Proyectos Productivos

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Descripción para validación de proyectos productivos

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México 2004

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Introducción a la realización de proyectos productivos sustentables para el campo mexicano Primera edición, 2004.

Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat)

Alberto Cárdenas Jiménez Secretario

Jaime Alejo Castillo Coordinador General de Comunicación Social

Tiahoga Ruge Scheffer Coordinadora General del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadesu)

D.R. © Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales Bulevar Adolfo Ruiz Cortines 4209, Col. Jardines en la Montaña, 14210, México, D.F. www.semarnat.gob.mx

Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable Progreso 3, 1er piso, Col. Del Carmen Coyoacán, 04100, México, D.F. http://cecadesu.semarnat.gob.mx [email protected]

Coordinación del proyecto María Teresa Tattersfield Yarza

Comite editorial Araceli Arredondo Valdés / Dirección de Agricultura y Ganadería, Semarnat Franco Azua Carvajal / Instituto Nacional de Capacitación del Sector Agropecuario (INCA-Rural) Salvador Díaz Cárdenas / Subsecretaría de Desarrollo Rural, Sagarpa Gonzalo Chapela y Mendoza / Asesor, Cecadesu Luis Alberto Chávez Compeán / Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadesu) Raúl Marcó del Pont / Instituto Nacional de Ecología (INE) Humberto Pérez Villaseñor / Subsecretaría de Desarrollo Rural, Sagarpa Heidi Storsberg Montes / Comisión Nacional del Agua (CNA)

Contenido

Marco Antonio Gil II

Colaboración especial Eduardo Ibarra

Edición Jacqueline Fortson

Revisión técnica Juan Manuel Pons

Diseño y formación Yurina Lora Sergio Alvarado

Ilustraciones Rini Templeton Sergio Hernández (pp. 11, 13, 50 y 60) / Horacio Albalat (pp. 28 y 29)

Fotografía Archivos Semarnat, INCA Rural y Grupo Siembra (www.siembra.com.mx) Horacio Albalat (pp. 28 y 29)

ISBN en trámite. Introducción a la realización de proyectos productivos sutentables para el campo mexicano se terminó de imprimir en los talleres de Preprensa Digital, S.A. de C.V., en noviembre de 2004. El tiro consta de 5,000 ejemplares más sobrantes para reposición. Impreso en papel sin cloro, 100% reciclable.

La ideas y opiniones vertidas en este documento no necesariamente representan la opinión o las políticas de la Semarnat. Se permite la reproducción parcial o total de esta obra siempre y cuando se cite la fuente. Distribución gratuita. Prohibida su venta.

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Índice

Capítulo 1

Capítulo 2

Capítulo 3

Capítulo 4

Capítulo 5

Presentación 4

Del desarrollo agrícola al desarrollo rural sustentable 6 Conceptos básicos y un poco de historia

Modelos de desarrollo rural, lo que va de ayer a hoy De vuelta al terruño Por un crecimiento con desarrollo Desarrollo para todos, hoy y mañana Diversidad para la sustentabilidad Proyectos que hacen horizonte

Desarrollo rural con equilibrio ecológico 1 6 Leyes, normas e instituciones

Comencemos por nuestra Carta Magna Leyes de la vida Respetar la normatividad no será novedad Federalismo y participación para el desarrollo

Conservación y manejo sustentable de recursos naturales 24 Indicadores para un desarrollo rural ambientalmente responsable, productivo y con futuro

Lo sustentable es económico y cultural, además de ambiental La sustentabilidad comienza en casa Capital comunitario: requisito para un futuro sustentable El fondo de los proyectos sustentables La sustentabilidad: un valor agregado

Cómo entrarle a los proyectos productivos sustentables 3 8 Elementos de organización, planeación, ejecución y evaluación

¡A organizarse se ha dicho! ¿Y qué más se necesita para emprender proyectos productivos sustentables? Diagnóstico comunitario participativo El diseño de líneas estratégicas Planeación estratégica participativa Consideraciones generales sobre la ejecución de proyectos productivos sustentables Monitoreo y evaluación participativa Los auténticos protagonistas del desarrollo

Proyectos productivos sustentables 5 6 Para muestra… un botón

UCIRI, un exitoso ejemplo de tenacidad La sustentabilidad: premisa, objetivo y cultura de vida

Marco jurídico e institucional 66

Referencias 6 8

Glosario70

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Presentación

La subsistencia y el desarrollo de las comunidades del campo mexicano —y de la sociedad en general— dependen del adecuado aprovechamiento del entorno y de los recursos que éste ofrece. Hoy sabemos, sin embargo, que los recursos naturales —agua, tierra, bosques, fauna—no son inagotables; sabemos que los estamos perdiendo, que hemos provocado un acelerado deterioro ambiental y que, de mantener los mode- los de producción hasta ahora predominantes, estamos arriesgando la vida futura del planeta en su conjunto.

La política pública vigente concibe el desarrollo rural como un proceso de transformación de las sociedades rurales y sus unidades territoriales, centrado en las personas, participativo y con intervenciones específicas diri- gidas a la superación de los desequilibrios sociales, económicos, institucionales, ecológicos y de género, bus- cando ampliar las oportunidades del desarrollo humano.

Lo anterior, puesto en el horizonte, se traduce en mejor calidad de vida para las familias, productividad, cre- cimiento económico y conservación de los recursos naturales. Todos éstos son elementos fundamentales del desarrollo sustentable. El camino para hacer realidad este modelo exige necesariamente el trabajo conjunto de las distintas instituciones de los sectores gubernamentales ambiental y rural, así como de organizaciones civiles y privadas, para impulsar programas y acciones que provean a los productores y comunidades rurales de mejores opciones productivas y de organización, siempre con la idea de preservar e incluso recuperar los recursos y ecosistemas.

El presente documento es fruto de este enfoque de alianzas con un propósito compartido. Es el primero de una serie de títulos que la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), a través del Centro de Educación y Capacitación para el Desarrollo Sustentable (Cecadesu), publicará en colaboración estrecha con la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y, en particular, el Instituto Nacional de Capacitación del Sector Agropecuario (INCA-Rural). El objetivo específico es apoyar la formación de promotores de la sustentabilidad en el desarrollo rural.

Introducción a la realización de proyectos productivos sustentables para el campo mexicano es una herramien- ta de capacitación que se compone de un libro y un cuaderno de tareas.

El propósito de este esfuerzo de capacitación y sensibilización es transmitir una visión integral que permita a los promotores, prestadores de servicios profesionales y técnicos en los ámbitos rural, medioambiental y social; a los líderes de organizaciones comunitarias; a los funcionarios de gobiernos estatales y municipales; a los integrantes de asambleas y consejos municipales, e incluso a los productores mismos, incorporar crite- rios de sustentabilidad en los proyectos productivos en que participen, así como hábitos sustentables en sus actividades cotidianas. La idea principal es que todos sean protagonistas y promotores de la sustentabilidad en y para el desarrollo rural.

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El camino hacia el desarrollo rural sustentable presenta sus obstáculos: modificar prácticas anteriores que han llevado al agotamiento o deterioro de los recursos e incorporar nuevas formas compatibles con los principios de la sustentabilidad puede implicar un costo para los productores, y por eso es muy importante que los dife- rentes beneficios —directos e indirectos, inmediatos y a largo plazo— de cualquier proyecto productivo comu- nitario o privado queden muy claros. Por ejemplo, si hablamos de beneficios económicos (por mencionar uno de los diversos beneficios posibles), debemos considerar que el mero hecho de que un proyecto genere ingre- sos no basta para asumir que por ello se trata ya de un proyecto exitoso; debemos identificar si los ingresos generados realmente se traducen en una mejor calidad de vida para las familias y también analizar el impac- to que el flujo de dinero adicional puede llegar a tener en los recursos naturales.

El capital natural (recursos naturales bien conservados) es patrimonio de las comunidades y los productores propietarios. Es importante que las y los productores asocien la sustentabilidad con el uso y aprovechamiento responsable de los recursos propios de la localidad; que tengan claro si la relación entre producción y conser- vación guarda un equilibrio en sus tierras y también en las de sus vecinos. De lo contrario, continuaremos arra- sando con los bosques, agotando y contaminando el agua, el suelo y el aire, y provocando la extinción de más y más especies.

Urge también entender el desarrollo del campo en un sentido más amplio e integral, y no limitado sólo a las activida- des agropecuarias. El enfoque de cuenca, el ordenamiento territorial, así como la planeación, el monitoreo y la eva- luación participativos son procesos fundamentales en el camino del desarrollo rural sustentable, y haremos referencia a ellos a lo largo de las siguientes páginas.

El recorrido comienza por identificar y entender los conceptos básicos que nos permitirán comprender las ven- tajas de incorporar principios, métodos y tecnologías sustentables en el desarrollo de proyectos productivos; abordaremos los aspectos más representativos del marco institucional y normativo en la materia; menciona- remos algunas herramientas e indicadores para identificar la sustentabilidad en proyectos productivos; identi- ficaremos algunos de los caminos para entrarle a la gestión y desarrollo de proyectos productivos sustentables, y también presentaremos un ejemplo de proyecto exitoso. Los apéndices finales nos ofrecen un listado de leyes, instituciones y programas relacionados, así como un directorio de fuentes de información sobre proyectos y tec- nologías sustentables, y un glosario con los términos más comunes.

En el cuaderno de tareas que, como ya dijimos, es parte fundamental de esta herramienta de capacitación, el lector encontrará algunas preguntas y ejercicios que deberá resolver para reforzar el conocimiento adquirido.

Además de la satisfacción personal del aprendizaje, un estímulo adicional para quienes completen el cuaderno de tareas será la obtención de un reconocimiento por parte del Cecadesu y del INCA-Rural, que dará fe del ejer- cicio y los conocimientos adquiridos. Esperamos un poco más: que este reconocimiento se coloque en un lugar visible como recuerdo continuo del compromiso adquirido con la conservación y la realización de proyectos pro- ductivos sustentables para el campo mexicano.

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Hubo un tiempo en que las familias rurales sustentables alimentos suficientes —en

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C A P Í T U L O 1

Del desarrollo agrícola al desarrollo rural sustentable

Conceptos básicos y un poco de historia

A pesar de la gran riqueza que puede encontrarse en el campo mexicano, éste ha sido históricamente motivo de disputas, problemas y carencias de todo tipo: los más recurrentes en relación con la propiedad (tenencia de la tierra), la marginación (falta o insuficiencia de servicios básicos), la educación y la pobreza.

Desde la Revolución Mexicana el país ha avanzado y la visión sobre el medio rural ha cambiado radical- mente. Durante mucho tiempo la prioridad fue el reparto agrario, cuyo fin era lograr que cada familia en el campo tuviese un pedazo de tierra. Para alcanzar tan noble objetivo, la tierra se subdividió, a menudo en parcelas muy pequeñas, y además se desmontaron millones de hectáreas de tierras no aptas para la producción agropecuaria, incluidos bosques y selvas.

A partir de los años cuarenta, gobierno y sociedad apostaron a modalidades de tecnificación del campo que entrañan el uso de agroquímicos (plaguicidas y fertilizantes industriales), sistemas complejos de riego y otros métodos para incrementar la productividad; así, por ejemplo, se privilegió el monocultivo por encima de prácticas tradicionales de cultivos combinados, y lo mismo ocurrió con la ganadería extensiva.

¿Y cuál fue a la larga el resultado? Regiones enteras devastadas, suelos erosionados, mayor vulnerabilidad a plagas, pérdida de biodiversidad, contaminación de ríos y mantos acuíferos, agotamiento de fuentes de agua... El modelo funcionó sólo en algunas regiones del territorio rural, pero en general la pobreza y la marginación aumentaron en el campo: por un lado, porque tales formas de producción agropecuaria inten- siva requieren tecnología, infraestructura, insumos y capacitación muy costosos y, por esto mismo, fuera del alcance de campesinos y pequeños productores; por otro lado, debido a la caprichosa geografía nacional y a que muchos de nuestros suelos no son propios para el monocultivo.

, hasta las más pobres, producían con tecnologías tradicionales cantidad y variedad— para cubrir la mayor parte de sus necesi- cas. Hoy eso se ha perdido, y la falta de satisfactores y de posibi- productivas ha hecho que la población del campo, sobre todo los enes, emigre a ciudades más grandes del interior del país o a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.

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Hoy hemos entendido que concentrar el esfuerzo en el componente tecnológico resulta insuficiente; que es preciso tomar en consideración muchos otros factores y aspectos, y que debemos reorientarnos hacia formas de producción integrales y diversificadas, respetuosas del entorno y que realmente se traduzcan en una mejor calidad de vida para los habitantes del medio rural.

MODELOS DE DESARROLLO RURAL, LO QUE VA DE AYER A HOY

Un recuento rápido de los principales modelos de desarrollo impulsados por el gobierno mexicano para tratar de resolver el ya añejo problema del campo, resultará ilustrativo:

1. El modelo de dotación de activos tuvo sus inicios al término de la Revolución Mexicana y consistió en la dotación de factores de producción: tierra, infraestructura de riego y maquinaria. Sin embargo, se concentró básicamente en el reparto agrario, y no alcanzó los resultados esperados porque no se articuló con otros factores de la producción, como el financiero y el impulso de la organización económica, además de que el riego y la maquinaria tuvieron efecto sólo en las áreas planas de mayor potencial.

2. El modelo de desarrollo rural integral vino después con el objetivo de superar el modelo de dotación de activos. El gobierno apostó a la coordinación interinstitucional como el eje central que canalizaría los esfuerzos y recursos de los organismos gubernamentales. Sin embargo, la participación de los usuarios fue mínima debido, sobre todo, a la visión paternalista y sectorial que aún hoy prevalece en la mayoría de los programas gubernamentales. La falta de sistematización en herramientas de trabajo, manuales de apoyo y metodologías participativas, aunada a la falta de seguimiento y evalua- ción, se tradujeron en procesos de asistencia técnica y capacitación deficientes y pérdida de continuidad en los programas. Además, este modelo no integró actividades rurales distintas de las agrícolas o pecuarias en los diversos esquemas de apoyo, aun cuando pudieran representar una fuente importante de ingresos para las familias rurales; en pocas palabras, no identificó la diversificación productiva como elemento esen- cial de un desarrollo integral pleno.

3. El modelo de fomento de mercados llegó recientemente como respuesta a la apertura comercial e integración económica con el resto del mundo (tratados de libre comercio, entre otras iniciativas). La par- ticipación directa del Estado se reduce y la producción se orienta en función de las necesidades de los con- sumidores (calidad, sanidad de los alimentos y conservación del ambiente, entre otras).

DE VUELTA AL TERRUÑO

Actualmente, el campo mexicano se distingue por combinar los modelos de desa- rrollo rural integral y de fomento de mercados, con un enfoque territorial que ha puesto el acento en el impulso de recursos y capacidades locales. Esto significa definir desde el ámbito local (comunidad o municipio) las prioridades de desarrollo que han de servir de base para la planeación y ejecución de los proyectos regionales.

El desarrollo debe federalizarse: otorgar a las comunidades y los municipios poder suficiente para organizar su presente y decidir su futuro.

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El centralismo está quedando atrás. Antes —y así fue durante mucho tiempo— las propuestas de desarro- llo se generaban desde el ámbito federal, la mayoría de las veces sin conocer siquiera la proble-

mática ni las necesidades reales de las poblaciones locales. Ahora, con el Organismos internac

Grupos organi de product

Comunidad

Municip

Planes de des

D E S A R R O L L O R E G I O N A L

nuevo enfoque de territorialidad, no sólo se planea y se decide local- mente sobre los ámbitos o proyectos que se impulsarán, sino que

los fondos que solían canalizarse vía secretarías de Estado se asig- nan ya, en su mayoría, directamente a los estados y municipios a

través del ramo 33 y de los diferentes programas de apoyo y fomento a la producción (al final de este documento hemos

incluido un listado los principales programas de los sectores rural y ambiental). Cada vez es más común que los municipios,

las comunidades y los productores que reciben dinero y apoyos, ten- gan también la responsabilidad de la distribución, administración y rendición de cuentas sobre tales recursos.

Desarrollo local y regional

Planeación local y acceso directo a los recursos

Podemos encontrar un claro ejemplo de la aplicación del enfoque territorial, y también participativo, en el Programa de Desarrollo Productivo Sostenible en Zonas Rurales Marginadas puesto en marcha en 16 estados entre 1997 y 2001.

En Veracruz, este innovador modelo se distinguió porque los fondos se canalizaron directamente a productores orga- nizados de comunidades con un diagnóstico y un plan de desarrollo integral comunitario participativos. El requisito era que el Consejo Comunitario o el Comité del Proyecto presentaran —generalmente con apoyo de un técnico— un proyecto productivo específico, derivado de dichos diagnóstico y plan. Una vez validado el proyecto por las correspon- dientes entidades regionales y estatales, los recursos aprobados se entregaban directamente al Consejo Comunitario para su distribución entre los beneficiarios directos.

POR UN CRECIMIENTO CON DESARROLLO

Y a todo esto, ¿qué entendemos por desarrollo y qué factores lo determinan?

El diccionario define el término desarrollar como “acrecentar, dar incremento a una cosa del orden físico, intelectual o moral” y define desarrollo como “acción y efecto de desarrollar o desarrollarse”. Entonces, de lo que estamos hablando es de crecimiento y —si añadimos un poco de calidad al significado— de evolución.

El desarrollo es la forma como los seres humanos entendemos el avance. Son muchos los factores que determinan el desarrollo, como muchos también sus tipos, por ejemplo:

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1. El desarrollo humano, que aspira a fortalecer las capa- cidades y facultades de las personas, para que sus

opciones se multipliquen y pueden lograr por sí mis- mas un bienestar integral, en el que se satisfagan necesidades y aspiraciones físicas, emocionales, creativas, culturales.

2. El desarrollo social, por el que se reduce la franja entre riqueza y pobreza bajo principios de equidad

de género, con equidad de condiciones e igualdad de oportunidades, derechos y responsabilidades.

3. El desarrollo cultural, como proceso vivo por el que se preservan y evolucionan los usos, costumbres, visiones, valores y

expresiones que dan identidad y cohesión a los grupos sociales, pero abierto a la adaptación y apropiación de otras manifestacio-

nes culturales en un mundo cada vez más interrelacionado.

4. El desarrollo económico, que consiste en fomentar las actividades productivas (agropecuarias, industriales, comerciales y de servicios) que producen riqueza y satisfactores para los productores y, también, para consumidores.

5. El desarrollo ambiental, entendido como el proceso de aprovechar y manejar los recursos naturales cuidando preservar la integridad y el equilibrio ecológicos y, más aún, mejorar las condiciones del medio ambiente.

Equidad es la virtud de dar a cada quien lo que le corresponde, en un sentido natural de la justicia, con reconocimiento de las necesidades y prioridades específicas de cada cual, en un trato en el que ninguna parte se beneficie en perjuicio de otra.

Durante mucho tiempo la idea de desarrollo se asoció exclusivamente con el crecimiento de la riqueza, y fueron factores económicos los que determinaron la relación del ser humano con la naturaleza: lo que con- taba era producir más y más, sin importar a qué costo ni considerar las consecuencias. Quizá eso explique muchos de los porqués del desequilibrio, falta de bienestar social y deterioro ambiental que padecemos.

Hoy lo que de ninguna manera debemos perder de vista es que el desarrollo depende de la interac- ción de aspectos sociales, culturales, ambientales y económicos. No podemos aspirar al desarrollo sustentable si no consideramos que responde al equilibrio entre la pro- ducción, la distribución y el consumo de bienes y servicios, pero también —y éste es el factor que teníamos olvidado— a la conservación de los recursos.

Afortunadamente, nos resulta cada vez más claro que no podemos pre- tender desarrollarnos como nación si continuamos con modelos económi- cos y sociales que favorecen la concentración de la riqueza en unas cuantas empresas o proyectos, a expensas del resto de la sociedad y con cargo al medio ambiente.

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DESARROLLO PARA TODOS, HOY Y MAÑANA

Y ¿qué entendemos por desarrollo sustentable?

El término empezó a utilizarse a partir de 1987, cuando se publicó el informe Nuestro futuro común, como resultado del trabajo de una comisión independiente creada a petición de la Organización de las Naciones Unidas para analizar la situación ambiental y proponer una agenda global para el cambio. Este informe describe muchos de los cambios necesarios a efecto de generar un nuevo orden de desarrollo, fundado en el aumento de los recursos naturales y la participación popular en la toma de decisio- nes. Plantea que el desarrollo económico y social debe estar basado en su sustentabilidad, y en ese sentido define: “El desarrollo sustentable es el que satisface las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de que las futuras generaciones puedan satisfacer sus propias necesidades”.

