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    PSEUDOLOGIA FANTASTICA

    Psicoanlisis APdeBA - Vol. XXIII - N 3 - 2001

    Pseudologa fantstica,disociacin y espaciopotencial en el tratamientode nios 1

    Charles W. Dithrich, Oakland, CA

    INTRODUCCION

    En la mayora de los tratamientos de nios sucede que cuentanmentiras. Pueden ser mentiras grandes o pequeas, mentiritas omentiras importantes, y ser distintas en cuanto a su funcindefensiva, a los afectos y fantasas inconscientes que opacan y alpapel general que juegan en la personalidad del nio. La mayorparte de nuestros pacientes infantiles en algn momento cuentanmentiras de conveniencia, tales como: Por supuesto que terminmis deberes. Otros mienten para evitar el castigo: No, esasmarcas en el brazo de mi hermano no son de mis dientes. Estosaspectos de la mentira pueden encontrarse en cualquier nio, sinimportar el diagnstico. Las formas ms severas de la mentira,muchas veces acompaadas por acting out, tienden a ocurrir ennios sociopticos o con trastornos de carcter, y marcan unabandono radical de la norma social.

    Todas las mentiras descansan en la negacin, se las utilicecontra fuentes externas o internas de ansiedad. Un nio puedementirle a sus padres sobre no pasar un examen, y as impedir lasconsecuencias desagradables de la desilusin inevitable de suspadres. La mentira funciona intrapsquicamente ofreciendo pro-teccin frente a los afectos dolorosos y las fantasas asociadas al

    1 Publicado en: The International Journal of Psycho-Analysis, 4, vol.72, 1991.

    Presentado en la Divisin de APA de encuentros psicoanalticos. Marzo 1990. NuevaYork.

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    fracaso de alcanzar metas internas. La mentira puede servir comoataque desafiante, minimizando implcitamente la importanciade los valores y las aspiraciones parentales. Las mentiras impli-can secreto y por lo tanto exclusin. Las mentiras son pordefinicin intencionales, sin embargo pueden volverse respues-tas automticas y caracterolgicamente crnicas, a veces de unmodo tan extendido que el paciente puede comenzar a creer ensus fabricaciones. Las mentiras se han vuelto tan entretejidasdentro de la tela de la sociedad que el pblico en general lasespera y perdona, como vemos frecuentemente en la poltica.

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    Una variante de la mentira que difiere en cierto modo de lomencionado hasta ac es la pseudologa fantstica. La pseudologafantstica comprende la representacin de ciertas fantasas comoocurrencias reales. Estas fantasas incluyen eventos dramticos,grandiosos y exagerados reconocidos conscientemente por elpaciente como falsos y sin embargo presentados como verdad.

    El trmino pseudologa fantstica parece haber cado en des-uso ya que en las ltimas dcadas hay pocas referencias respectoa l. Quiz el ms conocido es el trabajo de Fenichel de 1993, Elaspecto econmico de la pseudologa fantstica. Fenichel sinte-tiza el papel defensivo de la pseudologa en la negacin de larealidad desagradable y su reemplazo por otra mejor, y lo asimilaa la creacin de recuerdos encubridores. Una diferencia impor-tante, por supuesto, es que el paciente cree que el recuerdoencubridor es un reflejo preciso de la historia, mientras que lapseudologa fantstica es por lo menos parcialmente una cons-truccin mental consciente. La fantasa exagerada ayuda a man-tener el equilibrio narcisista, y da lugar a fantasas inconscientescomo hacen los sueos. Al discutir la negacin, Fenichel ofrececomo frmula del paciente: Si es posible, hace que alguien creaque las cosas no ciertas son ciertas, entonces tambin es posibleque las cosas ciertas, cuyo recuerdo me amenaza, no sean ciertas(p.133).

    La ampliacin de ciertas ideas de Winnicott y de Masud Khanproporciona una visin distinta. En la perspectiva de estos auto-res, la pseudologa fantstica podra verse como la elaboracin y

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    la explotacin del falso self (Winnicott, 1960), asegurando unacapa de secreto y privacidad al verdadero self subdesarrollado yvulnerable. Como tal, protege al verdadero self del paciente de laintrusin y la intromisin. El secreto que implica la pseudologafantstica (comprese con Kahn, 1983) proporciona un reainviolable donde la identidad subjetiva del paciente no correriesgo. Mientras puede parecer que la creatividad est en juego enlas fantasas que conforman la pseudologa fantstica, la expe-riencia del paciente es fundamentalmente esquizoide y disociativa,y la reflexin acerca de s mismo y la interpretacin de laexperiencia subjetiva estn limitadas o ausentes. En trminos deWinnicott (1971a), se utiliza el fantaseo ms que la imaginacin.Es por lo tanto, al menos una forclusin parcial del espaciopotencial.

    El mantenimiento de la pseudologa fantstica implica apo-yarse en la omnipotencia y en la creacin de objetos subjetivos(Winnicott, 1971b) bajo el control exclusivo del paciente. Larealidad externa es negada por un mundo interno encantador,seductor y excitante en donde cualquier cosa es posible. Enalgunos casos este mundo vvido y sin embargo bi-dimensional lepermite al paciente aproximarse a la sensacin de ser real. Elpaciente que se apoya en forma excesiva en la pseudologafantstica est en ltima instancia profundamente alienado de losotros.

