Psicología en América Latina

18
Revista Latinoamericana de Psicología Fundación Universitaria Konrad Lorenz [email protected] ISSN (Versión impresa): 0120-0534 COLOMBIA 1980 Armando Campos Santelices / Abelardo Brenes / Santiago Quevedo Reyes CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGÍA EN AMÉRICA LATINA Revista Latinoamericana de Psicología, año/vol. 12, número 001 Fundación Universitaria Konrad Lorenz Bogotá, Colombia pp. 11-27 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México http://redalyc.uaemex.mx

description

Se muestra la historia de la Psicología en América Latina.

Transcript of Psicología en América Latina

  • Revista Latinoamericana de PsicologaFundacin Universitaria Konrad Lorenz [email protected] ISSN (Versin impresa): 0120-0534COLOMBIA

    1980

    Armando Campos Santelices / Abelardo Brenes / Santiago Quevedo Reyes CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGA EN AMRICA

    LATINA Revista Latinoamericana de Psicologa, ao/vol. 12, nmero 001

    Fundacin Universitaria Konrad Lorenz Bogot, Colombia

    pp. 11-27

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

    http://redalyc.uaemex.mx

    mailto:[email protected]://redalyc.uaemex.mx/http://redalyc.uaemex.mx/

  • REVISTA LATINOAMERICANA DE PSICOLOGIA1980 VOLUMEN 12 - NfJ 1 1127

    CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONESDE LA PSICOLOGIA ENAMERICA LATI NA

    ARMANDO CAMPOS SANTELICES*, ABELARDO BRENES

    Universidad Nacional de Costa Rica

    San Jos, Costa Ricay

    SANTIAGO QUEVEDO REyES

    Universidad de Costa RicaSan Jos, Costa Rica

    This paper presents a crticsm of psyehology, and social psychologyas is eurrently found in the more developed and the least developedcountries. The authors argue that in order for psyehology to become aninstrument of change, psyehology itself must ehange from its currentstate of dependence, erises and contradictons. An argument is a1so madefor the need to define a "Latn American Psychology" whieh addressesthe needs of the region.

    LA PRACTICA CIENTIFICA COMO EXPRESIONDE UNA SITUACION DE PODER

    La forma en que se conciba una determinada prctica cientfica,en este caso la psicolgica, estar condicionada en primer lugar porla relacin de sentido que se establezca entre ella y la dimensinsocial en que se inserta.

    Segn lo entenderemos en este trabajo, la dimensin social delconocimiento psicolgico presenta dos aspectos estrechamente interre-

    Direccin: Departamento de Psicologa, Universidad Nacional de CostaRica, San Jos, Costa Rica.

  • 12 SANTELICES, BRENES Y QUEVEDO

    lacionados: por una parte, no se trata tan slo de un conocimiento"compartido", supraindividual, sino que como todo conocimiento de-pende en su desarrollo y utilizacin de los esquemas ideolgicos exis-tentes en la sociedad misma. En segundo trmino, que la interpreta-cin cientfica del comportamiento individual no puede llevarse acabo cabalmente desde la perspectiva del individuo aislado, abstrac-to, ahistrico.

    En realidad, nadie niega la naturaleza social del hombre entanto "objeto de estudio" de la psicologa. El problema radica msbien en el tipo de planteamiento terico que se emplee para inter-pretarla, porque de ello depender la manera en que se entiendael papel del individuo en la sociedad y, por esa va, a la sociedadmisma. Y la eleccin que se produzca entre una u otra alternativaterica no ser jams casual o indiferente; ni para el psiclogo comopersona ni para la sociedad.

    Existen alternativas que no se limitan a plantear "una relacin"entre el individuo y la sociedad, ni a discurrir sobre los "factores so-ciales" del comportamiento, sino que se construyen sobre fundamen-tos crticos en que la visin de un sistema social esencialmente agresorpara el destino individual marcha junto con la concepcin de unproyecto histrico nuevo, de una forma distinta de organizacin so-cial. Una concepcin en que la psicologa ya no tiene lugar como

    . actividad limitada a la modificacin de conductas individuales, abrin-dose necesariamente hacia nuevos rumbos: contribuir a la construc-cin de un sistema social basado en relaciones sociales que haganposible una prctica social diferente, que pueda servir de sustratoal surgimiento de formas constructivas, solidarias y creativas de con-ciencia social.

    As pues, el psiclogo, y en general el cientfico, se encuentraante alternativas diferentes de interpretacin del hecho humano y,por ende, ante alternativas contradictorias de prctica cientfica. Al-ternativas que no slo difieren en trminos de la sustentacin u opo-sicin que puedan significar para el sistema prevaleciente, sino tam-bin, necesariamente, en su validez: no todas pueden ser igualmen-te idneas y su verificacin tendr que hacerse en contrastacn conla realidad misma. Su validacin no podr sustentarse indefinida-mente a nivel formal, teniendo que pasar por el criterio fundamen-tal de verdad: la prctica.

    y aqu llegamos al punto clave: cualquier modelo terico ten-dr las mismas posibilidades de demostrarse como vlido en unasociedad determinada? Se trata de una cuestin meramente acad-mica? Pensamos que no: el orden social establecido opera, por logeneral muy eficientemente, para penetrar ideolgicamente en laprctica cientfica, propiciando los modos de explicacin y "hallaz-

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGIA 13

    gos" ms acordes con sus propios fundamentos de reproduccin ysofocando, a veces en su propia cuna, a aquellos que conlleven supropia negacin. Y esto se traduce en una tendencia a imponer de-terminados mtodos, teoras y contenidos especficos de estudio yaplicacin.

