Psicología de La Experiencia Religiosa
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M A R C I A N O Ü A K C I A
I I I . EL PERDÓN 73
1. El don del perdón 73
2. Una nueva visión 77
3. La práctica del perdón 81
4. La meta 85
TERCERA PARTE
Dios es Amor 87
I . E L E S P Í R I T U S A N T O 8 7
1. La llama viva del amor 87
2. Los estados afectivos 93
I I . L A M E N T E S U P E R I O R 9 8
1. Estados emocionales superiores
9 8
2. El espíritu de amor 103
I I I . LA LUZ DEL AMOR 110
1. El amor es una forma de exist ir 110
2. La iluminación del amor 112CUARTA PARTE
La Igles ia es Una 117I . HACIA LA UNIDAD 117
1. Una iglesia 117
2. La unión como meta 120
3. Hay que cambiar de mente 122
I I . QUE SEAN UNO 126
1. Los primeros pasos 126
2. La evangelización 128
I I I . LA UNIÓ N CON DIOS 1351. La unión con Dios es ahora 135
2. La eternidad en el tiempo 136
3. Ahora es la eternidad 1 38
R E S U M E N 1 4 1
PRESENTACIÓN
Agradezco a Marciano García, amigo y compañero de tantas cosas,abrir este su libro sobre Psicología de la experiencia religiosa. No
todos los días se tiene la suerte de encontrar unas páginas dignas y
sabrosas, merecedoras de lectores inquietos (no apresurados), bus
cadores (no pasivos), acogedores de la densidad de la vida (no hui
dizos y superficiales). Muy brevemente quiero presentar, a mi mo
do, el sentido global de las páginas que usted, lector, abre por aquí,
por esta página que no es del autor, sino de un lector (interesado,
ciertamente, pero sereno).
1. GLOBALIZACIÓNLa globalización, entendida como una caída de aduanas y mundo
libre, es un concepto que puede aplicarse a los más diversos aspec
tos vitales, incluidos los socioculturales. Por ejemplo, puede apli
carse a la relación entre las ciencias. La globalización es una nueva
versión de la interdisciplinariedad e indica que una ciencia no es
una pequeña nación que cierra sus fronteras a las demás, librándo
se de ellas, a las que considera enemigas mortíferas. Por el contra-
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I I I
rio, cada ciencia se abre a las demás, porque éstas le aseguran un
mejor conocimiento y un campo de acción mayor, lo cual estimula
una producción digna y mejor.
Los términos comerciales en que ha nacido y se mantiene la
globalización ha hecho de ésta un fenómeno sospechoso, como si
la vida quedase limitada a un mercado donde todo se compra y se
vende, donde el pez grande se come al pez chico, donde, una vezmás, lo burgués se come a lo evangélico. Este sentido de la globa-
lización, aunque viste mucho y recuerda verdades importantes, es
demasiado primario e injusto. La globalización estimula la mejora
de las cosas, el abaratamiento de las mismas y, quizá sobre todo,
desenmascara a pequeños ladronzuelos que no quieren competen
cias contra sus baratijas. Todo hay que tenerlo en cuenta.
En cualquier caso, la globalización, la interdisciplinariedad
discreta (nadie puede dominar todas las ciencias), es un avance en
un mundo de especialización, que, siendo necesaria, tiene que ser
lo sin empequeñecer y distorsionar la verdad, que es universal. Nada tan abierto como la verdad.
2. PSICOLOGÍA Y ESPIRITUALIDADNi siquiera en un sistema de globalización todas las ciencias tienen la
misma relación. Desde la economía esto se percibe con evidencia y
esa evidencia nos delx; ayudar a ver en otros campos.
Entre psicología, como ciencia de la conducta, y espiritualidad,
como ciencia de la dignidad humana que sugiere y guía el Espíritu,
existen lazos muy estrechos. Con frecuencia incluso se dijo que ya
la lingüística había unido ambas ciencias como si se tratase de doshermanas, porque psiebé significaba alma y la espiritualidad mira
ba sobre todo, si no exclusivamente, al alma. Y si esto no es verdad
y ha costado a la espiritualidad vivir arrinconada en los estrechos lí
mites de la interioridad (y, con demasiada frecuencia, del intimis-
mo), sí lo es que una espiritualidad que se define como "dominio
del Espíritu" y que tiene en el Espíritu (con mayúscula) el origen y
justif icación de sí misma, la pre sencia y acc ión del Espíritu no pue
den ser comprendidas inicialmente sin el enganche humano del es
píritu (con minúscula, que más o menos equivale al alma). El Espi
nal trabaja y obra en y a través del espíritu.
De ahí la referencia entre ambas ciencias. Ambas son ciencias
muy vitales, que se entrecruzan, porque tienen el mismo sujeto, la
persona humana, tienen idénticos componentes, el dinamismo de la
profundidad del ser, y un mismo motor, el Espíritu que suscita en el
espíritu el deseo de vivir y desarrollar las posibilidades que tiene.
3. PARA LEER ESTE LIBRO
Lo que precede quedará bastante más claro si les presento al autor
de este libro y su línea de pensamiento. Marciano García no es es
pecialista en todas las ciencias (¡menos mal!). Por eso, no habla de
todo. Pero se mueve con competencia, soltura y claridad (una de
sus dotes envidiables) en las tres parcelas de tierra que pueden y
deben ayudarse y complementarse: filosofía, psicología y teología;
está preparado para mostrar a la persona humana (hombre y mujer)
el camino de la vida y acompañarla caminando con ella. Psicólogocurtido en mil contactos con gente de todo tipo; filósofo, más aún
metafísico nato, sigue irremediablemente (y afortunadamente) bu
ceando en la razón última de las cosas, también de la conducta hu
mana; cristiano viejo, no hace ascos al principio antiguo: La fe bus
ca cuál es su sentido, ampliando este sentido a las otras dos actitu
des teologales, la esperanza y la caridad. También éstas buscan có
mo entenderse.
Creo que Marciano García parte de una convicción fundamen
tal: la persona humana es esencial y radicalmente buena y sana. Me
tafísico, al fin, conoce de sobra que el mal es algo privativo, no es
una propiedad trascendental del ser. En sentido trascendental, el
mal no existe y el metafísico lo proclama, con fuerza y convicción,
ante el sarcasmo de los satisfechos, que dicen atenerse a la eviden
cia (la evidencia del error y/o de la superficialidad). La metafísica
no ha llevado al autor a las nubes; más bien le ha bajado a las ver
dades más hondas. El metafísico es casi siempre un tipo de afirma
ciones muy fuertes, tan fuertes como lo es la radicalidad del ser al
que afecta su pensar.
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La psicología bucea en es c ser bueno y topa con aparentes con
tradicciones metafísicas. No lo son, aunque su percepción es ade
cuada y real, por más que sea subjetiva: percibe muchas privacio
nes, sean éstas en forma de debilidades (no hablamos en sentido
moral, sino personal), anulaciones, complejos, desviaciones y, en
general, sobreestructuras que hacen de ese campo bueno y fértil,
"un desierto en el que nunca crecerá una flor". La persona que lo
experimenta así, lo cree y siente así, con la desesperanza de unos
sentimientos hondos que llevan en sí mismos la convicción de que
tales cosas son permanentes, condenan al sujeto a ser esclavo de sí
mismo. Y el destrozo que genera en esa tierra buena, es terrible.
Como cristiano viejo, Marciano García lleva muy dentro la con
vicción de que el Evangelio es humano y humanizante en sus ver
dades más profundas y fundantes. La Trinidad no es una idea, una
entelequia, una especulación. Su condición de metafísico no le per
mite caer en ese desafortunado -por no decir mortal- juego de la
mente que hace a Dios a imagen de unos sentimientos más inhumanos que humanos, que le rebajan al grado ínfimo, o en cualquier
c a s o s i e m p r e pequeño, de las acciones humanas. Ni el Padrees sá
dico, ni el Hijo es un verdugo, ni el Espíritu es un mercader. Todo
lo rige aquí la ley del amor, porque "Dios es amor", un amor no in
ventado ("amorcitos desastrados de por aquí", que diría su muy
querida Madre santa Teresa de Jesús).
La psicología entra en los fondos oscurecidos (más q ue oscuro s)
de la persona, acompañada de la medicina sanadora del mensaje
cristiano (profundamente humanizador) para llevar a su esplendor
una existencia que se estaba empobreciendo en la suciedad de uncacharro al que nadie miraba por sucio y tampoco limpiaban.
Este libro quiere ayudarle a ser un buen cristiano. Sinceramente
creo que puede ayudarle mucho más que ciertas sensiblerías, bas
tante de moda, que ni siquiera escarban la cascara de los problemas
y hacen poco más que cubrir la suciedad en lugar de limpiar lo que
puede y debe ser resplandeciente, porque es material bueno.
AUGU STO GUE RRA, CARM ELITA DESCAL ZO
In sti tu to (le Es pir itu ali da d. I ni cer sid ad Ca tól ica Sa nto Do nt iii fio
INTRODUCCIÓN
«Las únicas limitaciones a In felicidad
son aquellas que tu mismo te inca/las»
JAMPOLSKY.
La psicología ha tenido en este siglo un desarrollo impetuoso y hoy
forma parte importante del acervo cultural de la humanidad. Como
ciencia de la conducta es imprescindible siempre que se trate de co
nocer el comportamiento humano. Como estudio de la conciencia y
sus diversos estados, es totalmente necesaria para todo intento de
acercamiento a la vida espiritual del hombre. Por eso, la investiga
ción de la vida psíquica del hombre y su expresión más alta, la espi
ritualidad, tampoco puede ignorar los conocimientos psicológicos.
Se pue de intentar un acercamienti > de la Psic< >1< >gí;i v la Espiritua
lidad poniendo una al lado de la otra, ya sea en dos volúmenes, o enuno sólo, colocando un capítulo de Psicología al lado del correspon
diente de Espiritualidad. Se obtiene así eso mismo, Psicología de un
lado y Espiritualidad del otro lado. Ambos saberes se pueden yuxta
poner y estudiar sus relaciones e implicaciones. Y esto se puede ha
cer de forma erudita y técnica, de manera que solamente otros espe
cialistas puedan entender y sentirse interesados en su estudio.
