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Viajes um.60 R Una momia gigante puede visualizarse en la cima del morro de Arica. En esta nota, un psicólogo transpersonal y su esposa, oriundos del lugar nos invitan a abrirnos al misterio de la cultura Chinchorro, la primera en el mundo en momificar a sus muertos. ARICA: belleza y misterio al norte de Chile

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R Una momia gigante puede visualizarse en la cima del morro de Arica. En esta nota, un psicólogo transpersonal y su esposa, oriundos del lugar nos invitan a abrirnos al misterio de la cultura Chinchorro, la primera en el mundo en momificar a sus muertos.

ARICA: belleza y misterio al norte de Chile

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XElizabeth Blanche H. y Mauricio Cabezas ML.

Arica es una zona mística. Eso es algo que muchas perso-nas ya saben, y es algo que se puede sentir en el medio

ambiente: en la ciudad, en sus hermo-sas playas, en los valles aledaños con la presencia de increíbles geoglifos en sus cerros, y toda la rica diversidad de los poblados al interior de la zona; rica tam-bién es la historia ancestral cultural que nos han legado los distintos pueblos que habitaron y se trasladaron por esta zona: la antiquísima cultura Chinchorro y posteriormente el pueblo Aymara, pre-sente en la zona, así también la cultura incaica estuvo en estas tierras.

Sin embargo lo que muchas personas ig-noran en la actualidad es que la rica cos-movisión de estos pueblos ancestrales se refleja en el medio ambiente convirtién-dolo en un espacio cargado de una sim-bología exquisita única en el mundo.

La cultura Chinchorro nos ha legado las momias más antiguas de la humanidad. Desde la producción de estas momias se desprende un sentido espiritual de res-peto de la vida aún más allá de la muerte. En la confección de estos preparados mortuorios usaban elementos naturales como arcilla gris, fibras vegetales y mad-era, así unían al cuerpo sobre el cual se trabajaba a la tierra, en un mágico: “en-tregar a la tierra, reconociéndote a ti, mi ser amado como parte de esta hermosa

tierra”. Haciendo trascender al ser amado volviéndolo uno con la tierra.

A pesar de que se ignora mucho acerca de la cosmovisión de la cultura Chin-chorro, sí sabemos la riqueza que poseía en tanto productora de este gran legado único a nivel mundial. Todo lo entregado por los antiguos habitantes de la zona hoy se devela ante nuestros ojos a través de los hallazgos arqueológicos presentes en la ciudad, como si la tierra misma nos hablara y nos entregara sus tesoros invaluables, como si la tierra misma nos hablara y nos llevara por una vida con un elevado sentido humano, haciéndose de este modo presente en nuestras percep-ciones como habitantes actuales de esta privilegiada tierra mística.

De este modo, hasta el día de hoy, hay un contacto mágico con el entorno en-tre quienes vivimos en esta zona, relación que se percibe en la armonía que nos transmite el medio ambiente de la ciu-dad, tal como si la tierra se negara a en-tregarse al materialismo reinante en los tiempos modernos con su ajetreos y poca capacidad de percatación de lo simple y sagrado.

Por el contrario, este lugar mantiene la simpleza y tranquilidad que se sienten como una protección que va desde la tierra hacia los seres humanos.

En este juego de mística y reconfortante relación entre la Tierra y los seres hu-manos se devela el medio ambiente en nuestras percepciones, tal como le ocur-rió a Andrés Barrios Atencio, hombre nacido en Arica y habitante que fue capaz de darse cuenta de las existencia de una momia acostada en la cima del morro de Arica (Facebook: Andrés Alejandro Bar-rios Atencio).

Pero antes de continuar hablando de este hallazgo es necesario resaltar que la Tierra está viva para los habitantes de esta zona, la tierra misma, los cerros y los montes hablan simbólicamente desde los geoglifos milenarios existentes hasta sus formas naturales y protegen a la gente.

Para poder comprender bien este aspec-

Las primeras momias de la humanidad

Cultura Chinchorro es el nombre que recibe un grupo de pescadores que ha-bitó la costa del desierto de Atacama entre el 7020 y el 1500 a.C., desde Ilo (Perú) por el norte hasta Antofagasta (Chile) por el sur, estableciendo su nú-cleo en la actual ciudad de Arica. Este grupo se destaca entre otros contem-poráneos de cazadores recolectores tempranos por sus excepcionales ritos funerarios. Fue el primer grupo huma-no que momificó a sus muertos.

