Propuesta Educacion Superior Solidaridad
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Propuesta de Educación
Presentación al Ministerio de Educación
Jueves 20 de Agosto, 2015
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1. MOTIVACIÓN
El 2016 se cumplirán diez años desde que la educación ha pasado a estar en el centro de las
inquietudes de nuestro país, así como su consecutivo anhelo por una reforma que siente las bases
para la educación que Chile necesita.
Si bien esta urgencia ha permitido el empoderamiento de la ciudadanía, el debate ha girado en
torno a ciertas temáticas que, a nuestro parecer, no responden a las necesidades medulares y no
promueven un verdadero cambio cultural. Han faltado los espacios para un diálogo respecto a qué
se entiende por educación y, por lo tanto, cuál es la dirección que debiese tener una reforma para
que diferentes sectores trabajen en conjunto en la búsqueda de un objetivo común.
Es en ese sentido que Solidaridad UC a través de este documento y respondiendo a la oportunidad
entregada por el Mineduc el pasado 14 de julio, quiere hacer un análisis de las bases del trabajo
del gobierno y contribuir a través de una perspectiva crítica y propositiva.
Solidaridad UC nace hace seis años soñando en un país cuyas estructuras permitan dignificar a
todos los miembros de nuestra sociedad y que se ponga al servicio de su desarrollo integral. Así, a
la luz de los principios que informan nuestro quehacer y las propuestas que hicimos el año 2011 y
2014, es que queremos presentar este documento con nuestra visión de hombre y de sociedad,
con el ánimo de ser un verdadero aporte al debate político y a la discusión pragmática.
2. EL LLAMADO DE LA REFORMA
Cualquier proceso de reformas a nuestro parecer es una oportunidad: una oportunidad para soñar
juntos y para pensar en las mejores respuestas a los problemas que nos aquejan. En este sentido,
los años 2006 y 2011 inauguraron un proceso histórico de reflexión sobre la educación. Con todo,
la necesidad por un cambio en el sistema educativo no es aislada, sino que responde a exigencias
anteriores que, como sociedad, tenemos por insatisfechas. Pero así como la inquietud ha sido
notoria, también lo ha sido la falta de dirección y de objetivos claros.
En el debate, ¿qué entendemos por una educación de calidad? ¿Cuáles serán aquellos cambios por
los que trabajaremos? Estas y otras preguntas, que buscarán responderse en este informe, no nos
son indiferentes, dado que permitirán delinear un objetivo común y encauzar un trabajo de
manera más concreta con la ayuda de los diferentes actores, pero sobre todo de cara al bien del
país.
Para nosotros es importante señalar que todas aquellas decisiones que se tomen tienen que ser
capaces de responder al fin último de la educación. Por esto mismo, se debe evitar cualquier tipo
de instrumentalización que pueda entorpecer su propio cometido o distraer la realización del
objetivo mismo de la reforma.
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Así, la necesidad de un cambio es tal que la elaboración de esta reforma tiene que ir en la línea de
la confianza, los consensos y la participación de los diferentes actores involucrados. Para lo
anterior, se debe dejar de lado cualquier pretensión por producir reformas improvisadas, dando a
entender que el único afán es alcanzar un logro particular para este gobierno. También debe
haber gradualidad de manera que permita que ciertas instituciones tengan un plazo para acoger
los requisitos de la reforma. Esperamos que la disposición sea efectivamente la de crear las
estructuras para una educación puesta al servicio de la persona y de la sociedad, para lo cual se
requiere avanzar y trabajar siempre en conjunto.
3. VISIÓN DE EDUCACIÓN
3.1. La misión de la educación
La educación es el proceso por el cual la persona alcanza su desarrollo y adquiere las
herramientas para su propia plenitud, "es un medio para el desarrollo pleno del ser humano y su
fortalecimiento como persona" (Unesco, 2007). Nos parece muy importante plantear esto como
nuestra primera premisa, pues consideramos que cualquier reforma tiene que buscar siempre las
maneras más idóneas para alcanzar la realización del hombre. Es la persona y por tanto su
comunidad la que debe estar en el corazón de cualquier búsqueda desinteresada por el bien
común.
El cometido principal de la educación como un todo es la contribución a la formación integral de
los hombres y mujeres, con el fin principal de formar mejores personas, mejores ciudadanos, y
finalmente, mejores profesionales; en una verdadera educación “se propone la formación de la
persona humana en orden a su fin último y al bien de las sociedades, de las que el hombre es
miembro y en cuyas responsabilidades participará cuando llegue a ser adulto”(Gravissimum
Educationis, 1965).
