Proyecto de tesis - UNICEN

118
1 UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS CARRERA DE HISTORIA FRAGMENTOS DEL PASADO, SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA Y REPRESENTACIÓN SOCIAL DEL LEGADO PATRIMONIAL DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL ESPACIO URBANO DE BUENOS AIRES. (1700-1767) TESISTA: YESICA AMAYA DIRECTORA: Dra. ANDREA REGUERA SEPTIEMBRE DEL 2007

Transcript of Proyecto de tesis - UNICEN

Page 1: Proyecto de tesis - UNICEN

1

UNIVERSIDAD NACIONAL DEL CENTRO DE LA PROVINCIA DE BUENOS AIRES FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS CARRERA DE HISTORIA

FRAGMENTOS DEL PASADO, SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA

Y REPRESENTACIÓN SOCIAL DEL LEGADO PATRIMONIAL

DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN EL ESPACIO URBANO DE

BUENOS AIRES.

(1700-1767)

TESISTA: YESICA AMAYA

DIRECTORA: Dra. ANDREA REGUERA

SEPTIEMBRE DEL 2007

Page 2: Proyecto de tesis - UNICEN

2

INDICE

AGRADECIMIENTOS 4

INTRODUCCION 5

1- PRIMERA PARTE: 7

CONSIDERACIONES TEÓRICO-METODOLOGICAS E HISTORIOGRAFICAS

1.1- Planteo del problema

- Los enfoques historiográficos sobre la Compañía de Jesús

- Los criterios de la periodización

- Las dimensiones de la investigación

1.2- El estado de la cuestión historiográfica

- Los estudios sobre los bienes temporales de los Jesuitas

- Algunas consideraciones sobre los estudios de las Misiones Jesuitas

- El surgimiento de los estudios sobre el clero regular y secular

1.3- Las Fuentes

2- SEGUNDA PARTE: CONTEXTO HISTÓRICO 42

2.1- Los orígenes de la Compañía de Jesús

2.2- El surgimiento de los Colegios y su función en el seno de la Orden

2.3- La Compañía de Jesús en América

2.4- Las Reformas Borbónicas en el Río de la Plata: La Reforma Eclesiástica del

siglo XVIII

2.5- La expulsión de la Compañía de los territorios americanos

3- TERCERA PARTE: LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN BUENOS AIRES 62

3.1- La Compañía de Jesús en el Río de la Plata

3.2- Los Colegios en la Provincia Jesuita del Paraguay

Page 3: Proyecto de tesis - UNICEN

3

3.3- El Colegio de Buenos Aires:

- Dimensión Social: influencia de la Orden en la ciudad de Buenos Aires.

- Dimensión Económica: Vinculación del Colegio a la economía local o regional.

- Dimensión Política: la relevancia de Colegio y de la Orden en el proceso de expansión de

mediados del siglo XVIII.

- Dimensión Cultural: El legado patrimonial de la Compañía de Jesús.

CONSIDERACIONES FINALES: 98

Los cambios del siglo XVIII: redefiniciones del Colegio en vísperas de la expulsión

ANEXO 103

Imágenes y Mapas.

BIBLIOGRAFIA Y FUENTES 112

Page 4: Proyecto de tesis - UNICEN

4

AGRADECIMIENTOS

En el proceso de elaboración de esta tesis de licenciatura, profesores, colegas, amigos

y familiares, me acompañaron incondicionalmente. A ellos les debo un profundo

agradecimiento.

A Miriam, quien me transmitió desde un principio su gusto y apasionamiento por la

Historia Colonial y me brindo a su lado un espacio de crecimiento intelectual y personal. Le

debo a mi Directora, Andrea las palabras de aliento y el acompañamiento académico

necesario. A mis amigos y colegas, su paciencia, y acompañamiento y la confianza que me

transmitieron en todo momento. En lo personal, a mis padres, mi hermana y Sergio, quienes

siempre apoyan con amor e incondicionalmente todas mis decisiones.

Page 5: Proyecto de tesis - UNICEN

5

INTRODUCCION

Abordar el estudio de la presencia de la Compañía de Jesús en la ciudad de Buenos

Aires, es el desafío de esta Tesis de Licenciatura. El periodo escogido es entre los años 1700 y

1767, momento de la expulsión de la Orden de los territorios españoles en América. Para

centrar luego la atención en el Colegio de la Compañía en el contexto del Buenos Aires

colonial.

Se analizan, principalmente, las relaciones del Colegio con la sociedad local, el poder

político, y los vínculos económicos forjados en la ciudad y en la región. Todo ello en el marco

de los cambios que, a partir del siglo XVIII, introducen los Borbones en el Río de la Plata.

Las fuentes disponibles, Crónicas y Diarios de Viaje de los jesuitas que recorrieron la

Provincia Jesuita del Paraguay desde principios del siglo XVIII, aportan información

sustancial sobre el rol y las funciones del Colegio de Buenos Aires en el contexto de la

política de la Corona y en relación a la sociedad local. Así como permiten dimensionar los

intereses de la Orden, en la ciudad portuaria y en la expansión territorial iniciada en las

primeras décadas del 1700.

En principio, la producción historiográfica se ha concentrado casi exclusivamente en

las Misiones Jesuitas, reduciendo la importancia de los Colegios en el proyecto total de la

Compañía y, junto con ello, el rol desempeñado por la Orden en las ciudades

hispanoamericanas.

Los Colegios constituían para la Compañía una estrategia de supervivencia, una

solución práctica para la formación de sus miembros, un instrumento de acción al servicio de

la modernidad, y un objetivo claramente definido ante los ojos de la sociedad, el Papa y la

Corona. Los jesuitas logran conquistar un lugar que ninguna otra Orden religiosa había

ocupado, y responder a una demanda social. Para los intereses de la Corona, representan un

soporte de la acción evangélica, y para la sociedad local, son los creadores de las primeras

escuelas y Universidades, principalmente en las ciudades Hispanoamericanas.

Planteado como objetivo central el estudio de la dimensión social, política y

económica que atraviesa a la Compañía de Jesús en Buenos Aires, nos proponemos también

un análisis que contemple las representaciones existentes en el pasado y en el presente sobre

la Orden de San Ignacio. Para ello, tomamos consideración de la mirada actual sobre el lugar

Page 6: Proyecto de tesis - UNICEN

6

ocupado por los jesuitas en el espacio urbano de Buenos Aires, definido hoy como la

“Manzana de las Luces Jesuita”, y considerado patrimonio histórico de la ciudad.

Sin duda, las temáticas planteadas se complementarían y enriquecerían con el análisis

de fuentes más diversas, en este sentido, el objetivo es desarrollar, en la Tesis de Doctorado,

muchas de las cuestiones que aquí se exponen.

El desarrollo de la tesis se estructura de la siguiente manera: una primera parte teórico

metodológica e historiográfica, donde se plantean los temas y las problemáticas a tratar, la

crítica historiográfica correspondiente, y la presentación y tratamiento de las fuentes

disponibles a utilizar.

Una segunda parte, referida al contexto histórico en el que surgió la Compañía de

Jesús, la creación y función de los Colegios de la Orden, seguido por un breve recorrido de la

llegada de los jesuitas a América, y las Reformas introducidas por la Dinastía de los

Borbones, que afectaron directamente a la Compañía en América.

Por último, una tercera parte, que constituirá el corpus central de la tesis, donde

abordaremos, la presencia de la Compañía en la ciudad de Buenos Aires, esto implicará tener

en cuenta el contexto de la Orden en la Provincia Jesuita del Paraguay, para introducirnos en

las relaciones que a un nivel social, económico y político mantuvieron los ignacianos, en el

contexto de los cambios del siglo XVIII, para finalmente demostrar las redefiniciones que la

Orden se plantea como estrategia de supervivencia y adaptación.

Page 7: Proyecto de tesis - UNICEN

7

1- PRIMERA PARTE

1.1-Planteo del problema

La presente temática de investigación surge de plantear la siguiente inquietud del

presente: ¿cuál es el rol que actualmente cumplen aquellos lugares que la memoria ha

designado como parte del patrimonio histórico? En particular, ¿cuáles son los significados que

se le atribuyen hoy a la denominada “Manzana de las Luces Jesuita” en la ciudad de Buenos

Aires?

Para el desarrollo de esta investigación, planteamos un estudio de historia

retrospectiva del legado patrimonial de la Orden del presente hacia el pasado. De allí surge la

segunda problemática, ¿cuál era, en la Colonia, la relevancia del proyecto de la Compañía de

Jesús en la ciudad de Buenos Aires?

En principio, proponemos cuatro instancias de desarrollo que constituyen, al mismo

tiempo, un principio de periodización:

1) La presencia de la Orden desde su llegada hasta su expulsión

2) El momento de la expulsión y el periodo virreinal

3) El periodo independiente, el retorno de la Orden durante el rosismo,

hasta la etapa de construcción y consolidación del Estado Nación

4) Y el presente para comprender la resignificación del legado jesuita

como parte del patrimonio histórico de la ciudad y del país.

De todas estas posibles dimensiones, que se plantean como una investigación a futuro,

en esta instancia, nos concentraremos en los últimos momentos de la Orden en Buenos Aires

y en su expulsión, dependiendo para ello de los criterios que surjan, de las fuentes

disponibles. Principalmente, las crónicas y diarios de viaje que dejaron los padres jesuitas

que recorrieron el Río de la Plata entre los siglo XVIII y XIX. En la continuidad de la

investigación, abordaremos las representaciones construidas luego de su expulsión.

Uno de los objetivos del presente proyecto de investigación es analizar los usos y

significaciones del legado patrimonial de la Compañía de Jesús en la ciudad de Buenos Aires.

Para ello, partimos de una mirada contemporánea de la “Manzana de las Luces”, considerada

Page 8: Proyecto de tesis - UNICEN

8

patrimonio histórico,1 para remontarse al período colonial y al accionar de la Orden jesuita en

las últimas décadas del siglo XVIII hasta el momento de la expulsión de la Compañía. En este

sentido, el desafío es estudiar las representaciones que dan sentido al universo jesuita en el

Buenos Aires colonial, así como avanzar en el análisis de la construcción y posterior

percepción de ese universo luego de la expulsión.

En la actualidad, la denominada “Manzana de las Luces” forma parte del patrimonio

histórico de la ciudad de Buenos Aires y de la cultura argentina, es decir, aquello que Pierre

Nora ha denominado “los lugares de la memoria”,2 que cumplen la función de transmitir de

generación en generación los recuerdos no vividos que arraigan en una identidad

determinada. Será preciso indagar en el o los momentos históricos en los que se da sentido a

dicha noción de lo patrimonial como lugares, sitios y objetos que es necesario preservar del

paso del tiempo.

Las representaciones del universo jesuita, producidas en múltiples contextos que le

dan sentido, se estudiarán a partir del marco teórico propuesto por Roger Chartier,3

considerando que los usos e interpretaciones de los espacios controlados por la Orden se

inscriben en las prácticas que las producen e implican una construcción de sentido particular.

El accionar y las prácticas de la Orden en la ciudad de Buenos Aires no pueden comprenderse

fuera de los grupos –la sociedad colonial porteña– que le dan sentido. Así como tampoco

podemos dejar de contemplar a la Compañía como un grupo social, e incluso al clero regular

en su conjunto.4

Según Roger Chartier, no existen prácticas ni estructuras que no sean producidas por

las representaciones, contradictorias y enfrentadas, por las cuales los individuos y los grupos

dan sentido al mundo que les es propio. Argumenta que las diferencias culturales no se

1 En 1971 se crea la Comisión Nacional de la Manzana de las Luces, dependiente de la Dirección Nacional de

Patrimonio y Museos de la Secretaria de Cultura de la Nación. Dicha comisión se platea como objetivos

principales: la restauración y conservación de los edificios históricos, la investigación con relación a las

instituciones y personajes que desfilaron por la Manzana de las Luces, y la refuncionalización de los edificios a

través de la actividad cultural. 2 Pierre Nora, “La fin de l’histoire.mémoire” y André Chastel, “La notion de patrimoine”, ambos en Pierre Nora

(Dir.), Les lieux de mémoire, Paris, Gallimard, T. I: La République y T. II: La Nation. También, Jacques Le

Goff, Pensar l’historia, Barcelona, Altaya, 1995. 3 Roger Chartier, El mundo como representación. Estudios sobre historia cultural, Barcelona, Gedisa, 1995 y Au

bord de la falaise. L’histoire entre certitudes et inquiétude, Paris, Albin Michel, 1998. También, Bernard

Lepetit, Carnet de croquis. Sur la connaisance historique, París, Albin Michel, 1999. 4 De esta manera es analizado por: Susan Socolow, Los mercaderes del Buenos Aires virreinal: Familia y

Comercio, Buenos Aires, Ediciones De la Flor, 1991; y Ganster, Paul, “Religiosos”, en L. Hoberman y S.

Socolow (comps.), Ciudades y Sociedad en Latinoamérica Colonial, Buenos Aires, FCE, 1992.

Page 9: Proyecto de tesis - UNICEN

9

explican necesariamente por divisiones sociales previas. Por lo tanto, la “historia social de

usos e interpretaciones, relacionados con sus determinaciones fundamentales e inscriptos en

las prácticas específicas que las producen…” permite, “prestar así atención a las condiciones

y los procesos que muy concretamente llevan las operaciones de construcción de sentido… es

reconocer, en contra de la antigua historia intelectual, que ni las inteligencias ni las ideas son

desencarnadas y, contra los pensamientos de lo universal, que las categorías dadas como

invariables, ya sean filosóficas o fenomenológicas deben construirse en la discontinuidad de

las trayectorias históricas.”5

A partir de estas nociones, Chartier postula la importancia de privilegiar un análisis

que atienda a las representaciones colectivas e identidades sociales, de esta forma surgen dos

interpretaciones: una, que piensa en la construcción de las identidades sociales como

resultantes de una relación forzada entre las representaciones impuestas por aquellos que

poseen el poder de clasificar y designar, y la definición que cada comunidad produce de sí

misma; y otra, que considera la división social como la traducción que cada grupo hace de sí

mismo, y por lo tanto de su capacidad de hacer reconocer su existencia a partir de una

exhibición de unidad.

Esto implica trabajar en las “luchas de representación”, en un alejamiento de la

historia social dedicada al estudio de las luchas económicas, para regresar a lo social a partir

de las estrategias simbólicas que determinan posiciones, relaciones, y que construyen para

cada grupo o clase un ser-percibido constitutivo de su identidad.

En este sentido, se intentará analizar a la Compañía de Jesús en el espacio urbano del

Buenos Aires colonial, considerando a la sociedad porteña, y el contexto de representaciones

en el cual la Orden actúa. Esto nos permitirá abordar diferentes dimensiones que atraviesan

nuestro análisis, para avanzar hacia la comprensión de las representaciones construidas en el

seno de la propia Orden.

Por otra parte, se considera importante contemplar un nivel de análisis que atienda,

desde el presente, a la significación histórica del legado patrimonial de la Compañía de Jesús.

Es decir, contemplar, desde una perspectiva histórica, los sucesivos procesos de significación

y resignificación que influyen actualmente en la percepción que existe sobre la presencia de la

Orden en Buenos Aires. Este proceso se halla mediado por aquello que la memoria tendió a

5 Roger Chartier, El mundo como representación… op. cit., pp. 53.

Page 10: Proyecto de tesis - UNICEN

10

preservar merced a lo que olvidó, y puede permitir una mayor comprensión de las

representaciones y significaciones que en el pasado y en el presente se construyen en torno a

la Compañía de Jesús. Estas cuestiones se plantean como un aspecto central para el desarrollo

de una investigación futura, en esta instancia nos limitamos a enunciarla de una forma mas

retorica que especifica de esta etapa de la investigación.

Existe además, otra dimensión de la memoria6 que es necesario contemplar.

Generalmente, se hace referencia a la influencia de los jesuitas en la cultura de América –

principalmente en el ámbito educativo e intelectual–, a partir de su importante presencia desde

los tiempos coloniales. Tanto es así que los miembros de la Compañía aparecen como los

portavoces de la propia historia de la Orden –así lo veremos en las innumerables obras

escritas por los Padres jesuitas desde el siglo XVI hasta el presente–, este fuerte influjo en la

construcción de la memoria histórica se hace presente, con diferentes grados de importancia,

en las áreas donde los jesuitas se asentaron durante la colonia. En este sentido, creemos

importante incluir algunos elementos de comparación entre la influencia de los jesuitas en el

Río de la Plata, y en Buenos Aires en particular, en relación con la presencia y la acción de los

jesuitas desplegada en Brasil7, en particular en el área denominada como Región Platina. Cabe

aclarar que este nivel de análisis se espera desarrollar con mayor profundidad en estudios

posteriores.

Los enfoques historiográficos sobre la Compañía de Jesús

La historiografía abocada al estudio de la Compañía de Jesús, y surgida en el seno de

la misma Orden, ha generado, desde el siglo XVIII, numerosas obras realizadas por los

mismos ignacianos, que encontraron en la imagen misma de autonomía, autosuficiencia,

cohesión, obediencia y jerarquía, que ellos demostraban, un arma de doble filo. Fueron estos

mismos argumentos, exaltados, de los cuales se valieron sus detractores en el siglo XVIII,

para conformar una corriente antijesuítica en Europa, con especial fuerza en Portugal.

6 Para una ampliación bibliográfica: Michel Pollak, “Memória e identidade social”, en Revista de Estudos

Históricos, Río de Janeiro, Vol. 5, Nº 10, 1992 y “Memória, esquecimento, silencio”, en Revista de Estudos

Históricos, Río de Janeiro, Vol. 2, Nº 3, 1989, y François- Xavier Guerra, “Memórias en transformação”,

traducción y adaptación de la introducción de Guerra, F. J. (org.), Memoires en devenir. Amérique Latine, XVI e

XIX siêcle, Bordeaux, Maison des Pays Ibériques, 1994, traducción de Jaime de Almeida, en Revista ANPHLAC,

Nº 3, 1995. 7 A modo de ejemplo para esta cuestión mencionamos: Leandro Karnal, “Memória infinita para gloria de Deus:

os jesuítas e a construção da memória”. Em Revista Tempo Brasilero, N° 135, octubre-noviembre, 1998, y

Socorro de Fátima Pacífico Vilar, A invenção de uma escrita. Anchieta, os jesuítas e suas Histórias, Porto

Alegre, Edipucrs, 2006.

Page 11: Proyecto de tesis - UNICEN

11

Durante gran parte del siglo XIX y XX, ambas posturas se desarrollaron por caminos

irreconciliables. Alejadas de las posturas apologéticas, el panorama historiográfico de la

segunda mitad del siglo XX favorece el surgimiento de numerosos estudios dedicados a la

Compañía de Jesús en América. Sin duda, por entonces el centro de interés se hallaba en las

Misiones Jesuíticas, reducto principal de la “utopía jesuita”.

Al mismo tiempo, la Historia de la Iglesia transitaba por caminos que iban desde

visiones estrictamente teológicas a historias de la Iglesia centradas en la acción de la jerarquía

eclesiástica desde una perspectiva institucional. El inicio, –hacia las décadas de 1970 y 1980–,

de lo que R. Di Stéfano8 denomina como “Nueva Historia de la Iglesia” –en la medida que la

historia y la teología se independizan–, y de la mano de las nuevas perspectivas provenientes

de la Historia Social y de la Nueva Historia Cultural, propician una renovación en los estudios

de la Iglesia.

Paralelamente, los estudios sobre las Misiones Jesuitas se enriquecen con los nuevos

métodos y perspectivas provenientes de la Etnohistoria, la Historia Social y la Historia de las

Mentalidades. Esto ha permitido conocer más sobre las sociedades indígenas que vivían en las

misiones, y una mayor comprensión de la “mentalidad del misionero”. Los trabajos sobre las

misiones incorporan el espacio de frontera como objeto de estudio al incluir la dimensión de

las relaciones interétnicas.

Lo que podríamos definir como una “Nueva Historia de las Misiones”, y la “Nueva

Historia de la Iglesia”, confluyen en una visión que permite repensar el rol de los misioneros y

arrojar luz sobre el clero regular en una dimensión social y relacional.

Un enfoque de estas características, que permita analizar el rol de los jesuitas en el

contexto del Buenos Aires colonial y la relevancia del Colegio de Buenos Aires en el proyecto

de la Compañía de Jesús en el Río de la Plata, carece de antecedentes claros, si bien podemos

tomar algunas referencias importantes al respecto.

Si bien la producción historiográfica sobre la Compañía de Jesús ha permitido conocer

la existencia, funcionamiento y organización de los Colegios de la Orden, la mayoría de ellos

tienden a reducir la importancia de los Colegios en el proyecto total de la Compañía en

América, y en el Río de la Plata en particular.

8 Roberto Di Stéfano, “De la teología a la historia: un siglo de lecturas retrospectivas del catolicismo argentino”,

Prohistoria, año VI, Nº 6, Rosario, 2002.

Page 12: Proyecto de tesis - UNICEN

12

Por un lado, se afirma que la educación, como forma de apostolado, se halló presente

desde los inicios de la Orden de San Ignacio. Así, se relaciona la creación de los primeros

Colegios en Europa con la necesidad de formar miembros para la Compañía. Por otro lado,

gran parte de esta bibliografía se concentra en la filosofía educacional de la Orden9 y en la

importancia de los Colegios en estrecha vinculación con las ideas del humanismo vigentes por

entonces.

Sin duda, el origen y la fundación de los Colegios en América respondieron a

contextos diferentes y a motivaciones específicas del lugar y la época. Las obras existentes

sobre los Colegios Jesuitas en América ocupan un lugar de menor importancia si se compara

con el énfasis puesto en las Misiones.

Gran parte de la bibliografía sobre los Colegios de la Orden se concentran en la

filosofía educacional de la Compañía, en la importancia de los Colegios, en la estrecha

relación con las ideas del humanismo vigente por entonces. Al mismo tiempo, se desarrollan

los principios rectores de los establecimientos educativos, donde se pone de relieve la

importancia del mensaje ignaciano en la formación de los espíritus.

Las referencias más específicas al accionar de la Orden en Buenos Aires, se las

debemos al clásico trabajo de Magnus Mörner.10

Mörner elabora una obra general sobre las

actividades políticas y económicas de los jesuitas en el Río de la Plata, trabajo que constituye,

sin lugar a dudas, una obra de referencia ineludible. Comienza con el desarrollo de la

Compañía en el Río de la Plata (1585), pasa luego por la constitución de la Provincia Jesuítica

del Paraguay, y concluye con la expulsión de la Orden en 1767. Es destacable la amplísima

información documental y crítica de fuentes que aporta sobre los jesuitas, constituyendo un

trabajo que aborda las actividades de la Orden en estrecha relación con el contexto de la

economía de la región, que actualmente comprende Brasil, Bolivia, Argentina y Paraguay.

La información aportada por entonces sobre los cambios políticos y económicos de la

Provincia Jesuítica del Paraguay, constituye un sustancial aporte sobre la situación de los

Colegios y las Misiones de la Orden en dicho territorio. A los efectos de nuestra

investigación, es sustancial la información que, de manera general, el autor aporta sobre la

9 Egídio Schmitz, Os Jesuítas e a Educação, a filosofia da Companhia de Jesús, São Leopoldo, Unisinos, 1994.

También, Leonel Franca, O metodo pedagogico dos jesuitas, Río de Janeiro, Agir, 1952. 10

Magnus Mörner, Actividades políticas y económicas de los jesuitas en el Río de la Plata, Buenos Aires,

Hyspamérica, 1986.

Page 13: Proyecto de tesis - UNICEN

13

situación económica del Colegio de Buenos Aires, en el contexto de la economía local y

regional. Aunque su análisis no incluye los aspectos culturales y sociales de la Compañía en

el Río de la Plata.

Por otra parte, el historiador jesuita Guillermo Furlong, S. J.,11

desarrolla una extensa

obra que aborda la “Historia del Colegio del Salvador” desde sus orígenes hasta 1943. El

autor desarrolla la historia del Colegio en cuatro períodos: primero, desde 1606 a 1662,

cuando se hallaba ubicado en la Plaza de Mayo; segundo, de 1662 a 1767, fecha de la

expulsión, que incluye desde el traslado a la calle Bolívar, entre Alsina y Moreno, y el

crecimiento de esos años; tercero, desde el regreso de la Compañía de Jesús durante el

gobierno de Rosas, la reapertura del Colegio y su marcha desde 1836 a 1841; y finalmente, la

reapertura del Colegio en la calle Callao, en 1868, hasta el año 1943. Como se observa, el

recorte temporal responde principalmente a los cambios de ubicación del Colegio y a la

situación interna de la Compañía, no permitiendo contemplar el contexto en que ocurrieron

los hechos.

El autor destaca principalmente aquellas cuestiones que permiten comprender el

funcionamiento interno del Colegio, constituyendo una historia lineal de dicha institución,

aporta referencias específicas sobre la labor de los jesuitas en la enseñanza primaria y

secundaria, y posteriormente universitaria, el funcionamiento de la botica, los diferentes

rectores que tuvo el Colegio, entre otros aspectos. Se comprenderá que desde la publicación

de dicho libro hasta el presente, el conocimiento y las formas de abordar la temática han

variado ampliamente y se han diversificado.

Por otra parte, hallamos en los trabajos de Beatriz Vasconcelos Franzen,12

sobre los

jesuitas portugueses y españoles, importantes referencias a los Colegios en el sur de Brasil y

Paraguay y, concretamente, en Buenos Aires. La autora ha desarrollado diferentes obras que

abordan la cuestión de los Colegios Jesuitas, en muchas ocasiones desde una perspectiva

comparada entre Brasil y Paraguay. De ellos, rescatamos un análisis riguroso, basado en las

cartas anuas de la Provincia Jesuítica del Paraguay.

11

Guillermo Furlong S. J., Historia del Colegio del Salvador y sus irradiaciones culturales y espirituales en la

ciudad de Buenos Aires, 1617- 1943, Tomos I y II, Buenos Aires, Edición del Colegio del Salvador, 1944. 12

Franzen, Beatriz Vasconcelos, Jesuítas portugueses e espanhóis no sul do Brasil e Paraguai coloniais, São

Leopoldo, Unisinos, 2003, y Os Jesuítas portugueses e espanhóis e a sua ação missionária no Sul do Brasil e

Paraguai (1580- 1640). Um estudo comparativo, São Leopoldo, Unisinos, 1999.

Page 14: Proyecto de tesis - UNICEN

14

Al mismo tiempo, la autora llama la atención sobre las diferencias en el proceso de

evangelización en el Brasil y en el Paraguay y, relacionado con ello, el rol que desempeñaron

los jesuitas en uno y otro caso. Si bien el centro de su interés se halla en la función de los

Colegios en la América portuguesa, y su vinculación con los intereses de la monarquía y los

colonos, aporta interesantes parámetros de comparación para pensar la situación de los

Colegios del Paraguay.

Finalmente, es necesario llamar la atención sobre las limitaciones encontradas a la

ahora de avanzar en la búsqueda y análisis de la producción bibliográfica existente sobre los

Colegios de la Compañía en la Provincia Jesuítica de Paraguay. Se considera muy importante

para el desarrollo posterior de esta investigación, avanzar en el conocimiento sobre los

Colegios en otros espacios cómo: Corrientes, Santiago del Estero, Santa Fe, y principalmente

el Colegio Máximo de Córdoba. Al respecto la producción historiográfica parece haber dejado

un vacio importante, si bien nuestro conocimiento sobre estos aspectos se halla aun en una

etapa exploratoria.

Los criterios de la periodización

El recorte temporal escogido responde, en parte, a una perspectiva que contemple el

accionar de la Orden en el contexto de la situación de la Corona española en Hispanoamérica.

Para ello, se presenta una importante diferenciación entre el siglo XVII y el siglo XVIII,

considerado una bisagra en la historia de los jesuitas en territorio americano, a partir de la

llegada al trono de la dinastía de los Borbones en España y, debido a la expulsión de la Orden

en 1767, una de las manifestaciones más claras y contundentes del regalismo borbónico.

Cuál fue el impacto para la Orden, y más aún, cómo fueron recibidos los cambios

introducidos por los Borbones por los ignacianos en la ciudad de Buenos Aires. Sin duda, y

tal como lo establece Magnus Mörner, los inicios del siglo XVIII encontraban a la Orden en

un momento de progresos pero, al mismo tiempo, en un período de redefiniciones,

fuertemente vinculado al mayor control ejercido desde España. La Compañía, se hallaba por

entonces, encabezando un gran número de viajes de exploración y conquista, vinculados, en

muchos casos, a los intereses de la Corona, que no necesariamente coincidían con los

intereses de los miembros de la Orden.

Page 15: Proyecto de tesis - UNICEN

15

A partir de este marco general, tomamos la periodización propuesta por Magnus

Mörner, quien establece un período de progresos para la Orden entre 1669 y 1700,

íntimamente vinculado al crecimiento de Buenos Aires, y la “Era Borbónica” de 1700 a 1767,

claramente el período menos estudiado y, en el cual, queremos poner énfasis.

Tal como afirma Mörner, la historia económica de cada establecimiento jesuita se

inscribe en el contexto de la economía local, y el dinamismo económico del Colegio en

Buenos Aires reflejaba el desarrollo de la ciudad.13

Siguiendo el análisis del mismo autor, las

últimas décadas del siglo XVII se destacan como un período de progresos para la Orden en el

Río de la Plata, y en Buenos Aires en particular.

Desde su llegada a Buenos Aires, la Orden cumple un rol destacado en el comercio vía

Perú y con Brasil, así como otorgando préstamos y créditos a los comerciantes.14

Esta

cuestión se estudiará a la luz de lo propuesto por Susan Socolow para el Buenos Aires

virreinal.15

Básicamente, los vínculos que la autora analiza para el período virreinal entre la

Iglesia y las ordenes religiosas de la ciudad con los comerciantes porteños, permite conocer el

destino de algunas de las propiedades de los jesuitas luego de la expulsión en 1767. Por

ejemplo, los betlehemitas instalaron, en lo que formaba parte del sector de residencia de la

Orden, un hospital y la Hermandad de la Caridad recibió propiedades que habían pertenecido

a la Orden. ¿Será posible pensar que el control de las construcciones y de las propiedades de

los jesuitas en la ciudad de Buenos Aires implicó también un traspaso de vínculos y

relaciones sociales y de poder?

Por otra parte, el proceso analizado por Susan Socolow, en el período en el cual los

comerciantes se consolidan como un grupo social importante y poderoso en Buenos Aires, y

resultan los principales beneficiarios de la política borbónica, los coloca en roles destacados

vinculados al orden social, político, económico y religioso.16

Para el período que aquí se

13

Magnus Mörner, Actividades Políticas… op. cit pp. 27. Para una ampliación bibliográfica, véase, Joaquín

Gracia, Los jesuitas en Córdoba, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1940; Hermes Tovar Pinzón, “Elementos

constitutivos de la empresa agraria jesuita en la segunda mitad del siglo XVIII en México” y artículos de Tulio

Halperín Donghi y Juan Carlos Garavaglia, en E. Florescano (Comp.), Haciendas, Latifundios y Plantaciones en

América Latina, México, Siglo XXI, 1975; Nicholas Cushner, Lords of the Land: Sugar, Wine and Jesuit Estates

of Coastal Peru, 1600-1767, State University of New York Press, 1980 y Jesuit Ranches and the Agrarian

Development of Colonial Argentina, 1650-1767, State University of New York Press, 1983; Ana María Presta,

“Ingresos y gastos de una hacienda jesuítica altoperuana: Jesús de Trigo Pampa (Pilaya y Paspaya), 1734-1767”,

Anuario IEHS, n° 4, Tandil, 1989; Carlos Mayo, La historia agraria del interior. Haciendas jesuíticas de

Córdoba y el Noroeste, Buenos Aires, CEAL, 1994. 14

Ibíd., pp. 100-102. 15

Susan Socolow, Los mercaderes del Buenos Aires virreinal… op. cit. 16

Ibíd., Introducción.

Page 16: Proyecto de tesis - UNICEN

16

analizará, 1700 a 1767, se plantea que la Compañía de Jesús, en Buenos Aires, mantenía

estrechos vínculos de poder económico y político con ese –por entonces incipiente– grupo de

comerciantes. ¿Se encontraría la Orden preparando el terreno para los cambios del siglo

XVIII?

Finalmente, a la luz de la bibliografía y del marco interpretativo escogido, se plantea

que el período que se extiende de 1700 a 1767 se puede denominar como un momento de

redefiniciones para la Orden en el ámbito local, a raíz de los cambios que en el siglo XVIII

comienzan a operarse en el seno de la monarquía española. Asimismo, los inicios del siglo

XVIII encuentran a la Orden en Buenos Aires planteando nuevas estrategias en relación a sus

vínculos económicos y ocupando un nuevo lugar en el emplazamiento de la ciudad. La

expulsión de la Orden significó el inicio de una nueva etapa en las representaciones del

universo jesuita dentro de la ciudad. Cabe preguntarse, y dilucidar, si el olvido o la “presencia

silenciada” dentro del ámbito del Buenos Aires virreinal, y durante el período independiente,

signaron el nuevo tiempo de la Orden.

Las dimensiones de la investigación

A los fines de esta investigación, se analiza, en el contexto del Buenos Aires colonial,

la función, relevancia y significado del Colegio de la Orden de San Ignacio a partir de

diferentes dimensiones. Se considera que, en el contexto de los inicios del siglo XVIII, el

Colegio Jesuita de Buenos Aires, desempeñaba un rol fundamental para las autoridades

españolas y para el proyecto de la Compañía en su conjunto, resta aun definir el alcance del

proyecto de la Orden en Buenos Aires, y la vinculación con los intereses de la Corona

española.