Pero también podemos estudiar ambas cosas en sus relaciones
mutuas, aproximadamente como se viven, y exponer los resultados
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de manera que cualquiera pueda entenderlos y servirse de ellos pa
ra ayudarse a vivir más lúcidamente.
Puesto que había que hacer una opción, yo he optado por se
guir el método sintético y no el analítico, de forma que no sea fácil
saber dónde termina la Psicología y dónde comienza la Espirituali
dad, porque así es como se vive, así es la vida del hombre.
Deseo exponerlo de tal forma que pueda cualquier persona be
neficiarse con su estudio, aunque comprendo que será preciso re
ferirse constantemente a cuestiones difíciles, muchas veces discuti
bles. Doy por supuesto que los lectores saben ya algo de Psicología
y de Espiritualidad y pueden comprender sus implicaciones diná
micas, imposible de separar existencialmente.
Se puede partir de la posición del psicólogo que se acerca a la
espiritualidad para contactar con ella y verla desde su perspectiva,
o de la del teólogo espiritual que acude a la Psicología para exami
nar a su luz los diversos fenómenos que se producen en la vida es
piritual. Aquí se trata de ambas cosas. Las cuestiones estarán centra
das en torno a la problemática psicológica de quien presuntamen
te está viviendo un proceso de vida espiritual y necesita iluminar el
camino que va recorriendo su espíritu.
Ciertamente, no se trata ahora de cualquier vida espiritual, sino
de la vida espiritual cristiana, y de la vida cristiana en la Iglesia Cató
lica. Damos por descontado que las referencias psicológicas se mue
ven en un ámbito universal, pues no es verdad que los cristianos ca
tólicos posean un aparato psíquico diverso esencialmente de cual
quier otra persona.La vida espiritual se origina en un nivel inconsciente que va
aflorando lentamente a la conciencia, y que luego se podrá reflexio
nar con mayor o menor claridad. No se comienza la vida espiritual
en la santidad, ni mucho menos, sino en una situación de imperfec
ción, de miedo, de culpa y de sufrimiento.
La persona debe de acudir a la Psicología desde su situación
inicial, caracterizada por una experiencia de oscuridad en que pre
dominan los sentimientos negativos, para comprenderse a sí misma
I N T R O D U C C I Ó NL5
y ayudarse a evolucionar, sanar sus posibles heridas, superar el
miedo, y prepararse para entrar en una etapa de purificación y sa-
nación psíquica, moral, espiritual y corporal.
Según se va superando el miedo, el espíritu se abre a la con
fianza y se posibilita la experiencia del amor. La Psicología tiene
también palabras sabias que decir respecto de esta actividad tan im
portante para la realización de la vida humana, debe mostrar lascondiciones y las propiedades del amor real, ayudando a distinguir
lo de la ilusión de amor. Mediante el amor verdadero, que nunca
defrauda, la persona sale de su soledad, se abre y une a los demás.
La Psicología tiene también palabras sabias acerca de la nece
saria y dificultosa disposición para la misteriosa unión de cada
hombre con Dios, las otras personas y las cosas del mundo. Sobre
todo para guiar en el oscuro camino que lleva a la luz superior, a la
iluminación, en la que dicha unión se realiza.
Así se esclarece de alguna forma lo que será este tratado de Psi
cología de la Experiencia Religiosa: recogerá las informaciones pertinentes de la vida espiritual y las referentes a la vida psíquica para
esclarecer ese proceso continuo que es la vida espiritual y así ayu
dar a su realización. Ambas realidades, espiritualidad y psicología,
son una sola y única vida cuando se realizan, por más que sus con
ceptos puedan y deban diferenciarse.
La vida espiritual es una realidad psíquica y ninguna otra cosa,
de modo que ningún elemento suyo puede permanecer apartado,
ajeno, a la dinámica psíquica, so pena de no ser incorporado a la vi
da y no ser vida, consiguientemente.
Estaremos, pues, haciendo un trabajo psicopedagógico, hablando propiamente. Podremos contar con ciertos estudios valiosos
que se han realizado en los últimos tiempos, especialmente en psi
cología transpersonal.
Se procederá del siguiente modo. Se examinará brevemente la
relación entre Espiritualidad y Psicología, se verán los conceptos re
ferentes a la persona humana, el sujeto psicológico, centro de nues
tro interés, pues de ayudar a las personas es de lo que se trata. Se
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intentará un acercamiento al impresionante mundo del espíritu hu
mano, su fenomenología, lo místico, para centrar nuestro objetivo
en la apertura del hombre al misterio de la Divinidad, pues ningu
na otra cosa es la espiritualidad cristiana.
La fe en Dios, sus exigencias y significaciones más enriquece-
doras; la acept ación de Jesuc risto, el cord ero que quita el peca do
del mundi >; la tinción del Espíritu Sanio que baña al alma en divino
amor; y la unión íntima y glorificadora con la Divinidad, conforman
la experiencia religiosa cristiana.
Estas cosas las queremos examinar a la luz de todas las estrellas
que brillan en el cielo de la inteligencia del hombre actual, en cuan
to se nos conceda la gracia de acceder a ellas.
La Ha ban a, ene ro de I ) .
PRIMERA PARTE
PSICOLOGÍAY EXPERIENCIA RELIGIOSA
PSICOLOGÍA Y ESPIRITUALIDAD«No busques fuera de lí . e l cie lo es tá en la inter ior»
• MARY L
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IS
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No se puede olvidar que los conceptos de psicología y espiri
tualidad significan también vida. Ambas, como ciencias, deben con
tribuir con su saber al perfeccionamiento del ser humano, ya que
como vida, constituyen su expansión.
Estas ciencias se la tienen que ver con el sujeto más misterioso
y complejo de cualquier investigación, el espíritu humano informa
do por la gracia divina.
2. ESPIRITUALIDADLa espiritualidad es, en general, una manera superior de vida cons
ciente. Precisando más, entendemos aquí por espiritualidad, en
cuanto vida consciente, el acto de dar sentido a la existencia. Al ser
la vida misteriosa y profunda, quien busca vivir sus hondas dimen
siones, necesita abrirse al misterio, al infinito, porque así es la rea
lidad del hombre, misterio inagotable.
La espiritualidad es una instancia antropológica que abarca a to
dos los hombres y a cada uno, pues todo ser humano está llamado
a realizarse a sí mismo dando un sentido de plenitud a su propia
existencia. Como se trata de una alta realización, no de cualquiera,
la espiritualidad implica una determinada excelencia de vida. Una
existencia humana deficiente, rebajada, empobrecida, no será una
realización del espíritu humano, sino una frustración dolorosa.
La espiritualidad que deseamos conocer y desarrollar es la es
piritualidad cristiana católica y, por lo tanto, esa espiritualidad que
queremos ayudar a desarrollar es la del hombre cristiano, que aho
ra debemos precisar.
Definimos la espiritualidad cristiana diciendo que consiste en la
apertura que el hombre hace al misterio revelado por Cristo en el
Evangelio para dar sentido a la vida según el Espíritu divino. Es evi
dente que se trata todavía de una definición formal.
Naturalmente, la espiritualidad cristiana recibe diversos matices
conforme sean las tradiciones que se cultiven. Habrá una espiritua
lidad cristiana católica y otra no católica, protestante. Y dentro de
ellas diversos matices; así la espiritualidad cristiana católica tendrá
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especificaciones diversas según las experiencias vividas y las for
mulaciones dadas.
No necesitamos ahora entrar en más detalles respecto de la es
piritualidad porque con ello es suficiente para decir que este curso
de Psicología de la Experiencia Religiosa se propone estudiar los
procesos psicológicos de la vida espiritual. Vamos a examinar reali
dades que pertenecen a ambos universos, a los de la vida espiritual
cristiana y a los de la psicología, buscando sus niveles más hondos
y misteriosos.
Es imposible hoy concebir una espiritualidad sin fundamentar
la en bases antropológicas y psicológicas. Y es también imposible
desarrollarla sin esos recursos básicos.
3. LA REFLEXIÓN CIENTÍFICA
Necesidad de conocimiento. La investigación antropológica ypsicológica puede hoy brindar luces muy valiosas para iluminar al
go el misterio siempre insondable del ser humano. Para llegar a lomejor de sí, la realización espiritual, el hombre necesita entrar en
esa región misteriosa, compleja y oscura de las profundas "caver
nas" 1 de su ser y avanzar a tientas, de noche, hacia lo Absoluto de
Dios, donde únicamente le es dado amanecer a la luz de la realiza
ción plena de su ser. En otras palabras: debe pasar por diversos es
tados de conciencia.
Hacerlo implica profundas transformaciones psíquicas, a veces
desconcertantes y perturbadoras. Contar con la ayuda de la psico
logía será muy provechoso.
Nunca tiene el hombre más necesidad de luz que cuando sedispone a lograr lo mejor de sí, por la simple razón de que lo me
jor de cad a uno resulta ser tambié n lo más ocu lto , co mple jo y mis
terioso.
La ayuda de la Psicología. La Psicología puede y debe de estudiar la espiritualidad del hombre cristiano, porque toda ella es un
2 SAN JUAN DE LA CRUZ: Llama de amor viva, 3.
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fenómeno psíquico. Es cierto que esta espiritualidad es algo sufi
cientemente específico como para requerir un tratamiento especial
con métodos propios, pertenecientes al ámbito de la Teología. Pe
ro, con lo que ya se sabe acerca del ser humano, la Psicología pue
de eficientemente ayudar al desarrollo de la espiritualidad religiosa
cristiana.
Lo patológico como tema. Wayne Dyer lo expone así:«Los psicólogos, con la n otable excepción de algunos "rebeldes"
como Maslow, se han concentrado tradicionalmente en síntomas
neuróticos, en la depresión y en l a ausencia de enfermedad psi
cológica clínica como indicio de "normalidad". H an escrito pro
fusamen te sobre la mala salud menta l, pero muy poco sobre la
consecución de la salud mental. H an escrito mucho sobre la ne
cesidad de esforzarse, pero casi nada sobre lleg ar alguna vez a
alguna parte. Enfocan a lo s individuos como seres que tienen
siempre que mejorar en vez de aceptarlos co mo individuos sanos,
tal como son»."