    Cuanelo se trata de "interpretar" al hombre y a su realidad his-trica, ese incesante camino hacia la verdad que es la ciencia se verepleto de seales que tienden a torcer el rumbo del caminante. Lasseales no son puestas por la voluntad personal de esclarecidos agen-tes del orden dominante, sino por sus propias leyes de funciona-miento.

    La prctica cientfica debe ser interpretada, entonces, en rela-cin a los procesos sociales que la condicionan. En una sociedad declases, en cuyo seno necesariamente hay un cierto grado de conflictoideolgico en que la ideologa dominante ser la de la clase domi-nante, se hace ineludible cuestionar las posiciones que los profesio-nales, en tanto protagonistas de ese conflicto (como todo actor de unsistema de relaciones sociales pero provisto de una particular posi-cin y de ciertos instrumentos especficos)asumen dentro del mismo.

    La frecuente afirmacin acerca del supuesto carcter neutral dela ciencia no pasa de ser, paradojalmente, una mistificacin ideol-gica. Una falsedad til para efectos de dominacin y manipulacinideolgica. No es posible, y mucho menos en el caso de las cienciassociales, concebir una ciencia al margen de las condiciones histricasque determinan su origen y orientaciones. La generacin y el destinodel conocimiento son inseparables, encauzndose ambos segn el sis-tema de poder imperante en una sociedad dada en un momentoparticular de su historia.

    SOBRE LA CRISIS PARADIGMATICA EN LAPSICOLOGIA

    El paradigma que constituye el fundamento de lo que se conocecomo la psicologa cientfica contempornea -y que tiene ya msde medio siglo de vigencia- puede expresarse en tres ideas funda-mentales:

    un modelo mecanicista del hombre.una concepcin humana de la causalidad, que pone nfasisen estmulos externos y

    La presentacin de opciones paradigmticas es aqu limitada. Por ejem-plo, no se toman en cuenta los paradigmas psicoanalista y piagetiano. Ello porcuanto consideramos que el paradigma mecnico-positivista refleja ms claramente,en el caso de la psicologa, el proceso de dominacin cultural del capitalismo ennuestros circulas acadmico-profesionales.

  • 14 SANTELICES, BRENES Y QUEVEDO

    una metodologa concomitante, que se basa en las teoraslgicas y epistemolgicas del positivismo lgico.

    En la medida en que una ciencia del hombre se haya regido porestas concepciones, ms se le ha reconocido su estatus de disciplinacientfica.

    La situacin de investigacin que ms se aproxima a llenar lassealadas condiciones es el experimento de laboratorio. Y justamen-te la "Psicologa cientfica" se nos presenta como una disciplina queha tenido al experimento como eje central de su desarrollo. Es ms,el mtodo precedi a su contenido. La psicologa emergente a prin-cipios del presente siglo intent explcitamente reflejar la fsica delsiglo XIX, tanto en cuanto al mtodo como en relacin a sus supues-tos. Las prescripciones de este paradigma afectaron no solamente lainvestigacin emprica de diferentes fenmenos psicolgicos, sino quetambin especificaron, aunque fuese de manera no explcita, las rela-ciones que habran de desarrollarse entre el psiclogo y sus "sujetos"humanos.

    Asumido el experimento de laboratorio como fuente primordialde datos cientficos, en tanto es all donde se pueden producir acon-tecimientos relacionados segn parejas correlacionadas simples, dondepueden llevarse a cabo operaciones que verifiquen el nexo causalentre un acontecimiento antecedente y otro consecuente (y concebidoeste nexo como una mera regularidad secuencial), esto conduce enpsicologa a que se defina el comportamiento en trminos de seriesde movimientos observables. Se crean situaciones de laboratorio enla forma ms esquemtica posible y el foco de estudio llega a serel tomar fragmentos de comportamiento, "sacados" de su contextomayor de la vida cotidiana. Se supone que el comportamiento mscomplejo est constituido, de una manera relativamente simple, porvarios comportamientos independientes sencillos, y que si podemosdar cuenta de los movimientos ms sencillos, seremos ms objetivos,seguros y cientficos. En otros trminos, dentro de este paradigmamecnico-positivista se asume que, sobre la base de un conocimientogradualmente adquirido y sancionado de regularidades humanas, sepodra desarrollar una ciencia del comportamiento ms complejo.

    Incluso la "psicologa social", que supuestamente debe intere-sarse en el comportamiento social, no se ha visto libre de la influen-cia predominante de estas concepciones: la conducta social es con-ducta significativa. El hombre es un agente que posee intencionesconcientes y expectativas, cuyas palabras y acciones son comprendidaspor sus semejantes. Pero una gran cantidad de investigaciones en estecampo no reconocen estos atributos del actor social, restringiendo lacomunicacin, en el trabajo de laboratorio, a poco ms que estmulos.