    Estas dos funciones de la pseudologa fantstica, una, laadaptacin defensiva a deseos conflictivos y la segunda, elmantenimiento de una identidad subjetiva, son cualitativamentedistintas. En el material clnico que sigue espero ilustrar lasformas en que el tomar en cuenta estas dos funciones nos informasobre la naturaleza y el contenido de la actividad interpretativa.

    MATERIAL CLINICO

    Tom, un nio de 12 aos que cursaba el sptimo grado, quevino dos veces por semana durante cuatro aos, tena propensina los berrinches y pareca deprimido. Tena pocos amigos conquienes jugar, y esto ocurra solamente si ellos o alguien hacanlos arreglos. Sus notas eran bajas a pesar de un indudable poten-cial intelectual y creativo.

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    Tom viva con sus padres, una hermana menor y la abuelamaterna en una casa grande, compartiendo un ala separada de lacasa con su abuela. Los padres de Tom, que eran dueos de unaempresa familiar, estaban bastante preocupados. Su padre, unhombre escandinavo apacible y afable unos aos menor que sumujer, estaba exasperado y perplejo por cmo ayudar a su hijo. Nianimarlo ni castigarlo lo motivaban. Tom tomaba por supuestotodo lo que sus padres le proporcionaban y raramente estabaagradecido. Su madre, gorda y eternamente de buen humor,pareca ms enredada que el padre en los dilemas de Tom. Hacatodo lo que poda para mantenerlo a flote, a veces llamando portelfono a sus amigos para que jugara con ellos, y dictndoleinformes para el colegio que luego l entregaba como propios.

    Se peleaba habitualmente con la hermana, tres aos menor, ytena disputas constantes por los deberes, que algunas vecesincluan mentiras por tareas que realmente no haba completado.Los padres de Tom agregaron que el nio poda ser imaginativoy divertido, pero que esas cualidades no eran muy obvias en elpresente. En cambio, se hallaba aptico, aburrido y propenso aataques de llanto impotente.

    Los padres de Tom se conocieron cuando el padre estabavisitando los Estados Unidos. A la larga se casaron y se instalaronen el pas de origen del padre. Tom, el primer nieto, era adoradopor la amplia familia extendida de su padre y pareca un niofeliz. Aunque la madre no admita tener problemas emocionalespropios, mi sensacin inicial fue que debi estar deprimida yaislada durante esos tempranos aos, como nativa de NuevaInglaterra que no estaba familiarizada con el idioma ni lascostumbres del pas de su marido. Cuando Tom tena 4 aos lafamilia volvi a los Estados Unidos y se hizo cargo de la empresade la abuela.

    PRIMERA SESION

    Tom era un nio rubio, de ojos azules y delgado, vestidoprolijamente con jeans y una camisa abotonada hasta el cuello.Pareca ser, como dijo su madre, una versin ma en pequeo.Tom comenz contndome de modo somero sus hobbies dibujary tocar el trombn y despus mencion lo que realmente le

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    gustaba hacer: cazar. A pesar de que su padre posea dos rifles nole estaba permitido usarlos, y esto le molestaba. Sin embargo,tena una alternativa. Quera conseguir un traje de goma gruesoy un rifle de aire comprimido con una mira infrarroja y tirarle alas ratas en las alcantarillas municipales. Quiz podra conseguirun empleo con el servicio de aguas local o poner un aviso comomercenario en la Flea Market Gazette (Gacetilla del Mercado dePulgas).

    La sinceridad de la propuesta de Tom me conmovi y medivirti, y pens en la parte oral, carroera de s mismo con la queTom deba estar en guerra en los tneles oscuros de su psiquis. Ledije que poda ver que estaba buscando la mejor manera desentirse fuerte y poderoso y que quiz esta bsqueda lo dejaba aveces sintindose infeliz. Los ojos de Tom se llenaron de lgri-mas; sin embargo le quit importancia diciendo: A veces mesucede. Los ojos se me llenan de lgrimas sin ninguna razn. Noreconoci su tristeza por mucho tiempo. Luego continu presen-tando un aspecto en su terapia que lo caracterizara por muchos,muchos meses la produccin de historias absolutamente fants-ticas, su pseudologa fantstica.

    La primera comenz inmediatamente despus de sus lgrimas.Tom me cont de un amigo suyo al que consideraba un genio.Este muchacho haca bombas y haba construido un bunkercompleto escondido cerca del colegio de Tom. Durante las horasde clase su amigo genio arrojaba morteros y bombas hacia dentrodel colegio rompiendo brazos y piernas y causando un alborotogeneral. Tom estaba evidentemente impresionado por las supues-tas proezas de su amigo, y contaba esta historia en un estiloinexpresivo, excesivamente convincente a lo Jimmy Stewart.

    En la segunda sesin Tom me cont acerca de su amigo tirandouna bomba al aula, que le rompi las dos piernas a la maestra, laclavcula a la novia de Tom e hizo volar cuatro pupitres contra lapared. Me pregunt en voz alta si toda esta destruccin le preocu-paba a Tom. Dijo que no. Le dije entonces que pensaba que debaser difcil concentrarse con toda esta actividad en el colegio.Cmo poda un chico hacer su trabajo? Tom acept que eradifcil, y continu narrando un incidente en un negocio donde unasierra circular se sali de control, salt fuera del banco de trabajo,casi le reban el dedo, y termin enroscndose en un poste,saltando todo el tiempo sobre su cable. A veces Tom se animaba

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    mucho contando sus historias y yo me senta divertido y entrete-nido. En otros momentos me senta desconectado de l, como sil y yo fusemos dos miembros annimos de una multitud escu-chando a otra persona que habla, o como si los dos estuvisemosen nuestros propios mundos privados mirando juntos un video.

