PRUEBA TRASLADADA-Valor probatorio ... - Grupo de Prisiones · golpiza propinada por los agentes de...

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PRUEBA TRASLADADA-Valor probatorio / PRUEBA TRASLADADA- Lealtad procesal / LEALTAD PROCESAL-Prueba trasladada Haciendo alusión al dictamen pericial rendido por el Instituto Nacional de Medicina Legal, resultan inadmisibles las afirmaciones del recurrente en cuanto cuestionó su contenido con fundamento en que no tuvo la oportunidad de controvertirlo ya que el mismo fue practicado en el curso del proceso penal militar, pues debe recordarse que fue la parte actora la que pidió el traslado de dicho proceso, siendo remitido el mismo en copia auténtica mediante oficio N° 255 de 18 de marzo de 1996, toda vez que como se dijo ab initio, resulta contrario a la lealtad procesal que una de las partes solicite que la prueba haga parte del acervo probatorio pero que, en el evento de resultar desfavorable a sus intereses, invoque las formalidades legales para su inadmisión. Y si bien es cierto que en este proceso no se agotaron las formalidades propias del traslado, como quiera que no se profirió providencia alguna que incorpora al plenario la prueba documental y los informes técnicos de dependencias oficiales, dicha irregularidad quedó saneada por aplicación del parágrafo del artículo 140 del C.P.C., aunado al hecho de que nadie controvirtió dicha situación. Nota de Relatoría: Sentencia de 21 de febrero de 2002, expediente 12789 ACCION DE REPARACION DIRECTA-Muerte de retenido / RETENIDO-Obligación de seguridad y protección / FALLA DEL SERVICIO POR MUERTE DE RETENIDO-Inexistencia / RETENIDOS-Obligaciones que asume el Estado. De hacer. De no hacer / OBLIGACION DE HACER-Retenidos. Prevenir y controlar peligros / OBLIGACIONES DE NO HACER-Retenidos. Abstenerse de vulnerar o poner en peligro los derechos / ACCION DE REPARACION DIRECTA-Causa petendi / CAUSA PETENDI- Variación. Oportunidad / RECURSO DE APELACION-Causa petendi. Modificación / CAUSA PETENDI-Modificación. Improcedencia A pesar de encontrarse acreditado que la víctima murió al interior de la estación de policía de Ventaquemada, Boyacá, no es cierto, como lo sostienen los actores, que su deceso hubiese obedecido a una fuerte golpiza propinada por los agentes de policía adscritos a la estación aludida, tal como lo decidió acertadamente el Tribunal Administrativo de

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PRUEBA TRASLADADA-Valor probatorio / PRUEBA TRASLADADA-Lealtad procesal / LEALTAD PROCESAL-Prueba trasladada

Haciendo alusión al dictamen pericial rendido por el Instituto Nacional de Medicina Legal, resultan inadmisibles las afirmaciones del recurrente en cuanto cuestionó su contenido con fundamento en que no tuvo la oportunidad de controvertirlo ya que el mismo fue practicado en el curso del proceso penal militar, pues debe recordarse que fue la parte actora la que pidió el traslado de dicho proceso, siendo remitido el mismo en copia auténtica mediante oficio N° 255 de 18 de marzo de 1996, toda vez que como se dijo ab initio, resulta contrario a la lealtad procesal que una de las partes solicite que la prueba haga parte del acervo probatorio pero que, en el evento de resultar desfavorable a sus intereses, invoque las formalidades legales para su inadmisión. Y si bien es cierto que en este proceso no se agotaron las formalidades propias del traslado, como quiera que no se profirió providencia alguna que incorpora al plenario la prueba documental y los informes técnicos de dependencias oficiales, dicha irregularidad quedó saneada por aplicación del parágrafo del artículo 140 del C.P.C., aunado al hecho de que nadie controvirtió dicha situación. Nota de Relatoría: Sentencia de 21 de febrero de 2002, expediente 12789

ACCION DE REPARACION DIRECTA-Muerte de retenido / RETENIDO-Obligación de seguridad y protección / FALLA DEL SERVICIO POR MUERTE DE RETENIDO-Inexistencia / RETENIDOS-Obligaciones que asume el Estado. De hacer. De no hacer / OBLIGACION DE HACER-Retenidos. Prevenir y controlar peligros / OBLIGACIONES DE NO HACER-Retenidos. Abstenerse de vulnerar o poner en peligro los derechos / ACCION DE REPARACION DIRECTA-Causa petendi / CAUSA PETENDI-Variación. Oportunidad / RECURSO DE APELACION-Causa petendi. Modificación / CAUSA PETENDI-Modificación. Improcedencia

A pesar de encontrarse acreditado que la víctima murió al interior de la estación de policía de Ventaquemada, Boyacá, no es cierto, como lo sostienen los actores, que su deceso hubiese obedecido a una fuerte golpiza propinada por los agentes de policía adscritos a la estación aludida, tal como lo decidió acertadamente el Tribunal Administrativo de

Boyacá, pues las pruebas arrimadas al proceso evidencian una situación distinta a la que pretenden mostrar los demandantes. No obstante lo señalado por el primo de la víctima, el Instituto Nacional de Medicina Legal concluyó que Israel Buitrago Ruiz murió “como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico por mecanismo contundente en la región temporal derecha que causó un hematoma epidural sin fractura de cráneo”, lesión que no guarda relación alguna con la patada que uno de los agentes le habría propinado a la víctima arriba de las rodillas, tal como lo sostuvo su primo. Como quiera que se encuentra descartada la posibilidad de que las lesiones padecidas por la víctima en la cabeza hubiesen sido ocasionadas por los agentes adscritos a la estación de policía de Ventaquemada, Boyacá, no hay duda que éstas se produjeron, o bien cuando Israel se rodó por las escaleras de la plaza de toros, o bien durante la riña que sostuvo con el señor Otálora, pues no existe un solo testimonio que asevere que el occiso fue golpeado en la cabeza por los agentes de policía que lo trasladaron a los calabozos. Finalmente, si bien el apoderado de la parte actora manifestó en el recurso de apelación que la falla de la Administración devino como consecuencia de una omisión consistente en no haber trasladado oportunamente a la víctima a un centro asistencial para que se le prestaran los primeros auxilios, tal omisión no constituyó la causa petendi de la demanda, circunstancia que relevaría al juez de segunda instancia de estudiar los puntos nuevos o razones invocadas en el recurso de apelación, habida consideración que ello implicaría una variación de la causa petendi. En todo caso, y esto en gracia de discusión, habría que señalar que las lesiones del señor Israel Buitrago no eran perceptibles a los ojos de los demás, pues como se indicó en el dictamen pericial, el hematoma epidural que se formó en su cabeza fue evolucionando paulatinamente con el tiempo, hasta producirle la muerte, aunado al hecho de su estado avanzado de embriaguez. En cuanto a las obligaciones del Estado frente a las personas sometidas a una situación especial de sujeción, se ha dicho que éstas son de dos clases:-de hacer, esto es, de prever y controlar los peligros que pueda sufrir una persona retenida desde el mismo instante en que se produce la privación material de la libertad, hasta el momento en que ella es devuelta al seno de la sociedad y-de no hacer, referida a la abstención de cualquier conducta que pueda vulnerar o poner en peligro los derechos que no estén limitados por su situación especial. Nada de ello ocurrió en el sub judice, pues los golpes

mortales que produjeron la muerte del señor Israel Buitrago no fueron propinados por los agentes que trasladaron a la víctima a los calabozos de la estación de policía, tampoco hubo omisión alguna de recluirla en un centro hospitalario, pues las lesiones que ella sufrió no eran perceptibles ni detectables a los ojos de los demás, aunado al hecho de que la víctima no hizo un requerimiento semejante, como tampoco lo hizo ninguna de las personas que presenciaron los hechos, de suerte que no es posible en este caso declarar la responsabilidad de la entidad demandada. Nota de Relatoría: Sentencia de 30 de agosto de 2006, expediente 15433

CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO

SECCION TERCERA

Consejera ponente: MYRIAM GUERRERO DE ESCOBAR

Bogotá, D.C., veinticinco (25) de febrero de dos mil nueve (2009)

Radicación número: 15001-23-31-000-1996-04930-01(15930)

Actor: LEONIDAS BUITRAGO TORRES Y OTROS

Demandado: NACION-MINISTERIO DE DEFENSA-POLICIA NACIONAL

Decide la Sala el recurso de apelación formulado por la parte actora contra la sentencia de 22 de julio de 1998, proferida por el Tribunal Administrativo de Boyacá, en la cual se decidió lo siguiente:

“DENEGAR las pretensiones de la ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA instaurada por LEONIDAS BUITRAGO TORRES y MARÍA DE JESÚS RUÍZ BUITRAGO, quienes actúan en nombre propio y en representación de sus menores hijos TERESA y JOSÉ BUITRAGO RUÍZ; ROSALBA, LUISA, MARÍA DEL CARMEN, MISAEL, HELENA, PEDRO ANTONIO y ELVIA BUITRAGO RUÍZ contra LA NACIÓN-MINISTERIO DE DEFENSA-POLICÍA NACIONAL (folio 105, cuaderno 7).

I. ANTECEDENTES:

El 17 de febrero de 1995, el señor Leonidas Buitrago Torres y otros, mediante apoderado judicial, solicitaron que se declarara a la Nación-Ministerio de Defensa-Policía Nacional, responsable por la muerte de Israel Buitrago Ruíz, en hechos ocurridos en el Municipio de Ventaquemada, Departamento de Boyacá, el 23 de octubre de 1994 (folios 21 a 27, cuaderno 1).

Por concepto de perjuicios morales, los actores pidieron el equivalente, en pesos, a 1.000 gramos de oro, para cada uno de los padres de la víctima, y de 500 gramos de oro, para cada uno de los hermanos (folio 22, cuaderno 1).

Según los hechos de la demanda, el señor Israel Buitrago Ruiz se vio involucrado en una riña callejera cuando departía con unos amigos en la plaza de toros del Municipio de Ventaquemada, Boyacá, motivo por el cual fue conducido, en compañía de su primo Luis Antonio Ruiz Castro, a los calabozos de la estación de policía de ese municipio, lugar en el que falleció horas después debido a los múltiples golpes que le propinaron los agentes de policía adscritos a esa estación.

Tales hechos constituyen una falla en la prestación del servicio imputable a la entidad demandada, quien deberá indemnizar los perjuicios que sufrieron los actores como consecuencia de la muerte trágica del señor Buitrago Ruiz.

2. La demanda fue admitida el 8 de marzo de 1995 y el auto respectivo fue notificado debidamente a la demandada, quien se opuso a las pretensiones de los actores y solicitó la práctica de pruebas (folios 30 a 33, cuaderno 1).

Según la entidad demandada, la muerte del señor Buitrago Ruiz se debió al hecho exclusivo de un tercero, pues las lesiones mortales que produjeron su deceso se originaron como consecuencia de una riña callejera, circunstancia que la exonera de responsabilidad por los hechos que se le imputan (folios 45 a 47, cuaderno 1).

3. Vencido el período probatorio y fracasada la audiencia de conciliación, el 31 de julio de 1996 se corrió traslado a las partes para alegar de conclusión y al Ministerio de Público para que rindiera concepto (folios 60 a 62, cuaderno 1).

Los actores manifestaron que, de conformidad con las pruebas documentales y testimoniales practicadas en la investigación penal y disciplinaria, así como en el proceso contencioso administrativo, se encuentra acreditada una falla del servicio imputable a la entidad demandada, pues no hay duda que la muerte del señor Buitrago Ruiz fue causada por los fuertes golpes que le propinaron los agentes que lo recluyeron en los calabozos de la estación de policía de Ventaquemada, Boyacá, lugar al que la víctima ingresó en buenas de condiciones de salud (folios 67 a 84, cuaderno 1).

