Qué Quiere Una Mujer - Serge André_006

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Despus de la aparicin de la presente obra, sali finalmente a luz la edicin integral de la correspondencia Freud-Fliess en lengua inglesa y en lengua alemana [Sigmund Freud cartas a Wilhelm Fliess, Amorrortu editores]. 5 Max Schur, op cit., p. 106 [Sigmund Freud: enfermedad y muerte en su vida y en su obra, Barcelona, Paids Studio, 1980. vol. 1, p. 129].andre-034/14/0312:30 PMPage 5050EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLEque el deseo realizado por el sueo de la inyeccin de Irma consistira menos, como Freud mismo lo sostiene, en el deseo de disculparse que en el de declarar inocente a su amigo y preservar de esta forma "su relacin positiva con Fliess".6 Pero acaso podemos contentarnos con circunscribir la transferencia de Freud a Fliess como una "relacin positiva"? Podemos dar crdito a las protestas de buena fe y de amistad que Freud dirige a su amigo? Esto equivaldra a descuidar la otra cara de la transferencia, su cara negativa, de la que Freud quiz no quiere saber nada an, pero que el sueo ya reconoce. "Inmediatamente sabemos de dnde viene la infeccin [...] la jeringa no estuviera limpia." Acaso este sabemos no indica que en el sueo el saber ya se encuentra del lado de Freud, y no de Fliess? En cuanto a la jeringa sucia, slo puede significar una cosa: el saber que en la transferencia Freud supone a Fliess demuestra ser impuro; mientras que Freud, como lo subraya en su comentario del sueo, siempre est extremadamente atento a la limpieza de la jeringa, a la pureza de su mtodo teraputico. Incluso si el sueo inculpa a otro que a Fliess --lo cual, por otro lado no implica que ste quede disculpado-- la culpabilidad fundamental que se confiesa en ste, es la de Freud. Y esta culpabilidad, en ltima instancia, acusa a su transferencia con Fliess: al referirse al saber de Fliess, Freud "no toma con la seriedad suficiente sus deberes mdicos",7 no se mantiene a la altura de aquello con lo que se comprometi en la cura con Irma. Resulta tentador desde esta perspectiva comparar este sueo de la inyeccin de Irma con otro sueo de Freud, llamado Autodidasker, que presenta el mismo tema, pero invertido. En efecto, su anlisis pone en juego un deseo singular, segn Freud, el de estar equivocado, y con mayor precisin el de estar equivocado en relacin con el saber de Fliess. En este caso se trata nuevamente de un paciente a quien Freud duda en poner el diagnstico de neurosis; acude "al mdico a quien ms estimo como hombre (y no soy el nico en hacerlo) y ante cuya autoridad me inclino por sobre todas",8 es decir, Fliess. ste, para enorme asombro de Freud, descarta la idea de una afeccin orgnica. A pesar de ello, Freud despide a su enfermo algunos das ms tarde, sealndole que no puede hacer nada por l y aconsejndole otro doctor. Para su gran sorpresa, el enfermo le6 7Ibid. p. 116. Vase S. Freud, op cit., p. 112 [op cit., p. 260]. 8 Ibid., p. 260 [ibid., p. 307].andre-034/14/0312:30 PMPage 51EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLE51confiesa entonces la etiologa sexual de sus sntomas, confirmando de esta forma el diagnstico de neurosis. Freud dice que se sinti aliviado por esto, pero al mismo tiempo avergonzado: "deba confesar que mi consejero... haba visto ms claro que yo. Me propuse decrselo cuando lo volviese a ver: le dira que l tena razn y yo estaba equivocado."9 El esquema de este anlisis de sueo es semejante al precedente. En ambos casos, Freud duda sobre el diagnstico que debe emitir: neurosis o afeccin orgnica. Y en ambos casos, si deja al saber de Fliess el cuidado de decidir, eso no impide que posteriormente exprese su duda sobre lo atinado de la intervencin de ste. Fliess se equivoc en el caso de Irma,10 y acert en el segundo; sin embargo parece que Freud se siente tan culpable en ste y en aqul. En este punto la transferencia de Freud comienza a vacilar. En efecto, en cada uno de estos sueos, el motor es el sentimiento de culpabilidad de Freud. Pero cul es el