Página 1 de 16

Programa Nacional de Museos

Instituto Nacional de Antropología e Historia

México D.F. 1986

Edición: julio 1986 Instituto Nacional de Antropología e Historia

Córdoba 45, Col. Roma, México D.F Impreso y hecho en México

Página 2 de 16

I. Antecedentes

Los museos en nuestro país han plasmado las certezas y las dudas en la formación de la conciencia histórica de los mexicanos y, aunque a costa de cierta simplificación, han mostrado el desarrollo de la historia nacional. Bajo la concepción de historia prevaleciente en cada época, los museos han logrado divulgar la experiencia colectiva del pueblo mexicano.

En un país con una población mayoritariamente joven, con amplios sectores sin acceso a la escuela, los museos constituyen uno de los medios de comunicación más idóneos para apoyar la educación extraescolar, y son un instrumento insustituible en la superación intelectual de los mexicanos. Los museos estimulan la curiosidad y el placer estético, e incrementan el conocimiento y la comprensión de otros pueblos, de otros lugares y de otros tiempos.

En México los museos han sido importantes espacios de la actividad cultural nacional, pues su acceso no está limitado por condicionantes de edad, sexo, ingreso económico, credo, participación política o escolaridad. Por otra parte, tradicionalmente los museos han sido un foro adecuado para la difusión de una gran variedad de conocimientos, a la vez que un instrumento básico en la formación de una conciencia que defienda, preserve y difunda nuestro patrimonio histórico y cultural.

Esta práctica social y educativa de los museos se inició cuando se fundó el Museo Nacional Mexicano en 1825. Desde la segunda mitad del siglo XVIII predominaba la tendencia a concentrar en un mismo espacio diversos objetos artísticos, principalmente piezas arqueológicas y documentos históricos de las sociedades

indígenas anteriores a la llegada de los españoles. El Museo Nacional Mexicano recogería este valioso acervo con la finalidad de rescatar la historia antigua y asentar sobre ella los fundamentos de la joven nación.

Más tarde, con la creación de la Dirección de Instrucción Pública en 1833, y con la expedición de la Ley de Instrucción Pública, se incrementó la responsabilidad de los museos en materia educativa. Se exhortaba a la institución del museo a “reunir una colección de cuadros históricos y retratos”, con el propósito de exhibir en imágenes la historia remota y reciente de la nación. De este modo se inició la actividad museológica “pública” en México, y desde entonces el Estado Mexicano definió como acciones prioritarias de los museos del país la realización de las tareas de divulgación, investigación y preservación del patrimonio histórico y cultural de la nación con fines públicos, educativos y científicos.

A fines del siglo pasado el Museo Público de Historia Natural, Arqueología e Historia concentró en la capital de la República, bajo un mismo espacio, los bienes culturales más representativos de la historia nacional. Sin embargo, ya en las primeras décadas de este siglo comenzó a desarrollarse una tendencia que promovió la proliferación y diversificación de los museos. Aunque los primeros museos locales surgieron en la capital del país y sus alrededores —Teotihuacán, Acolman, Tepotzotán y Churubusco-, hacia 1923 el interior del país ya contaba con museos en las ciudades de Zacatecas, Guanajuato, Querétaro, Guadalajara, Morelia, Veracruz, Oaxaca, Mérida y Puebla.

Página 3 de 16

Los fines públicos, educativos y científicos de los museos fueron reafirmados en el artículo 3o de la Constitución de 1917, en el que se especificó que la educación impartida por el Estado sería democrática y nacional, “considerando a la democracia como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento cultural del pueblo”. Lo anterior explica por qué la mayoría de los museos que hoy existen dependen de la Secretaría de Educación Pública. En particular los museos de historia y antropología son dirigidos por dicha Secretaría a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia, creado en 1939. Desde su fundación el Instituto ha tenido como objetivos explorar las zonas arqueológicas del país, y vigilar y conservar “los monumentos históricos y artísticos, así como los objetos que en dichos monumentos se encuentren”.

Desde entonces los museos del Instituto, principalmente los considerados como nacionales, promovieron una concepción antropológica, histórica y didáctica que entendía a la cultura en un sentido amplio. Aunque persistió la idea de concentrar en un mismo espacio colecciones provenientes de diferentes partes del país, el Museo Nacional de Historia y el Museo Nacional de Antropología fueron los primeros en crear importantes espacios de divulgación de nuestro patrimonio histórico, superando así la idea tradicional que concebía a los museos como lugares privilegiados de la cultura, o como santuarios silenciosos donde se guardaban los restos de un pasado desvinculado del presente.