De esta manera, la educación logra no solamente potenciar los propios talentos y adquirir nuevas
habilidades, necesarias para la plena realización de la persona humana, sino que instruye en
valores necesarios para la vida en comunidad, como la valoración por el otro, el diálogo que se
sostiene con aquel y su aporte a la meta común.
3.2. Los educadores
La educación superior es una instancia calificada en la formación de las personas, en la cual se
buscan conocimientos y habilidades cada vez más específicos respecto a un área particular del
saber o de una profesión, orientando el ejercicio profesional hacia la consecución del bien común,
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a la construcción de una comunidad humana, fraterna y solidaria, y con plena conciencia de los
deberes de responsabilidad que a cada uno le atañe en favor de los demás.
Es importante considerar el aporte de cada institución desde su propia identidad, sean éstas
universidades, institutos profesionales o centros de formación técnica, y conjugarlas de una
manera tal que permita sobre todo la colaboración entre éstas. Esta diversidad de proyectos
educativos no solo atiende a la manifiesta inquietud por una sociedad auténticamente plural sino
que también, y por sobre todo, a la valoración por el aporte de cada uno a las grandes tareas que
nos exige el bien común.
Resulta fundamental una reglamentación global que permita tanto la actuación privada como la
estatal, el establecimiento de requisitos mínimos de existencia y marcos de colaboración. Así, esos
requisitos deben responder a las necesidades del país, pero permitir una estructura interna
autónoma que responda de mejor manera a los objetivos que cada una de las instituciones se ha
fijado, aunque garantizando mínimos de participación. Con todo, el rol social de estas instituciones
debe ser potenciado y fortalecido por el Estado para que ese rol se logre materializar no solo en
las personas que se instruyen, sino que también en sus actividades de docencia, investigación y
extensión, según corresponda. Así, es desde la iniciativa privada como desde la estatal que se
pueden lograr respuestas idóneas a una necesidad pública.
3.3 Nuestros principios orientadores en educación
Con el fin de hacer explícita la manifestación de nuestros principios, señalamos:
Búsqueda de conocimiento: Toda institución educativa se ordena, en su primer fin, a la
búsqueda y transmisión de la verdad sobre el hombre y la sociedad. Así, toda reforma
debe apuntar a permitir el pleno desarrollo de esta característica esencial de las
instituciones de educación.
Calidad: consideramos que la calidad, entendida como el logro del desarrollo humano
integral de los educandos en el proceso educativo, se debe considerar como uno de los
elementos nucleares de la reforma. Es esta la que asegura que quienes ingresen a las
instituciones de educación superior, obtengan la educación que según su dignidad se
merecen. Así, se entenderá que una institución logra ser de calidad cuando cumpla
íntegramente su propio fin.
Inclusión: El acceso a la educación superior no se puede ver constreñido por la falta de
recursos, y las instituciones deben velar por la plena integración de aquellos grupos
sociales que históricamente han visto gravemente afectado el acceso a las instituciones de
educación, asegurando su permanencia.
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Aporte al país desde docencia, investigación o extensión: Realizar alguna de estas
actividades es un elemento constitutivo de todas las instituciones y que responde a su rol
social.
Autonomía: La autonomía es un elemento que configura la identidad de las instituciones
educativas. Nadie, ni el Estado ni privados, pueden ejercer ningún límite a su proyecto
educativo, en la medida en que este no atente contra la dignidad de la persona humana y
de la obtención del bien común. La autonomía es cautelada por la elección libre de formas
de gobierno al interior de las mismas instituciones.
Diversidad de proyectos educativos: la diversidad de proyectos educativos es garante de
la pluralidad social. De ahí la necesidad que esta reforma cautele el desarrollo de los
proyectos que impliquen un aporte significativo al enriquecimiento de la diversidad social,
de la cual son expositores y promotores.
Participación: Toda organización social se rige por el principio de participación; a saber,
todos los que son miembros de esas comunidades tienen el derecho natural a participar
responsablemente en la obtención del bien de la misma institución. De ahí, surge la
necesidad de implementar formas de participación adecuadas, que al interior de las
instituciones, sin afectar su proyecto educativo, permitan la participación de todos sus
miembros, según la naturaleza de la actividad que cada uno realiza.
4. LA POSTURA DE SOLIDARIDAD
Habiendo presentado nuestra visión de la reforma y de las circunstancias que la rodean, queremos
exponer nuestras posturas respecto a aquellos puntos que, a nuestro parecer, parecen estar en el
centro del debate. Así, pretendemos responder al documento “Bases para una propuesta de
Reforma al Sistema de Educación Superior Chileno”, emanado del Ministerio de Educación el
recién pasado julio.
