Que Dice La Biblia de La Violencia Intrafamiliar
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QUE DICE LA BIBLIA DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR?5 de noviembre de 2011 a la(s) 10:16
¿Violencia intrafamiliar? Por favor, ¡Nosotros los cristianos no tenemos ese problema! Eso es
de los no creyentes; en mi familia nos amamos y nos respetamos y nunca tenemos
dificultades. Esta ha sido la reacción de muchos líderes de las iglesias ante esta temática.
Aquí tenemos que diferenciar entre “conflicto familiar” y “violencia familiar”. El conflicto no es
un indicador de violencia. Es parte natural de una relación en donde interactúan dos seres
totalmente diferentes. La violencia es el método que usan algunos miembros de las familias
para darle solución a los conflictos. La violencia va desde una mirada cargada de odio, hasta
la misma muerte.Ojalá que la frase: ¡Nosotros los cristianos no tenemos ese problema! fuera
vedad. Pero la realidad nos muestra que la violencia familiar se encuentra latente no solo en
las familias de los no creyentes, sino también ¡en las familias que componen las iglesias! Y
esto está comprobado por las estadísticas. El esposo debe asumir el liderazgo en la casa (1
Corintios 11:3; Efesios 5:23). Este liderazgo no debe ser dictatorial, condescendiente, o de
superioridad hacia la esposa, sino debe ser de acuerdo con el ejemplo de Cristo como cabeza
de la iglesia. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua
por la palabra.” (Efesios 5:25-26). Cristo amó a la iglesia (su pueblo) con compasión,
misericordia, perdón, respeto y sin egoísmo; de la misma manera, los esposos deben amar a
sus esposas. El sometimiento no es solo responsabilidad de las mujeres que tienen esposos
cristianos. Jamás deben someterse a sus esposos si ello requiere desobedecer a Dios; la
relación que tenemos con Él es la más importante Deuteronomio 6: 5. Aunque las mujeres
deben sujetarse a sus esposos, la Biblia también les dice a los hombres varias veces, cómo
deben tratar a sus esposas. El esposo no debe asumir el papel de dictador, sino mostrar
respeto por su esposa así como por sus opiniones. “Así también los maridos deben amar a
sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque
nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida,...” (Efesios 5:28-29).
“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer
respete a su marido.” (Efesios 5:33). “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como
conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas.”
(Colosenses 3:18-19). “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando
honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para
que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Pedro 3:7). De acuerdo a estos versos,
podemos ver que el amor y el respeto caracterizan los papeles tanto de esposos como de
esposas. Si están presentes la autoridad, el liderazgo, el amor y la sujeción, no habrá
problema para ninguno de los dos. Respecto a la división de responsabilidades en el hogar, la
Biblia instruye a los esposos a proveer para sus familias. Esto significa que él trabaje y gane el
suficiente dinero para cubrir todas las necesidades de vida de su esposa e hijos. El fracasar
en ello, definitivamente tiene consecuencias espirituales. “Porque si alguno no provee para los
suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” 1
Timoteo 5:8. En una iglesia se descubrió que: en el 60% de las parejas habían episodios
cotidianos de violencia verbal, como gritos, insultos y amenazas. El 20% admitió haber tenido
explosiones de ira acompañado con empujones y golpes, 30% de las mujeres admitieron
haber sido abusadas sexualmente al haber sido obligadas a tener relaciones sexuales en
contra de su voluntad. La violencia familiar, ya sea entre cristianos o no, se presenta como un
ciclo en tres fases: 1) Acumulación de tensiones: Comportamiento agresivo más hacia los
objetos que hacia el cónyuge. (Dar portazos, arrojar objetos, romper cosas, etc.). Poco a poco
se mueve desde los objetos hacia la pareja, manifestado en abuso verbal y físico. 2) La
violencia se agudiza: Conscientemente el abusador elige sus actos de violencia, decide el
tiempo y el lugar para los episodios así como qué parte del cuerpo golpear. En algunos casos
aquí es donde se da la intervención policial. 3) Calma y arrepentimiento: El agresor asume su
responsabilidad y promete cambiar, hay un período de calma, muestras de amor y cariño
hacia la pareja. Ambos actúan como si nada hubiera sucedido y prometen que nada de lo
sucedido se repetirá. Como creyentes no debemos tratar de evadir este tema sino más bien
tomar conciencia de que la violencia familiar se encuentra aun en los hogares de los
creyentes. Si esto es así ¿qué es lo que pasa con el creyente que enseña y predica en la
iglesia y durante la semana golpea a su cónyuge? Definitivamente afirmamos que hay un
problema que no puede ser tratado por ningún especialista o terapeuta, puesto que la raíz de
su comportamiento violento está en proporción con su relación personal con Dios. Así que,
basándonos en lo que la Biblia dice en Romanos 8:1-17 veremos dos razones por las cuales
la violencia familiar se encuentra arraigada en la vida misma, aun de las familias cristianas.1.
