¿Qué es eso de Filosofía Latinoamericana?

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  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

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    M E ES ESO DE

    FILOSOFIA LATINOAMERICANA?

    INTROOLICCION AL FILOSOFAR

    COLECCION ANTOLOGIA 1

    EDITORIAL EL BLIHO

    Bogot 1981

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    Edicin preparada por:

    GERMAN MAROWNEZ AAGOTE

    EDITORIA L EL: BLJHO

    Calle 54 e Alo 14-13. Of. 101

    Tel : 25515 21

    SagoM - 2 D.E.

    impreso en:

    corrontAL IMPRONTA

    I d : 2551541 - GOGOT4

    IN I E

    Presentacin 7

    ideas para un curso de filosofa contempornea

    Juan Bautista Alberdl 1 1

    Filosofa artien-tin-a

    Alejandro Korn 2 3

    El pensamiento iberoamericano

    Jos Vasconcelos 4 3

    axiste un pensamiento hispanoamericano?

    Jos Carlos Maritegui 5 4

    Sobre la filosofa en Iberoamrica

    Francisco Romero 6 0

    Filosofa colombiana?

    Fernando Gonzlez Ochoa 6 9

    Programa de una filosofa original.

    Ernesto illayz Vallen/Ha 7 1

    Sentido y probiema del pensamiento filosfico

    hispanoamericano

    Allgirtslo Salazar Bondy 7 8

    El proyecto latinoamericano de filosofar como

    decisin de hacer filosofa autntica

    Francisco Mir Quesada 8 9

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    La historia de la filosofa latinoamericana,

    Leopoldo Zea 1 1 0

    La filosofia de la Iterac in en Argentina:

    irrupcin de una nueva yeneoci tn filcs61;cas

    Enrique busso 1 2 3

    De la repeticin a la investigacin,

    Germn Allargulnez Argote 1 3 1

    Bibliografa sobre el tema de la "filosofa latinoamericana"

    PRESENTAGION

    143 P o c a s cuestiones tan acaloradamente debatidas, en lo que va de

    siglo, entre filsofos latinoamericanos como el problema mismo

    de la "f ilosof a latinoamericanats_ ZAlo es por definicin la filoso-

    fria Eir saber universal? dCbmo puede, entonces,hablarse de una fi-

    loso/fa latinoamericana? Pero, mirando el problema desde o tro

    angulo, no responde la filosofa, acaso, a problemas que se le

    plantean ai hombre concreto en el marco de un mundo cultural

    propio, en determinadas situaciones socl000lticas cambiantes?

    Y no son estas razones ms que suficientes para poder hablar de

    filosofia latinoamericana, como por anlogos inotivo5 se reconoce

    la existencia de una filosofa griega, mediezal, moderna, alomara

    o anglosajona?

    En el f ondo d e este debate hay un enfrentamiento entre dos

    modelos de filosofar: uno que abstrae, hasta donde puede, de la

    realidad concreta para referirse a l os problemas del hombre en

    general, porque so piensa que la filosof a os un quehacer formal-

    mente universal; y otro modelo que, aunque aspira terminalmen;

    te a la universalidad, concibe la filosofa como un saber raizali

    mente situat lonal.

    En la discusin del p-roblema se mezclan- tres aspectos que,

    aunque articulados y conexos, son claramente discernibles; ms

    an, es preciso distinguirlos para evitar al mximo ambigedades-

    5

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    En pri mer lugar, se aorta una cuestin de posibilidad; a s po-

    sible una filosofa latinoamericana? Si desde un supuesto univer-

    salismo se responde negativamente. a la anterior pregunta, las res-

    tantes estaran de mas.

    En segundo lugar, est la cuestin de existencia: existe de he-

    cho una filosofa que pueda llamarse latinoamericana? Se tra ta

    de un problema distinto del primero aunque inrimamenw rolado-

    173010 con el. En efecto. si negamos (a existencia, an podemos de-

    fender la posibilidad, y afirmada la posibilidad, se puede negar

    la existencia,- pero si se comprueba su existencia, queda autom-

    ticamente resuelto el problema de posibilidad

    En tercer lugar, hay una cuesilon de modalidad que subyace y

    determina a la anter ior: De qu modo O manera existe, si os que

    existe, una filosofa latinoamericafio? Las respuestas a esta pre-

    gunta pueden ser mltiples segn la comprensin que se tenga del

    adjetivo "latinoamericana" aliad/do al sustantivo 'filosofa". As,

    se habla de una filosofa en Amrica Latina, desde Latinoamrica,

    y de lo latinoamericano,

    Filoso/4a A m O r i c a Latina connota un simple marco geo-

    grfico, es decir, la hecha p or latinoamericanos, Negar le existen-

    cia de fi losofa latinoamericana, en este sentido mnimo, seria ne-

    gar la existencia do filsofos latinoamericanos Y esto nadie po-

    dra hacerla Poro vale la pena hablar de filosofa latinoamerica-

    na en un sentido tan laxo y ambiguo, en el quo cabra cualquier

    suerte de filosofas: originales e importadas, inocentes y crticas,

    opresoras y liberadoras?

    Filosofa "desde" Amrica Latina sea/a, ms que-un marco

    geogrfico, la realidad misma contenida dentro de este marco en

    cuanto raz o "de dnde" desde la cual ha de plantearse y resol-

    verse cualquier problema por muy universal y abstracto que pa-

    ??

    rezca n re lacin al sujeto filoso fante, el "desde- afirma la ne-

    cesidad de arraigo del filsofo en la realidad nutricia latinoamer

    cana Se opone a la simple actividad importadora, simuladora,

    imitadora, comentadora d e textos s/n referencia ninguna a nues-

    tro contexto latinoamericano, Cilosofa r "de sde" America L at

    im no consiste en un mero pensar abstractamente el pensamion-

    to, sino en pensar la realidad latinoamericana desde el pensamien-

    to propio o ajeno, El pensamiento pensado, la historia del pensa-

    miento occidental, desde este punto ce vista, debe ser asumida y

    apropiada, pues tamb in nos pertenece p or cuanto estonios in-

    corporados y formamos parte del mundo occidental. Pero no so-

    mos europeos Tenemos caractersticas tnicas (tri-tnicas), his-

    tricas, culturales, polticas propias que nos remiten a un "de

    dnde" vaginal, desde el cual es posible la or iginalidad del pen

    samiento hecho po r latinoamericanos-. A s entendida, la fil osofa

    "desde" Amrica Latina se nutre a la vez de una tradicin uni-

    versal y de realidades propias,- aspira a la universalidad, pero no

    abstractamente, sino a partir de nuestra situacin lathwameri:

    cai?a, utilizando mediaciones concretas.

    Filosofa "de" lo americano, finalmente, se refiere a la exis-

    tencia de ciertos temas especficos de la filosofa latinoamerica-

    na. No se trata en este caso de problemas universales vistos la-

    tincromericanamente, si no de temas propios. N o se t ern atn,

    para poner un ejemplo, una filosofa de la historia en general,

    sino una fi losof a de la historia latinoamericana, do la cultura la-

    tinosinerican,q, etc. El propio problema de la filosofa latinoame-

    ricana sera uno de los temas particulares del pensamiento -de"

    lo latinoamericano,

    Los distingos que preceden son esenciales para evitar al ir :R i-

    mo ambigedades al analizar los textos do esta antologa en tor -

    no al problema de la filosofa latinoamericana, desde Alberdit el

    primero que habl de la misma, hasta nuestros, di ta Ms de un

    S p 7

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    siglo de discusiones que parece uve an no han perdido vigencia,

    a pesar de la luz quo se ha arrojado sobre el tema

    En la antategia inc,-;amos wxtes aparentemente negadores. Pa,

    ro, dcia es O qui, niegan? Jos Carlos Mara-M-041d, por ejemplo,

    niega la existencia de hecho de un pensamiento hispano-america-

    no, vistas las cosas clesde el Per. No su posib ilidad Rechaza un

    nacionalismo filosfico cerrado a las influencias de una supuesta

    civilizacin occidental decadente, tal corno la proclamara Spens

    glee. L o que est en decadencia no es tanto Europa, sino el capi-

    talismo y la cultura burguesa La posibilidad de una filosofa la-

    tinoamericana se convierte en Maritegui en la realidad de un mar-

    xismo peroanizado, natural izado, mas obediente o la realidad que

    fiel a los textos. Fernando Gonzlez, desde su circunstancia co-

    lombiana, tambidn niega la existencia de hecno, pero ninguno co-

    1710l ha credo en nuestro medio en las posibilidades del hombre

    latinoamericano para crear una cultura propia i m pensamiento

    no dependiente y libre.

    En relacin con la cuestin moda', parece haber coincidencia

    entre todos los autores en que existe una condicin ranitna para

    que pueda hablarse de filosofa Mtinoameticana: autenticidAd.

    Significa que el pensamiento, aunque importado, debe ser adapta-

    do a nuestro medio y responder a nuestras necesidades. ,Significa

    tambin qua debeines llegar a una normalizacin de la activi-

    dad filosfica entre nosotros, de te l Man era que sea sta no fru to

    de chispazos de individualidades carismticas., sino tina funcin

    normal de la cultura, al lado de otra; ocupaciones de la inteli-

    gencia. L a inautent icidad consistirla en el vic io simiesco de la

    imitacin y de la repeticin acri tica del pensamiento surgido en

    otras latitudes y en la habitud escolstica, muy erogada entre no-

    sotros, de repetir textos, de pensar abstractamente el pensamien-

    to, sin referencia a nuestra realidad.

    Pero ms- all de dicha autenticidad, para que pueda ha-

    blarse, en sentido pleno, de filosofa latinoamericana, exigen par-

    te de los autores que comentamos, cornc ..deLl T c o i to o

    largo plazo, una segunda condicin: creathtdad. Algunos, al prin-

    cipio, insistieron en que lo nuestro ms qua crear era adaptar o

    aplicar el pensamiento europeo a nuestras necesidades. As, por

    ejemplo, Alberdi y Korn, besndose en que nuestra forma de pen-

    sar (forma mantis) es ms prctica que terica. Pero, a medida

    que la actividad filosfica se fue normalizando en Amrica Lati,

    ne con la segunda generacin, que sucedi a la de los patriarcas o

    fundadores, se empez a pensar, al menos como ideal, en una fi-

    losofa original, As Francisco Romero. Este ideal creativo final-

    mente se ha transformado en realidad con la tercera generacin,

    la de Zea, Ardao , Solazar Bondy, Mayz D u s s e l , para

    no hablar sino de algunos de sus exponentes. Tales pensadores

    no slo piensan temas universales con perspectiva latinoameri-

    cana, sino que adems y principalmente han hecho grandes apor-

    taciones a l o que hemos llamado filosof a d e l o americano.

    Y puesto que se trata de una simple presentacin de una

    antolog(a, callemos ya, para que empiecen a hablar los textos mis-

    nos,

    Germn Maroulnez Argo te

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    IDEAS PARA UN CURSO DE

    FILOSOFIA CONTEMPORANEA

    Para presidir a la confeccin del Curso de Filosofa

    Contemporkaa En o: Colegio de Humanidades.