    Trabajando primero con la hiptesis de que la pseudologafantstica de Tom representaba primariamente un esfuerzo de-fensivo para enmascarar cuestiones neurticas, trat de apuntar alo que crea que eran esas cuestiones. De hecho, cada historia queTom contaba pareca estar pidiendo una interpretacin, con an-siedades y afectos apenas disfrazados. Ansiedad de castracinmasiva, vulnerabilidad, preocupaciones acerca de la agresinestaba todo all, al parecer en la superficie. Sin embargo, cadavez que intentaba vincular una historia con lo que supona era elafecto o la ansiedad subyacente, Tom agrandaba su historia.Sealar esta escalada tampoco serva. Las sesiones se habanvuelto rpidamente un escenario para sus cuentos chinos, y de notener reuniones peridicas con sus padres no hubiera sabidomucho sobre su vida real.

    A medida que pasaban las semanas, las historias de Tom sevolvieron cada vez ms elaboradas y se vinculaban secuencial-mente de sesin en sesin. Me cont sobre juegos de guerra quejugaba en el colegio, y de cmo todo el colegio estaba dividido endos campos. Era uno de los afortunados que poda montar en supropio tanque uni-personal, equipado con inofensivas bombas deestruendo las que poda, sin preocupacin, arrojar contra suscompaeros. Describi todas las armas que usaban y cmo lasFuerzas Armadas de Estados Unidos estaban all observando losprocedimientos. Tom pareca contento de contar estas historiasda tras da. Sin embargo yo comenc a sentirme intranquilo.

    Despus de seis meses los padres informaron que no habaningn cambio en su comportamiento excepto que pareca menosdeprimido y que se enojaba ms abiertamente en casa. Mientrasa m me animaron estos cambios, a los padres no. Su trabajo enla escuela era pobre, segua mintiendo acerca de sus deberes,provocaba continuamente a su hermana, y casi no tena amigos.Comenc a sentirme enojado y frustrado por sus historias cons-tantes, y presionado por mis encuentros con sus padres. Real-mente pensaba que yo le crea?

    Durante una de las muchas sesiones en que relataba juegos de

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    guerra en el colegio, trat de confrontarlo con su exageracin,interpretando, o quiz ms precisamente, insistiendo, que sushistorias representaban intentos de evitar sentirse enojado einferior. Me sorprendi cuando Tom respondi con un abruptodesplazamiento del material que clarific la naturaleza de suansiedad. Tom me cont que ayer haba mirado un programa detelevisin sobre un futuro holocausto nuclear. Aterrorizado, sehaba quedado despierto toda la noche pensando que una granciudad cercana haba sido atacada y que l sera vaporizado encualquier momento. Al final de la sesin Tom mencion que nodeba molestarme tratando de encontrar en el noticiero local de lanoche la gresca que hubo en el colegio. La escuela haba ordena-do un total silencio de prensa. No se permita la entrada a ningnreportero.

    Vi que mi confrontacin, motivada en parte por presionescontratransferenciales, haba llevado a un incremento masivo desu ansiedad y a una clarificacin correspondiente de ella. Alanalizar mis emociones y fantasas contratransferenciales des-pus de la entrevista (Boyer, 1990), me di cuenta que me habaidentificado con el uso que Tom haca de la pseudologa fants-tica, y que estaba preocupado por ciertas dudas que me habanasaltado, especialmente en la faz temprana de mi carrera: que yomismo era un fraude, alguien que finge ser un psicoterapeuta. Lainsistencia concreta de Tom sobre la verdad de sus fantasas lahaba sentido como una negacin de mi presencia teraputica, ypor lo tanto como una amenaza a mi identidad profesional.

    Darme cuenta de esto me ayud a comprender que el sentidode identidad subjetivo de Tom dependa de su pseudologa fan-tstica. Sin sus historias elaboradas se senta vulnerable a ansie-dades esquizo-paranoides aterrorizantes, tales como el miedo a laaniquilacin. Me fue claro que deba respetar su pseudologafantstica y tambin su muy necesaria realidad subjetiva, y queno deba referirme por el momento a su funcin defensiva.

    Comenc entonces a ver las fantasas de Tom no slo comoesfuerzos defensivos en el sentido clsico, sino como intentosabortados de crear un espacio potencial, un rea de ilusin dondepoda existir en forma viable. Tom se apoyaba desesperadamenteen su mundo omnipotente, y mi aceptacin de ese mundo eracrucial para que fuera adquiriendo eventualmente la capacidad derenunciar gradualmente a l. Esta aceptacin significaba renun-

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    ciar por el momento a cualquier esfuerzo de interpretar la resis-tencia, y me llev a orientarme ms de lleno hacia la contenciny el holding. Estos trminos elusivos y evocadores implican notanto un cambio importante en la conducta externa sino undesplazamiento en el estado mental, como lo describi tan acer-tadamente Goldberg (1990).

    El cambio en mi estado subjetivo implic abrazar la visin dela realidad de Tom en lugar de desafiarla con las interpretaciones.Me di cuenta que nuevamente esperaba con ganas sus sesiones, yque senta cada vez menos presin para producir mejoras en lossntomas de Tom a pesar de las expectativas obvias de los padres.Al relajarme y comenzar a jugar con Tom y sus historias, elcontenido de su narrativa comenz a cambiar. Mientras queanteriormente haba emprendido sus proezas solo, ahora comen-z a contarme de un grupo del colegio al que perteneca.

