Publicando contribuciones - Anestesia · Doctor Honoris Causa, Universidad de Buenos Aires....

16
86 | Volumen 64 / Número 2 Rev. Arg. Anest (2006), 64, 2: 86-101 Artículo de historia Prof. Dr. *Jorge Antonio Aldrete Publicando contribuciones científicas en español: ¿sueño efímero o posible realidad? Por siglos, las organizaciones científicas de España han tratado de identificar y demostrar que en los países de ha- bla hispana se han realizado abundantes descubrimientos de origen científico, para lo cual se han hecho varias reco- pilaciones (Figura 1) de tales contribuciones 1 . En el último medio siglo, el predominio de las publicaciones en inglés ha sido de tal magnitud que motivó que revistas como las Actas Escandinavas de varias disciplinas sean publicadas totalmente en ese idioma. Algunas otras publicaciones de países como Bélgica, Holanda y Alemania se redactan en su propio idioma, pero además tienen ediciones totalmente en inglés, mientras que otras de Brasil, México y Rumania se encuentran en un estado transitorio al publicar artículos en ambas lenguas. Generalmente, la mayoría incluye resúme- nes en inglés o en otro idioma, además del propio. Por otra parte, en algunas naciones ha habido una prolí- fica y creciente producción científica, por ejemplo en Japón 2 , Francia e Italia. En otros países se editan revistas en el idio- ma nacional y, al mismo tiempo, sus autores publican abun- dantemente artículos en revistas totalmente en inglés. Otras naciones con menor producción científica, aunque en au- *University Of Alabama In Birmingham. Doctor Honoris Causa, Universidad de Buenos Aires. President and Founder Arachnoiditis Foundation, Inc. mento, como China, Israel y Brasil, están promoviendo tanto revistas en inglés como en su propio idioma. A continuación se mencionan factores que determinan que ciertas publicaciones científicas se continúen publican- do en castellano, mientras se aceptan también autores cien- tíficos que publican simultáneamente en inglés, siendo las primeras (en español o en el idioma del país en cuestión) de inferior calidad que las realizadas en inglés. Esta disyun- tiva no es fácil de aceptar, aunque debemos afrontarla. Obviamente, es imposible incluir todos los casos, pero se mencionan, como ejemplos, los más célebres. También se hace mención de algunos descubrimientos de importancia de autores hispanohablantes poco conocidos, a los que no se les dio el crédito apropiado internacionalmente. En otras ocasiones, aunque se publicaron en inglés, su importancia no ha sido reconocida mundialmente, algunas corregidas y otras no. Se mencionan las correcciones que se han reali- zado de hechos históricos y se debate la posibilidad de apro- piación no intencional del crédito debido al autor original. Después de enlistar los métodos empleados para categorizar la calidad de las publicaciones de las revistas, e indirecta- mente de los autores, se hacen sugerencias para estos he- chos, que involucran los variados tipos de publicaciones científicas en general y las médicas en particular. Un ejemplo típico fue el primer alfabeto para sordos pro- puesto por el español Juan Pablo Bonet en 1620, que no recibió mucha difusión. Evidentemente, al padecer de sor- dera a partir de 1792, el famoso pintor Goya dio reconoci- miento al autor de origen, Juan Pablo Bonet, reproducién- dolo a principios del siglo XVIII en una lámina que inicial- mente se creyó que era una obra artística sobre manos, y que finalmente fue identificada como la representación del alfabeto manual para sordos (Figura 2). En ocasiones, se ha dado crédito a ciertos personajes de fama histórica, como la atribución de la primera aplicación en un conflicto bélico de la anestesia con cloroformo al ci- rujano ruso Pirogoff cuando participaba activamente en la guerra de Crimea (1854-1856) 3 . Sin embargo, una investi- gación llevada a cabo en los Archivos de la Defensa Nacio- nal de México y en la National Library of Medicine en Was- hington, DC, reveló la orden del Presidente Polk indicando que el cirujano militar Edward H. Barton (Figura 3) fuera comisionado para que recibiera instrucción directa de William R. Morton en Boston, quien había dado la primera Fig. 1.– Portada de libro por J.M. López Pinero describiendo algu- nas de las contribuciones científicas hechas por españoles y latino americanos.

Transcript of Publicando contribuciones - Anestesia · Doctor Honoris Causa, Universidad de Buenos Aires....

  • Artículo de historia

    86 | Volumen 64 / Número 2

    Rev. Arg. Anest (2006), 64, 2: 86-101

    Artículo de historia

    Prof. Dr. *Jorge Antonio AldretePublicando contribucionescientíficas en español: ¿sueño

    efímero o posible realidad?

    Por siglos, las organizaciones científicas de España hantratado de identificar y demostrar que en los países de ha-bla hispana se han realizado abundantes descubrimientosde origen científico, para lo cual se han hecho varias reco-pilaciones (Figura 1) de tales contribuciones1. En el últimomedio siglo, el predominio de las publicaciones en inglésha sido de tal magnitud que motivó que revistas como lasActas Escandinavas de varias disciplinas sean publicadastotalmente en ese idioma. Algunas otras publicaciones depaíses como Bélgica, Holanda y Alemania se redactan en supropio idioma, pero además tienen ediciones totalmente eninglés, mientras que otras de Brasil, México y Rumania seencuentran en un estado transitorio al publicar artículos enambas lenguas. Generalmente, la mayoría incluye resúme-nes en inglés o en otro idioma, además del propio.

    Por otra parte, en algunas naciones ha habido una prolí-fica y creciente producción científica, por ejemplo en Japón2,Francia e Italia. En otros países se editan revistas en el idio-ma nacional y, al mismo tiempo, sus autores publican abun-dantemente artículos en revistas totalmente en inglés. Otrasnaciones con menor producción científica, aunque en au-

    *University Of Alabama In Birmingham. Doctor Honoris Causa, Universidad de Buenos Aires. President and Founder Arachnoiditis Foundation, Inc.

    mento, como China, Israel y Brasil, están promoviendo tantorevistas en inglés como en su propio idioma.

    A continuación se mencionan factores que determinanque ciertas publicaciones científicas se continúen publican-do en castellano, mientras se aceptan también autores cien-tíficos que publican simultáneamente en inglés, siendo lasprimeras (en español o en el idioma del país en cuestión)de inferior calidad que las realizadas en inglés. Esta disyun-tiva no es fácil de aceptar, aunque debemos afrontarla.Obviamente, es imposible incluir todos los casos, pero semencionan, como ejemplos, los más célebres. También sehace mención de algunos descubrimientos de importanciade autores hispanohablantes poco conocidos, a los que nose les dio el crédito apropiado internacionalmente. En otrasocasiones, aunque se publicaron en inglés, su importanciano ha sido reconocida mundialmente, algunas corregidasy otras no. Se mencionan las correcciones que se han reali-zado de hechos históricos y se debate la posibilidad de apro-piación no intencional del crédito debido al autor original.Después de enlistar los métodos empleados para categorizarla calidad de las publicaciones de las revistas, e indirecta-mente de los autores, se hacen sugerencias para estos he-chos, que involucran los variados tipos de publicacionescientíficas en general y las médicas en particular.

    Un ejemplo típico fue el primer alfabeto para sordos pro-puesto por el español Juan Pablo Bonet en 1620, que norecibió mucha difusión. Evidentemente, al padecer de sor-dera a partir de 1792, el famoso pintor Goya dio reconoci-miento al autor de origen, Juan Pablo Bonet, reproducién-dolo a principios del siglo XVIII en una lámina que inicial-mente se creyó que era una obra artística sobre manos, yque finalmente fue identificada como la representación delalfabeto manual para sordos (Figura 2).

    En ocasiones, se ha dado crédito a ciertos personajes defama histórica, como la atribución de la primera aplicaciónen un conflicto bélico de la anestesia con cloroformo al ci-rujano ruso Pirogoff cuando participaba activamente en laguerra de Crimea (1854-1856)3. Sin embargo, una investi-gación llevada a cabo en los Archivos de la Defensa Nacio-nal de México y en la National Library of Medicine en Was-hington, DC, reveló la orden del Presidente Polk indicandoque el cirujano militar Edward H. Barton (Figura 3) fueracomisionado para que recibiera instrucción directa deWilliam R. Morton en Boston, quien había dado la primera

    Fig. 1.– Portada de libro por J.M. López Pinero describiendo algu-nas de las contribuciones científicas hechas por españoles y latinoamericanos.

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 87

    anestesia con éter el 16 de octubre de 1846. Así, unos díasdespués del desembarco de las fuerzas armadas norteame-ricanas bajo el comando del General William Scott, enVeracruz, se decidió administrar éter a un cargador que sehabía disparado accidentalmente en las dos piernas. El 28de marzo de 1847 se le hizo una amputación sin anestesia,la cual causó gritos y gemidos por el dolor intenso; al díasiguiente se le hizo la amputación de la otra pierna bajoanestesia con éter, sin que se oyera un lamento4. En la ba-talla de Cerro Gordo, cerca de Jalapa, se tomó un dague-rrotipo del médico militar mexicano Pedro Van der Linden(originalmente belga) al haber sido hecho prisionero porsoldados americanos, mientras concluía una amputacióncon éter en un soldado mexicano (Figura 3).