La demandada atribuyó la muerte del señor Buitrago a la culpa exclusiva de la víctima y al hecho también exclusivo de un tercero, pues está acreditado que el citado señor, quien se encontraba en avanzado estado de embriaguez, perdió el equilibrio y rodó por unas escaleras, luego se vio involucrado en una riña callejera, sufriendo lesiones de consideración que le produjeron la muerte, de suerte que las pretensiones formuladas en la demanda no están llamadas a prosperar (folios 64 a 66, cuaderno 1).

A juicio del Ministerio Público, la entidad demandada deberá ser condenada al pago de los perjuicios reclamados por los actores, pues se probó en el plenario que la muerte del señor Buitrago Ruiz se produjo cuando se encontraba bajo la custodia de miembros de la Policía Nacional, quienes lo golpearon brutalmente y omitieron su traslado a un centro asistencial, desvirtuándose de esta manera que las lesiones mortales sufridas por el occiso fuesen consecuencia de una caída, mucho menos de una riña ligera (folios 85 a 89, cuaderno 1).

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA:

Mediante sentencia de 22 de julio de 1998, el Tribunal Administrativo de Boyacá negó las pretensiones formuladas en la

demanda, por estimar que las pruebas aportadas al plenario no revelan la existencia de la falla del servicio alegada por los actores, pues se demostró que los agentes de policía implicados en los hechos no fueron los causantes de las lesiones padecidas por la víctima, ya que el trauma cerebral que sufrió el occiso se produjo, o bien cuando se rodó por las escaleras de la plaza de toros de Ventaquemada, o bien como consecuencia de la riña que tuvo con el señor Luis Otálora, tal como se advierte en las declaraciones de quienes rindieron su versión en el proceso.

Finalmente, concluyó el a quo:

“Si bien la obligación de devolver al ciudadano a la sociedad es de resultado, ha de imprimírsele lógica a ese postulado. Materialmente era imposible que ello sucediera por la sencilla razón de que el occiso había ingresado a los calabozos de la Policía con una lesión cerebral en curso que no podía ser detectada por los agentes del orden, menos aún si tenemos en cuenta que el mismo estaba en avanzado estado de alicoramiento pues se dedicó a consumir bebidas embriagantes desde tempranas horas del día. Además, si bien el occiso presentaba algunos rasguños en la cara, tal como lo revelan las fotografías aportadas, su estado de salud era aparentemente normal, ingresó por sus propios medios a los calabozos y no presentaba sangrado, razón suficiente para que no se temiera por su vida, las lesiones padecidas eran de menor entidad y la que finalmente le quitó la vida era imperceptible e indeducible si se toma en consideración el hecho de que los agentes de Policía no presenciaron los golpes padecidos por ISRAEL BUITRAGO RUÍZ” (folio 104, cuaderno 7).

Recurso de Apelación

El apoderado de la parte actora formuló recurso de apelación contra la sentencia anterior, con el propósito de que fuera revocada y se procediera en su lugar a dictar sentencia condenatoria, toda vez que se encuentra acreditado que la muerte del señor Israel Buitrago Ruiz se debió a una falla del servicio imputable a la entidad demandada.

A su juicio, era evidente que la víctima cuando fue trasladada a los calabozos de la estación de policía del Municipio de Ventaquemada, Boyacá, no presentaba buenas condiciones de salud, razón por cual los agentes estatales debieron recluirla primero en un centro asistencial, lugar en el que sin duda los galenos hubieran advertido la lesión cerebral que estaba en proceso de formación, sin embargo ello no ocurrió.

El material probatorio recaudado revela que la víctima se encontraba en avanzado estado de embriaguez, circunstancia que fue aprovechada por uno de los agentes de policía para propinarle una fuerte patada que “contribuyó eficazmente en la muerte del muchacho” (folio 221, cuaderno 1).

El recurrente acogió plenamente las razones aducidas por el Ministerio Público en cuanto a que la obligación de los agentes de policía era la de proteger y devolver a la víctima en el mismo estado en el que ingresó a los calabozos, pues ello constituye una obligación de resultado que, de no cumplirse, desencadena la responsabilidad del Estado y, por consiguiente, la indemnización de los perjuicios reclamados por los actores.

Cuestionó el hecho de que el Tribunal hubiese desechado el testimonio de Luis Antonio Ruiz Castro, primo de la víctima, con fundamento en que se trataba de un testigo sospechoso, en clara alusión a los vínculos de parentesco y sentimiento con los demandantes, lo cual resulta inadmisible como quiera que fue testigo presencial de los hechos, además su versión es clara y precisa, y refleja lo que realmente ocurrió en los calabozos de la estación de policía de Ventaquemada.

Señaló que carece de todo fundamento el hecho de que las lesiones sufridas por la víctima en la cabeza se hubiesen producido como consecuencia de una caída, pues está acreditado que fueron provocadas por los agentes de la policía que lo trasladaron al calabozo.

Finalmente, cuestionó el dictamen pericial rendido por el Instituto Nacional de Medicina Legal en cuanto concluyó que el trauma que sufrió la víctima en la cabeza fue consecuencia de una caída en las escaleras de la plaza de toros, toda vez que no tuvo la oportunidad de

controvertirlo ya que el mismo se practicó en el curso del proceso penal seguido por la muerte de Israel Buitrago (folios 217 a 227, cuaderno 7).

III. TRÁMITE DE SEGUNDA INSTANCIA:

Mediante auto de 30 de septiembre de 1998, el Tribunal Administrativo de Boyacá concedió el recurso de apelación formulado por los actores y, mediante auto de 10 de mayo de 1999, fue admitido por el Consejo de Estado (folios 211, 229, cuaderno 7).

El 11 de junio siguiente, el Despacho corrió traslado a las partes para que presentaran alegatos de conclusión y al Agente del Ministerio Público para que rindiera concepto (folio 232, cuaderno 7).

La parte actora pidió que se revocara la sentencia del Tribunal y se procediera, en su lugar, a dictar sentencia condenatoria contra la entidad demandada, toda vez que se encuentra acreditado que la policía omitió el traslado de la víctima al hospital, no obstante que se encontraba en malas condiciones de salud; además se demostró que el Comandante de la Estación de Policía de Ventaquemada, Boyacá, le propinó a la víctima una fuerte golpiza, de manera que deberá condenarse a la demandada por los hechos imputados (folios 234 a 236, cuaderno 7).

La entidad demandada pidió que se confirmara la sentencia de primera instancia que la absolvió de toda responsabilidad, por estimar que las heridas mortales que sufrió la víctima fueron causadas por una caída y por los golpes que recibió en una riña callejera (folios 238 a 240, cuaderno 7).

El Ministerio Público pidió que se revocara la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo de Boyacá, con el fin de que se declare la responsabilidad patrimonial de la entidad demandada, con fundamento en que se encuentra acreditada la actuación irregular de los miembros de la policía que trasladaron al calabozo al señor Buitrago Ruiz, pues aquellos le asestaron una fuerte patada en el abdomen que le produjo la lesión del duodeno, dejándolo abandonado a su suerte en la celda y sin ninguna prestación médica.

Finalmente dijo:

“La circunstancia efectiva demostrada dentro del proceso de que la causa inmediata de la muerte lo fue un hematoma epidural, lesión que viene como producto de un golpe en el cráneo, no exonera de responsabilidad patrimonial a la demandada, dado que el título de imputación de responsabilidad no proviene de que la lesión mortal hubiera sido causada por un miembro de esa institución; la imputación de responsabilidad viene como consecuencia de haber agravado la situación del lesionado al propinarle una patada en el abdomen, en lugar de haber prestado el auxilio médico que requería, y en haberlo dejado tirado en la celda sin prestarle atención alguna” (folio 249, cuaderno 7).

TRASLADO DE PRUEBAS

Además de las pruebas aportadas al proceso, los actores pidieron que se oficiara al Comandante de la Policía, Seccional Boyacá, y al Juzgado 137 Penal Militar con el fin de que allegaran los procesos y actuaciones que cursan en esas dependencias, por la muerte de Israel Buitrago Ruiz (folios 24, 25, cuaderno 1).

Tales pruebas fueron decretadas por el Tribunal mediante auto de 24 de mayo de 1995 y, por oficios remisorios Nos 1823, 109 y 255, de 18 y 23 de agosto de 1995, y 18 de marzo de 1996, fueron remitidos al Tribunal Administrativo de Boyacá los procesos y actuaciones relacionadas con la muerte del señor Buitrago (folios 12, 20, 44, cuaderno 5).

En cuanto al traslado de pruebas, esta Sección ha expresado, en otras ocasiones, que aquellas que no cumplan con los requisitos previstos en el artículo 185 del Código de Procedimiento Civil o que no hubieren sido solicitadas en el proceso contencioso administrativo por la parte contra la que se aducen o no hubieren sido practicadas con audiencia de aquélla, no podrán valorase en el proceso contencioso administrativo. También ha dicho la Sala que, en los eventos en los cuales el traslado de las pruebas recaudadas dentro de otro proceso es solicitado por ambas partes, dichas pruebas pueden ser tenidas en cuenta en el proceso contencioso administrativo, aun cuando hayan sido

practicadas sin citación o intervención de alguna de ellas en el proceso original y no hayan sido ratificadas en el contencioso administrativo, considerando que, en tales casos, resulta contrario a la lealtad procesal que una de las partes solicite que la prueba haga parte del acervo probatorio pero que, en el evento de resultar desfavorable a sus intereses, invoque las formalidades legales para su inadmisión.

De no cumplirse ninguno de los mencionados requisitos, la posibilidad de apreciar tales pruebas dependerá de si en el proceso al cual se trasladan se atienden las formalidades que la ley ha establecido respecto de cada una de éstas, asunto ya precisado por la Sala en los siguientes términos:

“… El artículo 229 del mismo código dispone: “Sólo podrán ratificarse en un proceso las declaraciones de testigos: “Cuando se hayan rendido en otro, sin citación o intervención de la persona contra quien se aduzcan en el posterior. “Cuando se hayan recibido fuera del proceso en los casos y con los requisitos previstos en los artículos 298 y 299. “Se prescindirá de la ratificación cuando las partes lo soliciten de común acuerdo, mediante escrito autenticado como se dispone para la demanda o verbalmente en audiencia, y el juez no la considera necesaria. “Para la ratificación se repetirá el interrogatorio en la forma establecida para la recepción del testimonio en el mismo proceso, sin permitir que el testigo lea su declaración anterior”. “Conforme a lo anterior, se tiene que los testimonios practicados en un proceso diferente de aquél en el que se pretende su valoración sólo pueden ser tenidos en cuenta por el juzgador cuando son trasladados, en copia auténtica, y siempre que hayan sido practicados con audiencia de la parte contra la cual se aducen, o cuando, sin cumplir este último requisito, son ratificados en el nuevo proceso, siguiendo el procedimiento previsto en el artículo 229 del C. de P. C. Si no se dan estas condiciones, las pruebas aludidas no podrán apreciarse válidamente (se subraya).

“En relación con la indagatoria de un agente estatal, practicada dentro de un proceso penal, debe tenerse en cuenta, adicionalmente, que no puede ser trasladada a un proceso administrativo, ya que no puede valorarse, en ningún caso, como prueba testimonial ni someterse a ratificación. En efecto, si bien se trata de una declaración rendida por un tercero, que no se identifica con la entidad estatal que tiene la calidad de parte dentro del proceso administrativo, no cumple los requisitos del testimonio, porque no se rinde bajo juramento. Así las cosas, siempre que se quiera hacer valer la declaración del respectivo agente estatal, dentro de este tipo de procesos, debe ordenarse la práctica de su testimonio. “En cuanto a los documentos, públicos o privados autenticados, podrán ser valorados en el proceso contencioso administrativo al cual son trasladados, siempre que se haya cumplido el trámite previsto en el artículo 289 del Código de Procedimiento Civil. En efecto, una vez allegado el documento, deberá expedirse un auto que ordene tenerlo como prueba; la parte contra la cual se aduce podrá tacharlo de falso dentro de los cinco días siguientes a su notificación. Debe tenerse en cuenta que, según lo dispuesto en la misma norma, no se admitirá la tacha de falsedad cuando el documento impugnado carezca de influencia en la decisión, o se trate de un documento privado no firmado ni manuscrito por la parte a quien perjudica. “Sobre los informes técnicos y peritaciones de entidades y dependencias oficiales, el artículo 243 del Código de Procedimiento Civil establece que deberán ponerse en conocimiento de las partes por el término de tres días, para que puedan pedir su complementación o aclaración, de manera que, una vez trasladados a un proceso administrativo, deberá surtirse este trámite para garantizar el derecho de contradicción de la parte contra la que se pretenden hacer valer. “Finalmente, las inspecciones judiciales y los dictámenes periciales no pueden trasladarse a procesos distintos de aquéllos en los que fueron practicados, cuando ello no se hizo a petición o con audiencia de la parte contra la cual se aducen.

