Publicación bimestral del Frente de Afirmación...

48

Transcript of Publicación bimestral del Frente de Afirmación...

Publicación bimestral del Frente de Afirmación Hispanista, A.C. / Calle Ciprés No. 384. Col.Atlampa, Delegación Cuauhtémoc, 06450 México, D.F. / Teléfono: 541-15-46 / Registradacomo correspondencia de 2a. clase en la Administración de Correos No. 1, el día 14 de juniode 1963 / Derechos de autor registrados. / Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Edi-torial. / Director Fundador: Alfonso Camín Meana. / Tercera y Cuarta Epoca: Fredo Ariasde la Canal.

Impresa y encuadernada en los talleres de Opli Gral¡ Cedro 313, Col. Santa María la RiberaTel.: 541-37-29 y 541-09-85

Coordinación: Berenice GarmendiaDiseño: Iván Garmendia R.

EL FRENTE DE AFIRMACION HISPANISTA, A.C. envía gratuitamente esta publicación a sus asociados,patrocinadores y colaboradores; igualmente a los diversos organismos culturales privados y gubernamentales delmundo hispánico.

NORTEREVISTA HISPANO-AMERICANA. Cuarta Epoca. No. 346 NOVIEMBRE-DICIEMBRE W`88

SUMARIO

ENTREGA DE LA "MEDALLA JOSE VASCONCELOS 1988" AL INSIGNE ESCRITOR VENEZOLANO

ARTURO USLAR PIETRI 3

EL OTRO MUNDO Fredo Arias de la Canal 4

CORTES Y LA CREACION DEL NUEVO MUNDO Arturo Uslar Pietri 8

LA VERDADERA FUNDACION DE MEJICO Salvador de Madariaga 19

ATEOS CRISTIANOS Fredo Arias de la Canal 30

PALABRAS DE OFRECIMIENTO DEL HOMENAJE DE LOS ESCRITORES VENEZOLANOS A ARTURO

USLAR PIETRI Marco Ramírez Murzi 36

SOMOS UNA GRAN FAMILIA CON NUESTROS ESPAÑOLES, INDIOS Y NEGROS Marlene Rizk 41

LOS OCHENTA AÑOS DE ARTURO USLAR PIETRI 42

EL MUNDO HISPANICO Gustavo de Anda 43

PORTADA Y CONTRAPORTADA: VAN GARMENDIA R.

ENTREGA DE LA MEDALLA"JOSE VASCONCELOS 1988"

AL INSIGNE ESCRITOR VENEZOLANO

ARTURO USLAR PIETRI

Dr. Arturo Uslar Pietri, "Premio Vasconcelos1988 " y doña Isabel Braun de Uslar.

EL OTRO MUNDOFredo Arias de la Canal

Puede afirmarse que el muy magnífico señor don

Cristóbal Colón fue el primer hispano-americano,de la misma forma en que "Cortés fue el primer li-terato mejicano en la historia", como dedujo Mada-riaga.

¡Pero si el primero nació en Génova y el segundoen Medellín!

Apliquemos el "yo soy yo y mi circunstancia,que si no se salva mi circunstancia tampoco mesalvo yo", de Ortega y veremos claramente quetanto Colón como Cortés y todos aquellos deu-dos nuestros que hicieron su historia en lo queellos llamaron el Nuevo Mundo son partes inte-grantes de lo que más tarde se conocería porAmérica. Arturo Uslar Pietri nos dice en ¿Exis-

te América Latina?:

El primero que le dio el nombre de NuevoMundo fue un italiano,Americo Vespucio,que fue el primero que usó la palabra Mun-dus Novus de la cual vinieron todos estosderivados.Pero es que si nosotros vemos la HistoriaUniversal, como la debemos ver, y sobretodo la Historia de Occidente en su comple-jidad, en 1492, o si ustedes quieren, parano encerrarnos tanto en una fecha, en todoel siglo XVI nace un Nuevo Mundo, peronace en escala universal . Porque no es quesolamente se encontró América, sino que elencuentro con América determinó un vira-je y un cambio del Mundo.

En el romance de don Joseph Pérez de Montoroque precede a los Poemas de la única poetisaamericana , muza décima, Soror Juana Inés de laCruz, t. I. En Madrid: En la imprenta real. PorJoseph Rodríguez y Escobar, impresor de la

Santa Cruzada. Año de 1714, es más poéticohablar del "nuevo mundo " que de América:

Cytharas Europeas, las doradascuerdas templad, y el delicado pulsopruebe a ver si acompaña un nuevo asomúro,que es numérica voz del nuevo mundo.

Sin embargo, en la aprobación que hizo a dicholibro Fray Luis Tineo de Morales en 1689, nisiquiera desde su perspectiva española, habladel nuevo mundo, sino de "el otro mundo". Vea-mos:

Así confieso ingenuamente, que yo no he ha-llado cosa, que no sea muy admirable, muydecente, y de mucha enseñanza en todos susescritos: Ni las personas, a quien ella los di-rige, y con quienes trata, son para menos.En materia de lo que toca a nuestra Santa FeCatólica, no hay que decir, porque en esaparte todo va seguro. Por donde juzgo sonmuy dignos de salir a luz, para que todos veanqué cosas tan estupendas hay en el otro mun-do, que ni tienen par, ni hay con qué compa-rarlas. Así lo siento: Salvo, e. En este del se-ñor S. Joachin, del Orden PremonstratenseMadrid, y Agosto 20 de 1689.

En la introducción a Medio Milenio de Venezuela,Uslar Pietri reflexiona:

Los hispanoamericanos de un modo constantey muy superficial, se han calificado como pue-blos o naciones jóvenes. Esta creencia ha teni-do muchas consecuencias importantes en lopolítico y en lo social. Esto viene de algunasimágenes y tropos, casi literarios, que han in-fluido sobre la manera como se ha visto estarealidad. El primer equívoco surgió del hecho

4/NORTE

de haber llamado Nuevo Mundo al continenteamericano . Lo que hubo en realidad fue elencuentro, por primera vez, entre los europe-os y los americanos, pero ambos eran tan vie-jos como el hombre y representaban dos ver-tientes de la misma familia, la de los mongo-loides Y la de los caucasoides . Más tarde lle-garon los negroides. Tan antiguo era Mocte-zuma como Cortés, lo que fue nuevo fue lamutua y recíproca modificación que pro-dujo su encuentro, local y universalmente.

La historia del "otro mundo", sabemos que estállena de equívocos, porque Colón buscaba las In-dias de los hispano-lusitanos. Todavía en el segun-do viaje hizo jurar a su tripulación, so pena demuerte, que Cuba era la tierra firme de Catayo,(China). Es otro hispanoamericano, Américo Ves-pucio, quien observa algo nuevo durante la expe-dición de Ojeda de 1499. Esto lo consigna Uslar enNo somos un Subcontinente:

La primera vez que el nombre de Américaapareció en un mapa fue en el que elaboróen 1507 en Francia , Martín Waldseemuller,siguiéndo las descripciones que AméricoVespucci había hecho en 1500 en su famosacarta a Lorenzo de Pier de Médicis. Lo queVespucci conoció del nuevo continente fueprecisamente la costa que va desde el Cabode San, Agustín en el Brasil hasta el Golfode Venezuela, y es sobre esa descripción queel cartógrafo Waldseemuller traza el perfildel Nuevo Mundo en su mapa y coloca porprimera vez el nombre de América sobre unpedazo de territorio que hoy correspondeal Brasil y Venezuela.

es una perogrullada, puesto que los orbes no se en-cuentran. No hubo un encuentro de dos orbescuando fueron a España los aztecas que llevó Cor-tés a la Corte de Carlos I en 1528, dibujados porWeiditz. Como observó Uslar, lo que sí se encon-traron y descubrieron nuestros antepasados cauca-soides fue a nuestros antepasados mogoloides decuya fusión, incluyendo a los negroides, nació elMundo Hispánico , que no el anglo-americano, en-tiéndase bien, puesto que a los germanos les atraemás la leyenda de Erik el Rojo, y en E.U. y Canadáno hubo fusión racial y por lo tanto tampoco naci-miento. Los indios en sus reservaciones y los mula-tos, que entrenosotros son hispano-americanos, allíestán catalogados bajo el nombre de "Blacks". Anosotros nos apellidan "Hispanics", que es lo querealmente somos. Es claro Arturo Uslar Pietri:

"Somos hispano-americanos y es esto y nootra cosa lo que nos da dignidad, valor ypresencia ante el mundo."

En el III Tomo de la edición que Juan Ignacio deCastorena y Urzúa estampó en Madrid el año de1714, la dedicó casi por completo a recopilar alre-dedor de 60 poemas que a manera de exequias hi-cieron todos aquellos poetas de entrambos mundosque sintieron la muerte de Juana Inés como pudie-ron haber sentido la de Lope de Vega o cualquierade los poetas que salvan el siglo de la Hispanidad.Fue en aquel momento fúnebre, en el que más sesuscitó el problema de la relación de los mundosresponsables del surgimiento al Parnaso de las le-tras castellanas de esta privilegiada criatura novo-hispana.

Pretender conmemorar "El encuentro de dos or- A continuación daré algunos ejemplos de la visiónbes", que no celebrar, como declaró Leopoldo Zea, o la perspectiva española del asunto.

NORTE/5

Félix Fernández de Córdoba Cardona y Aragón,duque de Sessa:

Fácil, suave, aguda, decorosa,Tercera vez entrambos Mundos llenaDe admiración tu voz, dulce Sirena,

Que halaga fiel, que persuade hermosa,

Sin duda inteligencia prodigiosa,Del afán ocultándote la pena,

Descruiirió natural la fértil vena,En doctrina, y conceptos tan copiosa.

Ya a la Parca rendida, la cedisteCuanto mortal tributo, de la suerteAl rigor contingente, preparaste:

Y al mismo padecerla , la venciste;Que en uno, y otro Mundo, en vida , en muerte,

Todo cuanto supiste , lo lograste.

Pedro Verdugo, conde de Torrepalma, informa delo perplejos que estaban en España del genio deJuana Inés:

¿Que murió, Juana, en ti? ¿Ya no te habíaTu afecto de la tierra separado,Y dentro de ti propria mejorado

Tu estudio, tu ambición, tu compañía?

¿Qué murió en ti? La docta poesía,Intérprete de todo lo ignorado,En numeroso estilo, acomodadoDe tu espíritu sabio a la armonía.

Murió , y una mujer , que tanta gloriaA el medio mundo de su clima inculto;

Y al débil de su sexo le concede;

Que rendido a su mérito y memoria,El medio mundo racional , y el culto

Al bárbaro respeta, al débil cede.

FAMA, Y OBRASPOSTHUMAS

DEL FENIX DE MEXICO,

DEZIMA MUSA, POETISA AMERICANA,

SOR JUANA INES DE-LA CRUZ,

RELIGIOSA PROFESSA

EN EL CONVENTO DE SAN GERONIMO

DE LA IMPERIAL CIUDAD DE MEXICO:

QUE SACO A LUZ$L DOCTOP DON JVAN IGNACIO DE

C J1orena y Yrf$u , Capellan de Honor de fu Magef ad , Proto-?totuio ]:ie Apo/loEropo•fü Santidad,Theologe, Exa,oioadii

de I:r Nrwcidtura de Efpaiw, Prebendado de ta SantaIglr^a Metropolirar:a dr Mexico.

CONSAGRADAS

lA LA SOBERANA EMPERATRIZde Ciclo, y Tierra, Maria

nuelira Señora.-CON LI CENC.IA;

Éa.Aladrld : En la =p-,n de Antonio Con;.+4z dr Rryrg

rt o ta dr Prana^ a L;^ , MA^okr dr L Gror . cr,;.l.^ rn /a C.;'a, rrjn:;r.i: lar Grata d0 Si, FdQr rl Re. I.

6/NORTE

Mateo Ibáñez, marqués de Uorpa:

Si extrema el hado infiel tus tiranías,Cuando nos arrepiente de dichosos,Debieran los Ingenios prodigiosos,

0 no empezar, o no acabar sus días.

Nunca nacieras, Juana, si es que habíasDe dejar con tu falta querellosos

Dos Mundos, que ya muerta, de llorososVierten su alma en tus cenizas frías.

Aún admira tu muerte por posible,Y que la Parca fiera hiciese herida,

En quien tan toda espíritu se aclama:

Mas sirva de consuelo, que la horribleGuadaña, que afiló contra tu vida,

Muchas plumas cortó para tu fama.

POEMASDE LA UNICA POETISA AMERICANA,

MUSA DEZIMA,

SOROR JUANA INES DD LA CRUZ,

RELIGIOSA PROFESSA EN EL MONASTERIOde San Geronimdde'la Imperial Ciudad

de Meaico.

QUE -EN"VARIOS METROS,

IDIOMAS, Y ESTILOS,

FERTILIZA )ARIOS,ASSUM,pTOS,

CON ELEGANTES., SUTILES , CLAROS , INGENIOSOS¡y urdes Velos, pan rnfeñan5a , (cerco,

y admiracion.

TOMO PRIMERO,

DEDICAÍ)OJ^ti3

AL GLORIOSO PATRIÁRCSeñor San Jo(eph , y á la Doftora My Rica, y

Fecunda Madre, Santa Terciade Jcsvs.

CON LICENCIA.

F.n DiaJrid : En ta IMPRENTA REAL. Por Jofcph Rodrigaez j;Eí;obar,ímprcf br de la Sanra Cnuada . Año de 1714-

9'Z- f} ¡n dr Frarry re Laja. Mrrr •r dr Libro(, frrntr dr /üGra,t o dr Sag PrLpr.

No fueron los grandes sino el criado del duquede Arcos, Luis Verdejo Ladrón de Guevara quienen un fragmento de su romance observó el mes-

tizaje cultural de Juana Inés:

¿Hasta cuando? ¿No te bastaVer, que en la luciente pluviaDe tus arterias, dos Mundos

Preciosamente fluctúan?.

NORTE/7

CORTES Y LA CREACIONDEL NUEVO MUNDO

Arturo Uslar Pietri"¿Qué hay en un nombre?", se preguntaba Shakes-peare para que tres siglos más tarde Wittgenstein pu-diera responderle , con igual perplejidad : % Cómoes posible representar un mundo no-lingüístico entérminos lingüísticos?". Nada es más engañoso, cam-biante y ambiguo que los nombres, siempre es os-curo lo que pretendemos expresar con un nombrey su relación con la cosa nombrada no es menos va-ga. Nombrar es crear, toda la creación verbal delhombre, que es su mayor hazaña, tiene como basela virtud fecunda de ese descalco que, afortunada-mente, no permite que lleguemos a saber todo loque nombra un nombre, ni hasta dónde representala cosa nombrada.

Buen ejemplo de ello lo constituye ese inmenso y

nunca agotado hecho que hemos llamado de tantas

maneras: el Descubrimiento de América, la Empre-

sa de las Indias, el Nuevo Mundo o el encuentro

creador de culturas extrañas entre sí. La novedad

fue tan grande y tan inesperada que desquició y

trastrocó los conceptos más aceptados y nada que-

dó indemne ante su súbita y creciente presencia.

Nos acercamos al medio milenio de su aparición y

está lejos de cerrarse el debate, la insegura defini-

ción y aquello que, ingenuamente, los primero cro-nistas llamaron "la verdadera historia".

Los europeos no tenían antecedente de semejanteacontecimiento, la súbita aparición de una inmensaporción de tierra y humanidad de la que nada se sa-bía. Se podría hacer un largo catálogo de los equí-vocos inevitables que surgieron en aquella insolitez.No era fácil comprender que había surgido una nue-va geografía que invalidaba la antigua, ni una nuevahumanidad que negaba la unidad histórica tradicio-nal, ni una nueva manera de ser hombre en una na-turaleza extraña.

El primer nombre que brotó espontáneamente fue

el de Nuevo Mundo . Es el que usan Pedro Mártir yVespucci, grandes divulgadores de la nueva. La pri-mera visión fue la de "las islas del mar occidentalrecientemente descubiertas ". La novedad era la delhallazgo, lo que Vespucci llamaba "L'isole nova-mente trovatte ", pero que muy pronto comenzó aconocerse como Nuevo Mundo. Este nombre, apa-rentemente tan simple, estaba lleno de equívocos yambigüedades inagotables . Pedro Mártir se refierecríticamente a "las cosas del Nuevo Mundo que enEspaña suceden", de los europeos " idos a mundostan apartados, tan extraños, tan lejanos" y, al refe-rirse a la primera Misa que se cantó en el nuevo sue-lo, apunta "en otro Mundo, tan extraño, tan ajeno,de todo culto y religión.