    Controversias sobre quién fue el primero que identificóel mosquito transmisor de la fiebre amarilla reverberan unsiglo después del conflicto bélico que llevó al médico mili-tar americano Walter Reed a Cuba, donde el parasitólogoCarlos Finlay ya había identificado la participación del vector(aedes egypti) en el contagio de esta enfermedad. Más de100 años después, el crédito va de país en país (Figura 4).

    Un hecho histórico sin precedente fue la separación delas mellizas xifopagus llevada a cabo por el cirujano ÁlvaroRamos, de Río de Janeiro, en 1899 (Figura 5) bajo anestesia(cloroformo) administrada por los “narcotizadores” F. Fa-jardo y Miguel Pereira; Maria y Rosalina fueron anestesiadaspor Miguel Couto y Antonio Leao5 respectivamente, loscuales recibieron poco reconocimiento por tal logro.

    Fig. 2.– Pintura de manos por Goya, representando el “alfabeto para sordos” primeramentediseñado por el español Juan Pablo Boner en 1620.

    Fig. 3.– Incluye el Retrato del Cirujano Militar Edward A. Barton (izquierda) quien fue adiestra-do por William T.G. Morton para administrar éter a soldados heridos en la invasión de Méxicoy un daguerrotipo (a la derecha) ilustrando al cirujano del Ejército Mexicano Pedro Van der Lin-den cuando fue hecho prisionero, en Xalapa, Veracruz, al completar una amputación de unapierna en un soldado Mexicano que parece anestesiado (18 de Abril, 1847).

  • Artículo de historia

    88 | Volumen 64 / Número 2

    En 1914, el médico Luis Agote, de Buenos Aires, practicauna transfusión de sangre anticoagulada con citrato de Naal portero del Hospital Rawson6 (Figura 6). Un autor anglo-sajón pretendió obtener la prioridad de este tratamiento.

    El estudiante de medicina Miguel García Marín, de laUniversidad Nacional Autónoma de México, desarrolló sutesis profesional sobre el efecto anestésico y metabólico delalcohol etílico por vía endovenosa estudiando inicialmentesu administración en palomas, gallinas, pavos, perros ymonos (Figura 7); a través de influencias políticas, la técni-ca se ensayó en un prisionero condenado a muerte, al cual,por sobrevivir, se le concedió el indulto7. García Marín ad-ministró esta técnica a más de 60 pacientes en los que sellevó a cabo una variedad de intervenciones quirúrgicas (Fi-gura 8). Eventualmente hizo demostraciones en Inglaterra,Bélgica y Francia. Al regresar a su patria, la Academia Na-

    Fig. 4.– La controversia entre el cirujano americano Walter Reed y el parasitólogo cubano Carlos Finlay respecto al descubrimiento delmosquito como transmisor de la Fiebre Amarilla, aún no se ha decidido.

    Fig. 5.– Mellizas xifopagus Rosalina y Maria que fueron separadaspor el cirujano Alvaro Ramos en Río de Janeiro, bajo anestesia concloroformo en 1899.

    cional de Medicina de México lo recriminó porque el alco-hol producía flebitis. García Marín decidió no usarlo más yse fue al interior a practicar medicina familiar8. Una vez elu-cidada su experiencia, se lo ha reconocido como el precur-sor de la anestesia endovenosa por infusión9.

    Por otra parte, tenemos el caso del cirujano argentinoAlberto Gutiérrez, que siendo maestro de Anatomía, jefe decirugía del Hospital Español, y editor y fundador de la Re-vista de Cirugía de Buenos Aires (1924) decidió administrarsus propias anestesias peridurales, primero como lo descri-bieron Pages10 y Dogliotti11; luego descubrió que una gotade líquido puesta en el pabellón de la aguja (Figura 9) des-aparecía cuando la punta entraba al espacio peridural12. Endos años cambió la técnica que se usaba en su hospital de0 a 75% para las epidurales y de 65 a 12% (Figura 10) laanestesia general13. No conforme, estudió la anatomía y lapresión del espacio alrededor del saco dural, su distanciadesde la piel (Figura 11), las dosis y volúmenes de anestésicoslocales requeridos para diferentes operaciones, así como suscomplicaciones, desarrollando una ficha especial y comple-

    Fig. 6.– El médico argentino Luis Agote llevando a cabo en 1914,la primer transfusión sanguínea facilitada por el anticoagulantecitrato de sodio. Enrique Finochietto está a su derecha.

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 89

    ta basándose en una encuesta de los colegas que usabanesta técnica en 193814. Habiendo publicado más de 300artículos (sólo uno en inglés) y 13 libros, también fue fun-dador y el primer editor de la Revista Argentina de Aneste-sia y Analgesia a partir de 1939. También creó un aditamen-to15 para acelerar la infiltración de anestésicos locales (Figura12). Siendo un autor prolífico, Gutiérrez fue reconocido ensu época tanto en Argentina como en el exterior, pues acu-dían médicos de Europa y América del Norte a presenciarsu técnica de anestesia y su maestría en técnicas quirúrgi-cas, habiendo dictado numerosas conferencias en su país yen el extranjero. Fue también promotor de la independen-cia y el mutuo respeto entre anestesiólogos y cirujanos16,17.Quizás esta diversidad y su publicaciones abundantes ledieron el reconocimiento mundial de haber introducido “elmétodo de la gota colgante”; sin embargo, sus contribu-ciones a la cirugía y al mecanismo y sitio de acción de losanestésicos locales en el espacio peridural no habían sidoilustradas hasta recientemente18-20.

    Fig. 7.– Tabla indicando las observaciones hechas por el mexica-no Miguel García Marín en 1926, usando palomas, pollos guajolotes(pavos), perros y monos a los que administró alcohol, por víaendovenosa, como anestésico.

    Fig. 8.– Espécimen postquirúrgico después de una amputación deun miembro inferior en un paciente del Hospital Juárez de la Cd.de México, llevada a cabo por el cirujano E. Ulrich, bajo anestesiapor alcohol etílico endovenoso.

    Fig. 9.– La “gota colgante” ilustrada en este dibujo hecho por Al-berto Gutiérrez. Debido a que accidentalmente, al sostener el pa-bellón de la aguja puede tocarse involuntariamente la gota, dise-ñó una aguja con el pabellón plano que le permitía avanzarla sinque los dedos se aproximaran a la gota pendiente.

  • Artículo de historia

    90 | Volumen 64 / Número 2

    Esta técnica pasó a ser un método de analgesia regionalprolongado cuando el 14 de enero de 1947 Miguel MartínezCurbelo, de la Habana, Cuba, insertó un catéter ureteral através de una aguja de Tuohy en el espacio L3-L4 de unapaciente que iba a ser sometida a una operación gine-cológica20. Sólo dos meses antes, Martínez Curbelo habíavisitado la Clínica Mayo, y Ed Tuohy, que estaba haciendoraquias continuas con los mismos, le proveyó agujas ycatéteres. También extendió su inserción por una semanapara tratar tromboflebitis y dolor vascular en los miembrosinferiores, inyectando procaína cada 12 horas a través delcatéter. En 1949 regresó a la Clínica Mayo, donde fueraayudado a escribir un artículo publicado en inglés21.

    El rol de las glándulas suprarrenales en el control de laglucemia fue descrito por Bernardo Houssay, quien creó unaherencia en la investigación en materia de Fisiología en laUniversidad de Buenos Aires22 que aún prevalece. Es nota-ble que en 1922, cinco años después de graduarse de mé-

    Fig. 10.– Gráfica demostrando cambios en el tipo de anestesia provisto en el Hospi-tal Español de Buenos Aires, de 1929 a 1933, después que Alberto Gutiérrez, quienera Jefe de Cirugía, introdujo la anestesia peridural, yendo de cero en 1929, a 80%de los casos operados en 1933.

    Fig.11.– Mediciones de la distancia de la piel al espacio peridural en 3200 pacienteshechas por Alberto Gutiérrez al realizar anestesia peridural. En el 83% de los pacien-tes, la distancia medía entre 3.5 y 5.0 cms.

    Fig. 12.– Aparato diseñado por A. Gutiérrez para infiltración rápi-da de anestésicos locales.

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 91

    dico, Alberto Gutiérrez, reconociendo la gran didáctica deHoussay en Fisiología, se haya inscripto para tomar clasescomo simple alumno (Figura 13). Sus descubrimientos yabundantes publicacione hicieron al Dr. B. Houssay acree-dor al Premio Nobel en 1947; es de notar que la mayoríade sus artículos sobre hipertensión arterial23 y el control dela glucemia fueron publicados sobre todo en inglés24. Suscolaboradores siguieron su línea de investigación (Figura 14).De interés al tema que nos ocupa, Houssay fundó y editó larevista “Acta Physiologica Pharmacologica TherapeuticaLatinoamericana”, en inglés, que después de 14 años fuediscontinuada.

