Primeros cuestionamientos Resignificación y negociación en los espacios de arte contemporáneo

Como parte de las actividades paralelas al proyecto

hacerlopropio, la Agencia de Investigación Artística organizó la

mesa de trabajo Resignificación y negociación en los espacios de

arte contemporáneo, en la cual participaron los proyectos

Deambulante, Faro de Tláhuac, Galería Okupa y Ovo Espacio con el

propósito de debatir sobre la organización y gestión de espacios

de arte contemporáneo.

Aunque existe una multiplicidad de proyectos que participan en

la compleja red de relaciones e intercambios entre productores,

promotores y consumidores de las prácticas artísticas, se

extendió la invitación a los espacios antes mencionados por el

cuestionamiento a las formas de pensar y presentar la producción

artística contemporánea que proponen.

Hacerlopropio inicia con la propuesta Mobiliario de Laura

Chenillo y la instalación de Mauricio Rodríguez. El desarrollo

de este proyecto no estuvo limitado al montaje y presentación

sino que buscó generar, a la par del propio proceso creativo, la

investigación, reflexión y negociación entre los artistas y los

miembros de la Agencia de Investigación Artística. Como

resultado de este trabajo conjunto surge la necesidad de

cuestionar la reducción de la práctica artística al momento de

la exhibición y las posibilidades creativas e interpretativas

que la relación con el contexto ofrece. En este sentido Laura

Chenillo, al compartir su experiencia en hacerlopropio, se

refiere a este espacio como un laboratorio de experimentación y

aprendizaje fuera de los circuitos académicos.

En principio, partimos de la consideración de que el interés por

reinventar y proponer dinámicas de exposición y difusión nos

coloca en la condición de agentes que se posicionan, reapropian

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e inciden tanto en la producción artística como en la concepción

de espacios culturales donde el arte se resiste a ser enmarcado

y se vive como un hilo que teje nuevas articulaciones entre

distintos campos disciplinarios.

Asimismo, consideramos que la resignificación de espacios

domésticos o públicos implicada en este agenciamiento, produce

una nueva distribución de los límites de lo decible y lo

visible, es decir, que produce transformaciones en el medio y

las formas de representación visual.

A partir de la reflexión y cuestionamiento de la postura de cada

uno de los espacios participantes en la mesa de trabajo pudimos

acercarnos a diferentes maneras de entender este proceso, con lo

que la discusión se enriqueció y generó nuevas preguntas.

La dinámica de trabajo consistió en la exposición de cada

proyecto y a una discusión libre en torno a los procesos

propuestos, es decir, la resignificación y negociación.

Ovo Espacio expuso el planteamiento de su proyecto, del cual

resulta interesante que aunque surge de la necesidad de generar

espacios expositivos fuera de la institución no se limita a este

objetivo y plantea una propuesta pedagógica en la que los

artistas, principalmente aquellos en proceso de formación,

puedan realizar un ejercicio de intervención de un espacio

doméstico, es decir, la cocina del departamento en el que habita

Tamara Ibarra, creadora e impulsora del proyecto. En esta

propuesta se ha marcado como línea general la apertura y

asesoría a proyectos de creación que a través de la negociación

con el contexto, puedan generar piezas habitables. El propósito

es construir un lugar de contraste, intercambio y discusión de

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diferentes propuestas y acercamientos artísticos. A decir de la

propia Tamara Ibarra, este proyecto le ha permitido habitar el

arte pues hace una inmersión de su vida cotidiana en la obra del

otro.

Por otro lado, Alejandro Rincón en representación del espacio

conocido como Faro de Tláhuac, se refirió a la

instrumentalización del arte contemporáneo en los procesos de

gentrificación y blanqueamiento de los espacios urbanos. En este

sentido, este y otros proyectos en los que participa se

preocupan por la promoción de muestras de arte en los espacios

públicos, partiendo de la consideración del lugar de exhibición

como elemento discursivo se puede cuestionar la incidencia del

mercado y el sistema capitalista en la producción artística a

través del contexto.

