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UNIVERSIDAD DEL ISTMO FACULTAD DE EDUCACIÓN Maestría Internacional en Bioética PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA ASISTENCIAL EN HOSPITALES PÚBLICOS DE GUATEMALA JOSÉ GONZALO BATRES BAIRES Guatemala, 24 de Enero de 2011

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UNIVERSIDAD DEL ISTMO

FACULTAD DE EDUCACIÓN

Maestría Internacional en Bioética

PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA ASISTENCIAL EN HOSPITALES PÚBLICOS DE GUATEMALA

JOSÉ GONZALO BATRES BAIRES

Guatemala, 24 de Enero de 2011

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UNIVERSIDAD DEL ISTMO

FACULTAD DE EDUCACIÓN

Maestría Internacional en Bioética

PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA ASISTENCIAL EN HOSPITALES PÚBLICOS DE GUATEMALA

TRABAJO DE GRADUACIÓN

PRESENTADO AL HONORABLE CONSEJO DIRECTIVO DE LA

FACULTAD DE EDUCACIÓN

POR

José Gonzalo Batres Baires

AL CONFERÍRSELE EL TÍTULO DE

MÁSTER EN BIOÉTICA

Guatemala, 24 de Enero de 2011

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Índice. Página

Introducción 3

Resumen 7

Marco Conceptual

Tema 8

Planteamiento del Problema 8

Delimitación del Problema 10

Justificación 11

Objetivos 12

Marco Teórico

Generalidades y Contexto Histórico 13

Surgimiento de los Comités de Ética 15

Funcionalidad y Justificación de los Comités de Ética 18

Críticas a la Existencia de Comités de Ética 19

Comités de Ética Asistencial (CEA) 21

Estructura y Funciones de los CEA 23

Dificultades y Peligros de los CEA 26

Creación y Función de los CEA 28

La Realidad Regional de los CEA 29

El futuro de los CEA 35

Conclusiones 37 Recomendaciones 41 Bibliografía 42

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Introducción.

Mucho se debate en la actualidad sobre los principios éticos de las instituciones de salud.

Sin importar el origen o tipo de administración (pública o privada), los hospitales son entes

públicos con gran influencia social y es debido a ello, que surge la necesidad de que el

hospital se autodefina, públicamente, en cuanto a su misión, filosofía, valores y principios,

que al final representan un ideario ético institucional.

La práctica médica debe ejercerse bajo principios éticos, realizarla es una exposición

continua a múltiples riesgos que pueden llegar a provocar que se cuestione la integridad

de sus protagonistas. La práctica que se lleva a cabo en un hospital, es ejemplo vivo de

ello, especialmente en los de carácter público, porque allí es donde el ejercicio médico se

presenta con grandes complejidades, distinta situación a la que ocurre en una clínica

privada. Es por ello que la formación bioética de los estudiantes, residentes, jefes de

servicio y directores que componen un centro hospitalario, es primordial.

En el hospital, el acto médico es a la vez un acto individual y colectivo, esto es lo que

hace pensar que el hospital es un organismo viviente, del cual deben emanar, como de

una persona única, actitudes acordes al respeto de la vida y dignidad humanas, de tal

manera que desde su interior, sirva como estímulo para todos los que trabajan en él,

recordando que lo esencial es el carácter humano de su función.

La institución hospitalaria posee innumerables retos en el funcionamiento ético dentro y

fuera de sus instalaciones, pero sin lugar a dudas, la mayor parte incumbe a lo que ocurre

dentro del centro de salud. Conforme los desafíos sean superados, la institución formará

su propia imagen la cual se proyectará a la sociedad, e influenciará al conjunto de

ciudadanos pertenecientes a su localidad.

El hospital debe procurar accionar conforme un estilo ético adecuado, que eleve el

estándar de calidad de sus servicios, con el fin de fortalecer su imagen y crear la mística

que habrá de producir una especie de “alma institucional”, evitando en todo momento

sucumbir a las malas prácticas y al desarrollo de tecnologías y/o técnicas que atenten

contra el respeto de la persona humana.

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La existencia de una sociedad con gran diversidad ética, no puede justificar que el

hospital, por estar abierto a toda la sociedad, sea amoral, genérico o éticamente

inespecífico. El hospital cumple una función muy particular: acude en ayuda del enfermo

que le consulta y asiste en los problemas de salud de las personas que lo buscan. Esta

función la realiza a través del director médico y sus demás colegas, de la enfermera y del

técnico de laboratorio, del técnico de radiología y del vigilante de seguridad, así como del

jardinero y el ayudante de limpieza. De tal manera que el hospital socorre como un

organismo vivo único, en esencia “como un solo hombre” con una perspectiva propia de la

vida.

El paciente por ello ya no hablará del individuo que le abrió la puerta de la sala de

emergencia, ni del médico que autorizó su egreso al recuperarse, sino de la institución

como tal, un conglomerado viviente. Y es por esta razón en particular, que el carácter

ético de la institución es trascendental.

Puesto que el hospital es una institución al servicio de todos, frente al ya mencionado

“politeísmo ético social” de la actualidad, el asumir con responsabilidad una ética

hospitalaria puede ser visto como amenaza de armonía social. Sin embargo, es en el

hospital donde deben unificarse los criterios éticos frente a la vida humana con una visión

amplia, que no sólo involucre al paciente, sino también a los empleados mismos y al resto

de la sociedad. En esta tarea destaca la labor de los Comités de Ética Asistencial (CEA),

organismos creados a partir del explosivo cuestionamiento ético que se dió tras la

Segunda Guerra Mundial y sus abominables consecuencias para el ser humano.

A medida que el gremio médico en el primer mundo se expuso a múltiples

vulnerabilidades de carácter ético-moral, se dieron espontánemente las condiciones

necesarias para la formación, finalmente, de lo que hoy se conoce como CEA. Y hasta la

fecha, esta gestación espontánea (nunca impuesta por un gobierno en sus inicios) no ha

encontrado mejor sustituto a la hora de enfrentar estos delicados temas.

Los CEA, instaurados progresivamente en el primer mundo desde hace ya medio siglo,

han venido a solventar la necesidad de definirse frente a los dilemas diarios que enfrenta

el hospital como conjunto. En muchos casos, ellos han contribuido al mejoramiento de la

imagen del hospital y su influencia en la sociedad a través de la argumentación

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multidisciplinar de los temas que le competen. Sin embargo, también han sido motivo de

enfrentamientos entre intelectuales que debaten sobre su conveniencia o no en la

sociedad moderna y sobre la forma en que se debe ejercer la medicina actualmente.

A pesar de las críticas a favor o en contra de los CEA, es un hecho que “el hospital” al no

entrar en esta dinámica mundial de cambio y adaptación a la sociedad moderna, decide

tácitamente, mantener el status quo del sistema en favor de los bajos estándares de

calidad humana en la atención de la salud. Tolerar estas condiciones, es aceptar que el

estado crónico de enfermedad de los hospitales es natural, sobretodo en Latinoamérica,

queriendo creer que no pasa nada anormal en los centros de salud, cuando en realidad es

todo lo contrario.

Hoy más que nunca, los sistemas de salud se enfrentan a la falta de moral de sus

instituciones, pero más aún de sus empleados, que son los que le dan vida a las

funciones que desempeñan. Se cae en el peligro de la irresponsabilidad de los actos

individuales por medio de la evasiva colectiva que generan políticas centralizadas de

salud, que no contemplan los aspectos bioéticos de la medicina.

Resulta imposible aceptar que un hospital carezca de carácter moral y en consecuencia

de un perfil ético, ya que se asume que todos los individuos la poseen, incluidos los que

trabajan en una institución hospitalaria. El problema entonces es, qué tipo de moral es la

que impera en los centros asistenciales: ¿Será la de cada empleado, la del director, o la

del gobierno de turno?

La ausencia de identidad ética hospitalaria es preocupante, ya que en el momento de

cuestionar situaciones concretas que generen dilema ético, se suele culpar a individuos

de forma puramente retórica, y se evade la posibilidad de asumir o explicar racionalmente

la responsabilidad de la institución en el asunto. Es en este contexto, por ejemplo, que

aparece el error médico, y cuando sigilosamente llega, lo usual es señalar culpables

dentro del nosocomio, antes de asumir la responsabilidad del “conjunto hospitalario” que

propicia la situación.

Una actitud colectiva de sinceridad, autenticidad, transparencia y respeto a la vida como

objetivo primordial debe ser enseñada desde el interior del hospital, sin esperar que sea

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cada individuo el que decida qué es lo correcto o incorrecto a la hora de ejecutar el acto

médico.

La presente investigación no es más que la exposición de las experiencias en la

promoción, creación y funcionamiento de los CEA, en algunos países de Iberoamérica,

con el fin de extrapolar y aplicar el aprendizaje acumulado en los hospitales que los

poseen, a la realidad Guatemalteca que tiene sus propios retos y dificultades en la

atención de salud pública, y sobre todo, motivar su creación e implementación en todos

los centros hospitalarios del sector público.

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Resumen.

La existencia de los Comités de Ética Asistencial (CEA) obedece a un desarrollo

espontáneo luego de que la sociedad advierte la necesidad de abordar las implicaciones

bioéticas que se producen, ante el abrumador avance bio-tecnológico en el área de la

medicina. Desde su aparición, los CEA evolucionaron progresivamente en países

desarrollados, primero en Estados Unidos de Norteamérica (1960´s) y luego en Europa

(1970´s y 1980´s) hasta que se vieron surgir, mucho más tarde en Latinoamérica, en

donde las iniciativas no comenzaron sino hasta la década de 1990. Desde entonces, una

menor presencia de propuestas se ha visto, sobretodo, en Centroamérica donde los

esfuerzos en relación a su creación han sido mínimos y muy aislados.