Desde el primer momento del largo proceso todavíano cerrado se advierte claramente la dificultad de laasimilación conceptual y mental del insólito hecho.Todo parece diferente pero se busca desesperada-mente, como una seguridad para la sobrevivencia,lo que pueda parecer familiar , conocido o semejan-te a lo que hasta entonces habían conocido los des-

cubridores . Comenzaron a nombrar por aproxima-ciones y semejanzas . Animales, plantas, fenómenosclimáticos extraños recibieron apelaciones de simi-

litud externa que eran puras metáforas . Oían can-

tar el ruiseñor y creían andar en el país de las Ama-zonas. Sería tarea de psicólogos estudiar la signifi-cación de conjuro mágico para apaciguar temores

que tenía el hecho de reporducir , en aquella tan

distinta realidad física , la toponimia española.

La primera acepción del Nuevo Mundo es la que ledan quienes difunden la nueva por Europa. Es unmundo nuevo y desconocido para los europeos. Mástarde, y cada vez más acentuadamente , va a comen-zar a parecer un nuevo mundo en sí, caracterizadopor una situación distinta. El hecho comienza cuan-do se hace evidente que los españoles venidos a la

8/NORTE

1

nueva tierra no podrán continuar dentro del mun-do al que pertenecían antes de venir y que los indí-genas tampoco podrán, nunca más, ser los mismosque eran antes.

Desde la mañana de Guanahani hasta el inicio de lafabulosa aventura de Cortés corre un tiempo de pre-ludio. Es un cuarto de siglo en el que comienza atomar fisonomía propia el nuevo hecho humano ynatural. Un rico preludio en el que aparecen ciertasconstantes, que se repiten y amplían hasta domi-nar, como el "leit motiv" en la música wagneriana.

En primer término, el nuevo escenario natural. Nose va a agotar durante siglos el asombro y el desaco-modo de los europeos ante la naturaleza americana:las relaciones, los testimonios de toda índole, ex-presan ese desconcierto y esa dificultad de adapta-ción. No tienen nombres para las cosas pero tampo-co tienen parangón para los hechos naturales. Nohan visto viento como el huracán, ni noche parejaal día, ni estrellas del Sur, ni aquellos desmesuradosríos que llamaban mares dulces, ni aquellas gigantes-cas sierras nevadas inaccesibles, ni las vastas llanu-ras a pérdida de vista, ni el manatí que parece unasirena, ni la llama que no parece pisar suelo, ni laprofusión de pájaros desconocidos, ni la inversiónde las estaciones, ni el pan, ni el habla, ni la creen-cia de aquellos seres fuera de clasificación.

También desde el primer momento concurren lostres personajes fundamentales del drama histórico.Aquellos españoles desplazados y aventados a lodesconocido, aquellos nativos que no se sabe cómonombrar y que terminarán llamando metafórica-mente indios, y aquellos negros esclavizados, quevienen a hacer lo que el indio no sabía y el españolno quería, el duro trabajo de los labriegos y mine-ros de España.

Queda mucho por decir sobre el arduo problema

que constituyó la dificultad casi invencible de so-meter los indios antillanos a un régimen de trabajoa la europea, ni salario, ni capital, ni diferencia en-tre ocio y labor. Eran cazadores, recolectores, culti-vadores de conuco, sin faena ni horario, sin sentidode acumulación ni de ahorro, a los que fue de todaimposibilidad transformar en "labriegos de Castilla".

También se inició allí el encuentro de los dioses. Lacreencia casi espontánea en deidades del trueno, lamuerte y la cosecha y una religión militante, com-bativa, afirmada en una lucha secular contra los in-fieles. La presencia de España en las nuevas tierrasno fue meramente una empresa imperial, precurso-ra de las que otros pueblos occidentales llevaronadelante casi hasta nuestros días. No se trataba so-lamente de establecer factorías, estructuras de do-minio militares y políticas superpuestas, sino de unpropósito abierto y confeso de conquistar la tierray los espíritus, no para establecer una dependenciaastuta y próspera sino para cambiar radicalmente loexistente y crear un hecho humano nuevo. Tan im-portante, •y acaso más, en la mentalidad de aquellosseres, era extender el cristianismo a todos los hombres como conseguir riqueza y señorío. No era nisiquiera imaginable respetar y mantener las creen-cias locales, había que imponer de inmediato y porlos medios más expeditivos la verdadera fe.

Por esa misma actitud surge igualmente el otro con-flicto característico de aquella empresa única. Lanecesidad de dominar y de obtener poder y rique-zas chocaba continuamente con los principios y lamoral de la religión católica. Había una incompati-bilidad inconciliable en la contradictoria pretensiónde dominar y de evangelizar compulsivamente almismo tiempo. Tuvo que surgir una crisis de con-ciencia, única en la historia del mundo. Someter alos indios y mantenerlos en la pacífica y tranquilapráctica de sus cultos, con la supresión de algunos

NORTE/9

ritos inaceptables, como los sacrificios humanos,hubiera sido posible. Someterlos y cambiarles almismo tiempo su creencia secular, parecería impo-sible, pero fue, sin embargo, lo que se pretendió ha-cer.

No tuvieron éxito en la tentativa de hacer de los in-dígenas "labriegos de Castilla" pero, en cambio, lotuvieron de una manera peculiar y viviente en con-vertirlos a la fe católica. Lo que surgió fue una cam-biante y rica forma de sincretismo religioso y cultu-ral. Se empeñaban en hallar trazas de coincidenciascon la práctica y los símbolos del catolicismo en al-gunos ritos y representaciones indígenas. Se veíancruces en los monumentos mayas y aztecas y se lle-gó más tarde a pensar en una milagrosa prediccióndel Evangelio hecha por el Apóstol Santo Tomás.

La crisis de conciencia se plantea de inmediato

desde los primeros sermones de los frailes misione-

ros. ¿Era posible conquistar con las armas cristiana-

mente? Se estaban ganando nuevas tierras pero se

podía estar perdiendo el alma. Este dilema, insolu-

ble e insoluto, no se ha planteado nunca en tales

términos a ninguna potencia conquistadora de la

historia. No se planteaba evidentemente porque en

las expansiones imperiales de los tiempos modernos

no hubo ni motivación ni preocupación religiosas.

Los colonos de Nueva Inglaterra querían vivir con

toda pureza su propia fe cristiana, pero nunca pen-

saron como razón principal de su empresa la de

evangelizar a los indígenas. La separación entre lo

que correspondía a César y lo que correspondía aDios fue completa.

El inagotable debate, nunca concluido, que aparecedesde el encuentro va a condicionar los más apasio-nados y eruditos pronunciamientos, va a alcanzarsu culminación en la polémica trágica de Las Casascon Sepúlveda y va a condicionar la comprensión

de la historia y la mentalidad hispanoamericana demanera indeleble.

La noción del Pecado Original, de tanta consecuen-cia en la mentalidad cristiana, fue trasladada, contodas sus consecuencias políticas y psicológicas, alnacimiento de un inmenso ser colectivo. Las vocesque alzaron Las Casas, Vitoria y tantos otros, du-rante siglos, no han dejado de resonar nunca en laconciencia de la identidad hispanoamericana.

La tríada, que va a dirigir el proceso de la creacióndel Nuevo Mundo, queda formada desde aquel pri-mer momento: el conquistador, el fraile y el escri-bano. El conquistador, que es un hijo de sus obrasque todo lo tiene en el futuro y en la voraz espe-ranza, el fraile que se esfuerza en afirmar el propó-sito intransigentemente evangelizador de la empre-sa, y el escribano, que personifica el Estado y susleyes. Ninguno de los tres hubiera podido actuarsolo. Cada uno representaba parte esencial de unaunidad de propósitos que los dominaba continua-mente. El hombre que se apoderaba de la nueva tie-rra, el que de inmediato comenzaba a convertir alos nativos más allá de la barrera de las lenguas, dela comprensión y de la posibilidad real, y aquel otroque representaba la ley del Estado y daba formalegal y valedera a lo que de otro modo no habríapasado de simple expolio.

Una presencia real, la de un hombre que se jugaba

su propio destino, y dos seres no menos heroicos,

que representaban mucho más que ellos mismos, la

Iglesia universal y la Corona de tantos reinos y se-

ñoríos, con su jurisprudencia, sus cortes, sus órga-

nos de poder, sus magistrados, sus jueces, y su rey

y señor.

Esa primera etapa de la Conquista define y crea lasformas que va a revestir el inmenso hecho que ape-

i0/NORTE

nas tiene allí su prodigiosa víspera. Lo que allí sehace y define va a determinar en mucho toda la ac-ción futura . Aparecen las nuevas necesidades y lasnuevas funciones . Nada hay de semejante en el pa-sado que ofrezca modelo . La lucha secular contralos moros era una empresa de reconquista para re-cobrar lo que les había sido arrebatado y restituirloa lo que imaginaban su verdadero ser. Van a resuci-tar viejos nombres y funciones de la frontera decombate de siete siglos. Reaparecerán los Adelanta-dos, las formas de dominio de frontera, se crearáninstituciones nuevas con viejos nombres, como laEncomienda , y se adaptará a las nuevas necesidadesel viejo aparato administrativo peninsular.

Todos los que llegan tienen de inmediato la sensa-ción de que se está en la víspera ardiente de nuevose increíbles hallazgos. Desde Colón se ha recorridobuena parte del Caribe y se ha topado con la TierraFirme. Continuamente salen nuevas expedicionesque van revelando la dimensión inabarcable de aquelmundo alucinante. Todo parece posible, desde ha-llar el Paraíso Terrenal, hasta entrar en el reino de

las Amazonas, alcanzar El Dorado, la Fuente de laJuventud, las montañas y los ríos de oro y los ma-res cuajados de perlas.

En la etapa antillana aparecen y toman forma lasgrandes cuestiones que van a caracterizar todo ellargo proceso. El choque cultural que produce el en-cuentro, el problema de la asimilación de los indí-genas, las dificultades de trasladar pura y simple-mente el modelo europeo de producción y socie-dad, la necesidad imperiosa de atender a circuns-tancias nuevas que deforman y desnaturalizan lospropósitos y los planes, el surgimiento de varios es-tratos en los que la realidad mal definida y los con-ceptos formados en la experiencia histórica del Vie-jo Mundo entran en constante pugna y contradic-ción.

Acaso la institución que mejor refleja y representaeste difícil acomodo entre dos mentalidades anteuna situación inusitada es la Encomienda. No nece-sitaría más que remitirme a Silvio Zabala, que al tra-vés del luminoso estudio de esa institución sui-gé-neris ha penetrado hasta lo más profundo la pecu-liaridad inherente de la nueva sociedad. Dentro deesa creación heterogénea que es la Encomienda, seforma el instrumento más activo y poderoso de for-mación social. Es dentro de ella que se decide lapugna entre las aspiraciones señoriales de los con-quistaodres que aspiraban a recrear una Castilla me-dieval, y la voluntad regalista de la Corona que va apredominar. En los laboriosos pliegos de la encues-ta que realizaron los frailes jerónimos en La Espa-ñola está el acta de nacimiento del Nuevo Mundo.

En esta ilustre casa, que es como la conciencia deEspaña, estamos congregados hoy para conmemo-rar el Quinto Centenario del nacimiento de HernánCortés, el 23 de octubre de 1485 y, con él, mediomilenio de la aparición del Nuevo Mundo, digo mal,no de la aparición sino del comienzo del inmensoproceso de la creación del Nuevo Mundo.

El culto de los héroes siempre ha tenido la negativa

consecuencia de hacernos perder de vista todo lo

que hay de colectivo y de anónimo en la obra de

las grandes personalidades históricas. Con ojos de

poeta épico más que de juglares, tendemos a mirar

sus hechos como dones gratuitos de un azar prodi-

gioso que poco le debe a lo ordinario, que brota

fuera y por encima de las circunstancias, y que vie-

ne a realizar la misión, casi sobrenatural, que los

demás hombres no eran capaces de intentar.

No hay cómo desconocer la condición heroica deCortés en todas las acepciones que la palabra tiene,desde la de sobrepasar los límites aparentes de lacondición humana, la de encarnar un gran momen-to, la de confundirse con su obra, la de reunir en su

NORTE/11

acción los dones heráldicos del león, del águila ydel zorro, hasta la virtud suprema de hacer historia,crear leyenda y personificar mito.

Ese grandioso proceso que se ha llamado la Con-quista de América, con un nombre que falsifica irre-mediablemente la cosa, no fue la obra inexplicablede un hombre y, ni siquiera, de un puñado de hom-bres, fue una de las mayores si no la mayor, de lasempresas colectivas que han llevado al hombre a so-brepasar su condición individual.

Todos tomaron parte, en grado variable, desde lasseñeras figuras de los Reyes Católicos, Doña Isabely Don Fernando hasta los hidalgos pobres de "ro-cín flaco y galgo corredor", los letrados, los teólo-gos, el cambiante mundo de la picardía, los campe-sinos, los frailes, todos los hombre ávidos de accióny de aventura a quienes la increíble noticia fue al-canzando, como el eco de una campana de rebato.Se había hallado una nueva tierra, se había revela-do una nueva ocasión para los hombres, había so-ñado la hora milagrosa en la que todos podían yquerían ser los hijos de sus obras.

El Estado no había hecho planes y proyectos, sinoque sobre la marcha se fue adaptando al torrentede novedades para las que no había respuesta ade-cuada en el arsenal de la vieja experiencia histórica.

El niño que crece en la casa del hidalgo pobre, Mar-tín Cortés, se tiene que sentir literalmente rodeadode prodigios. Parece haberse alcanzado el largo anhe-lo militante de unificar a España , se ha ganado Gra-nada, se triunfa en Nápoles, y más allá del mar océa-no se han hallado tierras desconocidas. La conver-sación de los peregrinos, el relato impresionante delos que habían regresado o habían podido hablarcon alguien que había regresado, era el vasto domi-nio de la conseja, de la leyenda, de las descomuna-

les aventuras , mucho más alucinantes que las quepor el mismo tiempo comenzaban a realizar, en laspáginas de los escasos libros , los caballeros andantes.

Su padre ha resuelto que sea letrado. Debió cono-cerle condiciones de inteligencia que justificaban elcostoso esfuerzo de enviarlo a una de aquellas cua-tro lumbres de Occidente, que era la Universidadde Salamanca.

Llega a una casa famosa , servida por sus ilustresmaestros . Están allí, o han dejado su huella recien-te, los más célebres teólogos, filósofos y juristas.Está vivo todavía el eco de la voz de Nebrija y suafirmación de que "la lengua es la compañera delimperio ". Es también un tiempo de renovación delpensamiento entre las corrientes humanistas quevienen de Italia y la renovación de la filosofía cris-tiana que viene del Norte en los escritos de Erasmo.Todo revela la inminencia de un nuevo tiempo delhombre, que comprenderá desde la idea cristianahasta las desconcertantes noticias de nuevas tierras.

Los sabios maestros de teología, metidos en sus su-tiles disputas de tomistas y escotistas, nunca llega-ron a sospechar que entre aquellos jóvenes que ani-maban con su bullicio los claustros y los patios dela venerable casa había uno que iba a ser miradopor un pueblo entero como un dios viviente.

No perdió su tiempo el joven Cortés, muchos añosmás tarde Bernal Díaz dirá : "Era latino y oí decirque era bachiller en leyes, y cuando hablaba con le-trados u hombres latinos respondía a lo que le de-cían en latín . Era algo poeta : hacía coplas en me-tros o en prosa. Y en lo que platicaba lo decía muyapacible y con muy buena retórica".

El dilema de su tiempo se le debió plantear dramá-ticamente: las armas o las letras, la vida del letrado

12/NORTE

o la fascinante aventura de la guerra en Italia o enlas Indias. Cuando sale de Salamanca encontrará elcamino que lo ha de llevar a la realización de su grandestino. No era un camino claro, sin desvíos y sindificultades, el que lo va a llevar desde Salamancahasta embarcarse a principios de 1504 para llegar alPuerto de Santo Domingo.

Unico retrato para el cual posóHernán Cortés,

a principios de 1529, para el grabador alemánCristóbal Weiditz.