fundamento? Es acaso por haberse atrevido a poner en tela de juicio el saber que supona a su amigo Fliess, o ms fundamentalmente, por haber credo en ese saber hasta el grado de anteponerlo a su propia intuicin, o a su deseo de analista? La interpretacin por la que opta Freud, va en el sentido de la primera hiptesis: estos sueos tendran como funcin el mantener en su lugar, del lado de Fliess, al sujeto-supuesto-saber. Versin "oficial", diramos, pero "oficiosamente" Freud est seriamente ocupado en poner en duda ese saber que confiere a Fliess, y este movimiento lo conducir, algunos aos despus, a no ver en Fliess ms que a un fantoche en el plano del saber. Pero tambin a considerarlo --lo confesar a Abraham-- como un objeto seductor irresistible. En el sueo Autodidasker, cuando el enfermo viene, en el momento en el que Freud va a interrumpir la cura, a concederle la razn a Fliess, si la vergenza se mezcla con el alivio experimentado por Freud, es porque el enfermo, con su confesin le concede la razn al deseo de Freud ms an que al saber de Fliess.11 La conclusinIbid. p. 261 [ibid., p. 307]. No solamente se equivoc, sino que quiso que Freud tambin se equivocara: pues la interpretacin de su acto fallido (el olvido de la banda de gasa) slo puede ser sta: quiso asegurarse de que el sntoma de Irma siguiera siendo orgnico. 11 En otro sitio Freud puede atribuir su incredulidad con respecto al diagnstico operado por Fliess al hecho de que ste no comparte su opinin en cuanto a la etiologa de las neurosis. Pero si la ciencia de Fliess es exacta, slo puede ser engaosa para Freud en la medida en la que reposa sobre un falso saber.10 9andre-034/14/0312:30 PMPage 5252EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLEde este sueo no es tanto que Fliess hubiera acertado, sino que Freud tena razn en sostener la tesis sobre la etiologa de las neurosis. La vergenza que surge entonces no es otra que la de haber cedido sobre su deseo, por haberse visto obligado a recibir del Otro (Fliess) la leccin que l mismo no se atreva a darle. Si este sueo realiza ese singular deseo de estar equivocado, es --completemos la frmula-- el deseo de estar equivocado al suponer a Fliess un saber que no tiene y no puede tener, pero que Freud detenta ya sin atreverse an a reconocerlo y asumirlo. De tal forma, estos dos sueos deben ser primeramente reubicados en el marco de la transferencia de Freud con Fliess para que adquieran su entera dimensin, es decir, ser ledos en funcin de su direccin. Colocados en esta perspectiva, nos indican que la transferencia de Freud alcanza en esa poca un punto crtico: el Otro al que Freud supone el saber ya no es un Otro sin falla, sino un Otro que puede engaarse y sobre todo que puede engaar. Ahora bien en qu radica el saber que Freud atribuye a Fliess? El anlisis de estos dos sueos permite responder sin vacilar: en lo que es la feminidad. Es entonces en este punto fundamental en el que Freud deja de confiar en las respuestas de Fliess. En el sueo Autodidasker, las asociaciones de Freud nos remiten a un encadenamiento de significantes ligados por juegos de anagrama, de sustitucin de slabas o de inversiones, cuyo objetivo explica Freud: "El `cherchez la femme' en que estos pensamientos pueden resumirse."12 Subrayemos de paso un detalle del que Freud nada nos dice: un trmino ocupa una posicin central en la cadena, el significante Breslau, nombre de una ciudad, dice, en la que se cas "una dama que tiene gran amistad con nosotros", matrimonio desdichado, puesto que el fondo del sueo implica la idea de la ruina por la mujer. Pero lo que no nos dice, es que Breslau tambin es el nombre de la ciudad en la que en 1897 haba tenido con Fliess un "congreso" decisivo, en el que Fliess le haba expuesto la evolucin de su teora de la bisexualidad hacia la nocin de bilateralidad, en desarrollos que Freud se neg a avalar. En cuanto al sueo de la inyeccin de Irma, ste est construido enteramente en torno a ese enigma central: Qu es una mujer? Para formularlo con el equvoco que el mismo sueo utiliza, se