Publicación Verdades Eternas

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verdades eternas que espiritualizan la vida diaria SRI RAMAKRISHNA VEDANTA Publicación Bimestral Nº 4 Distribución Libre y Gratuita Febrero 2012 “¡Qué insensatez! ¿Quién eres tú para hacer caridad a los seres? ¡El ser es Shiva (Dios Mismo)! Se lo debe servir” Sri Ramakrishna

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que espiritualizan la vida diaria

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verdades eternasque espiritualizan la vida diaria

SRI RAMAKRISHNA VEDANTA

Publicación Bimestral Nº 4 Distribución Libre y GratuitaFebrero 2012

“¡Qué insensatez! ¿Quién eres tú para hacer caridad a los seres?¡El ser es Shiva (Dios Mismo)! Se lo debe servir”

Sri Ramakrishna

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verdades eternas

Trabajo transformado en yogaque espiritualizan la vida diaria2

Publicación Bimestral Nº 4 Distribución Libre y Gratuita

Blog: verdadeseternas.vedanta.org.ar

Edición y producción: Brahmachari Chidanan-dachaitanya, Brahmachari Pablo Medina, Lic. Graciela Mabel Vitángeli, Sr. Martín Astigueta (Periodista), Dra. Marina Sánchez, Sra. Angéli-ca Landreani, Sra. Juliana Maldonado, Sr. Abel y Sra. Isabel Martínez.

Diseño: D.G. Beatriz Sánchez ([email protected])

Impreso en: Imprenta Madryn, Mar del Plata.

Nadie puede dejar de trabajar ni siquiera por un segundo. A través del cuerpo o la mente, sabiéndolo o no, todos trabajan ejecutando actos físicos, mentales, mo-rales y espirituales. Se emplea una gran cantidad de energía en el trabajo.¿Hay algún camino, un método que per-mita aprovechar esta efusión de energía para el progreso espiritual individual y para el bien y la felicidad de todos? Kar-mayoga, el sendero de la acción, es la respuesta. En este sendero todas las ac-ciones se ejecutan como un medio para la realización de la Verdad. Esto es posi-ble conociendo el secreto de la acción.Karma significa todas las acciones en ge-neral; los deberes y responsabilidades de la vida diaria; el resultado de las acciones hechas anteriormente en la forma de há-bitos, características y tendencias; las fu-turas encarnaciones; etc. En Karma yoga se necesita tener una actitud espiritual de desapego con respecto a cualquier acción del pasado, presente o futuro. En este sendero todas las energías son con-servadas debido al desapego y a la caren-cia de deseos, y se les da un vuelco espiri-tual para la purificación del corazón.Las acciones hechas con algún motivo generan ligaduras tales como éxito y fra-caso, placer y dolor, virtud y vicio, méri-to y desmérito, etc. Crean impresiones sutiles en la mente. Esas son las raíces

¡Oh Dhananyaia (Aryuna), estableciéndote en el yoga, realiza tus acciones renunciando al apego; permaneciendo ecuánime ante el éxito y el fracaso. Esta ecuanimidad (mental) es llamada yoga.

