PRIMERA PARTE Fundación de Gualeguaychú

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MUSEO DE LA CIUDAD – CASA DE HAEDO Dirección de Cultura – Municipalidad de Gualeguaychú Camino a un nuevo aniversario de la Fundación de Gualeguaychú

GUALEGUAYCHÚ: HISTORIA Y LEYENDA… (PRIMERA PARTE) Mariana de la Cruz / Natalia Derudi

Con motivo de conmemorarse el próximo 18 de octubre de 2012 un nuevo

aniversario de la fundación de nuestra Ciudad, es preciso iniciar un pequeño

recorrido por la historia, sin olvidar aquella narración legendaria enlazada de

leyenda, dando un respaldado origen al mejor estilo griego.

Primeramente, indagando en el tiempo, se tiene presente que el territorio

entrerriano se fue poblando lentamente a partir del siglo XVI por tres corrientes.

Desde el Oeste se inicia, luego de que Juan de Garay fundara Santa Fe en Cayastá en

1573, permitiendo así un mejor acceso por tierra hacia el Paraguay.

Luego de la muerte de Garay, será su yerno don Hernando Arias de Saavedra

(Hernandarias) quien continuará su obra de poblamiento, entregando grandes

extensiones de tierras a ganaderos santafecinos.

Otra de las corrientes pobladoras proveniente del Noroeste, iniciando sus

acciones en la segunda mitad del siglo XVII, tiene que ver con la Compañía de Jesús,

quienes tendrán “real privilegio” para faenar el ganado cimarrón que pastaba en la

zona.

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Así como a Santa Fe le permitían estas tierras un acceso hacia el Paraguay, a

los padres de la Compañía les significaba un mejor comercio con las Misiones

mediante la instalación de un puerto en Uruguay.

En el año 1662 el fraile dominico Antonio Suárez reune a las orillas del

Yagauari Mini en la zona de Landa unos doscientos indigenas que habian huido de la

reduccion de Baradero a causa de la viruela. La reduccion de Santo Domingo Soriano

llegara en 1664 a superar en número de población a Buenos Aires.

No falta aquí una tercer corriente (proveniente de Buenos Aires) sobre el

territorio hacia finales del siglo XVIII, siendo menos numerosa pero económicamente

más rica, que adquirieron grandes extensiones de tierras y se convirtieron en los

primeros terratenientes de la región. Entre ellos: D. Juan Carlos Wright, que en 1750

se había establecido en el sur del Departamento. También en 1780, José Esteban

García de Zúñiga ocupó una vasta extensión cercano al paso de las Piedras. En tanto

Justo, su hermano, tenía tierras en Pehuajó Norte, conocida la zona como “Campos

Floridos”.

Hacia 1760 varias familias se establecieron en la región de arroyos Sauces,

Venerato, del Cura y Sarandi.

Todo cambiara para 1776 con la creación del Virreinato del Río de la Plata; los

jesuitas ya no residirán en la zona (expulsados en 1767) y la jurisdicciones de Santa

Fe y Buenos Aires sobre el territorio entrerriano estarán divididas por el río

Gualeguay.

La rebeldía aborigen frente al dominio español generó una larga lucha en

defensa de su patria nativa. Varios serán los enfrentamientos en la “guerra punitiva”

donde en algunos momentos guaranies y charruas, dueños de la misma tierra, se

enfrentaran “…prefiriendo el sacrificio total a la servidumbre dura y denigrante…”1.

Según Leoncio Gianello (Historia de Entre Ríos 1520-1910) “… las tribus

indígenas de Entre Ríos, extremadamente belicosas y rebeldes, no se sometieron

jamás a este régimen que la realidad de la conquista les imponía. Fueron rebeldes a

la servidumbre que por las armas quería imponerles el conquistador y rebeldes

también a la persuasión evangélica del misionero. El aborigen entrerriano vivió en

lucha sin tregua por la libertad de su persona y de su tierra hasta extinguirse casi

completamente a mediados del siglo XVIII…”.

A finales del siglo XVIII aumentara el número de pobladores dispersos en la

región, desarrollando una economía de subsistencia y manteniendo aun conflictos con

los colonos latifundistas que reclamaban sus tierras. En 1777 será nombrado el

estanciero Justo García de Zúñiga comandante de los partidos de Gualeguaychú,

1 Pérez Colman, Cesar Blas: Historia de Entre Ríos, Época Colonial. 1520-1810

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Gualeguay y Uruguay, por el Jefe de las fuerzas policiales de Bs. As, Juan de la Riva

Herrera; y para 1779 el Obispo del Río de la Plata Sebastian de Malvar y Pinto al

visitar la zona y ver la precaria situación de los pequeños propietarios frente a los

estancieros sumado a las incursiones portuguesas y demás cuestiones religiosas

decide informar la situación al Virrey Vertiz.