Con este trabajo se pretende dibujar cuál es la realidad de los CEA en la región

hispanoamericana con el fin de argumentar cómo esta experiencia puede aplicarse

concretamente en Guatemala. Se discuten sus antecedentes históricos, los motivos para

su creación, sus estructuras y funciones, así como los retos existentes para la fundación

de los mismos y su relación con los sistemas jurídicos del país. Se pretende despertar en

el lector la inquietud para la promoción y creación de CEA en su localidad.

Palabras clave: comité de ética asistencial, ética médica, bioética, investigación clínica.

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I. Marco Conceptual.

1. Tema

Propuesta para la creación de Comités de Ética Asistencial en hospitales públicos de

Guatemala.

2. Planteamiento del Problema.

A lo largo del tiempo, la relación médico-paciente se ha deteriorado a extremos

insospechados, después del progresivo decaimiento de los valores en la sociedad1,2. La

asistencia sanitaria se ha alienado, en muchos casos, a conductas y modos de ejercicio

clínico que no van acordes con los verdaderos principios y valores del ser médico,

desvirtuando los objetivos de la medicina centrada en el paciente y comprometiendo la

calidad de los servicios asistenciales.

A ello se suma el vacío de diálogo que existe entre medicina y ley –si es que existe la ley-

en gran parte de la región latinoamericana3, sobretodo en Guatemala. Las mesas

interdisciplinarias de discusión para los temas de salud son casi inexistentes en los países

de la región y la sociedad civil debe enfrentarse a vacíos de ley, importantes para la

resolución de dilemas y problemas que surgen en el día a día del quehacer médico y que

comprenden específicamente la defensa de la vida y dignidad humanas.

Esta realidad, de aparente retraso en el desarrollo de nuestras sociedades, contrasta con

la sorprendente invasión de tendencias occidentales en la práctica médica. No es ajeno

para el médico contemporáneo el ejercicio de la medicina en un sistema dependiente de

grandes corporaciones como aseguradoras médicas, empresas hospitalarias, casas

farmacéuticas y cadenas de farmacias, entre otras, que afectan directa o indirectamente

la toma de decisiones en el ejercicio de la relación médico-paciente.

1 Abel, Francesc. Historia y Funciones de los Comités de Ética Asistencial. Labor Hospitalaria No. 244. Hospital Sant Joan de Déu. Barcelona. 2 Guía de Creación de Comités de Bioética, UNESCO 2005. SHS/BIO-2005/01. 3 Achío Tacsan, M. El desarrollo de los comités de ética de investigación en Costa Rica y su entorno nacional e internacional. Escuela de Sociología. Universidad de Costa Rica. Octubre 2007.

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Hoy, están a la orden del día las demandas médicas y el desprestigio de los profesionales

involucrados en salud, lo cual demuestra la tremenda vulnerabilidad de los actores del

sistema, ya sean de práctica privada o pública.

En la medicina institucionalizada, estos problemas crecen exponencialmente

comprometiendo la imagen y función de los hospitales, pero sobre todo atentando contra

la integridad de los pacientes, razón de ser de los mismos, así como de los médicos, sus

principales actores.

En este contexto, es claro el vacío legal de parte de los gobiernos y estados1,3, pero

también la falta de interés y trabajo por parte del médico, para crear estructuras que exijan

la presencia de un organismo que resuelva los mencionados dilemas, de manera integral,

dentro de las instituciones de salud (hospital, centro de investigación o gobierno central), y

que permita clarificar, integrar y resolver tanto aspectos científicos como de valores que

surgen a diario en la práctica de la medicina, lo cual protegería el ejercicio de la labor

médica, y sobre todo, elevaría a un nivel superior la calidad del servicio asistencial.

Los comités de ética asistencial (CEA) son órganos consultivos1 que han surgido y

evolucionado recientemente, dentro de la estructura sanitaria de algunas sociedades,

sobre todo entre las que pertenecen al llamado primer mundo. Están destinados a la

resolución de casos donde entran en conflicto valores vitales y valores espirituales. Dado

que tienen la función de normativizar conductas o pautas en casos en los que por su

frecuencia, conflictividad o gravedad es necesario disponer de un marco de referencia, se

han vuelto indispensables en el ejercicio actual de la medicina, tanto desde el punto de

vista clínico como investigativo.

Dentro de este contexto, es genuino aspirar a que los centros asistenciales de países con

grandes vulnerabilidades sociales contemplen a los CEA como pieza fundamental en el

buen funcionamiento de los mismos, y de esta manera, se maximicen los recursos para

ofrecer a los usuarios un servicio de calidad integral.

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3. Delimitación del Problema.

El problema se plantea estrictamente a nivel institucional público, es decir en el contexto

del sistema de salud al que puede acceder la mayor parte de la población.

No se pretende cuestionar la existencia actual de los CEA en las instituciones que ya los

poseen, sino aportar una “imagen” general de lo que ha ocurrido en otras latitudes, para

que los interesados en el tema tengan un recurso de revisión básica, a la hora de

fomentar la creación de estos comités en distintos hospitales. El solo hecho de que

existan CEA en algunos lugares ya es ganancia, si se sopesan previamente los fines y

directrices bajo los cuales se han instituido.

Es importante aclarar que no es objetivo de esta revisión recomendar un modelo de CEA

para que sea ejecutado en toda la red de hospitales públicos. Se busca describir lo que

está sucediendo actualmente en otros países con realidades similares, argumentar sobre

la aplicación de algunos aspectos y concluir generalidades sobre cómo adaptar estas

experiencias a la realidad local en la promoción, creación y buen funcionamiento de los

CEA en hospitales públicos de Guatemala y en el resto de la región centroamericana.

Estos hospitales, a pesar de pertenecer al mismo ente regulativo gubernamental, poseen

características especiales, que los hacen diferentes a los demás, puesto que no es lo

mismo el funcionamiento de un CEA en un hospital de segundo nivel, que en uno de

tercer nivel, cuyo alcance e influencia son mayores.

La idea primordial es promocionar el concepto de “necesidad” de estas estructuras como

complemento fundamental de la práctica clínica en la medicina moderna. Procurar vencer

ideas y prejuicios no fundamentados sobre lo que es bioética, ética médica, ley y moral,

entre otros conceptos, mal interpretados muchos de ellos, por los mismos profesionales

de la salud. Una de las mejores maneras de hacerlo es desde el interior de la estructura

donde se realiza el ejercicio médico, a pesar de que es ahí, en el mismo hospital, donde

se encuentran los más aferrados adversarios de los CEA, que no son más que los

médicos escépticos que no ven en ellos un recurso de apoyo sino una amenaza1,2,4,

4 Gramelspacher, Gregory P. Institutional Ethics Commitees and Case Consultation: Is there a role? Issues in Law and Medicine 1991; 7:73-91. http://findarticles.com/p/articles/mi_m6875/is_n1_7/ai_n25021106/?tag=content;col1

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amenaza ante la cual el médico tiene mucho que perder en cuanto a poder político y

económico, autonomía en la toma de decisiones y deterioro en su relación con los

pacientes4. Los escépticos también argumentan que las decisiones clínicas

trascendentales, cambiarán de “la cabecera del lecho del paciente a la sala de

conferencias”4. Estas críticas, nacidas de la ignorancia y el temor de las causas

fundamentales, unidas a las diferencias en la “jerarquización de valores”1 se convierten en

las principales barreras a vencer, para lograr la creación de estos comités.

El reto se encuentra dentro del mismo gremio médico. Los muros de ideas a vencer están

en el lugar de trabajo de los médicos, en el hospital. Conseguir la aceptación de la idea de

que los CEA deben instaurarse en todos los hospitales en beneficio de los profesionales

de la salud, es la tarea, y sólo podrá lograrse venciendo los obstáculos impuestos por los

mismos miembros del sector salud, ayudando a esclarecer la verdadera función y alcance

de los mismos.

4. Justificación.

La instauración de los CEA cuenta con la resistencia e incluso oposición de médicos por

considerarlos inútiles o por el temor a que se conviertan en meros instrumentos de control

al servicio de la administración del hospital1. Muchos profesionales creen que los comités

de ética han llegado a sus lugares de trabajo para disminuir el poder e influencia política y

económica del médico, así como para atentar contra su autonomía en la toma de

decisiones1. Esto desvela lo difícil que puede ser promover y crear los CEA dentro de la

estructura hospitalaria funcional, y una vez instituidos, proclamar y exigir independencia

tanto para sus integrantes como para las decisiones que tomen, punto central para un

accionar exitoso.

La ausencia de normativas gubernamentales1,3 pero también colegiales (gremio médico

por ejemplo) que incluyan la instauración de un CEA en la estructura de los hospitales

públicos lleva a la concepción de ideas erróneas sobre cuál es la mejor manera de

solventar problemas y dilemas de carácter ético, moral y/o religioso. No existe una ley

clara que incluya a los CEA como elemento mínimo necesario para el funcionamiento

integral de un hospital.

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Algunos consideran que más que un CEA, es mejor buscar una “buena asesoría jurídica”1

especializada en temas médico-legales para que cuando se presenten casos delicados

pueda abogarse una defensa legítima.

Sin embargo, los CEA representan algo más profundo que una mera defensa contra mala

praxis o demandas injustificadas de pacientes. Los CEA han surgido según la evolución

de la práctica médica con el pasar de los años. Puede decirse que son algo tan antiguo

como la consulta médica colegiada, pero también tan recientes como el ejercicio de la

medicina en un ambiente multidisciplinario orientado al paciente como protagonista, quien

es considerado cada vez más como un actor pleno de autonomía.