No llega con la impaciencia de aventuras que se le

supone al conquistador. Llevan 12 años los españo-

les en Santo Domingo. El establecimiento comien-

za a asentarse y a tomar una fisonomía estable. Ve-

rá partir a Colón por última vez de regreso a Espa-

ña, y mientras salen audaces expediciones en busca

de nuevas tierras y de la fabulosa masa continental

él va a permanecer en actividades casi rutinarias de

colono establecido. Recibirá tierras y repartimien-

tos de indios, desempeñará funciones de escribano

y secretario, y cultivará su tierra con buen prove-

cho. Los hombres más famosos de la conquista des-

filan ante su mirada serena. Nada parece tentarlo

como no sea la segura vida del rico colono y del po-deroso hombre de justicia.

En 1511 va con Diego Velásquez a establecerse enla isla de Cuba. No es una aventura sino un tranqui-lo traslado para mejorar de condición. Cultiva laamistad del obeso Gobernador, se mete en los líosinevitables de la pequeña comunidad expatriada, vesalir las expediciones de Hernández de Córdoba yde Grijalba en busca de la costa de Yucatán.

A fines de 1518, cuando ya lleva 14 años de prós-pero y respetado colono, oye la llamada del destino.

Una expedición bien pensada, sólidamente prepa-rada, llevada adelante con un infalible criterio deempresario sagaz. Pone su riqueza, que ya es de con-sideración, reune otros aportes, adquiere navíos,recluta hombres, compra materiales y armas, hasta

NORTE/13

que tiene once naves, 663 hombres, 16 caballos, ar-cabuces, algunos cañones de cobre y la tranquila re-solución de llegar hasta el límite de las posibilida-des que se le ofrecían.

La ruptura con el Gobernador Velásquez era inevi-table y prevista. No iba un hombre como él a em-prender aquella incomparable empresa como unsimple subalterno del Gobernador de Cuba.

Desde el primer momento parece marchar en el ca-mino de una misión claramente intuída y aceptada,va como en cumplimiento de las fatales etapas deun supremo designio. Un designio ante el que noflaquea no sólo porque cuenta con la decisión he-roica de su gente, sino porque se siente asistido deun poder sobrenatural que le ha confiado el empe-ño insuperable de llevar la fe y la salvación a los in-fieles.

Aquellos hombres que venían de convivir con losindígenas de las Antillas, con tribus de cazadores yagricultores de conuco, iban a hallar ciudades queles parecerán tan grandes como las de España, conuna organización completa de la sociedad y con for-mas de civilización urbana que nunca habían vistoen las Indias.

No se pueden leer los testimonios que nos han que-dado de aquella insólita hazaña sin advertir de in-

mediato el sentido sinceramente religioso que tie-nen para todos ellos.

Cada cambio de paisaje va a ser un cambio de cul-tura. El mundo de la dominación azteca no era ho-mogéneo ni en lengua, ni en tradiciones religiosas,ni en sentido de la vida. Era el fruto de una recien-te dominación política y militar sobre distintas ci-vilizaciones ya antiguas. Es lo que van a ir apren-diendo, de asombro en asombro, a medida queavanzan y cambian de entorno. Han tenido la in-

mensa fortuna de topar con Aguilar y con la Malin-che. Al revés de ellos cobra sentido y forma el con-fuso panorama humano que los rodea y sumerge.

Van descubriendo rápidamente la situación de aquelextenso país y sus conflictos internos, van a cono-cer con espanto los ritos homicidas de su religión ycon admiración los refinamientos de su arte. La pri-mera embajada que llega a Cortés es el deslumbran-te anuncio de la extraña novedad humana, de su ar-te y de su riqueza. Van a aprender los nombres nue-vos o a crearlos para tantas nuevas cosas. Van a per-catarse de que se les mira como dioses, dioses delviejo panteón mexicano que han vuelto. Lo que co-nocemos de la impresión de los aztecas es reveladorde una actitud de terror cósmico. Volvía Quetzal-coati a cumplir la profecía, la Quinta destruccióndel mundo iba a comenzar. Más allá de las realida-des físicas, de las armas, los caballos, el arte de laguerra y la viruela, estaba el choque de dos espíri-tus. Lo que se abre de inmediato es el conflicto re-ligioso que todo lo va a dominar y a determinar.No la guerra de los hombres, que podía encontrarmuchas formas de acomodo, sino la guerra de losdioses que no admite tregua.

Es de esa guerra y no del proceso ordinario de esta-blecimiento de un imperio colonial que surge la si-miente del Nuevo Mundo. De la guerra de los dio-ses han surgido los nuevos mundos culturales. Asíse hizo Occidente, no de la mera romanización queimpusieron las legiones de César, sino de la luchaabierta del cristianismo contra las inmemoriales for-mas del paganismo europeo. Cierto es que no se lle-ga a destruir nunca por completo una religión localy que ella persiste en muchas formas bajo la nuevareligión impuesta. La saga de la cristianización deOccidente está llena de ejemplos de esta asimilación,por la fuerza que engendra la simbiosis básica de lasviejas creencias con las nuevas. Las fuentes, los ár-

14/NORTE

boles y las piedras sagradas del paganismo rural seabsorvieron en las nuevas formas de rito y advoca-ción impuestos por la Iglesia.

Cuando Cortés echa a rodar brutalmente los ídolosaztecas en Cempoala, abría el cruento corte para elinjerto del que iba a nacer el rasgo fundamental deun Nuevo Mundo. El rápido proceso de absorcióny deformación de las viejas culturas, no creó unatabla rasa para implantar la española, sino que esta-bleció las bases de una diferente y nueva realidadcultural. Desde ese momento quedaba abierto el ca-mino para que Juan Diego tropezara un día con laVirgen de Guadalupe, con aquella María Tonantzinque reunía en su seno la fuerza creadora de las vie-jas creencias para servir de base a una nueva reali-dad espiritual.

Apenas asegurada la dominación militar llega la otraexpedición, la más ambiciosa y temeraria, la de losdoce frailes franciscanos que van a acometer la im-pensable empresa de hacer cristiano el imperio deMoctezuma. Los atónitos aztecas vieron a Cortés,en medio de todo su aparato de conquistador victo-rioso, ponerse de rodillas para recibir a los doce po-brecitos de Cristo.

Ninguno de los dos mundos sobrevirá plenamente aesa confrontación total. Uno y otro van a cambiarno sólo dentro de los límites físicos del nuevo esce-nario, sino mucho más allá. La incorporación deAmérica a la geografía y a la historia universalesmarca el comienzo de un nuevo tiempo del hombre,de inagotables consecuencias en la vida y en el pen-samiento del Viejo Mundo. De ella se alimenta aque-lla crisis de conciencia que va a atormentar a lospensadores europeos por siglos, desde Tomás Morohasta Rousseau, hasta crear el mito revolucionarioy transformar el destino de la humanidad.

Se conoce en todos sus detalles exaltantes y terri-bles la hazaña de Cortés y de sus compañeros, queen cortos años va a someter a la Corona de Castillaterritorios decenas de veces más grandes que el dela Península. Lo que importa mirar ahora es el sig-nificado y las consecuencias de ese encuentro.

No se trata de un mero hecho de conquista, quetantas veces se ha dado en tantas épocas, sino deese raro fenómeno que tiene su antecedente en elcontinente europeo en el tiempo que va desde lamuerte de Teodosio hasta la coronación de Carlo-magno. El factor decisivo en la creación de Occi-dente no fue la extensión política y administrativadel dominio de Roma, sino, sobre todo, la asom-brosa empresa de la cristianización de los paganos.

El fenómeno se da en el Imperio español de un mo-do mucho más dinámico y completo. En medio si-glo se completará la estructura, el carácter y las for-mas de integración de esa masa continental desco-nocida. La experiencia de México define el caráctery las peculiaridades de aquella obra única.

La marcha de Cortés a Tenochtitlán podría ser vis-ta, casi, como la transposición, en símbolo y alego-ría legendaria, de un remoto hecho histórico, comoha pasado con las sagas de los más viejos tiempos.

Todo es simbólico y reviste casi un carácter de ce-remonia sagrada para representar el hecho míticode la fundación de un pueblo. Es simbólico, a pesarde ser real, el hecho de que Cortés destruya las na-ves. Era la manera de expresar que aquella empresano tenía regreso ni vuelta posible al pasado. Es pro-fundamente simbólica aquella llegada ceremonialde los conquistadores a Tenochtitlán. Aquel ser di-vinizado por sus vasallos que era Moctezuma, entoda su pompa sagrada, rodeado del complicadoaparato de su cultura, a la entrada de la extrañaciudad del lago, con sus calzadas y sus torres y

NORTE/15

aquel otro ser doblemente divinizado que era Cor-tés para sus hombres y para él mismo, por la con-vicción suprema de venir en cumplimiento de undesignio divino, y para los atónitos aztecas que loveían como Quetzalcoatl regresado.

No tenían lengua para poder hablar directamente,no tenían nombres para designar las cosas que per-tenecen a cada uno de los dos mundos. Es por apro-ximación, por semejanza, por deformados ecos co-mo pueden distinguir las cosas nuevas para cadauno. Los caballos son venados gigantes, la plaza deTenochtitlán es dos veces la de Salamanca. Con ojosasombrados Cortés y sus compañeros han visto tan-tas novedades increíbles, las cosas, los templos,aquellas fieras, aquellas aves, aquellos peces de lospalacios del soberano azteca y el maravilloso reta-blo del mercado de Tenochtitlán, que eran comouna síntesis viviente de la presencia de un mundodesconocido. "Por no saber poner los nombres nolas expresa", le dice al Emperador en su carta.

No las expresan , pero las sienten los dos protago-nistas , en la violencia de la guerra y en la oscuragerminación del orden impuesto , tan estrechamen-te unidos , tan inminentemente mezclados , tan fun-didos en uno como los luchadores en su abrazo devida y muerte.

A partir de allí habría que comenzar a contar nopor años, ni por los siglos de los cristianos, ni porlas sucesivas catástrofes universales de los aztecas,ni por los reinados de los príncipes, ni por los cam-bios de decorado, sino por las estaciones del espíri-tu, por las etapas del vasto drama de una nuevacreación humana.

No será ya solamente México, sino las tierras delMar del Sur, los pueblos de los Andes, de la puna,de las selvas pluviales del Amazonas y del Orinoco,de las ilimitadas llanuras, de los nuevos poblados, de

16/NORTE

las viejas urbes con sus nuevos patrones celestiales,del casi geológico acomodamiento entre fuerzas ytensiones transformadoras del paisaje humano.

Lo que comienza a surgir no va a ser una Nueva Es-paña, como pudieron desearlo los conquistadores,ni tampoco va a mantenerse el México Antiguo. Nova a ser ni lo uno ni lo otro, sino el vasto surgimien-to de una confluencia que refleja el legado de susforjadores, con sus conflictos y sus no resueltas con-tradicciones en el múltiple e inagotable proceso delmestizaje cultural americano, que ha hecho tan des-garrador y vivo el problema de su identidad.

De allí va a tomar cuerpo, en toda su asombrosa va-riedad, esa nueva sociedad de tan viejas herencias ytan poderosas solicitaciones de futuro, que nuncafue cabalmente las Indias, ni tampoco una geográfi-ca América casi abstracta. Los hijos de los conquis-tadores, los de los indígenas, los herederos de lascontrarias lealtades y las opuestas interpretaciones,los que sienten la mezcla fecunda en la sangre y so-bre todo en la mente, los causahabientes de los in-dios, de los españoles, de los negros y de las infini-tas combinaciones de cultura que se produjeron yse producen, los que sienten combatir en su espíri-tu los llamados conflictivos del pasado y del pre-sente, los que nunca dejaron de sentirse en comba-te consigo mismos, fueron y tenían que ser los ac-tores de una nueva situación del hombre.

De esa peculiaridad creadora vendrán el Inca Garci-laso de la Vega, Sor Juana Inés de la Cruz, RubénDarío, ", muy siglo diez y ocho y muy antiguo y muymoderno; audaz, cosmopolita", y los creadores delrealismo mágico en la novela, que han llevado anteel mundo la inconfundible presencia de la otraAmérica. Nada fue simple transplante o inerte yux-taposición de formas. Desde la Catedral de México ylas casas del Cuzco, que revelan las capas culturales

por pisos casi geológicos, hasta Brasilia. Desde laafirmación del barroco de Indias que mezcla lassensibilidades distintas en el templo y la piedra la-brada y en la poesía. Desde la pintura y la escultu-ra, que pronto comienzan a revelar otro caráctercada vez menos enteramente asimilable al de los es-tilos de Europa, desde el culto y la conciencia delser hasta el lenguaje, este castellano, tan genuino ytan propio, tan antiguo y tan nuevo, que expresala presencia poderosa de una identidad cultural. Ha-bría que llamar a este juicio a todos los grandes tes-tigos de la creación y de la afirmación de ese granhecho creador, a los fundadores, a los comuneros, alos capitanes de insurrección, a los antagonistas dela palabra y de la acción, a los libertadores, a losbuscadores de un nuevo orden para aquella socie-dad peculiar, a los que creyeron estar siguiendo al-gún modelo extranjero y se hallaron metidos enuna empresa de genuina creación propia, a todoslos que han sido y siguen siendo factores y creado-res del mestizaje cultural.

Cuando se abre el segundo o tercer acto del grandrama de la creación del Nuevo Mundo, los hom-bres de la Independencia, tan cercanos de los libe-rales de España, toparon con el viejo enigma del pro-pio reconocimiento. Bolívar lo sintió y lo expresócon palabras certeras que no han perdido su validez."No somos europeos, no somos indios... somos unpequeño género humano, poseemos un mundo apar-te, cercado por dilatados mares, nuevo en casi to-das las artes y ciencias, aunque, en cierto modo, vie-jo en los usos de la sociedad civil ".

A la luz de esa condición, en presencia de lo queha sido, de lo que ha llegado a ser, de lo que estáen camino de llegar a ser esta vasta parte de la geo-grafía y de la humanidad que todavía llamamosnueva, habría que intentar una nueva lectura des-prejuiciada y valiente de tan inmenso hecho.

En ninguna parte puede encontrar mejor resonan-cia semejante esperanza que en esta noble casa, tanligada históricamente a esa empresa abierta, a estafascinante posibilidad de creación de futuro. Lo queestamos conmemorando hoy aquí, al amparo de lagran lumbre de este polq de la conciencia hispáni-ca, siete veces secular, no es sólo el nacimiento deun grande hombre, sino su contribución a ese he-cho fundamental de la historia de ayer y de hoy, aesa gran realización que habremos de seguir llaman-do, con toda propiedad y justicia, la Creación delNuevo Mundo.

Tomado del Boletín de la Academia Nacional de la Historia. No. 272,de Caracas, Venezuela.

NORTE/17

18/NORTE

LA VERDADERA FUNDACIONDE MEJICO

Salvador de MadariagaAniversarios y centenarios, ¿qué son sino invitacio-nes a la meditación, altos en el camino que el pere-grino aprovecha para mirar el paisaje, el recorrido yel por recorrer? Aquí estamos los hispanos, contem-plando los cuatro siglos y medio que han pasadodesde que, sobre las ruinas del Tenochtitlán de losaztecas elevó Hernán Cortés el Méjico de los meji-canos. A poco que lo miremos, surgirán de nuestrameditación toda suerte de imágenes, ideas, proble-mas, misterios.

Misterios, sí. Porque nuestro Méjico de hoy nacedel encuentro de dos misterios que quizá ni aunhoy hayan conseguido inter y contra-iluminarse pa-ra así resolverse y disolverse mutuamente en unaluz común. Misterio azteca en sí; misterio españolen sí, y doble, mucho más que doble misterio el en-cuentro de ambos, reflejándose el uno en el otro ymultiplicándose como en dos espejos paralelos.

No hay quizá en toda la historia humana una solanación -ni aun el Perú- que pueda disputarle a Mé-jico la nobleza de su venida al mundo como naciónmoderna. Ello se debe a que el encuentro de losdos pueblos que la procrean se produce en un am-biente de singular altura ; tanto que da pena pensarque, por carecer unos de la misma altura, otros dela buena fe indispensable para manejar la historiaverdadera , esta historia que parece leyenda, esta le-yenda que resulta ser historia -la confluencia delos dos pueblos progenitores de Méjico- se vea tan-tas veces rebajada a cuentos y recuentos de carga-mentos de oro y de pies abrasados y de corazonessangrando , cuando su esencia es el encuentro dedos misterios nobles ; dos misterios que como tales,procrean nobleza.