La necesidad de ampliar y mejorar las actividad es del Instituto tuvo como resultado, a principios de los años de 1960, la creación de un Departamento de

Museos Regionales dedicado a apoyar los museos de provincia. Esta fue una de las primeras políticas de museos del Instituto que tuvo como finalidad desconcentrar y redistribuir las colecciones de objetos y piezas que forman parte del patrimonio cultural de la nación. Debido al crecimiento y extensión de estos museos, en 1973 se creó la Dirección de Museos, misma que poco después fue reducida otra vez a Departamento. Durante la administración 1971- 1976 se elaboró una política de promoción y divulgación que reconocía a los museos como uno de los instrumentos principales de la divulgación cultural del Instituto. También se definió entonces una política que consideró a los museos como un instrumento de utilidad social, y se puso en marcha un programa de reestructuración del conjunto de museos. Al mismo tiempo se inició un primer intento de descentralización de las tareas sustantivas del Instituto, uno de cuyos objetivos prioritarios era estrechar la vinculación entre los museos de provincia y los centros regionales, con la finalidad de convertir a ambos en auténticos centros culturales. Esta política no fue continuada en la administración siguiente, debido en parte a que no se crearon los mecanismos institucionales necesarios que garantizaran su continuidad.

Finalmente, en agosto de 1983 la actual administración del Instituto restableció la Dirección de Museos y Exposiciones, con el objeto de servir de enlace y apoyo a los museos existentes, e impulsar la reorganización de los museos regionales, locales y de sitio, para convertirlos en expresiones reales de la historia regional y de la especificidad cultural de los diversos grupos étnicos y de las diferentes regiones del país.

Página 4 de 16

En la actualidad los museos ocupan un lugar prominente en la política cultural y presupuestal del Instituto, además de que por su función social, variedad, extensión y número de visitantes constituyen una de las instituciones museológicas más importantes del mundo. Los museos del INAH participan activa y eficazmente en el fortalecimiento de la cultura nacional que en el Programa Nacional de Educación, Cultura, Recreación y Deporte 1984—1988 está considerada como uno de los puntos que orienten y den contenido social a la estrategia de desarrollo”. Así, también los fines y actividades de los museos del Instituto coinciden con el Plan Nacional de Desarrollo, el cual considera esencial que la sociedad participe en la apropiación y disfrute de la producción cultural, así como “fomentar el conocimiento de nuestra historia y de las historias regionales; preservar, enriquecer y divulgar nuestro patrimonio histórico, arqueológico y artístico, defender y revalorar la creación y el acervo cultural de los diversos grupos étnicos, alentar las iniciativas creadoras de los diferentes grupos sociales y las expresiones del genio individual”.

Aunque una de las características de los muscos es transmitir las herencias y valores del pasado y comunicar los conocimientos del presente, los museos del Instituto han sufrido cambios de diversa índole que muestran la dificultad para llevar a cabo una política definida que satisfaga las necesidades de la vida cultural del país. Uno de los principales objetivos de una nueva política de museos podría resumirse como la necesidad de garantizar la continuidad de aquellas acciones y actividades que mejoren su museología y museografía e incrementen la calidad y el volumen de sus colecciones, así como también la disponibilidad de sus recursos

humanos y financieros, con el fin de fomentar la responsabilidad y participación de la sociedad en la conservación, investigación y divulgación de nuestro patrimonio histórico y cultural.

II. Situación actual de los museos del INAH

Como se ha visto los museos del Instituto han formado parte, desde su origen, de una política nacionalista y de apoyo a la educación extraescolar política que ha sido impulsada por los regímenes surgidos del movimiento revolucionario de 1910— 1917. La principal característica de nuestros museos ha sido la de ser instituciones dedicadas a la preservación de nuestros bienes históricos y culturales. Al mismo tiempo los museos han emprendido otras tareas fundamentales, tales como formar la conciencia histórica de los mexicanos, ampliar los servicios de educación extraescolar y promover la difusión del patrimonio histórico y cultural entre nacionales y extranjeros. Sin embargo, junto a estos significativos avances hay una serie de problemas que los museos han acumulado desde su fundación. A continuación se presentan aquellos que afectan gravemente su funcionamiento y que exigen soluciones nuevas.

a) Concepción histórica y antropológica de los museos

El discurso histórico y antropológico que ha predominado en los museos del Instituto ha sido, con mucha frecuencia, aquel que interpreta la historia nacional a

Página 5 de 16

través de un enfoque centralista que deforma u oculta la diversidad regional del país y que por tanto, propone a ciertas manifestaciones culturales como arquetipos de cultura nacional. Otras veces esta misma interpretación etnocéntrica se ha opuesto a la que proponen las múltiples etnias y regiones que integran nuestro país. De esta manera, esta interpretación centralista ha negado toda otra concepción de la historia nacional, y de hecho ha suprimido o combatido el desarrollo de una historia regional plural. En este sentido puede decirse que la acción de su discurso ha sido contraria a una noción amplia de cultura e historia nacional, en tanto que ésta es producto de muchas convergencias y disidencias de distintas prácticas sociales que se expresan en la historia.