Cabe aclarar que denominamos “Colegio” al conjunto de edificaciones que poseía la

Orden en el Buenos Aires colonial, que comprende: la Iglesia, el Colegio, la biblioteca, las

residencias, la procuraduría y los claustros. Así como remite también, al sitio donde los

miembros de la Compañía se establecen en las ciudades. Los Colegios se hallaban a cargo de

rectores y cumplían, según los principios de la Orden, funciones educativas, se dedicaban al

cuidado de enfermos y a difundir la fe católica en las ciudades. Los Colegios basaban su

manutención en los alquileres de propiedades que poseían en la ciudad o en sitios cercanos y,

principalmente, en los ingresos provenientes de las haciendas. Esta dinámica permitía

Page 17: Proyecto de tesis - UNICEN

17

mantener la tan preciada autonomía y autosuficiencia económica, uno de los principios

rectores de la Compañía.

Para analizar los diferentes ámbitos de influencia y las vinculaciones de la Orden de

San Ignacio con otros sectores de la sociedad porteña, se establecen diferentes dimensiones de

análisis:

- Una dimensión política, para establecer la relevancia de Colegio y de la Orden en la

ciudad de Buenos Aires como sitio estratégico para el control y el avance hacia territorios más

australes (esta constituiría la variable principal). Para ello, tomaremos como indicadores de tal

importancia, la existencia o no de expediciones hacia el interior del territorio, que partan

desde Buenos Aires. Así mismo, consideraremos el impulso dado a tales empresas por los

diferentes actores involucrados, ya sean los mismos jesuitas, la Corona o la sociedad local.

- Una dimensión económica, que toma como variable central el grado de vinculación

del Colegio con la economía local o regional, a partir de la producción de uno de los

productos mas importantes destinado al comercio que es el ganado, y el grado de

participación en el comercio de esclavos con los territorios portugueses. El Colegio Jesuita de

Buenos Aires, en muchas ocasiones, se menciona como un factor clave en el comercio ilegal,

que constituía la base del desarrollo de la ciudad. Resulta complejo definir su importancia en

esta actividad, así como el rol que cumplieron otorgando préstamos.

- Por otra parte, e íntimamente relacionado a lo anterior, una dimensión social, que

contribuya a determinar el grado de vinculación de los miembros de la Orden en la ciudad de

Buenos Aires con la sociedad porteña. Para ello, intentaremos analizar la influencia que la

Compañía ejercía a través de la educación, y fundamentalmente, indagar en los vínculos, más

difusos y complejos de definir, que la Compañía establecía con los diferentes sectores de la

sociedad colonial porteña, como: mulatos, negros, mujeres, indios, etc. Situación que los

colocaba generalmente en un rol de preeminencia dentro de la ciudad. Esta dimensión

enunciada en el desarrollo de la tesis, requiere de un análisis más minucioso, que constituye

también una proyección a futuro de dicha investigación.

- Por último, se considera relevante el análisis de una dimensión cultural o simbólica,

íntimamente vinculada a la influencia de la Compañía en el espacio urbano de Buenos Aires.

Se sugiere en esta dimensión de análisis, una perspectiva tendiente a analizar el rol de la

Page 18: Proyecto de tesis - UNICEN

18

Compañía de Jesús en la construcción de una memoria histórica sobre la Orden que influye

aparentemente hasta nuestros días.

1.2-El Estado de la Cuestión Historiográfica

Las actividades y la presencia de los hombres de la Compañía de Jesús en el territorio

americano, desde su llegada hasta su expulsión, es un tema ampliamente estudiado. Sin

embargo, estos trabajos se focalizan generalmente en los grandes centros donde se

establecieron las principales Misiones Jesuíticas, como Perú, México, Paraguay y Brasil, y en

cuestiones tales como: la labor misionera, el funcionamiento de las reducciones, los modos de

evangelización de la Orden y el impacto de la misma, sin dejar de lado los aspectos políticos y

económicos vinculados al gobierno de la Orden.

Abordar el tema del accionar de la Orden Jesuita en la ciudad de Buenos Aires, es una

cuestión escasamente estudiada, más aún si se considera que la mayoría de los trabajos sobre

el Buenos Aires colonial se ocupan del período virreinal cuando la Compañía había

abandonado los territorios españoles.

El objetivo de este proyecto de investigación es analizar las representaciones sociales

de la Compañía en el Buenos Aires colonial, y sus vinculaciones y relaciones con otros

actores de la sociedad porteña. Para establecer algunas líneas de investigación a futuro, que

permitan considerar, luego de la expulsión en 1767, las posteriores resignificaciones del

legado material e inmaterial de la Orden, desde una perspectiva que contemple, como ya lo

dijimos, un estudio regresivo del presente hacia el pasado del legado patrimonial de la Orden.

Consideramos necesario, para enmarcar los estudios existentes sobre la Compañía de

Jesús en América, incluir, en principio, algunas referencias generales del estado actual de los

estudios sobre la Iglesia en América Latina.

La historia de la Iglesia en territorio americano se inicia, prácticamente, con la

conquista. De la misma manera, la historia de los jesuitas en América comienza con la llegada

de la Orden al continente. Desde los inicios, los relatos constituían narraciones, exposiciones

de la actividad de la Iglesia en América, o crónicas y biografías de personajes eclesiásticos. El

Page 19: Proyecto de tesis - UNICEN

19

objetivo de estas obras era generalmente resaltar el brillo de la propia Orden, implícita o

explícitamente, deducido de la actuación de sus miembros.

La historia de los jesuitas en las Indias, en un principio, fue objeto de estudio de

eruditos o historiadores no profesionales. Muchos de estos trabajos son parciales en sus

análisis, constituyendo apologías de las actividades de la Orden en una época determinada.

Dichos trabajos, según algunos historiadores, destacan el rol civilizador de los misioneros y

encubren, trivializan o ignoran los aspectos negativos de ese rol. Asimismo, la historia de las

Misiones que la Iglesia realiza de sí misma, presenta la acción de los misioneros divorciada

del contexto de la política del gobierno colonial y de las relaciones sociales, políticas y

económicas.

Una diversidad de obras existentes sobre la Compañía de Jesús en América, responde

a las características mencionadas y son, en muchos casos, obras realizadas por los mismos

padres jesuitas. Ocupados, en un principio, en la realización de crónicas y diarios de viaje

(siglos XVII y XVIII), y luego en relatos apologéticos (siglos XIX y XX).17

En otras

ocasiones se trataba de historias de carácter general sobre la Compañía de Jesús en América,

en las que se resaltaban la difícil tarea de los misioneros y los modos de conversión por medio

de la persuasión y el buen trato hacia los pueblos reducidos.

La literatura basada en la exaltación de la labor de los jesuitas, focaliza su atención en

la actuación educacional, espiritual, en los conflictos entre ignacianos y colonos y en la acción

evangélica. Todo ello imbuido de un tono apologético que marca la lucha de los discípulos de

San Ignacio. La Orden y los historiadores ignacianos impusieron una literatura de las

prácticas y acciones de la Compañía a partir de una perspectiva unilateral.

Un capítulo importante de estas historias, se dedica al origen de la Compañía de Jesús

que, en ocasiones, se extienden hasta mediados del siglo XX, haciendo un repaso por los

diferentes momentos de la Orden. A esto se suman las numerosas obras sobre la vida y acción

17

Entre las historias escritas por los Misioneros jesuitas que, al mismo tiempo constituyen fuentes para el estudio

de las misiones, podemos mencionar, entre otras, Antonio Ruiz de Montoya, La conquista espiritual del

Paraguay, Rosario, Edición del Equipo Difusor de Estudios de Historia Iberoamericana, 1989; Pedro Lozano,

Descripción Chorographica del terreno, ríos, arboles y animales de las dilatadísimas provincias del Gran

Chaco Gualamba: y de los ritos y costumbres de las innumerables naciones bárbaras, e infieles que las habitan,

Córdoba, 1973; Antonio Muratori, El cristianismo feliz en las Misiones de la Compañía de Jesús (1743);

Hanisch Espíndola, W. Historia de la Compañía de Jesús en Chile (1593-1955), Buenos Aires, Ed. Francisco de

Aguirre, 1974; y Serafim Leite, História da Companhia de Jesús no Brasil, Río de Janeiro, 1938, obra que

comprende nueve tomos que recorren aspectos muy variados de la historia de la orden en Brasil.

Page 20: Proyecto de tesis - UNICEN

20

de su fundador, Ignacio de Loyola, sobre el que se han escrito también numerosas biografías,

donde se destaca la importancia del mensaje ignaciano, su influencia en la educación y la

actividad misionera.18

Por otra parte, existe, desde el siglo XVIII, una importante corriente de pensamiento

antijesuita centrada en la crítica a las manifestaciones culturales y políticas de los ignacianos.

Surgida en el contexto de la expulsión de los jesuitas de los territorios de Portugal y España, y

centrada fundamentalmente, en el “mito negro antijesuítico”, dicha corriente se hizo más

fuerte en Portugal a lo largo del siglo XIX.

De la misma manera, trabajos de estas características abundan a la hora de dar cuenta

de la Historia de la Iglesia en América. Existe una variedad de trabajos que, inspirados en un

espíritu teológico, reducen, en muchos casos, su historia a la acción de su jerarquía desde una

perspectiva excesivamente institucional y monolítica, apuntando a una historia general de la

Iglesia en Hispanoamérica.19

La historia de la Iglesia en América, o de lo que algunos han llamado “Historia del

cristianismo”, y de la religión, constituye un área de investigación compartida y, en ocasiones,

en disputa entre la historia y la teología. Desde la teología, se afirmaba que “la Historia de la

Iglesia era la historia, del desarrollo en el tiempo y en el espacio de la Iglesia fundada por

Cristo”20

y, por lo tanto, revestía connotaciones fuertemente apologéticas. A partir del

Concilio Vaticano II, comienza a reivindicarse una aproximación estrictamente histórica a las

temáticas vinculadas a la Iglesia y la religión. A partir de entonces, la historia y la teología se

definen más claramente como dos campos de investigación autónomos, aunque se continúan

planteando dos posturas, las que propician el diálogo y la colaboración entre historiadores

católicos y “laicos”, y aquellos que defienden la independencia de ambas disciplinas.

Entre la variedad de obras para abordar el estudio de la Iglesia en América,

consideramos importante destacar aquellas que proponen romper con la mirada

excesivamente española sobre la Iglesia. Como la obra de Antonio Ybot León, la obra de

18

Entre las obras sobre la historia de la Compañía de Jesús y su fundador, mencionamos: Lacouture, J., Jesuitas

I-II, Buenos Aires, Paidós, 1991; Wright, J., Missões, Mitos e Historias, Rio de Janeiro, Relume -Dumará, 2006;

T. Lino de Assumpção (coord.), Historia Geral dos Jesuítas, Lisboa, Moraes Editores, 2° Edición 1982; William

V. Bangert, S. J. Historia da Companhia de Jesus, São Paulo, Ed. Loyola, 1985; André Ravier, S. J., Santo

Inácio funda a Companhia de Jesus, São Paulo, 1982. 19

Di Stefano, R., “De la teología a la historia… op. cit. 20

Guasco, Mauricio, “Storia della Chiesa, Sociología, Teología”, en Cestaro, A., Studi di storia sociale e

religiosa scritti in onore di Gabriele De Rosa, Nápoles, Ferraro, 1980.

Page 21: Proyecto de tesis - UNICEN

21

Enrique Dussel, publicada por el CEHILA, signada por una manera estrictamente teológica de

entender la historia, y la obra de Hans-Jüren Prien, que representa un cambio desde la Historia

de la Iglesia a una “historia del cristianismo”.21

Intentan los tres autores romper con la óptica

eurocéntrica y españolista, planteando la construcción de una historia “desde América”.

Todas estas posibles perspectivas de análisis coincidían en un aspecto, presentar a la

Iglesia como una institución que concentraba el poder político, económico y social, en el cual

los sujetos históricos, agentes de la evangelización, frailes, misioneros, miembros del clero

secular o regular, se desdibujaban del tiempo histórico excesivamente concentrado en lo

colectivo.

Estas visiones son propiciadas por la primacía que, hacia las décadas de 1960 y 1970,

tiene el paradigma de la corriente de Annales. Este tipo de análisis influye en el tipo de

temáticas y de obras sobre la Iglesia que se producen desde entonces.

De esta manera, se hace evidente la importancia de las categorías socio-étnicas y

socio-profesionales para referirse al estudio de la sociedad latinoamericana. Así, los análisis

se concentraban en los españoles, indios, mestizos, encomenderos, comerciantes,

terratenientes, etc. Lo cual se creía que correspondía a la efectiva división social en América.

Muchos de estos trabajos se concentraban en el origen y la importancia de la fortuna para la

elite, en la mentalidad de su época, e intentaban elaborar un análisis en términos de estructura

social.

Al mismo tiempo, se multiplicaban los trabajos que analizaban la estructura

administrativa colonial, lo cual constituía en parte una historia social de las instituciones en la

América colonial. La historiografía de la administración de tipo jurídico e institucional se

propuso reconstruir las normas y las estructuras sociales, la organización jurídica e

institucional de los órganos de la colonia, para luego abordar, en segunda instancia, a los

“grandes personajes”: virreyes, visitadores, oidores, etc. Los análisis de estas características

21

Entre las obras generales sobre la Iglesia, cabe mencionar: Antonio Ybot León, La Iglesia y los eclesiásticos

españoles en la empresa de Indias, Barcelona, 1954-1963, comprende dos volúmenes: “Las ideas y los hechos”,

donde se expone el rol de la Iglesia en los inicios de la conquista, la relación con los naturales y con el Estado

español; y “La obra y los artífices”, donde expone la actividad misional de cada una de las órdenes y concluye

en los años previos a la emancipación. La publicación del CEHILA, Historia general de la Iglesia en América

Latina, Salamanca, 1983, el primer tomo corresponde a Enrique Dussel, “Introducción general a la Historia en

América Latina; y Hans-Jaüren Prien, La historia del Cristianismo en América Latina, Salamanca, Ed.

Castellano, 1985. Una versión más reciente, pero que no renuncia al espíritu enciclopedista es: Pedro Borges

(Dir.), Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas, Vol. I y II, Madrid, Biblioteca de Autores

Cristianos, Quinto Centenario, 1992.

Page 22: Proyecto de tesis - UNICEN

22

estuvieron acompañados por estudios sobre el funcionamiento económico del sistema colonial

en base a los temas clásicos: minería, agricultura, ganadería, etc.22

Así como la sociedad y la economía se analizaban en términos estructurales, lo mismo

ocurrió con los estudios sobre la Iglesia en el período colonial. Si bien la historia de la Iglesia

puede constituir un campo de investigación en sí mismo, en cuyo seno surgen y se

contraponen diferentes tendencias, se pueden mencionar algunos enfoques, que predominaban

por entonces, para abordar la historia de la Iglesia durante la colonia.

Durante mucho tiempo, la Iglesia fue estudiada como una mera estructura de control

social e ideológico, basada en un ascendiente superior al de cualquier otra institución; como

un agente económico; como una continuación del poder político; como una filosofía o

conjunto de planteamientos éticos o morales, más o menos aceptados o permeados en el

imaginario colectivo; como un agente de caridad pública o como una entidad de dinamización

cultural y artística. Otros estudios, finalmente, se enfocaron en el análisis del clero, muchas

veces entendidos como simples funcionarios eclesiásticos.

Sin embargo, superadas estas visiones, trabajos dedicados a la historia de la Orden de

San Ignacio, cayeron con facilidad en la tentación de exaltar la labor de los jesuitas como

misioneros, educadores, etc. Si bien para las décadas de 1980 y 1990 se desarrollan y

consolidan nuevas perspectivas historiográficas que dan cuenta de aspectos diferentes de la

historia de la Iglesia en América, en general, y de la Compañía de Jesús, en particular. No por

ello, se interrumpen los trabajos inspirados en la teología o surgidos del seno de la Iglesia

católica, que se conforman como campos de investigación autónomos. Ello encuentra su

correlato en lo que R. Di Stefano denomina “Nueva Historia de la Iglesia”, una historia que

es nueva en la medida en que se independiza de las disciplinas teológicas y permite pensar a

la Iglesia en términos estrictamente históricos.

22

Cabe mencionar a algunos autores referentes de estas posturas: Chevallier, François, La formation des grands

domaines au Méxique. Terre et société aux XVIe-XVIIe siècles, Paris, Institut d´Ethnologie, 1952; Gibson,

Charles, Los Aztecas bajo el dominio español. México, Siglo XXI, 1967; Sánchez Albornoz, Nicolás, La

población de América Latina. Desde los tiempos precolombinos al año 2000, Madrid, Alianza, 1973; Fisher, J.,

Gobierno y sociedad en el Perú colonial. El sistema de intendencias, México, FCE, 1976; Sánchez Albornoz, N.,

Indios y tributos en el Alto Perú, Lima, IEP, 1978; Lockhart, James, El mundo hispanoperuano, 1552-1560,

México, FCE, 1982; Flores Galindo, Alberto, Aristocracia y Plebe. Lima, 1760-1830, Lima, Mosca Azul, 1984;

Guevara Gil, Jorge, Propiedad agraria y derecho colonial. Los documentos de la hacienda San Totis. Cuzco,

(1543-1822), Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 1993.

Page 23: Proyecto de tesis - UNICEN

23

Los estudios sobre los bienes temporales de los Jesuitas

Las actividades de la Orden en el ámbito temporal constituyen aún un tema polémico y

poco conocido en todas sus facetas. Si bien en las últimas décadas del siglo XX, el tema ha

comenzado a ser analizado, el objetivo principal era comprender las relaciones económicas de

los Colegios y Residencias Jesuitas en diversas partes de América. Colocando las actividades

económicas de la Compañía de Jesús sobre un telón de fondo que destacaba, la autonomía

económica, la ordenada administración de los bienes por parte de los jesuitas, y minimizando

las ganancias y los beneficios de las variadas actividades económicas en que estuvieron

involucrados los ignacianos durante la colonia.

En otras ocasiones se estudio la economía de la Orden en América a partir de las

estructuras económicas de la colonia. Es decir, se analizó, pero en un rol secundario, el papel

de los jesuitas como propietarios de tierras, haciendas y plantaciones. Surge así, el interés por

analizar el rol de la Iglesia como un gran propietario de tierras durante la colonia y, en

particular, el estudio de las propiedades rurales de la Compañía, facilitado por la existencia de

numerosos archivos que la Orden dejó luego de su expulsión. En este contexto se ubican

algunos trabajos sobre las propiedades jesuitas, como los que se mencionan a continuación.

En el marco de los estudios que analizan la conformación de la gran propiedad en

América Latina, se presentan las primeras referencias a las haciendas jesuitas.23

El libro de

Enrique Florescano,24

publicado en 1975, dedica dos importantes artículos a las haciendas

jesuitas. El de Hermes Tovar Pinzón analiza la empresa agraria jesuita a partir de sus

elementos constitutivos: tierra, trabajo y producción. Y el de James Denson Riley analiza el

desarrollo y funcionamiento de la hacienda de Santa Lucía.

Nicholas Cushner25

, por su parte, examina las actividades económicas de los Jesuitas

en tres regiones de la América española, destacando la especificidad de cada región y el

modelo productivo implantado por la Corona española y practicado por los religiosos.

Estudia, además, cómo fue la adquisición de las propiedades por parte de los Jesuitas, por

medio de compra y herencia testamentaria. Logra dilucidar la complejidad de las empresas

jesuitas, destacando el papel desempeñado por los ignacianos en el sistema agrario comercial

23

Chevalier, F. Land and Society in colonial México, Univerrsity of California Press, 1963. 24

Florescano, E. (comp.), Haciendas… op. cit.; se pueden mencionar además las siguientes obras: Presta, A. M.,

“Ingresos y gastos…”, op. cit.; y Konrad, Herman W., Una hacienda de los jesuitas en el México colonial: Santa

Lucia, 1576-1767, México, FCE, 1995 (2ª ed.). 25

Cushner, N., Lords of the Land… op. cit. y Jesuit Ranches… op. cit

Page 24: Proyecto de tesis - UNICEN

24

de Hispanoamérica, en el cual fueron agentes importantes de la administración de

propiedades, estimulando y reinvirtiendo en la producción.

Por otra parte, el desarrollo de la historiografía sobre las haciendas jesuitas del interior

del Río de la Plata, recibe un importante impulso a partir del libro de Carlos Mayo,26

quien al

mismo tiempo se refiere a la escasez de estudios preexistentes sobre este tema. Menciona a

aquellos que, siendo escritos por los mismos historiadores jesuitas, tienden a obviar y a no dar

demasiadas precisiones sobre los negocios y propiedades de la Orden. Hasta el libro de

Magnus Mörner,27

que ofrece las primeras referencias claras sobre las actividades económicas

de la Compañía, no llega a constituir un trabajo específico sobre las haciendas.

En el mencionado trabajo, Mayo presenta un estudio sobre diferentes haciendas de

Córdoba y el Noroeste y hace un análisis preciso sobre la utilización de la mano de obra

esclava, la fuerza de trabajo libre, las formas de producción, los ingresos y circulación de la

plata, entre otros aspectos.

Dentro de los trabajos que se ocupan de las actividades económicas de los jesuitas,

mencionamos una obra que se ocupa principalmente de los negocios jesuíticos en el Brasil

colonial y que representa un estudio muy novedoso y completo de los bienes temporales de la

Compañía de Jesús en la América portuguesa. Paulo de Assunção28

explora la actuación

económica de la Orden, penetrando en las estrategias financieras de la Compañía, los

negocios y las competencias temporales en el contexto de la expulsión de los jesuitas de las

tierras de Portugal. Al preguntarse sobre, ¿cuáles eran los negocios de la Compañía de Jesús?,

el autor desarrolla un trabajo que introduce en una historia social de la Orden religiosa, al

tiempo que trata un tema polémico como las cuestiones vinculadas a las prácticas económicas

utilizadas para la manutención de las residencias y los colegios. Este extenso trabajo sobre

Brasil, aporta un análisis muy completo para pensar la acción económica de los jesuitas en

otros espacios y para otros tiempos.

Algunas consideraciones sobre los estudios de las Misiones Jesuitas

Numerosos autores dedican especial atención a las Reducciones Jesuitas localizadas en

territorio español y portugués. En términos generales, analizan la acción de los ignacianos a 26

Mayo, C., La historia agraria… op. cit. 27

Mörner, M., Actividades políticas… op. cit. 28

Paulo de Assunção, Negócios Jesuíticos, o cotidiano da administração dos bens divinos, São Pablo, Edusp,

2004.

Page 25: Proyecto de tesis - UNICEN

25

partir de las Misiones, desde su formación hasta su expulsión. Los autores contemplan las

estructuras socioeconómicas de las misiones, las formas de evangelización, la organización

del trabajo, el problema de la mano de obra, la política encomendera, las relaciones de

producción, a veces se refieren a temas vinculados a las culturas aborígenes de cada área,

analizando también, las misiones en el marco de las relaciones fronterizas.

Un interés particular han despertado las Misiones Jesuíticas de Paraguay. Se ha

destacado su carácter de experimento único, dando lugar a una vasta producción que se

detuvo en aspectos de la cultura y la vida de los Guaraníes y, fundamentalmente, en el

funcionamiento del sistema económico y social implantado por los jesuitas.

Los antecedentes se remontan al pensamiento iluminista. “La llamada República

Jesuita del Paraguay fue, en la historia de la cultura del siglo XVIII, un ejemplo excepcional

de colonización, y uno de los más importantes modelos del imaginario social a los que tuvo

acceso el pensamiento del Iluminismo.”29

En la obra del abate Muratori, “El cristianismo feliz

en las misiones de los padres de la Compañía de Jesús en el Paraguay”, publicada en

Venecia en 1743,30

se destacan las realizaciones de los misioneros, en el contexto de

renovación surgido de la contrarreforma, y como una expresión de la “primitiva iglesia

cristiana”, constituyendo un claro ejemplo de las producciones apologéticas que caracterizan

gran parte de la producción de los jesuitas.

En el siglo XIX, los románticos, colaboran en fomentar el mito de la utopía clásica y

renacentista, buscando analogías entre el estado sistematizado por Platón y las reducciones

paraguayas. De la misma manera, Chateaubriand, en su visión romántica, atribuía gran

importancia al papel de la música en la conquista del corazón de los salvajes.31

Por último, dentro del pensamiento socialista, existen posturas que consideran la obra

de los Jesuitas en Paraguay, como la primera realización histórica del comunismo cristiano.

A la luz de estas posturas, surgen interpretaciones parciales y sesgadas, que buscan ser

superadas por trabajos que se presentan como objetivos aunque rigurosamente históricos.

29

Messmacher, M., La búsqueda del signo de Dios. Ocupación jesuita en la Baja California. México, FCE,

1997, pp. 113. 30

Armani, A., Ciudad de Dios y ciudad del sol. El “Estado” jesuita de los guaraníes, México, FCE, 1982, pp.

10. 31

Messmacher, M., La búsqueda… op. cit., pp. 114.

Page 26: Proyecto de tesis - UNICEN

26

Una cuestión que es objeto de revisión, son las características del sistema económico

desarrollado en las Misiones Jesuíticas. Así, se replantean los tópicos centrales del

iluminismo, romanticismo y socialismo, oponiendo el tradicionalismo de la economía

misionera al racionalismo, la solidaridad al individualismo, lo colectivo a la propiedad

privada, y la autosuficiencia a la economía de tráfico y monetaria.32

Una obra de referencia obligada es la de Alberto Armani,33

publicada en italiano en

1977 y en su primera edición en castellano en 1982. En ella, el autor analiza la conformación

del “Estado” Jesuita de los Guaraníes, en el contexto de la conquista de América, la

instauración de la Iglesia católica, y la política de la Corona española. Se remonta a la llegada

de los jesuitas al Paraguay, al establecimiento de las primeras reducciones, la expansión, el

apogeo y la decadencia de las mismas. Este recorrido le permite concentrarse en los aspectos

políticos, económicos, sociales y culturales del “Estado” Jesuita. De su obra, se deduce un

claro balance positivo del “sacro experimento” y del legado jesuita para los guaraníes.

Un nuevo capítulo en la historiografía Jesuita se inicia, hacia las décadas de 1980 y

1990, de la mano de los nuevos enfoques que, desde la Historia Social y la Nueva Historia

Cultural, contribuyen al desarrollo de una producción bibliográfica más diversificada.

Desde los años 80, investigaciones que, con nuevos métodos y perspectivas de análisis

provenientes de la historia social y la etnohistoria,34

han colocado en el centro de los estudios

a las sociedades indígenas que vivieron en las Misiones, en un esfuerzo por comprender el

impacto del establecimiento de las misiones sobre dichas sociedades. Así, la nueva historia de

la Misión examina los cambios en diversas áreas: en la organización económica y social, en la

cultura, incluyendo cambios en la visión del mundo, y en la demografía. Aspectos que antaño

tendían a resaltar el saldo positivo de dichos cambios. Al mismo tiempo, los trabajos sobre las

Misiones, al incorporar la dimensión de las relaciones interétnicas incluyen el espacio de

frontera como objeto de estudio.

Dentro de esta línea de investigación, que pone énfasis en las relaciones interétnicas,

se mencionan algunos trabajos relevantes. El trabajo colectivo editado por Gutiérrez Estévez, 32

A modo de ejemplo: Popescu, O., El sistema económico en las Misiones Jesuíticas, Bahía Blanca, Pampa Mar,

1952, y Sistema económico en las Misiones Jesuitas. Un vasto experimento de desarrollo indoamericano,

Barcelona, Ariel, 1967. 33

Armani, A., Ciudad de Dios… op. cit. 34

Sobre la importancia de la etnohistoria para el estudio de las sociedades americanas, y para una mayor

comprensión de las Misiones Jesuitas, véase, M. Cristina Bohn Martins, “Teoría, historia e etnohistoria”, Revista

de Estudios Leopoldenses, Serie Historia, Unisinos, Vol. 1, n° 2, julio-diciembre, 1997.

Page 27: Proyecto de tesis - UNICEN

27

M. L. Portilla, G. H. Gossen y J. Klor de Alva, explora, a partir de una diversidad de estudios

fuertemente vinculados a la antropología, el impacto de la conquista, los encuentros y

desencuentros entre indígenas y misioneros, los mecanismos de resistencia y adaptación, entre

otros temas. Se dedican varios artículos a las Misiones Jesuitas en diferentes áreas del Nuevo

Mundo, que responde a la necesidad de comprender, desde la mirada de la sociedad indígena,

los complejos procesos de reducción y conversión.35

Paralelamente, se desarrolla una serie de obras que conjugan el interés por las

Misiones Jesuitas con el mundo fronterizo. A partir de la nueva concepción de frontera,

entendida como un espacio de interacción, al mismo tiempo se permite que las

investigaciones se enfoquen hacia nuevos espacios de América Colonial. Durante la década de

1990 proliferan los estudios que analizan a las misiones y reducciones establecidas en las

fronteras, como parte de las políticas fronterizas de la Corona española y portuguesa, como

mecanismos de expansión y control territorial y de la población indígena.36

Por último, los estudios sobre las Misiones Jesuitas renuevan sus enfoques y

perspectivas a partir de la influencia de la Nueva Historia Cultural y la Historia de las

Mentalidades, que permiten indagar en la vida cotidiana de las misiones y logran una mayor

comprensión de la “mentalidad del misionero” y de los pueblos indígenas reducidos. En el

primer caso, los trabajos se basan en las cartas y crónicas de los misioneros que facilitan una

aproximación a la mentalidad y percepción que los padres jesuitas se construyeron del Nuevo

Mundo y sus habitantes, como del plan evangelizador ideado en el discurso y su puesta en 35

Stanley Brabdes, “Las misiones de la Alta California, como instrumento de conquista”; Del Río, I., “La guerra

de la Chichimeca y la misión de la Baja California”; Cañedo-Arguelles, T., “Las reducciones en el Alto Paraná”;

Rodrigues Brandáo, C., “Los Guaraníes: religiosos, resistencia y adaptación”, en Gutiérrez Estévez, León

Portilla, G. H. Gossen y J. Klor Alva, (eds.) De palabra y obra en el Nuevo Mundo. Encuentros interétnicos,

España, Siglo XXI, 1992. También se puede mencionar una serie de trabajos de las mismas características,

como: García Cabrera, J. C., Ofensas a Dios pleitos e injurias. Causas de idolatrías y hechicerías, Cajatambo

siglo XVII-XVIII, Cuzco, Centro de Estudios Regionales Andinos “Bartolomé de las Casas”, 1994; Santamaría,

Daniel, Del tabaco al incienso. Reducción y conversión en las Misiones jesuitas de las selvas sudamericanas,

siglos XVII y XVIII, CEIC, San Salvador de Jujuy, 1994; Maeder, E., “Las misiones de Chiquitos. Su evolución

demográfica en la etapa jesuítica y pos jesuítica, 1710-1767 y 1768-1830”; Levinton, N., “Las primeras iglesias

de los pueblo misionales. Grupos étnicos del tronco lingüístico Tupí-Guaraní”, en E. Normando Cruz (comp.),

Iglesia, Misiones y Religiosidad Colonial, Anuario CEIC, San Salvador de Jujuy, 2000. 36

Forster, R., Jesuitas y Mapuches, 1593-1767, Santiago de Chile, Edición Universitaria, 1996; Negro, S. y

Marzal, M., Un reino en la frontera. Las misiones jesuitas en la América Colonial, Lima, Pontificia Universidad

Católica del Perú, Abya-Yala, 1999; Pinto Rodríguez, J. (ed.), Araucanía y Pampas. Un mundo fronterizo en

América del Sur, Temuco, Ediciones Universidad de la Frontera, 1996; Santamaría, D., “Fronteras indígenas del

oriente boliviano. La dominación colonial en Moxos y Chiquitos, 1675-1810”, Boletín Americanista, n° 36,

Barcelona, 1986; Vitar, Beatriz, “Las relaciones entre los indígenas y el mundo colonial en un espacio

conflictivo: la frontera Tucumano-Chaqueña en el siglo XVIII”, Revista Española de Antropología Americana,

n° 21, Madrid, 1991; Barriera, D., Baravalle, M. y Peñalba, N., “Misioneros de frontera, los jesuitas durante el

siglo XVIII”, en D. Barriera (DIR.), Nueva Historia de Santa Fe. Economía y Sociedad (Siglos XVI a XVIII),

Rosario, Prehistoria-La Capital, 2006.

Page 28: Proyecto de tesis - UNICEN

28

práctica. También permite abordar las estrategias de los jesuitas en tanto sujetos históricos y

actores sociales de su época.37

En este sentido, si bien la imagen que la propia Compañía de Jesús construyó sobre

sí misma –la imagen de una institución fuertemente cohesionada y homogénea, basada en el

mutuo control y abocada a la evangelización y a la educación–, determinó, en gran medida,

los estudios existentes sobre la misma, y , más allá de las visiones idealizadas que hablan de

un Estado teocrático, de una “profética experiencia comunista”, y del modelo de una

sociedad igualitaria, es necesario matizar esos conceptos a la luz de los nuevos

conocimientos. De la misma manera deben ser reconsiderados los enfoques que reproducen

una imagen de eficiencia y éxito en todas las empresas acometidas por los jesuitas.