En efecto, para garantizar el derecho de contradicción, estas pruebas deben practicarse, en todo caso, dando oportunidad a las partes de estar presentes, según se desprende de lo dispuesto en los artículos 237 y 246 del Código de Procedimiento Civil, lo que, obviamente, no podrá lograrse con el simple traslado posterior del acta o del informe respectivos. Por lo anterior, la inspección o el peritazgo deberán practicarse nuevamente en el nuevo proceso.”

Aplicando estos criterios al caso presente, encuentra la Sala que los actores pidieron el traslado de los procesos y actuaciones que cursaron en la justicia penal militar, con el fin de que el juez contencioso valorara las pruebas allí practicadas, petición que no fue coadyuvada por la demandada. No obstante ello, tales pruebas podrán valorarse en este caso, puesto que fueron practicadas por la entidad contra la cual se aducen y se encuentran en copia autenticada.

En cuanto se refiere específicamente a la prueba documental y a los informes técnicos de dependencias oficiales, si bien no se agotaron las formalidades del traslado que cada medio de prueba exige, pues no se expidió providencia alguna que los incorporara al proceso ni se surtió el traslado de los mismos para garantizar el derecho de contradicción de la parte contra la cual se aducen, dicha irregularidad fue saneada, tal como lo prevé el parágrafo del artículo 140 del C.P.C., según el cual: “Las demás irregularidades del proceso se tendrán por subsanadas si no se impugnan oportunamente por medio de los recursos que este Código establece”, aunado al hecho de que nadie controvirtió dicha situación, razón por la cual las pruebas documentales y los informes técnicos de dependencias oficiales serán apreciadas en este proceso con el valor legal que les corresponde.

IV. CONSIDERACIONES:

Corresponde a la Sala decidir el recurso de apelación interpuesto por la parte actora contra la sentencia de 22 de julio de 1998, proferida por el Tribunal Administrativo de Boyacá.

Con fundamento en las pruebas practicadas válidamente en el proceso, se tiene lo siguiente:

a. El 23 de octubre de 1994 perdió la vida Israel Buitrago Ruiz, en hechos ocurridos en el Municipio de Ventaquemada, Dapartamento de Boyacá. Así lo acreditan el registro civil de defunción, la necropsia, y el acta de levantamiento del cadáver (folios 62, 63, 106, cuaderno 3).

De acuerdo con lo anterior, no hay duda que el hecho del cual se derivan los perjuicios cuya indemnización se solicita, se encuentra debidamente acreditado.

b. Sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar que rodearon la muerte de Israel Buitrago Ruiz, en hechos ocurridos en el Municipio de Ventaquemada, Departamento de Boyacá, el 23 de octubre de 1994, se encuentra lo siguiente:

Según el informe rendido por el Comandante de la estación de policía del Municipio de Ventaquemada, Departamento de Boyacá:

“El día 23-10-94 desde las 14:00 horas me encontraba cubriendo servicio de seguridad a los candidatos políticos aspirantes a la Gobernación, Alcaldía, Asamblea y Concejo Municipal en la plaza de toros, ya que habían varios conjuntos musicales con motivo del cierre de la campaña política, estando dentro de la plaza a eso de las 19:00 horas aproximadamente llegaron ELVIA BUITRAGO RUIZ, MARÍA RUIZ y otra muchacha sin datos personales a donde nos encontrábamos, manifestándonos que afuera había una pelea de unos señores que se estaban golpeando, la cual (sic) salí de inmediato con los Agentes RONDEROS SISA LEONARDO y REAY RISCANEVO LUIS EDUARDO, encontrando al señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ sangrando un poco por la nariz, la boca con muestras de sangre y aruñado la cara, preguntándose (sic) que a dónde estaba el agresor o la persona que lo había estropeado, contestaron él, varios familiares y otras personas que era LUIS OTÁLORA, que iba con destino al centro del pueblo, lo cual salimos a ver si lo encontrábamos, llegando serca (sic) de la entrada del Colegio

y noverlo (sic) le preguntamos a varias personas que para dónde había cogido el señor LUIS OTÁLORA, contestándonos varias personas que ya se había ido, entre ellos el señor ALVARO TORRES así de los más conocidos, en vista de esto nos devolvimos nuevamente para la plaza de toros, donde el señor ISRAEL BUITRAGO seguía discutiendo con las personas que lo rodeaban y con las hermanas como también con la señora Madre, donde nos hacercamos (sic) manifestándole que por favor mijo cálmese y vayacen (sic) con sus familiares, evítese los problemas, más bien mañana va a la Inspección de Policía y formula correspondiente (sic) queja, contestando ISRAEL que con esas no se quedaba y que no tenían porque irsen (sic), el primo LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO también manifestó que ellos no tenían porque irsen (sic) y que si íbamos a traerlos teníamos que traerlos muertos, tratándonos con palabras soeses (sic) sin embargo les contesté por favor mijos evitecen (sic) problemas vayacen (sic) con sus familiares y mañana se arregla ese problema, donde volvieron manifestaron (sic) que ellos no se iban y siguieron tratándonos con palabras soeses (sic) y que miremos que hacíamos con ellos, palabras dichas ante la opinión pública y los familiares, viendo que las cosas se estaban complicando con los dos señores procedimos a conducirlos para el Comando para evitar más inconvenientes ya que se encontraban ebrios e incontrolables, procediendo a encerrarlos en los calabozos de mujeres mientras le (sic) pasaba la embriaguez, siendo las 19:15 horas aproximadamente y a eso de las 20:00 horas llegaron unos familiares para que se los dejaran llevar para la casa, manifestándole que más tardecito, los dejé en la guardia y me trasladé para el calabozo, me asomé por la ventana de la puerta del calabozo alumbrándoles con una linterna observando que LUIS RUIZ estaba recostado a ISRAEL sobre las piernas del primo bocarriba (sic) con la cabeza esgonzada (sic) sin respirar, procedí trasladarme (sic) a la guardia a llevar las llaves para abrir el candado y constatamos que no tenía pulso ni respiraba, lo cual les manifesté a los familiares que se dieran una vuelta y más tarde volvieran y de inmediato procedí a llamar a mis superiores y comentarles la situación de lo que

estaba ocurriendo y me colaboraran para evitar una asonada y mayores consecuencias entre civiles y uniformados. “Es de anotar que en el momento que se encerraron en el calabozo ISRAEL BUITRAGO RUIZ no estaba votando sangre por la boca, nariz ni demostraba ninguna clase de heridas, por este motivo no se dejaron en libertad ni se trasladaron al puesto de salud (…) (folio 43, cuaderno 3).

De conformidad con la versión de Luis Antonio Ruiz Castro, primo de la víctima y testigo presencial de los hechos:

“Estábamos con mi primo ISRAEL BUITRAGO RUIZ, YAX PARRA, un hermano del finado, MISAEL BUITRAGO, HUMBERTO CRUZ y yo entre otras personas el día veintitrés de octubre del presente año en la plaza de toros de esta ciudad, llegamos como a las tres de la tarde porque había un acto político del candidato a la alcaldía Rafael Farfán Ruiz que no es familiar de nosotros.-Nos pusimos a tomar manzanilla y nos pusimos a mirar la manifestación y los artistas que habían y estuvimos tomando ahí y entonces de un momento a otro borrachos salimos del circo y al salir Israel me echó el brazo encima y caímos sobre el piso y solamente nos embarramos sin golpiarnos (sic) y entonces cada uno cojimos (sic) pa (sic) un lado para cambiarnos, pero yo me cambié, me valí de una chaqueta pero Israel no se cambió, quedó con la misma ropa porque no se había embarrado, y/e Israel se perdió como unos diez minutos y entonces como a los diez minutos lo encontré hablando con la Policía, estaba hablando con el Comandante y los Policías, a ellos no les sé el nombre, entonces Israel estaba sí sulfurado con la policía y no sabía porqué, entonces yo le dije que qué (sic) había pasado y él me dijo estos hijuepuercas me la quieren montar y el Comandante me dijo que si lo quería acompañar a ISRAEL porque a ISRAEL lo iban a traer para la cárcel aquí en Ventaquemada. ISRAEL venía caminando bien y hablando bien y no le miré si tenía heridas ni nada, acompañé a ISRAEL hasta la cárcel y él venía bien y me echó el brazo y llegamos aquí y nos pasaron pa (sic) la cárcel de las mujeres, nos abrieron la puerta y nos iban a echar a un calabozo entonces yo me entré al calabozo y (sic) ISRAEL se rechazó y

llegó y dijo aquí me entrarán muerto que no vivo y entonces el Comandante dijo este doblehijeuputa la va seguir montando y llegó ISRAEL y le dijo algo, no entendí nada, eran como las siete y media o las ocho de la noche y entonces vi que le pegaron una patada de las rodillas para arriba y habían tres policías y entre ellos el Comandante de la Policía pero no vi quién fue el que le pegó la patada, fue una patada no más y no vi quién fue el que le pegó la patada porque estaba muy oscuro y el finado cayó de una y yo llegué y lo arrastré para dentro y entonces le arrunché los pies para dentro pa (sic) que cerraran, cerraron la puerta y yo me acosté de para atrás y le puse la cabeza sobre mis piernas y nos pusimos a dormir y como a la hora me desperté, lo toqué y lo vi que estaba frío y grité y oí que un policía por ahí caminaba, dije señor agente venga mi primo está muerto venga a ver que pasó porque no se mueve ni nada, llegó el señor agente y abrió la puerta y yo le dije mire a ver que hace con este man (sic) que está muerto o quien sabe porque no se mueve y él dijo déjelo que está es durmiendo de la borrachera y cerró la puerta no se sejó (sic) durmiendo ahí y yo que hacía, me le arrunché ahí al pie y seguí durmiendo, yo lo llamaba a ISRAEL arrúnchese para aquí para que no sintamos frío y yo a él lo sentía bien frío y me cogió el sueño al pie de él y no me consta nada más.-PREGUNTADO: Por qué será que en ampliación de la queja, el señor Leonidas Buitrago Torres, padre del difunto, afirmó que Ud., (sic) le había manifestado que el Sargento Comandante de la Policía de Ventaquemada, cuando el hoy difunto se resistió a entrar en el calabozo, le había pegado dos patadas, una por los testículos y otra por el estómago y en cambio Ud. (sic) afirma que solo se trató de una patada y que no sabe exactamente quién se la propinó porque en ese momento se encontraba con el Comandante de la Policía y dos Agentes de dicha institución. CONTESTÓ: No se porqué dirá, pero yo afirmo la verdad de que solo vi que le pegaron una patada arriba de las rodillas y no se sabe si sería en los testículos y que no me di cuenta que la patada se la pegaron a Israel el Comandante o alguno de los Policías (…) Desde que le pegaron la patada no volvió a hablarme a mi ni a respirar y comencé a