Pronto llegaran las acciones del Comandante Mayor Don Tomas de Rocamora…

PRIMITIVA CAPILLA

Así, teniendo presente el contexto histórico de poblamiento del territorio

entrerriano, entramos a los orígenes legendarios de nuestra Ciudad, donde la

narrativa literaria de José S. Álvarez (Fray Mocho) presenta como se estableció,

según sus crónicas, una primer capilla, generando lo que luego será San José de

Gualeguaychú. Aunque carece de apoyo documental, forma parte ya de nuestra

historia y por tanto debe ser transmitida.

“Allá por los comienzos del año 1600 un rico estanciero, entre español y

criollo - don Gonzalo Pérez de la Viña - corría por los campos de Entre Ríos, desierto

ya de indios, […] en busca, según parece, de una mujer que era para su vida un

horizonte, y que como por magia había desaparecido de su lado. […] A los diablos se

daría don Gonzalo, según me parece, y el estado de su ánimo hacíalo galopar desde

el Guayquiraró al Ibicuy, sin notar que las leguas volaban bajo el casco de su

caballo...”

Sera luego de cruzar el arroyo para alcanzar la costa del Gualeguay, donde

Don Gonzalo se encuentra con el toro, abandonando su caballo y dando fuga.

“... El momento fue terrible; […] tiróse de bruces en una depresión del

terreno donde, aquí y allí, brotaban pajas y junquillos. Llegó el toro, dió un bufido,

escarbó el suelo, movió su cola con bravura y ya se disponía a reeditar su mímica

espantosa, cuando el hombre ve avanzar por sobre su cabeza la achatada y

reluciente de una víbora terrible. […] Entre Scylla y Caribdls estaba don Gonzalo:

levantarse era caer en las astas de su enemigo, dejarse estar era correr un albur de

no levantarse más. Optó por lo segundo, pero, hombre religioso, juró, si se

levantaba y escapaba con vida, elevar allí, en el lugar del peligro, una capilla a

San José, el patrono de su casa y de los suyos.

Baja el toro la testuz, acerca su cabeza al enemigo y huele con fruición su

cuerpo, pero la levanta con presteza, pues allí donde cree no encontrar peligro

alguno se oculta una punzada que lo embravece: la víbora ha clavado en su naríz el

colmillo agudo y venenoso. […] Don Gonzalo, no bien lo ve vacilar, salta de su

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escondite y no tarda en recobrar su corcel y jinete en él viene a contemplar a su

enemigo muerto y más allá a su salvadora, que enroscada a una rama busca los

últimos rayos del sol poniente para hacer lucir su armadura brillante y

deslumbradora.

Años más tarde, don Gonzalo Pérez de la Viña cumple su promesa, y es

alrededor de su capilla que el Capitán Rocamora funda en el siglo siguiente a San

José de Gualeguaychú.”2

Al observar los documentos que dan testimonio de la historia de la Ciudad, se

observa que en los alrededores de la primer Capilla se fueron reuniendo aquellas

familias cristianas, que sintiendo el abandono espiritual exigian al Obispo de Buenos

Aires el envio de un sacerdote. Tambien sirvió de referencia para el traslado de la

población que ejecutó Don Tomas de Rocamora, al momento de la fundación. Así en

un comunicando al Virrey, Rocamora expresa: “el terreno, distante de la antigua

capilla poco más de legua, es muy agradable…” y sobre “la caída muy suave de una

cuchilla espaciosa” quedara organizada la Villa el 18 de Octubre de 1783.

En un artículo publicado en el diario El Censor, del año 1933, el Cura Párroco

Pbro. Pedro Blasón, hace referencia a la primitiva Capilla y a Fray Francisco de San

Bernardino, de la Orden Franciscana, que en 1766 se radica en el antiguo poblado y

permanece en estas tierras por más de un año. El primer bautismo que administró

fue el de la niña María Josefa de la Cruz, el 3 de mayo de ese año y el primer

matrimonio lo realizó el 6 de agosto, entre Francisco Solano Martínez y María Josefa

de los Santos.

En sus registros quedaron asentadas aquellas primeras familias, como

testimonio invaluable para nuestra historia. Citamos a continuación algunas de ellas.

Pedro Marín Chaves e Ignacia de la Vega

Pedro Benítez y Martina Giménez

Antonio Díaz y Gregoria Giménez

Luis Ñaguarú (indio) y María Rosa Amuy (india)

José Viana y Pascuala Flores

Pedro Oroná y Verónica Ontiveros

Juan de Vera y Teodora López

Nicolás Escobar y Lucia Ñaguarú (india)

2 “Fray Mocho” - José S. Álvarez – Salero Criollo. Ed. Tor. Bs. As.

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Eusebio Galeano y Bernarda Fernández

León de Almirón y Martina Monjo

José Rivero con María Tare

Fuentes de Información:

Gianello Leoncio, Historia de Entre Ríos (1520-1910)

Pérez Colman, Cesar Blas: Historia de Entre Ríos, Época Colonial (1520-1810)

Segura, Juan José A.: Tomas de Rocamora, Soldado y fundador de pueblos

Diario el Censor, 17 de octubre de 1933.