Psicopatología
-
Upload
andres-rodriguez-carvajal -
Category
Documents
-
view
216 -
download
1
description
Transcript of Psicopatología
La psicopatología
La psicopatología es la disciplina que estudia lo anormal, lo desviado, lo desadaptado, lo
trastornado, lo desorganizado, etc., cuyo interés se centra en la naturaleza y las causas de la
conducta anormal o psicopatológica y se plantea como objetivo principal descubrir leyes que
regulan la conducta anormal o patológica mediante el método científico. El interés de la
Psicopatología radica en la naturaleza y las causas de la conducta anormal o psicopatológica.
Sin embargo, es difícil definir absolutamente y con total precisión lo que debe entenderse por
conducta anormal o psicopatológica, por lo cual es útil conocer cuales son los criterios o
parámetros que nos permitirán al campo de lo anormal o psicopatológico.
Normalidad y anormalidad
A continuación definiremos algunos criterios que pueden auxiliarnos para aproximarnos a la
conducta normal y anormal.
La conducta normal
Diversos especialistas han tratado de definir lo que es la conducta normal, así Zepeda (no
posee cita o referencia) refiere que se ha tratado de definir lo “normal” desde un punto de
vista meramente estadístico, considerando que quienes se encuentran en la media de una
curva de distribución normal son los sanos, mientras que los que se alejan de ella son los
enfermos. También se ha tratado de diferenciar lo “normal” de lo “anormal”, argumentando
que es únicamente una diferencia de grado: yo puedo ser muy pulcro y escrupuloso al
momento de lavarme las manos, pero si quiero lavármelas diez veces seguidas antes de
considerar que las tengo limpias, entonces soy un obsesivo compulsivo. Un enfoque más es el
de la norma cultural; según él, la sociedad de alguna forma convino en qué conductas va a
considerar como normales y cuáles no, dependiendo de este acuerdo lo que es “normal” y lo
que no lo es. Empleando un criterio de efectividad, se considera sanos a quienes son capaces
de mantener el equilibrio fisiológico y psicológico.
Por otro lado, Offer y Sabsin,(no posee cita o referencia consideran que la normalidad puede
entenderse de las siguientes formas:
Normalidad como salud: Se considera que un comportamiento está dentro de los
límites normales cuando no se observa psicopatología. Para la perspectiva médica la
ausencia de signos y síntomas es indicativa de salud. Se considera a la salud como un
estado funcional razonable más que óptimo.
Normalidad como utopía: La normalidad se considera como una mezcla armoniosa y
perfecta de los distintos elementos de la mente (ello, yo y superyó). Este criterio se
basa en la definición de Freud: Un ego normal es como la normalidad en general: Un
ideal de ficción.
Normalidad como promedio: Se basa en el principio matemático de la curva en forma
de campana (curva de Gauss). Esta definición considera normal el rango medio, y
ambos extremos se corresponden con las desviaciones de la normalidad. Se acepta
como normal el comportamiento más frecuente en la población, en donde la patología
sería la desviación con respecto a la media a ambos lados de la distribución Gaussiana.
Normalidad como proceso: Enfatiza la dimensión corporal y adaptativa de funciones
psíquicas, en donde la normalidad vendría definida por la homeostasis o equilibrio
dinámico entre la persona y su medio físico y social.
Criterios para definir la normalidad psíquica
Por otra parte, también existen muchos criterios que pueden auxiliarnos a determinar cuando
estamos en presencia de la normalidad psíquica.
A continuación se enuncian algunos criterios de salud mental o de normalidad psíquica que
señalan un adecuado funcionamiento mental:
Sentido propio de la identidad y la cohesión interna, que va unido aun conocimiento
de uno mismo, de las propias motivaciones, deseos y emociones.
Sentido de la autoestima, ajustado a la realidad. Significa sentirse satisfecho y en paz
con uno mismo, con el desarrollo de su “Yo ideal” que sirve de referencia para la
evolución en continuo perfeccionamiento personal.
Sentimiento de seguridad, de ser aceptado en el mundo social.
Capacidad para aceptar y dar afecto.
Responsabilidad hacia el grupo social y familiar en el que el sujeto se desenvuelve.
Capacidad-no problematizada- de lograr una satisfacción de las necesidades biológicas:
hambre, sexualidad, sueño y descanso, etc.
Capacidad para ser productivo y sentirse creativo y feliz en lo cotidiano.
Desarrollo de un sistema axiológico, coherente y aceptado con responsabilidad.
Ausencia de tensión y de hipersensibilidad.
Presencia de un firme anclaje en la realidad, sin percepciones distorsionadas, de la
misma ni expectativas no adecuadas a ella.
Resistencia al estrés y a la frustración. En función de la existencia de mecanismos de
defensa del Yo y su capacidad de enfrentarse eficazmente con los conflictos.