Por otra parte, los museos han difundido la idea común de que en ellos se conserva sólo el pasado, y que ese pasado no tiene una relación viva con el presente. Más que los historiadores, los museos han difundido la idea errónea de que la historia es un conocimiento que se refiere sólo a eventos pretéritos, a hechos alejados de los hombres actual es. Los museos tradicionalmente han buscado mostrar el desarrollo histórico a través de colecciones de objetos que se consideran “preciosos”, y los cuales se presentan al público en una exposición evolucionista lineal. Desde este punto de vista el discurso de los museos ha sido más una secuencia cronológica de sucesos y hechos aislados, ilustrada por objetos artísticos, que una reflexión sobre las continuidades y rupturas de la formación histórica y social de México.

Contra esta interpretación centralista de la historia, contra las concepciones etnocéntricas que privilegian a una sola cultura, contra la desvinculación del pasado con

el presente, y contra el discurso histórico lineal, se ha pronunciado en la última década toda una generación de antropólogos, historiadores y estudiosos del desarrollo social. Hoy se acepta el hecho de que México es una nación multiétnica y pluricultural con diversos y contradictorios desarrollos históricos regionales, y que esa pluralidad y diversidad es la que ha caracterizado la formación histórica de la sociedad mexicana. En los tiempos actuales es necesario que los museos divulguen estos nuevos conocimientos, que propongan nuevas soluciones para expresar correctamente esos fenómenos, y que fomenten la necesidad de vincular el pasado con el presente.

b) Principales problemas de los museos: clasificación, inexistencia de un sistema nacional y centralización de recursos

El Instituto Nacional de Antropología e Historia cuenta en la actualidad con 106 museos abiertos al público, con características y contenidos muy diversos, distribuidos desigualmente en el territorio nacional (véanse mapas anexos).

En la capital del país hay cinco museos nacionales y una Galería de Historia, 25 museos regionales en los estados de la federación, 55 museos locales y 20 de sitio distribuidos en diversas partes del país. En el año de 1984 el número de visitantes que asistieron a dichos museos fue de aproximadamente siete millones. De esta cifra el 60 por ciento de los visitantes se concentraron en los museos de la capital, y el restante 40 por ciento en los del interior del país. El

Página 6 de 16

Museo Nacional de Antropología, el Museo Nacional de Historia y la Galería de Historia concentran el 50 por ciento del total de visitantes de los museos en toda la República. Por otra parte, es importante destacar que, del total de visitantes, una cuarta parte es de extranjeros, y otra cuarta parte de estudiantes (nacionales y extranjeros).

La clasificación y distribución de los museos del Instituto surgió sin atender a un programa de prioridades y necesidades. Se hizo con el paso del tiempo y, más que por el contenido o el propósito de cada museo, ha sido la ubicación político—administrativa de los museos la que les ha conferido a éstos una determinada denominación genérica. Esta red de museos carece de objetivos precisos según su tipo, de reglamentos generales e internos que normen sus actividades, y de un programa coherente que oriente sus objetivos de acuerdo con sus necesidades.

Los principales museos nacionales surgieron en el siglo XIX, en un intento por transmitir una conciencia histórica y una identidad cultural global a los mexicanos de ese tiempo, amenazados por luchas internas y por el imperialismo extranjero. Sin embargo, actualmente se engloba en esa clasificación a los grandes museos localizados en la capital del país o en su periferia. Sus características y contenidos son muy heterogéneos: muestran periodos de la historia nacional, contienen colecciones procedentes de todo el país o presentan algunas muestras de las culturas de otros países. Y, sobre todo, carecen de una definición coherente de sus objetivos y funciones.

Los museos regionales se localizan en su gran mayoría en las capitales de los estados. Se crearon con el propósito de presentar en esas entidades una idea del desarrollo histórico, de la etnografía y de la arqueología regionales, pero sin integrar dichos propósitos con un guión histórico-museográfico coherente. La mayoría de estos museos presentan los hechos regionales a través de un enfoque centralista, tienen una museografía obsoleta, un guión histórico anacrónico, y están desvinculados de los museos locales.