4.1. LO PÚBLICO Y LO ESTATAL
Durante los últimos años, ha existido un gran debate sobre el rol público de las instituciones de
educación superior, pues el contenido de su definición determina el norte de la reforma. Desde
Solidaridad creemos que el rol público trasciende el régimen de propiedad, ya que sus elementos
centrales de docencia, investigación y vinculación con el medio, son independientes de si las
instituciones son estatales o privadas.
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Es importante enfatizar que la vocación pública no solo pertenece al Estado. Como señala el
Capítulo Chileno de Universidades Católicas (2015), “tratar de hacer coincidir lo público con lo
estatal reduce la esfera pública al ámbito estrecho, donde actúan solo las instituciones
pertenecientes al Estado. Así, en vez de fortalecer lo público, se le debilita. Lo público no es una
cualidad jurídica o relativa a la propiedad de las instituciones, sino una característica que deriva
del sentido de la actividad que las instituciones realizan”.
Según la propuesta entregada por el Ministerio, la categorización de una institución como pública,
tendría implicancias para su financiamiento. Si bien es de justicia que el Estado destine una
preocupación importante a sus establecimientos educaciones superiores, al igualar artificialmente
el concepto de público y estatal, se terminaría por privilegiar de manera injusta a las instituciones
estatales más allá de su calidad y aporte al país, y se pondría en riesgo de quedar desfinanciadas a
muchas instituciones privadas con rol público, que hoy cumplen con una importante vocación
social y una calidad académica acreditada. Cabe destacar que solo el 10% de los estudiantes de
colegios municipales entra a las universidades del CRUCH (Comisión de Financiamiento, 2012), por
lo que cualquier medida que discrimine arbitrariamente a las otras instituciones perjudica a un
considerable número de estudiantes vulnerables. Agregamos por otro lado, que hay estudios que
concluyen que el origen histórico de una institución no condiciona su calidad.
Desde Solidaridad proponemos que el concepto de institución pública, y por tanto el
financiamiento del estado a dichas entidades, se defina según criterios que vayan más allá de la
propiedad de la institución. Los lineamientos de estos criterios deben estar en línea con (1) la
excelencia y calidad de los programas académicos, (2) el aporte de la institución al desarrollo del
país, (3) la inclusión en el acceso y en la comunidad educativa, (4) que lleven a cabo sus procesos y
el uso de recursos de manera transparente y (5) un compromiso real con la ecología humana.
4.2. ANÁLISIS DE LOS FINES Y PRINCIPIOS DE LA REFORMA
La educación superior participa íntimamente en la vocación misma de la educación, tal como lo
hacen las instancias anteriores, de educación inicial, básica y media. El proceso de formación
integral de las personas no se agota en grados académicos o avances curriculares, sino que es uno
de los procesos más importantes experimentados por el ser humano, y que más íntimamente se
vinculan con su propia naturaleza.
Por lo anterior, manifestamos nuestro rechazo al modelo educativo propuesto por el gobierno, el
cual a nuestro parecer no atiende de manera suficiente a la dignidad y desarrollo de la persona
humana. Lo anterior no solo por priorizar aspectos materialistas enfocados en criterios de
producción, sino porque tampoco plantea el verdadero sentido de la educación, y por lo tanto, no
responde a los problemas de fondo del sistema actual. Es tal la falta de visión, que vulnera la
autonomía de las instituciones y la diversidad de los proyectos educativos, aun habiéndolos
propuesto como principios rectores.
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El cultivo del conocimiento y la aplicación de nuevas metodologías deben su fundamento a la
vocación de tantas personas a la búsqueda de la verdad, por lo que es el país quien debe potenciar
esos llamados, para que estos puedan poner su desarrollo integral al servicio de una nación.
Tenemos la convicción que una reforma centrada en el desarrollo humano integral, posibilitará la
más calificada formación de profesionales y técnicos, pues así estos mostrarán aquel
“compromiso con la sociedad que permita su realización personal y colectiva, así como el pleno
ejercicio de la ciudadanía, la igualdad de oportunidades y la participación del país en el desarrollo
del conocimiento a nivel mundial” (Mineduc, 2015).
Consideramos que, como se expone en el documento, no hay un equilibrio entre los principios
sostenidos para la educación y aquellos que informan la regulación a las instituciones, pues la
exacerbada preocupación por los objetivos sociales hacen que estos mismos pierdan su espíritu al
reducir el desarrollo de cada persona a un segundo plano. Es decir, no existe una relación clara
entre la concepción de la educación como un derecho social, inclusivo y exento de
discriminaciones arbitrarias con aquellos principios orientados a los fines propios de la educación,
como lo son la calidad, la libertad de enseñanza, la diversidad y la autonomía institucional.
