Question 76

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AÑO 8- NÚMERO 76- AGOSTO DE 2010/ P UBLICACIÓN MENSUAL EDITADA POR ALIA2 Y C OMUNICAN 76 76 (VER PÁGINAS 31 A 47) HOY, EL TERROR HOY, EL TERROR MEDIÁTICO, Y MEDIÁTICO, Y MAÑANA ¿QUÉ? MAÑANA ¿QUÉ? Dossier Colombia-Venezuela Figura curiosa, la del militante revolucionario militante revolucionario C C U U B B A A BUROCRACIA Y CONTRARREVOLUCIÓN Bolivia logró que la ONU declare Bolivia logró que la ONU declare al agua como derecho humano al agua como derecho humano

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Periodismo crítico desde Venezuela. Plataforma para la batalla de las ideas.

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AÑO 8- NÚMERO 76- AGOSTO DE 2010/ PUBLICACIÓN MENSUAL EDITADA POR ALIA2 Y COMUNICAN

7676

(VER PÁGINAS 31 A 47)

HOY, EL TERROR HOY, EL TERROR MEDIÁTICO, YMEDIÁTICO, Y

MAÑANA ¿QUÉ?MAÑANA ¿QUÉ?

Dossier Colombia-Venezuela

Figura curiosa, la del militante revolucionariomilitante revolucionario

CCUUBBAA

BUROCRACIA YCONTRARREVOLUCIÓN

Bolivia logró que la ONU declare Bolivia logró que la ONU declare al agua como derecho humanoal agua como derecho humano

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QUESTIONDIGITAL.COM

DIRECTOR FUNDADOR:ARAM AHARONIAN

DIRECTOR GERENTE:RICARDO FONT CARVALLO

DIRECCIÓN EDITORIAL:FILINTO DURÁN, RICARDO FONT, ARAM AHARONIAN

ASESOR EDITORIAL:ROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA

QUESTION DIGITAL:MARCOS SALGADO (COORDINADOR)

MARCA REGISTRADA: ALIA2, CADEPÓSITO LEGAL: PP 200201CS526ISSN: 1690-0952 QUESTION

ES UNA PUBLICACIÓN DE LA AGENCIA LATINOAMERICANA DE INFORMACIÓN Y ANÁLISIS-2 (ALIADOS) Y LA ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA PARA LA COMUNICACIÓN SOCIAL (COMUNICAN)/

AGOSTO DE 2010

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Colombia-Venezuela,Colombia-Venezuela, más allá de la más allá de la manipulación de las emociones

La situación suscitada entre Colombia y Venezuela pareciera conformar el preámbulo de un confl icto bélico que habría que situarlo, forzosamente, en el contexto geopolítico internacional de guerra asimétrica diseñado por el imperialismo, máxime cuando se trata de atacar a un gobierno y un proceso de tendencia socialista, en un país que posee grandes recursos naturales, especialmente energéticos, de escasez mundial.

¿La última provocación de Uribe? Álvaro Uribe no sólo convirtió su país en una suerte de portaviones estadounidense, sino que se empeñó en escalar los confl ictos en la línea de militarización que defi enden el Pentágono y el Comando Sur como modo de asegurar el control de un patio trasero que se les escapa de las manos.

Los primeros desarrollos de la denuncia realizada por el actual ministro de defensa de Colombia y posiblemente próximo embajador en Washington, el empresario cafetalero Gabriel Silva, pone en evidencia la ejecución de una operación sicológica de masas (OPSIC), obviamente dirigida a la formación del imaginario colectivo para fortalecer el

tema del vínculo del gobierno de Hugo Chávez con las FARC .

Esta matriz que viene siendo trabajada desde hace tiempo y desde diversos frentes, con el objeto de hacer una acusación en instancias internacionales y facilitar una eventual intervención militar “antiterrorista”. A Caracas se le acusa de tener vínculos no solo con las FARC sino con etarras e iraníes, en lo que se da en llamar el “eje del mal”, en medio de la presentación de un mapa del terror conformado por la presencia de tropas y bases estadounidenses no solo en Colombia, Araba y Curazao, sino también en Costa Rica y quizá mañana en Panamá, nuevamente.

Las operaciones psicológicas son dirigidas a masas poblacionales sobre las cuales se quiere infl uir en tiempos de confrontación. Se trata de la manipulación de las emociones .Hay que tener en cuenta que siempre las OPSIC han servido de preámbulo para una agresión militar, provocando un incidente dentro de la concepción de operaciones extraterritoriales o persecución en caliente.

Las operaciones psicológicas no

son un fenómeno mediático aislado, sino que poseen fi nalidades políticas múltiples tales como deslegitimación del proceso, descalifi cando la obra del gobierno de Chávez, exaltando fallas y errores.

Esta ofensiva mediática colombiana bien puede ser utilizada como plataforma en el proceso eleccionario venezolano que se avecina, donde la oposición vernácula funciona como caja de resonancia de la campaña, quizá con la esperanza de que el gobierno bolivariano se vea obligado a adoptar una postura defensiva ante el arribo del gobierno de Juan Manuel Santos.

Pero hay algo que nos llama la atención en Venezuela y es el desarrollo de una matriz de opinión, fruto de la ingenuidad, la desinformación, donde se afi rma que con el arribo formal de Santos al gobierno, la estrategia va a cambiar y se van a disipar las amenazas. Esto obedece a falta de información o ignorancia de la trayectoria y ejecutoria de Santos en el Plan Colombia y en el Plan de Seguridad Democrática. O a manifestaciones de deseo que la tensa situación cambie y el temor o el miedo se disipen.

ARAM AHARONIAN

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Colombia-Venezuela, más allá de la manipulación de las emocionesmanipulación de las emociones

No se comprende que existe una política de Estado, en las que están inmersas las políticas comunicacionales (informativas, publicitarias) que, dirigidas a la parte emotiva y no racional del ciudadano, anteceden, acompañan y justifi can las acciones políticas,

Santos, no hay que olvidar, es el artífi ce (con la complicidad y/o anuencia de Uribe) de los “falsos positivos” (muchachos engañados con promesas de conseguirles trabajo u otras similares para llevarselos lejos de sus casa y despues, asesinados y “uniformados” como guerrilleros, demostrar “resultados positivos” en la lucha contrainsurgente, de la violación de la soberanía de países vecinos bajo la concepción de las operaciones extraterritoriales (bomardeo del campamento de Raúl Reyes), del asesinato selectivos de dirigentes populares, campesinos e indígenas, de los acuerdos para instalar soldados gringos en las bases y en el territorio colombianos.

Hay que tener claro que hay gente –como Santos, que supo contar siempre con una excelente caja de resonancia mediática para sus planes- en las altas esferas de Colombia –quizá con asesoramiento extranjero– capaz de poner una bomba en la Escuela de Guerra para paralizar los acuerdos de canje humanitario del gobierno y la guerrilla.

Santos no es menos derechista ni fascista que Uribe y seguirá siendo un fi el aliado de Washington y combatirá a la guerrilla hasta exterminarla.

Antes de ocupar el Ministerio de Defensa, y en plena campaña presidencial de Álvaro Uribe, Juan Manuel Santos contrató los servicios de The Rendon Group para el “partido de la U”. Hay que recordar que casi 50 por ciento de la ayuda estadounidense para el Plan Colombia se dedicó a una campaña de imagen del Ministerio de Defensa, encabezado por Santos.

Como buen oligarca, Santos piensa en grande, en los intereses de su clase. Uribe piensa en su futuro personal, dice Raúl Zibechi. Y no puede seguir el mismo camino de su antecesor, porque

hoy la guerrilla no es ya una amenaza para la estabilidad del Estado ni para la gobernabilidad. Y para asegurar el poder de las clases dominantes, ahora debe apelar al crecimiento económico para edifi car las bases de largo plazo de la estabilidad.

Los medios de comunicación social son cada vez más importantes en la formación del imaginario colectivo, precediendo, acompañando y justifi cando los confl ictos. En este caso se trata de una operación psicológica tendente a la utilización de los défi cit en varias direcciones como la consolidación de una fuerza opositora con mayoría electoral, el aislamiento internacional y la justifi cación de una intervención militar.

Apunta a la ingobernabilidad y sirve de caldo de cultivo para la insurgencia armada interna (guarimba, paramilitarismo, operaciones encubier-tas, rebeliones parciales tanto policiales como militares), la agudización de las contradicciones, incentivando paros y huelgas, hasta llegar al colapso del aparato productivo, para intentar presionar el pronunciamiento militar. Cabe recordar el paro petrolero de 2002

Con la operación psicológica buscan generar un contexto de máxima

presión con la movilización social: marchas, tomas, trancas, paros, huelgas, posiblemente crear una situación de caos y crisis total del país, que genere confl ictos, hostilidades, enfrentamientos y violencia.

Para Carlos Lanz eso signifi ca fomentar el calentamiento de calle y la violencia social como clima de desestabilización general que se necesita, similar a la de abril de 2002, lo que permitiría pasar a las acciones militares, como sucediera en Europa del Este, donde la lucha de calle combinada con grupos de choque armados que copan edifi cios sedes del gobierno, logran paralizar a las fuerzas del orden y derrocan al gobernante de turno.

Y el telón de fondo que permite comprender las motivaciones en este cuadro de crisis capitalista es la conquista de mercados y control de las materias primas (fundamentalmente las energéticas) a través de los tratados de libre comercio, y la presencia militar norteamericana bajo el pretexto del combate global al terrorismo y al narcotráfi co, permitiendo que el complejo industrial-militar, con sus empresas contratadas hagan negocio con la traída de mercenarios, vendiendo armas y equipos: helicópteros, radares.

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Todo esto se va a ver ampliado con la instalación de soldados estadounidenses en las siete bases en territorio colombiano. EEUU no se limita a levantar un campamento, sino que importa toda la cultura de comida rápida, centro comercial y recipientes de usar y tirar, señala Lanz.

Manipular las emociones

Sin dudas, resulta risible la base argumental del embajador colombiano en la OEA, al mostrar fotos y videos de los campamentos, pero esto forma parte de la manipulación informativa. No se trata de veracidad sino de percepción noticiosa. No se trata de apelar al sentido racional o crítico del espectador, sino a las percepciones de éste.

Se trata de hacer uso del aspecto emocional, que es una técnica clásica de la manipulación mediática, tendiente a causar un cortocircuito en el análisis racional y al sentido crítico de los individuos. Además la utilización del registro emocional permita abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o insertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos.

La meta es colocar a Venezuela como una amenaza, con aspiraciones expansionistas, reestructurar las fuerzas armadas para ponerlas a tono con este reto militar, lo que incluye compra de nuevos armamentos.

El ministro colombiano de la defensa muestra un viraje estratégico: de la coartada del combate a la insurgencia pasa al justifi cativo del confl icto con fuerzas externas: “ el ejército está dispuesto a atacar bases guerrilleras en otros países, algunos jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) estarían en territorio venezolano”, dijo. Esto justifi caría, en esa línea argumental, reforzar y modernizar el armamento para enfrentar “agresiones” exteriores de países con “aspiraciones expansionistas ideológicas y territoriales” que amenazan a Colombia.

La utilización de mentiras y medias verdades no es nueva. Recordemos las denuncias de la posesión de armas de destrucción masiva por parte de Irak y si queremos ir un poco más atrás, al

nacimiento de la noticia espectáculo con la transmisión en vivo y directo de Peter Arnett de lo que se dio en llamar la Guerra del Golfo, en 1991.

Desde entonces para todos quedó en claro el alcance de los nuevos medios de comunicación y el uso que se proponían hacer de ellos: difusores del mensaje y las imágenes únicos. Las noticias, censuradas por el Pentágono, pasaban a ser espectáculo; un espectáculo armado de forma que pudiera interesar a dos mil millones de televidentes a lo largo y ancho del mundo, dejando la sensación de hecho consumado.

Pero eso no quedó ahí. Cuando los marines llegaron a Somalia, los periodistas de la CNN estaban esperando a los soldados. Ya les habían recomendado llegar antes del amanecer, para mejorar sus imágenes de libertadores, e ingresar, además, en el horario estelar de los noticieros mundiales. Existía un guión (tanto para los marines como para los periodistas): ya se sabía lo que iba a ocurrir.

Hay formas de construir el consenso, y la de Uribe-Santos no ha sido demasiado original, recurriendo, cuando fuera necesario, al asesinato y la intimidación y, por ejemplo, sugiriendo que canales de televisión con información alternativa a la de su gobierno (como Telesur) no debían ser transmitidos o retransmitidos por canles del interior o sistemas de cable alternativos.

Durante el primer gobierno de Uribe (2002-2006) fueron asesinados 18 periodistas. Muchos periodistas colombianos han optado por el exilio como única forma de preservar sus vidas ante las amenazas de muerte. Casi

una treintena de periodistas está bajo la protección de la Fiscalía para que puedan cumplir con sus labores, muchos fueron asesinados. ¿De qué democracia, de qué libertad de expresión estamos hablando?

En una nación sumida desde hace cinco décadas en un confl icto social y político de expresión no solo violenta sino también armada, los medios de comunicación comerciales insisten en que el camino es el de la paz romana o la paz de los sepulcros, que no es otra que defender la guerra para vencer a la insurgencia y llevarla en condiciones de derrota a la claudicación en la mesa de diálogo.

En Colombia hay un solo diario nacional, El Tiempo, ahora comprado por capitales españoles, al igual que Radio Caracol, y otro con esperanzas de serlo, El Espectador. El vicepresidente de Uribe, Francisco Santos, ex editor del diario El Tiempo, sostuvo que los medios de comunicación “crearon una caja de resonancia a los hechos terroristas que sin duda fueron más efectivos que la misma utilización de explosivos por parte de estos grupos ilegales”. Su primo es Juan Manuel, también de El Tiempo.

Dentro de este contexto hay que destacar que los grupos paramilitares vienen dándole singular importancia a la intimidación de los medios y periodistas alternativos, pues los medios comerciales son regulados por otras vías, incluida la autocensura. Además, el paramilitarismo, a través de empresas fantasmas y de testaferros, se ha venido haciendo del control de las televisoras locales o por parabólicas, hasta el extremo de trabajar por incidir en la composición de la Comisión Nacional

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de Televisión.Con Uribe, el confl icto colombiano

no “vendía”, porque lo que se ofrecía en los escaparates era la (inexistente) paz, la entrega de armas de los paramilitares, la negación misma del confl icto. Y durante su gobierno se da un cambio importante en el comportamiento de los medios trasnacionales de información, que dejan de informar sobre las violaciones de los derechos humanos, tratando de crear un imaginario sobre un país pacifi cado y feliz.

“Nunca antes en Colombia la prensa ha sido tan presionada desde el Ejecutivo, pese a que nunca ha sido tan sumisa”, señalaba Rodrigo Pardo, ex canciller pero también ex director de la revista Cambio.

La estrategia del gobierno colombiano ha sido la de invisibilizar el confl icto: si no difundo lo que sucede, puedo hacer creer que este no existe. Que nadie se entere de lo que pasa realmente en Colombia, así podemos estigmatizar los movimientos sociales, disfrazar de seguridad pública a las más burdas represiones, olvidarnos de los millones y millones de excluidos, los miles y miles de desaparecidos enterrados en fosas comunes, los cuatro millones y medio de desplazados internos. Y, a la vez, montar supuestas acciones terroristas para endilgárselas a la guerrilla.

Lo que hereda Santos

A Santos, en la continuación del gobierno de ocho años de Uribe, le toca atacar el frente interno, donde deberá depurar no solo algunos cargos militares sino también vario en la administración del Estado, además de mejorar las relaciones con los otros poderes, el Judicial y el Legislativo.

Pero el otro frente decisivo es el externo, hacia donde Santos debe relanzar la economía y eso pasa, sin dudas, por mejorar las relaciones con los vecinos y potenciar la integración regional. Algunos analistas señalan que por eso Santos se propone recomponer las relaciones con Venezuela, pero obviamente desde posiciones de fuerza..

El cuadro de situación es dramático: las exportaciones colombianas a Venezuela cayeron de 7 mil millones de dólares en 2008 a menos de mil

500 millones; el nivel de pobreza es de 43% y la indigencia alcanza 16%, en un país que ostenta las mayores tasas de desempleo y de informalidad de la región. Venezuela ha sustituido estas importaciones por compras a Argentina y Brasil.

La frontera binacional de dos mil 200 quilómetros vive en la permanente angustia económica por la parálisis comercial, y antes de partir Uribe decretó la emergencia social en los 37 municipios fronterizos, suspendiendo –incluso- el cobro del IVA.

Santos no puede relanzar la economía sin mejorar las relaciones con Brasil, capaz de absorber porcentajes crecientes de la producción de sus vecinos. El ministro de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de Brasil, Samuel Pinheiro Guimaraes, acaba de lanzar un Plan Marshall para estimular y fi nanciar la transformación económica de los países menores; abrir, sin exigir reciprocidad, sus mercados, y fi nanciar la construcción de la infraestructura de esos países y su interconexión continental, (de forma de asegurar su ependencia)

Y también, si quiere acceder al TLC con Estados Unidos, Colombia deberá mejorar en mucho su deteriorada imagen en la defensa de los derechos humanos. El Comité de Derechos Humanos de la ONU denunció la última semana en Ginebra la impunidad de que gozan paramilitares que cometieron graves violaciones de los derechos humanos en Colombia. “En la práctica

existe impunidad para un gran número de graves violaciones de derechos humanos. Entre los más de 30.000 paramilitares desmovilizados, la gran mayoría no se ha acogido a la Ley No. 975 de 2005 y falta claridad acerca de su situación jurídica”

Para este tema de m ejorar la imagen humanitaria, Santos utilizará a su vicepresidente, Angelino Garzón, un ex dirigente sindical de la Unión Patriótica y ex gobernador del Cauca, quien acaba de elogiar a Chávez por haberle pedido a las FARC y al ELN que cambien su estrategia armada.

La especialidad de Rendón Group es la de reclutar y subcontratar agentes (periodistas, presentadres de televisión, artistas populares, académicos) dispuestos a justifi car ideológicamente el Plan Colombia o Plan Patriota y, fi nalmente, la estrategia de “seguridad democrática” del presidente Uribe. Y a eso se dedicó, desde que en 2002 impulsara la creación de la Fundación Seguridad y Democracia (FSD), integrada por un “selecto grupo de personas”.

Aquí no terminó la historia

Pero estas versiones emitidas por el canciller colombiano, para ser creíbles, requieren de confi rmación empírica, ya que no se pueden sostener con un simple montaje. Por eso hay que esperar acciones encubiertas complementarias, nuevas provocaciones que avalen el supuesto salto al vacío.

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La confi rmación del desarrollo de una operación montada según el esquema de The Rendón Group (extrapolaciones, generalizaciones, proyecciones), reproduce actuaciones anteriores que marcan la complicidad de los medios masivos de comunicación: el mismo día de la primera denuncia la revista Semana publicó un artículo con el mismo el guión argumental sobre la presencia de la FARC en territorio venezolano. Y en la noche, la televisora Caracol montó un escenario similar.

Hay diversas técnicas utilizadas en esta operación sicológica, como las distorsiones informativas, a lo que llaman la gestión de percepción vía noticia, bombardeando la misma imagen y el mismo mensaje –por ejemplo- por CNN, Caracol, las agencias trasnacionales de información y los medios venezolanos de oposición.

El primer objetivo de la operación psicológica es la de marcar la agenda informativa y política y producen y distribuyen noticias intoxicadas, temas generadores priorizados y jerarquizados, repetidos por diversos medios nacionales e internacionales, hasta que llegan a ser creídos y hasta defendidos. En dicho proceso se aplican métodos de fragmentación, extrapolación, generalización, proyección, silencios e imágenes y audios censurados, con excelente manejo de la presentación gráfi ca, programas de opinión con “expertos”. La ejecución está en manos de un conjunto de operadores: armadores, anclas, legitimadores, validadores, político-sindicales, fi nancieros.

Galeano dixit

No quisiera terminar sin dejar un excelente escrito de Eduardo Galeano, porque Colombia nos duele a todos:

“En el caso de las bases militares en Colombia no solo ofende la dignidad colectiva de América Latina sino también la inteligencia de cualquiera, que se diga que su función va ser combatir las drogas”.

“Casi toda la heroína que se consume en el mundo proviene de Afganistán, casi toda, datos ofi ciales de Naciones Unidas que cualquiera puede ver en Internet. Y Afganistán es un país ocupado por Estados Unidos y como

se sabe los países ocupantes tiene la responsabilidad de lo que ocurre en los países ocupados, por lo tanto, tienen algo que ver con este narcotráfi co en escala universal y son dignos herederos de la reina Victoria que era narcotrafi cante”.

“La celebérrima reina Victoria de Inglaterra impuso el opio en China a lo largo de dos guerras de treinta años, matando una cantidad inmensa de chinos, porque el imperio chino se negaba a aceptar esa sustancia dentro de sus fronteras que estaba prohibida. Y el opio es el papá de la heroína y de la morfi na, justamente”.

“Los Estados Unidos que tanto usan la droga como coartada para justifi car sus invasiones militares, porque de eso se trata, son dignos herederos de esa fea tradición. A mí me parece que es hora que nos despertemos un poquito, que no se puede ser tan hipócrita. Si van a ser hipócritas que lo sean con más cuidado”.

“Este país andino que enfrenta un gobierno autoritario entregado a los intereses de los Estados Unidos, con una alarmante situación de violación de derechos humanos y con un confl icto interno que lo sigue desangrando”.

“Si hay un tribunal mundial que alguna vez va a juzgar a Colombia por lo que de Colombia se dice: país violento, narcotrafi cante, condenado a violencia perpetua, yo voy a dar testimonio de que no, de que ese es un país cariñoso, alegre y que merece mejor destino”.�

Hay gente que piensa que una guerra es como un Caracas vs. Magallanes o un Barça vs. Real Madrid. Mucha gente aturdida es de oposición porque cree que Venezuela es tan poca cosa que es tonto que se sienta amenazada nada más porque están poniendo bases militares en Colombia, Curazao y Costa Rica y hay guerras en Medio Oriente y el Nobel de la Paz amenaza en Corea y en Irán. No.

Guerra es tu hija fragmentada y rega-da por todo el jardín donde jugaba porque le bajó una bomba del cielo o porque un tanque de guerra la confundió con una terrorista. Guerra es que te ametrallan con tu familia en tu carro porque buscaban un coche parecido o tienes cara de terrorista o el tono de piel equivocado.

Guerra es que te llueve fósforo blanco y te quema hasta el hueso porque no hay modo de apagarlo. Guerra es que los drones (aviones sin piloto) pasan todo el día y toda la noche roznando sobre tu cabeza sin saber cuándo van a lanzar el misil que achicharrará tu vivienda contigo dentro. Zumban cual aricas, no hay nada que puedas hacer contra ese terror incesante, implacable, el zumbido de la muerte, que prueba que la muerte sí suena y sueñas que te maten para no oírlos más.