Sin duda, el desarrollo sustentable tiene que ver con el aprovechamiento racional e integral de los recursos sin comprometer su uso futuro, sin agotarlos o contaminarlos, sin depredar. Pero en realidad se trata de un concepto más amplio, que va más allá de lo meramente ambi- ental. Recurramos a una definición que refleja claramente esta idea:

El desarrollo integral sustentable es aquel en el que existe un equilibrio entre crecimiento económico, recursos ambientales, bienestar social y expresiones culturales.

“El proceso mediante el cual se cubrirían de manera permanente las necesidades materiales y espirituales de todos los habitantes del planeta sin deterioro o incluso con mejora de las condiciones

socioambientales que les dan sustento.” (Masera, Astier y López-Ridaura,

Sustentabilidad y manejo de recursos naturales.)

De ahí se desprende la idea del desarrollo sustentable como un proceso de cambio progresivo en términos de calidad de vida. Implica garantizar a la población no sólo un ambiente sano, sino también recursos y medios de producción para tener niveles de vida dignos. Implica, a fin de cuentas, un cambio de paradigma o de visión de las cosas, un nuevo modelo que incluye:

• equidad social • participación ciudadana • autogestión de las comunidades • transformación de patrones de consumo y métodos de producción • sustento en el equilibrio ecológico • respeto a la diversidad cultural y ecológica

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El desarrollo sustentable es esencialmente humano, en cuanto a que el centro, eje y sujeto de las acciones es el ser humano (las familias, las comunidades) y el mejoramiento integral de su calidad de vida: salud, alimento, educación, vivienda, trabajo, recreación y bienestar, en un medio ambiente

favorable hoy y mañana.

¿Y cómo sabe una comunidad o grupo de productores si realmente está avanzando por el camino correcto hacia un mayor grado de sustentabilidad? Existen indicadores básicos que, como veremos más adelante (capítulo 3), permiten observar logros en los aspectos económico (por ejemplo, mejores ingresos por núcleo familiar), sociocultural (por ejemplo, mayor participación de sus integrantes o mejores condiciones de salud) y ambiental (por ejemplo, porcentaje de terreno reforestado o porcentaje de crecimiento de cultivos com- binados bajo métodos tradicionales).

Dos perspectivas, un mismo propósito

La Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) define el desarrollo sustentable como:

“El proceso evaluable mediante criterios e indicadores de carácter ambiental, económico y social que tiende a mejo- rar la calidad de vida y la productividad de las personas, que se funda en medidas apropiadas de preservación del equilibrio ecológico, protección del ambiente y aprovechamiento de recursos naturales, de manera que no se compro- meta la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras.”

La Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS) define el desarrollo rural sustentable en los siguientes términos: “El

mejoramiento integral del bienestar social de la población y de las actividades económicas en el territorio compren- dido fuera de los núcleos considerados urbanos de acuerdo con las disposiciones aplicables, asegurando la conser- vación permanente de los recursos naturales, la biodiversidad y los servicios ambientales de dicho territorio.”

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DIVERSIDAD PARA LA SUSTENTABILIDAD

El tiempo, el conocimiento y la experiencia han dejado claro que el desarrollo del campo va mucho más allá de las actividades agrícolas y pecuarias. El territorio rural no debe cobrar importancia sólo en función de su potencial agropecuario. Cada estado y región tienen en sus características específicas la mayor riqueza

del país: somos cultural y biológicamente megadiversos. Por eso el desarrollo rural sustentable, además de ser respetuoso con el entorno natural, reconoce la necesi-

En un modelo de desarrollo rural sustentable, además de ser ambientalmente responsables, los proyectos productivos se caracterizan por su diversificación: el campo mexicano es mucho más que agricultura y ganadería.

dad de diversificarse: no todos los proyectos productivos en el campo tienen que ser agrícolas o pecuarios.

Una farmacia, un banco, un proyecto acuícola para la producción de peces de ornato u otro centrado en la producción de alimentos pueden ser tan legítimos como necesarios para consolidar modelos viables de desarrollo rural sustentable. Pero la diversidad o variedad no debe limitarse al conjunto de especies vivas y ele- mentos del entorno (recursos naturales) o a las actividades y proyectos que se

emprenden: ha de incluir también a las personas, las comunidades, las instituciones. Hoy todo avance hace indispensable reunir voluntades y llegar a acuerdos con las comunidades y unidades de producción.

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El desarrollo sustentable es un baile en pareja

El desarrollo sustentable, en general, y la puesta en marcha y consolidación de proyectos productivos en el campo mexicano, en particular, serán inalcanzables sin la participación activa y equitativa de las mujeres.

Por eso, un punto de partida para la gestión de proyectos pro- ductivos sustentables consiste en incorporar la perspectiva de equidad de género: evaluar las implicaciones que toda acción planeada tiene para hombres y mujeres, de manera que

las oportunidades de desarrollo y los beneficios derivados del uso, conservación y restauración de los recursos naturales sean parejos.

En virtud de su género, mujeres y hombres desempeñan distintos roles en la familia y en la comunidad, y sus necesi- dades, aspiraciones, preferencias, habilidades, oportunidades y beneficios son diferentes. Cuando se elabore un proyecto, por ejemplo, ¿se dará prioridad a instalaciones para alimentación del ganado o al suministro de agua potable en el hogar?

El desarrollo con equidad de género implica que, desde su visión y ne-cesidades, la mujer participe por igual en

la toma de decisiones sobre inversión, gestión y manejo de proyectos productivos y aprovechamiento de los recursos. Implica también apoyar de manera equitativa las diferentes actividades productivas y económicas que hombres y mujeres realizan para la supervivencia de la unidad rural familiar, cuanto más si éstas son resultado de diagnósticos y planes comunitarios.

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El desarrollo rural sustentable procura el mejoramiento integral de las comunidades del campo: mayor bienestar social a partir de actividades económicas diversificadas, pero sin desequilibrar el medio ambiente. Por eso va de la mano con la conservación, uso y aprovechamiento racional (razonado) de nuestros recursos naturales.

La experiencia comprueba que los avances en materia de desarrollo rural no se logran sin el impulso de los propios integrantes de cada núcleo de población; la perspectiva debe ser incluyente y la participación social, organizada y contundente.

Un factor clave para promover la sustentabilidad en el desarrollo de zonas rurales marginadas es entender la lógica de producción de las familias, ya que de ello depende en gran medida que se apropien de los proyectos específicos y se respon- sabilicen de su proceso. Es decir, se parte de las necesidades de las familias y no de las necesidades de las instituciones.

Apoyar el desarrollo de capacidades y favorecer los procesos de organización nece- sarios para que cada localidad tome las riendas de su propio desarrollo rural y lo

vuelva económicamente viable, socialmente justo y ambientalmente responsable es el camino más eficiente. El reto está en encontrar las mejores maneras para que cada unidad productiva o cada comunidad rural haga su parte.

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PROYECTOS QUE HACEN HORIZONTE

El gobierno y buena parte de la sociedad entienden q conservación de los recursos naturales y el equilibrio eco lógico son temas prioritarios para nuestro país. Cada vez queda más claro que si no se incorpora la sustentabi- lidad en todas las acciones, programas, proyectos y estrategias públicas y privadas, difícilmente podre- mos desarrollarnos como nación con una visión de mediano y largo plazos, ni podremos tampoco ase- gurar el éxito de ningún modelo de desarrollo rural.

El desarrollo sustentable es un asunto que nos compete a todos. Por eso es preciso que los sectores gubernamentales ambiental y rural trabajen articuladamente con la sociedad civil organizada para —desde sus respectivos campos de acción y fortalezas— impulsar en los núcleos rurales de población una mayor capacidad de autogestión y corresponsabilidad en el manejo y aprovechamiento sustentable de los recursos naturales.

Pero además la sustentabilidad tiene que refle- jarse en nuestro trabajo y vida cotidianos. Si así lo hacemos, pronto todos compartiremos la cultura de servación para el desarrollo, que va desde acciones muy c cretas y cotidianas, como separar la basura en nuestras casas y centros de trabajo, ahorrar agua y evitar contaminar, hasta la incorporación de ecotecnias y tecnología ambientalmente respetuosa en las unidades de producción rura- les y urbanas.

Nos enfrentamos al desafío de incorporar el campo mexicano de lleno al desarrollo: transitar del desarro- llo agrícola (en el sentido limitado y sesgado que hasta hace poco predominó) al desarrollo rural sustentable. Se trata de lograr mejores condiciones de vida y oportunidades para los habitantes del territorio rural, pero con una visión de futuro y en armonía con la naturaleza. Para ello, identificar, gestionar, poner en marcha y consolidar proyectos productivos con criterios de sustentabilidad será nuestra mejor herramienta.

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Desarrollo rural con equilibrio ecológico

Leyes, normas e instituciones

Desarrollo rural con equilibrio ecológico es el reto, el objetivo y el compromiso que las familias, comunidades, gobiernos, instituciones, organizaciones y empresas públicas y privadas deben entender, aceptar y asumir para que todos podamos vivir mejor hoy y mañana.

No hay otra salida: el campo mexicano ha de diversificarse y desarrollarse productivamente con base en diagnósticos participativos, para identificar los problemas, los recursos potenciales y las oportunidades, y mediante planes de desarrollo integral comunitarios, para ordenar los proyectos que darán lugar a una mejor calidad de vida de las familias rurales.

Lo más importante es que los actores directos quieran y generen sus propios proyectos de desarrollo. Pero ese desarrollo rural tiene que ser sustentable: debe poder sostenerse a lo largo del tiempo con mejo- res condiciones sociales y sin mermar los recursos naturales ni contaminar el entorno. Para ello necesitamos aprender a ser conscientes y cambiar hábitos y actitudes. Necesitamos también saber que con- tamos con un marco jurídico y normativo: una serie de leyes y reglamentos que debemos conocer y cum- plir para lograrlo.

Asimismo, debemos tener siempre presente que en los tres niveles de gobierno —federal, estatal y muni- cipal— hay instituciones responsables de promover el desarrollo sustentable del territorio rural mediante el uso de diversos instrumentos de fomento y encargadas también de aplicar la normatividad ambiental, vigilar su cumplimiento y, en su caso, sancionar a las personas, empresas y organismos que no la respeten.

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COMENCEMOS POR NUESTRA CARTA MAGNA

La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, nuestra Carta Magna, es el instrumento legal supremo (con mayor peso que ningún otro) de los mexicanos. Los artículos que guarda son los cimientos que sustentan nuestra convivencia como sociedad, nuestro presente y futuro. De ahí la importancia funda- mental de conocerla.

¿Qué elementos encontramos en la Constitución relacionados con el desarrollo rural y la conservación de nuestros recursos? Los artículos 2, 4, 25 y 27 son particularmente relevantes para el tema que nos ocupa.

El artículo 27 constitucional, además de normar lo relativo a la propiedad y el dominio de las aguas y tierras comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, incluye un principio fundamental para garantizar el equilibrio entre pro- ductividad y conservación: el derecho de regular, en beneficio de la sociedad, el aprovechamiento de los recursos naturales y el ordenamiento de los asentamien- tos humanos a efecto de “preservar y restaurar el equilibrio ecológico […], para el desarrollo de la pequeña propiedad rural […] y para evitar la destrucción de los elementos naturales”.

Debemos entender que no podemos seguir creciendo a costa de nuestros recursos ambientales. No tenemos derecho a empeñar el futuro en el presente.

El artículo 4 constitucional estipula que “toda persona tiene derecho a un medio ambiente adecuado para su desarrollo y bienestar”. Para que tan importante artículo cumpla su cometido y realmente se lleve a efecto en la práctica, toca a las autoridades y a todos como integrantes de la sociedad civil hacer valer ese derecho. ¿Cómo? Denunciando a aquellas personas, empresas, organizaciones civiles e instituciones que con sus acciones afecten nuestros recursos naturales e impacten negativamente el entorno, y, por supues- to, evitando hacer lo mismo en nuestras casas, en el campo y en cualquier parte. Así contaremos con un ambiente menos contaminado, naturalmente más productivo y, por tanto, mejor para todos.

El artículo 25 constitucional establece la necesidad que tiene el país de estimular el “desarrollo integral y sustentable” mediante el “fomento del crecimiento económico”, pero aclara que dicho crecimiento debe regirse por “criterios de equidad social y productividad” y que la actividad económica de los sectores social, público y privado ha de sujetarse “al uso, en beneficio general, de los recursos productivos, cuidando su conservación y el medio ambiente”. ¿Y esto qué significa? Que como mexicanos —empresas e industrias, trabajadores, productores independientes y organizados, y todos los que de alguna manera contribuimos con nuestro trabajo a la armonía social del país— debemos entender que no podemos seguir creciendo a costa de nuestros recursos ambientales, pues esto sería tanto como gastarnos el futuro de las generaciones que vienen. No tenemos derecho a empeñar el futuro en el presente.

Por otra parte, no debemos olvidar que, además de reconocer la composición pluricultural de la nación mexicana, el artículo 2 reconoce a los pueblos y comunidades indígenas su derecho a la libre determina- ción y autonomía para “conservar y mejorar el hábitat y preservar la integridad de sus tierras”.

En síntesis, los artículos 2, 4, 25 y 27 constitucionales apoyan el establecimiento de políticas, programas y proyectos productivos con criterios de sustentabilidad ambiental para el desarrollo del campo mexicano.

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Ordenamiento y conservación para un desarrollo equilibrado y mejores condiciones de vida

El artículo 27 constitucional señala que la “Nación tendrá en todo tiempo el derecho de imponer a la propiedad pri-

vada las modalidades que dicte el interés público, así como el de regular, en beneficio social, el aprovechamiento de

los elementos naturales susceptibles de apropiación, con objeto de hacer una distribución equitativa de la riqueza

pública, cuidar de su conservación, lograr el desarrollo equilibrado del país y el mejoramiento de las condiciones de

vida de la población rural y urbana. En consecuencia, se dictarán las medidas necesarias para ordenar los asenta-

mientos humanos y establecer adecuadas provisiones, usos, reservas y destinos de tierras, aguas y bosques […] para

preservar y restaurar el equilibrio ecológico […] para el desarrollo de la pequeña propiedad rural; para el

fomento de la agricultura, de la ganadería, de la silvicultura y de las demás actividades económicas en el medio rural,

y para evitar la destrucción de los elementos naturales y los daños que la propiedad pueda sufrir en perjuicio

de la sociedad.”

LEYES DE LA VIDA

Los cuatro mencionados y otros artículos constitucionales dan pie al surgimiento de diversas leyes, reglamen- tos y normas en las que se estipulan a detalle los principios para el desarrollo de las localidades, munici- pios y estados del país, con una visión de largo plazo y con proyectos tan productivos y autosuficientes como sea posible, pero evitando en todo momento perturbar o aprovechar con principios no sustentables los recursos naturales.

A ese respecto, las principales leyes generales son la Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS) y la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA).

La Ley de Desarrollo Rural Sustentable promueve el enfoque integral con el que deben impulsarse las actividades productivas y de desarrollo social en las zonas rurales; para ello establece la sustentabilidad como criterio rector a partir del cual fomentar las actividades productivas —agropecuarias y no agro- pecuarias— más convenientes, dadas las condiciones y aptitud natural de cada predio, a fin de lograr

el uso óptimo de los recursos naturales, su conser- vación y mejoramiento, así como la viabilidad

económica mediante procesos productivos socialmente aceptables (artículos 4, 73 y 164). Al igual que la LGEEPA, la LDRS pro- mueve la participación coordinada de instan- cias públicas y privadas en torno a este pro- pósito común.

Por su parte, la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente se creó para garantizar el derecho de toda persona a vivir en un medio adecuado para su desarrollo, salud y bienestar;

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preservar y restaurar el entorno; conservar e incrementar nuestros recursos natu- rales, así como prevenir y controlar la contaminación del aire, el agua y el suelo.

En ese sentido, la LGEEPA es el pilar en el cual apoyarnos para resguardar el medio ambiente del deterioro que hemos provocado de manera reiterada con nuestras actividades domésticas y productivas. Conocerla y vigilar su cumplimiento son asuntos que competen a todos si aspiramos a un modelo de desarrollo sustentable.

De estas leyes generales se desprenden, a su vez, diversas otras relacionadas con vida silvestre, manejo forestal, cultivo y producción agrícola y ganadera, al igual

Los criterios son normas que se establecen para orientar y delimitar prácticas; las técnicas y tecnologías tienen que ver con procedimientos, conocimientos, instrumentos y habilidades que nos permiten concebir y desarrollar un proyecto productivo.

que una serie de reglamentos y normas dirigidos a la prevención y control de la contaminación, ordena- miento territorial, manejo de residuos, y uso y aprovechamiento del agua, por mencionar algunos. A su vez, todos estos instrumentos regulativos a escala federal sirven de base a los planes y programas gubernamen- tales de desarrollo productivo y sustentable del territorio mexicano.

Además, cada estado de la República tiene su propio marco jurídico, y los municipios también elaboran y aplican sus reglamentos, bandos de gobierno y disposiciones administrativas de observancia general; al margen de la gran cantidad de pueblos y comunidades que se rigen por usos y costumbres.

No es el objetivo central de esta publicación ahondar en aspectos legales y nor- mativos; aun así, el lector interesado en estos temas encontrará en las páginas finales un listado con los principales instrumentos —leyes especiales, reglamen- tos y programas— que, junto con la Ley de Desarrollo Rural Sustentable y la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, constituyen el marco jurídico rector de todos los proyectos de conservación y desarrollo productivo que tengan lugar en territorio rural.

Responsabilidad social y ambiental significa, hablando en términos productivos, aprovechar, cultivar (si fuera el caso), transformar y comercializar productos y servicios con respeto por la naturaleza, las personas y las leyes; estamos hablando de ser justos y de pensar siempre en los demás.

Marco jurídico e institucional

CONSTITUCIÓN

La LDRS y la LGEEPA son los instrumentos legales más importantes en materia rural y ambiental; ambas leyes favorecen el desarrollo productivo y sustentable del campo mexicano.

P art ic ipac i ón Ciudadana

19

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Ordenamiento ecológico del territorio

La LGEEPA establece el ordenamiento ecológico del territorio como “el instrumento de política ambiental para regu-

lar o inducir el uso del suelo y las actividades productivas, con el fin de lograr la protección del medio ambiente y la

preservación y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales, a partir del análisis de las tendencias de

deterioro y las potencialidades de aprovechamiento de los mismos.”

Un ordenamiento ecológico del territorio: • determina las distintas áreas ecológicas de la zona o región a ordenar, con una descripción

de sus atributos físicos, bióticos y socioeconómicos, y un diagnóstico de sus condiciones ambientales; • establece los criterios ecológicos (lineamientos y estrategias) para preservar, proteger, restaurar y

aprovechar de manera sustentable los recursos naturales, mismos que deberán ser considerados en los planes o programas de desarrollo correspondientes; y

• regula los usos del suelo, la realización de actividades productivas y la ubicación de asentamientos humanos, para que sean acordes con el propósito de protección ambiental y aprovechamiento sustentable los recursos naturales.

En otras palabras, los ordenamientos ecológicos —que pueden ser locales o regionales— sirven para determinar

qué usos de suelo, asentamientos humanos, actividades productivas y aprovechamiento de los recursos

son válidos o viables desde el punto de vista de la conservación del medio ambiente y la sustentabilidad.

Todo ordenamiento debe ser resultado de un proceso amplio de participación comunitaria, de grupos y orga-

nizaciones sociales y empresariales, instituciones académicas y de investigación, y demás personas interesadas. Para

ello es importante recurrir a procesos de difusión y consulta pública.

Los productos del ordenamiento ecológico son un modelo del ordenamiento (mapa) y un programa del ordena-

miento (con definición de obras, servicios y acciones propuestas y responsabilidades), ambos sancionados en el plano

municipal y estatal a efecto de promulgar los acuerdos y decretos necesarios para su cumplimiento.

LGEEPA, sección II “Ordenamiento Ecológico del Territorio”, artículos 19-20.

Aspectos articulados en el ordenamiento ecológico participativo

Planeaócni participativa

Aspectos ítpioclos

Aspectoéscnticos

AGUA SUELO

BIODIVERSIDAD CLIMA

Aspectos

Planeaócni

Democratizóanci en la toma de decisiones

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RESPETAR LA NORMATIVIDAD NO SERÁ NOVEDAD

¿Y quiénes aplican las leyes y reglamentos?

Las instituciones públicas son las encargadas de hacer cumplir leyes y regla- mentos. A escala federal, la Semarnat y la Sagarpa —en materia ambiental y rural, respectivamente— son las entidades que encabezan la aplicación de la normatividad vigente.