Sri Krishna

de futuros sufrimientos. El karmayogui, el seguidor de este sendero, trabaja sin ninguna aspiración por el resultado y sin esperar recompensa. Por eso, no puede haber ningún sufrimiento para él debido a las expectativas. En medio de todas las situaciones contradictorias de la vida, él mantiene siempre la calma y la ecuani-midad de su mente. Manteniendo la uni-formidad mental elude todas las miserias causadas por las reacciones nacidas del apego por cualquier persona, lugar, obje-to, etc. Por supuesto, este estado no es insensibilidad o indiferencia. Por el con-trario, está absolutamente alerta mien-tras realiza cualquier acción, debido a su dedicación total.El karmayogui trabaja desapasionada-mente por el trabajo mismo, trabaja por-que ama hacerlo, ya sea como una ado-ración o como una práctica espiritual. Si es de naturaleza devocional realiza el tra-bajo con una actitud de ofrenda al Señor. Él se considera a sí mismo sólo un instru-mento del Señor. En todas las circuns-tancias dice sinceramente: “Que se haga Tu Voluntad”. Si en cambio su naturaleza es racional y discriminativa, trabaja con la actitud de un testigo. Lo necesario es erradicar el ego que se considera a sí mis-mo como el hacedor. Esto es desapego.Ningún esfuerzo se pierde en el sendero de la acción. Incluso un poco de práctica de este yoga trae gran bien, nobles efec-tos y paz, reduciendo las dificultades de la vida. Lo único esencial es que haya una fuerte determinación por practicarlo, sin ninguna hipocresía.El Karmayoga, una maravillosa filosofía de vida para todos, sin distinción de cas-ta, cultura, raza, sexo, etc, es enseñado por Sri Krishna en el Srimad Bhagavad Guita. La semilla de esta enseñanza pue-de encontrarse en los Upanishads. Cual-quier persona, en cualquier circunstancia de vida, tiene grandes posibilidades de practicarlo.

De Ramakrishna Vivekananda Vedanta

Históricamente, el origen de este mensa-je sobre Karma-Yoga, para nuestra época, quedó sellado en un día del año 1884. Sri Ramakrishna, la Encarnación Divina, estaba bajando del estado supracons-ciente del samadhi, donde se unía con la Purísima Conciencia Divina. Repitió varias veces una expresión religiosa de los vaisnavas, adoradores de Vishnú, que dice: “Caridad a los seres, afecto al Santo Nombre y adoración a los devotos”. Des-pués de repetirla dos o tres veces, la co-rrigió, diciendo:

“¡Qué insensatez! ¿Quién eres tú para hacer caridad a los seres?¡El ser es Shiva (Dios Mismo)!

Se lo debe servir” La habitación donde ocurriera ese hecho maravilloso estaba llena de devotos de Sri Ramakrishna. Todos le habían oído. Un momento después algunos jóvenes salieron y se reunieron afuera: entre ellos estaba Vivekananda. Muy emocio-nado, dijo a los otros: “¡Qué maravilla! ¡Qué cosa sorprendente y completamen-te nueva hemos oído hoy! Si Dios quiere, algún día esparciré al mundo entero ese divino mensaje”. Y ese mensaje lo dio al mundo, en forma sistematizada, Swami Vivekananda en “KARMA-YOGA”.

Sri Ramakrishna

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El servicio real es amor

SimbologíaEl siervo de Dios

Poema

“Uno debe hacer algo. Solo por medio del trabajo uno puede eliminar la ligadura del trabajo, y no evitándolo. El desapego viene más tarde. Uno no debe estar inactivo ni siquiera unmomento”.

Sri Sarada Devi

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Mientras se siente amor por lo que se hace, esto es servicio. Cuando todavía es-tamos en el proceso de alcanzar ese amor, estamos tratando de lograr ese estado a través del servicio. Es el ego quien no nos permite manifestar ese amor. Para eso ne-cesitamos disciplina espiritual. El trabajo, las prácticas espirituales implican siempre la necesidad de una disciplina, porque a través de ella se logra motivar el espíritu de servicio y ayuda a comprender y reali-zar las acciones desde el corazón.“Sri Ramakrishna dijo: Servir a Dios es servir al hombre. Y, de la misma forma, Jesús declaró: Ama a tu prójimo como a ti mismo”.Así, cuando el amor se hace presente en la acción sentimos gusto por hacerla y de esa manera, por ese gustar, brota el olvi-do de sí mismo…aflora…nace…el darse al otro. En ese momento, el practicante está realizando una acción y una adoración.