La violencia intrafamiliar es producto del pecado que ha interrumpido todos los niveles de
relaciones (v.4) En mi búsqueda de información sobre este tema en la internet, me topé con
un artículo muy interesante en donde la autora Lic. Adriana Silva expone lo siguiente: “...la
violencia, obedece a causas múltiples... por un lado las creencias históricas, míticas
relacionada con los valores, entre ellos,... la obediencia, lo que debe ser una mujer, lo que
debe ser un hombre y lo que debe ser un niño,... lo que son los derechos y obligaciones de
cada uno.” Obviamente, supongo que la definición anterior es puramente psicológica y hasta
cierto punto trata de “excusar” el comportamiento humano afirmando que “la violencia
obedece a causas múltiples”. Pero ¿qué nos dice la Biblia? Que la violencia intrafamiliar es el
resultado del pecado, manifestado en las concepciones distorsionadas de los valores en
cuanto a la familia, el rol de los cónyuges, lo que significan los hijos, y las responsabilidades
de cada uno de los que integran el núcleo familiar.El matrimonio surge como una necesidad
del ser humano quien no se siente satisfecho y completo sin un ser semejante a él con quien
pueda unir su vida, procrear y disfrutar en familia. ¿De dónde, pues, surge la violencia
doméstica? Surge del deseo de tener poder. Hay hogares cristianos en donde los integrantes
de la familia mantienen una lucha interminable por el poder. Y esa lucha es la que muy pronto
produce violencia entre la familia. El padre autoritario se olvida de su experiencia con Cristo y
del amor que ha sido derramado en su corazón por el Espíritu Santo e impone a todos que se
sujeten a su autoridad. La madre y los hijos como una forma de protesta se rebelan. Y
entonces empiezan las manifestaciones de violencia que van desde los gritos hasta los golpes
y en algunos casos, la muerte. Pero esto no es nada más ni nada menos que una vida familiar
que se vive “según la naturaleza pecaminosa”. Surge del deseo egoísta innato en el ser
humano. Hay en todo ser humano un sentimiento egoísta innato. Y esto como consecuencia
del pecado que nos asedia día a día. Este egoísmo es el que violenta la armonía y las buenas
relaciones familiares. Por eso como cristianos tenemos siempre que examinar nuestras
intenciones, nuestras acciones, nuestros pensamientos, y pedirle al Señor que nos ayude a
eliminar toda clase de sentimientos egoístas. Es el egoísmo el que nos lleva a pisotear y
maltratar a nuestro cónyuge y por extensión a nuestros hijos. El egoísmo es el que produce
celos, desconfianza y hasta malos pensamientos acerca del cónyuge. Por eso los crímenes
pasionales. Las estadísticas indican que las víctimas de la violencia, en la mayoría de los
casos, son las mujeres y los niños. Pero no debemos olvidar que estos sentimientos de poder
y egoísmo son actitudes que se manifiestan tanto en los hombres, como en las mujeres y
también en los hijos. Y esto es corroborado por las Escrituras: “...todos se han descarriado, a
una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!” (Sal.14:1-3
NVI).He aquí la pregunta que nos plantea la Escritura: “¿De dónde surgen las guerra y los
conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes
mismos?” (Stg. 4:1-2 NVI). ¿De dónde surge la violencia, la lucha por el poder, el egoísmo y
los celos en nuestros hogares? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de
cada uno de los que integramos la familia? No vivamos en nuestra familia “según la naturaleza
pecaminosa sino según el Espíritu”. 2. La violencia intrafamiliar es un pecado desagradable e
inadmisible ante Dios (v.7).Atenta contra el plan de Dios para la familia. Tanto el adulterio, la
fornicación, como la violencia intrafamiliar es un pecado desagradable delante de Dios.