    Un ejemplo clásico de la ingeniosidad de autores deAmérica Latina fue la aplicación de un anestésico local encombinación con otros agentes que resultó en una técnicade anestesia completa, utilizada abundantemente en Argen-tina y otros países de América del Sur por más de 45 años.En 1948, tomando la idea de una breve experiencia en otrospaíses, G.M. Aranés, L. Blusque Castellanos, Armando C.Nesi y F. De Leonardis25 convergen sus experiencias paracrear la anestesia con procaína endovenosa “a la Argenti-na” que aún continúa usándose. Estudios más sofisticadossobre la farmacocinética y farmacodinamia de la procaína yuno de sus metabolitos, el acido para-amino benzoico, fue-ron llevados a cabo por Wikinski. El propio Wikinski, Ceraso,Arlia y Torrieri*26 complementaron las observaciones inicia-les habiendo determinado los límites terapéuticos y los ni-veles a los cuales ocurrían convulsiones, y documentaron sugran acción antiarrítmica27.

    Desafortunadamente, la mayoría de las observacionesoriginales que fueron publicadas en revistas locales y encastellano no se difundieron ampliamente, y otros estudiosinformando hallazgos semejantes fueron publicados pos-teriormente en inglés sin que se les diese primacía a losautores de los hallazgos iniciales. Para notarlas, las publica-ciones en inglés se señalan en este trabajo con un asterisco(*). Otros de estos casos típicos de “amnesia literaria” semencionan a continuación.

    Uno de ellos fue el “redescubrimiento” de la técnica deanestesia regional endovenosa, inicialmente descrita porAugust Bier en 190828, utilizando una disección de vena paraasegurar la permanencia del acceso al sistema venoso de laextremidad a ser operada. Aunque inicialmente se lo aco-gió con entusiasmo, el método fue abandonado debido ala toxicidad del anestésico local usado entonces y a la defi-ciencia del sistema de torniquete, que causaban frecuentescomplicaciones. En 1931, Morrison intentó reanudar su uso,pero la técnica también perdió popularidad por las mismasfallas29. En las últimas cuatro décadas, la mayoría de laspublicaciones le han atribuido el resurgimiento de esta téc-nica a Holmes30. Pero es necesario aclarar que pocos añosantes habían aparecido tres publicaciones: en 1946, deGarcía Herreros, de México*31 y Mourigan Canale, de Uru-guay32, y en 1954 de Pires, de Brasil33, una de ellas en inglés,publicada en Anesthesiology, y las otras en español y enportugués, respectivamente, en revistas nacionales de Amé-rica Latina; aunque las tres precedieron a la de Holmes30, ésteparece haber recibido injustificadamente todo el crédito.

    De gran interés fueron las observaciones hechas porCaldeiro Barcia, de Montevideo, en los años 50, quien mi-dió (invasivamente, transvaginal) la presión intrauterina,correlacionándola con los cambios producidos en la tensiónarterial. Además, por primera vez hizo observaciones enparturientas, notando el efecto que algunos medicamentos,como el sulfato de magnesio (Figura 15), o el bloqueoperidural tenían sobre esos parámetros. Quizás porque estacontribución pionera fue publicada en una revista estado-

    Fig. 13.– Confirmación de que Alberto Gutiérrez, ya siendo médi-co, regresó como alumno a la Facultad a tomar el curso de Fisiolo-gía impartido por Houssay.

    Fig. 14.– Bernardo Houssay en reunión, rodeado de sus colabora-dores.

  • Artículo de historia

    92 | Volumen 64 / Número 2

    unidense*34, el autor fue reconocido como “uno de los ini-ciadores” de este abordaje, principalmente en su patria,América Latina y en otros países.

    El grupo de José Usubiaga y Jaime Wikinski llevó a caboademás varios estudios sobre la acción de los anestésicoslocales en la placa motriz*35, su interacción con algunosrelajantes musculares*36, así como el estudio de la fisio-patología de la cefalea post punción raquídea*37, culminan-do con una revisión de las complicaciones neurológicas dela anestesia intra y extradural*38 que aún se cita, 35 añosdespués. Aunque la mayoría de estos trabajos fueron reali-zados en Buenos Aires y presentados en congresos en Amé-rica Latina, no fueron ampliamente reconocidos hasta des-pués de 1965, cuando Usubiaga emigró a EE.UU. y lospublicó en revistas en inglés.

    Una variedad de innovaciones de equipo quirúrgico yanestésico fueron originalmente diseñadas por colegas deAmérica Latina, aunque son poco conocidas en otras lati-tudes. Algunas excepciones son el separador de costillas deEnrique Finochietto (Figura 16)39, que fue y es usado mun-

    dialmente, y variantes del mismo, como los separadoresabdominales y otro empleado en operaciones de la colum-na vertebral. Es ampliamente sabido que él y su hermanoRicardo, además de haber creado una variedad de técnicasquirúrgicas40,41 y entrenado a cientos de cirujanos, escribie-ron en español un tratado42 sobre “técnica quirúrgica” quecomprende 13 volúmenes (dos de ellos sobre anestesia es-critos con la cooperación del Dr. Leslie Cooper). Además deesta enorme contribución, a Enrique (Figura 17) se le atri-buye el enriquecimiento del arsenal quirúrgico con los si-guientes instrumentos:- Separador intercostal de cremallera irreversible (Figura 16)- Mesa de operaciones hidráulica- Frontoluz (Figura 18 y 19)- Pinzas con ojo de pasahilos- Valvas (obtusas)- Pinzas de disección- Constrictor cierranudos- Portahilos- Mesa para proctología- Asiento para cirujano- Mesa escalón para instrumentadora- Mesa para operaciones ortopédicas- Pinzas gemelas para gastroenteroanastomosis- Dilatador neumático para megaesófago- Estribo para extensión del miembro inferior- Laminador intestinal de nueve elementos- Quirotractor para reducir fracturas de antebrazo- Jeringa de metal graduada

    Otras innovaciones en equipos han sido presentadas porcolegas latinoamericanos, algunas de las cuales fueron re-

    Fig. 15.– Gráfica ilustrando cambios de presión arterial y de pre-sión intrauterina producidos por la infusión de 2 g de sulfato demagnesio endovenoso.

    Fig. 16.– Separador intercostal de Finochietto, con cremallera ajus-table. Las ventanas de las hojas evitaban que se desplazara. Fig. 17.– Enrique Finochietto.

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 93

    producidas posteriormente sin que se diese crédito apropia-do de la originalidad a los autores que las crearon.

    La más notable fue la producción en serie de un ventila-dor de presión generado por oxígeno (Figura 20) suficien-temente pequeño como para poder ser guardado en elbolsillo; con este aparato creado por Kentaro Takaoka43, deSan Pablo, se pudo controlar mecánicamente la ventilacióndel paciente sin tocar la bolsa. Siendo anestesiólogo,

    Takaoka desarrolló aparatos simples y útiles para la prácti-ca diaria, como el vaporizador universal44, que se podía usarcon cualquier anestésico vaporizable, y una tabla de cálcu-los que estimaba el porcentaje del anestésico que recibía elpaciente de acuerdo con el flujo de oxígeno empleado y lapresión de vapor del agente. Además, Takaoka diseñó uncircuito anestésico avalvular45. Siempre acompañaba las de-mostraciones que hacía con sus aparatos con conferenciasdidácticas en fisiología y mecánica respiratorias. Posterior-mente también diseñó ventiladores mecánicos de volumen,máquinas de anestesia completas e incubadoras para reciénnacidos, todas para ser usadas en países en desarrollo.Aunque la incorporación de estos aparatos fue un granavance en América del Sur, fue muy poco el reconocimien-to que K. Takaoka logró en otras latitudes por su investiga-ción y trabajo.

    Otro evento similar fue, por ejemplo, la idea de emplearlas anestesias raquídeas y epidural simultáneamente, con-siderada inútil por algunos y no pausible por otros. AlbertoTorrieri me habló de su idea al respecto y me enseñó el pri-mer prototipo en 1983; inicialmente fui escéptico con lapropuesta, pero después me pareció que era una gran idea.Torrieri utilizó sus prototipos demostrando que se podíainsertar, como usualmente, una aguja peridural unida a otramás larga y recta y, al llegar al espacio peridural, introduciruna aguja de bajo calibre (25 o 27) de 12 cm de longitudpara inyectar intratecalmente un anestésico con el que seobtendría una anestesia raquídea de inmediato. Por el ramosuperior (Figura 21) se introduciría entonces un catéter decalibre 20 que ascendería en dirección cefálica, y a travésdel cual se podrían administrar analgésicos y anestésicospara largas anestesias o analgesia postoperatoria. Cuantomás usábamos esta técnica, más nos convencía. Una vez ob-tenida cierta experiencia, mandamos a publicarla a Anes-thesiology. Después de esperar siete meses, recibimos comorespuesta una frase que aún perdura: “Para qué quieresdarles dos anestésicos cuando se les puede dormir”. Revi-samos el manuscrito y lo enviamos a Regional Anesthesiaen 1986; esta vez pasaron 11 meses antes de recibir un

    Fig. 18.– Alberto y Vicente Gutiérrez operando, usando el frontoluzde Finochietto (circa 1934).

    Fig. 19.– Los hermanos Finochietto (Ricardo y Enrique) operandoy usando el “frontoluz” diseñado por Enrique (circa 1942).

    Fig. 20.– Respirador diseñado por Kentaro Takaoka.