¿Dónde se hallaría, en qué historia, relato más rica-mente engarzado en la tragedia humana, collar deescenas, cada una un diamante inolvidable, si no es

en la Conquista que procreó al Méjico actual? Abuen seguro que ello se debe a los españoles quepor doquier en la historia dejan escenas inolvida-bles -Balboa cayendo de rodillas al divisar el mardel Sur, la raya en el camino trazada por la espadade Pizarro- pero ninguna de ellas vale en belleza ynobleza lo que tantas que esmaltan el collar de dia-mantes de historia que al conquistarlo echa al cue-llo del Anáhuac el gran Hernán Cortés. Y ello se de-be a dos causas: la superioridad de Hernán Cortéscomo hombre, y como adalid; y la nobleza naturaldel indio mejicano, encarnada en Moctezuma y enCuauhtémoc.

Así pues, lo que más unía en el fondo a indios me-jicanos y españoles era ese don de la nobleza natu-ral tan difícil de definir como fácil de adivinar; ypudiera muy bien ser que este don común a españo-les y a indios mejicanos se debiera a la presenciaconstante entre ellos de la más fiel compañera delhombre, que es la muerte. Cierto, las formas que lamuerte solía presentar entonces en el Anáhuac pro-vocaban honda repulsión entre los españoles; pero,si, venciendo esta repugnancia, penetramos hasta laraíz de las cosas, nos daremos cuenta de dos aspec-tos de la cuestión que merecen apuntarse: la dife-rencia, a este respecto, entre aztecas y españolesera cosa de grado más que de índole; y la familiari-dad de unos y otros con las hazañas más feroces dela muerte otorgaba tanto a los aztecas como a losespañoles una nobleza singular. Todo lo que hacíanrevestía ipso facto el tono mayor de quien vive alborde del abismo, y sin embargo, vive con sencillezy sin aspavientos.

El mero hecho de considerar como cosa normal yusual los sacrificios humanos o la descuartizaciónde los criminales o adversarios no basta, claro está,para otorgar nobleza a una cultura. Otras cosas hanmenester y esa no; o dicha de otro modo, la condi-

NORTE/19

ción de codearse con la muerte no es ni necesaria nisuficiente para lograr la nobleza . Pero en la historiahumana no se da relato de más espléndida noblezaque el de la tragedia de Hernán Cortés, Montezumay Cuauhtémoc; en ello entraba en no poca dosis elhecho de que todos, unos y otros, protagonistas ycoros, vivían con natural sencillez al borde de lamuerte.

Hernán Cortés, padre del Méjico actual , es una delas grandes figuras de la historia universal , y la másgrande no ya de la Conquista de América sino de lahistoria de España . Así como los ingleses, hombresde acción, han dado a Europa en Shakespeare supoeta más excelso ( poeta : hombre de pasión) asílos españoles , hombres de pasión , han dado a Euro-pa, y a Méjico en Cortés, su más grande estadista yhombre público (hombre de acción). Si Hernán Cor-tés se hubiera llamado Courtley y hubiese nacidoen Plymouth , sería un héroe universal ; pero comoes español... así va el mundo . Porque era "latino"y sabía leyes, que había aprendido en Salamanca,y porque manejaba armas y caballos casi por donnatural , vino a encarnar como una síntesis de aque-llas dos ramas del vivir humano que tanto ocupa-ban a don Quijote: las armas y las letras; y maestroen ambas, escribió al emperador unas cartas de rela-ción que constituyen la primera obra en fecha yquizá también en mérito de la literatura mejicana.

Este hombre que iba a conquistar a Méjico lo lleva-ba ya dentro antes de haberlo visto , pues en su áni-mo predominaban el águila y la serpiente , símbolosde su futura patria ; y toda su carrera se irá desarro-llando por inspiración ya del ave que domina las al-turas ya del reptil que se adapta a los recovecos. Pe-ro, astuto nunca fue falso ; y cauto , siempre fue va-liente ; al punto que en su estilo de vida domina unatendencia neta a escoger siempre entre dos riesgos

20/NORTE

el mayor , y ante un peligro acudir siempre en per-sona al punto mismo en que ardía su destino.

Porque Hernán Cortés sólo era serpiente en la tácti-ca, y siempre águila en la estrategia .Y esta claridady aun clarividencia de su visión fue la virtud que lohizo adalid de hombres ; que los hombres de acción,como lo son los soldados , han menester clarividen-cia y claridad; y "sobre todo corazón, que es lo queimporta ", como dice su gran soldado y cronista Ber-nal Díaz del Castillo, al escribir su retrato. Cosa, enefecto, importante , porque sin corazón se siente el

hombre desarmado no sólo frente a la acción sinotambién a veces frente al pensamiento, que en elhombre todo contribuye a todo, y a quien le faltavalor le es más difícil reconocer la verdad al paso.Cortés poseía como pocos esa virtud suprema delhombre de acción que es la objetividad. Veía lascosas como las tenía delante, sin dejarse engañarpor nada ni por nadie ; de modo que en aquel grupode hombres de dos mundos que vivió la tragediahispano-azteca era con mucho la inteligencia máscapaz , amplia y moderna . Este su juicio para esti-mar y ver lo que estaba pasando fue su don supre-mo como adalid.

Este hombre singular, modelo de hombre de acción,no habría sido español si en su árbol espiritual nohubiera brotado un ramo de locura , esa querenciahacia lo irracional que, al faltar en el hombre puedehacer de él un triste o un alcohólico . De su férrearazón Cortés se escapaba por la claraboya de la fe.Cuantas veces , después de haber logrado su propó-sito con luz de inteligencia y vigor de voluntad,pondrá en peligro su gran empresa echándolo todoal albur de una quijotada religiosa , como su golpede barra al entrecejo de Uichilopochtli, con el cual,por choque de los dos misterios encontrados provo-có a enemistad mortal al hasta entonces su amigoMontezuma.

1

Pero Cortés había nacido para más de lo que él sa-bía y quería. El vió desde muy pronto una NuevaEspaña como otro de los reinos a poner bajo el ce-tro del ya tan coronado Carlos Quinto: más no vió,(ni podía verlo, que se lo estorbaba un promonto-rio de tres siglos de tiempo) que lo que de veras es-taba fundando era la nación mejicana de hoy.

Fué, sin embargo, Cortés el primer patriota mejica-no; el primer hombre que se enamoró de la tierramejicana y la equiparó a España, por su grandez yelevación, que así es en efecto Méjico, como Espa-ña, una señoril altiplanicie; y no he escrito "señoril"a humo de pajas, que Cortés escribe a Carlos V có-mo dictó ordenanzas para que los españoles se que-daran en sus tierras y no alzaran el vuelo (como lohabían hecho en las Islas) en cuanto las habían es-quilmado "mayormente siendo esta tierra, comomuchas veces a V. M. he escrito, de tanta grandeza ynobleza". Padre de Méjico, no sólo por la labor his-tórica -trágica pero creadora- de la Conquista si-no porque cuando fundó su capital ya llevaba a Mé-jico en el alma.

Tierra y hombres. El sentido no libresco y teóricopero sí espontáneo y vívido, dé la más perfectaigualdad animaba no sólo a Cortés sino a todos suscompañeros. Este es el aspecto más original de lasconquistas españolas, nunca más evidente que en lade Cortés. Los españoles llamaron siempre a las dosindias que tan fielmente acompañaron una a Cortésotra a Alvarado, doña Marina y doña Luisa, por serhijas de familias potentes que en España habríanllevado el don; así que Doña Marina era doña cuan-do Cortés era sólo Hernán. Esto no es un detalle si-no una flor de honda raíz. Tan "don Martín" fue elhijo que tuvo con doña Marina como el que tuvocon su aristocrática segunda mujer. Cuando Cortésrepartió tierras para que floreciera su cultivo (y pe-día a Carlos V semillas de todas las hortalizas de

España) no se limitó a conceder haciendas (con in-dios para cultivarlas) a los conquistadores; sino quelas dió por igual a indios capaces. Lo que hoy se lla-ma "racismo", era totalmente ajeno a los españoles,que en realidad fundaban la conquista sobre el he-cho mismo de ser todos los humanos hijos de Adány Eva.

Pero esta noción del parentesco inicial de todos loshombres era en los más entonces mera actitud delánimo, si bien los salvó de caer en el racismo deotros europeos; mientras que en Cortés era un ver-dadero impulso del corazón que le llevó toda su vi-da a no recurrir a la fuerza hasta haber agotado lasposibilidades de una negociación. De los varios epi-sodios trágicos de tan trágica vida, ninguno quizámás elocuente que el contraste entre sus dos con-quistas de Tenochtitlán. La primera obedeció a suestilo personal. Hubo -¿quién lo duda?- circuns-tancias especiales que obraron en su favor; pero fuecaso claro del fortuna juvat audaces ; y sea de ellolo que fuere, el caso es único en la historia de unafuerza extranjera - ¡y qué extranjera!- que tomauna ciudad contra la voluntad del monarca y delpueblo y sin causar ni un arañazo. Esta entrada fuela obra maestra de Cortés.

¡Pero la segunda! ¡Qué dolor que nadie expresócomo él! ¡Qué destrucción inútil de cosas y de gen-tes! ¿Y por qué? Porque la segunda conquista lahace no, como la primera, un Cortés libre, aplican-do su cerebro y su corazón a circunstancias arduasy espinosas, pero objetivas que termina por domi-nar; sino un Cortés obligado a hacer frente a situa-ciones creadas por el fogoso y atolondrado Alvara-do, por el envidioso Velázquez, por el inepto Nar-váez. Destino triste el de los españoles de primera,tener que luchar no sólo contra el adversario sinocontra los españoles de segunda y de tercera de quese tienen que rodear.

NORTE/21

Pues bien , este español de primera fué el primermejicano de la historia. Cortés crea no sólo la Capi-tal, no sólo otras ciudades -y cuantas veces lo dice:"para ennoblecer la tierra" -sino también el culti-vo del campo, la minería, el estudio de las costas, lamarina, la red de comunicaciones, el derecho, lasnormas de la vida política. Todo lo ve y a todo acu-de, y todo lo tiene en cuenta. Cuando se trata deescoger el lugar para la capital de la nueva naciónque iba a nacer de la unión de ambos pueblos, pideopinión a derecha e izquierda y al fin se decide porTenochtitlán, pues le dice a Carlos V, "era cosa tannombrada y de que tanto caso y memoria siemprese ha fecho"; y le anunciaba que "la dicha ciudadde Temixtitán se va reparando; está muy hermosa;y crea V. M. que cada día se irá ennobleciendo ental manera, que como antes fué principal y señorade todas estas provincias que lo será también deaquí adelante".

Pero, al lanzarse a su asombrosa aventura, a una

empresa que, por ley natural de su propio ser, que-

ría lograr más por la razón que por la fuerza, este

hombre singular no sospechó la presencia del miste-

rio. Hecho a verlo todo, no vió el misterio; y el mis-

terio era lo principal. El misterio consistía en la exis-

tencia de una forma de vida humana para él desco-

nocida. El pensar, el sentir, el obrar de aquellas gen-

tes que salían a su encuentro o lo rehuían, no era

el suyo y de sus compañeros ; pero ni él ni ellos po-dían imaginarlo, partiendo como partían de la uni-

dad humana, ya que todos éramos progenie de Adán

y Eva; y para colmo de misterio, tampoco era estepensar-sentir-obrar de los indios completamente ex-traño y nuevo. Había cosas parejas ; otras que no loeran . Y todo esto, nadie tenía él a su alcance que selo descubriera y explicara. Había que irlo descu-

briendo, día a día, palabra a palabra, desastre adesastre.

Moctezuma rodeado de su corte recibe en el palacdoña Marina y 1

22/NORTE

Dice no sé donde Anatole France que a fuerza desentidos falsos ( faux sens), sentidos disparatados(nonsens) y contrasentidos (contresens), los teólo-gos habían logrado dar un sentido a la Biblia. Lalarga caminata de Veracruz a Méjico por Cempoaia,Tlaxcala y Cholula a través de malas inteligenciassin cuento recuerda esta humorada del gran escritorfrancés. Poco o poco, después de tantos encontro-nazos, algunos de ellos en los que la inteligencia deCortés salía vencida de modo que sólo le quedabael arma de su formidable voluntad, Cortés vivió alfin aquel sueño que en la realidad era aun más es-plendoroso: el encuentro con Montezuma a laspuertas de una ciudad que a su vez era un ensueño.Los españoles venían como presa de un encanta-miento. Aquella laguna, aquellos puentes, aquellamultitud cobriza, ni cristianos ni moros, aquella be-lleza y majestad de los edificios, el color de todobajo el cielo azul, y luego, la vastedad del poder entorno a aquellos cuatrocientos hombres los tenía atodos suspensos como si anduviesen sobre nubes,irisadas por el alba. Lo irreal en lo real.

io de Azayácatl a Hernán Cortés y sus capitanes,os intérpretes.

Pero más irreal en lo real era todavía el mundo invi-sible que asomaba a los ojos de Montezuma; porqueaquellos dos hombres que se iban acercando el unodel otro, recién apeados Cortés de su caballo, Mon-tezuma de su litera de oro, iban, sí, aproximandosus cuerpos , pero dentro de sus cuerpos cada unollevaba un mundo que era para el otro un misteriocerrado.

No creo exagerar ni errar al decir que en aquella tra-gedia el héroe de más talla después de Cortés fueMontezuma. No de otro modo cabe explicar quelos soldados españoles sintiesen por él tan hondorespeto, tanta admiración y después tanto sentimien-to cuando cayó víctima de la guerra que tanto ha-bía hecho para evitar. Hay que tener en cuenta lasinfluencias de las órdenes y aun del ejemplo de Cor-tés, que siempre exigió y observó la mayor deferen-

NORTE/23

cia para con Montezuma; así como el agradecimien-to ingenuo de los soldados ante la "generosidad deun señor" siempre dispuesto a darles oro. Claro quela "generosidad" y el "señor" eran transposicionesde lo azteca a lo español que ellos se hacían cadacual a su modo. Porque mediaba el misterio. ¿Có-mo meterle en la cabeza a un español o europeocualquiera de aquellos tiempos, que el oro no teníavalor mercantil entre los indios? La moneda se com-ponía sobre todo de almendras de cacao. El oro eraun mero metal de adorno.

Pero aun descontadas estas malas interpretaciones,

queda amplio testimonio de que Montezuma poseía

una personalidad fuerte, que impresionó con su se-

ñorío, su elegancia de cuerpo y de conducta, su vi-

vacidad, su cortesía y buenos modales, y su entere-

za, a un grupo de hombres como los compañeros

de Cortés, tan hechos por la experiencia a catar y

calar la calidad humana. Y esta es quizá una de las

circunstancias que revisten de tanta dignidad las esce-

nas de la conquista de Méjico: dignidad real, prísti-

na y genuina de la que ni uno ni otro de los prota-

gonistas se daba cuenta en sí aunque sí en el otro,

porque unos y otros no hacían sino vivir a su modo

natural.

El núcleo focal, el centro vivo de esta dignidad era

en ambos lados el valor físico y moral. En Cortés

queda consagrado por todos los testigos a comen-

zar por Bernal Díaz; en Montezuma, no sólo lo con-

firman nuestros cronistas sino que sabemos por Sa-hagún que el sistema de instrucción y educación

del Anáhuac era tal que hacía inpensable el acceso al

poder de hombre alguno que no fuera capaz de sos-

tener la mirada hueca de la muerte. Los sucesos tal

y como se fueron trenzando en el tiempo también

tienden a probar que Montezuma era hombre de

gran inteligencia. En suma, Cortés halló en Monte-

zuma un interlocutor digno de él.

Digno de él quizá aun allende lo normal. Porquehemos visto en Cortés un hombre ante todo de ra-zón, pero capaz de imaginación creadora y aun da-do a evadirse de lo razonable por un ramo de locu-ra religiosa; y, aunque no quepa simetría exacta,pues los dos "misterios" eran no sólo distintos sinoremotos , siempre queda que en Montezuma flore-cía no menos que en Cortés el ramo de locura reli-giosa, y que quizá haya que ver en ciertos virajes desu conducta una como querencia a entenderse conlo español , a entrar , pues, en los designios a la vezaudaces y sagaces de Hernán Cortés.