La imagen del siervo de Dios es común a todas las grandes re-ligiones del mundo, utilizada en muchos casos para denominar a santos, profetas y encarnaciones. En el catolicismo se lo considera el primer grado que se le otorga a una persona en su cami-no a la canonización, a la vez que es uti-lizada por varias órdenes monacales para describir su misión. En el Islam, la misma fe implica la sumisión a Dios, por lo que la relación entre el hombre y Alá es concebi-da como la de amo y servidor. La imagen también aparece en el budismo Mahayana en torno al ideal del Bodhisatva, consagra-do al servicio de todos los seres. Por su parte, el Hinduismo emplea el tér-mino “Dasya” para describir esta actitud de servicio para con la deidad. De entre todas las figuras que encarnan este ideal, ninguna es más ve-nerada y querida que la de Hanumán, el dios mono que sirve de Rama a lo largo de la epopeya del Ramayana. Hanumán es la encarnación del devoto perfecto que se entrega al servicio del Señor con todo su corazón, pensamientos y acciones. Se lo considera el protector de los enamorados y es el símbolo de la

¡Señor, hazme Tu humilde servidor!¡Señor, hazme Tu humilde servidor!un sirviente insignificante.¡Señor, hazme Tu humilde servidor!Tú me diste refugio ¡Maestro!por Tu propia misericordia.Ahora sálvame Amo ¡todo bondadoso!de mis errores y apatía.¡Señor, hazme Tu humilde servidor!¡Que pueda cantar Tus gloriasdesde el fondo de mi corazón!¡Que despierte en mi interior, Thakur,el espíritu de devoción!¡Señor, hazme Tu humilde servidor! Composición por un Monje de la Orden Ramakrishna

Por Martín Astigueta

lealtad, a la vez que se lo admira por su valor, humildad, abne-gación y amistad.

En su evangelio, Ramakrishna cuenta que una vez Rama preguntó a Hanumán, ¿Cómo Me consideras? Y Hanumán contes-tó: Oh Rama; mientras tengo la sensación del yo veo que Tú eres el todo y yo soy una parte; Tú eres el Amo y yo soy Tu servidor. Pero cuando, oh Rama, tengo el conoci-miento de la Verdad, entonces realizo que Tú eres yo y yo soy Tú. La relación de amo y servidor es la más apropiada. Ya que este yo debe permanecer, dejemos que este bri-bón sea el servidor de Dios. A este respecto, Swami Vivekananda de-sarrolló el concepto de daridra narayana seva, o servicio a Dios a través del servicio

al prójimo, especialmente a los humildes. Swamiji sostenía que nadie puede ser verdaderamente libre hasta que lo sean todos. Incluso el deseo de salvación personal tiene que ser supeditado al trabajo incansable por la salvación del prójimo, ya que esta es la marca verdadera de la Iluminación.

Martín Astigueta es Periodista y docente

Esta es la primera etapa, trabajo y ado-ración.La segunda etapa es cuando se hace el trabajo como adoración.La tercera es cuando el trabajo mismo es una adoración.Y para poder realizar con éxito esta meta, renunciación y servicio deben ir de la mano. No hay amor ni servicio, sin re-nunciación del propio ego.“Esta es la forma de ir purificando la mente para encontrar la verdad. Tener discriminación entre lo real y lo irreal, realizar las acciones como servicio a Dios llevan por sí mismos a la realización de la verdad última. Esto se logra con la práctica espiritual. Realizando todas las acciones, ya sea en su hogar, su trabajo, o en la expresión de una vocación, todo como servicio a Dios, y adorándolo inten-samente, de esta manera, el practicante Lo realiza”.

Por Monje de la Orden Ramakrishna

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Autocontrol, voluntad y carácter.

Tenemos derecho al trabajo pero no a sus frutos

El trabajo y la adoración deben adecuarse. Es una cosa muy buena si uno pudiera dedicarse por completo a las prácticas espirituales, pero, ¿cuántos son los que pueden hacer esto? Hay dos tipos de hombres que pueden permanecer tranquilos sin trabajar; uno es el idiota que es demasiado torpe para ser activo, y el otro es el santo que ha ido más allá de toda actividad.

Swami Brahmananda

que espiritualizan la vida diaria4

Ni aún las formas más bajas de actuar han de ser menos despreciadas. Dejen que el hombre que no conoce nada mejor trabaje por fines egoístas, por nombre y fama; pero todos deben tratar siempre de alcanzar móviles cada vez más elevados y de comprenderlo. “Tenemos derecho al trabajo pero no a sus frutos”(Bhagavad Guita). Dejen aparte los frutos. ¿Por qué preocuparse por los resul-tados? Si desean ayudar a un hombre, nunca piensen cuás será la actitud de él hacia ustedes. Si quieren hacer una obra grande o buena, no se inquieten en pensar cuál será el resultado.

