Psiquiatria Y Antipsiquiatria

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PSIQUIATRA Y ANTIPSIQUIATRIA

BIBLIOTECA DE PSIQUIATRA, PSICOPATOLOGIA Y PSICOSOMATICAAlgunos ttulos publicados:SERIE MAYOR F. Alexander y otro, Psiquiatra dinmica W. Mayer-Gross y otros, Psiquiatra clnica. I W. Mayer-Gross y otros, Psiquiatra clnica. II E. E. Krapf, Angustia, tensin, relqfacin E. E. Krapf, Psiquiatra A. Adier, Estudios sobre la irtferioridad de los rganos O. Diethelm, Tratamiento en psiquiatra G. Roheim, Magia y esquizofrenia E. Minkowski, La esquizofrenia A. Rascovsky, El psiquismo fetal G. Bermann, Nuestra psiquiatra A. M. WeitzenhofTer, Tcnicas generales de hipnotismo D. Anzieu, El psicodrama analtico en el nio L. Grinberg y otros, Psicoterapia del grupo A. Aberastufy, Teora y tcnica del psicoanlisis de nios F. Tustin, Autismo y psicosis ii^antiles D. StafTord-Clark, Manual de psiquiatra clnica S. H. Foulkes y otro, Psicoterapia psicoanaltica de grupo J. Ruesch, Comunicacin teraputica E. Harms, Psicologa del nio anormal C. R. Rogers, Psicoterapia centrada en el cliente G. Bermann, Las psicoterapias y el psicoterapeuta G. Bateson y J. Ruesch, Comunicacin. La matriz social de la psiquiatra S. Ferenczi, Problemas y mtodos del psicoanlisis S. Ferenczi, Teora y tcnica del psicoanlisis G. Bermann, Problemas psiquitricos E, Rodrigu y otto,.El contexto del proceso anaitico G. Hamilton, Psicoterapia y orientacin infantil L. Wotberg, HipnoanUsis A. Rascovsky y D. Liberman, Psicoanlisis de la mana y la psicopata G. Caplan, Principios de psiquiatra preventiva L. L*Abate, Principios de psicologa clnica R. Fernndez Labrola, 1. A. Yaryura Tobas, E. M. Rodrguez Casanova y E. Fischer (comps.). Esquizofrenia, depresin, toxicomana CIMP, Un estudio del hombre que padece L. E. Abt y otro (comps.), Teora y clnica de la actuacin R. H, Oana, Teora y prctica de a psicologa clnica E. Thayer Gaston y otros. Tratado de msicoterapia D. M. Bustos, Psicoterapia psicodramtica C. R. Rogers, El proceso de convertirse en persona M. Turner, Bases de electroencrfalogn^a clnica R. S. Wallerstein, Las nuevas direcciones de la psicoterapia R. Kertesz y otros. Introduccin al anlisis transaccional J. H. Masserman (comp.). Tcnicas teraputicas E. Fischer, B. Heller, R. Fernndez Labrola y E. Rodrguez Casanova, Introduccin a la psiquiatra biolgica G. Egan, El laboratorio de relaciones interpersonales. Teora y prctica del sensitivity training R. W. Heine, Tcnicas psicoteraputicas conemporneas A. Gralnick (comp.). El hospital psiquitrico como instrumento teraputico G. Teruel T., Diagnstico y tratamiento de parcas en cot\/licto. Psicopatologa del proceso matrimonial A. Garma, Genesis psicosomtica y tratamiento de las lceras gstricas y duodenales D. Cooper, Psiquiatra y antips^iatra S. R. Slavson, Tratado de psicoterapia grupal analtica L. P. Bradford y otros. El laboratorio psicoteraputico J. R. Gbb y otros, Teort y prctica del grupo T

DAVID COOPER

PSIQUIATRA Y ANTIPSIQUIATRIA

ediciones PAIDOSBarcelona Buanot Airas Mxico

Ttulo original: Psichiatry and Anti-Psichiatry Publicado en ingls por Tavistock Publications, Londres Traduccin de Jorge Piatigorsky

Cubierta de Vctor Viano /." reimpresin en Espaa, 1985

de todas las ediciones en castellano, Editorial Paids, SAICF; Defensa, 599; Buenos Aires. de esta edicin. Ediciones Paids Ibrica, S.-A.; Mariano Cub, 92; 08021 Barcelona. ISBN: 84-7509-356-6 Depsito legal: B-31.304/1985 Impreso en Huropesa; Recaredo, 2; Barcelona. Impreso en Espaa - Printed in Spain

NDICE

PREFACIO INTRODUCCIN

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I. Violencia y psiquiatra II. Familias y esquizofrenia III. Estudio de una familia IV. El paciente, su familia y el pabelln de internacin . . . ; V. ViUa 21: un experimento en antipsiquiatra VI. AdemsAPNDICE:

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La cuestin de los resultados

