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PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: ESTRUCTURAS RIZOMÁTICAS DE MEDIOS ALTERNATIVOS Y COMUNITARIOS Y SU INFLUENCIA EN EL POLICY-‐MAKING BOLIVIANO
Juan Ramos Martín1 ([email protected])
Universidad de Salamanca
1. JUSTIFICACIÓN E INTERÉS DEL PROYECTO
INTRODUCCIÓN TEÓRICA
Desde hace ya más de treinta años, el campo de la comunicación a nivel mundial ha estado dominado por procesos de desregulación de mercado, transnacionalización del capital financiero y concentración empresarial multimedia (Hermann, 1997), todos ellos inscritos en el denominado mercado global e inherentes a las dinámicas de mundialización propias del capitalismo cognitivo. Dichos procesos, presentes desde los primeros años ochenta, han supuesto durante mucho tiempo el ocaso de todo aquello que concierne a la gestión pública como espacio garante de la democratización.
Ante un panorama público internacional con dificultades y en franco retroceso debido al desgaste producido por décadas de política neoliberal, se observa desde comienzos de siglo en América Latina el resurgir de un interés en la regulación comunicativa y la retoma del control y el fomento de los procesos de emancipación ciudadana. No en vano, a través de las nuevas leyes se reconocen “otros ámbitos” de comunicación y se lleva a cabo la “re-‐localización” del espacio comunicativo, con la entrada de nuevos y viejos actores, tradicionalmente excluidos.
Por una parte, las nuevas políticas de comunicación apuntan de nuevo al plano nacional. Esto, por un lado, destruye en parte (y especialemte en lo que a comunicación alternativa se refiere) el mito de desaparición de los Estados-‐nación y de la consiguiente desterritorialización (Mattelart, 2011). Así se rehabilita al Estado en su función de interventor económico y de garante del interés colectivo, reformulando el debate de la teoría crítica en torno a los procesos regulatorios a favor de la democratización de la comunicación. Una alternativa necesariamente pensada a partir “de políticas de comunicación y la participación activa del ciudadano” (Mattelart, 2011:167).
Por otro lado, y unido a esto, se retoman viejos debates y conceptos que hace décadas ya resonaron como único eco crítico a la hegemonía mercantil-‐comunicacional de la región. Durante los años sesenta y setenta, frente al modelo desarrollista-‐funcionalista importado de EE.UU., surgió en América Latina una unanimidad crítica en oposición a la concepción del ciudadano como consumidor o cliente. El interrogante se puso
1 Miembro del Grupo Reconocido de Investigación en Industrias Creativas, Culturales y de la Comunicación (GRIC) de la Universidad de Salamanca
entonces sobre la relación establecida entre “difusor” y “consumidores”, impulsando a pensar en la demanda social como alternativa a las formas verticales de comunicación (Mattelart, 2011). Democratizar la comunicación implicó entonces asumir esquemas de procesos y formas “horizontales”, lo cual supone no asimilar comunicación con desarrollo tecnológico/instrumental, sino más bien con un proceso social fundamental en el que se fomente la interacción social democrática “bajo condiciones de acceso libre e igualitario, diálogo y participación” (Beltrán, 2005).
El modelo de regulación propuesto por la teoría crítica latinoamericana –y abordado desde los años 70 por el NOMIC como fomento básico de democratización-‐, devino en el concepto de Políticas Nacionales de Comunicación (PNC), derivado de una definición (Beltrán, 1976) que no deja de mostrar un carácter principista y normativo en la suma de políticas parciales. Se esbozan tres características ideales de lo que una PNC debería cumplir: “su estructura global (integrada), su proyección taxativa y obligante (explícita) y su dimensión permanente y sostenida en el tiempo (duradera)” (Exeni, 1998:34).
Mas sin duda, en el análisis de la historia reciente, las políticas de comunicación no cumplieron las características señaladas, demostrando en su conjunto ser parciales, marginales, implícitas y, muchas veces, autoritarias.
Los intentos de políticas de radiodifusión nacionalistas por los estados latinoamericanos fueron bastante exitosos cuando estuvieron motivados por la necesidad de incrementar el control político de los medios, pero bastante insatisfactorios cuando estuvieron motivados por consideraciones de servicio público o cultura nacional (Fox y Waisbord, 2002:2).
Precisamente debido a dichas falencias históricas, las políticas públicas destinadas a la democratización de la comunicación y el desarrollo como concepto integral se han ubicado por derecho propio en el centro del debate político, de la reflexión científica y del escenario mediático en los últimos años en toda América Latina. Vinculadas estrechamente a las reformas constitucionales y al desarrollo normativo de los derechos a la comunicación, la información, el acceso, la participación y la libre expresión, determinantes para la construcción de una sociedad civil democrática y activa, y estructurantes en el diseño de las proporciones del clivaje público/privado en el sistema de medios nacional, las políticas públicas de comunicación han vivido en la última década una etapa de reconcepción y diseño que, por su importancia, sólo puede ser comparada con el momento clave que, para este tema, supusieron los años sesenta y setenta, en un contexto claramente diferenciado del actual, aunque compartiendo gran parte de los déficits históricos.
Existen en Bolivia muchas propuestas aún vigentes y sin resolver sobre el estudio y el cambio de orientación de las políticas públicas referentes a la comunicación. Una de las líneas de actuación básicas del Informe McBride, encargado por la UNESCO en la década de los 70, consistía en “el fortalecimiento de la independencia y del autodesarrollo a través de la implementación de políticas de comunicación globales, ligadas a los objetivos generales de carácter social (…), las cuales deben proporcionar una orientación para fijar el orden de prioridad en materia de información y de sus órganos y para escoger las tecnologías apropiadas” (McBride, 1980:434). Más de tres
décadas después, el país se sigue encontrando con muchos de los mismos retos que se denunciaban entonces, especialmente aquellos que se refieren a la “democratización de la comunicación” en todos sus ámbitos.
En el caso concreto de Bolivia, pese a los decididos intentos del gobierno actual por retomar la regulación como base de la democratización, las estructuras de mercado siguen prevaleciendo sobre las estructuras sociales.
Durante el primer periodo de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) se desarrolló un conjunto de decretos, leyes y acuerdos institucionales que se combinan con normas correspondientes a la aciaga época neoliberal. El resultado, por tanto, fue un objeto de sanción confuso que ofrecía a veces lecturas contradictorias.