Las nociones sobre la Compañía y la actividad misionera, en América, pueden ser

repensadas a la luz de trabajos como los de Lía Quarleri.38

La autora llama la atención sobre

el escaso interés prestado por la historiografía jesuita a los desórdenes y heterogeneidades

internas así como a las tensiones entre los mismos jesuitas. Esto responde, por un lado, a la

propia imagen que la Compañía de Jesús construyó de sí misma, la imagen de una

institución fuertemente cohesionada y homogénea, basada en el mutuo control y abocada a

la evangelización y educación. Por otro lado, a las características de la documentación,

consistente en un corpus normativo y propagandístico generado por la misma Orden. En

consecuencia, la historiografía reprodujo en muchas ocasiones ciertas características

institucionales, tales como la uniformidad interna, la organización, la disciplina y la

eficiencia, asentadas en los cuerpos normativos de la Compañía de Jesús.

En contraste con estas posturas, Lía Quarleri se concentra en la diversidad de los

comportamientos y concepciones existentes para indagar en la dinámica interna y en la vida

37

Sobre la vida cotidiana en las Misiones Jesuitas, pueden mencionarse los siguientes trabajos: Díaz, Sandra

Liliana, “Lo diario y lo extraordinario en el entorno material del Guaraní de las misiones”, en II Congreso

Argentino de Americanistas 1997, Sociedad Argentina de Americanistas, Buenos Aires, 1998. Además, una

colección de reciente publicación dedicada a la historia de la vida cotidiana en México, en particular:

Hausberger, B., “La vida en el noroeste. Misiones Jesuitas, Pueblos y reales de minas”, en Escalante Gonzalbo,

P. (coord.), Historia de la Vida Cotidiana en México, México, FCE-Colegio de México, 2005, t. I; Frost, E. C.,

“Los colegios jesuitas”, en Rubial García, A. (coord.) Historia de la Vida Cotidiana en México, México, FCE-

Colegios de México, 2005, t. II. Sobre la historia de las mentalidades, véase, Deckmann Fleck, E. C., “As

reduções Jesuítico-Guaranís na perspectiva da Historia das Mentalidades” y Bohn Martins, M. C., “Tempo, festa

e espaço na reducto dos Guaraní”, en Negro, S. y Marzal, M. (coord.), Un reino… op. cit. 38

Quarleri, L., “Autonomía y buen gobierno. Conflictos internos de la orden jesuita en la provincia del Paraguay

(Córdoba y La Rioja, 1680-1720)”, Cuadernos de Historia, Serie Economía y Sociedad, Nº 7, Córdoba, 2005; y

Los jesuitas en Córdoba La Rioja colonial. Construcción de poder, diferenciación y manifestaciones de

oposición y resistencia en la interacción social, Tesis doctoral, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de

Buenos Aires, 2003.

Page 29: Proyecto de tesis - UNICEN

29

cotidiana de los jesuitas de las provincias. Centrándose en el período que se extiende de

1680 a 1720 en la Provincia del Paraguay, concretamente en Córdoba y La Rioja, intenta

desentrañar el complejo equilibrio existente entre la operatividad de la autonomía local y la

cristalización de un buen gobierno provincial.

En el mismo sentido, gran parte de la producción de Eliane Deckmann Fleck,39

nos

permite una mayor comprensión del funcionamiento de las Misiones Jesuitas. La autora

desarrolla una serie de nociones que permiten entender a las misiones como un espacio de

resignificación cultural, resultado de la conjunción de acervos culturales diferentes.

Tradicionalmente, se consideró que el proceso ocurrido en las misiones fue una mezcla de

aculturación, resistencia y adaptación, resultado de la cual los indígenas guaraníes aceptaron

la religión cristiana y diluyeron su propia identidad. Justamente, lo contrario a ésta visión es

lo que propone Deckmann Fleck, para quien no se puede hablar de absoluta conversión de

los indígenas a la religión católica y a la civilización occidental, sino de un proceso muy

complejo de resignificación de la tradición cultural guaraní.

La autora analiza este proceso a partir del propio discurso de los jesuitas, en

expresiones como el baile, el canto, la utilización de la medicina, las nociones sobre la

muerte, etc., de esta manera pueden observarse los intersticios entre una y otra cultura.

Dentro de la misma visión teórica y metodológica se pueden mencionar los trabajos

de M. Cristina Bohn Martins.40

En una línea de pensamiento que propicia la relación entre la

historia y la antropología, la autora analiza las fiestas y celebraciones en las reducciones del

Paraguay entre los siglos XVII y XVIII. En su obra analiza las fiestas “como un conjunto de

rituales colectivos y no rutinarios de una sociedad: celebraciones que envuelven a todo un

grupo o comunidad en un determinado tiempo, cíclico o excepcional.”41

Para ello, se

pregunta ¿qué aportan los guaraníes a esta experiencia? Considera que los pueblos reducidos

no fueron simples receptores de la cultura europea, sino que le imprimían a la vida en

reducciones sus propios atributos, acabando por definir las características de las Misiones de

indios guaraníes. Por lo tanto, en su trabajo, es central el estudio de las respuestas activas y

creativas de los guaraníes para la vida en las reducciones.

39

En este caso, destacamos el siguiente trabajo, además de los artículos mencionados anteriormente, Deckmann

Fleck, E. C. “Las reducciones jesuitico-guaranies –un espacio de creación y resignificación (Provincia Jesuítica

de Paraguay, siglo XVII)”, Cuadernos de Historia, nº 7, CIFFyH-UNC, Córdoba, 2005. 40

M. Cristina Bohn Martins, Sobre festas e Celebrações, as reduções do Paraguai (séculos XVII e XVIII), Passo

Fundo, UPF, 2006. 41

Ibíd. pp. 12.

Page 30: Proyecto de tesis - UNICEN

30

El surgimiento de nuevos estudios sobre el clero regular y secular

A partir de la utilización y búsqueda de nuevos conceptos para referirse a la sociedad

latinoamericana en general, y a la colonial en particular, se comienza a hablar de grupos, elite,

clase dominante y familia.

Al mismo tiempo, y sumado a la crisis del estructuralismo y el marxismo, se producen

múltiples desplazamientos fundamentales: de estructuras a redes, de sistemas de posición a

situaciones vividas, y de normas colectivas a estrategias singulares. El objeto de la Historia ya

no son las estructuras y los mecanismos que rigen fuera de toda intención subjetiva las

relaciones sociales, sino las racionalidades y las estrategias que ponen en práctica las

comunidades, las parentelas, las familias y los individuos.

Esta perspectiva de análisis e investigación es la que permite, junto con la “Nueva

Historia de la Iglesia” y la de las Misiones, proponer un enfoque diferente para el estudio de

la Compañía de Jesús en la ciudad de Buenos Aires.

Al mismo tiempo, se produjo un fuerte vínculo entre la Historia Social y la

denominada “Nueva Historia Cultural”, en particular la historia de las mentalidades que

permitió la identificación de los grupos sociales a partir de su comportamiento, actitudes,

decisiones y deseos específicos de esos actores colectivos. Según R. Chartier, “se afirmó una

forma inédita de historia a la vez social y cultural, centradas en las desviaciones y

discordancias existentes, por una parte, entre los diferentes sistemas de normas de una

sociedad y, por la otra, en el interior de cada uno de ellos. La mirada se desplazó de las reglas

impuestas a sus usos imaginativos, de las conductas obligadas a las decisiones permitidas por

los recursos propios de cada uno [...] Habituada a reconocer jerarquías y a construir colectivos

(categorías socioprofesionales, clases, grupos) la historia de las sociedades se dio nuevos

objetos, que deben ser estudiados a pequeña escala”.42

Sin duda, la historia social se vio influenciada por la Microhistoria. El cambio en la

escala de observación permitía abordar la historia social desde las distintas escalas de análisis,

permitiendo un retorno al sujeto social y, por consiguiente, a la dinámica social a partir de las

interrelaciones entre los individuos. Tal como afirma Chartier, la reducción de escala permite

42

Chartier, R., “La historia hoy en día: dudas, desafíos, propuestas”, en I. Olabarri y F. J. Caspistegui (Dir.), La

nueva historia cultural: la influencia del posestructuralismo y el auge de la interdisciplinariedad, Madrid,

Editorial Complutense, s/f., pp. 21.

Page 31: Proyecto de tesis - UNICEN

31

comprender las relaciones entre los sistemas de valores, creencias y representaciones y las

pertenencias sociales.43

La primacía otorgada al actor social dentro de la historia ha dado lugar a un interés

mayor por captar las interacciones entre los individuos y los contextos sociales en los que se

encuentran inmersos. Esta consideración implica aceptar la pluralidad de experiencias y

pertenencias de un mismo individuo. Así como remite, implícitamente, a una diversidad de

grupos a los que los individuos pueden pertenecer, plantea el problema de la noción de grupo

social.

Según François-Xavier Guerra, “los grupos propiamente dichos no son realidades

puramente clasificatorias sino conjuntos estructurados de individuos. La afirmación tiene una

doble dimensión. Que la unidad elemental de todo análisis social es el individuo, pues solo él

tiene conciencia y solo él actúa. Pero también que este individuo tiene una capacidad

relacional que se despliega en múltiples dimensiones y que lo hace capaz de construir grupos.

Ahora bien, la existencia de relaciones entre individuos no implica de por sí la existencia de

un grupo”.44

La acción surge como requisito indispensable para captar al grupo, lo cual no implica

que todos los miembros actúen de la misma manera, ni que un individuo pertenezca a un solo

grupo social. Es aquí donde la pluralidad de pertenencias y el campo estratégico en que se

sitúa la acción tienen que ser tomados en cuenta, ellos son los que permiten las estrategias

individuales, con un grado de libertad que varía mucho según el tipo de grupo. Como los

grupos, las identidades también son múltiples, tanto por el contexto como por la mirada del

observador.

Puesto que lo único que físicamente existe son los individuos, pareciera que todo

análisis de lo social se ve obligado a conceptualizar, formalizar o modelizar sus estructuras y

funcionamiento. De esta manera, muchos historiadores apuntan a un enfoque relacional de la

sociedad, a partir del análisis de redes. La diversidad de posturas sobre la importancia y la

forma adecuada de plantear el análisis de redes sociales, sus alcances y resultados, condujeron

a los historiadores a nuevos debates y polémicas.

43

Chartier, R., El mundo… op. cit., pp. 32-33. 44

Guerra, François-Xavier, “El análisis de los grupos sociales: balance historiográfico y debate crítico”, Anuario

IEHS, nº 15, Tandil, 2000, pp. 118.

Page 32: Proyecto de tesis - UNICEN

32

Colocamos aquí el acento porque es esta nueva perspectiva, proveniente de la Historia

Social, la que permite una renovación en los estudios sobre la Iglesia y el clero durante la

colonia, admitiendo estudiar a los religiosos y al clero en una dimensión social y relacional.

Dimensión que permite pensar el rol de la Orden de San Ignacio, en el Buenos Aires colonial,

en el contexto de la sociedad porteña y de las políticas emanadas por la Monarquía española,

en una perspectiva que contemple el accionar de la Compañía en su conjunto, sin perder de

vista, a los sujetos históricos, sus actitudes, intereses y percepciones, es decir, a los seguidores

de San Ignacio, en tanto actores activos de la sociedad colonial.

El libro compilado por Louisa Hoberman y Susan Socolow,45

que analiza a los

diferentes grupos sociales que habitaban en las ciudades coloniales, dedica un capítulo a los

“Religiosos” y otro a las “Religiosas”.

Cada uno de los artículos dedicados al análisis de los grupos sociales de

Latinoamérica, intenta proponer una noción de grupo, no necesariamente vinculado a

principios como: riqueza, ocupación, residencia, raza, título y cargo público. Incorpora otras

variables como: las corporaciones, los vínculos familiares y de compadrazgo, y ciertos

elementos que definían al grupo en términos identitarios, que permiten una aproximación

diferente a las divisiones sociales existentes en Hispanoamérica.

De la misma manera, el libro publicado posteriormente por Susan Socolow,46

realiza

un estudio mas específico sobre el Buenos Aires virreinal, analiza concretamente al grupo de

los comerciantes, su origen, las formas de reproducción del grupo, vinculadas a las estrategias

matrimoniales y a las pautas de movilidad social, su mentalidad y formas de vida, la

participación y los vínculos políticos, económicos y sociales. Entre los cuales cobran una

primacía esencial las relaciones entre los comerciantes porteños y el grupo del clero secular y

los miembros de las órdenes religiosas.

Por último, cabe mencionar un libro de publicación reciente, compilado por Valentina

Ayrolo,47

en el cual es evidente la intención de cada uno de los autores por proponer una

mirada diferente sobre el clero latinoamericano. Para ello, se considera al clero como un

45

Hoberman, L. y Socolow, S., (comps.), Ciudades y Sociedad en Latinoamérica Colonial, Buenos Aires, FCE,

1992. 46

Socolow, S., Los mercaderes… óp. cit. 47

Ayrolo, V. (Comp.), Estudios sobre el clero iberoamericano, entre la independencia y el Estado-Nación,

Salta, Universidad Nacional de Salta, CEPIHA, 2006.

Page 33: Proyecto de tesis - UNICEN

33

grupo dentro de la sociedad en la cual se encontraba inmerso, distinguiendo además su

actuación como individuo particular.

Tal como se expuso anteriormente, los estudios tradicionales de la Iglesia y el proceso

evangelizador en América, han sido enfocados desde una perspectiva meramente institucional

y estrictamente peninsular. A la luz de las corrientes historiográficas vinculadas a la Historia

Social (análisis de grupos y sistemas relacionales), la “Nueva Historia Cultural” y la Historia

de las Mentalidades, es posible proponer un nuevo nivel de análisis para los estudios de la

Iglesia, el clero, las órdenes religiosas y los jesuitas, en particular, que contemplen el accionar

de los actores sociales como protagonistas y partícipes de la sociedad colonial.

La estrecha vinculación entre la teología y la historia de la Iglesia, que durante mucho

tiempo marcó el camino de las investigaciones, y el devenir de los cambios historiográficos,

condujeron, finalmente, a una amplia diversificación de los estudios sobre la Iglesia y el clero,

con el objeto de dejar atrás las visiones excesivamente estructurales.48

Si bien es complejo definir una línea de investigación teórica y metodológica en la que

confluyan las perspectivas antes mencionadas, se pueden distinguir múltiples enfoques, entre

los que cabe mencionar:

1- El desarrollo incipiente de una historia de la Iglesia “desde abajo”, desde lo que

constituiría la “perspectiva de los pobres”. Así, se busca superar el abordaje de las

dimensiones institucionales, en particular las instancias del gobierno eclesiástico superiores,

para priorizar las formas de religiosidad, la vida pastoral, el mundo del clero y de los laicos

“militantes”.

2- Otro conjunto de investigaciones apuntan al estudio de las representaciones en una

sociedad de Antiguo Régimen como la colonial, en particular las formas que adoptaba la

lucha política, a partir de conflictos por cuestiones de etiqueta y ceremonial. Trabajos

generalmente inspirados en las obras de Roger Chartier, Norbert Elias y François-Xavier

Guerra, entre otros.49

48

Saranyana, Joseph-Ignasi, “El siglo de la teología latinoamericana”, Prohistoria, nº 6, Rosario, 2002. 49

Un ejemplo de ello son: Garavaglia, Juan Carlos, “El teatro del poder: ceremonias, tensiones y conflictos en el

Estado colonial”, Boletín del Ravignani, nº 14, Buenos Aires, 1996; Di Stefano, R., “Poder episcopal y poder

capitular en lucha: los conflictos entre el obispo Malvar y Pinto y el cabildo eclesiástico de Buenos Aires por la

cuestión de la liturgia”, Memoria Americana, nº 8, 1999; Urquiza, F., “Etiquetas y conflictos: el obispo, el virrey

Page 34: Proyecto de tesis - UNICEN

34

3- Otra vertiente, comienza a abordar el análisis de los diferentes grupos sociales

existentes en América durante la colonia, arrojando una visión mucho más satisfactoria y

planteando, al mismo tiempo, el problema de la dimensión religiosa, del funcionamiento de

las asociaciones de laicos –cofradías, hermandades, terceras órdenes, y las formas de

articulación entre instituciones eclesiásticas y la sociedad.50

4- En relación con lo anterior surgieron estudios sobre las estrategias familiares, en

particular del personal eclesiástico, el clero secular, las órdenes religiosas y las comunidades

monásticas. Estas temáticas comenzaron a despertar interés y ofrecieron material para la

producción de un número significativo de trabajos y de investigaciones actualmente en curso.

Ya no se trataba de biografiar las grandes figuras del catolicismo, y en particular la de los

eclesiásticos notables, sino de encarar aproximaciones prosopográficas y biografías

colectivas.51

Los enfoques expuestos no corresponden necesariamente a una línea de investigación

definida. Si bien podríamos afirmar que la “Nueva Historia de las Misiones Jesuitas” y la

“Nueva Historia de la Iglesia” que se perfilan, confluyen en una visión que permite repensar

el rol de las misiones en América y arrojar luz sobre sus protagonistas. De la misma manera,

los nuevos enfoques sobre la evangelización y la Iglesia en la colonia permiten una mayor

comprensión de la multiplicidad de visiones y percepciones, dejando entrever a los sujetos

históricos por sobre las instituciones y las estructuras.

Otra dimensión que se debe considerar es el rol y las características del clero regular

en América. Grupo que tradicionalmente se definió como un habitante de la campaña rural y

de las fronteras. Su organización e historia hacían de las órdenes regulares organismos

particularmente adaptados a la nueva actividad misionera en las indias. Según Paul Ganster, a

y el cabildo en el Río de la Plata en la segunda mitad del siglo XVIII”, Anuario de Estudios Americanos, Tomo

L, n° 1, Sevilla, 1993. 50

Socolow, S., Los mercaderes del Buenos Aires Virreinal: familia y comercio, Buenos Aires, Ediciones de la

Flor, 1991; Hoberman, L. y Socolow, S. (Comp.), Ciudades y Sociedad en Latinoamérica Colonial, Buenos

Aires, FCE, 1992. en esta obre se analizan los diferentes grupos sociales de las ciudades latinoamericanas,

dedicándole dos capítulos al estudio de los “Religiosos” y las “Religiosas”. 51

Acosta, Antonio, “La Iglesia en el Perú colonial temprano. Fray Jerónimo de Loaysa, primer obispo de Lima”,

Revista Andina, nº 1, 1996; Adrián, Mónica, “Estrategias políticas de los curas de Charcas en un contexto de

reformas y conflictividad creciente”, Andes, nº 11, Salta, 2000; Braccio, G., “Para mejor servir a Dios. El oficio

de ser monja”, en F. Devoto y M. Madero (comp.), Historia de la vida privada en la Argentina, Tomo I: “País

antiguo de la colonia a 1870”, Buenos Aires, Taurus, 1999; Ayrolo, V., “Curas de almas. Aproximación al clero

secular de la diócesis de Córdoba del Tucumán, en la primera mitad del siglo XIX”, Anuario IEHS, n° 19,

Tandil, 2004; Fraschina, A., “La clausura monacal: hierofanta y espejo de la sociedad”, Andes, Antropología e

Historia, n° 11, 2000.

Page 35: Proyecto de tesis - UNICEN

35

lo largo de todo el período de la conquista, los sacerdotes regulares, al igual que los seculares,

se inclinaban por abandonar la campaña, donde eran necesarios, y congregarse en las

ciudades. La mayoría de los miembros de las órdenes religiosas se establecieron en la

estructura de las ciudades coloniales, cada orden tejió rápidamente una gran cantidad de lazos

en todos los niveles de la sociedad local.52

Sobre la participación de las órdenes religiosas en la vida urbana, el mismo autor

explica que sus actividades se limitaban a la educación, al cuidado de enfermos, y tareas

sociales y de caridad en las que sus órdenes participaban; también se desempeñaban como

hombres de negocios. Según Ganster, las actividades comerciales y los negocios de sacerdotes

y clérigos se aceptaban como naturales dentro de la sociedad hispanoamericana. El tipo social

y económico, representado por el sacerdote-hombre de negocios, estuvo presente desde la

conquista. Se vinculaban al comercio, poseían propiedades rurales y urbanas, administraban

bienes y haciendas familiares, y se dedicaban a prestar dinero a interés, ya sea el propio, el de

parientes o el de viudas y solteronas.

Este análisis coloca a los miembros de las órdenes religiosas como actores sociales

muy activos y dinámicos dentro de las ciudades coloniales. Sin embargo, estudios de estas

características no se encuentran para la ciudad de Buenos Aires, solamente el clásico trabajo

de Magnus Mörner, que analiza las actividades políticas y económicas de los Jesuitas en el

Río de la Plata, y sugiere varias líneas de investigación futura vinculadas al rol de los jesuitas

en las ciudades, la importancia estratégica de los colegios, y la vinculación con las

propiedades rurales y otros agentes de la sociedad colonial.

Sí podemos hacer referencia a algunas obras de estas características para el período

posterior del Buenos Aires Virreinal, o referidas a otras órdenes religiosas o al clero secular.53

52

Ganster, Paul, “Religiosos”, en L. Hoberman y S. Socolow (comps.), Ciudades… op. cit., pp. 143-145. 53

De la misma autora, Socolow, S., “Religious Participation of the Porteño merchants: 1778-181”, The

Americas, Vol. 32, 1976. Tríos Melean, J., “Mercedarios, franciscanos y dominicos en el Río de la Plata.

Estructura etaria, procedencia geográfica y patrones de carrera. Fines del periodo colonial”, Estudios-

Investigaciones, nº 22, La Plata, 1995; Di Stefano, R., “Abundancia de clérigos, escasez de párrocos: las

contradicciones del reclutamiento del clero en el Río de la Plata, (1777-1784)”, Boletín del Ravignani, nº 16-17,

1998; “Magistri clericorum. Estudios eclesiásticos e identidades sacerdotales en Buenos Aires a fines de la época

colonial”, Anuario IEHS, nº 12, 1997; y “Dinero poder y religión: el problema de la distribución de los diezmos

en la diócesis de Buenos Aires (1776-182)”, Quinto Sol, nº 4, 2000; Mayo, C., “Los betlemitas en Buenos Aires:

convento, economía y sociedad (1748-1822), Excama, Diputación provincial de Sevilla-Junta de Andalucía,

Sevilla, 1991; Mayo, C. y Peire, J., “Iglesia y crédito colonial: la política crediticia de los conventos de Buenos

Aires (1767-1810)”, Revista de Historia de América, nº 112, 1991; Avella Chàfer, F., “La situación económica

del clero secular de Buenos Aires durante los siglos XVII y XVIII”, Investigaciones y Ensayos, nº 29-30, Buenos

Aires, 1980-1981.

Page 36: Proyecto de tesis - UNICEN

36

Por último, cabe mencionar un libro de publicación reciente, compilado por Valentina

Ayrolo,54

en el cual es evidente la intención de cada uno de los autores por proponer una

mirada diferente sobre el clero latinoamericano. Para ello, se considera al clero como un

grupo dentro de la sociedad en la cual se encontraba inmerso, distinguiendo además su

actuación como individuo particular.

1.3-Las Fuentes

Consideramos necesario partir de un diseño de investigación cualitativo en donde se

utiliza la “observación documental” como estrategia metodológica y el análisis de contenido

como procedimiento analítico. El tipo de diseño de investigación que se utilizará es flexible,

donde los interrogantes serán el centro de la investigación y determinen los métodos y las

características del muestreo.

Al mismo tiempo, se contempla un análisis sobre la base de la misma temática para

otros espacios. Tendiente a enriquecer dicha investigación mediante un análisis comparativo

que permita complementar u oponer la situación de la Compañía de Jesús en Buenos Aires

con otros espacios de América, y la región platina en particular.

Las fuentes que permitirán abordar el tema propuesto son variadas y diversas, como

los repositorios donde se encuentran. Estos documentos fueron escritos, generalmente, por los

propios jesuitas o por funcionarios del gobierno, que informaban minuciosamente, por

diferentes razones, del desarrollo de las misiones y del accionar de la Orden. Muchos de ellos

aparecen transcriptos en obras realizadas por sacerdotes de la Orden que adquieren en sí

mismos el carácter de documentos.

Será necesario, para el desarrollo posterior de esta investigación, el análisis de los

documentos administrativos y militares relativos al período colonial disponibles en el Archivo

General de la Nación [en adelante AGN]. En particular, el fondo documental de la Compañía

de Jesús y las Disposiciones del Cabildo de Buenos Aires, así como las colecciones privadas

de Carlos Casavalle (1544-1904), Mario César Gras (1577-1883), y Andrés Lamas (1549-

1894).

54

Ayrolo, V. (Comp.), Estudios… op. cit.

Page 37: Proyecto de tesis - UNICEN

37

Para el período posterior a la expulsión de la Orden, consideramos relevantes las

disposiciones de la Junta de Temporalidades (en AGN), y los relativos a la Orden de los

Betlehemitas. También se prevé un relevamiento de documentación icnográfica y fotográfica

del Colegio Jesuita en Buenos Aires en los siglos XIX y XX.

Al mismo tiempo, se considera una fuente fundamental para el estudio del Colegio

Jesuita de Buenos Aires, las Cartas Anuas de la Compañía de Jesús, que constituyen extensos

informes anuales donde se informaba a los superiores de la Orden de las actividades

desarrolladas en Colegios, Residencias, Misiones, Haciendas, etc.

Asimismo, y dadas las características del proyecto de investigación, en esta instancia

se analizarán, especialmente, los Diarios de Viajeros de los siglos XVIII y XIX, así como las

crónicas de los misioneros que recorrieron el territorio por entonces.

La utilización de los diarios de viajeros para el estudio de la historia remite al real

aporte de los mismos, ya que poseen algunas limitaciones que es necesario tener en cuenta.

Entre las más importantes nos interesa destacar las siguientes:

- El escaso tiempo en que muchos de estos viajeros estuvieron en los territorios que

describen, a fin de considerar si sus juicios surgen de un conocimiento acabado de la sociedad

que describen. Será una de las consideraciones a tener en cuenta. También es necesario

considerar, cuánto de sus opiniones y juicios de valor no están influenciados por sus

sociedades de origen y procedencia y con qué intenciones se hicieron las relatorías, además de

sumar las dificultades idiomáticas y los prejuicios (religiosos, raciales, sociales, etc.), lo

mismo que el tiempo mediado entre el momento de la observación, vivencia y

experimentación, la fecha de regreso, y el momento en que decidieron escribir sus notas y el

año de publicación.

- Sumamente importante en este sentido es diferenciar los motivos de los viajes: de

navegación, actividades científicas, funciones diplomáticas y militares, fines religiosos,

intereses empresariales, comerciales o mineros.

- También es necesario tener en cuenta la nacionalidad y algunos datos biográficos que

nos permita conocer su procedencia y formación, profesión, año de llegada y de partida,

itinerarios y, finalmente, sus apreciaciones sobre determinados temas a través de sus relatos o

Page 38: Proyecto de tesis - UNICEN

38

notas de viaje. En nuestro caso, la mayoría de las Crónicas de viaje son de Padres jesuitas que

recorrieron el Río de la Plata en la segunda mitad del siglo XVIII.

- Al mismo tiempo, es interesante contemplar aquello que Mary Louise Pratt55

define

como “ojos imperiales”, refiriéndose a la visión que los mismos americanos transmiten a los

viajeros.

Entre las temáticas que acapararon la atención de los Jesuitas viajeros, se encuentran,

en primer lugar, las descripciones geográficas. Sus detallados informes, escritos y grabados

han ayudado a ajustar la cartografía existente sobre el continente. En estas descripciones es

posible encontrar características geológicas, mediciones de latitudes y longitudes, condiciones

climáticas, observaciones del paisaje y medio ambiente, flora, fauna, etc. En segundo lugar,

referencias específicas sobre los aborígenes que habitaban las regiones que visitaban. Además

de importantes apreciaciones sobre la forma de vida, no sólo de los aborígenes sino también

de los colonos que habitaban en las ciudades y en las áreas rurales. Allí aparecen, en algunos

casos, importantes estimaciones y descripciones demográficas y sociales. Las crónicas

Jesuitas se caracterizan, en este período, por el especial énfasis puesto en las descripciones

geográficas, con un pretendido carácter “científico”.

Respecto a la visión que ellos se hacían de las ciudades, aparece, constantemente y de

forma inmediata, una primera impresión sobre la visión de conjunto, para dar luego paso a la

descripción de vivencias, apreciaciones e intercambios. Finalmente, y de acuerdo a la fineza

de las observaciones, aparece el ritmo de la ciudad, las calles, las actividades, los comercios,

el mercado, las casas de familia, las iglesias, y los edificios públicos, entre otras cosas.

Tratándose de los viajeros Jesuitas, las referencias más importantes sobre las ciudades

están referidas a las Iglesias y Colegios que la Orden tenía en cada uno de los lugares

visitados. Incluso, se dan precisiones sobre la forma de vida de la Orden, así como de las

actividades del Colegio, residencia e Iglesia, entre otras cosas.

Cuando aparecen juicios de valor, remarcando la bondad de ciertas virtudes y la

malevolencia de algunos vicios, es necesario tomar en consideración las características de

personalidad, la situación circunstancial en la que se encontraban, y el grado de subjetividad a

la hora de emitir una opinión. Esto está en relación directa a las expectativas generadas por el

55

Pratt, Mary Louise, Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación, Universidad Nacional de

Quilmes, Buenos Aires, 1997.

Page 39: Proyecto de tesis - UNICEN

39

viaje, sus finalidades y la consecución o no de sus objetivos, que los llevará a la satisfacción o

a la frustración, y que, de alguna manera, influirá en sus impresiones y recuerdos.

Obviamente, en sus juicios de valor, tanto objetivos como subjetivos, la comparación con los

cánones de vida europeo es inevitable y casi constante en todas las crónicas de viajes.

Por otro lado, es necesario tener en cuenta la dimensión literaria de muchos de estos

relatos. La observación y la escritura los lleva a un doble juego de realidad-ficción que

condiciona tanto la forma como el fondo de la narración. En este momento, dejan de ser

viajeros para pasar a ser escritores-autores que se relacionan con editores y escriben-publican

para un determinado tipo de lector. Aquí, pasaríamos al campo de la literatura de viajes, lo

cual implica que, en ocasiones, tienden a transformarse en textos literarios que incluyen la

ficción.

En este sentido, se deben tener en cuenta los variados propósitos que motivaron los

viajes por América del sur, y el Río de la Plata, como así también quiénes eran los

destinatarios de sus diarios o crónicas de viaje. Muchos de ellos recorren y exploran el

territorio desde mediados del siglo XVIII, en el contexto de una Europa que se lanzaba hacia

una nueva “conciencia planetaria” y hacia las primeras “expediciones científicas”.56

Tal como

afirma M. L. Pratt, “[…] las ideologías dominantes establecían una clara distinción entre la

(interesada) búsqueda de riquezas y la (desinteresada) búsqueda de conocimiento; y por la

otra, la competencia entre naciones seguía siendo el motor de la expansión europea de

ultramar.”57

Sin duda, este será una de los elementos a discernir a la hora de analizar los

diarios de viaje seleccionados.

En lo que respecta a los Diarios de Misioneros jesuitas, además de las consideraciones

antes realizadas, se debe tener en cuenta el propósito principal, expresado por los Misioneros,

de evangelizar y establecer Misiones, así como de informar a los superiores de la Orden del

desarrollo y funcionamiento de las Misiones, de los Colegios y de las haciendas jesuitas. En

muchos casos, los viajes podían ser impulsados por la Orden, por la iglesia o por la Corona

española. En cada uno de estos casos, se entrecruzan claramente los intereses de los diversos

sectores involucrados.

56

Pratt, Mary Lousie, Ojos Imperiales… op.cit. 57

Ibíd., p. 43.

Page 40: Proyecto de tesis - UNICEN

40

Durante el período que abarca esta investigación, un sinnúmero de viajes y

expediciones partieron de un punto a otro del nuevo mundo. Quienes encabezaban muchos de

esos viajes de exploración eran misioneros jesuitas, quienes, para Guillermo Furlong, eran

“hombres que parecían nacidos para todo lo arduo y arriesgado”.58

Esta presencia activa en el territorio americano de distintos actores, en particular los

representantes de las Ordenes Regulares de la Iglesia, viene a sumarse a la no menos activa

presencia del Gobierno Colonial en estos territorios, con el objeto de incorporar a los mismos

al control de la metrópoli.

La presencia de los misioneros jesuitas en el Río de la Plata se hace efectiva a partir de

1740, aproximadamente, cuando se inicia la "conquista espiritual" del centro y sur del ámbito

bonaerense. A partir de mediados del siglo XVIII, es notable el creciente interés de la

Compañía y de la Corona en lo que, hasta entonces, se consideraban los confines del territorio

americano. El fin de estos viajes de exploración nos remite a la confluencia de intereses de la

Orden y la Corona que, en tiempos del siglo XVI, estaban vinculados al "descubrimiento" y

conquista de América, y en el siglo XVIII a la más "moderna" práctica de estudio e

investigación de los territorios conquistados.

Como vemos, a lo que podríamos definir como "viajes de fundación" de misiones,

debemos agregar los viajes de exploración e investigación del territorio. Tal es el caso de la

empresa acometida por el jesuita Cardiel, en cuatro oportunidades al sur de la actual Bahía

Blanca, y la del padre Quiroga, por mar. Este último conocido como el primer viaje científico

a la Patagonia. Sobre esto da cuenta el relato recogido por Furlong Cardiff.59

A los fines de esta investigación, se seleccionaron:

- El diario de viaje del Padre Quiroga, quien arriba a Buenos Aires en 1745,

cumpliendo diversas funciones en el territorio del Río de la Plata y, principalmente, dedicado

a realizar un expedición por las costas de la Patagonia.