No es una exageración de Dyer, es una realidad: podemos con
tar con pocos psicólogos expertos en vida humana superior, en ex
periencias de alta realización. Hay que tener en cuenta que la Psi
cología Experimental nació de padres ateos en un manicomio. No
es su culpa.
Nuevos estudios. No obstante, en los últimos años, diversos autores han investigado los caminos del crecimiento espiritual, moral y
humano de las personas.
El mismo Dyer ha comprendido el por qué de la reticencia de
los estudiosos sociales respecto de estos temas.
«De cualquier modo, los "científicos sociales" de hoy, raras ve
ces se atreven a aventurarse fuera de los campos de estudios en que
los "datos"pueden cuantificarse, donde puedan asignarse núme
ros a todo, y puedan trazarse gráficos y mapas... Estos "científicos"
no a yudan a los seres humanos a cambiar y con seguir ser másfe-
3 DYER, Wayne. lil cielo es el límite. Grijalbo, Barcelona 1981. pp. 24-25
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lices y eficaces. Por el contrario, como muchos de sus colegas de la
medicina, vagan eternamente entre los punto A y B, sin atreverse
a creer que realmente podrían estar en un punto (>>.'
Se entiende por A el estado de enfermedad grave, por B el es
tado normal inferior y por C el estado superior de vida.
4. NUEVOS CONCEPTOSEs sumamente importante el hecho de que la Psicología se haya
abierto a nuevos campos antes vedados en el examen de la con
ciencia. Hoy se admiten estos elementos según la figura de al lado:
Mente. Por mente, con mayúscula, se entiende todo lo que
existe: Dios y todas las criaturas. Con la palabra mente, minúscula,
se significa el espíritu humano y cualquier otro espíritu. En este ni
vel de Mente se da la suprema identidad del hombre.
Las ban das tra ns per son ale s. Es aquel dominio en el que el
hombre no tiene conciencia de su identidad con el todo, pero está
más allá de la individualidad, en un campo supraindividual. Se ex
perimenta vinculado con el todo.
Nivel existencial. Aquí el hombre se identifica exclusivamente
con la totalidad de su organismo psicofísico. Aquí crece la raciona
lidad y la voluntad personal.
Nivel de ego. Aquí el hombre no se siente directamente identi
ficado con su organismo psicosomático, sino con una representa
ción mental del mismo, más o menos exacta. Se identifica con su
ego, es decir, con una imagen ele sí mismo.
El nivel de la sombra. El hombre se identifica con una parte
empobrecida de sí mismo, creando una imagen empobrecida de sí
mismo, una sombra.
La evol ución del esp ectr o de la con cien cia. La experiencia nor
mal nos refleja una distinción neta entre el sujeto que observa y el
objeto que es observado, entre el sí mismo y lo que no lo es. Esto
crearía la conciencia del espacio. Pero el mundo sigue siendo la
' Ib., p. 26
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única realidad que es. Entonces, el dualismo aparece como algo in
consistente.
Del primer nivel de la mente, la unidad del universo, se crea el
segundo nivel, el nivel existencial en el cual el hombre se identifi
ca con su organismo y se distingue de su medio. Cuando el hombre
se identifica con su organismo, surge el problema de la vida frentea la muerte, se hace el tiempo, el pasado y el futuro.
Ahora el hombre huye de la muerte y crea una imagen ideali
zada de sí mismo que es el ego. Cree entonces que el ego represen
ta lo valioso de sí, y se identifica con la representación mental de sí
mismo, el EGO, símbolo opuesto a su cuerpo mortal. Ahora recha
za los aspectos indeseables de sí mismo y se identifica sólo con
aquellos que son aceptables y así se hace persona, al tiempo que
proyecta en la sombra los aspectos no deseados de su yo.
EL ESPECTRO DE LA CONCIENCIA
\ SOMBRA
\ Persona Sombra
Bandas filosóficas
Cuerpo
Bandas biosociales
Med10
Universo
P S I C O L O G Í A Y E S P I R I T U A L I D A D ¿ 3
Así se desarrollan los diversos niveles del espectro de la con
ciencia, según Ken Wilber. 5 En la figura aparec e la línea en diago
nal que representa el límite entre el sujeto y el objeto, de tal forma
que entre la persona y la sombra, el cuerpo y el medio, hay extra-
ñeza, que hace que la persona los perciba como amenazantes.
Ese límite queda roto en el nivel de bandas transpersonales y
desaparece en el nivel de la ¡viente. En este último nivel se lograríala experiencia máxima de realización.
5. ANÁ LI SI S EX I STENCI AL DE LA CONCI ENCI ALo que llamamos conciencia alcanza también una profundidad in
consciente, pues tiene su origen en una realidad inconsciente. En
este sentido la conciencia es irracional, alógica o prelógica. El ha
cerse algo consciente no está precedido por algo consciente, sino
que brota de un fondo inconsciente y sólo en un segundo tiempo
se hace consciente y reflexionable.
Formas de conciencia.Conciencia ontológica. Es el conocimiento que revela que algo
existe, la percepción de un ser que es, que está dado ahí frente a
uno, como la conciencia de ese árbol que estoy viendo.
Conciencia ética. Es el conocimiento de que algo que aún no
es, será. Se refiere a un ser que no está dado todavía, sino que de
be ser, como la conciencia de que debo alimentar mi cuerpo.
Llamamos intuición a la manera de percibir lo que debe ser, es
una forma de visión. La conciencia es una función intuitiva, irracio
nal. Sólo en segundo término es racionalizable. Esta conciencia actúa en referencia siempre a una situación absolutamente individual,
en la que intuye valores, posibilidades. Esa intuición de la concien
cia ética ve en el aquí y ahora lo que debe ser hecho de un modo
personal individual, pero necesario.
El amor. En nivel de la afectividad se realiza una actividad tam-
, Más allá del ego. Kairos, Barcelona, 1994. pp. 108-113.
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bien intuitiva, que percibe algo que puede ser llevado a la realidad
jun tament e co n el dese o d e llevar lo. Se refi ere a lo posi ble , no sim
plemente a lo necesario. Concretamente, es la decisión del yo de
abrirse para acoger al otro.
La belleza. La experiencia artística es otra manifestación del ser
espiritual inconsciente del hombre, ya que surge y se realiza más
allá de todo intento de racionalización. Es una vibración especialdel ser ante determinadas realidades.
Sentimientos espirituales. De este nivel espiritual inconsciente
pueden brotar también sentimientos finísimos que no hay que con
fundir con otros sentimientos propios del elemento psicofísico. Es
tos sentimientos espirituales son parte importante de la experiencia
religiosa. Tales son los sentimientos de paz interior, alegría, bon
dad, ternura, etc.
Lo s fenómenos fundamentales. El más importante objetivo de cada individuo es el desarrollo de las posibilidades de su vida perso
nal. En ese desarrollo se comprende la correcta orientación de sus
valores espirituales. Estos valores se realizan de modo muy especial
en el ámbito religioso. Pero ellos no son el primer dato de la con
ciencia.
El hecho fenomenológico primario es que el hombre es un ser
consciente y responsable, un ser consciente de tener responsabili
dad. Este ser consciente está también encerrado en el inconsciente.
De este fondo inconsciente surgen las decisiones responsables, por
lo cual la responsabilidad debe tener también una base inconscien
te. Entonces el hombre no ha de entenderse exclusivamente comoracionalidad.
Dentro de esta entidad inconsciente se revela un ser espiritual,
no material. Y dentro de este ser espiritual se descubre a su vez
una religiosidad inconsciente. Existe en el hombre un estado in
consciente de relación de Dios. Así detrás del yo inmanente apare
ce el tú trascendente. El inconsciente espiritual es también trascen
dente.Esto implica que hay siempre en el hombre una tendencia in-
P S I C O L O G I A Y E S P I R I T U A L I D A D25
consciente hacia Dios, una relación inconsciente pero intencional a
Dios. Por eso se habla de presencia ignorada de Dios. Esta relación
puede ser reprimida y por lo tanto permanecer oculta para nosotros
mismos.
Esta presencia escondida de Dios no debe entenderse de mo
do panteísta, en el sentido de que el inconsciente sea divino. Tam
poco debe entenderse como si el inconsciente poseyera una sabiduría infinita, ya que encierra a Dios, sabe a Dios. Ni se puede en
tender ese inconsciente como algo independiente, algo por sí mis
mo. Ni tampoco como idea innata de Dios.
La religiosidad inconsciente emerge del centro del hombre, de
la persona misma. Es una propiedad del ser espiritual del hombre.
Radica en la naturaleza cognoscitiva del ser humano, abierta siem
pre a la pregunta por la última razón de todo, justificadora de lo real
existente, en definitiva, Dios.
Es decir, en la racionalidad innata del hombre existe siempre la
capacidad de preguntar por las causas últimas de todas las cosas yesta pregunta debe algún día ser hecha reflexivamente para que se
logre la plenitud intelectual del hombre.
Formas de religiosidad. La religiosidad no es una forma arcaicade conciencia, pero si es reprimida puede tomar formas arcaicas,
primitivas. La religiosidad del hombre no es una ilusión cuyo futu
ro deba preocupar, porque es una realidad eterna, presente en la
actualidad del ser humano.
Muchas veces el hombre neurótico manifiesta una carencia: su
relación a la trascendencia está perturbada. Entonces surgen las res
puestas inadecuadas, las sustituciones de la religión connatural del
hombre.
Esta religiosidad reprimida se vuelve finalmente miedo pertur
bador y genera reacciones neuróticas de angustia ante lo descono
cido. Entonces se busca saber y si la búsqueda resulta desorienta
da, el miedo deberá crecer y con él la angustia. La religión bien en
cauzada deberá liberar radicalmente de todo miedo.