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGIA 15

    Empero, el paradigma mecnico-positivista, pese a su enormeinfluencia, se encuentra en crisis hoy en da. Las crticas que recibeson principalmente de dos tipos. Por un lado, aquellas cuyo inte-rs fundamental radica, en el fondo, en mantenerlo intacto medianteuna serie de reformas tericas y metodolgicas.Por otro, aquellas quecon un carcter ms sustantivo cuestionan en trminos ms funda-mentales lo que podemos entender por una ciencia psicolgica.

    Entre el primer tipo de crticas podemos sealar:a) Dudas sobre la tica de la experimentacin, siendo comn

    hoy encontrar psiclogos que se preocupan sobre el uso de la coer-cin y el engao en la investigacin cientfica legtima.

    b) Inquietudes acerca de los intereses servidos por la experimen-tacin psicolgica.

    e) Incertidumbre acerca de las posibilidades mismas de la expe-rimentacin, expresada en cuestionamientos acerca de su eficaciacomomedio para describir y comprender la realidad. Se plantean, enparticular, las dificultades inherentes al proceso de investigacin ylas discrepancias que se suscitan entre las expectativas de los investi-gadores acerca del desarrollo de la psicologa y su desenvolvimientoreal. El contraste entre la psicologa social, por ejemplo, y las cien-cias fsicas ha impresionado a tal grado a Gergen (1973) que hallegado a negarle a aquella el status de disciplina cientfica y sugie-re que sus practicantes haran mejor en limitar sus metas a la de"proveer una explicacin sistemtica de los asuntos contemporneos".Los psiclogos,asimismo, estn muy preocupados por las dificultadescreadas por las interacciones entre el investigador y el "sujeto" deinvestigacin, las cuales tienden a confundir las relaciones causalesde los diseos experimentales.

    Estas crticas internas al paradigma por lo general aportan tam-bin soluciones para superar la crisis. Por ejemplo, se insiste ms enla tica de la investigacin. Se usa menos la coercin (a menudose les paga a los sujetos de manera tal que sus elementos comporta-mentales se conviertan en bienes de intercambio econmico) y sehabla ms hoy en da de que el experimentador y el sujeto seancopartcipes en la aventura de indagacin cientfica, lo cual harainnecesario el engao. Muchos psiclogos,aparentemente esclarecidos,llegan eventualmente a demandar que se les informe acerca de laaplicacin futura de los conocimientos generados por sus investiga-ciones.

    No obstante, el moderno gobierno reformista de los pases capi-talistas occidentales ha llegado a proporcionar el mayor mercado detrabajo para los psiclogos, y la crisis tica se convierte ms bienen una cuestin acerca de las virtudes o defectos de talo cual pro-grama de gobierno, en lugar de ser una posicin ms sustancial ante

  • 16 SANTELIOES, BRENES Y QUEVEDO

    los cambios de poder. Y respecto a los lmites de la experimentacin,se proponen mtodos estadsticos multivariados de mayor sofistica-cin, el empleo ms extensivo de estudios de campo, encuestas detipo comportamental, anlisis de contenido por computadoras, etc.En el fondo, se trata de un reformismo del paradigma mecnico-po-sitivista.

    Ahora bien, a nivel de lo que podramos llamar "crticas exter-nas" al paradigma mecnico positivista en psicologa, cabe distinguirdos posicionesde importancia: Una, cuyo eje lo constituye la nocinde accin humana, tiene un trasfondo kantiano y fenomenolgico.Otra, cuyo concepto central es la praxis.

    Respecto a la primera, en la actualidad es comn encontrardiscusiones entre los proponentes del paradigma de la conducta yel de la accin. Estos ltimos insisten en utilizar la psicologa delhombre de la calle como modelo para una psicologa cientfica. Osea, suponen que todo hombre busca estructurar un mapa cognosci-tivo que le permita explicar acontecimientos en forma de regulari-dades, lo cual a su vez le permitir predecir estos acontecimientos y,en especial, aquellos representados por las acciones de sus semejan-tes. La tarea de una psicologa cientfica consistira, segn este para-digma, en describir esta representacin del mundo en el actor, expli-car la relacin que tiene esta representacin con el mundo externoe intentar comprender en qu forma se mueve la dialctica de lainteriorizacin y exteriorizacin. Sin embargo, lo que no ha cambiadoen este paradigma es precisamente el presupuesto de que la tarea deuna ciencia del hombre debe radicar en la explicitacin de las es-tructuras psicolgicas y la forma en que mediatizan la realidad. Setrata de aplicar modelos dramatrgicos que reconozcan al actor lacapacidad de cambiar de mscaras mientras se mantiene intacto unyo trascendental, un agente activo.