BIBLIOGRAFA

PREFACIOPara todos los que trabajan en el campo de la psiquiatra y se niegan a permitir que su conciencia crtica de lo que los rodea sea entumecida o absorbida por los procesos institucionalizantes del entrenamiento formal y del adoctrinamiento cotidiano en el hospital de prctica o en el hospital psiquitrico, surge un cierto nmero de interrogantes perturbadores. En este campo en particular, en medio de personas que estn en situaciones extremas, uno experimenta la "sensacin de duda" del zen: por qu estoy aqu, quin me ha trado o por qu he venido yo mismo (y cul es la diferencia entre estas dos preguntas), quin me paga para qu, qu debo hacer, por qu hacer algo, por qu no hacer nada, qu es algo y qu es nada, qu son la vida y .la muerte, la salud y la locura. A quien sobrevive a la institucionalizacin, ninguna de las ms o menos volubles respuestas acostumbradas a estos interrogantes le parece adecuada. 1 cuestionamiento abarca por igual las bases tericas del propio trabajo como tales y las precisas operaciones cotidianas: gestos, actos, afirmaciones referentes a otras personas reales. Un cuestionamiento ms profimdo nos ha llevado a algunos de nosotros a proponer concepciones y procedimientos que parecen la anttesis total de los convencionales.

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y que en efecto pueden considerarse como una antipsiquiatra en germen. Me parece que el modo ms eficaz de examinar las posibilidades de una disciplina antittica semejante consiste en investigar en la principal rea-problema de la disciplina cuestionada. En el caso de la psiquiatra, esta rea-problema es lo que se define como esquizofrenia. En este libro he intentado examinar cuidadosamente a la persona que ha sido rotulada de esquizofrnica, considerndola en su contexto humano real, e indagar asimismo cmo llega a asig-, nrsele ese rtulo, quin realiza la asignacin, y qu significa sta para el rotulador y para el rotulado. Este es un estudio sobre un modo de invalidacin social, pero toma este trmino en un sentido doble. En primer lugar, se hace que una persona se ajuste progresivamente a la identidad pasiva, inerte, de invlido o paciente, au^ique parte de esta identidad implica una ilusin de actividad: por ejemplo, en departamenVos-ucopacionales de la institucin hospitalaria, en el campo de deportes, y en otras situaciones similares. Anterior, simultnea y dialcticamente vinculado con la invalidacin en este sentido, est, en segundo trmino, el proceso por el cual casi todo acto, afirmacin y experiencia de la persona rotulada es sistemticamente considerado invlido de acuerdo con ciertas reglas de juego establecidas por su familia, y posteriormente por otras personas, en sus esfuerzos por producir el vitalmente necesitado paciente-invlido. Ms adelante examinaremos esas "necesidades vitales". La, psiquiatra del ltimo siglo, segn la opinin de un creciente nmero de psiquiatras contemporneos, est excesivamente al servicio de las necesidades alienadas de la sociedad. Al hacerlo, est continuamente en peligro de cometer un acto bien intencionado de traicin a aquellos miembros de la sociedad que han sido arrojados a la situacin psiquitrica como pacientes. Muchas personas concurren en la actualidad espontneamente al consultorio mdico en busca de asistencia psiquitrica. En la mayora de los casos, tales personas desean obtener en trminos muy prcticos un conjunto de tcnicas que les permitan la mejor y ms ajustada satisfaccin de las expectativas sociales masificadas. Por lo general se los ayuda a lograr esta

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meta. Unos pocos extraviados concurren al consultorio psiquitrico en busca de algo que llegue a constituir una gua espiritual. A estos por lo general se los desilusiona muy rpidamente. N o obstante, la mayor parte de las personas acerca de las cuales escribir en este libro fueron precipitadas a la situacin psiquitrica por terceros, casi siempre por su familia. El hecho de que la mayora de ellas tenga en la actualidad u n status legal de pacientes informales y no internados slo constituye una nota incidental irnica. En general son jvenes, han padecido una o dos internaciones en el hospital psiquitrico, y se les ha asignado el rtulo muy especfico de "esquizofrnico". Son personas rotuladas de esta manera las que ocupan las dos terceras partes de las camas en la mayora de los hospitales psiquitricos ingleses, y debemos recordar que casi la mitad del total de camas de todos los hospitales del Reino Unido pertenecen a instituciones para el tratamiento de perturbaciones ftientales. Cerca del 1 por ciento de la poblacin en algn momento de su vida fue hospitalizada con lo que se denomina "postracin esquizofrnica" y el clebre psiquiatra suizo E. Bleuler afirm en una oportunidad que por cada esquizofrnico hospitalizado hay diez en la comunidad. Pero si consideramos las cifras estadsticas de este modo, estamos ya prejuzgando que la esquizofrenia constituye algn tipo de entidad real que algunas personas "tienen". Y con esto comenzaramos a equivocarnos. En nuestra sociedad hay muchas tcnicas que permiten primero sealar a ciertas minoras y luego tratarlas mediante un conjunto de operaciones de gravedad creciente, que van desde la msnuacin de menosprecio, la exclusin de clubes, escuelas o tareas, y otras medidas similares, hasta la invalidacin total como personas, el asesinato y el exterminio en masa. N o obstante, la conciencia pblica exige que se emplee alguna excusa para tales acciones, y esta excusa es proporcionada por la aplicacin previa de tcnicas de invalidacin que apuntan a preparar una cantidad de vctimas para los procedimientos eliminativos en s. Ninguna tcnica de invalidacin puede parecer ms respetable, e incluso ms sacrosanta, que la que tiene la bendicin de la ciencia mdica. Si bien la medicina siempre fue algo estrecha y estuvo dominada por sentimientos de superioridad, es tradicionalmente liberal y humanitaria. Tiene altos ideales y el