Finalmente, tras un periodo de reempoderamiento de las organizaciones comunitarias e indígenas de Bolivia, en la actualidad la legislación contempla un objeto de sanción en el que, a priori, se concede un tercio del espectro a organizaciones comunitarias y originarias. Sin embargo, el comportamiento del propio sector (al menos hasta que caduquen las licencias y se pueda hacer efectiva la nueva repartición en tercios de las frecuencias) aún mantiene una preeminencia de medios privados, tanto en televisión como en radio, que supera ampliamente las cuotas legales establecidas.
MARCO LEGAL EN BOLIVIA
La legislación sobre medios en Bolivia ha tenido varias figuras y ha pasado por distintos estados, atendiendo a una dispersión innegable (Exeni, 2010), en la que desde la primera ley hasta el comienzo del ejercicio de gobierno (2006-‐actualidad), contaba con al menos 11 leyes, 2 decretos ley, 21 Decretos Supremos, 5 resoluciones ministeriales y un Código Electoral (el de 2005) que regulaban todo lo referente a temas de comunicación e información en el país. Sin embargo, y a pesar de la profusión legal en torno, no ha sido hasta los últimos años que se ha prestado atención a aquella parte de la comunicación que no se dedica sólo a la obtención de prerrogativas comerciales. Desde la década de los 80 hasta el año 2004, la lucha por el derecho a una “radiodifusión comunitaria” legal fue dura y no exenta de debate.
Hasta el año 2011, la regulación vigente en el sector pasaba por la Ley 1632 de Telecomunicaciones, sancionada el 5 de julio de 1995. Heredera de las tesis neoliberales, incluye a la radiodifusión dentro de un espectro más amplio como son las telecomunicaciones, por lo que la radio es entendida como una rama de las mismas que se dirige “a cumplir un servicio público” (AMARC, 2009:93). Entre lo que ocupa al presente artículo, en cuanto a la clasificación de los operadores el artículo Rango de Ley 43 de la Ley 1632, los califica de dos formas: oficiales –cuya propiedad depende de organismos del Estado-‐ y privadas –de propiedad particular y concedidas en función de fines comerciales, o las autorizadas con fines exclusivamente educativos, exentas de pagos a través de lo dispuesto en el artículo 41.
En 1999 se firma un convenio interinstitucional entre la Universidad Católica Boliviana (UCB), la Superintendencia de Telecomunicaciones (SITTEL) y las asociaciones que
agrupan a las emisoras comunitarias y comunicadores nativos de la región andina (APRAC, AREALP y ARNPE). A través de dicho convenio, la UCB –mediante el Servicio de Capacitación Radiofónica (SECRAD)-‐ asume la capacitación de los miembros de las radios comunitarias y a cambio la SITTEL se compromete a regularizar la situación de dichas radioemisoras.
Sin embargo, es en 2004 cuando la figura de “radiodifusión comunitaria” finalmente cristaliza en el debate legislativo. Mediante el Decreto Supremo (D.S.) 27.489 se reconoce por primera vez el derecho de estas emisoras a tener una figura legal propia y no tener que acogerse a la denominación de privadas, “hecho que derivaría en la otorgación de las primeras 17 frecuencias de estaciones que tendrían la denominación de comunitarias” (Aguirre, 2007b:2). Sin embargo, el decreto necesitaba de la reglamentación específica que no llegó a ser emitido en los plazos fijados, y no es hasta el siguiente año en que, más allá de redactar un Reglamento Específico, se reformula y reescribe el propio decreto, dando lugar al D.S. 28526, de diciembre de 2005, bajo el título de Reglamento de Simplificación de Trámite de Obtención de Licencia para el Funcionamiento de la Radiodifusión Comunitaria.
Éste marcó un punto de inflexión en la legislación sobre radiodifusión aceptando que una institución privada -‐aunque de marcado servicio público-‐ como es AMARC, se convirtiera en el valedor que otorgue “registro” a la radio o televisión comunitaria a fin de que “garantice su legitimidad en el conocimiento y vocación de servicio comunitario” (Aguirre, 2007a:12).
Tras el cambio de gobierno de 2006, se aprobó al año un nuevo D. S., esta vez llamado Reglamento de Provisión de Servicios de Telecomunicaciones en Áreas Rurales del Territorio Nacional, D.S. 29174 de 2007. Este decreto supone un cambio sustancial en la concepción de la radiodifusión comunitaria, en primer lugar, por considerarla tan sólo concerniente a las zonas rurales del país, que aun cuando demuestran más del 90% del territorio nacional, excluiría a más de la mitad de la población que reside en núcleos urbanos, además de excluir gran número de colectivos sociales y limitar enormemente la potencia de los licenciatarios.
Como resultado del proceso de cambio legislativo, anterior a la llegada de Morales a la presidencia, existían un total de 122 medios comunitarios reconocidos por la SITTEL y su contraparte ciudadana identificada en AMARC-‐Bolivia. Con la legislación y el diseño institucional vigente, existen hoy en día 69 licencias repartidas entre los medios comunitarios.
LEY GENERAL DE TELECOMUNICACIONES
En la actualidad, bajo el amparo de varios artículos de la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia (2008), en el año 2011 se aprueba la Ley 164/2011 tras un largo proceso de redacción y negociación con diferentes sectores sociales, políticos y económicos del país.
Bajo un nuevo documento, en el que se incluían algunas de las propuestas de gremios periodísticos, medios, cooperativas, academia y organizaciones sociales, la mayoría oficialista del MAS presentó y aprobó el día 8 de agosto de 2011 la Ley que sustituía a la 1632, aprobada en 1995 por el gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) de Gonzalo Sánchez de Lozada.
En su redacción final la ley estableció, en lo que a medios comunitarios se refiere, una importante redistribución del espectro electromagnético, otorgando un 17% a los denominados Pueblos Indígena Originario Campesinos y las Comunidades Interculturales y Afrobolivianas (PIOCIA) y otro 17% al sector Social Comunitario (SC). En ambos casos, las frecuencias se asignan mediante concurso de proyectos, y tributan tasas del 0,5% de sus ingresos brutos.
REGLAMENTO GENERAL A LA LEY DE TELECOMUNICACIONES
Finalmente, el 4 de octubre de 2012 se aprueba su reglamento mediante el Decreto Supremo 1391/2012 por el cual se establece el regimiento de la ley anterior.