    Montevideo, 1842

    Juan Bautista Alberdi

    La primera dif icul tad que se presenta al ocuparse de la filoso-

    fa Os no solamente la falta de un texto, la falta de un cuerpo com-

    pleto de doctrina filosfica, sino la falta de una definicin misma,

    de una nocin de la ciencia filosfica: esta observacin ha sido he-

    cha por Jouffroy.

    Cada escuela famosa la ha definido a su modo, como la ha

    comprendido y formulado a su modo.

    Esta divergencia es peculiar a las primeras pocas de la filoso-

    fa como a sus actuales das.

    No obstante, si queremos darnos cuenta de lo que han hecho

    Plato(' y Aristteles, Descartes y Bacon, Kant y Cousin, cada vez

    que han filosofado, veremos qua no liar hecho otra cosa que ten-

    tar la solucin del problema del origen, naturaleza y destinos de

    las cosas. As, la filosoffa ha podido tomarse como la totalidad da

    fa oleada humana.

    in embargo, aquellos ramos de la fi losofia que se han consa-

    grado al estudio de las cosas m6s exteriores al hombre, de las g-

    11

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    sicas y materiales, han tomada la denominacin de ciencias na-

    turales V fsicas. Y se han reservado corno por antonomasia el

    nombre de ciencias litosoficas aquellos ramos del saber que se han

    dedicado al estudio- de los tenomenos del espritu humano. Es as

    corno /o S l i p , lo bueno, lo justo, lo verdadero, lo santo, el alma,

    Dios, han sido y sor ias cosas que han absorbido casi exclusiva-

    mente la atencian de lo que se ha llamado filosofia.

    Qu son estas cosas en su naturaleza: por qu son como son;

    qu leyes las gobiernan; qu destinos las rigen en el mecanismo de

    Io creado; gu medios posee al hombre para conocerlas; qu con-

    quistas cuenta en la carrera do sus investigaciones? He aqu lo que la

    filosofa se agita por resolver desde tres mil aitios; y sobre lo que

    no ha conseguido apenas sino fi jar las coestiones. L a filosofa,

    pues, como he dicho el filsofo mas contemporneo, Mr. Jouffroy,

    est por nacer.

    No hay, pues, una filosofa universal, porque no hay una solu-

    oigo universal de las cuestiones que la constituyen en el fondo.

    Cada pas, cada poca, cada filsofo ha tenido su filosofa pecu-

    liar, que ha cundido ms o menos, que ha durado ms o menos,

    porque cada pas, cada poca y cada escuela han dado solucio-

    nes distintas de los problemas del espritu humano.

    La filosof a de cada poca y de cada pas ha sido por lo co-

    mn la razn, el principio, o el sentimiento ms don-Imante y

    ms general que ha gobernado los actos de su vida y de su con-

    ducta. Y esa razn ha emanado de las necesidades ms imperio

    sas de cada periodo v de cada pas. Es as corno ha exist ido una

    filosofa griega, una filosofa romana, una filosofa alemana,

    una filosofa inglesa, una filosofa francesa y como es necesario

    que exista una filosofa americana. As es como se ha visto una

    filosofa de ?latn, una do Zenn, una de Descartes, otra de

    12

    Bacon, otra de Locke, otr a d e Ka nt, o tra de Hegel, filosofa

    del Renacimiento, filosofa del siglo 18, 9asofa del siglo 19.

    No hay, pues, una fil osofa e n este siglo; no hay sino sis-

    temas de fil osof a; esto es, tentativas ms o menos parciales

    de una filosofa definitiva. La filosofa de este siglo se puede

    concebir como un conjunto de sistemas especiales ms o menos

    contradictorios entre s. ki lo es conocer la filosofa de este si-

    glo? Conocer a Fichte, a Hegel, a Stuart, a Kant, a Coussin, a

    Jouffroy, a Leroux, etc. Hay filsofos; pero no filosof la; sistemas,

    no ciencia, Si fuese preciso determinar el carcter ms general de

    la filosofa de este sigla diramos que ese carcter consiste en su

    situacin negativa. La filosofa del da es la negacin de una filo-

    sofa completa existente, no de una filosofa completa posible,

    porque de otro modo la filosofa del da sera el escepticismo, sin

    excluir el eclecticismo mismo, porque de lo con tra rio seria reco-

    nocer una filosofa. Qu uti lidad puede tener una filosofa seme-

    jante? La de substraernos de la dominacin de un orden de princi-

    pios, que pudisemos considerar como la verdadera filosofa, sin

    ser otra cosa que un sistema; la de substraemos de la influencia

    exclusiva de un sistema, librndonos as de la guerra con los sis-

    temas rivales a quienes debemos paz y tolerancia. La regla de nues-

    tro siglo es, no hacerse matar por sistema alguno: en filosofa, la

    tolerancia es la ley de nuestro tiempo.

    En el deber de ser incompletos, a fir i de01431(hl LJG, nosotros nos

    ocuparemos slo de la filosofa del siglo 10; y de esta filosofa

    misma excluiremos todo aquello que sea menos contemporneo

    y menos aplicable a las necesidades sociales de nuestros pases,

    cuyos medios de satisfaccion deben suministrarnos la mater ia de

    nuestra filosof la.

    Para nosotros la f ilosof ia del s iglo 10 en Europa, se compon-

    dr de los dist intos sistemas que en Alemania, Escocia y Francia

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    han sido formulados por Kant, Hegel, Stuart, Cousin, Jouffroy,

    etctera, etctera

    Nos acercaremos directamente a la Alemania y a la Escocia lo

    menos que nos sea posible, nada menos propio que el espritu y

    las formas del oensamento del norte de Europa, para iniciar en

    los problemas de la fi losofia a las inteligencias ternas de la Ameri-

    ca del Sur

    El pueblo de Europa que por las formas de su inteligencia y

    de su carcter est destinado a presidir la educacin de estos

    pases es sin contradiccin la Francia: e l mediodia mismo de la

    Europa le pertenece bajo este aspecto; y nosotros tambin meri,

    dionales de origen y de situacin pertenecemos de derecho a su

    iniciativa inteligente.

    Por fortuna en la actual filosofa francesa se encuentran re-

    fundidas las consecuencias ms importantes de la filosofia de

    Escocia y de Alemania: de modo que habiendo conseguido orlen.

    tamos de la presente situacin de la filosol ia en Francia, podre-

    mos estar ciertos de que no quedamos lejos de las ideas escocesas

    y ge rmen icas.

    Tres grandes escuelas filosf icas se h a n dejado conocer en

    Francia en este siglo: la escuela sensualista, tradicin del siglo pa-

    sado. la escuela mstica y la escuela eclctica

    A estas escuelas se agregan otras menos importantes y menos

    famosas, y que han nacido despus de fa revolucin de julio.

    La escuela sensualista que cuenta por sus representantes mis

    modernos a Cabanis, no obstante pertenezca al siglo pasado, a

    Dosttut de Tracy, Volney, Garat, Lancelin, Broussals, Gall y

    Asais, ser representada en nuestra enseNanza por aquel de stos

    14

    que, por la extensin de sus vistas, haya comprendido a todos los

    de su fami lia.

    La escueta mstica representada por de Maistre, Lannennais,

    Bonald, drEckstein, Ballanche y Saint Mart in, sera estudiada en el

    representante ms ruidoso y mas pronunciado.

    La escuela eclctica, que cuente por rganos a Berardi, a

    Nirvey, Kretry, Messfas, Dron, de Gerencia, Bonstitten, Ansillon,

    La Moriguieri, Main de Birau, Roger-Collard, Cousin y Jouffroy,

    nos sera conocida en su expositor ms afamado.

    y la escuela que podramos denominar De jul io, que ha sido

    representada por Lerroix, Carnet, Lerminier, etc., ser tambin

    estudiada en su propagador ms elocuente.

    Una revista rpida de estos sistemas nos pondr en estado de

    determinar los grandes rasgos que deben caracterizar a la tiFOSO-

    fa mas adecuada a la Amrica del Sur. Trataremos de sealar

    las grandes exigencias de la sociedad americana: nos ocuparemos

    del problema de los destinos de este continente en el drama gene-

    ral de la civilizacin, principiando por tocar el problema de los

    destinos humanos que es l a mas a lta frmula de fi losofa, no

    siendo las dems ciencias humanas sino los trlinHlOS sueltos de

    este problema.

    La fi Io so fa ha dividido este problema para resolverle. De un

    Pamoral que investiga el destino del hombre en la tierra; la reli -

    gin, que busca su destino antes y despus de la vida; la filoso-

    fa de la historia, que estudia e l destino de la especie humana;

    la cosmologa, el origen y las leyes del universo; la teologa, to

    naturaleza del Dios y sus relaciones con el hombre y con la crea-

    cin; de ah, en Fin, el derecho natural, el derecho pol tico, el de-

    1a

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    recto de gentes, etc., que no son sino ramos subalternos del estu-

    dio de los destinos Fan-112110S.

    Aplicaremos a la soluclOn de las grandes cuestiones que inte-

    resan a la vida y destinos actuales cle tos pueblos americanos la fi -

    losofa que hablemos declarado predilecta. Si en esta aplicacin

    somos incompk-los, corno es de necesidad que seamos, nos habr

    servido ella, a lo menos, para darnos la habitud (Je encaminar

    nuestros estudios hacia nuestras necesidades especiales y positivas.

    Esto nos lleva a un examen crtico de los publicistas y filsofos

    sociales europeos, tales como Bentham, Rousseau, Gu;zot, Cons-

    tant, Montesquieu y otros muchos. Ser la oportunidad de expli-

    car y refutar a Donoso Corts, que por su elocuencia promete en

    sus ideas un ascendiente entre nosotros, siendo inaplicables en es-

    tos pafses de democracia, aunque adaptables a las exigencias mo-

    nrquicas de la Espaa.

    As la discusin de nuestros estudios sera m6s que en el senti

    do de le fi losof a especulativa,de la f ilosofa en si, en el de la fi-

    losofa de aplicacin, de la filosofa posiliva y real, de la filoso-

    fa aplicada a los intereses sociales, polticos, religiosos -y mora-

    les de estos pases En el ter reno de la filosofa favorita de este

    siglo: la sociabilidad y lapo/it/ca. Tal ha sido la filosofa cono lo

    ha notado Damiron en manos de Lamennals, Lerminier, Tocque-

    vine, Jout iroy, et c. De d a en da la filosofa se hace estadis-

    ta, positiva, financiera, histrica, industrial, l iteraria en vez de

    ideolgica y psicolgica: ha sido tifinftla por una alta celebridad

    del pensamiento nuevo, la ciencia de las generalidades.

    Tocaremos, pues, de paso la metafsica del individuo para ocu-

    parnos de la metalisica del pueblo. E l pueblo ser el grande ente,

    cuyas impresiones, cuyas leyes de vida y de movimiento, de pen-

    samiento y progreso trataremos de estudiar y de determinar de

    16

    acuerdo con las op:niones mas recibidas entre los pensadores

    ms liberales de nuestro sig :o y con las necesidades mas w gentes

    del progreso de estos pases.