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juramento hipocrtico. La psiquiatra, aunque algunos de los profesionales que la practican han comenzado a reflexionar sobre el hecho, forma parte de la medicina. N o obstante, en estas pginas tendremos ocasin de cuestionar la correccin de los enfoques y modos de actuar mdicos y seudomdicos en el campo de la conducta humana que concierne a la psiquiatra. En efecto, consideraremos el punto de vista segn el cual la psiquiatra, en un rea principal de su campo de accin total, coopera en la invalidacin sistemtica de una vasta categora de personas. En primer lugar, propongo una orientacin con respecto al problema de la esquizofrenia que difiere significativamente del enfoque clnico convencional, pero est relacionada con algunos de los estudios sobre la familia realizados en Estados Unidos de Amrica (que resumo en el captulo I I ) , y ms especficamente con los estudios fenomenolgicos sobre el mismo tema, llevados a cabo por R. D. Ling y A. Esterson en el Reino Unido. El captulo III intenta hacer paradigmticamente inteligible la historia clnica de un joven al que se le diagnostic esquizofrenia; procuro llegar a esa comprensin en trminos de la naturaleza de su mundo familiar y de los acontecimientos claves que le ocurrieron en l. Segn mi experiencia, la inteligibilidad que puede mostrarse en este caso se encuentra en la mayor parte de los otros y, por lo menos, no puede suponerse siempre que uno trata con .un conjunto de datos clnicos incomprensibles, esto es, con datos biolgicamente explicables (por lo menos desde un punto de vista terico) pero socialmente ininteligibles. En los captulos IV y V bosquejo los principios y la prctica de una unidad teraputica experimental para pacientes esquizofrnicos jvenes, dentro de un gran hospital psiquitrico; en estos captulos me refiero al problema de la irracionalidad institucional (distinta de la irracionalidad de los pacientes) y a las dificultades que ella crea para el tipo de experimentacin psiquitrica social que considero necesaria y que trato de justificar. Creo que slo en unidades de esta clase podemos examinar la posibilidad de llegar a una estrategia no explotadora y no invalidadora para tratar a personas internadas porque se dice que estn locas. Aunque esta unidad comparti muchas de las ideas sobre la "comunidad teraputica" propuestas por Maxwell Jo-

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nes, Wilmer, Artiss y otros, creo que fue nica en la medida en que trat pacientes esquizofrnicos segn una ideologa teraputica "orientada hacia la familia". . Por sobre todo, me ha preocupado el problema de la violencia en psiquiatra, y he llegado a la conclusin de que quiz k ms notable forma de violencia en este campo sea nada menos que. la violencia de la psiquiatra, en la medida en que esta disciplina opta por icractar, condensar y dirigir hacia sus pacientes identificados la violencia sutil de la sociedad; con mucha frecuencia, la psiquiatra no hace ms que representar a la sociedad contra estos pacientes. He imaginado una unidad experimental futura en la cual pueda promoverse el trabajo basado en esta comprensin. Algunas partes del texto, en especial la Introduccin, son necesariamente complejas y "tcnicas". Espero que valga la pena para el lector vencer tales dificultades. Quizs hubiera sido posible expresarnos ms legiblemente, pero cierto grado de complejidad es inevitable, porque refleja la real complejidad de los acontecimientos humanos reales.^ Agradezco profundamente sobre todo a los doctores R. D . Laing y A. Esterson por su ayuda en todas las etapas de la redaccin de este libro, pero ellos no tienen ninguna responsabilidad con. respecto a mis afirmaciones. Deseo agradecer a la Comisin Mdica Asesora y a la Comisin de Administracin y en particular al consultor responsable, doctor S. T. Hayward, por las facilidades que me brindaron para llevar a cabo mi trabajo en la unidad a la que me he referido. La Subcomisin de Investigacin de la Regional Hospital Board generosamente proporcion fondos para financiar el trabajo de oficina que exigi mi investigacin sobre la familia. El doctor J. D. Sutherland ley la mayor parte del original y me formul crticas tiles. Tambin agradezco a los doctores J. Humphrey y J. Macintyre y a Paul Senft por la ayuda prctica que prestaron a mi proyecto o por haber ledo partes del rtianuscrito. Deseara subrayar nuevamente, sin embargo, que ninguna de estas personas u organizaciones es responsable de los conceptos que he vertido; en1 Una introduccin ms detallada a algufjs de los conceptos clav utilizados en este libro puede encontrarse en la obra de F.. D. Laing y D. G. Gxjper, Reason and Violence (1964). [Hay versin castellana: FJZCM y violencia, B. Aires, Paids, 1969.]

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efecto, algunas de ellas manifestaron considerables diferencias de opinin. Por sobre todo estoy obligado para con la gente que vivi y trabaj en la unidad de la Villa 21. Ke conocimientos Agradezco a Heinemann and Company su autorizacin para citar un pasaje de The Prophet, de Kahlil Gibran (edicin de 1926, reimpresa en 1965), y al editor del British Medical Journal por su autorizacin para incluir en el Apndice el artculo titulado "Resultados de la terapia orientada hacia la familia en el tratamiento de esquizofrnicos hospitalizados" {British Medical Journal, 18 de diciembre de 1965, 2, 1462-5).