En torno a los sectores indígena-‐comunitarios cabe destacar al menos tres puntos del documento:
i. Orden de asignación de las frecuencias (Art. 19/2). Primero, operadores estatales; segundo, sector PIOCIA; tercero, los SC; y en cuarto lugar, los emisores comerciales.
ii. Asignación de las frecuencias (Art. 20/2). Para el SC y el PIOCIA, se establece la asignación de frecuencias a través de Concurso de Proyectos. Los criterios se consensuan en el Plan Nacional de Frecuencias (PNF) aprobado por Resolución Ministerial del Ministerio de Obras Públicas, Servicios y Vivienda (MOPSV), Viceministerio de Telecomunicaciones (VT) y Autoridad de Telecomunicaciones y Transporte (ATT).
iii. Titulares de la licencia (Art. 29/3). En el caso del SC, se permiten sociedades comunitarias, asociaciones de hecho o cualquier otra forma de asociación legalmente reconocida en Bolivia, presumiendo que el control efectivo es ejercido por todos sus miembros.
LEY CONTRA EL RACISMO Y TODA FORMA DE DISCRIMINACIÓN
El 8 de octubre de 2010, se sanciona la Ley 045 por la cual el Estado controla la difusión de los contenidos emitidos por cualquier tipo de medio de comunicación, a fin de que no se pueda a través de los mismos autorizar ni publicar ideas racistas ni discriminatorias. La ley prevé castigos que van desde penas de trabajo y sanciones económicas hasta la suspensión de la licencia de funcionamiento. A su vez, se establece que el medio que sea declarado racista o discriminador en la transmisión de alguno de sus contenidos, podrá retractarse de manera revocatoria, anulando así el efecto de la condena. Los mecanismos de vigilancia y control establecidos se centrarán en torno al Comité Nacional contra el Racismo y toda Forma de Discriminación (conformado por organizaciones sociales, privadas y estatales), que también estará
encargado de diseñar, promover e implementar medidas integrales para la prevención de dichos comportamientos.
POLÍTICAS PÚBLICAS EN COMUNICACIÓN COMUNITARIA
En perspectiva regional comparada, el caso de Bolivia es a su vez uno de los más activos en torno a la recuperación de preceptos histórico-‐críticos en el ámbito comunicacional. Desde el sistema público se ha retomado esta tradición a través del Programa Nacional de Telecomunicaciones de Inclusión Social (PRONTIS) (Art. 65 de la Ley Nro. 164) y los programas derivados.
También hay proyectos que fomentan la constitución de nuevas redes de medios comunitarios. Entre los más importantes cabe destacar:
-‐ El Programa de Apoyo y Reactivación de la Red Minera de Radio y Televisión Satelital de Bolivia (REDMRTSB). Ésta es una iniciativa estatal para la recuperación de la radio minera adaptada a la Sociedad de la Información, que supone la refinanciación de los equipos de transmisión de dichas emisoras, su operatividad satelital y la accesibilidad a la red.
-‐ El Sistema Nacional de la Red de Radios de los Pueblos Originarios (RPOs), con 60 emisoras de carácter indígena-‐sindical, se financian inicialmente con Proyecto CIF-‐UAP-‐VEN-‐1070/2006, en cooperación con Venezuela. La red cuenta con un sistema satelital propio, dotado en un primer momento de un presupuesto cercano a los 2 millones de dólares.
-‐ La Agencia Plurinacional de Comunicación crea un Sistema Plurinacional de Comunicación para el tratamiento, difusión, recepción y distribución de los contenidos producidos por dichas comunidades indígenas.
Posteriormente, y durante el ejercicio gubernamental del año 2012, el gobierno puso en marcha el programa de “Implementación de Telecentros Comunitarios en Poblaciones Rurales y Áreas de Interés Social”, dependiente del MOPVS, en asociación con la empresa estatal de telefonía ENTEL. Mediante este programa se procura crear una red de 673 telecentros situados en poblaciones del área rural, especialmente en aquellas que no cuenten con servicios de acceso a Internet y telefonía pública. A día de hoy hay un total de 73 telecentros con una inversión de 8 millones de dólares.
Por último, de manera cofinanciada por varios gobiernos e instituciones el Estado participa en la RedTicBolivia. Se pretende el desarrollo sostenible a través de 12 proyectos implementados relacionados con la capacitación, la interculturalidad, desarrollo económico y tecnológico, etc.
RELACIÓN DE CAMBIOS EN LA ESTRUCTURA DE MEDIOS EN BOLIVIA
El mapa periodístico puede quedar ideológicamente dividido en “dos grandes bandos” (Núñez, 2013). Uno corresponde al conformado por los emporios periodísticos del ex grupo Líder, disuelto en julio de 2011, pero que no ha perdido en conjunto su influencia nacional a la cabeza de sus dos grandes cabeceras periodísticas: El Deber en Santa Cruz y Los Tiempos en Cochabamba, lanzadera de una serie de diarios menores
publicados por Editores Asociados -‐de la familia Canelas-‐: El Potosí, Correo del Sur y otros. Todo ello sin dejar de nombrar a los matutinos más radicales, que cuentan con respaldo económico de empresarios nuevos vinculados a las gobernaciones del oriente (de carácter ideológico conservador): El Día o El Mundo, en Santa Cruz, El País en Tarija y La Patria en Oruro.
Junto a ellos, la televisión privada, en manos, en su gran mayoría, de grupos empresariales cruceños (antiguos latifundistas y ganaderos): Monasterio, (UNITEL) Kuljis, (RED UNO), Daher (PAT) y Mercado (CADENA A).
Es clara, por tanto, la presencia eminente de familias históricas asociadas a la oligarquía conservadora ganadera del oriente, ideológicamente opuesta al gobierno, que sigue contando con la propiedad (o la participación mayoritaria) de la mayor parte del sistema mediático.
Para el año 2009, no obstante, el régimen de propiedad comenzó a cambiar. En enero de ese mismo año, el Grupo Prisa comunicó que vendía a la sociedad Akaishi Investments su participación del 25% en la compañía propietaria de la red ATB, por 4,1 millones de dólares. No se ha podido verificar si Akaishi es aún propietaria de la porción o la ha transferido a algún grupo venezolano (Núñez, 2013). En octubre de ese año, la prensa local difundió la versión del diario venezolano Últimas Noticias según la cual Jordán Silva y Joaquín Livanello eran los representantes del consorcio venezolano que adquirió las acciones de la red ATB. Dicha indefinición en la propiedad, así como la suscrita para la red de televisión PAT y el diario paceño La Razón, resulta especialmente relevante, dado que existe el rumor de que actualmente cuentan con accionariado mayoritario de miembros del gobierno.