    Si bien se reconoce el carcter histrico que poseen estas reglasde la convivencia social y su correspondiente representacin en elactor, no se sigue a las consecuenciasltimas que se derivan al con-siderar al hombre como un ser agencial, en continuo movimiento,capaz de transformar el mundo y sus relaciones' sociales segn unacomprensin racional de su ser social.

    y por esta va de anlisis nos ponemos ante una alternativaan incipiente en Amrica Latina, cuyo concepto nodal, como sesealara, es la praxis: la actividad del hombre que busca transformarel mundo as como realizar su propio desarrollo. El hombre no comoproducto pasivo de influencias externas, sino como partcipe, pormedio de su propia actividad prctica, en la elaboracin de las con-diciones de su existencia. El mundo transformado no deja de tenerel carcter de una realidad objetiva, a medida que simultneamente

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGIA 17

    se desarrolla y es transformado por las actividades de las generacio-nes humanas. De este modo, la transformacin prctica del mundoincluye el cambio en la mente y conciencia humanas.

    El surgimiento o construccin de una Psicologa Dialctica --estoes, una cuyo eje explicativo sea la relacin dialctica entre el hombreconcreto y su mundo real, natural y social- no resulta un caminosencillo, por lo que antes se comentara: va contra las corrientes ideo-lgicas imperantes en nuestro medio.

    Pero tal constatacin no resulta suficiente. Es preciso profundi-zar un poco ms en nuestro propio quehacer.

    AUTOCRITICAS ORIENTADAS HACIA UNATRANSFORMACION DE LA PRACTICAPSICOLOGICA EN AMERICA LATINA

    La psicologa, vista desde sus aportes al desarrollo social denuestros pases, ha obtenido algunos logros que no pueden ser me-nospreciados a la ligera. Pero, ante un enfoque ms medular y cr-tico, presenta un cuadro de retraso que viene siendo destacado comoaguda crisis.

    En rigor, no se trata de "dos caras" de un problema. Se tratade un mismo y nico problema de naturaleza compleja y contradic-toria que nos presentar significaciones y perspectivas diferentes se-gn la ptica con que lo examinemos y discutamos.

    A nuestro entender, ser crtico en este examen implica, en pri-mer lugar, superar las tpicas evaluaciones sobresimplificadas de nues-tro quehacer que han llegado a manejarse como lugares comunes: Tandeformados y deforman tes pueden ser los estereotipos despectivoscomo aquellas visiones ilusorias que nos presentan, sin ms, una psi-cologa consolidada y exitosa.

    El pesimismo a ultranza, provenga o no de una reflexin seriaacerca de los obstculos y falacias que nos afectan, anular nuestras.posibilidades de concebir un sentido superior para nuestro oficio.Nos podr conducir a verlo en irrompible ligazn con la reproduc-cin de una estructura social desigualo, en el mejor de los casoscomo limitada, sin vuelta que darle, a araarla, sin mayor tras-cendencia.

    Pero los extremos, tambin en este caso, se tocan. La concepcinalucinada de una psicologa ya construida, que pudiera ser tomadacomo varita mgica para dar solucin a muchos de los problemas queafectan al hombre de carne y hueso en nuestras formaciones sociales,encierra riesgos para la posibilidad de darle proyecciones verdadera-mente significativas para el cambio social. El pesimismo, si no alcanzael tono del dogma, contendr un potencial de accin renovadora

  • 18 SANTELICES, BRENES Y QUEVEDO

    en tanto pudiera llegar a ser crisis fecunda. El optimismo acrticolleva a una forma de crisis muy distinta, que tendr el efecto de unanestsico paralizante al impedirnos determinar nuestras debilidadesy errores y actuar en consecuencia para superarlos.

    La discusin acadmica abstracta respecto a si la psicologa andabien o mal, puede en verdad dar lugar a discusionesde muy diversotipo. No es discutir lo mismo, por ejemplo, si se confronta el nme-ro de escuelas de psicologa existentes con la validez de las teoraspsicolgicas. Como quiera que sea, el asunto se torna mucho mspreciso al plantearse la cuestin de las contribuciones que la psicolo-gia puede aportar al desarrollo de nuestros paises.

    En principio, la pregunta misma contiene una razonable espe-ranza de que tal contribucin pueda darse o consolidarse, porque delo contrario se trataria de una cuestin intil e irresoluble. Del mis-mo modo, contiene el juicio de que tal contribucin no se est dan-do, no al menos en forma satisfactoria, porque de lo contrario loshechos mismos estaran dando una respuesta afirmativa.

    Por otra parte, el problema tendr que situarse dentro de unespacio epistemolgico y politico que, si bien es cierto da lugar anaturales contradicciones, reclama posiciones claras para ser seria-mente discutido. Dicho brevemente: el juicio que se tenga acerca delstatus cientfico de la psicologay de su significacinsocial, no puedeser sostenido sin ponerse dentro de una determinada visin del con-texto social que se tenga en referencia, dentro de un proyecto hist-rico de cambio social y dentro de un replanteo critico de nuestroquehacer.

    Sobre lo ltimo, y dada su complejidad, sealaremos solamentelo que nos parece ms decisivo:. Si el psiclogono puede comprender la relacin dialctica esen-

    cial y compleja que se establece entre la realidad vital del hombreconcreto, sus formas de conciencia y acciones,y las condiciones hist-rico-socialesen que ese hombre se sita, podr no atribuir sentido ocoherencia a la cuestin de si esta disciplina debe cambiar sustan-cialmente de rumbos o no, puesto que no ver como algo fundamen-tal el que la psicologa pueda constituirse en una prctica cientficaorientada hacia la transformacin simultnea y reciproca de los dospolos de esa dialctica. Y es preciso anticipar algo: el aprendizajeprofesional que corrientemente recibimos los psiclogos latinoamericanos est lejos de posibilitar tal comprensin,ms bien negndola.