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to, es necesario adentrarnos en la cosmo-visión que el pueblo Aymara, presente en estas tierras, que nos otorga un gran legado con su mágica cosmovisión.

Para Joseph W. Bastien, profesor de An-tropología de la Universidad de Texas que realizó estudios en América Latina desde 1963, los Aymara contemporáneos establecen una relación especial entre el cuerpo humano y la organización del es-pacio geográfico y social. En su estudio sobre los Kallawaya, grupo aymara de la zona medio-oeste de Bolivia, describe cómo estos pobladores de la montaña nombran a sus lugares según la anatomía del cuerpo humano. La montaña es como un organismo, un cuerpo, las partes están unidas orgánicamente (cabeza, entrañas-corazón y las piernas).

Los Aymara presentes en Arica también otorgan un importante sentido al espacio físico. Es así como los Apus, (del quechua apu, señor o señora) son montañas teni-das por vivientes, con una fuerte impli-cancia en los ciclos naturales que viven las personas de la región.

En esta zona encontramos por una parte el legado de la cultura Chinchorro, con sus momias ancestrales, ricas en sim-bolismo de reconocimiento de la vida

bre el pueblo Chinchorro, siendo este un pueblo pescador y recolector, hasta el día de hoy si bien se poseen hallazgos físicos materiales impactantes, se sabe poco de su cosmovisión espiritual.

La visualización de esta silueta es algo importantísimo, porque permite que nos planteemos una serie de interrogantes sobre los habitantes que vivieron en la zona y su relación místico-mágica con el medioambiente. Además, podríamos realizar la siguiente pregunta: un pueblo que realizaba momificaciones espec-taculares de sus seres amados fallecidos, pueblo que debió poseer una cosmov-isión de la vida y la muerte tan estética, ¿habrá percibido esta imagen posible de visualizar en la cima de este peñón?

Creemos que sí, porque algo que sabemos desde las ciencias sociales es que los seres humanos perciben y otorgan significados según sus experiencias y necesidades.

Si la cultura Chinchorro preparaba a sus seres amados para un viaje al más allá, si los entregaba a la tierra de este modo, es altamente probable que esta silueta haya sido percibida y adorada por este pueb-lo y no solo por ellos sino por los otros pueblos que se desplazaron por la zona.

Siguiendo esta línea recordemos que el morro de Arica era conocido como ‘Ariaka’ en idioma Aymara, que signifi-ca “puerta de entrada”. Aún recuerdo cuando era niño y llegó hacia mí la in-

unida a la Tierra en un todo armónico, de un vivir conectados, agradeciéndole a la Tierra aún después de la muerte. Y por otro lado encontramos la cosmo-visión Aymara donde la Tierra cobra vida, como divinidad, siendo los Apus una manifestación de la protección que otorga a los seres humanos.

En este contexto cultural mágico y mar-avilloso de esta zona privilegiada, se in-serta la percepción de Andrés Barrios, quien logró visualizar desde el norte de la ciudad, en la cima del morro de Arica, una momia de la cultura Chinchorro que se encuentra recostada. Las dimen-siones de la momia son muy grandes:involucran el mismo peñón del morro de Ariaka como la cabeza y rostro de la momia; de igual modo es posible visual-izar el dorso y piernas.

Este hallazgo es muy significativo, porque pone en el tapete preguntas importantes que permiten profundizar para llegar a una mayor comprensión de la cosmovisión de este pueblo y de los otros que vivieron y se desplazaron frecuentemente por esta zona: ¿Habrá sido este mítico morro un lugar de adoración de la cultura Chinchorro y de otras? Dadas las características de los estudios que se han realizado so-

…hay un contacto mágico con el entorno entre quienes vivimos en esta zona, relación que se percibe en la armonía que nos transmite el medio ambiente de la ciudad, tal como si la Tierra se negara a entregarse al materialismo reinante en los tiempos modernos con su ajetreos y poca capacidad de percatación de lo simple y sagrado.

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formación de parte de mi maestra en la escuela, acerca que el morro de Arica era un lugar mágico, que poseía cuevas por las cuales transitaban los chasquis o mensajeros del Inca… Esta es la re-nombrada historia de la cueva del Inca, cuenta esta historia que los mensajeros del imperio Incaico podían trasladarse por su interior por un sistema especial de cavernas hasta llegar al centro del imperio incaico, ubicado en el Cuzco. Los chasquis no solo eran mensajeros que corrían llevando los mensajes im-portantes del imperio, sino que ellos eran preparados para ser detentadores del saber tradicional místico ancestral, recibido de parte de los hamawt›a (sa-bios ancianos).