Entendemos que cada institución acreditada contribuye desde su identidad y proyecto educativo
al desarrollo material, espiritual y cultural del país. Por esta razón, se debe proteger aquella
autonomía. Si bien creemos que la participación de trabajadores y estudiantes es positiva para el
desarrollo de la institución, el Estado no debe imponer una forma de gobierno específica, pues
cada comunidad debe tener la autonomía suficiente para decidir el mecanismo más adecuado
acorde a sus propias condiciones, una vez garantizados los derechos fundamentales de reunión y
asociación.
Sobre la participación privada
El MINEDUC establece una serie de requisitos para reconocer de manera oficial a las instituciones
privadas. A continuación nos pronunciaremos al respecto:
1. Presentación al proceso de acreditación ante la CNA: Consideramos este paso como uno
de los más relevantes dentro de la reforma, pues sin duda es el que mayor impacto tiene
en la calidad de la educación. Nos referiremos a este punto en los siguientes apartados.
2. Someterse a la fiscalización de la Superintendencia de Educación Superior en lo que
corresponda: Tal como el punto anterior, este es uno de los mecanismos más relevantes
en la reforma, y el cual mayor precisión requiere en términos de la determinación de las
facultades del aparato estatal.
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3. Participar del sistema común de ingreso al Sistema Nacional de Educación Superior: Si bien
se requiere la existencia de un sistema único de admisión, pues esto posibilita la
aplicabilidad de criterios de manera transversal, estos deben ser justos y equitativos,
dejando de lado cualquier sesgo socioeconómico. Asimismo, deben considerar la
diversidad de las instituciones y la pertinencia de cada instrumento a cada una de ellas. Es
necesario fomentar mecanismos alternativos que complementen el sistema de acceso,
otorgándole mayor inclusión y capacidad predictiva del rendimiento académico.
4. Lucro: El acento que se le ha dado al lucro en la discusión de la reforma nos parece a todas
luces injustificado e inapropiado. Si bien nos parece una prohibición legítima, creemos que
la prioridad ha sacado el foco en lo verdaderamente importante, que a nuestro parecer es
la calidad, en momentos tan cruciales como estos en los que tenemos la oportunidad de
reformular para el bien del país una de las estructuras sociales más importantes.
Luego, para las instituciones que reciban dineros públicos, ya sea mediante el
financiamiento de la matrícula o de diferentes programas, consideramos que se deben
cumplir con exigentes procedimientos que permitan justificar el gasto, dando razón de
cómo estos han sido utilizados para los fines que les son propios y por los cuales les fueron
asignados. Una reforma tiene que considerar variados aspectos estructurales para
desincentivar aquellas prácticas que persiguen enriquecimientos ilegítimos, así como la
posibilidad de lucro cuando las instituciones reciban financiamiento estatal.
Por último, exigimos al gobierno dar un espacio a la gradualidad en este requisito para
que, las instituciones técnicas con fin de lucro, puedan cambiar su orgánica en caso de
decidir ser parte del sistema de educación superior.
4.3. INSTITUCIONALIDAD
De la mano con las propuestas que como movimiento ya hemos presentado en los años 2011 y
2014, consideramos positivas las propuestas de crear una Subsecretaría de Educación Superior y
una Superintendencia de Educación Superior. Con todo, es importante que se siga llevando a
cabo la discusión respecto a las competencias de estas para que, a través de un proceso
participativo, logremos una reforma que responda de manera satisfactoria a las necesidades del
país. Entre las labores de la Superintendencia está fiscalizar a las instituciones de Educación
Superior en términos de la transparencia de su información, realizar auditorías, revisar el
cumplimiento de los términos establecidos con sus estudiantes y fiscalizar el correcto uso de los
recursos públicos, contando con las competencias y recursos necesarios para cumplir su labor.
También apoyamos la creación de un Sistema Nacional de Educación Superior, que articule a las
distintas instituciones existentes y permita instalar la colaboración entre ellas. Creemos que cada
institución participa de un desafío aún mayor para con la sociedad, por lo que no estamos de
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acuerdo en una relación institucional fundamentada solamente en la competencia, sino que se
requiere de colaboración en su cometido común.
Sin embargo, dentro de este sistema nacional, el Mineduc pretende organizar a las instituciones
de educación superior de manera tal que distingue entre las universidades y centros de formación
técnica estatales, respecto al resto de las instituciones. No nos parece adecuado distinguir según
la propiedad de la institución, sino más bien agrupar a todas las que cumplen los requisitos para
ser consideradas públicas, sean de propiedad estatal o privada, y que la distinción sea según los
énfasis de su labor universitaria, organizándolas en grupos más homogéneos considerando su
vocación hacia la docencia, investigación o extensión. Lo anterior, sin perjuicio de los legítimos
esfuerzos destinados a las instituciones estatales.