El proyecto Okupa: Galería Ambulante tiene como eje de trabajo

la organización de exhibiciones para difundir la obra de

artistas emergentes en diferentes espacios y a través de eventos

sociales más cercanos a fiestas que a la inauguración formal y

convencional. Abril Hernández y Erick Hernández, directores de

Okupa, se enfrentan a la falta de un espacio fijo para exponer y

lo resuelven rentando inmuebles por periodos cortos donde sea

posible realizar eventos en los que confluyan grandes cantidades

de gente para relacionarse y acercarse al arte. Asimismo, la

difusión masiva tiene como propósito obtener apoyos económicos

para vender las piezas expuestas.

Finalmente, el proyecto Deambulante (Claudia Garza y Eduardo

Ortiz) busca la presentación de nuevas propuestas artísticas en

espacios no convencionales de exposición además de la

vinculación entre estos. A través de una convocatoria en la que

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se plantea una temática definida se realizará la selección de

seis propuestas de artistas de corta trayectoria para hacer

intervenciones efímeras entendidas como exhibiciones. En este

proyecto, la adaptación y negociación entre el espacio y la

propuesta, así como el registro de cada intervención

constituyen, en principio, sus ejes de trabajo.

A pesar de las muchas diferencias que encontramos en la práctica

y discurso de estos proyectos, puede ubicarse una problemática

común que impulsa y da origen a todas las propuestas. Ésta es la

insuficiencia de espacios para la presentación y experimentación

de artistas emergentes, que en algunos casos, como en el de Ovo

Espacio, va más allá y plantea la carencia de espacios

específicos para la presentación de nuevas investigaciones

contextualizadas. Con relación a esto, se desprende el problema

en torno al financiamiento y el difícil acceso al apoyo de

instituciones –gubernamentales principalmente- para el

desarrollo de propuestas independientes.

Por otro lado, se presenta la dificultad para superar el momento

de la exhibición como centro de la práctica artística. Con esto

nos referimos a la limitación del proceso artístico a

inauguraciones y clausuras, de tal forma que el proceso de

producción se oculta bajo la luz de la obra terminada. En este

sentido, la condición de alternativo o disidente se ubica

únicamente en la posibilidad que estos espacios ofrecen a

aquellos artistas que no han logrado, o simplemente no desean,

insertarse en las instituciones artísticas de renombre. Aunque

ciertamente el cuestionamiento y la disrupción que esto implica

es valiosa, la falta de atención al resto del proceso artístico,

que implica producción, contextualización e investigación,

limita la posibilidad de construir espacios de intercambio y

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aprendizaje artístico pues se olvida la reflexión o teorización

de la práctica artística.

Resulta interesante que, ante la falta de práctica expositiva,

se terminan imitando las normas de exhibición, inauguración y

otras formas de presentación y distribución convencionales. A

pesar de que Internet ha logrado ampliar las posibilidades de

difusión, diálogo, convivencia y existencia, una vez más, el

objetivo de salir de los límites de la institución y el mercado

se queda en espera ante la urgencia de hacer ver y consumir el

arte.

La reflexión surgida de esta cuestión nos ha llevado a

preguntarnos qué se está entendiendo como un espacio

alternativo, en relación con qué se puede considerar así y cuál

sería la diferencia entre estos pequeños espacios y las

instituciones ante las cuales se pretende la alternancia. Si

bien es cierto que hay una necesidad por dar espacio a la

producción de artistas emergentes, consideramos que lo

alternativo no debe o puede ubicarse únicamente en la resolución

de esta cuestión en oposición a un sistema que se rechaza porque

no se pertenece a él, pero al que simultáneamente se pretende

entrar a través de becas u otros estímulos económicos. Por otro

lado, la existencia de instituciones gubernamentales dedicadas

al fomento, educación y exhibición de prácticas contemporáneas

nos llevan a plantearnos la importancia que debería tener en la

discusión lo alternativo o transgresor que el arte mismo

contiene y con lo cual, la ruptura que los nuevos espacios están

generando aparece limitada.

La pregunta es si realmente la apertura de espacios en los que

se busca nombrar de forma diferente a las mismas prácticas

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rituales de exhibición implica una resignificación de los

espacios de presentación, que finalmente constituyen un reflejo

de las posturas y horizontes desde los que estamos pensando el

arte.

Aunque el propósito no sea responder a estas preguntas sino

cuestionar, problematizar y generar caminos propios en los que

se explote la potencialidad del proceso dialógico entre la

producción y la exhibición, que puede permitirnos vislumbrar las

vías para lograr la resignificación del arte.

Agencia de Investigación Artística

Marzo 2010