    Y desde luego partiendo segn esto de las necesidades mas fun-

    damentales y sociales de nuestros pases en /a hora en que vivi-

    mos, ros objetos de estudio que absorban nuestra atencion, sern:

    lo. La organizacin social cuya expresin mas positiva es la

    politica consti tucional y financiera. -- 2o. Las costumbres y osos

    cuya manifestaciOn mas alta es la literatura. - 33. Los hechos de

    conciencia, los sentimientos ntimos, cuyo doble reflejo es la mo-

    ral y relig.r6ty. - tio , La concepcin del camino y de los destinos

    que la providencia y que el siglo serialan a nuestros nuevos estados,

    cuya reveacin pediremos a la filosofia de nuestra historia y a

    la filosofia de la historia general. As, pues, derecho pblico y

    finanzasriteratura, moral, religin e histcria h e aqu los obje-

    tos de que nos ocuparemos en los seis meses de este curso. Pero el

    derecho pblico, las finanzas, la ljteratura, la relicyOnt la historia

    en sus leyes ms fliosoficas y ms generales, en su raziOn de con-

    ducta y de desarrollo, digmoslo as; y no en su forma ms mate-

    rial y positiva, De otro modo no se dira cue hacamos un curso

    de filosofa. Vamos a estuctar la filosofa evidentemente: pero a

    fin de que este estudio, por lo comn tan estril, nos traiga alguna

    ventaja positiva, vamos a estudiar, como hemos dicho, no la filo-

    sofia en s, no la filosofa aplicada a la teora abstracta de las

    ciencias humanas, sino ia filosofa aplicada a los objetos de un in-

    ters ms inmediato para nosotros; en una palabra, la filosofa po-

    lrica, la filosof a de nuestra industria y riqueza, la filosofia de

    nuestra literatura, la filosofa de nuestra religin y nuestra histo-

    ria. Decirnos de nuestra politi ca, de nuestra industria, en fin , de

    todas aquellas cosas que son nuestras, porque lo que precisamente

    forma el carcter y el i teres de la ense9anza que ofrecemos es

    que ella se aplica a investigar la razn de conducta y de progreso

    de estas cosas entre nosotros,

    17

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    E

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    filosofa, corno se ha dicho, no se nacionaliza por la natura[eza

    de sus objetos, procederes, medios y fines. La naturaleza de esos

    objetos, procederes, etc., es la misma en todas partes. Qu se ha-

    ce en todas partas cuando se filosofa? Se observa, se concibe, se

    razona, se induce, se concluye. En este sentido, pues, no hay ms

    que una filosofa. La filosofa se localiza por el carcter instant-

    neo y local de los problemas que importan especialmente a una na-

    cin, a los cuales presta la forma de sus soluciones. As, la filoso-

    fa de una nacin proporciona la serie de soluciones que se han

    dado a [os problemas que interesan a sus destinos generales. Nues

    tra filosofa ser, pues, una serie de soluciones dadas a los proble-

    mas que interesan a los destinos nacionales; o bien, la razn gene-

    ral de nuestros progresos y mejoras, /a razOn de nuestra civiliza-

    cin; o bien la explicacita de las leyes, poi las cuales debe eje-

    cutarse el desenvolvimiento de nuestra nacin; las leyes por Pat

    cuales debemos llegar a nuestro f in , es decir, a nuestra civiliza-

    cin, porque la civilizacin no es sino el desarrollo de nuestra na-

    turaleza, es decir, el cumplimiento de nuestro fin definicin dada

    por Gu izot) . Civilizarnos, mejoramos, perfeccionarnos, segn

    nuestras necesidades y nuestros medios: he aqu nuestros destinos

    nacionales que se resumen en esta frmula: Progreso.

    Qu tenemos, pues, que hacer, para resolver el problema de

    nuestra civilizacin? Descornponerlo, dividir lo; y resolverlo en cm

    da uno de los problemas de accesorios. Cules son stos? He

    aqu los elementos de toda civilizacin.

    Segn esto, qu fi losofa es la que puede convenir a nuestra

    juventud? tina filosofa que por la forma de su enseanza breve

    corta, no le qu it e un tiempo que pudiera emplear con prcvecho

    en estudios de una aplicacin productiva y til y que por su fon-

    do sirve slo para iniciarla en el espritu y tendencia que preside

    al desarro[lo de las instituciones y gobiernos del siglo en que vivi-

    mos, v sobre todo del continente cure habitamos.

    20

    Tal es nuestra misin respecto a la enseanza que vamos a de-

    semperlar en este establecimiento, Destinado este colegio en sus

    estudios preparatorios para formar los jvenes para la vida social,

    es indispensable instruidos en los principios que residen en la con-

    ciencia de nuestras sociedades. Estos principios estn dados, son

    conocidos, no son otros que los que han sido propagados por la

    revolucin y estn designados en las leyes fundamentales de estos

    pases. Son varios, pero susceptibles tia retkral l a C s

    cipales; la l ibertad del hombre y la soberana del pueblo. An po-

    dran estos dos reducirse a uno: la libertad del hombre.

    La libertad del hombre es el manantial de toda nuestra sociabi-

    lidad. A causa de que todos lo 5hombres son libres, es que todos

    son iguales, y a causa de que todos tienen derecho a su direccin

    colectiva, es decir, todos tienen parte en la soberana del pueblo.

    As pues, libertad, igualdad, asociacin, he aqu los grandes

    fundamentos de nuestra f lo so ffa moral. Principios proclamados

    por los pueblos en Amrica, por [os cuales no necesitamos

    rrogar a la psicologa, porque se tendra por un desacato el sim-

    ple hecho de ponerlos en cuestin.

    Se ve, pues, que nuestra fi losofa por sus tendencias aspira a co-

    locarse a la par de los pueblos de Sudamrica. Poi sus miras ser la

    expresin inteligente de las necesidades mas vitales y m6s altas de

    estos pases, ser antirrevolucionaria en su espr itu, en al sentido

    de que ella camina a sacarnos de la crisis en que vivimos; orgar [cae

    en el sentido que se encaminar a la investigacin de las condicio-

    nes del orden venidero; por ultimo, vendr a s r para la enumera-

    cin de los problemas y soluciones un caudal de nociones de la

    primera importancia para el joven de las generaciones que estn

    llamadas a realizar estas necesidades. De este modo la filosofa

    dejar de ser una estril chicana, ser lo que quieren que sea para

    21

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    12/74

    la Francia, Jou ttr oy, Lerroux, Carnot, Lerrin nier y los mas re

    cientes rganos de la firosof ia europea

    "Repitmoslo para dar fin, dice Jouffroy. no comprendemos

    Cmo tantas Gentes de conciencia se arrojan en los negocios po-

    lticos y empujan y arrastran el carro de nuestra fortuna en un

    sentido y otro, no digo solamente antes de haber pensado en pro-

    ponerse estas cuestiones, sino aun antes de hEiberlas agitado en

    mismas y examinndolas con la madurez conveniente ."

    Es un deber de todo hombre de bien quo por su posicion o ca-

    pacidad pueda influir sobre los asuntos de su pas, de mezclarse

    en ellos; y es e l deber de todos aquellos que toman una parte de

    ilustrase sobre el sent ido en que deben dirigir sus esfuerzos. Pero

    no se puede [legar a esto sino por el medio que hemos indicado, es

    decir, averiguando dnde esta el pas y dnde va: y examinando

    para descubrirlo, dnde va el mundo, y lo que puede el pals en el

    destino de la humanidad.

    (Escritos pstumos, t. XV).

    FILOSOFIA ARGENTINA

    Alejandro KOTR

    Me imagino la sonrisa del lector ante el epgrafe. Desde cun-

    do tenemos fi[osofia argentina? b-cas t, tenemos filsofos? Y

    bien, a mi vez preguntara: Se concibe que una colectividad hu-

    mana unificada por sentimientos, intereses e ideales comun,es de-

    s arrolle su accin sin poseer algunas ideas generales? Pues si logra.

    mos desentraNar estas ideas implcitas del devenir histrico halla-

    remos, por fuerza, una posicin Posfica. De hecho, nunca nues-

    tro pueblo ha dejado de tenerla.

    Preveo una objecin ms grave. Si es la filosofa la expresin

    acabada del pensamiento humano, la verdad filosfica puede ser

    distinta de un pueblo a otro? Same ircito recordar de paso que la

    filosofa no es una ciencia exacta, ni ha de revestir nunca una for-

    ma defini tiva; debernos por el contrar io apartar las ciencias exac-

    tas, autnomas en su estructura matemtica, de la apreciacin f i-

    losfica. En cuanto al fondo de la objecin, bastar tener presente

    que la supuesta verdad absoluta cada poca histrica y cada re-

    gin geogrfica la enuncian de distinto modo. Tenemos una filo-

    sofa griega y otra oriental, tenemos en los tiempos modernos una

    filosofa francesa, inglesa, alemana. Estas denominaciones tnicas

    han de tener su razn de ser. Por qu', entretanto, a ejemplo de

    todo pueblo culto, no hemos de expresar tambien, en la medida

    de nuestras fuerzas, la verdad filosfica de acuerdo con nuestra

    manera da sentir? Wulzs por carecer los argentinos de un pensa-

    miento propio?

    22 2 3

    El positivismo argertino es de origen autctono; slo este he-

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    13/74

    El lector no se ha de rendir tan fcilmente. Nosotros los argen-

    tinos, dir, pertenecemos al mbito de la cultura occidental y has-

    ta la fecha solamente hornos asimilado ideas importadas. Na po-

    demos abrigar la pretensin de una filosofa propia, pues todo el

    afn de nuestros hombres dirigentes se ha encaminado a euro-

    peizarnos, a borrar los estigmas ancestrales, a convertirnos en se-

    cuaces de una cultura superior pero exCitica.

    Este argumento no carece de fuerza. Yo mismo, al abordar el

    asunto, no me he at revido a llamar a mi ensayo Historia de las

    ideas sino Historia de las influencias ideolgicas, De allende los

    mares recibirnos, en efecto, la indumentaria y la filosofa confec-

    cionada. Sin embargo, al artculo importado le imprimimos nues-

    tro sello. Si a nosotros se nos escapa no deja de sorprender al ex-

    tranjero que nos visita; suele descubrirnos ms rasgos propios

    buenos o malos de cuanto nosotros mismos sospechamos.

    Por nuestra voluntad hemos aspirado a incorporarnos a la cul-

    tura del Occidente; no es nuestra voluntad ser un congiomerado

    inorgnico de metecos. Si al regazo de la colonia que luimos hubo

    que animarlo con nueva vida no fue con el propsito de enajenar

    el alma nacional. No podemos renunciar al derecho de discutir

    las diversas influencias que llegan hasta nosotros, ni al derecho

    de adaptarlas a nuestro medio, no renunciamos tampoco a la es-

    peranza de ser una unidad, y no un cero dentro de la cultura uni

    versal_

    As es como durante medio siglo desde Caseros hasta el no-

    veclentos hemos tenido una f ilosofa propia, conjunto de ideas

    fundamentales sancionadas por el consenso cornil]. Se puede

    magnificar las divergencias ocasionales; en realidad, tira concor-

    dancia tci ta se extenda de un extremo al otro . En toda esta

    poca ninguna discrepancia ideolgica ha dividido al pueblo ar-

    gentino. Nuestras luchas fueron meras reyertas.