  • Artículo de historia

    94 | Volumen 64 / Número 2

    nuevo rechazo. Tal período me pareció prolongado, y fui-mos informados que probablemente no tenía aplicaciónclínica. La técnica fue publicada en la Acta Anaesthesiologicabelga en junio de 1988*46. Dos meses después, otro colegade Israel describió una aguja similar. Aunque hubo variasdiscusiones sobre quién fue el primero que utilizó esta aguja,en un artículo especial A. Winnie*47, después de revisar todala documentación, declaró finalmente en 1996 a AlbertoTorrieri como el predecesor de la técnica de “anestesiacombinada raquia-epidural” que está siendo utilizada entodo el mundo.

    Reconociendo que en el 80% de los individuos la distan-cia de la piel al espacio peridural posterior es de menos de6 cm19,48,49, J.A. Aldrete*50 propuso otra variedad de agujaepidural reduciendo el calibre usual de las agujas epiduralesa 25 g, así como la longitud a 7.7 cm en lugar de los usua-les 9 cm. Las indicaciones serían para inyecciones epiduralesde esteroides o para inyecciones de anestésicos locales enbolo.

    Otras primacías medianamente reconocidas han sido lasprimeras series de pacientes que recibieron clonidinaepidural para tratar el dolor crónico persistente, trabajorealizado por Osvaldo Auad, de Argentina51. Otra novedadfue la administración epidural de ketamina con el propósi-to de producir analgesia postoperatoria (José Islas et al dela Cd. de México)*52. Casi simultáneamente, Carlos Casta-ños y J. A. Aldrete demostraron*53 que la hemodiluciónisovolémica no solo reduce la viscosidad de la sangre, sinotambién aumenta la SpO2 en pacientes con hematocrito porarriba de 75% a la altura de La Paz, Bolivia (14,000pies=4.080m).

    De una manera cronológica se han revisado algunas con-tribuciones originales de autores latinoamericanos que fue-ron publicadas en revista nacionales, pero luego tristemen-te olvidadas. Aunque algunas de ellas fueron después des-cubiertas, en un buen número de casos el crédito fue dadoa autores que publicaron en el idioma inglés. Por otro lado,han habido diversos casos de artículos de autores latinoa-mericanos que, aun habiendo sido publicados en inglés susuperioridad y originalidad no fueron adecuadamente re-conocidas.

    El caso más inverosímil, que demuestra la posibilidad deperder la jerarquía de una invención, quizás superficial paraunos pero profundamente perturbadora para otros, fue laintroducción por E. De Souza54, de un globito insertado alpabellón de una aguja peridural a través de una llave de tresvías, que se inflaba de antemano. Al atravesar la punta dela aguja el ligamento amarillo, por la presencia de presiónnegativa en el espacio peridural posterior, el globito se des-inflaba inmediatamente. Esta invención apareció en 1943en una revista médica brasileña54; sin embargo, todo el cré-dito se le ha dado a R. R. MacIntosh quien en 1950 lo pu-blicó en Anaesthesia 55. Llámese como se quiera, este olvi-do fue en gran parte debido al haberse publicado en por-tugués y en una revista obviamente no leída en otros paí-ses. Desafortunadamente nunca se llevo a cabo una correc-ción del mismo.

    Quizás a la superficie estas omisiones parezcan inconse-cuentes, pero tales sucesos lamentables han hecho queverdaderos descubrimientos queden anónimas, técnicaspermanezcan inéditas y no se recompense financieramentea los autores verdaderos. Se ha creado un sistema en queautores de libros por escribir son informados de estas con-tribuciones, los cuales han sido receptivos para incluir en sustratados, tal información. A continuación, se citan algunosejemplos:

    En la década de 1960, en publicaciones separadas,Spiegel*56 y Fortuna*57 de Brasil y Baquero de México58 re-portaron series de casos de anestesia caudal en niños. Pos-teriormente, Melman et al*59, también de México, presen-taron su experiencia con anestesia caudal y raquídea en in-fantes y niños en 1975 en un congreso de la InternationalAnesthesia Research Society. Desde entonces, la anestesianeuraxial y regional para cirugía pediátrica se ha hecho muypopular. Sin embargo, cuando en 1990 Dalens, Monnet yHarmand publicaron un libro sobre anestesia regional enpediatría60, no mencionaron ninguno de estos trabajos ori-ginales.

    Un autor prospectivo ha sido informado de estos hechosque serán incluidos en su revisión histórica61.

    El inglés como único idioma científico

    Usar el idioma inglés como único medio de comunicacióncientífica tendría numerosos, por ejemplo:

    Fig. 21.– Aguja de Alberto Torrieri para “anestesia combinadaraqui-epidural”.

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 95

    - Marginaría al idioma castellano (medio de expresión de másde 480 millones de personas) de la comunidad científica.

    - Impediría la difusión de contribuciones de científicos his-pano-hablantes.

    - Destituiría a los científicos hispano-hablantes de un foroapropiado y reconocido.

    - Forzaría a los estudiantes de medicina y a los residentes aestudiar en textos extranjeros que:- no incluyen enfermedades típicas (desnutrición, para-

    sitología, etc.), muy comunes en América Latina.- no identifican las contribuciones de autores hispano-

    hablantes,- utilizan anglicismos sin traducción apropiada (tests =

    pruebas) (compliance = complacencia vs distensibilidad).

    Esa decisión tendría otras implicaciones importantescomo: estandarizaría al inglés como idioma científico mun-dial; condenaría al olvido bibliográfico a quien no publica-se en ese idioma; los editores eventualmente no aceptaríanesos trabajos independientemente de su relevancia.

    Además, la traducción a otro idioma es costosa y expuestaa ciertos riesgos de falta de precisión y equivalencia como:- La traducción “literal” de términos; por ejemplo, a veces

    leemos enfermedades “locomotoras” cuando en realidaddebería ser músculo-esqueléticas.

    - En Internet, los glosarios y diccionarios están sobre todoen inglés (MT Desk, On-Line Medical Dictionary, etc.) osólo en glosarios dedicados a especialidades médicas(Glossary Of Genetic Terms).

    - Son poquísimos los diccionarios o glosarios en español(pequeño diccionario Médico Etimológico, Glossary ofSpanish Medical Terms).

    - Hay pocas obras redactadas en dos lenguas, como el“Vocabulario de Medicina” de catalán al español, o el“Léxico multilingüe” de quechua, aymara, guaraní, por-tugués y castellano.

    - Diccionarios de tipo institucional, como el “Glosario in-glés-español de terminología del Seguro Social”, de Méxi-co, que además de incluir términos técnicos agrega tam-bién voces del lenguaje común necesarias en las consul-tas médicas habituales.

    - Desigualdad de los repertorios médicos “on line”.....- Confusión en los repertorios que ofrecen definiciones.....- Errores en la “Biblioteca Virtual de la Salud”.....- Conceptos erróneos y equivalencias equivocadas al tradu-

    cir de un idioma al otro.

    Obviamente hay un considerable número de impedimen-tos para depender de traducciones, pero no cabe duda queal reconocerlas se pueden corregir y así lograr una traduc-ción no solo satisfactoria, sino óptima. De la revisión limi-tada que se describió anteriormente, se pueden deducir lassiguientes conclusiones:- Los trabajos originales publicados en idioma que no sea el

    inglés, tienden a ser ignorados por la literatura científica.

    - Los autores que escriben en castellano y en inglés tien-den a ser más reconocidos cuando publican un trabajooriginal.

    - Los trabajos publicados en revistas nacionales o regiona-les en idiomas diferente del inglés pueden ser enviados auna revista en inglés si se incluye un número de pacien-tes diferente y si se le informa al editor de ambas revistas,antes de someter el segundo manuscrito a publicación.

    - Si la publicación es sólo en castellano, en una revista lo-cal, es probable que no se la reconozca universalmente,como merece.

    Aunque en el ambiente científico preferimos preservar elidioma castellano, la realidad es diferente y no se puedeignorar. Por ejemplo, mientras promovemos el uso de lalengua castellana en la publicación científica, en el periódi-co USA TODAY que se edita en los EE.UU. leímos el siguienteinserto del 2 de junio de 2006:

    “SPAIN OFFERS BONUS TO LEARN ENGLISH”The Spanish government fed up with the nation’s

    reputation for not speaking foreign languages, will offeryoung people as much as $1,300 to study English. Primeminister José Luis Rodriguez Zapatero told Parliament thesubsidy will apply to people ages 18-30. English iscompulsory in Spanish schools. But according to theEuropean Commission, fewer than 20% of Spaniards canspeak the language despite a massive tourism industry anda fast-growing economy.

    By Douglas Stanglin, with wire reports.

    Parece que los españoles tratarán de aprender inglés ysupuestamente publicarán en revistas médicas publicadasen ese idioma. Entonces, ¿dónde nos deja esta paradoja anosotros?

    Como respuesta podemos aceptar que un compromiso anuestra premisa inicial está en orden, aceptando la realidad,pero manteniendo nuestro objetivo en la mira.

    Cambios en los sistemas de publicación científica

    No hay duda que en los últimos 30 años ha habido cam-bios importantes en cómo, dónde y quiénes publican losartículos médicos y los trabajos científicos, que no necesa-riamente es lo mismo. De las muchas alteraciones al siste-ma de publicación mencionaremos las más importantes.