M A R C I A N O Ü A K L I H
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26M A R C I A N O Ü A K L I H
Conclusión. Entonces, la primera pregunta es:¿cómo puede la psicología cooperar con la persona para llevar ade
lante el crecimiento y perfección de todos los contenidos de su in
consciente?
Y la segunda es:
¿cómo puede la Psic ología ayudar a la persona en el desenvolvi
miento de su religiosidad inconsciente?
Vamos a intentar una respuesta.
Queremos hacerlo de una forma práctica antes que teórica.
Contamos con grandes maestros en experiencia religiosa y psicoló
gica: los místicos. Es preciso recordar aquí que los grandes místicos
fueron extra ordinar ios psicól ogos por más que su lengua je y su
propósi to no fueran hace r psico logía pura. Pero la hici eron.
Afortunada mente hoy se cuenta con una investi gación psico
lógica que puede realmente ayudar a estimular la emergencia de
los contenidos más valiosos del inconsciente del hombre.
LA PERSONA
II • " Hay una luz dentro de tú. JUDITH JAMISON.
El estudio de la persona y de los rasgos que la constituyen ha segui
do a lo largo del tiempo dos orientaciones, que luego han podido
reconciliarse, no simplemente excluirse.
Orientación filosófica. Parte del postulado de que la persona es
un ser sustancial, dado entitativamente; se orienta más a la descrip
ción, a la fenomenología, y menos a la conducta. Su inicio está en
la filosofía griega; la escolástica cristiana aporta luego especiales te
mas. Sus métodos son los propios de la filosofía.
Orientación empírica. La psicología empírica se dirige al cono
cimiento científico de la conducta de la persona, no de su esencia.
Los métodos de investigación son los propios de las ciencias posi
tivas experimentales.
Para la psicología los más frecuentes han sido: la observación
naturalista, el análisis del contenido, las entrevistas, los cuestiona
rios, los test de personalidad y el método experimental.
1. PR IN C IPALES TEOR ÍASLas principales teorías sobre la persona son la psicoanalítica y la
existencial. Las vamos a exponer conforme al análisis que hace Vik-
tor Frankl en su libro La presencia ignorada de Dios.''
Teoría psicoanalítica. El todo que constituye al ser humano ha si
do visto por el psicoanálisis atomísticamente al concebirlo comocompuesto por partes individuales. Esas partes individuales son los
diversos impulsos que a su vez están formados por impulsos par
ciales o componentes impulsivos.
Con este concepto, la persona humana queda perturbada, se
despersonaliza, desapareciendo su carácter unitario-totalitarista, que
hay que volver a montar al final, pero ya artificialmente, porque de-
6
Herder. Barcelona, 1992.
M A K L I A I N U U A I C I M
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2 SM A K L I A I N U U A I C I M
be haber algo a lo que llamar "yo". Se percibe el "yo" como un mon
taje de impulsos de "yo" que deben ser censurados y tal vez reprimi
dos. Lo que lo reprime, lo censura, tiene que ser también impulsivi
dad. No cabe otra alternativa para un pensar materialista como el del
psicc (análisis.
Hay que recordar que la base del materialismo es el atomismo.
En esta concepción materialista atomista el hombre sólo puede serun aglomerado de átomos, de impulsos.
Dentro de este cuadro, el ser humano es pensado como diná
mico, con una dinámica de impulsos que constituyen y determinan
el yo, siendo éste pasivo respecto de sus impulsos. El ser humano
es, un ser impulsado; como tal, se construye o destruye solamente
con impulsos, de forma mecánica. Entonces el hombre es el auto
matismo de un aparato anímico.
Dyer comenta con justificada ironía los resultados de esta teoría:
"Los que están de acuerdo con las teorías /rendíanos le dirán
a usted que su ego es algo así como "la/uente indi/erenciada de su
energía animal"y se lo retratarán como una ci erta/uerza incons
ciente, oscura, primitiva, no civilizada, que boy dentro de usted y
que le destruiría a usted y a todos los que lo rodean si la dejara
suelta».
No es saludable vivir con la idea de que se lleva dentro un
monstruo horrible, dispuesto a devorar a todo el mundo si lograra
escapar. Parece que el hombre en sí es algo mejor que eso. Lo cual
se revela en la creación de la cultura que ha desarrollado a lo largo
del tiempo, por más que en ocasiones aparezca destructivo.
Teoría del análisis existencial. La vida ofrece un carácter problemático, su esencia está oculta y sus posibilidades y sentidos tam
bién. La vida entonces plantea al hombre la cuestión de su sentido,
que ella no revela inmediatamente. Las preguntas pueden ser mu
chas, pero las respuestas válidas se reducen a una sola: la respon
sabilidad. Esa responsabilidad compromete siempre a una acción y
7 DYER. W. El cielo es el límite, pp. 146-147.
la compromete aquí y ahora. ¿Por qué leo este libro? La respuesta
última sera: porque lo he decidido. Esta decisión es la que me per
mite responder a la pregunta de por qué leo el libro.
El ser humano, en lo más hondo de sí mismo, es un ser respon
sable. El análisis existencial ve en el hombre, no un aparato psíqui
co, sino una existencia autónoma que responde a la interpelación
de la vida.
Cuando se da respuesta responsable a un interrogante, algo in
consciente es traído a la conciencia. Ese algo no es simplemente un
conjunto de impulsos, no sería responsable; sino alguien que pue
de responder, es decir, un ser espiritual. El ser espiritual es el modo
propio del ser-responsable; la responsabilidad revela una existen
cia espiritual. Esa realidad espiritual es mi propio yo, que vien e a mí
y se me revela.
2. EL SER ESPI RI TUAL DEL HOMBRE
El inconsciente espiritual. El inconsciente contiene elementos impulsivos, como todo el mundo reconoce, y también un ser espiritual.Hay una impulsividad inconsciente y una espiritualidad inconscien
te; lo espiritual puede ser, pues, consciente e inconsciente. La fron
tera entre consciente e inconsciente es sumamente vaga, porosa.
Impulso y espíritu son fenómenos inconmensurables. Lo signi
ficativo no es lo consciente y lo inconsciente, sino lo impulsivo y lo
espiritual, sean conscientes o inconscientes.
Lo que caracteriza al ser humano es "estar ahí" siendo. Pero un
estar ahí siendo responsable; por lo tanto, lo que está ahí siendo es
un ser espiritual. El ser humano comienza allí donde deja de ser impulsado y empieza a ser responsable. Eso se da solamente cuando
hay un yo que decide.
La distinción entre ser impulsado y ser responsable debe ser
comprendida lo más perfectamente posible porque ella revela la
esencia del hombre. Para ello hay que diferenciar lo existencial de
lo fáctico. La facticidad comprende lo psíquico y lo físico.
Í
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30M ARCIANO GARCÍA
Existencia y facticidad. Entonces, la existencia espiritual y la fac-ticidad psicofísica son dos realidades de máxima importancia. La
existencia espiritual se expresa como libertad, y la facticidad psico
física como necesidad.
El ser humano es un ser que decide, pero quien decide es siem
pre un individuo y todo individuo es también un ser "separado".
Entonces el ser hombre, es existir como individuo separado.
Ser individuo separado implica estar centrado respecto de sí
mismo. El centro del ser hombre es su espiritualidad, su ser espíri
tu, y lo psicofísico es lo que lo rodea.
Entonces el yo se refiere a ese centro, el hombre es ese ser es
piritual, y tiene sus elementos psicofísicos. Yo soy la persona que
soy, no tengo mi persona. Tengo diversas realidades que me inte
gran, pero que no son mi yo.
Entonces el ser humano es un ser integrado. Esa integración
permite formar un eje que centra los diversos elementos compo
nentes: una totalidad corpóreo-anímico-espiritual.
Esta triple totalidad constituye al hombre entero. Respecto al
modo como se relaciona con la conciencia esta triple totalidad se
puede decir que corre a lo largo de un eje: consciente, pre-cons-
ciente, inconsciente. Cualquier actividad aislada de cualquiera de
las partes de la totalidad puede ser consciente, preconsciente o in
consciente.
El ser profundo del hombre. Ahora el concepto de psicología profunda adquiere una nueva significación. Profundo no es más lo vis
ceral, como se ha venido diciendo, sino todo lo contrario. Con todo rigor, profunda es la personalidad espiritual del hombre, todo lo
demás es menos hondo. Esta dimensión espiritual-existencial es
siempre inconsciente por fuerza.
La conciencia registra las actividades, no puede captar el ser del
que proceden, porque precisamente ella es captación de dichas ac
tividades. Tanto el ser consciente como el ser responsable son y si
guen siendo problemas irresolubles en el plano de una reflexión
psicológica inmanente.
L A P E R S O N A31
Para hablar de ellos hay que pasar al plano ontológico, en el
que aparecen como contenidos reales del ser hombre, pero de cu
yas esencias no se puede tener conciencia inmediata.
La persona profunda, la persona espiritual, es irreñeja por ser
irreflexionable, lo que puede llamarse inconsciente. El espíritu es
inconsciente en su origen.
Como este ser espiritual no sólo es lo más hondo sino tambiénlo más alto del ser humano, resulta que también lo más alto del ser
humano es inconsciente. Es realmente largo el camino que viene
desde esos oscuros fondos del inconsciente hasta la luz de una con
ciencia iluminada. Este misterioso y complejo proceso de toda con
ciencia es básicamente un proceso de crecimiento.
3. CRECER
No poseemos ningún poder sobre nuestro ser espiritual profundo,
permanece inconsciente y, por lo tanto, tampoco tenemos poder
sobre nuestro crecimiento. Tenemos poder, sin embargo, sobre loque favorece la emergencia y el crecimiento de nuestro ser. Existen
cinco vías sobre las cuales hay que andar simultáneamente si que
remos crecer:
Vivir relaciones vitalizantes. Nadie crece solo. Para crecer necesitamos relacionarnos con personas crecidas. Pero no cualquier rela
ción con tales personas nos ayuda a crecer, sino una determinada
clase de relación que llamamos vitalizante. Se da una relación vita
lizante cuando el uno y el otro viven su propio ser, se dejan ver en
su ser y viven a partir de su ser. En esta situación se vive el propio
ser sin máscaras; entonces la relación se realiza en verdad por am
bas partes. El otro despierta la vida en nosotros, y nosotros en él.