La conducta anormal
Hansell y Damour señalan los siguientes conceptos centrales que debemos tomar en cuenta
para poder definir la anormalidad:
La importancia del contexto para definir y entender la anormalidad
Sólo podemos etiquetar una conducta como anormal si consideramos el contexto situacional
en el que ocurre; las conductas que son normales en un contexto determinado podrían ser
consideradas anormales en otro. Además, la conducta anormal es generalmente más
entendible cuando es vista en el contexto de la historia de vida y los acontecimientos vitales de
la persona. Finalmente, las variables del contexto demográfico como la edad, el género, la
cultura y la clase social influyen en la definición, clasificación, explicación y tratamiento de las
conductas anormales.
El continuo entre la conducta normal y anormal
Los síntomas emocionales y conductuales ocurren dentro de un continuo que va de lo menos a
lo más severo, y muchas formas de anormalidad son versiones exageradas de sentimientos y
conductas normales. La línea divisoria entre las conductas normales y anormales nunca está
enteramente claro, pero el campo de la Psicología Anormal ha desarrollado criterios que nos
ayudan a hacer esta distinción.
El relativismo histórico y cultural al definir y clasificar la anormalidad
La definición y clasificación de la conducta anormal varía considerablemente a través de los
diferentes periodos históricos y las diferentes culturas. Como resultado de ello, no podemos
hacer afirmaciones universales y absolutas de lo que constituye la conducta anormal, y
siempre tendremos que estar conscientes de los lentes históricos y culturales a través de los
cuales vemos el concepto de anormalidad.
Las ventajas y desventajas del diagnóstico
Como otros campos científicos la Psicología Anormal cuenta con un sistema de categorías para
clasificar su objeto de estudio. Estos sistemas diagnósticos tienen la ventaja de facilitar el
tratamiento, la investigación y la enseñanza de la Psicología Anormal. Pero los sistemas
diagnósticos en la Psicología Anormal tienen también limitaciones importantes; pueden
simplificar demasiado problemas complejos, y un diagnóstico de enfermedad mental puede
ser estigmatizante y desmoralizante para la persona que está siendo diagnosticada.
El principio de la causalidad múltiple
Los trastornos mentales pueden ser el resultado de una amplia variedad de causas: algunas
predisposiciones, algunas precipitantes, algunas psicológicas, algunas biológicas, algunas
causas internas relativas a la persona afectada y otras externas relativas al ambiente. La
mayoría de los trastornos implican causas múltiples que interactúan. Asimismo, muchas
perspectivas teóricas diferentes coexisten dentro del campo de la Psicología Anormal. Cada
perspectiva teórica tiene alguna contribución importante que hacer, y el campo de la
Psicología Anormal se está orientando hacia las explicaciones y tratamientos que combinan
componentes de varias teorías.
La conexión entre la mente y el cuerpo fusión
Un entendimiento concienzudo de la Psicopatología requiere que comprendamos la conexión
entre la mente y el cuerpo. Sabemos que las anormalidades cerebrales pueden causar
síntomas emocionales, y, a la inversa, que el sufrimiento emocional puede causar síntomas
físicos. Como resultado, es importante poner atención a la interrelación entre el
funcionamiento psicológico y físico de una persona para poder explicar y tratar la conducta
anormal.
Criterios para etiquetar la conducta anormal
De acuerdo con Rosenhan y Seligman (1989), existen siete criterios que pueden utilizarse para
etiquetar el comportamiento como “anormal”:
Malestar o deterioro. Un individuo experimenta malestar personal o deterioro en su
funcionamiento, lo que produce un riesgo de menoscabo físico o psicológico, o pérdida
de la libertad para actuar.
Desadaptación. Un individuo actúa de tal forma que entorpece sus metas, no
contribuye a su bienestar personal o interfiere mucho con las metas de otros y las
necesidades de la sociedad. Una persona que bebe tanto que no puede mantener un
empleo o que pone en peligro de la vida de otros debido a su intoxicación, manifiesta
una conducta desadaptada.
Irracionalidad. Un individuo actúa o habla de manera irracional o incomprensible para
otros. Un hombre que responde a voces que no existen en la realidad objetiva, se
comporta de manera irracional.
Conducta impredecible. Un individuo que actúa de forma impredecible o errática de
una situación a otra, como si experimentara una pérdida del control. Un niño que
golpea su puño contra una ventana sin ninguna razón aparente, manifiesta una
conducta impredecible.
Poca convencionalidad y rareza desde el punto de vista estadístico. Un individuo se
comporta en formas estadísticamente raras y que violan las normas sociales o lo que
es aceptable o deseable. Sin embargo, el simple hecho de ser poco común desde el
punto de vista estadístico, no produce juicio psicológico de anormalidad. Por ejemplo,
un nivel muy alto de inteligencia es sumamente raro, pero se considera indeseable,
por lo que con frecuencia se califica como anormal.