Guerra es que no sabes si encontrarás tu casa al regreso de tu trabajo, de tu escuela, si gozas de esos privilegios, porque la guerra destruye o deteriora empleos y planteles, restaurantes, clubes, la fría en la playa, la parrilla dominical, la conversa entre amigos, la visita de amor. Todo se vuelve peligroso, una diligen-cia, cantar, familias enteras han sido exterminadas en Iraq porque siguieron la costumbre persa de disparar armas al aire en una boda y una patrulla aérea se sintió atacada.

Guerra es que no hay seguridad, empezando para la tropa invasora, que vive en estado de estrés extremo porque sabe que cualquiera mata, que al regreso a su país se suicida en masa como está ocurriendo ahora mismo en los EEUU, así será el estrés de guerra que vivió en Iraq, en Afganistán. O mata a un gentío en un restaurante o en una escuela y luego se suicida. Guerra es que te meten en Guantánamo durante años sin que sepas por qué, porque no hay porqué.

Guerra es desear todo esto, con tal de salir de Chávez.�

Guerra es guerraGuerra es guerraROBERTO HERNÁNDEZ MONTOYA

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Chávez:Chávez: La ecuación guerra-negociosguerra-negocios

Soplan vientos de guerra en América Latina”, afi rmaba Hugo Chávez a Miradas al Sur hace un año. Desde entonces, hasta hoy ese pronóstico se mantiene en latencia. Más y nuevos vientos en la región: los de guerra erosionan a los de cambio. La amenaza juega su perversa proporcionalidad con formas de hacer las guerras, que también están cambiando, pero buscan consolidarla como un fi n en sí mismo, como un producto empresarial, cuyos benefi cios resultan incalculables.

-El experto Darío Azzellini, en su libro El Negocio de la Guerra, afi rma que la guerra está integrada a la economía de mercado.

–Antes del ataque a Irak la mayoría de los negocios de ese país eran con países europeos, ahora son con Estados Unidos. Se obliga a los países, por vía de la presión militar, a ser socios de Estados Unidos. Y al mismo tiempo, puertas adentro, se desarrolló una especie de keynesianismo militar, es decir, es la gran maquinaria de la producción bélica, permitiendo que no haya quebrado. Pero esas armas hay que usarlas, si no, no se las puede seguir produciendo eternamente.

–¿Cómo analiza la crisis entre Colombia y Venezuela?

–Forma parte de lo que considero las “nuevas guerras”, el objetivo es someter a América latina otra vez a los intereses del imperio, ya que se le ha salido demasiado de su control. Álvaro Uribe es un títere en todo eso, hace lo que la línea guerrerista de Estados Unidos le dicta. En 1991 la inteligencia de Estados Unidos tenía a Uribe como número 82 entre los 100 narcotrafi cantes más importantes de Colombia, eso se puede leer en un informe desclasifi cado por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos. Pero, sin embargo, desde la globalización mediática el malo de la película es Chávez, la propaganda es uno de los elementos más importantes de las nuevas guerras.

MATILDE SOSA*

–¿Sitúa en Colombia esa relación guerra-negocio?

–Durante los últimos 20 años, el pasaje de la agricultura pequeña y mediana a la agroindustria se hizo con una guerra. Porque ésa es la razón que se esgrime para expropiar a millones de campesinos de sus tierras y hacer una reforma agraria al revés.

–¿Cómo?–Terratenientes y paramilitares se

apropiaron de seis millones de hectáreas de tierra, y lo que garantiza las ganancias en Colombia es el aniquilamiento de cualquier oposición política, social, cultural, étnica. Sigue siendo el país con más asesinatos de sindicalistas en el mundo. Eso mantiene los salarios a nivel competitivo. Es uno de los países con más desigualdad en toda América latina. Las ganancias de la agroindustria, minería, despojo de biodiversidad, etcétera, son garantizadas con el desplazamiento de más de 4,5 millones de personas. Es el país en el mundo que más desplazados tiene. Uribe organizó

un gran espectáculo y supuestamente desmovilizó a 31.500 paramilitares. Lo raro es que cuando empezó solo existían 13.500 paramilitares.

–¿Para qué?–La extradición de los jefes

paramilitares a Estados Unidos fue un premio para ellos y un seguro para el gobierno y las elites colombianas, allá sólo serán juzgados por narcotráfi co y, colaborando, saldrán pronto. Mientras se evitaron los juicios por masacres y el asesinato de 100 mil a 300 mil personas. Los responsables intelectuales permanecen sin castigo. En Colombia los paramilitares llegaron a construir hornos para incinerar a sus víctimas, ya que eran demasiadas.

Se siguen descubriendo fosas comunes, como la semana pasada, con 2.000 cadáveres, victimas de masacres paramilitares y del ejército. Una maniobra para premiar a los asesinos fi eles y legalizar el robo y despojo cometido para inyectar todo eso otra vez a un circuito económico legal.�*PERIODISTA ARGN ETINA. PUBLICADO EN MIRADAS AL SUR

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El 7 de agosto Estados Unidos perderá a su más fi el aliado en Sudamérica. Durante ocho años Álvaro Uribe aplicó a rajatabla las políticas imperiales, con un estilo más radical aún que el de George W. Bush. No sólo convirtió su país en una suerte de portaviones estadunidense, sino que se empeñó en escalar los confl ictos en la línea de militarización que defi enden el Pentágono y el Comando Sur como modo de asegurar el control de un patio trasero que se les escapa de las manos.

Pero los tiempos cambian. Cuando Uribe llegó al Palacio de Nariño, en 2002, la guerra contra el terrorismo estaba en su apogeo y las grietas del mundo unipolar recién empezaban a hacerse visibles. En 2010, el Pentágono está empantanado en Irak y puede sufrir un descalabro en Afganistán. La ex superpotencia no se recuperó de la crisis de 2008 y debe contemplar cómo se articulan potencias emergentes con países desarrollados con capacidad para impedirle desplegar sus iniciativas más importantes.

En Sudamérica, Estados Unidos perdió la iniciativa económica y la geopolítica a manos de China y Brasil, respectivamente. No se trata de que ya no juegue ningún papel en la región, porque sigue siendo la potencia dominante, sino del nuevo papel que tienen ahora sus competidores. De la mano de la sólida alianza entre Argentina y Brasil, se está construyendo una nueva realidad regional, que se caracteriza por una mayor cohesión entre los 12 países sudamericanos que se han dotado de instrumentos económicos, políticos y militares para caminar hacia una completa integración.

Juan Manuel Santos, el sucesor de Uribe, ex ministro de Defensa y miembro de una de las más destacadas familias de la oligarquía colombiana, ha sabido leer los nuevos vientos que soplan en la región y en el mundo. No es menos derechista que Uribe. Fue quien dio la orden de bombardear el campamento de Raúl Reyes en Ecuador y el responsable directo de los “falsos positivos”, esos centenares de jóvenes

y potenciar la integración regional para hacer del comercio la locomotora de la producción, toda vez que Santos se referencia en los Tigres Asiáticos como su modelo de desarrollo. En suma, no puede seguir siendo el gallo en una región que ya no se pliega a los dictados del norte.

Por eso Santos se propone recomponer las relaciones con Venezuela. No porque haya cambiado ni pretenda un acercamiento al proceso bolivariano, al que seguirá combatiendo. Las exportaciones colombianas a Venezuela cayeron de 7 mil millones de dólares en 2008 a menos de mil 500 millones para este año por los sucesivos confl ictos diplomáticos. Mientras el nivel de pobreza es de 43 por ciento y la indigencia alcanza 16 por ciento, Colombia ostenta las mayores tasas de desempleo y de informalidad de la región. La frontera binacional vive en la angustia económica por la parálisis de los intercambios, al punto que esta semana el gobierno de Uribe decretó la “emergencia social” en los 37 municipios fronterizos, suspendiendo el cobro del IVA.

Tampoco puede Santos relanzar la economía colombiana sin mejorar las relaciones comerciales con Brasil, el país más dinámico de la región, capaz de absorber porcentajes crecientes de la producción de sus vecinos. El ministro

asesinados y presentados como bajas de la guerrilla por parte del ejército. Fue y seguirá siendo un fi el aliado de Washington y combatirá a la guerrilla hasta exterminarla.

Sin embargo, Santos no puede seguir la misma política de Uribe. La centralidad que tuvo la guerra durante los dos gobiernos anteriores se trasladará, a partir del 7 de agosto, a la economía. Las razones son simples. La guerrilla no es ya una amenaza para la estabilidad del Estado ni para la gobernabilidad. Ha sido diezmada y está en una fase de agudo repliegue como nunca lo estuvo en casi cinco décadas. Para asegurar el poder de las clases dominantes, ahora debe apelar al crecimiento económico para edifi car las bases de largo plazo de la deseada estabilidad.

Dicho de otro modo: ahora que se fortaleció el Estado –tanto la fuerza militar como las políticas sociales– hay que resolver los problemas pendientes para que los grupos armados no vuelvan a ser una amenaza ni los confl ictos sociales amenacen desbordarse. En ese sentido, hay dos grandes frentes: el interno pasa por depurar algunos cargos en la fuerza armada y en la administración, y por mejorar las relaciones entre el Ejecutivo y los poderes Judicial y Legislativo.

El otro frente decisivo es el externo. Para relanzar la economía se trata de mejorar las relaciones con los vecinos

El último confl icto de la era UribeUribeRAÚL ZIBECHI

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El Comité de Derechos Humanos de la ONU denunció en una resolución publicada en Ginebra la impunidad de que gozan paramilitares que cometieron graves violaciones de los derechos humanos en Colombia.

“En la práctica existe impunidad para un gran número de graves violaciones de derechos humanos. Entre los más de 30.000 paramilitares desmovilizados, la gran mayoría no se ha acogido a la Ley No. 975 de 2005 y falta claridad acerca de su situación jurídica”, indica el documento al referirse a la también llamada Ley de Justicia y Paz.

“Se ha logrado solamente una sentencia condenatoria contra dos personas y se han abierto pocas investi-gaciones, a pesar de la sistemática violencia revelada en las versiones libres de los paramilitares”, agrega el dictamen, pronunciado por los 18 expertos independientes de este comité, que vigila el cumplimiento del Pacto de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas.

De las “280.420 víctimas (que se han) registrado en el marco de (esa ley) preocupa que hasta la fecha sólo se han otorgado reparación para víctimas por vía judicial en un solo caso”, añade.

“La extradición por orden del poder ejecutivo de jefes paramilitares a los Estados Unidos para responder de cargos de narcotráfi co ha resultado en una situación que obstaculiza la realización de investigaciones acerca de su responsabilidad por graves violaciones de derechos humanos”, critica el documento, al referirse a los cabecillas de los citados paramilitares.

Señala que persisten las ejecuciones extrajudiciales, contabilizando “más de 1.200 casos” de asesinatos de civiles, “posteriormente presentados por la fuerza pública como bajas en combate”, los denominados “falsos positivos”, homicidios presuntamente avalados por directivas del Ministerio de Defensa, que el Comité urge “discontinuar”.

En cuanto a las actividades ilegales del Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) contra funcionarios judiciales, periodistas y organismos humanitarios, el Comité pide que se depuren sus archivos y creen “sólidos sistemas de control y supervisión”.�

ONU denuncia la impunidad impunidad paramilitarparamilitar

de la Secretaría de Asuntos Estratégicos de la Presidencia de Brasil, Samuel Pinheiro Guimaraes, uno de los más destacados intelectuales del país, acaba de lanzar una propuesta para que su país promueva un nuevo Plan Marshall para “estimular y fi nanciar la transformación económica de los países menores; abrir, sin exigir reciprocidad, sus mercados, y fi nanciar la construcción de la infraestructura de esos países y su interconexión continental” (Carta Mayor, 27 de julio).

Por último, Santos apuesta a mejorar la imagen de Colombia en el delicado terreno de los derechos humanos para desbloquear el TLC. Para eso hará jugar un papel destacado a su vicepresidente, Angelino Garzón, ex sindicalista y ex miembro de la Unión Patriótica que en

plena crisis elogió a Chávez por haberle pedido a las FARC que cambien su estrategia armada.

Como buen oligarca, Santos piensa en grande, en los intereses de su clase. Uribe piensa en su futuro personal. No son pocos los que creen que terminará sus días en una cárcel de alta seguridad en Estados Unidos por sus viejos vínculos con el cártel de Medellín. Fue la revista Newsweek la que en agosto de 2004 le recordó la existencia de informes de inteligencia que lo ligan con Pablo Escobar. Sería una ironía que el presidente más sumiso a Washington que recuerda este continente desde los días de Somoza siga el camino de los principales capos del narcotráfi co. Y que se convierta en su verdugo el que fue su fi el escudero durante ocho años.

*PASCUAL SERRANO

Tenía dudas sobre la veracidad de las afi rmaciones del gobierno colombiano que acusaban a Venezuela de proteger a los guerrilleros de las FARC. Pero gracias al riguroso trabajo informativo de los corresponsales de la prensa española y la veracidad de sus trabajos ya no tengo ninguna duda.

Esta fotografía de la agencia Efe publicada en el diario ABC es la mejor prueba. De ahí su claro y contundente pie de foto: “Guerrilleros de las FARC en un campamento en suelo venezolano, una de las pruebas aportadas a la OEA”. (1)

Nadie discutirá que basta una rápida mirada para comprobar que se trata de cuatro intrépidos y peligrosos guerrilleros, que cuentan con armamento sofi sticado de última tecnología, que disponen de suministros alimentarios para soportar una dura guerra contra el ejército colombiano, y que el paraje donde han sido sorprendidos por el fotógrafo no permite albergar dudas de que es territorio venezolano.

Comprobado todo esto, es lógico concluir que cuentan con la complicidad y ayuda del presidente venezolano Hugo Chávez.

Mi agradecimiento al diario ABC por la información, a la agencia EFE por la fotografía y al gobierno colombiano por esa espectacular prueba que nos ayuda a todos a descifrar la realidad latinoamericana. Un claro ejemplo de su política informativa sobre la región. �

(1) ABC, 24-7-2010 http://www.abc.es/20100724/internacional/colombia-denunciara-venezuela-ante-20100724.html

La fotografía

que prueba el apoyo de

Venezuela a la

guerrilla

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Uno

El reaccionario presidente de Colombia no puede dominar la rabia. Su política represiva fomenta la guerra civil. Se asila en Venezuela uno de sus opositores, el doctor Uribe Uribe, quien escribe que “nuestra bandera ha crecido a través de la refriega. Pudo al principio no ser sino la reivindicación de un partido en las querellas intestinas de nuestro país; hoy es la bandera de la Gran Colombia!”

El Presidente venezolano estrecha insoportables lazos de amistad con sus colegas de Ecuador y Nicaragua. En Ecuador manda un recio conductor de pueblos, que moviliza postergadas masas de pardos e indígenas. En Nicaragua la sublevación popular encumbra un dirigente que azota a las oligarquías terratenientes. Contra estos líderes de masas, cuenta el Presidente de Colombia con el apoyo de Estados Unidos ¡Hay que darles una lección! Treinta y nueve batallones colombianos disfrazados de venezolanos bastarán para hacerlos añicos.

Dos

Tampoco faltan en Colombia opositores venezolanos dispuestos a invadir su propio país junto con extranjeros por una migaja de poder. El Presidente colombiano llama al exiliado general venezolano Rangel Garbiras, aclamado en los círculos selectos como ágil bailarín de vals y frenético enemigo de la idea de unifi car la Gran Colombia, y le encomienda el mando de una selecta fuerza de cinco mil soldados colombianos para que invadan Venezuela, con bandera venezolana y al compás del Gloria al Bravo Pueblo.

Oportuno, el obispo de Mérida monseñor Silva lanza una pastoral donde fulmina a los partidarios del gobierno venezolano por su devoción hacia La Mano Poderosa. El periódico caraqueño El Tiempo de la familia Pumar se une a las demoledoras críticas. Por la vía de Cúcuta los invasores violan la frontera con el Táchira el 26 de julio de 1901, dando vivas al presidente colombiano José Manuel Mallorquín.

Tres

Feroces para reprimir a sus compatriotas desarmados, los militares o paramilitares colombianos no son modelo de disciplina castrense. Según cuenta Nemecio Parada en sus Memorias: “Las tropas de línea que vi no tenían de línea sino el nombre.

Desde los jefes hasta los soldados, llevaban una indumentaria deplorable. (Los generales colombianos) Cote y Conde, de los primeros, aunque en buenas cabalgaduras, deslucían su apostura bélica, llevando cobija puesta, sombrero jipijapa de copa alta con ancha divisa azul, zamarros de cuero, ruidosas espuelas y descomunal peinilla terciada. El soldado se conocía porque portaba fusil y pertrechos y por el rosario, los escapularios y otras reliquias que colgaban del cuello.

Eran las cosas naturales de la época y del momento en que se vivía” (Ramón J.Velásquez: La caída del Liberalismo Amarillo, Contraloría General de la República, Caracas, 1972, 275). A tal facha, tal conducta. Apenas cruzan la frontera, al grito de “abajo los rojos” pierden el tiempo en indisciplinado y rapaz saqueo de haciendas y aldeas que les demora alcanzar su objetivo, el parque de San Cristóbal.

Cuatro

El retraso por el pillaje da tiempo a Celestino, hermano del presidente Cipriano Castro, para organizar la defensa de la plaza. El 28 de julio por la tarde revienta la batalla de San

Cristobal. Los venezolanos combaten furiosamente y pierden trescientos hombres. Al atardecer del día siguiente los colombianos huyen, dejando en el campo de batalla ochocientos muertos y miles de fusiles. Rangel Garbiras sufre otra derrota peor cuando intenta invadir por San Faustino.

Cinco

Mientras la invasión es desbaratada en Táchira, don Cipriano concentra fuerzas de reserva para la defensa de Maracaibo y el Zulia, y luego ordena al general José Antonio Dávila retaliar penetrando con ellas en la Hermana República en apoyo de los liberales rebeldes de Santa Marta y Riohacha. La incursión es rechazada en Carazúa por el ejército colombiano apoyado por indígenas de la Guajira y por venezolanos opositores de Castro, que no dudan en tomar partido por Colombia.

Ésta reúne 15.000 soldados en los departamentos de Santander y acantona otros 10.000 en Santa Marta, creando desde entonces un marcado desequilibrio estratégico con Venezuela, la cual no mantiene más de 7.000 hombres sobre las armas (Eleazar López Contreras: El presidente Cipriano Castro: Imprenta Nacional, Caracas1986, 184).

Seis

Estos sucesos deberían haber dejado lecciones para todos. El intento de invadir Venezuela confi ando en paramilitares o mejor saqueadores

Colombia Colombia invade invade VenezuelaVenezuelaLUIS BRITTO GARCÍA

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resulta el peor fi asco militar de la Historia de Colombia. Venezuela confi rma que nada tiene que ganar en un confl icto con la Hermana República, y desde entonces arregla sus diferencias con pacífi cos y generosos Tratados. Entretenida intentando controlar en Venezuela a los disidentes que no puede controlar en su país, la oligarquía colombiana aplasta a su propio pueblo con un pesado gasto militar que provocará mil rebeliones, mientras descuida a su verdadero adversario, Estados Unidos, que le roba Panamá.

No me canso de citar la frase de Jerónimo Pérez Rescaniere según la cual Colombia era el país más rico de América Latina porque tenía a Panamá, y cuando ésta se secesionó, no fueron ricos ni Panamá ni Colombia. Su estúpida obsesión contra Venezuela cuesta a esa oligarquía, primero el dominio de la vía estratégica más importante y productiva del planeta, y luego la pérdida de la soberanía bajo la planta insolente de invasores estadounidenses inmunes e impunes ante las leyes neogranadinas. Así pierden Panamá y luego toda Colombia, sin lograr nada contra Venezuela.

Siete

Mientras tanto, el voluntarioso Cipriano Castro se afi rma en su propósito de restablecer la Gran Colombia, y para ello fi rma un Tratado con el presidente de Nicaragua José Santos Zelaya y con el de Ecuador, Eloy Alfaro. La oligarquía terrateniente y bancaria criolla complotará con los acreedores de la Deuda Externa y con seis potencias imperialistas para impedirle culminar su propósito, valiéndose para ello de alzamientos y bloqueos y bombardeos con acorazados extranjeros.

Pero sólo la traición interna de un golpe de Estado uncirá de nuevo a Venezuela al yugo del Imperio. Son apasionantes sucesos de hace más de un siglo, que conservan perenne actualidad. Los veremos en una película sobre Cipriano Castro dirigida por el maestro Román Chalbaud, si Dios quiere y si alguna vez se materializan los medios ofrecidos antes de que de nuevo nos invadan. �

Los políticos que se vuelven obsesos mandan al diablo la política. Ya no es la realidad la que dicta su conducta, sino sus fi jaciones. Esas obsesiones que le nublan el raciocinio son producto de las derrotas consecutivas, las frustraciones y, en la sociedad de masa, los mensajes manipulados de los medios de comunicación.

Hugo Chávez, para buena parte del liderazgo opositor, se ha convertido en una obsesión, ignoro si fatal. Esta dirigencia no analiza la realidad ni planifi ca sus acciones, sino que reacciona frente a lo que haga o deje de hacer el presidente de la República. Los enemigos de Chávez, no importa quienes sean, son sus amigos, sus compañeros, sus aliados. Álvaro Uribe, en este sentido, tiene para ellos dimensiones de héroe. Al jefe del Comando Sur de Estados Unidos, general Douglas Fraser, lo miran como a alguien arrancado de la epopeya.

Bajo esta óptica, miran al gobierno colombiano como el modelo más acabado de democracia. Es el paradigma que los obnubila y alienta su admiración. En la Asamblea Nacional, en sus artículos de prensa y en declaraciones a los medios, la dirigencia opositora no se ahorra elogios para la “democracia” que disfruta el vecino país. Lo que hace el Palacio de Nariño es su ideal político y su utopía posible.

La parapolítica, debido a la cual unos 30 congresistas están encarcelados y a otros se les sigue proceso judicial, es apenas un lunar en la piel de la impoluta “democracia” colombiana. El espionaje y las chuzadas telefónicas a los que el gobierno sometió a medio país, fue sólo una travesura del inmarcesible Álvaro Uribe.

En el paraíso democrático que la Mesa de la Unidad tiene como paradigma, sobreviven 4 millones de colombianos, en su mayoría campesinos, desplazados de su tierra y lugar de origen. En los tres últimos años de Uribe, unas 38.255 personas han sido víctima de la desaparición forzosa. Esa cifra de desaparecidos supera, en la última década, los 100 mil ciudadanos. Las fosas comunes, con miles de inocentes asesinados y conocidos como “falso positivos”, ya son comunes en el paisaje colombiano.