INTRODUCCINOn est toujours libre de ne rien comprendre a rien. Gabriel Marcel En el perodo ms reciente de la historia de la psiquiatra, digamos los diez o quince ltimos aos, encontramos que los enfoques de lo que se llama esquizofrenia caen en dos categoras generales. Por una parte estn los convencionales, que declaran o, ms frecuentemente, presuponen sin sentir la necesidad de declararlo, que existe una entidad nosolgica (es decir un tipo de enfermedad) llamada esquizofrenia que es preciso explicar causalmente. Segn el otro enfoque, esa entidad no est en modo alguno claramente definida, y el modelo "enfermedad" no es el ms adecuado en el campo de la esquizofrenia,^ o incluso se trata de un modelo totalmente opuesto a la naturaleza misma de este campo. El enfoque nosolgico cuasimdico postula que, puesto que se trata de una enfermedad, hay sntomas y signos observables en una persona objetivable que implcita o explcitamente puede ser^ As he denominado al campo social en el que algmios de sus miembros rotulas a otros de "esquizofrnicos".

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abstrada de su ambiente humano con la finalidad de realizar tales observaciones. Se acepta, adems, que los sntomas y signos indican un diagnstico, el cual, a su vez, determina un pronstico y un tratamiento. Esta supuesta entidad diagnstica debe por definicin tener una causa; en este punto las opiniones se dividen, aunque con una notablemente pequea base emprica, en favor de hiptesis que postulan una anormalidad bioqumica, una infeccin virsica, un defecto estructural del cerebro, el origen gentico-constitucional (que puede estar relacionado con otras causas) o causas psicolgicas. El otro enfoque, al que todava no es fcil endosarle un rtulo, considera la esquizofrenia como un ataque de lo que Wittgenstein llam "el encantamiento de nuestra inteligencia por el lenguaje". El psiquiatra norteamericano T. S. Szasz aplica a la esquizofrenia el trmino panchreston. U n panchreston es algo que lo explica todo, as como las drogas "psicotrpicas de amplio espectro" pretenden "curarlo todo". En rigor se sugiere la palabra esquizofrenia casi no ha servido ms que para oscurecer el problema real, y no hay ni una pizca de prueba inequvoca que justifique la inclusin de la esquizofrenia como una enfermedad ms en el campo de la nosologa mdica. Pero, para los estudiosos de esta ltima orientacin, el trmino esquizofrenia no carece totalmente de sentido. Yo formulara la siguiente definicin tentativa para guiar nuestra investigacin: la esquizofrenia es una situacin de crisis microsocial ^ en la cual los actos y la experiencia de cierta persona son invalidados por otros, en virtud de razones culturales y microculturales (por lo general familiares) inteligibles, hasta el punto de que aqulla es elegida e identificada de algn modo como "enfermo mental", y su identidad de "paciente esquizofrnico" es luego confirmada (por un proceso de rotulacin estipulado pero altamente arbitrario) por agentes mdicos o cuasimdicos. Debe observarse que este enunciado se refiere a las perturbaciones extremas (crisis) de un grupo, y no afirma nada sobre los desrdenes de la persona "esquizofrnica". N o obstante, la persona elegida, antes de la crisis, por lo general ha llegado a experimentar el mundo de una manera condicionada por una falta global o parcial de va2 El trmino "microsocial" se refiere a un nmero limitado de personas que estn en interaccin cata a cara y se prestan atencin recprocamente.

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lidacin consensual de la percepcin que tiene de si mismo y de los otros. El estado experiencial y conductal resultante es a veces denominado "esquizoide" por los psiquiatras. Nuevamente, no postulo ningn defecto primario en el futuro paciente; postulo en cambio un fracaso demostrable en jin campo microsocial de personas en relacin. Con esta definicin como punto de partida, el problema principal, segn yo lo veo, reside en considerar el cuadro conductal, la totalidad de la conducta comunicativa verbal y no verbal del sujeto cuyo diagnstico es "esquizofrenia aguda" hacia la poca de su internacin, y luego en descubrir en qu medida esta conducta es inteligible en trminos de lo que ha ocurrido y est ocurriendo entre el paciente y otras personas con las cuales est en relacin. Al perseguir esta inteligibilidad, enfocar particularmente a la familia del paciente, puesto que en el caso de jvenes internados por primera vez, la familia constituye por lo general el conjunto ms activamente significativo de personas con el cual el paciente est implicado. Las experiencias recogidas en conversaciones con pacientes esquizofrnicos, con sus familias y con unos y otras reunidos, sugieren que este modo de enunciar el problema posee valor heurstico. El ltimo tipo de entrevista (con paciente y familia reunidos), para la cual seal el camino un conjunto creciente de estudios sobre la familia realizados en Estados Unidos, produce un tipo muy especfico de situaciones de interaccin grupal, y las formulaciones hipotticas presentadas en este trabajo se desarrollaron partiendo principalmente de la experiencia de esas situaciones. En efecto, decid que juntamente con las observaciones sobre la interaccin en el g upo de internados, los pacientes deban ser vistos por separado con sus familias. Luego deban comipararse esas dos interacciones grupales, a fin de asegurar el esclarecimiento del fenmeno de la interaccin en el ambiente hospitalario mediante la comprensin adquirida sobre el funcionamiento del grupo familiar. Cuando se propone una investigacin de esta naturaleza, surgen objeciones inmediatas: Cules son sus controles? Cmo cuantificar su material? Cmo puede pretender que sus enunciados tengan alguna validez general, si se basan slo en un pequeo nmero de casos? Lo que debemos reconocer en estas

