Ediciones Aurora.

• Garay, L. J. (2008) “La captura y reconfiguración cooptada del Estado en Colombia”. Fundación Método, Fundación Avina y Transparencia por Colombia.

• García Méndez, E. (2004) La Dimensión Política de la Responsabilidad Penal de los Adolescentes en América Latina (notas para la construcción de una modesta utopía)”. Revista IIDH, vol. 38.

• García Méndez, E. (s/f). “A história da criança como história do seu controle, en Liber-tade, respeito, dignidade” (1992).

209

• García Méndez, E. (s/f) La legislación de “menores” en América Latina: una doctrina en situación irregular; en García Méndez, E. (s/f) Derecho de la Infancia/Adolescencia en América Latina: de situación irregular a la protección Integral.

• García Méndez, E. (s/f). Niño abandonado, niño delincuente. Nueva Sociedad. 112 marzo-abril, 1991; pp. 124-135.

• Gargarella, R. (2010). De la Injusticia Penal a la Justicia Social, Ed. Siglo del Hombre.

• Goubaud, E. (2008) Maras y Pandillas en Centroamérica. URVIO - Revista Latinoameri-cana de Seguridad Ciudadana, vol. 4, p. 35-46 (12 p).

• Guerrero. R. (2008) ¿Qué sirve en la prevención de la violencia juvenil? Salud Pública Mex. 50 supl. 1: S86-S92.

H.

• Hammond S. A. (1998) “The thin book of appreciative inquiry”. Thin Book Publishing Co. www.thinbook.com

• Heckman, J. J. (s/f). La inversión en el desarrollo infantil temprano: Reducir el déficit, fortalecer la economía www.heckmanequation.org

• Heckman, J. J. & Masterov, D. (2007) “The Productivity Argument for Investing in Young Children” (conferencia en el marco de la reunión de la “Allied Social Sciences Association”). Chicago.

• Herrera Pérez, A. (s/f) La prevención de los delitos: elemento fundamental en la seguri-dad pública, Secretaría de Seguridad Pública, México.

• Hoyos Castañeda, I. M.; Palacio, M. & otros (2012) Informe de Vigilancia Superior al SRPA. Procuraduría General de la Nación.

• Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) (2010) Líneas de acción para el trabajo con familia en el ICBF, según grupos etáreos (documento conceptual, meto-dológico y operativo).

• Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) y otros (2013, octubre) Documen-to Los conceptos periciales por parte de los equipos de las defensorías de familia en el sistema de responsabilidad penal para adolescentes. (Documento para discusión).

• Instituto Interamericano del Niño (1999) Panorama del recorrido del Instituto Inte-ramericano del Niño en sus 75 años de vida. Montevideo (Discurso inaugural) http://www.iin.oea.org/documento_75_%20anos.PDF

BiBLiografía

210

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

J.

• Vernon, J. (junio 7 y 8 de 2013). Ponencia Congreso Internacional de Justicia Restau-rativa, Cartagena, Colombia.

• Jaramillo de Marín, M. (1994) Comentarios al Código del Menor en: Compilación legislativa, doctrinaria y de jurisprudencia relacionada con el menor, de Unicef, ICBF, Corte Suprema de Justicia, abril de 1994. Tomo 1 pp. 3 y ss.

K.

• Kaldor, M. (1999) “Nuevas guerras”. En Pérez, R.; et ál. (2008) El fenómeno de la violen-cia armada organizada. Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana.

• Küng, H. (2006) El mercado global exige una ética global en ciencia y ética mundial. Editorial Trotta, Madrid.

L.

• López Clavo y López (2012), Alcorta Revista Caribeña de Ciencias Sociales, http://xn--caribea-9za.eumed.net/protección-integral-de-las-niñas-y-niños.

• López Hernández, M.; Gómez Becerra, I.; Martín García, M. J.; González Gutiérrez, C. (2008) Prevención de la violencia infantil- juvenil: Estilos educativos de las familias como factores de protección. International Journal of Psychology & Psychological Therapy. Vol. 8, edition 1, p. 73-84 (12p.) 1 tabla, 3 gráficos.