Ambas secretarías comparten como propósito fundamental el desarrollo sustentable de las familias, comu- nidades, municipios y estados de la nación, y para apoyar el cumplimiento de sus misiones y objetivos cuentan con diversas coordinaciones, delegaciones estatales, organismos, instituciones y programas. Tal es el caso de las entidades encargadas de la educación ambiental y el desarrollo de capacidades en el medio rural (INCA-Rural, por parte de la Sagarpa, y Cecadesu, por la Semarnat), o de los programas de apoyo a la gestión e instrumentación de proyectos productivos con criterios sustentables, como el Proders y el PET, de la Semarnat, y el Papir, el Prodesca y el Profemor, de la Sagarpa, por menciar sólo algunos (en la parte final de este libro se presenta una lista con los nombres y abreviaturas de estos y otros programas e insti- tuciones que apoyan la realización de proyectos productivos sustentables).

Procampo, otro abono a la parcela

A principios de la década de 1990, para compensar la contracción de los mecanismos de apoyo estatal, el gobierno

federal puso en marcha el Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo), un instrumento de subsidio directo

con el propósito de apoyar el ingreso en el campo e incorporar a un sector de productores rurales más amplio y

diversificado.

El apoyo de Procampo consiste en la entrega de recursos económicos por cada hectárea elegible, ya sea que el pro-

ductor la siembre, la dedique a la explotación pecuaria o forestal, o bien, la destine a proyectos ambientales o activi-

dades de mayor rentabilidad. En cualesquiera de los casos, Procampo coadyuva al logro de objetivos colaterales:

fomentar la conversión productiva a actividades más rentables y al mismo tiempo frenar la degradación del medio

ambiente a través de la recuperación y conservación de bosques y selvas, la reducción de la erosión de los suelos y la

reducción de la contaminación de las aguas.

La aplicación de leyes y reglamentos, y la vigilancia de su cumplimiento, toca, asimismo, a las secretarías y otros organismos de los estados del país. Escala abajo, los presidentes municipales, regidores y síndicos de los ayuntamientos llevan también su parte en lo que se refiere a administración, procedimientos, fun- ciones y servicios públicos.

Pero la clave de todo está en la participación ciudadana. Somos los ciudadanos quienes —en el campo o en la ciudad— vivimos del entorno y quienes nos vemos afectados si hay deterioro; por eso, debe- mos ser todos y cada uno de nosotros los que con mayor entusiasmo participemos de los buenos progra- mas, y exijamos la rendición de cuentas por parte de los gobiernos.

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El reto es fomentar y asegurar la participación ciudadana y vecinal de una manera informada, comprometida con los proyectos y conocedora de la normatividad vigente y de las entidades a las cuales acudir en cada caso.

Dos sectores, un propósito compartido

En nuestro país, el sector rural está encabezado por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca

y Alimentación (Sagarpa), cuya misión es:

Lograr el desarrollo de una nueva sociedad rural basada en el crecimiento sustentable de los sectores agroali-

mentario, pesquero y alimentario, con una continua capacitación y superación de los servidores públicos que

conforman la dependencia para que mantengan actividades productivas, rentables y competitivas.

Por su parte, el sector ambiental está encabezado por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), con la misión de:

Luchar por incorporar en todos los ámbitos de la sociedad y de la función pública, criterios e instrumentos

que aseguren la óptima protección, conservación y aprovechamiento de nuestros recursos naturales, confor-

mando así una política ambiental integral e incluyente dentro del marco del desarrollo sustentable.

La Sagarpa tiene entre sus principales objetivos garantizar la seguridad y autonomía alimentaria del país, así como

promover las condiciones que permitan el desarrollo rural sustentable del campo mexicano bajo el principio general

de “convertir el subsidio en inversión”. Realiza múltiples funciones, como expedir autorizaciones, licencias y permisos

en materia agropecuaria, y promover la certificación de procesos, productos y servicios.

La Semarnat se propone como objetivos principales alcanzar la protección y conservación de los ecosistemas, especies y

genes más amenazados del país; detener y revertir la contaminación del agua, aire y suelos; detener y revertir los pro-

cesos de erosión y deforestación, y fomentar el desarrollo sustentable de las familias, comunidades, municipios y esta-

dos de la nación. Al igual que la Sagarpa, realiza diversas funciones, como expedir autorizaciones, licencias y permisos

conforme a la normatividad vigente y promover la certificación ambiental de procesos, productos y servicios.

FEDERALISMO Y PARTICIPACIÓN PARA EL DESARROLLO

Como hemos visto, son muchos los puntos en común y coincidencias entre los sectores ambiental y rural. Por eso, los esfuerzos orientados a identificar oportunidades para trabajar juntos (sinergias) y apro- vechar mejor los recursos y fortalezas de ambos (concurrencias) tienen en los marcos jurídicos y nor- mativos previstos en la Constitución —así como en las leyes, reglamentos y programas de ambos sectores— a sus mejores aliados para continuar apoyando el desarrollo productivo y sustentable del territorio rural.

Claro está que para rendir buenos frutos las iniciativas gubernamentales, además de estar bien articuladas, deben orientarse por las necesidades reales que la sociedad civil organizada identifica como tales, y contar con la participación directa de las comunidades en esfuerzos conjuntos y compromi- sos compartidos en torno a un objetivo común.

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Sociedad civil y com Soci

edad

ci

violm

uynicd

ad

Los municipios en la Constitución

Los municipios, en términos de las leyes federales y estatales correspondientes, están facultados para:

• Formular, aprobar y administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano municipal.

• Participar en la creación y administración de sus reservas territoriales.

• Participar en la formulación de planes de desarrollo regional que concuerden con los planes generales de la materia.

• Autorizar, controlar y vigilar la utilización del suelo, en el ámbito de su competencia, en sus jurisdicciones territoriales.

• Intervenir en la regularización de la tenencia de la tierra urbana.

• Otorgar licencias y permisos para construcciones.

• Participar en la creación y administración de zonas de reservas ecológicas, así como en la elaboración y

aplicación de programas de ordenamiento en esta materia […]

Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 115.

El espíritu del auténtico federalismo se verá expresado en la capacidad que demostremos como sociedad para guardar el respeto y equilibrio entre los diferentes ámbitos (federal, estatal, municipal y comunitario). Como dicen los que saben: que ninguna entidad lo controle todo, que se dé peso a los contrapesos, que se distribuyan funciones y responsabilidades y que nadie le tema a entregar cuentas. Finalmente, de lo que se trata es de generar una participación política cada vez más activa, más plena, y aunque ello no siem- pre es fácil, es el camino más viable para lograr condiciones que favorezcan el desarrollo sustentable del campo mexicano y del país en su conjunto.

Convergencia y participación

SINERGI

Trabajo conjunto

DESARR LLL LO RUR

Sector

SUSTENTAAAB

Diversif ón d la p oducci ó Conservaci ó

Recicl je p oduuut vo Equ l brio ecol ógico

Sector rural

Capacidades y recursos

CONCURRENCI

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C A P Í T U L O 3

Conservación y manejo sustentable de recursos naturales

Indicadores para un desarrollo ruralambientalmente responsable, productivo y con futuro

Conservación y manejo son dos conceptos que parecen contrapuestos, pero esto no necesariamente es así. Lo cierto es que la conservación y el manejo o aprovechamiento de los recursos naturales van de la mano cuando se aspira a un desarrollo rural ambientalmente responsable, productivo y con futuro, es decir, un desarrollo rural sustentable.

Por conservación podemos entender, en términos prácticos, los esfuerzos que gobiernos y sociedad civil realizan para mantener la integridad de la diversidad biológica y física de un espacio geográfico, evitando al máximo intervenciones o impactos ambientales que pudieran cambiar su aspecto y composición natural (un espacio geográfico puede contener uno o varios ecosistemas y ser pequeño o muy grande). El propó- sito de todo esfuerzo de conservación es mantener el equilibrio ambiental.

Por manejo sustentable podemos entender, también en términos prácticos, el uso o aprovechamiento res- ponsable de uno o varios recursos naturales en un área o espacio geográfico, de manera que sin compro- meter en forma alguna su existencia se generen beneficios (económicos, productivos y sociales). El manejo sustentable garantiza que las generaciones futuras continúen gozando de la riqueza y bondades que pro- porcionan dichos recursos.

La unidad de medida para hablar de espacios de conservación y manejo sustentable puede ser tan pequeña como una parcela o tan grande como una cuenca hidrográfica.

¿Y qué se necesita para incorporar los conceptos de conservación y manejo sustentable en las actividades cotidianas, domésticas, laborales o de entretenimiento? Conciencia y voluntad. Las

mejores leyes, los más jugosos presupuestos para educación ambiental y desarrollo de capacidades, las ecotecnias más eficientes y acce-

sibles, y todos los apoyos públicos y privados dirigidos a la conservación rural de poco servirán si no hacemos con- ciencia de la importancia y valor de ambos conceptos —conciencia y voluntad— para mejorar la calidad de vida y oportunidades de los habitantes y productores del campo mexicano.

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LO SUSTENTABLE ES ECONÓMICO Y CULTURAL, ADEMÁS DE AMBIENTAL

Entre los principales objetivos del desarrollo sustentable destacan la conservación y el manejo del agua y el bosque, así como el ordenamiento del territorio rural con principios que favorezcan dicha conservación y forma de manejo. Pero es importante recordar que la sustentabilidad va más allá de lo puramente ambiental.

El desarrollo sustentable es un proceso dinámico: un proceso en el que las metas se modifican a medida que las realidades (condiciones y necesidades) locales y regionales, sociales, culturales, económicas y ambientales, van cambiando.

Cuencas y microcuencas: una alternativa sustentable para ordenar el territorio

Una cuenca hidrográfica es el territorio en el que las aguas (de lluvia o de deshielo) se reciben, filtran y escurren a través de una red de cauces (arroyos, ríos y corrientes subterráneas) hacia un punto común (cauce principal, lagunas, lagos o el mar). Las cuencas son unidades diferenciadas y autónomas, delimitadas por “líneas” divisorias de las aguas en los puntos de mayor elevación. Están integradas por subcuencas y éstas, a su vez, por microcuencas.

Hasta ahora, en la mayoría de los casos, la organización rural se ha basado en una estructura ya sea municipal o dis- trital, donde los planes y el acceso a créditos y subsidios corresponden a localidades o comunidades circunscritas al municipio o distrito al que pertenecen. Sin embargo, es preciso que en los procesos de ordenamiento y reorde- namiento territorial con fines de conservación y desarrollo rural productivo y sustentable, los productores, la sociedad civil y los tres niveles de gobierno reconozcan la cuenca hidrográfica como unidad de gestión. ¿Por qué? Porque los recursos naturales que coexisten en la cuenca (agua, suelo, flora y fauna, entre otros) conforman sistemas fun- cionales integrales. Además, porque la captación, la disponibilidad y el aprovechamiento del agua son factores que no dependen de límites geopolíticos, pero sí determinan la forma de vida (actividades, usos y costumbres) de las comu- nidades rurales y, por consiguiente, deben ser ejes rectores en la planificación y elaboración de proyectos productivos.

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¿Cuáles son los principales aspectos a considerar en el desarrollo rural sustentable?

Siempre que se promueve entre las familias y productores rurales la conveniencia de incorporar principios de sustentabilidad a su vida doméstica y laboral es importante tener presentes los siguientes aspectos:

• el sociocultural, que impulsa la diversidad y la pluralidad cultural, así como la reducción de las desigualdades en y entre las comunidades, regiones y países;

• el ambiental, que busca las mejores formas de conservar y restaurar los recursos naturales y el equilibrio ambiental; incluye acciones para prevenir la contaminación de suelos, aguas y atmósfera y evitar los impactos negativos en las especies silvestres y su hábitat, así como el uso de sistemas tecnológicos y de producción que favorezcan el aprovechamiento eficiente de dichos recursos y contribuyan a la biodiversidad, la captación de agua dulce y la recuperación de suelos, entre otros;

• el económico, que por un lado se propone entender cómo se organiza cada unidad de producción rural para generar estructuras productivas (empresas, cadenas y redes productivas y de mercado) que proporcionen los bienes y servicios cada vez más especializados y diversificados que la sociedad rural demanda y puede ofrecer, y por otro lado, procura garantizar acceso al pleno empleo y a un trabajo bien remunerado.

El desarrollo rural sustentable es una necesidad para el país y, si se levanta un poco la mirada, para el pla- neta mismo. Ahora tenemos claro que cuando hablamos de sustentabilidad nos referimos a un concepto complejo: una forma de vida que incluye valores de tipo social, cultural, ambiental y económico.

Cuatro ejes básicos

¿Qué vuelve sustentable un proyecto? Cuatro componentes fundamentales:

• económico: productividad, rentabilidad, autonomía, permanencia;

• social: calidad de vida, organización participativa, equidad;

• cultural: usos y costumbres, actitudes, hábitos y formas de vida responsables y respetuosas;

• ambiental: aprovechamiento racional de los recursos para la conservación, el rescate y el equilibrio ecológico.

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LA SUSTENTABILIDAD COMIENZA EN CASA

El desarrollo rural sustentable depende en gran medida de la conciencia y la voluntad; por eso es mucho más que un buen ejercicio. La sustentabilidad es una forma de vida, una filosofía que procura el desarrollo pleno de los seres humanos con respeto por los recursos naturales y los demás seres vivos que componen lo que conocemos como biodiversidad (cabe recordar que México es uno de los cinco países más megadi- versos del mundo).

El buen ambientalista por su casa empieza. El lugar donde uno vive quizá sea el mejor para comenzar a romper con prácticas inadecuadas y favorecer —poco a poco, con hechos cotidianos— el que más y más personas se animen a mejorar su calidad de vida, adoptando hábitos y comportamientos que impacten menos el medio ambiente e incluso favorezcan su recuperación.

El conocimiento y una mayor conciencia han permitido avances en la construcción, operación y manteni- miento de viviendas con un enfoque sustentable, desde modelos complejos que incluyen automatiza- ción de procesos domésticos y autosuficiencia de energía, hasta otros que incorporan las más sencillas —pero no por ello menos eficaces— ecotecnias. Gracias a instalaciones alternativas que suelen ser más económicas, las familias —rurales y urbanas— pueden adoptar en sus hogares prácticas más sustenta- bles, como separación y reciclaje de residuos sólidos, composteo con residuos orgánicos, captación de agua de lluvia, manejo productivo de aguas residuales (grises y negras) y ahorro de leña para cocinar.

Socia l Ambiental

Organizaónci Pluralidad

Equidad

Aprovechamiento racional de Biodiversidad Equilibrioógeicol

Autogeísotn Conservaócniy mejoramiento del entorno

Calidad de vida

Productividad Usos y costumbres

Rentabilidad

Permanencia

Actividades Hábitos

Respeto y

Autonoíma Formas de vidaresponsabilidad Valores

Económico Cul tura l

27

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Conseravcóin de suelos

Sanitarios secos Manejo de aguas r Negras esiduales

Grises

Enerígas alteransativ

Estufas aahdoorrras dñea le

Agrofeosrteíar Ecotecnias Siembra ádrebolesñallees

NO contaminóanci

Cultura de conservación

Ahorro de agua y eníae

Separaócni de residóuloisdoss

Orgánico Inorágnico

Composta Reciclaje

Consumo raci/onLaals ‘3s

Reduce

Reusa

Recicla

A continuación enlistamos, a manera de ejemplo, algunas de las eco- tecnias más accesibles para la sustentabilidad de la vivienda en el territorio rural:1

1. Sanitarios secos o de composta. Ahorran cien mil litros de agua, en promedio, al año por familia, pues no utilizan el preciado líquido. Se pueden construir dentro o fuera de la casa y permiten producir anualmente alrededor de un metro cúbico de composta (abono natural).

2. Tratamiento de aguas jabonosas para riego. Reduce la con- taminación de ríos y mantos freáticos; ahorra y recicla agua que puede destinarse al riego doméstico y de traspatio. Las aguas jabo- nosas (“aguas grises”) se “limpian” mediante una trampa de grasas y un filtro de grava y raíces de plantas.

3. Estufa ahorradora de leña y siembra de árboles leñables. La estufa aho- rradora reduce hasta en 50 por ciento el consumo de leña, aminora graves riesgos para la salud (pues el humo se expulsa de la habitación a través de una chimenea) y ahorra tiempo (ya que permite aprovechar dos o tres hornillas simultáneamente). Su construcción es muy sencilla. Además, si a su uso se suma la siembra de árboles leñables de crecimiento rápido, el consumo se puede hacer fácilmente sustentable.

1 Información basada en la conferencia “La vivienda sustentable: sus instalaciones alternativas”, impartida por Horacio Albalat como parte de la serie de telesesiones que conforman el Programa de Capacitación Modular para el Desarrollo Rural Sustentable, realizado por el ILCE y Cecadesu en 2004.

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4. Captación del agua de lluvia. Aun en lugares donde no se registran proble- mas de insuficiencia del líquido vital, ésta es una de las principales prácticas para la sustentabilidad. Siempre será bueno juntar el agua de lluvia, mínimamente en tambos o en una pila. Para ser autosuficientes en el abasto del líquido, una opción económica y viable casi en cualquier lugar es la autoconstrucción de cisternas de ferrocemento, que podrán enterrarse o dejarse sobre la superficie.

5. Compostero integrado a un gallinero. En el compostero se vierten todos los desechos orgánicos de la casa, una parte de los cuales aprovechan las gallinas para alimentarse y el resto lo revuelven todos los días. Con la composta producida se puede cultivar una hortaliza para el consumo familiar, rendidora, resistente y bien fertilizada. Además, con las gallinas encerradas en un espacio integrado al com- postero se pierden menos huevos, puesto que la composta sirve de nido para que éstas empollen.

Resulta difícil hablar de desarrollo rural comunitario y proyectos productivos realmente sustentables si los productores y las familias participantes no generan conciencia y adoptan al interior de su propio hogar prácticas respetuosas del entorno y favorecedoras de mejores condiciones y calidad de vida.

Hay muchas otras ecotecnias disponibles. En uno de los apéndices al final del libro aparece un listado de centros, instituciones y direcciones electrónicas donde puede ampliarse la información al respecto e incluso recibir asesoría técnica especializada.

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CAPITAL COMUNITARIO: REQUISITO PARA UN FUTURO SUSTENTABLE

Por comunidad se entiende un grupo social de cualquier tamaño cuyos miembros interactúan y comparten características tales como origen, lugar de residencia, historia e incluso visión de futuro.

Hay comunidades que consumen sus recursos naturales más rápido de lo que pue- den renovarse, y además generan más desperdicios de lo que el sistema natural puede procesar. Otras dependen de fuentes distantes para satisfacer sus necesida- des básicas. Son todas comunidades no sustentables. ¿Por qué razón? Básicamente porque su capital comunitario es insuficiente para darles viabilidad.

El capital comunitario es la suma de bienes materiales e inmateriales, habilidades y capacidades de una comunidad. Resulta fundamental para el desarrollo sustentable de las localidades rurales y está integrado por:

1. Capital natural: los recursos naturales con que se cuenta, su estado de conservación y la capacidad del ambiente para mantenerse en el largo plazo).

2. Capital humano: las relaciones e interacciones entre las personas y su comunidad; educación, cultura, habilidades y salud de la población).

3. Capital financiero y construido: los bienes manufacturados, construcciones e infraestructura; la información disponible, así como el acceso a créditos y la creación o participación en fondos).

Toda comunidad organizada puede calcular su capital comunitario, que es la suma de los tres anteriores.

Comunidad

-Sobrexeplotaónci de rescousr

-Manejo inadecuado de residuos

-Dependencia de insumos de fuentes distantes

Capital natura

-Conseravcóin

-Equilibrio ambiental

-Aprovehcamiento racional

-Reciclaje

-Consumo aicrironal

-Déficit financiero

-Falta de ión ersi

eltipCcaon ócmoi -Infrauecsturra

-Cérditos

-Producónci

-Desigualdad social

-Desorganióznaci

-Falta de parótnicipaci

-Falta de oportunidades

hlatpaCuionma

-Organizóanci

-Bienestar social

-Equidad

-Desarrollo de capacidades

POBREZA Capital comunitario CALIDAD DVEIDA

SUSTENATBILIDAD

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El capital comunitario disminuye siempre que se rebasa la capa- cidad de carga del ecosistema o ecosistemas, es decir, cuando se llega a un punto en que la población, el consumo o los desperdi- cios rebasan el nivel o volumen que el sistema puede soportar, lo que lleva a un desequilibrio ambiental y una pérdida del capital comunitario. Una comunidad sin capital comunitario carece de competitividad y acceso a oportunidades que mejoren su calidad de vida.