Sin relaciones vitalizantes es imposible crecer; para el niño la nece
sidad es absoluta; para el adulto sigue siendo necesidad porque el
crecimiento no tiene fin, pero no es tan absoluta.
Lo ideal es encontrar un lugar de crecimiento. Ese lugar estará
siempre ubicado en una cultura. Un lugar de crecimiento es un con
jun to de personas, hombr es y mujeres, cre cid os suf ici ent emen te,
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34 M A R C I A N O G A R C I A
Automáticamente el yo-cerebral reordena los acontecimientos,
los ajusta al presente y quedan superados. Digo "automáticamente",
no instantáneamente. Esto puede llevar su tiempo.
Si tales sufrimientos fueron graves, quizá sea preciso la asisten
cia de alguien competente en psicoterapia. No se comienza a cre
cer sanando sufrimientos pasados, esto se hace en una etapa poste
rior de crecimiento. Habrá que aprender a soportar ese sufrimiento. Con el ejercicio y el tiempo la sensibilidad se va liberando y se
crean nuevos espacios vitales. Quizá no esté de más recordar la te
sis de Dyer:
«Aunque pueda parecer demasiado dolorosamente evidente
mencionarlo, lo cie rto es que el pasado ha pasado, y sea lo q ue sea
que haya sucedido "entonces", nunca volverá, y nunca podrá re
cuperarlo»!'
Ante el sufrimiento, hay que ser tolerantes, hay que dejarlo ex
presarse, manifestarse, de lo contrario se enquista y es peor. Se bus
can sus raíces, no hay que alarmarse ni rechazarlo. El tiempo es unremedio para el dolor. Pero es bueno llevar la cuenta de todos los
sufrimientos, incluso, los pequeños, para ir más allá de ellos, para
que no se sumen y se amontonen creando una sorda irritación.
Vivir y actuar a partir del propio ser. El ser espiritual profundono lo percibimos, pero de él emanan certezas y evidencias. Para ha
cer la vida tenemos que dirigirnos frecuentemente a ese lugar de
nuestras certezas y evidencias. Ello es lo que nos da unidad y fuer
za. Somos entonces nosotros mismos. Es vivirse en verdad y auten
ticidad, y eso es lo más remoto posible a ser caprichoso e irrespon
sable. Quiero decirlo con una frase de Anthony de Mello: «Sólo lo
que nace y se decide desde dentro es auténtico y te hace libre".
Entrar en las realidades profundas del ser. Hay que mirar la vida que brota y hablar de ello. Cada día se puede hacer alguna nue
va experiencia de sí mismo, ir más a lo hondo de sí. A nivel del ser
se vive sin esfuerzo, espontáneamente. El riesgo está en no darle
9 DYER, W. El cielo es el limite, p. 44.
L A P E R S O N A
35
valor y dejarlo sin relieve. Lo bueno que se vive, si se analiza, pue
de crecer dentro de uno. Somos profundos. Quizá sea así como hay
que entender las palabras de Jesús:
«Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les
abrirá: porque todo el que pide recibe, el que busca encuentra y al
que llama se le abre» (Mat 7, 7-8).
I'n la historia de la humanidad existe una experiencia ele vidaespiritual múltiple, compleja, sorprenelente. Dentro de esta gama de
fenómenos vitales, emerge una determinada categoría que es nece
sario examinar con algún detenimiento.
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FENÓMENOS PARANORMALES-porque el espíritu lo penetra todo incluso
• lo profundo de Dios-1 C O R . 2 , 1 0 .
1. UN EXTRAÑO UNIVERSODesde la Parapsicología. Centenares de voces llaman al hombrehoy, voces provenientes de todas las culturas, filosofías, religiones,
prácticas, con incontables acentos, con infinitas promesas, con fan
tásticas revelaciones y con llamativos métodos.
En la introducción de su libro "Los fenómenos paranorniales"
Paola Giovetti resume así los diferentes fenómenos:
«Se trata de cl arividencia o de singulares dotes de intuición, de
apariciones de fantasmas o de materializaciones, de sueños verídi
cos, de precogniciones o retrocogniciones, de visiones, de lecturas
a ojos cerrados o de realidades apartadas de la mirada, de telepa
tía, de bilocación, de sicocinesis o telecinesis (traslado de objetos le
janos con la fuerza síqui ca), de exper ienci as fuera del cuerpo , de
acontecimientos que se colocan a la puerta de la muerte. A todo es
to hay que añadir las influencias paranormales sobre instrumen
tos técnicos, cuando se producen efectos sicocinéticos sobre la ma
teria, como sicofonía, la sicovisión, etc.10
Acerca de todo este universo, estudiado actualmente con serie
dad, abundan las más variadas interpretaciones. Las diversas religio
nes y filosofías ofrecen su versión de las cosas. Quien cultiva su es
píritu se acerca de una forma u otra a este universo. Muchas perso
nas se alejan de los temas de la vida espiritual huyendo, precisamen
te, de este extraño mundo y muchas otras se pierden tras la búsque
da de esas mismas extrañas experiencias. Existen los que quieren ser
simples llanamente y los que desean ser expertos en esoterismo, en
misterios y doctrinas ocultas.
"'GIOVETTI, P. Los fenómenos paranormales. Ediciones Paulinas. Bogotá, 1992, p. 6.
F E N Ó M E N O S P A R A N O R M A L E S37
Posible interpretación. En primer lugar hay que admitir la veracidad de muchos hechos rigurosamente comprobados, lo que impli
ca la existencia de esas fuerzas operantes en la naturaleza humana.
Es también cierto, como dice Paola:
«que los acontecimientos paranormales, siempre insólitos y
partic ularís imos, raram ente son acogi dos de manera equil ibrada
y seren a: en otras palabra s, hablar de esto no es fácil . Se corre el
riesgo de no ser comprendidos o, incluso, de ser tomados por visio
narios». 1
'
Generalmente se dan dos explicaciones causales de estos fenó
menos. Una es la psicologista, que atribuye a pura creación psíqui
ca tales fenómenos, los cuales, obviamente, no se refieren a una co
municación con un universo más allá, sino a especiales fuerzas psí
quicas que se activan en un momento dado.
La otra explicación, espiritualista, admite que muchos de esos
fenómenos revelan realmente un contacto con una realidad situada
más allá. Dentro de esta explicación general se clan muchos matices
y muy diverso modo de enjuiciar los distintos hechos. Generalmen
te, en la iglesia católica se admite la posibilidad y también el hecho
mismo de revelaciones y apariciones de santos, de bilocación, etc.,
pero no se está tan cierto respecto de los mismos hechos alegados
por otras personas fuera de la iglesia. 12
Hambre de milagros. Cito otra vez a Paola Giovetti:«Hay esperanzas ingenuamente milagrosas parparte de quien
se dirige a los agentes de lo oculto (médium, curanderos o viden
tes), con motivaciones frecuentemente muy graves: pérdida de per
sonas queridas de las que se desea tener noticias, enfermedades
consideradas incurables por la medicina oficial, problemas del co
razón y de los negoc ios, toda una gama del dolor humano. Y ofre
cimientos igualmente milagreros y las más de las veces no atendi-
" Ib., p. 179.
12 MACOZZI, V. Fenómenos paranormales y dones místicos. Ediciones Paulinas.Bogotá 1992, pp. 33-34.
II)
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tivos y al mismo tiempo r eceptivos, todos dirigidos hacia un signi
ficado superi or. Facult ades que se manifi estan en el universo ma
terial y que, por tanto, aunque obedeciendo a reglas que todavía
no conocemos, entran en la posibilidad, o mejor en las potenciali
dades humanas. Representan, pues, una especie de desafío a la fí
sica y a sus leyes, pero no una imposibilidad».^
Los fenómenos místicos más frecuentes son los éxtasis, los es
tigmas, las levitaciones, las bilocaciones, la profecía, telepatía, abs
tinencias prolongadas, curaciones prodigiosas, etc. Para los místi
cos mismos esos fenómenos no son lo importante en sí. Escuche
mos a san Juan de la Cruz otra vez:
«La visión corporal o sentimiento en alguno de los otros senti
dos, así como también en otra cualquiera comunicación de las
más interiores, si es Dios, en ese mismo punto que parece o se sien
te, hace su efecto en el espíritu, sin dar lugar que el alma tenga
tiempo de deliberación en quererlo o no quererlo»}1
Por lo tanto, para evitar problemas el maestro aconseja que se
rechacen y no se acojan tales manifestaciones. De lo contrario, la
reacción consciente del yo imperfecto tergiversará el propósito de
tales dones por su actual incapacidad para vivir lo divino al modo
divino. Pero esto plantea una cuestión, entonces: ¿por qué da Dios
misino tales manifestaciones? Responde:
«Está claro que para mover Dios al alma y levantarla del fin y
extremo de su bajeza al otro fin y extremo de su alteza en su divi
na unión, halo de hacer ordenadamente y al modo de la misma
alma. Pues, como quiera que el orden que tiene el alma de cono
cer, sea por las formas e imágenes de las cosas criadas, y el modode su conoc er y saber sea por los sentidos, de aquí es que, para le-
vantar Dios al alma al sumo conoci miento, para hacerlo suave
mente ha de comenzar y tocar desde el bajo y fin extremo de los
sentidos del alma, para así irla llevando al modo de ella h asta el
otro fin de su sabiduría espiritual, que no cae en sentido. Por lo
"' GIOVETTI, p. o. c, p. 115.17
Subida al Monte Carmelo, 2 , 1 1 , 6 .
11
cual, la lleva primero instruyendo por formas, imágenes y vías sen-
sibles a su modo de entender, ahora naturales, ahora sohrenatttra
les, y por discursos, a e se espíritu de Dios».w
Para el místico Doctor hay una sola actividad válida:
«La inteligencia oscura y general está en una sola, que es la
contemplación que se da en jé. En ésta habernos de poner al al
ma»}''
Todas las demás accidentalidades no conforman valores abso
lutos, sino momentos relativos de la ascensión espiritual, aunque
necesarios para avanzar, pero deberán ser abandonados en la me
dida en que se avanza.