sentirlo muy frío yo estaba arto (sic) borracho como mi primo ISRAEL pero recuerdo bien todo lo que digo y sobre todo cuando lo comencé a sentir frío y que no se movía me dio la fuerza y la corazonada de que no sabía si estaba vivo o muerto. PREGUNTADO: Sírvase decir si Ud., (sic) leyó la edición No 52 del Diario “Boyacá 7 DÍAS” que corresponde a la semana comprendida entre octubre 28 y Noviembre 4 de este año, en la cual se hacen comentarios referentes a la muerte de ISRAEL BUITRAGO RUIZ, publicación en la que la Policía se pronuncia como responsable de la muerte de ISRAEL y en la que se atribuye la misma a LUIS OTÁLORA, con quien dice ISRAEL había tenido una pelea en el curso de la reunión política celebrada con ocasión de la postulación a la Alcaldía de RAFAEL FARFÁN RUÍZ, afirmándose en dicho periódico que como consecuencia del golpe que le pegó LUIS OTÁLORA a ISRAEL BUITRAGO, este se cayó y se golpeó contra un vehículo (…) CONTESTÓ: (…) Yo supe o mejor no me consta sobre la pelea con LUIS OTÁLORA antes de que nos llevaran al calabozo, pero ya dije que cuando nos llevaban para la cárcel, mi primo estaba bien y no se le miraban heridas o si las llevaba yo no las vi pero él hablaba y caminaba bien y solo se le notaba borracho, lo cierto es que cuando adentro le pegaron la patada ahí mismo se escurrió y ahí mismo se murió, eso es lo que yo creo porque no volvimos a hablar y no se movía ni nada y se encontraba muy frío ahí mismo se escurrió (…)” (folio 11, cuaderno 3). Carmen Ruiz Ruiz, prima de la víctima, relató lo siguiente: “Era un domingo veintitrés de este mes en la tarde, eran las tres de la tarde cuando nos encontramos en el pueblo y nos fuimos para el circo de toros a la manifestación de RAFAEL FARFÁN que era candidato de la Alcaldía, nosotros llegamos primero que él y nosotros nos fuimos para un costado, ISRAEL BUITRAGO llegó después y él se fue para el otro costado con sus amigos y mi primo LUIS RUIZ y se fue para el lado de donde estaba mi papá y otros amigos, ahí entonces compraron una botella de manzanilla y se pusieron a tomar con unos amigos, ya a las seis de la tarde se fue para el lado de donde estábamos nosotros, le dijo a un primo mío que me iba a

buscar y no se dio cuenta que yo estaba ahí, me dijo que si nos íbamos y le dije que nos fuéramos pa (sic) la casa y bajamos para abajo y al llegar a los escalones no se que pensaría y él se quería devolver y yo lo traía de la mano con mi primo LUIS RUIZ, le dije que lo cogiera del cuello y que lo bajara para abajo y no se como sería se enredaron ambos y bajaron rodando hacia abajo, había una niña sentada y no alcancé a ver bien si le habían pegado y ya después LUIS RUIZ se paró y lo llevaron para un lado. Más adelante LUIS OTÁLORA llegó ahí y él sin preguntar nada le pegó así una media cachetada a mi primo ISRAEL BUITRAGO, pero no bien duro, de esa cachetada no se cayó ISRAEL BUITRAGO, de ahí entonces nosotros nos metimos a decirle que no formara pelea y don LUIS OTÁLORA no se como nos retiró para un lado y se le mandó así de un momento a otro a ISRAEL BUTRIAGO y lo tumbó y se dio contra o mejor dicho lo tumbó y no se si se pegaría contra un carro el cuando (sic) ya lo pararon botaba sangre por la boca y por la nariz, ya LUIS OTÁLORA se había ido llegó la Policía y lo trajeron para acá para la cárcel con mi primo LUIS RUIZ no se que le diría ISRAEL BUITRAGO a la Policía y entonces mi primo LUIS dijo que si se traían a ISRAEL tenían que traerlo a él también, los trajeron de para acá y ambos estaban caminando y hablando bien tanto LUIS como ISRAEL y nosotros nos quedamos allá, no nos vinimos y después no supe nada más hasta que nos contaron que ISRAEL se había muerto (…) Mi primo LUIS RUIZ nos dijo que la Policía había golpiado (sic) a ISRAEL BUITRAGO que le habían dado patadas en los testículos y en el estómago y que ahí fue cuando ISRAEL se escurrió y después se murió y él como pudo lo arrastró para el calabozo no sé por qué murió ISRAEL pero creo por las patadas que le dieron, mi primo LUIS dijo que fue el Comandante de la Policía que no sé el nombre ” (folio 15, cuaderno 3).

Por su parte, Elvia Buitrago Ruiz, hermana de la víctima, señaló al respecto:

“Estábamos ahí en la plaza de toros MARÍA RUIZ, ISRAEL BUITRAGO, MARÍA ASCENSIÓN BUITRAGO, TERESA BUITRAGO y mi persona y nos vinimos de para abajo, venían cogidos juntos ISRAEL BUITRAGO y LUIS ANTONIO RUIZ que eran primos y se cayeron desde arriba, se cayeron sin estar peliando (sic) y se enredaron y se cayeron, rodaron por las escaleras pues no me di cuenta si se golpiaron (sic) o se hicieron heridas. Y dijeron que habían agarrado una niña pero le pegaron a una niña que no se como se llama que le pegaron en la caída, entonces una señora, la mamá creo que era de la niña trató mal a ISRAEL y le pegó una cachetada y (sic) ISRAEL se devolvió y le dijo que qué había pasado y ahí resultó LUIS OTÁLORA que era familiar de la niña que habían golpiado (sic) cuando se cayeron ISRAEL BUITRAGO y LUIS ANTONIO RUIZ y entonces LUIS OTÁLORA golpió (sic) a ISRAEL BUITRAGO, le pegó como tres cachetadas y como tres puntapiés, es que yo fui la única que vio todo esto porque los demás se fueron a buscar a la otra familia, de las patadas y cachetadas que le pegó LUIS OTÁLORA, ISRAEL BUITRAGO no quedó con heridas, claro que ISRAEL BUITRAGO había quedado sangrando por la boca cuando se cayeron por las escaleras y quedó sangrando un poquito. Después de esto yo cogí a ISRAEL de una mano y le dije que si estaba bien y él me dijo que sí que se sentía bien, entonces eso fue afuera de la plaza de toros y después llegó la policía y se llevó a ISRAEL BUITRAGO y a LUIS RUIZ (…)” (folio 19, cuaderno 3).

El señor Luis Eduardo Otálora, quien resultó involucrado en una riña callejera con la víctima, sobre lo ocurrido en la plaza de toros del Municipio de Ventaquemada, Boyacá, manifestó:

“Había una fiesta política en la plaza de toros de Ventaquemada, por ahí como a las seis y cuarto salí de la plaza y yo llevaba mi hija de la mano, yo iba con dos señoras y las dos señoras llevaban cada una su niño, ya saliendo de la plaza me encontré con ISRAEL, tuvimos un disgusto porque le pegó un pizón (sic) a la hija de la señora MARÍA RUIZ, entonces yo le dije que por qué le pegaba a la niña y él se sublebó (sic) se puso a maldecir, él estaba bastante borracho y se entró a

pegarme por haberle dicho solamente que por qué le pegaba a la niña, entonces se lanzó y me metió un puntapié por la pierna y una palmada y yo le devolví la patada, él se cayó al suelo, pero ahí es pasto y se levantó y me iba a pegar otro tiestazo, cuando lo detuve, el hombre se cayó y se levantó a pegarme y entonces yo lo detuve, entonces el muchacho me dijo esto: Lucho, perdóneme que yo fui el del problema, yo le dije que listo que estábamos perdonados, pero no me siga, porque hay (sic) viene la policía y se lo van a llevar, hasta luego (…) Se lo llevaron, un policía de cada lado, él iba caminando y la policía lo cogió de lado y lado, porque la policía no quería ir, después se decidió y ya se fue caminando solo (….) En la nariz si llevaba sangre de la cachetada que le di, pero herida ninguna, él se encontraba en perfectas condiciones de salud, él estaba bien, porque se cayó en el pasto y cayó como de medio lado, puso el brazo para ampararse” (folio 23, cuaderno 3).

María Isabel Ruíz Buitrago, prima de la víctima, sobre lo sucedido la tarde del 23 de octubre de 1994, dijo:

“Bajábamos del circo después de una manifestación política hacia las 6 seis de la tarde, ISRAEL se enredó unas tres escaleras (sic), en ese momento bajaba mi hija adelante, él la enredó al caerse y los dos cayeron tres escaleras. Entonces yo levanté mi hija, las hermanas de ISRAEL lo levantaron y en esas que se levantó ISRAEL comenzó a lanzar puños. Entonces yo le dije estúpido por qué nos pega, él nos contestó con vulgaridades y en esas se acercó don LUIS OTÁLORA y yo le respondí que por qué nos trataba mal y cuando LUIS OTÁLORA le dijo que por qué nos trataba mal, ISRAEL le pegó una cachetada a LUIS y entonces don LUIS le respondió con otra cachetada y entonces ahí ISRAEL siguió, don LUIS le dijo don LUIS A (sic), perdóneme (…) Cuando ISRAEL se cayó no quedó con heridas en ninguna parte, él traía sangre en la cara desde arriba del circo porque él arriba ya había estado trompezado (sic) con las escaleras de lo puro borracho que estaba. Ya después como a los 20 minutos lo vimos pasar, que la Policía lo

llevaba con otro muchacho que no me di de cuenta, ese otro muchacho iba discutiendo con la Policía, (…) Al caer ISRAEL se cayó solo en el pasto, porque cuando don LUIS OTÁLORA le pegó la cachetada ya ISRAEL se había caído los tres escalones sin golpearse, solo se enredó y bajó a botes y las hermanas lo alzaron pero sin que se le presentaran heridas. Entonces cuando don LUIS OTÁLORA le pegó la cachetada ya ISRAEL había caído de los escalones y se volvió a caer pero en pasto y sin que le pasara nada porque él se levantó y no se le vieron heridas ni más sangre que la que traía de arriba y apenas era una raspadura y tenía sangre pero no en cantidad” (folio 25, cuaderno 3). María Antonia Reina Aldana sostuvo al respecto: “Íbamos bajando por las escaleras ISRAEL iba ahí, y él dio unos botes por las escaleras y se enredó con la niña DIANA que es la hija de MARÍA ISABEL RUIZ. La niña se cayó y al caerse se le perdió un zapato. ISRAEL se cayó y las hermanas lo levantaron y cuando lo levantaron no tenía sangre ni heridas, pero sí sangre de otra caída más arriba que le habíamos visto antes de la caída con la niña DIANA. Luego cuando las hermanas lo levantaron él empezó a repartir puños y MARÍA ISABEL bajaba con una niña en brazos, con otra niña, y él casi le pega a MARÍA ISABEL y a la niña. Entonces le dijimos que por qué le iba a pegar, que el problema no era con nosotras y él nos respondió grosero, dijo unas groserías. Y en ese momento iba don LUIS OTÁLORA bajando, ya estaba abajo y después de que ISRAEL se había levantado de la caída con DIANA, entonces don LUIS OTÁLORA le dijo que quiénes éramos los hijuenosequé (sic) que tantas y entonces ISRAEL le dijo usted que y le dio una cachetada y don LUIS le dio otra y entonces ISRAEL cayó al suelo que era de pasto (…) Él no cayó contra un carro, sí había un carro cerca pero como a dos metros, al caerse no tuvo heridas ni presentaba sangre diferente a la que le había visto de antes y no pudo golpear (sic) duro porque cayó contra el pasto y ahí no habían piedras ni nada, él estaba en buen estado de salud cuando la policía se lo llevó como a los 20 minutos de que se dieran cachetadas con don LUIS” (folio 27, cuaderno 3).

En el mismo sentido se pronunciaron Pablo Briceño Castiblanco, Marco Emilio Morales Alfonso y Luis Eduardo Aldana Osorio, testigos presenciales de los hechos (folios 28 a 31, 37 a 38, cuaderno 3).