Karma Yoga - Swami Vivekananda

Trabaja por amor al trabajo. Hay en cada país unos pocos se-res humanos que son, realmente, la sal de la tierra y que tra-bajan por amor al trabajo, sin preocuparse del renombre ni la fama, ni siquiera de ir al cielo. Trabajan simplemente porque de ello resultará el bien. Hay otros que hacen bien a los pobres y ayudan a la humanidad por motivos to-davía más elevados, porque creen en el bien y aman el bien. El deseo de nom-bre y fama, rara vez produce resultados inmediatos; por regla general ya somos viejos cuando llegan a nosotros y esta-mos cansados de la vida. ¿Si un hombre trabaja sin tener ningún motivo egoís-ta en vista, no consigue nada? Sí, logra lo más elevado. El inegoísmo es lo más compensatorio, pero los hombres no tie-nen la paciencia de practicarlo. También lo es desde el punto de vista de la salud. Amor, verdad e inegoísmo no son sim-ples retóricas de moral sino que consti-tuyen nuestro más elevado ideal, porque en ellas se encuentra la manifestación de ese inmenso poder. En primer lugar, un hombre que puede trabajar cinco días, o menos aún, cinco minutos sin ningún motivo egoísta, sin pensar en el futuro ni en el cielo, n i en el castigo, ni en ninguna cosa por el estilo, tiene en sí la capaci-dad de llegar a ser un poderoso gigante moral. Es difícil de hacer esto, pero en lo íntimo de nuestros corazones reconoce-mos su valor y el bien que produce. Este tremendo control es la más grande ma-nifestación de poder; este autocontrol es

una manifestación de mucho mayor poder que el necesario para cualquier otra acción externa. Un carruaje con cuatro caballos desbocados, puede precipitarse de una montaña abajo; pero no ocurrirá si el cochero puede sofrenar los caballos. ¿Cuál es mayor manifestación de poder, dejarlos o sofrenarlos? Una bala

de cañón atraviesa el espacio, cruza una larga distancia y cae; otra es detenida por el choque contra una pared, y el impacto genera un calor intenso. Toda manifes-tación de energía impulsada por un mó-vil egoísta se fracciona; no producirá un poder que retorne a nosotros; pero si es controlada producirá un desarrollo de po-der. Este autocontrol tenderá a producir una voluntad poderosa, un carácter que dará un Buddha o un Cristo. Los insensa-tos no conocen este secreto; sin embar-go quieren dirigir a la humanidad. Hasta un tonto puede regir al mundo entero si actúa y espera. Que aguarde unos años, que controle la necia idea de gobernar, y cuando ésta se haya ido totalmente, él será un poder en el mundo. La mayoría de nosotros no alcanza a ver más allá de unos pocos años, lo mismo que ciertos animales que no pueden ver más allá de unos cuantos pasos. Un pequeño y estre-cho círculo; eso es nuestro mundo. No tenemos la paciencia de mirar más allá, y de este modo nos volvemos inmorales y malos. Ésta es nuestra debilidad, nuestra impotencia.

Karma Yoga - Swami Vivekananda

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El servicio de una vida silenciosaGuarda tus propios sentimientos y tu fe para ti mismo. No hables de ellos con los demás pues si así fuera significaría una gran pérdida para ti. En los momentos de tus prácticas devocionales mantente alejado de aquellos que se burlan de ellas y de los que ridiculizan la piedad y al piadoso.

Sri Ramakrishna

Haz que tu habla sea mejor que el silencio; caso contrario guarda silencio.Dionisio el Mayor

El silencio es el mejor remedio para todos los males. El silencio es bueno para el sa-bio; cuánto más lo es para el tonto. He pasado todos mis días entre los sabios y no he hallado mejor servicio que el silencio.