    Esquemticamente hablando, esta limitacin puede dar a su vezorigen a dos situaciones tpicas:

    Una, que el psiclogo no sea inquietado por la necesidad decuestionar crticamente su propio quehacer. Le sobrarn elementos

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOL
  • 20 SANTELICES s. BRENES Y QUEVEDO

    a nuestra disciplina una intrnseca e inconmovible anulacin quesolo puede romperse a nivel de las cosmovsiones intelectualizadas. enel aula o en el papel. Lo que sucede es muy distinto: o el intentono llega a plantearse o es rpidamente triturado por el peso man-pulador y represivo de una ideologa para cuya reproduccin espeligroso.

    Por ahora expondremos una tesis de principio: La psicologacarece actualmente. en nuestro continente. de recursos tericos y pro-yecciones prcticas que le posibiliten ser factor eficiente de cambiosocial. Pero de llegar a desarrollarse ms ampliamente esos recursos}' proyecciones, se vern sustancialmente mutilados, en su concrecinposible, por los obstculos que el sistema social, donde les toquedesenvolverse, imponga para el progreso creativo y sano del hombre.De ese hombre que es precisamente, su "objeto" de atencin cient-fica y piedra de toque del quehacer que le dar pertinencia o no enla lucha contra el atraso y la dependencia de nuestras sociedades.

    Esto significa que la pregunta acerca del papel de la psicologaen el cambio social no puede ser cabalmente respondida sin plantear-se la pregunta inversa y necesaria: qu transformaciones sociales serequieren para que la psicologa pudiera desplegar todo su potencialen una sociedad dada? Si slo se formula la primera cuestin, secorre el grave riesgo de construr una bella psicologa en abstractoo de tratar de retransformarla en la realidad sin tomar en cuentaintegralmente a esta ltima.

    As pues, al limitarnos en adelante a la primera de las cuestiones.no estamos perdiendo de vista la segunda. Simplemente no nos pa-rece necesario tratar de demostrarle al lector que la psicologa nopuede ser un instrumento de cambio social en s. Para ello sera su-ficiente con recordar lo que le pasa a nuestro oficio. en un pasdado, cuando una tirana retrgrada emplea su poder represivo paraimpedir los cambios social o para demoler los avances logrados. Loscomentarios que siguen pretenden pues servir de fundamento a la"transformacin interior" que la psicologa requiere en nuestros pa-ses, sin olvidar que esa transformacin dar lugar a aportes concretosal desarrollo social en la misma medida que el sistema ofrezca unterreno para su realizacin.

    Psicologa y Dependencia

    La psicologa que manejamos en Amrica Latina tuvo su ori-gen, fundamentalmente. en el mundo capitalista desarrollado. na-ciendo y creciendo con una armazn coherente con la evolucin deesos sistemas sociales. Sus formas de penetracin en nuestros pasesvaran en velocidad y modo de acuerdo a las condiciones ideolgicas

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGIA 21

    y estructurales que encuentra en ellos. Deben, en todo caso, situarsedentro de un cuadro global de dependencia.

    En trminos generales, respetando por cierto los valiosos inten-tos nacionales o aislados por hacer las cosas de otro modo, puede de-cirse que el apellido de "latinoamericana" para "nuestra" psicologaslo puede designar en propiedad, por ahora, su mbito geogrficoo su funcionalidad para las clases dominantes de la regin. Lejosestamos de construr una psicologa que sea latinoamericana en tantocuerpo terico-prctico ajustado a nuestra realidad y a las demandasde transformacin social de nuestros pases.

    Con la complicidad, indiferencia o ingenua inadvertencia demuchos psiclogos nativos, las clases dominantes locales no han te-nido mayor dificultad para incorporar esta elegante disciplina a suaparato de dominacin ideolgica. Y esto por cuanto la psicologa,al evolucionar como un sistema racional reduccionista y unilateralde interpretacin del hecho humano, se ha levantado como una es-pecie de anti-explicacin de la realidad del hombre, perfectamentecoherente con una idologa de clase que se reproduce justamente deese modo, al sostener que cada hombre es dueo de. su destino paraocultar las condiciones objetivas que haran esto posible y legitimarque el destino de las mayoras sea predeterminado por una minorapoderosa.

    Visto as el problema, slo dos posiciones no ingenuas presentanconsistencia: O se defiende con intereses claros el contenido bsicoy papel de la psicologa tal como la hemos modelado en la ecuacindominacin-dependencia, o procuramos cambiarnos de zapatos antela evidencia de que el camino a recorrer es otro.

    An manteniendo el acento sobre la "transformacin interior"que la psicologa requiere, dicho cambio de zapatos no podr resol-verse a nivel del discurso ideolgico. Los inspirados arquetipos o lasdeclaraciones de principios que de all pueden surgir carecern defuerza probatoria como para transformar un "saber prctico" cuyacrisis, si se admite, tendr que ser demostrada mediante un anlisisautocrtico muy serio.