Ante los argumentos que se presentan a favor o en contra de los CEA, y con el

convencimiento de que ellos constituyen organismos necesarios para el ejercicio actual de

la medicina institucionalizada, se justifica revisar la situación actual de los CEA en los

sistemas de salud de países más organizados con estructuras definidas de acción, para

encontrar aplicaciones adaptadas a la realidad local.

5. Objetivos

5.1. Objetivo General.

Narrar la experiencia de los CEA en países hispanoamericanos para motivar su creación y

mostrar su aplicabilidad en las instituciones hospitalarias de Guatemala.

5.2. Objetivos Específicos.

Dado que el estudio se dirige a los hospitales públicos de Guatemala, se persigue:

1) Determinar puntos de referencia para la formación de sus propios Comités de

Ética Asistencial (CEA).

2) Señalar su importancia.

3) Describir las distintas funciones que pueden desempeñar.

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4) Exponer los retos potenciales para su creación y funcionamiento, en base a las

experiencias de otros países.

5) Proponer una posible estructura de CEA para ser implementada, conforme a la

realidad guatemalteca.

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II. Marco Teórico.

Generalidades y Contexto Histórico.

La necesidad real de plantearse la dimensión moral de los avances científicos y

tecnológicos en beneficio de la salud pública ha sido motivo en muchas partes del mundo

para la creación de distintos tipos de comité de bioética2.

En el último medio siglo, el crecimiento científico-tecnológico, así como los conocimientos

adquiridos en el campo de la Biología, Medicina y Biotecnología ha sido tan impresionante

que la mayoría de países desarrollados han visto la necesidad de establecer un punto de

referencia crítico y un sistema de valores que les permitan juzgar cada descubrimiento

biológico, molecular, genético o biotecnológico conforme se van desarrollando y se

insertan en los impresionantes dominios de las ciencias de la vida y las ciencias de la

salud1,2.

Este cambio en la perspectiva del desarrollo tecnológico y su aplicación para beneficio de

la humanidad, cobró auge tras la Segunda Guerra Mundial en el marco de la creación y

divulgación del Código de Nuremberg (1947)2, el cual fue reforzado con la Declaración

Universal de Derechos Humanos, aprobada por la Asamblea General de las Naciones

Unidas en 1948. Fue entonces, cuando se dio un gran impulso para reconocer el

consentimiento informado, como herramienta fundamental en el manejo de pacientes y/o

sujetos de investigación. Se buscaba imprimir en papel los derechos de las personas en

su calidad de pacientes, frente a los servicios de salud y/o investigaciones biomédicas,

luego de las atrocidades reveladas al final de la Segunda Guerra Mundial.

Así mismo, se iniciaron las convenciones mundiales y se empezaron a formular

declaraciones de carácter internacional, con el fin de proteger a la humanidad y garantizar

que la cosecha de beneficios, fruto de los avances biotecnológicos, se aplicara en los

pacientes, respetando sus derechos.

Recientemente, la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos

Humanos (1997) y la Declaración Internacional sobre los Datos Genéticos Humanos

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(2003)2, han fortalecido la visión crítica que se debe tener acerca del avance abrupto de

las tecnologías.

En los últimos cuarenta años, varios Estados han sido testigos de una modificación radical

en las actitudes y comportamientos de su población, incluyendo a pacientes y sujetos

voluntarios de investigación. Hoy se observa una actitud activa de los pacientes y los

participantes en investigaciones, en contraste con la actitud pasiva que había sido el

estándar entre generaciones previas2.

Esta constante reflexión sobre cuestiones bioéticas planteadas por los avances surgidos

en el vasto espectro de las ciencias biológicas y las distintas biotecnologías estimuló

progresivamente la implementación de mecanismos formales para resolver problemas

éticamente complejos o de gran carga moral, surgidos de la acelerada y cambiante

dinámica biotecnológica. En cuestión de una o dos décadas, los gobiernos y entes

reguladores se dieron cuenta de que los códigos y las declaraciones por sí mismos eran

letra muerta y que se necesitaba de alguna institución local o regional que asumiera la

defensa de la persona humana en el contexto del avance científico-tecnológico y sobre

todo, a la hora de aplicar estos conocimientos en la formulación, aplicación y supervisión

de políticas públicas y locales. Se pretendía con ello mejorar los beneficios de la ciencia y

la tecnología en la sociedad y finalmente mejorar la atención dispensada al paciente.

En conclusión se puede decir que la Bioética se originó a mediados del siglo XX en los

países industrializados2, buscando complementar la ética profesional de los médicos y el

resto de profesionales de la salud aportando una ética clínica o una ética aplicada2 que

abordara los aspectos prácticos de las profesiones en el sector salud.

Surgimiento de los Comités de Ética.

La necesidad de regular y proteger al ser humano del avance biotecnológico, estimuló la

participación y cooperación de distintos personajes influyentes que suscitaron la discusión

respecto a temas relacionados con la Bioética.

La Declaración Universal de Derechos Humanos, había afirmado que era necesario

proteger “la dignidad y el valor de la persona humana… para todos los pueblos y

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naciones”, poniendo de relieve la responsabilidad ética de los científicos, los médicos y el

resto de los profesionales de la salud.

A nivel mundial empezaron a surgir acontecimientos que intensificaron la necesidad de

buscar mecanismos que orientaran el buen proceder de estos profesionales. Alrededor de

la década de 1960 se constituyó en Seattle el primer comité de ética que fue conocido

como “Comité de la Vida y de la Muerte” cuya finalidad era seleccionar a los pacientes

que podrían tener acceso a terapia de hemodiálisis5.

Después de la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos ocurrieron sucesos que

ponían en entredicho la ética profesional de los médicos. El Congreso Norteamericano

ordenó que se reuniera un comité de expertos en ética para estudiar estas cuestiones,

originando el denominado “Informe Belmont”1,6, en el que se determinaron las exigencias

irrenunciables con las que debe cumplir toda investigación que se lleve a cabo en seres

humanos. Para asegurar su cumplimiento, se sugirió la creación de los comités de ética

de investigación clínica. Fue a causa de ello que en Estados Unidos precisamente, surgió

la primera legislación formal para la creación de comités de ética asistencial (mediados de

la década de 1970´s7).

La progresiva tecnificación de la medicina originó situaciones de conflicto que fueron

llevadas ante los tribunales de justicia norteamericanos, revelando actuaciones médicas

con diversidad de intereses entre pacientes, profesionales e instituciones. En alguno de

estos casos se aconsejó organizar comités de ética en cada institución sanitaria, para que

fueran resueltos los conflictos que se presentaban y no se llegara a tribunales. El

resultado inmediato fue la proliferación de los comités de ética asistencial (CEA)6.

Rápidamente en la década de 1970, estos llegaron a Europa, primeramente a Barcelona

(Hospital Sant Joan de Deu), desde donde se incentivó en 1993 la primera legislación

reguladora para la creación de los CEA en toda España7.

5 Rodríguez Quereilha, Arie. Bioética médica: de las declaraciones y los proyectos a un estatuto académico y una realidad clínica. Rev Med Uruguay 2006; 22: 3-5 Vol. 22 Nº 1 Marzo 2006. 6 Vidal-Bota J, Sarrias X, Ros S F. ¿Están siendo útiles los Comités de Ética Asistencial? Associació Catalana d’Estudis Bioètics (ACEB). Cuad. Bioét. XVII, 2006/3ª 7 Urbiola Marcilla, E. El Comité de Ética Asistencial del Hospital Virgen del Camino. Nuestra Experiencia (1997-2000). Cuad. Bioét. XVI, 2005/2ª

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De manera casi espontánea, los interesados en estos temas fueron creando agrupaciones

que con el tiempo tomaron la forma de un verdadero “Comité”, integrado por un

presidente y varios colaboradores que perseguían un mismo fin.

El término “comité de ética” denotó desde el principio un grupo de individuos que se

reunieran para abordar cuestiones no sólo factuales, sino también de carácter

profundamente normativo2.

Así pues los comités de ética nacieron con el fin de canalizar los conocimientos nuevos

para que redundaran en beneficio no sólo de las personas (pacientes y sujetos sanos que

acceden a participar en investigación con humanos), sino también de las sociedades en

su conjunto2,7.

A medida que han surgido distintas instituciones involucradas con el sector salud, los

Comités de Ética han ido recibiendo distintos nombres, sin embargo, independientemente

del sector al que van dirigidos, los Comités de Ética (Bioética) se encargan de abordar

sistemáticamente la dimensión ética de las ciencias de la salud, las ciencias biológicas y

las políticas públicas de salud, que surgen en atención a las innovaciones tecnológicas.

En esta línea, se ha descrito claramente que la disciplina de la Bioética, surgida en la

década de 1970 ha reducido su espacio e influencia a lo que en realidad era solamente

una parte de ella: la bioética clínica8.

Tradicionalmente se ha estimulado la participación espontánea de personas interesadas

en estos temas, de tal manera que los comités fueron conformados por representantes de

distintos sectores de la sociedad, profesionales en distintas ramas y en general por

diversos expertos, lo que les ha brindado carácter multidisciplinario a la hora de adoptar

resoluciones y conclusiones.

Los comités nacidos espontáneamente, se han convertido hoy en verdaderas plataformas

en las que se establece un equilibrio entre el bien de la ciencia, los derechos humanos y

el interés del público.

8 Simón, Pablo. Ética de las organizaciones sanitarias. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.

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Funcionalidad y Justificación de los Comités de Ética.

Las alternativas poco agradables de los dilemas éticos, que exigen emitir una conclusión,

obligan a los comités a estar en permanente reflexión, debate y acción.