Porque atenta contra el propósito de Dios para la familia. Parece extraño que sea el ambiente
familiar en donde las personas reciben más maltrato que en cualquier otro lugar. Y esto es así
aun en las familias cristianas. ¿Qué tan desagradable es la violencia intrafamiliar a los ojos de
Dios? Veamos el primer acto de violencia intrafamiliar registrado en la Biblia: Génesis 4:1-10.
El plan de Dios para la familia no es que esta viva en continuo conflicto. Sino que sea un lugar
en donde Cristo sea el Señor. Un lugar en donde sus miembros puedan encontrar amor,
seguridad, comprensión y apoyo necesario para crecer sanamente. Un lugar en donde se
instruya a los hijos a amar y temer a Dios y a servirle. Pero paradójicamente, es en el núcleo
familiar en donde se vive la batalla campal de la violencia. Una familia cristiana caracterizada
por actos de violencia hacia sus miembros, aparte de ser un mal testimonio, no puede agradar
a Dios. Atenta contra la dignidad de la persona Los actos de violencia, cualesquiera sean, no
sólo atentan contra la salud mental de la persona, sino también contra su dignidad como ser
humano. Los maltratos emocionales, psicológicos y físicos degradan al ser humano y dejan
huellas que muchas veces son difíciles de borrar. Pero es aun más triste cuando confirmamos
que en las familias cristianas se vive este tipo de conflictos. Qué dolor tan grande nos causa
cuando nos damos cuenta que un hermano de la iglesia ha maltratado a su esposa, o una
esposa iracunda que envió a su esposo al hospital porque le pegó en la cabeza con una
sartén marca “Tfal”. O cuando vemos el trato que el esposo le da a la esposa en frente de los
demás miembros de la iglesia, o le grita muy feo a sus hijos, o ridiculiza a su esposa
llamándola despectivamente, o hace burla de ella porque ha subido un poco de peso, o
porque ya se le notan los años. La violencia no es sana. No es de Dios y no estaba en los
planes de Dios para la familia. La violencia vino a causa del pecado del hombre. La familia
cristiana no es está exenta de ser víctima de la violencia intrafamiliar. La violencia intrafamiliar
no respeta religión, cultura, status social, nivel educativo, etc. porque es producto del pecado.
Y el pecado y sus diferentes manifestaciones se encuentran en todo el mundo. Dios instituyó a
la familia a fin de de que sus miembros fueran capaces de experimentar y establecer
relaciones basadas en el amor, la igualdad, el respeto y la tolerancia mutuas, pues hemos
sido creados a imagen y semejanza de Aquel que instituyó a la familia.Zacarías 2:8 dice EL
QUE TE TOCA, TOCA LA NIÑA DE SUS OJOS. En este punto mucho dicen optar por el
silencio pues creen que la Biblia enseña a que debes soportar los golpes y maltrato pues así
es la voluntad de Dios. Mas la palabra de Dios dice que El tiene pensamientos de Bien sobre
nosotros y no de mal. Por lo tanto el ser violentado está muy lejos de ser la voluntad de Dios.