Ll.

• Llorente, M. V. (2000) “Circunstancias de los homicidios en Bogotá y perfil de las víctimas: una aproximación”. En Caracterización de la violencia homicida en Bogotá, documento de trabajo n.° 5, Bogotá: Paz Pública-CEDE Uniandes y Alcaldía de Bo-gotá

• Llorente, M. V.; Escobedo, R.; Echandía, C. & Rubio, M. (2002) Violencia homicida y estructuras criminales en Bogotá,1997-99. Porto Alegre.

M.

• Maturana Romesín, H. & Nisis de Rezepka, S. (2002) Transformación en la convivencia. Dolmen Ediciones, Caracas, Montevideo, Santiago de Chile.

• Maturana Romesín, H. (2004) La democracia es una obra de arte. Instituto para el de-sarrollo de la democracia Luis Carlos Galán. Cooperativa Editorial Magisterio.

211

• Medina, M.; Hincapié, C. & Mowerman, I. (2011) Convenio 3973 Caracterización po-blación beneficiaria del Centro Forjar primer año de prestación del servicio abril 2010–marzo 2011 (documento medio magnético). Bogotá D. C., Colombia.

• Ministerio del Interior y de Justicia, Dirección de Política Criminal y Penitenciaria, “Prevención de la delincuencia juvenil”, 2011.

• Ministerio de Justicia y del Derecho, Ministerio de Educación Nacional, Ministerio de Salud y Protección Social, y otros (2011) Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas (consultado el 13/10/13).

• Ministerio de Educación Nacional Encuesta Nacional de Deserción Escolar (ENDE). Resultados principales

• http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles293664_archivo_pdf_resultados_ETC.pdf (consultado el 15/09/13)

• Ministerio de Educación (agosto 19 de 2011) Construcción del Plan Nacional de De-serción. Bogotá D. C. http://www.mineducacion.gov.co/1621/articles-293672_archi-vo_pdf_presentacion.pdf (Consultado el 13/10/13)

• Ministerio del Trabajo (2008–2015) Estrategia Nacional para prevenir y erradicar las peores formas de trabajo infantil y proteger al joven trabajador. Comité Interinstitu-cional – Secretaría Técnica.

• Morales, H. (2012) Informe de la segunda misión a Colombia, LL., M. A. Bogotá D. C., 26-27 nov., 5 al 7 dic., 2012.

• Morín, E (1999) Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Unesco.

• Morín, E. (2004) Introducción al pensamiento complejo. Editorial Gedisa. México D. F.

• Morín, E. (abril 1998) El pensamiento complejo y la familia. II Congreso Latinoamerica-no de Familia Siglo XXI, Edición Comité Interinstitucional de Familia (CIF). Medellín.

N.

• Nussbaum, M. (2007-2012) Las fronteras de la justicia consideraciones sobre la exclu-sión, Paidós.

O.

• Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2006) Estudio del Secretario General de la ONU sobre Violencia contra los Niños, (A/61/299).

BiBLiografía

212

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

• Organización de las Naciones Unidas (ONU) Oficina del Alto Comisionado de Dere-chos Humanos (2013). Qué es el enfoque diferencial (boletín electrónico).

• Ospina, A. M. (2011) El mundo de los excluidos: Una reflexión frente al sistema de res-ponsabilidad penal colombiano y los adolescentes con trastorno mental. ALBORADA (revista de padres y educadores producida por los Religiosos Terciarios Capuchinos de la provincia de San José). Medellín.

P.

• Palomba, F. (1995). Tendencias evolutivas en la protección de los menores de edad; en: La niñez y adolescencia en conflicto con la Ley penal. Unicef, Ministerio de Justicia: El Salvador.

• Perea, C. (2004) El que la debe la paga. Pandillas y violencias en Colombia. El Cotidiano, Vol. 20, edición 126.

• Pérez, R.; Luz, D. (mayo 2008) El fenómeno de la violencia armada organizada. URVIO–Revista Latinoamericana de Seguridad Ciudadana. Edición 4, p- 72-80 (9 p.)