Los museos locales están vinculados a un monumento o a una localidad; pretenden ofrecer una visión integral del lugar en donde se encuentran y convertirse en espacios para la expresión cultural de su localidad. En la actualidad estos museos se encuentran desligados de los intereses de la población, y la falta de renovación de sus contenidos los ha convertido, en muchos casos, en espacios caducos.

Los museos de sitio tienen como finalidad interpretar y presentar los valores culturales de las zonas arqueológicas en donde se ubican. En su mayor parte, sin embargo, sólo se ocupan de preservar aquellas piezas que por su importancia y fragilidad deben estar mejor protegidas.

Los museos escolares. Durante la administración del antropólogo Guillermo Bonfil se creó un Programa de Museos Escolares dirigido a promover en la población infantil el conocimiento, rescate, conservación y enriquecimiento del patrimonio cultural del país, a través de colecciones elaboradas por los propios niños. Si bien el limitado ámbito de estos museos propició su absorción

Página 7 de 16

por parte de la escuela, en la actualidad se está ampliando su zona de influencia.

El programa de museos comunitarios retoma la buena experiencia pasada de la “Casa del Museo”, y por medio de una intensa labor de promoción, pretende que la población participe en la creación de exposiciones con temáticas afines a sus intereses e inquietudes. Debido a su reciente creación no es posible aún evaluar los resultados de este programa.

A pesar de que los museos han ocupado un lugar prominente en la política cultural y presupuestal del Instituto, y han sido por muchos años un espacio importante de la cultura auspiciada por el Estado, no puede decirse que en su conjunto constituyan un sistema con lineamientos comunes y una reglamentación precisa. De hecho no existe una política de museos que defina un plan general con objetivos, metas, acciones y responsabilidades comunes.

Esta situación ha favorecido la proliferación de los museos como resultado de coyunturas políticas o necesidades inmediatas, ajenas muchas veces a las prioridades de la vida cultural del país. Cada museo se rige de acuerdo con intereses particulares, que frecuentemente se alejan de los objetivos sustantivos del Instituto y de las necesidades de sus localidades o áreas de influencia. La situación es más grave aún porque no existe una reglamentación que especifique las funciones de cada tipo de museo, ni de las áreas que lo constituyen. Además no hay normas que definan la relación entre los diferentes museos, ni las relaciones entre los museos regionales y los locales con respecto a

los Centros Regionales del Instituto, y tampoco con los gobiernos municipales y estatales.

Otro problema que afecta a los museos es la centralización que desde su fundación ha caracterizado al Instituto, la cual ha generado una concentración de los museos nacionales y de las colecciones en la capital de la República, en detrimento del desarrollo cultural regional. Esta concentración ha provocado asimismo una desigual distribución de los recursos humanos y materiales: los museos regionales, locales y de sitio carecen de infraestructura y de recursos humanos básicos. Otro resultado ha sido la desvinculación de los museos regionales y locales de la divulgación, investigación y rescate de las culturas regionales, por lo cual han reproducido en su desarrollo los mismos mecanismos centralizadores que los afectan. No ha habido hasta ahora un vínculo entre estos museos y los Centros Regionales que permita el desarrollo de políticas orientadas a motivar a la población de los estados para la preservación del patrimonio histórico y cultural.

Todos estos problemas han afectado de diversas formas a las áreas que dan vida a los museos: investigación, museografía, conservación, restauración, seguridad, promoción y difusión.

En las áreas de museografía, investigación, conservación, restauración y seguridad se carece de personal capacitado suficiente para satisfacer las necesidades más inmediatas de los museos; en especial, de los regionales, locales y de sitio. No se cuenta con la infraestructura mínima necesaria para garantizar la capacitación de personal especializado en los museos, así como tampoco hay una política que defina la

Página 8 de 16

profesionalización de sus actividades en previsión de futuros requerimientos.

Por otra parte, la ausencia de criterios precisos para cada área de trabajo, particularmente la de investigación, ha tenido como resultado que los contenidos de los museos sean arbitrarios y no respondan a temáticas que expliquen una determinada formación histórico—social. De hecho la investigación en los museos no responde a sus necesidades, por ser de carácter puramente académico. Tampoco se ha estimulado el trabajo interdisciplinario entre las diversas áreas, con el fin de crear exposiciones más didácticas, innovadoras e imaginativas. Es decir, no existe una coordinación técnica que establezca lineamientos de trabajo en común, de acuerdo con una política definida. Otro de los aspectos más olvidados o descuidados es el de las técnicas didácticas para la exposición. Hasta la fecha se carece de un diagnóstico que permita evaluar cómo aprende la gente en los museos, con el fin de mejorar los contenidos y métodos de exposición.