Esto anterior no es más que una mala estructura mental. Para cambiar estructuras mentales o
actitudes que crean situaciones injustas, hay necesidad de conversión. Esta conversión exige
que la gente tenga mente y corazón con "hambre y sed de justicia". No olvide que la Biblia
dice Bienaventurados quienes tienen esta hambre y sed DE JUSTICIA. Porque no deben
permitir ser golpeadas? Porque su palabra indica lo contrario, veamos Isaías 43:4 Porque a
mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y
naciones por tu vida. Un vaso más frágil. Amada que estás leyendo este articulo, la verdadera
postura de Dios frente a lo que te pasa o tal vez lo que está viviendo alguien que tú conoces;
El Señor te está indicando que eres de gran estima a sus ojos, eres honorable y te ama.
Comienza a mirarte como Dios te mira! Jeremías 1:5 -Antes que yo te formase en el vientre, te
conocí; y antes que salieses de la matriz, te consagré y te di por profeta a las naciones. Mateo
10:29-31 ¿Acaso no se venden dos pajaritos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a
tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos
contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajaritos. Te das cuenta? ves
cuanto valor tienes a los ojos de Dios? Vales mucho más de lo que has imaginado; tienes
mucho por hacer y Dios te ha dado la inteligencia necesaria para comenzar de nuevo, con
nuevas fuerzas y nuevos proyectos. Las heridas de tu corazón pueden disminuir tus fuerzas,
pero tienes también la opción de convertirlas en potencia para salir y comenzar a caminar
como lo que eres UNA MARAVILLA DE LA CREACIÓN DE DIOS.
QUE DICE LA BIBLIA DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR?5 de noviembre de 2011 a la(s) 10:16
¿Violencia intrafamiliar? Por favor, ¡Nosotros los cristianos no tenemos ese problema! Eso es
de los no creyentes; en mi familia nos amamos y nos respetamos y nunca tenemos
dificultades. Esta ha sido la reacción de muchos líderes de las iglesias ante esta temática.
Aquí tenemos que diferenciar entre “conflicto familiar” y “violencia familiar”. El conflicto no es
un indicador de violencia. Es parte natural de una relación en donde interactúan dos seres
totalmente diferentes. La violencia es el método que usan algunos miembros de las familias
para darle solución a los conflictos. La violencia va desde una mirada cargada de odio, hasta
la misma muerte.Ojalá que la frase: ¡Nosotros los cristianos no tenemos ese problema! fuera
vedad. Pero la realidad nos muestra que la violencia familiar se encuentra latente no solo en
las familias de los no creyentes, sino también ¡en las familias que componen las iglesias! Y
esto está comprobado por las estadísticas. El esposo debe asumir el liderazgo en la casa (1
Corintios 11:3; Efesios 5:23). Este liderazgo no debe ser dictatorial, condescendiente, o de
superioridad hacia la esposa, sino debe ser de acuerdo con el ejemplo de Cristo como cabeza
de la iglesia. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se
entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua
por la palabra.” (Efesios 5:25-26). Cristo amó a la iglesia (su pueblo) con compasión,
misericordia, perdón, respeto y sin egoísmo; de la misma manera, los esposos deben amar a
sus esposas. El sometimiento no es solo responsabilidad de las mujeres que tienen esposos
cristianos. Jamás deben someterse a sus esposos si ello requiere desobedecer a Dios; la
relación que tenemos con Él es la más importante Deuteronomio 6: 5. Aunque las mujeres
deben sujetarse a sus esposos, la Biblia también les dice a los hombres varias veces, cómo
deben tratar a sus esposas. El esposo no debe asumir el papel de dictador, sino mostrar
respeto por su esposa así como por sus opiniones. “Así también los maridos deben amar a
sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque
nadie aborreció jamás a su propia carne, sino que la sustenta y la cuida,...” (Efesios 5:28-29).