- Un relato sobre la “Misión al Río del Sauce”, del padre J. Cardiel, que constituye, al

mismo tiempo, una suerte de biografía y recorrido por las diversas actividades del jesuita en

58

Furlong, Guillermo, Los Jesuitas y la Cultura Rioplatense, Buenos Aires, Secretaría de Cultura de la Nación,

1994, pp. 24. 59

Furlong, Guillermo, EL Padre José Quiroga, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1930.

Page 41: Proyecto de tesis - UNICEN

41

las misiones de los Guaraníes, en Paraguay, en el Colegio de Corrientes y de Santa Fe y en

Buenos Aires, así como en las diferentes expediciones que emprende.

- Las biografías de Guillermo Furlong Cardiff sobre el Padre Jesuita Tomas Falkner,

Domingo Muriel y Manuel Querín. Este último, permite un mayor conocimiento del accionar

de la Orden en el Río de la Plata, a través de los informes que el jesuita enviaba al rey entre

1747 y 1750.

Page 42: Proyecto de tesis - UNICEN

42

2- SEGUNDA PARTE: CONTEXTO HISTÓRICO

2.1- Orígenes de la Compañía de Jesús.

Jean Lacouture, en su obra “Jesuitas”,60

sostiene que “el acceso a la verdad –dice el

padre jesuitas Michel de Certau–, esta condicionado por el encuentro con el otro”, así como la

educación fue “una forma de apostolado que estuvo presente desde los orígenes de la

Compañía”. Estas expresiones reúnen algunos de los principios fundantes de la Orden creada

por San Ignacio de Loyola. De la misma manera, el Padre Serafim Leite,61

concuerda con esta

visión cuando afirma que “los jesuitas no fueron sólo misioneros, sino también

colonizadores”.

Acordar con estas expresiones es altamente tentador para un lector interesado en

conocer el derrotero de la Orden creada en 1534 por quien finalmente fuera conocido como

Ignacio de Loyola,62

originario de Azpetía, pequeña y fértil aldea vasca, en donde los señores

de Loyola habían servido, desde el siglo XIII, a la Corona de Castilla. En este marco de

reciprocidades se inscribe, seguramente, la entrega, por parte de su madre, del joven Iñigo al

albacea de la Reina Isabel, Don Juan Velázquez de Cuellar.

No sólo cerca del poder, sino también abierto a las vivencias que este ofrece, el joven

Iñigo “[...] aunque era aficionado a la fe, no vivía conforme a ella ni se guardaba de pecados.”

De estos tiempos cortesanos, Ignacio de Loyola recogerá innumerables amistades que lo

vincularán con el transcurso de los años a las monarquías europeas, emparentadas, muchas de

ellas, por las estrategias matrimoniales de las casas gobernantes.

Esta práctica habrá de contar con la fiel y efectiva disposición del fundador de la

Compañía de Jesús y sus sucesores, convertidos en pacientes expertos en recorrer el difícil

entramado de intereses europeos. Así, una de las características de la naciente Compañía será

la influencia, en lo más alto del poder político, con independencia del resto de las estructuras

del poder eclesiástico y basada en una organización vertical cuyos integrantes, “…tanto más

ávidos de disciplina y jerarquía cuanto que emergen del más exaltado vagabundo”, (así se

refiere J. Lacouture a Ignacio de Loyola), responden sólo y finalmente al General de la Orden

y al Papa. 60

Jean Lacouture, Jesuítas, I y II, España, Paidos, 1993. 61

Serafim Leite, Historia de Companhia de Jesus no Brasil, 1943, Prefacio, p. XII. 62

Fue bautizado con el nombre de Vasco de Eneko, traducido al castellano como Iñigo. Será en París, cuarenta y

tres años más tarde, cuando el hijo de los Loyola elegirá el nombre de Ignatius.

Page 43: Proyecto de tesis - UNICEN

43

Ignacio de Loyola, cuya conversión data del año 1521, cuando decide “trocar una

caballería por otra, el amor cortés por el amor de Dios y los copiosos beneficios del

feudalismo por la indigencia de los caminos de Jerusalén,”63

habrá de transitar por un

profundo cambio interior, en donde el sacrificio corporal, la reflexión y la prédica callejera y,

finalmente, la necesidad de profundizar en el conocimiento, lo llevarán, en “esta búsqueda del

saber”, a las aulas universitarias de España y Francia, convirtiéndose, este último, en un punto

de inflexión en la vida de Ignacio y de la futura Sociedad Ignaciana. Si bien respetuoso de las

normas establecidas y de la autoridad de Roma, su prédica en las esquinas pronto lo

convertirían en una amenaza al poder clerical, lo que, en esos tiempos de ebullición

reformista, lo habrán de poner en más de una oportunidad en las puertas de la Inquisición

española.

Por esos años, Ignacio de Loyola, se reúne con siete de sus primeros seguidores, el 15

de agoto de 1534, en el subsuelo de la capilla de Notre Dame, ubicada en las faldas de la

colina de Montmartre. Allí reunidos, tomaron la determinación de partir hacia Jerusalén y de

regreso ponerse bajo la autoridad del sumo Pontífice. El lugar elegido y los planes trazados en

ese encuentro, permiten marcar dos cuestiones. Una, el carácter simbólico de realizar los

votos en Jerusalén, y otra, que Loyola, “eligió estar en el centro de un concilio de vagabundos

y mártires.”

A esto debemos agregar un tercer elemento, lo posible, escogida la opción Roma, será

necesario tiempo y despliegue de influencias para que, en 1540, la Orden sea finalmente

aceptada. Tres puntos se destacan en su constitución: la obediencia, la exaltación de la

pobreza y la castidad. La obediencia se traducía en la abolición de la voluntad, docilidad

absoluta, “indiferencia”, y anulación radical en manos del General de la Orden y, a través de

él, del Papa Romano. Según Lacouture, este precepto esta simbolizado en la fórmula perinde

ac cadaver –como un cadáver muerto–.

Sin duda, el tema de la obediencia, dentro de la Orden y en particular del pensamiento

y la acción de su fundador, ha sido, a través del tiempo, una de las cuestiones más discutidas

por la historiografía jesuita.

La estricta obediencia se desarrolla en prácticas que se deslizan en el marco de una

incuestionable jerarquía encabezada por el Prepósito General, seguido de los asistentes,

63

Lacouture, J, Jesuítas..., op. cit. pp. 33.

Page 44: Proyecto de tesis - UNICEN

44

provinciales, superiores, prefectos, y garantizada por el admonitor, quien deberá estar atento a

los posibles excesos de la máxima autoridad. Esta estructura jerárquica funcionaba de manera

tal que, el General de la Orden, de carácter vitalicio, designaba a los Provinciales y Rectores,

pudiendo, además, enviar visitadores para la inspección de una provincia y cuando fuera

necesario hacerse cargo de la administración general. Designa también a un Procurador

General, que lo asiste en la consideración de problemas económicos y legales.

Sin embargo, el General no era la única autoridad capaz de tomar decisiones que

comprometían el porvenir de la Compañía. Periódicamente, se convocaba a una

Congregación General (asamblea que no se reúne en una fecha determinada, sino en caso de

muerte del general o por orden del Papa, cuyas funciones específicas eran las de elegir a un

nuevo general y hacer modificaciones en la constitución de la Orden). También se designaba

un admonitor y asistentes, cuya misión era informar o asesorar sobre cada una de las

assintenciae –distritos integrados por varias provincias.

La estructura de la Orden se subdividía en distritos denominados Provincias, dirigidas

por un Provincial, cuyo desempeño en el cargo era objeto de un informe anual presentado por

su secretario. Sus funciones específicas eran las de dirigir la Compañía, destinar a los

hombres a los puestos disponibles o que van a crearse, nombrar a una parte de los superiores

locales, seguir la evolución de las obras emprendidas y asegurar la relación constante con la

jerarquía.

Cada tres años, el provincial convocaba y presidía una Congregación Provincial

integrada por los superiores locales y ciertos jesuitas experimentados, destinada al planteo de

las proposiciones y necesidades de la provincia y a la elección de los procuradores, que

habrían de presentarse ante el General de la Orden en Roma. Estos últimos se reunían en

Roma para constituir, junto con el general, la Congregation Procuratorum.

De la misma manera, todos los rectores, los praepositi y los superiores eran

secundados por los consultores, a quienes debían recurrir en busca de consejo ante cualquier

asunto de importancia, informar al general acerca de las actividades del provincial, a quien

pueden interpelar, en caso de ser necesario en calidad de admonitor.

Dicho todo esto, es imposible no preguntarse cuales fueron los niveles de obediencia

alcanzados por la Orden a medida que se expandían por el mundo. En este sentido, los

Page 45: Proyecto de tesis - UNICEN

45

Colegios jesuitas habrían de jugar un rol sumamente importante en la formación de la

obediencia de sus servidores. Efectivamente, lo que el fundador consideró una excepción,

pronto fue regla. La “formación sistemática de los espíritus”, la educación como práctica de la

Orden, según Lacouture, no fue pensada como un principio que caracterizara a la Sociedad de

Jesús, a pesar de que algunos de los fundadores, provenientes de las universidades francesas,

pensaran lo contrario. Su implantación definitiva se debe a que Ignacio de Loyola

vislumbrará, en la educación sistemática, la formación de formadores que por miles habrían

de inundar las distintas latitudes. Efectivamente, la férrea formación en los principios

ignacianos será el reaseguro de esta Orden, inmiscuida como casi ninguna en los problemas

del siglo.

Establecida oficialmente el acta de nacimiento de la Compañía de Jesús el 27 de

septiembre de 1540, la Orden, recientemente fundada, necesitaba de una carta fundacional y

de un dirigente. Conforme a lo cual, en 1541, Ignacio de Loyola se convierte en el “primer

General de la Orden” y se establecen las Constituciones de la Compañía, que sufren algunas

modificaciones hacia el año 1600, durante el generalato del Padre Aquaviva y, desde

entonces, los reglamentos no han sufrido modificaciones esenciales.

Desde entonces, los ignacianos “dirán que están unidos para dispersarse y responder

así a las necesidades de la Iglesia y del mundo en expansión”. La Compañía se abría a las

exigencias de un mundo en expansión. Cuando muere San Ignacio, los jesuitas son un millar

repartidos en París, Varsovia, Brasil, Japón, México y el Congo. La relación fraterna que

existía entre los primeros jesuitas subsiste, en teoría, al vínculo institucional, en particular el

voto de obediencia actúa como salvaguarda.

Según Lacouture, la Compañía es, en su origen, misionera, creada por un vagabundo.

La Orden es, en esencia, vagabunda y, en segundo lugar, surge la vocación de educar. Los

jesuitas han escogido la movilidad y han acabado por ser vagabundos, a pesar del relativo

sedentarismo impuesto por los Colegios. La Compañía de Jesús estará signada, a lo largo de

toda su historia, por el pragmatismo de su creador, dando primacía a la acción por sobre todas

las cosas.

La autoimposición del éxito en la empresa de misionar habrá de caracterizar a los

integrantes de la Sociedad Ignaciana, siendo un ejemplo de la actitud tomada en la incursión

por lejanas latitudes, en donde el supremo objetivo de instalar a la Orden llevará a sus

Page 46: Proyecto de tesis - UNICEN

46

integrantes a mostrarse permeables a las creencias de otras culturas, utilizando un camino

inverso al resto del clero, como fue el aprender las distintas lenguas de los pueblos orientales

o americanos, incorporar algunas prácticas religiosas y culturales de los lugares, o el “detalle

menor” de adaptar sus vestimentas.

Probablemente, esta idea deba ser considerada cautelosamente, con el objeto de buscar

las respuestas adecuadas a los distintos problemas planteados alrededor de la historia de los

jesuitas, que van desde el respeto al otro hasta la convicción de crear un estado con base al

poder que otorga la apropiación del excedente producido por el otro. Estas cuestiones invitan

a una reflexión más profunda, que será retomada más adelante en relación a nuestro objeto de

estudio.

2.2- El surgimiento de los Colegios y su función en el seno de la Orden

Cualquiera fuera el motivo que dio a los Jesuitas impulso dentro de la estructura de la

educación sistemática –hecho que se verifica hasta en la actualidad–, sirvió en tiempos

cercanos a su fundación a resistir el vacío de los sectores nobles españoles.

Más allá del sentido estratégico que pudiera tener la fundación de los Colegios, el

interés por el conocimiento, la búsqueda del saber, será la marca del fundador extendida a

través de los siglos por toda la Orden. Sin embargo, las relaciones entre la ciencia y la

Compañía fueron durante mucho tiempo trágicas. La falta recae sobre el fundador, profeta

contradictorio de la libidio sciendi y la obediencia absoluta a la Iglesia Romana.

Todo el ambiente de Loyola conduce, desde la ruta de Manresa, y más aún en París, y

mejor todavía en Roma, a la búsqueda del conocimiento. Y todas las prescripciones

contenidas en las “Constituciones” y “Para sentir con la Iglesia”, imponen una práctica, una

disciplina rigurosa, que, ejerciéndose en el marco de una religión revelada, sólo podía

provocar, al decir de Lacouture, tensiones o coaliciones entre el dinamismo impulsado allí y

la docilidad manifestada aquí, entre la investigación del conocimiento, que no es más que un

movimiento, cuestionamiento e interrogación perpetua, y una estructura religiosa,

completamente armada de respuestas consideradas como definitivas.

Page 47: Proyecto de tesis - UNICEN

47

Así, abierta al humanismo y a su optimismo vital, mejor aún, al diálogo de las culturas

iniciado, desde su origen, en Japón, y afinado sin cesar, la Compañía no se atreve a

comprometerse de entrada en el combate de la autonomización de la ciencia con relación a la

teología.

En el siglo XVI, la educación sistemática fue una estrategia de supervivencia de la

Orden, también lo será el obviar las discusiones sobre la autonomía de la ciencia y la teología

durante los siglos XVII y XVIII. En este sentido, la Compañía preferirá adoptar un perfil bajo,

en relación a la astronomía, y dará preeminencia al estudio de la matemática y avanzará

decididamente hacia el campo de la geografía. Es aquí donde nuevamente aparece su

participación en lo que Lacouture denomina ciencia de alto riesgo: vinculada a navegaciones

aventuradas, plantea los problemas de la naturaleza del hombre, de la humanidad de los

“salvajes”, de la esclavitud y de la “colonización de los bárbaros”. Bajo la forma de la

cartografía, estrechamente imbricada con el poder, la diplomacia y la estrategia, veremos a los

jesuitas recorrer por mar y tierra, a mediados del siglo XVIII, parte del actual territorio

argentino. Nos quedará saber, cuáles fueron los objetivos de muchos de esos viajes y cuál fue

el rol que cumplían los jesuitas de Buenos Aires y qué relación tenían con muchos de esos

viajes. Sin embargo, no pretendemos adentrarnos aquí en la cuestión de los conocimientos

impartidos en los Colegios, ni en las características de la educación jesuita en sí misma.

Se ha mencionado mucho el carácter humanista de la Compañía de Jesús vinculado, en

parte, al contexto de su origen. De acuerdo a la visión creada desde los mismos ignacianos, se

consideraba que la educación jesuita era profundamente humanista, porque la concepción

ignaciana lo era. Aunque el humanismo pensado por su fundador fuera aquel que “no

respondía simplemente al estudio de los clásicos, los estudios humanistas eran tales por la

preocupación esencial por el hombre como ente complejo con diversas dimensiones que

parecían ser entendidas armoniosamente.”64

Asimismo, se debe tener en cuenta que la Compañía fue el instrumento ideal para

lograr los objetivos del Concilio de Trento. A ambos lados del océano, en las Indias

occidentales y en el extremo oriente, en la Europa cristiana y en las regiones de fuerte

influencia protestante, las escuelas de los jesuitas se abrieron para educar a los jóvenes. El

surgimiento de los Colegios, por tanto, responde a un contexto que lo favorece, y a la

64

Schmitz, Egidio, Os Jesuítas e a educação. A filosofia educacional da Companhia de Jesús, São Leopoldo,

Unisinos, 1994, p. 138.

Page 48: Proyecto de tesis - UNICEN

48

necesidad de la Orden de incrementar rápidamente el número de miembros. Con lo cual, los

Colegios constituían al mismo tiempo una necesidad, y representaban una solución práctica,

por la falta de miembros para la recientemente fundada Compañía de Jesús.

Siguiendo los preceptos del fundador, la educación debía ser adaptada a las

circunstancias de tiempo y lugar. Esto explica, y nos permite pensar en las variadas

características que tuvieron los Colegios en América, Europa y Asia.

Cada uno de los Colegios surgieron respondiendo a diferentes demandas, en general el

interés de la Orden estaba puesto en la creación de Colegios para la formación de nuevos

miembros, mientras que para la Corona, los Colegios servían de soporte para la acción

evangélica y para la sociedad local –principalmente en las sociedades hispanoamericana–,

respondiendo a la necesidad de educar a sus hijos y de fundar las primeras universidades en

tierras americanas. Aunque sin duda estos intereses se superponían u oponían por momentos,

cambiaron y se transformaron al ritmo de los tiempos que corrían y de las situaciones

concretas de espacio y lugar.

Los principios rectores de la educación quedaron contenidos en el Ratio Studiorum,

que respetaba fielmente las Constituciones Ignacianas. El Ratio Studiorum, comienza a

formularse en 1548, quedando definitivamente consagrado en el año 1599, durante el

generalato de Aquaviva. En palabras de Egídio Schmitz, “el espíritu del Ratio Studiorum

consiste en un grupo de principios comprensivos de la educación católica que San Ignacio

expresó en la cuarta parte de las constituciones”.65

Los Colegios nacieron rápidamente. Para 1550, sólo diez años después de la

consagración formal de la Orden, existían Colegios en India, Portugal, África, Brasil,

Salamanca y Francia. Y para 1606 ya existían ciento noventa y tres Colegios de los cuales

treinta y ocho se hallaban en América.

Los Colegios surgieron bajo cuatro formas diferentes de funcionamiento. Primero,

aquellos creados como Residencia, sólo para futuros jesuitas, de manera que los miembros

hacían sus estudios en las universidades civiles y completaban su formación en las residencias

a partir del estudio de los Ejercicios Espirituales. Este tipo de Residencia funcionó

principalmente en Europa durante los primeros años de la Orden. Segundo, los Colegios

65

Schmitz, E, Os Jesuítas… op. cit.

Page 49: Proyecto de tesis - UNICEN

49

docentes para jesuitas, en ellos los ignacianos formaban a miembros de las universidades

civiles, que también predominaron en Europa. Y tercero, los Colegios para jesuitas y para

alumnos seculares, o mixtos, que fueron los más comunes. Los que predominaron en

América, junto con los Colegios de educación primaria y secundaria.

Si bien se destaca la importancia que los Colegios adquieren dentro de la estructura de

la Orden, hay quienes postulan que la Compañía se vio arrastrada, casi contra su voluntad, en

un torbellino de fundaciones, ampliaciones y transformaciones de Colegios de internos, y en

menor número de universidades. Algunos podrán tener una vida efímera, ya sea porque no se

reciben las donaciones suficientes, o por la mala evaluación de la situación local y de los

apoyos previstos.

¿Cómo se explica entonces el ardor fundacional de los Colegios? y la rápida

expansión, a pesar de las dificultades que afrontan, cuando además los fundadores no tuvieron

esta intención previa y cundo los primeros compañeros no estaban preparados para ello. Por

un lado, esta aventura pone fin a la incertidumbre de los comienzos, uniéndose en un objetivo

definido, reconocible en la esfera pública y en un campo que no era propio de ninguna otra

orden religiosa. Por otro lado, los Colegios satisfacen las intenciones del comienzo,

permitiendo a la Orden establecerse en cualquier lugar del mundo.

Responden al deseo de universalismo inscrito en el corazón del proyecto jesuita, y

concuerda muy bien con la vocación “del deber de inteligencia”. Procuran así, un instrumento

privilegiado para aunar los intereses espirituales con los políticos, económicos y financieros,

que les permite mantener estrechos vínculos con los poderosos. Al abrir los Colegios, e

“inventar un modelo educativo”, la Compañía responde a una demanda social y encuentra allí

un instrumento de acción al servicio de la modernidad.

La educación dentro de la Orden fue contemplada también como un mecanismo para

“formar líderes”. “No fue por casualidad que los Jesuitas asumieran el apostolado de la

educación. Como se habían colocado enteramente al servicio de la Iglesia, comprendieron

fácilmente que sería a través de de la educación, especialmente de líderes, que podrían ayudar

a la Iglesia a reconquistar gradualmente gran parte de los países y naciones que habían

adherido o estaban adhiriendo a nuevas doctrinas.”66

66

Schmitz, E, Os Jesuítas… op. cit.

Page 50: Proyecto de tesis - UNICEN

50

A pesar del énfasis puesto en el carácter elitista de la educación jesuita, Pilar Gonzalbo

Aizpuru, considera que la educación no fue sólo una educación para la elite, “ya que hablar

del elitismo de la Compañía es caer en un lugar común”, partiendo del prejuicio de que los

jesuitas nunca se interesaron en la educación de los pobres, ni de los indios, mestizos y negros

de América colonial. Al mismo tiempo advierte que las escuelas eran gratuitas y argumenta a

favor de la existencia de una “educación popular de los jesuitas”, que se desarrollaba, “fuera

de las aulas, donde los jesuitas formaban a los niños que asistían a la catequesis, a las mujeres

que escuchaban sermones, a los presos en las cárceles, a los enfermos de los hospitales, a los

indios que vivían en las ciudades, y a los campesinos y negros”.67

Pilar Gonzalbo Aizpuru,68

destaca asimismo, la acción de los ignacianos desplegada

en los púlpitos, el confesionario y las repercusiones de su labor en el clero diocesano,

planteando que la labor educativa de la Orden se desenvolvió en otros ámbitos además de la

educación estrictamente formal.

Sin duda, estas palabras son esclarecedoras de la función prevista por la Compañía

para la educación y permite pensar que gran parte de los Colegios creados en América, y en

Buenos Aires en particular, respondió a la conjunción de intereses de la Orden, la Corona y la

sociedad local, y que tuvieron incumbencias mucho más amplias de las esperadas.

Las diversas funciones y dimensiones previstas por y para los Colegios Jesuitas, nos

permiten pensar que bajo la forma de la educación, la Compañía sirve a la Iglesia, a los

Príncipes, a la sociedad civil, y se sirve así misma haciéndose indispensable. Encuentra una

manera legítima de asociarse al esfuerzo de revitalización de la catolicidad deseado por el

Concilio de Trento. Sin duda, los Colegios aseguraron a la Orden una excelente inserción en

la Sociedad Moderna. La institución y su fundador supieron captar esa oportunidad y las

generaciones siguientes la continuaron por doquier. Más allá de que muchos de sus “éxitos”

se transformaron luego en argumentos en su contra.

67

Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación popular de los Jesuitas, México, Universidad Iberoamericana, 1989. 68

Ibíd. pp. 4-6.

Page 51: Proyecto de tesis - UNICEN

51

2.3- La Compañía de Jesús en América

Serafim Leite, en su historia de los Jesuitas en Brasil, afirma: “los jesuitas en América

tuvieron que hacer todo, bajo el riesgo de no hacer nada. Esta fue su cruz y su gloria. Los

jesuitas fueron maestros, labradores, constructores, mecánicos, profesores de facultades

académicas, criadores de ganado, enfermeros y médicos, exploradores de ríos y tierras,

confesores y consejeros de los gobernadores y virreyes”.69

Estas palabras resumen claramente lo que para muchos fue el accionar de la Compañía

en territorio americano. Aún a riesgo de simplificar excesivamente la cuestión, pretendemos,

en esta sección, revisar cuáles fueron las formas generales de establecimiento de la Orden y su

importancia. Si bien uno de los preceptos de San Ignacio era respetar y adaptar las Misiones y

Colegios al lugar y la época de su establecimiento, veremos que más allá de eso siguieron en

muchos casos un patrón preestablecido.

En el contexto del proyecto de evangelización en América, a los jesuitas les cabía un

rol de gran importancia, siendo, sin embargo, una de las últimas Órdenes en llegar al

continente. No por ello se vieron desplazados de los beneficios otorgados por la Corona de

España, ni relegados de los ámbitos de influencia social, política y económica. Tan importante

fue el establecimiento de Misiones y Reducciones tanto en Hispanoamérica como en América

Portuguesa, que aún hoy siguen generando discusiones y polémicas.

Según Beatriz Franzen fue la instalación de los jesuitas en Portugal, y la gran amistad

granjeada junto a la Corte de João II, la que permitió la entrada oficial de la Orden en España.

Los primeros jesuitas que llegaron a la América Española se instalaron en la Florida en

1566. Desde un principio, la Orden comienza a sentir la escasez de miembros frente a la

demanda creciente desde Europa y América. Dice el general de la Orden, Francisco de Borja,

“Devesé procurar yr a pocas partes, para que no se repartan en muchas los pocos que por

ahora pueden ser enviados […] pero si todavía fuere servido que vayan a outras partes,

desde luego no ay que hazer sino obedecer.”70

Desde luego que esto permite tomar dimensiones de la magna empresa a la que hacen

frente los jesuitas. Las instrucciones de Francisco de Borja para la evangelización de América,

69

Leite, S., História… op. cit., p. X. Prefacio. 70

Citado en Beatriz Vasconcelos Franzen, Os jesuitas…op. cit. pp. 62.

Page 52: Proyecto de tesis - UNICEN

52

recolectadas por Beatriz Franzen, nos permiten tomar una mayor dimensión de lo ocurrido por

entonces. El general recomendaba “prudencia en la acción misionera”, intentando no abarcar

más de lo que se puede tratar, “procurar una residencia cerca de donde el gobernador tiene la

suya”, priorizar la conquista de los principales de entre el gentío, así como procurar “servir y

dar ayuda a los que gobiernan en nombre de su Majestad, como a los demás cada uno en su

grado.” La actividad misionera y el método de evangelizar debía ser lento, de tal modo que

“sean bien probados y catequizados y que no tornen fácilmente a sus idolatrías.”

Por otra parte, atendiendo al devenir de los hechos, podemos decir que la presencia de

los jesuitas se establece primero en Brasil en 1553, luego en Florida en 1566, en Perú en

1568, y en México en 1568. Estos dos virreinatos fueron los centros desde donde comenzaron

a extenderse hacia otros territorios. Lima fue el centro para América del sur, y Nueva España

el punto de partida hacia el norte y América central.

La forma principal de penetración y asentamiento en América de la Compañía se

expreso de dos maneras, una a partir de las Misiones y Reducciones, y otra a partir de la

educación.

Las primeras dedicadas a la conversión de los pueblos aborígenes, adquirieron

características muy diversas en los territorios de Hispanoamérica y del Brasil, seria muy

complejo discernir aquí las diferentes formas de evangelización y reducción llevadas a cabo

por los jesuitas, así como las características que dicho proceso adquirió en relación al contexto

de cada área. Tal como se mencionara, a la hora de referirse a las Misiones Jesuitas, las

visiones utópicas e idealizadas se imponen por sobre las situaciones concretas de cada

espacio. Sin embargo aquí, solo queremos llamar la atención sobre las especificidades del

proceso de reducción llevado a cabo por los jesuitas. De la misma manera, los trabajos citados

desde lo que denominamos como los “Nuevos Estudios sobre las Misiones”, aportan

información sustancial que contribuye a pensar en las diferentes dimensiones presentes en el

estudio de las Misiones Jesuitas.

La educación, y el establecimiento de Colegios, formaron parte intrínseca del proceso

de evangelización en América por parte de los jesuitas. De manera general podemos decir que

los Colegios se establecieron en Hispanoamérica básicamente en las zonas urbanas, y con

población europea, y criolla. Los primeros y mas importantes Colegio se establecieron en las

principales capitales de los virreinatos, es decir en México y Perú. A la fundación de dichos

Page 53: Proyecto de tesis - UNICEN

53

Colegios se sumo el establecimiento de instituciones educativas, en casi todas las ciudades de

la América española. En muchas ocasiones la presencia de los jesuitas comenzaba con

modestas Residencias que con le correr de los años y ante la escasez de ámbitos de educación

concluían transformándose en Colegios.

En la tercera parte de la tesis se desarrolla específicamente la presencia de los jesuitas

en el Río de la Plata, aspecto que consideramos más relevante para contextualizar el rol de la

Compañía de Jesús en la ciudad de Buenos Aires. Para ello se presta especial atención a los

Colegios de la Provincia Jesuítica del Paraguay, y en menor medida a las Misiones de los

Guaraníes.

2.4- Las Reformas Borbónicas en Hispanoamérica

Una amplia producción historiográfica se ha detenido en el estudio del siglo XVII,

considerado tradicionalmente como un período de crisis, y en el siglo XVIII, considerado

como un período de crecimiento a partir del impulso reformista de los Borbones. El desarrollo

de la historiografía ha profundizado el estudio de estos antagonismos permitiendo una mayor

comprensión de la situación política, económica y social. Esto se tradujo en estudios

específicos sobre la minería en el siglo XVII en diferentes regiones de América, los cuales

matizan la situación de crisis del siglo XVII, y hacen hincapié en la recuperación

demográfica, en el intenso proceso de mestizaje, así como en el desarrollo del contrabando y

la corrupción en las Indias; entendidos, todos estos factores, como claros indicadores del

crecimiento y la autonomía de la América española.

Asimismo, se cuestiona el crecimiento del siglo XVIII, permitiendo matizar el período

borbónico con los resultados concretos de las reformas en el plano económico y social. Lo

cual permite reconsiderar, entre otras cosas, las causas de las revueltas del siglo XVIII en

Hispanoamérica.

Un aspecto central del siglo XVIII es el denominado “Regalismo Borbónico”, cuya

mayor expresión parece haber sido la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767. Dentro de

este panorama general, se intenta ubicar el accionar de la Orden en el Río de la Plata y en

Buenos Aires en particular.

Page 54: Proyecto de tesis - UNICEN

54

Considerando qué, el contexto de la política borbónica afectó e influyó en el accionar

de la Orden, creemos oportuno referirnos a las implicancias de las Reformas Borbónicas.

Con la muerte de Carlos II de España, el último Habsburgo, los Borbones ascenderán

al trono español con Felipe V en 1700, luego de haber trascendido la guerra de Sucesión

Española. La Monarquía Borbónica impondría innovaciones en un reino que presentaba

importantes y marcados signos de atraso económico y donde este imperio, a pesar de poseer

América y sus riquezas, no podía ponerse a la par de Francia y Gran Bretaña, consideradas las

nuevas grandes potencias del momento debido a su desarrollo industrial.

Las Reformas Borbónicas no se impusieron directamente sobre el continente

americano. La experiencia reformadora se dio primero en la propia España. En la Península,

las reformas se orientaron a unificar y centralizar los territorios que componían el imperio

español y que se habían descentralizado.

Las Reformas afectaron todos los aspectos de la vida política, económica, social y

cultural, tanto en España como en América, y cumplieron con los objetivos de dar un nuevo

impulso a la economía americana e incrementar el aporte de ésta al imperio español. Sin

embargo, también afectaron los intereses de las elites locales, por lo que su arbitraria

aplicación provocará un clima de resentimiento que finalmente derivará en la emancipación

política de América.

En una breve descripción de tales reformas se hará hincapié en aquellas cuyas

acciones significaron un cambio destacado en la vida de las colonias. En el plano

administrativo, se concentraron en un ministerio, que abarcara todos los asuntos relativos a las

Indias; es importante resaltar la creación de los virreinatos del Río de la Plata y Nueva

Granada; así como la instauración de un régimen más burocrático: el de Intendencias en

diversas provincias, esto suponía el reemplazo de funcionarios criollos por peninsulares más

calificados.

En el ámbito económico, se aplicaron estímulos para que se favoreciera el desarrollo

de la agricultura y la minería y a su vez, lentamente, se comenzó a eliminar el monopolio

comercial de la metrópoli sobre sus dominios americanos, esto sin dejar de reestructurar el

sistema tributario para mejorar el incremento de la recaudación en las aduanas reales.

Page 55: Proyecto de tesis - UNICEN

55

En materia eclesiástica, se quitaron las objeciones sobre la primacía que la Corona

quería tener con la expulsión de la Compañía de Jesús de los dominios de los Borbones

españoles. Esta reacción respondida no permitiría avanzar a aquellas órdenes que habían

alcanzado cierto grado de autarquía económica y autonomía política, al igual que atacar los

privilegios corporativos de los que estos gozaban.

Y finalmente, en el ámbito militar, las antiguas milicias fueron reemplazadas por

ejércitos profesionales para cuya formación se enviaron oficiales y tropas desde Europa, para

ello fue incorporada la concesión de fueros militares.

Se puede decir entonces que las Reformas Borbónicas cumplieron un papel destacado

para la implantación de la nueva política española en sus colonias. Dicha política de

administración, que recayó sobre las estructuras de América, posibilitó la inclusión de nuevos

pensamientos, movimientos sociales y una reubicación de las posiciones estratégicas que se

habían consolidado durante el período de los Habsburgo.

Sin duda, todo el andamiaje reformador de los Borbones permitió, y de hecho así fue,

que los intereses de los españoles se dirigieran a la búsqueda de lugares en la administración

colonial. Estas acciones eran visibles en las contiendas que sucederían, primero en España y

luego en América a principios del siglo XIX, desembocando en nuevas formas de adquisición

de autonomía por parte de América ante un Imperio español que se resquebrajaba cada vez

más.

La Reforma Eclesiástica del siglo XVIII

La tradicional y simbiótica alianza entre el altar y el trono se alteró considerablemente

como consecuencia de las reformas eclesiásticas del absolutismo ilustrado. Si desde el siglo

XVI la Corona ejercía el patronato de la Iglesia en América, a partir de una serie de

concesiones, este regalismo se reforzará durante la dinastía de los Borbones.

