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1 microscopio, resultan ser espejos “compuestos,” más que un solo pedazo de piedra pulido o “espejo uniforme.” Este descubrimiento permite atisbar al interior de la pro- ducción de “imitaciones” entre los antiguos mayas. En esencia, estos espejos podrían haberse producido con mayor facilidad que los espejos uniformes, permitiendo a sus poseedores tener acceso al lustre y el prestigio que representaba poseer un espejo en esta antigua sociedad. El presente artículo examina la evidencia existente sobre el uso de espejos en la antigua sociedad maya, identifica la relativa frecuencia de estos objetos en con- textos arqueológicos y se ocupa de la composición de los espejos compuestos. Finalmente, se recurre a un modelo económico para abordar la cuestión relativa a su produc- ción. Los espejos para los antiguos mayas A la humanidad le encanta adornarse. Collares, tatuajes, lápiz labial, polvos, ropas, aretes, etc. son sólo algunos de los elementos con los que se han decorado los seres humanos. Aparejada al impulso de adornarse, viene la necesidad de verificar el efecto conseguido, lo que trae consigo el uso común de espejos. Los primeros espejos fabricados que se conocen se hicieron con obsidiana y provienen de entierros fechados en el año 6000 a.n.e., hallados en Anatolia (Enoch, 2006: 755). En el Nuevo Mundo, se sabe de la fabricación de espejos desde, al menos, el año 1925 a.n.e. (Enoch, 2006: 778). Se han hallados espejos en Aguateca (Zamora, 2002), Altun Ha (Pendergast, 1969), Copán (Nielsen, 2006), Kaminaljuyú (Kidder et al., 1946: 13), La Venta, (por ejemplo, consultar Carlson, 1981; Gullberg, 1959: 280-283, lám. 62; Heizer y Gullberg, 1981; Lunezzi, 1996a, 1996b), Nebaj (Smith y Kidder, 1951), Tikal (por ejemplo, consultar Hellmuth, 1967), y Teotihuacan (por ejemplo, consultar Fash y Fash, 2000), por nombrar sólo algunos sitios. Ocasionalmente, en la arqueología hay una tendencia a colocar artefactos dentro de categorías conceptuales, sin realmente poner atención en los artefactos mismos. El “análisis” rápido de un objeto puede determinar su longitud o su peso, pero puede pasar por alto otras car- acterísticas, como su composición o su origen. Ese es el caso de los espejos mesoamericanos. Estos artefactos se mencionan en informes, pero rara vez se les considera de manera que se ponga de relieve la diversidad de la composición y formas que los mayas usaban en la fabri- cación de estos objetos especiales. En primer lugar, debe observarse que existen muchos tipos de espejos prehispánicos, hechos sobre todo con derivados del hierro. Se han hallado espejos de diferen- tes tipos en contextos olmecas (por ejemplo, consultar Carlson, 1981; Gullberg, 1959; Heizer y Gullberg, 1981). Se conocen espejos de hematita (Fe 2 O 3 ) y de pirita (FeS 2 ) en contextos mayas posteriores (por ejemplo, consultar Zamora, 2002). También son relativamente comunes, en las excavaciones de sitios mayas, los espejos compuestos de pirita, constituidos con piezas de mosaico sobre un respaldo uniforme. Además de estos espejos a base de hierro, se conocen los espejos hechos de obsidiana hal- lados en sitios mexicanos, así como los espejos hechos de carbón de antracita que se han hallado en América del Sur (Calvo y Enoch, 2007). Los espejos y los fragmentos de mosaico a menudo se hacen con materiales derivados del hierro (como la hematita o la pirita), que alcanzan un alto grado de lustre al pulirse. Las reflectividades medidas son del 21% para la magnetita, 28% para la hematita y 55% para la pirita (Craig y Vaughan, 1981, citados en Lunazzi, 1996). Y con frecuencia hasta aquí llega el análisis. Sin embargo, un descubrimiento accidental hecho por Antonio Prado y Guillermo Mata ha complicado la idea de los espe- jos hechos a base de derivados de hierro. Estos autores descubrieron que algunos espejos, al ser observados con Zachary Nelson Barry Scheetz Guillermo Mata Amado Antonio Prado Espejos compuestos de los antiguos mayas: producción ostentosa y fraude en la época precolumbina Publicaciones en línea de PARI 2005 Traducción de “Composite Mirrors of the Ancient Maya: Ostentatious Production and Precolumbian Fraud.” The PARI Journal 9(4):1-7. Esta traducción: www.mesoweb.com/pari/publications/journal/904/Espejos_compuestos.pdf.