Hasta ahora las únicas alternativas eficaces para combatir la pérdida de capital comunitario son el fortalecimiento de la organización, el desarrollo de capacidades y la puesta en práctica de medidas que protejan la naturaleza, capitalicen los pro- yectos, aumenten la infraestructura y, en fin, mejoren a la gente. La cuestión es, pues, aumentar el capital natural, humano y financiero de las comunidades rurales.

EL FONDO DE LOS PROYECTOS SUSTENTABLES

¿Y qué son los llamados proyectos productivos sustentables?

Recordemos que la sustentabilidad se refiere a la viabilidad y la permanen- cia en el tiempo, e incluye aspectos ambientales, socioculturales y económicos. Los tres son elementos que todo proyecto sustentable debe considerar, valorar e incluir. Cada vez más proyectos productivos buscan ser sustentables, pero la ver- dad sea dicha, pocos se preocupan realmente por entender los compromisos que la sustentabilidad demanda. A menudo se califica como sustentables a proyectos productivos que NO lo son, y muchas organizaciones y promotores que trabajan a favor del desarrollo comunitario suponen que con sólo adoptar el término susten- table se ayuda a comunidades rurales marginadas. Lamentablemente, es fre- cuente que por querer hacer un bien se logre lo contrario.

La producción sustentable incluye, entre otras características:

Cuanto mayor sea el capital comunitario de una localidad rural, mayor será su posibilidad de avance en el camino hacia la sustentabilidad.

1. Productos y servicios ecológicamente seguros a lo largo de todo su ciclo de producción y consumo, esto es, que no producen impactos ambientales negativos o cuyos impactos son mínimos y pueden revertirse en el corto plazo.

2. Procesos que minimizan los riesgos y desperdicios para los trabajadores, la comunidad y el medio ambiente. 3. Productores y trabajadores valorados por su creatividad, habilidades, competencia y capacidades,

y además comprometidos con un proceso continuo de desarrollo personal. 4. Comunidades que se respetan entre sí y ponen en práctica sus valores sociales, culturales, físicos y

económicos. 5. Permanencia en el tiempo, gracias a la adopción de cambios tecnológicos sencillos y graduales,

suficientes para incrementar la competitividad del proceso productivo.

Page 34: Proyectos Productivos

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Los proyectos sustentables son aquellos que crean empresas sustentables, o que favorecen la sustentabilidad de las empresas existentes.

Así, los proyectos productivos sustentables son aquellos esfuerzos comunitarios o privados orientados a ofrecer en el mercado productos y servicios ambiental- mente responsables (que no atentan contra la naturaleza), pero que además son socialmente justos (valoran la participación con equidad), culturalmente res- petuosos (valoran y aprecian los usos y costumbres de los participantes) y econó- micamente viables y rentables (generan ingresos suficientes).

Si un proyecto productivo no es rentable, no ofrece mecanismos que garanticen la equidad o no utiliza cui- dadosamente los recursos naturales, disminuye su capacidad para permanecer en el tiempo y se vuelve menos sustentable.

¿Cómo se determina si un proyecto productivo es sustentable?

Un proyecto productivo sustentable, además de ofrecer productos y servicios ambientalmente responsables, es socialmente justo, culturalmente respetuoso y económicamente viable y rentable.

Los proyectos productivos sustentables no pueden medirse sólo por la productivi- dad neta y por su rentabilidad, entendida como la capacidad de producir bienes o servicios al costo económico más bajo y en el menor tiempo posible. Se trata de considerar y valorar todos los beneficios implícitos y explícitos en un sistema de pro- ducción de bienes y servicios; es decir, si las personas reciben o tienen la posibilidad objetiva de recibir lo justo por su trabajo (un ingreso que les permita vivir con cali- dad), si el proyecto colabora con la conservación o restauración de espacios natu- rales, y si enaltece los valores locales y beneficia a la comunidad.

El desarrollo sustentable es un concepto dinámico que puede y debe medirse, y la mejor forma de hacerlo es con el establecimiento de criterios e indicadores de sustentabilidad.

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¿Qué son y cómo se establecen los criterios e indicadores de sustentabilidad para medir el funcionamiento y resultados de los proyectos productivos sustentables?

Los criterios son normas o parámetros que sirven de base para juzgar una situa- ción y para decidir. Así, podemos entender los criterios de sustentabilidad como las pautas a partir de las cuales podemos evaluar si un proyecto o actividad es sus- tentable en distintos aspectos, y que nos permitirán tomar decisiones. Los criterios de sustentabilidad pueden ser sociales, ambientales y económicos. Por ejemplo, si una comunidad determina que la contaminación de sus cuerpos de agua es un problema y decide combatirla, un criterio ambiental por el que podría orientar sus acciones sería si éstas ofrecen alternativas para disminuir la generación de resi-

Los criterios de sustentabilidad son generales, comunes a todo proyecto o práctica. En cambio, los indicadores deben responder a las condiciones específicas de cada caso.

duos o para su adecuada disposición, sin contaminar el vital líquido.Teniendo criterios a seguir, necesitamos entonces medir si en efecto se están logrando los cambios buscados, y justo ahí es donde los indicadores tienen la palabra.

ÁREAS DE EVALUÓANCI

Ambiental Económica

Criterios de diagnóstico

Indicadores Ambientales • Económicos • Sociales

Social

Los criterios nos permiten construir juegos de indicadores. Un indicador es una manera de medir algo o apuntarlo con mayor precisión: es un signo, síntoma o tendencia de cambio; algo que demuestra visual- mente la condición de un sistema y sus cambios.

Los indicadores pueden ser cuantitativos o cualitativos y corresponden a aspectos específicos de alguna práctica o situa- ción. No siempre podemos utilizar un mismo indicador para evaluar dos procesos similares en lugares o momentos dife- rentes, ya que las condiciones sociales, ambientales o eco- nómicas pueden no ser las mismas. Cualquier proyecto que reduzca la aplicación de fertilizantes o de insecticidas quími- cos es deseable en términos ambientales (criterio de susten- tabilidad general), pero un nivel de reducción satisfactorio en una región puede resultar insuficiente en otra (indica- dores específicos para cada caso). Por eso es importante adoptar indicadores de sustentabilidad adecuados a las condiciones del contexto local.

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¿Para qué sirven los indicadores de sustentabilidad?

Los indicadores de sustentabilidad nos permiten: a) Conocer las condiciones iniciales (para poner en marcha proyectos productivos es importante saber

con qué elementos contamos y de dónde partimos). b) Medir el cambio (cómo evolucionan los proyectos y qué resultados se logran). c) Educar y ampliar la visión (sobre la problemática a resolver, los beneficios de los proyectos, las

metas a alcanzar). d) Mostrar vínculos y relaciones (qué factores sociales,

ambientales y económicos participan y de qué manera interactúan en relación con el desarrollo de los proyectos).

e) Motivar a la gente (mostrar los avances y logros de una manera sencilla y objetiva para preservar el impulso).

f) Enfocar la atención, orientar y reorientar el trabajo (los indicadores de sustentabilidad nos pueden decir si uno o varios procesos o componentes del sistema no funcionan adecuadamente y nos pueden orientar para redirigir los esfuerzos).

g) Reportar, informar y analizar (los indicadores son nuestros mejores aliados a la hora de reportar avances cuantitativos y cualitativos, e informar sobre las características y comportamiento de los proyectos productivos; nos permiten ver hacia atrás en el tiempo para aprender de los éxitos y errores [retrospectiva], y también nos dan oportunidad de planear a futuro en la medida en que podemos prever y pronosticar el comportamiento de un proyecto [prospectiva]).

¿Cuáles son las principales características de los indicadores de sustentabilidad?

Los indicadores de sustentabilidad tienen que:

1. Ser integradores, es decir, proporcionar información diversa y condensada, y preferentemente describir otros procesos además del inmediato.

2. Ser fáciles de entender, medir y monitorear, y basarse en información fácilmente disponible y confiable.

3. Ser aplicables en un amplio rango de ecosistemas, condiciones socioeconómicas y culturales. 4. Reflejar con claridad el atributo que se quiere evaluar. 5. Poder evidenciar cambios significativos (según el proceso evaluado) en periodos razonables

para efectos de medición. 6. Promover y facilitar la participación social comunitaria (vía comisiones o comités) en los

procesos de monitoreo, medición o evaluación.

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Las posibilidades para establecer criterios y definir indicadores que midan los atributos de un proyecto en relación con aspectos ambientales, socia- les y económicos, y permitan determinar su grado de sustentabilidad, son innumerables.

Algunos indicadores de sustentabilidad resultan complejos, como los utilizados para medir la productividad tomando como criterio de diagnóstico la rentabilidad

La sustentabilidad es un gradiente, no un estado de las cosas; por lo tanto, una iniciativa puede ser más o menos sustentable.

y como indicador la relación costo/beneficio marginal. Por ejemplo, en el caso de un proyecto de conver- sión de cafetales para pasar del uso de agroquímicos a la producción con ayuda de controles biológicos (insectos benéficos) y abonos de origen natural, habría que determinar —en uno y otro caso— cuánto se invierte por hectárea en jornales, agua e insumos; cuánto café se obtiene; de qué calidad y precio en el mercado. Además, deben considerarse la calidad del suelo y la contaminación del agua como indicadores no sólo ambientales, sino también económicos, pues son recursos que tienen un valor y, por tanto, entra- ñan costos y beneficios.

Pero los indicadores de sustentabilidad también pueden ser muy sencillos y no por ello menos útiles; por ejemplo, la estabilidad y confiabilidad de un cultivo tomando como criterio de diagnóstico la vulnerabilidad biológica (cuánto daño puede causar una plaga) y, como indicador, la incidencia de plagas (valiéndose de un muestreo al azar de los bichos en cuestión y de datos históricos).

La participación de los productores en la preparación del proyecto; el rendimiento y la calidad del producto o servicio; el número de especies manejadas; la diversificación de mercados; la superficie forestada (can- tidad de árboles en un espacio determinado); la distribución de utilidades y beneficios; el grado de adopción tecnológica por parte de los productores participantes; la autosuficiencia del proyecto (autonomía financiera medida en términos de la relación entre el financiamiento interno y el que se obtiene de terce- ros); la dependencia de recursos externos, y el número de trabajadores o productores capacitados para un fin específico son tan sólo algunos de los múltiples elementos que pueden definirse como indicadores de sustentabilidad. Por supuesto, la lista es casi interminable y siempre dependerá del proyecto en cuestión y de las condiciones sociales, ambientales y económicas en que éste se desarrolle.

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¿Y cómo podemos distinguir un buen indicador?

Como ya vimos, el asunto no es tan simple y depende de múltiples factores específicos; sin embargo, todo buen indicador de sustentabilidad en el ámbito comunitario deberá:

1. Determinar la capacidad de carga del ecosistema (cuánto puede aprovecharse sin desequilibrarlo). 2. Ser relevante (aportar datos importantes para el análisis). 3. Ser entendible (fácil de comprender). 4. Ser útil (cumplir su función práctica). 5. Tener visión de largo plazo (permitir análisis de futuro y prever comportamientos y resultados

a corto y largo plazos). 6. Mostrar vínculos (con quiénes y con qué se relaciona e interactúa el proyecto).

Aplicación de indicadores a distintas escalas

E S C A L A INDICADORES

Cuenca o región

Comunidad

Unidad productiva Unidad productiva

Parcela Parcela Parcela Parcela

Social•esNúmero de organizacionpersodpuacrócnai la Económicos• Porcentaje de laónpoqbuleacpiarticipa enesacptrimia Ambiental•esConcentórnacdie nitratossenfártaeigcuaas

Social•esNúmero y frecuencia de caosmaumnbilteaarsias Económicos• Ingreso promediápoitpaer c Ambiental•eTsasa de deforóensteancitierras comunales

Social•esDistrióbnucdie tareasénpeorro gy edad dentúcrlooe dfealminl Económicos• Costos de iónnveprasria nuevas tíaescnolog Ambiental•esNúmero de especies manejadas

Social•esRegulaócniespíefcica de cultivos Económicos• Ingreso por cultivo Ambiental•ePsorcentaje dteermiaa ánoircga en el suelo

En síntesis: si medimos lo que en realidad necesitamos medir; sabemos de dónde venimos y a dónde queremos llegar; expresamos lo que queremos expresar; medimos las causas y no sólo los efectos, y contamos con datos confiables, actualizados y actualizables, nuestros indica- dores de sustentabilidad serán mejores y, por tanto, el grado o nivel de sustentabilidad del proyecto productivo será más objetivo en términos cuantitativos y cualitativos.

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LA SUSTENTABILIDAD: UN VALOR AGREGADO

En términos generales, la producción primaria (ajena a procesos de trans- formación) y la inadecuada explotación de los recursos siguen predominando en la mayor parte del campo mexicano, y es precisamente aquí donde podemos identificar una clara zona de oportunidad para estimular el desarrollo sustentable de las comunidades.

Apoyar el establecimiento de sistemas sustentables que establezcan y consoliden cadenas productivas y de comercialización de productos con valor agregado (los que pasaron por algún proceso de transformación, incluidos procesos de desarrollo de imagen y empaque) es una alternativa para evitar el deterioro ambiental y mejorar la calidad de vida de los pobladores.

El éxito comercial de una iniciativa productiva sustentable exige: 1. Contar con recursos naturales que se aprovechen

a partir de un enfoque de conservación. 2. Agregar valor mediante procesos de

transformación, y también cuidando la calidad e imagen de los bienes o servicios generados.

3. Identificar los mercados o centros de consumo que valoren los bienes y servicios sustentables, y que paguen lo justo por ellos.

4. Conocer y aprovechar en favor de las comunidades las leyes de la oferta y la demanda.

5. Identificar zonas de oportunidad y fomentar las condiciones para generar la demanda que permita la creación de nuevos mercados.

La capacitación y el fomento de procesos de autogestión al interior de las unidades de producción rural permitirán a los campesinos producir, transformar, distribuir y comercializar con criterios de sus- tentabilidad como factor que agrega valor a los recursos naturales, a sus productos y subproductos, para lograr una mejor calidad de vida.

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38

38

Cual

C A P Í T U L O 4

Cómo entrarle a los proyectos productivos sustentables

Elementos de organización, planeación, ejecución y evaluación

En los capítulos anteriores revisamos conceptos y asuntos legales que sirven de base para entrarle a pla- near y poner en marcha proyectos productivos sustentables. Hicimos hincapié en la necesidad, importan- cia y beneficios de aplicar criterios e indicadores de sustentabilidad no sólo a nuevos proyectos, sino también a aquellos que ya están en operación, aun cuando no hayan sido diseñados con ese enfoque.

Todo proyecto productivo debe considerar criterios e indicadores de sustentabilidad. Para que una iniciativa sea considerada sustentable debe ser:

amb ienta lmente r e s p o n s a b l e s o c i a lme n t e j u s t a e c o n óm i c amen t e v i a b l e

Este asunto nos compete a todos por una sencilla y contundente razón: la permanencia del ser humano como especie y su supervivencia en la Tierra están en juego. Los proyectos productivos sustentables, la adopción de ecotecnias y el cuidado del ambiente son alternativas fundamentales para apoyar este impres- cindible cambio de actitud en relación con el entorno.

¡A ORGANIZARSE SE HA DICHO!

quier iniciativa productiva requiere mucha organización. La mayor parte de los problemas y fracasos en la realización

de proyectos derivan de una pobre o mala organización que acaba por ocasionar conflictos al interior de las comunida- des, grupos, familias e individuos.

Si queremos hablar de proyectos sustentables (viables y per- durables) la organización comunitaria y la organización

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c

empresarial son dos líneas básicas de acción a considerar antes de poner en mar- cha cualquier iniciativa productiva.

Por organización comunitaria podemos entender las actitudes, actividades y tareas orientadas a lograr acuerdos hacia el interior y entre los diversos grupos sociales que conforman una comunidad para actuar de manera coordinada con un propósito común. El nivel y tipo de participación social siempre estará en función de la disponibilidad de tiempo, las capacidades, el interés y el com- promiso de cada individuo.

Un proyecto productivo tiene que considerar la organización comunitaria y empresarial para ser ambiental, social y económicamente sustentable.

Ambientalmente responsables Proyectos productivos Socialmente justos

Eco nómicamente viables

Sustentables

e

Para organizarse mejor hay que conocerse y reconocerse. Si la comunidad está organizada sabremos quié- nes son buenos para hablar, para manejar algunas herramientas, para enseñar (capacitación formal e infor- mal y desarrollo de habilidades), para comprar, para vender, etcétera.

Las reglas del juego

Cuando las comunidades no están bien organizadas es común que surjan conflictos entre los grupos sociales, fami-

lias e individuos que las constituyen. Sin duda, lo mejor sería evitarlos, pero todos sabemos lo difícil que resulta. Por

esto es recomendable fortalecer la organización, comunitaria y empresarial, con nociones precisas de respeto y

reglas claras y justas que consideren la posibilidad de conflicto entre las partes como una realidad cotidiana que

hay que prever y, en su caso, resolver.

La rendición de cuentas es la base que sostiene la organización. Antes deben haberse definido y aprobado por

consenso (con el acuerdo de todas las partes) las reglas y condiciones a seguir; de lo contrario, la organización per-

derá fuerza y viabilidad.

Cada comunidad o unidad productiva definirá reglas conforme a sus usos, costumbres, realidades locales y expecta-

tivas (qué esperan los unos de los otros). Una vez establecidos los acuerdos, sólo resta comprometerse a cumplirlos.

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El proceso de la organización

Organización comunitaria

y empresarial

Una vez que la organización comunitaria ha avanzado lo suficiente como para favorecer procesos que sus- tenten la realización de proyectos productivos sólidos, la organización empresarial se convierte en elemento fundamental para cualquier iniciativa o empresa. De este otro ámbito de organización dependen las acciones, los caminos a seguir y la distribución de responsabilidades.

Si imaginamos la organización empresarial como algo similar a la organización de un equipo de fútbol, donde cada quien juega una posición previamente definida en función de sus habilidades, sabremos que para ganar un partido las individualidades no bastan. Se requieren planes de acción, estrategias, constancia, dedicación y toleran- cia a la frustración para que las cosas funcionen, pero, sobre cualquier otra cosa, se precisa trabajo en equipo, cooperación y compromiso.

¿Y QUÉ MÁS SE NECESITA PARA EMPRENDER PROYECTOS PRODUCTIVOS SUSTENTABLES?

Hemos hablado sobre la importancia de la orga- nización, pero para que ésta tenga sentido es ne- cesario tener objetivos afines, claros y definidos. Por ejemplo: mejorar las oportunidades de desa- rrollo de la comunidad y la calidad de vida de sus habitantes. Así la comunidad podrá orientar su talento, esfuerzo y capacidad en ese camino.

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Los siguientes elementos son fundamentales e indispensables para poner en marcha proyectos productivos sustentables:

Diagnóstico comunitario participativo

Planeación estratégica participativa

Financiamiento y ejecución (operación, crecimiento, consolidación y mantenimiento)

Monitoreo y evaluación participativa

Un motor necesario

Identificar el estado de ánimo de la población objetivo es un elemento clave en el proceso de organización de las familias y grupos comunitarios. La autoestima del campesino suele encontrarse en un nivel bajo por las condiciones en que vive, la falta de oportunidades y la acumulación de engaños y promesas incumpli- das, de tal suerte que difícilmente encuentra motivaciones y aspiraciones. Se requiere de un subproceso de sensibilización y reflexión que ayude a levantar la autoestima y las ganas de organizarse de la gente con quien se trabaja. Una forma de lograrlo es mediante el propio diagnóstico comunitario participativo, con sus técnicas de participación y dinámicas grupales.

Diagónstico comunitario participativo

Planeaócni estrégaitca parttiicviapa (Disñeo de estrategias / Plan de trabajo)

Financiamiento y ónejecuci (Operaócni, crecimiento, coónns,olmiadnatceinimiento)

Monitoreo

y evaluóanci

participati

41

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xión q

DIAGNÓSTICO COMUNITARIO PARTICIPATIVO

Antes de emprender cualquier iniciativa productiva necesitamos saber quiénes somos, con qué contamos, qué necesitamos y en qué estado se encuentra eso que decimos tener. Podemos evaluar estos y otros aspectos mediante un diagnóstico comunitario participativo: instrumento básico de análisis y refle-

ue fortalece la capacidad para tomar decisiones.