    La patrulla de trnsito de Tom era una organizacin paramilitarque vigilaba la escuela de noche, protegiendo la propiedad ydefendindola contra los vndalos. Tom haba sido elegido ldery me llenaba de historias de sus proezas en la comunicacin consus amigos por los walkie-talkie y en ahuyentar a los intrusos conbombas cerezas. Mi desplazamiento interno del foco me llev aextasiarme con sus historias y tanto me convencan sus aventurasque a veces me preguntaba cmo los padres lo podan dejar estarafuera toda la noche. Saban de las proezas peligrosas y heroicasque con tanta valenta emprenda? Mi inmersin en las fantasasde Tom, despus de una poca en la que me sent bastanteseparado y distante, pareci sealar la creacin de un espaciointersubjetivo entre nosotros.

    Con el tiempo le dije a Tom que realmente pareca encarar susobligaciones con responsabilidad, y si estaba familiarizado conla criminologa. Le segu diciendo que todos los criminlogos seinteresan por la psicologa del criminal, por el por qu hacen lascosas que hacen y ese tipo de cosas. Me preguntaba si Tom tenaalguna idea sobre estos vndalos y matones que merodeaban lossalones del colegio a la noche. Tom pareci intrigado por elconcepto de la psicologa del criminal y ofreci sus ideas. Pensa-ba que estos muchachos no estaban contentos consigo mismos ynecesitaban destruir cosas para sentirse importantes. Le preguntsi Tom alguna vez se haba sentido as. Contest que no einmediatamente se lanz nuevamente a sus historias mentirosas.

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    A la par de sus cuentos sobre las proezas como vigilante de loscorredores de la escuela, Tom comenz a contarme sus aventurascon su padre. El y su padre haban construido un submarino dedos metros y medio de largo a control remoto que llevaba a unlago secreto. En una isla, en el medio, Tom haba construido unpuesto de control casi invisible desde donde poda pilotear subarco. Era, por supuesto, el azote de la laguna y hunda a cual-quiera que lo desafiase. Tom me cont que su padre actuaba comosu asistente en las reparaciones y que transportaba al submarinodesde y hacia la casa.

    Pens que el material en este momento reflejaba la luchainicial de Tom para internalizarme. El que yo proveyera unambiente sostenedor (holding) pareca haberle permitido a Tomcomenzar a usarme y a desarrollar una naciente transferenciapaterna. De igual modo que minimizaba el rol del padre en lasexcursiones con el submarino, tena que minimizar el mo mien-tras yo intentaba explorar con l lo que haba debajo de lasuperficie psicolgica. Aunque Tom claramente disfrutaba de sutiempo conmigo, yo segua siendo su audiencia cautiva que detanto en tanto poda ofrecerle un pensamiento intrigante o dos, yde ese modo le permita un control de tipo omnipotente sobrenuestras sesiones. Mis interpretaciones se cean estrictamente alas metforas que l introduca, y por lo tanto dentro de un reade ilusin en desarrollo. Mientras escuchaba metafricamentelos conflictos sugeridos por la pseudologa fantstica de Tom,pensaba que para l todava sus historias no eran simblicas. Tomcontinuaba exudando la confianza y la afabilidad usada por losconductores de programas de juegos de la televisin, y la chaturay la bi-dimensionalidad de sus historias hablaba de su razdisociativa ms que creativa.

    Sin embargo, en este precursor de espacio potencial creadomutuamente (Ogden, 1990) Tom me poda escuchar hablndole asus deseos de fuerza y admiracin, de cmo era ser el lder de unabanda de trnsito, de cmo se ejerce el poder y cosas de esanaturaleza. Sus movimientos desde el aislamiento solitario deltanque, hasta la autoridad que provena de ser el lder de unapatrulla de trnsito, y l y su padre controlando un gran subma-rino-falo, representaban sus esfuerzos por incrementar su proxi-midad con los otros y tambin al potencial para construir unaidentidad masculina.

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    En mis encuentros con los padres de Tom me informaron dedos cambios. El primero tena que ver con el creciente inters deTom en hacerse ms sociable y tener amigos. Hasta haba invita-do a un compaero de colegio para jugar. Sin embargo los padresestaban perplejos por cmo Tom poda abruptamente parar dejugar con su amigo y comenzar a leer una revista de comics, comosi su amigo hubiese dejado de existir. El segundo cambio tenaque ver con atormentar y molestar a su pap. Tom comenz atratar a su pap de flojo y boludo y estas provocaciones erandifciles de tolerar. Esto me mostr que junto con las tendenciasesquizoides de Tom a retraerse, se estaba volviendo ahora msactivamente competitivo, denunciando sus esfuerzos incipientesde re-elaborar sus conflictos edpicos con su padre, aunquetodava dentro del modo esquizo-paranoide.

    Me enter que la socializacin de Tom se basaba en gran parteen jugar a ser el payaso de la clase y su amigo ms cercano eraotro chistoso inmaduro. Un camino adicional para asociarse consus pares comprenda la coleccin de revistas de comics. Un daTom anunci con orgullo que haba trado algo para mostrarme.Sacando con cuidado la revista de su sobre de plstico protector,Tom me present al Juez Dread (Dread: Pavor). El Juez Dreadera un medio-vigilante, un auto-nombrado cuidador de la ley delfuturo, en un momento donde la mitad del pas haba sido redu-cida a escombros radioactivos y la otra mitad estaba poblada pordespiadadas pandillas errantes. Le pregunt a Tom qu le gustabadel Juez Dread. Tom replic: El Juez Dread es duro, pero esjusto. Si estropes, pags el precio. Me encantara ser como elJuez Dread. Mientras escuchaba a Tom me dije a m mismo queel razonable, liberal padre de Tom iba a ser puesto a pruebaseriamente.