Todo esto que hoy puede ayudar a los que cuatrosiglos y medio después, intentamos reconstruir nosólo los hechos sino los pensamientos que se cruza-ron en aquella epopeya , venía entonces a hacer másdensa la cerrazón entre los dos misterios , lo que asu vez imponía a uno y a otro vueltas y contravuel-tas de acción que a su vez cerraban aun más la ce-rrazón entre ambos. Además, no hay que imaginarseque los motivos de acción , las opiniones, las creen-cias, sean como las piezas de recambio de una má-quina que , una vez acrisoladas , guardan su formaintacta ; sino verlas más bien como formas vivas, on-das de espíritu , aptas a toda suerte de cambios ymezclas. Así por ejemplo, ¿qué pensaba Montezu-ma sobre la identidad de Cortés con Quetzalcóatl?¿Lo sabía él mismo? Era, no era, quizá lo fuese,pronto lo veremos, si lo es vencerá, si no venceréyo, vamos a ver. La conducta de Montezuma sólose explica sobre la base de que su fe en Cortés-Quet-zalcóatl era a modo de canoa en la laguna, en cons-tante columpio de olas y contraolas chocando decuando en vez con el palo duro de las cosas queiban ocurriendo.

A su vez, Cortés apenas si era capaz de vislumbrartodas estas fluctuaciones de la fe de Montezuma.Hay una escena en la que Montezuma recuerda adon Quijote. ¿Cómo evitarlo entre tantos españo-

24/NORTE

les? Le reprochan los suyos que se avenga a seguiren su propia casa prisionero de Hernán Cortés; y élexplica que no es él quien lo ha decidido, sino Uit-chilopochtli, y la prueba es que está así prisioneroy no se alza en rebeldía porque si él está como estáes cosa de Uichilobos. Poco falta para que, comodon Quijote en la jaula sobre la carreta de bueyesque lo lleva a su pueblo, no preguntara Montezuma"¿pues qué? ¿creéis que estaría yo aquí si no me lomandara Uitchilopochtli?.

Y esta cerrazón del misterio de Cortés ante el mis-terio de Montezuma explica el cambio más grave delos que tuvieron lugar en el ánimo del Uei Tlatoani.Porque nuestras convicciones no son (como tantasveces las imaginamos ser) a modo de pilares pétreosque sostienen nuestros actos; sino más bien comomiembros vivos donde circula la sangre de nuestraalma, tan pronto de la fe al acto como del acto a lafe; y en aquellos días tan graves Montezuma necesi-taba más fe que nunca para que Uichilobos lo sostu-viera en su decisión de seguir cautivo a fin de poderseguir cautivo Dios (o Uichilobos) sabe por qué. Yen efecto, ¿por qué se dejó ir cautivo? Miedo físicono pudo ser. No cabía en Montezuma. Los razona-mientos de Cortés, por buenos que fueran para él,no valían nada para Montezuma. Parece naturalpensar que el Uei Tlatoani, sagaz tanto como tem-plado, vislumbró la posibilidad del acuerdo, la solu-ción de Cortés, en último término, el Méjico de am-bos pueblos -la vislumbró quizá de un modo tansólo elemental y rudimentario, pero la vislumbró.De ahí, sin duda, la oferta a Cortés de una hija suya.

Para darle fuerza, savia de vida, Montezuma se con-venció a sí mismo de que la idea venía de Uichilo-bos. Y por eso se creó en él esa circulación vital deentre Uichilobos a un extremo y Quetzalcóatl alotro. A veces, ya en sus primeras conversaciones,Cortés y Montezuma se reían y el Uei Tlatoani de-

cía: "ya veo que no sois teules". Pero luego, ya so-lo, obligado a reconstruir el edificio de su fe, volvíaa creer, o por lo menos a dudar. Otro tanto, en supropia clave distinta, ocurría con los españoles. Ne-gaban a los dioses aztecas, pero más bien renegabanque negaban; pues los más de ellos las más de lasveces, creían, en realidad creían, en la existencia deUichilobos y compañía, lo que, como cristianos lesera posible gracias al Demonio, cuya omnipotenciapara el Mal sólo cedía a la omnipotencia para el Biendel Supremo Hacedor.

Por este puente, llegaron los dos misterios a comu-nicar, y vino a consolidarse el ensueño de Cortés:hacer una nación de ambos pueblos, es decir, dar aluz al Méjico actual. No deja pues de tener su al-mendra de verdad el remoquete que los aztecas du-ros dirigían a Montezuma: "mujer de los españo-les". Ellos lo disparaban con desprecio y odio; perola historia puede lavarlo de tanta inmundicia, por-que en el espíritu, si Cortés fue padre del Méjico dehoy, lo que Montezuma vino a encarnar fue su ma-dre: Cortés trajo el espíritu, Montezuma la carne yla tierra.

Cuautemoc es el tercer personaje de la tragedia. Eljefe de los duros. El símbolo del enemigo irreconci-liable. Digno compañero de tragedia de los otrosdos, ídolo de los suyos, admirado por los españolesprecisamente por su intransigencia y quizá aun máspor su disposición para seguir luchando aun despuésde perdida toda la fe en la victoria; que este es unestado de ánimo que sólo conocen en Europa losespañoles, los irlandeses y los polacos. Cuautemoc,no obstante, fue capaz de transigencia y de acuer-do, y así lo propuso a su Consejo, cuando le pare-ció que ya era inútil continuar luchando; pero, re-chazaba su proposición, se aferró a la desesperacióncomo otro lo hubiera hecho a una esperanza, y enesto también se daba en él cierto ramo de locura deaire muy español. Queda pues Cuautemoc en la his-

NORTE/25

toria como el símbolo de la nobleza , la dignidad, laentereza y el valor del Anáhuac.

Pero ¿qué tiene que ver Cuautemoc con el Méjicode hoy? Nada absolutamente. El Méjico de hoy eshijo de Cortés y de Montezuma y vive y representatodo lo contrario de lo que vivió y representó Cuau-témoc. El Méjico de hoy es cristiano en vías de des-cristianización como toda la cristiandad ambiente;pero una descristianización que será lenta y quizámenos profunda de lo que parece; es europeo víaEspaña; y vive un ambiente semejante al de todo elmundo hispano incluso España. A donde va el almade Méjico, en compañía de las demás almas occi-dentales, no lo sabemos. Pero sí sabemos que no vani a Uitchilopochtli ni a los sacrificios humanos; no,pues, a Cuautemoc. Si Montezuma vislumbró el Mé-jico actual por muy rudimentaria que fuera su vis-lumbre, Cuautemoc no llegó a concebir más que unretorno al Anáhuac y un festín más o menos "ri-tual" de carne española. Hay que tener la franque-za y la honradez de escribir lo que todo el mundosabe y calla. Haber hecho de Cuautemoc el héroe ysímbolo del Méjico de hoy es un disparate.

Disparate quiere decir algo que no se conforma a la

realidad. Que un país hispano-indio, de tradición,

lengua y cultura hispánicas, (si bien injertas en raí-

ces indias) se empeñe en adoptar como símbolo na-

cional al héroe que negó lo español hasta la muerte

significa inyectar en la conciencia nacional mejica-

na un obstáculo grave a la vida y salud de su propia

naturaleza; una profunda y gravísima mentira; algo

como si un hombre por lo demás sano, llevara unhueso fósil en el estómago. De aquí la índole ficti-

cia de casi toda la vida de la nación mejicana, país

donde nada parece lo que es y donde nada es lo que

parece. La mentira de Cuautemoc fluye por todo el

organismo nacional y lo desvía de su ser natural. La

consecuencia es grave . Méjico y los mejicanos care-

cen de espontaneidad.

Importa pues preguntarse por qué , cómo ha sidoposible tamaña aberración. Quiso la suerte que, lle-gado aquí en mis pesquisas , me viniera a las manosun librito , chico por el tamaño, grande por la sus-tancia y los errores. Se llama POSDATA y lo firmaOctavio Paz. La mera perfección de su estilo, unlenguaje castellano noble a fuer de sencillo , claro,sereno y denso aunque ágil, bastaría para justificara Hernán Cortés. En este librito, Octavio Paz se pro-pone investigar precisamente el por qué y el cómode la mentira institucionalizada que es para él el Mé-jico actual. No voy a hacer una reseña de esta obra,debida a uno de los ingenios más preclaros de la cul-tura hispánica; ni a aludir a tal o cual punto de vis-ta sobre el cual discrepo del autor. Voy sólo a refe-rirme a lo que concierne a mi propia meditación taly como la voy pergeñando.

Penetrante y honrado, Octavio Paz va derecho "albulto" y centra el problema en seguida; y de modotan claro y certero que el lector se dice: He aquí laluz, al fin . Pero a medida que avanza en la lectura,sorprende al lector la tendencia de este investigadordel Méjico de hoy a ocuparse mucho del Anáhuacprecortesiano, poco de la Conquista y casi nada delo que pasó después. La conclusión se impone: Oc-tavio Paz también cuautemoquiza , aunque a vecesparece reprochar a otros el hacerlo. Se da en él cier-ta inhibición que le impide apoyarse en fuentes es-pañolas y aun estudiarlas. Y así llega -el, escritorde primera categoría en castellano- a cometer esatremenda cursilería de llamar a Hispanoamérica,América Latina.

En otro menos autorizado, el error queda y pasa.Pero el error en los elegidos es fatal: y en efecto, el

26/NORTE

ensayo, que comenzó tan claro, transparente, lumi-noso, pronto se oscurece y embrolla hasta terminarpor despeñarse por un precipicio de incoherencias."Hay un hecho que posee una significación particu-lar y en el cual, que yo sepa, nadie ha reparado: lacapital ha dado un nombre al país. Es algo extraño.(...) La extrañeza del caso mexicano aumenta si serecuerda que para los pueblos que componían elmundo prehispánico el nombre de México-Tenoch-titlán evocaba la idea de la dominación azteca. Me-jor dicho: la realidad terrible de esa dominación.Haber llamado al país entero con el nombre de laciudad de sus opresores es una de las claves de lahistoria de México, la historia no escrita y nuncadicha. La fascinación que han ejercido los aztecasha sido tal que ni siquiera sus vencedores, los espa-ñoles, escaparon de ella: cuando Cortés decidió quela capital del nuevo reino se edificaría sobre las rui-nas de México-Tenochtitlán, se convirtió en el here-dero y sucesor de los aztecas".

Todo fantasmagoria (con el mayor respeto sea di-cho). Dar al reino el nombre de la capital ha sidoen todo tiempo costumbre inveterada de España,asentada en otra costumbre: la de dar al municipiode la capital carácter representativo de toda la pro-vincia o reino. Así hubo en España los reinos deLeón, Toledo, Valencia, Sevilla, Jaen, Murcia y tan-tos otros, y en América, el de Quito. Cortés siguióla costumbre española por carecer el país de nom-bre colectivo, como no fuera Nueva España; perode ningún modo por fascinación de lo azteca. Y elque lo hiciera sin preocuparse de los recuerdos dela dominación azteca no prueba que esta fascinaciónhubiera bastado para superar el horror de los pue-blos indios de Méjico al recuerdo de la dominaciónazteca, sino todo lo contrario: que bajo el régimenespañol fue cayendo en el olvido tal pesadilla; por-que los tres siglos de régimen español fueron losmás prósperos y felices y (por extraño que parezca)los más "sociales" , que ha conocido Méjico.

Así desviado de la realidad, Octavio Paz estableceen una página notable de su opúsculo una continui-dad entre el mundo de Cuautemoc y el de Calles,Alamán y tutti quanti : "Del mismo modo que laRoma cristiana prolongaba rectificándola, a la Ro-ma pagana , la nueva ciudad de México era la conti-nuación la rectificación y, finalmente, la afirma-

ción de la metrópoli azteca. La Independencia noalteró radicalmente esta concepción: se consideróque la Colonia española había sido una interrupciónde la historia de México y que, al liberarse de la do-minación europea, la nación restablecía sus liberta-des y reanudaba su tradición. Esta ficción históri-co-jurídica consagraba la legitimidad de la domina-ción azteca". Ergo, Cuautemoc. ¿Quién escribe es-tas palabras? Ningún Pitalpitoque, tratando de ex-presar como puede, en un lenguaje extraño para suespíritu, sus lucubraciones de indio cristianizado aprisa por algún fraile distraído; sino un hombre quese llama Octavio Paz, y que escribe un castellanoespléndido que debe claro está a su don natural, pe-ro también a Hernán Cortés. ¿Y qué escribe? Quela Colonia -¿qué colonia?-- española, o sea él mis-mo que la lleva dentro -se consideró como unamera interrupción de la historia de Méjico, como siesa "interrupción" no hubiera transfigurado a Méji-co en su vera esencia, vertiendo en sus venas tone-ladas de sangre española y siglos de cultura euro-pea, y que "al liberarse de la dominación europeala nación" -¿qué nación?- "restablecía sus liber-tades" -¿qué libertades?- Antes de Cortés, en loque hoy gracias a Cortés, llamamos Méjico, no ha-bía ni nación ni libertades . Y ¿quién va a creer queIturbide, Hidalgo, Morelos y Juárez, dieron en suvida la milésima parte de su pensamiento a la culpaque los aztecas sentían (¿la sentían?) por la cruel-dad de su dominio sobre las demás tribus? ¿o quese echaron al campo para cerrar la interrupción eu-ropea y volver a Cuautemoc ? Ni vale salvarse dicien-do que todo esto era una ficción histórica jurídicaporque Octavio Paz, de hecho, luego la hace suya.

NORTE/27

Con todo el respeto, toda la admiración que meinspira Octavio Paz, declaro que esta página es otrafantasmagoría . En los tres siglos de régimen espa-ñol, no de Colonia como él dice, sino de Reino deNueva España , Méjico , todo él, el de los de arriba yel de los de abajo, vive una vida que en nada tieneque ver con la pirámide y los sacrificios humanos,una vida regida , inspirada, normalizada , por reglasy formas europeas ; en otras palabras , no vive a loCuautemoc sino a lo Cortés , que es como vive hoy.

Porque el Méjico de hoy ha vivido a Cortés y desdeentonces es otro, irreversible al de antes ; y la "inte-rrupción" no es tal , sino transfiguración . Y entrelos días que lo han transfigurado cuenta como elque más aquel en que Cortés, al saber que los doceapóstoles que habían venido de Castilla a peticiónsuya para enseñar cristianismo a los indios se acer-caban a la capital después de haber subido a piedesde Veracruz pidiendo limosna de aquellos indiosque sólo conocían a los españoles conquistadores,Cortés, digo, sale a su encuentro con un brillanteescuadrón de capitanes , cascos de oro, espadas deacero, espuelas y estribos de plata, caparazones dedamasmo, tapiz de ensueño de aquella caballería deteules, y ante miles de indios que lo veían con ojosincrédulos, aquel dios conquistador se apea de sucaballo y besa el borde del hábito del prior. Aqueldía Cortés afirmó ante el Nuevo Mundo entero lasupremacía de lo espiritual sobre lo temporal. Y es-ta es escena que sólo un español, y grande como él,pudo imaginar y vivir. Esta fue la verdadera funda-ción de Méjico.

Este es el Méjico que creó Cortés. Y Los mejicanosque hoy luchan, como lo hace Octavio Paz, porquedomine más claramente el poder del espíritu en elMéjico de hoy, luchan porque lleve en las venas nola sangre de Cuautemoc , sino la de Cortés; porqueCortés les dice que el poder del espíritu debe pasar

antes que el poder de la materia , e inspirarlo; y sonpues hijos de Cortés , aun los que no lo saben, aunlos que no lo quieren.

Lo ocurrido para que Cuautemoc volviera no a re-gir sino a resurgir en la imaginación y en los senti-mientos de la mayoría de los mejicanos de hoy quesaben leer es mucho más sencillo y mucho más tris-te que lo que Octavio Paz propugna . Lo ocurrido esalgo que en nada singulariza a México entre las na-ciones desgajadas del Imperio español . Al ir a la In-dependencia, hubo que marcar a hierro como ene-migo todo lo español ; hubo que denigrar a España.Con ayuda de los países entonces en plena expan-sión -Inglaterra, Estados Unidos, Francia , Holan-da- fue cosa fácil . Como estos países iban a lo su-yo, que era hacer a los reinos españoles de Ultra-mar independientes de España para someterlos adependencia económica de ellos , aquellos reinosperdieron de vista las onzas de oro mejicanas y pe-ruanas , las sedas y los cueros , que, como atestiguael inglés Gage, hasta los artesanos vestían y calza-ban; y conocieron la calderilla , el algodón , la alpar-gata y la ruana . Tanto más necesario fué conservarvivo el anti-hispanismo entre ellos . Esto se intentóy consiguió ensalzando a Cuautemoc y rebajando aCortés; sobre todo por medio de la escuela y de suslibros de texto . Donde se tuerce la realidad de ver-dad del mejicano no es porque tire de él un miste-rioso hilo de continuidad con el Uei Tlatoani (hiloque los frailes se encargaron de romper ), sino poruna enseñanza orientada de modo deliberado a lafalsificación de la Conquista y del Virreinato -tanlograda, que sitúa al mejicano en posición violentacontra un tercio , la mitad o dos tercios de su pro-pia sangre.