La libertad sindical tiene un obstáculo en la democracia paradigmática: la muerte de los sindicalistas. Por encargo de grandes empresas nacionales o transnacionales, el sicariato ha asesinado a más de 30 dirigentes obreros en lo que va de 2010. Los desplazados de la violencia endógena (llámese guerrilla, narcotráfi co, paramilitarismo o cuerpos de seguridad del Estado) buscan amparo en los países vecinos. La Venezuela bolivariana acoge y brinda atención actualmente a unos 200 mil refugiados venidos del vecino país. Estos se suman a los 4 millones de compatriotas colombianos que viven y trabajan en nuestro territorio.

Los números cuantifi can pero no refl ejan la verdadera dimensión de la tragedia. Las palabras pierden todo signifi cado ante la atrocidad de los crímenes. El horror y el dolor son inenarrables. Estados Unidos diseñó el Plan Colombia para acabar con el narcotráfi co. Después de ocho años del mandato de Uribe, la guerrilla campea en el territorio colombiano, los paramilitares siguen matando y la producción de cocaína ha aumentado para mantener al país como el primer productor del mundo. La respuesta ha sido ampliar la presencia armada estadounidense, con la instalación de siete bases militares. La democracia paradigmática ha devenido, así, en democracia ocupada por una potencia extranjera. Es el modelo que obnubila y nos ofrece la oposición venezolana, eso que llaman MUD.�

Colombia como modelo

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como lo señala Jhon Holloway (“Los nuevos movimientos sociales y la cuestión de poder”), en toda revolución socialista “la clave es la autodeterminación social. Pero la verdadera autodeterminación social implica una forma de organización social que no sea el Estado, una forma antagónica a la forma estatal, algún tipo de organización consejista. En otras palabras, el éxito de la revolución dependerá de la autodeterminación, y la autodeterminación va en contra del Estado”.

Esto supone avanzar -en todo momento- consciente y decididamente en la edifi cación de un nuevo modelo de desarrollo económico (si es que aún cabe hablar en tales términos de índole, indudablemente, capitalista), la implementación de una nueva estructura social, centrada ésta en la solidaridad, el bien común y el humanismo; la construcción de la nueva institucionalidad que se requiere emerja a la luz mediante el ejercicio de una auténtica democracia participativa; así como propiciar un nuevo sistema de relaciones internacionales, pluralista, solidario y respetuoso de la autodeterminación de los pueblos del mundo, de manera que las pretensiones hegemónicas actuales del imperialismo yanqui y de sus socios europeos sean abortadas y dejadas completamente en el pasado. Todo esto exige, por supuesto, la adquisición y el cultivo sistémico de un mayor nivel de compromiso y de debate crítico de parte de los sectores populares y los diversos movimientos revolucionarios.

Haría falta, entonces, activar un vasto y diversifi cado movimiento de movimientos lo sufi cientemente responsable, maduro y autónomo, capaz de darle respuesta efectiva a las distintas contradicciones que afl oren dentro del mismo proceso revolucionario, a medida que éste avance y se profundice. No obstante, esto no impedirá que muchas de las tareas urgentes dirigidas a concretar el cambio

HOMAR GARCÉSEn toda revolución la clave es la autodeterminación socialautodeterminación social

estructural planteado por el proyecto revolucionario sean postergadas toda vez, producto, en una primera línea, de la falta de visión y de compromiso revolucionarios de parte de aquellos que tienen la grave responsabilidad de conducir dicho proyecto (en funciones políticas o de gobierno) y, en una segunda línea, a las razones de Estado que siempre se esgrimen, coincidiendo en ello, en espíritu y métodos, con lo que habitualmente hacen los gobiernos conservadores.

Esto último podría ocurrir de mantenerse la misma lógica de los sectores dominantes, ahora excluidos del ejercicio directo del poder, especialmente si los artífi ces de la revolución excluyen a las masas populares de la toma de decisiones.

Es sumamente importante e ineludible, entonces, que se ataquen a tiempo y sin descanso alguno los vicios, las corruptelas y las desviaciones del nuevo grupo dirigente o gobernante; advirtiendo, de paso, que los mayores enemigos del proceso revolucionario no se hallan en Washington ni en la acera de enfrente, sino en las mismas fi las de la revolución, lo que sitúa a este grupo ante un dilema: o ataca a la dirigencia reformista que obstaculiza la revolución socialista, o claudica ante ella, asestándole así un golpe a las aspiraciones populares que la creía irreversible y posible.

De ahí que la participación popular sea un factor determinante a la hora de conjurar los planes desestabilizadores de los sectores contrarrevolucionarios, incluidos golpes de Estado e intervencionismo abierto del imperialismo. Ella podrá convertirse en la fuerza motora del proceso revolucionario que tenga lugar, impidiendo que éste naufrague en manos reformistas, posesionadas -en algún caso- de las estructuras de poder, incluidos los partidos políticos, los sindicatos y las organizaciones comunitarias, lo cual haría más difi cultoso el tránsito hacia el socialismo al saturarse de intereses ajenos a su consecución y plantearse una vía capitalista poco diferenciada de las conocidas hasta ahora.

Es preciso entonces que la autodeterminación social se geste al margen del Estado y esté orientada siempre a la conquista de un espacio propio en donde se manifi este toda su potencialidad democratizadora y revolucionaria, asumiendo funciones de autogobierno, en el plano político, y de autogestión, en el plano económico, sin obviar lo referente a la preservación y la promoción de los valores culturales, lo cual reafi rmará la identidad de cada pueblo, sirviendo asimismo de dique ante las pretensiones de los grupos hegemónicos mundiales de imponernos un pensamiento único, acorde a sus intereses comerciales. �

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Figura curiosa y muy presente, la de un “militante revolucionario”

ROLAND DENIS

Ahora, alguien se ha preguntado ¿por qué hay “militantes revolucionarios”?, ¿cómo se forjó esta raza de gentes?, ¿de dónde salen estas personas que parecen religiosos que cambiaron la sotana por un blue jean y el silencio místico por el grito del manifestante?

Para algunos es un ser raro, para otros lo más común. Para unos un estúpido, una lacra a evitar, para otros un ídolo y un ejemplo. Para el que lo es, pues es su vida y nada más, algunos pretenden medallas, otros viven su militancia con mucha mayor paz sin otra búsqueda que la de su propia realización humana.

Lo que sí es muy seguro es que son o somos muy pocos los que nos preguntamos ¿Dé dónde salió y para dónde va este ser tan particular?

Pero empecemos por poner las cosas en orden. Los o las militantes son seres atados a una cotidianidad muy especial. Siempre una reunión aquí y allá, un día en la mañana, otro día en la tarde, muy comúnmente en la noche. Pendiente que se tiene un contacto importante a hacer con alguien, una movilización en perspectiva, temprano recibe una llamada por teléfono y es convocado a una asamblea. Al rato recuerda un libro o al menos un documento por leer, otro por escribir, o una pancarta, o un mural, o un reparto de periódico, cuando menos unos volantes, por hacer. Otro telefonazo una noticia buena, otra común y otra mala.

Hay por lo general un viaje por hacer o se viaja comunicándose por los correos y páginas de Internet. Ve la agenda y se recuerda de la reunión urgente para planifi car otro foro, otra asamblea, otra movilización, otro taller, una reunión nacional, otra local…y siempre o casi siempre se atravesará la vida necesaria del trabajo, las responsabilidades de familia. O no, muchas veces pelando y desempleado, abandonado

sin mujer u hombre, sin familia que lo o la quiera. Sucumbiendo fácilmente a un café o al laxo mundo de los alcoholes para hablar de política,

establecer las diferencias y la crítica a cercanos y lejanos, amigos y enemigos, hacer diagnósticos relajados y prever nuevas estrategias y alianzas. Si es clandestino todo esto discurrirá entre el silencio y el escondite, si hay la suerte o la decisión de no tener que serlo pues será muy evidente.

Descubriéndose, enmascarándose, expresivo o invisible, en la tierra propia o forzado a estar lejos de ella, casi siempre habrá un deseo y un amor atravesado…y vuelve la mañana, aunque no siempre, porque pasa también que el juego de la vida y la muerte ya no le dio más mañana.

Con todos sus matices, así transcurre la vida del militante en la Venezuela y el planeta que conocemos. A veces sometido a la marginalidad de no ser más que una ultraminoría dentro del zoológico social y el circo de las ideas políticas dominantes, a veces en el climax del reconocimiento y el poder en cualquier forma. Su aventura es como salir del primer escenario y entrar al otro, realizando los ideales nunca traicionándolos. Puede ser entonces una militancia con las puertas abiertas, o una militancia que no ve luz entre puertas y ventanas, marginado, seguido o perseguido.

Pero pasa muchas veces que la militancia se tuerce, desesperada y desesperanzada porque el mundo no

cambia, las solidaridades no funcionan, se ritualizan las rebeldías,los cambios toman las formas de un nuevo monstruo institucionalizado, se desmoronan sueños; en medio de estos ciclos tan comunes al mundo se probará cada quien hasta donde llega y hasta donde no.

Si de verdad se tuercen las alternativas de la moderación política o el abandono de los que serán acusados como viejos y absurdos sueños, será la manera de mitigar la vergüenza. Acotemos también que por todo militante también sonará el zumbido permanente del mal, las ansias de poder y riqueza que no respetan principios, convertir la fuerza humana que le rodea en un escalón de poder personal, privilegios y sometimientos, demagogia, narcisismo y mentira. Nueva prueba, una y otra vez para este curioso ser; ángeles y diablos libran su combate dentro de él; a cada quien le tocará elegir su camino.

El militante vive y es un inmenso monumento ético encarnado, forjado en su compromiso de lucha por el bien común y la liberación de la vida ante toda forma de sometimiento. Uno y otro militante, decidirá en algún momento dedicar toda, parte o gran parte de su vida a ese combate donde ya no caben intereses, el único interés es el interés de la humanidad entera, así su partida no sea más que un grito de rebeldía

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contra los tantos sometimientos que lo rodean en su mundo particular, su vida, su patria.

Por ello mismo será un ser acompañado permanentemente por una marea de palabras, teorías y opiniones derivadas de una cantidad de otras bocas y cabezas, y serán estas palabras lo que le den el toque decisivo del rumbo a tomar, la decisión a defender, la voluntad colectiva en la cual participar. Discursos que por lo general se recogen de afuera, de un entorno, una situación, una organización, un guía, un líder, para luego convertirse en agenda de acción. Sólo si es muy afortunado se tendrá la dicha de moldear estas palabras decisivas con criterios fi nales forjados dentro del alma ya socializada que creció dentro de él o de ella.

Pero, ¿será posible que esta raza humana nacida de la política y el deseo indestructible de manejar nuestro destino, termine por desaparecer?. La militancia o el militante revolucionario nació en los rincones de los campos y las fábricas por allá en el siglo XIX, pero llegó a consolidarse como un ser más de este mundo una vez que se formaron esas raras invenciones llamadas partidos obreros, sindicatos de lucha, movimientos sociales, independentistas, socialistas, comunistas o libertarios a lo largo del siglo XX.

Fue desde esas organizaciones que todo lo querían cambiar combatidas por los capitalistas y políticos que todo lo querían conservar, donde consolidó su presencia y se multiplicó por el mundo.

Nació con las revoluciones democráticas y proletarias, junto al advenimiento de la política como asunto fundamental a la vida social. Pero serán quizás las antiguas milicias y guerrillas populares tantas veces formadas contra tanta forma de esclavitud que ha habido en la historia, el antecedente inmediato de esta raza. De allí que la palabra “militante” tendrá siempre su raíz asociada al nombre del “miliciano” y su lenguaje como su acción estarán estructurados en códigos guerreros; la guerra a muerte contra la opresión y el opresor.

Agreguemos que para hacer posible su nacimiento, al menos en el mundo occidental, hará falta el decaimiento de la mística religiosa, de la vida atada al ritual religioso y la esperanza de un

cielo bendito y placentero vendido por esta; a su vez reemplazado por una nueva mística guiada por la esperanza de lograr la felicidad colectiva en este mismo mundo. Una nueva ética –o una nueva religión como dirá Mariátegui- conducida por la pasión a lo inmortal del ser humano que es su posibilidad de libertad y su capacidad de creación, nació y se encarnó en el siglo pasado en la fi gura del militante.

Sin embargo, la militancia también tiene su historia. No es lo mismo un militante obrero de principios del siglo XX, un militante de cualquier partido comunista veinte años después, un militante de las luchas de liberación contra el colonialismo en África y Asia, un militante de los movimientos juveniles de la rebelión de los sesenta, un militante de los ejércitos guerrilleros de la América de los sesenta, los setenta, los ochenta, de la Colombia de hoy, o un militante del movimiento antiglobal de hoy, de los movimiento sociales nuestramericanos, de la resistencia Irakí, de la resistencia en Chiapas o en Oaxaca o de la Venezuela bolivariana.

No es tampoco lo mismo un militante que cargue en su memoria y piel todo un acumulado de años y hasta décadas de militancia, trayendo consigo toda la metamorfosis del “modo de ser militante” donde tanto han cambiado las formas de lucha, las formas de organización, los lenguajes y las verdades que se defi enden, a un joven que hoy apenas comienza a sentir por dentro como se le van metiendo ese fuego ¿maldito,bentito? del ser militante asumiendo los primeros y respectivos compromisos.

Los partidos, su razón de ser, sus formatos orgánicos, sus teorías,

sus prácticas, decaen rodeados de incredulidad. Ya nadie quiere sentirse “representado” por otro, eso ya no funciona, se sabe que es una terrible trampa burguesa que le costó el fracaso a un siglo entero de revoluciones. A la par, surge uno tras otro movimiento queriendo reemplazar en la forma de grandes conjuntos abiertos y horizontales, el viejo caparazón de los partidos de cualquier signo y época…vivirá o podrá reproducirse si no cae en la trampa de creerse representativo de nada sino de su propia voluntad, su lucha, su creación.

Su lucha ya no es por el poder constituido, es por la liberación frente a esos viejos poderes que conocemos, es una verdadera lucha política contra los poderes dominados enteramente por el capital y la economía. Por tanto, ya no se cree en el estado, ni en la burocracia aunque se necesite y en el fondo a muchos les siga gustando.

Los libros que antes daban la verdad última de toda revolución y todo acto militante, también envejecen impotentes ante un mundo que se conserva más allá de las verdades inapelables expuestas por ellos. Esa vieja militancia bíblica y librezca, o al menos panfl etaria y programática, ahora es reemplazada por la lucha de cada quien por lo suyo, obligada por ello mismo a moverse en un gran dilema ¿para qué y por quién lucho?, ¿por mí, por mi clase, por mi patria, por la humanidad entera?

Ese es dilema de una militancia que, fi nalizando el siglo anterior y comenzado este siglo, se ha transformado en una profunda crisis de la propia condición militante. La metamorfosis de los tiempos obligan al militante a rendirse; las voces del ocaso le dicen ya no hay nada que hacer, los fuertes han vencido, cuando mucho redúcete a ti mismo y a tus propios y quizás nobles intereses, lo otro es una locura inútil. Dilema perfectamente entendido por burgueses y burócratas que muy temprano se percataron que en medio de ese dilema hay “una militancia comprable” y hasta “mercantilizable”.

Es decir, se puede comprar a un militante sin obligarlo en apariencia a que abandone su juramento ético y de vida, su cotidianidad “militante”. Se le compra por medio de prebendas, de subsidios, de becas; todo un universo

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de contratos que gira alrededor de los mercados fi nancieros de las Ong’s, redes religiosas, Banco Mundial, Interamericano, instituciones sociales, etc., para que desahogue sus ansias de justicia.

Eso sí: “te quedas en lo tuyo, en tu tristeza por los pobres, los hambrientos, los enfermos, los explotados, los torturados”, si eres o has sido parte de ellos, mucho mejor; mucho mejor que seas negro, indígena, multicultural, esto me encanta porque además me legitima”. Lo único inaceptable es que se diga NO, que se reafi rme que “lucharé todo lo que sea por aquello que me duele a mí y a los míos, por cualquier causa de justicia con la cual me identifi que, pero nada hago si esa lucha no la trasformo en una lucha por toda la humanidad, en una lucha contra todo lo que nos explota y domina, en una lucha por la igualdad de todos los seres humanos, en una lucha de todos y por todos los parias de la tierra”. Ese militante ya no es comprable, ese es un terrorista.

En Venezuela ese mismo dilema se reproduce por igual pero de manera muy especial.

La diferencia es que aquí “los y las militantes” han tomado fuerza, su lucha ha sido exitosa, han ganado espacio y poder, pero eso no quiere decir que se haya triunfado. Muy lejos de ello, aún le queda un largo espacio a este mercado fi nanciero de la mercadería militante para neutralizar las energías del que busca emanciparse y que ellas mismas jueguen a favor de su enemigo.

Y hay algo que favorece todavía más al mercader. Aquí no hace falta acudir a los mercados internacionales, el propio mercado nacional manejado por la burocracia, utilizando los abundantes billetes del estado, podrá jugar ese papel.El único problema de este mercado es que no puede equivocarse, tiene que ser muy sutil, su lenguaje tiene que confundirse con el de los parias militantes, tiene que hablaren sus mismos códigos, en muchos casos hasta tiene que mimetizarse con sus luchas y su voluntad de poder. Es una burocracia en perfecto conocimiento que su poder depende exclusivamente del apoyo de esa extensa militancia que ha producido la revolución bolivariana. Y mientras no llegue a un acuerdo fi rme con los imperialistas del norte y los burgueses

nacionales, no tendrá salida. Le toca ser entonces una espacie de “Banco Mundial de izquierda” a escala nacional y sumamente benévolo. Y reconocemos que en este aspecto no lo ha hecho mal.

Mucho más, cuando es consciente de su fragilidad dentro de la situación histórica que vivimos y le da espacio de poder a esa misma militancia poniéndola junto a sí misma. Aunque últimamente se nota que esto es lo que más le cuesta, una y otra vez vemos como salen expulsados, acusados y humillados los mejores camaradas de los cenáculos dirigentes. Cuando mucho y a unos pocos, ahora los prefi eren de “asesores”. Error estúpido que cometen. En todo caso, las consecuencias están claras, ha nacido en

Venezuela una militancia de foros, marchas, declaraciones y espectáculos, reducida a sentirse parte de una revolución donde nada de importante decide, obligada a callar (“tácticamente”, dicen) las verdades más duras y que no gustan a los poderes decisivos.

Verdades que a veces dicen “señor esto es un engaño”… ¡¿Cómo?, ¿Qué ha dicho usted?!…silencio…El PSUV desgraciadamente será un monumental lugar de control y reajuntamiento permanente de dicha militancia oscurecida, neutralizando a su vez otro conjunto mayor, mucho mayor, mucho más ingenuo y sin lugar entre los pasillos palaciegos.

Pero bueno, sea lo que sea, aquí o en cualquier parte del planeta, la militancia al desmoronarse sueños gigantescos, al sentirse traicionada por pensadores, dirigentes y organizaciones que juraron abnegación a las luchas de los pueblos, al ver como crece sin detenimiento el

monstruo imperial y neoliberal, vive un dilema durísimo pero a la vez fabuloso.

Si esta raza no quiere morir, se niega a no dejar morir la pasión libertaria que la mueve, siente que quizás hoy mas que nunca tiene todo sentido conservar y reproducir la naturaleza tan ética como política, tan mística como científi ca, tan pacífi ca como guerrera, de la que se nutre esta raza, entonces tendrá que aprender a renacer.

Pero cuidado, consciente de que ahora sí que le toca decidir por sí misma y hacerse a sí misma, ya no hay nadie que la guíe y la represente. A todo riesgo, le toca tomar sus decisiones y generar los procesos y sucesos que nos den la prueba de posibilidad de la derrota del opresor. Le toca hacerse de su propia ciencia para fortalecer principios, construir caminos y pegar duro.

La política se ha convertido en una ciencia militante, es decir, en una ciencia del pueblo y exclusivamente de él. El resto de los poderes constituidos ya no hacen política, simplemente administran los fl ujos humanos y de capital. También toca “liberar la política” de toda la basura que quedó de los sueños derrotados y abrirla hacia esferas de la vida nunca pensadas. Si todo se ha hecho capital, si a todo convierten en mercancía, pues la pelea habrá que darla en todos lados, en todos los espacios, ofi cios y haceres del hombre.

Maravilloso momento entonces para que esta raza se recomponga y renazca desde hechos insólitos, tan divinos y creadores como la bandera libertaria que esta en toda su historia, por la que tantos dieron su vida y tantos pueblos gozaron al menos un momento de profunda felicidad.�

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Uno

Revolución es pensamiento armado. Movilización sin intelecto es sólo vendaval. Los estudios formales de Bolívar no exceden de la sumaria instrucción de un teniente de milicias. Simón Rodríguez le enseñó a formarse solo. Al igual que Miranda, para liberar un mundo debió convertirse en hombre universal.

Dos

La emancipación de mundos empieza por la de la propia mente. Decía Stendhal que Luis XVIII podía hacer un conde, pero no un banquero. Ningún gobierno puede crear ni descrear un intelectual, pero el intelectual crea o deshace poderes. Montesquieu, Voltaire, Rousseau desbarataron el absolutismo. Durante su tumultuosa juventud, Bolívar los lee afi ebradamente, así como a Hobbes, Holbach, Diderot, D´Alembert y Adam Smith. Analiza y luego reprueba el utilitarismo de Bentham. Así se convierte en pensador de primera fi la y escritor que afi rma: “Yo multiplico las ideas en muy pocas palabras”. Se atribuye a Bolívar haber dicho que la prensa es la artillería del pensamiento. El intelectual es la pólvora que dispara la idea.

Tres

La mediocridad baila al son que le toquen, el pensador lleva la batuta. Las desgarradoras campañas, las movilizaciones continentales, las estrategias que saltan paisajes y fronteras no son más que desarrollo de un pensamiento, y éste se centra en la especifi cidad de América, que Bolívar considera a veces con embeleso, a veces con cautela. Le fascina el enigma del Nuevo Mundo, del cual afi rma en la Carta de Jamaica que “aunque una parte de la estadística y revolución de América es conocida, me atrevo a asegurar que la mayor parte está cubierta de

LUIS BRITTO GARCÍAEl pensamiento del LibertadorLibertador

tinieblas”. En el mismo texto afi rma que “no somos indios, ni europeos, sino una especie de mezcla entre los legítimos propietarios del país y los usurpadores españoles”.

Una década después escribe a Santander desde el Perú, el 8 de julio de 1826: “Estamos muy lejos de los hermosos tiempos de Atenas y de Roma y a nada que sea europeo debemos compararnos”. Pero, luego de reseñar con preocupación las fuerzas que la independencia

ha desatado, añade: “Me parece imposible restablecer las cosas como estaban antes y, sin duda, éste será el deseo de los que no saben más que continuar a la española”.