El objetivo principal del diagnóstico participativo es recrear la imagen presente y de futuro que las comunidades tienen de sí mismas y su entorno. Cuando esta “radiografía” es construida por los miembros de una comunidad, se logra mayor identificación con sus propias pro- blemáticas, necesidades, aspiraciones y potencialidades, y hay mayo- res posibilidades de alcanzar acuerdos (consenso) y compromisos colectivos con los proyectos e iniciativas del proceso de planeación.

Para asumir plenamente sus responsabilidades, los integrantes de un grupo o comunidad deben participar en la toma de decisiones. La participación social contribuye a reconstruir el papel de la sociedad como protagonista de su propio desarrollo y en ese sentido es una de las estrategias clave de la sustentabilidad de los proyectos productivos.

Un diagnóstico participativo debe: a) Generar información suficiente para apoyar la toma de decisiones. b) Orientarse por las necesidades planteadas y no por un guión

de contenidos predeterminado. c) Proporcionar elementos básicos para el diseño de las estrategias de

intervención de agentes externos, representantes de instituciones y programagubernamentales, fundaciones y todas aquellas personas u organizaciones interesadas en apoyar los proyectos de desarrollo sustentables.

d) Identificar las habilidades y capacidades de las personas, al igual que las oportunidades de uso y aprovechamiento de recursos que ofrece el entorno.

e) Determinar los sistemas de producción más representativos de la comunidad, así como las actividades productivas y económicas más importantes de cada sistema para ordenar los apoyos de su desarrollo.

Un análisis propio

El diagnóstico participativo no es un ejercicio de análisis realizado por agentes externos para “reconocer la realidad”, sino un proceso de “auto-auscultación” realizado por los propios actores sociales —las comunidades—, ya que nadie mejor que ellos conoce su territorio y sus circunstancias.

Sin embargo, dicho ejercicio requiere frecuentemente apoyo técnico-metodológico externo, sobre todo en el acopio, sistematización y análisis de la información. Queremos recalcar que a los promotores o técnicos externos corresponde una función como facilitadores del proceso, evitando asumir papeles protagónicos que inhiban la participación, refle-

xión y acción de la comunidad.

Más aún, el diagnóstico debe permanecer en la comunidad porque es propiedad de sus habitantes y no del facilitador. En él —como en un espejo— se reconocerán día a día los miembros del grupo; por ello es importante actualizarlo periódicamente. Éste es otro factor determinante para lograr la sustentabilidad, ya que los proyectos productivos sustentables giran alrededor del diagnóstico y plan comunitario.

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.

ciales.

Fortaleza oportunid

Diagnóstico participativo

Grupo/Comunidad/Mu

Diagónstico parttiicviopa

Soci Eco mic Ambien

Inform

Necesida

Apoyo cnico-met gic Acop Sistematc A áli

Dis o de estrat

Plan de trabajo co

Radiog a del pres de futu (problática nea de teenncdi

Ejecuó

Las piezas del rompecabezas

La realidad de una comunidad siempre es compleja, conformada por múltiples elementos o dimensiones en permanente interacción. Para facilitar el diagnóstico, conviene distinguir tres grandes campos o ámbitos de análisis: el social, el económico y el natural.

El capital natural

La suma de los recursos físicos (agua, aire, suelo) y biológicos (animales, vegetales, hongos, bacterias, o sea, la biodiversidad en su conjunto) ubicados en un espacio determinado conforman lo que se denomina capital natural. Quienes poseen extensiones de tierra en buenas condiciones de conservación, con ecosiste- mas en equilibrio, y hacen un uso racional de sus recursos naturales, tienen un tesoro de gran valor.

El análisis ambiental permite identificar el estado de los recursos naturales de la localidad, su uso y los pro- cesos que representan problemas de conservación y manejo. Para orientar el diagnóstico en este ámbito, proponemos cinco preguntas generales:

¿Qué hay?

¿Cuánto hay?

¿Dónde está?

¿Cómo está?

¿Por qué está así?

Las respuestas a las tres primeras preguntas exigen datos e información que deben generarse y colectarse localmente Por eso es vital que el diagnóstico sea participativo. Además podemos consultar información e investigaciones publicadas o disponibles en diversas fuentes formales y ofi

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La cuarta pregunta requiere que productores y habitantes locales formulen un juicio sobre el estado que guardan los recursos naturales, para luego articularlo con evaluaciones realizadas desde la perspectiva técnica y cien- tífica. Esta labor de articulación depende no sólo de la capacidad de los facilitadores para comprender el punto de vista de la comunidad, sino del respeto que demuestren hacia sus conocimientos, hábitos y formas de expre- sión cultural.

La quinta pregunta exige un análisis detenido sobre los procesos y causas que han generado el estado actual de cosas, también en este caso desde ambas perspectivas: la experiencia local y el conocimiento científico-técnico.

Un apoyo visual indispensable

Para responder las preguntas de análisis del componente ambiental en un proceso de diagnóstico participativo pode- mos trazar mapas locales de distribución y uso de los recursos naturales apoyándonos en mapas formales. Así, por ejemplo, las cartas topográficas en escala 1:250,000 son adecuadas para el análisis de alcance municipal y micro- rregional, en tanto que la escala 1:50,000 sirve para apoyar el análisis local.

Los análisis de perfil de terreno a partir de la realización de transectos constituyen una herramienta ideal para motivar y

generar la participación colectiva. Los habitantes de las comunidades conocen mejor que nadie los espacios que les corresponden; de ahí la importancia de que sean ellos mismos quienes reúnan la información con la que identificarán el estado de los recursos naturales, su uso actual, aprovechamiento alternativo y posibilidades de conservación.

El capital económico

El capital económico resulta no sólo del dinero en efectivo con que contamos, sino del valor de los bienes que poseemos y de la capacidad de éstos para generar más dinero (rentas, productos y servicios, por ejemplo).

Las preguntas que guían el análisis económico son las siguientes:

¿Qué y cuánto producimos?

¿Cómo lo producimos y para qué?

¿Cómo y a quién lo vendemos?

¿Qué es lo que compramos y consumimos?

¿Cómo estamos?

¿Por qué estamos así?

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mas

cial son

de

Nuevamente, las cuatro preguntas iniciales exigen respuestas que nadie puede conocer mejor que los pro- pios integrantes del grupo o comunidad; la quinta implica una valoración técnica y social, mientras que la sexta requiere construir un marco explicativo a partir del análisis de la informa- ción sobre los procesos de producción y consumo.

Entre los instrumentos privilegiados del diagnóstico económico se encuentran las estadísticas de producción y los análisis de los sistemas y procesos de producción más representativos de la comunidad (qué se produce, quiénes trabajan, capital y apoyos financieros con que se cuenta, etcétera).También es importante identificar las posibilidades de que una iniciativa productiva agregue más valor a sus servi- cios y productos (una fruta empacada o procesada se vende mejor) y considerar las relaciones de encadenamiento productivo (identificar a quienes tengan produc- tos y servicios que puedan articularse o sumarse para crear cadenas productivas, consolidar ofertas y lograr mejores precios en el mercado).

El capital social

El capital social es la capacidad de la comunidad para enfrentar proble comunes colectivamente, mediante grupos organizados y redes sociales de apoyo mutuo.

Algunas preguntas que pueden ayudarnos a diagnosticar la realidad so las siguientes:

¿Quiénes y cuántos somos?

¿Cómo y para qué estamos organizados?

¿Qué sabemos y podemos hacer?

¿Cómo vivimos y cómo queremos vivir?

¿Por qué nos encontramos en esta situación?

Este diagnóstico ofrece elementos básicos para construir colectivamente una imagen objetivo de la comunidad que responda a sus aspiraciones y le permita incrementar sus capacidades, así como alentar un modelo desarrollo sustentable de, para y con la gente.

A partir de estos elementos la comunidad estará en condiciones de construir, for- mular y proponer planes de desarrollo sustentable que correspondan a intereses comunes y faciliten la identificación de las líneas y proyectos estratégicos en fun- ción de las prioridades sociales.

Los resultados del diagnóstico participativo describen una situación problema e identifican los recursos

potenciales y oportunidades de la comunidad, con referencia siempre a la situación objetivo a la que se

quiere llegar. Por eso el diagnóstico sirve de plataforma para la toma de decisiones.

En un proceso de diagnóstico participativo exitoso, la reflexión del grupo coloca la calidad de vida de la comunidad al centro, como elemento que da sentido a las ideas sobre producción y a las iniciativas de conservación y manejo de los recursos naturales.

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Identificación de la problemática

La generación y formulación de proyectos productivos sustentables depende, en principio, de la capacidad de las unidades de producción rural familiar y de los grupos organizados para analizar su realidad social, económica y ambiental; descubrir problemas comunes y recrear o proyectar una nueva imagen de sí mismos frente a las condiciones del entorno que les motive a articular iniciativas razonables de solución.

Para lograr un buen diagnóstico es indispensable formular con precisión los proble- mas a resolver. No basta con limitarse a describir una situación: es necesario iden- tificar y entender orígenes y causas, y también visualizar las consecuencias en caso de no combatir el problema (tendencias). Responder a preguntas del tipo: “¿cómo se ha llegado a la situación actual?”, “¿por qué llegamos a ella?” y “¿qué pasará si no intentamos resolverla?” es un recurso útil.

Problemas, causas y consecuencias

Diagónstico parttiicviopa

Disñeo de estrategias Jerarquióznacdie problemas Elecócni de mejores

Elementos

• Consenso • Sinergia • Control sobre proceusrossosy

Herramientas

1 Árbol de problemas

La mejor recomendación para identificar una problemática consiste en involucrar a la comunidad en la reflexión. Se trata de generar una conciencia colectiva de la realidad que identifique los factores a modifi- car para dar solución a los problemas compartidos.

EL DISEÑO DE LÍNEAS ESTRATÉGICAS

Las soluciones de los problemas suelen presentarse como conjuntos de opciones. El reto está en saber ele- gir entre todas las posibilidades aquellas que representan mejores alternativas: las que nos proporcionen mayores resultados con menor esfuerzo, que signifiquen cambios de fondo y no sólo mitigación de efectos.

Si un proyecto tiene una línea de acción estratégica hay mayores probabilidades de alcanzar una experiencia colectiva exitosa que

mejore la producción y la calidad de vida, pero que además ofrezca un sentido de logro, refuerce la autoestima y la conciencia del poder hacer. Lo aprendido en un proceso con orientación estratégica es aplicable a una amplia gama de actividades y tiene efecto en varios niveles (individual, familiar, de la empresa, de la comunidad, etcétera).

Al elegir entre un conjunto de soluciones es recomendable realizar ejercicios de refle- xión orientados a valorar posibles efectos positivos y negativos, a prever riesgos y situaciones y a anticipar acciones correctivas. Ello nos permitirá identificar medidas articuladas y cursos de acción, o sea, planear líneas estratégicas.

La calidad de los proyectos estratégicos puede pensarse como el resultado de la valo- ración de tres aspectos:

• el grado de consenso con que el proyecto cuenta; • el grado de control que tienen los sujetos sociales (personas de la comunidad

que participan) sobre los recursos y procesos involucrados en la estrategia, y • la sinergia o suma de potencialidades de los distintos actores para contribuir

a la solución de distintos problemas.

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El diseño de líneas estratégicas para un proyecto va de la mano con el uso del diagnóstico como insumo esencial. Existen diversas herramientas que facilitan el paso del diagnóstico hacia el diseño, construcción y selección de estrategias y alternativas, por ejemplo: las matrices de fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas o las matrices de jerarquización de problemas.

Diseño de estrategias

Diagónstico parttiicviopa

Disñeo de estrategias Jerarquióznacdie problemas Elecócni de mejores

Plan de trabajo condensado

Ejecuócni

Elementos

• Consenso • Sinergia • Control sobre proceusrossosy

Herramientas

1 Árbol de problemas 2 Matriz de pcrióinordiezaprombalse 3 Análisis pdreosycontras 4 Análisis de impacto 5 Evaluóancide soluciones 6 Selecóncide opciones

PLANEACIÓN ESTRATÉGICA PARTICIPATIVA

La planeación estratégica participativa es un proceso que permite formular planes comunitarios de desarrollo donde los proyectos productivos sustentables tengan un papel protagónico.

La planeación estratégica consiste básicamente en programar o articular de manera lógica los pasos a seguir para alcanzar los resultados correspondien- tes a cada uno de los objetivos específicos, que a su vez permitirán lograr el objetivo principal del plan o proyecto de desarrollo sustentable. Para ser participativa, la planeación estratégica exige la intervención activa y amplia de los interesados directos. Su resultado es un plan de trabajo: un modelo que permite al grupo visualizar colectivamente la secuencia de tareas y actividades necesarias, y que lo guiará a lo largo de la ejecución del proyecto.

Aun cuando no dispongan de conocimientos formales sobre planificación, los integrantes de una comunidad pueden, con apoyo de promotores o técnicos que faciliten y acompañen el proceso, desarrollar la capacidad de programar las acciones para resolver problemas identificados y alcanzar objetivos establecidos.

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Para tomar decisiones inteligentes hay que cono- cer a fondo los costos y beneficios —económicos, sociales, políticos y ambientales— de cada alter- nativa. ¿Cuáles son los costos sociales de cierta determinación? ¿Están los involucrados dispues- tos a asumir esos costos? ¿Cuáles son las ventajas o logros esperados y a quién beneficiarán?

Analicemos el caso de una comunidad que debe

Programar es organizar (ordenar y vincular) en el tiempo y el espacio actividades y procesos, asignar recursos y responsabilidades para su realización, con miras a lograr en un tiempo determinado (corto, mediano y largo plazos) las metas y objetivos propuestos.

decidir si le conviene o no conservar y restaurar (reforestando) la cabecera de las microcuencas que abastecen de agua al principal asentamiento humano de la locali- dad, donde el área forestal está enfrentando un grave riesgo por la ampliación de la frontera pecuaria. Un proyecto de este tipo afectaría los intereses de las familias gana- deras locales, por lo que se requeriría una estrategia para negociar consensualmente los acuerdos necesarios con los distintos actores involucrados en la problemática y en su solución.

El párrafo anterior toca uno de los puntos más difíciles e importantes. Se trata de identificar soluciones viables y convenientes para las distintas partes, que cada una realice un esfuerzo por entender las necesidades y prioridades de la otra y procuren encontrar, conjuntamente, una salida en la que nadie salga perjudicado. Por ejemplo, invitar a los ganaderos a adoptar técnicas pecuarias con las que el ganado no deteriore grandes extensiones, así como darles motivos y apoyos para diversifi- car sus actividades y compensar la necesaria baja en la producción ganadera.

Soluciones con consenso

Debemos considerar que la solución a un problema puede acarrear malestar y perjuicios a otras personas, que tal vez ofrezcan resistencia o se opongan a ciertos proyectos. De ahí la enorme importancia de que la planeación sea comunitaria, participativa y consensuada.

Aunque las decisiones se tomen en forma democrática, en el marco de la planeación estratégica comunitaria es fun- damental escuchar e incluir a las minorías en desacuerdo. Para ello conviene poner en práctica métodos de “resolu- ción de conflictos”. Si atendemos este aspecto cuidadosamente lograremos iniciativas más sólidas y con mayor probabilidad de éxito.

La programación debe apoyarse principalmente en los resultados del diagnóstico.

El resultado de un proceso de planeación estratégica participativa es un plan de trabajo consensuado.

Los resultados del diagnóstico sirven de base a la planeación estratégica. En otras palabras, en función del conocimiento de su territorio, capacidades y posibilida- des (diagnóstico), los integrantes de un grupo o comunidad pueden reflexionar y decidir (planeación participativa) qué quieren hacer; dónde y con quién; para qué, cómo y con qué; cómo medir el avance y qué esperan obtener como resultado, y plas- mar todos estos elementos en un plan de trabajo.

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Plan de trabajo

Diagónstico participativo

Disñeo de estrategias

Plan de trabajo

¿Qué queremos hacer? ¿Dónde y conénq?ui ¿Para qéu? ¿Cómo? ¿Con qéu? ¿Qué esperamos obtener?

Programaócni

Objetivo principaOlbjetivos eífsipceocs Tareas Recursos Responsables Resultados Calendario

Ejecuócni

CONSIDERACIONES GENERALES SOBRE LA EJECUCIÓN DE PROYECTOS PRODUCTIVOS SUSTENTABLES

En el territorio rural de todo el país, la cantidad de iniciativas que no alcan- zan a consolidarse rebasa con mucho el número de proyectos que luchan por mantenerse y ser rentables (relación sana entre es- fuerzo y beneficio). Las razones son numerosas y de origen diverso, pero podemos resumirlas en unas cuantas líneas: falta de planeación, desorganización, problemas financieros y de ejecución, así como agen- tes externos de tipo ambiental, social y económico (no olvidemos que en la realización de proyectos produc- tivos específicos siempre hay un margen de incerti- dumbre a considerar y variables o situaciones difíciles de controlar). Por eso es pertinente avanzar paso a paso, tomando como referencia el diagnóstico y el plan

El diagnóstico, la planeación estratégica y la formulación específica de un plan de trabajo son los tres pilares en que se apoyan las iniciativas productivas sustentables para conseguir financiamiento y proceder a la ejecución, esto es: a la operación, crecimiento, consolidación y mantenimiento.

de desarrollo comunitario participativos, y luego cerciorándonos de que el proyecto a impulsar es el más adecuado dadas las condiciones y fines de la comunidad y los productores a cargo de operarlo.

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Financiamiento

Uno de los principales obstáculos para la realización de proyectos pro- ductivos comunitarios sustentables es la obtención de financiamiento para el arranque y durante el tiempo necesario mientras se logra la autosuficiencia. La pregunta más frecuente en este sentido es: ¿de dónde se va a sacar el dinero para iniciar y ejecutar el proyecto en sus

primeras etapas? Una unidad productiva (grupo de productores) compacta y bien estructurada, que ha realizado un diagnóstico participativo y planeado estratégicamente su proyecto, tendrá mayores posibilidades de gestionar con éxito los apoyos financieros que requiera para operar.

El diagnóstico comunitario y el plan de desarrollo derivado del proceso de planeación participativa son instrumentos con los que la comunidad puede demostrar su capacidad de organización. Estos instrumentos proveen información que facilita la toma de decisiones a quienes estén interesados en invertir y son determi- nantes para el otorgamiento de créditos o subvenciones por parte de los tres niveles de gobierno, así como organizaciones no gubernamentales y entidades privadas, nacionales o internacionales.

Cuanto mejor organizada esté una comunidad, más posibilidades tendrá de desarrollar capacidades de gestión y autogestión. Las primeras le permitirán cumplir con los requisitos necesarios para obtener créditos y apoyos externos. Las capacidades de autogestión, por su parte, determi- narán en buena medida la sustentabilidad de los proyectos productivos.

Una importante estrategia autogestiva es formar fondos grupales o comu-

Quienes se proponen imprimir

a sus proyectos productivos una

visión comunitaria y autogestiva se

hallan en mejor posición para sacar

adelante iniciativas ambiental, social

y económicamente sustentables.

nitarios de ahorro y crédito que —junto con un mejor aprovechamiento de los recursos locales— permi- tan depender cada vez menos del financiamiento externo y alcanzar más pronto la autosuficiencia financiera. Ello implica promover una cultura del ahorro interno y realizarse como parte del subproceso de sensibilización y reflexión en las fases del diagnóstico y plan comunitario participativos.

Operación

Una vez que la unidad productiva ha conseguido los recursos económicos necesarios para el arranque, llega la etapa de operación. Aquí es donde se pondrán a prueba todas las horas dedicadas a analizar y reflexio- nar, a prever y planear. Para dar inicio a esta operación es preciso tener claro:

¿Qué y cómo se producirá?

¿Cuánto costará?

¿A quién y en cuánto se le venderá?

¿Cómo se presentará (imagen)?

¿Cómo se distribuirá?

¿Cómo se dará a conocer (difusión/promoción)?

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Consolidóanci Mantenimiteon

La puesta en marcha de un proyecto implica llevar a la práctica las tareas y actividades plasmadas en el plan de trabajo. La idea es acercarse lo más posible al escenario ideal de producción y comercia- lización de los productos o servicios previstos en dicho plan.

Generalmente es conveniente iniciar la operación en la escala mínima posible, lo que se conoce como “proyecto piloto”. El objetivo del proyecto piloto es probar en condiciones prácticamente reales el funcio- namiento y la viabilidad de la iniciativa para hacer los ajustes correspondientes si fuera necesario.

Una vez completada la etapa piloto, la operación en la escala prevista conforme a la planeación estratégica puede dar inicio.