En décadas recientes, la reflexión filosófica se ha ocupado con frecuencia de las prácticas

cotidianas, sobre todo en el ámbito de la atención médica y los centros que la dispensan,

de tal modo que la propia Bioética cotidiana, práctica o aplicada, se ha convertido en sí

misma en sujeto de estudio por parte de los filósofos2.

Los filósofos o especialistas en Bioética, suelen hacer constar que parten de intereses

comunes y comparten un mismo discurso. A pesar de las distintas doctrinas que cada uno

pudo haber recibido, el fin común los coloca en una labor compartida donde lo que ha

imperado generalmente es la dignidad y autonomía del ser humano.

Los comités de Bioética analizan estos problemas éticos con una sutileza que dota a su

labor de mucha mayor utilidad. Su procedimiento de trabajo es el diálogo

interdisciplinar1,9. Ellos han demostrado que cuando se trabaja en equipo, pueden

superarse las limitaciones que se encontrarían al trabajar individualmente y desde una

perspectiva personal (como puros filósofos por ejemplo).

Además de su carácter colectivo y multidisciplinario, muestran otra cualidad que les brinda

mayor funcionalidad, y ello se fundamenta en el hecho que las personas suelen confiar

más en la experiencia de los expertos en algún tema dentro de un entorno y cultura

propios.

Los expertos en Bioética no pretenden dar una respuesta única y correcta a cualquier

enigma moral que se les presente, simplemente tratan de resolverlos y desde una óptica

normativa examinan no sólo la propia conducta (la de sus integrantes), sino también la de

los demás. Sus tomas de decisión son por consenso ético y no simplemente estratégico, a

fin de que posean solidez moral9.

9 David Gidi, R. Importancia de los Comités de ética en las Instituciones Hospitalarias. Bioetimed. Boletín de bioética y deontología médica. Guatemala.

Page 23: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

19

En los hospitales donde no existen Comités de Ética, el equipo de médicos y enfermeras

pueden encontrarse solos a la hora de tomar decisiones difíciles y siempre bajo la

amenaza de denuncias y demandas judiciales7, lo que favorece el hecho, no beneficioso,

de llevar los casos a instancias legales superiores: el recurso legal es frecuentemente

insatisfactorio porque los tribunales tienen “escasa experiencia médica, pueden imponer

sus propios valores o adoptar decisiones inadecuadas, conllevan demasiado tiempo,

tienen elevados costes y quebrantan necesariamente la confidencialidad”7. Por ello,

algunos han llegado a afirmar que “cuanto menos se legisle el acto médico es mejor”1 y

que los comités de ética “pueden contribuir a clarificar para los médicos y para los jueces

a lex artis de cada especialidad”1.

Se especifican además, como justificaciones para la creación de los Comités de Ética

que, dada la complejidad de los problemas bioéticos que tratan (son difíciles de entender

y abordar), las agrupaciones están obligadas a ofrecer perspectivas y opciones múltiples

(no recomendaciones individuales), favoreciendo la protección y buena imagen de las

instituciones que los establecen (hospitales, centros de investigación, etc.). Además, su

carácter multidisciplinario incrementa las oportunidades de que su orientación sea

acertada, permiten una creciente autonomía del paciente y grandes debates con

opiniones individuales encontradas. En el mismo sentido, los retos de carácter económico

y los dilemas religiosos que se ponen en juego, sin las discusión profesional y respetuosa

dentro de los comités, serían causa de graves conflictos.

Se puede decir en conclusión y con propiedad, que los Comités de Ética son el patrón en

el cual gozan de una asiduidad coherente la Bioética clínica, la discusión bioética y la

moralidad de las decisiones9.

Críticas a la existencia de los Comités de Ética.

- Los valores que imperan en los países desarrollados suelen contrastar en forma aguda,

con los que imperan en los países en desarrollo, por ello se ha advertido respecto de los

peligros de la expansión transcultural de la Bioética, que pueden generar una nueva

modalidad de imperialismo intelectual2 alentado por los conocimientos especializados y

los recursos más abundantes de los países desarrollados.

Page 24: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

20

Es importante subrayar que la globalización no ha pasado por alto la salud y que la

atención en salud se ha convertido en una labor de proporciones mundiales, lo cual la ha

vuelto aún más compleja.

- Es fácil que los investigadores y los profesionales de la salud malinterpreten los

objetivos y las funciones de los Comités de Bioética, y que les parezcan una especie de

ente controlador sobre su práctica profesional (“la policía ética”10). Muchos investigadores

y profesionales de la salud se ponen escépticos y ponen resistencia a las

recomendaciones de los comités de ética2.

Sin embargo, aunque es posible que se considere como amenaza un comité que adopta

dogmáticamente decisiones y las impone a los pacientes o profesionales, un comité

plural, que surge de la amplia discusión de ideas, no puede ser catalogado como de

carácter dogmático o irracional, puesto que puede ser que en él se manifieste un carácter

de consenso y armonía en relación a los distintos puntos de vista.

- Además, los críticos adversos a los Comités de Ética, han dejado de apreciar el hecho

que los Comités de Bioética son mucho más efectivos que los tribunales y otras instancias

de carácter jurídico, cuya intervención puede traer consecuencias graves para aquellos

profesionales que cometieran algún error, y que los reglamentos y normas recomendados

por los Comités de Ética son de fácil cumplimiento, sin implicar en ningún momento

“juicios sobre ética profesional o sobre conducta de pacientes o usuarios”7, ya que no

tiene capacidad de “imponer sanciones”7, y además éste no es su fin.

Algunos oponentes a los Comités de Ética objetan que dentro de ellos, se diluye la

responsabilidad de las decisiones hasta el punto de que los miembros no se sienten

responsables a título personal de las resoluciones a que se llegue. Con este argumento,

se contradice el carácter plural y consensuado ya mencionado, el cual persigue todo

comité de ética.

10 De Santiago, G. Los comités de ética asistencial infrautilizados. Diario Médico, 24 de enero 2008.

Page 25: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

21

Pueden sobrar las ocasiones en que los comités han cometido errores o insensateces en

el “traicionero” terreno10 de la atención médica, pero dado que no existen alternativas

perfectas, las ventajas de los comités como agrupaciones de expertos son evidentes2.

Comités de Ética Asistencial (CEA).

La actividad profesional del médico se dirige al ser humano enfermo, por ello debe

mostrar en todo momento un alto comportamiento moral. La responsabilidad de sanar a

otro le exige una conducta excelente e integral. Sin embargo dado que en ocasiones los

problemas que se plantea son muy complejos, el médico de hoy necesita conocer de la

Ética tanto a nivel general como específico. Ésta es la única forma de encontrar solución a

los dilemas de sus pacientes y conducirse con profesionalidad en el ejercicio de sus

labores.

Como ya se mencionó, para facilitar la resolución de la infinidad de dilemas bioéticos, a

mediados del siglo XX surgen los primeros Comités de Ética que ayudaron en cada caso

a tomar la decisión más adecuada y evitaron conflictos entre las distintas instancias

involucradas. Los CEA surgieron para liderar la política hospitalaria de respeto de los

derechos humanos11.

Específicamente en el área hospitalaria-asistencial, así como en otros grandes rubros, los

comités de ética fueron recibiendo distintos nombres: Comités de Ética Médica, Comités

de Ética Hospitalaria, Comités de Ética Asistencial, entre otros.

De forma general se pueden describir dos grandes tipos de Comités de Ética: los de

investigación clínica (CEIC) y los de ética asistencial (CEA). Los primeros pretenden

asegurar el nivel científico y ético de los ensayos clínicos, importancia y utilidad que

parece estar suficientemente demostrada, pero en el caso de los CEA, aún existen dudas

en cuanto a su utilidad e importancia, pues aunque fueron acogidos con euforia,

actualmente se encuentran lejos de satisfacer las necesidades para los que fueron

creados6.

11 Méndez Sardina, G. La dimensión deontológica de la relación médico –paciente y los comités de ética asistencial. http://www.monografías.com. Septiembre 2008.

Page 26: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

22

Como se describió anteriormente, Estados Unidos fue el primer país en declarar la

necesidad formal de los CEA en las instituciones hospitalarias, con el fin de evitar que

situaciones engorrosas y solventables profesionalmente (vía extrajudicial) fueran llevadas

a los tribunales. El avance de la tecnología había modificado progresiva y sustancialmente

la tradicional forma de entender la profesión médica y había ido deteriorando la relación

médico paciente11. Debido a ello, para el año 2000 ya el 95 por ciento de los hospitales

del país norteamericano ofrecían asesoría ética o se encontraban en vías de crearla10.

En Europa los comités surgieron mucho más tarde que en Estados Unidos, y España fue

uno de los primeros países europeos que los albergaron, aunque en su inicio no fueron

más que iniciativas esporádicas surgidas por algún profesional que había vivido la

experiencia americana y que al regresar a España, intentaba trasladarlo6,7.

No fue sino hasta los años noventa cuando los CEA se consolidaron y multiplicaron

provocando que algunos hospitales empezaran a agruparse para disponer inicialmente de

un único Comité de Ética que se ocupara de vigilar el correcto desarrollo de ensayos

clínicos y de mejorar la asistencia del centro asistencial desde el punto de vista ético.

Más tarde, a medida que la investigación clínica se volvió más sofisticada, surgieron

comités diferentes para cada una de las funciones (CEIC y CEA).

Actualmente los motivos que impulsan la creación de estos comités de ética no son tan

espontáneos y nobles como lo fueron originalmente. Muchos hospitales han constituido su

Comité Ético Asistencial con el fin único de cumplir con la exigencias de instituciones

como la Joint Commission on Accreditation of Healthcare Organizations, que determinan y

certifican la calidad de las instituciones sanitarias, si se cumple con el requisito,

motivación muy diferente a aquella que favoreciera el nacimiento de los CEA en

Norteamérica.