Hasta en sus observaciones más pesimistas tiene razón, y no son contradictorias porque confi rman su tesis central: América Latina es un hecho nuevo e irreversible en la dinámica de la cultura y de la Historia de la Humanidad. La emancipación sólo confi rma este hecho en lo

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político, y posibilita que culmine en lo social, lo económico, lo estratégico, lo diplomático, lo cultural.

Cuatro

Todo verdadero pensador es radical. Los ojos y el pensamiento miran hacia delante. Para la medianía queda la media tinta, el acomodo para el acomodaticio. El único talento de la mediocridad es la componenda. Ante las dudas, apostrofa Bolívar: “¿Trescientos años de calma no bastan?”

Frente a la agresión de un poder moribundo, lanza el estremecedor Decreto de Guerra a Muerte, que deslinda para siempre campos entre una América soberana y otra colonial o colonizada. Contra el espantajo de la propiedad privada, decreta las más grandes y generalizadas confi scaciones que se han ejecutado en América.

Contra la explotación, prohíbe los rangos hereditarios y liberta indígenas y esclavos. Ante el espantajo monárquico, proscribe las coronas de América y rechaza de plano las que le ofrecen. Contra las pretensiones del sacerdocio realista, impone el Patronato, que establece el predominio de la República sobre la Iglesia.

En oposición al parroquialismo, proclama: “Para nosotros, la Patria es América”. A sus espaldas, las mediocridades conspiran para contraer Deuda Pública, pactar desiguales tratados de comercio y falsa reciprocidad con potencias extranjeras, someter a la República a los tribunales de éstas. Una Guerra a Muerte contra las nulidades internas hubiera salvado a la Patria de mil agonías. Como el Libertador no la declaró, las vacuidades la desataron contra él. En todas las contiendas hay tregua, menos en la de la incapacidad contra el talento.

Cinco

La inteligencia ama a la inteligencia. La duda sobre un grande hombre se despeja contemplando a quienes le acompañan. Bolívar joven hace amistad con Alejandro

de Humboldt y Aimé Bonpland. Maduro, amenaza invadir Paraguay para liberar a Bonpland de la prisión del doctor Francia. En los más conmovedores términos expresa su agradecimiento por la formación que le impartió Simón Rodríguez. Invita insistentemente al historiador Del Pradt para que se radique en América.

Tiene cordial correspondencia con el poeta Joaquín Olmedo. Encarga del manejo de su archivo y de la inteligencia a la culta y Manuelita Sáenz, quien conoce los clásicos en sus lenguas originales. Autoriza a su ministro Manuel Revenga a adelantar un proyecto de cultivo selecto del tabaco que hubiera salvado al país de la Deuda Externa, de no ser por el sabotaje de Páez. Se confía a perspicaces memorialistas como el cónsul británico Sir Robert Ker Porter.

Elige como edecanes y compañeros de batallas a hombres que luego escribirán imperecederos testimonios sobre su gesta: Luis Perú de Lacroix, Daniel Florencio O´Leary. No teme encumbrar intelectos de primera magnitud, como el de Antonio José de Sucre. Desmedrada política la de las camarillas en las cuales parece estar vetada la inteligencia. Un intelectual puede servir como burócrata, pero no un burócrata como intelectual. Sólo teme al talento quien no lo tiene.

Seis

El espíritu noble sólo goza del conocimiento cuando lo comparte. En países donde la educación había estado reservada para castas privilegiadas, Bolívar centuplica desvelos para hacerla accesible a todos.

“La educación popular debe ser el cuidado primogénito del amor paternal del Congreso. Moral y luces son los polos de una República, moral y luces son nuestras primeras necesidades”, sentencia ante el Congreso de Angostura. Implanta la educación primaria pública, gratuita y obligatoria para los indígenas. Recomienda a Simón Rodríguez ante el Mariscal de Ayacucho, para que desarrolle las reformas docentes que la oligarquía boliviana saboteará. Protege al pedagogo inglés Lancaster.

Exonera de impuestos la importación de instrumentos para el desarrollo de las ciencias y las técnicas. Con sus propios bienes dota a la Universidad de Caracas, que luego será la Central de Venezuela. En su testamento le deja sus posesiones más preciadas: el Arte militar de Monte Cuculi, y un Contrato Social que había pertenecido a Bonaparte.

Siete

A gran intelecto, obra grande. La emancipación, el afi anzamiento de la soberanía popular, el republicanismo y la democracia, el laicismo, la liberación de esclavos e indígenas, la protección de los recursos naturales y la inalienable reserva del subsuelo para la República, la confi scación masiva de bienes en interés de la Revolución y de los desposeídos que la apoyaron, las críticas contra el crecimiento de la deuda pública y los tratados de comercio con imperios que imponían una falsa reciprocidad, la infl exible defensa del derecho de nuestro país a decidir las controversias sobre su interés público con sus leyes y tribunales, la refl exión sobre la especifi cidad de América Latina y el Caribe y la posibilidad de su unidad continental son patrimonios inagotables.

Sólo conoceremos nuestra medida cuando terminemos de abarcarlos.�

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La evolución humana siempre fue para mí una fuente de dudas e interrogantes. Desde niño me llamó profundamente la atención el hecho de como unos primates pobremente equipados, desde el punto de vista fi siológico, pudieron haberse sobrepuesto a las enormes desventajas que esas condiciones representaban en un medio severamente hostil, para sobrevivir y expandirse por el mundo.

La selección natural empujó a las distintas especies, y a los individuos de una misma, a luchar, a competir entre sí para que sólo los más aptos sobrevivieran, sin embargo, los homínidos, con mucho, menos aptos físicamente para la lucha por la vida que la mayoría de sus competidores, presas y depredadores, sobrevivieron, prosperaron y evolucionaron. Como lo señalan Richard Leakey y Roger Lewin en su libro Nuestros Orígenes, Lo que nos hace humanos: “Además de la capacidad técnica para la planifi cación, la coordinación y la tecnología, se intensifi có asimismo la capacidad social para la cooperación. La cooperación, el sentido de unos objetivos y valores comunes, el deseo de avanzar hacia el bien común, fue algo más que la mera suma de individualidades. Se plasmó un conjunto de normas de conducta, de moral, en una comprensión del bien y del mal dentro de un sistema social complejo. Sin cooperación-dentro de la banda, entre diferentes bandas, entre grupos tribales-nuestras capacidades técnicas se habrían visto severamente mermadas.”

Si la selección natural condicionó y empujó instintivamente a nuestros antepasados a competir, a ser egoístas y posesivos, la necesidad de sobrevivir los llevó a pensar en el otro, en los otros, en el grupo antes que en sí mismos, a contrarrestar sus desventajas fi siológicas a través de la cooperación. Fue el desarrollo de una ética comunitaria la que permitió y potenció el desarrollo

Ética socialistaÉtica socialista: El verdadero hombre nuevo

JOEL SANGRONIS PADRÓN*/CEPRID

de la inteligencia necesaria para la supervivencia. Como bien lo señala Aldo Leopold en su ensayo “La Ética de la Tierra”: “En términos ecológicos, la ética puede ser descrita como una limitación de la libertad de acción en la lucha por la existencia. ….Posiblemente la ética sea un instinto comunitario en proceso de evolución”. En ese mismo orden de ideas, el gran biólogo británico Conrad Waddington señala que: “A través de la evolución el ser humano se ha convertido en un animal ético”.

Aun cuando la ética pertenece a la esfera del “yo” (más bien a la del súper yo), es claro que desde el comienzo de nuestra historia como especie, el “yo” nunca ha podido existir sin los “otros”. El ser humano en tanto que “ser”, presupone necesariamente la existencia de “otros”. Las relaciones del “yo” con los “otros” es lo que conocemos como relaciones humanas o relaciones sociales.

Estas relaciones se han determinado a través de la historia en base a los modos de producción de cada sociedad en cada momento histórico dado, es decir, a la forma en que los seres humanos se han organizado para obtener o producir lo socialmente necesario

para su existencia. Las relaciones sociales de producción van a generar entonces formas y modelos de vida, es decir, van a crear modelos culturales, y estos modelos determinarán en alto grado los patrones de conducta de los hombres en cada sociedad. Cuando los seres humanos pasan del modo de vida primitivo y comunitario (comunismo primitivo y ética comunitaria) a formas de organización basadas en la jerarquía, la imposición de la fuerza, el dominio y el poder (división social del trabajo), la concepción de la ética en cada caso refl ejará estos cambios.

La división de la sociedad humana en clases romperá entonces la primitiva ética comunitaria; la ética del amo no podrá ser jamás la del esclavo, ni la del señor feudal la del siervo, ni la del burgués la del proletario. La lucha por la existencia no será entonces sólo contra depredadores y condiciones naturales adversas sino fundamentalmente contra otros hombres, la lucha del hombre contra el hombre: ¡La lucha de clases!

La ética dejará entonces de ser un valor comunitario. Los imperativos de la lucha por la existencia del hombre contra el hombre van a generar las condiciones (creación del estado, sistemas jurídicos, códigos morales y religiosos) para que la ética se transforme en un problema individual, de cómo se comporta el hombre frente a los hombres. Al ser recluida al ámbito de lo individual, de lo privado, la ética perdió toda forma de vínculo con el entorno, con el mundo externo a la sociedad humana. Desde ese entonces, la mayor parte de los modelos culturales producidos por la especie humana (entre ellos por supuesto nuestro modelo occidental), van a entender la ética como un problema del ser humano en su relación con sus semejantes, negando a rajatabla la posibilidad de existencia de una ética frente al resto de los seres vivos. A esto contribuirá en no poca medida la estructuración y expansión de los grandes cultos monoteístas, patriarcales y trascendentalistas, que entenderán a la ética como un apéndice

*PROFESOR DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL RAFAEL MARIA BARALT (UNERMB)

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de la religión, subordinando la conducta y la libertad humanas a sus sistemas de verdades reveladas y leyes divinas, negando la relevancia, valor y hasta la existencia de una ética laica.

La tierra y las demás formas de vida van a ser consideradas como elementos accesorios y temporales del elemento principal: ¡El Hombre! Para estos sistemas de creencias, el hombre va a ser el centro de la creación y, por ende, va a estar por encima del resto de seres vivos e incluso de todo el ecosistema, entendido como una totalidad (La Tierra). Para las religiones monoteístas no hay planteamientos éticos posibles entre el hombre y los demás seres vivos, toda vez que para ellas el hombre habita en un plano ontológicamente superior.

En los últimos 300 años el modelo capitalista ha venido a exacerbar hasta el paroxismo los instintos más básicos, (menos humanos), de nuestra especie: posesión dominio, individualismo, competitividad, poder, egoísmo. Este sistema ha producido un deslumbrante, casi alucinante, desarrollo técnico y científi co, pero estos avances tecnológicos y materiales no han sido, en modo alguno, acompañados por un desarrollo paralelo en el plano ético y moral. Masivas formas y técnicas de destrucción y de muerte han sido creadas y perfeccionadas hasta sobrepasar todo límite del horror. Chernobyl, Tree Mile Island, Torrey Canyon, Exxon Valdez, Prestige,

The Deep Horizon, Amoco Cadiz, la Bahía de Minamata, y Bhopal, por citar sólo los más publicitados, no fueron simples accidentes sino consecuencias dialécticas de la lógica instrumental del desarrollismo capitalista. La actual racionalidad técnica conlleva en su seno, en su misma naturaleza, el impulso desbocado del dominio, la violencia del poder, la irracional fascinación por la omnipotencia, un infantil deslumbramiento por lo novedoso. El Homo Tecnologicus Capitalista combina los peores instintos del hombre lobo hobbesiano con la imprudente e insensata fascinación por la técnica del doctor Victor Frankestein. El homo capitalista contemporáneo, hijo del positivismo-productivista, es, para su entorno, para el resto de los seres vivos, una especie de Mister Hyde armado con alta tecnología.

La inexistencia de un sistema ético

que regule o modere las relaciones del homo capitalista con la naturaleza ha hecho que esta sea vista sólo como una fuente de materias primas y como un depósito de sus desechos y excrecencias. En los últimos 200 años el modelo capitalista ha generado una destrucción de los diferentes ecosistemas terrestres como no se había visto en el anterior millón de años que nuestra especie tiene sobre la faz de la tierra; miles de especies se han extinguido prematuramente, vastos espacios terrestres y marítimos han sido contaminados y esterilizados. Hoy, el capitalismo en su vertiente neoliberal azuza a 6.500 millones de seres humanos a poseer más, a competir por tener más, para mantener el crecimiento exponencial de un aparato industrial que genera productos y desechos 24 horas al día, 365 días al año. La muerte avanza sobre la tierra mientras cada día la biodiversidad retrocede.

hacia una ética ecosocialista

La explotación de la naturaleza por el hombre se basa en la misma lógica y los mismos fi nes que la explotación del hombre por el hombre. Una ética que replantee las relaciones sociales en función de la cooperación y la solidaridad nacerá paralela a una que plantee las relaciones con el entorno natural en función de respeto, coexistencia y perdurabilidad. El deseo compulsivo

por consumir, por acrecentar bienes materiales, y esclavizarse a estos y al capital, torna imposible construir dentro del modelo capitalista un nuevo sistema ético entre los hombres y su entorno.

El consumismo es la peor manifestación patológica de esa enfermedad histórica de la sociedad humana llamada capitalismo; es el primer y más formidable obstáculo para la construcción de un nuevo modelo social en donde lo que se entienda por calidad de vida no conlleve, casi automáticamente, (como sucede en la actualidad), a la degradación y destrucción de la vida circundante.

Es un grave error creer que el nuevo modelo socialista a construir simplemente equivaldrá a una mejor y más justa distribución de la riqueza material dentro de la sociedad. Para decirlo con palabras de Carlos Marx: “Si el comunismo se desinteresa de los hechos de conciencia, podrá ser un método de distribución, pero no será jamás una moral revolucionaria”. En ese mismo orden de ideas Ernesto Guevara de la Serna (Che) señalaba que: “El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa”. Aquí tanto Marx como el Che priorizan la moral y la ética comunista, pero la circunscriben al ámbito humano. La crisis ecológica y civilizatoria que el capitalismo ha provocado, y que se agudiza cada día más, impone extender esos hechos de conciencia al ámbito de la ecosfera.

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El socialismo económico sin una ética ecológica no tendrá futuro alguno.

Si la burguesía capitalista ha basado su dominio y poder no sólo en la explotación del hombre por el hombre sino también en la explotación de la naturaleza por el hombre, el socialismo que hemos de construir no sólo ha de combatir y eliminar la primera sino también la segunda forma de explotación.

Sólo se podrá derrotar al capitalismo cuando sus prácticas y vivencias (fuente de su dominio ideológico), sean modifi cadas. El hombre nuevo del que nos hablaron Marx y el Che ha de poseer como características fundamentales una nueva conciencia, una nueva cultura y una nueva forma de relacionarse con sus semejantes y con su entorno, que también ha de ser considerado su semejante, su igual. Esta nueva conciencia sólo podrá ser construida a partir de la transformación radical de los principios en que se sustenta el modelo capitalista y la cultura occidental que lo produjo: consumismo, valor de cambio por encima del valor de uso, tener en vez de ser, desarrollismo, homogenización de la cultura, racionalidad técnica, verticalidad en el ejercicio del poder, patriarcalismo, cosifi cación del ser, fetichismo de los objetos, imperio de lo efímero, competitividad, machismo, antropocentrismo, racismo y clasismo. La alienación, entendida como la incapacidad del ser humano de percibir y comprender la realidad que lo rodea, de asumirse a sí mismo como un extraño en su mundo, de rechazar su historia, su cultura, su entorno y a sus semejantes, es uno de los más formidables obstáculos a la creación y desarrollo de una nueva ética ecocomunitaria que supere los antivalores que el capitalismo ha inoculado profundamente en la psiquis del hombre contemporáneo.

Hoy, más que hablar de condiciones materiales de existencia, habría que hablar de condiciones materiales de supervivencia. La construcción de una ética planetaria que se sobreponga y supere la sobredeterminación (cosifi cación) que de la vida hace el capitalismo, es un imperativo de supervivencia. Al igual que hace un millón de años atrás, hoy el instinto de supervivencia nos está obligando, como especie, a desarrollar una nueva ética para la vida; no hacerlo, o no hacerlo

a tiempo, puede implicar la destrucción de la vida sobre la faz de la tierra tal y como la conocemos hasta hoy.

El cambio de patrones éticos no vendrá impulsado solamente por cambios y transformaciones en los modos de producción y en el tipo de relaciones productivas. El profundo y violento rompimiento metabólico que los seres humanos le estamos infringiendo al ecosistema terrestre impondrá, así, coercitivamente, un nuevo modelo de relaciones ecosistémicas de supervivencia, y el concepto mismo de producción de los bienes necesarios para la vida de la especie humana tendrá que ser drásticamente revisado y reelaborado (comenzando por la energía). Las nuevas relaciones sociales de producción deberán ser entonces relaciones ecosistémicas de cooperación.

Tendremos que crear, (y esto es una carrera contra el tiempo), una nueva ética entre los hombres y el resto del ecosistema terrestre; una ética que allane el camino para la reinserción plena y no dominante ni destructiva de los hombres en su hogar planetario.

Una nueva ética entre los seres humanos (no antropofágica), no creada, mediada o condicionada por el capital.

Una nueva ética del hombre hacia sí mismo. Una espiritualidad laica, no antropocéntrica ni androcéntrica, basada en el respeto y resguardo de la vida, de todas las formas de vida, incluyendo claro está, la de sus semejantes.

Matizar y repensar el antropo-cratismo (gobierno del mundo por el hombre), ese que conlleva a que sólo los hombres y sus intereses decidan el destino de la tierra por encima de más de 5 millones de especies vivas con quienes compartimos el planeta. Superar la racionalidad instrumental que tiene como metas el productivismo, la acumulación de capital, el dominio y el poder. Revisar y replantear el concepto de progreso. Este quizás sea uno de los puntos más difíciles a abordar. En los últimos 150 años el positivismo introdujo profundamente en el modelo cultural de occidente (hoy dominante en todo el mundo), la noción del progreso infi nito casi como sinónimo de felicidad. El capitalismo completó la ecuación equiparando progreso con consumo material; así, se haga lo que se haga, se obtenga lo que se obtenga, el individuo y la sociedad se sienten frustrados (aquí está el quid del consumismo); se nos ha educado para exigir y esperar siempre más, en forma permanente, eterna. Una progresión exponencial del consumo y del progreso material en un ecosistema fi nito y limitado: ¡Una locura!

Admitir que no se puede progresar eternamente, (en términos materiales, en consumo, en obtención de bienes tangibles), tiene un costo político que ni los gobiernos neoliberales de derecha ni los gobiernos progresistas y revolucionarios se atreven a asumir. La tesis del decrecimiento es, en la actualidad, un verdadero tabú político. La creación de una ética socioecológica necesariamente ha de pasar por deslegitimar vigentes modelos, patrones y estilos de vida y consumo, y reivindicar antiguos valores y tradiciones epicúreas, franciscanas, taoístas, budistas y de nuestros pueblos originarios, tales como la frugalidad, la solidaridad, la hermandad, el autocontrol, la otredad, el respeto a toda forma de vida, hoy transformadas por el aparato cultural del sistema capitalista en tabúes sociales y políticos. Obviamente que una nueva ética ecosocialista no podrá imponerse a través de la fuerza o de la coacción. La educación formal e informal, el cambio de patrones de consumo a partir de la promoción de nuevas formas de producción y distribución, y el ejemplo de quienes gobiernen o ejerzan cargos de infl uencia social, serán fundamentales en esta titánica tarea.�

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En la Comuna el poder popular puede ser simultáneamente poder constituyente y poder constituido. La dinámica de la Comuna permite superar las reminiscencias de la democracia representativa en la que una vez electos los gobernantes y legisladores, estos se alejan y desvinculan de sus electores y solo reaparecen en la próxima campaña electoral, a pesar de haber incumplido las promesas y compromisos por los cuales fueron elegidos.

Como sabemos, esa manera de entender la democracia representativa terminó siendo una burla para las expectativas y esperanzas del pueblo. De allí la necesidad de avanzar hacia la construcción de una democracia participativa y protagónica que transfi riera poder a las comunidades.

Ahora bien, esto no signifi ca que el nuevo sistema político que en Venezuela se construye se base única y exclusivamente en esquemas de democracia directa o asamblearia. De hecho, en las elecciones del próximo 26 de septiembre se elegirán los diputados a la Asamblea Nacional que representarán a los electores de sus circuitos.

La clave para una adecuada fórmula de democracia representativa y democracia participactiva está en saber distinguir los asuntos de cobertrura nacional de los problemas a nivel comunal. Cuando se trata de abordar problemas concretos cuya solución está al alcance de la propia comunidad, nada mejor que la amplia y creciente participación de la comunidad. Sobre esta base es que la gente se identifi ca y compromete con las decisiones que ella misma toma. Por supuesto, no hay que descartar que cuando se trate de un numero muy elevado de comunidades, cuya participación masiva difi culte las deliberaciones y toma de decisiones, las propias comunidades decidan elegir sus mejores representantes que, como ya sabemos, en la experiencia venezolana se han llamado voceros o voceras.

Hay que dejar claro que no se trata de eliminar todo el sistema de representatividad, sino de crear un

Ley de ComunasLey de Comunas, de la contraloría social al empoderamiento popular

VÍCTOR ÁLVAREZ

sistema mucho más efi caz, basado en la participación directa, que impida que los elegidos se separen y olviden de sus electores. Sobre todo, teniendo en cuenta que el poder popular no se expresa sólo en los Consejos Comunales, sino también en los consejos de trabajadores, de estudiantes, de campesinos, etcétera. Así, los voceros en la comuna pueden ser también representantes de todas las expresiones del poder popular.

En este sentido, la Ley de las Comunas es un paso crucial para profundizar el desarrollo de nuevas formas de empoderamiento popular. A su vez, con este instrumento legal se amplía y fortalece la base legal para impulsar la construcción de un nuevo modelo productivo de amplia y creciente participación de los trabajadores directos y de la comunidad.

La Comuna es una expresión concreta del poder popular a través del autogobierno comunal, la administración y gestión de competencias y servicios y la organización económica-productiva. El autogobierno comunal es la democracia directa. A través de las asambleas de ciudadanos, las comunidades que lo integran ejercen el autogobierno y asumen la planifi cación, coordinación y ejecución del gobierno comunal. El poder de decisión, antes represado en

el burocratismo de las gobernaciones y alcaldías, con esta Ley es transferido a la comunidad. Las direcciones y decisiones colectivas se convierten así en una verdadera descentralización del poder.