Todo comenzará con la expulsión de los jesuitas en 1767. Los jesuitas representaban la

ortodoxia impuesta por el Concilio de Trento y defendían el poder Papal contra los avances

del Estado Monárquico. Por lo tanto, Carlos III decretó la expulsión de los jesuitas de todos

sus dominios y prohibió la enseñanza y la defensa de su doctrina.

Page 56: Proyecto de tesis - UNICEN

56

El “Regalismo” Borbónico llevó a la práctica lo que en el plano teórico comenzaba a

definirse como el poder real, emanado de Dios y transmitido directamente a la monarquía, que

llevaba implícito el encargo de conquistar y evangelizar nuevas tierras y velar por el

sostenimiento y difusión de la Iglesia. El monarca se convertía así en vicario de Dios, sin

subordinación alguna a la Santa Sede. Una de las consecuencias de ello era que, los

eclesiásticos seleccionados por la corona para sus respectivos puestos y subordinados a las

autoridades civiles, quedaban reducidos a simples funcionarios del aparato estatal.

Con el objetivo de limitar el rol de la Iglesia en las cuestiones espirituales del dogma,

la liturgia y los sacramentos, se restringió el marco de actuación de los eclesiásticos,

comenzando por los obispos.

Otro terreno al que se prestó especial atención fue el de la jurisdicción eclesiástica,

donde se intentó regular su sistema judicial, endurecer el control de las comunicaciones

directas de los eclesiásticos con Roma, reforzar el uso del pase regio y resolver las

apelaciones de los casos dentro del ámbito del Imperio. En lo que se hizo especial hincapié

fue en la inmunidad eclesiástica: debido al fuero especial, los tribunales eclesiásticos

intervenían en muchas causas no exclusivamente religiosas, mientras que el clero era

intocable aunque estuviera involucrado en problemas de naturaleza civil.

En 1765 una Real Cédula fijaba el derecho a intervenir en las controversias emanadas

del Patronato Universal, como las referidas a los límites de las diócesis, las parroquias, los

conflictos en el interior de los cabildos, etc.

Como en la Indias, la vida religiosa se encuadraba en los ámbitos definidos por los

obispados y las provincias de las órdenes religiosas. Las décadas finales del siglo XVII y la

primera mitad del siglo XVIII, transcurrieron sin que se fundara ninguna nueva diócesis. Pero

para el gobierno religioso no sólo era importante el número de diócesis, sino la presencia y

dedicación de las máximas autoridades: los obispos.

A partir entonces, se estableció en diez años el período de permanencia máxima de un

obispo en su sede. Lo cual se tradujo en ausencias, estancias cortas y períodos vacantes, que

implicaron un menor control y seguimiento de la actividad de las Iglesias.

Tal situación, favoreció la consolidación de intereses personales por sobre las

instituciones, y con ello la tendencia a la reafirmación de grupos al interior del clero a escala

Page 57: Proyecto de tesis - UNICEN

57

local, representados por los cabildos eclesiásticos, párrocos y doctrineros de indios. Frente al

reforzamiento de los intereses sociales y económicos regionales, la figura y actuación de los

obispos, cuya presencia en el entorno social era pasajera, a veces se veía contestada, hasta el

punto de debilitarse su posición.

A diferencia de los obispos, los miembros de los cabildos eclesiásticos permanecían en

general períodos más largos en sus cargos, y por eso solían desarrollar intereses, tanto sociales

como económicos, mas sólidos en sus distritos. Esta tendencia se reforzaba al ser cortos los

mandatos de los obispos, y más aún, durante los períodos de sede vacante. Así, los cabildos

llegaban a consolidarse como auténticos grupos de poder en la gestión eclesiástica de las

diócesis, y en tanto grupos en disputa por el poder, no era extraño que surgieran divisiones en

su interior. El ámbito de influencia social, económico y político del cabildo era, como puede

suponerse muy extenso. En consecuencia, los canónicos de algunas sedes relevantes se

rehusaban a ascender a prelados en diócesis de menor importancia que aquellas donde

residían. En muchas ocasiones, algún obispo recién llegado a su sede, se encontraba

desplazado y con escaso margen de actuación en el gobierno de la diócesis.

El control del gobierno de la Iglesia colonial dio lugar a conflictos entre obispos y

miembros de los cabildos de las catedrales, o entre aquellos y las órdenes religiosas, que

defendían sus privilegios cuando se intentaba visitar sus jurisdicciones o reformarlas.71

Por otra parte, en el siglo XVIII, el mundo urbano y con él la Iglesia, seguía

mostrando un marcado contraste con el rural, como ocurría desde el comienzo de la

colonización. Las ciudades concentraban en torno a las estructuras de poder el mayor

volumen de población religiosa. Puede pensarse que eran las zonas urbanas donde abundaban

las oportunidades de trabajo, pero con frecuencia un buen número de clérigos y religiosos

carecían de una actividad determinada y de ingresos.

La atención religiosa de la población era cubierta también por las órdenes, que estaban

presentes por toda la geografía americana, y tenían las cabeceras de sus provincias en las

ciudades más importantes de Hispanoamérica. Las principales autoridades de las órdenes

religiosas, provinciales y superiores, formaban parte de la estructura del poder eclesiástico

71

Un ejemplo de trabajos que destacan estos conflictos son: Di Stefano, Roberto, “Poder episcopal y poder

capitular en lucha…op. cit., Garavaglia, Juan Carlos, “El teatro del poder: ceremonias, tensiones… op. cit.,

Urquiza, F., “Etiquetas y conflictos: el obispo, el virrey y el cabildo… op. cit.

Page 58: Proyecto de tesis - UNICEN

58

indiano, junto con los representantes del clero secular, obispos y cabildos, frente a los que

mantenían ciertos pruritos de autonomía.

En el siglo XVIII, además de las órdenes iniciales, había en el continente carmelitas,

benedictinos, betlehemitas, hermanos de San Juan de Dios y capuchinos. En general, los

conventos urbanos de las órdenes religiosas se sostenían con el mismo tipo de ingresos que

las parroquias diocesanas, aunque en muchos casos poseían haciendas.

Las ordenes religiosas se han analizado, muchas veces, como un clero problemático,

relajado en sus costumbres, excesivamente numeroso, falto de disciplina, con escaso control

en la selección de sus miembros y en el funcionamiento de muchas de sus casas. Situación

agravada por las pugnas entre el clero secular y el regular. Por ello, y porque constituían un

fuero específico dentro del propio fuero eclesiástico que afectaba la concentración del poder

absoluto, no escaparon a los intentos de reforma de Carlos III. Aunque como en otros aspectos

de la Reforma, no se dieron los resultados esperados.

La vida religiosa en el ámbito urbano reflejaba la riqueza y heterogeneidad de la

sociedad colonial, las diferencias entre las ciudades mas ricas y las mas modestas, y el

contraste entre el dogma y la expresión popular de la religión, que siempre tenía algo de

festivo. Cualquier acontecimiento social o político daba a lugar a celebraciones religiosas con

procesiones o misas solemnes, por ejemplo durante la llegada de un virrey, un arzobispo, o la

entronización o muerte de un monarca.

En el siglo XVIII prosiguió la tendencia al cambio de titularidad de las doctrinas a

favor del clero secular, proceso que se aceleró durante el reinado de los Borbones. El

mecanismo de control de los curas rurales desde los obispados, eran las visitas que los

prelados debían hacer anualmente a sus diócesis, aunque en la práctica no era algo habitual.

Una consecuencia de lo infrecuente e ineficaz de las visitas era una gran autonomía de los

doctrineros.

Desde comienzos de la colonia, la actuación económica de los doctrineros había sido

destacada, llegando a generar rentas, varias veces superior al valor del tributo indígena. Para

poner límites a esta situación, el virrey propuso que cualquier actuación de los curas debía ser

controlada por los corregidores, como autoridad civil inmediata. Esto, además de provocar un

conflicto de naturaleza regalista, no era una solución real, puesto que la ambición de los

Page 59: Proyecto de tesis - UNICEN

59

corregidores en cuanto a la apropiación del excedente indígena era idéntica o más acentuada

que la de los curas.

La situación llevó a importantes polémicas en las que intervinieron el obispo Liñean y

el obispo de Arequipa a favor de la inmunidad eclesiástica, y Juan Luís López a favor del

virrey. La polémica se apagó, pero el estado de cosas continuó en Perú y en toda América,

hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando nuevas circunstancias modificaron la situación.

En las diócesis de escasos recursos económicos, la posibilidad de conflictos por

problemas de esta naturaleza, eran menores. Al normal aislamiento de la Iglesia rural con

respecto a las autoridades urbanas, se suma la lejanía derivada de ser áreas marginales en la

colonia.

Para el mismo período, la intensa actividad de los curas de indios y,

consiguientemente, los intereses que desarrollaban en la esfera rural, los llevaron a

involucrarse en revueltas sociales de toda índole. Muy frecuentemente, en su base se

encontraba la presión económica a que era sometida la población aborigen por agentes

coloniales como los corregidores, los encomenderos y los propios curas, que se disputaban la

distribución del excedente económico indígena.

En este contexto de Reformas y conflictos se produce la expulsión de la Orden, restará

ver cual fue el impacto inmediato de dichas reformas en Buenos Aires y avanzar hacia una

mayor comprensión de la situación posterior a la expulsión de la Compañía, que permita

arrojar luz sobre la posterior resignificación del legado jesuita en el período virreinal.

2.5- La expulsión de la Compañía de los territorios americanos

Desde mediados del siglo XVIII, muchos parecían coincidir en que “había acabado el

tiempo de los jesuitas”, se pensaba que los jesuitas, tan hábiles en conciliar poderes, tan

prontos a sentarse con los poderosos, tan eficientes en actuar como intermediarios,

comenzaban a pagar el precio de su estrategia.

Durante el siglo XVII y XVIII, la Compañía se crea un número mayor de enemigos:

unos, les reprochan su humanismo; otros, en una época en que la Santa Sede representa una

Page 60: Proyecto de tesis - UNICEN

60

potencia política, ven en ella una fuerza papista más con la que hay que acabar para

disminuir el poder de la Iglesia; muchos concluirán en que hay que acabar con la Compañía

por su íntima relación con el Papado.

El cambio de dinastía en España, la exclusión de los jesuitas como confesores reales,

y el ascenso de un nuevo grupo de burócratas, coincidió con la divulgación de obras

filosóficas y políticas, y con un momento en que la sociedad tendía a la secularización y

racionalización de sus creencias.

A estos argumentos, se suma un contexto que favorece su propagación. A lo largo

del siglo XVII y XVIII, el fortalecimiento de los Estados Nacionales, cada vez más

centralizados y burocratizados, surgen como una barrera para los “hombres de negro” –así

se referían a los jesuitas. Eran incompatibles el universalismo y el pluriculturalismo de la

“República de los Guaraní”, con las nacientes afirmaciones de los Estados Nacionales.

La Compañía de Jesús fue primero expulsada de los territorios de Portugal bajo el

argumento de “preservar la autoridad real y la soberanía del Estado Lusitano, colaborando

también con la armonía de la sociedad amenazada por los religiosos. La expulsión asumía,

por tanto, aires de protección y defensa de los súbditos a merced de los religiosos corruptos

y cooptadores, que no median esfuerzos para conseguir sus intereses.”72

En Hispanoamérica, la “utopía” jesuita es interrumpida en 1767, cuando la Corona

de España establece la expulsión de la Orden de todos los territorios españoles. Los motivos

de la expulsión son variados y muy complejos. Lo cierto es que, desde mediados del siglo

XVIII, la Orden encontró oposiciones en todos los frentes, tanto en América como en

España.

Por un lado, se hallaban las quejas de los colonos y de las autoridades que llegaban

una y otra vez a la Corte de España. Quienes acusaban a los jesuitas de quitar a los colonos

la fuerza de trabajo indígena, de haber demostrado escasa fidelidad al Monarca, y de haber

constituido un “imperio dentro del imperio”, un “Estado dentro del Estado.”

Por otro lado, la política de los Reinos europeos busca cada vez más la autonomía

con respecto al poder pontificio, como parte del lento proceso de construcción de un poder

72

Paulo de Assunção, Negócios Jesuíticos... op. cit. pp. 42.

Page 61: Proyecto de tesis - UNICEN

61

estatal centralizado. En este contexto, se mira con desconfianza no sólo a la curia pontificia

sino también a las órdenes religiosas. Entre ellas, los jesuitas son considerados los “más

peligrosos”, por el voto de fidelidad al Papa, por su rol en la educación de los nobles, y

como confesores de los reyes.

Se ha dicho que después de la expulsión de la Orden, las misiones cayeron y pronto

desaparecieron. Sin duda, muchas familias abandonaron las misiones y la población se

redujo notablemente, en parte porque los administradores laicos fueron corruptos o porque

no contaban con el personal adecuado. Esta visión de rápido deterioro es cuestionada por

quienes postulan: el flujo de migrantes hacia el litoral que fue común y el proceso de

emigración de las reducciones que es anterior a la expulsión. En realidad, para otros, los

pueblos jesuitas fueron parte de un proceso general de disolución paulatina de los pueblos

indios por la vía del mestizaje. No podemos decir qué hubiera ocurrido si los jesuitas no

hubiesen sido expulsados, ni tampoco afirmar que la Corona española trató de abortar la

experiencia misionera. La Corte supuso que con otros religiosos las reducciones habrían

continuado su existencia, pero las medidas que tomó fueron generalmente torpes e

ignorantes de la realidad del Mundo Jesuítico del Paraguay.

Lo cierto es que son escasos los estudios que analizan el impacto de la expulsión de

la Compañía de Jesús, sin duda podemos suponer que la expulsión generó reacciones a favor

y en contra dentro de las sociedades locales. Estos son aspectos muy poco conocidos, si bien

se habla de un enorme vacío dejado por los jesuitas en las Misiones, y también en las

ciudades, donde se presentaban como “la” Orden religiosa en materia educativa. Estos

supuestos pueden también conducir a conclusiones apresuradas si no conociéramos que gran

parte de los documentos y relatos que recogen la experiencia de esos años son producidos

por los mismos Padres Jesuitas. Sería interesante reflexionar sobre estas cuestiones, a la luz

de la influencia de los jesuitas luego de su expulsión, influencia que, sin duda, llega hasta

nuestros días, a través de la educación y de lo que podemos denominar la existencia de una

memoria histórica de la Compañía, que influye en nuestra percepción de la misma.

Page 62: Proyecto de tesis - UNICEN

62

3- TERCERA PARTE: LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN BUENOS AIRES

3.1- La Compañía de Jesús en el Río de la Plata

La llegada de los jesuitas al Río de la Plata se inicia a fines del siglo XVI, arribando

por dos vías, una por el Perú, que les permite instalarse en Tucumán en 1585, y otra desde

Brasil, a partir de 1587. Por entonces, existía un fuerte interés de establecer misiones en el

Paraguay unidas a Brasil. Sin embargo, atendiendo al Soberano español, el 24 de enero de

1587, el general de la Compañía decidió que la Misión del Paraguay, entonces creada, fuese

subordinada a la Provincia Jesuítica del Perú.

Quedaban establecidas Lima y Asunción como las dos ciudades más importantes, sin

embargo, las crecientes dificultades en la comunicación entre ambos centros, determinan la

creación de la Provincia Jesuítica del Paraguay. (Ver mapa 1)

En 1605, el superior de la Orden de San Ignacio, Claudio Aquaviva, decreta la

creación de la Provincia Jesuítica del Paraguay, que comprendía: el este de Bolivia, el

sudoeste de Brasil, Argentina, Uruguay y algo de Chile, conformando parte de los

denominados treinta pueblos jesuítico guaraníes. De ellos, ocho se hallaban entre los ríos

Alto Paraná y Paraguay (hoy territorio paraguayo): San Ignacio Guazú (la primera de las

misiones fundadas), Santa María de la Fe, Santa Rosa, Santiago, San Cosme, Itapúa,

Trinidad y Jesús. Quince se encontraban en la actual República Argentina: Candelaria

(cabeza de reducciones), Santa Ana, Loreto, San Ignacio Miní, Corpus, San Carlos, San

José, Mártires, Concepción, Apóstoles, Santa María Mayor, San Javier, Santo Tomé, la Cruz

y Yapeyú. Al este del río Uruguay (actual territorio de Brasil), había siete: San Borja, San

Nicolás, San Luis Gonzaga, San Miguel Arcángel, San Lorenzo, San Juan Bautista y San

Ángel. (Ver mapa 2)

El trazado urbanístico de las Misiones tenía un modelo fijo: una plaza central

constituía el corazón de cada poblado, en ella se erigía una cruz imponente, acompañada

generalmente de la Virgen y el Santo patrono de la reducción. Este último era muy venerado

por los habitantes, que lo promovían casi al rango de divinidad local. En la plaza se centraba

la vida social de la comunidad, allí se encontraba la Iglesia, la escuela, el cementerio, las

viviendas de los misioneros, la “zona industrial”, los asilos de huérfanos y viudas y otros

edificios públicos. Sobre los lados restantes se ubicaban las casas de los guaraníes,

Page 63: Proyecto de tesis - UNICEN

63

dispuestas en largas filas paralelas que partían desde el centro de la reducción hacia la

periferia. (Ver imagen 1)

Al principio las construcciones fueron en general precarias, de barro, troncos y paja,

pero más tarde se llegaron a realizar obras maestras de arquitectura, en particular en la

construcción de las iglesias. Los templos debían ser lo suficientemente amplios como para

albergar a poblaciones que oscilaban entre los mil quinientos y los siete mil habitantes.

Primero las iglesias y luego las demás construcciones publicas y, en algunos casos, las casas

de los indios se edificaron o reconstruyeron con ladrillos, bloques de piedras y tejas. En el

período de esplendor de las Misiones, se perfeccionaron las técnicas de construcción y se

elaboró un estilo particular de arte barroco en el que confluían motivos, técnicas y criterios

europeos e indígenas.73

Es necesario tener en cuenta que, durante la centuria y media que duró esta

experiencia, cada Misión pasó por diferentes estadios de evolución, que en muchos casos no

coinciden cronológicamente entre sí, y que además cada una tuvo características propias,

signadas por el carácter de sus habitantes, por el momento de su fundación, por las

vicisitudes a que se vio sometida y hasta por su emplazamiento topográfico.

Desde la fundación de San Ignacio Guazú las misiones atraviesan momentos de

crecimiento y de crisis. Hacia la década de 1620 las Reducciones Jesuíticas del Paraguay

comienzan a llamar cada vez más la atención de la Iglesia y las autoridades españolas. Las

reducciones mas antiguas comenzaban perder el carácter de misiones, y de acuerdo con los

principios de la Orden se imponía su entrega a sacerdotes seculares. Sin embargo, la

ausencia de dichos sacerdotes en el Río de la Plata justifico la permanencia de los jesuitas.

Al mismo tiempo, durante la década de 1620 las reducciones cumplieron el plazo de diez

años de exención de encomiendas para los indios, situación que pese a la constante presión

de los colonos continuo extendiéndose.

Para 1627, los jesuitas habían fundado catorce reducciones, sin embargo, las

primeras se hallaban bajo el asedio de los paulistas, quienes procuraban esclavos entre los

indígenas de las Misiones. Esto generó que las reducciones que sobrevivieron fueran

trasladadas a través de un gran éxodo hacia el suroeste. Aun así, los misioneros decidieron

73

Para ampliar el tema del arte barroco en las Misiones, véase: Jáuregui y Penhos, “Las imágenes en la

Argentina colonial. Entre la devoción y el arte”, en José E. Burucúa (Dir.), Arte, sociedad y poética. Nueva

historia Argentina, Buenos aires, Sudamericana, 1999, vol. I, en particular pp. 45-103.

Page 64: Proyecto de tesis - UNICEN

64

organizar la defensa militar, olvidando las prohibiciones españolas respecto a la posesión de

armas de fuego por parte de los indígenas. Ya que en dicha ocasión, el Padre Montoya

consiguió un permiso especial de la Corona para autorizar la utilización de armas por parte

de los aborígenes reducidos. Como consecuencia de la nueva organización militar, y en

respuesta a las agresiones de los paulistas, en 1639 ocurren los primeros enfrentamientos

entre los bandeirantes y los guaraníes.

Hacia 1641, con la incursión de los bandeirantes y luego de la batalla de Mbororé, las

reducciones del Guayrá entran en crisis y se inicia una nueva migración de los pueblos.

Desde 1641 y hasta 1750 comienza una etapa de crecimiento y consolidación de las

misiones concentrándose en torno de los ejes fluviales Paraná y Paraguay. Hasta entonces no

se fundarán nuevas reducciones sino que se reforzarán las ya existentes, facilitando el

intercambio entre todas ellas e intensificando las comunicaciones en una red fluvial y

terrestre. Para comienzos del siglo XVIII cristaliza el apogeo del experimento misionero:

treinta pueblos, todos ellos modelos de urbanización, estratégicamente repartidos en zonas

fértiles, a los ojos de los jesuitas y del mundo occidental la obra se hallaba en su cenit. Las

imágenes majestuosas de las ruinas que hoy se tienen, rescatadas de la selva, pertenecen a

construcciones de fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Es decir, del período de

consolidación de las misiones y de la renovación urbana con la introducción del estilo

barroco.

La Compañía de Jesús construyó sobre sí misma, la imagen de una institución

fuertemente cohesionada y homogénea, basada en el mutuo control y abocada a la

evangelización y a la educación. En consecuencia, la mayoría de las visiones tienden a

profundizar en explicaciones sobre la estructura estatal y la administración civil, donde se

destaca el respeto a los caciques locales y el mantenimiento de las estructuras tribales y de

clanes. Los jesuitas aparecen calificados como “protectores de los guaraníes”, que

cumplían la función de sacerdotes, padres, madre y juez. Tal como afirma Armani: “fue la

veneración la que permitió a un cuerpo de no más de cien misioneros, privados de toda

protección por parte del ejército español, mantener sólidamente en sus manos el estado

guaraní por más de 150 años, a pesar de las vicisitudes”.74

Sin embargo, más allá de las visiones idealizadas que hablan de un “Estado

teocrático”, de una “profética experiencia comunista” y del modelo de una sociedad 74

Armani, A., Ciudad de Dios… op. cit., p. 107.

Page 65: Proyecto de tesis - UNICEN

65

igualitaria, es necesario matizar estos conceptos a la luz de los nuevos conocimientos. De la

misma manera deben ser reconsiderados los enfoques que reproducen una imagen de

eficiencia y éxito en todas las empresas acometidas por los jesuitas.

3.2- Los Colegios en la Provincia Jesuita del Paraguay

Según Beatriz Franzen,75

los Colegios eran establecidos allí donde se concentraban las

actividades desarrolladas por los ignacianos en el área donde se encontraban instalados. En

América servían tanto a los intereses de la Compañía como a la Corona en su afán por

conquistar y pacificar a las poblaciones nativas. En el continente americano adquirieron

características diferentes a las existentes en otras partes del mundo.

En América española, el poblamiento, la colonización y la urbanización comienzan

mucho antes de la llegada de los jesuitas, con lo cual la presencia de los ignacianos vino a

suplir la falta de escuelas y clérigos. Constituían un instrumento fundamental para la

formación de futuros miembros, ya que muchos jesuitas llegaban de Europa sin haber

concluido sus estudios. Los Colegios impartían una educación media y superior e incluso, en

algunos casos, se transformaban en escuelas donde se enseñaba a leer y a escribir.

Los jesuitas aparecen como los referentes en materia educativa en las ciudades

coloniales, dice Guillermo Furlong, “tenían los jesuitas escuelas en casi todas las ciudades

argentinas, paraguayas y uruguayas. Las había en Buenos Aires, Corrientes, Santa Fe, Tarija,

Catamarca, La Rioja, Asunción, Montevideo, San Luís, San Juan, Mendoza, Tucumán,

Córdoba y Santiago del Estero.”76

De todas estos colegios, algunos funcionaban como

escuelas primarias, donde se enseñaba catecismo, lectura, aritmética y escritura (lo que en

algunos casos aparecen como escuelas donde se enseñaba a leer, escribir y contar), y colegios

de segunda enseñanza, además de los seminarios diocesanos –que existían en Buenos Aires y

en Córdoba. (Ver Mapa 3)

Desde principios del siglo XVII los Colegios de Córdoba y Asunción ocupaban una

posición central en la Provincia Jesuítica, tanto en el aspecto espiritual como en el material. El

75

Vasconcelos Franzen, Beatriz, Jesuítas portugueses e espanhóis..., op. cit. y Os Jesuítas portugueses..., op. cit. 76

Guillermo Furlong, S. J. Los jesuitas y la cultura rioplatense, Bs. As., Ediciones Universidad del Salvador,

1984. pp. 125.

Page 66: Proyecto de tesis - UNICEN

66

desarrollo y la creación de nuevos Colegios se hizo más contundente a partir de la década de

1610, los jesuitas lograron por esos años establecerse en casi todas las comunidades de la

región del Río de la Plata. En 1613 se fundo el Colegio de San Miguel de Tucumán, por la

misma época se creo el Colegio de Santiago del Estero, ciudad donde los jesuitas ya

administraban un seminario real. Para 1617 los establecimientos de la Orden existentes en

Santa Fe, Mendoza y Buenos Aires, fueron transformados en Colegios, y adquieren

propiedades que le permiten asegurar su subsistencia.

Si bien los años que transcurren entre fines de la década de 1620 y hasta 1648,

constituyeron años de inestabilidad para las Misiones Jesuíticas del Paraguay, los Colegios

siguieron en parte un desarrollo independiente, que los condujo a la adquisición de nuevas

tierras, a la obtención de nuevas propiedades urbanas, y a incrementar las donaciones

recibidas. Desde entonces y hasta fines de la década de 1660, los Colegios Jesuitas

continuaron creciendo.

El Colegio de Córdoba, llego a albergar entre sesenta y setenta jesuitas, y a contar con

aproximadamente doscientos cincuenta esclavos77

, pudiendo sostener una buena situación

financiera gracias al comercio de ganado en pie con el Perú. De la misma manera el Colegio

de Buenos Aires participaba del comercio de ganado con el Perú, actividad que era combinada

con la venta de cueros a los barcos extranjeros que transitaban por la ciudad portuaria.

Por su parte, los Colegios de Santa Fe y Asunción, continuaron por esos años

intentando incrementar sus tierras. Santa Fe, procuraba consolidar su posición como

exportador de ganado en pie hacia el Perú, situación compleja de sostener debido a la

presencia conflictiva de los indios del Chaco. Mientras que Asunción, lograba sobrevivir

mediante la cría de ganado, el desarrollo de las manufacturas de tela de algodón y el cultivo

de la vid.

Luego de 1670 y hasta 1700, aproximadamente, la situación económica de los

Colegios continuo siendo prospera, contamos para ello con las únicas referencias disponibles

aportadas por Magnus Mörner. El autor afirma que a partir de la creación del Colegio de

77

Magnus Mörner, Actividades Políticas… op.cit. pp. 76.

Page 67: Proyecto de tesis - UNICEN

67

Corrientes en 1690, las instituciones educativas de la Orden pasaban por un buen momento a

excepción de Santiago del Estero, si bien desconocemos las causas de esa situación78

.

A la labor en las escuelas, colegios y universidades, se suman las bibliotecas

pertenecientes a la Orden, al decir de Furlong, “en todos los colegios, escuelas y residencias

(incluso en las reducciones) poseían una sala dedicada a la biblioteca.”

En Paraguay, los Colegios fueron creados a partir de la demanda de la población de las

ciudades, por ello los grupos locales estaban generalmente predispuestos a realizar las

donaciones necesarias para la creación de los mismos. Sobre esta cuestión llama la atención

Beatriz Franzen, quien marca un punto de comparación con los Colegios establecidos en

Brasil, donde generalmente no existía una población urbana asentada y, por lo tanto, el apoyo

de la Corona era el estímulo fundamental para el establecimiento de la Orden.

Según la misma autora, los Colegios se transformaban rápidamente en centros

irradiadores de cultura y conocimiento, de propagación de la fe y la doctrina católica, de

restauración de la moral, y de misión junto a los indios infieles que buscaban convertir. Allí

eran formados los profesores y los misioneros, era el sitio donde los Padres se dedicaban a

confesar, peregrinar, practicaban acciones de caridad y, atendían a los enfermos, consolaban a

los moribundos e instruían a los presos. En América, los Colegios fueron en muchos casos los

únicos establecimientos existentes para que los niños aprendieran a leer y a escribir.

La instalación de Colegios dependía de la autorización real. El proyecto, y todo lo

relativo a la construcción, mantenimiento y recursos, eran examinados minuciosamente por el

Consejo de Indias.

En estas oportunidades, los Jesuitas buscaban apoyo de varias fuentes de poder:

gobernador local, obispo, cabildo y personajes influyentes. También, procuradores jesuitas

eran enviados a Madrid para ejercer presión sobre el Rey, siempre con la colaboración de

autoridades jesuitas en España y, en ocasiones, con la propia intervención del General.

Los Colegios centraban todas las actividades de los religiosos en las ciudades,

asistencia social y religiosa. Los jesuitas tenían también el control de los remedios existentes

78

Magnus Mörner, Actividades Políticas… op.cit., pp. 97-98.

Page 68: Proyecto de tesis - UNICEN

68

almacenados en sus boticas, en las cuales se hallaban las drogas utilizadas en Europa y

aquellas que los jesuitas habían conocido en contacto con los indios.

En los Colegios se realizaban también importantes fiestas, siguiendo algunas datas

conmemorativas de la Iglesia, como Pascua, Navidad, San José y, la más importante, era la

fecha de beatificación de San Ignacio, motivo de grandes festejos en todos los Colegios. Las

fiestas eran utilizadas por los religiosos como estrategia para un mayor acercamiento al

pueblo con un claro fin pedagógico.

No sólo eran centros educativos y culturales, también de los Colegios salían

anualmente misiones que recorrían las áreas vecinas o cercanas, aldeas, minas, etc.

Pregonando siempre la palabra de Cristo, esta actividad de los jesuitas aparece fuertemente

vinculada a los intereses de las autoridades civiles, como instrumento político para garantizar

la tranquilidad interna.

Según Beatriz Franzen, la instalación de Colegios en el Paraguay, era en general el

resultado de los pedidos elevados por los colonos, quienes reclamaban la necesidad de

establecimientos educativos que atendieran la educación de sus hijos.

Hay que tener presente que la fundación de Colegios estaba siempre sujeta a la

existencia de recursos necesarios para su funcionamiento, y normalmente dependía de las

donaciones hechas por fieles y por el propio rey, para poder ser construidos y luego subsistir.

En general, la estructura administrativa de los Colegios respondía a una jerarquía que

se iniciaba con el Padre Provincial, que tenía bajo su mando a los Padres Rectores de los

Colegios de sus provincias y a los Padres Procuradores. Los Padres Rectores controlaban a

los Hermanos de los Colegios y a los Padres Administradores de las propiedades que

estuvieran ligadas al Colegio. La función de los Padres Visitadores era verificar si las

constituciones de la Compañía de Jesús se estaban cumpliendo. El Padre Procurador, además

de suplir las necesidades de los bienes del Colegio y las Residencias, era responsable de las

cuentas enviadas por los administradores de las propiedades.

Como ya se ha mencionado, esta ordenada estructura administrativa debía procurar la

autosuficiencia de los Colegios, y el control jerárquico y centralizado de los bienes. Como es

posible suponer, dicha organización significaba la existencia de un sistema económico

Page 69: Proyecto de tesis - UNICEN

69

fuertemente vinculado a la economía local, ya que como en varias ocasiones repiten los

jesuitas, para garantizar su subsistencia debían vender los excedentes de la producción.

Según autores como Paulo de Assunção, “los aspectos y las prácticas de los negocios

jesuíticos indican que los religiosos administraban sus propiedades para aumentar la

productividad y obtener resultados, siguiendo los movimientos y la dinámica de la economía

colonial.”79

Al mismo tiempo afirma, que los ignacianos, conscientes de que “la

evangelización, la catequización, la asistencia espiritual y otros ejercicios de caridad debían

continuar”, procuraban luchar para preservar lo que habían conquistado y acrecentar el

patrimonio de la Orden. Esto se traduce en una preocupación por la fluctuación de los precios,

prácticas que garanticen más lucro, preocupación por la mano de obra, etc. Cuestiones que,

según el autor, no estaban en consonancia con el modelo idealizado de caridad cristiana

construido por la sociedad y por la Orden.

Cabría analizar si los jesuitas estaban atentos a un complejo sistema productivo que

involucraba el cultivo de la tierra, la mano de obra, el comercio, el abastecimiento de los

Colegios y las Residencias, y el envío de productos al mercado local y regional. Tal era la

situación en el Colegio de Buenos Aires, situación que nos remite a la existencia de un

importante flujo comercial con el Alto Perú y Brasil.

Otra cuestión que destaca el autor sugiere importantes líneas de reflexión. Es

ampliamente conocida la existencia de un estricto voto de pobreza entre los miembros de la

Compañía de Jesús, situación que conducía a los ignacianos a la necesidad de afianzar la

manutención de los Colegios y las Residencias, ya que sus miembros no podían poseer bienes

para su sustento particular.

Por lo tanto, los estrechos vínculos con la Monarquía y la Corte española y lusitana,

así como las cuantiosas donaciones que recibían, aparecen casi como una “necesidad

indispensable para la Orden.”