    24

    cho explica su arraigo, Fue expresin de una voluntad colectiva.

    Si con mayor claridad y eficacia le dio forma Alberdi no -fue su

    credo personal. Toda la emigracin lo profesaba, todo el pas lo

    acept. La consftucin poli tice fue su f i uto, la evolucin econ-

    mica se ajust a sus moldes. No es ahora ocasin de rastrear las

    fuentes de este positivismo, en el cual reminiscencias del utilitaris-

    mo sajn, del enciclopedismo francs, del regalismo espariol, del

    romanticismo alemn, contribuyeron a una concepcin original,

    la creacin ms autntica del espritu argentino. Cuando tuvimos

    noticias del sistematizado positivismo europeo el nuestro era vie-

    io,

    Atento a los problemas reales de la vida nacional, nuestro po-

    sitivismo no acert a darse la estructura metdica de un sistema

    de filosofa. Cuando la generacin de los prceres, en edad avan-

    zada, lleg hasta Spencer hall con sorpresa la confirmacin de su

    propio pensamiento. Haban hecho filosofa sin sospecharlo: ha-

    ban creado el caudal de ideas con el cual hemos medrado hasta la

    fecha. La generacin subsiguiente llammosla de Caseros o del

    Rgimen pese a la leyenda que la considera la ms talentosa, no

    acrecent este caudal, ni se inform del movimiento filosfico ex-

    trefilo. Este inters intelectual se despierta en la tercera genera-

    cin.

    El siglo XX nos encuentra todava bajo la direccin espiritual

    de los hombres del ochenta, denominacin convenida con la cual

    distinguimos a l gru po de universitarios que alrededor del aRo

    1882 se incorpora a las actividades de la vida oCiblica. De haber

    triunfado la asonada del noventa ellos habran asumido la direc-

    cin poltica. Los acontecimientos proicgaron vis r r i t vein-

    te ahos el predominio de los intereses creados y cuando stos al

    fin se derrumban la generacin ochenta perteneca at pasado. Su

    accin debi desenvolverse un la magistratura, en el magisterio,

    25

    1

    1

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    14/74

    por la palabra hablada o escrita. No alcanz, salvo una que otra

    excepcin, la eficiencia de la accin inmediata, pero fue directo-

    ra en las esferas del pensamiento. Esta misin bien alta no la sa-

    tisfizo. U n dejo de amargura persiste en el alma de los sobrevi-

    vientes, defraudados a su j uic io en iegitimas espiraciones, pues

    no se sienten amenguados cuando se comparan con los anteceso-

    res o con los sucesores.

    El pecado de los interectuales del ochenta, hombres de gabi-

    nete y de estudio, lo constituye la ausencia de una creacin ori-

    ginal. Con una cultura superior-, con una informacin ms vasta,

    con mayor probidad intelectual, nos revelaron a Stuart Mill y a

    Spencer, a Penan y a Taine. El positivismo argentino ya era un

    hecho cuando ellos juzgaron necesario apoyarlo con el ejemplo

    europeo. Quisieron dejarlo de base filosfica y lo vist ielon con

    traje postizo. El los rnismos, a]enos a to do inters especulativo,

    indiferentes ante los problemas trascendentales, atrados por los

    asuntos de carcter pragmtico, se limitaron al comentario ju-

    rdico o histr ico, a la pedagoga, a la psicologa y a la sociolo-

    ga, sin perjuicio de convenir al fin, con ingenua honestidad, que

    la ltima palabra ya la haba dicho Alberdi.

    Ideal mas alto no tuvieron tampoco los pedagogos formados

    en la Escuela Normal del Paran, alberdistas de segunda mano;

    se imaginan ser discpulos de Conato, sin sospechar el irroducti.

    ble antagonismo entre las doct rinas del maestro y nuestro am-

    biente liberal e individualista. N i los fundamentos autoritarios

    de la sociocracia, ni los elementos msticos de [a religin de la

    Humanidad, ni la negacin de los derechos individuales, podan

    prosperar, El iniciador mismo del movimiento, un naturalista

    distinguido, hu bo de hermanar el positivismo comtIano con

    agregados tan heterogneos corno la evolucin darvviniana o las as

    piraciones del Risorgimento i tal iano* No obstante, esta doctrina

    26

    hbrida fue fecunda; po r intermedio de l magisterio normalista

    logr divulgar, en ambientes inaccesibles de otro modo, la po-

    sicin agn6stica y el concepto de la filosofa como sntesis de las

    ciencias naturaies, principios comunes a todos los matices del po-

    sitivismo. Por lejos que estonios ahora de estos postulados casi

    dogmticos n o hemos d e desconocer la gravedad de semejante

    mudanza para un pueblo de habla espariola.

    Distanciado, por algunos allos y por nuevos conceptos, de la

    generacin del ochenta, aparece Jos Ingenieros; su propsito

    fue elevar el Positivismo a Cientificismo, con fines sociales, For-

    mado en el estudio de las disciplinas mdicas, atrado desde joven

    Por la protesta incipiente dei proletariado, una vocacin espont-

    nea le obliga a sistematizar los conceptos bsicos de su accin mi-

    litante, Sabemos el ascendiente que alcanz. La claridad de su es-

    pritu meridional unida a una pronunciada sensibilidad esttica

    le permitieron superar la estrechez de la ideologa vulgarizada. Su-

    po infundirle nuevo vigor y prolongar por veinte aflos la vida del

    positivismo decadente, No se le ocult [a necesidad lgica de

    admitir una metafsica, Desconoca empero, cohibido por una

    idiosincracia tenaz, la verdadera angustia metafsica y no acerta-

    ba a comprender el fenmeno religioso, ingenieros en presencia

    de un fraile se apresuraba a tocar fierro. Por rechazar el dogmatis-

    mo de las supersticiones msticas se entreg al dogmatismo de las

    ciencias naturales. Para ingenieros, la filosofa, la metafsica mis-

    ma, no eran sino complementos hipotticos de la intangible ver

    dad cientfica; hasta una tica de alardes estoicos intentaba fu r

    dar en el determinismo de la maquina universal.

    Las investigaciones de la epistemologa contempornea no lo-

    graron sugerirle alguna duda. Por otra parte rasgo argentino

    la especulacin pura no le seduca. Sin achatarse en un plano infe-

    rior, su filosofa haba de vincularse estrechamente a [os proble-

    mas histricos. sociales o econmicos. Y tanto que en la trama de

    27

    1

    ocos sospec aron que es e aspec o erar o y ar s co sco

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    15/74

    su cientificismo pretenda envolver a la personaiidad humana, irre

    primia a su obra precisamente el sello de una personalidad fuerte

    y bien definida. De ah su irradiacin; primero en el medio nativo,

    luego mas all de ras fronteras. Ingenieros fue durante aos el pu-

    blicista argentino rnas prestigioso. Complace recordar su actitud

    de luchador infatigable; la voluntad de trabajo, la abnegacin y

    la ampli tud de espritu que puso al servicio de sus ideas. Nos dio

    el noble ejemplo de una entereza en la a la no canfa duplicidad

    alguna entre el pensamiento y la vida.

    La polmica pstuma contra la posicin filosfica de Ingenie-

    ros carece de objeto. En las postrimeras de una gran orientacin

    filosfica, t oca defender la lt ima brecha. No se le puede juzgar

    ahora con abstraccin de su momento, ni aplicarle el criterio de

    una nueva actitud espiritual. Desde el nacimiento de Alberdi hasta

    la muerte de Ingenieros ha transcurrido un siglo, en el cual el san.

    tir de nuestro pueblo ha encontrado do continuo su expresin

    adecuada, sin simular preocupaciones ajenas a nuestra Mdole na-

    cional, pero con la unidad intrnseca del pensamiento propio. De

    este proceso no se ha de borrar la obra de ingenieros como que no

    se han de extinguir tampoco los mltiples impuisos de su fecunda

    labor.

    Al declinar el siglo pasado, se inicia en Europa un cambio que,

    para nosotros, se refleja primero en el movimiento literario. Las

    mltiples y opuestas escuelas finiseculares nos anuncian una revo-

    lucin esttica, violenta y abigarrada, al parecer inconexa dentro

    de sus propias tendencias. Es fcil comprobar su repudio de los

    viejos moldes, no tan sencil lo descubrir su unidad esencial, tanto

    ms cuanto la capacidad crea dota no siempre concuerda con la

    exhuberancia de los programas y la actitud de la controversia. La

    sublevacin lr ica hall entre nosotros ambiente propicio y repre-

    sentarnos destacados.

    28

    I poda ser parte de una intensa emocin espiritual, que por fuerza

    haba de tener su repercusin correlativa en el dominio de los

    conceptos filosficos, La trasmutacion no poda l imitarse a los va-

    lores estticos.

    Lentamente, con demoras, reticencias y malentendidos, la no-

    ticia de una nueva orientacin intelectual tambin llega hasta

    nuestros odos. Con sorpresa y curiosidad nos enteramos; el posi-

    tivismo se hallia extinguido, sus herederos, el pragmatismo y el

    cientificismo, se aprestaban a seguirle; un nuevo ritmo en la evo-

    lucin filosfica volva a plantear problemas olvidados. As supi-

    mos de Renouvier, de Boutroux, de er igen, de Croce, de mul-

    titud de nombres vagos y crespusculares. Estas novedades no pe-

    netraron fcilmente en nuestro medio. Hallaron una atmsfera

    densa, una decidida resistencia a abandonar los viejos hbitos

    mentales. As mismo hallaron la conviccin muy difundida de que

    cierta degeneracin materialista de la vida nacional, el imperio ex-

    clusivo de las f inalidades econmicas, el descuido de las normas

    ticas, reclamaban el correctivo de una cultura ms elevada y es-

    piritual. Las peripecias de este conflicto ideolgico ocuparn la

    historia intelectual de este primer cuarto de siglo. Alguna vez se

    le ha de contemplar en la debida proyeccin: por ahora esta rese-

    Pala escribe un testigo que no aspira al premio de la imparciali-

    dad.

    La presencia de Ortega y Gasset en el aflo 1916 fue para FILM-

    tra cultura filosfica un acontecimiento. Autodidactos y dfietan-

    tes tuvimos la ocasin de escuchar la palabra de un maestro; al-

    gunos despertaron de su letargo dogmtico y muchos advirtieron

    por primera vez la existencia de una filosofa menos pedestre.

    De entonces ac creci el amor al estudio y aflojo el imperio de

    las doctrinas positivistas.