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microscopio, resultan ser espejos “compuestos,” más que un solo pedazo de piedra pulido o “espejo uniforme.” Este descubrimiento permite atisbar al interior de la pro-ducción de “imitaciones” entre los antiguos mayas. En esencia, estos espejos podrían haberse producido con mayor facilidad que los espejos uniformes, permitiendo a sus poseedores tener acceso al lustre y el prestigio que representaba poseer un espejo en esta antigua sociedad. El presente artículo examina la evidencia existente sobre el uso de espejos en la antigua sociedad maya, identifica la relativa frecuencia de estos objetos en con-textos arqueológicos y se ocupa de la composición de los espejos compuestos. Finalmente, se recurre a un modelo económico para abordar la cuestión relativa a su produc-ción.

Los espejos para los antiguos mayas

A la humanidad le encanta adornarse. Collares, tatuajes, lápiz labial, polvos, ropas, aretes, etc. son sólo algunos de los elementos con los que se han decorado los seres humanos. Aparejada al impulso de adornarse, viene la necesidad de verificar el efecto conseguido, lo que trae consigo el uso común de espejos. Los primeros espejos fabricados que se conocen se hicieron con obsidiana y provienen de entierros fechados en el año 6000 a.n.e., hallados en Anatolia (Enoch, 2006: 755). En el Nuevo Mundo, se sabe de la fabricación de espejos desde, al menos, el año 1925 a.n.e. (Enoch, 2006: 778). Se han hallados espejos en Aguateca (Zamora, 2002), Altun Ha (Pendergast, 1969), Copán (Nielsen, 2006), Kaminaljuyú (Kidder et al., 1946: 13), La Venta, (por ejemplo, consultar Carlson, 1981; Gullberg, 1959: 280-283, lám. 62; Heizer y Gullberg, 1981; Lunezzi, 1996a, 1996b), Nebaj (Smith y Kidder, 1951), Tikal (por ejemplo, consultar Hellmuth, 1967), y Teotihuacan (por ejemplo, consultar Fash y Fash, 2000), por nombrar sólo algunos sitios.

Ocasionalmente, en la arqueología hay una tendencia a colocar artefactos dentro de categorías conceptuales, sin realmente poner atención en los artefactos mismos. El “análisis” rápido de un objeto puede determinar su longitud o su peso, pero puede pasar por alto otras car-acterísticas, como su composición o su origen. Ese es el caso de los espejos mesoamericanos. Estos artefactos se mencionan en informes, pero rara vez se les considera de manera que se ponga de relieve la diversidad de la composición y formas que los mayas usaban en la fabri-cación de estos objetos especiales. En primer lugar, debe observarse que existen muchos tipos de espejos prehispánicos, hechos sobre todo con derivados del hierro. Se han hallado espejos de diferen-tes tipos en contextos olmecas (por ejemplo, consultar Carlson, 1981; Gullberg, 1959; Heizer y Gullberg, 1981). Se conocen espejos de hematita (Fe2O3) y de pirita (FeS2) en contextos mayas posteriores (por ejemplo, consultar Zamora, 2002). También son relativamente comunes, en las excavaciones de sitios mayas, los espejos compuestos de pirita, constituidos con piezas de mosaico sobre un respaldo uniforme. Además de estos espejos a base de hierro, se conocen los espejos hechos de obsidiana hal-lados en sitios mexicanos, así como los espejos hechos de carbón de antracita que se han hallado en América del Sur (Calvo y Enoch, 2007). Los espejos y los fragmentos de mosaico a menudo se hacen con materiales derivados del hierro (como la hematita o la pirita), que alcanzan un alto grado de lustre al pulirse. Las reflectividades medidas son del 21% para la magnetita, 28% para la hematita y 55% para la pirita (Craig y Vaughan, 1981, citados en Lunazzi, 1996). Y con frecuencia hasta aquí llega el análisis. Sin embargo, un descubrimiento accidental hecho por Antonio Prado y Guillermo Mata ha complicado la idea de los espe-jos hechos a base de derivados de hierro. Estos autores descubrieron que algunos espejos, al ser observados con

Zachary NelsonBarry ScheetzGuillermo MataAmadoAntonio Prado

Espejos compuestos de los antiguos mayas:producción ostentosa y fraudeen la época precolumbina

Publicaciones en línea de PARI

2005 Traducción de “Composite Mirrors of the Ancient Maya: Ostentatious Production and Precolumbian Fraud.” The PARI Journal 9(4):1-7. Esta traducción: www.mesoweb.com/pari/publications/journal/904/Espejos_compuestos.pdf.