Grave situación de que se sonríe el gringo. Cuandoun eminente crítico de arte inglés dio cuenta en ungran diario londinense de su visita al Nuevo Museo

28/NORTE

de Antropología de Chapultepec, no dejó de subra-yar los ojos azules y el pelo de oro de la señoritaguía que le decía con dolor: "Ya ve usted lo quehicieron con nuestra cultura" y lo decía junto aunas piedras de sacrificio con su agujero para la san-gre. Pero aquí se salva -casi- por su honradez inte-lectual el escritor de quien con dolor discrepo enotros casos pero coincido en este: "Los verdaderosherederos de los asesinos del mundo prehispánicono son los españoles peninsulares sino nosotros, losmexicanos que hablamos castellano, seamos crio-llos, mestizos o indios". Dije que coincidía, peroahora añado: no en todo. Coincido, y ya hace cercade cuarenta años que vengo insistiendo en ello, enque los méritos y culpas de la conquista y civiliza-ción europea de Hispanoamérica corresponden mu-cho más a los hispanoamericanos que a los españo-les, aunque discrepe en cuanto a llamar "asesinosdel mundo prehispano" a quienes, como la Conquis-ta lo demuestra, fueron nobles y dieron tanta san-gre como tomaron y con menos crueldad, dicho seaen defensa de los antepasados de Octavio Paz. Di-fiero aun más en las consecuencias sicoanalíticasque Octavio Paz saca de su declaración y que vie-nen a constituir una tercera fantasmagoría, esta vezfreudiana. Pero aplaudo el valor cívico de quien asísabe y osa expresar una verdad histórica.

Verdad. Verdad. Esa es la clave, y no otra, de la his-toria de Méjico y de toda la historia. Verdad es Mé-jico y no México; verdad es Guajaca y no Oaxaca.Verdad es Cortés y Montezuma pero no Cuaute-moc. Verdad es Hispanoamérica y no América Lati-na. Y el que, (como Octavio Paz lo hace con tantahonradez y gallardía) aspira a que Méjico llegue undía a expresar su verdad más honda tendrá que co-menzar por la verdad de la sangre. En la carne, es-pañol es Méjico por lo menos tanto como indio;mucho más que indio en el espíritu. Hora es de quedeje de llamarse latino-americano y de que deje de

apartar la vista de Cortés; que mal se podrá encon-trar a sí mismo quien evita mirar a su padre.

Publicado en NORTE No. 242.

NORTE/29

ATEOS CRISTIANOSFredo Arias de la Canal

Ea la revista SCIENCE DIGEST ( Enero-Febrero1981), se publicó un artículo denominado LA ODI-SEA RACIAL cuyo autor Boyce Rensberger nosdice:

La evolución es un proceso de dos pasos. El pri-mero consiste en una MUTACION: en el que dealguna manera un gene en un ovario o testículode una persona sufre un cambio alterando la con-figuración que guarda las instrucciones para for-mar un nuevo individuo . Los niños que heredandicho gene serán de alguna forma diferentes asus ancestros.

do eterno . Dice , pues, lo inadecuado en el mo-mento propicio . Las verdades eternas nunca sonverdaderas en cualquier momento dado de la his-toria. El proceso de transformación tiene que ha-cer un alto para digerir y asimilar las ideas imprác-ticas que EL GENIO HA EXTRAIDO DE LAMEMORIA DE LA ETERNIDAD. Sin embargoel genio es el terapeuta de su tiempo, puesto quetodo lo que revela de la verdad eterna es curativo.

Sócrates (469 - 399) al igual que Buda fue otra mu-tación de la mente humana quien tuvo la facultadextraordinaria no sólo de observar sino de analizarla mecánica del superyó. En FEDRO reveló:

Tal fue el caso de Sidarta Gautama.

En su artículo LO QUE LA INDIA NOS PUEDEENSEÑAR ( 1939), recopilado en su libro CIVILI-ZACION EN TRANSICION, Carl Jung ( 1875-1962)observó:

Ese signo que siempre me prohibe mas nunca meordena nada de lo que debo hacer.

Buda (563 - 483) pionero espiritual para todo elmundo dijo y enseñó que el hombre ilustrado esel maestro y redentor de sus dioses (no su nega-dor estúpido, tal y como lo interpreta la "sabi-duría" occidental). Dicha declaración se adelan-tó a su tiempo, puesto que la mente hindú no es-taba preparada para integrar a los dioses al gradode hacerlos psicológicamente dependientes de lacondición mental del hombre. Cómo pudo Budalograr esa penetración --sin haberse perdido enuna inflación mental completa- raya en lo mila-groso. (Pero todo genio es un milagro).

Buda perturbó el proceso histórico interfiriendocon la lenta transformación de los dioses en ideas.El verdadero genio casi siempre irrumpe y pertur-ba. Habla a un mundo temporal desde un mun-

Nietzsche (1844-1900), en GENESIS DE LATRAGEDIA (1872), aquilató la importancia delas apariciones auditivas de Sócrates , las que le re-prochaban el aceptar las compulsiones artísticasy las inspiraciones dionisiacas como ejemplosconduccionales a seguir en busca de la verdad:

¿Quién fue aquel que él solo se atrevió a negar elgenio griego de Homero, Píndaro, Esquilo, Fidias,Pericles, Pitia y Dionisio, que como el abismomás profundo y la altura más extrema aseguranuestra admiración estupefacta ? ¿Qué poder de-moniaco es este que osó verter aquel elixir al pol-vo? ¿Qué semidiós es este a quien el coro de losespíritus más nobles de la humanidad deben pro-clamar?:

30/NORTE

¡Ay!Has destruidoel mundo de lo bellocon puño de bronce.Se cae , está esparcido.

Se nos ofrece una llave sobre el carácter de Sócra-tes debido al bello fenómeno conocido como "eldaimonion de Sócrates". Durante circunstanciasexcepcionales, cuando su gran intelecto dudaba,encontraba un apoyo seguro en la aserción de lavoz divina que hablaba en tales momentos. Estavoz, cuando venía, siempre disuadía. Dentro deesta absoluta naturaleza anormal, el conocimien-to instintivo aparece sólo con el propósito de es-conder el conocimiento consciente ocasionalmen-te. Mientras que en los artistas es el instinto unafuerza creadora-afirmativa y el estado conscienteactúa critica y disuasivamente, en el caso de Só-crates ES EL INSTINTO EL CRITICO Y LACONCIENCIA LA QUE SE CONVIERTE ENCREADORA. ¡En verdad una monstruosidadper defectum ! Específicamente, observamos aquíun defecto monstruoso de cualquier disposiciónmística, de tal manera que Sócrates puede ser lla-mado el típico anti-místico , en quien, a través deuna hipertrofia, su naturaleza lógica se desarrollótan excesivamente como el conocimiento instin-tivo en el místico.

Buda murió en 483 A. C. y Sócrates nació en 469,o sea 14 años después. Una verdadera coincidenciaque estas dos mutaciones de la mente hayan acon-tecido dentro del lapso de un siglo (563 - 469).

¿Por qué llamar mutantes a estos dos genios? Deje-mos que Carl Jung explique cuán joven y frágil esla estructura lógica o científica de la humanidad apartir de hace 2, 500 años, o sea, de la mutaciónBuda-Sócrates, en su artículo EL PAPEL DEL IN-

CONSCIENTE ( 1918 ) de su libro CIVILIZACIONEN TRANSICION:

Las peculiaridades de la psicología primitiva, alas cuales sólo me puedo referir brevemente aquí,tienen gran importancia para comprender el in-consciente colectivo. Una breve reflexión lo con-firmará. Como seres civilizados, en Europa Occi-dental tenemos una historia que se remonta, qui-zá, 2, 500 años. Antes de ello, hubo un períodoprehistórico de duración considerablemente másextensa, durante el cual el hombre alcanzó el ni-vel cultural de, por decir algo, los indios Sioux.Después pasaron los cientos de miles de años dela cultura neolítica y, antes de ellos, un lapso ini-maginablemente vasto durante el cual el hombreevolucionó a partir del animal. Hace sólo cin-cuenta generaciones muchos de nosotros, en Eu-ropa, no éramos sino primitivos. La capa de cul-tura, esta agradable pátina, por ende debe ser ex-traordinariamente delgada en comparación conlas capas fuertemente desarrolladas de la psiqueprimitiva. Pero son estas capas las que forman elinconsciente colectivo, sumadas a los vestigios dela animalidad que se pierden en el nebuloso abis-mo del tiempo.

EL CRISTIANISMO DIVIDIO AL BARBAROGERMANICO EN UNA MITAD SUPERIOR YOTRA INFERIOR y le permitió , durante la re-presión del lado obscuro, domesticar el lado bri-llante y adaptarlo a la civilización . Pero la mitadinferior y oscura sigue esperando la redención yun segundo ataque de domesticación . Hasta en-tonces , permanecerá vinculada a los vestigios dela época prehistórica , con el inconsciente colecti-vo que está sujeto a una activación peculiar, siem-pre creciente . A MEDIDA QUE LA VISION CRIS-

NORTE/31

TIANA DEL MUNDO PIERDE SU AUTORI-DAD, TANTO MAS AMENAZADORAMENTESE ESCUCHARA A LA "BESTIA RUBIA" ME-RODEANDO EN SU PRISION BAJO TIERRA,DISPUESTA A EXPLOTAR EN CUALQUIERMOMENTO CON CONSECUENCIAS DEVAS-TADORAS. Cuando esto ocurre en el individuoproduce una revolución psicológica, pero tam-bién puede asumir una forma social.

Nietszche (1844- 1900 ), fue uno de los responsablesde la descristianización de las aristocracias intelec-tuales alemanas.En su libro LA VOLUNTAD DE PODER ( 1888),

expresó:

Una religión nihilista <como la cristiana > crecióy se asentó en gente vieja y domesticada, que ha-bía perdido sus instintos fuertes, y fue transferi-da gradualmente a otra generación de gente jo-ven e inexperta. ¡Muy curioso! La felicidad delcierre, del repliegue, ¡el sermón de la tarde diri-gido a los bárbaros y alemanes! Aquellos que so-ñaban un "Valhalla": ¡que sólo eran felices en laguerra! Predicar una religión supranacional en uncaos en donde ni siquiera existían naciones.

Considero al cristianismo com la mentira más fa-

tal y seductiva que ha existido, como la gran

mentira profana: deduzco su crecimiento y gene-

ración de su ideal derivados de toda forma de dis-

fraz y rechazo cualquier posición de compromi-

so respecto a él: Impongo una guerra contra el

cristianismo.

¿Que partido tomar?Por un lado la mutación humana Buda-Sócratesnos ofrece 2, 500 años de avances en los planos dela lógica y por lo tanto de la ciencia que nos ha lan-

zado a la época de la fisión y fusión nuclear, de losantibióticos y las píldoras anticonceptivas.

Por otro lado, el antimisticismo propio de la cien-cia nos divorcia cada vez más de la religión cristia-na, que nos enseña la aceptación de la pasividad, lacaridad y la piedad, y por lo tanto controla y educaa la bestia arcaica que llevamos dentro, a lo queJung llamó "bestia rubia".

En su artículo WOTAN (1936 ) observó el sabio sui-zo cómo, ante un estado de desmoralización sociallos líderes del pueblo alemán iniciaron un movi-miento anticristiano y antijudío, regresando a labarbarie del dios Odín:

Pero lo que es más curioso, en verdad -y punzan-te hasta cierto grado- es que el dios antiguo dela tormenta y la locura, el viejo y quieto Odín,iba a despertar como un volcán extinguido, connueva actividad, en un país civilizado que se su-ponía hacía mucho tiempo había superado laEdad Media.

Lo hemos visto regresar a la vida en el Movimien-to de la Juventud Alemana, y justo en el comien-zo la sangre de varios corderos se derramó en ho-nor de su resurrección. Armados con mochila ylaúd, jóvenes rubios, y a veces muchachas tam-bién, se les veía como vagabundos incansablespor todos los caminos desde el Cabo del Nortehasta Sicilia, fieles devotos del dios errante. Mástarde, hacia el final de la República de Weimar,el papel errante fue asumido por MILES DE DE-SEMPLEADOS , a quienes se encontraba por do-quier en sus viajes sin objeto. Para 1933 ya noviajaban más, pero marchaban por cientos de mi-les. El movimiento hitleriano literalmente levan-tó a Alemania entera, desde los niños de 5 años

32/NORTE

hasta los veteranos, y produjo el espectáculo deuna nación que emigraba de un lugar a otro. Odínel vagabundo estaba en movimiento.

Lo impresionante del fenómeno alemán es queun hombre que está obviamente "poseído", hainfectado toda la nación a tal grado que todo seha puesto en acción y ha empezado a CAMINAREN EL CURSO HACIA LA PERDICION.

En su artículo DESPUES DE LA CATASTROFE(1945 ), Jung concluyó el diagnóstico psicológicodel pueblo alemán y su líder:

Todos estos signos patológicos: falta total de vi-sión interior del propio carácter, admiración au-toerótica y autoextenuación, denigración y ate-morización de los compañeros ( ¡Con qué desdénhablaba Hitler de su propio pueblo!), proyecciónde su sombra (defectos), mentira, falsificación dela realidad, determinación de impresionar pormedios limpios o sucios, engaño y traición, esta-ban presentes en el hombre a quien se le diagnos-ticó clínicamente como un histérico y a quienun extraño destino escogió para ser el portavozpolítico, moral y religioso de Alemania durante12 años. ¿Fue esta una casualidad?

En Epilogo a ENSAYOS SOBRE EVENTOS CON-TEMPORANEOS (1946), expresó Jung:

Cualquiera que se ofenda por la palabra "psico-pático", está en libertad de sugerir un substitutosuave, calmante y aliviador que refleje correcta-mente el estado mental que engendró al Nacio-nal Socialismo. Lejos de querer insultar al pue-blo alemán, mi objeto, como he dicho es diagnos-

ticar el sufrimiento que tiene sus raíces en sumente y que es la causa de su desgracia. Nada meva a persuadir que el nazismo le fue impuesto alpueblo alemán por los franc-masones, los judíoso los pérfidos ingleses --es demasiado infantil.He escuchado ese tipo de cosas frecuentementeen el manicomio.

Hasta aquí hemos observado cómo los instintosagresivos reprimidos por el cristianismo se desbor-daron en Alemania, lo que nos demuestra, una vezmás, que el inconsciente humano ejerce un poderarcaico atroz cuando puede burlar los preceptosmorales del yo-ideal. La lógica y las razones caencomo castillos de arena ante el primer embate delmar.Los instintos o fuerzas inconscientes, como la envi-dia, en algunos pueblos como el hispánico, que nopueden ser reprimidos y menos disimulados, tienenuna fuerza incontenible que han observado los psi-cólogos del pueblo español.Salvador de Madariaga (1886 - 1978) en su HER-NAN CORTES, miró lo ocurrido al Conquistadordespués de haber expugnado la Gran Tenochtitlan:

Ya entonces vivía Cortés como un monarca tan-to en cuanto al esplendor y comodidades de sucasa como en cuanto al poder y al ámbito de suvoluntad indiscutida. Era la encarnación viva deléxito. Pero suscede que EL CARACTER ESPA-ÑOL, QUE TANTOS RASGOS ADMIRABLESPOSEE, ADOLECE DE UNA DE LAS MAS TRIS-TES ENFERMEDADES DEL ALMA HUMANA:NO PUEDE TOLERAR EL EXITO. . . EN ELVECINO. El español viene a ser el antitipo delalemán en buen número de sus tendencia natura-les, y en particular en ésta , pues mientras EL ALE-MAN padece Schadenfreude , o gozo al CON-

NORTE/33

TEMPLAR EL FRACASO DE SU VECINO, ELESPAÑOL PADECE TRISTEZA AL CONTEM-PLAR EL EXITO DE SU VECINO. Cortés habíasubido a la cumbre. Estaba por lo tanto conde-nado ante los ojos de sus compatriotas.

Si aceptamos la teoría de Madariaga, encontramosen la historia una serie de ejemplos que la confir-man. Recordemos las tragedias del Cid Campeador,Alvaro de Luna, Fernando González de Córdoba,Cristóbal Colón y Agustín de Iturbide. Pero habráquien arguya que otros hispanoamericanos adora-ron a sus libertadores. Nada más falso. Arrepenti-dos de haberlos desterrado, hoy los adoran.