Antiguo Proverbio Judío

El signo preponderante de una persona espiritual es su tolerancia y su silencio. Las abejas hasta el momento que en-cuentran la flor y gustan la miel, produ-cen un sonido zumbante, pero en el mo-mento que saborean el néctar quedan absortas y dejan de zumbar. Lo mismo sucede con nosotros. Antes de encontrar la Verdad argüimos, discutimos y desafia-mos a los que difieren de nosotros, pero cuando entramos en contacto con algo más profundo nos volvemos silenciosos y no nos molesta lo que otros digan. Trata-mos de vivirlo y a medida que lo vivimos inevitablemente llega a otras vidas. Las cualidades espirituales son contagiosas y las nocivas también. Mediante sus malas tendencias una persona puede arrastrar a muchos otros mientras que aquellos que sustentan nobles ideales y un carác-ter apacible levantan a otros con su silen-ciosa influencia.No es por medio de la palabra que pode-mos brindar la mejor ayuda a los demás; la real ayuda vital, duradera y de largo alcance llega a través de nuestra vida silenciosa. Si vivimos para un Ideal, si

creemos en algo que ocupa todo nuestro pensamiento y absorbe nuestro interés, algo que penetra todo nuestro ser, es se-guro que ha de llegar a otros. Cada vida irradia poder y éste tiene buena o mala influencia. Consciente o inconsciente-mente estamos constantemente dando algo. A falta de algo más demos nues-tra atmósfera, la que creamos mediante nuestra actitud mental. Todo lo que to-camos exteriormente recibe la influencia de nuestra vida interior. Observemos y comprobaremos hasta qué punto es ver-dad esta influencia. También de acuerdo con nuestra influencia atraemos cosas buenas o malas para nosotros.Estos hechos, sin embargo, no deben desanimarnos bajo ningún punto de vis-ta. Por el contrario, deberían inspirar-nos con nueva esperanza porque tales hechos nos demuestran que tenemos el poder de crear. Podemos hacer y desha-cer, podemos crear mejores condiciones mediante nuestros pensamientos y senti-mientos si somos fervientes y sinceros; y también podemos disipar las condiciones negativas existentes, cambiando los hábi-

tos de la mente y el cuerpo. Si nuestro su-frimiento es el producto de pensamien-tos nocivos o actos indignos de nuestra parte, entonces podemos ponerle fin modificando el orden de las cosas y vi-viendo con discernimiento, introspección y nobleza de propósito.No es un asunto de estudiar libros, adhe-rirse a una doctrina o creer en un dogma. Es algo mucho más profundo que está re-lacionado con algo que mora en el corazón humano. Las condiciones externas tienen poco que ver con ello; concierne directa-mente con nuestra propia vida. Dios no puede volverse una realidad para noso-tros por el simple hecho de que alguien así lo ha dicho. Su realidad se vuelve un he-cho irreversible sólo cuando comenzamos a experimentar vívidamente en nuestro interior, en nuestra propia alma. Entonces nadie nos hará dudar. Vemos esto en la vida de los grandes seres. Ellos viven para su Ideal y mueren por su Ideal; pero con la muerte no termina su misión. Al morir, ellos viven con mayor realidad para ese ideal porque las cosas que son del espíritu nunca pueden ser aniquiladas.

Editoriales de Prabudha Bharata

Dios no mora en cierto lugar más allá de las nubes. Está en el corazón de todos los seres vivientes… Dios se presenta ante nosotros en la forma de ignorante, necesitado, enfermo, des-amparado, hambriento, para que podamos servir a Él en esas formas y así mejorarnos a nosotros mismos… Sirviendo a los demás, nos ayudamos a nosotros mismos.

Swami Ramakrishnananda

Pregunta: ¿Puedo interrumpir mi trabajo para meditar más tiempo?

Respuesta: No; continúa barriendo el patio, y con cada movimiento de la escoba piensa que estás limpiando el piso de tu corazón.