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objeciones es que existen ciertos principios de las ciencias naturales que han sido trasladados indebidamente por algunos estudiosos al campo de las ciencias de las personas (o ciencias antropolgicas) y luego proclamados desiderata, si no precondiciones esenciales de todo trabajo cientfico. Esta tendencia ha conducido a una interminable confusin metodolgica y a repetidos intentos de obtener un tipo de "pruebas" que en este campo constituyen una imposibilidad a priori. Aqu me apartar del estricto problema de la esquizofrenia para considerar, un tanto esquemticamente, las etapas a travs de las cuales proceden las ciencias experimentales de la naturaleza, y luego continuar examinando la aplicabilidad o pertinencia de cada una de estas etapas en una "ciencia de las personas". Tal vez slo en los trminos de esta ltima estructura cientfica podremos encontrar el sentido de lo que parece ser la locura. Las ciencias experimentales de la naturaleza se basan en la observacin cuidadosa. Cada investigacin debe partir de hechos observados. En fsica y biologa estos hechos son por lo general inertes es decir que son aprehendidos en el mundo exterior por un observador que no es perturbado por ellos y que no los perturba con sus procedimientos de observacin, Incluso en microfsica, donde segn el principio de indeterminacin o incertidumbre los procedimientos de observacin perturban el campo de lo observado, existen tcnicas matemticas que mantienen al observador en algn tipo de relacin de exterioridad con lo observado y por cierto con las tcnicas de observacin mismas. En una ciencia de interaccin personal, en cambio, la perturbacin mutua entre observador y observado no slo es inevitable en todos los casos, sino que adems esa perturbacin -mutua suscita los hechos primarios sobre los cuales se basa la teora, que no corresponde a las entidades personales del perturbador y el perturbado por separado. Los hechos que constituyen los datos observacionales de las ciencias antropolgicas no difieren de aquellos de los cuales parten las ciencias de la naturaleza en el mismo sentido en que los datos de la biologa son distintos de los de la fsica: difieren de los hechos de las ciencias de la naturaleza por su status ontolgico. En otras palabras, la relacin observador-observado en una cien-

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cia de las personas es ontolgicamente continua (sujeto-objeto vis-d-vis sujeto-objeto) mientras que en las ciencias de la naturaleza es discontinua (sujeto vis-d-vis objeto), lo cual permite en este ltimo caso una descripcin puramente exterior del campo de lo observado. Despus de enunciar los hechos observados, el cientfico de la naturaleza establece enunciados conjeturales que asumen la forma condicional: "si se satisfacen tales y cuales condiciones, podemos esperar que ocurra esto y aquello en el campo observacional." Si estas predicciones expresadas en la hiptesis se verifican experimentalmente, estamos en condiciones de dar forma a una teora. Pero en la esfera de la accin de las personas, los enunciados condicionales se complican: si existen estas condiciones especificables podemos esperar, sobre la base de lo que sabemos acerca de la persona y su pasado, que se comporte de cierto modo peculiar; no obstante, la accin personal implica en su es^'ncia la posibilidad de "desbordar" ^ todas las determinaciones y proceder quizs en la direccin opuesta a la esperada, salvo que exista la opcin forzada de satisfacer tales expectativas, la opcin de no optar. El campo de las acciones humanas puede describirse fcilmente en trminos probabilsticos, pero no podemos dejar de considerar la posibilidad de que el sujeto comprenda esta estructuracin probabilstica del campo en que est situado y, a travs de tal comprensin, desestructure ese campo y acte "improbablemente". Esta posibilidad que siempre tiene el sujeto de conducirse de un modo diferente del esperado mediante la conciencia reflexiva de los factores que lo condicionan en u n momento determinado, constituye realmente una diferencia esencial. En resumen, si bien son lcitas ciertas expectativas acerca de la conducta de una persona (y en todo contexto prctico debemos tenerlas, sin dejar de saber que pueden frustrarse), la prediccin propia de las ciencias de la naturaleza no debe ser considerada posible ni imposible en las ciencias de las personas, sino simplemente inadecuada en ese campo. En las ciencias de la naturaleza la determinacin del carcter3 El trmino "desbordar" corresponde al dpasser utilizado por Sartre en su Qitique de la raisott dialectique (1960). Su sentido es el del Aufbeben hegeliano: un movimiento que va ms all del estado de cosas existente, hada un estado ulterior o sntesis, conservando el estado anterior modificado en una nueva totalizacin.