    AUTOCRITlCAS

    Por razones expositivas, las desarrollaremos en tres niveles: epis-temolgico, acadmico y profesional. Como esperamos sea compren-sible, estos niveles debern a menudo entremontarse:

    A NIVEL EPISTEMOLOGICO

    1. Necesidad de una Psicologa Tericamente Coherente

    Sealaremos, en principio, que si la ciencia debe servir paraconocer y transformar el mundo en que vivimos, en ella tendrn

  • 22 SANTELIGES, BRENES Y QUEVEDO

    que unirse concientemente el pensamiento y la accin. No puedeprocederse irracional y azarosamente al intentar transformar la rea-lidad. Y esto vale para toda praxis. La capacidad de un oficio cien-tfico para generar una prctica estratgicamente orientada hacia latransformacin de la realidad, depende de su idoneidad para darrazn de los aspectos de sta que asuma como "objeto". La accincientfica no puede llevarse a cabo sin teora.

    Un inventario realizado con ingenuidad o intencin mistificado-ra nos mostrar una psicologa tericamente robusta, ya que ha acu-mulado una enorme cantidad de datos, mcroteoras y teoras rivales.No obstante, una reflexin ms cuidadosa nos pone ante una eviden-cia distinta: la psicologa no dispone todava de un sistema de ideasque le permita una concepcin coherente e integrada del hechohumano.

    Un primer indicador, desde luego fundamental, de su dispersiny consecuente debilidad terica se hace notar en la propia defini-cin de su objeto como disciplina cientfica. La pregunta capitalde "qu es lo psicolgico?"genera un vado sbito cada vez queaspira a dar con una respuesta esencial. Para algunos el problema sesoluciona lexicolgicamente recurriendo a definiciones consabidas(por ejemplo, "estudio cientfico del comportamiento"). Otros recu-rrirn al pantanoso sendero del "disciplinarismo", tratando de definirese objeto por oposicin al de otras disciplinas conexas. Sendero sinmeta clara por cuanto los "lmites" entre stas y la psicologa noson lmites dados en la realidad misma, una e integral. Dicho seade paso, esta tendencia entronca muy bien con la competitiva divi-sin del trabajo intelectual que prima en nuestro medio. Y las debi-lidades del planteo se disimulan con la constante invocacin de "lonterdisciplinario", confundindose as un modo de trabajo con unaforma de aprehender la realidad misma.

    Otros preferirn recurrir al "dimensionismo", pretendiendo de-finir "lo psicolgico"como un trozo, parcela o dimensin del hechohumano, que corrientemente se hace llegar hasta una imprecisa no-cin de "ambiente", "situacin" u otras similares. El encubrimientofavorito aqu consiste en la formulacin de innumerables dimensio-nes hbridas (psico-social,psico-biolgico,bio-psico-social,etc.) en elsupuesto de que su combinacindar finalmente cuenta del problema.

    Lejos estamos de entender lo psicolgico como la especificacinconcreta, a nivel de individuos concretos, de todos los aspectos de larealidad que son determinantes o significativos en su conciencia yactuar.

    Las consecuencias de esta dispersin terica repercuten, porcierto, en todo el cuerpo de la psicologa, generando all mltiplesequvocos y falacias: mal entendida sobrevaloracin de la prctica

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGIA 23

    a expensas de la teora, o viceversa; deformaciones en el conceptomismo de investigacin, etc. Por esto resulta tan decisivo asumirnuestra indigencia terica como fuente de la mayor parte de nues-tros desaciertos y la perspectiva de superarla.

    No podemos extendernos en este problema, pero s resta unaaclaracin importante: al decir "psicologa tericamente coherente"no estamos invocando un clima. de armona total o de completa uni-formidad, por evidentes razones. Ni siquiera estamos suponiendoque todos los psiclogos estarn dispuestos a reconocer el problemacomo tal. Se trata de una necesidad que adquiere sentido slo paraquienes piensen que nuestra capacidad de accin depende funda-mentalmente de la coherencia que pongamos en la explicacin delos problemas reales que se quiere abordar. Caso contrario, la cohe-rencia consistir en no cuestionarse la incoherencia.

    2. Enfoque Totalizador o Reduccionismo Totalitario?En el sentido que le damos, la "unificacin terica' de la psico-

    loga consistir en la construccin de una perspectiva totalizadora,que provea las estructuras significativas requeridas para concebir lopsicolgico en la forma sealada.

    Al no tomar como punto de partida la indisoluble integralidadde la realidad humana, la psicologa se ha hipertrofiado torcidamen-te, lo que se hace patente en una incesante y continua acumulacinde trozos de verdad. Precisamente por esto es que su mximo nivelde totalidad -o ms exactamente de pseudo-totalidad- est dadopor las llamadas "escuelas". Es tambin en este sentido que debeinterpretarse la corriente afirmacin acerca del carcter "preteorti-co" de la psicologa: no como una indigencia de elementos tericos,sino como su desarmona y falta de sstematicidad.