Para lo anterior, es fundamental la determinación de los requisitos que deben cumplir las
instituciones para ser considerada públicas, y que estos estén centrados en la calidad de cada
una de ellas, respetando la autonomía de cada institución. También queremos enfatizar que los
derechos y obligaciones se otorguen de manera equitativa, dejando de lado todo tipo de privilegio
injustificado que obedezca a criterios históricos, como ha sucedido con el CRUCh. Con esto, es
importante resaltar la necesidad de la gradualidad en la exigencia de estos requisitos, para que las
instituciones puedan hacer las gestiones internas necesarias.
Creemos importante considerar como esencial la diversidad de proyectos educativos, pues cada
institución aporta desde este al desarrollo del país, generando la homogeneización un efecto
contraproducente. También se debe considerar la legítima decisión de estas instituciones por la
adherencia o no a las diferentes políticas públicas del Estado que no tengan incidencia directa en
la educación.
Apoyamos la creación del Marco Nacional de Cualificaciones, cuyas funciones serían la dotación
de orden, coherencia y transparencia de los distintos niveles de la educación superior, con el fin de
establecer de manera clara los aprendizajes que se esperan en cada nivel, coordinar la continuidad
de estudios entre la educación técnica y la universitaria, así como la alternancia entre estudio y
trabajo.
Queremos manifestar la importancia de incorporar otros objetivos pendientes, como el esfuerzo
por la disminución de los años de estudios y las flexibilidades en las mallas que requiere el sistema
educacional superior, para que atienda de manera más concreta a los intereses y capacidades de
los estudiantes. El 2014 ya planteamos nuestro rechazo a una excesiva profesionalización donde
existe un sistema educacional basado en una estructura de los títulos profesionales.
Es importante terminar mencionando que si bien esperamos que con las funciones de este
organismo se logre un aporte importante al aseguramiento de la calidad, sus funciones no pueden
en ningún caso pasar a llevar la autonomía de las instituciones referidas. El continuo examen de
sus resultados, así como la comprobación de la calidad de sus mismas propuestas a través de
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auditorías, deben tener esto en consideración, ya que, por ejemplo, una universidad sin
autonomía para definir su proyecto educativo deja de ser en esencia universidad.
4.4. CALIDAD
En cuanto a esta arista fundamental de la educación, consideramos que el documento presenta
algunos avances. Sin embargo, creemos que no se ha planteado el debate respecto a cuáles son
los criterios que determinen que una institución otorgue educación de calidad, y por tanto
cumpla con ese aspecto fundamental de su rol público. Las visiones sobre educación pueden ser
variadas y por lo tanto así también la institucionalidad, las evaluaciones que se practicarán y por
ende los años de acreditación. Así, es urgente la creación de un mecanismo que evalúe
condiciones objetivas según las necesidades del país y la propuesta educativa particular de cada
institución. Con todo, elementos como la obligatoriedad de la acreditación, y la introducción de
condiciones mínimas van sin duda en la dirección correcta, sin embargo, falta una especificación
respecto a las medidas concretas que implicará la nueva institucionalidad.
Hoy en día solo el 64% de las instituciones de educación superior se encuentran acreditadas, por lo
que creemos que es importante que el Estado tome un rol activo en la acreditación, no solo
evaluando su labor, sino apoyando y subsidiando a las diferentes entidades para que éstas se
acrediten, siendo por lo tanto el cierre de ellas un último recurso. Así también, consideramos que
aún en las etapas provisionales debe haber un proceso que vele por que el proyecto educativo
cumpla con todo su potencial.
En cuanto a la acreditación integrada detallada en el documento, en la cual se pretende superar la
separación entre acreditación por carrera y acreditación de la institución en su conjunto, nos
parece importante enfatizar que dentro de una misma institución pueden coexistir programas
académicos de muy diversa calidad. Si el Mineduc propone que sólo exista acreditación para la
institución en su conjunto, esta debería incluir que todas las carreras impartidas cumplan con un
mínimo de calidad garantizada, y no solo evaluar un porcentaje de las carreras como se da a
entender en el documento del gobierno. Sin perjuicio de que la estructura interna de las entidades
sea un factor relevante para el mejoramiento de su propia calidad, es importante el seguimiento
continuo para verificar que la acreditación sea por medio del logro de cada una de sus unidades
académicas por separado.