Más allá de la estructura y las novedades del sector, en cuanto a medios comunitarios se refiere, según datos de AMARC, hasta finales de octubre de 2012 se habían presentado 90 solicitudes de radiodifusión comunitaria de las cuales se habían concedido 69, 26 en AM, 37 en FM y 6 en televisión, de las 1459 licencias en curso.
Gráfico 1. LICENCIAS OTORGADAS EN BOLIVIA, ENERO 2013.
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos de la ATT
Comerciales
Estatales
RPOs
Comunitarios
Por su parte, a la espera de efectivizar las cuotas -‐previsiblemente en 2016, cuando venzan las licencias vigentes-‐, durante el primer año de recorrido de la normativa se observa un claro déficit en la concesión a las RPOs que si bien cuentan con más de 60 miembros, tan solo 20 operan con licencia. En total, más de un 88% de las licencias tramitadas en la actualidad por la ATT corresponden a medios de carácter comercial, mientras que los demás sectores aportan un 12% en total. Esto se aleja de las cuotas correspondientes a la reglamentación del sector, que divide en tercios las frecuencias (33% comerciales; 33% estatales; 33% PIOCIA y SC).
CONCLUSIONES PARCIALES Y JUSTIFICACIÓN DEL INTERÉS DEL ESTUDIO
Precisamente la entrada y ampliación del sector comunitario, durante los últimos años, ha colaborado a paliar en cierta manera los déficits comunicacionales en amplias zonas del país, especialmente aquellas donde, por razones de mercado, no llegan los medios de carácter privado, muy alejados del cumplimiento del servicio público que sí procuran otro tipo de medios.
Así, se puede observar cómo existen provincias donde, a pesar de la preeminencia nacional aplastante del sector privado, no existen medios de este tipo y son los alternativos y comunitarios los encargados de ofrecer los servicios negados por las leyes de rentabilidad económica presentes y persistentes en la concepción mercantil de sus dueños.
En ese sentido, la comunicación comunitaria y alternativa ha sido en toda América Latina -‐y más durante la larga noche neoliberal-‐, sujeto histórico de canalización de las revoluciones sociales y las reivindicaciones más profundas de la base de sus pueblos, sirviendo el servicio público allá donde las instituciones tradicionales fallaban o no llegaban. Y pese a que, en la actualidad, el histórico movimiento se enfrenta a grandes retos -‐incluidos en los procesos de digitalización, crisis económica y regulación de sus estructuras-‐ que pasan por el afianzamiento o la desaparición de lo que durante más de seis décadas ha sido el sustento del verdadero servicio público de la comunicación en la región, se afrontan desde otros contextos las fórmulas de protección y sustento que consigan mantener con vida las estructuras de comunicación de los pueblos, ya sea desde dentro o desde fuera de las instituciones del propio Estado.
Consecuentemente -‐en el terreno político-‐, en la reforma de los procesos de policy making, la introducción de las nuevas tecnologías (TICs) ha reducido en cierta manera –y de forma un tanto impredecible-‐ la capacidad de control de los procesos por parte de los actores habitualmente decisivos, alterando “la distribución de costes para la acción colectiva y la distribución de recursos entre actores y, en consecuencia, las capacidades de incidencia en las políticas públicas” (Subirats, 2012:7), añadiendo policynetworks que hasta entonces no habían sido capaces de mellar las estructuras institucionales del Estado y que ahora, desde sus posiciones ciudadanas, son capaces de establecer las conexiones institucionales de las construcciones sociales intersubjetivadas.
Y es que en torno a los procesos de convergencia digital y TICs, la manera de entender los procesos sociales insertos en el establecimiento de nuevas redes de acción social se han visto afectados. La recuperación de conceptos como “red” y “comunidad”, además de favorecer una multiplicidad de la homologación cultural a través de procesos de capitalización intelectual y abstracta, han permitido desde los márgenes informales (e informacionales) que actores sociales y colectivos subyugados (caso de movimientos indígenas o comunitarios en América Latina, movimientos sindicales, movimientos ciudadanos de zonas periurbanas,…) hayan podido estructurarse como sujetos políticamente activos, llegando incluso a participar de los mecanismos de producción legal e institucional del Estado.
Ante la pregunta ¿Cuáles serían a tu parecer las redes de medios alternativos con mayor incidencia en el policy-‐making de la actual Ley de Telecomunicaciones?, en boca de la gran mayoría de investigadores del país surgen una serie de nombres que de manera univoca han tenido un papel especialmente protagónico. Son los casos de ERBOL, AMARC (a través de subredes como AREIALP), RPOs, CAIB y CEFREC.
Partiendo de dichas respuestas, existe entonces un punto de quiebre que va más allá del clivaje Estado/mercado. Tomando en cuenta los datos de acceso y participación regionales y, en especial, el renovado interés del gobierno -‐en consonancia con otros países de la región-‐ en la regulación y el fomento de la participación ciudadana y su acceso, la producción y la formación de audiencias críticas, se puede concluir que se ha identificado -‐superando al sector público-‐ en la ciudadanía, las comunidades y los medios comunitarios a los garantes de la democratización y los nuevos constructores del sistema y servicio públicos, un espacio de interacción
distinto del estatal o del privado precisamente por la existencia de medios y procesos comunicacionales no dirigidos por iniciativas estatales o empresariales, sino por colectividades tanto en el ámbito comunitario territorial (un barrio o región, por ejemplo), como en el ámbito identitario y de afinidades (Cabral, 2011:22).
Apoyándose en esa relación de Comunidad y Comunicación (Martínez, 2012:27), los medios comunitarios se pueden establecer como herramientas de identidades, en base a las cuales sea posible el avance de “la justicia social como saber utópico” en un intento por su reconstrucción primaria a través de la comprensión y los valores de su experiencia acumulada. Tal y como expone Rodríguez (2010: 102), se tratan de nuevos movimientos sociales que representan “identidades colectivas con una fuerte presencia en la esfera pública, capaces de hablar fuerte, en sus propios términos, y de articular claramente sus nociones de sí mismos y sus propuestas para la construcción de comunidad”.