“Por lo demás, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo; y la mujer
respete a su marido.” (Efesios 5:33). “Casadas, estad sujetas a vuestros maridos, como
conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres y no seáis ásperos con ellas.”
(Colosenses 3:18-19). “Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando
honor a la mujer como a vaso más frágil y como a coherederas de la gracia de la vida, para
que vuestras oraciones no tengan estorbo.” (1 Pedro 3:7). De acuerdo a estos versos,
podemos ver que el amor y el respeto caracterizan los papeles tanto de esposos como de
esposas. Si están presentes la autoridad, el liderazgo, el amor y la sujeción, no habrá
problema para ninguno de los dos. Respecto a la división de responsabilidades en el hogar, la
Biblia instruye a los esposos a proveer para sus familias. Esto significa que él trabaje y gane el
suficiente dinero para cubrir todas las necesidades de vida de su esposa e hijos. El fracasar
en ello, definitivamente tiene consecuencias espirituales. “Porque si alguno no provee para los
suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.” 1
Timoteo 5:8. En una iglesia se descubrió que: en el 60% de las parejas habían episodios
cotidianos de violencia verbal, como gritos, insultos y amenazas. El 20% admitió haber tenido
explosiones de ira acompañado con empujones y golpes, 30% de las mujeres admitieron
haber sido abusadas sexualmente al haber sido obligadas a tener relaciones sexuales en
contra de su voluntad. La violencia familiar, ya sea entre cristianos o no, se presenta como un
ciclo en tres fases: 1) Acumulación de tensiones: Comportamiento agresivo más hacia los
objetos que hacia el cónyuge. (Dar portazos, arrojar objetos, romper cosas, etc.). Poco a poco
se mueve desde los objetos hacia la pareja, manifestado en abuso verbal y físico. 2) La
violencia se agudiza: Conscientemente el abusador elige sus actos de violencia, decide el
tiempo y el lugar para los episodios así como qué parte del cuerpo golpear. En algunos casos
aquí es donde se da la intervención policial. 3) Calma y arrepentimiento: El agresor asume su
responsabilidad y promete cambiar, hay un período de calma, muestras de amor y cariño
hacia la pareja. Ambos actúan como si nada hubiera sucedido y prometen que nada de lo
sucedido se repetirá. Como creyentes no debemos tratar de evadir este tema sino más bien
tomar conciencia de que la violencia familiar se encuentra aun en los hogares de los
creyentes. Si esto es así ¿qué es lo que pasa con el creyente que enseña y predica en la
iglesia y durante la semana golpea a su cónyuge? Definitivamente afirmamos que hay un
problema que no puede ser tratado por ningún especialista o terapeuta, puesto que la raíz de
su comportamiento violento está en proporción con su relación personal con Dios. Así que,
basándonos en lo que la Biblia dice en Romanos 8:1-17 veremos dos razones por las cuales
la violencia familiar se encuentra arraigada en la vida misma, aun de las familias cristianas.1.