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pejo podrían haber aumentado el poder adivinatorio de su poseedor—quizás debido a que los objetos reflejados se manipulaban durante la conducción de ritos. Otro uso probable de los espejos pudo ser el de encender fuegos mediante la concentración de los rayos del sol; también tenían otros papeles importantes en la iconografía y en la vida ritual (consultar Taube, 1992, 2000).

Frecuencias relativasConsiderando su uso religioso y práctico, no resulta sor-prendente se hayan encontrado espejos tanto en contex-tos monumentales como en contextos cotidianos en las Tierras Bajas mayas. Lo curioso es su baja frecuencia y su tamaño, que generalmente es pequeño. Ciertamente, los espejos de pirita son durables. Los espejos uniformes de pirita están compuestos por una pieza sólida de este material, que puede durar décadas con cuidados apro-piados. Como resultado de esto, es raro que se requiera reemplazarlos, a menos de que sufrieran daños impor-tantes. El lustre de un espejo uniforme de pirita refleja de manera adecuada el mundo, haciendo necesario su limpieza o pulido sólo de manera ocasional. En caso de romperse, el costo de sustituirlo podría haber sido enorme.

Espejos uniformes y compuestosLos espejos uniformes hechos de pirita se hacían con una piedra sólida, extraída de algún sitio de la Sierra de las Minas, en los Altos de Guatemala. Era necesario hallar el mineral de tamaño y espesor suficientes, sin inclusiones de otros materiales. La pieza se trabajaba entonces hasta alcanzar las dimensiones deseadas, puliéndose y brillán-

La vida cortesana de los antiguos mayas, según se retrató en las piezas más finas de cerámica, parecería vacía sin la presencia de espejos. Los gobernantes se miran al espejo mientras los visten (por ejemplo, ver las vasijas K787, K1454, y K40961 (Figure 1). Bailan con espejos (por ejemplo, K505, K5233, y K6341) y hay espejos presentes en el salón del trono (por ejemplo, ver K625, K1463, K1728, K2914, K3203, K5110, K6315, K6666 y K8926) (Figuras 2-3). Asimismo, los espejos no son sólo para la élite. Se han hallado fragmentos de espejos en Piedras Negras en el contexto de estructuras muy humildes (Nelson, 2000: 128). Muchos de éstos eran espejos compuestos, más que espejos uniformes, hechos de pirita. Los espejos se usaron para mucho más que satisfacer la vanidad. Entre los huicholes, los espejos tienen una profunda importancia religiosa (Blosser, 2000). Los espe-jos comunican con los dioses y con otros mundos (por ejemplo, consultar Rivera Dorado, 1999). Sirven como un medio para concentrar el propio poder en ámbitos espirituales divinos. Al interpretarse de esta manera, las diversas escenas palaciegas pintadas en piezas de cerámica que muestran al gobernante viendo su reflex-ión en el espejo bien podrían ser episodios en los que el gobernante se está comunicando con deidades específi-cas durante una entrevista en palacio. Además, las propiedades de reflexión de los espejos cóncavos son tales que las imágenes reflejadas pueden aparentar “como si flotaran frente [al] espejo” (Lunazzi, 1996a: 4). Este aspecto de las propiedades ópticas del es-

1 Los “números K” alude a vasijas en la base de datos de piezas cerámicas mayas de Justin Kerr, que puede consultarse en www.mayavase.com.

Figura 1. Personajes verificando su apariencia mientras lo visten. Vasija K1454 en la base de datos en línea de Justin Kerr,que puede consultarse en www.mayavase.com. Fotografía © de Justin Kerr.