Por tanto, en apropiación de la acción crítica, se puede vislumbrar una definición de los medios comunitarios en oposición al paradigma, en la cual “la visión de las redes de anti-‐disciplina complemente aquella sobre las redes de la disciplina” (Mattlelart, 2011: 165), estableciéndose políticamente como medios en busca “de la ruptura entre emisor y productor, la democratización (…), la desmitificación de sus instrumentos y la promoción de medios y técnicas antes monopolizados en las manos de unos pocos,
con contenido crítico y reivindicativo” (Cabral, 2011:21) y cuyas cualidades indispensables serán “la propiedad comunitaria y el desarrollo de contenido local para red” (Gumucio, 2008).
Como apunta Sierra (2011: 211), en la actualidad para servir un verdadero servicio público, identificado primordialmente en la participación crítica y el acceso, “no se trata tanto de producir imaginarios alternativos –otras figuras de representación, otras narrativas, otros referentes de identificación-‐, como de desarrollar espacios y mecanismos que posibiliten el encuentro, el intercambio y lo procomún”. Por tanto, la participación activa del ciudadano en la construcción de una contra-‐hegemonía quedará explícita “por la apropiación de los dispositivos culturales-‐comunicacionales” (Mattelart, 2011:166), algo con tanto recorrido como el pensamiento primigenio de Brecht: transformar la audiencia en actor y productor, lo que en fin último deriva del esquema crítico de apropiación integral esbozado hace más de tres décadas por Schiller: independencia económica-‐ independencia política –autonomía político-‐cultural (Segovia, 2000).
Desde un punto de vista estructural, a pesar de que los procesos de digitalización y acentuada liberalización del sector pueden haber mermado -‐en torno a los procesos de concentración industrial-‐mediática-‐ la capacidad y el número de estos medios directamente ciudadanos, se puede concluir que, si bien la concentración industrial ha supuesto la pérdida de espacios de acceso y participación comunicativa, los procesos de introducción de TICs junto a la recuperación y nueva regulación democratizadora de la comunicación, basada en las enseñanzas de la histórica tradición de medios comunitarios y ciudadanos, han renovado un panorama alternativo a la comunicación-‐mundo, que abre las puertas a nuevas formas y paradigmas de interacción –tanto con lo Estatal, como con el sector privado-‐.
En vista de todo aquello, se presenta entonces indispensable revisar los cambios acaecidos durante la última década de reformas en el sector comunitario al interior de Bolivia, sus renovadas disposiciones en red, cruzando sus estructuras con las reformas legales y los nuevos actores políticos presentes en dichas reformas, estableciendo qué actores locales, regionales y nacionales son los que en realidad aportan provisión de servicio público y ciudadano y de los cuales se pueden extraer experiencias de democracia y comunicación.
2. OBJETIVOS Y RESULTADOS ESPERADOS
Partiendo de este diagnóstico previo, las hipótesis y subhipótesis centradas en el desarrollo de este trabajo, aun cuando en elaboración final y operacional, parten de una hipótesis central consecuente: "La participación de los movimientos sociales como sujetos políticos al interior de los poderes estatales institucionales y la estructuración rizomática de los medios comunitarios han posibilitado la entrada de las redes conformadas por dichos medios como actores políticos activos y reconocidos en los procesos de reforma de la regulación en comunicación en Bolivia". No obstante, el
planteamiento de esta hipótesis se asienta en un conjunto de subhipótesis y hechos atenuantes con mayor desarrollo teórico que lo expuesto en este plan, pero que en esencia guardan relación con los siguientes hechos observables:
-‐ Existe una tradición histórica, social y política de participación específica muy fuerte y comprometida tanto de los movimientos sociales como de los medios alternativos en la construcción y crítica del Estado en Bolivia
-‐ Las condiciones económicas derivadas de la retirada de financiación del tercer sector debido a la crisis financiera global, empuja a los medios a buscar nuevas estructuras de funcionamiento a fin de aprovechar los beneficios reticulares derivados
-‐ Existe un clima regional favorable a la hora de redefinir el papel de los medios de comunicación comunitarios como alternativa a los sistemas privado-‐mercantiles de información en muchos de los países de América Latina, especialmente referenciados en el bloque de países bolivarianos, de izquierda progresista u "ola rosada".
-‐ El Estado, escudado en preceptos democratizadores, procura la creación de redes propias, en muchos casos en oposición a las ciudadanas/comunitarias, a modo de establecer influencias directas en el sistema mediático a través tanto de medios públicos como de aquellos definidos legalmente como indígena-‐originarios
En vista de todo aquello, se presenta entonces indispensable revisar los cambios acaecidos durante la última década de reformas en el sector comunitario al interior de Bolivia, sus renovadas disposiciones en red, cruzando sus estructuras con las reformas legales y los nuevos actores políticos presentes en dichas reformas, estableciendo qué actores locales, regionales y nacionales son los que en realidad aportan provisión de servicio público y ciudadano y de los cuales se pueden extraer experiencias de democracia y comunicación. La investigación contará, por consiguiente, con los siguientes objetivos estructurales:
- Construir un mapa de medios alternativos en Bolivia, válido para la comprensión de la fuerza de estos medios en el país, a través del estudio de los distintos operadores, para lo cual será necesaria la revisión de la producción científica de los últimos años acerca del tema, consecuente con un acercamiento histórico a la evolución de su estructura, así como el análisis de los diferentes entes reguladores del sector audiovisual y de telecomunicaciones, tanto como de los centros de emisión de los propios colectivos/comunidades.
- Elaborar una metodología de estudio en torno al análisis de políticas públicas de comunicación, de interés para la construcción de un método unívoco que permita el análisis diacrónico comparado de dichas políticas públicas en el marco de su democratización.
- Examinar el marco normativo imperante en torno a la protección y el desarrollo de estos medios, revisando a su vez las políticas públicas aplicadas a los
sectores y qué objetivos son su guía. En este sentido, puede ser interesante la investigación en una posterior aplicación comparada a nivel latinoamericano, con respecto a otros países que también han implementado medidas similares (los casos de Ecuador o Venezuela serían la base lógica de evolución analítica).