Incomodidad del observador. Un individuo provoca incomodidad en los demás al
hacerlos sentir amenazados o molestos de alguna forma. Una mujer que camina a la
mitad de la calle, hablando en voz alta consigo misma, crea incomodidad en otros
peatones que tratan de evitarla.
Violación de normas morales e ideales. Un individuo viola las expectativas de la forma
en que nos debemos comportar, en relación con las normas sociales. Con este criterio,
un individuo podría ser considerado anormal si no desea trabajar o no cree en dios.
Este criterio de la anormalidad también es importante en situaciones legales.
Para poder etiquetar una conducta como “anormal”, más de un indicador debe estar presente
y ser válido. Cuanto más extremos y preponderantes sean los indicadores, habrá mayor
confianza en el señalamiento de una condición como anormal. Ninguno de estos criterios es
condición necesaria, compartida por todos los casos de anormalidad. También es verdad que
ningún criterio por sí solo es condición suficiente para distinguir todos los casos de conducta
anormal de aquellas variantes normales del comportamiento.
Diversas perspectivas teóricas sobre la conducta anormal
Siguiendo a Alloy y Jacobson , podemos señalar como las diversas perspectivas teóricas
explican la conducta anormal:
Perspectiva biológica
Esta perspectiva biológica se enfoca en la interacción entre el funcionamiento físico y
psicológico de las personas. La mente y el cuerpo son dos aspectos de una compleja entidad
única. El estrés psicológico y la enfermedad física se influyen recíprocamente. Lo discutible es
que encontrar una predisposición genética o un desequilibrio químico que acompañe a un
trastorno determinado no necesariamente significa que el factor orgánico sea el único o aún la
causa principal de dicho trastorno.
Perspectiva psicodinámica
Esta perspectiva asegura que gran parte de nuestra conducta no es el resultado de nuestra
elección consciente sino que es dirigida por el inconsciente, por fuerzas internas, que a
menudo reflejan nuestras experiencias infantiles y relaciones familiares. La perspectiva
psicodinamica ha sido criticada su falta de evidencia experimental, su dependencia en las
deducciones, muestreo poco representativo, prejuicios culturales (especialmente respecto a
las diferencias de género) y un retrato negativo de la conducta humana. Sin embargo, esta
teoría psicodinamica ha jugado un rol muy importante al desmitificar la conducta anormal
descubriendo la irracionalidad de la vida diaria y mostrando que la conducta normal y anormal
no son categorías muy distintas como puntos en un continuum.
Perspectiva cognitiva
La perspectiva cognitiva en Psicología comienza con un interés en la cognición o el
procesamiento mental de la información. Los problemas psicológicos surgen de ideas
irracionales (Ellis) o pensamientos distorsionados (Beck). Esta perspectiva ha sido criticada por
no ser científica ya que hasta cierto punto se basa en deducciones y por confundir las causas
secundarias con las primarias. Al mismo tiempo, la perspectiva cognitiva es más científica que
algunas otras perspectivas en el hecho de que pone énfasis en variables operacionalizadas y
medición empírica de la memoria, la asociación y las expectativas.
Perspectiva conductual
Esta perspectiva ve a la conducta como resultante en la misma manera de la interacción de
nuestra dotación genética y nuestra historia de aprendizaje. De este modo, los conductistas
prefieren hablar de conducta “inadaptada” más que de conducta anormal y evitan asignar a la
gente categorías específicas de diagnóstico. Esta perspectiva ha sido criticada de
sobresimplificante y determinista y como un posible medio de coerción política. Al mismo
tiempo, las aproximaciones conductistas a la objetividad y experimentación se han vuelto una
norma en la investigación psicológica, y el conductismo en gran parte ha desestigmatizado la
conducta anormal.
Perspectiva familiar sistemática
De acuerdo a esta perspectiva las causas de la conducta anormal pueden ser encontradas en
patrones habituales de las relaciones, generalmente dentro de la familia. De acuerdo a la
teoría de la comunicación, la psicopatología surge de patrones familiares de comunicación.
ambiguos, contradictorios y hostiles. Esta perspectiva aún tiene que convertirse en una seria y
unificada perspectiva psicológica, en parte porque sus afirmaciones son muy modestas y en
parte porque algunos de sus descubrimientos no se han sostenido en estudios posteriores.
Perspectiva sociocultural
Esta perspectiva sostiene que la raíz de la conducta anormal no recae en la mente sino en la
sociedad. Una teoría es que los males sociales como la pobreza y la discriminación empujan a
la gente hacia la Psicopatología. Otra teoría dice que la clase y la raza de las personas
influencia la forma en que sus problemas son diagnosticados y el tratamiento que reciben.