Tan cruda es esta realidad que recientemente, un estudio de The American Journal of

Bioethics, reveló que, en general, estos hospitales se ocupan sólo en promedio de tres

casos cada año. Además, concluyó que menos de la mitad de los asesores cuentan con

formación bioética y sólo uno de cada 20 dispone de una certificación o una diplomatura o

licenciatura10.

Page 27: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

23

Estructura y funciones de los CEA.

En la actualidad no existe un prototipo único de conformación de los Comités de Ética

Asistencial (CEA)9. El equipo debe tener siempre un carácter multidisciplinar, con

miembros que posean distintas aptitudes pero objetivos comunes, de tal manera que es

preciso determinar sobre todo las funciones asignadas al CEA9.

En términos generales, a los CEA se le designan 3 funciones principales1,2,7:

a) La elaboración de procedimientos y guías institucionales.

b) El asesoramiento en las decisiones médico-hospitalarias.

c) La educación continua en relación a temas de ética.

Algunos autores señalan que el beneficio funcional que en la actualidad están reportando

los CEA a los pacientes, a los profesionales o a la propia institución es difícil de

determinar6, siendo únicamente anecdóticos los reportes de sus beneficios4. Sin embargo,

es indudable lo constructivo que resulta para los propios miembros del comité en términos

de educación bioética.

El análisis de la diversidad existente en la estructura de los CEA permite distinguir en su

raíz dos concepciones diversas respecto de lo que deberían ser los comités6.

1) Comités formados por personas con especial competencia ética médica, con

miembros mayoritariamente médicos, enfermeras y personal paramédico, junto a

un especialista en ética y la colaboración de un experto legal, no obligatorio.

2) Comités formados por un grupo de personas no especializadas en medicina,

quienes puedan cuestionar desde fuera temas médicos conflictivos (filósofos,

sociólogos, expertos legales, psicoanalistas, etc.), los cuales actuarían como

representantes públicos (civiles).

La prioridad absoluta del CEA es la asistencia óptima de los pacientes, intentando mejorar

sus cuidados y procurando la consecución de los mejores resultados respecto al cuidado

de la salud. Para ello es preciso que los miembros del CEA reflejen en su conducta

personal y profesional una excelencia ética propia de los CEA.

Page 28: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

24

No se puede pasar por alto la labor de órgano consultor de los CEA, para lo cual las

recomendaciones del comité son únicamente sugerencias cualificadas, ya que el

consultante será quien deba tomar la decisión final.

Corresponde al CEA vigilar que en la institución se cumpla el código ético elaborado por

el mismo comité y se respeten en ella los derechos fundamentales de pacientes,

empleados y profesionales. Desde esta perspectiva, el comité realiza una función de

conciencia moral del centro asistencial2.

Algunos expertos señalan que el Comité Ético Asistencial se propone como instancia de

vigilancia y garantía del respeto a los derechos de los pacientes por parte de las

autoridades, sin embargo, esta posibilidad parece lejana puesto que los CEA no poseen

autoridad definitiva6 sino que, actúan más bien como instancias consultoras y no como

centros de decisión. En esta línea, Méndez Sardina expone que los CEA “no han llegado

para prohibir, poner reglas, normas o límites, ni para reglamentar o legalizar, sino más

bien para respetar la pluralidad”7,11, propia de la sociedad actual.

Función importante de los CEA también, que cabe dentro del ya mencionado

asesoramiento en la toma de decisiones médico-hospitalarias, es la de procurar una

distribución equitativa de los recursos de atención médica2 que son casi siempre escasos,

en sintonía con los factores sociales, culturales y religiosos locales.

La función educativa, tal vez es la más importante y la más compleja de sus tareas. Se

debe desarrollar en el seno del hospital, mediante la introducción de valores al proceso de

toma de decisión como algo natural, la toma de conciencia sobre los derechos humanos

del paciente y del médico, y la modificación de actitudes en la práctica, las cuales no

constituyen tareas fáciles. Por lo tanto no puede lograrse sólo a través de acciones

educativas11, sino a través de la puesta en práctica de estas acciones en forma progresiva

y protocolaria, asi como también mediante la ejecución de “investigación sobre Bioética en

el seno del centro”2, previo reconocimiento de que investigar, es otra forma de promover

la educación.

Hay literatura que recomienda la conformación del CEA por 10 o 20 miembros

procedentes de diferentes colectivos profesionales, en su mayoría médicos y

Page 29: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

25

enfermeras6,7, otros sugieren no más de cinco7. Distintos autores reportan que el

promedio en cuanto al número integrantes va desde los 5 hasta los 25 miembros1,2

conforme lo requiera la complejidad de la institución hospitalaria a la que pertenecen. Se

opina también que entre menos miembros, se corre el riesgo de no representar

debidamente a todas las partes interesadas2 y que el buen funcionamiento del CEA

depende en gran medida del Presidente que lo dirija, por lo que este puesto debe

corresponder a una persona con habilidad para facilitar la conversación y el diálogo entre

el resto de miembros procurando una deliberación cordial, mas nunca debe forzar los

consensos2, so pena de crear descontento en el grupo.

Los médicos deben ser siempre los protagonistas de una decisión en el contexto clínico,

puesto que tienen relación directa con la praxis clínica, pero también la participación de

las enfermeras es crucial, puesto que son las que comparten más tiempo con el paciente.

En cuanto a la inclusión de personas que no tienen relación con la práctica clínica, puede

ser importante ya que ellos podrán aportar una visión más holística e integral para tomar

decisiones en las distintas situaciones planteadas9.

Se señala que una proporción equitativa de integrantes puede ser “un tercio de médicos,

un tercio de enfermeras y un tercio de otras personas, entre los que puede haber un

especialista de Ética, un capellán (miembro del clero), un asistente social, un abogado, un

representante de la comunidad y un psicólogo”1,2.

En este sentido, algunos autores han planteado que hay decisiones que ya no son

competencia del médico solamente, sino también del paciente, de su familia, de la

institución y de la sociedad en su conjunto11.

En cuanto a la admisión como miembro de un CEA, éste debe solicitarse a las

autoridades de la institución o del mismo CEA, las cuales procederían a verificar su

acreditación, interés y competencia por medio del currículum profesional y las entrevistas

pertinentes. También podrán incorporarse nuevos miembros mediante la invitación

expresa del presidente, quien debe considerar la competencia, perfil e interés en Bioética

del postulante propuesto2.

Page 30: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

26

Las sesiones del comité quedan a libre elección de los miembros del mismo. Cuando son

muchos los integrantes, en algunos casos se ha recurrido a la creación de subcomités,

que según sus funciones se reúnen más frecuentemente, para luego realizar sesiones

generales donde se expondrán las actividades desarrolladas2.

Esta flexibilidad en el funcionamiento de los CEA se refiere a que cada comité se adapta a

la realidad local, pero, una vez integrado el CEA, los miembros no podrán actuar a libre

criterio. El CEA idealmente, debe desarrollar un reglamento interno en el que se

contemplen todos estos detalles de su labor como comité1,2. A pesar de que sus

miembros son voluntarios2, cada uno de ellos deberá actuar con responsabilidad en favor

de los objetivos para los que se creó el CEA.

En cuanto al financiamiento del comité, es frecuente que los gastos en los que se incurra

sean mínimos2. Sin embargo, pueden surgir actividades concretas (como la capacitación

de empleados del hospital) en las que se deban realizar gastos. Cuando esto suceda,

debe buscarse el apoyo de la administración hospitalaria y corresponderá al presidente

del comité intervenir en este tipo de iniciativas y otras de índole económico, que a la larga

serán beneficiosas para el hospital como institución2.

Dificultades y peligros de los CEA

Sucede que cuando se solicita a profesionales de la salud experimentados para que

hagan una valoración sobre la función y la utilidad de los CEA, suele percibirse, por parte

de ellos, una sensación de vaguedad e indeterminación o quizás algún grado de

escepticismo hacia los mismos11.

Entre los factores que podrían influyen para que se manifieste esta visión negativa,

habría que considerar6:

- Imprecisión respecto al modelo y los objetivos específicos del comité, los cuales son

fundamentales para el adecuado funcionamiento7.

- Ausencia de procedimientos determinados de trabajo que lo conviertan en un organismo

operativo.

Page 31: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

27

- Debilidad del orquestador del CEA (presidente) y ausencia de liderazgo.

- Excesiva obsesión por conseguir unanimidad y consenso en las resoluciones, muchas

veces en casos que son imposibles, lo cual le resta agilidad al CEA.

- Existencia de autoritarismo por parte del presidente o de algún miembro influyente del

CEA.

- Insuficiente autocontrol por parte de los miembros, incapaces de evitar caer en

discusiones circulares, argumentaciones recurrentes o desviaciones temáticas que se

alejen de la agenda.

- Escasez de incentivos y recursos10 lo cual contrasta con las considerables exigencias de

tiempo y dedicación que la buena marcha del comité precisa.

- Escaso nivel de conocimientos éticos o de Bioética pues si no se tienen, resulta muy

difícil que se pueda ayudar a resolver correctamente los dilemas éticos de otras personas.

- Perspectiva errada que se aparta del hecho de que la principal función del comité radica

en ayudar a los pacientes.

- Pérdida de la independencia propia del comité, que le convierte en un instrumento con

el que instancias superiores buscan justificar sus propios intereses1.

- Usurpación, por el CEA, de la responsabilidad de la decisión última, o por el

contrario asignación de la responsabilidad de toma de decisión10.