    Mientras que representaba los nuevos esfuerzos de Tom parasu identificacin masculina y la bsqueda de lo que Lacan (1960)llama el nom de pre, el comic tambin representaba un compro-miso socialmente tolerado entre la fantasa y la realidad. Pensque ilustraba un espacio transicional entre el fantasear disociativode la pseudologa fantstica y la capacidad de tolerar el dolorpsquico. El dolor psquico de Tom estaba relacionado con ladesilusin que sigue inmediatamente a la renuncia de la omnipo-tencia infantil. Ahora poda aceptar su anhelo de tener fuerza ypoder a travs del ideal del Juez Dread.

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    En los meses siguientes Tom comenz a contarme un poco mssobre su vida real. Las historias continuaron, pero estaban entre-mezcladas con lo que yo entenda eran eventos reales y preocu-paciones autnticas. Me enter de los amigos de Tom en elcolegio, y las nias comenzaron a figurar en forma prominente.Apareci la tristeza cuando me cont de su primer novia que sinaviso se haba alejado. Esto haba sucedido hace algunos aos yTom todava la extraaba. Siguiendo esta historia conmovedoraTom agreg, como era su costumbre, que le haba dado uncolgante de diamantes de diez quilates increblemente bello.Pens que el agregado de Tom de la entrega del exquisito regaloreflejaba su insuficiencia narcisista, su deseo de tener algo devalor que ofrecer. Ya que haba tan poco para dar de l mismo,deba encontrar un sustituto. La pseudologa fantstica de Tom,muchas de las joyas que saba que yo disfrutaba, eran sin dudaen parte un regalo para m.

    La ansiedad sexual de Tom entr en erupcin un da en queentr en mi consultorio en pnico, y cont excitadamente que uncoche sedan negro lo estuvo siguiendo todo el da. Lo vio cuandolleg al colegio, despus del colegio y hasta camino a mi consul-torio. No pareca estar aqu ahora, pero Tom rpidamente mirpor la ventana para asegurarse. Lo extrao era que Tom no podapensar en nada malo que hubiese hecho que pudiese llevar a quealguien lo persiguiera. Arriesgu que por ah su preocupacin sedeba a pensamientos y sentimientos escondidos que lo preocu-paban. Tom contest que realmente no pensaba que fuese eso,que los nicos sentimientos escondidos que tena eran sobre laschicas.

    Esta rara admisin pareci indicar la disposicin de Tom deabordar sus preocupaciones sexuales, y seal un cambio impor-tante en su capacidad de reconocer y tolerar el conflicto intrap-squico. Haba comenzado a asumir responsabilidad por suscontenidos psquicos y a sentir el conflicto simblicamente, noobstante, de un modo limitado. Es interesante darse cuenta que elsurgimiento de elementos paranoides en las fantasas de Tomrepresenta un desarrollo que lo aleja del no relacionarse disocia-tivo. Giovacchini (1990) seala que el uso de la proyeccin esuna defensa relativamente sofisticada que indica ms relacin deobjeto que los mecanismos disociativos.

    La pseudologa fantstica de Tom comenz ahora a incluir

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    sexo y tambin lucha. Uno de los primeros cuentos tena que vercon un amigo que viva en un castillo con su madre divorciada.Tom y su amigo se arrastraban por pasajes labernticos secretospara espiar dentro del dormitorio de la madre de su amigo, y allmirar a la madre teniendo relaciones sexuales con su joven novio.En una ocasin no estaba disponible el novio y ella lo presion aTom para que le haga el servicio. Cmo poda negarse? Despusde todo, era la madre su amigo. Tom se puso tres condones, losasegur con bandas elsticas y se larg a hacerlo.

    Coment que era un gran trabajo para hacer. Tom respondique realmente quera ayudar a la madre del amigo, a pesar de quehaba una chica en el colegio en la que estaba interesado. Pensque las interdicciones edpicas de Tom y la lucha con lo que Blos(1979) llama la poderosa madre pre-edpica, contribuyeron eneste intento contrafbico de escaparse de su atraccin por elrealmente disponible y menos asustante objeto de amor, la chicadel colegio.

    La expresin de las preocupaciones de Tom a travs de lapseudologa fantstica representaban otra faceta de sus esfuerzospara re-elaborar los conflictos edpicos. Anteriormente en eltratamiento estos conflictos haban sido oscurecidos por ansieda-des ms primitivas que tenan que ver con sus sentimientosacerca de s mismo como sujeto, en otras palabras, preguntassobre la existencia misma. Aunque a estas ansiedades les habadado una forma sexual y aparecan como ansiedad de castracin,consider que eran mucho ms primitivas y caticas que laansiedad edpica. En mi opinin se las poda pensar mucho mscorrectamente en trminos de la ansiedad primitiva de castracinde McDougall (1985). Ahora que Tom estaba ms seguro de suidentidad subjetiva, tena una base desde donde hacer frente a laconflictiva edpica.