En plena operación… sustentable

La calidad, la presentación, el tiempo de respuesta, la disponibilidad y la formalidad en el cumplimiento, así como el precio, son casi siempre los principales atributos con los que se consigue entrar al mercado y tener clientes que con- suman regularmente los productos o servicios ofrecidos.

Si demostramos que un proyecto produce un impacto ambiental reducido y mejoras en las condiciones de vida de los productores y sus familias, dispondremos de indicadores de sustentabilidad que influirán en la percepción de los con- sumidores y redundarán en oportunidades de crecimiento y consolidación del proyecto.

Elementos de la ejecución

Diagónstico

Disñeo de estergaitas

Plan de trabajo

Ejecuócni Financiamiento

Proyecto piloto Operaócni Crecimiento

Crecimiento y consolidación

Es importante señalar que el plan de trabajo es una herramienta flexible. Cualquier plan de trabajo puede modificarse a medida que se establece, de acuerdo con las necesidades y condiciones del momento. Así ocurre con la mayoría de los proyectos productivos sustentables: después de iniciada su operación, requieren ajustes al plan de trabajo relacionados con el mercado, con cambios en la organización del grupo, con la disponibilidad de materia prima, con los proveedores o con las fuentes de financiamiento, por men- cionar tan sólo algunos factores.

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nu tar ve

pro

Lo único constante es el cambio, y ello aplica a todo. Por eso, el avance —crecimiento y consolidación— de cualquier proyecto implica continuar con el seguimiento y actualización del plan de trabajo, saber adaptarse y desarrollar nuevas capacidades para poder manejar el cambio.

Los proyectos entran en la etapa de crecimiento y consolidación cuando demuestran tener las condi- ciones para continuar en operación por méritos propios, en la medida que sus productos y servicios cumplen con los requisitos de calidad que impone el mercado, o mejor aún, porque gracias a su enfoque sustentable se posicionan en segmentos de mercado donde esta virtud se reconoce y valora.

Tener la capacidad de sostenerse a sí mismos y contar con potencial de crecimiento se traduce en una mayor participación de mercado (más ingresos), con márgenes de utilidad que deriven en mayores beneficios para más familias y les permitan ser ambiental, social y económicamente sustentables.

En la mayoría de los casos, el crecimiento de los proyectos tiene lugar en un plazo de 1 a 5 años después del inicio. Gracias a la planeación estratégica permanente y a la actualización continua, los proyectos en crecimiento pueden “apuntalarse” y consolidarse.

La consolidación es un término comúnmente usado para referirse a productos o servicios que han logrado tal nivel de crecimiento y madurez que se vuelven referencia obligada. La etapa de consolidación admite y obliga a más y mejores procesos de control, es decir, indicadores que midan cualitativa y cuan- titativamente la sustentabilidad del proyecto y den pie a los procesos de actualización e innovación necesarios para mantener la posición en el mercado.

El crecimiento y la consolidación son las etapas que corresponden al proyecto cuando ha llegado a un punto en el que empieza a rendir beneficios que superan los costos, y entonces resulta funda- mental que productores y prestadores de servicios

actualicen su plan de trabajo y se capaciten conti- amente para desempeñar cada vez mejor sus eas. Así tendrán mejores posibilidades para di- rsificar sus productos y servicios, conservar e incrementar sus mercados, y conquistar e incluso crear otros nuevos. La consolidación es un proceso vivo, continuo, que debe mantenerse para no poner en riesgo la sustentabilidad del yecto en el mediano y largo plazos.

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Lo difícil no es llegar, sino mantenerse

En el momento en que las iniciativas alcanzan un nivel de madurez que les permite considerarse exitosas es cuando, lejos de aflojar en el esfuerzo, deben imprimir mayor eficiencia a sus procesos para hacer frente a la competencia y a las múltiples variables internas y externas que suelen afectar un proyecto productivo.

El mantenimiento procura tener permanentemente actualizados todos los procesos, tareas y actividades implicadas en cada empresa. Es una etapa en la que se busca preservar el equilibrio de la organización y de la iniciativa, afianzar los logros obtenidos y seguir un ritmo estable de crecimiento, aun si éste es menor que al principio. Bien dicen que “lo difícil no es llegar sino mantenerse”.

MONITOREO Y EVALUACIÓN PARTICIPATIVA

Desde el diagnóstico es recomendable estandarizar indicadores que permitan determinar la eficiencia y la eficacia de las acciones, así como la relación costo-beneficio de las distintas estrategias productivas y su grado de sustentabilidad.

El monitoreo y la evaluación participativa constituyen un proceso continuo que debe acompañar las diferentes etapas de cualquier proyecto productivo que aspire a ser sustentable.

Los mecanismos de seguimiento (monitoreo) y control deben diseñarse de manera que sirvan para detec- tar y alertar oportunamente sobre posibles desviaciones o fallas que pueden ocasionar problemas a la ini- ciativa, y permitan los ajustes o correcciones pertinentes. También deben ayudar a identificar aciertos y procedimientos exitosos, para reforzarlos y multiplicarlos.

La evaluación nos permite formular un juicio sobre cómo marchan las cosas y su impacto: permite verifi- car, desde las primeras etapas de la operación de un proyecto, si se están consiguiendo los resultados pro- puestos y, si es preciso, realizar ajustes para enfocarlos.

Al igual qeue el diagnóstico, la evaluación es un procedimiento que apoya la toma de decisiones, en este caso respecto a las estrategias de desarrollo que se están aplicando. Sus resul- tados se basan en el análisis —en función de los indicadores seleccionados— de datos cuantitativos y cualitativos recabados, a partir del monitoreo y de la aplicación de instrumentos como: encuestas, entrevistas, observación directa, talleres de refle- xión e integración de matrices o cuadros de indicadores y resultados.

Un programa sin mecanismos de control (monitoreo y evaluación) es como un barco sin timón.

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La fuente de una buena evaluación

El corazón de todo mecanismo o estrategia de evaluación estriba en la calidad de los indicadores que se emplean para medir los avances, logros y resultados de los proyectos.

Los indicadores dependerán del entorno social, natural y económico que corresponda a cada comunidad y cada pro- yecto productivo. Una manera sencilla y efectiva de construir indicadores consiste en preguntarnos: “¿qué tiene que ocurrir para que podamos afirmar que efectivamente estamos logrando lo que nos propusimos?”, y luego diseñar los instrumentos de evaluación que nos permitan verificar en qué medida ha ocurrido o está ocurriendo el fenómeno que nos interesa.

La participación activa y responsable de los miembros de cada comunidad sumada a la asesoría y procesos de faci- litación de profesionales y técnicos especializados es la combinación ideal para contar con buenos indicadores. De poco sirve el monitoreo con indicadores poco confiables, como tampoco sirven los mejores indicadores si éstos no se utilizan correctamente.

Evaluación y monitoreo permanentes

Monitoreo

Plan de

Operaócni

ón

Reviósni de

ón

Ajustes

Consolidación y permanencia

Si bien es el último eslabón en la cadena de control, la evaluación debe ser un proceso continuo, pues permite confirmar el buen funcionamiento de cada uno de los procedimientos, tareas y actividades de las distintas etapas de la realización de cualquier proyecto.

Del mismo modo que el monitoreo confiable y oportuno, la evaluación periódica permite detectar proble- mas y vislumbrar posibles soluciones; verificar que se está logrando un manejo sustentable, y garantizar la viabilidad de las iniciativas a mediano y largo plazos.

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y costumbres de la población rural.

Ahora es tiempo de pasar del dicho al hecho. Los instrumentos de diag- nóstico, planeación, evaluación y monitoreo técnicos y participativos están a disposición de comunidades y productores organizados de cual-

quier lugar del país. Hay que impulsar procesos de capacitación que les ayuden a incorporarlos y ponerlos en práctica, sobre todo sabiendo que los recursos para

iniciar o reorientar proyectos productivos van mucho más allá del dinero y que es nece- sario estar bien preparados para sacar adelante cualquier iniciativa sustentable.

LOS AUTÉNTICOS PROTAGONISTAS DEL DESARROLLO

México está cambiando. Los tiempos cuando los gobiernos decidían unilateralmente lo que consideraban mejor para las comunidades han terminado. Las sociedades rurales son protagonistas de su destino: toca a las comunidades generar sus propios instrumentos de desarrollo territorial con el fin de volver más efi- ciente, eficaz, oportuna y democrática la gestión de los gobiernos locales.

La planeación del desarrollo local no es sólo un asunto de funcionarios públicos o de especialistas, sino toda una transformación en la que saberes, técnicas, habilidades, capacidades y visiones políticas de los distintos actores van de la mano, complementándose en un proceso de reelaboración continua para modi- ficar la realidad.

Hemos visto que el desarrollo rural sustentable se concibe como una estrategia integral con un enfoque territorial y una metodología participativa para ordenar los sistemas de producción y cadenas productivas más convenientes a cada grupo, comunidad y municipio; con cambios tecnológicos sencillos y graduales;

con un manejo adecuado de los recursos naturales, y con respeto por los usos

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56

Hemos selecci cap

y

C A P Í T U L O 5

Proyectos productivos sustentables

Para muestra… un botón

Como hemos visto en los capítulos anteriores, la diferencia entre los proyectos que fracasan y los que se sostienen en el tiempo resulta de múltiples elementos a considerar, algunos comunes a todos, por ejemplo, la organización, la planeación, el monitoreo y la evaluación, y otros particulares para cada caso, como las características naturales, sociales y económicas propias de cada localidad o el acceso a mercados, por men- cionar algunos.

El hecho es que cada vez somos más conscientes de la necesidad de considerar la sustentabilidad como componente básico de cualquier proyecto productivo vinculado con el desarrollo rural. Falta todavía mucho por recorrer para que la conciencia vaya de la mano con acciones en este sentido, pero es innegable que día a día aumenta el número de proyectos que incorporan en sus prácticas productivas principios de con- servación de los recursos naturales.

En distintas regiones del país podemos encontrar ejemplos de proyectos productivos basados en la orga- nización participativa que han adoptado criterios y principios de sustentabilidad: proyectos con distintos grados de avance y cuyos propósitos o actividades específicas varían —dependiendo de si ponen énfasis en la agroproducción (primaria y de productos transformados), el ecoturismo, la explotación de especies forestales no maderables, los servicios ambientales, etcétera—, pero todos con un fin compartido: una mayor calidad de vida para las familias rurales, al tiempo que se preserva, e incluso mejora, el entorno.

UCIRI, UN EXITOSO EJEMPLO DE TENACIDAD

onado, como ejemplo, un caso exitoso bien conocido por su organización, acidad autogestiva, consistencia, crecimiento y diversificación. Con una tra-

ectoria que rebasa ya las dos décadas, la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo, mejor conocida como UCIRI,1 es una amplia orga- nización cuyos integrantes han optado por la unión de esfuerzos y por

1 La UCIRI cuenta con un documento de autopresentación cuyos contenidos reflejan un gran esfuerzo de reflexión y la capacidad de esta organización de verse y percibirse a sí misma, pero sobre todo frescura y originalidad para compartir su experiencia. Diversos fragmentos de ese documento se intercalan a lo largo del capítulo para ilustrar el proceso de la UCIRI.

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diversificar sus acciones y estrategias productivas con respeto por la naturaleza, como camino en la búsqueda del desarrollo sustentable para sus comunidades.

Creada en 1983, la UCIRI agrupa a más de 40 comunidades en torno a la comercialización de café orgánico y múltiples proyectos de desarrollo comunitario sustentable. Hoy alrededor de tres mil familias campesinas, que habitan en 20 muni- cipios de la región del Istmo de Tehuantepec, en el estado de Oaxaca, forman parte activa de la Unión, cuyas exportaciones anuales de café tienen un valor económico de casi tres millones de dólares.

Antecedentes

El cultivo de café comenzó a practicarse desde hace más de un siglo en las comunida- des que hoy pertenecen a la UCIRI, siempre con escasa asistencia técnica y baja pro- ductividad. Los productores carecían de despulpadora y de posibilidades técnicas para procesar el grano, por lo que vendían el café en forma de cerezo húmedo o seco, en términos y a precios de desventaja.

A mediados de la década de 1970 los cafeticultores de las comunidades habían entrado en contacto con técnicos del Banco Nacional de Crédito Rural (Banrural) y del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé), orga- nismo estatal que proporcionaba asistencia técnica e insumos (fundamentalmente agroquímicos) para incrementar la productividad, otorgaba créditos y compraba el café a precios de garantía. A pesar de todo, la situación de pobreza persistió. ¿Por qué? Entre otras razones, porque las familias acabaron endeudán- dose, pues los ingresos que percibían de la venta del café no les alcanzaban para pagar los altos intereses de los créditos que recibían en dinero o fertilizantes.

Todo esto nos ayudó para que en el mes de marzo de 1981 algunos compañeros, junto con el equipo misio- nero, nos reuniéramos y analizáramos un poco los problemas que estábamos sufriendo. Después de cinco días de analizar y platicar, varios compañeros se comprometieron a hablar con más gente de nuestros pueblos que quisieran luchar para vender mejor el café, ya que es de buena calidad y valía más de lo que nos pagaban.” Los productores empezaron a buscar alternativas para obtener mejores ingresos. Empezaron a cul- tivar café sin el uso de agroquímicos (fertilizantes y plaguicidas) y se arriesgaron a vender un volumen importante a una asociación rural que les pagó mejor precio.

Esto nos animó mucho y empezamos a organizarnos. Para la cosecha 1982-1983 ya estábamos organizados compañeros de siete comunidades: realizamos varias reuniones, consultas, asambleas, y luchamos para obtener nuestro registro legal como organización. Así quedamos constituidos como UCIRI, Unión de Comunidades Indígenas de la Región del Istmo. Luego, junto con otras organiza- ciones, formamos la Asociación Rural de Interés Colectivo "Unión de Uniones Ejidales y Sociedades Campesinas de Producción Rural” (ARIC Nacional), con sede en la Ciudad de México.”

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Perseverancia para cruzar los mares

La voluntad común de organizarse permitió a los integrantes de la UCIRI obtener en 1986 un permiso de exportación, lo que a su vez los llevó a valorar mejor su trabajo.

Fuimos la primera organización independiente que lograba este registro, que en ese tiempo sólo tenían los grandes finqueros coyotes. Llenar los requisitos nos costó mucho trabajo y dolores de cabeza, y algunas veces perdimos la paciencia y la esperanza, pero gracias a nuestra insistencia y perseverancia por fin loconseguimos.” Ya en 1983, representantes de grupos de solidaridad holandeses y alemanes que pertenecen a un impor- tante movimiento europeo denominado “mercado alternativo" —que adquiere productos sin intermedia- rios, a precios acordados con los pequeños productores organizados, e informa a los consumidores— se habían interesado en la compra directa de café a productores de la UCIRI.

Para la cosecha 1986-1987 hicimos nuestra primera exportación directamente a Simon Levelt, de Holanda, y GEPA, en Alemania; y así poco a poco nuestros granitos de café atravesaron los mares hasta llegar a Alemania, Holanda, Suiza, Suecia, Italia, Francia, Austria, Japón, Canadá y Estados Unidos, que solidaria- mente nos han dado la mano en nuestra lucha que seguirá hasta tener una vida digna y justa para todos.” La venta directa, un buen principio

Desde el momento en que se creó, la UCIRI ha comercializado sus productos directamente, procurando eli- minar el intermediarismo.

Queremos vender nuestros productos con dignidad. Por esto desarrollamos un mercado alternativo con consumidores solidarios sobre todo en Europa, Estados Unidos y Canadá: el mercado Max Havelaar, Transfair. Por eso apoyamos también el Mercado Justo de México. Además, para poder vender nuestros productos más eficientemente en el mercado nacional formamos, junto con otras organizaciones, la comercializadora

Agromercados.” Ha sido un proceso lento, pero de avance sostenido. De él se ha derivado un aprendizaje que va más allá de la comercialización, pues ha impulsado y fortalecido otras dimensiones de organi- zación, participación y desarrollo al interior de la Unión.

La negociación de contactos, la contratación de servicios para hacer posible la exportación, la tramitación de permisos, la factu- ración y la cobranza... Todo este proceso lo hemos realizado en con- junto y nos ha permitido adquirir habilidades, pero sobre todo el

reconocimiento por parte de nuestros clientes de ser una organización social seria, cumplida, con capacidad de establecer relaciones comerciales cada

vez más amplias.”

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Organización colectiva: las partes y la suma

“La organización está abierta para todos los auténticos cafeticultores y campesinos que quieran vivir honestamente y que quieran organizarse y luchar por el beneficio de sus comunidades.”

La UCIRI cuenta con dos consejos centrales: uno de administración y otro de vigilancia. Además, existe un comité central para cada una de las distintas áreas de trabajo: salud, educación, trabajo común organi- zado, cultivo orgánico, transporte, proyectos productivos, asistencia técnica, fondo de ahorro y crédito, comercialización nacional e inter- nacional, etcétera. A su vez, cada comunidad perteneciente a la orga- nización nombra una mesa directiva, un consejo de vigilancia y comi- tés locales de trabajo, así como delegados y representantes fijos ante la asamblea.

Los delegados, representantes fijos e integrantes de los consejos, comités y mesas directivas se reúnen cada mes en asambleas ordina- rias. En ellas analizan los avances, deliberan sobre los problemas y hacen planes. Después, los delegados llevan por escrito a sus respec- tivas comunidades lo tratado en asamblea para discutirlo todo en las reuniones de socios.

Es obligación de todos como socios, delegados y comités participar en reuniones y asambleas porque se tratan asuntos de mucha importancia para todos nosotros y así aprendemos más. No participar sin razón o sin justificación significa una multa (un día de tequio o como lo decida el grupo).” Productos con valor agregado

Los cafeticultores de la UCIRI han aprendido y practican desde hace años métodos de cultivo “naturales” (agricultura orgánica) que, si bien llegan a requerir más cuidado y trabajo que la agricultura convencional (intensiva y con uso de agroquímicos), aplicados a su producción de café han significado innegables bene- ficios y ventajas:

• Menores costos de producción, porque ya no es necesario adquirir plaguicidas y fertilizantes químicos que resultan muy caros.

• Suelos muy ricos en humus, gracias a la aplicación de abono orgánico (composta) que los propios campesinos fabrican con estiércol, pulpa y vegetación; ello permite aumentar sus rendimientos llegando a duplicar, en ocasiones, los de las técnicas convencionales.

• Freno a los procesos de erosión de la tierra, como resultado de la construcción de terrazas y el uso de barreras vivas.

• Productos diferenciados (sin contaminantes, más sanos, de mejor calidad), que tienen gran demanda y valoración entre segmentos cada vez mayores de consumidores responsables dispuestos a pagar un sobreprecio por ellos.

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Además, han diversificado su producción porque saben que cuando se depende de un solo cultivo se es más vulnerable, en la medida en que existen elementos que no se pueden con- trolar como los precios de mercado o una mala cosecha.

Por otra parte, la Unión ha ido ampliando poco a poco su propia infraestructura de almacenamiento, transporte, transformación y exportación de café. Esto ha permitido consolidar procesos de distribución, comercialización y posicionamiento, mismos que constituyen elementos clave del encadenamiento productivo.

El “café sustentable” no sólo es orgánico (sin plaguicidas y fertilizantes) y se vende a precios justos, sino que es producido por pequeños productores organizados en cafetales integrados a los ecosistemas naturales, bajo la sombra de especies diversas de árboles de la vegetación nativa.

Hoy los integrantes de la UCIRI están convencidos —pues así lo han corroborado— de que producir, transformar, distribuir y comercializar con métodos y criterios acordes con prin- cipios de sustentabilidad se vuelve un factor que agrega valor a los recursos naturales, a sus productos y subproductos.

Una mina de posibilidades

El café es tal vez el agroproducto para el que se han desarrollado más

mercados de especialidad y mecanismos de comercio justo. De hecho,

nuestro país es el primer exportador mundial de café orgánico. Pero

existen muchos otros productos orgánicos con valor agregado que tam-

bién tienen gran demanda en el exterior y buenas perspectivas de

exportación: hortalizas, miel, cacao, jitomate, amaranto, ajonjolí, chile, aguacate, nopal, mango, sábila, mamey, nuez,

jamaica, vainilla y flores, por mencionar algunos. La lista se vuelve interminable si agregamos productos transforma-

dos o procesados y servicios con valor agregado por ser ambientalmente responsables.