De conformidad con las declaraciones anteriores, la víctima se encontraba consumiendo bebidas embriagantes en la plaza de toros del Municipio de Ventaquemada, Boyacá, en compañía de varias personas, pues era el cierre de la campaña política de los aspirantes a los cargos de elección popular municipal y departamental. Debido a su elevado estado de embriaguez, según lo dicho por los testigos, el señor Israel Buitrago Ruiz perdió el equilibrio y rodó por las escaleras de la plaza de toros junto a su primo Luis Antonio Ruiz Castro, sufriendo el primero de ellos raspaduras leves en el rostro y la nariz, que no comprometieron su salud.

En la caída el occiso golpeó a una niña que se encontraba con su madre, lo que le valió el reclamo del señor Luis Otálora, con quien se trenzó en una riña en la que ambas personas intercambiaron varios golpes, sufriendo el occiso dos caídas, las cuales sin embargo no representaron mayor peligro para su integridad física, según lo dicho por los declarantes.

Tales hechos propiciaron la intervención de las autoridades de policía, quienes decidieron trasladar a la víctima y a su primo a los calabozos ubicados en la estación de policía. Si bien el occiso presentaba algunas raspaduras menores en el rostro y en el cuerpo cuando fue conducido a los calabozos por los agentes del orden, su estado de salud era óptimo, según lo manifestado por los testigos; sin embargo, como la víctima puso resistencia para ingresar a la celda, uno de los agentes le propinó un fuerte golpe arriba de las rodillas, que lo dejó privado en el suelo, siendo ésta la verdadera causa de su muerte.

A pesar de encontrarse acreditado que la víctima murió al interior de la estación de policía de Ventaquemada, Boyacá, no es cierto, como lo sostienen los actores, que su deceso hubiese obedecido a una fuerte golpiza propinada por los agentes de policía adscritos a la estación aludida, tal como lo decidió acertadamente el Tribunal Administrativo de

Boyacá, pues las pruebas arrimadas al proceso evidencian una situación distinta a la que pretenden mostrar los demandantes.

En efecto, en primer lugar se descarta que los agentes de policía le hubieran propinado una golpiza al occiso, pues según Luis Antonio Ruiz Castro, primo del anterior, quien el día de los hechos se encontraba al interior de la estación de policía en la que murió Israel Buitrago, uno de los agentes le asestó una fuerte patada al occiso arriba de las rodillas, hecho éste que, a juicio de Luis Antonio, habría desencadenado su muerte. No obstante lo señalado por el primo de la víctima, el Instituto Nacional de Medicina Legal concluyó que Israel Buitrago Ruiz murió “como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico por mecanismo contundente en la región temporal derecha que causó un hematoma epidural sin fractura de cráneo”, lesión que no guarda relación alguna con la patada que uno de los agentes le habría propinado a la víctima arriba de las rodillas, tal como lo sostuvo su primo, quien fue enfático en recalcar que uno de los agentes “le pegó la patada, fue una patada no más”, afirmación que fue reiterada más adelante por el testigo cuando señaló: “yo afirmo la verdad de que solo vi que le pegaron una patada arriba de las rodillas y no se sabe si sería en los testículos” (folio 11, cuaderno 3). Debe advertirse, en todo caso, que el testigo aludido estuvo en todo momento con la víctima; es decir, nunca lo desamparó, de tal forma que no existe la posibilidad de que los policías hubieren llevado a Israel a otro lugar para golpearlo y causarle la muerte.

Debe anotarse que las afirmaciones anteriores las hizo el testigo dentro del proceso disciplinario que cursó en contra de los agentes de policía involucrados en los hechos, afirmaciones que fueron ratificadas posteriormente por el mismo testigo en el proceso penal militar, cuando se le formuló el siguiente interrogante: “Manifieste al despacho, sí en el lapso de tiempo que Ud (sic) y el señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ, que fueron retenidos por la POLICÍA NACIONAL, fueron golpeados a parte del puntapié, que le fue propinado al señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ. CONTESTÓ: No nos golpearon” (se subraya) (folio 57, cuaderno 3).

Al contrario de lo señalado por el señor Luis Antonio Ruiz, los agentes de policía involucrados en los hechos negaron que hubiesen golpeado al señor Israel Buitrago. En el proceso obran sus versiones

sobre lo ocurrido el día de la muerte del señor Buitrago, las cuales se trascriben a continuación:

El agente Luis Eduardo Reay Riscanevo relató:

“Cuando nos encontrábamos en la plaza de toros con el señor Comandante de Estación y el agente RONDEROS SISSA LEONARDO controlando la manifestación política del cierre de campaña a las 19:00 horas aproximadamente, se acercaron a donde nos encontrábamos, la menor ELVIA BUITRAGO Y MARÍA RUIZ, manifestando que en la parte de afuera había una pelea, nosotros estábamos dentro del circo de la plaza de toros y de inmediato recurrimos haber (sic) que era lo que sucedía; encontrando que el señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ y el señor LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO estaban discutiendo en voz alta porque según dicen las personas que estaban alrededor, el señor LUIS OTÁLORA le había pegado a ISRAEL BUITRAGO RUIZ, el señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ en el momento se encontraba con un poco de sangre en la nariz y en la boca y aruñado la cara, el señor Comandante SV BURGOS se acercó a ellos manifestándoles que se calmaran, que estuvieran tranquilos y les dijo a los familiares que más bien se lo llevaran para la casa y que al día siguiente colocaran la respectiva denuncia en la Inspección de Policía, nos regresamos nuevamente hacia la parte de adentro del circo de la plaza de toros, no habíamos entrado cuando nuevamente las menores fueron nuevamente informando que el señor ISRAEL BUITRAGO había seguido peleando con las hermanas, que quería golpear a la mamá, de inmediato volvimos hacia ellos y el señor Comandante les manifestó que se quedaran tranquilos más bien, que no molestaran más porque si era posible tocaba llevarlos al Comando de la Estación, replicando con palabras soeces contra los policías que ahí nos encontrábamos y manifestando que ahí los teníamos que llevar era muertos (…) viendo la situación que allí se encontraba con el señor ISRAEL RUIZ y el señor LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO, el señor Comandante ordenó que teníamos que llevarlos a las instalaciones de comando, lo cual en cuanto a conducción se procedió así: como el señor ISRAEL BUITRAGO se encontraba

demasiadamente ebrio y como se encontraba también abrazado del señor LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO y no querían caminar, el señor Comandante lo tomó por el cinturón y se iban dirigiendo hacia las instalaciones, en la entrada del colegio aproximadamente los convencimos que caminaran por la buenas que dejaran de molestar, el cual así lo hicieron, el SV. BURGOS se fue con el señor LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO hombro a hombro y el señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ siguió delante de nosotros (….) Cuando atendimos el caso el mencionado señor solo presentaba un poco de sangre en la boca y en la nariz y arañado la cara, nunca dijo que le dolía algo. (…) Cuando se atendió el caso y durante la conducción ningún familiar ni el señor LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO, ni personalmente el señor ISRAEL BUITRAGO de ninguna manera manifestaron que fuera llevado al puesto de salud (folio 87, cuaderno 3).

El Sargento Viceprimero Otoniel Burgos Roncancio manifestó lo siguiente:

“Se condujeron a pie desde la plaza de toros parte externa, hay aproximadamente cuatro o cinco cuadras. PREGUNTADO: quiénes los conjueron (sic) y quiénes se encontraba (sic) de servicio en este cuartel a ese momento. CONTESTÓ: De la plaza de toros parte externa hasta el terminal de las colectivas, el suscrito comandante, el Agente RONDERO SISA LEONARDO y Agente REAY RISCANEVO LUIS EDUARDO; del terminal de transporte hasta el cuartel el Agente ESPITIA MORENO PABLO EMILIO, colaborándole a REAY y a RONDEROS en conducir a ISRAEL BUITRAGO RUIZ, ya que venía adelante con LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO (…) PREGUNTADO: Dígale al Juzgado sí el señor LUIS RUIZ y su acompañante se opusieron en algún momento al procedimiento policial de la conducción. CONTESTÓ: Del lugar donde se encontraban, o sea desde la plaza de toros parte externa hasta la entrada del Colegio Nacionalizada (sic) de Ventaquemada, más o menos ciento cincuenta metros, sí opusieron resistencia, de ahí en adelante hasta el Comando no, el que se puso un poco con resistencia fue ISRAEL, por embriaguez. PREGUNTADO: En algún

momento usted o alguno de sus subalternos se vio precisado a utilizar la fuerza en este procedimiento. CONTESTÓ: Del sitio donde se encontraban o sea desde la plaza de toros o parte externa hasta la entrada del colegio, los traíamos agarrados del cinturón parte trasera y brazo (…) PREGUNTADO: Al momento de entrar al calabozo se le propinó algún golpe, ya sea puntapié o con otro elemento a alguno de los dos conducidos, para poderlo ingresar al calabozo, de ser así, a quién, y por parte de quién o de qué uniformado. CONTESTÓ: En ningún momento lo estropearon o lo golpearon. PREGUNTADO: Usted golpeó a alguno de estos dos conducidos; de ser así, por qué y dónde. CONTESTÓ: En ningún momento y tampoco me di cuenta que los subalternos lo hubiera (sic) hecho (…) Los encerramos en el calabozo de mujeres, ya que es el único que permanece abierto o (sic) el comandante de guardia tiene llaves pa (sic) encerrar cualquier persona cuando es retenida, sea por caso policivo y otros delitos mientras se deja a disposición de la autoridad competente, siempre y cuando no hayan mujeres, porque los otros calabozos, permanece con las llaves el Alcaide (sic) Municipal (…) PREGUNTADO: Qué otras personas se encontraban anoche dentro de los calabozos y en cuáles. CONTESTÓ: En el calabozo de la mano izquierda o sea para los retenidos de las autoridades competentes, se encontraba QUERUBÍN MALDONADO MUÑOZ y SIMÓN MALDONADO MUÑOZ, ellos estaban en la celda entrando al fondo del patio (…) en la celda entrando a mano izquierda se encontraba LUIS EDUARDO ALDANA OSORIO y SILVERIO ALDANA OSORIO (…) PREGUNTADO: En qué estado anímico y de salud ingresó al calabozo el señor ISRAEL BUTRIAGO RUIZ. CONTESTÓ: Se encontraba ebrio, o sea en estado de embriaguez, no presentaba ninguna clase de heridas, ni estaba botando sangre ni por la boca, ni por la nariz, únicamente tenía sangre seca en la parte de la nariz y boca, aruñada la cara. PREGUNTADO: En algún momento el señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ o LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO solicitaron que el primero fue visto (sic) por un médico debido a su estado de salud. CONTESTÓ: A mi en ningún momento me solicitaron, ni al comandante de

guardia, por que si no él hubiera informado. PREGUNTADO: Cuando estaban dentro del calabozo, en algún momento el señor LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO solicitó ayuda para auxiliar a ISRAEL BUITRAGO RUIZ, en qué momento y quién vino hasta el calabozo a hacerlo. CONTESTÓ: A nadie solicitó ayuda o gritó o llamó para que los agentes disponibles se acercaran. PREGUNTADO: En qué momento se dieron cuenta de la muerte del señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ y por qué la detectaron. CONTESTÓ: La muerte de ISRAEL BUITRAGO RUIZ se detectó porque llegaron unos familiares entre ellos JOSÉ DE LOS SANTOS RUIZ RUIZ, para que se los dejaran llevar para la casa, habiéndole contestado que volvieran más tardecito, sin embargo el llamado JOSÉ DE LOS SANTOS, dijo mire a ver si me lo sacan y yo me lo llevó, entonces yo los dejé en la guardia y me vine, miré por la ventana de la puerta del calabozo, LUIS ANTONIO RUIZ CASTRO estaba recostado e ISRAEL BUITRAGO RUIZ sobre las piernas, atravesado con la cabeza desgonzada y como no tenía camisa miré que no tenía o no se le movía el estómago, entonces me fui y traje las llaves, abrimos el calabozo, lo tocamos, le cogimos el pulso y no tenía pulso ni respiraba, cerrando nuevamente el calabozo y manifestándole a los familiares que se dieran una vueltita y volvieran más tarde y de inmediato procedía a llamar a mis superiores para contar lo ocurrido y que vinieran y se apersonaran del caso (…) PREGUNTADO: Diga sí el señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ o su acompañante opusieron resistencia para entrar en el calabozo, de ser así, qué hicieron ustedes. CONTESTÓ: En el momento de llegar se pararon en la puerta del calabozo y se les manifestó que posteriormente se les resolvía el problema cuando les pasara la embriaguez, estando adentro les cerró la puerta (…) PREGUNTADO: En qué sitio fue la riña. CONTESTÓ: Según el comentario de los familiares fue en la escalera que queda mirando hacia el colegio, dentro de la plaza, que desde allí rodó las escaleras ISRAEL y cuando estaba afuera, LUIS OTÁLORA, quien es el agresor o quien mejor dicho con quien fue la riña o el escándalo le mandó un puño y lo mandó debajo de un vehículo, eso me le dijo (sic) las hermanas, las cuales también

se los dijo (sic) al Alcalde, a la Policía y al Cuerpo Técnico de Policía, DAS, porque nosotros en ningún momento observamos la riña” (folio 47, cuaderno 3).