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verdadero o falso de una hiptesis depende de la repetibilidad de las situaciones. Pero en las ciencias de las. personas observamos que la repeticin de una situacin o de la historia vital de un individuo o grupo es en principio imposible. Pueden darse por cierto todas las apariencias de repeticin, pero siempre descubrimos que esa "repeticin" es el producto de un proyecto ilusorio de autodeshistorizacin. Una persona se deshistoriza cuando (aunque sin saberlo) opta por negar que como resultado de una serie de opciones previas, en su vida pasa de una situacin a otra distinta: esta negacin (acto que es a su vez negado por otro ulterior y del tal modo el sujeto "no lo conoce") permite una ilusin de fijeza y sustancialidad histricas. Esta es la principal manera como una persona se libera de la angustia que surge del reconocimiento de la propia responsabilidad para consigo mismo. Es notable que la teora cientfica pueda a veces caer en la misma evasin. Si la repeticin de situaciones de la historia de vida es inaposible, los criterios de las ciencias de la naturaleza acerca de la verificabilidad de las hiptesis resultan inadecuados, y debemos encontrar otros que nos permitan reconocer "la verdad". Para hacerlo, es preciso diferenciar dos tipos de racionalidad, cada uno de ellos adecuado en un campo de discurso, diferente del otro pero interrelacionado con l. A estos tipos los llamamos racionalidad analtica y racionalidad dialctica. Por racionalidad analtica entiendo una lgica de exterioridad de acuerdo con la cual la verdad reside, segn cierto criterio, en proposiciones establecidas fuera de la realidad a la cual se refieren. El modelo epistemolgico se caracteriza en este caso por una pasividad doble; el sistema observado es pasivo con respecto al observador (sean cuales fueren las acciones y reacciones que tengan lugar dentro del primero), y el observador es pasivo con respecto al sistema: la actividad que parece manifestar est limitada a reordenamientos conceptuales de los hechos (que l registra en el exterior) y a las inferencias que realiza partiendo de esos hechos. Este tipo de racionalidad tiene un campo vlido de aplicacin, por ejemplo, en la fsica clsica, donde los objetos de la ciencia son totalidades inertes; pero el traslado de esta racionalidad al campo de la psicologa, la sociologa y la historia es otra cues-

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tin, pues en estos ltimos casos su validez queda severamente restringida. La realidad humana es el sector de la realidad en el que la totalizacin es el verdadero modo del ser. Una totalidad es algo completado, que por lo tanto puede aprehenderse como un todo; pero una totalizacin es un movimiento continuo a travs de toda la vida de un sujeto un movimiento de autodefinicin sinttica progresiva, que en principio no puede ser aprehendido por u n mtodo que lo detendra, La racionalidad analtica implica el presupuesto de una perspectiva de completa exterioridad en el sentido siguiente: yo lo sumo a usted, es decir, lo aprehendo conceptualmente como totalidad. Eso es lo nico que existe para tal racionalidad. Pero si, simultneamente con mi suma de usted, usted me suma a m, yo debo incluir su suma de m en mi suma de usted. Es decir que la situacin se hace ms compleja de un modo especfico. En la relacin recproca del trato entre dos personas ocurre lo siguiente: yo lo totalizo a usted, pero usted, en su recproca totalizacin de m, incluye mi totalizacin de usted, de modo que mi totalizacin de usted implica una totalizacin de su totalizacin de m, y as indefinidamente. En el intercambio, cada uno de nosotros es una unidad sinttica en movimiento de totalizacin-destotalizacin. Con cada acto yo me objetivo, me imprimo en el mundo, y esta objetivacin de m mismo surge de la totalizacin-en-proceso que soy yo. Pero esta objetivacin de m mismo escapa de mi esfera de control y entra en la suya, de modo que usted puede interpretar que mis acciones tienen un significado muy distinto del que yo pretendo asignarles. Yo produzco libremente una impresin de m mismo en el mundo, pero este acto libre produce una objetivacin por la cual usted, mediante su libertad, limita la ma. De modo anlogo yo, a travs de mi libertad, limito la suya. El ejemplo siguiente permite aclarar esta concepcin de las relaciones humanas:* observo subrepticiamente una escena ntima en la habitacin contigua a travs del ojo de la cerradura. De pronto siento que hay alguien detrs de m. Me vuelvo y descubro a una persona que me ha estado observando. En ese momento ocurre una "hemorragia". La pura subjetividad que* Sigo en lo esencial los lineamientos del ejemplo que da Sartre en L'tre et le nant (Parte III, cap. IV).