En lo que respecta a las áreas de conservación, restauración y seguridad, la mayor parte de los museos, en particular los regionales y locales, no cuentan ni con la infraestructura adecuada (instalaciones de laboratorios, talleres de carpintería, medios de transporte, etcétera) ni con el personal calificado para cumplir con estas actividades. La ausencia de una profesionalización de técnicos especializados en estas tareas ha llevado con frecuencia a la improvisación, a satisfacer exigencias coyunturales sin resolver a fondo las carencias en los conocimientos y métodos que se necesitan para el mejor desempeño de la labor de los museos.

La mayor parte de las colecciones no ha sido catalogada con base en un sistema común que facilite al Instituto la información precisa sobre la calidad y el volumen de las mismas, que permita un mayor control y seguridad, y que favorezca el intercambio entre diferentes museos. Es importante destacar que los museos regionales y locales carecen de recursos suficientes para la adquisición de colecciones; no existe a la fecha un fondo nacional de adquisición de colecciones que satisfaga las diferentes necesidades de los museos.

En cuanto al área de promoción, difusión y servicios educativos y culturales, sólo algunos nacionales y regionales cuentan con estos servicios, y éstos, por razones injustificadas, son considerados como actividades secundarias. Además, generalmente carecen del personal calificado para desempeñar dichas actividades, así como de métodos y técnicas actualizados.

Por último, es importante subrayar que los museos no han respondido a la realidad y demanda de la sociedad actual. En ese sentido sus contenidos no han promovido una reflexión crítica de nuestro pasado, ni se han constituido en medios efectivos de comunicación social. Los museos se encuentran en franca desventaja con respecto a los medios de comunicación masiva (radio, cine y televisión), y no han logrado nutrirse de los avances tecnológicos en materia de artes gráficas. También se encuentran desvinculados de los problemas del presente, y por lo tanto de las comunidades o zonas en donde se ubican. No funcionan como centros culturales dedicados a satisfacer las demandas plurales

Página 9 de 16

de su entorno social, ni mantienen una relación sólida con su medio cultural.

III. Principios y objetivos prioritarios del programa

Con base en la evaluación anterior, se ha considerado necesaria la elaboración de un Programa Nacional de Museos del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Este programa se apoya en los siguientes principios y objetivos prioritarios.

a) El conjunto de museos del INAH funcionará como un sistema nacional, con base en lineamientos comunes y complementarios, y una reglamentación precisa. Los museos definirán, por medio de un Consejo Nacional de Museos, integrado con representantes de cada tipo de museo, sus prioridades, programas, procedimientos y actividades, de acuerdo con sus propias características y necesidades, y en concordancia con la política general del Instituto. Dicho Consejo conocerá los programas y actividades de los museos nacionales, regionales, locales, de sitio, escolares y comunitarios y propondrá programas generales e integrados que respondan a los lineamientos de la política general del Instituto.

b) El sistema nacional de museos se apoyará en los mecanismos previstos para la desconcentración del Instituto, en los que se estipula que:

1. Son facultades de los órganos centrales el establecimiento de la normatividad institucional y la

determinación de prioridades culturales a nivel nacional, que se conforman con la planeación regional, que capta las necesidades y características de su entorno, y la planeación general del Instituto.

2. Los órganos centrales se reservan la responsabilidad de tomar decisiones estratégicas relativas a la actividad cultural en el país, y la toma de decisiones táctico—operativas relativas a procedimientos de ejecución queda delegada a los centros regionales del Instituto.

3. Los centros regionales tienen la facultad de participar en los mecanismos institucionales de planeación, programación, presupuestación, control de gestión y evaluación.

4. La desconcentración que intenta impulsar el INAH deberá hacerse en dos vertientes; esto es, una desconcentración técnica que abarque la actividad sustantiva del Instituto, y otra que llamaremos desconcentración administrativa, en la que confluya toda la actividad de apoyo y de suministro de recursos.

c) Deberá existir una estrecha vinculación entre los centros regionales y los museos ubicados en la zona geográfica de su competencia, que tienda al cumplimiento óptimo de las responsabilidades y funciones que a cada uno corresponde. Los museos regionales, locales y de sitio se harán cargo de las labores de tipo técnico, en tanto que los centros regionales cumplirán fundamentalmente una labor de apoyo administrativo y financiero a los museos.

d) En el marco de la política general del Instituto los museos realizarán las actividades de divulgación, conservación e investigación en las áreas de