El agente Dagoberto Rodríguez Leal expresó:

“En la puerta uno de los conducidos gritó hijueputas policías, no se quién fue, no escuché nada más, fue cuando lo condujeron al calabozo de las mujeres, porque del otro calabozo no teníamos llaves. PREGUNTADO: Durante el tiempo que permanecieron en el calabozo estos dos conducidos, quién se acercó a los mismos. COTESTÓ: Ningún (sic), creo porque no entró nadie más. PREGUNTADO. Quién y cómo se dio cuenta del fallecimiento de uno ellos. CONTESTÓ: el que se dio cuenta fue mi Primero, porque el me dijo prestame la linterna para pasar la revista. PREGUNTADO: Momento antes de que el suboficial pasara revista, usted escuchó que uno de los conducidos gritara o solicitaba ayuda. CONTESTÓ: No (…) Cuando ellos llegaron venían abrazados y fue cuando el Sargento me pidió las llaves del calabozo y le dije que la tenía el Alcaide (sic) y luego lo echaron al calabozo de las mujeres, mi sargento lo único que dijo fue que mañana lo iba a poner a disposición de las autoridades correspondientes porque tenía ya antecedente (sic)” (folio 50, cuaderno 3).

Por su parte, el agente Gustavo Tique Rodríguez arguyó:

“En ningún momento se utilizó la fuerza, ya que los conducidos obedecieron las órdenes que les impartió el Comandante, lo único que dijeron fue que si mi comandante nosotros entramos (sic) y ahí en eso les dijo el comandante que les iba a pagar una multa por irrespeto a la autoridad, por tratarnos con palabras soeces al Comandante y dos Agentes que se encontraban en la plaza de toros. PREGUNTADO: Cuándo estuvieron en el calabozo los dos conducidos y usted en esta oficina, escuchó que alguno de ellos llamara pidiendo auxilio por el otro o informando alguna novedad ocurrida. CONTESTÓ: No, no escuché que hubieran pedido auxilio ni hubieran golpeado el calabozo para pedir ayuda (…) Yo me encontraba

en la oficina del comando de la estación, cuando entró el señor suboficial, el comandante, y dijo que el señor o que un retenido estaba muerto, eso fue como a las ocho aproximadamente ya que no tengo muy precisa la hora porque nos tocó atender varios casos; luego salimos todos de la estación a la guardia, ya que allá se encontraba (sic) los familiares, pidiendo que dejaran ver los retenidos, entonces el comandante nos dijo que a nadie se informara hasta que él informara a sus superiores y pidiera refuerzos para atender este caso, ya que podíamos ser víctima (sic) de una asonada y el personal que había en esta estación no era suficiente para atenderlo (…) Yo no vi en ningún momento el (sic) superior o mis compañeros les pegaran porque ellos obedecieron las órdenes, aunque se encontraban en estado de embriaguez (…) No se le notaba ninguna clase de heridas, solamente decían que tenían un raspón o aruñón en la cara, pero no le vi bien, lo único que decían era que los traían por estar fomentando riñas en la plaza de toros y el señor Comandante les dijo que se fueran para la casa y dejaran de pelear, lo cual dijo el comandante que por eso era que los había traído porque no obedecieron las órdenes, trataron mal a la patrulla por haberle dicho eso (…)” (folio 68, cuaderno 3). El Agente Leonardo Ronderos Sisa relató los siguientes hechos: “Nosotros nos encontrábamos en la plaza de toros de servicio en horas de la tarde ya que nos correspondía cubrir un servicio con motivo del cierre de campaña de un candidato a la Alcaldía, nos encontrábamos dentro del ruedo y como aproximadamente a las siete de la noche llegaron dos señoritas de nombre ELVIRA BUITRAGO Y MARÍA RUIZ y nos comentaron que había una pelea que necesitaban la presencia de la policía, nos desplazamos con mi Sargento Burgos y el Agente Reay al lugar donde decían que era la pelea, íbamos ahí y estaba don ISRAEL BUITRAGO y nos comentó que había peliado (sic), que había tenido una pelea con el señor LUIS OTÁLORA, procedimos a buscarlo y la gente nos comentó que ya se había ido, el Sargento le llamó la atención y él dijo que se calmara que el señor ya se había ido, que después colocara

la denuncia, nos devolvimos para el sitio otra vez donde estábamos del circo o plaza de toros, cuando nos llamaron otra vez de que el señor ISTRAEL BUITRAGO otra vez estaba poniendo problemas, que quería pegarle a la mamá de don ISRAEL y nos trató mal a mí y a mi Sargento y él ordenó la conducción, decía que policías H.P., que si quería lo llevaran para la cárcel, procedimos a conducirlo cuando de pronto otro señor de nombre LUIS ANTONIO RUIZ dijo yo también si quieren llévenme, yo no me voy sin mi primo, lo conducimos y frente a la empresa Los Patriotas nos encontramos con el Agente ESPITIA MORENO y nos acompañó hasta las instalaciones del Cuartel con los dos conducidos, de las instalaciones yo estuve hasta la puerta de la cárcel de mujeres cuando de pronto el Comandante de guardia RODRÍGUEZ LEAL nos llamó que había otra riña, otra pelea, de ahí me regresé yo a atender el caso con el agente READY, hasta ahí no se más (…) tenía un poquito de sangre pero ya seca en la nariz y en el labio superior (…) de resto estaba normal esta persona, caminaba bien y llegaba y pegaba unos pasos largos y después nos esperaba, hablaba con nosotros, nos decía que tranquilos que él no se iba a volar, así hasta la entrada del Comando, no se quejó en el camino de que le doliera algo, estaba sí embriagado en la forma como se expresaba (…) Yo en ningún momento golpié (sic) a ninguno de los dos retenidos ni ví a ninguno de mis compañeros que lo hiciera, yo en ningún momento le pegué al occiso ni vi a ningún compañero que le hubiera pegado” (folio 112, cuaderno 3).

De otra parte, ninguna de las personas que se encontraban recluidas en los calabozos de la estación de policía en la que falleció Israel Buitrago, escuchó gritos que advirtieran que la víctima estuviera siendo golpeada por los agentes de policía.

En efecto, según José Simón Maldonado Muñoz, quien se encontraba recluido en los calabozos de la estación de policía de Vetaquemada, Boyacá, cuando ocurrieron los hechos relacionados con la muerte de Israel Buitrago Ruiz, no escuchó, tampoco observó que los

agentes de policía estuvieran golpeando a algún retenido, mucho menos escuchó voces pidiendo auxilio o ayuda. Al respecto indicó:

“PREGUNTADO: Sírvase manifestar al despacho sí usted pudo escuchar o notar que en el momento de que fue entrado el señor ISRAEL BUITRAGO RUIZ gritara o fuera golpeado por alguno de los agentes que lo conducían. CONTESTÓ: No nada se oía (…) PREGUNTADO: Manifieste sí en la mañana de hoy cuando usted habló con los tres señores retenidos le manifestaron de maltrato producido por parte de la Policía, sí ellos notaban o demostraban algún maltrato físico. CONTESTÓ: No, ellos no me dijeron nada (…) PREGUNTADO: sírvase manifestar sí durante el transcurso de la noche de ayer usted escuchó gritos de personas solicitando ayuda o atención médica. CONTESTÓ: No, yo no escuché nada” (folio 61, cuaderno 3).

Teniendo claro que los agentes de policía involucrados en los hechos no fueron quienes le propinaron a la víctima los golpes que desencadenaron su muerte, como lo aseguran los actores y, en el evento de que llegare a ser cierto que uno de ellos le pegó un puntapié al occiso arriba de las rodillas, lo que, a juicio del Ministerio Público, habría agravado las lesiones sufridas por el señor Buitrago Ruiz, lo cierto es que éste murió “como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico por mecanismo contundente en la región temporal derecha que causó un hematoma epidural sin fractura de cráneo” lesiones éstas que no guardan relación alguna con la patada que la víctima habría recibido, según se advierte del dictamen proferido por el Instituto Nacional de Medicina Legal, al cual se hará alusión más adelante (folios 185 a 197, cuaderno 3), dictamen del que tampoco es dable inferir, en manera alguna, que la patada que le habría propinado un agente de policía al occiso, hubiese agravado las lesiones por él padecidas, lo que en últimas le habría provocado su muerte.

Pero si fuera cierto el hecho de que la víctima sufrió una lesión en el abdomen o en los testículos como consecuencia de una patada, debe advertirse que Israel Buitrago resultó involucrado en una riña callejera en la que recibió varios puntapiés, según lo manifestó Elvia Buitrago Ruiz, hermana de la víctima y testigo presencial de los hechos, cuando

señaló: “LUIS OTÁLORA golpió (sic) a ISRAEL BUITRAGO, le pegó como tres cachetadas y tres puntapiés, es que yo fui la única que vio todo esto porque los demás se fueron a buscar a la otra familia” (se subraya) (folio 19, cuaderno 3).

Así las cosas, surge aquí un interrogante, y es el hecho de qué o quién pudo haber causado las lesiones mortales en la cabeza de la víctima, toda vez que está descartada la posibilidad de que éstas hubiesen sido

provocadas por los agentes adscritos a la estación de policía de Ventaquemada, Boyacá.

A propósito, es menester señalar que las personas que rindieron versión manifestaron que Israel Buitrago se encontraba en avanzado estado de embriaguez, y que sufrió varias caídas; la primera de ellas cuando rodó por las escaleras de la plaza de toros municipal, aunque según los testigos la víctima no sufrió ninguna lesión de consideración; las siguientes se produjeron minutos más tarde, durante una riña que sostuvo con el señor Luis Otálora, pero que al igual que la primera de las caídas, aquella tampoco le produjo daño alguno.

No obstante ello, obran en el proceso las declaraciones de los menores Mauricio Montaña Martínez y Oscar Iván Cuervo Ruiz, quienes aseguraron que Israel Buitrago sufrió golpes en la cabeza cuando se cayó por las escaleras y durante la riña con el señor Otálora, pues en el primero de los casos la víctima habría rodado diez escalones aproximadamente, mientras que en el segundo se habría golpeado en la cabeza con un carro que se encontraba estacionado en ese lugar, declaraciones éstas que gozan de plena credibilidad para la Sala en la medida que provienen de terceras personas, ajenas a las partes, y que guardan relación con las conclusiones a las que llegó el Instituto Nacional de Medicina Legal, como se verá más adelante.