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dose constantemente, hasta alcanzar el lustre deseado. Las horas de trabajo que se requerían para crear estos espejos probablemente aumentaban su valor total. En contraste con esto, los espejos compuestos se forman con piedra, arcilla y granos de pirita (o de hematita). En el año 2001, Antonio Prado y Guillermo

Mata Amado estaban examinando un espejo de pirita rescatado de las aguas del Lago Amatitlán, frente al sitio de Mexicanos (Mata Amado, 2003), usando un microscopio y un alto grado de magnificación. Descubrieron que podían identificarse claramente tres capas (Figuras 4 y 5). Este descubrimiento accidental de

Figura 2. Bailando con un espejo. Vasija número K5233. Fotografía © de Justin Kerr..

Figura 3. Espejo en el salón del trono. Vasija K625. Fotografía © de Justin Kerr.

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un espejo compuesto requería más investigación. Mata Amado envió un fragmento de espejo del mismo sitio a los laboratorios de la Universidad Estatal de Pennsylvania, con el fin de que lo examinaran usando un microscopio electrónico (esta técnica no es destructiva) (Figura 6). El Dr. Barry E. Sheetz examinó el fragmento y ayudó a identificar las distintas capas mediante sus “firmas” químicas. El microscopio electrónico produjo imágenes de la distribución de siete elementos hallados en la muestra: hierro, sílice, azufre, potasio, aluminio, oxígeno y carbono. Estas imágenes individuales se combinaron con Photoshop, para elaborar un mapa compuesto con la distribución de cada uno de los elementos (Figura 7). La imagen combinada permite ver la manera en que los distintos elementos interactúan entre sí. La firma

química de cada capa puede leerse con facilidad en el “mapa.” La capa inferior está hecha de pirita. Esto puede verse con claridad en la imagen elemental compuesta. La pirita se compone de hierro y azufre. El azufre y no el oxígeno (como, por ejemplo, en el caso de la hematita) es un componente importante de la base y la superficie del fragmento. Este tipo de piedra se halla en la región de Sierra de las Minas, en Guatemala. La piedra forma la base del espejo. Ésta fue rajueleada y tallada hasta al-canzar las dimensiones deseadas. El grosor de la piedra utilizada en este análisis es de apenas 2 mm. Su extrema delgadez es más que notable. La capa intermedia es un agente adhesivo. Los ele-mentos hallados en esta capa son sílice, potasio, alumi-nio, oxígeno y carbono. También hay presencia de hierro y de azufre, pero es probable que éstos hallan migrado por presión como cristales al interior de la capa desde el borde, y es poco probable que hayan sido componentes originales de la mezcla. Esta combinación nos hace pen-sar que la arcilla cerámica parece haberse usado como adhesivo, sin el uso de agentes importantes de templa-do. Esta capa tiene entre 1.5 y 2 mm. de espesor. Creemos que la arcilla simplemente se presionó contra la piedra, aunque no puede descartarse otro tipo de preparación. Hay unos filamentos extraños visibles en la imagen ob-tenida de la muestra; éstos podrían ser agentes adhesi-vos de origen orgánico, o quizás simplemente pirita en descomposición. Sería necesario llevar a cabo pruebas adicionales para identificarlos. La capa superior está compuesta por cristales de pirita fina (y quizás otros minerales). La firma química de los bloques de cristal es muy clara: se trata de hierro y azufre. Se piensa que los cristales se transfirieron a la arcilla por presión, cuando ésta última aún estaba suave. Esto queda indicado por la distribución de los cristales de pirita alrededor de la arcilla. El grosor de la superficie es de sólo 0.5 mm: la profundidad del “polvo” de cris-tales usado. Para reconstruir la secuencia de fabricación, el pro-ceso comienza en la Sierra de las Minas. Comienza con el hallazgo de mineral de pirita, misma que fue rajueleada hasta formar un disco con las proporciones deseadas. Una vez rajueleada, se aplicaba arcilla al disco. Luego, se transfería por presión polvo de pirita a la arcilla. Este polvo provenía de la etapa de rajueleado, aunque tam-bién podía molerse específicamente con este fin, o hal-larse de manera natural, como pirita en descomposición. Luego, el espejo se habría horneado, usando métodos muy parecidos a los empleados para hacer piezas de cerámica. Una vez endurecida la arcilla, los bordes cru-dos se habrían limado. De la misma forma, los granos de pirita se habrían pulido hasta alcanzar el lustro requeri-do para un espejo. El producto terminado no sólo pa-recería un espejo de pirita sólida, sino que habría pesado más o menos lo mismo que uno de ellos.