Página 10 de 16

arqueología, antropología, etnografía e historia, de acuerdo con las necesidades, prioridades y características de cada área geográfica y cultural. Estas actividades se cumplirán con un fin museístico, con las mejores técnicas y métodos de exposición, considerando que los museos son medios de comunicación social y espacios de divulgación masiva de una amplia gama de conocimientos que deben transmitirse en un lenguaje fundamentalmente visual.

e) Los museos deben responder a las demandas de conocimientos de la propia región, localidad o zona cultural en que estén situados, para fortalecer su conciencia histórica e identidad cultural, y deberán generar los elementos necesarios para promover o estimular la crítica positiva de la realidad circundante. En ese sentido los museos deberán ofrecer interpretaciones históricas generales que permitan la comprensión de los principales problemas que afectan a una determinada comunidad, por medio de un análisis coherente, riguroso e imaginativo del pasado y de su vinculación con el presente.

f) El sistema nacional de museos, además de preservar el patrimonio cultural de la nación, deberá llevar a cabo, en coordinación con los centros regionales y la política general del Instituto, las actividades culturales que la población promueva y solicite —principalmente niños y jóvenes—, así como también se convertirá en el mejor instrumento de difusión de su historia y sus manifestaciones culturales propias.

De acuerdo con los principios anteriores, el presente programa perseguiría los siguientes objetivos prioritarios.

a) Apoyar aquellas acciones que incrementen las tareas de divulgación, conservación e investigación tanto del patrimonio histórico y cultural como de las manifestaciones culturales actuales de cada localidad, región o área cultural, de acuerdo con sus necesidades y prioridades, y con fines museísticos. Al mismo tiempo se deberán fomentar y fortalecer aquellas medidas tendientes al rescate de los bienes culturales de cada zona cultural y su conservación en su lugar de origen.

b) Fomentar y estimular la participación de la sociedad en la divulgación y conservación de nuestro patrimonio cultural, promoviendo la responsabilidad individual y la solidaridad social en la apropiación y respeto de nuestros bienes culturales.

c) Promover las actividades que permitan la permanente renovación y mejoramiento de los museos de acuerdo con sus características y necesidades prioritarias.

d) Establecer convenios que sirvan de apoyo y enlace a las actividades del sistema nacional de museos tanto con diferentes instituciones culturales nacionales y extranjeras, como con los gobiernos de las entidades federativas a nivel local, regional y nacional.

e) Establecer la normatividad y la reglamentación general de los museos, de acuerdo con su denominación genérica (nacionales, regionales, locales, de sitio, escolares y comunitarios) y características específicas (infraestructura museal, ubicación geográfica, área cultural, etcétera), dentro del marco jurídico y reglamentario del INAH.

Página 11 de 16

f) Establecer los mecanismos de coordinación necesarios para que los centros regionales del Instituto promuevan y difundan a través de los museos las políticas de divulgación y preservación del patrimonio cultural de la nación.

IV. Subprogramas

Para el cumplimiento de los objetivos prioritarios del Programa, se sugieren cinco subprogramas cuya responsabilidad directa será de los mismos museos. En función de su tipo, ámbito geográfico, cultural y social de competencia, participarán activamente en la realización de los diversos proyectos mencionados en cada subprograma.

La Dirección de Museos y Exposiciones (DME) procurará el apoyo de las Direcciones y dependencias del Instituto a los museos en el cumplimiento de estos subprogramas y proyectos.

1. Apoyo a la estructura organizativa de los museos

Con el fin de que los museos del Instituto funcionen a nivel nacional como un sistema coherente y nacional con funciones, actividades y prioridades definidas, se ha considerado la elaboración de seis proyectos que a continuación se exponen:

1.1. Establecer la reglamentación y normatividad general de los museos, de acuerdo con su denominación genérica y sus características específicas. También se elaborará una reglamentación para cada área y actividad (préstamo de colecciones, seguridad, investigación, museografía, etcétera).

El Consejo Nacional de Museos será el foro apropiado para la presentación, y en su caso la aprobación, de las propuestas que los museos elaboren al respecto.

A su vez el CNM creará comisiones técnicas para la rápida elaboración de reglamentos.

1.2. Establecimiento de criterios definidos para la reestructuración de los museos existentes y para la creación de los nuevos. Para la formulación y definición de dichos criterios se considerará además la denominación genérica de los museos, y su ubicación en el territorio nacional de acuerdo con la representatividad cultural de cada área o zona.

El Consejo Nacional de Museos será la instancia adecuada para recibir, y en su caso aprobar, las propuestas que hagan en este sentido los museos.