Otra vez Madariaga . En su BOLIVAR, observó:

Y aun queda otra razón . Los dos Napoleones su-damericanos , fieles a su arquetipo hasta el fin,tuvieron cada uno su Santa Elena. BUENOS AI-RES NO QUISO SABER NADA DE SAN MAR-TIN; VENEZUELA, NADA DE BOLIVAR. AlNapoleón del Norte lo salvó la muerte del grisdestino del Napoleón del Sur, aquel largo destie-rro en el ocio de una provincia extranjera impues-to no por la tiranía , sino, lo que es mucho másdoloroso, por la indiferencia . Este desvío de suspatrias respectivas para con los dos Napoleonesdel Nuevo Mundo determinó su gloria póstuma.BUENOS AIRES Y CARACAS TUVIERON QUEHACER PENITENCIA DEL PECADO COMETI-DO PARA CON SUS HEROES VIVOS. VENE-RANDOLOS MUERTOS COMO SANTOS YMARTIRES DE SU HISTORIA.

Pero así como la naturaleza nos ofrece mutaciones

físicas o mentales de vez en cuando, así también

aparecen vástagos egregios en el mundo hispánico

que no parecen pertenecer a la grey que los engen-

dró. Y así han nacido individuos como Jovellanos,Cajal, Ortega, Américo Castro y Arturo Uslar Pietri,verdaderos heterodoxos, apóstatas, herejes de latribu.Uslar Pietri pronunció un discurso el 23 de octubrede 1985 con motivo del Quinto Centenario del na-cimiento de Hernán Cortés, en la Universidad deSalamanca.

Allí este venezolano egregio declaró que:

El conquistador, que es un hijo de sus obras (...)había sonado la hora milagrosa en la que todospodían y querían ser los hijos de sus obras.

Recordemos a don Quijote:

Cuanto más, que cada uno es hijo de sus obras.(IV, lero.)

Dice Pietri que durante la conquista de América"tuvo que surgir una crisis de conciencia, única enla historia del mundo".

La crisis de conciencia se plantea de inmediatodesde los primeros sermones de los frailes misio-neros. ¿Era posible conquistar con las armas cris-tianamente? Se estaban ganando nuevas tierraspero se podía estar perdiendo el alma. Este dile-ma, insoluble e insoluto , NO SE HA PLANTEA-DO NUNCA EN TALES TERMINOS A NINGU-NA POTENCIA CONQUISTADORA DE LAHISTORIA. No se planteaba evidentemente por-que en las expansiones imperiales de los tiemposmodernos no hubo ni motivación ni preocupaciónreligiosas . Los colonos de Nueva Inglaterra que-rían vivir con toda pureza su propia fe cristiana,pero nunca pensaron como razón principal de suempresa la de evangelizar a los indígenas. La se-

34/NORTE

paración entre lo que correspondía a César y lo lo que celebramos los hispanoamericanos.que correspondía a Dios fue completa.

El descubrimiento , conquista y colonización deAmérica , ha sido la epopeya más grandiosa, no dela raza blanca , como dice Madariaga , sino de la ra-za asiática . Es hora ya de tirar a la basura las men-tiras de las sociedades geográficas . Europa no es, niha sido jamás un continente , al igual que Cuba ja-más fue Japón -aunque insistiera Colón-. Asia esel continente que ha producido dos tipos humanosdistintos , uno es el caucásico y otro el mogol que através de los siglos se han matado y amado. No ol-videmos que Atila murió en lo que hoy es Bélgica ypara qué hablar de las invasiones de Gengis Khan.Pues bien , los españoles han creado una raza pan-asiática en una América étnicamente mogol , al igualque Gengis Khan creó una raza pan-asiática en losBalcanes . El mestizaje americano tiene los mismosingredientes del mestizaje del Asia Centro-europea.El eslavo y el mejicano son étnicamente semejantes.

Este hombre nacido al norte del Ecuador, por lotanto este gran americano del Norte a quien hoy12 de octubre de 1988 otorga el Frente de Afirma-ción Hispanista , el Premio Vasconcelos , es al igualque Colón , un pontífice de los asiáticos orientalesy los occidentales, que ya vivimos una nueva cultu-ra pan-asiática.

Son, pues , los hispanos los primeros asiáticos en cir-cunnavegar el orbe asiático . Por esta razón son losjaponeses quienes más admiran a los españoles, puesreconocen su valor, intrepidez y sentido de la hon-

ra. Al financiar los proyectos marítimos del nave-gante Vital Alzar , están conmemorando con noso-tros el Quinto Centenario de nuestra comunicacióntelúrica.

Por esta razón en lugar de celebrar el Descubrimien-to de América, el Frente de Afirmación Hispanistacelebrará el "Nacimiento del Mundo Hispánico"dentro de una celebración mayor que debe ser la dela unificación de los pueblos asiáticos . A esta cele-bración la llama Uslar Pietri LA CREACION DELNUEVO MUNDO. Nacimiento = creación y NuevoMundo = Mundo Hispánico . Una cultura nueva es

NORTE/35

PALABRAS DE OFRECIMIENTODEL HOMENAJE DE LOS ESCRITORES

VENEZOLANOS A ARTURO USLAR PIETRIMarco Ramírez Murzi

Como ason;ándose desde el pasado. Como un fan-tasma de otra ciudad que estamos viendo morir conresignación. En medio de dos esquinas tradicionalesde la Caracas vieja que se eternizó en la historia deAmérica. Allí está todavía. Asediada por el bullicioy los recuerdos. Marcada aún con el No. 102 en lapuerta principal. Sin saber que ella, casa modestaen los comienzos del siglo, iba a ser evocada por no-sotros con respeto, esta noche porque allí, aquel 16de mayo de 1906, nació un primer varón del matri-monio del general don Arturo Uslar Santamaría ydoña Elena Pietri Paúl y quien habría de ser en Ve-nezuela uno de los hombres más descollantes de es-te siglo: Arturo Uslar Pietri! Allí, cerca de la PlazaLa Candelaria, comenzó a levantarse esta soledad,en un país diezmado por las guerras y las epidemias,depauperado, incomunicado, regionalizado y semi-analfabeto. Como tantos niños de la época, apren-dería a leer en una escuela de señoritas. Luego in-gresó a un colegio de padres franceses. Continuó enescuelas públicas de Cagua y Maracay. Estudió ba-chillerato en Los Teques. En su adolescencia, y talvez sin darse cuenta entonces, comenzaría a hablardistinto. A pensar distinto. A poblarse de sueños ya descubrir que sus compañeros se quedaban distan-tantes, detenidos en el tiempo. Después estudió De-recho en la Universidad Central de Venezuela. Seayudó, trabajando como amanuense en el Juzgadode Primera Instancia en lo Civil. En 1928, a los vein-tidós años, cuando era universitario, despuntó enlas letras venezolanas con un libro que venía a rom-per con el costumbrismo: "Barrabás y Otros Rela-tos". Desde ese momento, había hecho un pactoconsigo mismo y con esta cruenta aventura que esla pasión de escribir. Un año después, a los veinti-trés años, obtuvo el título de Doctor en CienciasPolíticas. En la carrera del Derecho había buscadouna disciplina intelectual que lo condujera a su for-mación humanística. Logrado este objetivo, habríade comenzar, en verdad, la gran jornada. Y la co-

36/NORTE

menzó, ciertamente : el siguiente año, viajó a Paríscon un cargo en la entonces Legación de Venezuela.Allí permanecería cinco años. La estancia en esaciudad fue definitiva para su formación intelectual.El aprendizaje de valerse por sí mismo ; el encuen-tro con un espíritu de tolerancia y libertad comoactitud ante la vida; las posibilidades de todo ordenque se le ofrecían ; y su soledad , ahora casi un en-frentamiento; le abrirían caminos insospechados. LaParís galante y refinada de principios de siglo, perotodavía de regreso de la primera gran conflagracióncontemporánea que había vivido Francia, era el cen-tro cultural del mundo: en el que las más altas ex-presiones del arte y de la ciencia se disputaban elprimer lugar , para proyectarse a los países de la tie-rra. Allí hizo nuevas amistades. Se familiarizó conlos grandes escritores de la época, a quienes logróconocer en su propio idioma. Leyó y estudió sincesar: literatura, historia, lenguas, geografía, políti-ca, economía, hacienda pública, arte, filosofía, y,en fin, todo lo divino y lo humano que estuviera asu alcance . Cinco años eran una base excelente si seaprovechaban de verdad . Y Uslar Pietri los aprove-chó con disciplina y organización , en un intento deasirse a sus raíces más hondas , de habitar la soledadcon recuerdos , rostros y visiones de la patria ausen-te. De aquellos años son dos obras fundamentalesen su itinerario de escritor : "Estación de Máscaras"y "Las Lanzas Coloradas". Con esta último su nom-bre, definitivamente, adquiriría relieve y trascen-dencia. De ella se han hecho decenas de traduccio-nes y ediciones y se han vendido millones de ejem-plares por todos los países del mundo.

En 1934 regresó al país. El re-encuentro con Vene-zuela fue una mezcla de angustia y alegría. De ale-gría, porque era volver a las gentes y a las cosasamadas. A su ciudad. A sus calles. A las reuniones

de sus amigos. A las veladas familiares . A las fies-tas de los jóvenes en las que él sobresalía por su in-

1

teligencia , su agilidad mental , su don de gentes, surefinada sensibilidad y su prestancia. De angustia,porque había un gobierno en el ocaso de su propiocaudillo y una Venezuela que emergía en una trans-formación económica y social que se estaba operan-do y que la mayoría no alcanzaba a evaluar cabal-mente. Había aparecido el petróleo. La alternativaera el aprovechamiento de esa coyuntura para lograrel desarrollo integral del país o que éste se convir-tiera en una comunidad de pensionados, con eco-nomía cada vez más dependiente y artificial.

Fallecido Gómez y pasado el furor de la libertad, seinició un importante ensayo democrático. En 1936,Uslar Pietri publicó su libro "Red". Escribía en laprensa. Sus artículos en el diario "Ahora" revela-ban la presencia de una personalidad de primer or-den y de un escritor logrado. Es precisamente enuno de esos artículos en el que propuso, en una so-la frase, "Sembrar el Petróleo", el lineamiento detoda una política económica por seguir. Allí afir-maba: "La riqueza pública venezolana reposa en laactualidad, en más de un tercio, sobre el aprovecha-miento destructor de los yacimientos del subsuelo,cuya vida no solamente es limitada por razones na-turales, sino cuya productividad depende por ente-ro de factores y voluntades ajenos a la economíanacional. Esta gran proporción de riqueza de origendestructivo crecerá sin duda algún día en que losimpuestos mineros se hagan más justos y remunera-tivos hasta acercarse al sueño suicida de algunos in-genuos que ven como el ideal de la hacienda vene-zolana llegar a pagar la totalidad del presupuestocon la sola renta de minas, lo que habría que tradu-cir más simplemente así: llegar a hacer de Venezue-la un país improductivo y ocioso, un inmenso pará-sito del petróleo, nadando en la abundancia mo-mentánea y corrupta y abocado a una catástrofe in-minente e inevitable". Posteriormente, el mismoautor interpretó la frase titular de su artículo, así:

"Cuando dije "sembrar el petróleo" quise expresarrápidamente la necesidad angustiosa de invertir enfomento de nuestra capacidad económica el dineroque el petróleo le producía a Venezuela, por tan lar-go tiempo desvalida".

Ese mismo año, lo llamó el malogrado Alberto Adria-ni como Director de una revista de finanzas públi-cas en el Ministerio de Hacienda y empezó la quesería su fulgurante carrera pública. Era el gobiernodel general Eleazar López Contreras. De ese cargopasaría a Director de Información del Ministerio deRelaciones Exteriores, Director de Política Econó-mica en el mismo Despacho, Director del entoncesInstituto de Inmigración y Colonización y Ministrode Educación, cuando apenas tenía treinta y dosaños de edad. En 1939 contrajo matrimonio con laque habría de ser su compañera, su colaboradora yla mujer de toda la vida: doña Isabel Braun, madrede sus hijos Arturo y Federico.

Sin embargo, fue en el gobierno del general Isaías

Medina Angarita en el que Uslar Pietri alcanzó la

más alta figuración. A los treinta y cinco años de

edad fue nombrado Secretario General de la Presi-

dencia de la República. Luego, Ministro de Hacien-

da y Ministro de Relaciones Interiores. Con este go-

bierno, en efecto, se había identificado su pensa-

miento liberal y democrático, porque consideraba

que no sólo había emprendido un camino ciertohacia el rescate de Venezuela y su transformación

social y económica, sino que él había inaugurado

un sistema de democracia representativa plena que

iría evolucionando imperceptiblemente hasta con-

vertirse en una manera de vivir del venezolano, den-

tro de un país próspero y libre, en el que se respe-

taran los unos a los otros y no hubiera perseguidos

ni perseguidores.

NORTE/37

El 18 de octubre de 1945, caído el gobierno de Me-

dina Angarita, Uslar Pietri fue perseguido, encarce-

lado y enviado al exilio, mientras su casa y su biblio-

teca fueron saqueadas y la primera confiscada. Aven-

tado por las pasiones políticas del momento, preci-

samente él, por cuya culpa jamás había habido undesterrado o un preso en Venezuela, sin dinero, le-jos del país y con dos hijos pequeños, podría ha-berse vuelto amargo, o resentido con su propia pa-tria, o haberse colocado en una posición de distan-cia o de indiferencia hacia sus intereses. Muy por elcontrario, no se dejó abatir. Llamado por la Univer-sidad de Columbia, se dedicó a dar cursos de litera-tura, Cultura y Civilización. Y valga la verdad quefue un profesor famoso en América Latina, en cu-yos países alcanzó inmenso prestigio. En todos serespetaban y se admiraban su extraordinario talen-to, su capacidad intelectual, su vocación por las le-tras y su consagración al trabajo. Centenares de co-lumnas periodísticas, ensayos, conferencias, entre-vistas y periódica publicación de libros, daban el

testimonio del grande escritor, del gran ciudadano

de América, del hombre que, dotado de una vastísi-

ma cultura y de una información siempre actual,planteaba los más disímiles problemas y enseñaba,

permanentemente, aun cuando no se hubiera pro-

puesto hacerlo. Cinco años vivió en los Estados Uni-

dos de América. Regresó en 1950. Le fue restituidasu casa y empezó a trabajar con el propósito de in-

dependizarse económicamente. Se asoció con su

amigo de infancia, escritor, abogado y publicitario,

Carlos Eduardo Frías. También tuvo éxito en este

campo y luego participó en la formación de impor-tantes empresas, de tal manera que de esta activi-

dad derivó una posición económica holgada que an-tes se le había atribuido, pero que en realidad no te-

nía. En su ciudad permanecería quince años conti-

nuos, hasta 1975. Durante ese lapso, se acrecentó

su producción literaria: ensayos, novela, cuentos,

poesía. Publicó ininterrumpidamente su columna

"Pizarrón", en "El Nacional" de Caracas, del cual

ha sido Director, y en "El Tiempo" de Bogotá. Co-laboró en diferentes revistas y llegó a millones devenezolanos, semanalmente, a través de sus estupen-das charlas televisadas, "Valores Humanos", en lasque siempre ha destacado su innegable e innegadavocación pedagógica.

El año de 1958 lo había sorprendido en la cárcel,adonde fue llevado por la dictadura entonces derro-cada. Esta sería una circunstancia favorable para queel escritor sintiera, otra vez, el llamado de la políti-ca activa. En efecto, fue elegido senador. Permane-ció quince años en el Congreso Nacional. Desde allí,con admirable independencia de criterio, fue unavoz docente, una advertencia de los peligros queasediaban al país, una fuerza moral que señalaba lasdesviaciones económicas y clamaba por la reorien-tación de la política fiscal. En los diarios de deba-tes han quedado para la historia intervenciones que,más que una simple admonición, constituyeron sa-bios y exactos vaticinios que se cumplieron en eltiempo.

En 1963, fue candidato a la Presidencia de la Repú-blica. En esta oportunidad hablaba de "La Venezue-la Posible". Y tal postulado no se alejaba de la pré-dica que venía haciendo desde hacía más de treintaaños , en cuanto a que el país debía girar en funciónde sus mejores recursos , en la búsqueda del puestoque le corresponde, no sólo desde el punto de vistamaterial, como se ha pretendido, sino mediante unhumanismo democrático que dignifique a la NaciónVenezolana, que transforme y modernice la menta-lidad del hombre común y, sobre todo, que impli-que un cambio radical en las ideas educativas y ensu alienante pragmatismo.