Para perfeccionar el sistema de acreditación, proponemos complementar la acreditación nacional
con una acreditación externa, que evalúe tanto a las instituciones de educación superior como el
funcionamiento mismo de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA). Finalmente, buscamos
terminar con los conflictos de interés actualmente existentes, en que algunos miembros de la CNA
son nominados por autoridades de las mismas universidades, lo que se traduce en poca
autonomía por parte de esta entidad y riesgo de intereses corporativos. Proponemos que los
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expertos sean seleccionados por el Modelo de Alta Dirección Pública, como ocurre en otras
entidades públicas de vital importancia.
4.5. GRATUIDAD
La gratuidad se ha planteado como uno de los estandartes de la reforma, sin embargo, esta ha
sido continuamente cuestionada, no solo por la escasez de recursos públicos, sino que también
por la modificación del plan de financiamiento. Si bien valoramos que el gobierno manifieste
públicamente sus pretensiones en este punto, pues permiten la respuesta de la ciudadanía, la falta
de consideración a criterios de justicia y de factibilidad proyectan una desorientación y por lo
tanto objetivos que no van necesariamente dirigidos a los más vulnerables.
Nos parece importante que esta medida tenga como prioridad el financiamiento de los alumnos
en instituciones acreditadas, sobre todo de aquellos que se encuentran en situación de
desventaja al momento de financiar su educación superior, siempre y cuando las instituciones
cumplan criterios de calidad. Hoy en día, los altos costos de la educación superior presentan una
carga familiar muchas veces inabordable y un motivo de deserción, lo cual nos parece inaceptable.
Esto presenta la urgencia de una respuesta por parte del gobierno, así como también la necesidad
de una importante destinación de fondos hacia la mantención de los alumnos en las instituciones y
su respectivo acompañamiento.
Implementar la gratuidad universal haría aumentar el gasto del Estado en educación desde un
0,98% del PIB a un 2% del PIB, superando el promedio de la OCDE que se encuentra en 1,3% del
PIB. Si bien nos parece apropiado que como país decidamos realizar un aumento considerable de
recursos a educación superior, mantenemos nuestro énfasis al señalar que estos recursos
adicionales deberían utilizarse atendiendo al conjunto de necesidades urgentes del sistema, tales
como mejorar la calidad de la educación escolar pública, mejorar la docencia en aquellas
“instituciones” que hoy muchas veces no cumplen con estándares de calidad aceptables, o
fomentar las investigaciones con impacto social.
Otro aspecto complejo de la implementación de la gratuidad universal, se encuentra en que esta
llevaría consigo la fijación de aranceles. Hoy existe una alta varianza en los aranceles para una
carrera en particular entre las distintas universidades (Comisión de Financiamiento, 2012), lo que
hace difícil establecer de manera centralizada un arancel único. Aún si existiera cierta flexibilidad
en torno a dicho arancel, es difícil que sea suficiente para contener la diversidad existente en el
sistema educacional, ya que los costos que conlleva dictar una misma carrera cambian según los
énfasis que pone cada universidad, dado su proyecto educativo.
Ante la propuesta de gratuidad universal del gobierno proponemos, como medida más justa y
focalizada en quienes realmente necesitan los recursos, un sistema mixto con gratuidad para los
estudiantes de los siete primeros deciles más vulnerables -en donde al año 2015 estos poseen
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ingresos que no superan los $250.663 per cápita-, y becas y créditos contingentes al ingreso para
los demás estudiantes, permitiendo a las familias reducir la carga económica que significa la
educación superior. Defendemos este sistema mixto dada la realidad del Chile actual, y sus
múltiples necesidades sociales, así como porque creemos que el estado debe tener una opción
preferencial por los más vulnerables.
En la misma línea, es importante destacar que la ayuda estudiantil debe estar disponible para los
estudiantes de todo tipo de institución, sin discriminar entre instituciones privadas y estatales, y
tampoco entre educación superior universitaria o técnica, teniendo en cuenta una acreditación
obligatoria. Finalmente, consideramos importante aumentar los beneficios de mantención, y que
esto se haga considerando la realidad particular de cada estudiantes, utilizando criterios como el
nivel de vulnerabilidad, los costos adicionales según la carrera que se estudia y la distancia que se
debe recorrer para llegar a la institución de educación superior, ya que son factores que hacen
variar la carga que significan los costos de mantención del estudiante para una familia.
4.6. REQUISITOS DE FINANCIAMIENTO PARA LAS INSTITUCIONES
En primer lugar, nos parece necesario que la autoridades correspondientes hagan una distinción
pública respecto a la diferencia de exigibilidad que tendrán por un lado los (1) requisitos y por otro
los (2) compromisos. Debido al plazo que se ha fijado el Gobierno para llevar a cabo este proyecto
mediante la ley de presupuesto, es importante que se entreguen certezas, para que las
instituciones puedan tomar decisiones de manera responsable y oportuna y, de esta manera,
tomar las consecuentes medidas prácticas que estas exigencias requerirán. Las respuestas del
gobierno han llevado a un clima de inseguridad respecto a la reforma, que impide tanto a las
personas como a las instituciones tomar sus decisiones de manera libre y responsable.