La violencia intrafamiliar es producto del pecado que ha interrumpido todos los niveles de
relaciones (v.4) En mi búsqueda de información sobre este tema en la internet, me topé con
un artículo muy interesante en donde la autora Lic. Adriana Silva expone lo siguiente: “...la
violencia, obedece a causas múltiples... por un lado las creencias históricas, míticas
relacionada con los valores, entre ellos,... la obediencia, lo que debe ser una mujer, lo que
debe ser un hombre y lo que debe ser un niño,... lo que son los derechos y obligaciones de
cada uno.” Obviamente, supongo que la definición anterior es puramente psicológica y hasta
cierto punto trata de “excusar” el comportamiento humano afirmando que “la violencia
obedece a causas múltiples”. Pero ¿qué nos dice la Biblia? Que la violencia intrafamiliar es el
resultado del pecado, manifestado en las concepciones distorsionadas de los valores en
cuanto a la familia, el rol de los cónyuges, lo que significan los hijos, y las responsabilidades
de cada uno de los que integran el núcleo familiar.El matrimonio surge como una necesidad
del ser humano quien no se siente satisfecho y completo sin un ser semejante a él con quien
pueda unir su vida, procrear y disfrutar en familia. ¿De dónde, pues, surge la violencia
doméstica? Surge del deseo de tener poder. Hay hogares cristianos en donde los integrantes
de la familia mantienen una lucha interminable por el poder. Y esa lucha es la que muy pronto
produce violencia entre la familia. El padre autoritario se olvida de su experiencia con Cristo y
del amor que ha sido derramado en su corazón por el Espíritu Santo e impone a todos que se
sujeten a su autoridad. La madre y los hijos como una forma de protesta se rebelan. Y
entonces empiezan las manifestaciones de violencia que van desde los gritos hasta los golpes
y en algunos casos, la muerte. Pero esto no es nada más ni nada menos que una vida familiar
que se vive “según la naturaleza pecaminosa”. Surge del deseo egoísta innato en el ser
humano. Hay en todo ser humano un sentimiento egoísta innato. Y esto como consecuencia
del pecado que nos asedia día a día. Este egoísmo es el que violenta la armonía y las buenas
relaciones familiares. Por eso como cristianos tenemos siempre que examinar nuestras
intenciones, nuestras acciones, nuestros pensamientos, y pedirle al Señor que nos ayude a
eliminar toda clase de sentimientos egoístas. Es el egoísmo el que nos lleva a pisotear y
maltratar a nuestro cónyuge y por extensión a nuestros hijos. El egoísmo es el que produce
celos, desconfianza y hasta malos pensamientos acerca del cónyuge. Por eso los crímenes
pasionales. Las estadísticas indican que las víctimas de la violencia, en la mayoría de los
casos, son las mujeres y los niños. Pero no debemos olvidar que estos sentimientos de poder
y egoísmo son actitudes que se manifiestan tanto en los hombres, como en las mujeres y
también en los hijos. Y esto es corroborado por las Escrituras: “...todos se han descarriado, a
una se han corrompido. No hay nadie que haga lo bueno; ¡no hay uno solo!” (Sal.14:1-3
NVI).He aquí la pregunta que nos plantea la Escritura: “¿De dónde surgen las guerra y los
conflictos entre ustedes? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de ustedes
mismos?” (Stg. 4:1-2 NVI). ¿De dónde surge la violencia, la lucha por el poder, el egoísmo y
los celos en nuestros hogares? ¿No es precisamente de las pasiones que luchan dentro de
cada uno de los que integramos la familia? No vivamos en nuestra familia “según la naturaleza
pecaminosa sino según el Espíritu”. 2. La violencia intrafamiliar es un pecado desagradable e
inadmisible ante Dios (v.7).Atenta contra el plan de Dios para la familia. Tanto el adulterio, la
fornicación, como la violencia intrafamiliar es un pecado desagradable delante de Dios.
Porque atenta contra el propósito de Dios para la familia. Parece extraño que sea el ambiente
familiar en donde las personas reciben más maltrato que en cualquier otro lugar. Y esto es así
aun en las familias cristianas. ¿Qué tan desagradable es la violencia intrafamiliar a los ojos de
Dios? Veamos el primer acto de violencia intrafamiliar registrado en la Biblia: Génesis 4:1-10.