    No nos tra jo Ortega y Gasset un sistema cerrado. Enseri a po-

    rier los problemas en un plano superior, nos inici en las tenden-

    29

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    16/74

    cias incipientes, dej entrever la posibilidad de definiciones futu-

    ras, nos incit a extremar el esfuerzo propio. Mucho le debo per-

    sonalmente, pero creo poder emp[ear el plural y decir: mucho le

    debernos todos. De al lf arranca suu s t o prestigio en nuestra tie-

    rra. Tras una breve estada le vimos par tir con pena, pero conven-

    cidos que no tardara en darnos un concepto propio de la filoso-

    fa contempornea. Esta esperanza no se ha confirmado: en 'vez

    de filosofa nos ha dado literatura. Tambin sabemos apreciarla:

    admirarnos el arte de deslizarse de cont inuo sin afirmarse nun-

    ca, con u n donaire desconsolador. Habramos preter ido una v i-

    gorosa visin sinttica, cimentada en tres o cuatro ideas direc-

    toras. Quizs a Espaa no le hagan falta; a nosotros s. Plero el

    Perspectivismo parece ser el ar te del anlisis sutil , juego o depor-

    te tanto ms ingenioso cuanto ms menudo es e[ terna. Y no ca,

    rece d e su teora, adecuada naturalmente el caso: i l a delecta-

    cin morosa en el problema como ta l Es acaso un rasgo ibera,

    tener problemas y no hallarles solucin? Alguna vez, cuando es-

    tas disquisiciones ponen su nota delicada en e l copioso frrago

    de nuestros "grandes rotativos", hemos pensado --discUlprise la

    herejia: oja l el autor no escribiera tan bien

    Periodista y eximio es tamb in Eugen io D'Ors. Vino el

    afto 2 n o n ii-onc:zales 5ocraticas a ejercer entre nosotros el arte

    de la mayeutica. Si poco sac a la luz, no se ha de atribuir a tor-

    peza del operador; fallaba la gravidez. Hubiramos deseado saber

    algo preciso sobre la racionalidad clsica y anti-romntioa localiza-

    da en el Mediterrneo y muy especialmente en la tierra donde se

    dispone del "sen". El afn de as conclusiones concretas, tangi-

    bles y vertebradas, es seal, sin duda, de una cultura poco refina-

    da. Peru asf es la nuestra.

    Sobre esta materia rec ib una contestacin muy espiritual. A

    alguna insinuacin rife, el seor Dlors esquivo la respuesta; luego,

    30

    despus de algunos circunloquios, hallo ocasion de referirme /a si-

    guiente ancdota, le ancdota que debe elevarse a concepto: Erase

    un joven parisiense agotado por la vida absorbente de [a capital.

    Tras largas vacilaciones cobra un da las energas necesarias para

    trasladarse por orden de sus mdicos a Vichy. Dispuesto a cumplir

    con el rgimen prescripto, sentse a la mesa y pidi una botella de

    agua lustral. Y aqu lo imprevisto: el mozo le pregunta si prefiere la

    surgente de L 'Hapital o de Celestins. Abrumado ante el direrna,

    el paciente junta las manos, t-ivierte tos ojos y con el acento de la

    mis profunda congoja murmura. Al? mar/ din ', f a u t dio/sir

    El seor [ 'Ors tuvo el buen gusto de no agregar la moraleja. A

    mi vez me abstuve de comentar d rinsojero smil con este moder-

    nsimo asno de Buridn, neurastnico v ablico.

    Convengamos, sin embargo, en Que la saeta estaba bien clavada.

    Thlo es ridcula esta ansiedad que experimentamos con frecuencia

    los argentinos, d e encasillamos, de subordinar nuestro pensar al

    pensamiento extrao, de averiguar desesperados cual es el Ultimo

    alarido de [os poetas y de los filsofos? Hasta nuestros intelectua-

    les, en lugar de ejercer su misin directora, prefieren ser pregone-

    ros de a Ultima novedad,

    Un d fa nos anuncian a Spengler, corno si tuviera alguna atinen-

    cia con los desfi las de un pueblo nuevo, este agorero fatalista del

    ocaso que con intuicin proftica penetra [os secretos del hado y

    prev el retorno cclico de grotescos sMcronismos. Ni su propio

    pueblo agobiado por la derrota, ni el resto del mundo civilizado,

    han tornado en serio las fantasas de este juglar. Aqu haba de

    dejarnos absortos. Es que a nuestros socilogos positivistas les vi-

    no bien; ya bastante agotados, pasaron con garbo del supuesto de-

    terminismo cientfico al determinismo mstico. En fin, ya transcu-

    rri.

    31

    ad ara las respectivas posiciones, nos revela las deficiencias de la

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    17/74

    Otro caso es Freud. Nadie ha de negar el valor de sus investiga-

    ciones de psiclogo v de psiquiatra, pero hay quien supone que

    ha descubierto ; a importancia del problema sexual. Antes de

    Freud no la hemos sospechado; despus de Freud sabernos qua t0.

    da la humanidad padece de una obsesin subconsciente que la

    obliga a ver en el mas inocente adminculo un trasunto del falo,

    Ya Platon hablo de la bestia que se agita en nosotros, Paseal

    lo repiti, Darwin volvi a insistir en elto; tambin el psicoanli-

    sis arrima al caso algunos datos. Se desprende de ah" que se de-

    be alimentar a la bestezuela? S ri duda es una crueldad tica pe-

    dir ms b:en que se la estrangule. 'Se d compasivos con el ani-

    mal", sobre todo si lo lievais en las entrailas. El xito del freudis-

    mo se explica. No tanto que ante jovenes alumnos y alumnas se le

    exponga corno espcimen de la filosofa contempornea. Tarn

    bin esta rfaga ha de pasa:.

    El contraste inevitable va asoma En ndeStro riori7onte. El nom-

    bre del sellor conde de Kcyserl tt9 empieza a divulgarse; del orien.

    te vendr el remedio de nuestros males; la cultura materialista ha-

    llar su panacea en la arcaica sabidoria que aniquilo en la incerola y

    la impotencia, las energas de media humanidad para ser explota-

    da por la otra. No ha de faltar a este nuevo evangejo su auge mo-

    mentneo. Mucho depende de lo que disponga a "Calpe", reem

    plazante entre nosotros de "Alean". Ai azar de su publicaciones

    nos informamos. Por otra parte ya una avanzada teosolica ha

    preparado el terreno. Tan luego nuestros positivistas mas genu:-

    nos se han sentido atrados por la perill inbra esotrica, donde se

    disea un vago espectro ultramundano. No se niega impunemente

    la angustia metafsica y el anhelo mistico del alma humana; por

    fin se satisface por camlnos extraviados.

    El viaje al oriente es de provecho a condcin de retornar. La

    COMparackon entre la alta cultura del oriente y la de occidente

    nuestra y tambin su superioridad. En el canje ir amos a pura

    prdida. Pertenecemos al mundo de la afirmacin y de la ac-

    ciOn; el quietism negativo es una posicin reida con nuestra

    manera de ser y para el pueblo americano la mas absurda tie to-

    das. El opio al natural es menos peligroso. Felizmente la seduc-

    cin del Nirvana se cult iva en cenculos estrechos y para los

    mas es un episodio pasajero; apenas desgarrado el velo de Ma-

    ya se apresuran a zurcirlo_

    Podra continuar todava la enumeracin de estos engendros

    efmeros que, a semejanza de las otras modas, se acogen con fer-

    vor y se abandonan con displicencia. No vale la pena de insist ir.

    Sirvan los ejemplos citados para prevenimos contra esta actitud

    subalterna de antipodas embobados. Ms interesante seria exa-

    minar /a infi ltracin de ideas por obra de publicistas que, con

    pertenecer a la literatura, rozan de d:::ntin:7,i 17 TUS rilosaeos

    As Maeterlinck, Unamuno, Romain Rolland, Bernard Shaw,

    Valery, y tan tos otros. E n nuestro ambiente ejercen una ac-

    cin ms inmediata que los filsofos. de escuela, mucho menos

    leidos; el ofi ci o y la prudencia me aconsejan sin embargo refe-

    rirme nicamente a stos.

    Ante t odo mencionemos el desarrollo de la renovada epis-

    temologia que con profundo sentido criti co, sin atribuirle ban-

    carrota alguna, ha trasmutado la va oracion de la verdad cienti-

    fica, Los nombres de Mevurson y de Poineare nos sor ms fa-

    miliares; rnuchos otros han colaborado en la misma tarea y nos

    han emancipado del cientific ismo dogmtico cuando no ingenuo.

    As se ha fijada el valor relativo de los esquemas cientficos, del

    carcter cuantitativo de la ley y al deslindar el dominio legtimo

    de las ciencias exactas y naturales, se ha substrardo a su sistemati-

    zacin aritmtica la autonoma de la personalidad humana. El de,

    terrninismo mecnico del devenir queda reducido a una interpre-

    1

    32 3 2

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    18/74

    una simpleza. Lo ms importante que nos ha llegado de los Esta-

    procelosa metafisica dei objeto irreal, A Husserl, Ortega y Gasset

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    19/74

    dos Unidos son las palabras do Dewey al clausurar el reciente Con,

    Teso de Fi losofa de Boston. Despus de lamentar la falta de una

    filosofa norteamericana recomend a sus connacionales la nece

    sidad de dedicarse a estudios ms intensivos,

    La patria de Emerson y de Royce ha de encontrar el camino

    de las cumbres. Por ahora es una necedad ir a buscar all una ins-

    piracin filosfica. Los elementos tiles tie aquiella civilizacin,

    cuya grandeza seria rid cu lo desconocer, Sarmiento nos los im-

    puso. Con eso basta.

    De Alemania sabemos que all naci Kant, personaje conspi-

    cuo en la filosafa contempornea_ Le ofrecernos de consiguien-

    te a priori el homenaje de nuestro respeto, sin necesidad de cono-

    cer su obra. Le suponemos autor de una nebulosa metafsica e ig-

    noramos que demoli toda metafsica racional. ignoramos que to.

    da la filosof a alemana del siglo XIX fue una sublevacin contra

    Kant; primero de los romanticos, luego de los positivistas, de los

    llamados neokantianos despus. Ignoramos que la filosofa no-

    visima en Alemania es la ltima arremetida contra el gran pen-

    sador. Ignoramos que, a pesar de todo, esta en pe,

    Del movimiento actual pocos ecos llegan hasta nosotros. En

    la exuberante produccin libresca no alcanzamos a distinguir una

    tendencia dominante, ni una personalidad genial. Solamente a mi

    amigo Francisco Romero le creo capaz de desenvolverse con hol-

    gura en este laberinto.

    Dilthey, para m la personalidad mas atrayente, es todava un

    ilustre desconocido. Un poco sabemos de Rickert; sus trabajos so-

    bre los lmites del conocimiento cientfico y su distincin entre

    las ciencias naturales y culturales, son de la mayor importancia.

    Por desdicha su teora sobre los valores acaba por perderse en la

    36

    le ha llamado " el mayor filsofo vLviente"; esto artunc,,a quizs

    una prxima traduccin de las investigationestgleas, Al lector an

    sieso solo puedo anticiparle que las he ledo; me acuso y me arre-

    piento de ello; la incomprension sin duda est de mi parte. Intere-

    sa en Hussert cierta afinidad entre su teoria y las corrientes est-

    ticas del expresionismo. Max Scheler es l a mente ms amplia y

    ms frtil de la hora actual". Ya poseemos algunos de sus traba-

    os vertidos al espailol.