El menor Oscar Mauricio Montaña Martínez, en relación con los hechos ocurridos la tarde del 23 de octubre de 1994, en la plaza de toros de Ventaquemada, Boyacá, sostuvo:

“Me encontraba en la plaza de toros, en compañía de OSCAR RUIZ CUERVO, nos encontrábamos mirando el espectáculo (…) Como a las seis de la tarde, yo iba bajando por las escaleras de la plaza con mi amigo, cuando llegaron, o sea el finado y el otro muchacho, se abrazaron y fueron a dar al paso (sic) y se vinieron rodando y ambos rodaron como diez escalones, el finado cayó dentro de un charco, se levantaron y el otro muchacho, el finado no, salió para el lado derecho, no se a qué y luego el finado no sé que palabras le dijo o sea con el que se agarraron y llegó y le dio un puño el otro al finado, el puño se lo dio en la cara, cayendo debajo de un camión, luego se paró el finado y le dijeron los hermanos de él, vámonos para la casa y el finado le dio una cachetada a la hermana (…) después las hermanas del finado se fueron a llamar a la Policía y después, antes de llegar la Policía se le mandó a pegarle a la mamá y la Policía como lo vio borracho y que le pegaba a la mamá, entonces ellos lo trajeron al finado y al amigo (…) PREGUNTADO: Durante la trayectoria que usted acompañó a estas personas y a los uniformados, vio que algún policía o el Comandante, golpearan a la persona que resultó muerta. CONTESTÓ: No, simplemente lo cogieron del brazo nada más (…) El finado era el que estaba borracho bastante, pero el otro no, el otro no mucho (…) cuando lo trajeron al finado venía con la cara y la boca con sangre porque el otro se la reventó y cuando se cayó de la escalara. PREGUNTADO: Usted escuchó en algún momento de que el finado y su acompañante o su familia, le solicitaran a los Policías, que lo llevara hasta el hospital. CONTESTÓ: Ellos no dijeron nada (…) En la mitad de la grama, donde hay una especie de peladero, allí había un camión grande Ford 600, anaranjado, no se quién era (…) Se golpeó contra la defensa y se golpeó en la parte de atrás de la cabeza” (se subraya) (folio 54, cuaderno 3).

Por su parte, el menor Oscar Iván Cuervo Ruiz manifestó:

“Me encontraba en la plaza, en compañía de MAURICIO MONTAÑA (…) Yo estaba parado y entonces unos señores

estaban borrachos abrazados y se vinieron de las escaleras rodando y cayeron afuera, eso fue por la puerta principal, no los conocía; en la caída tumbaron una niña, hija el señor con quien se agarró, no se si era hija de alguno de ellos, entonces se pararon o se paró un señor y el otro salió a correr, el señor que se cayó de las escaleras se puso todo grosero, me parece que era con las hermanas y como lo sobaban en la cabeza él se puso grosero y yo me vine rápido pero vi cuando el señor le dio el puño, como una cachetada en la cara y fue cuando cayó debajo del carro, era un camión amarillo, el señor cayó en la parte de adelante del camión, luego él se paró y entonces el señor que le dio el puño le dijo váyase lo perdono, pero el otro señor no quiso y era como a buscarle la pelea, entonces el señor le dio otra cachetada y ahí fue cuando llegó la Policía y entonces el señor que le pegó la cachetada al que cayó debajo del carro se fue (…) cuando llegó la policía, llegó el Comandante y le dijo váyase para la casa, que yo no lo quiero llevar a la cárcel y él no quería ir, entonces llegó otro señor todo borracho y entonces le dijo al señor Comandante mátenos a los dos y dijo el señor Comandante yo no los quiero llevar para la cárcel y entonces ahí fue cuando dijo entonces llévenselo o llévenos a junto (sic) a la cárcel y entonces el señor Comandante los llevó o mejor los trajo del pantalón de la parte de atrás (…) PREGUNTADO: Cuando cayó en la parte delantera del camión, este señor se alcanzó a golpear con el mismo, de ser así, en qué parte del cuerpo. CONTESTÓ: Cuando él se fue para atrás, se alcanzó a pegar en la cara y era dónde tenía un rasguño, cuando cayó sonaron como latas, como si estuvieran flojas, creo que fue con la placa. PREGUNTADO: Durante el trayecto que usted vio el procedimiento del comandante y de los demás policías, en algún momento golpearon a los conducidos. CONTESTÓ: No señor. PREGUNTADO: Durante ese mismo trayecto, usted escuchó que alguno de los dos conducidos o sus familiares, le solicitaran al comandante o alguno de los dos policías de que llevaran al que había peleado donde el médico. CONTESTÓ: No señor (…)” (folio 70, cuaderno 3).

Como quiera que se encuentra descartada la posibilidad de que las lesiones padecidas por la víctima en la cabeza hubiesen sido ocasionadas por los agentes adscritos a la estación de policía de Ventaquemada, Boyacá, no hay duda que éstas se produjeron, o bien cuando Israel se rodó por las escaleras de la plaza de toros, o bien durante la riña que sostuvo con el señor Otálora, pues no existe un solo testimonio que asevere que el occiso fue golpeado en la cabeza por los agentes de policía que lo trasladaron a los calabozos. Ni siquiera Luis Antonio Ruiz Castro, primo de la víctima, quien en todo momento acompañó al señor Buitrago Ruiz, hizo una manifestación en ese sentido.

Podría discutirse el hecho de que la víctima logró levantarse y dirigirse por sus propios medios a la estación de policía después de haber sufrido los golpes en la cabeza, lo que descartaría en principio la gravedad de las lesiones padecidas por el occiso. No obstante ello, a pesar de que la víctima murió como consecuencia de un trauma craneoencefálico que le produjo un hematoma epidural en el cráneo sin fractura, es decir que se trataba de una lesión de extremada consideración, ese tipo de lesiones, según el dictamen rendido por el Instituto Nacional de Medicina Legal, puede producir o no una alteración o pérdida de la conciencia inmediatamente después del trauma, “seguidamente hay un intervalo “lúcido” (persona despierta y conciente) que puede durar desde minutos hasta horas”. En ese contexto, no hay duda que la lesión que sufrió en este caso Israel Buitrago fue evolucionando paulatinamente, a tal punto que sus efectos y resultados fatales no se hicieron evidentes de manera inmediata; ello explica el hecho de que la víctima haya caminado por sus propios medios hasta la estación de policía y nadie hubiese notado nada distinto a las raspaduras que tenía en el rostro, las cuales, a juicio de los testigos, no representaban peligro alguno para su salud.

Para tal efecto, resulta pertinente transcribir in extenso las conclusiones a las que llegó el Instituto Nacional de Medicina Legal respecto de las lesiones que padeció la víctima, debido a la importancia que ello tiene en aras de esclarecer las verdaderas causas de su muerte:

“…La causa de la muerte de Israel Buitrago Ruiz es un traumatismo craneoencefálico por mecanismo contundente en la región temporal derecha el cual produce el hematoma epidural (derecho) que lo llevó a la muerte. “(…) “En el acta de levantamiento y necropsia se describen escoriaciones en cara epistaxis (sangrado por nariz) y en el tórax contusiones y abrasiones o escoriaciones en cara anterior izquierda. “Las contusiones representan lesiones causadas por un impacto mecánico que causa hemorragia o extravasación por ruptura de pequeños vasos. “Las contusiones son causados por un elemento de tipo contundente el cual puede ser de un material duro como madera (garrote, bolillo), la cacha de un arma o pueden ser causados también por un golpe en una riña en forma de puño o patada. En ocasiones las contusiones tienen una configuración o patrón que pueden ayudar a indicar el elemento o circunstancias en qué ocurrieron los hechos. “En este caso el occiso sufrió múltiples traumas de tipo contundente en cara, tórax región anterior, brazo izquierdo cara anterior y muslo izquierdo cara anterior. “(…) “Por la historia referida en el proceso, estas contusiones pudieron haber sido causadas durante la riña y/o la caída por las escaleras. Llama la atención que se refiere por la mayoría de los testigos que durante esta riña el occiso sólo fue golpeado en la cara aunque pudo haber recibido patadas en el piso (no se aclara el sitio en que las recibió). Las contusiones que presenta el occiso muestran que recibió traumatismos en las extremidades superiores e inferiores, cara anterior de tórax y espalda. Así mismo, en el examen de los órganos internos se describe un hematoma del duodeno lo cual indica que sufrió un golpe en abdomen de magnitud considerable el cual pudo ser causado por una patada o un elemento contundente, siendo imposible definir con exactitud el tipo de elemento empleado por la secuencia temporal cercana si fue causado durante la

riña a (sic) los golpes que se refieren como propinados por los agentes. “Las lesiones descritas como excoriaciones o abrasiones representan pérdidas de las capas superficiales de la piel (epidermis), son causadas por el contacto de la piel en forma tangencial con una superficie dura es decir al roce p.e.: caída y/o golpes contra el piso o una pared o el roce contra un elemento de superficie áspera o rugosa. “El occiso presentaba excoriaciones en hemicara derecha algunas lineales, lo mismo que en región costal derecha y subcostal izquierda. “En abdomen hay abrasiones de 4 cm., excoriaciones lineales epitrocleares derechas, abrasión en región anterior del carpo izquierdo, abrasión en glúteo derecho y cresta ilíaca derecha. “Estas lesiones pudieron haber sido causadas por caída de su propia altura al golpearse contra el piso o al rodar por las escaleras. “(…) “Las lesiones descritas en el examen externo se describen como excoriaciones, hematomas y contusiones. Todas ellas son alteraciones de los tejidos blandos que se producen como consecuencia del impacto mecánico contra los tejidos vivos en el cual se produce hemorragia subcutánea y los cambios macroscópicos de la piel (evidentes al ojo desnudo). “(…) “Las lesiones tipo excoriaciones son evidentes inmediatamente posterior al traumatismo. “Las contusiones y equimosis generalmente se ven de 3 a 6 horas posterior al trauma. “(…) “En el examen externo de los genitales realizado en el levantamiento y la necropsia no se describen cambios por traumatismo externo como por ejemplo: edema (hinchazón de los tejidos), cambios de coloración o heridas de la piel. “(…) “Basado en lo anterior se puede afirmar que el señor Israel Buitrago Ruiz no recibió trauma en los genitales de magnitud suficiente para dejar lesión evidente.

“(…) “En el examen externo se describe una zona de contusión de 6 cm. de diámetro en región paritotemporal derecha sin presencia de fractura de hueso temporal ni en la autopsia ni en la exhumación y un hematoma epidural temporal derecho de 70 cc. “El hematoma epidural es una hemorragia que se produce por ruptura de ramas de la arteria meníngea media o en ocasiones por rupturas de senos venosos. A medida que se produce la hemorragia la sangre se acumula entre la dura madre (la cual es una membrana gruesa que cubre el cerebro) y la tabla ósea de la bóveda craneana. El espacio entre estas dos estructuras se conoce como espacio epidural. “El hematoma epidural se produce como consecuencia de trauma directo en la cabeza en la mayoría de los casos se produce fractura del cráneo la cual lacera los vasos. Aunque es poco frecuente puede haber hematoma epidural sin fractura. La lesión causante puede ser un trauma directo con un elemento contundente o puede ser una caída. “En este caso, el hematoma epidural pudo haberse causado al rodar por las escaleras o durante la riña al golpearse con la parte delantera del carro. No es posible determinar con exactitud el elemento causante del trauma craneano, ya que no existe herida extensa en el cuero cabelludo y/o fractura que muestren una morfología de patrón específico. “(…) “Una persona con hematoma epidural puede o no tener alteración o pérdida de la conciencia inmediatamente después del trauma; seguidamente hay un intervalo “lúcido” (persona despierta y conciente) que puede durar desde minutos hasta horas. En algunos casos durante el intervalo “lúcido” pueden presentarse síntomas como dolor de cabeza, vómito, confusión, convulsiones y finalmente la pérdida de la conciencia. “La duración del intervalo lúcido se correlaciona con la rapidez de evolución del hematoma (velocidad de sangrado) esto es con el volumen de sangre que desplaza el tejido cerebral y que al alcanzar un punto crítico causa un aumento súbito de la