    Tom comenz a contarme sus teoras sexuales. Exista estamansin tipo Playboy donde innumerables chicas se apoltronabanentre los juncos esperando a quien quisiera tener relacionessexuales. En algunas de ellas el himen hasta volva a formarse.Por lo general, explicaba Tom, siempre es mejor que el hombresea ms joven que la mujer, ya que el pene del hombre crece amedida que aumenta su edad. Si el hombre es demasiado mayorque la mujer, entonces su pene va a ser demasiado grande para suvagina, y a ella le puede doler. Pens que con esas teoras Tom

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    nunca iba a tener que enfrentarse con los aspectos de la luchaedpica con su padre. La carrera terminaba desde un comienzo, yaque su pene nunca crecera tanto como el de su padre. Y como elpadre de Tom era ms joven que la madre, se evitaba la preocu-pacin de pensar que el pene de su padre pudiese daar a sumadre.

    A medida que emergan estas fantasas sdicas de la escenaprimaria Tom me cont de su trabajo repartiendo las toallas a suscompaeros de clase al salir de las duchas del gimnasio. Estaactividad le proporcionaba amplias oportunidades para compararlos tamaos de los penes y sin mucho titubeo Tom me cont quele preocupaba que su pene fuese demasiado pequeo. Le dije quepoda comprender cmo realmente quera ser tan hombre comolos otros muchachos. Pero que quiz ver su pene como pequeotambin era tranquilizador. Lo poda alejar de pensar acerca deldolor que el coito le poda causar a la mujer.

    Alrededor de esta poca los padres de Tom me informaron queestaba portndose de un modo sobrador y desagradable con sumadre. La relacin cercana que tanto haba disfrutado su madrese vea perturbada por las burlas y las tomadas de pelo de Tom.Esta relacin se puso an ms a prueba cuando Tom fue acusado,y luego confes haberlo hecho, de escribir malas palabras conlpiz de labios en las paredes de una iglesia donde ensayaban unaobra de teatro con su clase. Despus de habrselas por muchosmeses con su padre, Tom pareca estar ocupado ahora en lucharpara crear distancia con su madre. Con la emergencia franca defantasas incestuosas, su conducta era visiblemente un esfuerzopara apartar una intimidad anhelada pero ahora prohibida conella.

    A ms de dos aos de tratamiento sucedi un hecho importan-te. Tom me estaba regalando con sus ltimas travesuras en elcolegio. El y sus amigos haban formado una cua voladoraperfecta con sus bicicletas y haban segado a la directora cuandoestaba cruzando el campo de atletismo. Le dije que era realmentesorprendente que l y sus amigos pudiesen hacer que la cuaquedara perfectamente ajustada. Por primera vez, Tom contestque en realidad no era una cua voladora perfecta, pero quetuvieron xito en tirar a la directora al piso. Aprovech estaoportunidad para preguntarme con Tom qu era lo que lo haballevado a agregar ese poquito de exageracin. Contest que no

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    estaba seguro, pero que a veces inventaba cosas por el estilo. Lohaca sentirse especial. Cuando le ped a Tom que continuara,dijo que no poda, y me dijo que se haba cerrado. Es como lasparedes de Troya. Se cierran, y eso es todo.

    An cuando este momento de actividad interpretativa durmuy poco, creo que marc un punto de inflexin en su tratamien-to. Comenzamos a discutir su pseudologa fantstica abiertamen-te, y l nos provey de una importante metfora, las paredes deTroya. Las paredes de Troya parecen ser una metfora acertadano solo para el cerrarse de Tom, sino tambin para su falso selfrgido, construido para protegerlo de la invasin y de lo que lopudiera afectar. Y por supuesto el Caballo de Troya en s mismoera una mentira.

    En los meses que siguieron me enter cada vez ms por Tomde su vida en la casa y en el colegio. Discutimos la relacin consu hermana, con sus padres, con su abuela y por qu el colegio eratan difcil. Las paredes de Troya se abran y se cerraban, y sushistorias continuaron, aunque ahora el equilibrio se haba volca-do ms hacia la realidad. La pseudologa fantstica de Tom habaperdido su cualidad extrema, exagerada y se haba vuelto, podra-mos decir, ms sublimada. Los padres de Tom lo anotaron en uncolegio privado y sus notas comenzaron a mejorar. Todavasegua portndose en forma desafiante en la casa.

    Un tema principal en la pseudologa fantstica de Tom de eseperodo comprendi un gran nmero de chicas que estaban real-mente locas por l. Su nico problema era cul elegir. En cuantoelega una, otra lo necesitaba. Lo que ms parecan necesitar del era el consuelo que les poda proporcionar y un hombro sobreel que llorar. Por semanas Tom cont sus encuentros en el colegiocon una chica detrs de la otra, dramticamente ilustrado porgestos de retorcer su camisa empapada de las lgrimas de ellas.Estaba especialmente preocupado por una chica que pareca estarmuy deprimida. Tom me hizo una propuesta. Querra yo ser suconsultor psicolgico para ayudarlo con esta amiga perturbada?Le dije que me gustara mucho ese trabajo y le dije que le iba aensear las cosas que yo saba.

    Le dije a Tom que para ayudar a alguien primero es necesariocomprender eso mismo en uno mismo. Alguna vez se sintideprimido? Tom respondi que a veces se sinti as, y de estemodo introdujo su propia vida afectiva como foco de la investi-

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    gacin. A medida que discutamos a su amiga me pregunt en vozalta si Tom habra sentido alguna vez que alguien cercano a l sesintiese infeliz. Quiz su mam? Tom se sorprendi por mipregunta y dijo: Por supuesto que no. Siempre est contenta,excepto cuando est enojada conmigo. Aunque me haba dadocuenta desde haca mucho que la probable depresin de la madrede Tom era un factor importante en su manera de relacionarse conlas chicas, esto todava pareca estar encerrado lejos, detrs de lasparedes de Troya.