    En todo este movimiento filosfico se trata de una reaccon

    de la Alemania cato' ica contra el exclusivo predominio de la cui

    tuya protestante. Se inicia con & l u n a y Brentano, contina con

    Meinong, se afi rma con Husserl y llega a su apogeo con Scheler,

    convertido recientemente al catolicismo. Filosofa de la ctedra,

    tcnica y erudita, de sutileza escolstica, ha creado la teora del

    objeto irreal, la de los valores absolutos, ha intentado ia cons-

    truccion de un nuevo mtodo lgico, apela en ocasiones a una

    socorrida intuicin mas o menos mstica o intelectual, pretende

    llegar al conocimiento de la quididad esencial y manifiesta un pro-

    fundo inters po r el problema religioso. N o sabemos hasta qu

    punto la Iglesia acompaa con su simpata este movimiento, no

    siempre mu y ortodoxo. Scheler, por ejemplo, repudia a Kant ,

    pero tambin a Tor ns de Aqu ino; a su )uicio debiramos volver

    aSan Agustn, ciertamente padre de a Iglesia, padre tambin

    de todas las herejas,

    Por ser estas doctrinas las ms novedosas, las ms apartadas

    de la tradicin, despiertan con preferencia nuestra curiosidad.

    Seria, sin embargo, un error consideradas corno corriente direc-

    tora der pensamiento contemporneo en Alemania. Su importan-

    cia es mas bien acatlemjca. Si intentramos ra sntesis de las fuer-

    zas vivas que mueven a aquel complejo organismo en plena reno-

    vacin llegaramos a otras conclusiones. Entre tanto quien quiera

    37

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    20/74

    aproximarse a la alta cultura germnica, hoy como ayer, se dirigir

    a Kant y a Goethe y no a estos desabridos frutos de la ctedra,

    El lt imo filsofo alemn es Nietzsche su accin pstuma, que es

    la eficaz, ahora se inicia. E l d o a la fi losof re su orientacin axio-

    lgica.

    Volvamos a la situacin casera. Entre nosotros, en el transcur-

    so de los Ciitimos veinte arios, si Ha sobrevenido la decadencia evi-

    dente de las doctrinas positivistas, no han sido reemplazadas por

    una orientacin de igual arraigo. Se advierte el desconcierto de

    perrodm (1,:, transicin. De manera apreciable ha crecido, sin em-

    bargo, el inters por los estudios filosolicos, aunque no siempre

    se nutre en las primeras fuentes, No estamos ya como a tinos del

    siglo pasado, cuando en 1896 se Togro fundar en la Universidad de

    Buenos Aires la Facultad de Filoso-Ira y Letras, a mejor obra de

    la generacin del ochenta Esta creacin provoc un estallido de

    protestas y de burlas. testimonios de la ms lamentab e incom-

    prensin. Apenas nacida, se la ouTso suprimir y fue menester ape-

    lar a los ms altos padrinazgos para salvarla. Fue necesario corn-

    pensarla co n una Fe-Quitad de Agrondmra y Veterinaria y as,

    al fin , se le ha perdonado su existencia. Alguna ojeriza subsiste

    asimismo; coinciden en ella la extrema izquierda y la extrema de-

    recha. iToda vi a se escucha de vez e l cuerdo alguna palabra eira

    da contra estos estudios inti les La nota ms jocosa empero la

    ha dado un grupo de acaudalados vecinos, muy ofendidos porque

    la Facultad pretende levantar su edificio propio en un barrio aris-

    tocrtico. S i mencionamos esta vergenza, agreguemos par a

    atenuarla que la protesta se perdi en el vacioi

    En el arlo 1909 se fund la Sociedad de Psicologa por un d 'e le

    distinguido de nuestros ur&ersitarios. Fue la Ultima afirmacin

    consciente del pensamiento cientificista; con relacin a la s'itua-

    cion europea ya era una actitud retardada. El discurso inaugural

    de su primer presidente, modelo de mesura y de circunspeccin,

    todava contempla la psicologla corno la disciplina central de [a

    cual dependen las otras ramas de la fi losofa, inclusive la metaf isii

    ca, cuyo derecho a la existencia no se niega pero se subordina al

    mtodo exacto e infalible de las c;encias naturales, fuera de las

    cuales no cabe salvacin alguna. La Sociedad alcanzo a publicar

    tres tomos de sus anales, con trabajos interesantes sobre temas es-

    peciales; ninguno ch? ellos encara el prob ema fundamental de la

    posicin filosfica. Pero la fe empezaba a flaquear, desvanecida la

    ilusin de la primera hora no caba disimular el fracaso r o tanto

    de la psicologia experimental misma, corno de sus pretensiones.

    Horario Mero , despus de consagrarle todos los entusiasmos de

    su generoso esptr itut muri decepcionado, Los sucesores fueron

    meros eofgenos de una causa perdida_

    Para la posteridad el ao dei centenario de nuestra independen-

    cia ha de marcar la iniciacin de un nuevo periodo en la vida na-

    cional. En torno del vuelco pcirtico se aglomera una serie de he-

    chos al parecer heterogneos_ Mas adelante, cuando sea posible

    una visin de conjunto, se ban de un if icar como la expresin de

    una honda conmocin, reflejo en parte de la crisis mundier, pro-

    ducto por otr a del alma nativa. Quienes corno espectadores o ac-

    tores han debido vivir les gestaciones de los nuevos tiempos dif-

    cilmente podrn dist nguir en este proceso lo aparente de [o fun-

    damental, lo efmero de lo persistente, el mito de la verdad. Per-

    cibimos, eso si, una estridente discrepancia entre -los postula-

    dos" i los hechos, entre la talla de los histriones y el drama qua

    trag nan, La misma sonrisa escptica nos merecen las plaiiideras

    atioranzas l e los cados y la suficiencia plebeya de los advene-

    dizos. Muy por encima de la accin individual sentimos, casi pal-

    pamos, el empuje de corrientes colectivas que nos envuelven, nos

    arrebatan a veces en sus torbellinos, sin conmover la afirmacin

    optimista de porvenir. Semejante estado de nimo afecta en pri-

    mer lugar la sensibilidad de la nueva generacin. Se siente llamada

    pero no acierta con su vocacin. En los (Fas de la Reforma Uni-

    38 3 0

    racieristioa de la poca precedente. F a z i a a :7,1 juicio

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

    21/74

    versitaria, que surgi espontnea el ao 18 en Crdoba y de im-

    proviso se extendi a todas nuestras universidades, pudo suponr-

    sale a la juventud una comunin espiritual capaz de vincularla en

    una obra orgnica. En realidad dlsperso sus inquietas energas en

    tendencias divergentes, se disgreg en crculos, careci unas veces

    de mesura, le sobr en ocasiones el instinao del provecho y siem-

    pre pospuso la tarea del da a finalidades remotas. L a exgesis

    ideolgica de la Reforma se ha hecho hasta rayar en el exceso

    pero las ideas slo son fecundas at servicio de la voluntad. Solo la

    voluntad define las soluciones y fi ja los valores, no la dialctica

    inagotable del debate. iaa voluntad tue def iciente. Pero en el fon

    do de este movimiento herva un anhelo ideal de renovacin,

    destinado a retoar mas depurada y ms consciente, pese al em-

    paque de la petulancia acadmica.

    De este movido cuadro roe toca destacar un modesto episodio

    filosfico. En 1917 se reuni un grupo de jovenes para fundar el

    Colegio novecentista, de vida breve y azarosa. Sus componentes

    concordaban en un principio negativo: combatir al Positivismo.

    Por lo dems no sabfan con que substituirlo, vctimas de la ms

    sabrosa anarqua. Empezaron por estudiar a Platon y acabaroa

    por arrojarse los mamotretos a la cabeza, sin mayor eficacia pene-

    trante En el reducido seno de la congregacin se reflejaba la deso-

    rientacion general de la juventud. Asimismo, cuanto en aquel mo-

    mento anunciaron como novedad revolucionada, y con escndalo

    de las personas mayores hoy es una trivialidad. Les cupo un

    triunfo pstumo, pues sin sospecharlo fueron la avanzada aventu-

    ra de un ejrcito en marcha. No obstante la exaltacin agresiva de

    la hora, en su manifiesto inaugural hallaron para la ansiada

    renovacin filosfica una frmula que, despus de los arios trans-

    curridos, los hechos confirman como la nica viable. Dijeron:

    Positivismo nacidos y en l criados, las hombres de este si-

    glo advierten que no podran bor rar de su trad icin cultural, sin

    descalabro, la huella impresa en ella por la ideologa que fue ca-

    40

    sobre el Positivismo es ante todo reconocimiento de un fenme-

    no dado, irremediable en el desarrollo de la cultura. Afectos, sin

    embargo, a nuevas maneras de pensamiento y con nuevos mati-

    ces de sensibilidad, reputan insuficiente la explicacin positivis,

    ta y aspiran a columbrar horizonte mental ma s amplio que sea a

    un tiempo mismo, crtica y superacin. Dada la inexperiencia

    de los autores esto es casi un exceso de sensatez_

    El fracasa de esta y de otras tentativas tiene su razn de ser.

    La filosof ra abstracta soto nos inspira un mediano inters; con el

    mayor calor en cambio discutimos sus consecuencias sociales, pe-

    daggicas, econnalcas o polticas. No concebimos a la filosofa

    sino corno solucin de las cuestiones que por el momento nos

    apasionan, si bien Lentamente aprendernos a buscarla en un plano

    m6s alto. Miantras estuvimos de acuerdo sobre nuestros proble-

    mas tuvimos Una ideologa nacional. Llegado empero, como haba

    de llegar, el momento de la revisin de los valores historicos, con-

    movidas las viejas bases, planteados nuevos problemas en un am-

    biente nuevo, las disidencias haban de estallar, exacerbadas por la

    intromisin de factores accidentales y extraiThs. Sentimos trabada

    en torno da nosotros en torno del alma argenaria la contien-

    da de fuerzas adversas entre s, afanadas por imponernos su domi-

    nio. Y ah divagamos, corno un personaje de Pirandello, en busca

    da la personalidad propia. En busca de nuestra filosofa en este

    caso, como si la pudiramos adquirir por compra o prstamos y la

    pudiramos estrenar de improviso sin ajustarla a nuestra medida.

    El empano es vano; el esfuerzo propio, que ha de ser una evolu-

    cin, no puede ahorrarse. Tengamos ante todo una voluntad na-

    cional, luego hallaremos fcilmente las ideas que la expresan. As

    Alberdi hall la solucin para su momento histrico y para tres

    generaciones sucesivas. Hagamos otro tanto.

    Espero no dar lugar a ningn mal entendido; nadie me ha de

    suponer un autctono atormentado por atavismos precolombinos.

    41

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    22/74

    La ampl itud de espritu nos distingue como argentinos; ni en sue-

    os pensamos abandonar nuestro orbe alltural. Ningn problema

    humano puede sernos indiferente. Que no sea, sin embargo, con

    abstraccin de los nuestros.