Lo autentico de estos fenómenos, sean ellos cuales sean, se ma
nifiesta en la paz, serenidad, realismo y productividad que despier
tan en las personas que los viven.
18 Ib, 17, 3.19 nt>„ to, 4.
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SEGUNDA PARTE
LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
EL HOMBRE Y DIOS¡Oh cuan dulce será para mi tu presencia que
• eres sumo bien! (SAN JUAN DE LA CRUZ, D -1 28 )
Los seres humanos actuales se sienten oprimidos por un angustio
so sentimiento de culpa, activo y perturbador, que les hace sentir le
jos de Dio s, separados de los de más y me re ce do re s de se r cas tiga
dos y destruidos. Estamos realmente expulsados del paraíso. Ahora
solamente el dolor, los sufrimientos, las enfermedades, las divisio
nes, la violencia y la muerte, imperan en esta tierra desolada.
Dentro de esta situación histórica sucede que alguien se hace
creyente, es religioso e intenta vivir de ese modo. Su fe se involu
cra necesariamente en este contexto y deberá aportar algo muy sig
nificativo para que provoque interés. Si la fe llega a ser vivida comoliberación del estado de perdición en que vive el hombre, cumpli
rá su función salvadora. Esta situación de perdición está constituida
por dos elementos psicológicos básicos: el miedo y la culpa.
1. ESTADO DE PERDICIÓNDe hecho, entre los primeros actos de la existencia consciente del
ser humano está el de caer en la cuenta de que existe una amenaza
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11M A R C I A N O G A R C Í A
constante sobre su vicia. Llegamos a adultos frecuentemente en una
situación de angustia, pecado y desorientación, efectos todos del
miedo. Miedo es la experiencia más primitiva del hombre.
El miedo nace de sentir el mundo como una entidad peligrosa,
como una amenaza. Llamamos ingenuo e inocente a quien desco
noce o no reconoce este carácter peligroso del mundo. Sentirse
amenazado genera miedo y crea una sensación de rencor y hostili
dad hacia el objeto amenazador, y la hostilidad y el rencor produ
cen odio hacia lo que nos amenaza. El odio engendra el sentimien
to de culpa.
Creer en Dios debe llevar a la superación de todo miedo, pues
alguien infinitamente poderoso cuida de nosotros y de toda la crea
ción.
Esta creencia exige una reflexión que actualice sus potenciali
dades. El acto de fe tiene que erradicar por medio de la confianza
todo tipo de miedo y de culpa. Necesitamos entrar dentro de la es-tructura psíquica del miedo y la culpa para borrarlos, liberando
nuestra mente de su tiniebla. Hay que hacer, pues, un discurso so
bre el miedo y otro sobre la culpa.
El miedo. Este sentimiento se origina en la infancia afectando laconfianza básica con incontables complicaciones. Muchas veces los
niños sienten que aquellas personas y cosas entre las que viven son
hostiles y les nace miedo hacia ellas, cuando debían sentir afecto y
confianza. Esta mezcla de vivencias origina sentimientos de culpa.
La razón de ello es que se temen aquellas mismas realidades que
deben ser amadas según las pautas establecidas. Y de este modo, secrece en un estado de confusión sumamente doloroso.
Por ejemplo, el niño percibe la presencia del padre como la de
un poder impositivo, le da miedo; el miedo le produce rencor ha
cia su padre, y odiar a su padre, a quien debía amar, le produce sen
timiento de culpa.
E L H O M B R E Y D I O S
Por otro lado, todos experimentamos frecuentemente impulsos
que calificamos de ruines: egoísmos, envidias, deseos deshonestos,
ambiciones, etc. Estas experiencias son manifestaciones instintivas,
impulsos nacidos del inconsciente, interpretados como malos des
de un aprendizaje moral deficiente. Esto crea, si no se tiene una ad
vertencia clarificadora, la sensación difusa de ser malos y por ello,
culpables. Puede ser fuerte convicción de ser realmente mines,
fuentes de inclinaciones naturales perversas, de ser pecadores por
naturaleza. Generamos así miedo hacia nosotros mismos y nos des
preciamos.
El hombre no es un ser aislado, un individuo solo, indepen
diente de todo influjo, sino un ser relacionado con los demás, vin
culado a una cultura, ciudadano del mundo. ¿De qué mundo? No
ciertamente de un mundo de ángeles, sino de todo lo contrario.
Veamos un testimonio antiguo.
«Como ademá s juzgaron inadmisible seguir reconociendo a Dios, los entre gó Dios a la inadmi sible menta lidad de rompe r toda
regla de conducta, llenos como están de toda clase de injusticia,
perve rsidad, codic ia y malda d; plaga dos de envidi as, homi cidio s,
discordias, fraudes, depravación; son difamadores, calumniado
res, hostiles a Dios, insolentes, arrogantes, fanfarrones, con inven
tiva para lo malo, rebeldes a sus padres, sin conc iencia, sin pala
bra, sin entrañas, sin compasión» (Rom l, 28-31).
Terrible visión del hombre ésta, pero no menos real respecto
del ser humano de hoy que en relación con el de aquellos pasados
tiempos. Veamos un testimonio actual:«En la actualidad, como resultado del aumento de estrés y mie
do en el mundo, vivimos un alarmante crecimiento de la droga-
dicción, del castigo físico y emocional, el incesto, el suicido de ado
lescentes, el divorcio y las familias de un solo padre. La preocupa
ción aumenta y también e l miedo por la lluvia acida, las lluvias
que desaparecen en las zonas de bosques y la capa de ozono. A de-
M A R C I A N O G A R C Í A E L H O M B R E Y D I O S 47
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más, la cr isis del SIDA ha c reado una epi demia de temor y de his
teria que aumenta la sensación de aislamiento».20
No es fácil vivir sin miedo en semejante mundo. Sin embargo,
el miedo no aparece siempre en la conciencia como tal, se disfraza.
Para identificar el miedo es necesario tener bien clara la observa
ción de Jampolsky:
«Con frecuencia, la i ra, la envidia, la depresión y la hostilidad
parec en ser emoci ones totalme nte difere ntes. En reali dad todas son
facetas del miedo» ?1
El miedo es una entidad presente en toda reacción inadecuada.
Para desarrollar la fe en Dios es necesario destmir esa entidad bási
ca perturbadora que es el miedo.
El ser humano está lleno de deseos, unos espirituales y otros
carnales. La ley viene a poner coto a los deseos carnales con sus
prohibiciones: no adulteres, no robes, no engañes, no desees... Se
supone que el deseo del hombre es contrario a Dios, por lo que
siempre es pecado.
Así todo deseo se vuelve una fuente de dolor, ansiedad, temor,
depresión, porque no se cumple la ley. Cuando se cumple y se ma
ta el deseo, es fuente de satisfacción y vanidad. Y nace la culpa otra
vez y el miedo de Dios. Creer en Dios como guardián de la ley pue
de crear grandes conflictos.
Muchas personas recuerdan que fueron amenazadas en su ni
ñez con el castigo de Dios. Otras personas experimentan dificulta
des en relación con el concepto de "padre" debido a que sus expe
riencias familiares fueron muy negativas respecto de sus padres. Esto ha motivado que el apelativo "padre" con el que se llama a Dios,
no sea sentido con mucha fuerza por el creyente normal.
La cultura occidental cristiana ha transmitido el concepto de
Dios como una instancia inapelable que condena a un infierno o a
un cielo eternos. Aquello de santa Teresa «Pena y gloria para siem
pre, siempr e, siemp re».12
2,1 JAMPOLSKY, G. G. Amares la Respuesta, Paidós, Barcelona 1 9 9 1 , p. 1221 Ib., p. 68.22
L ibro de la Vida, 1, 5.
O O S47
El sentimiento del pecado es algo que debe tener el fiel, como
si se le pidiera que viva con sentimiento de culpa, con miedo a
Dios. ¡Oh, el santo temor de Dios!
Son importantes en este sentido las observaciones de Víctor E.
Frankl, 2í quien afirma que una defectuosa orientación religiosa con
lleva elementos neurotizantes porque implica la frustración de una
tendencia natural del ser humano, la tendencia religiosa. No es lomismo oír hablar de un Padre amoroso que acoge, que sentirse an
te un poder inexorable que puede enviar al infierno sin conmisera
ción.
La historia religiosa corriente presenta el origen de la humani
dad a partir de un pecado original que nos hizo pecadores a todos,
además de despojarnos de especiales dones con que supuestamen
te fuimos creados por Dios, encontrándonos ahora inclinados al
mal, apartados del amor de Dios, totalmente perdidos. Otra fuente
más de miedo.
La culpa. El miedo y la culpa son hermanos inseparables. Aunqueno pueda demostrarse que toda reacción neurótica este constituida
por el sentimiento de culpa, parece ser cierto que sí está siempre
acompañada del mismo. Por lo tanto, la culpabilidad está presente
en toda perturbación psíquica. Siempre que hay culpa, un agente
perturbador está entorpeciendo la buena marcha de la existencia.
Las personas tienen, en términos absolutos, la capacidad para
obrar conforme al dictamen de su recta conciencia o de obrar en
contra de este dictamen. Llamamos culpa al estado de conflicto ori
ginado en la conciencia por el hecho de saber que se ha obrado en
contra de las exigencias morales admitidas por motivos reconoci
dos como no válidos. A este saber que se ha obrado mal responde
un sentimiento de culpa que expresa la conciencia moral sana del
ser humano responsable ante Dios, ante sí y ante los demás.
El finísimo análisis de extraordinarios estudios, ha revelado las
múltiples implicaciones y las casi infinitas complejidades de este
23 La Presen cia Ignorada de Dios, Herder, Barcelona 1992.
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I SM A R C I A N O G A R C I A
sentimiento que tiene enormes potenciales, tanto positivos como
negativos. Si bien es cierto que la culpa como acto responsable só
lo puede ser consciente, el sent imiento de culpa h u n d e sus raices
siempre en el inconsciente y se entreteje en la urdimbre básica del
propio psiquismo.