    En un estudio retrospectivo, Aldrete y Wright2 identifica-ron la procedencia nacional del primer autor de los traba-jos libres presentados en el Congreso de la American Societyof Anesthesiologists de 2004 (Tabla I). Fue notable obser-var que cada 10 años, entre 1970 y 2000, el número totalde presentaciones aumentó gradualmente; en 1970, el 98%de todos los primeros autores de 103 trabajos provenían delos EE.UU., pero en el año 2000 sólo el 52.2% era estado-unidenses. Presentadores de la Comunidad Europea cons-

  • Artículo de historia

    96 | Volumen 64 / Número 2

    tituyeron un 27.3%, mientras que de Japón era 10.2% y deCanadá 2.7%. Un dato interesante es que los autores delMedio Oriente presentaron un 1.6%, los del Reino Unido un2.7%, pero los de América Latina apenas un 0.72% de un totalde 1.372 trabajos libres. Los resultados indican que ha habi-do un incremento importante de trabajos de investigación en30 años, muchos de los cuales se están llevando a cabo enotros países, sobre todo en Europa y en el Lejano Oriente.Supuestamente, muchos de los autores que presentaron tra-bajos en 1970 y en 1980 regresaron a sus países siendo líde-res científicos, y sus discípulos obviamente realizan ahora suspresentaciones en inglés. Los latinoamericanos apenas estánpresentando trabajos en la últimas dos décadas.

    Cada vez existen más exigencias para supuestamentemejorar la calidad de los estudios publicados y para que losresultados sean verdaderamente objetivos y no impresionessubjetivas de los autores. Tratando de alcanzar una quime-ra científica que mejor compruebe la hipótesis de los auto-res, estudios multi-institucionales, en cierta medida, hansubstituido a trabajos hechos en un hospital. Es evidente quelos estudios simples tienen poca posibilidad de ser acepta-dos para publicarlos en la llamada “literatura científica”. Porotra parte, es preocupante la cantidad de estudios apoya-dos y organizados por fabricantes de medicamentos (labo-ratorios) que se llevan a cabo en consultorios y clínicas pri-vadas sin la aprobación ni la supervisión de los elementosde escrutinio que prevalecen en instituciones universitariaso en grandes hospitales.

    Entre las supuestas mejores propuestas para evaluar lacalidad de los manuscritos presentados a revistas científicas,está la exigencia de comprobar el significado de los resulta-dos mediante un análisis por alguno de los métodos deanálisis estadístico. Este requerimiento implicaba usualmen-te un número mayor de sujetos (humanos o no) para po-der confirmar que la diferencia entre los grupos estudiadoses o no significativa64.

    Este método, inicialmente aceptado como suficiente parallegar a ciertas conclusiones, se ha puesto en duda en laúltima década conforme los estudios ya publicados van sien-do escrutados mediante otro sistema de pruebas denomi-nado meta-análisis65, 66. Una de las medidas iniciales es que,para incluir las obras publicadas, los grupos deben ser com-parables (en número y parámetros de enfermedad) y losestudios deben ser controlados, preferentemente doble cie-gos y sin selección de pacientes67.

    Ejemplos clásicos son las pretendidas ventajas de la anes-tesia regional sobre la general en cirugía vascular68, torácicay de reemplazo de grandes articulaciones69. Al evaluar lamayoría de los trabajos publicados, se puso en duda lasdiferencias halladas como estadísticamente significantes alser analizadas por la revisión sistemática de los datos basalespor el método de Cochrane70, 71. En otros casos, cuando seaplicó un método de meta-análisis acumulativo, se encon-tró que los resultados interpretados de esas series presen-taban errores porque no cumplían los requerimientos estric-tos de control y randomización72, 73. Este mismo examen,aunque en diferentes variedades, se está realizando en to-das las disciplinas médicas, poniendo en duda algunos tra-tamientos que no solo se habían considerado satisfactoria-mente adecuados por el análisis estadístico, sino tambiénclínicamente útiles, como la administración de grandes dosisde corticoesteroides durante la llamada “ventana de opor-tunidad en las primeras 12 horas” después de trauma seve-ro a la médula espinal74. Sin embargo, una reevaluación delos trabajos publicados supuestamente escrutados por“meta análisis basado en evidencia”75 no confirmó el gradode beneficio inicialmente descrito.

    ¿Podemos los clínicos publicar científicamente?

    Es una pregunta no fácil de contestar. Preferimos no solocontinuar publicando, sino hacerlo en el idioma español yen un ambiente científico. Algunos consideran este objeti-vo difícil, y otros imposible. Para abordar este tema debe-mos aceptar una parte de la realidad que no se puede ig-norar: cada vez son mayores los requisitos que exigen loscomités de redacción y selección de material para publicarartículos en las diferentes revistas. Por ejemplo, a partir de2005 el prestigioso New England on Medicine anunció quepara aceptar trabajos que incluyan estudios comparativosde grupos de pacientes, el protocolo de investigación de-berá someterse al comité editorial de esa revista. O sea, silos autores planean enviarlo a publicación, antes de iniciarel estudio deberán someter a evaluación la metodología queemplearán. No sabemos cuántos otros “journals” implan-tarán este requerimiento, pero parece ser “de facto” reali-dad en la literatura médica científica.

    En retrospectiva, podemos notar que aparecen nuevasteorías cada una o dos décadas que desvanecen la meto-dología que se había usado anteriormente para definir los

    Fig. 22.– Gráfica en barras demostrando los cambios del origende los primeros autores de “trabajos libres” presentados en losCongresos de la A.S.A. en 1970, 1980,1990 y en 2000.

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 97

    métodos de evaluación de la calidad de los artículos cientí-ficos publicados. Francamente, el cambiar o mejorar es unproceso útil que quizás podría llevarnos a la excelencia. Peroya vemos que es una sucesión, ya que la mayoría de las su-puestas mejoras promovidas con este objetivo, con el tiem-po han sido observadas y eliminadas.

    Evaluación contando el número de veces queun artículo se cita en la literatura científica

    En las últimas tres décadas surgió otro método de califi-car numéricamente la “calidad” de los artículos publicados,que se basa en el conteo de las veces que el primer autor oel artículo es citado en la literatura científica, que indirecta-mente también evalúa a los autores. Este método supues-tamente define el posible “impacto” que la publicación tie-ne sobre otros científicos y sobre la disciplina científica oespecialidad médica correspondiente.

    El más usado de estos índices es el “Science Journal Ran-king of Average Impac Factors”, que califica de 0 a 20 uni-dades y que se publica anualmente. Otro es el “Índice dePopescu” que aparentemente usa diferentes parámetros deevaluación y los califica de 0.0 a 1.0; ambos tienen un finsimilar pero usan diferentes parámetros. Ejemplos de estametodología que incluyen dos sistemas de graduación senotan en la Tabla I.

    Obviamente que tenemos que competir dentro de unmedio ambiente científico en el cual estos parámetros pare-cen prevalecer, ya que están siendo aplicados para otorgarsubsidios a la investigación, decidir posiciones académicas oaumentos de sueldo, evaluar currículos, nombrar profesoresa cátedras y, desde hace un tiempo, dar Premios Nóbel.

    Hay que resaltar que aunque estos parámetros no sonperfectos no pueden ignorarse76, ya que son los métodosmás comúnmente usados para valorar cualquier promocióno avance profesional. Debemos aceptar que en tal ambien-te la medida de usar el número de veces que son citadas laspublicaciones en la literatura científica ignora el interés quepueden tener lectores que no escriban artículos científicoso si tienen o no importancia en el avance de las cienciasmédicas. Más preocupante es el prejuicio que se puede te-

    ner sobre estos artículos sobrecalificados, ya que establecenun claustro de autores que están en acuerdo o en desacuer-do con el autor original eliminando la competencia, pues sólolo citarían para apoyar su hipótesis o para desmentirla77. Elposible efecto que este método puede tener sobre revistas nopublicadas en inglés ha sido debatido por E. Arribalzaga75 yR. Jaschek en dos especialidades médicas distintas.

    Además, debemos mantener en mente que “no todo loque brilla es oro”, y en mi opinión, por lo menos en Medi-cina, no debemos olvidarnos del “factor sentido común”.Éste dicta que no debemos ser llevados por una corrientejuzgante, la misma que no consiguió pasar la prueba deltiempo y, por lo tanto, no ha demostrado que la ciencia serámás perfecta o la medicina realmente más terapéutica porel hecho de que las publicaciones médicas sean más cita-das. Mientras tanto, creo que debemos preservar las siguien-tes maneras de difundir los conocimientos médicos, inclu-yendo la revista nacional, que puede contribuir de una for-ma importante al incluir:- la serie clínica comparada, controlada, usando pacientes

    al azar- casos clínicos- la observación cuidadosa de fenómenos que ocurren es-

    pontáneamente- una revisión por número- nuevas técnicas- sección de pro y contra- complicaciones- problemas con equipos- evaluación de nuevos medicamentos.

    Recordemos que valiosas contribuciones han sido escri-tas en simples manuscritos, por ejemplo:

    Sellick78 describió la compresión del cartílago cricoides en unasola página de la revista Lancet; esta simple maniobra hizo laintubación de la tráquea más segura, impidiendo la aspiraciónde contenido gástrico en pacientes con estómago lleno.