• Pérez, T.; Martínez M. E. & Rodríguez A. L. (2006–2007) Gerencia social integral e inclu-yente. Universidad de La Salle

• Pérez, L. E.; Uprimny, R. & Rodríguez, C. (2007), “Los derechos sociales en serio: hacia un diálogo entre derechos y políticas públicas”. Bogotá: IDEP–de Justicia.

• PNUD (2009-2010) “Abrir espacios a la seguridad ciudadana y al desarrollo humano: Informe sobre desarrollo humano para América Central “.

• Policía Nacional (junio 2012) Observatorio del Delito. Revista Criminalidad. Vol. 54, número 1.

• Presidencia de la república de Colombia (2004). Política Nacional de Juventud. Bases para el Plan Decenal de Juventud 2005-2015. Bogotá D. C.

• Profamilia (2010) Encuesta Nacional de Demografía y Salud. Bogotá (consultado del 6 de junio al 8 de julio de 2013)

R.

• Robinson, T. (2007) La justicia en La República: fortalezas y debilidades de la teoría. Revista Phisophica, vol. 32 (semestre II/2007), Universidad de Toronto.

• Romero, S., Adriana; “Populismo punitivo y narrativas de control social de adoles-centes en Colombia”; trabajo final de maestría en Ciencias Políticas; Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, 2011.

213

S.

• Sarmiento, A. (2011). Sistema de Seguimiento y Evaluación al cumplimiento de los de-rechos de los Niños, las Niñas y los Adolescentes en Colombia. Mimeo, elaborado para el Insituto Colombiano de Bienestar Familiar (consultado del 21 de agosto al 25 de agosto de 2013).

• Sarmiento, A. (1999)Violencia y equidad. Planeación y desarrollo, volumen 30, n.° 3. Bogotá D. C.

• Sen, A. (2000) “Desarrollo y Libertad”. Editorial Planeta. Traducción de Esther Rabas-co y Luis Toharia. Buenos Aires.

• Sen, A. (diciembre 1998) “La posibilidad de elección social” Discurso de entrega del premio Nóbel, Trinity College, Cambridge, CB2 1TQ, en Gran Bretaña American Econimics Review, 89.

• Sen, A.; Kliksberg, B. (2007) Primero la gente: Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado. Editorial Deusto.

• Sirvent Gutiérrez, G. M. (s/f) Delincuencia juvenil. Universidad Autónoma Metropoli-tana de México.

• Secretaría Distrital de Gobierno de Bogotá (2009). Reconstrucción etnográfica de relatos de vida. Caracterización de población infractora de la Ley Penal en Bogotá 2010-2011, en sanciones de libertad asistida, prestación de servicios sociales a la comunidad y en procesos de restablecimiento de derechos.

T.

• Tejeiro, C. E. (2005) Teoría General de Niñez y Adolescencia. Universidad de los Andes, Facultad de Derecho, Unicef, Cátedra Ciro Angarita 434 págs. Bogotá D. C.

• Tejeiro, C. E. (junio 7 y 8 de 2013) Ponencia Congreso Internacional de Justicia Res-taurativa, Cartagena, Colombia.

• Torres Méndez, C. I. & Vargas Trujillo, E. (2005-2007) Modelo de promoción de com-portamientos prosociales con las familias, niños y niñas de 4-6 años. Proyecto de coo-peración técnica BID-ICBF, Segunda impresión, 2010.

U.

• Uprimny, R. & Saffón, M. P. (s/f) Justicia Transicional y Justicia Restaurativa: Tensiones y complementariedades (s/ed.)

BiBLiografía

214

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

• Unicef. Justicia Penal Juvenil: buenas prácticas en América Latina. 2004.

V.

• Valdenebro, B. A. (2005) Factores Psicosociales Asociados a la Delincuencia Juvenil. Servicio Paz y Justicia – SERPAJ- PSYKHE 2005, Vol.14, n.º 2, 33–42. Pontificia Univer-sidad Católica de Chile.