Es interesante poder recordar el nom-bre original del morro de Arica como “Ariaka, puerta de entrada”, e insertar en este contexto la percepción de esta momia gigante, dado a que la momia que se puede visualizar en la cima del morro es del género femenino y pre-cisamente son las mujeres las puertas de entrada a la vida, las que dan a Luz y es la Pachamama (divinidad femenina de la zona, reconocida como la Madre Tierra) la puerta de entrada para todos a la vida al nacer y es además la puerta de entrada y de entrega de todo lo que necesitamos para satisfacer nuestra necesidades y poder vivir.

El morro de Arica es un sitio en el que además, en su ladera, han sido hallados increíbles tesoros arqueológicos para la humanidad, incluyendo momias pert-enecientes a la cultura Chinchorro.

En el pasado, el morro de Arica ya nos habló lamentablemente en el enfrentam-iento de dos pueblos hermanos, donde se tiño con sangre chilena y peruana, dado a que la batalla fue literalmente en el mor-ro, ¿tal vez para llamarnos la atención? Para que no olvidemos que dos pueblos hermanos no deben luchar entre sí.

Volviendo a uno de los mitos más antigu-os sobre el morro de Arica, el de la Cueva del Inca. Según se registra en los archivos que datan del año 1825, George Taylor, un investigador y ciudadano de Arica, habría explorado la cueva hasta una pro-fundidad de 1600 metros, descubriendo un lago salado en su interior.

Así es Arica, está llena de un legado cul-tural admirable, sin embargo las perso-nas perciben según el trasfondo social en el cual viven y sabemos que en la ac-tualidad no hay una iniciativa clara para poder transmitir la visión mágico-espir-itual y armónica que poseían los pueblos que vivieron en esta zona (y aún viven en el caso de los Aymaras) al ciudadano ac-tual de estas tierras.

También sabemos que esto ocurre por varias razones, que se traducen en no transmitir visiones que alejen a los seres humanos del consumismo y material-ismo que en la actualidad satura la vida y ciega la percepción dificultando entender el pasado, y es lamentable cuando este pasado es tan maravilloso.

Sin embargo encontramos desde los mis-mos seres humanos que vivimos en esta tierra un acercamiento a lo místico y sa-

Un paisaje cargado de historia

A dos mil 70 kilómetros al norte de Santiago, Arica es conocida como “la puerta norte” de Chile y “la ciudad de la eterna primavera”. Además de sus paisajes, su historia es apasionante. En el Museo Arqueológico de San Miguel de Azapa, están las huellas de la cultura Chinchorro, cuyas momias son más antiguas que las de Egipto. Más información: http://www.chile.travel/es/donde-ir/desierto-de-atacama/arica.htmlhttp://www.muniarica.cl/

grado, ejemplo, encontramos numerosas celebraciones religiosas que bailan a la virgen (a lo femenino) fiestas como las de la Peñas, la Tirana, entre otras manifesta-ciones que se dan en la actualidad y reli-gan al ser humano a lo divino femenino. Desde luego, las manifestaciones sagra-das femeninas de la zona atravesaron con los años por una transformación y el sincretismo religioso hasta llegar a las manifestaciones actuales, donde el con-tacto con lo femenino espiritual aún nos acompaña.

En el contexto de esta breve crónica pi-enso muy sinceramente que el descu-brimiento que realizó Andrés Barrios Atencio de la momia acostada en la cima del morro de Arica, está inserto en este contexto histórico mágico espiritual pre-sente desde hace miles de años en esta zona y es una manifestación maravillosa que puede ser entendida y compartida luego de depurar la percepción y volver a la simplicidad para poder despertar y ver, reencontrándonos de este modo con un pasado exquisito que hasta el día de hoy nutre estas tierras.

Tal vez las autoridades y los estudiosos encargados de desarrollar investigación antropológica en la zona puedan abrir su percepción a este gran hallazgo, y com-partir nuestra idea de que para lograr real-mente entender el legado histórico cultural de esta zona hay que transformar la propia percepción. De otro modo, el fenómeno es inasible, se escapa de las manos. 1