trata --entre Freud y Fliess-- de saber lo que se descubre cuando Irma12Sigmund Freud, op cit., pp. 259-260 [op cit., en Obras completas, vol.IV,p. 306].andre-034/14/0312:30 PMPage 53EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLE53"abre la boca". De esa abertura --ya sea que se le tome en el nivel anatmico o en el del acto de la palabra--, el sueo constituye ya una interpretacin, incluso una teora. Como lo dice Lacan, "el sueo que Freud suea, est integrado, como sueo, en el progreso de su descubrimiento. De este modo adquiere un sentido doble".13 En efecto, lo que el sueo de Freud construye, en respuesta a lo que se presenta en el fondo de la garganta de Irma, constituye en s el punto de partida de una va de acceso a la feminidad. Pues lo que Freud descubre cuando Irma abre la boca, all mismo donde Fliess slo puede ver una infeccin, se encuentra en el origen de tres temas que posteriormente atravesarn toda su obra, tres temas que forman otros tantos hilos conductores para aprehender a la mujer: el de la realidad del rgano genital femenino y del horror que ste suscita; el de las tres mujeres, cuyo desenlace es la mujer como figura de la muerte (y viceversa); y el del ombligo, de lo no-reconocible, de la feminidad como agujero. Partamos de este pasaje del inicio del sueo: "Despus la boca se abre bien, y hallo a la derecha una gran mancha blanca, y en otras partes veo extraas formaciones rugosas, que manifiestamente estn modeladas como los cornetes nasales, extensas escaras blancogrisceas." Es a Lacan a quien le corresponde el haber subrayado, en su Seminario sobre Le Moi [...],14 que ese sueo contiene dos puntos culminantes, el segundo responde de alguna manera al primero: ese espectculo horrible en el fondo de la garganta de Irma, y al final, la emergencia de la frmula de la trimetilamina. En lo que respecta al primero, Lacan nos dice: "Es un descubrimiento horrible: la carne que jams se ve, el fondo de las cosas, el revs de la cara, del rostro, los "secretatos"* por excelencia, la carne de la que todo sale, en lo ms profundo del misterio, la carne sufriente, informe, cuya forma por s misma provoca angustia. Visin de angustia, identificacin de angustia, ltima revelacin del eres esto."15 Por lo tanto, esta primera parte del sueo se abre sobre la imagen horrible de la carne bruta, no vestida por la imagen erotizada del cuerpo. Ms adelante dice que hay en ello la revelacin de "algo, hablando estrictamente, innombrable, [...] el abismo del rgano femenino del que sale toda vida [...] y tambin la imagen de la muerte en13 14J. Lacan, Le Seminaire, libro II, p. 194. [El Seminario, libro Ibid., p. 177 a 204 [ibid., pp. 223-243]. * Secreciones/secretos. [E.] 15 Ibid., p. 186 [ibid., p. 235].II,p. 247].andre-034/14/0312:30 PMPage 5454EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLEla que todo acaba terminando."16 Para Lacan, este sueo tiene la funcin de indicar primero a Freud el objeto verdadero de las quejas de Irma, ese objeto que funda la verdad de su sntoma histrico S / ( __ en escritura lacaniana). Irma, afirma Freud, "se quejaba de sena saciones de nusea y asco". Se queja en efecto del hecho de que algo innombrable surja en lugar de su cuerpo, algo que hace que su cuerpo aparezca como desexualizado, desfalicizado, reducido al estado de carne desfigurada, de cosa --de objeto, dir ms tarde Lacan. Pues la queja inicial de la histrica apunta primeramente a un estado: el de cosa fuera-de-sexo al cual se siente reducida en el deseo del Otro, y que le provoca nusea y asco. A esto regresaremos. Sin embargo no es notable que Freud no se detenga en esta imagen sin nombre, en esta emergencia de lo real? El sueo contina, encuentra la va que permite al soador no despertarse. En qu consiste esta va? En primer lugar, el sujeto Freud desaparece --y evidentemente este eclipse permite que el sueo prosiga-- no tiene que medirse con lo real, pero se encuentra remplazado por un alegre tro compuesto por Otto, Leopold y el Dr. M. As se elabora, en el seno mismo del sueo, un