La comuna dispondrá de un Plan, con líneas estratégicas de desarrollo comunal, a la luz de: a) vocación económica y productiva que determine su dotación natural de recursos agrícolas, forestales, turísticos, mineros, etc; b) características de organización social y tradiciones de lucha; c) cultura, sistema de creencias y conocimiento ancestral; localización en el territorio; y, características generales de su población.

Asimismo, para avanzar en la construcción de un nuevo modelo productivo que libere a los asalariados de la explotación del capital y reconozca al ser humano como la razón de ser de la actividad económica y productiva, la Comuna podrá desarrollar su propio sistema micro-fi nanciero con el fi n de impulsar proyectos socio-productivos que aseguren la inversión social de los excedentes, en función de resolver problemas concretos de la comunidad.

Las iniciativas de organización socio-productiva de la Comuna serán la fuente más rica para crear nuevas formas de propiedad social que trasciendan la propiedad estatal, la cual tiende a ser secuestrada por el burocratismo y administrada como si de una propiedad privada se tratara. No se trata solo de una contraloría social o control obrero contemplativos y sin mayor posibilidad de decisión, sino de profundizar un verdadero empoderamiento popular. Sobre esta base, los trabajadores y la comunidad podrán asumir el control directo sobre los procesos productivos destinados a generar los bienes y servicios que se requieren para satisfacer las necesidades básicas y esenciales del pueblo trabajador, conviertiéndose así en auténticos propietarios sociales de las condiciones que aseguran su supervivencia, reproducción y desarrollo humano integra�

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Los seis objetivos por los queEEUU EEUU amenaza la paz en el mundoamenaza la paz en el mundo

HUGO MOLDIZ MERCADO*

Respaldados por una campaña mediática, Estados Unidos e Israel han encontrado en el programa nuclear trabajado por Irán -del que hasta ahora Washington y Tel Aviv no han podido probar que persiga fi nes militares-, el motivo para afi nar los preparativos de un ataque a territorio iraní. Al menos hay seis objetivos reales que amenazan con hacer estallar una guerra de dimensiones mundiales.

La primera quincena de mayo, en una declaración no lo sufi cientemente difundida por las grandes cadenas transnacionales de la información, el presidente ruso Dimitri Medvedev advertía de que una guerra contra Irán podría convertirse en una Tercera Guerra Mundial. Casi un mes después, en una refl exión titulada “Saber la verdad a tiempo”1, el líder histórico de la revolución cubana Fidel Castro, afi rmaba que el momento en el cual Estados Unidos e Israel “intenten inspeccionar el primer buque mercante de ese país (Irán), se desatará una lluvia de proyectiles en una y otra dirección. Será el momento exacto en que se iniciará la terrible guerra”.

Ambas advertencias no carecen de sentido. Estados Unidos e Israel, su personifi cación en el Medio Oriente, han desplazado el 18 de junio más de 12 buques de guerra por el Canal de Suez, en dirección del Mar Negro, que es la ruta más directa por el Mediterráneo hasta el Golfo Pérsico, para situarse muy cerca de las fronteras marítimas de Irán, en una clara adopción de una posición de ataque contra un Estado cuyo gobierno desafía la hegemonía imperial. Ni Barak Obama ni Benjamin Netanyahu han desmentido la información publicada en un diario con sede en Londres.

Sin embargo, el desplazamiento militar y la amenaza de uso de la fuerza no extraña. Tres hechos ocurridos en menos de dos meses conducen a fortalecer la tesis de que una guerra nuclear acecha a la humanidad: primero,

el 9 de junio pasado Brasil y Turquía –dos países miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que no tienen derecho a veto- no pudieron evitar que se aprobara una cuarta ronda de sanciones contra Irán que fue articulada por Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Segundo, el jueves 1 de julio el presidente Obama puso en marcha una ley aprobada por el Congreso que establece medidas represivas unilaterales y con alcance extraterritorial contra bancos y compañías energéticas y exportadoras de tecnología que negocien con ese país islámico. Tercero, en mayo, Estados Unidos estuvo a punto de desatar un enfrentamiento de consecuencias imprevisibles entre la dos coreas –Del Norte y del Sur-, al hundir la corbeta surcoreana Cheonan frente a sus costas, con un saldo de más de cuatro decenas de muertos y casi un número similar de heridos2.

Las acciones militares tácticas, pero con un claro sentido estratégico, se basan en que el 9 de abril último el Gobierno iraní anunció la instalación de nuevas centrifugadoras para enriquecer uranio al 10% ciento, en el marco de un programa nuclear con fi nes pacífi cos que hasta ahora, a pesar de sus denuncias, Estados Unidos y sus aliados en la OTAN no han podido desmentir ni mucho menos comprobar que los objetivos son militares. Lo mismo ocurre con Pyongyang, al que también

se tiene en la mira.En la Declaración de Teherán3

–fi rmada por Brasil, Turquía e Irán- se establece que el gobierno iraní enviará 1.200 kilogramos de su uranio enriquecido al 3,5% a Ankara, a cambio de 120 kilos de uranio enriquecido al 20% para alimentar su reactor de investigaciones médicas.

Los objetivos reales

Sin embargo, una mirada más larga y consideraciones más amplias conducen a incorporar, al momento de hacer un balance y proyección de los movimientos de Estados Unidos e Israel, algunas ideas para acercarse a los objetivos reales del movimiento real de la estrategia militar imperial. Es decir, cabe la pregunta, ¿es Irán el principio y fi n de las medidas militares que Estados Unidos e Israel están a punto de aplicar? La respuesta es defi nitivamente no. Y entonces, reconstruyendo piezas sueltas inmediatamente se ponen al descubierto los siguientes objetivos, desarrollados sin orden de jerarquía en adelante.

Empero, una aclaración previa. Al igual que la disputa por áreas de infl uencia se produjeron la I y II guerras mundiales, de cuyas contradicciones emergió un vigoroso movimiento emancipador que empezó con el triunfo de la primera revolución socialista del siglo XX, es evidente que la apuesta por

*PERIODISTA Y ESCRITOR BOLIVIANO. DIRECTOR DE LA ÉPOCA

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la guerra, como mecanismo imperial para salir de la crisis de la rotación transnacional en la cual se encuentra en capital, abre el gran desafío a los pueblos del mundo de construir una intersubjetividad para detener la aventura militarista y, sobre todo, para levantar más alto las banderas emancipatorias.

En primer objetivo imperial es restablecer el predominio político y militar de Israel -como encarnación de Estados Unidos, en una región en la que el teatro de operaciones tiende a ser más equilibrado y complejo. En los últimos años la creciente agresividad irracional israelí –como la expresada en el ataque a la fl otilla de la libertad4- no ha podido evitar que la marina, la aviación y el ejército israelíes enfrenten tropiezos y no alcancen sus objetivos. La ofensiva contra el Líbano en 2006 y Gaza en 2008, para aniquilar a Hizbulá y Hamás constituyen una prueba de ello.

Para alcanzar ese objetivo, Estados Unidos e Israel han empezado a aumentar su poder militar en la región. Tel Aviv ha conseguido en los últimos meses grandes cantidades de materiales militares de Estados Unidos, particularmente las bombas Jdam –que pueden ser lanzadas a más de 60 kilómetros del objetivo- y que ya fueron empleadas en el ataque contra el Líbano en 2006 y en la operación Plomo Fundido contra Gaza en 2008.

En segundo lugar se ubica la destrucción de los delicados hilos que están conduciendo a la estructuración de un triángulo entre Irán, Siria y Turquía, algo impensable hace tiempo, sobre todo entre los dos primeros con el último, por enemistades de vieja data.

La condición de posibilidad del eje Teherán-Damasco-Ankara -que sentaría los cimientos para terminar con la guerra civil musulmana entre chiítas y suníes, así como para una inesperada relación con los países laicos, como Turquía-, están dadas y la preocupación estadounidense-israelí, expresada en una reunión organizada el pasado jueves en Bruselas, es un fuerte tirón de orejas para los planes hegemónicos. Ankara se ha vuelto a solidarizar con Palestina y ha cuestionado los planes estadounidenses en la región.

Lo que pasa es que los turcos están molestos por el apoyo encubierto que

Estados Unidos brinda a los separatistas kurdos –que también están dentro de Iraq-, a los Pejak en Irán y a los de Siria, a lo que hay sumar la demora de la Unión Europea para aceptar el ingreso de Turquía, así como el apoyo de los tres países –que juntos representan un tamaño considerable en Medio Oriente- a la causa del pueblo palestino.

Por lo demás, la apertura de fronteras para el intercambio comercial y algunas señales de colaboración entre los tres países ha mostrado, en poco tiempo, las oportunidades perdidas y las potencialidades para sus economías y sus poblaciones.

Un tercer objetivo de las maniobras militares de Estados Unidos e Israel es mantener el control sobre Arabia Saudí, un tradicional aliado de occidente que hace poco ha dado señales, sin embargo, de pretender un cierto grado de autonomía, quizá motivado por la potencialidad, si llega a consolidarse, del eje Irán-Siria-Turquía.

La señal es clara. El 14 de junio, el embajador saudí ante Inglaterra, el príncipe Mohammed bin Nawaf, desmintió al The Times por una noticia –publicada dos días antes- en la que se daba cuenta de que Arabia Saudí había autorizado el uso de su espacio aéreo para atacar a Irán. Además, altos funcionarios estadounidenses e israelíes no han podido ocultar su molestia por la invitación que el rey saudí hizo al presidente iraní para hacer juntos un peregrinaje a la Meca.

Estas acciones y posiciones no conducen a confi ar en un gobierno saudí históricamente aliado de Washington y

Tel Aviv en la región, pero es evidente que nada de eso hubiese sucedido antes, más aún en un contexto de un fuerte predominio militar y político imperial.

El cuarto objetivo estadounidense-israelí es contener, hasta donde sea posible, el gradual restablecimiento de la presencia rusa en esa región, de la cual tuvo que salir poco después de derrumbada la URSS y el bloque socialista del Este en la década de los 90.

El movimiento ruso no tiene pérdida. Desde el punto de vista político, el presidente Dimitri Medvedev se ha manifestado hace poco –en Damasco y Ankara- partidario de la reconciliación política entre los grupos palestinos Al Fatah y Hamas, y ha respaldado con entusiasmo el acercamiento entre Irán, Siria y Turquía. En lo económico Rusia ha intensifi cado el comercio con Turquía, para lo cual ha eliminado el requisito de visas para los ciudadanos turcos. La venta de misiles S-300 a Irán están lejos de solo ser un buen negocio, que también lo es, para convertirse en parte de ese paulatino retorno al Mediterráneo.

El oro negro es uno de los fundamentos del nuevo acercamiento ruso a la región. Con una inversión de miles de millones de dólares Rusia construirá un oleoducto entre Samsum y Ceyhan, que permitirá llevar al Mediterráneo su petróleo desde el Mar Negro. Además, las empresas rusas Rosatom y Atomstroyexport se encuentran en plena instalación de una central nuclear en Irán y pronto estarán con similares obras en Siria y Turquía.

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A la cadena de objetivos hasta ahora desarrollados se añade un quinto: la ansiedad de Estados Unidos de construir una cortina de humo ante los fracasos militares de sus aventuras militares en Afganistán e Irak. A pesar de los miles de millones de dólares gastados –que han benefi ciado principalmente al privado complejo militar-industrial-, el desplazamiento de centenares de miles de soldados y la muerte de otros miles, la estrategia del Pentágono no ha logrado impedir la inestabilidad de Bagdad y Kabul está demasiado lejos de ceder a la infl uencia de los talibanes y la resistencia afgana.

La reciente destitución del Comandante de las Fuerzas de la OTAN en Afganistán, el general Stanley McChrystal, el 23 de junio, por parte del presidente Obama, a cuya administración el jefe militar criticó duramente por su posición frente a Afganistán, se ha convertido en una pista, quizá la más importante, para demostrar que una década de presencia militar se aproxima más a una reedición de Vietnam5 que a un fi nal victorioso. Todo indica que el general apuntó deliberadamente sus dardos contra la “guerra de Obama”6 para ser destituido y no estar presente al momento de empezar –si se cumple el cronograma- el proceso de retirada a partir de 2011, en medio de un país incontrolable, y entregar, de esa manera, un arma a los republicanos, de los que forma parte, para la próxima campaña presidencial.

El sexto objetivo, al que la nomenclatura estadounidense defi niría como “efectos colaterales”, es lanzar un mensaje a varios países contestones de América Latina que se han atrevido, en los últimos dos años, a estrechar relaciones con Rusia, aproximarse más a China y a establecer relaciones más cercanas con Irán. Es decir, el objetivo

es no perder, más de lo que ya ha perdido, su hegemonía en el continente, donde hoy se lleva adelante un tercer momento emancipatorio.

El presidente iraní Mahmoud Ahmadineyad ha visitado Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia en septiembre de 2009 y luego en noviembre de 2009 amplió la gira a Brasil, donde recibió el apoyo del presidente Lula a su programa nuclear con fi nes pacífi cos. La reacción del Departamento de Estado de los Estados Unidos no se dejó esperar. El 11 de diciembre de 2009, cinco días después de las elecciones generales en las cuales el presidente Evo Morales fue reelecto con el 64%, la secretaria de Estado Hillary Clinton sostuvo: “es realmente una mala idea” que Bolivia establezca relaciones diplomáticas con Irán y, en alusión directa a Evo Morales y Hugo Chávez añadió: “deberían considerar las consecuencias que puede tener para ellos. Esperamos que lo piensen dos veces”.�

1 Publicada el 27 de junio, Fidel da amplios detalles de los peligros que acechan. Otras siete refl exiones ponen al descubierto las maniobras militares de EE.UU. contra Irán y Corea del Norte.

2 En otras dos refl exiones, “el imperio y la mentira” del 3 de junio y “en los umbrales de la tragedia” del 8 de junio, el líder histórico de la revolución cubana aporta elementos irrebatibles de las acciones y las intenciones estadounidenses.

3 La Declaración de Teherán fue fi rmada por los tres países el 17 de mayo, pero ni Brasil ni Turquía pudieron evitar la cuarto ronda de sanciones contra los iraníes.

4 Las fuerzas armadas israelíes interceptaron la fl ota humanitaria que transportaba toneladas de ayuda a Gaza, bloqueada por Tel Aviv. En una de ellas lo hizo con violencia el 1 de junio, dejando 10 muertos civiles y varios heridos.

5 Estados Unidos tuvo que retirarse de Vietnam, derrotado y con miles de muertos que los ciudadanos de ese país aún lloran.

6 “La guerra de Obama” es como el intelectual argentino Atilio Borón denomina, en uno de sus últimos artículos, a la decisión del presidente estadounidense de mantener la fuerza antes que las ideas para dominar el mundo.

WikiLeaks es al menos moral-mente culpable por la divulgación de documentos clasifi cados estadou-nidenses sobre la guerra en Afganistán, dijo el secretario de Defensa Robert Gates, mientras investigadores extienden su pesquisa sobre la fi ltración.

El sitio web publicó decenas de miles de documentos de la guerra hace una semana, medida que el Pentágono afi rma podría costar vidas y perjudicar la confi anza de sus aliados, al exponer los métodos de recolección de la inteligencia de Estados Unidos y los nombres de los contactos afganos.

Gates y el almirante Mike Mullen, el principal funcionario del Ejército estadounidense, aparecieron en progra-mas de televisión y manifestaron su temor de que WikiLeaks pudiera publicar más documentos.

“Hay dos áreas de culpabilidad. Una es la legal. También hay culpabilidad moral. Y es allí donde creo que el veredicto es ‘culpable’ sobre WikiLeaks. Han publicado esto sin ninguna consideración por las consecuencias”, dijo Gates en el programa de ABC “This Week with Christiane Amanpour”.

La divulgación de documentos clasifi cados ha puesto en duda la estrategia del presidente Barack Obama para cambiar la situación en la impopular guerra. Julio fue el mes en el que se registraron más muertes entre las fuerzas estadounidenses desde que se inició el confl icto en el 2001. En el programa de NBC “Meet the Press”, Mullen dijo que la fi ltración era “sin precedentes” en su volumen y alcance.

La investigación en Estados Unidos se está concentrando en Bradley Manning, quien trabajó como analista de inteligencia del Ejército en Irak. Manning ya fue arrestado y acusado de fi ltrar un video clasifi cado que muestra un ataque de helicóptero en el 2007 que mató a una decena de personas en Irak, incluyendo a dos periodistas de Reuters.

Pero el ex funcionario, retenido en un centro de detención en Quantico Marine Base en Virginia, no ha sido nombrado como sospechoso de la última fi ltración �

Gates ataca a WikiLeaks

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El dilema de un analista que tiene a su disposición sólo un artículo semanal de 5 mil espacios consiste en lo que los franceses llaman “l’embarras du choix” (que no signifi ca el embarazo de la anchoa, sino la difi cultad para elegir entre temas muy importantes).

Hoy, por ejemplo, deberé postergar el intento de sacar algunas conclusiones de los cambios en la sociedad argentina expresadas por la derrota de la “guerra de Dios” promovida por los inquisidores de la jerarquía católica y la victoria, en cambio, de las libertades y de una mayor justicia, aunque en esa sociedad se está formando una marea de fondo que no tiene una expresión política que la canalice directamente pero que se manifi esta en la extensión de los derechos a los homosexuales (que dividió a la misma Iglesia, a la oposición y al peronismo entre cavernícolas golpistas y modernizantes más democráticos), al igual que en la ley de protección de los glaciares contra la minería trasnacional, tras grandes manifestaciones y pobladas contra las minas, o en la ley contra el monopolio de los medios de comunicación (léase sobre todo Clarín y La Nación, los grandes organizadores de la derecha en Argentina).

Pero “lo primero es lo primero”, dice la fi losofía popular. Pero lo que está en juego en Cuba no sólo es más importante sino que también está siendo poco y mal analizado, o en parte silenciado, por los amigos de la revolución cubana y, sobre todo, es tergiversado por sus enemigos.

La liberación de 52 presos por el gobierno cubano y su viaje a España quita, sin duda, pretextos para las medidas de bloqueo europeas y estadunidenses y da nueva fuerza y legitimidad a la campaña por la liberación de los cinco cubanos que llevan largos años presos ilegalmente y en condiciones terribles en las cárceles de Estados Unidos, y para la expulsión del campo de concentración

burocracia y fuerzas contrarrevolucionariasCUBA

GUILLERMO ALMEYRA*

en Guantánamo que todavía encierra casi el doble de prisioneros (además no enjuiciados por autoridades civiles) que todos los que jamás hubo en Cuba. Pero ese acto de distensión política plantea diversas cuestiones importantes y levanta una esquina del velo de la desinformación sobre lo que pasa en Cuba y sobre la lucha política en el seno de la isla y en el seno del mismo régimen y del gobierno.

En primer lugar: dos declaraciones. La primera es que Cuba tiene el derecho y el deber de defenderse, apelar al contraespionaje y detener a los agentes enemigos dada la guerra que, con todo su poderío y con todos los medios, económicos, políticos, informativos, de sabotaje e inteligencia militar y, en su momento, mediante atentados e invasiones, libra Estados Unidos desde hace más de 40 años contra la revolución cubana.

La segunda es que Cuba no necesita “amigos” que sigan al gobierno adorando su trasero y diciendo a todo que sí, a posteriori, en vez de dar una opinión oportuna y de disentir de lo que a todas luces es peligroso para el proceso cubano. Amigo real es el que a veces, e incluso equivocándose, prefi ere aportar ideas a tiempo para sostener, reforzar

y regenerar la revolución cubana, que es parte esencial e imprescindible del proceso de liberación en América Latina y en todo el mundo.

Quienes tienen el “síndrome del pesero” (porque acatan el cartelito “No molestar a quien conduce”) y nada dijeron en su momento sobre “el socialismo real” del régimen soviético para “no ayudar al imperialismo” o son acríticos y no propositivos ante los gobiernos antimperialistas o la dirección de movimientos sociales, ayudan involuntariamente al imperialismo que, por supuesto, está bien informado sobre los problemas de sus adversarios, y dejan en cambio en el error a quienes quieren sostener.

Digo esto porque es trágico que el gobierno cubano tenga que liberar tarde y mal a los presos políticos que no reconocía como tales y deba hacerlo no de motu proprio sino bajo la presión y con intervención de la Iglesia (que es una fuerza contrarrevolucionaria) y del gobierno imperialista español. Los presos, pocos y sin apoyo popular, desde el comienzo eran más peligrosos en la cárcel que en el exilio.

El gobierno cubano, por no comprenderlo a tiempo convirtió en mártires a un puñado de mercenarios o

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de cadáveres políticos, dio espacio para la jerarquía católica y aparece cediendo ante el huelguista de hambre profesional Fariñas, un residuo del caso del fusilado general Ochoa, y ante dos estados: el Vaticano y el de Madrid.

Igualmente grave es que se separe del Partido Comunista Cubano a quien habla claramente sobre los peligros contrarrevolucionarios en la isla –denunciados además anteriormente por el propio Fidel Castro–, a un intelectual destacado, apoyado por su organización de base y por sus colegas, como es el caso del doctor Esteban Morales (como antes sucedió con otros críticos revolucionarios de izquierda, también defenestrados), o que en kaosenlared un plumífero vomite infamias contra Pedro Campos o Morales acusándolos nada menos que de agentes del capitalismo, ¡por proponer un socialismo sin burócratas y autogestionario, apoyándose para eso en Marx!

La burocracia, que no es homogénea ni tiene una sola solución para los graves problemas que enfrenta actualmente la revolución cubana, en esta crisis mundial tiene sin embargo un humus cultural común: es profundamente conservadora y es ideológicamente estéril. Es un lastre político y económico cuya base hay que conocer, para combatirla más efi cazmente, y cuyos lazos con la contrarrevolución no basta denunciar, pues deben ser extirpados por un mayor control de la sociedad que la padece. Pero sobre esto, por la falta de espacio, volveremos en la segunda parte de este artículo.

La cubana no fue una revolución radical y profunda de masas para cambiar el sistema: fue una revolución antidictatorial, democrática y antimperialista radical, contra la corrupción y la violencia, dirigida por un grupo reducido y heterogéneo de jóvenes revolucionarios de clase media, en cuyo seno sólo unos pocos eran comunistas y que, además, tuvo que vencer la resistencia del partido comunista cubano (el PSP, entonces) y la suspicacia del Partido Comunista soviético, al mismo tiempo que los intentos del gobierno de Estados Unidos de cooptar a su dirección, e incluso a Fidel Castro.

Ésta llegó al gobierno en 1959 con el apoyo militante y entusiasta de

la mayoría de la población y de los trabajadores urbanos y rurales más pobres, porque pocos apoyaban al batistismo, pero no con un proyecto de construcción del socialismo ni con un pueblo ganado mayoritariamente a la idea socialista.