1.3. Establecimiento de mecanismos de control de gestión y evaluación de los programas de los museos. Esta labor es fundamental no solamente para garantizar la ejecución de las diferentes tareas de los museos, sino también para evaluar sus resultados y darles continuidad.

De acuerdo con su competencia, el Consejo Nacional de Museos y la Unidad de Control de Gestión del Instituto emitirán las normas y los lineamientos que aplicarán los museos en este caso, así como también supervisarán el procedimiento, con el objeto de hacer recomendaciones sobre su aplicación.

1.4. Creación de Consejos Técnicos en los museos,

Página 12 de 16

como órganos de programación y seguimiento de las actividades de las áreas que integran los museos, así como para el diseño de mecanismos para la presentación de proyectos de trabajo por parte de dichas áreas.

La composición de estos Consejos se hará a propuesta de los propios museos, con el objeto de que permitan un mayor vínculo entre éstos y los centros regionales, para que las actividades de ambos estén coordinadas y así se evite la duplicidad u obstaculización de sus respectivas funciones.

1.5. Formulación de mecanismos de evaluación de los museos como medios de comunicación social, que sirvan también para medir el interés del usuario en ellos.

De acuerdo con la denominación genérica y las características de cada museo, deberán formular ante el Consejo Nacional de Museos sus propios mecanismos de evaluación, como medios de comunicación que a su vez permitan medir el interés del usuario en ellos, así como también su influencia en la zona cultural o comunidad en la que se ubican. De este modo los museos podrán establecer una relación más estrecha con el público y sus necesidades de conocimientos.

1.6. Definición de las relaciones de los museos con los gobiernos estatales, municipales y locales. Los museos presentarán sus propuestas a través del Consejo Nacional de Museos.

2. Apoyo a la investigación con fines museísticos

Los museos del Instituto tienen como función prioritaria la divulgación del patrimonio cultural de la nación. En ese sentido, los museos no son centros de investigación especializada con fines ajenos a su función básica. Es prioritario redefinir las tareas muy específicas que tiene la investigación aplicada a los museos. Con la finalidad de brindar algunos elementos de apoyo a dicha área, se han considerado los siguientes tres proyectos.

2.1. Elaboración de un instructivo para la realización de los guiones del sistema nacional de museos (guiones temáticos, museográficos, histórico— generales, etcétera), que precise los criterios para su realización, así como también los fines didácticos más adecuados a las características de cada tipo de museo.

La elaboración de dicho instructivo servirá de apoyo a los investigadores que participen de las actividades de los museos y, en cierta medida, podrá unificar sus criterios de investigación con los objetivos prioritarios de la política de museos del Instituto. Se pretende también evitar dentro de lo posible la arbitrariedad con la que usualmente se elaboran los guiones para los museos. La DME y la Dirección de Apoyo a los Centros Regionales (DAC) promoverán y coordinarán la presentación de propuestas que en este sentido harán los museos, en cuanto al contenido del instructivo.

2.2. Elaboración de diversos instructivos para guías escritas, catálogos, folletos, trípticos, y publicación de

Página 13 de 16

antologías sobre el sistema nacional de museos y de materiales educativos y didácticos de apoyo.

Los museos deberán elaborar el proyecto que defina los objetivos de dichos materiales, sus características y su periodicidad. Estas publicaciones y materiales servirán a los fines de los museos, según sus características y la zona cultural en la que se ubiquen, así como también se apoyarán en los diagnósticos que los centros regionales elaboren sobre las necesidades y demandas de divulgación cultural que la población o comunidad respectiva requieran.

2.3. Elaboración de una revista especializada en museología y museografía que, además de difundir diversos temas relativos al sistema de museos del Instituto, lo hará también acerca de la situación internacional de los museos. Con esta finalidad se elaborará una bibliografía comentada sobre museología, como parte del material de apoyo a las actividades de la investigación aplicada a los museos.

3. Apoyo a la infraestructura museal

Con la finalidad de apoyar la infraestructura del sistema de museos, se han elaborado cuatro proyectos. Para el mejor desempeño de su labor, es necesario que los museos cuenten con una infraestructura mínima que requiere de una distribución racional de los recursos humanos, técnicos y financieros de que se disponen en el Instituto. Son fundamentalmente los museos regionales, locales y de sitio los que tienen las mayores

carencias y la necesidad de soluciones nuevas e inmediatas.

3.1. Elaboración de un sistema de catalogación de bienes muebles con un código unificado de los museos, con el objeto de organizarlos de manera coherente para su mejor control y estudio.