- Descubrir el impacto de los procesos de regulación en la construcción y sostenimiento de redes de acción social/ciudadana. Conocer de primera mano, en contacto con los miembros que gestionan y operan dichos medios, cuáles son las principales preocupaciones y perspectivas con respecto al sostenimiento del sector, identificando posibles antagonistas, aliados y estrategias de futuro.
- Presentar y dar difusión a los datos obtenidos y analizados, con vistas a una posible discusión multidialógica para aquellos que estén interesados de entre los participantes activos de los medios públicos y comunitarios, policymakers e investigadores, así como a público en general, en pos de un mejor desarrollo de su estructura y consolidación dentro del espacio mediático boliviano.
En base a lo observado, se propone un estudio de estructura, políticas y participación de medios alternativos y comunitarios en el que se espera:
1) Identificar la estructura de los medios comunitarios por provincias/zonas y su formación en red, tanto a nivel nacional como provincial.
2) Establecer qué redes de medios obtienen mayor respuesta y participación ciudadana (los criterios para medir estos niveles habría que discutirlos y construir una taxonomía consensuada), y analizar en qué provincias/zonas suplen o desplazan al sector público como garantes del servicio público.
3) Ver cuáles de estas redes y medios comunitarios se convierten en policy-‐networks más significativas a la hora de fomentar políticas inclusivas y participativas (estudio de policy-‐networks) en diálogo con el Estado.
4) Analizar qué propuestas de estas policy-‐networks son incluidas en la redacción final de la legislación o la implementación de políticas públicas, y especialmente, qué propuestas no son apreciadas y las razones de su desestimo, algo capital a la hora de establecer cuáles son los parámetros y los límites de interacción comunidades-‐Estado en la construcción del sistema de comunicación boliviano.
5) Concluir, por un lado, en la exposición de cómo ciertas experiencias han podido establecer mecanismos directos de participación exitosa y servicio público; y, por otro, dar a conocer a los actores del sector público las formas auténticas de participación ciudadana, en base a los propios intereses y criterios ciudadanos, y no a los establecidos por el Estado, en pos de proporcionar el conocimiento necesario para establecer ellos mismos mecanismos de democratización comunicativa y desarrollo de mejores procesos participativos.
3. BENEFICIOS CIENTÍFICO-‐SOCIALES DEL PROYECTO
La investigación aquí propuesta puede ayudar de manera decisiva a ciertos aspectos aún no resueltos en el debate introducido en líneas anteriores y que, brevemente, pueden ser resumidos en:
- Conocer de primera mano los resultados supuestos de la implementación de políticas de fomento de los sectores público-‐comunitario, estableciendo indicadores de penetración y satisfacción ciudadana en base a criterios de respuesta, acceso y participación consensuados que ayuden a las instituciones del Estado a desarrollar métodos más democráticos de interacción.
- Entender los procesos alternativos de democratización de la comunicación, concebidos como opciones necesarias y fuente de ideas y soporte para los procesos de construcción de políticas públicas democráticas.
- Establecer los mecanismos para la democratización de la construcción institucional y de políticas públicas en comunicación. Estudiar las dinámicas de trabajo y decisión de los medios comunitarios, a fin de comprender las formas de organización social y política de los movimientos sociales y ciudadanos, centrándose especialmente en los procesos de policy-‐making conducentes a la petición de regulación y protección por parte del Estado (a nivel central, provincial y municipal).
- Fomentar sinergias entre la Universidad, las instituciones del Estado y la sociedad civil. La investigación en sí puede aportar grandes avances prácticos en torno a la implementación de procesos de gobernabilidad democrática en la producción del sistema institucional, contando con la construcción de procesos de “buenas prácticas” e inclusión de la ciudadanía en el acceso a los mecanismos de producción de políticas públicas, indagando sobre las principales problemáticas que los propios actores sufren en dichos mecanismos de acceso e intentando elaborar un modelo de análisis teórico que identifique dichos fallos en la democratización de políticas públicas.
- Intercambiar conocimiento entre las entidades participantes. La interacción con los miembros de ambas universidades –más específicamente entre el Grupo de Investigación en Industrias Culturales, Creativas y de la Comunicación (GRIC) de la Universidad de Salamanca y el Servicio de Capacitación Radiofónica de la Universidad Católica Boliviana (SECRAD-‐UCB)-‐ aportará una nueva línea de acción e investigación en cuanto a la conexión de dos realidades académicas muy influyentes en el campo de investigación (industrias culturales, políticas públicas, comunicación, desarrollo y cambio social).
4. METODOLOGÍA Y PLAN DE TRABAJO
Previo al inicio del análisis propio, en torno a la identificación y selección de los items relevantes, en la consecución de los objetivos marcados existirán dos grandes cuestiones a tener en cuenta: la selección de los actores representativos y la de los documentos a ser analizados. En lo que a la primera cuestión se refiere, los actores incluirán a todos aquellos sujetos políticos que aparecieron en los debates de la Ley 164/2011 Ley General de Telecomunicaciones (2011), el Decreto Supremo 1391/2012 Reglamento General a la Ley de Telecomunicaciones (2012) y la Ley 045/2010 Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación (2010) en la Asamblea Plurinacional, además de redes y organizaciones que, aun habiendo quedado fuera del debate legal, sí contaron con pronunciamientos públicos acerca de su interés en los objetos de regulación y han sido identificados (a partir de un cuestionario previo a diferentes expertos) como relevantes en la elaboración de dicho documento (y los inmediatamente anteriores referidos a la regulación del sector comunitario).
Una vez realizada la selección, dichos actores se agruparán para este trabajo en torno a diferentes redes que aglutinan, cada una, la gran mayoría de intereses, propuestas y reivindicaciones de todos y cada uno de sus miembros. Cada una de las diferentes redes agrupará, además, un número de intereses en la inclusión (o no inclusión) en la regulación de una serie ejes temáticos seleccionados a partir de un primer análisis de aproximación realizado.
En torno a la segunda de las cuestiones sustraídas, la selección documental, se puede inducir a que se utilizaron criterios de aplicación totalizadora en busca de una profundización epistémica de los argumentos aportados, así como la consecución de una multiplicidad de voces que no hubiesen sido adscritas con la selección de otros métodos de estudio.