Fue la presión contrarrevolucionaria del imperialismo la que obligó a solamente una parte del gobierno antibatistiano –dirigida por Fidel Castro– a avanzar con contramedidas sociales y políticas, lo cual hizo que muchos fl amantes ministros, encabezados por el presidente Manuel Urrutia, y hasta comandantes revolucionarios, se exiliasen en Miami asustados por la profundización de ese proceso. La misma Unión Soviética dudó mucho antes de reconocer a Cuba (más de dos años), Fidel Castro declaró que Cuba era socialista sólo después de rechazar la invasión de Playa Girón en 1961 y fue hasta 1972 que Cuba entró en el Comecon o Came, el sistema económico-político dirigido por la burocracia soviética.

En ese lapso se habían producido ya varias depuraciones: en primer lugar, la de la burguesía cubana y sus servidores, que en ondas sucesivas huyeron a Miami, dando de paso homogeneidad política y social a la inmensa mayoría del pueblo cubano, que es independentista, antimperialista y por muchos años comenzó a luchar contra el capitalismo con una visión internacionalista.

La otra depuración, en el marco del aparato burocrático, fue la liquidación del grupo más sectario y ligado a los soviéticos en el aparato estatal cubano –la “microfracción” del secretario de organización del partido, Aníbal Escalante–, pues la misma quería transformar a Cuba en un seudo Estado independiente de la URSS, como los

de Europa Oriental, a pesar de que el sometimiento incondicional al Kremlin desde hacía rato hacía aguas en el mundo, con la rebelión yugoslava de 1948, la húngara de 1956, la crisis con China y con los principales partidos comunistas europeos. La originalidad de la revolución en la isla consistió en que fue parte de la revolución anticolonialista mundial y se hizo en tiempos de crisis profunda del estalinismo y después de la muerte de Stalin.

Recuerdo todo esto, que es conocido pero, en los hechos, olvidado o mistifi cado, para subrayar algunos puntos esenciales: un gobierno revolucionario asume el control de un país capitalista, en el que aún no tiene base social sino que debe construirse una concepción contrahegemónica, anticapitalista, socialista.

El poder, sobre todo en los pequeños países dependientes, está todavía en buena medida en manos del capital internacional que, con el mercado mundial, su tecnología y sus fi nanzas, domina y arrastra a la escasa y débil burguesía nacional, que se fusiona con aquél y es antinacional. En Cuba el capitalismo no reside en una burguesía que huyó del país y se ubicó en Miami, sino en la dependencia del mercado mundial capitalista y en la infl uencia cultural hegemónica capitalista, heredada junto con el aparato del Estado por el gobierno revolucionario, que es continuamente frenado por el espesor sociocultural de aquél, entre otras cosas porque a la tradición del aparato estatal capitalista se agregó el burocratismo importado de los soviéticos.

En Cuba hay lucha por construir el socialismo, voluntaria y conscientemente, pero no hay socialismo porque éste es imposible en una pequeña isla poco poblada, tal como fue imposible en la

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vasta Unión Soviética, y se construye recién cuando la sociedad autorganizada comienza a diluir el aparato habitual del Estado y a asumir muchas de sus funciones, cosa que no sucede hoy ya que el aparato de Estado se refuerza y constituye lo que –Lenin decía– imperaba en los primeros años en la Unión Soviética, o sea, un capitalismo de Estado con un gobierno anticapitalista: un capitalismo sin capitalistas.

La burocracia es en cierta medida inevitable no sólo por la escasez y el atraso técnico, que le da un papel de intermediario, sino también porque en un largo periodo de transición subsiste la diferenciación entre “los que piensan y deciden” y “los que ejecutan”. Para controlarla políticamente, aunque no sea muy fácil controlarla en su papel de intermediaria en un régimen de escasez acentuado por el bloqueo imperialista, no hay otra arma que la participación consciente y militante y el control de los trabajadores en todas las instancias de la vida: social, cultural, económica, productiva, en la elaboración de planes, en la supervisión constante de los mismos.

La lucha burocrática contra la burocracia –inspectores, comisiones, evaluaciones, etcétera– es necesaria pero insufi ciente. El único antídoto antiburocrático es la democracia plena en el partido y en toda la vida social y política, con la consiguiente posibilidad de discutir en aquél, de disentir, de hacer contrapropuestas y con la consiguiente libertad, respetando siempre la defensa del país sitiado, para quienes disienten pero no organizan acciones contrarrevolucionarias. El intento de sustituir las decisiones de los trabajadores mediante un aparato “iluminado” fomenta la inefi ciencia y la corrupción, además del amiguismo.

O sea, elementos culturales capitalistas, no socialistas. Y el esfuerzo por acallar voces revolucionarias disidentes, partidarias de la autogestión, lleva a la pasividad política, al desarme ideológico. Todo eso es contrarrevolucionario, sobre todo en un periodo en que Cuba y la lucha por la liberación nacional y social se preparan a sufrir duras pruebas debido a la situación mundial. Democracia plena y autogestionaria: ese es el remedio contra la burocracia, que es la principal fuerza contrarrevolucionaria.�

Últimamente, si la política exterior de Europa manifi esta algún claro punto fl aco en su postura frente al respeto a los derechos humanos, ese punto se llama, sin lugar a dudas, Posición Común frente a Cuba. Política nacida en 1996 de la mano del entonces presidente español José María Aznar, y cuajada en el marco de los jugosos acuerdos económicos de éste con su amigo y socio Jorge Mas Canosa (presidente de la Fundación Nacional Cubano Americana de Miami).

Esta política, ratifi cada anualmente, lleva casi 15 años condicionando la normal relación económica de Cuba con los países de la UE a “mejoras” en los derechos humanos y a pasos hacia una democracia que responda a los parámetros propios del multi (o incluso mejor, del bi-) partidismo. Mientras tanto y de manera, si se quiere, paradójica, si se prefi ere, hipócrita, la Unión Europea fi rma acuerdos de relación comercial y económica preferente con países responsables de fl agrantes violaciones de los derechos humanos y con escasas cuotas de democracia interna como son, por nombrar sólo algunos, Israel (con condenas de Naciones Unidas incluidas), Colombia, Guinea Ecuatorial, México e incluso la Honduras impune y emergente del Golpe de Estado de junio del 2009, donde siguen sucediéndose la represión y los asesinatos selectivos de quienes defendieron al legítimo Gobierno de Manuel Zelaya.

Uno de los argumentos a los que se ha aferrado la UE para mantener dicha postura, ha sido la existencia de la denominada “disidencia” cubana y del encarcelamiento de 75 de ellos en abril de 2003. Es importante destacar que estos 75, los únicos que Amnistía Internacional (AI) asume como presos políticos, forman parte de un grupo de opositores caracterizados, hasta hace muy poco, por su atomización; su división y descoordinación; sus vínculos –y la recepción de fondos– con el Gobierno de Estados Unidos; y por algo no menor, como es el mantenimiento de unos discursos no sólo muy alejados de los problemas reales de los cubanos sino, para mayor agravio, muy destructivos

La insostenible postura de La insostenible postura de la UE con Cubala UE con Cuba CRISTINA XALMA/DIAGONAL

con el proceso revolucionario cubano, cuestiones éstas que los han mantenido muy desligados de la población.

En este marco, y ante la próxima cita de septiembre de 2010, cuando la UE va a volver a manifestarse respecto al mantenimiento o la eliminación de la Posición Común hacia Cuba, los pasos dados por el Gobierno de la isla para excarcelar a 52 de esos disidentes (los otros 23 ya habían sido excarcelados), han sido no sólo positivos, sino muy inteligentes.

En efecto, en clave interna, las excarcelaciones vuelven a dividir a una casi inexistente disidencia, que había encontrado en las recientes y mediáticas huelgas de hambre cierto motivo de unidad. En lo externo, deja a Europa en evidencia y sin el débil argumento de los presos políticos, pasa la pelota a su tejado y la deja sin excusas y sola frente a su propia coherencia; una coherencia que debería forzar inevitablemente una inmediata eliminación de la Posición Común.

Aunque sólo fuera por intereses económicos, a la UE le convendría, efectivamente, caminar en esa dirección. Y es que en los años en que la Posición Común se ha mantenido, Europa no ha hecho más que perder peso económico en la isla. Para mostrarlo con un solo

AZNAR Y MÁS CANOSA

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Hasta que el destino nos alcance ROBERTO MALAVER

Cuando Teodoro Petkoff llegó al estacionamiento del Hotel Ávila, en San Bernardino, lo iba pensando dos veces. Todavía no creía que Miguel Henrique Otero lo hubiese invitado para un acto por la unidad. Sin embargo, le alegraba que Ramón Guillermo Aveledo, un excopeyano que después abandonó el partido y un día apareció como presidente de la liga de Béisbol Profesional, “vainas de la vida”, pensó el catire del Batey, estuviera allí.

El día antes, un periodista amigo lo llamó para decirle que “Miguel Henrique está invitando para el Hotel Ávila a un acto donde tú vas a estar con él, así que no vayas a llamarlo bobolongo, porque se viene abajo la vaina”.

Petkoff sonrió. Y le dijo que no se preocupara, que lo más importante era ganarle las elecciones el 26 de septiembre a Chávez.

Caminó lentamente hasta el local donde se iba a celebrar el acto, y vio que se le acercaba uno de los periodistas de Zurda Konducta, y Petkoff, pensó; “Ni de vaina, a este mejor no le paro bola, porque me voy a arrechar, y de repente echo a perder el acto. Seguro que este quiere provocarme con la vaina esa de que ahora bobolongos somos todos, como que si yo fuera pendejo”. Siguió rumbo al salón y no le paró al periodista. Hubo un tímido aplauso cuando hizo su entrada y fue directamente a saludar a María Corina Machado, quien había sido la primera en llegar; después saludó efusivamente a Ramón Guillermo Aveledo y esperó que Miguel Henrique Otero lo saludara a él, “que no piense ese bolsa que yo lo voy a saludar primero”.

Miguel Henrique Otero, sin ninguna vergüenza, se le fue encima y “qué hubo Teo, ¿cómo está la vaina?’ ¿Cómo te trata el dictador?”. Petkoff sonrío celebrando la salida del director de El Nacional y luego se sentó a esperar que lo llamaran para dar las palabras que le habían pedido.

Primero, habló Ramón Guillermo Aveledo y luego Miguel Henrique Otero, “y ahora lo que todos ustedes están esperando, el fracasado de siempre, perdón, el candidato de siempre, Teodoro Petkoff”. El hombre se paró frente al micrófono y se largó a decir que “ahora más que nunca el gobierno está mal, y la oposición está bien”. En fi n, su mismo discurso y su mismo texto de los editoriales de su periódico. Y después del aplauso, se fue a sentar.

Una vez fi nalizado el acto, Miguel Henrique Otero se le acercó y le dijo, “Te ganaste la primera página de El Nacional para mañana, con ese discurso nos vamos a ganar unos cuantos votos”. Y Petkoff, le dijo: “Bueno, cuenta que mañana también te saco en primera página, para que la gente vea que estamos unidos y que aquella vaina de bobolongo se olvidó”. El editor de El Nacional volvió a tomar la palabra: “Lo importante es la unidad, tenemos que salir del autócrata, como dice tu amigo Pompeyo, y para eso hay que olvidar esas vainas, yo sé que tú dijiste esa vaina nada más que por joder”.

Petkoff estuvo a punto de decirle que lo había llamado así porque se lo merecía o porque en realidad lo consideraba un bobolongo, pero se aguantó.

Al día siguiente, El Nacional tituló: “Miguel Henrique Otero y Teodoro Petkoff convocan a apoyar la unidad”. Vamos a reír un poco.�

dato, desde el año 2000 (cuando, por distintos motivos, empieza a notarse este efecto) hasta el 2009 (último del que hay datos disponibles), la participación de la UE-15 sobre el intercambio comercial de Cuba ha caído desde el 35% hasta el 28,4%. El retroceso de Europa se ha producido en favor de socios como Venezuela y China, que en esos mismos años y de manera conjunta, han pasado a representar del 22% al 40% total del intercambio comercial.

Respeto a los Derechos

Sin argumentos, pues, en términos de vulneración de los Derechos Humanos y con la evidencia de que la Posición Común europea perjudica los intereses económicos de sus países miembros, el próximo mes de septiembre, la UE debería dar el paso de normalizar su política y su relación con Cuba.

Recordando la hipocresía de la que hablábamos al principio, la incógnita reside en si Europa está realmente preocupada por contribuir a un mundo respetuoso con los derechos de todos, o si su motor conductor es otro y lo que quiere, en Cuba como en otros sitios, es un mundo con un modelo político y económico sujeto a los dictámenes del neoliberalismo y, con ello, a la posibilidad de generar un pastel económico mayor que el que, con sus márgenes, le ofrece la Cuba socialista.

Esto no sería extraño, visto cómo Europa se ha plegado estos días a los dictámenes de un mercado que ha llevado a países como Grecia, Portugal y España a políticas económicas socialmente injustas. Más aún conocida su complicidad y no condena de barbaries que violan el derecho internacional, como los vuelos de la CIA, las torturas de Guantánamo, los bombardeos a Gaza o el reciente asalto a la Flotilla de la Libertad. Puede ocurrir, por lo tanto, que en septiembre la UE decida sacarse su careta y sin ya muchos argumentos que esgrimir, decida mantener la Posición Común hasta que Cuba renuncie al modelo socialista y se convierta, en un ansiado y apetitoso pastel económico al servicio de los verdaderos y no reconocidos intereses de la Europa del capital.�

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No cabe duda que el imperio existe gracias a sus ventajas políticas y al hecho de que no se detiene mucho a ver sus derrotas. La maquinaria súper estructural que posee para convertir cualquier cosa en algo positivo, le permite manipular a grandes porciones de la opinión pública. Así, por ejemplo, su experiencia en Vietnam ha servido como un gran argumento de ventas, pero poco o nada permanece en la memoria histórica de la gente.

Existen héroes, comandos audaces, tristes historias de pobres gringos sacrifi cados en Vietnam; el monumento a los caídos con más de 58,000 víctimas, pero poco o nada existe en el subconsciente de la humanidad respecto a los más de 2 millones de muertes causadas al pueblo vietnamita. Esto nos muestra la capacidad imperial de “reciclar” sus derrotas políticas y militares. Ahora mismo, venden la agresión a Afganistán como una gesta para la preservación de la paz; vaya forma de justifi car la guerra! No mencionan por ningún lado la conexión del opio, el narcotráfi co detrás de todo este aterrador evento que tiene case una década de atentar contra el pueblo afgano, con la complicidad cobarde de la comunidad internacional.

En el caso de los recientes eventos en la OEA con respecto a Honduras, a pesar de que la fuerzas democráticas del continente lograron momentáneamente desarticular el lobby imperial , la ofensiva sigue, y ahora con más intensidad, elaboración y determinación. La tarea de responder ante estos ataques en tiempo y forma se hace impostergable, pues el pulso que hace el imperio con la verdad, y la historia de los pueblos latinoamericanos se debe asumir en todos los frentes de batalla.

Después de la presentación del informe de la Comisión de Verifi cación, nombrada por José Miguel Insulza, a iniciativa gringa, en la última Asamblea General de la OEA, llevada a cabo en Lima, los gobiernos derechistas de México y Chile, encontraron el asidero

que necesitaban para decir que Honduras se mueve por una senda democrática, con la fi rme voluntad de Porfi rio Lobo Sosa de reconciliar al país. Tanto el pueblo chileno como el mexicano entienden la verdadera naturaleza de las cosas, pero sus gobiernos hacen de peones del imperio en sus tramas hegemónicas en el continente.

Cuando el reporte fue entregado, estaba claro que se prestaba para que cada quien leyera en él lo que más le convenía; de aquí la importancia de manifestar, comunicar la verdad a la opinión pública internacional en tiempo y forma. Que ahora Piñera y Calderón digan que todo es maravilloso en Honduras, no es realmente una sorpresa; a ellos no les interesan ni sus pueblos mucho menos aun el de Honduras, ellos están en sus puestos por mandato del imperio, y como sus lacayos actúan, lo que si sorprende es que las fuerzas democráticas, tanto dentro como fuera de Honduras, hayan permanecido virtualmente calladas durante más de 72 horas, en que los gringos no descansaron ni un solo minuto!!

Ahora resulta que Estados Unidos

enviará esta semana a su Sub Secretaria de Estado a Honduras. El imperio juega a no dejar al trasluz la idea de que sufrió un revés diplomático;, en el mismo momento en que el canciller ilegitimo de Honduras anunciaba, junto al golpista Corrales Álvarez, y la decorativa ministra comisionada de los derechos humanos, el contenido del Reporte, llegó el oxígeno: Chile reconoce a Honduras!! Los medios golpistas hacen a un lado el reporte y se enfocan en el reconocimiento de los demócratas de México y Chile; ¿reacciones?, ninguna hasta ahora. Este tipo de asuntos, de naturaleza política, deben ser estudiados con mucha atención, y responderse con la misma fuerza del ataque que los trae.

La siempre tenebrosa visita de alguien del departamento de Estado, trae consigo varias consignas: reconciliación nacional, instalar una ofi cina permanente del CIDH en Honduras, y, de repente, “cocinar” una Asamblea Nacional Constituyente hecha a la medida de los golpistas. Esta actividad intensa se produce en medio de la agresiva campaña uribista contra Venezuela, y en el marco pre electoral brasileño, un campo propicio para impulsar a la derecha en todas partes y destruir las aspiraciones del pueblo hondureño.

Al mismo tiempo se aísla al compañero anti terrorista Cubano Gerardo Hernández, cuyo estado de salud es muy delicado, y se encuentra confi nado en un área de uno por dos metros en las condiciones más infrahumanas, en el país que se dice el paladín de la democracia en el mundo. El imperio ataca, y nos divide; separa nuestra atención y nuestras luchas son aisladas con el afán de aniquilarlas, o al menos controlarlas, más fácilmente. Nos da el imperio una lección de habilidad política, mientras nosotros entramos en confusión.

No nos percatamos de que la agresión yanqui nos afecta a todos, que Gerardo y los otros 4 compañeros cubanos presos hace más de una década en cárceles imperiales son la causa

Honduras: La contrainformación y la importancia de reaccionar a tiempo

RICARDO SALGADO

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Los imperios, como toda cuestión humana, tienen un ciclo ineludible: inicio-crecimiento-madurez-decrepitud y muerte. Respetando las diferentes características, modalidades y tiempos de duración de cada momento histórico, ello ha sido registrado -con esta lógica- a lo largo de toda la existencia de la humanidad. Resulta obvio que en la etapa inicial y durante el crecimiento de cualquier imperio éste cuenta con una formidable fuerza interna que alimenta su paso a la madurez y consolidación de su poder. Pero con el paso del tiempo la propia degradación interna lleva a un imprescindible sistema de control para asegurarse la subsistencia y continuidad de su poderío.

El imperio norteamericano no parece escapar a estos principios.Hace unos pocos días se hizo pública una larga investigación del diario The

Washington Post. Por ella nos venimos a enterar que después de los “atentados a las Torres Gemelas” -en el 2001-, los servicios de inteligencia de los Estados Unidos “están tan extendidos y su dimensión es tan secreta e inextrincable que sus alcances son un enigma hasta para sus principales actores (…) nadie sabe cuánto dinero cuestan, a cuánta gente emplean, cuántos programas incluyen ni cuántas exactamente son las agencias que hacen el mismo trabajo”.

Entre otras tareas, diariamente interceptan y almacenan unos 1.700 millones de emails, llamadas de teléfonos y otras comunicaciones. Si tenemos en cuenta que la población mundial ronda los 6 mil millones de personas, vemos que todos los días espían -en promedio- a más de una comunicación de cada cuatro personas que habitan en este planeta. Según esta misma investigación están afectados a estos Servicios de Inteligencia no menos de 854 mil personas. Uno de cada 400 norteamericanos es espía. En esta “industria de la seguridad nacional” los privados, empresas en las que se “tercerizan” tareas de inteligencia, es cada vez mayor. Se estima que casi un tercio del personal empleado lo hace a través de empresas privadas.

Pero el Imperio no solo funciona sobre la bases de estos centenares de miles de espías. También cuenta con otros recursos. Nadie duda, todos sabemos de la afi ción norteamericana por la intervención directa. Las invasiones y ocupaciones a Irak y Afganistán, son una clara y rotunda prueba al respecto.

En esta dirección acaban de dar un paso más en nuestra región. En Costa Rica están desembarcando unos 7 mil marines norteamericanos, lo hacen con 46 buques de guerra, 200 helicópteros y aviones de combate. El Parlamento de ese país lo aprobó el reciente 1º de Julio.

El argumento es el remanido “combate al narcotráfi co”. Se trata de un acuerdo parecido al celebrado con Colombia para utilizar las bases militares de ese país. Esas tropas gozarán de total inmunidad ante la justicia costarricense, podrán entrar, salir y circular por su territorio, con o sin uniforme, a su entera voluntad.

Cabe recordar que Costa Rica abolió sus Fuerzas Armadas en 1948. Ahora 62 años después vuelve a tener militares en su territorio, pero su bandera es otra.

De esta manera la potencia del Norte continúa profundizando la militarización de la región.

El incremento de espías e invasiones no parece un signo de fortaleza. Ella surge de la necesidad de defender sus privilegios, en momentos en que el Imperio está crujiendo, cuando su poder y su economía están atados a su potencial militar. �

Un imperio de Un imperio de espíasespíasde todos los latinoamericanos; que la defensa de la revolución bolivariana es asunto estratégico de los pueblos del continente; que la resistencia hondureña es una pieza clave del rompecabezas y por eso no debemos olvidarle en ninguna parte del mundo.

Nunca antes los pueblos y sus organizaciones estuvieron frente a este tipo de agresión; nunca antes se esperó que reaccionaran “simultáneamente” frente a ataques en diversas partes del mundo, para “focalizar” sus luchas. Este tipo de lucha tiende a hacernos entrar en marasmos, en inmovilismo que a veces dura demasiado. El imperio no permite reagrupaciones, simplemente busca los fl ancos más frágiles; aquí es donde el pensamiento es fundamental.

Si el sentido común se impone (aunque a decir de Eduardo Galeano, es el menos común de los sentidos), nosotros deberíamos estar en disposición de presentar una auténtica batalla de ideas, y en capacidad de construir un aparato efectivo y gigantesco de contra información. Lamentablemente, en la práctica, los esfuerzos son bastante dispersos y la mayor parte de las veces nos encuentran ocupados en asuntos distanciados de la “zona crítica”.

En medio de la desconfi anza, o incluso la rivalidad ideológica, dejamos un campo fértil para que el imperio y sus secuaces hagan estragos, y fi nalmente derroten las luchas de nuestros pueblos. Vistas las cosas como las vemos, no deberíamos gastar tiempo y recursos en preguntarnos porque no hemos avanzado hacia la libertad en tantas décadas, o elaborando argumentos burdos, como aquel de que el “pueblo no está listo” o “cada pueblo tiene lo que se merece”.