En cuanto a los requisitos mencionados sobre la constitución de estas instituciones como
corporaciones sin fines de lucro, la imposibilidad de tener entre sus miembros a sociedades
comerciales y la exigencia de la propiedad del inmueble donde se desarrolla la actividad habitual,
queremos expresar nuestra adherencia a estos, pues representan una decisión concreta en orden
a reglamentar aquellos vacíos que permitían la infracción de la ley.
En cuanto a los compromisos públicos que deben adoptarse a través del convenio mencionado,
consideramos una iniciativa valorable aquellas que materializan los fines y objetivos inspiradores
de la reforma. En esa dirección va, específicamente, la exigencia por la aplicación de las normas de
transparencia activa de la Ley 20.285, como del sistema de transferencia por la gratuidad. En lo
que respecta al porcentaje de composición del estudiantado de los dos primeros quintiles,
creemos que este es un avance en inclusión así como también representa una medida que
pretende aminorar los lamentables efectos de la actual prueba de admisión. No obstante,
consideramos necesaria la implementación paulatina de esta medida, además de requerir
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justificación en sus especificaciones, tal como la composición socioeconómica asociada al campus
territorial de la institución.
Cabe hacer la precisión que respecto al derecho a voz y voto no se han hecho especificaciones
sobre las ponderaciones de la participación que tendrá cada estamento. Si bien consideramos que
la participación es un elemento fundamental en la organización de las instituciones, lo cierto es
que los mecanismos que pueden ser empleados son de variable índole. Así, creemos que es
necesario que sea respetado el principio de autonomía planteado en un comienzo y sean las
mismas instituciones las que establezcan cuáles serán estas herramientas.
Uno de los mecanismos es la triestamentalidad, la cual no apoyamos como exigencia. En primer
lugar, no nos parece legítimo que la autoridad haga exigible un mecanismo determinado de
participación. Dada la autonomía de las instituciones, reconocida en el documento como un
principio orientador de la reforma, nos parece que habría una contradicción al momento de hacer
dicha imposición. En segundo lugar, consideramos que uno de los resguardos que deben tener
estos mecanismos tiene que atender al proyecto educativo por el cual nacen estas entidades y
según las cuales éstas toman sus propias decisiones organizacionales.
Queremos plantear con fuerza que el derecho a participar tiene que estar asegurado, así como
también el derecho de asociación que en tantas instituciones educacionales ha sido vulnerado.
Cuando se trata de un debate serio respecto al futuro de una institución, lo cierto es que los votos
se cuentan, pero las opiniones se pesan.
No está de más señalar que nuestra concepción de bien común es entendida como aquel en el que
todos los integrantes de una comunidad encuentran su propio bien al mismo tiempo que se
alcanza el bien de la comunidad en su conjunto, y no como la suma de los bienes individuales,
pues esto además de fomentar los intereses individuales de las asociaciones, deja en completa
desprotección los fines mismos por los que fueron creadas las instituciones.
Financiamiento institucional a la investigación y vinculación con el medio
Destacamos la intención de dar un financiamiento institucional tanto a la investigación como a la
vinculación con el medio. Cabe precisar que consideramos las instituciones de educación superior
como aquellas que transmiten y crean el conocimiento, por lo que es importante que la
investigación sea considerada como una arista siempre relevante a la hora de evaluar la calidad de
las instituciones. Parte importante del rol público se materializa a través de la contribución que
realizan los estudiantes y los docentes al acervo intelectual y cultural.
La investigación es la actividad mediante la cual el hombre descubre la verdad en los distintos
dominios del conocimiento. Reconociendo la importancia de aquellos saberes útiles en cuanto
pueden ser puestos al servicio del desarrollo económico, la reforma no debe desincentivar la
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investigación en ciencias y artes liberales. Las artes y las humanidades son fundamentales para el
desarrollo moral y espiritual de una nación, pues permiten el uso prudencial y mesurado de los
medios tecnológicos, así como también la constitución de una sociedad más justa y la preservación
y conformación de la cultura.
Por otra parte, la vinculación con el medio está profundamente relacionada a la pertinencia del
currículo de las instituciones de educación superior así como también la orientación de su
investigación. El rol social de vinculación se materializa en el rol subsidiario y solidario de estas
instituciones con respecto a otras menores que las requieran así como las necesidades locales del
entorno.