Según Paulo de Assunção, la ayuda material y financiera que recibieron los jesuitas –

de la Corona y donantes privados–, les permitieron tener recursos para su manutención,

conformar un importante patrimonio y obtener privilegios reales. Tal situación, a lo largo del

79

Paulo de Assunção, Negócios Jesuíticos… op. cit., pp. 84.

Page 70: Proyecto de tesis - UNICEN

70

siglo XVIII, merece la atención de la Corona que demuestra un fuerte interés por regular las

injerencias de los bienes temporales de los jesuitas.80

3.3- El Colegio de la Compañía de Jesús en Buenos Aires

Al decir de Guillermo Furlong Cardiff, la historia de los Jesuitas en la ciudad de

Buenos Aires se halla íntimamente unida al desarrollo de una de las ciudades más australes de

la Corona española en América.

La llegada de los jesuitas a Buenos Aires data del año 1600, cuando la ciudad aún

estaba escasamente poblada por ranchos y la fisonomía del lugar hacía dudar de los progresos

de dicha ciudad.

En esas condiciones, los jesuitas se instalaron, en un principio, en los terrenos

ubicados donde actualmente se halla la Plaza de Mayo (Ver Imagen 2). Allí estuvieron hasta

1662, cuando se trasladaron al predio que actualmente ocupa la Iglesia en la ciudad de Buenos

Aires.

Aún hacia fines del siglo XVII, cuando la ciudad portuaria comenzaba paulatinamente

a definir su rumbo, las impresiones de los viajeros continuaban estando dominadas por el

asombro. Así lo relata el Padre jesuita Antonio Sepp, cuando arriba a Buenos Aires en 1691, y

es recibido por una comitiva de jesuitas del Colegio y autoridades de la ciudad. Mas allá de

describir lo sinuoso del arribo y la llegada al puerto, la atención del jesuita se concentra en los

hombres y mujeres que habitaban la ciudad. “En las márgenes se veían algunas compañías de

guardas españolas a caballo y a pie, así como incontables americanos, con sus instrumentos

musicales. Las indígenas con sus hijos menores, dos en una mano, y dos sobre el brazo, los

negros con sus negras, jóvenes y viejos, grandes y pequeños, negros y blancos, desnudos y

vestidos, bautizados y no bautizados, todos venían a nuestro encuentro, nos saludaban

alegremente y nos besaban la mano sagrada.” Continua describiendo la llegada al Colegio,

“acompañados de la multitud de nativos, así como del reverendo Padre Provincial Gregorio de

Orosco y todos los Padres del Colegio, salimos del puerto en dirección a nuestra Iglesia. Allí

80

Paulo de Assunção, Negócios Jesuíticos… op. cit., pp. 146.

Page 71: Proyecto de tesis - UNICEN

71

rendimos las gracias a Dios todopoderoso y su dolorosa Madre y asistimos al Te Deum

Landamus, que los indios no cantaron mal, en tanto sonaba la campana en toda la ciudad.”81

Su relato nos permite ver como el Colegio no era solamente un ámbito de las elites,

como tradicionalmente se considera, sino que, en ciudades mas pequeñas como Buenos Aires,

el Colegio llego a constituir un espacio donde confluían diferentes sectores sociales. Situación

que retomaremos mas adelante.

Por otra parte, los conocimientos existentes sobre la labor de los jesuitas en Buenos

Aires, destacan principalmente la labor educativa, poniendo énfasis en su rol de pioneros en la

educación primaria y secundaria. Entre los cuantiosos relatos sobre las tareas de los

ignacianos en la ciudad, se mencionan y trivializan las actividades económicas de los jesuitas

en la ciudad. Tanto es así que Furlong justifica el comercio de la Compañía como una

actividad “indispensable para su supervivencia”. Tendiéndose a destacar la importancia de la

recepción de limosnas y donaciones por sobre las actividades económicas que desarrollaban

los ignacianos.

Sin embargo, de a cuerdo a nuestros conocimientos las actividades económicas de los

jesuitas en Buenos Aires eran casi igual de importantes a sus tareas educativas y espirituales.

Actividades económicas que ya se mencionaron el momento de referirnos a los Colegios en la

Provincia Jesuítica del Paraguay. Es innegable que dicha situación económica permitió el

crecimiento del Colegio desde la segunda mitad del siglo XVII. Tanto es así, que los cambios

dentro de la Orden, se pueden observar también a partir de las nuevas construcciones y del

crecimiento de las ya existentes.

En 1661, la Compañía se traslada a un nuevo predio, cedido por Isabel de Carvajal,

situado en la manzana limitada por las actuales calles Bolívar, Moreno, Perú y Alsina. Cuando

los jesuitas estuvieron ubicados en su nuevo emplazamiento, comenzó el período de mayor

expansión económica y cultural, que coincide con el desarrollo de las nuevas construcciones.

Iniciaron la edificación de una iglesia provisoria, en 1686 comenzaron las obras del templo

definitivo que se construyó de acuerdo a los planos del arquitecto Juan Kraus S. J. quien,

asimismo, trazó los que correspondían al Colegio de San Ignacio, quedando la Iglesia de San

Ignacio consagrada en 1734. (Ver Imagen 3).

81

Antonio Sepp, Viagem ás Missões jesuíticas e trabalhos apostólicos, Belo Horizonte, Itatiaia, 1980. pp. 101-

102.

Page 72: Proyecto de tesis - UNICEN

72

En 1662, el Colegio de San Ignacio se traslada a la actual Manzana de las Luces,

ocupando una construcción provisional. En 1710, el ya citado arquitecto Kraus, realizó los

planos del Claustro del Colegio e inició su obra, que se completó hacia 1729. (Ver Imagen 4).

Al Colegio se le asignó, además, la totalidad del ala norte de la Procuraduría de

Misiones, este conjunto edilicio se construye en 1730 y los planos se atribuyen al arquitecto

jesuita Juan Bautista Prímoli.

La Procuraduría de Misiones, cuyas oficinas estaban ubicadas en el sector norte de la

Manzana de las Luces, se encargaba de administrar y capitalizar los beneficios del comercio

de las misiones. Tenía además a su cargo alojar y mantener a los indígenas de las reducciones

que venían a Buenos Aires para desempeñar diferentes tareas. El beneficio económico que de

ello se derivaba, estaba destinado a las comunidades indígenas y a prestar apoyo al Colegio de

San Ignacio. En la Procuraduría funcionaban además la escuela y botica o farmacia, en el

sector norte, y las oficinas, depósitos y aposentos, en el sector oeste y sur. La escuela de

primeras letras tenía dos aulas en el piso bajo y cuatro en el alto.

Sin embargo, no debemos sobredimensionar las mejoras del Colegio, sino que deben

ser comprendidas en el contexto de los cambios que comienzan a vislumbrarse en la ciudad, y

a los cuales los jesuitas no son ajenos. Los relatos de los cronistas, influenciados o no por las

imágenes de sus países de origen, insisten en las dificultades del Colegio. Según Antonio

Sepp, “los cuatro conventos de ordenes religiosas que aquí hay pertenecen a Franciscanos,

Dominicos, Trinitarios y a la Compañía Jesús. Viven todos en extrema pobreza y privación,

porque las carencias son aquí muchas. Las casas e iglesias no son de piedra, sino de barro y

lama, y tienen todas un solo piso […]” Luego refiriéndose a los jesuitas en particular dice,

“los padres pretenden construir una nueva Iglesia. Ya comenzaron con la construcción de una

grande y linda torre de piedra y cal. La mitad de la torre ya fue levantada. Los arquitectos son

jesuitas y los operarios indios que fueron mandados de las reducciones para Buenos Aires.”82

Los restantes relatos de jesuitas que tomamos como referencia destacan una y otra vez

las privaciones de los Padres de la Compañía residentes en Buenos Aires, generalmente en las

primeras impresiones esta presente la inmediata comparación con los Colegios e Iglesias

europeos de la Orden. Sin embargo, cuando sus estadías en el territorio son mas extensas y

entran en contacto con la situación de otros Colegios del Paraguay, los parámetro de

82

Antonio Sepp, Viagem as… op. cit., pp. 103-104.

Page 73: Proyecto de tesis - UNICEN

73

comparación tienden a cambiar y a destacar entonces los Colegios de Córdoba y Buenos Aires

por sobre lo precario y humilde de otras residencias.83

Las funciones e incumbencias del Colegio de la Orden de San Ignacio en la ciudad de

Buenos Aires, en el contexto de la sociedad y economía local serán analizadas con

detenimiento a continuación. Aquí solo queremos resaltar que los jesuitas poseían importantes

vinculaciones económicas, políticas, y su ámbito de acción no se reducía a la función

educativa de una elite.

Finalmente, creemos importante destacar dos características del Colegio de la Orden

en Buenos Aires, por un lado, su función estratégica como lugar de paso y avance hacia otros

territorios, y por otro, su importancia como lugar de formación para miembros de la

Compañía. Ambos aspectos aquí enunciados, serán desarrollados en las cuestiones relativas a

la relevancia y la importancia de la Orden en la ciudad porteña.

Dimensión Social: Influencia de la Orden en la ciudad de Buenos Aires

La Compañía de Jesús, surgida como una Orden en las ciudades, gustaba del medio

urbano y de su influencia sobre los grupos criollos y mestizos.

Allí donde los jesuitas se encontraban, contribuían a activar la economía de la ciudad,

desarrollando actividades en extensas zonas agrícolas, y como agentes de la educación

humanística. Como educadores de la juventud y renovadores de la vida cristiana, los jesuitas

adquirieron ante la sociedad porteña un prestigio superior al de cualquier otra congregación

religiosa. Eso parecía responder a la función educativa desempeñada por los jesuitas.

Hacia 1619, en una carta del Gobernador Góngora al Rey que informaba sobre las

comunidades religiosas existentes en Buenos Aires decía: se hallan en la ciudad,… “la de San

Francisco con solo el Guardián y algunos frailecitos, hijos de vecinos; los catequiza e instruye

sirviéndose de ellos para el culto divino. La de Santa Domingo con solo el Prior y un

compañero lego […] La de Nuestra Señora de las Mercedes con solo el Comendador y su

compañero que es predicador de la casa. La Compañía es la de mas religiosos y que mas

trabaja en esta ciudad así en la educación de los hijos de sus vecinos como en la frecuentación

83

Referencias de este tipo se hallan en: José Cardiel, José Cardiel, Diario de viaje y Misión al Rio Sauce

realizado en 1748, con prólogo de G. Furlong Cardiff y F. Outes, Buenos Aires, 1930, pp. 17-22, y G. Furlong

Cardiff, Manuel Querín y sus informes el Rey 1747-1750, Buenos Aires, Theoria, 1967, pp. 21-29.

Page 74: Proyecto de tesis - UNICEN

74

de las confesiones. Tienen además del rector otros tres religiosos de misa y un lego, personas

de grande religión, mucha erudición y doctrina […]”84

Los jesuitas tuvieron sus Colegios y Residencias en las ciudades, allí donde la

presencia de familias criollas hacía previsible la afluencia de limosnas y donaciones, y donde

se auguraba éxito en las celebraciones religiosas y la asistencia de educandos a las escueles

que se abrían. Según la importancia de la ciudad, las peculiaridades de la población

predominante, la prosperidad económica, y la posible competencia de otras Ordenes, es de

esperar que los establecimientos hayan tenido características diferentes. Algunos se

orientaban con preferencia a la educación de la juventud, otros atendían las necesidades

espirituales de los vecinos españoles, y algunos se dedicaban a la organización de misiones

entre los indígenas. Existieron amplios Colegios y suntuosos templos en las ciudades más

ricas y más pobladas, pero también modestos edificios donde las rentas no eran tan

abundantes y, por lo tanto, era frecuente que se realizaran obras de reparación y ampliación

para adaptar las instalaciones a las necesidades de cada momento.

Tanto es así que el Colegio de Buenos se hallaba desde su traslado en 1661 hasta el

momento de la expulsión en constantes reformas y ampliaciones de sus edificios. Según el

relato del Padre Antonio Sepp, a fines del siglo XVII aun se utilizaba en ocasiones la Iglesia

ubicada en el antiguo predio.85

Los Jesuitas escogieron Buenos Aires sin saber si era la mejor opción.

Preferentemente, buscaban establecerse en ciudades con población española numerosa y

situación económica óptima, pero no por ello abandonaron otros lugares en los que esperaban

conseguir frutos espirituales o convertirse en enclaves importantes para sus actividades. Es el

caso, por ejemplo, del Colegio de Buenos Aires desde inicios del siglo XVIII.

En las ciudades coloniales, grandes o pequeñas, los jesuitas pasaban a formar parte de

la vida social e intelectual de la comunidad, contribuían a modificar sus diversiones, estimular

las acciones literarias y servir de modelo para la preparación de fiestas y solemnidades

religiosas. De la misma manera, colaboraban con la población cuando era necesario remediar

situaciones dramáticas, o cuando era necesario intervenir en situaciones lamentables como

epidemias o inundaciones, y también participaban de todo tipo de actividades cotidianas en la

84

Citado en G. Furlong Cardiff, Historia del Colegio… op. cit., pp. 63-64. 85

Antonio Sepp, Viagem as… op. cit., pp. 100.

Page 75: Proyecto de tesis - UNICEN

75

vida de las ciudades. Ya sea para reconciliar a vecinos enemistados, o para concluir con

amancebamientos y legalizar o separar a las parejas unidas irregularmente.

Un ejemplo de ello son las actividades desarrolladas por el Padre jesuitas José Quiroga

en su paso por Buenos Aires durante cinco meses. Durante esa estadía relata Furlong se le

encarga al Padre una actividad conforme a sus antecedentes. “Los vecinos de la campaña de

Buenos Aires (y aun los de la misma ciudad) se encontraban enredados en cuestiones sobre

los limites de sus propiedades territoriales, por falta de una regla, científica, acertada y

general, sobre el arrumbamiento que debía darse a los deslindes de sus fundos. El Cabildo se

encontraba perplejo para tomar una resolución sobre la materia, y permanecía en este

embarazo administrativo cuando se presento en el año 1745 el Padre José Quiroga de la

Compañía de Jesús, con el titulo de maestro de matemáticas.”86

El cabildo conforma por

entonces una Junta encargada de resolver dicha situación que cuenta con el “asesoramiento

inigualable de Quiroga”.

Sin duda, esto permite tomar dimensión del grado de influencia y el rol que

desempeñaban los jesuitas en las ciudades coloniales. En una ciudad como Buenos Aires, los

jesuitas aparecen muchas veces como los únicos especialistas, y poseedores de un

conocimiento que los colocaba en un rol diferencial.

De la misma manera, hacia 1750 encontramos, al Padre Quiroga participando en la

comisión conformada para definir los límites entre España y Portugal, que se plasmarían en el

Tratado de Madrid. En esta ocasión, lo hallamos desempeñando una actividad íntimamente

vinculada a las esferas de poder político y diplomático.

Quiroga acompañaría a los comisionados españoles encargados de establecer los

límites entre la jurisdicción hispana y lusitana, en calidad de capellán. Cuando la misión de

demarcadores llego a Buenos Aires se comunicaron con le Padre provincial de los jesuitas

solicitando un geógrafo, es en esa ocasión que es recomendado José Quiroga. En la crónica de

Quiroga, a propósito de su participación en la demarcación de limites, se destaca el

comentario del Marqués de Valdelirios quien en 1754 dice: “solo los jesuitas conocían el país

86

G. Furlong Cardiff, El padre José Quiroga, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1930. pp. 28.

Page 76: Proyecto de tesis - UNICEN

76

y eran por ende los mejores, sino los únicos capaces de juzgar el verdadero valor del

tratado.”87

Como resultado de su participación en las disputas sobre el Tratado de Límites, dos

años después publica un estudio donde intenta demostrar los “Inconvenientes que resultan de

la demarcación contratada”, hecho que le genera muchas críticas.

Por otra parte, sería muy interesante rastrear la influencia de los jesuitas en la

catequesis urbana, en cuyo ámbito la Orden tiene una extensa tradición. Si bien siempre se ha

puesto énfasis en las Misiones, es importante destacar la acción de la Compañía en las

ciudades, lo cual remite al escaso interés otorgado a las diversas prácticas de evangelización

desarrolladas por los jesuitas, que creemos, no sólo se reducían a la “educación de la elite”,

sino que dedicaban también atención a los negros e indios que vivían en las ciudades, a los

enfermos y a los presos de las cárceles. Grupos sociales que tradicionalmente se consideraron

ajenos a los intereses de la Orden, pero cuya importancia en el plan evangelizador es posible

de ser percibida.

Furlong Cardiff, en su historia del Colegio del Salvador, se refiere a los “Ministerios

Especiales”, si bien no contamos con mayores datos al respecto los jesuitas dedicaron especial

atención a catequizar a los indios y negros que vivían en la ciudad o en las aéreas cercanas,

principalmente a los esclavos traídos de Angola y a los Charrúas de la Banda Oriental. Al

mismo tiempo pareciera, que al ser Buenos Aires una ciudad puerto de paso, los ignacianos

también se ocupaban de “la gente de mar y pasajeros que van y vienen”.

Las noticias sobre las diversas tareas desarrolladas por los padres de la Compañía en

relación a los esclavos, indios, españoles y viajeros o navegantes, se hallan generalmente

relacionadas con los constantes pedidos de mas miembros, lo cual nos permite pensar en

cuales eran las reales dimensiones de ese alcance, o si se trataba simplemente de una situación

exagerada por los jesuitas para obtener lo que solicitaban una y otra vez.

Asimismo, a los ministerios especiales que los jesuitas de la ciudad realizaban se

suman algunas noticias sobre las “Beatas de de Compañía”, quienes independientemente de la

estructura organizativa de la Orden realizaban por su cuenta votos de castidad y obediencia, y

87

G. Furlong Cardiff, El padre José Quiroga… op. cit., pp. 38.

Page 77: Proyecto de tesis - UNICEN

77

realizaban actividades vinculadas al cuidado de niños en hospicios y orfanatos, al cuidado de

enfermos y presos, y a la asistencia espiritual a las prostitutas.

Las fuentes disponibles no brindan la información necesaria al respecto, si bien

encontramos interesante para desarrolla a futuro, la existencia de un ámbito de educación y de

“formación no formal”88

que le permitió a los miembros de la Compañía de Jesús llegar a

influir en diversos sectores y esferas de la vida social en la ciudad. Cuestión que nos remite al

mismo tiempo, a la posible competencia entre los jesuitas con otras ordenes religiosas de la

ciudad y con el clero secular.

Dimensión Económica: vinculación del Colegio a la economía local o regional

Como se ha expresado anteriormente, la situación económica de la Compañía de Jesús

en Buenos Aires se hallaba necesariamente relacionada con el contexto de la economía local y

regional, no puede lograrse una comprensión acabada de la economía de la Orden sin

contemplar los factores que marcaban el ritmo de la economía porteña en la primera mitad del

siglo XVIII. Situación que al mismo tiempo nos remite a períodos posteriores en los cuales se

definen algunas de dichas características.

Constituye una cuestión ampliamente estudiada la existencia de un intenso

contrabando en el Río de la Plata, desde fines del siglo XVI, durante el siglo XVII, y en

menor medida a partir del siglo XVIII.

En 1618 se crea la Provincia del Río de la Plata y la Provincia del Paraguay, hechos

que respondía a la necesidad, por parte de la Corona española, de garantizar las rutas

comerciales, afirmando su control sobre núcleos urbanos que tenían una función vital.

Por su parte, la posición asumida por Buenos Aires, respondía en parte, a su

vinculación con Potosí. Desde la segunda mitad del siglo XVI, el gran mercado potosino de

plata ejercía una gran atracción sobre las ciudades de Tucumán y del Río de la Plata, la base

económica de la mayoría de estas poblaciones era la cría de ganado y la agricultura. A lo

largo de los siglos XVII y XVIII, cuando las ciudades de la pampa comienzan a desarrollar

más fuertemente el comercio de mulas, las limitaciones económicas de Asunción, Tucumán y

88

Nos referimos aquí a “formación no formal”, en el sentido de la influencia que mas allá de las aulas los

jesuitas ejercían sobre otros ámbitos de la sociedad colonial. Sectores sociales, que probablemente, quedaban

exentos de la educación impartida por los Colegios de la Orden, pero que quizás no eran ajenos a la influencia

ejercida desde los pulpitos, los sermones, las confesiones, etc.

Page 78: Proyecto de tesis - UNICEN

78

Buenos Aires siguen estando presentes. Esto se pone en evidencia a través de los continuos

intentos de establecer un puerto en el Atlántico que rompiese con la subordinación a Lima.

Situación que determinó una existencia bastante precaria para la ciudad de Buenos Aires

desde el siglo XVI al XVII.

El comercio en la ciudad portuaria se realizaba a través de navíos de registro que

circulaban con licencias especiales. A la sombra de este complejo comercio existía un

intercambio ilegal con Brasil y España. Estudios sobre el comercio indican que las actividades

de contrabando entre Brasil y el Plata fueron practicadas desde el siglo XVI, favorecidas por

la unión de las Coronas Ibéricas desde 1580 a 1640.

En este contexto económico y político, el comercio de esclavos adquiere cada vez

mayor relevancia. Buenos Aires abastece de esclavos a través del contrabando a toda el área

del Plata y el Alto Perú. Al mismo tiempo, las autoridades de Tucumán, Charcas y el Río de

la Plata solicitaban constantemente permiso al Monarca para importar esclavos. Una corriente

regular de esclavos traídos de Brasil, o directamente de África, por comerciantes portugueses

comenzó a fluir para Potosí por intermedio de Buenos Aires. Situación que generalmente

contó con la tolerancia de los gobernantes y funcionarios locales.

“El incremento del comercio ilícito por la ruta del atlántico en el siglo XVII, generó

algunos cambios y progresos materiales en el área del plata, y principalmente en Buenos

Aires.”89

En la segunda mitad del siglo XVII, la situación cambia sensiblemente con la

presencia de la marina holandesa en las costas del Atlántico.

Según H. Reichel e I. Gutfreind, en el siglo XVII, la noción de contrabando designaba

dos fenómenos que convivían: uno, que correspondía al fraude en el interior del sistema

monopólico español; y otro, a las actividades de los países europeos en las costas de la colonia

española.90

Un cambio significativo ocurre en el siglo XVIII, Buenos Aires comienza a

experimentar una serie de transformaciones que se reflejan en la sociedad, en las nuevas

iglesias y en las residencias de los porteños. Dicho crecimiento se relaciona con el aumento

del comercio, la creación de la Audiencia de Buenos Aires y el aumento de los navíos de

registro.

89

Heloisa J. Reichel e Ieda Gutfreind, As raízes históricas do Mercosul, Unisinos, 1996, p. 80. 90

Ibid, pp. 82.

Page 79: Proyecto de tesis - UNICEN

79

Tal como se vislumbra a partir de los relatos de los misioneros jesuitas, el Colegio de

Buenos Aires tenía una participación importante en estos intercambios. En los relatos de los

jesuitas, esta cuestión aparece entrecruzada con expresiones que buscan constantemente

justificar el accionar de los ignacianos de la ciudad. Los relatos de Manuel Querín,91

algunos

de ellos volcados en informes al Rey, brindan referencias sobre la producción en las

haciendas, el consumo, los gastos, e incluso las necesidades financieras de algunos sitios,

argumentando que la coyuntura económica favorecía el desarrollo de todo tipo de actividades

comerciales.

En este contexto, la Compañía de Jesús mantenía como la gran mayoría de los

habitantes de la ciudad, y las restantes organizaciones religiosas, vinculaciones con el

comercio ilegal por cuyo intermedio se procuraba el aumento de los recursos accesibles por la

vía legal. Sin duda, la participación de los Jesuitas en el comercio de contrabando fue al ritmo

de las diferentes coyunturas políticas y económicas que se suscitaban entre España y Portugal.

Tanto es así, que Magnus Mörner rescata los comentarios de un visitador enviado por

la Audiencia de Charcas hacia 1623. Quien sostiene qué: el Colegio de Buenos Aires tenía

permiso para comprar en Brasil materiales de construcción y esclavos, destinados al Colegio,

pero que había importado secretamente, más esclavos y productos. 92

Corría la década de 1620 cuando la Compañía y las autoridades civiles se planteaban la

participación de los jesuitas de Buenos Aires en ciertas “ventas indebidas”. Hacia 1628, el

General de la Orden, se quejaba de alguna especie de contrabando que practicaban los

ignacianos. Al respecto Furlong se encarga de aclarar que “el buen nombre y crédito de la

Compañía no había corrido riesgo como suponía e indicaba el General de los Jesuitas ya que

esas negociaciones o granjerías eran poco menos que indispensables, sino se quería estar de

brazos cruzados… era menester construir aulas, agrandar la iglesia y pintar paredes.”93

Todo parece indicar que la Compañía participaba activamente de aquello que Zacarías

Moutoukias define como la “apacible cotidianeidad del contrabando”,94

nadie en la ciudad era

ajeno a la actividad económica que dinamizaba a los porteños, las ordenes religiosas y los

jesuitas en particular eran parte de esa sociedad que convivía con el contrabando.

91

G. Furlong Cardiff, Manuel Querín…, op. cit. 92

M Mörner, Actividades políticas y económicas…, op. cit., pp. 40. 93

G. Furlong Cardiff, Historia del Colegio…, op. cit., pp.54. 94

Zacarías Moutoukias, Contrabando y control colonial. Buenos Aires y el espacio peruano en el siglo XVII,

Buenos Aires, CEAL, 1989.

Page 80: Proyecto de tesis - UNICEN

80

Aunque mas distante que el Colegio Jesuita de Córdoba, el Colegio de Buenos Aires

también participaba en el comercio de ganado con el Perú, actividad que durante mucho

tiempo se combino con la venta de cueros a los barcos extranjeros, como cualquiera de los

ganaderos de la ciudad.95

Afirma Magnus Mörner, refiriéndose a la situación económica del Colegio hacia 1680

y 1690, “el Colegio de Buenos Aires exportaba 20.000 cabezas de ganado a Perú cada dos

años. Con la mediación del Colegio, todo lo necesario para la Provincia Jesuítica era

comprado en los navíos de permiso; no es sorprendente, en consecuencia, que los jesuitas de

Buenos Aires se vieran obligados a conceder ciertos favores a los habitualmente

inescrupulosos capitanes para obtener artículos esenciales. Resulta evidente –dice Mörner–

que probablemente obligados por los vendedores, compraban artículos que, a su vez, debían

ofrecer en venta.”96

Se afirmaba por entonces que los jesuitas se hallaban particularmente facilitados a

practicar el contrabando a través de las reducciones limítrofes con Brasil. Situación que sin

embargo no conocemos en profundidad, más allá de suponer que en dicho contexto el rol

desempeñado por los jesuitas, sumado a la autosuficiencia y autonomía económica de las

Misiones, Residencias y Colegios de la Orden podría favorecer el desarrollo de esas

actividades.

Continua Mörner argumentando, el Colegio era un factor muy importante en la vida

económica de Buenos Aires –amén de otras razones, otorgaba créditos– como para ser

separado del comercio ilegal, que constituía la base del desarrollo de la ciudad.97

Existen importantes indicio que seria interesante rastrear detenidamente, de la

existencia de transacciones económicas realizadas entre los jesuitas paraguayos y sus colegas

brasileños y portugueses, al respecto Mörner dice: “cuando hubo que transportar desde Potosí

la paga para la guarnición de Buenos Aires, los jesuitas actuaron como intermediarios, por lo

menos en varias ocasiones. Los gobernadores de las Provincias del Río de la Plata depositaban

su dinero en los Colegios Jesuitas y, si era necesario, tomaban de ellos dinero en préstamo.

Resulta difícil obtener una imagen completa de las actividades bancarias de los jesuitas, que

95

M Mörner, Actividades políticas y económicas…, op. cit., pp. 76. 96

Ibíd., pp. 99. 97

Ibíd., pp. 99.

Page 81: Proyecto de tesis - UNICEN

81

aun cuando probablemente tuvieron un alcance modesto, eran sin duda, únicas en las

primitivas provincias del Río de la Plata.”98

Al ritmo de la expansión económica de la primera mitad del siglo XVIII, los jesuitas

parecen encontrar un lugar de preeminencia en ese momento. La expansión económica de

Buenos Aires se vinculaba, fundamentalmente, a la valorización de los cueros y al efecto

estimulante del asiento francés e ingles. Al tráfico tradicional con las “provincias de arriba” y

al contrabando llegado desde Colonia o procedente de buques aislados; se añadía el comercio

de esclavos importados por los asientos franceses e ingleses. El proceso de expansión de

Buenos Aires contribuyo paulatinamente, a la conquista gradual del mercado de alto Perú.

Según Mörner, dentro de este contexto, se ubica la actuación económica de los jesuitas. “Más

perspicaces que muchos otros observadores contemporáneos, parecen haber captado las

nuevas tendencias y posibilidades. No obstante la diferencia de confesión no vacilaron en

vincularse económicamente con los ingleses del Asiento”.99

Al suspenderse este por primera vez en 1710, el procurador de las misiones en Buenos

Aires, presento un crédito de 16 mil pesos contra los bienes confiscados de los ingleses. En

otras ocasiones los jesuitas prestaban ayuda a los ingleses facilitándoles los servicios del padre

procurador de Potosí para la internación de esclavos. Los jesuitas misioneros aparecen como

compradores de un total de 120 esclavos del Asiento entre 1716 y 1733.

Sin duda todos estos datos son altamente significativos del rol desempañado por la

Compañía en el comercio ilegal, este panorama se completa si consideramos la presencia

activa de los misioneros jesuitas en este espacio. Presencia que se traduce en los estrechos

lazos de poder político y social que mantenían por entonces.

Existen dos aspectos que son complementarios de la situación económica de los

jesuitas en Buenos Aires, por un lado, el crecimiento y la expansión de la Orden que se

traduce en el afán por embellecer las iglesias y realizar nuevas construcciones. Por otro lado,

en la expansión territorial encabezada por los jesuitas a partir de la primera mitad del siglo

XVIII. Aspectos que se consideran también relevantes para analizar el rol de la Compañía de

Jesús en la ciudad de Buenos Aires, y que serán retomados más adelante.

98

M. Mörner, Actividades políticas y económicas…, op. cit., pp. 102. 99

Ibíd., pp. 125.

Page 82: Proyecto de tesis - UNICEN

82

El Colegio de Buenos Aires constituía un sitio estratégico para el control de los

territorios más australes de la Compañía en América. De allí partían todas las expediciones

para controlar las posesiones de la Orden y para procurar la expansión hacia otros territorios,

conforme el interés de España por el sur se acrecentaba.

Se plantea que, parte de la relevancia del proyecto de la Compañía en el Buenos Aires

colonial, se relaciona con el accionar de la Orden en el contexto de la sociedad local y de las

vinculaciones con el comercio local y regional. La bibliografía consultada y las fuentes

disponibles, sugieren la participación en el comercio vía Perú y Brasil, lo cual los colocaría

como partícipes del contrabando en Buenos Aires. Estos aspectos mencionados por M.

Mörner, se encuentran escasamente estudiados. Las crónicas de jesuitas consultadas no

ofrecen todas las respuestas, y permiten pensar que el estricto control ejercido por los

asistentes y admonitores de la Orden, cumplían, al mismo tiempo, la función de controlar los

intensos intercambios comerciales que existían en el territorio.

Al tiempo que, los mismos principios rectores de la Compañía, parecieron favorecer el

poder económico de los jesuitas allí donde se establecieran. La autonomía económica de los

Colegios, Misiones y Residencias de la Orden, que los obligaba a subsistir

independientemente unos de otros, procurándose los medios necesarios, y existiendo en la

medida que lograban sostener dicha situación financiera, les otorgaba, sin duda un margen de

maniobra privilegiado. Asimismo, el voto de pobreza, que en teoría no les permitía poseer

bines individuales, los conducía necesariamente a la búsqueda de medios para continuar

desarrollando su acción misionera y educadora.

Por ultimo, creemos necesario, en estudios posteriores profundizar en estas cuestiones

a partir del análisis de fuentes de otras características, que aporten información mas

significativa sobre las actividades económicas del Colegio de Buenos Aires.

Dimensión Política: la relevancia del Colegio y de la Orden en el proceso de expansión de

mediados del siglo XVIII

La importancia estratégica de los territorios ubicados al sur de Buenos Aires y el rol de

los jesuitas en la ocupación de dichas tierras, permitirá dilucidar la relevancia del Colegio en

y como parte de dicho proceso.

Page 83: Proyecto de tesis - UNICEN

83

Desde los primeros tiempos de la colonia, las particulares características económicas y

sociales de la parte más austral del continente americano –en el marco de una economía

basada en el descubrimiento de minas de oro y plata y en la explotación de la población

nativa– determinó, en parte, el carácter de la ocupación y colonización de la actual área

bonaerense. La ínfima proporción de la población blanca en relación a la gran extensión del

territorio, y la posibilidad de abastecerse cómodamente, favoreció una relación no siempre

conflictiva con los indígenas del área. Asimismo, influyó que el establecimiento de Misiones

Jesuitas en la región no se hiciera efectivo hasta entrado el siglo XVIII. Lo cual, sin duda, le

impartió a la presencia de la Compañía en Buenos Aires características particulares.

En nuestro intento por responder al rol de la Compañía en el Buenos Aires colonial,

creemos necesario tener en cuenta que Buenos Aires, desde su fundación, puso todo su interés

en afianzar la ruta hacia Potosí, por lo cual el sur no formó parte de sus objetivos hasta el

siglo XVIII, coincidentemente con el interés de la Orden. La política de Buenos Aires hasta

entonces, era principalmente defensiva y, en todo caso, de lentos movimientos hacia el sur.