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yo era como observador de la escena de la habitacin contigua es drenada desde mi mundo hacia el mundo del otro, en el cual me convierto en nada ms que un objeto vergonzoso observado por l (por lo menos hasta que encuentre un modo de recuperar mi existencia, de retornar al centro de mi mundo y reducir al otro a su vez a la condicin de objeto para m i ) . Esta es la dialctica entre aceptar la periferia y tomar posesin del centro. Lo que he descripto aqu como una relacin recproca es una relacin de interioridad, pero adems las dos personas son realidades orgnicas ligadas entre s por una relacin de exterioridad. Las descripciones anatmicas y fisiolgicas del cuerpo de una persona la tratan como un "objeto puro", en relacin con el cual el bilogo adopta un enfoque puramente exterior. Si bien esta perspectiva exterior concuerda con ciertas ideas convencionales sobre la objetividad cientfica, sus lmites son muy estrechos. Estos limites, cuando los descubrimos, revelan la medida en que, por ejemplo, las teoras bioqumicas de la esquizofrenia, por ms desarrollada que est la tcnica bioqumica, son necesariamente insuficientes para alcanzar su meta manifiesta de la explicacin causal. Para la racionalidad implcita de tales teoras causales, a la que denominamos racionalidad analtica, es imposible por definicin la comprensin de relaciones de interioridad entre personas (a veces llamada intersubjetividad), pero son precisamente tales relaciones las que median en la serie de actos que denominamos "conducta esquizofrnica", es decir, el modo como la persona rotulada "esquizofrnica" se objetiva en el mundo. Para comprender esta mediacin, para descubrir la inteligibilidad de la conducta esquizofrnica o de cualquier otro tipo de conducta, necesitamos no slo alguna tcnica descriptiva especial sino un tipo de racionalidad radicalmente distinta de la racionalidad analtica de las ciencias de la naturaleza. Este otro tipo de racionalidad es la racionalidad dialctica. La racionalidad dialctica es concreta en el sentido de que no consiste en nada ms que en su funcionamiento real en el mundo de entidades reales. Es un mtodo de conocimiento en el cual por conocimiento entendemos la aprehensin de estructuras inteligibles en su inteligibilidad. En estos trminos consideramos que

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la racionalidad dialctica es comprensiva; no slo debe conocer objetos sino que tambin, en el mismo acto, constituye sus propios criterios para determinar la verdad (dialctica) de sus aserciones sobre esos objetos. El conocimiento dialctico de los objetos est inextricablemente unido al conocimiento del conocimiento dialctico, y ambos son momentos necesarios de un proceso sinttico que llamamos la dialctica. Pero la dialctica no es slo un principio epistemolgico, un principio del conocimiento sobre el conocimiento, sino tambin un principio ontolgico, un principio del conocimiento sobre el ser. Existe cierto sector de la realidad, todo un grupo de entidades reales que conocemos y en las cuales hay un movimiento que es dialctico. La dialctica es, pues, tanto un mtodo de conocimiento como un movimiento en el objeto conocido. Este movimiento no es el proceso inerte estudiado por las ciencias de la naturaleza, sino praxis, es decir, una actividad totalizadora que no est constituida simplemente por un campo de acontecimientos reales, sino que se constituye a s misma como una cierta modalidad del ser y constituye cierto campo de otras entidades que estn en una cierta relacin con ella. Ese sector de la realidad es la realidad humana, y su estudio cientfico es la antropologa, entendida como ciencia de las personas. La antropologa as concebida es la metateora de un cierto nmero de disciplinas ^la psicologa, la microsociologa, la sociologa, la antropologa social, cada una de las cuales absorbe de diversos modos a la historiografa, en tanto que esta ltima es algo ms que mero registro cronolgico. De modo que la historiografa es distinta de la historia que consiste en la actividad real de las personas a las que se aplica el estudio historiogrfico. La historia es lo que han hecho y hacen los hombres, todos los hombres." La dialctica es una actividad totalizadora en la cual se relacionan dos tipos de unificacin: la unificacin unificante (el acto de conocer) y la unificacin unificada (el objeto conocido). La accin e interaccin humanas y sus productos sociales resultan inteligibles si podemo? rastrear en ellos una pauta de sntesis de una multiplicidad ei un todo. Si podemos dar un paso ms y vincular la praxis (los actos de un grupo o individuo) con^ Cf. Marx: "La historia no es ms que la actividad de los hombres que persiguen sus fines." (Marx-Engels: Gesamtausgabe, vol. 1, Seccin 3, pg. 265.)

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una intencin individual o grupal, habremos descubierto la comprensibilidad de la praxis. Pero si, a travs de la alienacin, el acto se ha divorciado de la intencin, sigue siendo posible descubrir la inteligibilidad del acto aunque sea incomprensible. El efecto de este divorcio del acto y la intencin est ampliamente ejemplificado en la vida poltica, cuyas figuras protagnicas llevan a cabo seudoactos, toman seudodecisiones y producen seudoacontecimientos segn las intenciones de grupos de presin y consejeros especializados ms o menos annimos. En las grandes instituciones, como los hospitales psiquitricos, una praxis oscura circula entre los diversos niveles jerrquicos y luego, sin que medie un agente claramente identificable, obstruye o promueve cierto cambio institucional. En las familias de los esquizofrnicos, las intenciones vinculadas con los "actos psicticos" del paciente son negadas, o incluso se afirman sus anttesis, de modo que las acciones del sujeto perturbado tienen el aspecto de un proceso puro sin ninguna relacin con la praxis, e incluso el paciente puede experimentarlas como tales. Cuando las cosas llegan a ese estado, el paciente identificado, para obtener alguna coherencia en su concepcin del mundo, alguna "salud", debe inventar imaginativamente una representacin de esas misteriosas influencias que actan sobre l. Este es el sentido real de los delirios acerca de padecer la influencia de seres del espacio exterior o de otro planeta, o incluso de instituciones prximas como la Iglesia Catlica, el Partido Comunista o la masonera. El paciente trata de hacer ms inteligible lo que realmente ocurre entre l y los otros, pero el nico modo en que puede hacerlo ha sido previamente calificado de "delirante" por el resto de la sociedad. Resulta irnico que por buscar la inteligibilidad con empeo corramos el riesgo de ser considerados locos o de algn otro modo descartados o invalidados. Los anlisis reductivos, enmarcados en trminos de psicologa, teora del aprendizaje o teora psicoanaltica, pueden describir muy eficazmente y en detalle el fondo extra e intraorgnico contra el cual se destaca la persona, pero en todos los casos, y por la misma razn, la realidad personal en s queda omitida. Los enfoques reductivos a que nos referimos concluyen sin ex-