La garantía en un sello

En un mercado cada vez más competido y globalizado, el consumidor necesita garantías de que los pro- ductos y servicios que adquiere como orgánicos o respetuosos del medio ambiente en efecto lo son, o de que su comercialización es socialmente responsable (comercio justo). Consciente de ello, la UCIRI estable- ció hace ya algunos años contacto con dos organizaciones europeas para certificar su café (Naturland, de Alemania, e IMO-Control, de Suiza), pero pronto se hizo patente un problema común a cientos de organi- zaciones productoras de toda América Latina: la dependencia de agencias extranjeras para la certificación orgánica y los altos costos de inspección que éstas implican para los productores. Ante esta situación, y una vez más gracias a la organización, suma de esfuerzos y tenacidad de sus integrantes, la Unión logró con- formar —junto con otras organizaciones sociales— su propio órgano de certificación de productos orgá- nicos: la Certificadora Mexicana de Productos y Procesos Ecológicos, S.C. (Certimex), con sede en Oaxaca, que inició operaciones en 1998 y a partir de este año (2004) cuenta con reconocimiento de la agencia ale- mana de certificación DAP.

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Comunidad or

Planeaócni

Capacitóanci

Progarmas de apomyuonicipales, estataales y feder

Productos vyicsieors que ñnaon deal ambiente

Mercados justos

Productos,visceiros y comunidades ambiental, sociaólmiycaemceonnte sustentables

La fórmula justa

El Sello de Garantía Comercio Justo México es un importante instru- mento para promover una comercialización digna de los productos de los pequeños productores de nuestro país.

Actualmente más de 32 mil agricultores de 18 estados del país certifican sus productos con Certimex.

México es el primer país productor vinculado al comercio justo con un sello nacional que respalda en el mercado interno productos acreditados por una certificadora calificada e independiente. Este sello (en muchos casos también reconocido en el extranjero) es garantía de que el producto cumple con la “Fórmula Justa": • Alta calidad. Se apega a las más estrictas normas de calidad. • Salud personal y ecológica. Ha sido elaborado con respecto al medio ambiente y a la salud

del consumidor y del productor. • Justicia económica. Los pequeños productores reciben un precio y condiciones comerciales

dignas en reconocimiento a la calidad de su trabajo y esmero; los consumidores reciben un producto a un precio justo que corresponde a su calidad.

• Desarrollo sustentable. Pagando precios justos al productor, incluidos premios de calidad ecológica y un sobreprecio

para el desarrollo comunitario sustentable de la localidad productora. • Garantía certificada. Acreditación objetiva e independiente, a partir de estrictas normas nacionales e internacionales.

Es importante destacar que también las organizaciones sociales, y no sólo sus productos o servicios, se certifican y pueden obtener el sello o reconocimiento de comercio justo. Para lograrlo deben cumplir con una serie de normas y estándares, entre ellos: que se trate de pequeños productores organizados en figuras democráticas, plurales e inde- pendientes, con manejo transparente de sus recursos financieros, y promotoras de un desarrollo integral y equitativo.

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La certificación forestal también cuenta

Una opción a la que cada vez más comunidades están recurriendo para impulsar el manejo responsable de sus bos- ques y agregar valor a los productos que elaboran es la certificación forestal. Este sistema vigila todo el proceso de aprovechamiento y producción —desde el cuidado del bosque hasta la comercialización del producto final (muebles, por ejemplo)— para garantizar al consumidor que se ha realizado conforme a criterios acordes con los principios de la sustentabilidad (ambientalmente adecuados, económicamente viables y socialmente benéficos) y reconocidos inter- nacionalmente.

Actualmente, la única manera de asegurar que la madera que se encuentra en el mercado no proviene de la tala des- tructiva o ilegal es el sello otorgado por el Consejo de Manejo Forestal (FSC, por sus siglas en inglés). El FSC es una orga- nización no gubernamental internacional que formula están- dares de certificación, acredita y monitorea a empresas cer- tificadoras independientes y apoya la creación de normas nacionales y regionales de manejo forestal. Cabe destacar la diversidad de sus integrantes: representantes de grupos socia- les y ambientales, comerciantes de madera y productos fores- tales, organizaciones de pueblos indígenas, grupos comuni- tarios y organizaciones certificadoras de productos forestales de todo el mundo.

En nuestro país, la comunidad indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, en Michoacán, fue la primera en participar en un proceso de certificación forestal. En 1996, la empresa comunitaria (fundada en 1983, con 1,229 comuneros) solicitó a la organización estadounidense Smartwood la supervisión de sus actividades forestales. A partir de ello, Nuevo San Juan ha consolidado la producción de mue- bles y molduras de madera con el sello FSC y ha ido abriéndose nuevos mercados, incluso en grandes almacenes mexicanos.

Para obtener la certificación, la comunidad elaboró un programa de manejo por 10 años, que rige y garantiza el fun- cionamiento del bosque mediante programas de cortes anuales, control de plagas y de incendios, podas y mejoras, manejo y protección de la fauna. Por otra parte, a fin de generar otras fuentes de empleo que contribuyan a evitar la migración y mejorar las condiciones de vida de los pobladores, la organización comunitaria ha buscado diversificar sus opciones productivas con actividades de ecoturismo, para lo cual se construyeron cabañas y se inauguró una ruta de ciclismo de montaña.

La empresa forestal de Nuevo San Juan Parangaricutiro es una de las iniciativas de manejo forestal comunitario más

exitosas en México. En buena medida, ha establecido la pauta para el desarrollo de proyectos productivos sustenta- bles en áreas forestales y demostrado que la participación organizada de las sociedades locales es una estrategia viable para la conservación de nuestros bosques.

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Beneficios extendidos

El éxito en el mercado europeo, y más recientemente en los nichos que se han abierto en el mercado nacional, ha motivado a los integrantes de la UCIRI a redo- blar esfuerzos y ampliar sus metas y ámbitos de acción. Además de forta- lecer sus procesos organizativos, las ganancias son utilizadas por las comuni- dades para mejorar la escolaridad, el sistema de atención a la salud, la distribución de artículos de primera necesidad, la capacitación de los campesinos, etcétera.

La experiencia organizativa nos ha abierto nuevos horizontes para ir transfor- mando nuestra montaña. Hemos ido “abriendo brechas” en los diferentes aspectos para mejorar nuestra vida: cultivamos y producimos lo que nosotros y el país necesita —café para exportar, maíz y fríjol para nuestro gasto—; trabajamos para que todas las familias tengamos lo suficiente y necesario para vivir dignamente, y poco a poco, juntos, hemos creado los siguientes proyectos:” Trabajo común organizado (TCO) Rescatando los valores propios de las culturas locales, se han formado grupos de trabajo colectivo para mejorar las condiciones de vida de las familias organizadas. Mediante los TCO se producen hortalizas; se operan molinos de nixtamal, que han sido de gran ayuda para las mujeres, e incluso se ha reunido un fondo para abrir un almacén de abasto y distribución a través del cual las comunidades socias de UCIRI tienen acceso a artículos necesarios para la producción y el consumo familiar.

Centro de Educación Campesina Entre las prioridades de la UCIRI figuró desde un principio la creación de un Centro de Educación Campesina (CEC) donde miembros comprometi- dos de las comunidades —sobre todo jóvenes— pueden prepararse mejor para el trabajo y la organización. Ya se construyeron las instalacio- nes del Centro: aulas, salones y dormitorios para alumnos y formadores. Los alumnos (actualmente se tiene capacidad para unos 25) se alojan en el CEC y durante 13 meses siguen cursos de formación como promotores y técnicos en agricultura orgánica, para después hacer su servicio en las comunidades.

Una de nuestras metas es impulsar que las comunidades de la UCIRI y otras de la región asuman como propio al CEC y sus actividades, de manera que participen no sólo como beneficiarios, sino como sujetos corresponsa- bles de su marcha.” Salud Periódicamente se imparten talleres de medicina natural. Varias comu- nidades han preparado su botiquín comunitario con cápsulas, tinturas, mi- crodosis, colirios, pomadas, etc., preparadas por sus propios integrantes.

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ernativos. erimen- za-

en

Vivienda digna Poco a poco los integrantes de la UCIRI han ido incorporando a sus casas estufas para ahorrar leña y proteger la salud de las familias, letrinas o baños secos, patios de secado, cuartos cómo- dos e incluso espacios para guardar la herramienta de campo y la cosecha.

Descubrimos también que es necesario tener casa buena y digna. Por eso tenemos como propósito luchar por conseguir crédi- tos para que cada año podamos todos los socios hacerle una mejora a nuestra casa.” Transporte (UPZMI) Con el propósito de establecer un sistema de comunicación y tras- lado de sus productos, superar el aislamiento, lograr costos más bajos que los de los particulares y un mejor servicio de transporte, algunas comunidades han obtenido con el aval de la UCIRI crédi- tos bancarios para comprar camiones de redilas.

Fondo de Ahorro y Crédito (FAC) Aunque al principio se acordó en asamblea que el fondo de capitalización se destinaría para préstamos per- sonales a los socios, en el caminar el FAC ha ayudado a la construcción de bodegas, a la creación de TCO y a otros proyectos comunitarios.

“Este proyecto es importante porque nos forma la costumbre de cuidar nuestro dinero, depositando el poco que tenemos y que no ocupamos en el momento. Así contamos con una reserva para emergencias.”

Planta de procesamiento de mermeladas orgánicas Un elocuente ejemplo de la diversificación de opciones productivas para el desarrollo comunitario susten- table y del proceso de planeación, organización y toma de decisiones por el que se llega a establecer un proyecto productivo es la planta de procesamiento de mermeladas orgánicas de la UCIRI.

Todos estamos conscientes de que el café solamente no es una solución para nosotros. Los precios cambian mucho y en los últimos años han estado en un nivel muy bajo. Por eso hemos buscado productos alt Los encontramos, después mucha investigación y exp tación, en la producción de frutales, sobre todo zar mora, y mejoramiento de mango. Hicimos un proyec- to para hacer mermeladas, jugos y concentrados en forma casera e industrial. Las áreas de producción están ampliándose considerablemente y ya existe una clientela importante para el futuro (sobre todo Europa).”

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LA SUSTENTABILIDAD: PREMISA, OBJETIVO Y CULTURA DE VIDA

A lo largo del libro hemos tocado diversos temas y puntos a considerar para reorientar y realizar proyectos productivos en los que la sustentabilidad sea un componente estructural. El ejemplo de crecimiento, diver- sificación y consolidación de la UCIRI nos ayuda a entender mejor tales elementos. Sirvan la experiencia y logros de este grupo de productores como referencias de lo que puede lograrse cuando se reúnen organi- zación, esfuerzo, constancia y creatividad con un objetivo básico e inaplazable para el país y para el mundo: un desarrollo sustentable, es decir, un desarrollo comunitario ambientalmente responsable, socialmente justo y económicamente viable.

Una interesante característica del enfoque sustentable aplicado a proyectos productivos es que puede entenderse como premisa (requisito), pero también como objetivo o meta. En este sentido, los indicado- res serán una herramienta esencial, en la medida en que nos ofrezcan datos cuantitativos y cualitativos para medir el avance y asegurar que los efectos y resultados de cualquier esfuerzo productivo realmente correspondan a los beneficios ambientales, sociales y económicos esperados.

Por último, hay que reconocer que la sustentabilidad comienza en casa. Para aspirar a un verdadero- desarrollo comunitario sustentable, es fundamental que todos incorporemos el concepto a nuestra vida cotidiana, a nuestra forma de ser, estar, sentir y pensar.

Es necesario, entonces, cambiar nuestra visión de las cosas: hacer crecer, consolidar y mantener una cultura donde el capital natural y social representen más valor que el capital económico; ser partícipes de una cultura de vida social, ambiental y económicamente armónica: una cultura que privilegie el desarrollo sustentable rural y urbano.

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M A R C O J U R Í D I C O E I N S T I T U C I O N A L Desde el interior de la República, LADA sin costo: 01-800-77-033-72 y 01-800-00-842-00 Correo-e: [email protected] www.profepa.gob.mx

CRUZADA POR LOS BOSQUES Y EL AGUA

LEYES Y REGLAMENTOS

Leyes federales

Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (LGEEPA) Ley de Desarrollo Rural Sustentable (LDRS) Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable Ley de Aguas Nacionales Ley General de Vida Silvestre Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos Ley de Pesca Ley de Distritos de Desarrollo Rural Ley de Fomento Agropecuario

Reglamentos

Reglamentos de las leyes federales Reglamento para el Control y Uso de Herbicidas Reglamento de Residuos Peligrosos Reglamento de Áreas Naturales Protegidas Reglamento de Ordenamiento Ecológico del Territorio Reglamento de Impacto Ambiental Reglamento de Prevención y Control de la Contaminación de la Atmósfera Reglamento para el Uso y Aprovechamiento del MarTerritorial,Vías Navegables,

Playas, Zona Federal MarítimoTerrestre yTerrenos Ganados al Mar

DEPENDENCIAS GUBERNAMENTALES RELACIONADAS CON EL DESARROLLO RURAL SUSTENTABLE

Semarnat

Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales Bulevar Adolfo Ruiz Cortines 4209, Col. Jardines en la Montaña, Tlalpan, México, D.F., 14210 Tel. (55) 5628-0600•www.semarnat.gob.mx

CECADESU / CENTRO DE EDUCACIÓN Y CAPACITACIÓN PARA EL DESARROLLO SUSTENTABLE

Progreso 3, 1er. Piso, Col. Del Carmen Coyoacán, México, D.F., 04110 Tels. (55) 5658-3380 y 5628-3381 Centro Nacional de Información (desde el interior de la República, LADA sin costo): (01 800) 962-3634 http://cecadesu.semarnat.gob.mx Correo-e: [email protected]

COMISIÓN NACIONAL DEL AGUA (CNA) www.cna.gob.mx

COMISIÓN NACIONAL DE ÁREAS NATURALES PROTEGIDAS (CONANP) www.conanp.gob.mx

COMISIÓN NACIONAL PARA EL CONOCIMIENTO Y USO DE LA BIODIVERSIDAD (CONABIO) www.conabio.gob.mx

COMISIÓN NACIONAL FORESTAL (CONAFOR) www.conafor.gob.mx

INSTITUTO MEXICANO DE TECNOLOGÍA DEL AGUA (IMTA) www.imta.gob.mx

INSTITUTO NACIONAL DE ECOLOGÍA (INE) www.ine.gob.mx

PROCURADURÍA FEDERAL DE PROTECCIÓN AL AMBIENTE (PROFEPA) Edificio Ajusco, Carretera Picacho-Ajusco 200 Col. Jardines en la Montaña, Tlalpan, México, D.F., 14210 Tels. (55) 5449-6300 y 54-49-63-01

http://cruzadabosquesagua.semarnat.gob.mx/swf/home.html

Sagarpa

Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación Municipio Libre 377, Col. Sta. Cruz Atoyac, Benito Juárez, México, D.F., 03310 Tel. (55) 9183-1000•www.sagarpa.gob.mx

SUBSECRETARÍA DE DESARROLLO RURAL

www.sagarpa.gob.mx/sdr/

INCA-RURAL

INSTITUTO NACIONAL PARA EL DESARROLLO DE CAPACIDADES DEL SECTOR RURAL

www.inca.gob.mx/

CONSEJO MEXICANO PARA EL DESARROLLO RURAL SUSTENTABLE (CMDRS) www.sagarpa.gob.mx/cmdrs/

FIRCO / FIDEICOMISO DE RIESGO COMPARTIDO

www.firco.gob.mx

PROGRAMAS GUBERNAMENTALES DE APOYO A LA REALIZACIÓN DE PROYECTOS PRODUCTIVOS SUSTENTABLES

Programas intersectoriales

Programa Especial Concurrente para el Desarrollo Rural Sustentable Integra y ordena las acciones de las diferentes dependencias y entidades gubernamentales que actúan en el medio rural y que participan en la Comisión Intersecretarial para el Desarrollo Rural Sustentable. www.sagarpa.gob.mx/sdr/progs2002/pec0206/pec.htm

Programa de Empleo Temporal (PET) Oportunidades deingreso con acciones para el desarrollo de infraestructura social y productiva, así como la preservación del medio ambiente. www.semarnat.gob.mx/dgpairs/dfi/que_pet.shtml www.sagarpa.gob.mx/sdr/progs2002/pet2002/pet2002.htm www.sedesol.gob.mx/transparencia/transparencia_pet.htm

FIRA / Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura Programas de financiamiento, capacitación a productores y técnicos, e impulso a actividades productivas para el desarrollo de los sectores agropecuario y pesquero. www.fira.gob.mx/ServiciosProgramas/Servicios.asp

Semarnat

Proders / Programas de Desarrollo Regional Sustentable Impulsa procesos de tránsito hacia el desarrollo sustentable en las áreas naturales protegidas (ANP) y sus zonas de influencia. http://conanp.gob.mx/proders/

Procymaf / Proyecto de Conservación y Manejo Sustentable de Recursos Forestales en México y Programa de Desarrollo Forestal Comunitario (Procymaf II) Consolida procesos de desarrollo forestal en ejidos y comunidades mediante apoyo a iniciativas productivas de uso sustentable y diversificado de los recursos forestales. www.conafor.gob.mx/programas_nacionales_forestales/procymaf/

Prodefor / Programa de Desarrollo Forestal Apoyos directos a ejidos, comunidades y pequeñas propiedades forestales para impulsar el desarrollo sustentable mediante proyectos productivos. www.conafor.gob.mx/programas_nacionales_forestales/prodefor/

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Page 69: Proyectos Productivos

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Prodeplan / Programa para el Desarrollo de Plantaciones Forestales Comerciales Apoyos directos para crear alternativas de desarrollo sustentable y diversificación productiva; reconversión al uso forestal de terrenos desmontados con fines agropecuarios. www.conafor.gob.mx/programas_nacionales_forestales/prodeplan/

Pronare / Programa Nacional de Reforestación Programas de forestación y reforestación con participación social para restaurar, conservar e incrementar de la cobertura forestal del país. www.conafor.gob.mx/programas_nacionales_forestales/pronare/

Programa de Manejo Sustentable de Ecosistemas de Montaña Esquemas de manejo integral de las cuencas hidrológico-forestales con un enfoque de desarrollo social sustentable. www.conafor.gob.mx/programas_nacionales_forestales/pmsem/

Pago por Servicios Ambientales Hidrológicos Pago a propietarios de bosques que se comprometen a mantener la cobertura forestal. www.conafor.gob.mx/programas_nacionales_forestales/psa/

Sagarpa

Alianza Contigo / Programa de Desarrollo Rural Apoyo a unidades de producción familiar para realización de proyectos productivos sustentables, desarrollo de capacidades, integración de cadenas productivas, comercialización y posicionamiento en los mercados. Tres subprogramas: • PAPIR / Apoyo a los Proyectos de Inversión Rural • Prodesca / Desarrollo de Capacidades en el Medio Rural • Profemor / Fortalecimiento de Empresas y Organización Rural

www.sagarpa.gob.mx/sdr/progs2003/alianza2003.htm

Procampo / Programa de Apoyos Directos al Campo Apoyos directos a los productores que destinan su producción básicamente al autoconsumo. www.procampo.gob.mx/

Prosap / Programa de Apoyo a las Organizaciones Sociales Agropecuarias y Pesqueras Fortalecimiento de las organizaciones y ejecución de proyectos de inversión. www.sagarpa.gob.mx/sdr/progs2003/prosap/prosap.htm

Piasre / Programa Integral de Agricultura Sostenible y Reconversión Productiva en Zonas de Siniestralidad Recurrente Acciones preventivas con un enfoque territorial y de sustentabilidad que permita aprovechar racionalmente y preservar los recursos naturales. www.sagarpa.gob.mx/sdr/progs2003/piasre.htm

Promoagro / Programa de Promoción Comercial y Fomento a las Exportaciones de Productos Agroalimentarios y Pesqueros Mexicanos Apoyo a organizaciones sociales y productores para fomentar la comercialización y el consumo de agroalimentarios. www.infoaserca.gob.mx/mexbest/indexpromoagro.html

De México al Mundo Exposición más importante de agroproductos no tradicionales y orgánicos en América Latina www.demexicoalmundo.com.mx

Sedesol Secretaría de Desarrollo Social

Programa de Opciones Productivas Impulsa la producción sustentable y la diversificación de las actividades productivas y de autoempleo, con varias modalidades: Apoyos a la Palabra, Crédito Social, Crédito Productivo para Mujeres, Acompañamiento y Formación Empresarial, Ahorrando Contigo, Integración Productiva. www.sedesol.gob.mx/programas/transparencia_opciones_productivas.htm

Programa de Coinversión Social Apoya proyectos de desarrollo social a través de organizaciones de la sociedad civil. www.sedesol.gob.mx/programas/coinversion.htm

SE Secretaría de Economía

Fonaes / Fondo Nacional de Apoyo a las Empresas en Solidaridad Apoya los esfuerzos organizados de productores indígenas y campesinos para impulsar proyectos productivos y empresas sociales. www.fonaes.gob.mx/

Proada / Programa de Apoyo al Diseño Artesanal Asesoría y asistencia a productores para propiciar la comercialización de las artesanías. www.economia.gob.mx/?P=339

Fommur / Fondo de Microfinanciamiento a las Mujeres Rurales Otorga apoyos a mujeres rurales a través de créditos y asesoría técnica para el impulso de proyectos. Guía para mujeres emprendedoras. www.economia.gob.mx/?P=1381

CDI Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas

Programa para el Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas Impulsa el desarrollo social y económico de los pueblos indígenas, con respeto a los recursos naturales de su entorno; obras de infraestructura básica. www.sedesol.gob.mx/programas/indigenas.htm

Proyectos de organización productiva para mujeres indígenas Fortalece la participación de las mujeres en su propio desarrollo, mediante proyectos de organización productiva con perspectiva de equidad de género, sustentabilidad y multiculturalidad. http://cdi.gob.mx/index.php?id_seccion=196

Fondos Regionales Indígenas Financiamiento a organizaciones comunitarias indígenas para llevar a cabo actividades productivas con respeto a los recursos naturales de su entorno, a sus culturas y a sus derechos http://cdi.gob.mx/index.php?id_seccion=195

Programa de Agroecología Productiva Apoyo a proyectos de diversificación productiva, así como rescate, conservación, manejo y aprovechamiento integral de recursos naturales; modelos de desarrollo comunitario sustentable. http://cdi.gob.mx/ini/ini/progra04_1.html

SRA Secretaría de la Reforma Agraria www.sra.gob.mx/pag/transparencia/subsidios/default.htm

FAPPA / Programa del Fondo para el Apoyo a Proyectos Productivos de las Organizaciones Agrarias Impulsa proyectos productivos para grupos de campesinos que no fueron beneficiados con dotaciones agrarias.