Algunas crónicas aisladas dan cuenta de la geografía durante el siglo XVI, será recién en la

primera mitad del siglo XVIII cuando se dará un vuelco significativo en el conocimiento del

espacio, para lo cual fue de suma importancia la presencia de los misioneros jesuitas.

A la hora de pensar en el interés de Buenos Aires en los avances hacia el sur, e

íntimamente vinculado a ello el rol de los ignacianos de la ciudad, surge inmediatamente la

poca tradición en política de evangelización desarrollada por la ciudad de Buenos Aires que, a

diferencia de otras capitales, no se interesó durante años por la atracción de los nativos a la

fe.100

Los territorios ubicados al sur de Buenos Aires comienzan a revestir, a partir de fines

del siglo XVII y principios del XVIII, un carácter importante para la Corona española ante la

creciente competencia de portugueses e ingleses. Coincidentemente, los jesuitas, ubicados en

Buenos Aires, en lo que por entonces constituían los confines del territorio colonial,

comienzan a participar activamente en los viajes de exploración y conquista.

Las fuentes consultadas demuestran una activa presencia de los jesuitas en el territorio

desde 1740 en adelante. Tal es el caso de los viajes de T. Falkner, quien recorre la zona

100

Miriam Iglesias, “Las Misiones al sur del Río Salado y la frontera bonaerense en el siglo XVIII”, en S. Negro

y M. Marzal, Un reino…, op. cit., pp. 245.

Page 84: Proyecto de tesis - UNICEN

84

central de la pampa bonaerense en 1747-1748; del Padre Strobel que viaja por la región que

comprende actualmente la ciudad de Mar del Plata en 1746-1747; del jesuita Cardiel, quien

recorre en cuatro oportunidades los territorios de la actual Bahía Blanca; y del Padre Quiroga,

quien junto a Strobel y Cardiel emprenden en 1745 la “primera expedición científica por la

Patagonia”. (Ver mapa 4)

La expedición por la Patagonia, es la empresa que más claramente encuentra a la

Corona interesada y financiando parte del recorrido, curiosamente es la expedición que menos

interés parece revestir para la Orden, quizás es posible ver en los resultados de este viaje una

pérdida de interés por parte de los jesuitas en el espacio patagónico. El objetivo de los jesuitas

estaba puesto más en la demarcación del territorio, que en el establecimiento de Misiones. En

la expedición, después de un par de entradas tierra adentro, parecen convencerse rápidamente

de la ausencia de indios para evangelizar. Dice: “[…] saltamos en tierra y subimos todos a lo

alto de un cerro, solamente quedaron los marineros para guardar la lancha; desde esta altura

registramos todo el contorno con Largomira; pero no descubrimos sino tierras estériles,

muchas quebradas y peñasquerías, sin arboles ni humanidad alguna; no hallamos señal alguna

de que al presente habiten indios en esta costa”.101

El Padre Quiroga, protagonista de esta travesía, parece ser el paradigma del “jesuita

cientista” del siglo XVIII. En su diario de viaje, Quiroga relata: “[…] al anochecer nos

hallamos cerca de la isla de los Reyes, y no habiendo hallado desde los 49 grados a los 48 la

entrada del Puerto de San Julián, determinamos conservar esta altura para volver al día

siguiente, recorriendo la costa en demanda de dicho puerto, por ser este el principal objeto de

la demarcación, que se me había encomendado”.102

Este espíritu científico es resaltado a la

hora de mencionar el bagaje de instrumentos científicos que Quiroga trajo consigo a América,

entre ellos se mencionan: dos relojes de faltriquera para la mensura del tiempo, dos

telescopios, una lámina de cobre para cuadrante, y dos compases, entre otras cosas.103

La presencia de los misioneros jesuitas en el sur del territorio bonaerense se hace

efectiva a partir de 1740, aproximadamente, cuando se inicia la "conquista espiritual" del

centro y sur del ámbito bonaerense. A partir de mediados del siglo XVIII, es notable el

creciente interés de la Compañía y de la Corona en lo que, hasta entonces, se consideraban los

101

G. Furlong Cardiff, José Quiroga…, op. cit., pp. 22. 102

Ibíd., pp. 23. 103

G. Furlong Cardiff, José Quiroga…, op. cit., pp. 19.

Page 85: Proyecto de tesis - UNICEN

85

confines del territorio americano. El fin de estos viajes de exploración nos remite a la

confluencia de intereses de la Orden y la Corona que, en tiempos del siglo XVI, estaban

vinculados al "descubrimiento" y conquista de América, y en el siglo XVIII a la más

"moderna" práctica de estudio e investigación de los territorios conquistados.

Como vemos, a lo que podríamos definir como "viajes de fundación" de Misiones,

debemos agregar los viajes de exploración e investigación del territorio. Tal es el caso de la

empresa acometida por el jesuita Cardiel, en cuatro oportunidades al sur de la actual Bahía

Blanca, y la del padre Quiroga, por mar, este último conocido como el primer viaje científico

a la Patagonia.

La importancia estratégica de dichos territorios para la Corona, no se reduce sólo al

interés científico. Los viajes de mediados del siglo XVIII representan, principalmente, la

necesidad de controlar territorios antes considerados “marginales” por la Corona española. Al

tiempo que coinciden con los cambios operados en el seno de la Monarquía Borbónica y

marcan, asimismo, los años previos a la creación del Virreinato.

La expansión hacia el sur del área bonaerense, encuentra desde mediados del siglo

XVIII, a los Padres de la Orden, a la Corona española y a la sociedad porteña, como los

actores sociales principales involucrados en dicho proceso. Restará pensar, si los intereses

eran compartidos, entraban en disputa, o generaban solidaridades entre los sectores

involucrados. Para a partir de allí, intentar definir qué rol desempeñó el Colegio de Buenos

Aires en dicha expansión.

El desinterés de otras épocas devino en la necesidad, por parte de la Corona y de la

sociedad porteña, de diseñar políticas que abordaran la nueva realidad social y económica de

la campaña bonaerense. La ausencia del Estado Colonial, hasta entonces, no significaba

necesariamente la ausencia de relaciones de intercambio de todo tipo, entre individuos y

grupos, relaciones que, no siempre fueron homogéneas ni respondieron a un interés común de

definición general. En este contexto se entiende la creación de tres reducciones jesuitas,104

y

de los sucesivos avances hacia el sur de la Compañía. Hechos que remiten a la vinculación

entre los intereses de la Corona española, el interés local y los objetivos de expansión

104

En 1740 se funda la Misión de Nuestra Señora de la Concepción de las Pampas, luego se crean las Misiones

de Nuestra Señora del Pilar en 1747 y Madre de los Desamparados.

Page 86: Proyecto de tesis - UNICEN

86

misional de la Orden, no siempre claramente expresados por los miembros de la Orden,

protagonistas de muchos de dichos viajes.

La política llevada a cabo por los jesuitas permitió, por un tiempo, mantener la

tranquilidad en la región, lo cual posibilitó al gobierno de Buenos Aires ocuparse de otros

frentes de conflicto dentro de su jurisdicción hasta tanto la política de Buenos Aires no

interfiriera en los intereses de los indios que “ya entraran en esta ciudad hechos amigos”,

porque estos indios son volubles y tan indómitos que no conocen mas sumisión que su propia

voluntad.” La presión ejercida por la presencia de grupos indígenas en busca de ganado, más

la valoración de la región como espacio productivo, creó una “imagen del otro” hasta

entonces desconocida. Así se comienza a construir la idea del indio como peligro, a la vez que

el sur se constituye en un campo propicio para el desarrollo de políticas ya puestas en práctica

en otros espacios del mundo colonial.105

La presencia de los indios en la ciudad de Buenos Aires fue trastocada por la nueva

realidad política y económica del Buenos Aires colonial, que por estas razones puso su mirada

en el sur al mismo tiempo que los jesuitas parecían dispuestos a una nueva empresa

misionera. Al mismo tiempo, es posible pensar que en el marco de las relaciones cada vez

más tensas entre la Corona y la Orden, la Compañía haya encontrado en la posibilidad de abrir

nuevas misiones, una estrategia de supervivencia y la posibilidad de descomprimir la tensa

situación política, perceptible ya a mediados del siglo XVIII, en vísperas de la expulsión.

Sin desestimar la idea de que los jesuitas se interesaron en el sur, y establecieron

misiones allí, como estrategia de supervivencia para la Orden, existen datos sobre el interés

jesuita –más allá de la coyuntura política–, por el futuro económico próspero de la región, tal

como dejan entrever Tomas Falkner y Cardiel.106

Dice Cardiel, “[…] los caballos alzados no

tienen dueños, y andan disparando en grandes manadas por aquellas vastas llanuras” advierte

además, “[…] la tierra es negra y profunda, sin arcilla, y siempre esta cubierta de tan buen

pasto y en tan abundancia, que las haciendas que por allí pastan engordan en muy poco

tiempo.”

Más allá de las cambiantes coyunturas políticas, los jesuitas se vieron involucrados,

desde mediados del siglo XVIII, en un intenso proceso de expansión. Si bien sus intereses no

105

Miriam Iglesias, “Las Misiones al sur…”, op.cit., pp. 247. 106

En las crónicas de Falkner y Cardiel se hallan importantes referencias sobre la abundancia de recursos, la

inmensa extensión de tierras y la cantidad de animales sin dueños. J. Cardiel, Misión al Rio…, op. cit., pp. 35.

Page 87: Proyecto de tesis - UNICEN

87

siempre fueron claros, este hecho posicionó al Colegio de Buenos Aires en un lugar

destacado. Transformándose más decididamente en un sitio estratégico y lugar de paso de

todas las expediciones encabezadas por los jesuitas.

En muchas ocasiones, la Compañía necesitaba de asentamientos que le sirvieran de

alojamiento. Colegios que servían de punto de avance hacia otros territorios. Este es el caso

que Pilar Gonzalbo Aizpuru cita para México, en referencia al Colegio de Veracruz, que

servía de apoyo a la empresa colonizadora que se emprendía para el norte de Nueva España.

Sin intentar reducir la importancia del Colegio de Buenos Aires a esta sola cuestión,

por el contrario, creemos que durante la primera mitad del siglo XVIII, la Compañía de Jesús

en Buenos Aires, cumplió un rol estratégico para el avance hacia los territorios del sur. Prueba

de ello son los numerosos viajes que parten desde el Colegio, constituyéndose en paso

obligado para todos los ignacianos que se embarcaban en dichas empresas.

Desde el proceso de expansión iniciado a mediados del siglo XVIII, e incluso antes, el

Colegio de Buenos Aires, al ubicarse en una ciudad puerto, constituía el lugar de arribo de los

jesuitas enviados a las Provincias Jesuíticas del Paraguay. La mayoría de ellos pasaban allí

una temporada para reponerse de la fatiga del viaje. De ello da cuenta el P. Antonio Sepp,

quien arriba a Buenos Aires en abril de 1691, y dice “[…] después de descansar un mes en

Buenos Aires, un grupo se dirige a Córdoba, para que pudiesen proseguir sus estudios […] el

resto se embarcó siguiendo el curso del Rio Paraná y Uruguay hacia las Misiones”.107

De la

misma manera, relata Manuel Querín, quien arriba a Buenos Aires en 1717 en ocasión de

celebrarse una Congregación Provincial, “[…] fuimos grandemente agasajados por los

jesuitas bonaerenses, en la Congregación Provincial que se celebró ese año, bajo la égida del

entonces Provincial, Padre Luis de la Roca, dos meses pasamos en Buenos Aires

reponiéndonos de las fatigas del viaje, al cabo de las cuales marché hacia Córdoba”.108

Diferentes son los casos de Quiroga y Cardiel, ambos arriban al Colegio de la

Compañía en Buenos Aires con el objetivo de partir hacia viajes de expedición. El primero,

arriba a la ciudad en junio de 1745 como jefe de la expedición a la Patagonia, y permanece

allí durante seis meses preparando el viaje y participando, durante ese tiempo, de las

107

Antonio Sepp, Viagem as..., op. cit., pp. 109. 108

G. Furlong Cardiff, Manuel Querín ..., op. cit., pp. 21.

Page 88: Proyecto de tesis - UNICEN

88

actividades del Colegio.109

El segundo, luego de recorrer, por más de diez años, diferentes

Colegios y Misiones en la Provincia del Paraguay, participa, en 1745, de la “expedición a la

Patagonia” junto a los padres Quiroga y Matías Strobel, partiendo ésta de Buenos Aires, y

finalizando la cual solicita autorización para realizar nuevas expediciones, “rumbo al sur hacia

el inmenso desierto que se abre rumbo al estrecho de Magallanes”.110

Expedición que se

concreta en 1748, y se repite en tres ocasiones más.

En las crónicas analizadas, las residencias de la Orden en Buenos Aires aparecen una y

otra vez como sitio de paso y punto estratégico para el avance hacia otros territorios, a pesar

de los constantes reclamos de nuevos miembros, los padres de la ciudad parecen no ser

escuchados. Esta situación nos remite a dos cuestiones intrínsecas a la Compañía y al Colegio

de Buenos Aires en particular. Por un lado, la existencia de ciertas preferencias de los

misioneros hacia sitios considerados más relevante que otros, y por otro lado, a la alta

movilidad de los miembros de la Orden.

En principio, las crónicas permiten entrever que existían preferencias, no siempre

expresadas, entre los ignacianos que arribaban a la Provincia Jesuítica del Paraguay, por

algunos sitios en detrimento de otros. Lo cual puede ser comprendido también como parte de

la política general de la Compañía, cuyo principal objetivo se hallaba en las Misiones, o bien

como consecuencia del interés creciente de la Corona española por el establecimiento de

Misiones.

De las crónicas analizadas, a excepción de Manuel Querín, que es designado

Gobernador del Colegio de Buenos Aires entre 1743 y 1747, y permanece durante esos años

en la ciudad, un recorrido por la carrera de los restantes jesuitas nos indica que ninguno de

ellos permaneció en la ciudad por un tiempo superior a los seis meses.

José Quiroga arriba a la ciudad de Buenos Aires en junio de 1745, en diciembre del

mismo año lo encontramos partiendo hacia su expedición por la Patagonia, de la cual regresa

a Buenos Aires convencido de la imposibilidad de establecer Misiones por allí, y expresando

sus deseos de “consagrarse a las Misiones del Paraguay”. Luego lo encontramos en el Colegio

de Córdoba fundando la primera cátedra de matemática, pasando por Santa Fe hacia 1749, y

dos años después se encuentra nuevamente en la ciudad porteña en ocasión del Tratado de

109

G. Furlong Cardiff, José Quiroga…, op. cit., pp. 17-21. 110

José Cardiel, Misión al Río..., op. cit., pp. 33.

Page 89: Proyecto de tesis - UNICEN

89

Límites entre España y Portugal. En esa ocasión es elegido, en 1752, como capellán de los

comisionados españoles. Entre 1755 y 1762, según los datos recogidos por Furlong, Quiroga

se encuentra viajando por el territorio y dedicado a la composición de algunos mapas. Al

momento de la expulsión, se encontraba temporalmente en Buenos Aires “dirigiendo obras de

construcción de la Iglesia y el Colegio.”

Domingo Muriel llega a Buenos Aires en diciembre de 1748, y rápidamente es

enviado a Córdoba, en 1757 es designado secretario del Rector del Colegio de Montserrat,

bajo esta función visita los Colegios y Residencias de Córdoba, Santa Fe, Asunción,

Corrientes, entre otros, y recorrió las Misiones de los mocobíes, abipones, lules, mataguayos,

vilelas, isistines, tobatines, tobas y chiriguanos. Luego de desempeñar otras funciones por

corto tiempo, en 1762 es designado maestro de novicios e instructor de tercerones, cargo que

ocupó hasta el momento de la expulsión.

El Padre José Cardiel, parece ser representativo del jesuita que arriba a las Provincias

del Paraguay sin haber concluido su formación, por lo cual lo encontramos desempeñando

funciones en diversos sitios, en lo que pueden considerarse como “cargos menores”. Arriba a

Buenos Aires y de allí es enviado a las reducciones guaraníticas, donde permanece por doce

años como vice párroco, ayudante y cura, respectivamente, de diferentes pueblos. En 1742

permanece un tiempo en el Colegio de Corrientes como huésped, colabora en 1743 con la

fundación de reducciones entre los indios mocobíes, y en 1745 es enviado al Colegio de Santa

Fe. Sin embargo, “[…] hombre de las actividades de Cardiel no podía concentrar sus energías

dentro de los limites de una ciudad, y esto explica que, poco después del citado

nombramiento, le hallamos entregado en cuerpo y alma a otra empresa singular”.111

Furlong

se refiere a la expedición a la Patagonia que emprende junto a Quiroga. Regresando a Buenos

Aires, solicita permiso para emprender las ya mencionadas expediciones al sur del Río

Salado.

Este breve recorrido por las carreras de algunos jesuitas nos permite ver claramente las

jerarquías existentes al interior de la Orden, por ejemplo, las funciones de Quiroga y Muriel se

diferencian sustancialmente de los cargos desempeñados por Cardiel, quien, evidentemente,

se hallaba en un escalón inferior a ellos. Situación altamente significativa si la contrastamos

con las opiniones del ex jesuita Bernardo Ibáñez, quien afirma que “[…] los jesuitas retenían

en los Colegios de las grandes ciudades a los miembros inteligentes y enviaban a los que eran 111

José Cardiel, Misión al Río…, op. cit., pp. 20.

Page 90: Proyecto de tesis - UNICEN

90

tan cortos de inteligencia que no eran capaces de darse cuenta del reino jesuítico tan

hábilmente formado y conservado en las regiones del Paraguay […] pongo un ejemplo –

escribe Ibáñez– para explicar mi pensamiento y ver si atino con el de los que esto manipulan.

Yo conocí durante largos años en sus estudios de Castilla a los Padres José Quiroga, Domingo

Muriel, Lorenzo Casado, José Matillo […] Los tres primeros eran y son muy hábiles y

sobresalían en las letras; los tres últimos eran punto menos que negados”.112

Ahora bien, llegado a este punto podemos plantear que, la existencia de sitios

considerados más importantes por los miembros de la Compañía, condujo a que la mayoría de

los ignacianos se concentren, o tengan interés en permanecer en las Misiones Guaraníes.

Sumando a ello, el interés de las autoridades españolas en la fundación de nuevas misiones,

generó sin duda conflictos al interior de la Orden. Asimismo, el énfasis puesto por la Corona,

y directa o indirectamente por los seguidores de San Ignacio de Loyola en las Misiones,

colocó en un segundo plano a los Colegios. Tanto es así que los nuevos miembros que

arribaban al Río de la Plata o eran enviados a las Misiones o al Colegio de Córdoba,

considerado este también un lugar de consagración dentro de la carrera que un jesuita podía

realizar en la Provincia del Paraguay.

Más allá de los rígidos principios existentes, ya no es posible afirmar la ausencia de

conflictos al interior de la Compañía –los ya citados trabajos de Lía Quarleri contribuyen a

repensar esa visión. El análisis de las crónicas disponibles pone en evidencia el alto grado de

movilidad entre los miembros, acompañado de un creciente interés, e incluso competencia,

por los espacios de “mayor jerarquía”, o que permitían una carrera más destacada dentro de la

Orden. Las Misiones Guaraníticas constituyen el ejemplo más saliente, y en menor medida el

Colegio de Córdoba. Buenos Aires, por su parte, cumple más el rol de un lugar de paso –y

punto de partida de gran parte de los viajes–, que de sitio escogido para asentarse de manera

permanente. Todos los viajes que se analizan parten de Buenos Aires, y finalizan en la ciudad,

pero los jesuitas, luego de una corta estadía, abandonan rápidamente el Colegio.

Por último, así como se consideraba relevante el proyecto de la Corona, quizás revista

mayor importancia contemplar el proyecto total de la Compañía de Jesús. Un análisis

minucioso de los principios rectores de la Orden: organización vertical y jerárquica,

disciplina, obediencia al general de la Orden y al Papa, autonomía económica, y

112

G. Furlong Cardiff, Jose Quiroga ..., op. cit., pp. 2.

Page 91: Proyecto de tesis - UNICEN

91

autoimposición del éxito en la empresa de misionar,113

permiten avanzar hacia algunas

conclusiones.

Consideramos que la rigurosa estructura de la Orden es puesta constantemente a

prueba a medida que los jesuitas se expandían por América y el mundo, es complejo definir

cuales fueron los niveles de obediencia alcanzados. A mediados del siglo XVIII, en el

contexto de las presiones ejercidas por la Corona para avanzar en la exploración y fundación

de nuevas Misiones, los ignacianos no siempre actuarían según los principios preestablecidos,

una gran dosis de improvisación y adaptabilidad acompañará a las empresas de la Orden.. En

este sentido, los Colegios habrían de jugar un rol sumamente importante en la formación de la

obediencia de sus servidores. Efectivamente, la formación sistemática de los espíritus, la

educación como práctica de la Orden, la férrea formación en los principios ignacianos, seño el

reaseguro de la Orden, así los Colegios en territorio americano contienen una importancia

estratégica fundamental para la propia subsistencia de la Orden.

Creemos también que el proceso de expansión reforzó esta función del Colegio en el

caso específico de la ciudad de Buenos Aires. El Colegio Jesuita de Buenos Aires cumplía, al

mismo tiempo, un rol central en la formación de nuevos miembros de la Orden. Constatamos

que tanto Thomas Falkner como José Cardiel arriban a la ciudad sin haber concluido su

adiestramiento y profesión, pudiendo completar su carrera en el Colegio, al tiempo que

suplían la escasez de miembros de la Compañía. En el caso de Falkner, es ordenado en 1732,

luego de varios años de adiestramiento entre Córdoba y Buenos Aires.114

Mientras que

Cardiel completa su adiestramiento en Buenos Aires y rápidamente parte hacia las

reducciones guaraníticas.115

Dimensión Cultural: Legado patrimonial de la Compañía de Jesús

Contemplar un análisis que atienda a la significación histórica del legado

patrimonial de la Compañía de Jesús en el espacio urbano de Buenos Aires, nos remite al

momento de la expulsión, al período inmediatamente posterior, y a las múltiples

representaciones construidas en la actualidad. Procesos que se hallan mediados por aquello

que la memoria tendió a preservar del paso del tiempo, y a las construcciones en torno a

las cuales se genera la memoria histórica de la Compañía de Jesús. Elementos que

113

J. Lacouture, Jesuitas..., op. cit., t. I. 114

G. Furlong Cardiff, La personalidad y la obra de Thomas Falkner, Buenos Aires, Peuser, 1930. 115

José Cardiel, Diario de viaje…, op. cit.

Page 92: Proyecto de tesis - UNICEN

92

influyeron o condicionaron las percepciones actuales sobre el legado patrimonial de la

Orden.

Sin duda, un estudio de estas características requiere de una investigación mucho

más profunda, y de una diversidad de fuentes que exceden los objetivos de esta tesis. De

las múltiples dimensiones de la memoria, necesarias para avanzar hacia esta línea de

investigación, aquí nos limitamos a trazar sólo algunas líneas de reflexión a futuro.

En principio, la Compañía de Jesús ha desarrollo durante su presencia en el Río de

la Plata, y en Buenos Aires en particular, una diversidad de actividades que le permitieron

ser una de las órdenes religiosas más importantes de la ciudad y de la región. Tal como se

ha analizado, la influencia de los jesuitas fue desde lo social y económico a lo político. En

cada una de las empresas que los jesuitas iniciaron, la impronta de la Compañía se

imponía, al menos en un nivel ideal o “utópico”. Definiendo así un plano de las

representaciones existentes en el interior de la propia Orden, donde la autosuficiencia, el

éxito, los principios jerárquicos, el universalismo de sus objetivos, y el ideal de educación

cristiana, son parte de la visión que pretende proyectarse hacia toda la sociedad local.

Cabe preguntarse de qué forma y cuáles fueron los alcances de esta imagen que la

Orden intentó transmitir. Desde su llegada a Buenos Aires y luego de la expulsión, hasta

las miradas contemporáneas que recogen el legado de la Compañía, considerado ahora

patrimonio histórico de la ciudad de Buenos Aires, muchas nociones habrán surgido. Resta

saber, en base a los diferentes procesos históricos, cómo se construye dicha noción de lo

patrimonial, en una sociedad como la contemporánea que necesita y encuentra en lo

material una salvaguarda de su memoria e identidad.116

Para el período que aquí se analiza, el Buenos Aires colonial del siglo XVIII, la

Orden ejercía una gran influencia en el desarrollo de la ciudad y en la vida cotidiana de su

población. Donde mayormente se observa esto es en la formación de la elite,117

y en el rol

económico desempeñado por el Colegio. Sin embargo, aquí nos interesa resaltar la

influencia que la Compañía pudo haber ejercido desde otros ámbitos y sobre otros sectores

116

J. Ballart, El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso, Barcelona, Ariel, 1997. 117

A modo de ejemplo, mencionamos el trabajo de Beatriz H. Domíngues, quien analiza la influencia de los

jesuitas en la Baja California, y encuentra que la mayor impronta dejada en la sociedad colonial es sobre la vida

académica, que continua aún después de la expulsión. B. H. Domíngues, “Política missioneira e secular em

escritos jesuíticos sobre a Baixa Califórnia no século XVIII”, Revista Brasileira de Historia, ANPUH, Vol. 23,

nº 43, 2003.

Page 93: Proyecto de tesis - UNICEN

93

de la sociedad colonial. Estas cuestiones nos permiten avanzar hacia un mayor

conocimiento de las percepciones y múltiples representaciones existentes sobre la Orden y

los miembros de la Compañía.

Asimismo, las intensas relaciones existentes entre la Compañía y la sociedad local

en el ámbito económico, político, y cultural, nos permiten pensar en el impacto que pudo

haber generado la expulsión. ¿Qué respuestas hubo? ¿Cuáles fueron las reacciones en los

diferentes sectores de la sociedad porteña? ¿Dejó la Compañía un vacío en la ciudad?

Sobre estos hechos existen escasos testimonios, a excepción de relatos míticos o heroicos

de jesuitas que huyen, o que cambian su identidad para sobrevivir en el territorio, historias

que parecen ser más el resultado de una construcción posterior para realzar a la Compañía,

o que dan cuenta de lo que implicó realmente la expulsión de la Orden.

De la misma manera, luego de expulsión, los Padres de la Compañía intentan

transmitir en innumerables obras los éxitos de la fantástica experiencia del Paraguay.118

Constituyendo una amplia producción que contribuye a conformar una imagen de la Orden

que llega hasta nuestros días.

Al decir de Lacouture, “la condena a muerte de la Compañía por cuatro

Monarquías Católicas europeas y por el papado es uno de los episodios más

desconcertantes del Siglo de las Luces”.119

La Orden de San Ignacio es expulsada en 1767

de España y sus reinos, por Carlos III, quien invita a su hijo, el rey de Nápoles, a hacer lo

mismo. Ya habían sido por entonces desterrados de Portugal y todas sus posesiones

territoriales por el Marqués de Pombal. En 1764, la Compañía había dejado de existir en

Francia, y 1773 son expulsados de América del Norte, el mismo año en que el Papa

Clemente XIV disuelve a la Sociedad Ignaciana. Deberán esperar hasta 1814 cuando el

Papa Pio VII, restituye todos los derechos de la Orden fundada por Ignacio de Loyola.

Luego de la expulsión, y hasta el regreso de la Orden al Río de la Plata, durante el

gobierno de Juan Manuel de Rosas, la Compañía fue silenciada prácticamente en todo el

mundo. Coincide con el momento de muchos escritos de los padres jesuitas que

reivindicaban su labor misionera. Es muy complejo analizar, en un contexto diferente

118

Algunos ejemplos de ello los encontramos en: Antonio Ruiz de Montoya, La conquista…, op. cit.; Pedro

Lozano, Descripción Chorographica del terreno…, op. cit.; Antonio Muratori, El cristianismo feliz…, op. cit;

Hanisch Espíndola, W. Historia…, op. cit.; y Serafim Leite, História da Companhia…, op. cit. 119

J. Lacouture, Jesuítas…, op.cit., pp. 591.

Page 94: Proyecto de tesis - UNICEN

94

como el siglo XIX, el nuevo rol que la Compañía pudo desempeñar en Buenos Aires,

quien encontró seguramente en la educación su mayor reaseguro.

Otra dimensión de la memoria, que contribuye a analizar el legado de la Compañía,

es aquella que se encuentra íntimamente vinculada a la noción de patrimonio. A partir del

análisis de Josep Ballart, es posible comprender cómo en cada momento histórico, los

hombres han procurado preservar el patrimonio del daño y la destrucción para su

aprovechamiento, que no implica necesariamente una utilidad práctica inmediata, pero que

tiene un calado profundo porque hunde sus raíces en el tiempo.

A partir de fines del siglo XIX, el proceso de institucionalización y modernización

encabezado por el incipiente Estado Nacional encuentra su expresión a partir de lo que

Eric Hobsbawm ha denominado “la invención de la tradición”,120

es decir, si el estado se

estaba consolidando y haciendo sentir su influencia en las provincias del interior, llegaba

también la hora de construir una nación que respondiera al modelo de “orden y progreso”.

En esta época surge y se impone la visión de una Argentina homogénea. Según J. Ballart,

en Europa y en América, el Estado Nación del siglo XIX aparece por primera vez decidido

a intervenir como tal, en el legado material de la historia y en la “configuración de una

identidad nacional”. Aparecen los conceptos de patrimonio histórico y de bien cultural

como sujetos de atención y tratamiento jurídico y político, referidos a los restos materiales

del pasado. Empieza entonces una labor de ordenación e inventariación en la que

intervienen las instituciones y el estado. Esta labor no ha sido fácil, ni se ha hecho de

forma automática ni sistemática, el estado ha tenido que “descubrir” e “identificar”

convenientemente, separar y escoger los elementos, tradiciones y costumbres, determinar

qué parte del legado histórico material e inmaterial debía conservarse. Y todo ello en

función del progreso, de las visiones de la historia y de la cultura, de los intereses

concretos de los sectores dominantes, de los apremios coyunturales del estado y de la

madurez de las instituciones.

En las sociedades modernas (como la Argentina de fines del siglo XIX), donde se

reconoce el paso del tiempo y existe una conciencia del transcurrir de la historia, se busca,

por un lado, seleccionar determinado legado histórico material, determinadas tradiciones; y

por otro lado, se encara la construcción de pruebas y testimonios que den cuenta del paso

del tiempo y fijen en la memoria los hechos, sucesos y personas, que el Estado desea que 120

Eric Hobsbawm, Naciones y Nacionalismo desde 1780, Barcelona, Crítica, 1998.

Page 95: Proyecto de tesis - UNICEN

95

sobrevivan: este rol le cabe generalmente a los monumentos. “Todos los monumentos

conllevan algo de trascendente, y por lo tanto de permanente en sí mismos, que los hace

particularmente útiles y estimados. Los monumentos son consagraciones a la memoria.

Con los monumentos pasa algo parecido a lo que sucede con la producción de relatos

históricos: los grupos manifiestan con ello una voluntad de trascender, asociando pasado

con futuro”.121

Constituiría el pasado colonial –encarnado entre otras cosas, en la presencia

de los jesuitas– un legado histórico destacable y rescatable, en la Argentina del siglo XIX.

Por el contrario, creemos que en el proceso de conformación del Estado Nación, y en el

marco de las ideas imperantes por entonces, el legado colonial no formaba parte de

aquellas “tradiciones que debían conservarse.”

Según J. Ballart, el ansia de pasado es una de las manifestaciones más significativas

que adopta la reacción de la sociedad contemporánea ante la conciencia de pérdida de

continuidad cultural que ha provocado la velocidad y escala del cambio que afecta al

entorno físico y cultural de la sociedad. “El pasado sigue teniendo hoy la fuerza potente

que siempre tuvo en los asuntos humanos, como fuente de identidad personal y colectiva y

como baluarte contra el cambio masivo y angustiante”.122

El pasado es también una fuente

de consuelo, alimenta la nostalgia y se erige como refugio de verdades y certezas, porque

nadie puede negar ni desautorizar lo que ha pasado.

Sin duda lo que mejor designa a los tiempos presentes es la palabra cambio. La

naturaleza dinámica de la civilización actual hace que los hombres dependan del sentido

del tiempo en mayor medida que el hombre de épocas pasadas. Todo el mundo se ve

necesitado de alguna pauta segura y fijada para orientarse en un entorno tan cambiante, y

esta pauta la proporciona muchas veces la memoria, el patrimonio, las ideas y tradiciones

de una sociedad o grupo social.

A partir de estas nociones generales sobre el patrimonio, consideramos que, el

valor adjudicado al legado patrimonial de la Compañía de Jesús, es un proceso complejo

de definir. Por un lado, sería preciso discernir entre la influencia de la Sociedad Ignaciana

en la ciudad de Buenos Aires, en un plano social, en la vida de las personas y en la

121

J. Ballart, Patrimonio Histórico…, ob. cit., pp. 34-35. 122

Ibíd., pp. 37.

Page 96: Proyecto de tesis - UNICEN

96

educación.123

Y por otro lado, en la definición posterior, producto de la sociedad actual,

que le adjudica a la “Manzana de las Luces Jesuita” un valor patrimonial.