inicio de respuesta a lo real, que va a desembocar en la frmula de la trimetilamina, es decir, en una escritura eminentemente simblica. Lacan comenta de la siguiente manera el alcance de esa conclusin: "Al igual que el orculo, la frmula no da ninguna respuesta a nada. Pero la manera misma en que se enuncia, su carcter enigmtico, hermtico, s es la respuesta a la pregunta sobre el sentido del sueo. Se la puede calcar de la frmula islmica: No hay otro Dios que Dios. No hay otra palabra, otra solucin a su problema, que la palabra."17 En resumen, la tesis que Lacan sostiene con esta relectura del sueo es que ste revela ser, en su misma elaboracin, homogneo con el descubrimiento psicoanaltico y con la manera en que se constituye el inconsciente: el hecho de que se diga o se suee se revela estar causado por un real innombrable, real que el inconsciente intenta circunscribir como se bordea un agujero, por el sistema de lo simblico, por la cadena significante, de la misma manera que el saber psicoanaltico intenta designar esta instancia de lo real con la ayuda de frmulas o matemas. En este sentido, el sueo de la inyeccin de Irma no es solamente una formacin descifrable por el psicoanlisis, sino tambin16 17Ibid. p. 196 [ibid., p. 249]. Ibid. p. 190 [ibid., p. 240].andre-034/14/0312:30 PMPage 55EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLE55un lugar en el que se inventa y se pone en prctica el psicoanlisis mismo. Y este sueo, ms all de los acontecimientos que tejieron el caso Irma-Emma, elabora la respuesta de Freud a Fliess. Fliess, que slo se interesa por la realidad material de la infeccin nasal, quiere encontrar la explicacin en la necesidad del f lujo de una toxina sexual tambin material (el trmino trimetilamina hace alusin a la toxina mencionada). Al hacerlo, deja de lado tanto la dimensin real como la dimensin simblica de la feminidad. Por aadidura, para convencer a Freud de lo acertado de este abordaje organolgico, lleg incluso a "olvidar" una banda de gasa en la nariz de una histrica, obrando de tal manera que l mismo mantena la infeccin contra la cual se supona que luchaba. Freud le responde, por el mismo hecho de que suea, afirmando la existencia del inconsciente: en esta perspectiva, la trimetilamina vale, no como producto de la qumica, sino en tanto que frmula, cifraje, letra con la que el sujeto (tanto Freud como Irma) se sostiene frente a lo real traumtico. A travs de este sueo Freud encuentra el medio para contestarle a Fliess que sus teoras nasales no son en s mismas ms que cifraje del inconsciente de un sujeto confrontado con el horror que inspira el descubrimiento del sexo femenino. Otra temtica comienza en este sueo, la de las tres mujeres, cuyo final revela ser la muerte. Este tema se encadena a partir de un pasaje del sueo que evoca tanto la falsedad como el pudor de las mujeres: "La llevo hasta la ventana y reviso el interior de su garganta. Se muestra un poco renuente, como las mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso entre m que en modo alguno tiene necesidad de ello. Despus la boca se abre bien..." Las asociaciones conducen a Freud a evocar al lado de Irma a una de sus amigas ntimas a la que vio que la examinaba el doctor M. --ste afirmaba que ella tena falsas membranas diftricas. Freud por su parte, piensa que esa joven es histrica pero que no querr venir a consultarlo, pues, dice, "ella es de naturaleza muy refractaria. Ella se muestra renuente, como se ve en el sueo". Ella tambin, de hecho, se resiste a abrir la boca. Por otro lado, esas membranas diftricas provocan la asociacin con Matilde, la hija de Freud que estuvo gravemente enferma dos aos antes, y con otra Matilde que muri de una intoxicacin como consecuencia de una prescripcin de sulfonal que Freud haba hecho. Todo sucede, anota, como si la sustitucin de personas en el sueo persiguiera un objetivo que se enunciara deandre-034/14/0312:30 PMPage 5656EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLEla siguiente forma: una Matilde por otra. Por ltimo, los "dientes