Cincuenta y tres años han transcurrido desde la pu-blicación de "Barrabás y Otros Relatos". Durante

38/NORTE

este medio siglo, Arturo Uslar Pietri ha realizado suvocación de escritor. Ha abordado, con éxito, todoslos géneros literarios. No ha dejado un momento deser auténtico creador. De su extensa bibliografía,baste mencionar sin orden cronológico a "El Cami-no de El Dorado", "Un Retrato en la Geografía","De Una a Otra Venezuela", "E] Globo de Colores","Chuo Gil y Las Tejedoras", "Apuntes para Retra-tos", "Fantasmas de Dos Mundos", "Treinta Hom-bres y sus Sombras", "Los Ganadores", "Manoa","Pasos y Pasajeros", "Oficio de Difuntos" y su másreciente "La Isla de Róbinson". Como ensayista, seha distinguido por su hondura, por la universalidadde su pensamiento, por su extraordinaria claridad,por su concisión y por su fluidez. Como novelista,por el hábil manejo de los personajes, por su estilo,limpio y antibarroco, y por la facilidad con que havenido evolucionando, hasta el empleo de las técni-cas más modernas. Como cuentista, se le ha consi-derado, junto con Guillermo Meneses, contemporá-neo suyo y caraqueño también, un renovador y unmaestro en ese género exigente y difícil. De él, dijoalguna vez Mariano Picón Salas: "A la novela indi-vidual oponía Uslar Pietri la del grupo humano. LaVenezuela de 1914 -más que Presentación Cam-pos-, parecía el gran protagonista de su libro. Unatécnica que recordaba la del impresionismo pictóri-co le servía para dar en grandes manchas de color,en reflejo dinámico, en sugerencia y lejanía, la tota-lidad del ambiente. . . Uslar Pietri lograba la reali-dad artística de aquella Venezuela evocada". "Ar-turo Uslar Pietri -dijo el propio Meneses-, hace ar-te; no acepta jamás la actitud del escritor fácil quese adorna con palabras inútiles; sus cuentos son ar-moniosos resultado de razón, creación, respeto delarte y del hombre". Pero díaz Seijas expresa que"En la temática de Uslar Pietri siempre se ha nota-do una tendencia a captar nuestra existencia histó-rica, así como una marcada preocupación social. Suspersonajes esbozados en los cuentos que pudieran

llegar a la creación novelesca, poseen una gran fuer-za colectiva. Como él mismo pudiera decir, su cuen-tística indaga en lo popular, brota de lo vivo, sin quefalsee la realidad en ella". Daniel Guerra Iñíguezagrega que "Arturo Uslar Pietri es un hombre quenació para ser escritor y que a su vocación innata lasupo fortalecer con las fuerzas de su espíritu: laconstancia, la perseverancia, el cultivo intelectualde carácter autocrítico, la dedicación". En síntesis,nos parece que lo realmente característico en la obraliteraria de Uslar Pietri es el sustrato de venezolani-dad que hallamos en ella y la permanente exalta-ción de los valores nacionales para elevarlos a unplano estético y universal. Esta misma actitud de a-centuado amor a la patria, sin patrioterismos luga-reños y oportunistas, es la que lo ha convertido enun hombre de dimensión universal, en un gran ve-nezolano de América, como en su tiempo y en cir-cunstancias propias lo fueron Bolívar, Sucre, An-drés Bello o Simón Rodríguez, en cuya angustia demaestro no acatado parece identificarse este escri-tor quien, en la oportunidad de su ingreso a la A-cademia de Ciencias Políticas y Sociales, confesóque su amor al país es "más que amor, pasión quesiento por esta tierra venezolana y su destino, a laque pertenezco hasta los huesos y de la que nadalogra parecerme indiferente".

Sí. Todo un maestro es Uslar Pietri. Ha sido maes-tro en las aulas y fuera de las aulas. Es maestro enel ejemplo de su vida sobria y humana. Es maestroen el mensaje permanente. Es maestro en cada unode sus actos. Es maestro en el trabajo y en la angus-tia. Es maestro hasta en su alta soledad, frente a unpaís que lo reclama como parte de su propia con-ciencia y como señal de su verdadero camino. Talvez, la contigüidad con este hombre, ahora nos im-pida ver la proyección histórica de su existencia. Talvez, no nos deje ver con absoluta claridad el prodi-gio de su juventud a los setenta y cinco años; la mo-

NORTE/39

dernidad de su pensamiento; la siempre actualidadde sus ideas; su privilegiada inteligencia. Pero eltiempo, que todo lo aclara y establece, dará algúndía testimonio de la parquedad de mis palabras.

Maestro Arturo Pietri:

La Asociación de Escritores de Venezuela ha queri-do rendir a usted este homenaje de reconocimientoy solidaridad (a usted que tantos ha recibido y tan-tos merece), en el que ha incluido la postulación desu nombre para el Premio Nobel de Literatura, ini-ciativa a la que deberían adherirse todos los orga-nismos culturales de la República así como los me-dios de comunicación social, y en decisión unánimede su Junta Directiva, que no puede sino agradecerinmensamente, me ha otorgado el grande honor deofrecérselo.

Bolívar decía que "El premio del mérito es el actoirás augusto del poder humano". Ese mismo Bolí-var que, según las palabras de usted en su memora-

ble discurso del 17 de diciembre pasado en el Con-

greso Nacional, "con su muda presencia constante,

nos impone y nos reclama el deber de no ser peque-

ños".

Yo me congratulo y me siento parte de este home-

naje, porque ninguno será más justo y ejemplari-

zante para un país que, necesariamente, debe vol-

ver la mirada a su historia y a sus grandes hombres,

si en verdad quiere alcanzar el día de su propia gran-deza.

Que el tiempo le sea leve, maestro. Porque ese díaha de llegar.

"Casa Nacional del Escritor",Caracas, el 4 de Noviembre de 1981

Dr. Arturo Uslar Pietri el día de la entrega de la"Medalla José Vasconcelos 1988" en la ciudad

de Caracas, Venezuela.

40/NORTE

SOMOS UNA GRAN FAMILIACON NUESTROS ESPAÑOLES,

INDIOS Y NEGROSMarlene Rizk

Todos los 12 de octubre, un artista, científico o es-critor de habla hispana está recibiendo en algún lu-gar del continente el Premio Vasconcelos. Esta vezen un acto íntimo, lo recibió el doctor Arturo Us-lar Pietri y de México vino personalmente FredoArias de La Canal, presidente del Frente de Afirma-ción Hispanista a entregarle la medalla de oro.

Es la segunda vez que el reconocido premio recaeen Venezuela. En 1985 lo recibió nuestra poeta JeanAristiguieta y el mismo se ha venido otorgando des-de hace veinte años. Lo han obtenido desde 1968León Felipe, Salvador Madariaga, Félix Martí Iba-ñez, Joaquín Montezuma de Carvalho, Luis Alber-to Sánchez, Jorge Luis Borges, Gilberto Freyre, Die-go Abad de Santillán, Ubaldo di Benedetto, Vicen-te Géigel Polanco, Samuel Bronston, Alfonso Ca-mín, Helcías Martán Góngora, José Jurado Morales,José María Amado, Sociedad Cultural Sor Juana Inésde la Cruz, Jean Aristiguieta, Francisco Matos Paoli,Isabel Freire de Matos y Magín Berenguer Alonso.

El Frente de Afirmación Hispanista, la instituciónmexicana que otorga el premio, tiene como finali-dad promover la cultura hispánica en el mundo. ElFrente, promueve el intercambio cultural entre to-dos los países hispanos y entrega la medalla de oro"José Vasconcelos". La Asociación tiene como ob-jetivo también concientizar el sentido hispanista en300 millones de habitantes de habla española paracrear una mayor solidez espiritual dentro de nues-tro bloque cultural.

La entrega del Premio Vasconcelos se realizó en lamayor familiaridad, en el Hotel Caracas Hilton y almismo asistieron representantes de toda la vida cul-tural del país. Acompañaron al doctor Uslar Pietrimiembros de la Academia Nacional de la Lengua,escritores, poetas y literatos.

Destacó el escritor que el español, el indígena y elnegro a quienes muchos tendemos a olvidar por elarrastre de viejos prejuicios han creado un únicoNuevo Mundo.

-Hay un hecho cultural que no tiene que ver conguerras y degollinas de españoles, sino que es el re-sultado de una nueva situación del hombre en la tie-rra y esa situación la hemos heredado. De modo queel esfuerzo nuestro, al que nos corresponde al hom-bre de nuestro tiempo es tratar de comprender elpasado para comprendernos a nosotros mismos. Ydesde ese punto debemos partir hacia una nuevapresencia nuestra en el mundo porque somos unagran familia con nuestros españoles originales, connuestros indios originales, con nuestros negros ori-ginales, que dejaron de ser españoles, indios y ne-gros para ser hispanoamericanos.

Arturo Uslar Pietri se refirió José Vasconcelos "fueun gran predicador de estas verdades, fue uno delos primeros que se percató de la riqueza de esa si-tuación cultural y trató de afirmarla, fue el que lle-nó los muros de México de pintura revolucionaria,fue el que lanzó la idea que en su momento parecíaextraña y nueva de la raza cósmica. En este premioque me otorgan lo recibo complacido y orgulloso.Es la afirmación de nosotros mismos".

El Nacional/jueves 13 de octubre de 1988Caracas, Venezuela

NORTE/41

LOS OCHENTA ANOS DEARTURO USLAR PIETRI

El 16 de mayo de 1986 , el Presidente de Venezuelainvitó aun grupo numeroso de intelectuales y repre-sentantes de diversos sectores de la vida nacionalpara celebrar el octagésimo aniversario del escritorArturo Uslar Pietri, "un joven de ochenta años",quien ha entregado a su país una excepcional obraque aoarca la literatura , el análisis histórico , el ejer-cicio de la política, la educación y la mejor utiliza-ción de los medios de comunicación social para ladifusión de ideas y conocimientos.Así se expresó Jaime Lushinchi:

Arturo Uslar Pietri llena las páginas de las letras, dela política y del quehacer intelectual de estos tur-bulentos años bol siglo XX. Desde los años treinta,muy joven todavía, ya se había consagrado comoescritor de particular fortuna. Sus colegas del inun-do intelectual han exaltado a través del tiempo suinmensa capacidad d e comprender , la diversidad dedisciplinas y ue género, su dominio de asuntos quepor lo óeneral parecen incompatibles , porque losunos son para la exaltación y difrute de la imagin.-t-ción r otros para el duro ejercicio del análisis o laconfron tación de tesis.

Pocos escritores han tenido, congo el doctor Uslar,un sentido más agudo de la comunicación, de supoder, de sus inmensas posibilidades educacionales,culturales y formativas.

Tomado de Tenias de Nuestra América. No. 8 de la Univer-

sidad Nacional de 1leredia, Costa Rica.

Dr. Arturo Uslar Pietri el día de la entrega de la"Medalla José Vasconcelos 1988 " en la ciudad

de Caracas , Venezuela.

42/NORTE

EL MUNDO HISPANICOGustavo de Anda

Los grupos de universitarios que se expresan fre-cuentemente en esta columna, me han pedido queexplique con amplitud lo que es el Mundo Hispá-nico cuyo nacimiento se celebra el día 12 de Oc-tubre.

Lamentablemente en México, país hijo de dos pue-blos, se ha manifestado en algunos medios un afánautodestructivo, renegándose de los dos orígeneso sea que se han formado partidos. Esto es alenta-do políticamente por quienes tienen puesta la miraen la desestabilización del país, por lo que es ne-cesario ponerle remedio.

Los mejicanos en general, sumándose a los 300 mi-llones de hispano-americanos, vivimos orgullososde lo que somos, porque la única y verdadera iden-tidad de los nacidos desde México hasta la Pata-gonia es la de hispano-americanos, incluyendo alos brasileiros. Portugal era la Hispania Ulteriory España la Citerior del mundo romano.

En consecuencia, la máxima celebración de este

Nuevo Mundo es el día 12 de Octubre, fecha en

que nació.

¿Día de la Raza? ¿De cuál de ellas? Esa celebra-ción sólo puede ser la nueva raza de la que empe-zó a nacer el 12 de Octubre de 1.492, o sea laHISPANOAMERICANA.

Resulta una ridiculez pretender hacer de esa fechaDía de los Indios o Día de los Españoles. Me diceun amigo hispanoamericano: "La España de hoyya no es la `Madre Patria', sino que se ha converti-do en una parte del Mundo Hispánico, es decir,pertenece al Mundo Hispánico".

Hace 60 años, España tenía más de 30 millones dehabitantes, en tanto que la República Mexicanaapenas contaba con 15.

Su capital, Madrid, pasaba de un millón de habi-tantes, en tanto que la Ciudad de México apenassumaba 600 mil... Mirábamos entonces muy gran-de a España. Hoy la República Mexicana se acercaa los 90 millones de habitntes, en tanto que Españano llega a 50. La Ciudad de México con sus alre-dedores pasa de 20 millones de habitantes, en tantoque Madrid escasmente llega a 7 millones...

La magia de las cantidades cambia los conceptos.

El Mundo Hispánico ha penetrado en los EstadosUnidos, convirtiéndose en un factor de primerorden en las elecciones presidenciales, y va adqui-riendo un fabuloso potencial económico. Existenen ese país 40 mil empresa industriales y comer-ciales propiedad de hispano-americanos.

¿Se está gestando una nueva potencia?

Se ha dicho que el hispano-americano ha tendido amirar con indiferencia su mestizaje. Esto no es así.Lo que ocurre es que el origen del mestizaje se haperdido en el tiempo.

Después de 8, 10, 12, 14 o 16 generaciones, losdescendientes de la unión de españoles con indiastienen ya su propia originalidad. Ese es el meji-cano, ese es el hispanoamericano, que no se sienteni indio ni español, sino algo nuevo, con derecho asu propia identidad.

De 1492 a 1992, el Mundo Hispanoamericano lleva

5 siglos de desarrollo, tiempo más que suficiente

para definir su personalidad y su cultura. La lite-

ratura hispanoamericana a partir de la segunda

mitad del siglo pasado se abre paso en el mundo

con Tabaré, y empiezan a surgir los cuadros vivosde la vida de nuestros países con: Don Segundo

Sombra, Martín Fierro, La Vorágine, El Mundo es

Ancho y Ajeno, Doña Bárbara, Los de Abajo, Los

NORTE6/43

Cristeros, Cacao, y un torrente de poetas de dife-rentes escuelas. Al mismo tiempo se estudian lasculturas indígenas y se descubren las "Escriturasde los Mayas" y las medidas asombrosamente exac-tas de los tiempos.

En la pintura mural el Mundo Hispanoamericanocomo en la novela, toma primer lugar en el pre-sente siglo.

En música, Occidente es el creador de la armonía.

La música oriental melódica queda muy atrás. El

Mundo Hispanoamericano hace suya desde un prin-

cipio la técnica musical de Occidente y no copia la

música española ni la italiana ni ninguna otra, sino

que crea su propia música.

Mestizaje cultural, creador, cuya obra está en as-

censo... No fue casual la expresión de Stefan Zweig

al considerar al Brasil como "El país del futuro".

Pero esta expresión abarca a todo el Mundo Hispa-

noamericano como fuerza y cultura del futuro,

porque en sus entrañas laten recursos de un po-

tencial insospechado que algún día se aprove-

charán.

44/NORTE

El Frente de Afirmación Hispanista, A. C.ha otorgado el

"PREMIO VASCONCELOS"a las siguientes personalidades:

LEON FELIPE 1968

SALVADOR DE MADARIAGA 1969

FÉLIX M:ARTI IR.AÑEZ 1970

JOAQUIM MONTEZUMA DE CARVALHO 1971

LUIS ALBERTO SANCHEZ 1972

JORGE LUIS BORGES 1973

GILBERTO FREYRE 1974

DIEGO ABAD DE SANTILLAN 1975

UBALDO DI BENEDETTO 1976

VICENTE GEIGEL POLANCO 1977

SAMUEL BRONSTON 1978

ALFONSO CAMIN 1979

HELCIAS MARTAN GONGORA 1980

JOSE JURADO MORALES 1981

PRIMO CASTRILLO 1982

JOSE MARIA AMADO 1983

SOCIEDAD CULTURAL SOR JUANA INES DE LA CRUZ, A. C. 1984

JEAN ARISTEGUIETA 1985

FRANCISCO MATOS PAOLI e ISABEL FREIRE DE MATOS 1986

MAGIN BERENGUER ALONSO 1987

ARTURO USLAR PIETRI 1988