Una vez realizada dicha selección, se pasará a la realización de:
-‐ Análisis documental de la producción legislativa, las políticas de comunicación y los diarios de sesiones de la Asamblea Plurinacional de Bolivia, la Gaceta Oficial del Estado Plurinacional de Bolivia, etc., a fin de establecer criterios de acción y actores de participación política. Para sistematizar los resultados, será analizada la totalidad de los proyectos de ley, además de la Ley de Telecomunicaciones adscrita en la Gaceta Oficial, contabilizando a su vez los aportes por parte de la Asamblea Plurinacional de los Debates Legislativos en torno a la propia ley. Esto mismo se llevará a cabo, en la medida que sea posible el acceso, a las regulaciones referidas al año 1995, 2004, 2005, 2007 y 2009, referentes a la evolución parlamentaria de la regulación del derecho a la comunicación. Posteriormente, a fin de incorporar el mayor número de agentes interesados en la elaboración final de la regulación, se hizo una selección de documentos significativos, elaborados desde el año 2006 (llegada de Evo Morales al gobierno) hasta la actualidad, a partir de criterios que involucraron variables de carácter temporal, temático y regional, en la que se incorporaron a la matriz de análisis pronunciamientos públicos de instituciones, organizaciones, sindicatos y colectivos
sociales, así como artículos y documentos de análisis sobre el mismo proceso de elaboración legal, todos los cuales sirvieron de base para el proceso de comprensión e interpretación de la información recolectada.
-‐ Estudio de estructura de medios de comunicación del panorama mediático boliviano a través tanto de la revisión bibliográfica como de la elaboración de un mapa de propiedad propio a través del acceso a los datos del registro mercantil y la visita de campo a los centros de producción comunicacional
-‐ Entrevistas a los actores y redes de actores políticos principales en la elaboración de las políticas públicas de comunicación en Bolivia, sustentando su selección bajo criterios de participación directa/indirecta en dichos procesos, sustentadas teóricamente en torno a los ejes rescatados de la revisión bibliográfica y al estudio previo que supuso la tesis de máster realizada el año 2009, incorporando, por tanto, a dichos cuestionarios las variaciones oportunas.
Para ello, y tras todo lo expuesto, se propone un plan de trabajo que se desarrolle por las 16-‐18 semanas de duración de estancia suscrita entre el investigador y la UCB, a fin de conseguir la correcta consecución del proyecto de investigación. Las fases específicas por las que se devendrá el trabajo, estarán basadas en el siguiente cronograma:
I. Recopilación bibliográfica y redacción del marco teórico-‐metodológico (6 semanas)
Subactividades:
a) Acceso y lectura de todos los materiales relativos a comunicación y desarrollo, políticas públicas de comunicación e historia de los medios en Bolivia (1 semana)
b) En base a lo anteriormente encontrado, selección y redacción de la justificación teórica para la selección metodológica encargada del estudio (4 semana), siendo base del trabajo analítico:
a. Análisis documental (para material legal, científico, hemerográfico) b. Entrevistas (para la interacción con policynetworks y actores relevantes)
i. Actores incluidos en el debate de la Ley 164/2011 (VER ANEXO I) c. Método etnográfico o metodologías participativas de investigación acción
(para el estudio de campo asumido en los medios comunitarios elegidos) c) Discusión con expertas y expertos sobre la selección de metodología (en base a un
posible seminario de investigación) (1 semana)
II. Recopilación y análisis legal de legislación y políticas públicas (3 semanas)
Subactividades:
a) Análisis documental referido a: a. Historia de la regulación de la comunicación en Bolivia (hasta 2007) b. Leyes y políticas públicas en comunicación actuales (periodo 2007-‐2014)
i. Nueva Constitución Política del Estado (2009)
ii. Ley 164/2011 Ley General de Telecomunicaciones (2011) iii. Decreto Supremo 1391/2012 Reglamento General a la Ley de
Telecomunicaciones (2012) iv. Ley 045/2010 Ley Contra el Racismo y Toda Forma de Discriminación
(2010) c. Debates legislativos de la Asamblea Nacional y diarios de sesiones
III. Realización del estudio de estructura de redes de medios comunitarios en Bolivia (3 semanas)
Subactividades
a) Lectura y análisis de documentos sobre la estructura, financiación y funciones de los medios comunitarios de Bolivia (1 semana)
b) Entrevistas a actores principales (2 semana)
IV. Análisis preliminar de los datos para el establecimiento de objetos de investigación de campo (2 semanas)
Subactividades
a) Redacción de lo establecido hasta el momento (1 semana) b) Discusión con grupo de expertos sobre la idoneidad de los resultados previos (1
semana)
V. Recopilación y análisis final de todos los datos (1 semanas)
VI. Redacción final y presentación del documento (3 semanas)
5. REFERENCIAS
AMARC (2009). Las mordazas invisibles. Nuevas y viejas barreras a la diversidad en la
radiodifusión. Buenos Aires: AMARC.
Beltrán, L. (1976). Políticas de Comunicación en América Latina: Los primeros pasos.
Nueva Sociedad, 25, 4-‐34.
Beltrán, L. (2005). La comunicación para el desarrollo en Latinoamérica: un recuento de
medio siglo. Paper presented at the III CONGRESO PANAMERICANO DE LA
COMUNICACION, Buenos Aires.
Cabral, A. (2011). A formulação de políticas no setor de rádios comunitárias no Brasil:
por um modelo que compreenda o desenvolvimento humano e social.
Redes.com. Revista de Estudios para el Desarrollo Social de la Comunicación, 6,
17-‐28.
Exeni, J. (1998). Políticas de Comunicación. Andares y señales para no renunciar a la
utopía. La Paz: Plural.
Fox, E. y Waisbord, S. (2002). Latin Politics, Global Media. Austin: University of Texas
Press.
Gumucio, A. y Tufte, T. (2008). Raíces e importancia. Introducción a la Antología de
Comunicación para el Cambio Social. In Gumucio, A y Tufte, T. (Ed.) Antología
de comunicación para el cambio social: lecturas históricas y contemporáneas.
La Paz: Consorcio de Comunicación para el Cambio Social.
Hermann, E. M., R. (1997). Los medios globales. Los nuevos misioneros del capitalismo
corporativo. Madrid: Cátedra.
Martínez, M. (2012). Comunidad y comunicación: voces y prácticas de diversidad. En
Martínez, M.; Mayugo, C. & Tamarit, A. (Ed.), Comunidad y Comunicación.