    En 1956, Virginia Apgar79 presentó el uso de su score paraevaluar la condición física de recién nacidos, el cual se haempleado mundialmente durante medio siglo.

    En 1970, Aldrete y Kroulik publicaron el “escore de recu-peración postanestésica” después de evaluar a sólo 300pacientes sin grupos comparativos80. Desde entonces, estepuntaje, que refleja la condición física de pacientes opera-dos y anestesiados, y determina cuándo ellos pueden serdados de alta hacia las salas o a su casa, se ha aplicado enmiles de millones de pacientes en 57 países.

    Heimlick et al81, con limitada experiencia, pero con estu-dios en cadáveres y humanos, demostraron que la compre-sión pre-esternal podía expulsar cuerpos extraños obstru-yendo la tráquea o la laringe.

    En contraste, en 1973 se publicó un estudio comparati-vo, doble ciego y con análisis estadístico cuyos resultadosfueron la base para determinar qué pacientes tratados conpropanolol deberían esperar (sin propanolol) 15 días antes

    TABLA I

    Revista Factor impacto Índice De Popescu

    Molec Biol Medic 2.84 0.6Ann NY Acad Sci 1.14 0.93Medicina 0.31 0.30Nature (Genet) 16 1.0N Eng J Med 20 1.0

  • Artículo de historia

    98 | Volumen 64 / Número 2

    de ser anestesiados para cirugía electiva. En menos de unaño se demostró lo contrario. Actualmente se insiste en quelos pacientes con enfermedad coronaria deben recibir unbeta-bloqueador lo más rápidamente posible antes de so-meterse a anestesia y cirugía.

    De manera similar, antes de que se encontrara que elVIOXXRx producía fenómenos vasculares (infarto del mio-cardio o accidentes vasculares cerebrales) que ponían enpeligro la vida de los pacientes participantes, se publicaron46 estudios (que cumplían con casi todos los requisitos pararealizar una investigación, presentaban análisis estadístico,y satisfacían un meta-análisis y las estrictas exigencias parapublicación en revistas actualizadas). Una investigación ini-ciada por el Congreso de los EE.UU. reveló irregularidadesen la mercadotecnia y las indicaciones aprobadas por laFDA82, 83 ¿Qué conclusión podemos extraer de estas contro-vertidos hechos?

    Respecto al castellano en la ciencia, creo que es tiempode citar a Santiago Ramón y Cajal75, quien enfatizando lapotencialidad de los españoles y latinoamericanos, afirmó:“Soy optimista que en ciertos estudios que exigen ingenio-sidad, paciencia y obstinación nuestros compatriotas com-piten, si no superan, a los más cachazudos e infatigableshijos del norte”.

    En general, y con todo respeto a los creadores de los índicesy las indicaciones de análisis estadísticos, Cochrane, Popescu ydemás, están dirigiendo sus esfuerzos a mejorar los métodosque determinan la calidad de las publicaciones científicas, perosólo consideran indexarlas cuando están escritas en inglés ysi cumplen ciertos requisitos72-77. Creo que en cierta manerase ha perdido el sentido común de que lo que importa en laspublicaciones científicas es la relevancia, esto es, concluir sien alguna forma ayuda a realizar un diagnóstico más preci-so o mejora el cuidado terapéutico de los pacientes.

    En la Edad Media sólo se escribía en latín, lo cual era unalimitación que probablemente impidió la transmisión de lacultura por siglos, ya que los individuos que dominaban esalengua destinada a desaparecer eran menos que los quetenían algo que comunicar; después, el idioma francés do-minó la diplomacia. Más recientemente, cuando se estabareconociendo la importancia de que la comunicación en elambiente de las finanzas y de la ciencia se hiciera en variosidiomas (inglés, francés, alemán y español) se revierte nue-vamente al dominio único de un único idioma, el inglés.Mientras este dilema se decide, es de utilidad que las revis-tas nacionales se continúen escribiendo en el idioma del país

    A modo de una modesta propuesta, se hacen las siguien-tes sugerencias para autores:- planear bien la metodología de los estudios- seleccionar un estudio original- obtener equipo adecuado y dependiente- hacer mediciones a intervalos apropiados- revisar la literatura del tema a estudiar- obtener todas las referencias relacionadas- ser meticuloso en realizar las observaciones

    - seguir las reglas de protección de los sujetos85

    - crear un ambiente que facilite la investigación y- sobre todo, tener una buena idea.

    Sugerencias a autores de contribucionesoriginales

    Hace un cuarto de siglo que insistimos sobre el reconoci-miento de estas contribuciones de autores latinoamerica-nos85. Cuando encontramos una omisión, tratamos que sedocumenten los hechos, sin que haya dudas y con informa-ción verídica, y pedimos que se haga la corrección editorialo, al menos, que se publique nuestra corrección. A cualquierautor identificado que esté trabajando en un libro (por ejem-plo, Historia de la anestesia caudal en pediatría) le provee-mos los documentos necesarios para que se informe apro-piadamente54-58 y, si es posible, lo ponemos en contacto conlos autores iniciales para que pueda establecer un diálogo conellos60. Preferentemente tratamos de hacer una presentaciónoficial en un congreso médico en EE.UU. y/o Europa y luegose somete a publicación en una de las revistas americanas;este abordaje ha tenido éxito en la mayoría de los casos30, 31-33. Cuando lo sabemos de antemano se sigue otra estrate-gia, como cuando se iban a publicar los trabajos de JorgeBarrios, de Brasil, sobre el uso del parche de dextrano-40epidural para tratar las cefaleas post punción dural*61 o cuan-do Ricardo Plancarte y colaboradores de México, describie-ron los bloqueos del plexo hipogástrico inferior en 1990*86 yel del ganglio impar o de Wharton*87 en pacientes con dolorpélvico y perineal, respectivamente, los cuales han sido, en lamayoría de los casos, atribuido a los autores originales.

    Es de crucial importancia, por lo menos en la actualidad,preservar las revistas nacionales que se publican actualmen-te. Para lograrlo he tomado en cuenta las guías propuestaspor editores de importantes revistas médicas en AméricaLatina89, 90, 91 y, a riesgo de presunción, me atrevo a ofrecera continuación algunos de nuestros conceptos.

    Sugerencias para revistas nacionales

    - aceptar trabajos de autores no miembros de la sociedadpatrocinadora

    - aceptar trabajos en otros idiomas, incluyendo inglés- aceptar trabajos provenientes de las ciencias básicas, pero

    relacionados con la especialidad- dividir los artículos, en cada número, en secciones- ofrecer una sección de cartas al editor- proveer un servicio gratuito de traducción- instruir en cursos prácticos a potenciales autores- no obstante debemos reconocer que no se pueden im-

    provisar investigadores- sólo los que están interesados y capacitados pueden in-

    vestigar

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 99

    Es de primordial importancia que instituciones guberna-mentales y asociaciones científicas apoyen moral y econó-micamente la mantención y el desarrollo de revistas, librosy otros medios de comunicación (Internet) en los cuales sedetermine la paternidad y el origen de tales contribucionescientíficas. Pero debemos considerar que las publicaciones“virtuales” tienen serias limitaciones: no se las acepta comocréditos en concursos a posiciones académicas, ya que notienen la misma credibilidad que las revistas escritas, sobretodo debido a la falta de un sistema de revisores anónimosy capaces como el que poseen estas últimas; y en generallos comités editoriales no funcionan de la misma manera yno aseguran la permanencia, pues pocas son las bibliote-cas que las incluyen y no hay índices (de materias o de au-tores) de los artículos que salen publicados.

    Al tener a su disposición foros apropiados, los escritoresmédicos y científicos (una división artificial pero que parececonsolidarse cada vez más) expondrán sus ideas y relataránsus experiencias para que generaciones futuras comprendanla importancia de publicar en su país, y cuando sea apropia-do, también en el extranjero, probablemente en inglés. Otrorecurso que considero esencial son los libros de autoresmultinacionales92-94; ellos no solo aportan ideas diferentes,sino demuestran al estudiante que también en su país hayprofesionales con amplios conocimientos en la materia; ade-más, discuten enfermedades locales (desnutrición, parasitosis,anemia de células falciformes, etc.) peculiares a ciertas regio-nes, identificando las posibles peculiaridades genéticas(fenilquetonuria), diferencias religiosas (catolicismo, budismo,islam, etc.), deficiencias alimenticias producidas por ciertasdietas (vegetarianismo) o variaciones terapéuticas que pue-den presentar complicaciones inesperadas (medicina alterna-tiva), así como analizan la variedad de remedios y las costum-bres locales (curanderas, magia negra) que puedan afectarel curso de algunas enfermedades, influenciar diagnósticosy rechazar o aceptar ciertos tratamientos (Testigos de Jehova).