    En un plano de dispersin y crecimiento errtico, las intentonasde imponer determinadas orientaciones metodolgicas, doctrinas ocualquier cosa cuya supremaca se considere incontestable, resultamuy natural. Cada quien se muestra dispuesto a tomar por asalto ala psicologa desde su propio fortn o "ismo".

    De esta peculiar forma de totalitarismo cuyo comn denomina-dor ser el reduccionismo se desprenden manifestaciones muy varia-das. Una que nos interesa destacar consiste en el frecuente intentode atribur validez exclusiva o neta superioridad a determinadas"reas" psicolgicas. Tal totalitario es, a nuestro juicio, el psiclogo"clnico" que afirma su quehacer como el nico servible, como elpsiclogo "social" que interpreta esta etiqueta como adherencia me-canicista al determinismo social.

    La falta de perspectiva totalizadora y su opuesto errtico -eltotalitarismo-ser por otra parte un elemento disolvente de la po-

  • 24 SANTELIOES. BRENES Y QUEVEDO

    sible identidad de intereses que podamos alcanzar como psiclogoslatinoamericanos. Si no se vincula al hombre concreto con su reali-dad social en una sociedad dada, mucho menos tendr sentido tratarde comprender esa realidad a la luz de las condiciones histrico-sociales comunes de nuestros pueblos.

    y hay que destacar otro importante aspecto del problema:cuando dentro de una determinada psicologa nacional se generantendencias de investigacin o de trabajo terico con un contenidode ruptura ideolgica, sin que estos productos intelectuales impli-quen una transformacin del quehacer psicolgico global, se suscitala paradoja de que terminan operando como instrumento al serviciode la ideologa que pretenden romper, al poner a su disposicin noslo una informacin valiosa para manipular mejor a la propia psico-loga, sino para afinar sus mecanismos de manipulacin en muy di-versos campos. Esto explica, en parte al menos, la aparente contradic-cin en que incurren ciertas organizaciones del capitalismo interna-cional al apoyar financieramente ciertos centros de investigacin oproyectos particulares que aparentemente funcionan en contra de susintereses.

    A NIVEL ACADEMICO

    En este nivel, por cierto estrechamente ligado al anterior, se sus-citan deficiencias que emergen como extremo visible de nuestra de-dependencia, de nuestra adherencia a paradigmas incapaces de ha-cernos avanzar, por su propia naturaleza, hacia una psicologa verda-deramente dialctica, del manejo exitoso que la ideologa dominanteejerce en nuestros centros universitarios. Citaremos tres que nos pa-recen, si no igualmente graves, al menos muy tpicas y reveladoras:

    l. Carencia de Objetivos Claros de Formacin ProfesionalComo tnica general en Latinoamrica, dada en mayor o menor

    grado, no hemos llegado a determinar con claridad qu debe aprender el psiclogo en la universidad y para qu. Esto se demuestra,por ejemplo, en el estancamiento, frecuentemente observado, en tor-no a asignaturas estereotipadas y en continuas manipulaciones no.sustanciales en los programas de estudios. O ms en general, en laausencia o debilidad de polticas centralizadoras en materia de con-tenidos, mtodos y objetivos.

    2. Confusin Respecto al Significado e Importancia de la Investi-gacin en Psicologa

    No tomaremos como representativo, aunque s como real, elcaso extremo en que los psiclogos ni investigan ni son formadospara la produccin de conocimientos. Ms tpica nos parece la di-

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGIA 25

    fundida confusin en cunto a qu debe entenderse por investigacinpsicolgica y cules son los sistemas problemticos a los cuales de-biera prestarse una atencin primordial.

    La investigacin asume con mucha frecuencia, en nuestro me--dio, un carcter duplicador con respecto a las orientaciones predo-minantes en los pases hegemnicos o sencillamente se hace patente-en ella una empobrecedora devocin ante el acarreo de datos y laexperiencia en bruto. Y todo esto lleva, como consecuencia inmedia-ta, a tendencias de investigacin que lisa y llanamente dan la espaldaa nuestra realidad. En efecto, no es suficiente con que el materialtrabajado se encuentre en nuestro suelo: lo decisivo es si esta activi-dad cientfica corresponde o no a nuestras necesidades de conoci-miento.

    Habitualmente carecemos de verdaderas "polticas de investi-gacin", en que las estrategias y medios respondan efectivamente anuestras necesidades de progreso. De este modo, muchos investiga-dores se desenvuelven como libre-empresarios intelectuales, juzgan--do cada quien la relevancia de los problemas a resolver.

    Especial nfasis hay que poner en la nefasta valoracin del traba-jo cientfico como medio de promocin dentro de una casta compe-titiva de intelectuales. La sofisticacin temtica y del lenguaje yaha sido descubierta hace rato como eficaz para esa finalidad. Muchosinformes de investigacin no parecen destinados a una cooperacin-cientfica, sino a provocar murmuraciones acerca de la excepcionalinteligencia y sabidura de sus autores.

    No se trata por cierto de rechazar el conocimiento cientficoproveniente de los pases hegemnicos. Eso sera fanatismo. Se, trata-de que no podamos incorporarlos a nuestro acervo cientfico por sim-ple traslado o por modificacin superficial. Y esto nos lleva a unaimportante conclusin: requerimos con urgencia impulsar polticas-de investigacin independiente, para penetrar ese mundo de aparien-cias en que nos sume la falta de apego cientfico a nuestra realidad.