postizos" que l se representa ms bien como "dientes estropeados", le recuerdan a otra persona. Y esta otra persona, dice, "Tampoco es mi paciente, ni quisiera yo que lo fuese, pues he notado que se siente embarazada ante m y no la considero una enferma dcil". Quin es esa persona tan embarazada ante Freud? Una nota nos hace comprender que se trata de su propia mujer, pero en esta ocasin comprendemos que en su caso no se trata de abrir la boca: "los dolores de vientre me recuerdan una de las ocasiones en que se me hizo evidente su renuencia". De tal forma, abrir las piernas y abrir la boca estn colocados como equivalentes, la boca y el sexo femenino se sustituyen mutuamente. He aqu a tres mujeres que acompaan a Irma, y que se resistieron a Freud: que no le digan nada, que se rehsen a que las examine, o que hayan alcanzado para siempre el mutismo en la muerte. Ahora bien, este tema de la muerte y del silencio que libra una de las figuras mayores de lo femenino vuelve a aparecer en otros sueos de Freud, y posteriormente en artculos muy importantes cuyo ncleo es el enigma de la feminidad --como "El motivo de la eleccin del cofre" (1912) o "Lo ominoso" (1919). Por otro lado, es imposible evitar el asombro ante la insistencia de esta asociacin en un gran nmero de casos de histeria --el caso de Emmy von N., que comentaremos ms adelante, puede esclarecer la prctica cotidiana. A este respecto, dos sueos de Freud deben ser puestos en relacin con el de la inyeccin de Irma: el sueo de "Las tres parcas",18 y el primer sueo "de Brcke", tambin designado con el nombre de sueo del "Preparado anatmico con la propia pelvis".19 Con el relato del primero, Freud asocia inmediatamente la primera novela que ley, cuando tena trece aos, y al final de la cual, el hroe que se ha vuelto loco, grita los nombres de tres mujeres que fueron causa de la dicha y desgracia de su vida. Las tres mujeres evocan para Freud a las tres Parcas que hilan y deshacen los destinos humanos. A partir de all, el sueo se aclara, en particular la figura de la misteriosa hospedera que recibe al soador: "All estas tres mujeres de las que una es la hospedera y da vueltas a alguna cosa entre sus manos como si quisiera hacer albndigas. Responde que debo esperar18S. Freud, op. cit. pp. 181-184 y 204 [op cit., en Obras completas, vol. Ibid. p. 385 y 407 [Obras completas, vol.V,IV,p. 218 y245].19pp. 450 y 474].andre-034/14/0312:30 PMPage 57EL ENCUENTRO CON LO INNOMBRABLE57hasta que est lista (esto no es ntido como dicho)..."20 Es una de las Tres Parcas, pero es tambin un personaje que remite a Freud a su nodriza y a su madre. Se acuerda entonces cmo, cuando tena seis aos, su madre le enseaba que el hombre estaba hecho de polvo y que en polvo habra de convertirse: su madre haba frotado una contra otra las palmas de sus manos (como para hacer albndigas), y le haba mostrado pequeos fragmentos de epidermis negruzca que se desprendan de ellas. El nio qued estupefacto con esta demostracin y se resign a lo que ms tarde formul con el adagio: "Debes ofrecer tu vida a la naturaleza." De esta forma, la figura mayor de la feminidad para Freud se encuentra puesta en escena: es la madre, pero es al mismo tiempo la muerte, es ella de la que uno viene, pero tambin a la que uno retorna, la que nos alimenta y quien finalmente nos absorbe, nutricia y devoradora a la vez. Subrayemos el gesto con el cual la madre inicia aqu al pequeo Freud al misterio de la muerte: es de su mismo cuerpo del que se desprende algo, pequeo fragmento que se presenta como lo ms real que hay en el cuerpo (es el polvo del que est hecho) al mismo tiempo que encarna la realizacin misma de la muerte. Este resto que se desprende del cuerpo, ms all de cualquier imagen, nos propone una figuracin sobrecogedora de aquello que Lacan llama el objeto a, y debemos ponerlo en relacin con la horrible mancha percibida en el fondo de la garganta de Irma. Por otro lado, como en el sueo de Irma, en ste hay una segunda parte, una respuesta en el sueo a la emergencia de esa parte muerta del cuerpo.