    Estamos en una encrucijada; retroceder no podemos. La con.

    cepcion cleterminisra y psoudo-olentffica que convierte al unive

    so en un mecanismo, no concle sino una mor-al utili tar ia, confun-

    de la cultura con la tcnica y equipara el proceso histrico al pro-

    ceso 'natural, todo eso es siglo X IX . No podemos aceptar una filo-

    sofa que anonada la personalidad humana, reduce su dignidad a

    un fenmeno biologico, le niega el derecho de forjar sus valores y

    sus ideales y le prohibe trascender con el pensamiento el i imite de

    la existencia crnp(rica. Eso s, persistimos en el culto de a Ciencia

    y mantendremos, aunque encuadrado e n ms justos conceptos

    econ6m coz, i m i c o de nuestro desarrollo material.

    Y, puesto que argentino y Ubre son sinnimos, elevaremos la tri

    pie invbcacin de nuestro himno al concepto de la Libertad crea

    dora,

    (Obras, Ed. Universidad Nacional de la Plata, 1940, Hl Vol. , pp.

    259-280).

    42

    EL PENSAMIENTO IBEROAMERICANO

    Jos Vasconcelos

    Se ha d cho con fecuencia que no existe una filosofa iberoa-

    mericana, Confieso get uno de los que han extremado la nota has-

    ta el punto de afirmar qua no slo no es posible, sino -que no es

    deseable que aparezca una f ilosofa iberoamericana, dado que la

    filosofa, por definicin propia, debe abarcar no una cultura, sino

    la-universalidad de la cul tura, Una filosofa nac iona l e n conse-

    cuencia, y aun una filosofa continental, tendra que parecer ta n i

    ;pitarla que casi se hara indigna del nombre venerable. La vieja,

    la ilustre filosofa, amor de sabidura, gusta de discurrir sobre los

    problemas humanos sin preocuparse do las trabas y convenciones

    que todo organismo pol tico impone al espritu. Propiamente,

    pues, una filosofa no puede ser otra cosa que conocimiento y pa

    siOn de las cosas en general, con profundidad, ciertamente, y con

    eternidad, pero con cierto necesario despego de lo temporal y ar-

    bitrario. Sin embargo, es evidente que toda filosofa implica, por

    io menos en parte, una manera de pensamiento que procede de la

    vida colectiva y en ella se arraiga. i m p o r t a que a veces se eleve

    por encima de la vida colectiva, no importa que tina revelador

    sbita nos transporte a mil leguas de conciencia social, nos levante

    por encima de toda medida; el pensamiento fatalmente, manten-

    dr relacin con su mundo, aun caando slo sea para separarlo y

    salvarlo. Todo pueblo que aspira a dejar huella en la historia, toda

    nacin que inicia una era propia, se ve obligada por eso mismo,

    por exigencias de su desarrollo, a practicar una revaluacin de to-

    dos los valores y a levantar una edificacin provisional o perenne

    43

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    Imaginad lo quo hubiese sido Daro, el ms grande de los nues-

    tros, si al f n de sus aos no se sale de su pi st o parisiense para vol-

    ver al sol y al viento de Fas montarlas nativas.Poco quedara da l,

    a mi juicio, si su poesa versallesca no hubiese side superada por

    los Cantos de vida y esperanza, por el hl ito de infinitu d que

    palpita en sus creaciones mayores.

    Se dira que en todos los rdenes, y a pesar da las recadas en

    la barbarie que todava suelen ser frecuentes en algunos de nues-

    tros pases, corren por la Amrica hispnica vigorosas corrientes

    de creacin. Creacin he dicho, y no renovacin, porque renacen

    los pueblos antiguos capaces do remozar una tradicin perdida,

    pero nosotros apenas nacemos. En efecto, bien visto y hablando

    con toda verdad, casi no nos reconoce el europeo, ni nosotros

    nos reconocernos en l. Tampoco sera legtimo hablar de un re-

    torno a l o lncliciena retorno que, aun suponiendolo atinado, no

    seria posible porque no nos reconocernos en el indio, ni el indio

    nos reconoce a nosotros. La Arnerica espaola es,ale esta suerte,

    lo nuevo po r excelencia, novedad no slo de terri tor io, tambin

    de alma. Conciencia sin antepasados hasta donde es posible ima-

    ginar as una conciencia; que, po r lo m;sme, debe ser creadora,

    creadora y organizadora dei aporte pasado, creadora y construc-

    tora del presente, iniciadora y preparadora del porvenir. iGue la

    enormidad de la tarea sea el mejor aliciente de las robustas volun-

    tades bel quin puede asombrar que en slo un siglo apenas co-

    mience tal raza a plantear su propio problema, a darse cuenta de

    su propal misien7 [

    A partir de la Conquista actan en el continente itispanico dos

    corrientes de pensamiento: la mstica del catolicismo espaol, in-

    tolerante, pero sincero y fervoroso, y el idealismo pragmtico de

    los conquistadores. En efecto, las descubridores y fundadores de

    los pases que h oy constituyen el mundo brasiteroespaild de la

    46

    Amrica posean temperamentos de esos que reforman la realidad

    misma, de tanto exagerarla y superada en la fantasia y en la ac-

    cin. Hombres movidos por el miraje de la realidad, hombres que

    no ven lo que tienen delante, porque un ensueo los lleva a buscar

    los eternos Eftloyados que el planeta no puede dar, pero que el

    arma hace y deshace. No me explico de otra manera el prodigio

    de aquellas hazaas. Pues si fuese -exacto, como lo ha pregonado

    gente que i o puede concebir el ideal ajeno sin contagiarlo de la

    propia mezquindad, si fuese exacto que los capitanes, movidos de

    codicia y de afanes temporales, no buscaban otra cosa que el oro

    de las minas y el blenestar de los mediocres, no se explica que ya

    que todo es to tenia, pongo por caso, un Alvaro, senor de Gua-

    temala y de ot ros reinos y que todo gozaba en paz, sin embargo,

    un da se le ocurriese, l leno de zozobra, convocar a sus soldados,

    abandonar cuanto posee y marchar por esos dursimos caminos

    a lomo de mal caballo, atravesando sitios que an hoy nadie atra-

    viesa, y recorre Centroamrica y pasa sobre las crestas de is tmo

    cE, Panam y asciende las aigantescas serranas colombianas y cruza

    el altiplano rnaorir rico y llega hasta cerca de Quito. En busca de

    qu? E n busca do oro. han repetido Jos pobres de espritu, los

    que nunca acertaran a comprender el herersmo. Como si el oro

    fuese capaz de mover de esa manera el afn; como si el oro no

    obligase a estarse quieto y escondido cuidando las monedas que

    llenan loa sacos[ Si a ellos mismos se les hubiese preguntado qu

    era lo que buscaban, habran respondido: "Tierras que conquis-

    tar, o minas inagotables y esclavos". Pero todo eso era el pretex-

    ta pueril que es necesario dar a nuestras actividades para que

    puedan presentarse sin embarazo a la faz del mundo. El m i l do

    quiere ruines motivos y se Fe dan ioa motivos pequeos; pero el

    fondo, el oculto resorte do aquellas ansiedades y de aquellos atis-

    bes de gloria no era probablemente ni el afn de proselitismo, sin-

    cero on los misioneros, pero vagamente concebido por las solda-

    dos, sino que el apetito que los empujaba era el apetito de la con-

    templacin, el encanto y el esplendor de los paisajes ms berma-

    47

    sos de la Tierra. Quien ha ;etrinctO aque fas mesetas soberanas,

    na? Eleativamente faca resulta definir el pensamiento de una

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    ilmitaclaa siempre muy ieicis y cada vez llar la masa sinuosa de

    las cordilleras que se levantan en riCOS, para luego descender en

    vertientes o para ensancharse de nuevo en el plano habitable y

    risueo de los valles, el que ha sentido el atractivo siempre cam-

    biante de estas perspectivas sin trmino, comprender fcilmen-

    te cul era la fuerza que movfa a aquellos poetas de la accin,

    fantasias vidas que, si n saberlo, iban cumpliendo lo s princi-

    pios espirituales de un nuevo dio de esa suerte de religion que es

    necesario formular en nuestro continente: el culto del paisaje,

    como la manera ms pura de manifestacin de lo divino.

    El misticismo religioso y el afn, mstico tambin, de la belleza

    natural son para m los factores principales que el alma castellana

    aport a la espiritualidad, a la nueva conciencia del continente, y

    aun me imagino que, de haber sido aquellas tierras unas tierras

    feas, los soldados de la Conquista, hambrientos y rudos como se

    les ha querido pintar, no habran llegado al interior, no habran

    vencido ni a los mosquitos de la costa, porque todos, enfurecidos

    y alharaquientos, habrian retornado a su Castilla de limpio cielo,

    asu Andaluca voluptuosa recin conquistada y llena de deleites,

    No eran, pues, mendigos a caza de oro los que de aquella suerte

    dominaron un mundo. El tipo del gambusino ambicioso que sue

    ha con sacos de monedas y cuentas corrientes de banco llega des-

    pus con las bonanzas, ya que la tierra vencida descubre las vetas

    del metal que corrompe, cuando los cielos ya no hablan; Para el

    65pero, para el ru in trabajo de hurgar en las sombras un tesoro

    que daa no hubieran servido los conquistadores; para eso hacan

    falta una especie de topos del alma. Escarban la tierra sin atender

    al prodigio de la comunin de la conciencia con la naturaleza.

    ( i i i l

    Y asf, cambiando cada veinte ahos y sin haber hallado sosiego

    llegamos al presente. Qu es lo que hoy piensa (a Amrica Lati-

    48

    poca pasada, sin duda porque la miramos a distancia y nos pasa

    lo que con las grandes serranas: que vistas desde el valle se dibu-

    jan con precisin en el horizonte, ricas de eminencias altsimas,

    suaves de contornos ondulantes y extensos, hondas apenas en

    las quebradas y en las cuencas borrosas de color violeta; pero en

    cuanto estamos dentro de la serrana, iqu profusin de masas in

    formes, qu desconciertos de alturas que aparecen apenas distin-

    tas de otras ms bajas y que son, s in embargo, cOspides y sealas

    que darn nombre al paisaje entero

    Sin hablar, pues, de alturas y proporciones que nos toca a no-

    sotros medir, digamos que se sano del positiv ismo; pero que, por

    desgracia, se ha cado en dos extremos igualmente funestos; en la

    reaccin ciega hacia el pasado por una parte, y por la otra, por la

    parte de las izquierdas, en un materialismo social, que es reflejo

    del materialismo econmico y filosfico de la mayor parto de las

    escueias socialistas europeas y norteamericanas. Corno en el fondo

    de este materialismo hay, ms que irreligiosidad fundamernal, de-

    sencanto por la ineficacia prctica de las anteriores creencias, no

    es de extraar que con l conviva un idealismo que los ingenios

    ms bien informados tratan de encauzar en forma dale no con-

    tradiga, sino que refuerce, el movimiento de liberacin de les

    oprimidos. Por otra parte, es natural que el movimiento social co-

    bre fuerza en Amrica, en donde el mis obtuso palpa el contrasen-

    tido de la gran riqueza virgen y la gran miseria de la gente, con-

    traste debido en gran par te a los errores de la organizacin pol t i-

    ca y social. De ah( que nuestra preocupacin primera sea resolver

    el problema del mejoramiento colectivo. Aqu donde parece tan

    fcil la mejora, tiene que ser ms tentadora la resolucin de ele-

    cutar ensayos y de imponer cambios. En toda esa intolectuaiidad

    que no llega a expresarse en el libro, pero que -forma ambiente y

    triunfa en la polt ica primi tiva de nuestros pases incultos donde

    la cultura suele ser un estorbo para el xito, predomina, pues, en

    49

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

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    actualidad, una suerte de P o s a n materialista, sin metafsica

    le ningn gnero. No obstante que esta clase de pensamiento sea

    frecuente en la 01111._, ;,emillustrada d e todas las pocas, no creo

    que debe dejar ri ,; sealarse esta lamentable situacin que e s

    aguda en nuestra poca.