Promusag / Programa de la Mujer en el Sector Agrario Promueve la participación de la mujer rural mediante el apoyo a proyectos productivos viables, agropecuarios o no.

Programa de Financiamiento a Proyectos Productivos de Mujeres Indígenas Campesinas Otorga a mujeres indígenas préstamos y asesoría técnica para el establecimiento de proyectos productivos.

Programa de Fomento de Actividades Productivas para los Jóvenes Campesinos Brinda asesoría y financiamiento a proyectos productivos propuestos por campesinos jóvenes, promoviendo el arraigo en sus comunidades.

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R E F E R E N C I A S

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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Báez, Ana L. y Alejandrina Acuña, Guía para las mejores prácticas de ecoturismo en áreas protegidas, CDI, México, 2003. Versión electrónica en: http://cdi.gob.mx/programas/ecoturismo/guia_ecoturismo.pdf

Boege, Eckart, Protegiendo lo nuestro: manual para la gestión ambiental comunitaria, uso y conservación de la biodiversidad de los campesinos indígenas de América Latina, 2ª ed., Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat-Cecadesu)/Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA)/Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe, México, 2003.

Bustillos, Graciela y Laura Vargas, Técnicas participativas para la educación popular, IMDEC, Guadalajara, México, 1990.

Ceballos Lascuaráin, H., Ecoturismo, naturaleza y desarrollo sostenible, Ed. Diana, México, 1998.

Centro de Agroecología San Francisco de Asís, A.C., Trabajo común organizado, Ed. Fray Bartolomé de Las Casas, A.C., San Cristóbal de las Casas, Chiapas, 1996.

Chapela Mendoza, Francisco, Introducción a la certificación de productos forestales no maderables, Estudios Rurales y Asesoría Campesina, A.C., México, 1999.

Chapela Mendoza, Francisco, Silvicultura comunitaria en la Sierra Norte de Oaxaca, Red de Gestión de Recursos Naturales y Fundación Rockefeller, México, 1999.

Curiel Casares, José Luis y Enrique Espinosa Gasca, Planeación, manejo de recursos naturales y desarrollo sustentable: guía del instructor, Semarnap, PNUD, Servicios Alternativos para la Educación y el Desarrollo (SAED), México, 1997.

Educación popular ambiental en América Latina, CEAAL/REPEN, México, 1994.

Esteva P., Joaquín y Javier Reyes R., Manual del promotor y educador ambiental para el desarrollo sustentable, 2ª ed., Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat-Cacadesu)/Instituto de Ecología del Estado de Guanajuato, México, 2003.

Geilfus, Frans, 80 herramientas para el desarrollo participativo: diagnóstico, planificación, monitoreo, evaluación, Sagarpa, INCA Rural, Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), México, 2002.

Gómez Tovar, Laura et al. Desafíos de la agricultura orgánica, Universidad Autónoma de Chapingo, México, 2000.

Guía de normatividad ambiental aplicable al ecoturismo comunitario, Semarnat, México, 2003.

Instituto Mexicano de Educación para el Desarrollo Rural, Planeación participativa, Paquete Pedagógico Multimedial, Proyecto de Comunicación para Zonas Rurales Marginadas, Sagarpa/INCA Rural/IMEDER/Banco Mundial, México, 2004.

Introducción al desarrollo sustentable: manual para promotores ambientales, Serie Nuestra Tierra, Consejo de Concertación Ciudadana de Mejoramiento Ambiental para el Desarrollo Sostenible, Semarnap- Gobierno del Estado de Querétaro, México, 1998.

Introducción a los servicios ambientales, Serie: Saber para proteger, Cecadesu/Semarnat y Hombre y Naturaleza, México, 2003.

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Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada (GIRA), Mundi-Prensa México e Instituto de Ecología, UNAM, México, 1999.

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Wautiez, François y Bernardo Reyes, Manual de indicadores locales para la sustenibilidad, Instituto de Ecología Política, Santiago de Chile, 2001.

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Bioplaneta, en: www.bioplaneta.com

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Colegio de Posgraduados en Ciencias Agrícolas, en: www.colpos.mx

Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), en: www.ccmss.org.mx

Ecosur / El Colegio de la Frontera Sur, en: www.ecosur.mx

ERA / Estudios Rurales y Asesoría Campesina A.C., en: www.mesoamerica.org.mx/era/index.html

Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza A.C., en: www.fmcn.org

FIDA / Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, en: www.fidamerica.cl

Fundación Mexicana para el Desarrollo Rural, A. C., en: www.fmdr.org.mx

GIRA / Grupo Interdisciplinario de Tecnología Rural Apropiada, en: http://132.248.172.169/gira/

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Grupo Siembra, en: www.siembra.com.mx

Prodiversitas / Programa Panamericano de Defensa y Desarrollo de la Diversidad Biológica, Cultural y Social, en: www.prodiversitas.bioetica.org

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Page 71: Proyectos Productivos

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Red de Información Rural México (RIR), en: www.laneta.apc.org/rir/

Red Mexicana de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable, A.C., en: www.laneta.apc.org/rock/

Rendrus / Red Nacional de Desarrollo Rural Sustentable, en: www.rendrus.org

Rimisp – Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural, en: www.rimisp.org

Agricultura orgánica / Agroecología

Agricultura natural y permacultura, en: www.gea-es.org/sitio_agricultura.html

ATTRA / Centro Nacional de Información sobre Agricultura Sostenible, en: www.attra.org/espanol/index.html

CIAT / Centro Internacional de Agricultura Tropical, en: www.ciat.cgiar.org/agroempresas/comercio_justo/a_organica.htm

Información técnica y directorios relacionados con la agricultura, en: www.infoagro.com

Federación Internacional de Movimientos de Agricultura Orgánica (IFOAM), en: www.ifoam.org/

Propuesta de Política de Apoyo para la Agricultura Orgánica de México, en: www.vinculando.org/organicos/apoyo_agricultura_organica.htm

Certificación / Comercio justo

Centro Internacional de Comercio y Desarrollo Sostenible (ICTSD), en: www.ictsd.org

Comercio Justo México, en: www.comerciojusto.com.mx

Organizaciones de Etiquetado para el Comercio Justo (FLO), en: www.fairtrade.net/spaindex.html

SmartWood, en: www.rainforest-alliance.org/programs/forestry/contact/smartwood.html

Xochipilli, Centro de Promoción y Desarrollo para el Sector Artesanal, en: www.laneta.apc.org/xochiquetzal/

Ecotecnias

Campesino a Campesino / programa de enlace SurSur, en: www.laneta.apc.org/mexsursur/indexo.htm

Conae / Comisión Nacional para el Ahorro de Energía / Energías renovables, en: www.conae.gob.mx/wb/distribuidor.jsp?seccion=2046

Grupedsac / Grupo para Promover la Ecuación y el Desarrollo Sustentable, en: www.grupedsac.org/

Lombricomposta, experiencias de lombricultura en la Unión de Ejidos de San Fernando, Chiapas, en: www.laneta.apc.org/mexsursur/pcac/pcaclomb.htm

Ecoturismo

Asociación Mexicana de Turismo de Aventura y Ecoturismo (AMTAVE), en: www.amtave.org/

Experiencias y proyectos de desarrollo rural exitosos

Captura de carbono y desarrollo sustentable en Chiapas / Proyecto Scolel Té, en: www.eccm.uk.com/scolelte

Ecosta Yutu Cuii, Oaxaca (manejo integral de cuenca y desarrollo comunitario), en: www.laneta.apc.org/ecosta/

Estudios de caso sobre participación campesina, generación, validación y transferencia de tecnología, en: www.laneta.apc.org/rock/mexico/publica/casos.htm

Experiencias en capacitación campesina, en: www.laneta.apc.org/rock/mexico/publica/boletin/bol16.htm

Las Cañadas / Bosque de Niebla, Huatusco, Veracruz (servicios ambientales, agroecología, ecoturismo), en: www.bosquedeniebla.com.mx/index.htm

Modelo de Desarrollo Sustentable en una Comunidad Rural Mexiquense, en: www.sagarpa.gob.mx/sdr/casos/casoedomex.htm

Pueblos Mancomunados Sierra Norte de Oaxaca (ecoturismo comunitario), en: www.sierranorte.org.mx

Reserva de la Biosfera de la Sierra Gorda, Querétaro (repoblación forestal, diversificación productiva, desarrollo comunitario), en: www.sierragorda.org.mx/secciones/home.html

Sociedad Cooperativa de Producción “Tzeltal-Tzotzil” (producción de miel y café), en: www.laneta.apc.org/rci/organinteg/tzetzo.html

Uzachi / Unión de Comunidades Zapoteca-Chinanteca, Oaxaca (silvicultura sostenible, desarrollo de la capacidad de gestión ambiental), en: www.laneta.apc.org/rock/uzachi/

Indicadores

Sistema Nacional de Indicadores Ambientales (SNIA), en “Información ambiental”, portal de Semarnat: www.semarnat.gob.mx/wps/portal/.pcmd/

Modelo de Indicadores de Sustentabilidad para el Turismo, en: www.sectur.gob.mx/work/resources/LocalContent/9806/1/Modelo_Tipo.pdf

Varios

Carta de la Tierra, en: www.cartadelatierra.org/

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G L O S A R I O

acceso. Posibilidad de participación, utilización y beneficio (acceso a los recursos).

actores. Protagonistas de un hecho o acontecimiento.

agricultura orgánica. Cultivos o sembradíos libres de agroquímicos (fertilizantes, insecticidas, herbicidas, fungicidas y otras sustancias químicas).

agroecología. Disciplina científica que estudia y aplica el estudio de la agricultura desde una visión ecológica.

agroecosistema. Sistema agrícola, ganadero, forestal y agroforestal que busca un equilibrio entre sus componentes sin perder ninguno de ellos: suelos, humedad, biodiversidad natural y satisfactores culturales.

agroforestería. Cultivo de árboles en combinación con cultivos agrícolas o la cría de animales en la misma unidad de tierra.

aguas residuales. Aguas de composición variada provenientes de las descargas de usos público urbano, doméstico, industrial, comercial, de servicios, agrícola, pecuario, minero y, en general, de cualquier uso.

ambiente. Sistema conformado por elementos naturales, sociales y culturales relacionados entre sí. Es el entorno de algo o alguien.

aprovechamiento sustentable. Uso de los recursos naturales en forma que se respete la integridad funcional y las capacidades de carga de los ecosistemas de los que éstos forman parte.

autodeterminación. Capacidad de los miembros de una comunidad para tomar el control de sus propios procesos de desarrollo.

autogestión. Capacidad organizativa de la gente de una comunidad o localidad para manejar, controlar y decidir por sí misma, en función de sus propios objetivos, tanto la realización de actividades económicas y sociales, como la administración de sus recursos humanos, naturales y económicos.

beneficios. Utilidad o provecho. Retribuciones económicas, sociales, políticas y psicológicas que se derivan de la utilización de recursos.

bienestar social. Satisfacción de las necesidades materiales y culturales de la población, incluidas, entre otras: seguridad social, vivienda, educación, salud e infraestructura básica.

biodegradable. Cualidad de una materia para transformarse y reintegrarse a los ciclos naturales por la acción de bacterias u otros agentes biológicos; toda la materia orgánica es biodegradable y algunos productos industriales lo son.

biodiversidad. Variedad de seres vivos (animales, plantas y microorganismos) reunidos en un espacio determinado.

calidad de vida. Satisfacción de necesidades básicas (alimento, vivienda, vestido, salud, educación), pero también bienestar integral (satisfactores culturales, recreativos, espirituales, creativos y trabajo).

capacidad de carga. Tolerancia de un ecosistema al uso de sus componentes; capacidad de recuperación en el corto plazo sin la aplicación de medidas de restauración o recuperación para restablecer el equilibrio ecológico.

capital. Hacienda, caudal, patrimonio, recursos con los que se cuenta. Factor de la producción constituido por el dinero frente al trabajo.

capital natural. Riqueza ecológica de un país o región.

composta. Fertilizante o abono que se obtiene por la descomposición de la materia orgánica.

comunidad. Conjunto de personas que viven e interactúan entre sí en un hábitat común.

conciencia. Conocimiento reflexivo de los propios actos y de las cosas.

consenso. Acuerdo entre la mayoría de los miembros de un conjunto de personas en relación a sus decisiones, valores, fines, estrategias y organización.

conservación. Mantenimiento de los procesos ecológicos en los ecosistemas y de la diversidad que éstos contienen. Actitud con la que se busca evitar la degradación de los recursos naturales.

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contaminación. Acumulación, en los distintos medios naturales, de sustancias que alteran las características y el equilibrio de los mismos, degradando su calidad y afectando a las diversas formas de vida.

cuenca hidrológica. Territorio o región por donde escurren las aguas de los ríos y sus afluentes para confluir en un cauce común llamado corriente principal. Con sus recursos de agua (incluidos los acuíferos), suelo, flora y fauna, constituye la unidad de gestión de los recursos hídricos. La cuenca hidrológica está, a su vez, integrada por subcuencas y éstas por microcuencas.

desarrollo. Crecimiento, progreso.

desarrollo rural sustentable. Mejoramiento integral del bienestar social de la población y de las actividades económicas en el territorio comprendido fuera de los núcleos considerados urbanos, asegurando la conservación permanente de los recursos naturales, la biodiversidad y los servicios ambientales de dicho territorio.

desarrollo sustentable. Modelo de crecimiento productivo que entraña el aprovechamiento de los recursos naturales en forma racional e integral, con el propósito de generar una mejor calidad de vida para toda la población y sin comprometer su uso y disfrute por las generaciones futuras.

diversidad. Variedad, diferencia. Abundancia de cosas distintas.

diversificación.

ecología. Ciencia que estudia las relaciones existentes entre los seres vivientes y el medio en que viven. Protección del medio ambiente y defensa de la naturaleza.

ecosistema. Unidad funcional básica de interacción de los organismos vivos entre sí y de éstos con el ambiente, en un espacio y tiempo determinados.

ecotecnia. Técnica o tecnología de bajo o nulo impacto ambiental negativo, respetuosa del medio ambiente.

ecoturismo. Actividad turística con objetivos ecológicos.

educación ambiental. Proceso educativo mediante el cual se adquiere la percepción global de los componentes del ambiente, de la interdependencia y funcionamiento de los ecosistemas, de la necesidad de su preservación y de su compatibilidad con el desarrollo.

entorno. Ambiente, medio.

equidad. Justicia, igualdad en derechos y participación.

erosión. Destrucción de la superficie terrestre (rocas y suelo) por la acción del viento, agua, hielo y actividades humanas (sobreexplotación agrícola y forestal).

especie. Unidad básica de clasificación de los organismos; incluye a todos los individuos que se parecen entre sí más que a otros y que producen descendencia fértil.

estrategias. Conjunto de acciones o pasos concebidos, programados y coordinados para alcanzar un objetivo a través del desarrollo de una operación.

fauna. Conjunto de animales que viven en un espacio o región geográfica.

flora. Conjunto de las plantas o especies vegetales que ocupan un territorio determinado.

hábitat. Ambiente natural de un ser vivo u organismo; lugar donde vive.

impacto ambiental. Efectos o alteraciones en el ambiente o en los ecosistemas producto de alguna actividad humana o de alguna otra influencia externa a los mismos.

indicadores. Tipo de información que nos da pauta sobre el avance y los resultados de las actividades y objetivos de nuestros proyectos.

indicadores cuantitativos. Los que se refieren directamente a medidas en números o cantidades.

indicadores cualitativos. Los que se refieren a las cualidades y aspectos que no son cuantificables directamente.

indicadores de sustentabilidad. Elementos que miden la persistencia de determinadas condiciones para el mantenimiento de los ecosistemas o sistemas de producción.

jerarquizar. Organizar con un orden en función de niveles o categorías.

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manejo sustentable. Acción planeada para hacer evolucionar un sistema natural de tal modo que se le pueda aprovechar a corto plazo y preservar a largo plazo.

megadiversidad. Abundancia genética de especies y ecosistemas; incluye la diversidad de culturas.

método. Procedimiento ordenado y sistemático para hacer las cosas.

metodología. Conjunto de métodos, técnicas e instrumentos para desarrollar actividades planificadas.

monocultivo. Cultivo único o predominante de una especie vegetal en una unidad agrícola.

ordenamiento ecológico. Instrumento de política ambiental por el que se regulan el uso del suelo y las actividades productivas, para preservar el medio ambiente y el aprovechar en forma sustentable los recursos naturales.

oportunidades. Posibilidades para alcanzar metas establecidas.

paradigma. Ejemplo o modelo que sirve de referencia.

participación. Búsqueda de consenso y compromiso compartido en torno a un objetivo común.

patrimonio. Conjunto de bienes, derechos y obligaciones que posee una persona o entidad.

preservación. Conjunto de políticas y medidas para mantener las condiciones que propicien la evolución y continuidad de los ecosistemas y hábitats naturales.

prevención. Conjunto de disposiciones y medidas anticipadas para evitar el deterioro del ambiente. proceso.

Conjunto de las fases sucesivas de un fenómeno natural o de una operación o actividad humana. producción.

Resultado del trabajo; suma de los productos del suelo o de la industria, o de procesos de manufactura (artesanal, por ejemplo).

productividad. Capacidad o grado de producción.

reciclaje. Transformación de objetos hechos por el ser humano para su reutilización, sin necesidad de recurrir a los recursos naturales originalmente usados.

recursos. Bienes, medios o riqueza.

recursos económicos. Bienes, equipo, herramienta, trabajo, créditos con los que se cuenta.

recursos naturales. Todos aquellos bienes renovables y no renovables susceptibles de aprovechamiento a través de los procesos productivos rurales y proveedores de servicios ambientales: tierras, bosques, recursos minerales, agua, animales y recursos genéticos.

servicios ambientales. Beneficios de interés social que se derivan de los ecosistemas —sobre todo de las cuencas hidrológicas y los recursos forestales—, entre ellos: regulación climática, conservación de los ciclos hidrológicos, control de la erosión, control de inundaciones, recarga de acuíferos, mantenimiento de escurrimientos en calidad y cantidad, formación de suelo, captura de carbono, purificación de cuerpos de agua, así como conservación y protección de la biodiversidad.

sustentabilidad. Desarrollo basado en criterios no sólo económicos sino también sociales y ambientales.

transecto. Herramienta de diagnóstico participativo; división con líneas imaginarias del territorio de un lugar o comunidad donde se representen todas las variedades de unidades ambientales posibles con el fin de hacer un inventario de la vegetación, la fauna, los suelos y cuerpos de agua, el medio ambiente, los recursos con que contamos y la utilidad de cada uno de ellos.

unidad ambiental. División del territorio de acuerdo con su aprovechamiento, biodiversidad y agrobiodiversidad.

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