Probablemente es tiempo de actuar de otro modo, dejando atrás las desconfi anzas que corroen el ímpetu revolucionario, y entender la naturaleza de esta lucha, y estar a tono con lo que sucede en todos los campos de la misma.

Por ahora, no tenemos ninguna alternativa más que movilizar nuestros pueblos en todas partes, reaccionar a tiempo, en todos los rincones del continente, es fundamental. No vaya a ser que quien abra “uno, dos muchos Vietnam” termine siendo el imperio.�

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Quienes criticamos el sesgo ideológico conservador de la autodenominada “prensa libre”, o “independiente”, debemos luchar contra la convicción profundamente arraigada de que los medios informan y se limitan a “dar” la noticia, haciendo a un lado cualquier afán político. En realidad, salvo contadas excepciones, lo que ocurre es exactamente lo contrario: se informa o se desinforma en función de la perspectiva política por la que toma partido cada medio, y aquélla tiene sólo dos posibles registros: la conservación o la superación del orden social existente. En asuntos como éste la “imparcialidad” es imposible.

Un ejemplo luminoso de lo que decimos lo proporciona el escandaloso silencio de la “prensa seria” de las Américas ante la huelga de hambre que, desde hace más de 15 días, mantienen 31 mapuches en diversas cárceles de Chile donde se encuentran como producto de la aplicación de la Ley Antiterrorista aprobada por Pinochet. Gracias a esa monstruosa legislación, todavía en vigor, hay en las cárceles de la ejemplar democracia chilena 57 mapuches, y alrededor de un centenar han sido procesados por la Justicia de ese país. No sólo eso: el “estado de derecho” en Chile hace posible una aberración jurídica: que los detenidos sean juzgados por la Justicia civil y militar, por lo que corren el riesgo de ser

condenados dos veces por los mismos delitos que supuestamente cometieron. Gracias a TeleSur nos enteramos de esta situación, algo que los “medios de confusión de masas” se empecinan en silenciar.

Por eso el hecho no es noticia; ocurre, pero no llega al espacio público. El principal diario chileno, el archigolpista y pinochetista El Mercurio –inmortalizado en la denuncia de los estudiantes chilenos en 1967 que se sintetizaba en la frase “Chileno, El Mercurio miente”– miente otra vez y nada dice al respecto. Al buscar en su archivo “huelga de hambre” los resultados que arroja se refi eren a los “disidentes cubanos”, o a un ayuno de algunos dirigentes de clubes de fútbol bolivianos, o a un par de episodios similares en su intrascendencia. Si uno persiste en la búsqueda surge una avalancha de informaciones sobre la huelga de hambre de Zapata y Fariña en Cuba, acompañada de estremecedoras fotografías. Si se continúa la búsqueda bajo el nombre de “mapuches” lo que aparece es una referencia a una ocupación de tierras realizada el jueves pasado; la presencia de un sol mapuche en el nuevo billete de $ 20.000 y la detención de un mapuche que habría participado en un ataque incendiario en La Araucanía.

Una búsqueda en La Nación de Buenos Aires sólo sirve para reafi rmar su “desinteresada” solidaridad con Fariña y los disidentes cubanos, sobresaliendo en su empeño el inefable Marito Vargas Llosa, quien dando nuevas muestras de su ignominiosa capitulación ideológica exalta a aquéllos como verdaderos “héroes de nuestro tiempo”. Claro, de la huelga de hambre de los 31 mapuches no dice ni una palabra. Esos no son héroes sino indios cimarrones, que merecen pudrirse en la cárcel y enfrentar un doble juicio. ¡Imagínense lo que Marito diría si algo semejante ocurriera en Cuba, Venezuela, Bolivia o Ecuador! Pero para ganar la primera plana de la prensa libre no basta con una huelga de hambre. Hay que hacerla en Cuba. En otro lugar no es noticia. “Libertad de prensa”, que le dicen.�

Los mapuches no son cubanos

ATILIO A. BORON “A Prats“A Prats

lo mandólo mandó

matar lamatar la

CIA”CIA”Apenas unas horas antes de recibir

su condena número 40 por violaciones a los derechos humanos, el ex jefe de la policía secreta pinochetista Manuel Contreras lanzó una nueva bomba. “Al general Prats lo mandó matar la CIA”, sentenció esta semana el hombre fuerte de la DINA, en una entrevista con el canal Chilevisión.

El jefe de las fuerzas armadas durante el gobierno de Salvador Allende, Carlos Prats, y su esposa fueron asesinados en un atentado en Buenos Aires en 1974 por agentes de la DINA, en el marco de llamada Operación Cóndor, que coordinó la represión de las dictaduras de la región. Recientemente Contreras fue condenado a 17 años por ese doble asesinato. Sin embargo, él sostiene que no dio la orden. “Yo sentí mucho que muriera porque fue profesor mío en la Academia de Guerra. No matamos a nadie que no fuera terrorista”, aseguró el represor pinochetista.

Contreras, de 81 años y enfermo de cáncer y de diabetes, está recluido en el Penal Cordillera –dentro de un recinto militar– y cumple actualmente unas 40 sentencias y 400 años de cárcel por distintos crímenes contra los derechos humanos cometidos en la dictadura, entre ellos algunas de las principales masacres de los años del pinochetismo. Con las primeras condenas, Contreras comenzó a reconocer todos los crímenes que se le endilgaban e, inclusive, fue uno de los principales testigos contra su antiguo jefe, el dictador Augusto Pinochet.

En sus declaraciones, el ex jefe de la DINA sigue defendiendo el terrorismo de Estado que dirigió y la supuesta guerra subversiva. “Nunca he recibido un cinco de la CIA, ni para la DINA, ni para mí. Hemos sido condenados exclusivamente por ser militares”, contestó recientemente Contreras en una carta dirigida a las tres hijas de Prats, que esperaron 36 años para escuchar una condena por el asesinato de sus padres.�

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Entre los efectos de la crisis, un caso particular es el de la caída en las remesas recibidas en Centroamérica, Colombia, Ecuador y México por debilitamiento de los mercados laborales de los países centrales.

Los países latinoamericanos experimentaron seis años consecutivos de crecimiento en el período 2003-2008. Durante esos años, el producto regional creció a una tasa promedio anual del 4,8 por ciento. Como sostienen los economistas de la Cepal Osvaldo Kacef y Rafael López-Mont (“América latina, del auge a la crisis: desafíos de política macroeconómica”, Revista Cepal Nº 100, abril 2010), ese crecimiento fue acompañado de un mejoramiento cuantitativo y cualitativo de las variables macroeconómicas fundamentales.

Así, la recuperación de los términos de intercambio (sobre todo en América del Sur) y el crecimiento de las remesas de los trabajadores emigrados (en México y especialmente en Centroamérica) posibilitaron un superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y la acumulación de activos externos.

El aumento del ingreso nacional disponible permitió el incremento del ahorro nacional y la fi nanciación de la inversión. A su vez, la consolidación del superávit primario –y la casi desaparición del défi cit global– permitió una signifi cativa reducción de la deuda pública.

También se produjo una disminución del desempleo, una mejora en la calidad de los puestos de trabajo generados y un retroceso de la pobreza e indigencia regional.

El impacto de las crisis interrumpió esta mejora global durante el transcurso del año pasado. El principal canal de transferencia estuvo dado por un retroceso comercial (en volumen y precios) que fue global aunque no uniforme. Mientras que las exportaciones regionales se contrajeron un 23,4 por ciento, el volumen de las transacciones externas de los países petroleros retrocedió un 34,4 por ciento.

El impacto de la crisis capitalista en los países latinoamericanos:

Baja en las remesas, el recurso perdido

Por su parte, los países de Centroamérica y el Caribe soportaron una severa contracción del turismo y aquellos países que presentaban sistemas fi nancieros con un mayor grado de exposición externa (Brasil, Chile y Perú) sufrieron una severa contracción del crédito de la banca privada.

Un caso particular lo constituyó el impacto de la disminución en las remesas recibidas en Centroamérica, Colombia, Ecuador y México, por efecto del debilitamiento de los mercados laborales de los países centrales. Un dato a tener en cuenta es que la mayoría de los emigrados latinoamericanos recala en dos de las naciones más afectadas por la presente crisis económica: Estados Unidos y España.

Como lo señalan Pablo Fajnzylber y Humberto López (“El impacto de las remesas en el desarrollo de América latina”), “durante los dos últimos decenios, las remesas de los trabajadores hacia América latina han aumentado en 10 veces en términos reales... América latina ocupa el primer lugar en la clasifi cación de las regiones que reciben remesas, tanto en términos de volumen (U$S 48.000 millones en 2005) como en términos per cápita (un promedio de unos U$S 90 por persona

en 2005)”.Entre 2003 y 2008, la región

latinoamericana recibió remesas equivalentes al 1,7 por ciento del PIB global. Ese promedio se eleva al 9,2 por ciento en el caso de las naciones centroamericanas (aunque si se excluye a Costa Rica y Panamá ese ratio llega al 14 por ciento) y al 2,4 por ciento en México.

En este último caso, las remesas de trabajadores emigrados equivalen a los montos de inversión extranjera directa (IED) recibidos durante ese período –alrededor de 20.000 millones de dólares anuales– transformando a México en el mayor receptor regional de remesas en valores absolutos.

Es así que las remesas se han transformado, juntamente con los ingresos petroleros y las exportaciones de las maquilas, en una irreemplazable fuente de divisas de la economía mexicana. Como la mayoría de los emigrantes mexicanos desarrollan sus tareas en donde se desató la crisis internacional (la vecina Estados Unidos), eso se tradujo en una caída de las remesas superior al 10 por ciento.

La contracción de la economía norteamericana también afectó a miles de inmigrantes hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, nicaragüenses, jamai-

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quinos y dominicanos que viven en los Estados Unidos. En esa nación, la tasa de desempleo de los trabajadores latinoamericanos alcanzó al 29,7 por ciento en diciembre del año pasado.

Por su parte, las economías ecuatoriana, colombiana y boliviana sufrieron la caída de las remesas procedentes desde tierras españolas.

Un reciente trabajo difundido por la Comunidad de Madrid revela que el 24,1 por ciento del salario de los inmigrantes es transferido a sus países de origen y que el 75 por ciento de ellos realizan esos envíos con asiduidad. El Fondo Multilateral de Inversiones calcula que los países latinoamericanos recibieron remesas por 58.800 millones de dólares en 2009, lo cual signifi có una caída anual del 15 por ciento.

El descenso de las transferencias continuó durante este año. En el primer trimestre, los fl ujos de remesas recibidas por los países latinoamericanos alcanzaron un monto total de 13.800 millones de dólares (un 7 por ciento menos que el mismo período del año pasado).

Para el Banco Mundial (“Perspectivas para la Economía Mundial”), “las remesas tendrán una mejoría modesta en el período 2010-2011, debilitadas por las precarias condiciones del mercado laboral de Estados Unidos y otros países de ingresos altos”. Las recientes medidas de ajuste anunciadas en España parecen reafi rmar que se vienen tiempos difíciles para los emigrantes latinoamericanos.�

Es desconsolador ver pasar el tiempo, y en vez de mejorar notamos que desmejoramos, al comprobar simplemente, lo inferior de la producción actual, con la de otros tiempos cercanos o lejanos. Angustia más la situación en el caso Venezolano, cuando notamos un gran desacierto en las políticas aplicadas; lejanas éstas, a las que pudiera aplicar un profesional azucarero, capaz de sanar la agónica agroindustria azucarera. Tal es la complejidad del sector azucarero, que en el caso cubano, aun cuando han planifi cado y reestructurado su agroindustria desde el 2002, apoyándose en su histórica cultura azucarera, y respetando todas las sugerencias dictadas por las autoridades, la producción programada no aparece aun, por culpa de distintos factores internos de la isla.

Si dos pueblos hermanos, de gran experiencia en la materia sufren el mismo problema, y desaprovechan la alternativa creada por ellos mismos, para el bien común de ambos; es razonable pensar en la agotada agenda aplicada, que requiere renovarse con proyectos viables, que posee y puede aportar, buscando la asociación de técnicos azucareros venezolanos revolucionarios excluidos sin justifi cación, demostrar que solo la unión de los expertos, salvará más pronto como en este caso, ambas industrias azucareras, las cuales en parte, después pudiesen mudarse a una sola.

Cuba en sus buenos tiempos llegó a producir 7.171.000 toneladas de azúcar, moliendo 51.770.000 toneladas de caña, en el año 1.952, considerada para entonces, la potencia latinoamericana del rubro. Actualmente produce solo 1.200.000 toneladas, con lo cual se abastece y envía una porción a China para cumplir con un compromiso. Tiene 61 centrales aptos para producir, de los cuales 44 trabajaron en la zafra pasada, 34 de estos por diversas causas, en especial la económica no aplicaron un 60% de su capacidad potencial. Pero, es muy probable superando lo monetario, fabricar 3.000.000 de toneladas, que es la capacidad instalada de los 61 centrales.

Venezuela por su parte, la mayor producción que ha tenido es un promedio de 720.000 toneladas de azúcar, al moler unas 9.100.000 toneladas de cañas en las zafras 2005-06 y la 2006-07. Creída por los 1.950, una de las industrias más moderna de Latinoamérica, 12 de sus 15 centrales eran refi nadores. Producirá, en la zafra que está fi nalizando cuando mucho 500.000 toneladas de azúcar, la menor cantidad en muchos años, por lo que habrá que importar 700.000 toneladas, por primera vez en la historia y al mayor precio por toneladas. A pesar de tener una capacidad instalada sufi ciente para abastecernos no la utilizamos. Estos son los datos, esenciales para crear el proyecto entre los dos grupo: cubanos y venezolanos. “O inventamos o erramos” (Don Simón Rodríguez).

*PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN DE TÉCNICOS E INGENIEROS AZUCAREROS DE VENEZUELA (ATEINAV).

Alba azucarera debe encabezar las soluciones para Cuba y Venezuela

BLAS ELOY GARCÍA RODRÍGUEZ*

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Brasil está siendo blanco de una ofensiva del gran capital articulada por las empresas transnacionales y los bancos en una alianza con capitales latifundistas que han generado un modelo de organización agrícola llamado agronegocio.

A partir de la segunda mitad de la década de los 90 –y más aún luego de la crisis del capitalismo internacional– grandes corporaciones internacionales fi nanciadas por capitales fi nancieros comenzaron a avanzar sobre la agricultura brasileña: tierras, aguas, semillas, producción e industrialización de alimentos y comercialización de agrotóxicos.

En dicho proceso, el agronegocio intenta impedir el desarrollo de la pequeña agricultura y la Reforma Agraria y consolidar su modelo de producción basado en las grandes propiedades, el monocultivo, la expulsión de mano de obra campesina, el uso intensivo de maquinaria, la devastación ambiental y la utilización de agrotóxicos a gran escala.

Compra de tierras por empresas extranjeras

Los datos del :Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria. (INCRA) indican que en los últimos años se vendieron por lo menos 4 millones de hectáreas a personas y empresas extranjeras, perjudicando los intereses del pueblo brasileño y debilitando la soberanía nacional sobre nuestros recursos naturales. El gobierno federal mostró preocupación por esa ofensiva, porque además las empresas usan subterfugios para no respetar la legislación vigente. Un director de la empresa de papel y celulosa Stora Enso admitió que creó una empresa en Brasil para burlar la ley y comprar ilegalmente 46.000 hectáreas en la frontera sur del país y encarar el monocultivo de eucaliptus.

Sólo en el sector del alcohol de caña, por ejemplo, las empresas

SECRETARÍA NACIONAL DEL MOVIMIENTO DE LOS SIN TIERRA

La ofensiva de los agronegocios agronegocios contra el pueblo brasileño

trasnacionales compraron el 30% de todas las fábricas con sus tierras. Sin embargo eso no aparece en los catastros del Instituto, que sólo incluye cantidades subestimadas. Esperamos que el Gobierno cumpla su promesa y apruebe cuanto antes el Proyecto de Enmienda Constitucional (PEC) que impida la compra de tierras a los extranjeros, incluyendo la anulación de los títulos de las tierras ya vendidas.

Arroz trasgénico de Bayer

En las últimas semanas, el agronegocio intenta avanzar en su proyecto para la agricultura brasileña en dos frentes: cambios en el Código Forestal Brasileño y la liberalización del arroz transgénico. Por otra parte la fl exibilización de la ley ambiental facilita la deforestación y la expansión del agronegocio, los transgénicos pasan el control de las semillas de las manos de los agricultores a la propiedad privada de cinco empresas transnacionales: Bayer, Basf, Monsanto, Cargill y Syngenta que de ese modo las patentan e imponen royalties a los productores.

Los movimientos campesinos, los ambientalistas y las organizaciones de derechos humanos lograron una victoria importante a través de la presión social y política contra la liberación del arroz de Bayer que retiró su propuesta

para su aprobación por la Comisión Técnica de Bioseguridad. Esa variedad de arroz, de consumo popular, no está liberada en ningún país del mundo, ni en los EEUU ni en Alemania (país de origen de Bayer). Fue en consecuencia un retroceso momentáneo de la transnacional pero debemos permanecer atentos a sus movimientos futuros.

La aprobación del arroz transformaría a Brasil en un cobayo. Los impactos de la liberalización del arroz transgénico que está presente en la mesa de los brasileños en el almuerzo y en la comida serían tremendamente negativos. En primer lugar no hay estudios que atestigüen que el consumo de transgénicos no afecta a la salud humana.

En segundo lugar, los productores de arroz tradicional podrán ver contaminadas sus cosechas con el arroz Liberty Link. En los EEUU se comprobó que 7.000 productores de arroz se vieron contaminados y demandaron a la Bayer por los perjuicios que les ocasionara. De modo que podríamos llegar a la conversión de todos los cultivos tradicionales de arroz en transgénicos. Además, aún sin comprar esas semillas los campesinos tendrían que pagar royalties a la empresa alemana.

En tercer lugar, aumentaría el uso de venenos en los cultivos de nuestro país que utilizó 9.000 millones de litros el

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año pasado, ocupando el primer lugar en el ranking mundial. Las investigaciones han demostrado que el glifosato, usado para pulverizar las variedades desarrolladas por la Bayer, es tóxico para los mamíferos y podría entorpecer las actividades del cerebro humano.

El médico Wanderlei Antonio Pignati, doctor en salud y ambiente, investigador de Fiocruz y profesor de la Universidad Federal de Mato Grosso explica que las grandes industrias fabrican semillas dependientes de los agrotóxicos y los fertilizantes químicos porque también producen esos venenos.

El retroceso de Bayer constituye una pequeña victoria de la sociedad brasileña, porque demuestra principalmente que es posible enfrentar y derrotar a las empresas transnacionales.

Cambios en el Código Forestal

En relación con el Código Forestal la votación del proyecto presentado por el diputado federal Aldo Rebelo (PCdoB-SP) está prevista para comienzos de julio. El texto del proyecto de ley benefi cia a los latifundistas de los agronegocios, por abolir la Reserva Legal para la agricultura familiar, la posibilidad de compensación fuera de la región o de la cuenca hidrográfi ca y la transferencia de las responsabilidades sobre la legislación ambiental a los Estados y municipios.

Más preocupante aún que la reforma agraria es la amnistía a los productores rurales que hayan cometido crímenes ambientales hasta julio de 2008. Las áreas que no cumplen una función social y que deberían ser expropiadas y destinadas a los trabajadores rurales sin tierra continuarán en manos de los latifundistas. Es decir, que con la aprobación del nuevo código el Congreso Nacional modifi cará la Constitución para responder a los

intereses de quienes monopolizan las tierras en nuestro país.

En cuanto a las empresas de los agronegocios comentan discretamente que los ruralistas están eufóricos ante la posibilidad de legitimar el desmonte ya realizado y abrir la frontera en nuestras selvas y áreas de preservación. Lo que realmente no se esperaba era que los sectores más conservadores encontraran apoyo que mereció hasta elogios de la senadora Katia Abreu (DEM) que no hace mucho intentaba su nominación como vicepresidenta de José Serra (PSDB). Dado que Katia Abreu, presidenta de la Confederación Nacional de Agricultura (CNA) es portavoz del sector de latifundistas y la principal defensora de los cambios, es evidente que se benefi ciará con las propuestas del diputado Aldo Rebelo.

Hasta ahora se han levantado muchas voces contra esa propuesta, las iglesias, las organizaciones ambientalistas, una parte importante del movimiento sindical y los movimientos populares, especialmente la Vía Campesina Brasil, manifestando su repudio a dicho proyecto. Una recolección de fi rmas juntó miles de fi rmas con el objeto de sensibilizar al Congreso, los parlamentarios progresistas pidieron informes y el Ministerio del Ambiente se opuso a las propuestas. El propio Gobierno, cuyo partido político es el del diputado Aldo Rebelo y su base parlamentaria, también criticó el proyecto.

Esperamos que la presión de la sociedad consiga evitar la destrucción de la legislación ambiental y la anulación del concepto de la función social de la propiedad que fundamenta la concreción de la reforma agraria. En lugar de terminar con el Código Forestal necesitamos mantener sus principios, preservando la naturaleza en benefi cio de toda la población y de las generaciones futuras.�

Sidor: termoeléctricalista en septiembre

Las autoridades del Mibam verifi caron in situ que la Termoeléctrica A, obra de interés y trascendencia nacional, cuenta con más de 75% de avance en cuanto a ingeniería, procura y construcción se refi ere.

El ministro José Khan habló de la importancia de este proyecto que permitirá aportar al Sistema Interconectado Nacional 420 megavatios de electricidad. “Estamos realizando esta visita por instrucciones del presidente Hugo Chávez, conscientes de que esta obra permitirá el desarrollo e industrialización de las empresas aguas abajo, así como el benefi cio de los hogares venezolanos”.

Acotó que en este proyecto laboran unos 220 trabajadores y trabajadoras durante los siete días de la semana, enfatizando que actualmente se lleva a cabo la conexión de tuberías de agua y de gas, lo que permitirá que los primeros 175 megavatios generados por la planta A, sean incorporados en septiembre.

José Khan, ministro de Industrias Básicas se refi rió además a la inversión realizada para la materialización de esta obra de interés para el país, explicando que la misma es de unos 400 millones de

dólares, lo cual se corresponde con los estándares de inversión para este tipo de proyectos a nivel mundial. “Generar un megavatio cuesta un millón de dólares” aseguró.