- Olvido o desconocimiento por parte del comité de sus propios límites de actuación.

- Lentitud en los procesos de análisis y en la formulación de recomendaciones10.

- Orgullo del médico a la hora de tener que recurrir a consultar al CEA de su hospital10.

Factor que debería ser totalmente contrario, ya que la brusca ruptura de la autoridad

Page 32: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

28

moral del médico sobre el paciente, no sólo obligada por la igualdad jurídicamente

impuesta, sino también por la abdicación de la clase médica en el siglo pasado, convierte

a los CEA en herramienta necesaria para asumir la nueva cultura en la relación médico-

paciente que se deviene11.

- La coacción política e ideológica de los CEA, es también una realidad innegable que

debe ser tomada en cuenta, y que específicamente se encuentra ejemplificada en los

temas y casos de eugenesia social o de eutanasia activa9.

Creación y función de los CEA

Es esencial apoyar la libertad de los ciudadanos, incluyendo la de los mismos miembros

del comité, para asistir hacia la defensa de la integridad y dignidad de la persona9.

Ante la posibilidad de que ocurran hechos que lesionan la dignidad de los pacientes y su

integridad, se han sugerido criterios abiertos para la creación de los CEA. Entre ellos

destaca, inclusive, que se requiera de un número mínimo de camas dentro del hospital

(200 camas o más1), así como que se analice el tipo de pacientes al que se dedica el

hospital (es mejor el funcionamiento y desarrollo en centros materno-infantiles u

oncológicos1).

Para posibilitar su creación, es imprescindible, pero muchas veces se pasa por alto, que

dentro del hospital exista un grupo de médicos y enfermeras motivados para dar empuje a

una iniciativa tan retadora como esta, la cual supone que luego de conseguir la

aprobación de la máxima autoridad médica (o gubernamental respectiva) se pueda crear

una “comisión gestora”1 para identificar los problemas que justifiquen la creación del CEA,

redactar un reglamento, establecer los documentos de referencia y determinar las

características locales con las que debe contar el comité1.

Luego de haber concluido con las tareas señaladas anteriormente, será necesario

comunicar a todo el personal del hospital sobre la creación del Comité de Ética

Asistencial, e invitar a más personas para que actúen como colaboradores, haciéndose

ver que el trabajo dentro del comité será exclusivamente no remunerado1. El nuevo comité

se puede apoyar en alguna persona que haya formado parte de algún CEA y además

Page 33: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

29

deberá promover la formación en Bioética, a prontitud, de sus integrantes1. De tal manera

que se logre la “implicación personal”12 de todos los participantes.

Los miembros del comité deben velar por su propia independencia1 y a pesar de las

presiones: sus referentes deben seguir siendo exclusivamente éticos. El comité no puede

atribuirse autoridad para decidir sobre la vida o la muerte del paciente1.

La primera preocupación del CEA debería ser en primer lugar, construirse a sí mismo

definiendo claramente su naturaleza, sus objetivos y sus métodos, pero también

buscando la acreditación de la autoridad competente y realizando autoevaluaciones

periódicas1.

Para merecer la confianza de las personas que forman parte de la institución y de los

propios pacientes, el CEA debe presentarse como un grupo de servicio que está

constituido por profesionales convencidos de la importancia decisiva de mantener una

relación de ayuda continuada y abierta a toda la institución6. Debe ser, sobretodo, muy

cuidadoso de abordar con prudencia cada caso que se le plantea, asegurándose que es

verdadera competencia del organismo resolver algún dilema surgido dentro de las labores

del hospital, mediante las cuatro preguntas básicas descritas por algunos autores: ¿qué

preguntan?, ¿por qué lo preguntan?, ¿para qué lo preguntan’ y ¿es competencia del

comité?12.

La realidad regional de los CEA.

Existen pocas referencias bibliográficas sobre la conformación de los CEA en la región

centroamericana. Los pocos esfuerzos realizados en la investigación del tema de comités

de ética se orientan, sobretodo, a los destinados a la investigación científica3. Y concluyen

mayoritariamente que se debe “promover la formación y capacitación en el campo de la

Bioética para responder con sentido crítico al proceso”3 de educación y formación en

Bioética de la sociedad.

12 Álvarez, Juan C. Comités de ética Asistencial: Problemas Prácticos. Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña, número 1835. Diciembre 1993.

Page 34: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

30

De forma aislada se han publicado datos de países del resto de Hispanoamérica. Tan

crítica es la realidad latinoamericana que hasta 2003 oficialmente no existía ningún

“Comité o Instancia Nacional de Ética” en América del Sur13 (región tradicionalmente más

desarrollada en estos temas).

Esto no quiere decir que la actividad en bioética no se considere importante, ya que en el

Programa Regional de Bioética con sede en Chile se ha impartido desde hace 15 años un

“Master en Bioética” con la colaboración de la Universidad Complutense de Madrid13.

Además se ofrece también capacitación a través del Programa de Educación Permanente

en Bioética de la UNESCO desde 2005, el cual tiene notable influencia en toda la región

latinoamericana a través de actividades educativas “on line”14. Desde 2005, existen

programas formales de formación en Bioética a nivel de maestría en Colombia15,

destacando sobretodo la Especialización en Bioética impartida por la Universidad de la

Sabana16. Esfuerzos similares se han realizado desde 2007 en Cuba17, y desde abril de

2007 se ha dado inicio a la Maestría Internacional en Bioética de la Universidad del Istmo

de Guatemala, con el apoyo de la Universidad de Navarra, España18, con lo que se marcó

un nuevo impulso para la región centroamericana en los temas de Bioética. Valen estos

ejemplos e iniciativas para mencionar que sí se han realizado esfuerzos importantes en la

última década, por parte de instituciones educativas para la sensibilización en cuanto a los

temas urgentes que competen a esta ciencia.

Los esfuerzos en Latinoamérica contrastan con el poco apoyo e incentivo a nivel

gubernamental y sobretodo jurídico para regular la tecnología y medicina en

Centroamérica, especialmente, en cuanto a la libre aplicación de conocimientos en los

pacientes. La región centroamericana está acostumbrada a servir como “conejillos de

13 Nuñez, Pilar. Comités Nacionales y Supranacionales de Bioética. Hospital Espíritu Santo de Barcelona, España. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003. 14 Programa de Educación Permanente en Bioética. UNESCO. http://www.redbioetica-edu.com.ar/ 15 Universidad de El Bosque, Colombia. http://www.bioeticaunbosque.edu.co/ 16 Universidad de La Sabana, Colombia. http://www.unisabana.edu.co/boletines-electronicos/esp-bioetica/index.htm 17 Universidad de La Habana, Cuba. Universidad Virtual de Salud. http://www.uvs.sld.cu 18 Lara Roche, Carlos. Maestría en Bioética. Blog sobre Bioética y Defensa de la Vida. Agosto 2007. http://carloslararoche.com/blog/2007/08/26/maestria-en-bioetica

Page 35: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

31

indias” para la investigación de cualquier avance tecnológico en humanos, sin reparar

mucho en las implicaciones globales de esto3,19.

A pesar de ello, en el tema de investigación clínica se han logrado avances importantes

en países de la región, con realidades prácticamente iguales20. Cabe destacar que

recientemente Costa Rica suspendió totalmente la investigación clínica en humanos hasta

que no se apruebe una ley de investigación clínica a la altura de los países del primer

mundo21. Hay un creciente ánimo para conformar comisiones nacionales de ética en la

región22,23, pero el esfuerzo seguirá siendo aislado si no va acompañado de organismos

locales que se encarguen de aplicar en el día a día, los principios de defensa de la vida y

dignidad humanas, labor que debe realizarse decididamente, desde los CEA.

En la promoción y funcionamiento de los CEA sigue existiendo un profundo vacío de

conocimiento, promoción y funcionamiento, puesto que no hay ninguna estructura o

marco jurídico que los contemple al menos en Centroamérica, quedando a discreción de

cada institución hospitalaria su creación inicial.

Fuera del istmo centroamericano, pueden citarse ejemplos concretos como el de México

en donde desde 2004 el Instituto Mexicano de Seguridad Social estableció a nivel

nacional el programa de institucionalización de la ética clínica24 y se publicó el decreto

que adiciona a la Ley General de Salud el artículo que recomienda el establecimiento de

los comités hospitalarios de Bioética25.

19 Moreno Ríos, J., Delgado, S. et al. Descripción de los Comités de ética de Investigación. Panamá. Revista Médico Científica, Vol 19 No. 2, 2006. http://www.revistamedicocientifica.org 20 Oconitrillo Tenorio, José F. La responsabilidad civil derivada de la investigación clínica en los servicios asistenciales de la Caja Costarricense del Seguro Social. Med. leg. Costa Rica Vol. 19 No. 2. Heredia, Septiembre 2002. http://www.scielo.sa.cr 21 Díaz, Luis Edo. Suspenden los estudios clínicos en seres humanos. San José, Costa Rica. Febrero 2010. http://wvw.nacion.com/ln_ee/2010/febrero/04/pais2249752.html 22 Henk ten, Have. Creación de una Comisión Nacional de Bioética en El Salvador. UNESCO. División de la Ética de la Ciencia y la Tecnología, Agosto 2009. http://www.unesco.org/new/es/social-and-human-sciences/themes/sv/news/el_salvador_establishes_national_bioethics_commission/ 23 Lanzamiento del Comité Guatemalteco de Ética en Salud. Agosto 2009 http://new.paho.org/gut/ 24 Valdez-Martínez E, Bedolla M. Comités de ética clínica en México: su desarrollo en el IMSS. Rev Med Inst Mex Seguro Soc. 2007; 45(3):265–8. 25 Estados Unidos Mexicanos, Cámara de Diputados. De la Comisión de Salud, con proyecto de decreto que adiciona el Artículo 41 bis a la Ley General de Salud. Gaceta Parlamentaria 2004 23 de septiembre (1590-I). http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/59 2004/sep/Anexo-I-

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32

En Colombia, desde 1991, se promovió en forma de decreto gubernamental, la creación

de CEA en todos los hospitales del país26. Esta resolución contempló la estructura y

funcionamiento de los CEA con el fin de “mejorar la atención a los usuarios” (pacientes)26,

integrados por un representante médico (presidente), un representante del personal de

enfermería, dos representantes de la comunidad y uno de las comunidades indígenas con

influencia en la región.