Prácticas comunicativas y medios comunitarios en Europa y América Latina.
Madrid: Fragua.
Mattelart, A. (2011). Estudiar comportamientos, consumos, hábitos y prácticas
culturales. In A. Albornoz (Ed.), Poder, Medios, Cultura. Barcelona: Paidós -‐
Esudios de Comunicación.
McBride, S. (coord..) (1981). Un solo mundo, voces múltiples. Comunicación e
información en nuestro tiempo. México: UNESCO.
Rodríguez, C. (2010). Citizens’ Media. En Downing, J. (coord.) The Encyclopedia of
Social Movement Media. London: Sage. 98-‐103.
Segovia, A. (2000). Treinta años de economía política de la comunicación: Las
aportaciones de Herbert I. Schiller. CIC: Cuadernos de información y
comunicación, 5, 241-‐260.
Sierra, F. (2011). Consumo cultural y poder mediático. In A. Albornoz (Ed.), Poder,
Medios, Cultura. Barcelona: Paidós -‐ Estudios de Comunicación.
Subirats, J. (2012). Nuevos tiempos, ¿nuevas políticas públicas? Explorando caminos de
respuesta. Revista del CLAD Reforma y Democracia, 54, 1-‐15.
ANEXO I
POLICY NETWORKS Y PRINCIPALES ACTORES PARTICIPANTES EN EL DEBATE DE LA LEY DE TELECOMUNICACIONES 164/2011
IMPLICACIÓN DIRECTA (PRIMER GRADO: DEBATE ANTEPROYECTO ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL):
LEGISLATIVO:
-‐ COMISIÓN PARLAMENTARIA: o DIPUTADO Marcelo Elío (MAS) ([email protected])
-‐ PRESIDENTE DE CÁMARA DE DIPUTADOS, Héctor Arce (MAS) ([email protected])
-‐ SENADORA Gabriela Montaño (MAS) (PRESIDENTA SENADO) ([email protected]) ([email protected])
-‐ SENADOR Adolfo Mendoza (MAS) (COMISIÓN DE CONSTITUCIÓN, DERECHOS HUMANOS, LEGISLACIÓN Y SISTEMA ELECTORAL) ([email protected])
EJECUTIVO:
-‐ MINISTERIO DE COMUNICACIÓN: o Karina Herrera Miller (CONSULTORA MINISTERIO, DOCENTE UNIVERSIDAD
MAYOR DE SAN ANDRÉS Y EXPERTA) ([email protected]) o AMANDA DÁVILA (MINISTRA DE COMUNICACIÓN)
-‐ Autoridad de Regulación y Fiscalización de Telecomunicaciones y Transporte (ATT): o Clifford Paravicini (DIRECTOR EJECUTIVO) ([email protected])
-‐ Agencia para el Desarrollo de la Sociedad de la Información en Bolivia (ADSIB): o Manuel Mercado (DIRECTOR EJECUTIVO) ([email protected])
-‐ MINISTERIO DE OBRAS PÚBLICAS: o Roque Roy Méndez Soleto (Viceministro) ¿?¿? (VICEMINISTERIO DE
TELECOMUNICACIONES)
SECTOR SOCIAL:
-‐ TRES REPRESENTANTES DE LAS ORGANIZACIONES CAMPSEINAS: o Humberto Claros Zeballos (CEFREC y representante de las cinco organizaciones
en temas de comunicación) ([email protected]) (https://www.facebook.com/humberto.claroszeballos/about)
o CAIB ¿=? o -‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐-‐
IMPLICACIÓN INDIRECTA (SEGUNDO GRADO: PROPUESTAS, MOVILIZACIÓN Y PRONUNCIAMIENTO SINDICAL, DEBATES PÚBLICOS NO LEGISLATIVOS, ESTUDIOS E INFORMES,…):
SECTOR SOCIAL:
-‐ CENTRO-‐SUR: ACLO: Fernando Alvarado Castro (Director General) -‐ ORIENTE: Radio Santa Cruz: ([email protected])
-‐ NACIONAL-‐NORTE-‐OCCIDENTE: ERBOL: Andrés Gómez Vela (Director Ejecutivo) -‐ OCCIDENTE: AREIALP: Édgar Ramos Andrade -‐ RPOs: Gastón Núñez (Fundador y exdirector DINACOM); José Luis Colque (Director
Radio Kawsachum Coca); Ronald Corini (Periodista Canal 7 y Radio Kawsachum Coca) -‐ Agencia Plurinacional de Comunicación: ¿=CEFREC? -‐ Red Minera de Radio y Televisión Satelital de Bolivia (REDMRTSB): Alberto Ponce
(Director Ejecutivo) ([email protected])
SECTOR INDÍGENA ORIGINARIO:
-‐ CONAMAQ -‐ CSUTCB -‐ Bartolina Sisa -‐ CIDOB -‐ Organizaciones Interculturales
SECTOR ACADÉMICO:
Erick Butron <[email protected]>, J. Eduardo Rojas" <[email protected]>, Alfonso Gumucio-Dagron <[email protected]>, Karina Herrera <[email protected]>, Roxana Abud <[email protected]>, [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], [email protected], Amanda Dávila <[email protected]>, Amanda Dávila <[email protected]>, Ana Limachi <[email protected]>, andres gomez <[email protected]>, Carlos Soria-Galvarro <[email protected]>,claudia espinoza <[email protected]>, Constantino ROJAS <[email protected]>, Ecologistas En Acción <[email protected]>, Edgar Dávila Navarro <[email protected]>, Erick Torrico <[email protected]>, Esperanza Pinto <[email protected]>, Fernando Andrade <[email protected]>, "José Luis Exeni R." <[email protected]>, lucia sauma <[email protected]>, Marco Montellano <[email protected]>, Rafael Alviz <[email protected]>, Rina López <[email protected]>, Sandra Aliaga <[email protected]>, Tania Delgadillo <[email protected]>, veronica basaure <[email protected]>, Verónica Rocha <[email protected]>, juan carlos etcheverry <[email protected]>, Luis Ramiro Beltran <[email protected]>, Luis Ramiro Beltrán 2 <[email protected]>, Dolores Arce <[email protected]>, Dolores Arce <[email protected]>, BoliviaTransparente-Ardaya <[email protected]>, [email protected], Jana Coutinho <[email protected]>, [email protected],[email protected], [email protected], [email protected]