Swami Akhandananda

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verdades eternas

Hay tres clases de ayuda

Psicología de la ayuda

que espiritualizan la vida diaria6

Ayudar a otros físicamente aliviando sus necesidades físicas es, ciertamente, grande; pero la ayuda es mayor cuando la necesi-dad es más grande y duradera la ayuda. Si las necesidades de un hombre se pueden aliviar por una hora, el hacerlo es, en verdad, ayudarle; si le pueden ser solventadas por un año, la ayuda será mejor; pero si se le eliminaran para siempre, ésta se-ría, seguramente, la más grande ayuda que podría prestársele. El conocimiento espiritual es la única cosa que puede destruir nuestras miserias para siempre; cualquier otro conocimiento sólo satisface las necesidades por cierto tiempo. El conocimien-to del espíritu es el único que destruye para siempre la condi-ción de necesitado; así, la ayuda espiritual es la más elevada ayuda que puede brindarse al hombre; aquel que da conoci-miento espiritual es el más grande benefactor de la humanidad y como tal vemos que los hombres más poderosos son aquellos que han ayudado al hombre en sus necesidades espirituales; porque la espiritualidad es la verdadera base de todas nuestras actividades en la vida. Un hombre sano y fuerte espiritualmen-te, será fuerte en todo otro aspecto, si así lo desea; mientras no

haya fortaleza espiritual en el hombre ni siquiera las necesida-des físicas podrán ser bien satisfechas.Después de la ayuda espiritual viene la intelectual; el dar cono-cimiento es mucho más elevado que dar alimento y vestido; es aún más grande que dar la vida a un hombre, porque la vida real de éste consiste en el conocimiento; la ignorancia es muerte, el conocimiento, vida. La vida es de muy poco valor si transcurre en la oscuridad, marchando a tientas entre la ignorancia y la desdi-cha. Sigue en orden, naturalmente, la ayuda física. Por lo tanto, al considerar la cuestión de ayudar a los demás, debemos tratar siempre de no cometer el error de creer que la ayuda física es la única que puede brindarse; no sólo es la última sino la menor, pues no puede producir satisfacción permanente. El malestar que siento cuando tengo hambre, lo satisfago comiendo, pero el hambre vuelve; mi sufrimiento sólo acaba cuando está satisfecho más allá de toda necesidad. Entonces, el hambre no me hará des-dichado; ningún sufrimiento ni pena podrá conmoverme. Así es que, la ayuda que tiende a hacernos espiritualmente fuertes es la más elevada, luego sigue la intelectual y después la física.

Karma Yoga - Swami Vivekananda

más elevado móvil; pero si lo conside-ramos bien, hallamos que el mundo no necesita en absoluto nuestra ayuda. Este mundo no fue hecho para que ustedes o yo viniéramos a ayudarlo. Una vez leí un sermón en el que se decía: “Todo este hermoso mundo es muy bueno, porque nos da tiempo y oportunidad de ayudar a los demás”. Aparentemente este es un sentimiento muy bello pero, ¿no es una blasfemia decir que el mundo necesita de nuestra ayuda? No podemos negar que hay mucha miseria en él: socorrer al prójimo, por lo tanto, es lo mejor que podemos hacer, aunque a la larga, halla-remos que lo único que hacemos es ayu-darnos a nosotros mismos. Cuando niño tuve unos ratones blancos; los guarda-ba en una pequeña caja que tenía unas rueditas hechas de modo que cuando los ratones trataban de cruzarlas, éstas giraban y giraban y los ratones no iban a ninguna parte. Lo mismo acontece con el mundo y nuestra ayuda. La única ayuda es nuestra ejercitación en lo mo-ral. Este mundo no es ni bueno ni malo; cada hombre concibe su propio mundo. Si un ciego se pone a pensar acerca del