También se ha esclarecido que el remedio de la culpabilidad
consciente, como acto libre y responsable, es el arrepentimiento y
la enmienda, actuados con la certeza del perdón.
Fuentes del sentimiento de culpa. F.l sentimiento de culpa, como
el miedo, hunde sus raíces en la ignorancia.
«Apenas¡yodemos de raíz conocer una verdad» 2
\ afirma tajan
temente san Juan de la Cruz. El origen psicológico del sentimiento
de culpa, en último análisis, está en la defectuosa percepción del
mundo y de nosotros mismos.
Para comprender la forma de percibir el mundo que tenemos
las personas es importante recordar la teoría de George A. Kelly sobr e "los constructos personales". 2'' Cacemos ingenuamente que el
mundo que nos rodea es lo que determina nuestra percepción, la
cual responde objetivamente a los informes que los sentidos reci
ben de la realidad. Lo cierto, sin embargo, es que percibimos lo ex
terior interpretándolo conforme a las experiencias internas que he
mos empezado a tener incluso desde antes de nacer.
Las primeras percepciones son en extremo confusas, demasia
do primitivas, para darnos una imagen adecuada del universo. De
hecho, en la infancia y primera niñez, nos hacemos representacio
nes incorrectas del mundo y las proyectamos luego en las nuevas
percepciones. C o m o afirma Jampolsky:
«Aunque tal vez creamos que nuestras percepciones son como
fotog rafí as de objeto s exte rior es a noso tros y que toma mos con una
cámara, lo cierto es que son en realidad proyecciones de pensa
mientos (¡ue se originan en nuestra propia mente. Puesto que siem-
•' Subilla del Monte Carmelo 3, 3,2.2Í KELLY, G. A. The psycologv of personal coustruets. Norton, New York 1995.
E L H O M B R E Y D I O S19
pre mira mos dentr o ante s de mira r hac ia afuer a, lo que vemo s es
nuestro propio estado mental que se refleja hacia el exterior».26
Ejemplo. Dos niños pasean por un parque y ven un mismo perro:
uno siente alegría por el animalito y el otro grita angustiado por el
miedo que le inspira. El primero ha tratado estos animales sin pro
blema alguno, el otro Ríe recientemente mordido y gravemente he
rido por un perro. Se comprende que la percepción del perro queambos realizan sea objetiva, los dos ven un perro; más, para uno el
perro es un animal amable, para el otro, una fiera terrible.
Para la mayoría de nosotros, el mundo es una fiera terrible, dis
puesta a despedazarnos en la primera ocasión. Nada extraño es,
pues, que vivamos llenos de miedo, de hostilidad y de sospechas
respecto del mundo, de las personas y de los acontecimientos. Lle
gamos a adultos llenos de miedos, heridas, recelos y rencores; a tra
vés de e l l o s miramos el mundo, que no puede d e j a r de p a r e c e m o s
una realidad cruel y muy peligrosa.
Ahora sentimos odio hacia ese mundo amenazante, que puedeser la propia familia, los amigos, los compañeros de trabajo, uno
mismo; y ese sentimiento de odio genera la culpa, porque lo que se
debía sentir era amor y confianza. Esto funciona en un nivel fre
cuentemente inconsciente. Si nos conociéramos profundamente,
nos amaríamos y amaríamos a los demás. En la raíz del miedo y la
culpa está la ignorancia.
El temor a sufrir desgracias que necesariamente el futuro debe
rá traer, es otra fuente de culpa. Es que debemos ser castigados y lo
seremos más temprano o más tarde. El peor efecto del pasado no
es contaminar el presente, sino el futuro, proyectar hacia adelante
las experiencias dolorosas pasadas y augurar mayores sufrimientos
para los tiempos por venir.
El futuro es un desconocido. El miedo a la eterna condenación
por sus pecados puede existir en cualquier persona que no haya
avivado su esperanza. Ese oculto sentimiento de culpa nos impide
sentir la salvación.
-"JAMPOLSKY, G. G. Adiós a ta Culpa, Los libros del comienzo, Madrid 1996, pp.47-48.
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La fe en Dios deberá ayudarnos a sentirnos siempre protegidos
por él. Tenemos el derecho de pensar que «No pesa co ndenación
alguna sobre los que son de Cristo», (Rom. 8, i).
El futuro es una proyección del pasado. Pero el verdadero me
canismo psíquico por el cual el futuro se convierte en fuente de
miedo es la proyección de los acontecimientos dolorosos del pasa
do en el futuro; lo que acontece debido a la culpa.Pero liberarse del miedo al pasado y al futuro sólo es posible vi
viendo en el presente, aquí y ahora, liberados de sentimientos de cul
pa. Porque aquí y ahora es lo único real, aquí y ahora es la eternidad.
Nacidos en una cultura violenta, crecemos en medio de aconte
cimientos incomprensibles y muchas veces dolorosos. Pronto senti
mos que el medio en que vivimos es ciertamente peligroso y ame
nazante, lo cual genera una hostilidad difusa hacia el mundo que
nos rodea.
Las culturas han adoptado el punto de vista de la culpa como
una forma de dominación. Si somos malos no tenemos derecho a la
libertad. Quien quiera dominarnos quitándonos la libertad, debe
convencernos previamente de que somos malos. El hecho es que
han debido ser creados muchos organismos represivos, cuerpos po
liciales, jueces, tribunales, cárceles, condenas, pena de muerte, etc.,
a fin de persuadir a la gente a que no obre mal. Esto no sólo supo
ne ya la culpabilidad, sino que la crea. Lo cual implica el reconoci
miento de que se puede obrar mal en cualquier momento, por lo
que se legitima toda la estructura represiva. Ello se enuncia simple
mente: los ciudadanos son malos, hay que crear cárceles. Y se crean.
Las culturas ejercen así su control sobre los individuos y los grupos,
ayudando a crear sentimientos de culpabilidad.
Los juegos de la culpa.«Todas las interacciones conflictivas que tenemos con las otras per
sonas, sea cual sea la forma que adopten, son simples variaciones
del juego de la c ulpa. Nuestra mente está debatiéndose constante-
51
mente con las preguntas: ¿Quién es culpable? ¿Quién es inocente?
¿Con quién estamos seguros y a salvo? ¿De quién debemos tener
miedo?».21
Los impulsos defensivos del yo nos llevan a ese estado mental
buscando seguridad. Lo primero que sentimos es la necesidad de
castigar al culpable, sea éste quien sea, uno mismo, un amigo, un
familiar. La tragedia del juego de la culpa consiste en que tiende adestruir, a matar. Hay un juego consciente y otro inconsciente. Fre
cuentemente somos víctimas de ambos juegos, con la consecuencia
de que a través de ellos no podemos ver nada positivo. Entonces la
vida se pasa buscando culpables, alguien a quien incriminar por
nuestras infelicidades.
Mecanismo del sentimiento de culpa. El sentimiento de culpa hace que nos sintamos indignos, merecedores de ser atacados y des
truidos. Como Caín, pensamos que quien nos encuentre, nos ma
tará. (Gen. 4 , 1 4 ) .
El funcionamiento de este sentimiento, muchas veces incons
ciente, es el siguiente: primero nos vemos culpables, después, por
el mecanismo de proyección, pensamos que los otros nos culpan y,
a partir de sentirnos culpables y culpados por los demás, desarro
llamos ira hacia los otros y hacia nosotros mismos.
El resultado final es la pérdida de la autoestima: somos seres in
dignos, viles, incapaces, indefendibles e indefensos, y así aceptamos
resignadamente ser expulsados del paraíso, de la paz y del bienes
tar. Aceptamos entonces que la tierra no puede ser más que un va
lle de lágrimas.
Pero como no se puede vivir así, con estos sentimientos, se co
mienza a disfrazar la propia existencia a fin de presentarnos inta
chables ante los demás. Aquí es preciso recordar la teoría de Frede-
rich S. Perls 28 sobre la "fachada". Entiende este autor que las dificul-
27 JAMPOLSKY, G. G. Amares la respuesta, o. c, p. 110.28 Fundamento de la terapia de la Gestalt, Munich 1979.
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tades psíquicas de las personas provienen del hecho de que, al no
atreverse a ser ellas mismas, se crean fachadas, detrás de las cuales
se ocultan, terminando después aisladas tanto de los demás como
de sí mismas.
Visto desde la culpa el mundo es una densa nube de tinieblas.
Solamente existen cosas malas: malas personas, malas noticias, ma
los acontecimientos, temibles peligros. Y no queda más remedioque aprender a vivir defendiéndose de este desastrado mundo.
Entonces es natural que nos sintamos deprimidos, huecos, va
cíos, incapaces de sentir amor. Como así tampoco se puede vivir,
comenzamos a buscar bienestar por todas partes sin encontrarlo
nunca. A este propósito vale la descripción que san Juan de la Cruz
hace de la condición de quien se enreda en deseos sensoriales:
"Será bueno poner aquí y decir cómo estos apetitos causan en
el alma dos daños principales: el uno es que la privan del espíritu
de Dios, y el otro es que al alma en que viven la cansan, atormen
tan, oscurecen, ensucian y enflaquecen y llagan»}''
Y así cansados, atormentados, oscurecidos, sucios, enflaqueci
dos y llagados, vamos por la vida aplastados por la culpa, llenos de
miedo y sin ningún respeto por nosotros mismos.
¿No habrá otra forma de pasar por la vida?
2. LA EXPERIENCIA DE FE.
"Creo en un solo Dios Padre Todopoderoso, creador del cielo y de
la tierra, de todo lo visible y lo invisible».
Origen psicológico de la fe. ¿Cómo se llega a decir creo en Dios?En la naturaleza humana hay una disposición para recibir la llama
da de Dios y responder a ella. La respuesta de fe va a depender
concretamente del contexto de cada persona. Y esos contextos son
muy desiguales y ambiguos, por lo que las respuestas serán muy di
versas. Pero existe una realidad universal, el miedo y la culpa, que
Subida al Monte Carmelo 1, 6, 1.