Nadie discute que los factores socioeconómicos y variables culturales pueden contribuir a las
alteraciones psicológicas, pero el grado de que estas sean causas o efectos es debatible.
Particularmente controversial es la teoría de que el sólo hecho de etiquetar sea responsable
de la ocurrencia desproporcionada de Psicopatología entre los pobres.
La diferencia entre la conducta normal y lo anormal
La diferencia entre normal y anormal no es tanto una diferencia entre dos tipos
independientes de conducta, sino más bien una cuestión de grado en que los actos de una
persona cumplen un conjunto de criterios acordados de anormalidad. Gerrig y Zimbardo
señalan que es mejor entender al trastorno mental como un continuo que va de la salud
mental a la enfermedad mental.
Debido a que la diferencia entre normal y anormal es relativa y no absoluta, es útil considerar
a la salud mental como un continuo. En un extremo se encuentran las conductas que definen
la salud mental óptima; en el otro extremo están las conductas que definen una mínima salud
mental. Entre ellos encontramos incrementos graduales de conductas desadaptadas.
El proceso salud-enfermedad
Las sociedades primitivas creían que la enfermedad se debía a que los demonios u otras
fuerzas espirituales tomaban posesión y controlaban a la persona. Por su parte, los griegos
fueron quienes entendieron a la enfermedad como un fenómeno natural que surgía como
consecuencia de un desequilibrio entre los humores que circulaban el cuerpo.
Durante la Edad Media la enfermedad era entendida en términos espirituales puesto que se
consideraba que la violación a las leyes divinas desembocaba en la enfermedad mientras que
en el Renacimiento la enfermedad fue concebida nuevamente como un fenómeno natural.
Posteriormente en el siglo XIX se desarrolló la teoría del germen con lo cual las tasas de
mortalidad declinaron sensiblemente y en el siglo siguiente, o sea durante el siglo XX la
Organización Mundial de la Salud definió a la salud como el completo bienestar físico, mental y
social y no simplemente como la ausencia de dolencias o enfermedades, con lo cual apareció
el modelo biopsicosocial de salud superando así la noción de salud que tenía el modelo
biomédico.
El modelo biomédico
Para explicar los conceptos de salud y enfermedad este modelo se basa en dos ideas básicas; el
dualismo mente-cuerpo y el reduccionismo, por lo cual sostiene que la enfermedad se limita a
una serie de reacciones físicas y químicas, por lo cual los factores emocionales y de
comportamiento son considerados como aspectos ajenos a él. Así, por ejemplo, la depresión
es una alteración de los neurotransmisores.
Este modelo concibe la salud como la ausencia de alteraciones y de enfermedad. Se concibe al
cuerpo como una máquina gobernada por principios biomecánicos por lo que se limita a la
comprensión de los procesos biológicos y bioquímicos. Quienes siguen este modelo consideran
que cada proceso patológico es independiente de los estados emocionales del individuo y de
su comportamiento.
La psiquiatría biológica se basa en la premisa de que las alteraciones emocionales están
originadas en alteraciones de neurotransmisores y pretende manejarlas sólo en términos
bioquímicos, sin considerar las interacciones consigo mismo y con los demás, lo cual implica el
rechazo de una visión holística e integrativa.
El modelo biopsicosocial
De acuerdo con Labiano, este modelo se basa en el principio de que tanto la salud como la
enfermedad están multideterminadas, es decir, que las causas que interactúan en los procesos
saludables y patológicos son de diversa naturaleza y origen, pues intervienen tanto elementos
de macroprocesos (tales como contexto social, ambiente físico, circunstancias
socioeconómicas, factores climáticos, etc.) como otros de microprocesos (cambios
bioquímicos, pensamientos, emociones, etc.).
Este modelo concibe a la salud como un proceso-estado que se alcanza cuando hay armonía
biológica, psicológica y con el entorno socioambiental. Por el contrario, la enfermedad se
presenta cuando hay un desequilibrio en dichas esferas. De acuerdo con este modelo, se
requiere una perspectiva amplia e integrativa para comprender las alteraciones y elaborar un
diagnóstico.
La Psicología Anormal a diferencia de la Psiquiatría Biológica se basa en el principio de la
causalidad múltiple, es decir, considera que los trastornos mentales pueden ser el resultado de
una amplia variedad de causas: predisposiciones genéticas, eventos precipitantes, algunas
psicológicas, algunas biológicas, algunas causas internas relativas a la persona afectada y otras
externas relativas al medio ambiente. Sin embargo, el peso relativo de cada una de ellas en la
configuración de la conducta anormal no queda especificado,