mundo, para él será blando o duro, frío o caliente. Somos una masa de felicidad o infortunio; esto lo hemos comprobado cientos de veces en nuestras vidas. Gene-ralmente, los jóvenes son optimistas y los viejos pesimistas. El joven tiene la vida ante sí; el viejo se queja de que su tiem-po pasó; centenares de deseos que no fueron satisfechos luchan en sus corazo-nes. Ambos son insensatos, sin embargo, la vida es buena o mala según el estado de mente con que la consideremos; por sí misma no es nada. El fuego, en sí, no es bueno ni malo. Cuando nos calienta decimos: ¡Qué lindo fuego!” Cuando nos quema los dedos, lo maldecimos. Sin em-bargo, en sí mismo, no es bueno ni malo. Según el uso que de él hagamos produce en nosotros la sensación de bien o mal; así también es este mundo. Es perfecto. Por perfección significamos que está ad-mirablemente adaptado a sus fines. To-dos podemos estar enteramente seguros de que marchará completamente bien sin nosotros y no hay necesidad de que nos rompamos la cabeza por ayudarle.

Karma Yoga - Swami Vivekananda

Nuestro deber hacia los demás significa ayudarles; hacer bien al mundo. ¿Por qué hemos de hacer el bien al mundo? Aparentemente, para ayudar al mun-do, pero, en realidad es para ayudarnos a nosotros mismos. Tratar siempre de ayudar al mundo debería ser nuestro

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Deber y servicio7

¿Hay alguna norma general del deber? Al estudiar las leyes éticas de diferentes países, observamos que no puede haber una norma universal objetiva; pero sí hay un principio subjetivo que respalda los códigos morales de todas las naciones.El aspecto externo del deber varía de acuerdo con nuestra posición en la vida y nunca puede ser definido por una serie de reglas fijas. Lo que puede ser un deber en una situación determinada puede no serlo bajo otras circunstancias.Todo deber objetivo está determinado por la relación del hombre con su medio ambiente externo y necesariamente le concierne únicamente al hombre mismo y a su ca-rácter. No tiene relación con su acción sino con su motivo; con un principio y no con su aplicación. Por lo tanto debe ser una ley abstracta común a toda la humanidad. Resumiendo, “Aquello que hace olvidar a un hombre su propio pe-queño yo por el bien de los demás y lo conduce hacia su Ideal, es su más eleva-do deber.”No es posible, sin embargo, alcanzar este ideal abstracto subjetivo sin seguir prime-ramente el sendero de los deberes exter-nos inmediatos. Debemos comenzar por cumplir las obligaciones que están más próximas a nosotros. Primero debemos cumplir con nuestro deber hacia la fami-lia, la comunidad, el propio país; luego a medida que nuestro corazón se expande en comprensión y simpatía nos volvemos gradualmente aptos para hacer nuestra parte de bien a todos los seres vivientes.Pero no podemos realizar este gran ideal y emprender las tareas más importan-

sentimiento de obligación y apremio de-jará de existir y toda tarea nos parecerá un privilegio. Cuando en todos nuestros trabajos actuemos por amor y no por un sentido de obligación, el deber se trans-forma en servicio y lo realizamos espon-táneamente por la dicha que hallamos en hacerlo. A menudo el sentido del deber entraña limitación porque surge de un sentido de obligación; pero en el servicio damos libremente. Aquí no hay cálculo ni el menor pensamiento de coerción.El espíritu de verdadero servicio, sin em-bargo, no surge en el corazón desprovisto de abnegación y desapego. Si queremos

hacer algo por los demás debe-mos estar dispuestos a olvidar nuestro pequeño yo, nuestra co-modidad física, nuestra felicidad personal. Sólo cuando nuestras acciones no se basan en sus re-sultados sino en el principio del trabajo y en el amor, aprendemos

realmente a ayudar a otros. Un meritorio amante de la humanidad es como una flor que da su perfume sea que la coloquemos sobre nuestra cabeza o le pongamos el pie encima. Su naturaleza es dar sin ninguna consideración por su ganancia o pérdida personal.