A pesar de este notable esfuerzo, en la práctica, el funcionamiento de los mismos fue

criticado en varios aspectos y en algunos casos se abandonó el fervor con el que

iniciaron. El caso de México específicamente, muestra claramente que la iniciativa central

produjo inevitablemente que los integrantes de los CEA fueran muchas veces los mismos

directivos del hospital, lo cual no es recomendable porque provoca un sesgo claro en la

toma de decisiones y en la protección de las poblaciones más vulnerables27. Quedó

nuevamente, por ello, a discreción de instituciones autónomas la reactivación de los CEA.

La Universidad de la Sabana ha sido un potente generador de iniciativas en pro de la

creación los CEA26, a tal grado que la notable proyección que tienen los CEA colombianos

actualmente en la región es indiscutible (probablemente también por el gran retraso del

resto de países y más aún si se comparan con Centroamérica).

En Colombia consideran que “la proyección de los Comités Bioéticos Clínicos

Asistenciales en el contexto nacional e internacional es debida a la integralidad, cohesión

y aplicabilidad del enfoque con que se está capacitando y trabajando con el personal de

salud y representantes de la comunidad, para realizar una tarea educativa intensa,

extensa y profunda, en Ética y Bioética dentro del medio hospitalario”26.

26 Posada Gonzalez, Nubia. Los Comités Bioéticos Clínicos Asistenciales. (CBCA). Experiencia colombiana. Universidad de la Sabana, Colombia. http://www.provida.es/pensamiento/ Publicaciones /Nubia_Posada.htm 27 Valdez-Martínez, E., Lifshitz-Guinzberg, A., et al. Los comités de ética clínica en México: la ambigua frontera entre la ética asistencial y la ética en investigación clínica. Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 24(2), 2008

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33

La ausencia de leyes específicas que protejan o promuevan la creación de CEA en los

hospitales de un país, no es obstáculo para que puedan ser creados. Ante estos vacíos

de ley, se puede decir que no hay promoción pero tampoco prohibición.

Y ésta es la realidad que se describe en Chile, en donde hasta 2006 no había un

ordenamiento jurídico específico para tratar casos con carga ética-moral28. Los chilenos

exponen claramente que “Cuando un comité de ética analiza un caso clínico lo hace

necesariamente en condiciones de incertidumbre, por cuanto ni en el ámbito de la

medicina clínica ni en el de la ética existen certezas absolutas” y que ante “la eventualidad

de que las recomendaciones de un CEA lleguen al ámbito judicial, a causa de alguna

demanda, se pueden generar situaciones que necesitan su aclaración en cuanto a sus

repercusiones”28.

Señalan así mismo que es evidente que las conductas, propuestas y/o posturas de los

CEA (y sus miembros) deben estar “necesariamente sujetas a la regulación constitucional

y a las restantes normas del orden jurídico chileno al no existir más ordenamiento jurídico

ni desarrollo legislativo en esta área”28. Más adelante mencionan que, en los casos

extremos que requieran penalización de algún acto, “sólo quedaría aplicar el Código

Penal en referencia a la vida y salud de los ciudadanos, aplicación que cada juez puede

entender de diversa manera, a veces sin la debida contextualización histórica y clínica”28.

Así pues, se deja entrever que en Suramérica el papel de los CEA es “una especie de

«peritaje» emitido por profesionales cualificados”28, los cuales deben asumir con

responsabilidad profesional el valor de las recomendaciones emitidas. Se plantea que la

sociedad se encuentra en una etapa histórica en la que se están acercando los aspectos

médicos y jurídicos de una sociedad28.

Se advierte, sin embargo, que debe evitarse “la progresiva judicialización de la Medicina,

con sus consecuencias sociales”28, porque ello verdaderamente puede atentar y

amenazar la integridad del médico tal como lo argumentan los críticos4 de los CEA, y en

consecuencia, deteriorar la ya dañada relación médico paciente.

28 Azucena Couceiro, Juan P. Los Comités de Ética Asistencial y las repercusiones jurídicas de sus informes. Rev Méd Chile 2006; 134: 517-519.

Page 38: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

34

Con lo expuesto anteriormente queda claro, que hasta el momento, no hay un país donde

haya sido necesario un marco de ley previo, que justifique la creación de CEA en

cualquier hospital. Que la reglamentación burocrática no es imprescindible para la

creación de un CEA, pero que sin embargo, esta libertad debe ir ligada a un sentido de

responsabilidad profundo en el que se autoexija la disciplina y reglamentación

correspondientes2.

De esta manera se percibe que la creación y formación de los CEA depende

exclusivamente del esfuerzo que se pueda hacer dentro del gremio médico. Esfuerzo

loable, ligado a los principios del profesional de la medicina, ya que los CEA tienen

“repercusiones notables y medibles” en la calidad de atención a los pacientes y además

en la enseñanza al resto del personal que desconoce de los temas de Bioética2.

No cabe duda que a medida que las iniciativas de ley en Guatemala vayan surgiendo

como consecuencia de la exposición mediática de casos controversiales, como empezó a

ocurrir en Estados Unidos hace más de 40 años2,4, la sociedad estará expuesta a

incertidumbres que demandarán explicaciones de los protagonistas de estos dilemas,

destacando entre ellos los médicos, quienes deberán tener un respaldo profesional, ético

y moral en sus argumentos para resolver las dudas de los miembros de la comunidad.

El establecimiento de los CEA, independientemente del marco jurídico en el que se

encuentre el hospital, constituye de antemano una protección para el paciente pero

también para los médicos, enfermeras y demás personal de salud, que pueden estar

expuestos a la penalización de sus actos. Los CEA resguardan de responsabilidad

jurídica a los centros asistenciales y a las personas que laboran en ellos2.

Este hecho puede ser aún más importante en países como Guatemala o el resto de

Centroamérica, en donde no existe una ley específica con conocimiento detallado de las

innumerables variables que surgen en los casos médicos.

Page 39: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

35

El futuro de los CEA

Es indudable que los comités de ética asistencial cumplen una misión de reflexión ética

beneficiosa11. La pregunta obligada sería entonces, si esta función justificaría en el futuro

su existencia.

La medicina moderna y sus éxitos han introducido un distanciamiento entre el enfermo y

su propia vivencia de la enfermedad, ya que se le hace sentir que su cuerpo habla en un

lenguaje que él no puede comprender11, un paradójico contrasentido.

El médico se ha convertido en un simple “técnico de la sociedad industrial” y como tal ha

empezado a ser tratado por el paciente, lo cual ha provocado que se deshumanice la

interacción médico-paciente9.

La dinámica de los conocimientos generados por la ciencia y sus aplicaciones sociales

con las respectivas implicaciones económicas condicionan decididamente la cultura de los

pueblos29. Esto puede ser a la vez una ventaja, pero sobretodo un peligro en el que los

CEA están obligados a intervenir oportunamente como entidades educativas a medida se

den cambios con el pasar de los años.

Se enfatiza exageradamente en los fenómenos biológicos, olvidándose del contexto del

paciente como persona. Ello ha provocado una creciente demanda de alternativas

terapéuticas por parte de las personas que no se sienten acogidas por este enfoque

biológico limitado. Con este abanico de alternativas, ha surgido también mucha

charlatanería romántica que con facilidad, hace peligrar la seguridad del paciente, que es

el fin último de los CEA.

La relación médico-paciente actual ha cambiado, desde que el médico era un simple

mediador del cosmos (en el principio de la humanidad), pasando por el paternalismo

heredado de la filosofía presocrática, hasta nuestros días en donde la relación tiene una

29 Bedate, Carlos A. La bioética y la investigación en el contexto de la biomedicina. Centro de Biología Molecular Severo Ochoa. Dilemas éticos de la medicina actual-16. Comités de Bioética. Universidad Pontificia Comillas, Madrid, 2003.

Page 40: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

36

visión más plural y deliberativa11, la cual obliga a conservar, también, el orden y respeto

entre las partes.

Esta visión democrática de participación y consenso11 en los servicios de salud, cambia

completamente el paradigma del ser médico. Y crea una vulnerabilidad evidente para la

práctica médica, que puede encontrar un auxiliar en la creación de los CEA.

Las intervenciones de los CEA pueden abarcar desde los grandes problemas que se

plantean en las instituciones hospitalarias, en todos los niveles, hasta los problemas

particulares que puedan presentarse en pacientes o con sus familiares. También, pueden

apoyar al médico, presentándole un enfoque más allá de los aspectos técnicos de un caso

clínico e incluso, ante la distribución de escasos recursos entre gran número de pacientes

y la necesidad de conciliar el mejor tratamiento con las cuotas de los servicios de salud11.

Si el CEA es capaz de inspirar confianza y de irradiar eficacia y prestigio, terminará por

integrarse adecuadamente en el sistema6. Pero debe hacerlo con prudencia, ya que en

un contexto en el que el médico se encuentra desconcertado y desorientado ante el

cambio de escenario que le ha obligado a bajarse de su pedestal11, surgen roces producto

de una actitud defensiva que busca protegerse de todo atentado contra la integridad del

mismo médico. Y en este contexto, el CEA puede reflejarse como un riesgo y no como

una oportunidad que traiga beneficio.