53
dificulta el encuentro con Dios, que tiende a alejarnos de Dios, a
ocultarnos a Dios.
¿Qué significa, en esta realidad, decir creo en Dios? De hecho,significa muy diversas cosas. Pero debiera significar algo muy es
pecífico:
«La esencia de la auténtica religiosidad y de los verdaderos
sentimientos religi osos no se halla satisfecha cuando el hombre lla
ma a Dios por temor ante el destino y por la preocupación de su
prop ia cons ervac ión, sino sólo cuando , grac ias a la vener ación ,
sabe que su existencia está ligada a un ser superior, ilimitado y por
tanto más allá de toda posibilidad de comprensión ».30
Se dan, pues, dos formas de afirmar la existencia de Dios, una
defectuosa, otra correcta. Como acontece con todo lo humano,
también lo religioso puede ser alterado, deprimido, falsificado. Por
eso se necesita también en este campo un discernimiento capaz de
separar lo aparente de lo verdadero. También lo religioso es ambi
guo y quizás más que otros elementos, por ser una realidad de laconciencia profunda, tan difícil de esclarecer.
¿Cómo se llega, pues, a decir creo en Dios? La presencia de lotrascendente aparece como realidad en la conciencia humana de
forma irreflexiva siempre, pero en un tiempo posterior puede ha
cerse reflexiva y entonces se pueden producir razonamientos técni
camente válidos. La idea o el sentimiento de Dios forma parte de los
contenidos de nuestro inconsciente; alguna vez esa presencia aflo
rará a nuestra conciencia. Existe la posibilidad de interpretarla erró
neamente.
Presencia inconsciente de Dios. Escribe Viktor Frankl:«El análisis existencial descubre dentro de la espiritualidad incons
ciente del hombre algo así como una religiosidad incon sciente de
relación a Dios, que aparece como una relac ión a lo trascendental
inmanente al propio ho mbre, aunque a menudo latente en él».31
311 LERSCH, Ph. La Estructura de la Personalidad, Herder, Barcelona 1970, p. 244.31
L a presencia Ignorada d e Dios , o. c , p. 68.
54 M ARCIANO GARCÍA E L H O M B R E Y D I O S
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¿Cómo captar y desarrollar esta fe que brota desde lo incons
ciente? Por sí misma, siempre la experiencia inicial del acto de fe es
de alegría porque se ha encontrado la fuente de donde mana toda
la realidad y la vida. Pero esa alegría está gravemente amenazada
por el miedo y la culpa con que vivimos. Un mundo triste nos im
pide otorgarle realidad.
El desarrollo de esta experiencia puede ser muy distinto en ca
da religión y, también, en cada persona. Las religiones ofrecen di
versas imágenes de Dios, aunque todas le reconozcan como Abso
luto, Señor y Dueño. Se brindan distintas oportunidades de desarro
llo de la fe.
La psicología tiene una necesaria palabra que decir respecto
del funcionamiento religioso del hombre. Debe acercarse cuanto
pueda a ese diálogo entre gracia divina y respuesta del hombre, ins
piración y reflexión, para ayudar a su esclarecimiento.
La libertad del acto de fe. La fe, como la vida espiritual en gene
ral, brota según hemos dicho, del inconsciente. Su fuente primera
es el ser espiritual inconsciente del hombre, pero no surge sola, co
mo si fuera la única realidad experimentada, sino que viene a la
conciencia entre el conjunto de los demás instintos y formas senso
riales.
El proceso por el cual las capacidades espirituales inconscien
tes se van haciendo conscientes, se activan y orientan la existencia,
es el desarrollo mismo de la espiritualidad. Poco se sabe de los di
namismos de ese acontecer interior. La gracia de Dios que da la fe
es también un elemento inconsciente que actúa fuera del dominio
de la conciencia, aunque sus efectos se hagan luego conscientes.'2
La característica específica del ser humano es la libertad; el in
dividuo debe escoger entre las reclamaciones instintivas sensibles y
las racionales, lo cual nunca es fácil. La ambigüedad es la condición
del hombre. Parece, por el poco número de personas que han lo-
32 VÁZQUEZ HERNÁNDEZ, A. Notas para una lectura de las "Moradas" de SantaTeresa desde la psicología profunda, en Revista de Espiritualidad 41 (1982) p. 476.
grado altas cimas de experiencia religiosa, que es algo que, efecti
vamente, se alcanza por ventura?*
Todos los autores espirituales, de todas las religiones, descri
ben la vida espiritual como un proceso en el que se pueden distin
guir grados, etapas o diversos momentos, que van desde una situa
ción descrita como de gran oscuridad, hasta otra, opuesta, de per
fecta iluminación. Se comprende que los primeros momentos de
emergencia de la experiencia religiosa sean definitivos para el futu
ro progreso de la misma.
Vamos a tratar algunos temas muy importantes referentes al ac
to de fe en Dios que el hombre ha pronunciado y que debe alcan
zar todo su valor.
La pregunta por el fundamento primero. La fe es una vivenciaque brota del inconsciente. Uno se encuentra creyendo, interesado,
al menos, por las cuestiones religiosas. ¿Cómo justificar racional
mente el acto de fe en la existencia de Dios? ¿Cómo puedo decir ra
zonablemente "creo en Dios"?
Existe en la mente humana la tendencia espiritual de búsqueda
del fundamento último y radical de toda existencia, y se expresa así:
¿Por qué existe algo en lugar de no existir?
Esta necesidad de preguntar existe en la dimensión inconscien
te de la inteligencia humana y debe abrirse paso entre las otras ne
cesidades más inmediatas, evidentes y palpables, por ser sensitivas
e instintivas. Nada extraño tiene el que esta tendencia espiritual
quede bloqueada o distorsionada en el curso de la vida de los di
versos individuos, sobre todo, si tenemos en cuenta la situación de
miedo y culpa que nos prohibe saber demasiado.
La pregunta sobre el fundamento último de toda realidad está
hecha siempre en el inconsciente y puede aflorar a la conciencia
con mayor o menor exactitud. Cuando se produce de una forma
más o menos lúcida, puede ser respondida con la afirmación de
una causa universal que justifica la existencia de lo real, o con la ne-
13 SAN JUAN DE LA CRUZ, Glosa a lo divino, 4.
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gación de la existencia de tal causa. ¿Existe algo que sea el funda
mento último de toda realidad aparente? Quien diga no, está res
pondiendo de forma atea.
La respuesta atea. Aparentemente es fácil ser ateo, porque, comodice Jampolsky:
«Nuestro ego no quiere que creamos en la existencia de un
Dios amoro so ni en el hech o de que nuestra reali dad es simpl emente una expresión de su amor. En vez de eso, trata de persuadirnos
de que n uestra verdadera realidad es n uestra forma física, nues
tro cuerpo».*
Muchas personas sentirán dificultades para creer en la existen
cia de Dios debido a que han recibido una imperfecta propuesta de
Dios de parte de los creyentes mismos.
Independientemente de esas circunstancias, la idea de que to
do debe tener un fundamento que justifique su existencia, es decir,
que no se dan efectos sin causas proporcionadas, es espontánea en
el ser humano. Se puede llegar a la evidencia de que los seres queconforman el mundo de nuestra experiencia carecen de un funda
mento último en sí mismos, y, lógicamente, deberán tenerlo fuera
de ellos. Con el concepto "Dios" queremos expresar aquel último
fundamento de todo lo existente: Dios creador.
Cuando alguien, siguiendo a su ego, dice que no existe Dios,
pero confía en la realidad, esa confianza queda infundada, ya que
si no existe Dios no hay ninguna condición de posibilidad para la
realidad, que en sí misma es problemática, carece de fundamento.
Cuando alguien no identifica a Dios con el fundamento último
de toda realidad, entonces su concepto de Dios es inadecuado. Sise afirma el fundamento último y se niega a Dios, se está negando
un concepto vacío y afirmando a Dios en el fundamento de esa rea
lidad que se reconoce.
Quien niega la existencia de Dios, rectamente entendido, no
sabe en definitiva por qué sigue confiando en la realidad, cuyo fun-
" JAMP OLS KY. O ( . Atliós a Iti Culpa, o. c. p. 226.
damento niega. Con el no a la existencia de Dios se niega el funda
mento primero, el soporte radical y la última meta de la realidad. La
consecuencia lógica del ateísmo es el nihilismo; quien no lo asume
no es real ni seriamente ateo.
Quien niega la existencia de Dios deja
sin realización su tendencia inconscien-
te racional.
La negación de la existencia de Dios es una represión de la ten
dencia inconsciente hacia lo trascendente, y crea, por un lado un
estado de frustración, mientras que por otro desarrolla mecanismos
de compensación, de sustitución, y finalmente conduce a un irra
cional miedo existencial.
Es un estado neurótico en el que se vive con la ansiedad de
quien no sabe de dónde viene, ni a dónde va, ni qué puede esperar
a no ser simplemente morir. Nada existe que aporte un sentido últi
mo justificador de la realidad. Se pueden tomar distintas actitudes:
• No pensar en eso , olvidarse de la muerte. No es la solució n.• Luchar contra Dios. Muc has persona s viven lucha ndo contra Dios
y así aumentando su sentimiento de culpa y su miedo a ser eterna
mente condenadas, fingiendo ante sí mismas no creer en Dios pa
ra salir de su terror. El círculo tendido por el ego se vuelve diabóli
co: cuanto más miedo, más culpa; cuanto más culpa, más negación;
cuanto más negación más miedo.
• Entregar se a una vida justa y temerosa. Decir que no se cree en
Dios y vivir como si se creyera, por si acaso existe.
• Volcarse en la vida de los placeres. Pues es lo único que se pue
de esperar y aturdirse en ellos.
La respuesta religiosa. La conciencia religiosa se justifica desde elplanteamiento que toda persona necesita hacer tanto ante su pro
pia existencia como ante la existencia ajena, incluso si no es una
persona intelectualmente cultivada. Ese planteamiento puede for
mularse así de modo reflexivo: Es obvio que yo existo y que los ob
jetos que me rodea n existe n y yo confí o en la solide z de esa certe
za.