El secreto de la verdadera actividad Swami Paramananda

tes de la vida hasta no haber demos-trado nuestra capacidad para realizar hábilmente las pequeñas que tenemos a mano. Y por más insignificantes o des-agradables que éstas puedan parecer, son las únicas designadas para cada uno de nosotros. Dice el Bhagavad Guita: “Es mejor cumplir el propio deber aunque desprovisto de mérito que el deber de otro bien realizado. Es mejor morir si-guiendo nuestro propio deber; el deber de otros está lleno de peligros.” ¿Por qué? Porque nada puede ser logrado em-prendiendo el deber ajeno.No debemos olvidar que el propósito de

la vida es evolución. Todas las condicio-nes y obligaciones del presente son el resultado de nuestras propias acciones pasadas; y solamente cuando las enfren-tamos con inteligencia podemos alcanzar condiciones superiores y confiársenos mayores responsabilidades.En nuestra actual posición debemos de-mostrar ser merecedores y entonces co-sas más importantes nos serán encomen-dadas. Podemos imaginar que haríamos mejor otra tarea que no es la nuestra, pero llegado el momento descubriríamos que no estamos capacitados para ello.En las etapas preliminares del desarrollo espiritual debemos seguir fielmente el sendero del deber prescripto por nuestra vida y condiciones; luego nuestra natura-leza se expandirá en tal medida que todo

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Buddha, el karma-yogui perfecto

Lectura y reflexión

que espiritualizan la vida diaria8

Permítanme que les diga, para concluir, algunas palabras acerca de un hombre que verdaderamente llevó a la práctica estas enseñanzas del karma-yoga. Ese hombre fue Buddha. Es el único hombre que las puso en práctica de un modo perfecto. Todos los profetas del mundo, excepto Buddha, tuvieron motivos externos que los impulsaron a la acción inegoísta. Los profetas del mundo, con esta sola excepción, se pueden dividir en dos grupos: uno, que sostiene que ellos son encarnaciones de Dios venidos a la tierra y, otro, que sólo sostienen ser mensajeros de Dios; ambos, sacan su im-pulso para la obra, del exterior, esperando recompensa de afuera, por más elevado que sea el lenguaje espiritual que

ellos emplean. Pero Buddha es el único profeta que dijo: “No me interesa conocer vuestras diversas teorías acerca de Dios. ¿De qué sirve el discutir todas las sutiles doc-trinas acerca del alma? Haced el bien y sed buenos. Y esto os llevará a la libertad y a toda verdad que haya”. Su vida y su conducta estaban absolutamente desprovistas de móviles personales; y sin embargo, ¿quién actuó más que él? Muestrenme en la historia un carácter que se haya cernido tal alto, sobre todos los demás. La raza hu-mana toda no ha producido sino un solo carácter así, de tan elevada filosofía y de una inmensa simpatía hacia todos los seres y las cosas. Este gran filósofo, que predicó la filosofía más elevada, tenía, sin embargo, la más profunda simpatía hasta por el más insignificante de los animales, y nunca reclamó nada para sí mismo. Él es el karma-yogui ideal, llevando a cabo su obra sin motivo ulterior alguno, y la historia de la hu-manidad nos lo muestra como el más grande de los que jamás hayan nacido; fuera de toda comparación vemos la combinación más grande de corazón y cerebro que haya existido; el poder del alma más grande que jamás haya sido manifestado. Es el primer gran reformador que el mundo ha visto. Fue el primero que se atrevió a decir: “Creed no porque existan algunos antiguos manuscritos; creed, no porque sea la creencia de vuestro país, o porque se os haya hecho creer desde vuestra infancia; discurrid y ra-zonadlo todo antes, y di después que lo hayáis analizado, véis que hará bien a alguien y a todos, creedlo, vividlo, practicadlo y ayudad a los demás para que lo hagan suyo propio”. Lo hace mejor quien actúa sin ningún motivo: ni por dinero, ni por fama, ni por ninguna otra cosa; y cuando un hombre puede hacer esto, será un Buddha y de él surgirá el poder de actuar de tal manera como para transformar el mundo. Un hombre así representa el más elevado ideal del karma-yoga.

Karma Yoga - Swami Vivekananda

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ría “Pinocho”, Distribuidora de diarios y re-vistas Novello, Superkiosco, Librería Sancho.

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Antes de la iluminación; corta madera, trae agua. Después de la iluminación; corta madera, trae agua.

Dicho Zen