    En mis encuentros con los padres de Tom ocurrieron ciertoscambios. Tom continu mejorando acadmicamente, molestabamenos a su hermana y tena muchas ms relaciones sociales. Sinembargo, por momentos pareca estar sumido en su propio mundoy desconectado de los otros. Las provocaciones a su madre y a supadre haban continuado, aunque existan islas crecientes detranquilidad.

    En el tercer ao del tratamiento emergi una pieza crucial delrompecabezas familiar que me ayud mucho en la comprensinde la pseudologa de Tom. Tom entr en el consultorio, se sent,y con indiferencia me cont que recin se haba enterado por suspadres que el padre de su madre, muerto hace mucho, se habasuicidado con una bala en la sien. Hasta entonces le haban hechocreer a Tom que su abuelo se haba muerto de un ataque alcorazn, pero ahora la verdad sali, ms de una dcada despus.Tom no comprendi por qu sus padres pensaron que era algo tanimportante. Ms an, estaba enojado con su abuelo porque eso lehaca a Tom mucho ms difcil conseguir que le permitierandisparar.

    Pens acerca del intenso inters de Tom por los rifles, y queprobablemente era una respuesta al saber inconsciente de estefantasma en la familia. Le pregunt cundo se haba muerto esteabuelo. Tom dijo que hace mucho, cuando vivan en Europa. Elno sabra lo que estaba sucediendo porque slo tena dos aos.Tom agreg: Pero todava tenemos el rifle. Es con el quesiempre quera ir a cazar.

    Esta informacin importante me permiti reconstruir para mlas condiciones que contribuyeron a la pseudologa fantstica deTom. Antes que nada, el hecho de que los padres nunca me hayancomunicado la muerte del abuelo en las entrevistas sugiere que sedefendan masivamente contra esto. Su madre debe haber nece-

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    sitado ejercer una negacin extrema, y estuvo sin duda muydeprimida durante el tercer ao de Tom, un perodo del desarrolloque se caracteriza en parte por la lucha para resignar la omnipo-tencia. La respuesta de Tom fue el redoblar sus esfuerzos demantener la omnipotencia en vista de la depresin de la madre yde la desilusin prematura que debi haber sufrido. Elegir unaforma elaborada de mentir como leitmotiv de su constelacindefensiva se volvi demasiado claro, como lo fue su atraccin ydeseo de curar a chicas perturbadas, deprimidas.

    Como lo han sealado McDougall (1985) y Ogden (1990), laresolucin del complejo de Edipo del varn depende al principiono tanto de la disponibilidad del padre sino de las actitudesinconscientes de la madre hacia su propio padre, como tambinhacia la masculinidad y la hombra potencial de su hijo. Losesfuerzos masculinos de Tom se complicaban mucho por losmiedos y las comunicaciones inconscientes de que el logro de lahombra estuviese plagada de peligros letales potenciales de sumadre. Los intentos de parte de la madre de revivir al padre atravs de Tom se evidenciaron an ms al compartir un alaseparada de la casa con su abuela.

    El tratamiento de Tom experiment un cambio significativoluego de que esta pieza de la historia cayera en su lugar. Lospadres de Tom pudieron hablar sobre contarle esta novedad. Qualivio fue que la verdad se supiera finalmente! La identificacinde la madre con Tom y su propio padre emergi ms claramenteen su miedo a que la verdad pudiese llevar a Tom a deprimirseseriamente y quizs a suicidarse. Record lo difcil que habasido para la madre dejar de escribirle los deberes a Tom. Supreocupacin acerca de que eso lo hiciera empeorar la llev aperpetuar otra mentira: que el trabajo de Tom era de l.

    Tom ahora comenz a apoyarse cada vez menos en supseudologa fantstica, hasta que al principio de su cuarto ao derepente me di cuenta que ya no estaba presente. Haba encontradouna novia y esto ocupaba gran parte de nuestro trabajo. Hablabaabiertamente de sus sentimientos conflictivos con sus padres,pero pareca tener muchos ms momentos productivos y deintimidad, especialmente con el padre. Tom ahora se sentaorgulloso de ir a pescar con su padre, o de acompaarlo en sutrabajo, aunque en el lugar de trabajo todava trataba de actuarcomo el jefe. Una tregua endeble se haba desarrollado entre Tom

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    y su madre, y Tom crea que mientras su padre lo apoyaba con sunovia, su madre no lo haca. Sin embargo Tom y su madreparecan llevarse cada vez mejor.

    Hacia la mitad del cuarto ao mencion la terminacin; latarea escolar de Tom haba mejorado significativamente, tenaamigos y ya no estaba atormentando a su hermana. Aunquepersistan algunas tensiones entre Tom y sus padres, yo sentaque stas eran en su mayor parte conflictos tpicos de la adoles-cencia y que Tom ya era mucho ms capaz de enfrentarlos solo.

    Al principio Tom se sinti triste cuando supo que bamos aterminar. Dijo que iba a extraar nuestras charlas, ya que haballegado a depender de m para consejo y apoyo. Por otro ladotendra dos tardes ms libres para estar con sus amigos. Nuestrotrabajo se centraba en su vida cotidiana y surgi el tema de lasdespedidas. Nuevamente Tom me cont de la novia que habaperdido hace aos. Era muy parecida a l, rubia y de ojos azulesy muy linda. Se acord que le haba dado ese colgante barato deimitacin de diamantes que haba sacado de una mquina expen-dedora de chicles.