Page 41: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

37

Conclusiones.

- La bibliografía existente, respecto de la experiencia de los CEA en los países de

Hispanoamérica, sigue mostrándose aún en forma limitada y confirma que, hasta

la fecha, no existen estándares definidos y aceptados colectivamente, a nivel

internacional, para la organización de CEA en la red hospitalaria de ningún país.

Cabe destacar aquí, que la guía elaborada por la UNESCO2 es simplemente una

recopilación de bibliografías de autores independientes que no representan el

producto surgido de un consenso entre países y organismos dedicados a esta área

del conocimiento.

Dentro de los países mencionados en esta revisión destacan España, Costa Rica,

Colombia y Chile. Sus reportes en cuanto a la experiencia de los CEA son

aislados, es decir presentados en forma anecdótica por los involucrados en cada

localidad y en base a su experiencia y opinión subjetivas.

México se presenta como la excepción. Dentro de su bibliografía se encontró un

interesante trabajo de investigación muy bien estructurado publicado en el

American Journal of Public Health27, en el que se realiza una comparación entre el

funcionamiento de los comités de ética dedicados a la parte asistencial y los que

se dedican a la investigación clínica.

- Aunque mucha de la aplicabilidad de estas experiencias extranjeras pasan por el

criterio y juicio tanto del autor, como del lector, no cabe duda que son aportaciones

valiosas en la promoción y creación de los CEA, sobre todo acá en Guatemala

donde las revisiones del tema son muy escasas, salvo excepciones9,18.

- Las publicaciones en Iberoamérica constituyen un referente válido a la hora de

documentarse para la conformación de estos comités. Sin sus aportaciones, el

desarrollo de las distintas iniciativas en Guatemala sería más dificultoso. Es idóneo

contar con publicaciones de CEA locales, sin embargo en esta revisión no fue

posible encontrarlas. De cualquier manera, las experiencias narradas, gracias a la

Page 42: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

38

bibliografía consultada, constituyen una base importante para la creación de estos

organismos en Guatemala.

- En cuanto a los referentes legales de los Comités de Ética Asistencial, puede

concluirse que la creación de los mismos supera las realidades jurídicas de cada

país, puesto que como se expuso a lo largo del marco teórico, las iniciativas para

su creación han ido surgiendo de manera espontánea, mucho antes que las

regulaciones y decretos de ley que pretenden promoverlos.

- Respecto de la importancia de los CEA en los hospitales públicos de Guatemala,

vale la pena recordar los múltiples beneficios expuestos en el desarrollo de este

trabajo, acerca de la relación médico-paciente, dentro del hospital y sobretodo la

mejora en la calidad de atención que reciben los enfermos, aunque ello exija

sobreponerse a la innumerable cantidad de críticas en su contra, que se exponen

en la actualidad.

- Las experiencias internacionales revisadas coinciden en valorar el beneficio que

ha traído para cada hospital, y en general para la sociedad, la organización de un

CEA. Desde el momento en que el hospital es considerado como un organismo

que se dedica a la atención de personas en relación a su bienestar integral de

salud, se hace imposible negar que es válida la discusión de las implicaciones

bioéticas de su labor. No hay mejor organismo intrahospitalario para realizar esta

labor que un CEA.

- Para Guatemala, un país con grandes vulnerabilidades en materia de bienestar

social, es indudable que la creación de los CEA, puede impulsar y procurar el

respeto a la dignidad humana. La nuestra es una sociedad muy lábil a los daños

de la modernización y tecnificación, ya que los marcos jurídicos de protección al

ciudadano surgen de un proceso altamente burocrático que tarda mucho en

ponerse en práctica y muchas veces sin el consenso común entre los diferentes

sectores de la sociedad.

- Por esta misma razón, podemos afirmar que en los hospitales públicos de

Guatemala, los argumentos a favor de la creación de los CEA son muy amplios y

Page 43: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

39

que, sin importar el contexto jurídico del país, pero respetando indiscutiblemente la

Carta Magna, estos deben ser implementados con urgencia.

- Es importante que los CEA se conviertan en herramientas ideales para emprender

y recomendar conductas de protección a las personas desde el punto de vista

médico-asistencial. Si a ello se le suma el aporte que hacen a la profesión médica

como tal, en contra de las demandas que están empezando a sonar con

frecuencia en la sociedad guatemalteca. Se puede concluir que, estos organismos

constituyen un mecanismo protector en el acto médico bien fundamentado, pues

actúan como un organismo consultivo de orden multidisciplinar que en el momento

de ser sometido a instancias superiores de ley, pueden actuar como los mejores

peritos de la problemática28.

- En cuanto a las posibles funciones de los CEA en Guatemala, es necesario

recordar que cada comité debe evaluar la realidad local a la cual pertenece, de tal

manera, que pueda priorizar sus acciones a favor de las necesidades más

apremiantes en términos de Bioética. Sin embargo, no debe pasar por alto que

entre las funciones básicas en las que concuerdan la mayoría de autores

destacan: la elaboración de protocolos institucionales de carácter general en lo

relacionado al manejo de situaciones con profundo componente ético-moral; el

asesoramiento en las decisiones médico-hospitalarias como organismo consultivo

para todos los empleados del hospital; y la formación continua en el campo de la

Ética para todo el personal hospitalario.

- Será luego de garantizar estas tres funciones generales, cuando cada comité

habrá de valorar hacia dónde orientar sus esfuerzos en busca de la protección de

la vida y dignidad del ser humano, último fin de todo CEA.

- De los retos que deben enfrentarse en Guatemala, previo a la creación y

funcionamiento de estos comités, no cabe duda que el principal es el del

escepticismo médico, especialmente en aquellos profesionales de la salud que

todavía ven a los CEA como una amenaza, tema ampliamente discutido en el

marco teórico.

Page 44: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

40

- La falta de regulaciones jurídicas no ha sido impedimento para la creación de CEA

en los países que ya tienen mucha experiencia en este tema, y es más, posterior

al desarrollo espontáneo de los CEA en estos países, sus gobiernos han sido

motivados a promoverlos de manera centralizada en el sistema de salud, aunque

no con muy buenos resultados, como lo demuestran varias experiencias en la

región latinoamericana24,25,26,27,28.

- El financiamiento en la creación de estos organismos, como se discutió ya, no

debería significar un reto, ya que los CEA actúan de forma voluntaria en cuanto a

sus miembros, y cuando se les demandan más funciones es porque las

direcciones de los hospitales han reconocido su importancia y por ende les

brindarán el apoyo necesario2.

- La estructura y conformación de los CEA en Guatemala, no debiera diferir en

mucho, de los distintos ejemplos expuestos en las revisiones regionales. Sin lugar

a dudas, el médico debe continuar siendo el protagonista en su conformación1,2,9 y

debe apoyarse necesariamente en otros especialistas involucrados en el tema

tales como: enfermeras, trabajadores sociales, abogados, miembros del clero,

representantes de la comunidad entre otros. Le corresponde a cada comité definir

qué tipo de profesional necesita según el contexto en el que habrá de trabajar.

En Guatemala, hay una clara influencia multicultural fruto de la riqueza de etnias

que le caracteriza, de tal manera que según el área geográfica a la que

pertenezca, cada comité podría considerar la incorporación de un representante de

estas minorías.

- La literatura revisada no describe un modelo específico a seguir y siempre la

estructura queda abierta a las necesidades de cada región y localidad. En

Guatemala, ello dependerá mucho de los interesados en el tema y de cómo el país

puede adoptar las experiencias internacionales con facilidad, sin implicar que ello

constituya requisito necesario para la integración de un modelo específico en la

creación de sus Comités de Ética Asistencial.

Page 45: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

41

Recomendaciones.

Sin lugar a dudas el tema es apasionante y despierta muchas inquietudes. Este trabajo no

pretende clarificar todos los detalles que implica la existencia de los Comités de Ética

Asistencial y es muy probable que queden fuera de la revisión, datos que el lector pueda

considerar fundamentales. Es por ello que la principal recomendación después de esta

pequeña revisión, es la de documentarse en el tema a profundidad, en la medida que

surjan nuevas publicaciones.

Este trabajo estrictamente descriptivo, debe servir de estímulo para profundizar en la

problemática, sobre todo, de la realidad local, de tal manera que puedan hacerse estudios

más complejos que incluyan trabajo de campo para determinar cuáles deberían de ser las

variables a considerar para la creación de Comités de Ética Asistencial en Guatemala.

Los esfuerzos aislados que existen en algunos hospitales del país, deberían servir para

crear iniciativas nacionales sin necesidad de recurrir a legislaciones o instancias

gubernamentales.

Las instituciones académicas pueden también jugar un papel determinante en la

promoción de los CEA a nivel nacional, como lo describe la experiencia colombiana26. De

tal manera que desde el seno de una universidad con Maestría en Bioética, como la

Universidad del Istmo, podrían surgir propuestas bien organizadas y fundamentadas para

convocar a los hospitales públicos de mayor influencia en el país (que hasta la fecha

carezcan de CEA), e invitarles a organizarse para la creación de los mimos.

Queda abierta la posibilidad de fomentar iniciativas locales en cada hospital donde existan

profesionales interesados en el tema, con el fin de promover cada vez más la presencia

de los Comités de Ética Asistencial como organismos indispensables en la actualidad

para el buen ejercicio clínico.

Page 46: PROPUESTA PARA LA CREACIÓN DE COMITÉS DE ÉTICA …

42

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