    Conclusiones

    Debemos aceptar que el tema es muy extenso. Aunqueen este intento de abordarlo se cubrieron algunos hechoshistóricos, las diferencias en los medios de información delos avances de la ciencia entre médicos de varios países y laspeculiaridades que envuelven su publicación en diversosidiomas, sería pretencioso y superaría mi capacidad sacarconclusiones incuestionables y hacer propuestas definitivas.Sin embargo, me atrevo a resumir ese intento instando aque se continúe publicando en español en las revistas na-cionales, que se abran las opciones para publicaciones endiferentes idiomas, que se provea un servicio de traduccióngratuito, y a continuar con un sistema de revisión indepen-diente, anónimo y activo que facilite y mejore la calidad delos manuscritos sometidos. Quizás esto se pueda concretarrealmente asociándonos con las ciencias básicas de las va-

    rias casas de estudios superiores como Fisiología,Bioquímica, Genética, Anatomía y Farmacología, para quenuestros galenos jóvenes puedan hacer investigación bási-ca, sobre todo aquellos que piensan dedicarse a la docen-cia y a la investigación.

    Parece que vale la pena esforzarse en publicar en unarevista en inglés contribuciones importantes, de gran rele-vancia o que incluyen trabajos originales. En algunos casos,y siempre con el consentimiento de los respectivos editores,sería importante expanderlos y publicarlos en castellano,para que así no haya duda de una “doble publicación”.

    Nos incumbe mantenernos informados respecto a los ade-lantos y cambios que ocurren periódicamente en los sistemasde evaluación de los trabajos científicos en general, y expre-samente de las publicaciones médicas en particular. De vitalimportancia es difundir en todos los foros mencionados lasimportantes contribuciones originales destacadas de autoreslatinoamericanos, para que se les dé el reconocimiento me-recido y quede así definitivamente grabado en la historia dela Medicina y de la especialidad que corresponde.

    Reconocimiento

    Agradezco que la Academia Nacional de Medicina deBuenos Aires me haya aceptado como “Miembro Honora-rio Extranjero” y dado la oportunidad de expresar mis con-ceptos influenciados por una fuerte multinacionalidad, yaque me considero mexicano de nacimiento, estadouniden-se de profesión, argentino por elección, apasionado latino-americano y ciudadano del Mundo, desenvolviéndome eneste planeta donde las fronteras se van apagando día a díahacia una globalización inevitable. Es en tal escenario queactuamos diariamente, aunque mantengamos nuestra leal-tad a la patria, al lenguaje, la historia y el derecho individual;hay que reconocer que una globalización con educación ycuidados de la salud universal mejorarán indudablementela calidad de vida de todos los habitantes.

    Reconozco y agradezco en especial a los siguientes cole-gas: al académico Dr. Vicente Gutiérrez, actual presidentede la Academia; a la decana Dra. Regina Wikinski; a los Dres.Jaime A. Wikinski y Alberto Torrieri; al Dr. Rodolfo F. Jaschek,editor y director de la Revista Argentina de Anestesiología;al Dr. E. B. Arribalzaga, editor-Jefe de la Revista Argentinade Cirugía; al Dr. Raúl Carrillo Esper, editor en jefe de laRevista Mexicana de Anestesiología, así como al catedráti-co Dr. Pablo Otero de la Facultad de Ciencias Veterinariasde la Universidad de Buenos Aires, quienes generosamenteme brindaron consejos, sugerencias y diferentes formas deayuda profesional en la preparación de este manuscrito.

    Aclaro que una versión abreviada y con diferente enfo-que aparecerá en el Boletín de la Academia Nacional deMedicina de Buenos Aires, en relación con mi presentaciónhecha en tal recinto con motivo de mi investidura como“Miembro Honorario Extranjero” de tal digna organización.

  • Artículo de historia

    100 | Volumen 64 / Número 2

    Referencias Bibliográficas

    1. López Pinero JM: La ciencia en la historia hispánica. Aula Abier-ta Salvat, Barcelona. 1982:pp. 6-51.

    2. Aldrete JA, Wright AJ: Who presents free-papers at the ASA?Presented at the ASA Congress, October 21-24, 2004. SanFrancisco CA.

    3. Pirogoff Nikoplai Ivanovich. In Foundations of Anesthesiology.A Faulkoner and TE Keys (eds). CC Thomas, Springfield. 1965:pp. 725-7.

    4. Aldrete JA, Marron GA, Wright AJ: The first administration ofAnesthesia in military surgery. On occasion of the Mexican-American War. Anesthesiology 1984: 61: 585-8.

    5. Meira DG: Origens e evoluçao da anestesiología brasileira.Grafica Editora da Arte Moderno. Río de Janeiro, 1981.

    6. Gónzalez Varela AR: Por el camino de la anestesia; Ed. FAA,Buenos Aires; 1ª Ed. (1995) pág. 147.

    7. Garcia Marin M: Anestesia con alcohol intravenoso. Tesis Pro-fesional. Universidad Nacional Autónoma de México, 1929.

    8. Aldrete JA; Una contribución original, Anestesia por alcoholendovenoso. Por Miguel Garcia Marin. Rev Mex Anest 1985:8: 175-80.

    9. Aldrete JA, Aldrete-Velasco J: The use of alcohol for anesthesiaby Miguel Garcia-Marin. In Anaesthesia: Essays in History, J.Rupreth, JD Van Lindberg, W Erdman (eds) Springer Verlag,Berlin-Heidelberg. 1985: pp. 79-87.

    10. Pages F: Anestesia metamérica. Rev San Militar 1921: 11: 351-4.11. Dogliotti AM:Un nuovo metodo di anestesia tronculare in

    studio. La raquianaestesia peridurale segmentaria. Arch ItalChir 1932: 38: 797-800.

    12. Gutiérrez A: Valoración de la aspiración líquida en el espacioperidural en la anestesia peridural.Rev Cirugía Bs As 1933: 12:225-30.

    13. Gutiérrez A, Labandíbar B: Estudio comparativo de las anes-tesias usadas en el Servicio durante el año 1933. Rev HospEspañol 1934: 745-50.

    14. Gutiérrez A: Anestesia Extradural. Imprenta A; Bs As GuidiBuffarini, 1938.

    15. Gutiérrez A: Dispositivo para anestesia local. Rev Hosp Espanol1932: 9: 39-40.

    16. Gutiérrez A: Errores, peligros y consejos en cirugía. Rev Cirugia1927: 3: 324-7.

    17. Gutiérrez A: De las relaciones entre anestesiólogo y cirujano.Rev Soc Arg Cirujanos 1944, 276-8.

    18. Gutiérrez A: De las relaciones entre anestesistas y cirujanos.RevArg Anest Analg 1944: 6: 1-3.

    19. Aldrete JA, Auad OA, Gutiérrez VP, Wright AJ: AlbertoGutiérrez and the hanging drop. Reg Anesth Pain Med 2005:30: 397-404.

    20. Aldrete JA, Auad OA, Gutiérrez VP, Wright AJ: AlbertoGutiérrez, beyond the hanging drop. Bull Anesth Hist 2005:23: 6-14.

    21. Aldrete JA, Auad AO, Gutiérrez VP, Wright AJ: AlbertoGutiérrez: además de la gota pendiente. Rev Arg Anest 2005:63: 288-301.

    22. Houssay BA, Anderson E: Diabetogenic action of purified an-terior pituitary hormones. Endocrinology 1949: 45: 627-9.

    23. Houssay BA, Rietti CT, Ashkar RE, del Castillo CE et al: Fattymetabolism and ketogenesis after liver denervation or bilate-ral thoracic sympathectomy in pancreatectomized dog. Dia-betes 1967: 16: 259-63.

    24. Houssay BA: Research counsels in the development of

    physiological sciences. Acta Physiol Latin Am 1966: 16: 88-90.

    25. Aranés GM, Bluske Castellanos L: Breves consideraciones so-bre la anestesia con pentotal sódico y procaína. II CongresoArgentino y I Latinoamericano de Anestesiología. Octubre,1949.

    26. Wikinski JA, Usubiaga JE, Morales RL et al: Mechanisms ofconvulsions elicited by local anesthetic agents. I- localanesthetic depression of electrically induced seizures in man.Anesth Analg 1970: 49: 504-8.

    27. Wikinski JA, Wikinski RL, Ceraso OL, Arlía R, Torrieri A: Trendsin Intravenous Anesthesia by JA Aldrete, TH Stanley (eds). YearBook Medical Publishers, Chicago. 1980: pp. 189-215.

    28. Bier A: Üeber einen neuen Weg. Localanesthesie und dengliedmasse zu Erzeugen. Verbr Dtch Ges Chir 1908: 37: 204-8.

    29. Morrison JT: Intravenous local anaesthesia. Br J Surg 1931:18: 641-7.

    30. Holmes CM: Intravenous regional analgesia: a useful methodof producing analgesia in the limbs. Lancet 1963: 1: 245-7.

    31. García Herreros L: Regional Anesthesia by the intravenousroute. Anesthesiology 1946: 7: 558-60.

    32. Pernin A, Vega DE: Historia de la Anestesia en el Uruguay.1981.

    33. Pires FK: metodo de “Bier” para anestesia regional dosmembros (diversos) Rev Bras Anest 1954: 4: 21-4.

    34. Caldero-Barcia R, Posseiro JJ: Physiology of uterine contraction.Clin Obstet Gynecol 1960: 3: 386-99.

    35. Aldrete JA, Sainz-Cabrera H, Wright AJ: Manuel MartínezCurbelo and continuous lumbar epidural anesthesia. BullAnesth Hist 2004: 22: 4-18.