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cepcin en un agregado especficamente interrelacionado de totalidades inertes ^mecanismos neurofisiolgicos o bioqumicos, unidades instintivas de conducta, impulsos agresivos y libidinales. El punto de interseccin pasivo de una serie de lneas tericas abstractas es propuesto como la realidad ms o menos irreductible de la persona. Ahora bien, cuando inquirimos acerca de una realidad personal no slo no se trata de nada de esto, sino que hablamos de algo totalmente distinto. Los anlisis reductivos constan de enunciados sobre los modos como se constituye una entidad personal por medio de factores exteriores a ella (incluso cuando estos factores son fuerzas del interior del cuerpo de la persona, son exteriores en el sentido de que ese cuerpo es considerado como un objeto para otro, y no como el cuerpo en el cual ella existe) .* Pero la vida personal no est solamente constituida por lo exterior, sino que sobre la base de esa constitucin exterior se constituye a si -misma. En otras palabras: la persona se elige a s misma sobre la base de (en contraste con, enfrentando o sometindose a) la totalidad de factores que la condicionan. Estas consideraciones nos dan la clave de un esquema ms adecuado que proporcionara la base metaterica metametodolgica para las teoras sobre las vidas de personas e hiptesis referentes a las relaciones interpersonales, desde el nivel del pequeo grupo hasta el histrico. Tal esquema debe ser progresivo tanto como regresivo, y tan sinttico como analtico, pues, si bien el movimiento histrico de la vida de una persona consiste en una serie de "momentos" analizables y de relaciones entre ellos, en su verdadera esencia es una sntesis en progreso, una unidad en movimiento, una totalizacin que perpetuamente se retotaliza, sobre la base de la interiorizacin de su destotalizacin por otros. En primer lugar, estn los actos por los cuales una persona se nos presenta; en tales actos rastreamos una intencin o intenciones que se relacionan con una eleccin de s mismo previa y fundamental: esta presentacin de s mismo, que es un puro flujo que excede perpetuamente su perpetua objetivacin en el8 Vase la bien conocida descripcin del cuerpo que realiza Sartre en L'tre et le nant (Parte. III, cap. I I ) .

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mundo, es la dialctica constituida.^ De una descripcin fenomenolgica de este momento constituido pasamos, mediante un movimiento regresivo, a una dialctica constitutiva: con esta ltima expresin designamos todos los factores condicionantes socioambientales (intrafamiliares, extrafamiliares, de clase social e histricosociales) en su plenitud interpenetrante. Pero no podemos concluir con esto. Mediante un movimiento progresivo, debemos lograr la sntesis personal, la totalizacin total: la totalizacin singular que realiza la persona con la totalizacin condicionante, sobre la base de su totalizacin de s misma. Habremos entonces obtenido la "verdad" de la vida de la persona, o de algn sector especfico de esa vida. En otras palabras, debemos rastrear qu hace la persona con lo que se le hace a ella, qu hace con aquello de lo cual est hecha. Cada una de estas expresiones "lo que hace", "lo que se le hace a ella", "aquello de lo cual est hecha" puede ser por separado objeto de una investigacin analtica. Pero no son ms que "momentos". Es decir que son trminos opuestos a otros en un contexto dialctico, que solamente pueden ser aislados al precio de una distorsin del resto del cuadro total. Si al tratar sobre personas que actan en relacin recproca estamos considerando unidades sintticas, y si planteamos el esencial "problema de la esquizofrenia" en trminos de personas que actan en interrelacin, resulta entonces evidente que operamos en un nivel superior al de la reduccin a un formalismo cuantitativo. Reconocemos entonces cuan ilusorio es el criterio de que los enunciados generales por lo menos en su forma ideal deben poseer el carcter de expresiones matemticas cuantitativas. Esto de ningn modo excluye la expresin de enunciados generales sobre la interaccin personal en lenguaje formal. Por lo contrario, creo que la elaboracin de un formalismo relacional no mtrico constituye una posibilidad indudable, y que debemos procurarlo.* Tomamos estos pares de trminos constitutivora esquiZoOnicob i,en una locaviad cercana a L.ondres) que quebraba la tradicin psiquitrica, una con;j.r.;-'-A., decbsoluia 'ibertad, exenta de :^esricciones, sm normas ni im.posiciontsio-arias, sexuales, psicoeraputicas) y sin otro lmite que ei no -'e otro: en suma, un antihospital, una experiencia antipsiquitiica. Este experimento, donde se abolieron todas las formxas de violencia de la terapia clsica, donde las actitudes y los mtodos psiaju':"^''"''^:-; corve ,:i(,r^,-' _ ^ fueron altera c ei'minad, o invertaos lae - iCt c ? discusiones e r OUtriClOC e toda ndole.

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