El plan de Dios para la familia no es que esta viva en continuo conflicto. Sino que sea un lugar
en donde Cristo sea el Señor. Un lugar en donde sus miembros puedan encontrar amor,
seguridad, comprensión y apoyo necesario para crecer sanamente. Un lugar en donde se
instruya a los hijos a amar y temer a Dios y a servirle. Pero paradójicamente, es en el núcleo
familiar en donde se vive la batalla campal de la violencia. Una familia cristiana caracterizada
por actos de violencia hacia sus miembros, aparte de ser un mal testimonio, no puede agradar
a Dios. Atenta contra la dignidad de la persona Los actos de violencia, cualesquiera sean, no
sólo atentan contra la salud mental de la persona, sino también contra su dignidad como ser
humano. Los maltratos emocionales, psicológicos y físicos degradan al ser humano y dejan
huellas que muchas veces son difíciles de borrar. Pero es aun más triste cuando confirmamos
que en las familias cristianas se vive este tipo de conflictos. Qué dolor tan grande nos causa
cuando nos damos cuenta que un hermano de la iglesia ha maltratado a su esposa, o una
esposa iracunda que envió a su esposo al hospital porque le pegó en la cabeza con una
sartén marca “Tfal”. O cuando vemos el trato que el esposo le da a la esposa en frente de los
demás miembros de la iglesia, o le grita muy feo a sus hijos, o ridiculiza a su esposa
llamándola despectivamente, o hace burla de ella porque ha subido un poco de peso, o
porque ya se le notan los años. La violencia no es sana. No es de Dios y no estaba en los
planes de Dios para la familia. La violencia vino a causa del pecado del hombre. La familia
cristiana no es está exenta de ser víctima de la violencia intrafamiliar. La violencia intrafamiliar
no respeta religión, cultura, status social, nivel educativo, etc. porque es producto del pecado.
Y el pecado y sus diferentes manifestaciones se encuentran en todo el mundo. Dios instituyó a
la familia a fin de de que sus miembros fueran capaces de experimentar y establecer
relaciones basadas en el amor, la igualdad, el respeto y la tolerancia mutuas, pues hemos
sido creados a imagen y semejanza de Aquel que instituyó a la familia.Zacarías 2:8 dice EL
QUE TE TOCA, TOCA LA NIÑA DE SUS OJOS. En este punto mucho dicen optar por el
silencio pues creen que la Biblia enseña a que debes soportar los golpes y maltrato pues así
es la voluntad de Dios. Mas la palabra de Dios dice que El tiene pensamientos de Bien sobre
nosotros y no de mal. Por lo tanto el ser violentado está muy lejos de ser la voluntad de Dios.
Esto anterior no es más que una mala estructura mental. Para cambiar estructuras mentales o
actitudes que crean situaciones injustas, hay necesidad de conversión. Esta conversión exige
que la gente tenga mente y corazón con "hambre y sed de justicia". No olvide que la Biblia
dice Bienaventurados quienes tienen esta hambre y sed DE JUSTICIA. Porque no deben
permitir ser golpeadas? Porque su palabra indica lo contrario, veamos Isaías 43:4 Porque a
mis ojos fuiste de gran estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y
naciones por tu vida. Un vaso más frágil. Amada que estás leyendo este articulo, la verdadera
postura de Dios frente a lo que te pasa o tal vez lo que está viviendo alguien que tú conoces;
El Señor te está indicando que eres de gran estima a sus ojos, eres honorable y te ama.
Comienza a mirarte como Dios te mira! Jeremías 1:5 -Antes que yo te formase en el vientre, te
conocí; y antes que salieses de la matriz, te consagré y te di por profeta a las naciones. Mateo
10:29-31 ¿Acaso no se venden dos pajaritos por un cuarto? Con todo, ni uno de ellos cae a
tierra sin el consentimiento de vuestro Padre. Pues aun vuestros cabellos están todos
contados. Así que, no temáis; más valéis vosotros que muchos pajaritos. Te das cuenta? ves
cuanto valor tienes a los ojos de Dios? Vales mucho más de lo que has imaginado; tienes
mucho por hacer y Dios te ha dado la inteligencia necesaria para comenzar de nuevo, con
nuevas fuerzas y nuevos proyectos. Las heridas de tu corazón pueden disminuir tus fuerzas,
pero tienes también la opción de convertirlas en potencia para salir y comenzar a caminar
como lo que eres UNA MARAVILLA DE LA CREACIÓN DE DIOS.