Finalmente, una última dimensión que se presenta, es aquella relacionada con la

construcción de la memoria histórica por parte de la Orden. Como ya se ha expresado, los

miembros de la Compañía aparecen como los portavoces de la propia historia de la Orden,

presentándose como los principales voceros de la Sociedad Ignaciana. Este fuerte influjo

en la construcción de la memoria histórica se hace presente, con diferentes grados de

importancia, en las áreas donde los jesuitas se asentaron durante la colonia. ¿Cuáles

podrían ser las implicancias de estos procesos en Buenos Aires? Si los relatos históricos,

expresan en parte, la voluntad de los grupos de trascender, asociando pasado con futuro, es

ampliamente perceptible esta voluntad en los escritos de los jesuitas. Desde los orígenes de

la Compañía, Ignacio de Loyola, supo encontrar en la escritura una forma predominante de

comunicación, acción y registro, era consciente de que había que producir una imagen de

la Compañía a través de las letras.124

En este sentido, creemos oportuno plantear un punto de comparación entre la

presencia e influencia de los Jesuitas en el Río de la Plata, y en Buenos Aires en particular,

con el rol que desempañaron y desempeñan los miembros de la Compañía en Brasil. Aún a

riesgo de generalizar excesivamente la cuestión, creemos interesante incluir algunas

cuestiones para ser reflexionadas.

A primera vista, surge una importante diferencia, entre el rol de los jesuitas en la

construcción de la memoria histórica en Brasil, donde sin duda siguen desempeñando un

rol central, y la menor importancia que en comparación parecen tener en Argentina.

Una reflexión de estas características remite al momento de la conquista y

colonización de Hispanoamérica y de Brasil, y más aún a las diferencias entre uno y otro.

En Brasil, encontramos a los jesuitas desde los inicios de la ocupación del territorio, con

un papel destacado en las relaciones políticas, económicas y financieras con la Corona de

Portugal, que les significó, en muchas ocasiones, ser “conquistadores” y misioneros.

123

Aquí nos referimos a la influencia de la Compañía sin distinguir entre un período histórico y otro, si bien el

rol de la Orden difiere profundamente entre el período colonial y el independiente. 124

La importancia de la escritura en los principios de la Orden es resaltada por: Fernando Torres Londoño,

“Escrevendo cartas, Jesuítas, escrita e missão no século XVI”, Revista Brasileira de Historia, Anpuh, Volumen

2, nº 43, 2002.

Page 97: Proyecto de tesis - UNICEN

97

Por el contrario, en las áreas que conforman actualmente la Argentina, la llegada de

los jesuitas fue tardía, si se compara con su arribo a otras áreas del continente y de otras

Órdenes religiosas a dicho territorio.

Leandro Karnal,125

desarrolla el rol desempeñado por la Compañía de Jesús en la

construcción de la memoria histórica de Brasil. Para ello, se refiere centralmente a dos

cuestiones: una es la utilización de documentos producidos por la Orden para el estudio de

la historia del Brasil Colonial, y otra es la influencia de la Orden en la educación.

El autor llama la atención sobre la existencia de un doble proceso selectivo de la

memoria ligado a la Compañía, primero: los historiadores recuperan aquello que la

Compañía consagró en sus documentos; y segundo, los historiadores omiten períodos

posteriores de la Compañía y otras documentaciones. En otras palabras, afirma que existe

un doble proceso selectivo que puede estar nublando las líneas de investigación de la

historia colonial brasileña.126

Existiría, por lo tanto, un proceso relacionado con la construcción de la memoria

historiográfica a partir de los registros jesuitas, y una forma más sutil y permanente de

construir la memoria a través de la manera de concebir la educación a partir del modelo

jesuita, ampliamente impuesto en Brasil.

Esta visión es complementaria de aquellas que destacan la falta de “autonomía” de

la Historia de Brasil, perceptible en la influencia de los jesuitas en el discurso fundador de

la historia, de la literatura, de la pedagogía, de la ciencia, y de la religión. Por ello, según

S. Pacífico Vilar, quienes acusan a los jesuitas continúan moviéndose a partir del punto de

vista que ellos le dieron a la historia.127

125

Leandro Karnal, “Memória infinita para Gloria de Deus”..., op. cit. 126

Ibíd., pp. 80. 127

S. Pacifico Vilar, A invenção…, op. cit., pp. 15.

Page 98: Proyecto de tesis - UNICEN

98

CONSIDERACIONES FINALES

4- Los cambios del siglo XVIII: redefiniciones del Colegio en vísperas de la expulsión

A partir de la problemática central y del marco teórico escogido, se plantean algunas

posibles proyecciones en base a las fuentes disponibles. Contando como fuente principal para

ello con los relatos y crónicas de jesuitas, se plantean algunas limitaciones ya esbozadas, lo

cual nos permite plantear las siguientes conclusiones.

En principio, la producción historiográfica se ha concentrado casi exclusivamente en

las Misiones Jesuitas, reduciendo la importancia de los Colegios en el proyecto total de la

Compañía y, junto con ello, el rol desempeñado por la Orden en las ciudades

hispanoamericanas. Sin embargo, luego de lo analizado, se observa que la Sociedad Ignaciana

surge, principalmente, en las ciudades, tiene desde sus orígenes una intensa vinculación con la

educación, y encuentra en los Colegios el ámbito por excelencia, que le permite vincularse a

los “poderosos”. Los Colegios de la Compañía responden, desde sus inicios, a las necesidades

de la Orden, de las Monarquías europeas, y de las sociedades locales.

Constituyen para la Compañía una estrategia de supervivencia, una solución práctica

para la formación de sus miembros, un instrumento de acción al servicio de la modernidad, un

objetivo claramente definido ante los ojos de la sociedad, el Papa y la Corona. Conquistan un

lugar que ninguna otra Orden religiosa había ocupado, y responden a una demanda social.

Para los intereses de la Corona, representan un soporte de la acción evangélica, y para la

sociedad local, los creadores de los primeros colegios y Universidades, principalmente en las

ciudades Hispanoamericanas.

Por otra parte, desde una perspectiva centrada en las relaciones de la Orden con la

sociedad local, y en los vínculos económicos y políticos con la ciudad de Buenas Aires,

rápidamente surge el escaso interés que la Corona y la Compañía demostraron hacia la ciudad.

Durante los primeros tiempos en la ciudad, los jesuitas dudaban de la prosperidad del Colegio,

en el contexto de un Buenos Aires que lentamente comenzaba ha descubrir las posibilidades

del comercio de contrabando.

Al ritmo del crecimiento de la ciudad, a lo largo del siglo XVII, los jesuitas participan

de casi la única actividad económica posible, al tiempo que su influencia se acrecienta, en la

educación, la catequesis urbana, la vida política, y en la cotidianeidad de sus habitantes. En la

Page 99: Proyecto de tesis - UNICEN

99

nueva coyuntura que se inaugura con la llegada al trono de la Dinastía de los Borbones, la

situación de Buenos Aires, y junto con ella de la Compañía de Jesús, cambia sensiblemente.

En el marco de las Reformas que la Corona española inicia, Buenos Aires extiende sus

vínculos comerciales. El mayor control ejercido por España, tiene su expresión en el nuevo

rol asumido por el Colegio de la Orden, y en las redefiniciones expresadas en lo social,

político y económico.

En el plano económico, la relevancia del proyecto de la Compañía en el Buenos Aires

colonial, se relaciona con el rol desempeñado en el comercio local y regional. La bibliografía

consultada sugiere la participación en el comercio vía Perú y Brasil, lo cual los colocaría

como partícipes del contrabando en Buenos Aires. Estos aspectos mencionados por M.

Mörner, se encuentran escasamente estudiados. Las crónicas de jesuitas consultadas permiten

pensar que el estricto control ejercido por los asistentes y admonitores de la Orden, cumplían,

al mismo tiempo, la función de controlar los intensos intercambios comerciales que existían

en el territorio.

El siglo XVIII encuentra a la Orden, ocupando un lugar central en el comercio de

contrabando, y usufructuando los mayores beneficios del comercio de esclavos con el asiento

ingles y francés. La prosperidad económica del Colegio entre los años 1700 y 1767, se

manifiesta en las nuevas construcciones iniciadas que dan testimonio del crecimiento

económico. Sin embargo, estas cuestiones requieren de un análisis minucioso de los

documentos relativos a la Compañía, disponibles en el AGN.

Al mismo tiempo, consideramos que la prosperidad económica de los jesuitas se

relaciona con una mayor vinculación con la elite de Buenos Aires. Sin embargo, el

crecimiento, permite también percibir que con las Reformas dieciochescas, y principalmente a

partir del Regalismo Borbónico, la posición de la Sociedad de Jesús es cada vez más débil en

relación con los poderes de las Monarquías, los conflictos comenzaban a estar presentes y los

jesuitas de Buenos Aires no fueron ajenos a esa situación.

La autonomía económica y la prosperidad de muchas de sus empresas, la obediencia al

Papa y al General de la Orden, el humanismo, las Misiones en América, y la cercanía al poder

político, eran objeto de críticas. Aquello que antes había sido su estrategia de supervivencia:

la educación, era también cuestionado. Son alejados rápidamente de sus posesiones en

América, el lugar ocupado por ellos en las ciudades coloniales, cercano a la formación de la

Page 100: Proyecto de tesis - UNICEN

100

elite, pero también a la influencia ejercida sobre otros sectores de la sociedad, en la

evangelización de indios, negros, mestizos, presos, etc., queda vacío.

Sería importante indagar entonces, en el impacto social que genera la expulsión, si

ellos eran tan importantes en la ciudad, ¿qué ocurre cundo los expulsan? ¿Qué reacciones se

generan en la sociedad porteña? La expulsión de la Compañía sin duda generó reacciones

entre la elite porteña, pero también en aquellos sectores que tradicionalmente se los piensa

alejados del ámbito de influencia de los Colegios. ¿Quién o quienes ocuparían su lugar?

Probablemente quede un vacío en la ciudad, en la educación, cuya influencia tal vez

sobreviva, y en las actividades de caridad y beneficencia, lugar que puede ser ocupado por

otras órdenes religiosas o por el clero secular.

Ahora bien, con respecto a los cambios que se plantean para el siglo XVIII, un

elemento central de dichos cambios, es el proceso de expansión territorial iniciado en la

primera mitad del siglo. Proceso que encuentra a la Compañía de Jesús, a la Corona y a la

sociedad local, participando. En este contexto, el Colegio de la Orden adquiere un mayor

protagonismo y refuerza su posición como sitio estratégico para el avance hacia el sur.

Sin duda, la coyuntura política cambia con la llegada de los Borbones. Ante ello,

cambian las condiciones de la ciudad de Buenos Aires y de los jesuitas. Las fuentes

consultadas demuestran la existencia de una mayor movilidad y un intento creciente por

ocupar y explorar el espacio. Al tiempo que este período coincide, con un momento de

progresos económicos para la Orden, y encuentra su correlato en la llegada constante de

nuevos jesuitas, y en la demanda de más misioneros.

Qué intereses se conjugaban detrás del proceso de expansión y exploración territorial,

concretado con la fundación de tres Misiones al sur del río Salado. Por un lado, se hallaba el

interés, transformado en necesidad por parte de la sociedad porteña, quien comenzaba a

percibir un “peligro” en las poblaciones indígenas del área, y demandaba al gobierno local y a

las autoridades de España una solución al respecto. Por otro lado, el interés, transformado en

respuesta necesaria por parte del Estado Colonial, y a través de él, del gobierno de Buenos

Aires. La Corona española se encuentra promoviendo, y en ocasiones financiando, viajes de

exploración, con el objeto de consolidar sus posesiones territoriales ante la posible

competencia de otras potencias europeas. De la misma manera, aunque apenas manifestado,

Page 101: Proyecto de tesis - UNICEN

101

existe un interés “científico” por explorar el territorio, y fundamentalmente la posibilidad de

establecer Misiones.

Por último, se hallaba la estrategia de supervivencia, transformada en interés, por parte

de la Compañía de Jesús, quien ante el creciente control y la presión por parte de la Corona

para el establecimiento de nuevas Misiones, responde en forma vacilante.

Todo lo dicho, nos permite replantear algunos aspectos centrales de la estructura

general de la Orden, la alta movilidad, la intensa competencia entre sus miembros, la mayor

importancia de algunos sectores y la menor de otros, aspectos que se hallan presentes entre los

jesuitas que encontraban en el Colegio un lugar de paso. Motivos que contribuyen a repensar

las visiones tradicionales construidas en torno a la Compañía.

El Colegio de la Compañía será escenario y lugar de confluencia de muchos de estos

intereses contradictorios. En todo momento, la Orden, se demuestra más proclive a avanzar

hacia otros espacios, que a fundar Misiones al sur, o incluso a enviar jesuitas a establecerse

definitivamente en la ciudad. Más allá de la importancia del Colegio para la formación de sus

miembros, Buenos Aires, no constituía un sitio atractivo para los jesuitas que llegaban a

América.

En suma, aquello que expresamos como redefiniciones, se manifiestan en el plano

económico, a partir de vínculos comerciales más estrechos, y por consiguiente en un mayor

acercamiento a los comerciantes porteños. En lo político, ante los intereses de la Corona

española, la Compañía se ve obligada a responder, y encuentra, en un contexto cada vez más

tenso, una estrategia de supervivencia en el proceso de expansión iniciado, y en la fundación

de nuevas misiones al sur de Buenos Aires. Frente a esto, el Colegio de la Orden en Buenos

Aires, atraviesa por un período de crecimiento y expansión, asumiendo más decididamente un

rol en el Proyecto de la Sociedad Ignaciana, ahora más atenta a los requerimientos de la

Monarquía.

Más allá de las particularidades de cada zona, creemos que la expulsión de la

Compañía de la América española y portuguesa, generó reacciones, que no han recibido la

suficiente atención por parte de la historiografía. En la ciudad de Buenos Aires, considerada

un sitio marginal en relación a otras posesiones, las voces disidentes fueron minimizadas, el

olvido o la presencia silenciada signaron el nuevo tiempo de la Orden. El lugar ocupado por

Page 102: Proyecto de tesis - UNICEN

102

ellos pasó sucesivamente por innumerables funciones,128

transformándose en 1971 en lo que

actualmente se conoce como la “Manzana de las Luces”. Hoy se considera, a más de

doscientos años de la expulsión, un sitio patrimonial.

Las múltiples dimensiones de la memoria, en un constante proceso dialéctico y en

permanente construcción, han influido en la percepción que actualmente tenemos de ese

lugar. Sin duda, la complejidad de los procesos históricos se hizo presente para definir aquello

que hoy es considerado patrimonio.

Si el patrimonio constituye una prueba evidente de la existencia de vínculos con el

pasado, alimenta en el ser humano una sensación de continuidad en el tiempo y de

identificación con una determinada tradición. Restará analizar qué representaciones y

significaciones son rescatadas del olvido cuando se decide preservar una tradición como la

jesuita.

128

Desde el período Virreinal, los edificios pertenecientes a la Compañía desempeñaron las siguientes funciones:

Tribunal, Casas Redituantes, Imprenta, perteneció al Regimiento de Patricios, y Biblioteca Pública. Allí funcionó

la Universidad de Buenos Aires, el Archivo General, el Banco de la Provincia de Buenos Aires, el Museo

Público de Buenos Aires, la Academia Nacional de la Historia, el Colegio Nacional de Buenos Aires, y la Sala

de Representantes, entre otras cosas.

Page 103: Proyecto de tesis - UNICEN

103

Anexo de Imágenes y Mapas

Page 104: Proyecto de tesis - UNICEN

104

Mapa 1

Tomado de Alberto Armani, Ciudad de Dios y ciudad del sol,… op. cit.

Page 105: Proyecto de tesis - UNICEN

105

Mapa 2

Tomado de Alberto Armani,… op. cit.

Page 106: Proyecto de tesis - UNICEN

106

Imagen 1

Tomado de Alberto Armani, … Op. cit.

Page 107: Proyecto de tesis - UNICEN

107

Mapa 3

Principales pueblos fundados por los jesuitas entre 1610 y 1767: Universidades, Colegios,

Escuelas, Talleres, Residencias, Bibliotecas.

Tomado de G. Furlong, Los Jesuitas y la Cultura Rioplatense… op. cit.

Page 108: Proyecto de tesis - UNICEN

108

Imagen 2

Ubicación del Colegio en la Plaza de Mayo.

Tomado de G. Furlong Cardiff, Historia Del Colegio Del Salvador… op. cit.

Page 109: Proyecto de tesis - UNICEN

109

Imagen 3

Plano primitivo de la IgLesia.

Tomado de G. Furlong Cardiff. Historia del Colegio del Salvador… op. cit.

Page 110: Proyecto de tesis - UNICEN

110

Imagen 4

Tomada de G. Furlong Cardiff. Historia Del Colegio Del Salvador… op. cit.

Page 111: Proyecto de tesis - UNICEN

111

Mapa 4

Tomado de G. Furlong S. J. Los jesuitas y La cultura rioplatense… op. cit.

Page 112: Proyecto de tesis - UNICEN

112

FUENTES

- Furlong Cardiff, G. La personalidad y la obra de Thomas Falkner, Buenos Aires, Peuser,

1930.

- Furlong Cardiff, G. EL Padre José Quiroga, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras,

1930.

- Furlong Cardiff, G. Domingo Muriel, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, 1934.

- Furlong Cardiff, G. Manuel Querín y sus informes el Rey 1747-1750, Buenos Aires,

Theoria, 1967.

- José Cardiel, Diario de viaje y Misión al Rio Sauce realizado en 1748, con prólogo de G.

Furlong Cardiff y F. Outes, Buenos Aires, 1930.

- Antonio Sepp, Viagem ás Missões jesuíticas e trabalhos apostólicos, Belo Horizonte,

Itatiaia, 1980.

FUENTES BIBLIOGRÁFICAS

- Bruno, Cayetano, Historia de La Iglesia en Argentina, Vol., 4 (1686- 1740), y Vol. 5, (1740-

1778), Buenos Aires, Don Bosco, 1968-1969.

- Furlong Cardiff, G. Historia del Colegio del Salvador y sus irradiaciones culturales y

espirituales en la ciudad de Buenos Aires , Tomo I, 1617-1841, Buenos Aires, 1944.

- Leite, Serafim, História da Companhia de Jesus no Brasil, Rio de Janeiro, 1938.

- Lozano, Pedro, Descripción Chorographica del terreno, ríos, arboles y animales de las

dilatadísimas provincias del Gran Chaco Gualamba: y de los ritos y costumbres de las

innumerables naciones bárbaras, e infieles que las habitan, Córdoba, 1973.

- Muratori, Antonio, El cristianismo feliz en las Misiones de la Compañía de Jesús (1743).

- Ruiz de Montoya, Antonio, La conquista espiritual del Paraguay, Rosario, Edición del

Equipo Difusor de Estudios de Historia Iberoamericana, 1989

BIBLIOGRAFIA

- Areces, Nidia, “Las Sociedades urbanas coloniales”, en E. Tándeter, Nueva Historia

Argentina, La sociedad colonial, Buenos Aires, Sudamericana, 2000, t. II.

Page 113: Proyecto de tesis - UNICEN

113

- Arces, Nidia, Poder y Sociedad Santa Fe la Vieja, 1573-1660, Prehistoria, Manuel Suarez

Editor, Rosario, 2000.

- Armani, A., Ciudad de Dios y Ciudad del Sol. El Estado Jesuita de los Guaraníes (1609-

1768), FCE, México, 1982.

- Assadourian, C. S. El sistema de la economía colonial. Mercado interno, regiones y espacio

económico, Lima IEP, 1982.

-Avella Chafer, F. “La situación económica del clero secular de Buenos Aires durante los

siglos XVII XVIII” en Investigaciones y Ensayos, N° 29-30, Buenos Aires, 1980-1981.

-Ayrolo, V. (Comp.), Estudios sobre el clero iberoamericano, entre la independencia y el

Estado-Nación, Salta, Universidad Nacional de Salta, CEPIHA, 2006.

- Ballart, J.: El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso, Barcelona, Editorial Ariel,

1997.

- Bangert, S. J. Historia da Companhia de Jesus, São Paulo, Ed. Loyola, 1985

- Barevalle, M; Barreira, D; Peñalba, N, “Estrategas Competentes. La incorporación de las

estancias de Cululú al patrimonio del Colegio de la Compañía de Jesús, 1610-1640” en

Areces, N, (Comp.), Op. Cit.

- Barnadas, J.: “La Iglesia católica en la Hispanoamérica colonial.”, en L. Bethell (ED),

Historia de América Latina, tomo 3, Barcelona, Crítica, 1990.

- Barros, Carlos, “La contribución de los terceros Annales y la historia de las mentalidades,

1969-1989”. González Minguez, C. (Ed.) La otra historia: sociedad, cultura y mentalidades.

Vitoria, 1993

- Bertrand, Michel, “Los modos relacionales de las elites hispanoamericanas: enfoques y

posturas”, en Anuario IEHS, Nº 15, Tandil, Uncpba, 2000.

-Bethell, L (ed.), Historia de América Latina. Vol. 2, Critica, Barcelona, 1990.

- Bohn Martins, M. Cristina, Sobre festas e celebrações, as reduções do Paraguai (séculos

XVII e XVIII), Paso Fundo, UPF, 2006.

- Borges, Pedro, (Dir.), Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas, Vol. I y II,

Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, Quinto Centenário, 1992.

- Certeau, Michel, A invenção do cotidiano. Artes de fazer, Segunda Edición, Petrópolis,

Vozes, 1996.

-Chartier, Roger, El mundo como representación. Estudios sobre historia cultural. Barcelona,

Gedisa, 1995.

Page 114: Proyecto de tesis - UNICEN

114

- Cicerchia, Ricardo: “Formas y estrategias familiares en la sociedad colonial”. En Tandeter,

Enrique (ED): La sociedad colonial. Nueva Historia Argentina, Tomo II. Buenos Aires,

Editorial Sudamericana, 1999.

- Cushner, N. Lords of the Land: Sugar, Wine and Jesuit Estates of Coastal Peru, 1600-1767,

State University of New York Press, 1980.

- Cushner, N. Jesuit Ranches and the Agrarian Development of Colonial Argentina, 1650-

1767, State University of New York Press, 1983.

-De Assunção, Paulo, Negócios Jesuíticos, o cotidiano da administração dos bens divinos,

São Pablo, Edusp, 2004.

- De Assumpção, T. Lino, (coord.) Historia Geral dos Jesuítas, Lisboa, Moraes Editores, 2°

Edición 1982.

-Deckmann Fleck, E. C. “Las reducciones jesuítico-guaraníes – un espacio de creación y

resignificación (Provincia Jesuítica de Paraguay, siglo XVII), en Cuadernos de Historia, Nº 7,

CIFFyH-UNC, Córdoba, 2005.

- Devoto, F.; y Madero, M. (Comp.) Historia de la vida privada de la Argentina, Tomo I: País

antiguo. De la colonia a 1870. Buenos Aires, Taurus, 1999

- Di Stefano, R; Zanatta, L: Historia de la iglesia en Argentina. Desde la conquista hasta

fines del siglo XX. Grijalbo-Mondadoria, Buenos Aires, 2000.

- Di Stefano, R. “De la teología a la historia: un siglo de lecturas retrospectivas del

catolicismo argentino”, Prohistoria, año VI, Nº 6, Rosario, 2002.

- Di Stefano, R. “Magistri clericorum. Estudios eclesiásticos e identidades sacerdotales en

Buenos Aires a fines de la época colonial” en Anuario IEHS, Nº 12, Tandil, UNCPBA, 1997.

- Di Stefano, R. “Dinero poder y religión: el problema de la distribución de los diezmos en la

diócesis de Buenos Aires (1776-1820)” en Quinto Sol, Nº 4, Santa Rosa, UNLPam, 2000.

- Domingues, Beatriz Helena, “Política misionera e secular em escritos jesuíticos sobre a

Baixa Califórnia no século XVIII.” Em Revista Brasilera de Historia, Anpuh, Vol. 23, Nº 43,

2003.

- Elías, Norbert: La sociedad cortesana. México, FCE, 1982

- Florescano (Comp.), Haciendas, Latifundios y Plantaciones en América Latina, México,

Siglo XXI, 1975.

-Fradkin, R, “Producción y arrendamiento en Buenos Aires del siglo XVIII: La hacienda de

Chacarita (1779-1784)” Cuadernos de Historia Regional, Nº 15, 1992.

- Franzen Vasconcelos, Beatriz, Jesuítas portugueses e espanhóis no sul do Brasil e Paraguai

coloniais, São Leopoldo, Unisinos, 2003,

Page 115: Proyecto de tesis - UNICEN

115

- Franzen Vasconcelos, Beatriz, Os Jesuítas portugueses e espanhóis e a sua ação

missionária no Sul do Brasil e Paraguai (1580- 1640). Um estudo comparativo, São

Leopoldo, Unisinos, 1999.

- França, Leonel, O método pedagógico dos jesuítas, Rio de Janeiro, Agir, 1952.

-Furlong Cardiff, G: Los jesuitas y la cultura rioplatense. Secretaria de cultura de la nación,

Biblos, Buenos Aires, 1994.

- Furlong Cardiff, G. “La historiografía eclesiástica argentina 1536-1943”, en Archivum I,

1943.

- Garavaglia, Juan C. “El teatro del poder: ceremonias, tensiones y conflictos en el Estado

Colonial”. En Boletín Instituto Ravignani, 3º Serie, N º 14, 1996.

- García, J. A. La ciudad indiana. Buenos Aires desde 1600 hasta mediados del siglo XVIII.

Antonio Zamora, Buenos Aires, 1995.

- Gil Casazza, C; Blanco, S; Miras, M, “Las Iglesias coloniales de Buenos Aires, construcción

de una topología” Annales del Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estéticas, Nº 33-

34, 1998-1999.

- Gonzalbo Aizpuru, Pilar, La educación popular de los Jesuitas, México, Universidad

Iberoamericana, 1989.

- Guinzburg, Carlos, Tentativas. Rosario, Editorial Prohistoria, 2004.

- Gutiérrez Estévez, León Portilla, G. H. Gossen y J. Klor Alva, (eds.) De palabra y obra en

el Nuevo Mundo. Encuentros interétnicos, España, Siglo XXI, 1992.

- Hanisch Espíndola, W. Historia de la Compañía de Jesús en Chile (1593-1955), Buenos

Aires, Ed. Francisco de Aguirre, 1974.

- Hoberman, L; Socolow, S (Comp.): Ciudades y Sociedades en Latinoamérica colonial.

Buenos Aires, FCE 1992.

- Jáuregui, A; Penhos, M: “Las imágenes en La Argentina Colonial”, en Burucúa, J. E. (DIR)

Nueva Historia Argentina. Arte, sociedad y política. Vol.1, Buenos Aires, Sudamericana,

1999.

- Karnal, Leandro, “Memória infinita para Gloria de Deus: Os Jesuítas e a construção da

memória.” Em revista Tempo Brasileiro, 135, octubre - diciembre, 1998.

- Konrad, Herman W., Una hacienda de los jesuitas en el México colonial: Santa Lucia,

1576-1767, México, FCE, 1995 (2ª ed.).

- Lacouture, J. Jesuítas I- II. Ed. Piidos, 1991.

- Le Goff, J, Pensar la historia, Barcelona, Altaya, 1995.

Page 116: Proyecto de tesis - UNICEN

116

- Lepetit, B (Coord.): Les formes de l’expérience. Une autre histoire sociale, Paris, Albin

Michel, 1995.

- Lockhart, J. y Schwartz, S: América Latina en la Edad Moderna: una historia de la América

española y el Brasil coloniales. Madrid, Ed. Alkal, 1992.

- Lynch, J.: América Latina entre colonia y nación. Barcelona, Ed. Crítica, 2001.

- Maeder, Ernesto, Misiones del Paraguay, Madrid, Mapfre, 1992.

- Maeder, Ernesto; Bosi, Alfredo, La población de las misiones después de la expulsión de los

jesuitas. In: Simposio Nacional de Estudios Misioneros, VI. Fatores adversos e favoráveis as

reduções, Santa Rosa, RS, 1981.

- Mallo, S. “La Mujer rioplatense a fines del siglo XVIII. Ideas y realidad” en Anuario IEHS,

Nº 5, Tandil. Unicen.

- Mayo, C, La Historia agraria del interior. Haciendas Jesuitas en Córdoba y el noroeste, Bs.

As., CEAL, 1994.

- Mayo, C: Los Betlemitas en Buenos Aires: convento, economía y sociedad (1748-1822),

Sevilla, Excma., Diputación provincial de Sevilla- Junta de Andalucía, 1991.

- Mayo, C; Peire, J. “Iglesia y crédito colonial: la política crediticia de los conventos de

Buenos Aires (1767-1810), en Revista de Historia de América, Nº 112, 1991.

- Messmacher, M., La búsqueda del signo de Dios. Ocupación jesuita en la Baja California.

México, FCE, 1997

- Moreno, J. L. La política social antes de la política social. Caridad, beneficencia y política

social en Buenos Aires, siglos XVII a XIX. Buenos Aires, Trama/Prometeo Libros, 2000.

- Mörner, M. Actividades políticas y económicas de los jesuitas en el Rió de la Plata. Buenos

Aires, Hyspamerica, 1986.

- Morse, Richard M. “El desarrollo urbano de la Hispanoamérica colonial”, en Bethell, L.

Historia de América Latina, Vol. 3, Barcelona, Critica, 1990.

- Moutoukias, Z. “Negocios y redes sociales: modelo interpretativo a partir de un caso

rioplatense (siglo XVIII), en Caravelle, Nº 67, Toulouse, 1997.

- Negro, S; Marzal, M (coord.), Un reino en la frontera. Las misiones jesuitas en la América

colonial. Ediciones Abya-yala, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica de Perú,

1999.

- Pierre Nora (Dir.), Les lieux de mémoire, Paris, Gallimard, T. I: La République, T. II: La

Nation.

- Pacífico Vilar, Socorro de Fátima, A invenção de uma escrita. Anchieta, os jesuítas e suas

Histórias, Porto Alegre, Edipucrs, 2006.

Page 117: Proyecto de tesis - UNICEN

117

- Pratt, Mary Louise, Ojos Imperiales. Literatura de viajes y transculturación, Universidad

Nacional de Quilmes, Buenos Aires, 1997.

- Prien, Hans- Húrgen, La historia del Cristianismo en América Latina, Salamanca, Ed.

Castellano, 1985.

- Pollak, Michel, “Memória e identidade social”, en Revista de Estudos Históricos, Río de

Janeiro, Vol. 5, Nº 10, 1992

- Pollak, Michel, “Memória, esquecimento, silencio”, en Revista de Estudos Históricos, Río

de Janeiro, Vol. 2, Nº 3, 1989,

- Quarleri, L. “Autonomía y buen gobierno. Conflictos internos de la orden jesuita en la

Provincia de Paraguay (Córdoba y La Rioja, 1680-1720)” en Cuadernos de Historia, Serie

economía y sociedad, Nº 7, Córdoba, 2005

- Quarleri, L. Los Jesuitas en Córdoba y La Rioja colonial. Construcción de poder,

diferenciación y manifestaciones de oposición y resistencia en la interacción social, Tesis

Doctoral, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 2003.

- Ravier, André, S. J, Santo Inácio funda a Companhia de Jesus, São Paulo, 1982.

- Reichel, H., “A religiosidade na sociedade platina (fines do Século XVIII e inícios do XIX),

em Revista de estúdios Leopoldenses, Serie Historia, Unisinos, Vol., 2, nº 2, 1998.

- Reichel, H. J.y Gutfreind, I. As raízes históricas do Mercosul. A Região Platina Colonial,

São Leopoldo, Unisinos, 1996.

- Romano, Ruggiero: Coyunturas opuestas. La crisis del siglo XVII en Europa e

Hispanoamérica. México, FCE-Colegio de México, 1993.

- Romero, José Luis: Latinoamérica: las ciudades y las ideas. Ediciones Universidad de

Antioquia, 1999.

- Santamaría, D. Del tabaco al Incienso. Reducción y conversión en las misiones jesuitas de

las selvas sudamericanas, siglos XVII y XVIII. Ed. CEIC, San Salvador de Jujuy, Argentina,

1994.

- Santos, Ángel, Los Jesuitas en América, Madrid, Mapfre, 1992.

- Schmitz, Egidio, Os Jesuítas e a Educação, a filosofia da Companhia de Jesus, São

Leopoldo, Unisinos, 1994.

- Schwaller, John, “La Iglesia en la América colonial española”, en Castillero Calvo, A.

Historia general de América Latina. Consolidación Del orden colonial. Vol. III, tomo 2,

Paris, Ediciones Unesco-Trotta, 2000.

- Socolow, S. Los mercaderes del Buenos Aires virreinal: familia y comercio. Buenos Aires,

Ediciones de la Flor, 1991.

Page 118: Proyecto de tesis - UNICEN

118

- Socolow, S. “Religious participation of the porteño Merchants: 1778-1810.” En The

Americans, Vol. 32, 1976.

- Tejerina, Marcela, Luso- Brasileños en el Buenos Aires Virreinal. Trabajo, negocios e

intereses en la Plaza naviera y comercial, Bahía Blanca, Universidad nacional del Sur, 2004.

- Torres-Londoño, Fernando, “Escrevendo cartas. Jesuítas, escrita e missão no século XVI”,

em Revista Brasilera de Historia, Anpuh, Vol., 22, Nº 43, 2002.

- Valdés Bunster, G, El Poder económico de los jesuitas en Chile 1593-1767, Imprenta

Pucará, Santiago, 1985.

- Wright, J, Missões, Mitos e Historias, Rio de Janeiro, Relume -Dumará, 2006.

- William V. Bangert, S. J. Historia da Companhia de Jesus, São Paulo, Ed. Loyola, 1985.

- Ybot León, Antonio, La Iglesia y los eclesiásticos españoles en la empresa de Indias,

Barcelona, 1954-1963.