• Vásquez González, C. (julio 2003) Predicción y Prevención de la Delincuencia Juvenil según las Teorías del Desarrollo Social (Social Development Theories. Revista de Dere-cho. Vol. XIV, págs. 135–138.

• Vásquez González, C. “Factores de riesgo de la conducta delictiva en la infancia y adolescencia”. Documento que contiene el módulo III del programa del Curso de Experto Universitario en “Delincuencia juvenil y derecho penal de menores”, en Vázquez González, C. (2003) Delincuencia juvenil. Consideraciones penales y crimino-logías, Colex, Madrid.

• Villa, L. (junio 7 y 8 de 2013) Ponencia Congreso Internacional de Justicia Restaura-tiva, Cartagena, Colombia.

• Von Foerster, H. (1991) Las semillas de la cibernética. Editorial Gedisa, ISBN 84-7432-414-1991. Barcelona.

Z.

• Zaffaroni, E. R. (1998) En Busca de las Penas Perdidas, Editorial Ediar, Argentina.

215

NORMATIVIDAD

Instrumentos internacionales

• Convención Americana de Derecho Humanos, 1969.

• Convención sobre los Derechos del Niño, 1989.

• Directrices de la RIAD de 1990 Para la Prevención de la Delincuencia Juvenil.

• Declaración de la OIT para una Justicia Social en una globalización equitativa. Gine-bra, 10 de junio de 2008.

• Convenio 182 de la OIT, referente a las Peores Formas de Trabajo Infantil. Adoptado en Colombia mediante la Ley 704 de 2001.

• Resolución 60/147 de las Naciones Unidas “Principios y directrices básicos sobre el derecho de las víctimas de violaciones manifiestas de las normas internacionales de derechos humanos y de violaciones graves del derecho internacional humanitario a interponer recursos”.

Normativa interna

• Constitución Política de Colombia.

• Ley 1098 de 2010, Código de la Infancia y la Adolescencia. Edición Comentada y Concordada, Organización de las Naciones Unidas (ONU) (2006).

• Ley 906 de 2004, Código de Procedimiento Penal Colombiano.

• Ley 599 de 2000, Código Penal Colombiano.

Jurisprudencia internacional

• Corte Interamericana de Derechos Humanos del 17 de agosto de 1990, Caso “Veláz-quez Rodríguez”.

216

Jurisprudencia nacional

• Corte Constitucional, Sentencia C–979 de 2005. M. P. Jaime Córdoba Triviño.

• Corte Constitucional, Sentencia SU– 254 de 2013. M. P. Luis Ernesto Vargas Silva.

• Corte Constitucional, Sentencia T–282 de 2008. M. P. Mauricio González Cuervo.

Normas Extranjeras Mencionadas

• Lineamientos de la Política de Prevención Social de la Violencia, la Delincuencia y la Participación Ciudadana. Centro Nacional de Prevención del Delito y Participación Ciudadana. México.

Lineamientos técnicos

• Lineamientos Técnicos para la Inclusión y Atención de Familias-modelo solidario. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF).

• Lineamientos técnicos administrativos para la atención del adolescente en el sis-tema de responsabilidad penal en Colombia. Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), 2007.

• GDNP, ICBF, Ministerio de Educación Nacional, Ministerio de Protección Social (2009). Guía para Alcaldes: Lineamientos Técnicos para la planeación del desarrollo de la infancia y la adolescencia en el municipio. (Consultado el 30 de julio de 2013).

Otras fuentes

• Entrevistas (diferentes a los grupos focales y entrevistas a profundidad)

• Aguilera, A.; Párroco en Dei Verbum, Bogotá, 2013. Entrevista realizada el 21 de marzo de 2013.

Enlaces web

• http://recursostic.educacion.es/bachillerato/sabios/web/index.php?option=com_content&view=article&id=291&tmpl=component Criterio de Búsqueda concepción socrática de la justicia

La prevención de La deLincuencia en adoLescentes y jóvenes

Carrera 66 No. 24-09Tel.: (571) 4578000

www.imprenta.gov.coBogotá, D. C., Colombia