Figura 4. Fragmento de espejo compuesto maya (pieza de mosaico).

5cm

4mm

Figura 5. Acercamiento a fragmento de espejo compuesto, en el que pueden apreciarse las capas.

granos de pirita

0 1 2mm

agente aglutinante

base

0 1 2mm

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Valor y energíaSi los antiguos mayas valoraban los objetos según su atractivo estético, entonces los espejos compuestos y los uniformes habrían tenido el mismo valor. Ambos podían pulirse hasta alcanzar el mismo brillo y su apariencia habría sido idéntica. De hecho, la diferencia entre ellos difícilmente puede discernirse a ojo. Alternativamente, si a los objetos se les daba valor según la cantidad de trabajo empleada en crearlos, en-tonces los espejos uniformes habrían sido mucho más caros que los espejos compuestos (por ejemplo, consul-tar Kidder et al., 1946: 131). Los espejos uniformes requi-

eren de un mayor grado de habilidad en todas las etapas de su fabricación. En primer lugar, el mineral adecuado debe hallarse en estado puro. Luego, el material en bruto debía tallarse hasta alcanzar la forma apropiada, debi-endo pulirse y abrillantarse tanto los bordes como las su-perficies. En cada etapa, la posibilidad de rotura es alta. La creación de espejos compuestos requiere menos trabajo. Creemos que los granos de pirita utilizados para crear espejos compuestos debieron hallarse en las mismas fuentes que se usaron para crear los espejos uni-formes y es posible que hayan provenido de los residuos producidos en la creación de éstos últimos. La pirita es relativamente común y su uso sólo habría requerido el

Figura 7. Microscopio electrónico, composición por elementos: (a) vista de muestra a alta magnificación; (b) distribución de partículas de hierro y azufre; (c) distribución de partículas de aluminio y sílice.

granos de pirita

filamento/agente agluti-nante

base

a b c

Figura 6. Imagen de microscopio electrónico: detalle con alta magnificación.

Espejos compuestos de los antiguos mayas

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pulido de algunas facetas. Las fuentes de arcilla para cerámica eran ampliamente conocidas y los granos de pirita podían haberse generado con facilidad, triturando fragmentos de pirita para hacer polvo con ellos. El pu-lido requiere tiempo y esfuerzo, pero no se requiere gran habilidad o experiencia para hacer este producto. Es tentador identificar los espejos compuestos como imitaciones baratas de los espejos de pirita uniformes y esta suposición podría justificarse hasta cierto punto. Hay espejos compuestos en Piedras Negras, en contex-tos que no son de élite. Tenemos la esperanza de que otros investigadores examinen sus espejos, aún usando una baja magnificación, con el fin de constatar qué tan comunes son en otras partes. Sin embargo, estos espejos tuvieron otro uso. Los grandes espejos, como los que se muestran en las escenas palaciegas, habrían resultado muy difíciles tanto de hacer como de transportar. Pero los espejos compuestos habrían sido más fáciles de hacer en el tamaño deseado o como piezas de mosaico. Creemos que se ha hallado un ejemplo de esto. En el sótano del Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala hay muchos artefactos hallados en el curso de las excavaciones dirigidas por el Instituto Carnegie (Kidder et al., 1946) en Kaminaljuyú. El material hallado en la Tumba III del Montículo A incluye un gran disco de cerámica, con un diámetro aproximado de 18 cm. En el curso de la excavación, los arqueólogos hallaron gránulos de mineral metálico que parecían estar asociados con el disco (la etiqueta del museo dice lo siguiente: “C-151 A. Ga.46-6 Esperanza Mont. A. Tumba III. Kaminaljuyú, Depto. de Guatemala Carbono magnético (?) C.I.W.”). Por desgracia, este artefacto no se describe en el volumen que sobre Kaminaljuyú escribieron Kidder, Jennings y Shook (1946). Pensamos que este disco era un gran espejo de cerámica cuyo agente adhesivo se desintegró, desprendiéndose los gránulos de metal. En este ejemplo, en lugar de tener un respaldo de piedra, el espejo estaba hecho completamente de arcilla cocida, con los gránulos adheridos a la arcilla, quizás mediante un agente adhesivo de origen orgánico (cola). Asimismo, algunas piezas poligonales de mosaico de pirita son, en realidad, espejos compuestos. Los mo-saicos están hechos con piezas cortadas de pirita puli-mentada y adherida a un respaldo de piedra. Las piezas poligonales tienen una forma que permite integrar una imagen completa o una cara reflejante de mayor tamaño que las piezas individuales. El artefacto examinado con el microscopio electrónico era una pieza de mosaico. Su grosor total era de sólo 4 mm. Alguna vez estuvo adher-ido a un respaldo de piedra, que se perdió hace mucho tiempo. Esto sugiere que algunos de los grandes espejos de mosaico hallados en la Tierras Bajas mayas podrían haber estado hechos con piezas de mosaico compuesto. En relación con la fabricación de placas o mosaicos con pirita incrustada, Kidder, Jennings y Shook escribieron lo siguiente:

También debieron ser muy caros, pues la cantidad de trabajo requerida para su fabricación era obviamente enorme, por no mencionar el presumiblemente alto valor del material usado en sus superficies incrustadas. La pirita, que tiene un valor de dureza de 6.5 y carece de planos naturales de corte que faciliten la subdivisión de los cristales, no pudo sino ser muy difícil de trabajar. Sin embargo, cada placa se montó con docenas de láminas cortadas hasta alcanzar exactamente el mismo grosor, y de manera que encajaran perfectamente. ... Somos de la opinión de que nada de lo producido en la América aborigen compite con estas placas, en términos de su meticulosa y hábil fabricación. Es difícil inclusive estimar el número de horas-hombre necesarias para hacer todos y cada uno de estos objetos. (Kidder et al., 1946: 131)

Los antiguos mayas usaron espejos compuestos como piezas poligonales de mosaico. Su uso reducía el gasto de tiempo y energía necesarios para crear espejos de mosaico, al hacer más fácil el método de elaboración de cada polígono. Si estas suposiciones son correctas, entonces algunos de los grandes espejos que aparecen en escenas palacie-gas podrían haberse fabricado con materiales similares. Podría haber habido espejos de mano hechos con una sola pieza de pirita, pero para efectos de adivinación y por sus cualidades de reflexión, los espejos presentes en las salas del trono probablemente eran grandes espejos compuestos. Esto explica la canasta o soporte de espejo que a menudo aparece en las escenas palaciegas. Los es-pejos compuestos o de mosaico debieron ser objetos po-tencialmente frágiles, que requerían la protección de una canasta cuando no estaban en uso. (Como alternativa, es posible que la canasta haya sido parte de la presentación de la adivinación; no es posible excluir ninguno de estos usos.) Por lo tanto, más que tratarse de imitaciones bara-tas, los espejos compuestos ofrecían una mayor superfi-cie reflejante para que el gobernante pudiera adivinar en ella el futuro de su reino.

Conclusiones

Los espejos a base de hierro de los antiguos mayas pertenecen a una de dos variantes generales. O son espe-jos uniformes o bien son compuestos. Los espejos com-puestos se crean usando una base de piedra, un adhesivo de arcilla y granos de pirita. Este tipo de espejo era más fácil de producir que los espejos uniformes. Los espejos servían tanto para ver el reflejo propio, como para fines adivinatorios. Las escenas palaciegas pintadas en piezas de cerámica muestran con frecuencia grandes espejos. Como resultado de las excavaciones llevadas a cabo en Kaminaljuyú, se conoce un posible ejemplo de gran es-pejo compuesto. Las piezas de espejo compuesto tam-bién se utilizaron para armar mosaicos. La investigación sobre los espejos mayas apenas está comenzando, pero tenemos la esperanza de que este primer paso ayude a otros a identificar una importante distinción tipológica en una categoría de artefactos a la que hasta ahora no se ha prestado gran atención.

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AgradecimientosEstamos muy agradecidos al Instituto de Investigación de Materiales de la Universidad Estatal de Pennsylvania por su ayuda e interés en este proyecto. Del mismo modo, vaya nuestro agradecimiento al Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala, por permitirnos el acceso a sus colecciones.

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Espejos compuestos de los antiguos mayas