presión intracraneada causando herniación del tallo cerebral y el desenlace fatal. “El tiempo de desenlace de un hematoma epidural, esto es el tiempo trascurrido para que se produzca la muerte puede ser de menos de media hora o prolongarse hasta varias horas o más. “El intervalo lúcido termina con una pérdida progresiva de la conciencia. Entiéndese por conciencia la apariencia que presenta el individuo de estar “despierto” y su respuesta a un determinado estímulo. Así, un individuo con la conciencia alterada se apreciará con somnolencia de la que puede ser despertado cuando se le habla; a medida que el nivel de conciencia se altera más, o se profundiza, es más difícil despertarlo y su respuesta al llamado será menor. “Resulta evidente que en una persona bajo los efectos del alcohol es difícil detectar estos cambios, porque pueden atribuirse a la ebriedad. “Incluso en casos atendidos por médicos en servicio de urgencia se sufre esta confusión con cierta frecuencia, al pensar que el paciente duerme por la borrachera y no que se está alterando su estado de conciencia. “Es por esta razón, cuando alguien sufre un trauma craneoencefálico se le indica que no debe dormir (o a la familia que no debe dejarlo dormir) en las primeras 24 horas post-trauma, para evitar que pasen desapercibidos los cambios de conciencia que alertarían para llevar a una valoración médica. “(…) “Como se mencionó en el punto anterior existe un periodo “lúcido” en el que la persona está despierta y sin presentar alteración en sus funciones motoras, de lenguaje o de percepción. “Esto quiere decir que sí es posible que un individuo se desplace por sus propios medios en la fase inicial de un hematoma epidural. “(…) “Los síntomas que puede presentar la persona, antes de la pérdida de la conciencia son vómito, dolor de cabeza, confusión y mareo. Sin embargo esta secuencia de síntomas

no es exacta, pudiéndose o no presentarse y si lo hacen, manifestarse de una manera leve, haciendo difícil reconocerlo. “(…) “Sumado a lo anterior, según los hechos narrados en la investigación el señor Israel Buitrago había consumido una cantidad no determinada de alcohol. “Como ya se dijo, el alcohol es una sustancia que altera la conciencia de la persona, produciendo sedación y alteración en la percepción de estímulos, con lo cual los síntomas del paciente pueden pasar desapercibidos. De esta manera, cuando la persona cae inconsciente se le atribuye a los efectos del alcohol y no a una alteración de conciencia debida al trauma, con un hematoma epidural en este caso. “(…) “La pérdida del conocimiento (como se menciona en el numeral 3) es la consecuencia del efecto compresivo del hematoma sobre el tallo cerebral el cual desencadena un paro respiratorio que lleva a la muerte. “(…) “La pérdida de conocimiento puede ser de forma súbita inmediatamente posterior al impacto como consecuencia del trauma directamente sobre la masa cerebral o puede transcurrir un periodo variable de minutos a horas con el paciente despierto, que precede a la pérdida de conocimiento, siendo más frecuente esta última forma de presentación. “(…) “La ausencia de síntomas durante el traslado de Israel de la plaza de toros a la cárcel no descarta que en ese momento ya se hubiese desencadenado el hematoma epidural, como ya se ha explicado ampliamente y por lo tanto en el caso que nos ocupa no se puede excluir como mecanismo causante del trauma craneoencefálico con hematoma epidural la caída que se produjo en las escaleras de la plaza de toros, ni tampoco el golpe en el cráneo contra la parte delantera del vehículo estacionado. Este último poco probable si es cierto que el golpe se produjo en la parte posterior de la cabeza. “De acuerdo a lo anterior, el hematoma pudo haberse producido en el intervalo trascurrido entre el traslado de Israel

de la plaza de toros hasta la cárcel, sin presentar síntomas o si los hubo no fueron evidentes por el estado de embriaguez que presentaba. Así pudo presentarse el desenlace fatal en la cárcel”. “El señor Israel Buitrago falleció como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico por mecanismo contundente en la región temporal derecha que causó un hematoma epidural sin fractura de cráneo” “De acuerdo a la historia natural (forma de comportarse de una lesión cuando no es modificada por tratamiento) del hematoma epidural y por las descripciones de los distintos traumas, lo más probable es que el trauma desencadenante del hematoma epidural sea caída (sic) de las escaleras al salir de la plaza de toros”. “Durante el tiempo transcurrido para el traslado de Israel a la cárcel, no manifestó ningún síntoma o si lo hubo fue atenuado o pasó desapercibido por los efectos del alcohol que había ingerido” (folio 197, cuaderno 3).

Salta a la vista, pues, que la verdadera causa de la muerte del señor Buitrago Ruiz se debió a un trauma craneoencefálico que le produjo un hematoma epidural, probablemente por una caída en las escaleras de la plaza de toros de Ventaquemada, Boyacá, lesión que no se hizo evidente inmediatamente, sino que sufrió un cuadro evolutivo paulatino que se manifestó posteriormente con la muerte del señor Buitrago, y que a simple vista resultaba imperceptible frente a los ojos de los demás y de la propia víctima, debido a los efectos del alcohol.

Haciendo alusión al dictamen pericial rendido por el Instituto Nacional de Medicina Legal, resultan inadmisibles las afirmaciones del recurrente en cuanto cuestionó su contenido con fundamento en que no tuvo la oportunidad de controvertirlo ya que el mismo fue practicado en el curso del proceso penal militar, pues debe recordarse que fue la parte actora la que pidió el traslado de dicho proceso, siendo remitido el mismo en copia auténtica mediante oficio No 255 de 18 de marzo de 1996 (folio 44, cuaderno 5), toda vez que como se dijo ab initio, resulta contrario a la lealtad procesal que una de las partes solicite que la prueba haga parte del acervo probatorio pero que, en el evento de

resultar desfavorable a sus intereses, invoque las formalidades legales para su inadmisión. Y si bien es cierto que en este proceso no se agotaron las formalidades propias del traslado, como quiera que no se profirió providencia alguna que incorpora al plenario la prueba documental y los informes técnicos de dependencias oficiales, dicha irregularidad quedó saneada por aplicación del parágrafo del artículo 140 del C.P.C., según el cual: “Las demás irregularidades del proceso se tendrán por subsanadas si no se impugnan oportunamente por medio de los recursos que este Código establece”, aunado al hecho de que nadie controvirtió dicha situación.

Finalmente, si bien el apoderado de la parte actora manifestó en el recurso de apelación que la falla de la Administración devino como consecuencia de una omisión consistente en no haber trasladado oportunamente a la víctima a un centro asistencial para que se le prestaran los primeros auxilios, tal omisión no constituyó la causa petendi de la demanda, pues las pretensiones de ésta estuvieron encaminadas a que se declarara la responsabilidad de la Administración por las heridas mortales que sufrió la víctima, las cuales “fueron causadas por el abuso de varias autoridades, agentes de policía que en una cárcel golpearon a una persona hasta matarla”, circunstancia que relevaría al juez de segunda instancia de estudiar los puntos nuevos o razones invocadas en el recurso de apelación, habida consideración que ello implicaría una variación de la causa petendi.

En efecto, como lo ha sostenido la Sala en otras oportunidades, en el recurso de apelación no es posible que se modifiquen los fundamentos fácticos de la demanda; es decir, al juez de segunda instancia no le está permitido emitir juicios sobre argumentos que no fueron el fundamento de la demanda, dado que el recurso de apelación no puede entenderse como un mecanismo para reformar la demanda o modificar la causa petendi.

En todo caso, y esto en gracia de discusión, habría que señalar que las lesiones del señor Israel Buitrago no eran perceptibles a los ojos de los demás, pues como se indicó en el dictamen pericial, el hematoma epidural que se formó en su cabeza fue evolucionando paulatinamente

con el tiempo, hasta producirle la muerte, aunado al hecho de su estado avanzado de embriaguez.

Pero además, como lo refirieron todos los testigos presenciales de los hechos, la víctima tenía algunas raspaduras menores en el rostro, evidenciándose pequeños rastros de sangre seca en la nariz y la boca, pero que a simple vista no revestían mayores complicaciones para su salud e integridad física, y mucho menos hacían presagiar que en su cabeza se estaba formando un hematoma epidural altamente mortal.

Lo anterior, unido al hecho de que ninguna de las personas presentes en el lugar, incluyendo a la propia víctima y a su primo, solicitaran a las autoridades el traslado a un centro hospitalario, a fin de que a Israel Buitrago se le brindara la atención médica requerida.

Tales razones, sin duda, fueron las que tuvo en cuenta la policía para omitir el traslado de la víctima a un centro asistencial, pues era imposible en ese momento, dadas las circunstancias especiales del caso, advertir la gravedad de las lesiones que sufrió el señor Israel Ruiz en la plaza de toros de Ventaquemada, Boyacá, pues estas se hicieron visibles con el paso del tiempo, como lo dictaminó Medicina Legal.

En cuanto a las obligaciones del Estado frente a las personas sometidas a una situación especial de sujeción, se ha dicho que éstas son de dos clases:-de hacer, esto es, de prever y controlar los peligros que pueda sufrir una persona retenida desde el mismo instante en que se produce la privación material de la libertad, hasta el momento en que ella es devuelta al seno de la sociedad y-de no hacer, referida a la abstención de cualquier conducta que pueda vulnerar o poner en peligro los derechos que no estén limitados por su situación especial. En síntesis, la retención como ejercicio legítimo del poder del Estado que afecta algunos derechos de las personas, en sí misma no es una actividad que genere responsabilidad patrimonial derivada de los perjuicios consustanciales a esas situaciones, dado que estas son cargas que los ciudadanos deben soportar cuando han infringido un daño a la sociedad. Pero así como el ciudadano debe asumir la carga derivada de la restricción de sus derechos, en la medida en que la retención, cuando es plenamente justificada, es una actividad que redunda en beneficio de la comunidad, el Estado se obliga a garantizarle una eficaz protección y

seguridad para lo cual éste goza de posibilidades reales, pues posee también el monopolio de la fuerza y los poderes de coerción que le permiten afrontar tales riesgos.

En este caso, para que surja el deber del Estado de reparar el daño causado por la muerte de una persona que se encuentra bajo custodia de las autoridades, es necesario acreditar que su deceso obedeció a una actividad provocada o desplegada por aquella, o que faltó a los deberes de vigilancia, cuidado y protección, como por ejemplo omitir el traslado oportuno a un centro médico, en el caso de que la persona retenida manifieste complicaciones de salud. Nada de ello ocurrió en el sub judice, pues los golpes mortales que produjeron la muerte del señor Israel Buitrago no fueron propinados por los agentes que trasladaron a la víctima a los calabozos de la estación de policía, tampoco hubo omisión alguna de recluirla en un centro hospitalario, pues las lesiones que ella sufrió no eran perceptibles ni detectables a los ojos de los demás, aunado al hecho de que la víctima no hizo un requerimiento semejante, como tampoco lo hizo ninguna de las personas que presenciaron los hechos, de suerte que no es posible en este caso declarar la responsabilidad de la entidad demandada, pues la muerte de Israel Buitrago Ruiz obedeció a una causa extraña, como lo es el hecho exclusivo de la víctima y el hecho también exclusivo de un tercero, las cuales se encuentran debidamente acreditadas, circunstancia que la exonera de toda responsabilidad por los hechos que se le imputan. Siendo ello así, la Sala confirmará la sentencia proferida por el Tribunal Administrativo de Boyacá, que negó las pretensiones de la demanda.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, administrando justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad de la ley,

FALLA:

1. CONFÍRMASE la sentencia de 22 de julio de 1998, proferida por el Tribunal Administrativo de Boyacá.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE, CÚMPLASE Y PUBLÍQUESE

RAMIRO SAAVEDRA BECERRA

Presidente de la Sala

MAURICIO FAJARDO GOMEZ ENRIQUE GIL BOTERO

MYRIAM GUERRERO DE ESCOBAR

Sentencia de julio 7 de 2005, expediente 20.300.

Sentencia de febrero 21 de 2002, expediente 12.789

Sentencia de 13 de abril de 2000, expediente 11.898

Sentencia de 21 de febrero de 2002, expediente 12.789

Sentencia de 30 de agosto de 2006, expediente 15.433