    36. Usubiaga JE, Standaert F: Effects of local anesthetics on mo-tor nerve endings. J Pharmacol Exp Therap 1967: 150: 353-61.

    37. Usubiaga JE, Usubiaga LE, Brea L: Effect of Saline injections onepidural and subarachnoid space pressures and relation to postspinal anesthesia headache. Anesth Analg 1967: 46: 293-6.

    38. Usubiaga JE: Neurologic complications of epidural anesthesia.Clin Anesth 1975: 1: 1-101.

    39. Finochietto E: El separador torácico con cremallera. PrensaMed Arg. No. 24, p.1288

    40. Fernández LL: Origen de la placa Enrique Finochietto. PrensaMed Arg 1981: 68: 817-20.

    41. Pataro V: Enrique Finochietto anecdótico. Prensa Med Arg1981: 68: 821-33.

    42. Finochietto E, Finochietto R:Técnica Quirúrgica. Con la Coope-ración de Leslie Cooper; Edear S.A. Compañía Argentina Edi-torial, Buenos Aires, 1946.

    43. Takaoka K: Respirador automático de Takaoka. Rev Bras Anest1964: 380-6.

    44. Takaoka K: Vaporizador universal de Takaoka. Rev Bras Anest1965: 15: 18-24.

    45. Takaoka K: Novo circuito avalvular e com circulaçao de gases.Rev Bras Anest 1968: 18: 478.

    46. Torrieri A, Aldrete JA: The T-A spinal-epidural needle. ActaAnaesthesiol Belga 1988: 39: 65-6.

    47. Winnie AN: Torrieri and the Combined Spinal-EpiduralTechnique” Letter to the Editor”, Reg Anesth 1996: 21: 599-600.

    48. Aldrete JA, Velasco AG, Mushin AU et al: Skin to lumbarepidural space distances as determined by magnetic resonanceimaging. The Pain Clinic 1997: 10: 101-6.

  • Publicando contribuciones científicas enespañol: ¿sueño efímero o posible realidad?

    Revista Argentina de Anestesiología 2006 | 101

    49. Aldrete JA, Zapata JC, Ghaly RF: Skin to cervical epidural spacedistances as determined by MRI: Consideration of the “Humppad”. J Clin Anesth 1998: 10: 309-13.

    50. Aldrete JA: Epidural blocks with a 25 gauge modified tipepidural needle. Reg Anesth Pain Med 1999: 24: 46.

    51. Auad AO: Clonidina peridural asociada a la morfina para eltratamiento del dolor rebelde. Rev Arg Anest: 43: 27-34.

    52. Islas JA, Astorga J, Loredo M: Epidural ketamine for controlof postoperative pain. Anesth Analg 1985: 64: 1161-2.

    53. Castaños CC, Aldrete JA: Hemodilution in surgical patients withhematocrit over 70% at altitude. Phillipine J Anesth 1982: 6:30-4.

    54. De Souza E:Punçao extradural, técnica de un novo sinal. RevBras Circ 1943:

    55. MacIntosh RR: Extradural space indicator. Anaesthesia. 1950:5: 98-100.

    56. Spiegel P: Caudal anesthesia in Pediatric Surgery. Anesth Analg1962: 41: 218-21.

    57. Fortuna A: Caudal Analgesia in pediatric surgery. Brit J Anaesth1967: 39: 165-70.

    58. Baquero PO, Vásquez OF: Anestesia caudal en pediatría. RevMex Anest 1965: 244: 101-17.

    59. Melman E. Penuelas JA, Marrufo JE: Regional anesthesia inchildren. Anesth Analg 1975: 54: 387-98.

    60. Dalens BJ, Monnet JP, Harmand Y en su revisión, “PediatricRegional Anesthesia. CRC Press, Boca Raton, Fl. 1990: 352-74.

    61. Mandenbach, M: History of Regional Anesthesia in PediatricPatients. En prensa.

    62. Barrios-Alarcon J, Aldrete JA: Relief of postdural punctureheadache with epidural dextran-40. A preliminary report. RegAnesth 1989: 14: 78-80.

    63. Mantel N, Haenszel W: Statistical aspects of the analysis of datafrom restrospective studies of disease. J Nat Cancer Inst 1959:22: 719-48.

    64. Capelleri JC, Ioannidis JPA, de Ferranti SD et al: Large Trials vsMeta analyses of smaller trials: how do their results compa-re? JAMA 1996: 276: 1332-8.

    65. Pogue J, Yusuf S: Overcoming the limitations of current meta-analysis of randomized control trials. Lancet 1998: 351: 47-52.

    66. Yosuf S, Collins R, Peto R: Why do we need some large, sim-ple randomized trials. Stat Med 1984: 3: 409-20.

    67. Benzon K, Hartz AJ: A comparison of observational studies andrandomized, controlled trials. N Eng J Med 2000: 342: 1878-86.

    68. Norris EJ, Beattie C, Perler BA et al: Double-masked randomizedtrial comparing alternate combinations of intraoperativeanesthesia and postoperative analgesia in abdominal aorticsurgery. Anesthesiology 2001: 95: 1054-67.

    69. Choi PT, Bhandari M, Scott J et al: Epidural analgesia for painrelief following hip or knee replacement. Cochrane Databaseof Systematic Reviews 2003; 3: CD 003071.

    70. Ionnidis JPA, Haidich AB, Pappa M et al: Comparison betweenrandomized trials and non-randomized evidence. JAMA: 2001:286: 821-30

    71. Birkmayer JD, Siewers AE, Finlayson EVQ et al: Hospital volume

    and surgical mortality in the United States. N Eng J Med 2002:346: 1128-37.

    72. De Simonian R, Laird N: meta-analysis in clinical trials. 1986:7: 177-8.

    73. Furukawa TA, Streiner DL, Hori S: Discrepancies amongmegatrials. J. Clin Epidemiol 2000: 53: 1193-9.

    74. Bracke MB, Shepard MJ, Holford TR: Administration of methyl-prednisolone for 24 or 48 hours or tyrilazad mesylate for 48hours in the treatment of spinal cord injury. JAMA 1997: 2772:1597-604.

    75. Hulbert RJ: The use of steroids in acute spinal cord injury: anevidence-based analysis. Spine 2001: 36: 39-45.

    76. Gallagher EJ, Barnaby DP: Evidence of methodological biasin the derivation of the Science Citation Index impact factor.Ann Emer Med 1998: 31: 83-6.

    77. Coleman R: Impact factors: use and abuse in biomedicalresearch. Anat Rec 1999: 257: 54-7.

    78. Sellick, BA: Cricoid pressure to control regurgitation of stomachcontents during induction of anaesthesia. Lancet 1961: 2:404.

    79. Apgar V: A proposal for a new method of evaluation of thenewborn infant. Anesth Analg 1953: 32: 260-5.

    80. Aldrete JA, Kroulik D: A post-anesthetic recovery score. AnesthAnalg 1970: 49: 924-34.

    81. Heimlich HJ, Hoffman KA, Canestri FR: Food chocking anddrowning deaths prevented by external subdiaphragmaticcompression. Arch Thor Surg 1975: 20: 188-99.

    82. Waxman HA: The lessons of Vioxx- drug safety and sales. NEng J Med 2005: 352: 2576-8.

    83. Waxman HA: The marketing of Vioxx to physicians. Memo toDemocratic members of Congress. Government ReformCommittee. May 5, 2005.

    84. Ramón y Cajal S. Recuerdos de mi vida. 3ª. Edición. 1922.85. Wood AJJ: Injury to research volunteers.The Clinical Research

    Nightmare. N Eng J Med 2006: 354: 1869-72.86. Aldrete JA: Publicando en español. Rev Arg Anest 1999: 57:

    281-2.87. Plancarte R, Amezcua C, Patt RB, Aldrete JA: Superior

    hypogastric plexus block for pelvic cancer pain. Anesthesiology1990: 73: 236-9.

    88. Plancarte R, Amezcua C, Patt RB et al: Presacral blockade ofthe ganglion of Walther. Anesthesiology 1990: 73: A 751.

    89. Arribalzaga EB: El idioma y el factor de impacto de las Revis-tas científicas. S Am J Thor Surg 2000: 6: 25-9.

    90. Jaschek RF: Editorial. Rev Arg Anest 1999: 57: 282-3.91. Carrillo-Esper R:Editor y Director Rev Mex Anest. Personal

    comunication.92. Aldrete JA. Texto de Algiología. Ciencia y Cultura Latinoame-

    ricana, México 1999.93. Aldrete JA, Guevara U, Capmourteres E: Texto de Anes-

    tesiología Teórico Práctico. 2ª. Edición. Manual Moderno,México, 2003.

    94. Aldrete JA, Paladino MA: Farmacología para Anestesiólogos,Emergentólogos, Intensivistas y Medicina del Dolor. EditorialCorpus. Rosario, Argentina. 2006.

    Dirección postal: J. Antonio Aldrete, MD, MS2213 Sterlingwood St.

    Birmingham, AL 35243E-mail: [email protected]

    Aceptado: 20/07/06