Desde Solidaridad proponemos que el financiamiento público se separe en fondos de docencia, de
investigación y de extensión, de manera que cada institución pueda acceder a una o varias de
estas fuentes, según cuál sea la vocación de su actividad académica. De esta forma, se resguarda
que las instituciones principalmente docentes puedan sustentar sus actividades mediante los
recursos asignados para docencia, y así también, aquellas instituciones que cuenten con
investigación y extensión cuenten con fondos específicos para dichas actividades. De ser utilizada
esta fórmula, esta estructura de financiamiento permite un mayor control y transparencia del uso
de los fondos públicos en las instituciones de educación superior.
4.7. ACCESO
Respecto a la propuesta de acceso, si bien felicitamos la iniciativa de avanzar en la unificación de
un sistema único y en aumentar la diversidad de los instrumentos de selección, es inevitable
pensar que tales modificaciones no tendrán repercusión positiva alguna si continuamos con la
actual Prueba de Selección Universitaria. Muchos son los estudios que avalan la baja
predictibilidad de tal prueba y su nulo aporte en equidad (Pearson, 2003). Frente a esto parece
inminente no solo diversificar los sistemas de acceso, sino también, y de forma urgente, la reforma
de nuestra actual prueba estandarizada. Las políticas de acceso se tornan elementales cuando
estas definen quiénes serán los privilegiados por la gratuidad y por esta reforma. De nada sirve
querer mejorar la equidad, la justicia y la solidaridad, si los más vulnerables no pueden acceder a
ellos.
Los escasos cambios que se han implementado en la PSU muchas veces no han sido estudiados
pertinentemente, generando mayores desigualdades entre nuestros estudiantes; por ejemplo, la
implementación de la PSU de ciencia específica para los establecimientos técnicos. Por esto
recogemos la propuesta del informe de Pearson sobre la necesidad de revisar los contenidos
evaluados en la PSU, reduciendo aquellos que no sean necesarios y elementales para predecir de
forma equitativa el desempeño del estudiante en la educación superior. La injusticia con la cual
han sido evaluados los establecimientos de modalidad técnica, donde el contenido estudiado,
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propio de la Prueba de Selección Universitaria, es menor, debe solucionarse de inmediato, de lo
contrario la educación gratuita no beneficiará a quienes provienen de esa situación.
Dado las irregularidades de la PSU y su sistema de evaluación tan parcial realizado por el mismo
CRUCh, es que exigimos la creación de una institucionalidad independiente que realice la prueba -
dejando de una vez por todas depender de la universidad de Chile- y al mismo tiempo la
contratación de una auditoría que la evalué cada cierto tiempo y fiscalice la implementación de
sus cambios; pues de poco sirve la inversión realizada en el informe de Pearson si los cambios
propuestos solo quedan en un papel.
Por otro lado, proponemos la necesidad de implementar una auditoría externa que evalúe el
ranking, buscando la fórmula más justa para evaluar a los estudiantes. Si bien reconocemos el
aporte de este instrumento sobre todo en los más vulnerables, somos conscientes que puede
sacarse aún más provecho de él.
Finalmente insistimos en la importancia de los mecanismos de acceso especial junto a un sistema
de apoyo tanto académico como de acompañamiento. Estamos convencidos que el sistema PACE,
y que otros propios de cada institución (Propedéutico, Talento&Inclusión, etc.) son una excelente
iniciativa para nuestra sociedad, pero no pueden ser considerados solo como sistemas de acceso,
sino también como de retención en cada casa de estudio respectiva.
5. CONSIDERACIONES FINALES
Tal como señalamos al comienzo del documento, Chile se encuentra ante una oportunidad
histórica para realizar cambios con fuerte impacto en la cultura, y uno de estos es sin duda la
educación. Valoramos la iniciativa del gobierno de hacer parte a la ciudadanía de este proceso, y
de la misma manera nos ponemos a disposición para seguir exponiendo nuestros principios y
propuestas.
6. BIBLIOGRAFÍA
Capítulo Chileno de Universidades Católicas, varios autores (2015). Aportes del Capítulo Chileno de
Universidades Católicas al Análisis de la Reforma Universitaria.
Comisión de Financiamiento, varios autores (2012). Análisis y Recomendaciones para el Sistema de
Financiamiento Estudiantil.
Concilio Vaticano II (1965). Declaración Gravissimum educationis sobre la educación cristiana.
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Ministerio de Educación (2015). Documento de Trabajo Bases para una Reforma al Sistema
Nacional de Educación Superior.
Pearson (2003). Informe Final Evaluación de la PSU Chile.
Reyes, C. y P. P. Rosso (2012b): Estudio comparativo de las universidades chilenas basado en
indicadores de calidad académica, Documento de Trabajo, Red Universitaria Cruz del Sur.