    3. La "Titulitis"

    Pocos hechos demuestran tan palmariamente el carcter de-pendiente de nuestra psicologa como el inmoderado nfasis puesto,en muchos pases latinoamericanos, en el asunto de los ttulos for-males. Es como si se creyera que los niveles de formacin de lospsiclogos slo pueden determinarse y medirse estratificndolos me--dante diplomas. La cuestin esencial de los conocimientos y destre-zas reales requeridos para actuar en el desarrollo social se ve su-plantada por una solucin netamente ideolgica: vale ms el que1:iene el ttulo ms alto.

  • 26 SANTELIGES, BRENES Y QUEVEDO

    Esto quita perspectiva estratgica a la formacin' del psiclogo;cobrando primada la competencia en trminos de estatus acadmico-profesional, lo que una vez ms empuja a la psicologa a los brazos.de la ideologa dominante.

    Casi sin excepcin. se piensa en las instituciones que el psiclogo.solo puede formarse bien si va a traer ttulos de post-grado en pasesdesarrollados. Esto es radicalmente errneo: la "experiencia" enotros lugares puede ser formadora, ciertas tcnicas especficas se es-tudiarn mejor all, pero es en la investigacin y prctica social en'la propia realidad donde el psiclogo mejor puede formarse.

    A NIVEL PROFESIONAL

    Las debilidades que ya hemos mencionado. y muchas otras. afec-tarn. en la medida de su profundidad y arraigo, el rol profesionaldel psiclogo.Este rol tiende a ser en Amrica Latina. con diferenciasde grado. inorgnico. disperso y residual.

    El retraso profesional de la psicologa adopta formas desigua-les y a menudo engaosas. El caso ms patente se produce cuando.los psiclogos, adems de carecer de un rol potencial bien definido,se transforman en un caso de exceso de recursos humanos. Pero tam-bin se da el caso en que la inorganicidad del rol profesional se veoculta por buenos niveles de empleo y retribucin econmica.

    En otras palabras, si lo que se quiere es determinar la relevan-cia de la psicologa para el cambio social en un pas dado, la res--puesta no podr buscarse en los niveles de prestigio y remuneracinque gocen los psiclogos.Cuando se observe una brusca elevacin enla demanda de sus servicios profesionales, habr que preguntarse siesto no estar reflejando ms bien la mayor capacidad del sistema.para procurarse instrumentos de reproduccin ms sofisticados. Enun pas puede haber cientos de psiclogos bien ocupados y requerir-se todava ms. Pero la cuestin ser: qu hacen?, para quz, enbeneficio de quines? Si las correspondientes respuestas son: ta-reas residuales y dispersas, para mantener intacta una sociedad des-igual y en beneficio de la clase dominante, entonces, en la mismamedida que lo hagan estarn sustrayendo la profesin de su insercinposible en el cambio social.

    Es profundamente inquietante ver como hemos ido reproducien-do mecnicamente roles profesionales caractersticos o tpicos de los,pases que nos dominan. Debemos poner en tela de juicio nuestrosestereotipos en materia de "especialidades" que carecen de un con--tenido ajustado a nuestras condiciones sociales o no son otra cosaque campos de competencia interna. Es preciso que definamos las.tareas que necesitamos implementar para un quehacer ms til den--

  • CRISIS, DEPENDENCIA Y CONTRADICCIONES DE LA PSICOLOGIA 27

    tro de objetivos de cambio social. Para ello los rtulos imitativosno son suficientes.

    A nuestro juicio, lo que fundamentalmente requiere nuestra psi-cologa profesional es un desarrollo conforme a una planificacinsocializada (si el sistema lo permite). Y es importante aclarar que"socializar la psicologa" no es "ponerla al servicio de los pobres"ni ninguna C06aparecida. Tampoco la multiplicacin de las pautasprivadas de atencin profesional. Todo esto es reaccionario. Lo deci-sivo es, en este sentido, darle un contenido nuevo, que estimule'nuevas formas de prctica social y con ello la conciencia y participa-cin de la gente en el enfrentamiento de sus propios problemas. Ytambin que el psiclogo logre dar forma a su rol como planificadorsocial, superando el encargo ideolgico de dedicarse a atar los cabossueltos de los problemas sufridos por los protagonistas de un sistemade relaciones sociales.

    CONCLUSION

    Nuestros argumentos, an expresados con conviccin, tienenpor fin estimular la polmica creativa y antidogmtica en el enfren-tamiento de lo que hemos tratado de presentar como una crisis his-trica de la psicologa en Amrica Latina.

    Para nosotros, la psicologa se encuentra en construccin. Cons-truccin que depender en sus orientaciones y resultados de laconcepcin que se tenga del hombre y de su aplicacin a la conduc-cin terico-metodolgica de nuestro quehacer. Y todo ello sin quepodamos olvidar que toda transformacin interior de una disciplinacientfica se encuentra enmarcada en una estructura de poder.

    REFERENCIA

    Gergen, K. J. Social psychology as history. [ournal 01 Personality and SocialPsychology, 1973, 26, 309-320.