    ELpensamento cultivado, el pensamiento universitario, al se-

    pararse dal pos'tivsmo, al desentenderse del spencerianisrna, cay

    en la boga muy oasaje:a de Bergson. Pero en la actualidad, en

    los centras mas importantes, como en Lima y en Buenos Aires,

    La Plata, etc, . parece operarse una revolucin de conceptos que

    faltamente nos ha llevado al estudio de Kant, punto de partida

    todava indispensabie do toda especulacin profunda.

    Pod-lan scfWarse trabajos como los de Ibrico Rodrguez en el

    Per, y publicaciones como las de las universidades de La Plata

    y de Crdoba, pars demostrar este renacimiento de los estutLos

    kantianos.

    Sin embargo, todava no acabamos de atravesar el negro perla-

    do agnstica, la epoca en que una gran mayor a de personas cul

    tas llego a lrnagrar que la metafsica y la religin eran problemas

    del pasado. Una verdadera enfermedad del espri tu es la que he-

    mos ida pasando. La enfermedad del atesmo fundamental, es

    decir, ise estadio de alma en que no se cree en ninguna finalidad

    sobrehumana, en nada que supere al goce de los sentidos y al li-

    mite de l a vida corporal. Atesmo que desconoce toda finalidad

    suprasensitH, incredulidad) del ideal en cualquiera de sus formas.

    Substitucior de la oraciaa, que es medio, por el fin , que no slo

    se desconoce, sino que se niega. Nuestro grosero pragmatismo se

    ha quedado mas abao que el de Norteamrica, porque ni siquie-

    ra se ha ensayado en ese ejercicio de detinirse a si mitin to que

    en los Estados unidos ha producido toda una escuela filosfica.

    Pragmatismo inconsc ir te ha sido el nuestro, auseribia absoluta de

    fe en los valores altcs de la vida_

    50

    Los movimientos de reinvindicacin popular que en unos pai-

    ses han provocado verdaderas revoiuciones, como en Mxico, y en

    otros mu y serias corrientes de opinin renovadora, como por

    ejemplo, en la Argentina, todo esto vago reformismo que suele co-

    bijarse bt r0 el nombre de socialismo, he ah la nica manifesta-

    con superior de nuestro continente en las ltimos v nticjnco aijosi

    Un ideal social, sera esto lo primero que entre nosotros forme

    escuela y produzca frtitods? Tal vez s, y se explica el caso por la

    falta que nos hace salir del rgimen econom'co feudar en que nos

    encontramos desde el Bravo hasta el Plata.

    Por otra parte, la actividad meramente especulativa no est del

    Iodo inerte, se revela en estudios coma los de Korn, en Buenos

    Aires, la decish5t de volver a estudiar la metafsica como ciencia

    de las verdades fundamentales. U n caso muy significativo y que

    casi marca un perodo en l a h istor ia de nuestro pensamiento lo

    hallo en los l ibros del profesor N icolaf, que nos ha trado nuevos

    conceptos biolgicos y sociales, y a la vez se ha dejado absorber

    del ambiente iberoamericano, puesto que sus obras recientes ya

    se publican en castellano_ Sus teori.as, solidamente cientficas y

    contrarias a la tesis del ex termin io de los dbiles por la lucha y

    Facompetencia vitales, etc., sern algn da como la base de toda

    socioiogia iberoamericana, Enfrente del darzeinismo, que corno

    una ponzoa destructora nos dieron los filsofos de las naciones

    imperialistas, las doctrinas de cooperacin y auxi lio mutuo que,

    artes que nadie, N icolal ha prooagado en nuestros medios, res-

    ponden exactamente a la concrcion social de la Amrica Lati-

    na y la misin histrica que nos est encomendada.

    Simplemente para senalar una correinte todava obscura, pero

    susceptible de grandes desarrollos, quiero sehalar tambin algu-

    nos /ibro s m'os , co mo el Pitelgoras y E l monismo esttico,

    donde se intenta iniciar un movimiento filosfico fundado en la

    emocin. Se han hecho f ilosofas a centenares con los datos de las

    51

    sert;dos y con las reglas de la inteligencia. Y yo creo que corres-

    progteso poda adoptar formas universales y colectivas para que la

    salvacin ya no se hiciese por individuos, sino por pueblos. El

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

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    ponde a una raza emotiva como la nuestra sentar los principios

    de una interpretacin del mundo de acuerdo con nuestras eme-

    dones. Ahora bien, las emociones se manif iestan no en el impera-

    tivo categrico ni en la razn, sino en el juicio esttico, en lato-

    gica particular de la5 emociones y la belleza. No es ste lugar para

    insistir en esta doctrina, pero era necesario recordada, porque

    creo que ella corresponde a un estado de nimo continental y no

    es, por lo mismo, una simple lucubracin de la fantasia.

    Con la necesala franqueza hemos condenado las corrientes de

    materialismo inconsciente que obscurecen el horizonte mental de

    nuestra Amrica. i Ojal que de esta preocupacin material pudie-

    ran surgir las reformas econmicas que son de urgente imposi

    -

    clon Por desgracia, nada sale de un mero sensualismo. Todo pro-

    greso es hijo del soplo invisible. Lo que no se funda en alguna no.

    clon del ms all slo da ocasin a los malos para vestirse con un

    nuevo disfraz. El caudillaje y la tirana, desprestigiados bajo el ara.

    tifa-z republicano, so exhiben hoy con el colorete socialista en las

    mejillas, pero en las manos solo traen la mancha de sangre. Pavo-

    rosa es la corrupcin moral de nuestros pueblos, Densa su con-

    fusin. El cinismo corno medio y el xito como fin; he ah el lema

    que a tantos trae venturosos. iDespreciable ventura; es mejor

    la derrota La tenacidad con que on determinados sitios el esfuer-

    zo se mantiene inf lex ible nos da derecho a concebir esperanzas.

    As como hay tantos que todo lo fan al azar y al cinismo, hay

    tambin otros que logran poner en accin las fuerzas superiores

    de la vida. Hay no s qu vago idealismo, no s clud misticismo

    confuso, pero profundo, como un cristianismo que se renueva lb

    bre y fervoroso. Tarde o temprano triunfa el bien. Lo que a mi

    todava no me descubre la Historia es la manera del t riunfo. No

    s si el tr iunf o y la liberacin son casos individuales, corno lo afir-

    ma el saber tradicional, o si no estamos totalmente errados los

    que cremos, con todo el idealismo social del siglo XIX, que e

    52

    enigma sigue ir}soluble. Prestemos nuestro aliento al soplo de la

    esperanza, ya que as lo manda la ley de emocin de esa filcsofra

    que yo quiero ver brotar en el continente_ El continente donde

    manda el corazn encendido. La zarza ardiente de la sabduria

    divina

    Ondolog(a, Barcelona, 1927).

    53

  • 7/24/2019 Qu es eso de Filosofa Latinoamericana?

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    cEXISTL UN PENSAMIENTO

    HISPANO-AMERICANO?

    Jos Carlos MariAtegui

    Hace cuatro meses, en un articuSp sobre la idea de un congreso

    de intelectuales ibero-americanos, formul esta interrogacin, La

    idea del congreso na hecho, en cuatro meses, mucho camino. Apa-

    rece ahora como una idea que, vaga pero simultaneamente, latra

    en varios ncleos intelectuales de la Amrica incio-ibera. Como

    una idea que germinaba al mismo tiempo en diversos centros ner

    viosos del continente. Esquematice y embrEonaria todava, em-

    pieza hoy a adquir ir desarrollo y corporeidad.

    En la Argentina, un grupo enrgico y vol itivo se propone asu-

    mir la funcin de animarla y realizarla. La labor d e este grupo

    tiende a eslabonarse con la de los dems grupos ibero-americanos

    afines. Circu an entre estos grupos algunos cuestionarios que plan-

    tean o insinan os temas que debe discuti r el congreso. El grupo

    argentino ha bosquejado el programa cle una "Un in LatinoAme

    ricana". Existen, en suma, los elementos preparatorios de un de-

    bate, en el discurso del cual se elaborarn y se precisarn los fines

    y las bases de este movimiento de coordinacin o de organizacin

    del pensamiento hispano-americano corno, un poco abstractamen-

    te an, suelen defin ir lo sus iniciadores,

    Me parece, por ende, que es tiempo de considerar y esclarecer

    Facuestin planteada en mi mencionado artculo, Ex is te ya un

    pensamiento caractersticamente bispano-americano? Creo que ,

    aeste respecto, las afirmaciones de los fautores de su organiza-

    cin van demasiado lejos. Ciertos conceptos de un mensaje de

    Alfredo Palacios a la juventud universitaria de ibero-Amrica han

    inducido, a algunos temperamentos excesivos y tropicales, a una

    estimacin exorbitanto del valor y de la potencia del pensamien

    to hisoanceamericano. E l mensaje de Palacios, entusiasta y opt i-

    mista en sus aserciones y en sus frases, como convena a su carc-

    ter de arenga o de proclama, ha engendrado una serie de exagera-

    ciones. Ls indispensable, por ende, una rectificacion de esos con-

    ceptos demasiado Categricos.

    "Nueatra Amrica escribe Palacios hasta hoy ha vivido de

    Europa tenindola por gua. Su cultura la ha nutricio y orientado.

    Pero la lt ima guerra ha hecho evidente lo que ya se adivina: que

    en el corazn de esa cultura laari los grmenes de su propia diso-

    lucin", No es posible sorprenderse de que estas frases hayan es-

    timulado una interpretacin equivocada de la tesis de la decaden-

    cia de Occidente. Palacios parece anunciar una radical indepen-

    dizacin de nuestra Amrica de la cultura europea. S tiempo del

    verbo se presta al equivoco. E l juc io del lector simplista deduce

    de la frase de Palacios que "hasta ahora la cultura europea ha nu-

    trido y orientado" a Amrica; pero que desde hoy no la nutre

    orienta ms, Resuelve, al menos, que desde hoy Europa ha per

    dido el derecho y la capacidad de inf lu ft espiritual e intelectual-

    mente en nuestra joven Amrica, Y este juicio se acenta y