El Instituto en su conjunto podrá conocer con precisión la calidad y el volumen de su acervo, además de mejorar los mecanismos de seguridad del mismo; sin embargo, el objetivo fundamental es que dicho sistema de catalogación favorezca los mecanismos de intercambio entre los museos.

3.2. Creación de un Fondo Nacional de Adquisición de Bienes Culturales, que permita la obtención de fondos para la adquisición de piezas o colecciones valiosas, con objeto de satisfacer las demandas del sistema nacional de museos.

Dicho Fondo evitará la desintegración de las ya mermadas colecciones existentes, garantizará el incremento de los acervos, y permitirá recuperar aquellos objetos que tengan una gran importancia histórica y artística. Favorecerá principalmente a los museos del interior del país, los cuales carecen de los recursos económicos suficientes para obtener colecciones representativas de sus zonas culturales. Los museos deberán ser activos promotores del Fondo ante los sectores público, social y privado de las entidades federativas donde se encuentren, incluido el Distrito Federal. Así, también procurarán el apoyo de los centros

Página 14 de 16

regionales, para de este modo obtener un mejor resultado.

3.3. Creación de secciones técnicas de mantenimiento en los museos que no cuenten con ellas, para satisfacer sus necesidades más inmediatas (conservación de los edificios, instalaciones, limpieza, transportes, etcétera).

Será necesario que los museos elaboren, de acuerdo con un programa de prioridades, sus necesidades más inmediatas, y reciban el apoyo técnico y financiero por parte de los centros regionales para satisfacerlas. Además deberán programar aquellas acciones que les permitan el suministro eficiente de los materiales solicitados a los almacenes generales del Instituto. Esta será una labor que deberán cubrir satisfactoriamente los Consejos Técnicos de cada museo.

3.4. Creación de servicios a educandos y público en general, particularmente en los museos regionales, locales y de sitio.

Son este tipo de museos los que carecen de una red de servicios a educandos y al público en general, que satisfagan las funciones básicas de divulgación del patrimonio cultural nacional. Estos museos deberán crear sus propios proyectos y programas, de acuerdo a sus necesidades y prioridades, y las demandas de la zona cultural en la que se ubican.

4. Fortalecimiento de los recursos humanos

Con el objeto de satisfacer las necesidades de los museos, profesionalizar las tareas relativas a los mismos y garantizar a largo plazo la formación de profesionales comprometidos con las actividades museísticas, se han considerado los siguientes proyectos.

4.1. Elaboración y realización de diversos programas de capacitación en museografía y museología, con base en las propuestas que elaboren los museos de acuerdo con sus necesidades y prioridades.

4.2. Participación de estudiantes en servicio social de las escuelas del Instituto, así como también de otras instituciones educativas que deseen intervenir en las tareas de guías del sistema nacional de museos. Los museos también elaborarán sus propuestas de acuerdo con sus necesidades y prioridades.

4.3. Creación de programas de actividades para la formación de profesionales en las áreas de arqueología, antropología, historia, etnohistoria, etnología y lingüística, comprometidos con las funciones de los museos.

El sistema nacional de museos deberá definir los criterios y características de estos programas, con base en un diagnóstico que precise sus principales demandas.

5. Difusión

Con el fin de promover en la población el interés por los museos y fomentar su participación en la conservación

Página 15 de 16

del patrimonio histórico y cultural, se llevarán a cabo los siguientes proyectos de difusión.

5.1. Elaboración de mensajes destinados a los medios de comunicación (televisión, radio y prensa escrita), que inviten al público a conocer los museos y a participar o asistir a los eventos y actividades que se lleven a cabo en ellos.

Se solicitará la colaboración de la Dirección de Difusión y Asuntos Internacionales (DDAI) y de los centros regionales del Instituto para este efecto.

5.2. Elaboración de audiovisuales y documentales que fomenten la responsabilidad de cada comunidad ante su patrimonio histórico, y que promuevan el rescate de sus tradiciones culturales.

También aquí se pedirá la colaboración de la DDAI, especialmente en los casos en que los museos no cuenten con los recursos técnicos o financieros para la realización del proyecto.

5.3. Elaboración de un programa anual de exposiciones itinerantes, con el propósito de ampliar La acción de los museos a aquellas poblaciones que carecen de servicios culturales, y cuyos contenidos respondan a sus necesidades e intereses, a la vez que difundan y promuevan el interés por la conservación y divulgación del patrimonio cultural del país.

Página 16 de 16

Se terminó de imprimir el día 30 de julio de 1986 en los Talleres de Impresión del INAH, Calzada México-Tulyehualco No. 3428, Culhuacán, México, D.F. Edición de 1000 ejemplares.