    Le dije que era interesante escuchar su historia ahora, ya queaos atrs cuando hablaba de ella haba dicho que le haba dadoun diamante de verdad. Tom sonri y dijo: S, me acuerdocuando sola contarle todas esas historias. Hubo algunas real-mente buenas. Estuve de acuerdo y me pregunt en voz alta qupensaba de todas esas historias ahora, a la luz de todo el trabajoque l y yo habamos hecho. Tom hizo una pausa y me dio surespuesta: Yo no pensaba que tuviese nada realmente valiosopara contarle. Mi verdadero yo era tan aburrido, como si estuvie-se sentado en una habitacin sin nada adentro. Usted se hubieseaburrido. De modo que invent todas esas cosas fantsticas. Eramucho ms interesante que el verdadero yo.

    Dieciocho meses despus de la terminacin recib un llamadode la madre de Tom diciendo que l me quera ver. Tom tena casila misma altura que yo, con un corte de pelo a la moda, y vestidoen el cuidadoso estilo descuidado de un video de rock. Me contque le iba bien en el colegio y que tena planes para el futuro. Ibaa hacerse cargo y a expandir el negocio del padre. Sin embargoestas ideas estaban en sus etapas iniciales y todava no le habadicho nada a su padre.

    A la larga Tom cont qu lo traa. Tena un problema. Desde

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    haca seis meses tena una novia, y me mostr con orgullo unafotografa que tena en la billetera. Era algunos aos ms grandeque l, y estaban muy enamorados. Su padre pensaba que ella erabrbara, pero a su madre no pareca gustarle mucho. Todo esto noera demasiado importante. El problema tena que ver con otrachica, una recin llegada al colegio que no era popular y tenasobrepeso, de la que Tom se hizo amigo. Le daba lstima y queracuidarla. Ahora tena un gran metejn con l y aunque l tenaesta otra novia, estaba preocupado pues no quera lastimar a estaamiga del colegio dicindole que no estaba interesado. Podrayo ayudarle?

    Le dije a Tom que ciertamente los dos conocamos este proble-ma, y mencion su orgullo de ofrecerle su hombro a tantas chicasdesdichadas. Ahora su dilema era cmo cuidar a su amiga en unaforma caballeresca y al mismo tiempo seguir fiel a su deseo porsu novia. Tom sonri ampliamente con mis palabras, sus ojos sellenaron de lgrimas y dijo que poda contar conmigo para sabercul era el problema. Segu diciendo que en nuestro trabajopasado, aunque habamos cubierto mucho territorio, quiz nohabamos explorado totalmente su necesidad de cuidar a mujeresdesdichadas.

    Tom dijo que se era exactamente el problema, y que quizspodra comenzar a venir nuevamente. Les iba a preguntar a suspadres. Podra venir quizs semana por medio? Aunque estabatentado de urgirle a Tom intensamente que volvisemos a nues-tras sesiones regulares, por respeto a su independencia y aparentemotivacin le contest que poda comenzar de nuevo con lafrecuencia que l quisiese. Al despedirnos, Tom dijo que me ibaa llamar. Han pasado muchos aos desde nuestro ltimo encuen-tro y no he vuelto a saber de l.

    Despus de la sesin pens que finalmente Tom estaba moti-vado para enfrentarse con lo que haba sido una cuestin prepon-derante a lo largo de su tratamiento: el papel que la madredeprimida y necesitada jugaba en su mundo intrapsquico. Aun-que esta relacin internalizada sufri cambios significativosdurante nuestro trabajo, algunos elementos fundamentales pare-can requerir un objeto extra-transferencial, que ahora provea sunovia, para que salieran a la luz. El hecho de que Tom hayavenido con una pregunta indicaba que su capacidad para la auto-observacin y la reflexin estaba bien establecida. A travs de su

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    trabajo Tom haba internalizado lo que Andr Green (1977) llamael objeto analtico, ese espacio intermedio entre el paciente y elanalista que permite el auto-anlisis.

    CONCLUSION

    La pseudologa fantstica de Tom funcion en primer trminopara mantenerle un sentido de identidad subjetiva. Lo protegacontra las ansiedades esquizo-paranoides, y l no lo senta comometafrico. Ms bien, los mecanismos disociativos y esquizoidesque dominaban sobre la creatividad lo dejaban incapaz de generary jugar con distintas capas de significado. Su mundo de fantasaera concreto e hiper-real. De modo que no haba posibilidad deinvitarlo a observar e interpretar sus historias. Yo deba proveer-le un medio ambiente teraputico de sostn y contencin (Bion,1962; Winnicott, 1954), abrazar incondicionalmente su fantasa-realidad controlada omnipotentemente y compartirla con l, per-mitindome por momentos estar totalmente convencido de ella.Slo entonces existi la posibilidad de desarrollar una ilusincreada mutuamente a travs de la cual la pseudologa fantsticapoda volverse metafrica. Con el surgimiento del espacio poten-cial, el sentido de Tom de una identidad subjetiva se volvi msseguro, permitiendo una dialctica ms equilibrada entre fantasay realidad. Su tratamiento pudo entonces continuar con la explo-racin de los conflictos pre-edpicos y edpicos tpicos de laadolescencia.

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    Traducido por Beatriz Schechter.

    Charles W. Dithriche-mail: [email protected]