Por su parte, Carlos D´Oliveira presidente ejecutivo de Sidor, indicó que durante el recorrido realizado pudieron verifi car que la obra avanza de acuerdo al cronograma planteado. “Por ello junto a la clase trabajadora y el proveedor de la plantas estamos haciendo todos los esfuerzos necesarios para poner en marcha este gran proyecto que benefi ciará al país”..�

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El modelo actual surgió de una inédita debacle y recompuso la acumulación, manteniendo la inserción agroexportadora. Modifi có las hege-monías en el bloque dominante y sin adscribir al neoliberalismo eludió rupturas posliberales. Busca recuperar la gravitación industrial, presenta tintes neo-desarrollistas, limitó la valorización fi nanciera y no prioriza la primarización. Pero coexiste con el esquema sojero y no favorece a las mayorías populares.

Los grupos tradicionales venden sus fi rmas y no pesan entre las multinacionales latinas. La “argentinización” de los servicios y el capitalismo de amigos repiten antecedentes fallidos de industrialización. No existen empresarios dispuestos a asumir el riesgo de la inversión fabril y tanto la modernización agraria como la falta de fi nanciación, obstruyen la reindustrialización.

La infl ación, la fuga de capitales y la baja inversión retratan la conducta de los capitalistas. El gobierno resiste los ajustes cambiarios, pero otorga subsidios que socavan el superávit fi scal e inducen el endeudamiento. Al igual que en Sudamérica se renueva la dependencia de las exportaciones básicas. Argentina mantiene un lugar intermedio, diferenciado de la periferia inferior y de los BRICs, mientras se acrecienta la distancia con Brasil.

Las consecuencias atenuadas de la crisis global no obedecen a los ajustes de la ortodoxia, ni a las intervenciones estatales de la heterodoxia. Cambió el contexto y la localización de la crisis global, pero no su manejo. Aunque los motores del modelo se han deteriorado, no se avizora un retorno a los 90.

Hay tensiones entre el intento industrialista y la primarización. El gobierno y la oposición derechista agigantan las divergencias, oscurecien-do las coincidencias en los temas estratégicos. El modelo expresa la relación de fuerzas y la acción de un gobierno distanciado del derechismo y del reformismo. La política de contemporización social combina exigencias capitalistas con aceptación de demandas populares.

La política económica reúne actualmente muchos ingredientes de un modelo. Esta califi cación puede resultar abusiva en comparación a otras confi guraciones de la historia nacional, como el esquema agro-exportador o la sustitución de importaciones. Pero es totalmente pertinente frente a la convertibilidad. Sólo el tiempo zanjará el status histórico de la orientación vigente, pero ya son nítidos sus desequilibrios.

Rupturas y continuidades

El modelo emergió de una descomunal debacle. Ningún colapso anterior incluyó confi scación de los depósitos, cesación de pagos, masifi cación del desempleo, explosión de la pobreza y derrumbe industrial, en las proporciones observadas durante el 2001.

Este desmoronamiento puso en tela de juicio al propio capitalismo y fue superado con la reconstitución de este sistema. El esquema actual se asienta en la recomposición de la autoridad estatal y política que logró el gobierno de los Kirchner. Esta restauración permitió convalidar los privilegios de las clases dominantes y asegurar su continuado enriquecimiento a costa de las mayorías populares.

El modelo que ha regido desde el 2003 no introduce cambios sustanciales en el perfi l productivo tradicional de Argentina. Continúa primando el cimiento agrícola sobre una esfera industrial subordinada. No

se vislumbran modifi caciones en la inserción internacional, semejantes a las observadas en las economías asiáticas que se industrializaron aceleradamente (Corea del Sur) o se transformaron en potencias exportadoras (China).

Pero dentro de estas continuidades el modelo contiene giros signifi cativos en la política económica. El tipo de cambio bajo quedó inicialmente neutralizado con la devaluación, la apertura importadora fue sustituida por el énfasis exportador y las privatizaciones perdieron peso frente a la intervención del estado. Modifi caciones de la misma envergadura se verifi can en la política fi scal, laboral, monetaria y fi nanciera.

Estos cambios expresan un nuevo equilibrio entre los distintos sectores que integran el bloque dominante. Los privilegios que tenían los bancos se redujeron, la burguesía industrial logró mayor infl uencia y otros actores ganaron fuerza en el conglomerado agro-exportador.

El modelo actual se ha distanciado de todas las vertientes usuales del neoliberalismo. No promueve la apertura comercial, la desregulación laboral y las privatizaciones. Tampoco se basa en atropellos sociales sistemáticos o en medidas continuadas de ofensiva del capital sobre el trabajo. En el plano externo cuestiona el libre-comercio y la movilidad de los fl ujos fi nancieros.

Este alejamiento del neoliberalismo es visible en comparación a la convertibilidad y al rumbo seguido por otros países latinoamericanos. La fi delidad hacia la ortodoxia económica

Los nuevos desequilibrios de la economía argentinaeconomía argentina

CLAUDIO KATZ

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que se observa en Colombia, México o Perú ha desaparecido del modelo argentino.

Pero estas diferencias no han creado el escenario pos-liberal que surgiría de una ruptura radical con la etapa precedente. La nacionalización de los sectores básicos, la redistribución progresiva de los ingresos y la conversión de la inversión pública en la fuerza motriz de la economía constituirían los pilares de ese viraje. En ausencia de estos cambios es erróneo (o prematuro) cualquier diagnóstico de pos-liberalismo.

Objetivos y confl ictos

Un propósito explícito del modelo es recuperar la gravitación que tuvo la industria durante los años 50-60. Los funcionarios han mencionado este objetivo en sus reiterados elogios a la “burguesía nacional” y en los llamados a restaurar un empresario fabril autóctono y pujante. Esta convocatoria no quedó solo en los discursos. La asociación inicial de la UIA, Techint y otros grupos con la gestión K perdió fuerza, pero se ha mantenido.

Estas metas y alianzas explican el frecuente uso del término “neo-desarrollista” para caracterizar al esquema vigente. Esta denominación resalta la intención industrialista, en contraposición a la valorización fi nanciera precedente.

La supremacía que tuvieron los banqueros durante los años 80 y 90 obedecía a la regresión productiva y a la magnitud de la deuda pública. Estas ventajas de los bancos fueron abruptamente erosionadas por el crack del 2001. La rentabilidad del agro, la minería, la industria o los servicios, ya no marcha a la cola de la intermediación fi nanciera.

La intención industrialista intenta atenuar la preeminencia de la actividad agro-exportadora. Por esta razón el principal confl icto que afrontó el gobierno con sus socios de las clases dominantes giró en torno al manejo de la renta agraria.

Pero la meta industrialista es tan solo “neo” desarrollista. Ya no busca erigir un aparato fabril con el auxilio de las estatizaciones o el proteccionismo frente a un sector agrario estancado.

Sólo pretende reconstituir el debilitado tejido industrial, en coexistencia con una estructura agro-capitalista renovada y tecnifi cada. El viejo desarrollismo ha sido sustituido por esta variante agro-industrial.

Muchos autores elogian la pretensión industrialista, cómo si fuera el único camino posible o el más conveniente. Olvidan que su carácter capitalista lo torna adverso a las mayorías populares. Es importante resaltar este hecho, para retomar un análisis crítico y no elogioso del neo-desarrollismo.

El modelo atravesó períodos muy distintos, ya que la solvencia inicial fue seguida por varias convulsiones. Durante el 2002-07 mantuvo el apoyo unánime de todos los grupos dominantes, que recompusieron sus niveles de rentabilidad. La fuerte transferencia de ingresos generada por la mega-devaluación creó un colchón de benefi cios elevados, que permitió restaurar las ganancias.

Pero este estado de gracia se disipó durante el choque con los agro-sojeros. Este confl icto terminó con una derrota política de gobierno, que transparentó el nuevo poder de los capitalistas agrarios. Con su demostración de fuerza, estos sectores paralizaron cualquier intento gubernamental de avanzar hacia las metas industrialistas, capturando mayores porciones de la renta sojera. Esta restricción fue asumida por el gobierno y el establishment aceptó la continuidad del modelo.

Tampoco la derrota electoral de los Kirchner en el 2009 cambió el rumbo. La oposición derechista ocupó el centro de la escena, sin exhibir un perfi l

económico nítido. Posteriormente, el gran giro que parecía introducir la crisis internacional no se consumó y reaparecieron las líneas iniciales del modelo. Las medidas adoptadas en los últimos meses ilustran este rebrote, signado por el emblemático ascenso de una camada de funcionarios liderada por Marcó del Pont.

Los tres cuestionamientos que afrontó el modelo con la acción sojera, el retroceso electoral y la crisis mundial no han modifi cado su continuidad. Si esta persistencia se ratifi ca quedaría confi rmada una tendencia de largo plazo. Pero esta perdurabilidad no es sinónimo de buenos resultados. Hay una enorme brecha entre lo buscado y lo conseguido.

Orfandad industrial

Como el principal objetivo del modelo es aumentar la gravitación de la industria, el principal balance hay que situarlo en este sector. En contraste con lo ocurrido durante los 90 se registró un alto crecimiento, que recuperó la ocupación y frenó el desmantelamiento fabril. Pero los diagnósticos ofi cialistas que ensalzan los “nuevos bríos de la producción” y el “exitoso perfi l de las exportaciones” sobredimensionan lo ocurrido.

La recuperación se explica por la altísima capacidad ociosa que dejó la crisis. No se produjo ningún cambio signifi cativo en las tendencias precedentes a la extranjerización, concentración y escasa competitividad fabril. La participación de la industria en el PBI total es idéntica al 2003

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y mantiene la misma composición sectorial de las últimas décadas (con alta concentración en solo cinco sectores). El tibio avance exportador ha sido consecuencia de la devaluación y no de incrementos en la inversión.

El continuado peso de la extranjerización socava, además, el intento de reconstituir la vieja burguesía nacional. La devaluación del 2002 abarató los activos y tornó atractiva la venta de compañía a propietarios extranjeros, que ya poseen las tres cuartas partes de las grandes fi rmas. El gobierno no introdujo restricciones legales a estos traspasos, que las empresas transnacionales negocian desde una posición de fuerza. Estas fi rmas arriban al país siguiendo un cronograma de expansión global, fi jan sus condiciones de captura y han logrado adquirir con asombrosa facilidad un importante número de compañías.

Lo más llamativo es la disposición que mostraron los viejos dueños a desprenderse de sus propiedades. Muchos grupos familiares han desaparecido o quedaron en minoría ((Bemberg, Richards, Montagna, Gotelli, Garovaglio Zorraquín, Pérez Companc). Este retroceso de los industriales nativos es congruente también con el reducido papel que tiene Argentina en las multinacionales latinas. La única compañía de peso en este ascendente rubro es Techint. Las fi rmas restantes (Arcor, Impsa, Bagó) mantienen escasa relevancia, frente a sus pares de Brasil o México.

Estas limitaciones de los capitalistas nacionales no siguen un curso unívoco, ya que coinciden con una tendencia opuesta hacia la “argentinización” de los servicios. El modelo actual frenó la privatización foránea de esas actividades para incentivar un reingreso de los empresarios nacionales. Este recambio ya se verifi có en varias compañías (Telecom, Edenor) y se negocia en otras (YPF, Gas Natural). Los capitalistas argentinos prefi eren jugar sus fi chas a un negocio que tiene menores exigencias de inversión, ya que las tarifas y los subsidios se negocian con el gobierno de turno. Además, como la competencia está cerrada el riesgo es acotado.

El modelo tiende a recrear la vieja tradición de un “estado bobo”, que socorre a las empresas

quebradas (Aerolíneas, trenes, Aguas, Correo), asegura tarifas elevadas a los administradores privados (peajes, aeropuertos) y convalida el alto lucro de las actividades concesionadas (petróleo, minería, telefonía, electricidad). Esta política enriquece a ciertos grupos privilegiados, que están muy conectados con el gobierno (Eurnekian, Gutiérrez, Eskenazi, Bulgeroni).

Este favoritismo se extiende en forma más signifi cativa a otro círculo de empresarios afi nes al poder, que manejan los negocios de enriquecimiento fulminante y acumulan incontables denuncias de corrupción (Báez, Jaime). En este grupo de agraciados se asienta la reproducción del “capitalismo de amigos” que también propicia el modelo.

Esta modalidad de acumulación carcomió en el pasado varios intentos de ampliar la industrialización. Condujo a muchas situaciones de inefi ciencia e improductividad, que fueron costeadas con dinero público y terminaron desatando crisis fi scales. La repetición de estos fallidos antecedentes ilustra por dónde trastabilla el proyecto neo-desarrollista.

Nuevamente se verifi ca la ausencia de una clase capitalista dispuesta a asumir el riesgo de la inversión fabril. El sujeto social de un proceso reindustrializador no aparece en el escenario económico. Para contrapesar esta carencia se requeriría una decisión ofi cial más audaz de sustitución de esos empresarios por compañías estatales, en un marco de nacionalizaciones y mayor absorción de la renta agraria.

Hasta ahora el gobierno no ha mostrado ninguna inclinación por este rumbo.

Obstrucción agraria y fi nanciera

El intento neo-desarrollista enfrenta otro restricción resultante del nuevo escenario agrario. A diferencia de lo ocurrido en el pasado, la Pampa Húmeda ya no carga con la enfermedad del estancamiento. Desde hace tres décadas se verifi ca un intenso proceso de modernización capitalista, que ha elevado signifi cativamente el lucro promedio. Esta rentabilidad vuelve a disuadir cualquier intento de potenciar otras actividades de la economía.

El viejo esquema de latifundistas, arrendatarios y chacareros ha sido reemplazado por nuevas modalidades de contratistas tecnifi cados, que siembran y cosechan en estrecha asociación con los grandes exportadores y las fi rmas proveedoras de agro-químicos. La principal fuente de lucro proviene de la renta diferencial que genera la fertilidad de la tierra. Pero ese viejo atributo ha sido potenciado por inversiones que incorporaron nuevos componentes de ganancia.

Esta confi guración rivaliza con el proyecto industrialista, al atraer los capitales disponibles hacia el redituable sector rural. Este segmento absorbe toda la renta dentro de su propio circuito. El mismo obstáculo que impidió el despegue industrial vuelve a limitar su desarrollo contemporáneo.

Pero esta nueva obstrucción incluye un novedoso componente de supremacía de la soja. La especialización en este

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insumo -en sustitución del trigo y la carne- instaura un mono-cultivo muy regresivo. Por un lado generaliza un producto genéticamente modifi cado que deteriora el suelo por falta de rotación y acentúa la erosión. La expansión extra-pampeana de esta especialidad tiene consecuencias más dramáticas. Desplaza población nativa, arrasa el monte, deforesta y expropia las tierras de las comunidades.

El reinado de la soja incrementa, además, la vulnerabilidad externa de la economía, al reforzar la atadura al vaivén de los precios internacionales de las materias primas. Lo ocurrido recientemente con China es aleccionador de esta fragilidad. El gran cliente del país amenazó con recortar sus adquisiciones, si Argentina continúa resistiendo una mayor apertura a las manufacturas fabricadas en Asia.

Este chantaje repite la presión librecambista que en el pasado imponía Gran Bretaña. Para hacer buena letra con un comprador de exportaciones básicas hay que demoler la industria nacional. Esta antigua condena vuelve a sobrevolar en todas las negociaciones comerciales. China exigirá mayores concesiones y ya está interesada en el negocio petrolero y minero.

La supremacía de la soja también obstaculiza la expansión del empleo genuino. Este impacto es relativizado por los autores que reivindican la “industria de commoditties” que rodea a ese producto. Pero no brindan datos confi ables de ese efecto, ya que salta a la vista la incapacidad de un mono-cultivo para erradicar el paro estructural que padece Argentina.

En realidad, la tecnifi cación de la siembra y cosecha de la soja reduce también la demanda de mano de obra en el campo. Todos los elogios a ese producto simplemente repiten las leyendas del liberalismo. Suponen que Argentina carga con el inexorable destino de proveer alimentos al resto del mundo y que ese designio desembocará en un derrame de empleo e ingresos. Dos siglos de experiencia histórica deberían alcanzar para archivar esos mitos.

El gobierno cuestiona la especialización sojera, pero no adopta medidas drásticas para revertir esa primacía. Esta limitación coincide,

además, con el impulso que los Kirchner han brindado al extractivismo petrolero y minero.

La depredación del subsuelo comenzó en los 90, pero ha sido intensamente continuada por el gobierno. Argentina nunca fue un exportador de minerales o petróleo, pero ahora tiene el régimen de minería más neoliberal del planeta y con la exención de impuestos se facilita una descarada contaminación. En el campo del petróleo se está llegando a un punto crítico por la caída de las reservas y la ausencia de nuevos yacimientos.

Otro tipo de límites enfrenta el modelo en el plano fi nanciero. Los bancos perdieron su lugar privilegiado luego del default y ya no acumulan ganancias desproporcionadas. La estructura bancaria se ha reconstituido con mayor incidencia de las entidades privadas nacionales o estatales y menor gravitación de las fi liales extranjeras.

El sistema actual se achicó y mantiene utilidades a través de dos negocios. Por un lado lucra con la fi nanciación del consumo de los sectores de altos y medianos ingresos. Por otra parte sostiene la bicicleta de los títulos públicos. Con la pesifi cación de la deuda, los banqueros encontraron un buen terreno de lucro.

El gobierno tejió una alianza con los banqueros locales, que han sostenido a los Kirchner en todos los momentos de adversidad. Pero la estructura fi nanciera vigente no suministra el crédito de inversión que requeriría un proceso de reindustrialización. Hay alta liquidez, pero pocos préstamos para los riesgosos

emprendimientos de largo plazo. Cómo la tasa de interés se mantiene por las nubes, la fi nanciación industrial no aparece por ningún lado.

Todas los correctivos que intenta el gobierno son parches de corto plazo, basados en redescuentos que solventa el estado y administran bancos. Hay varios proyectos de reforma fi nanciera para ampliar los servicios, desconcentrar la actividad y favorecer la bancarización. Estas iniciativas buscan extender los préstamos, pero no apuntalan la industrialización en gran escala. Excluyen, por ejemplo, la reintroducir el viejo instrumento desarrollista de los depósitos nacionalizados.

En síntesis: el intento industrializador carece de un sujeto social que motorice la acumulación, enfrenta fuertes obstáculos en el agro y no tiene el sostén en la banca. Este cúmulo de obstrucciones se verifi ca en los desequilibrios del modelo.

Contradicciones específi cas

Durante período 2002-7 el modelo funcionó con pocas perturbaciones. Hubo alto nivel de las ganancias y elevados precios de las exportaciones. También se recuperó el poder adquisitivo con la mejora del empleo y los ingresos de los trabajadores y la clase media. Como la estructura productiva se mantiene sin cambios, al quedar eliminada la capacidad ociosa ese repunte del consumo desató fuertes tensiones.

En el 2007 comenzaron los problemas. Se frenó el intenso

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crecimiento, se moderó la recaudación y reapareció la carestía. Además, resurgió la preocupación por la deuda y se acentúo la desaparición del superávit fi scal.

Estas limitaciones no provienen sólo de contradicciones genéricas del capitalismo que afectan a todas las economías. Tampoco obedecen únicamente a los desequilibrios tradicionales de una estructura agro-exportadora. Son desajustes del propio modelo, que se verifi can en comparación a lo observado en otros países durante el mismo período.

La infl ación es el principal foco de estas tensiones. Nadie conoce su magnitud real por la deformación de las estadísticas que introdujo el gobierno. Esa distorsión amplifi có un hábito de varios administradores anteriores, que también buscaron ocultar la realidad con fi cciones numéricas.

La carestía golpea especialmente a los más pobres, ya que incide directamente sobre el consumo de los alimentos y licua la asignación por hijo. Esta infl ación se encuentra muy lejos de los porcentuales descontrolados de los años 80 y 90, pero es alta en términos comparativos. Supera en nueve veces la media global, se ubica cinco o seis veces por arriba del promedio de los países vecinos y en el 2009 triplicó la media latinoamericana.

Muchas causas se conjugan para producir este resultado infl acionario, pero los precios aumentan para mantener la rentabilidad de las grandes empresas. Esta es la principal razón del fl agelo. Los grupos capitalistas más concentrados aseguran benefi cios elevados, con remarcaciones que solo ellos pueden concretar.

La infl ación actual no obedece como en el pasado al quebranto fi scal, ni expresa una pugna distributiva. Refl eja sobre todo fuertes restricciones de la oferta. Los precios son empujados hacia arriba por una baja provisión de productos, ante una demanda recompuesta. Ya no es posible satisfacer con la misma capacidad instalada los nuevos pedidos de compra. Este bache ilustra un punto crítico del ensayo neo-desarrollista, que aspira a expandir el abastecimiento de mercancías.

Otro bache del mismo tipo se

verifi ca en la fuga de capital, ya que el dinero expatriado es sustraído de la inversión industrial. La recuperación productiva y las elevadas tasas de rentabilidad local no han disuadido el retorno de los capitales, ni atenuado su ritmo de salida. La masa de fondos en el exterior se duplicó durante los 90 y ha quedado estabilizada en una magnitud récord de 135.000 millones de dólares.

Esta fuga presenta muchas semejanzas con la infl ación, ya que ambos procesos retratan el comportamiento de las clases dominantes. Ante cualquier perturbación, los acaudalados remarcan precios y giran el dinero al exterior. Esta conducta reproduce un viejo adiestramiento en la gestión de negocios amenazados por la inestabilidad económica o política. Por memoria, tradición e impunidad, la elite burguesa continúa actuando con refl ejos que limitan el curso de la acumulación requerido para un proyecto industrialista.

Pero la principal restricción que enfrenta el modelo es la falta de inversión. Esa variable mejoró y alcanzó un pico del 24% del PBI (2007), que posteriormente volvió a decaer al 20% (2009). Estos porcentajes no alcanzan para mantener un ritmo de crecimiento del 8-9% y limitan el repunte de la competitividad. El mayor problema radica, además, en el destino de colocaciones. El nuevo capital se concentra en sectores de exportación o construcción y no en las áreas claves de la reproducción industrial.

La escasa disposición inversora de los capitalistas se verifi ca también en la fuerte reducción de la deuda privada.

El abultado excedente de divisas que lograron muchas empresas ha sido destinado a cancelar pasivos externos y a reducir la exposición de las fi rmas. Estas decisiones fueron adoptadas en desmedro de la reinversión en equipamiento local.

Por dónde se lo mire el modelo actual no ha modifi cado el patrón de conducta clásico del empresariado argentino. La costumbre de buscar altos benefi cios con baja inversión se mantiene invariable y por esta razón el agotamiento de la capacidad ociosa ha conducido a exigir nuevos reajustes del tipo de cambio.

En vez de propiciar avances en la producción por cuenta propia, los capitalistas pretenden renovar sus lucros con devaluaciones que costea toda la población. Esta exigencia ha mostrado igualmente muchos altibajos, ya que son conocidas las nefastas consecuencias de un ajuste de la divisa. Por esta razón predomina la cautela, a pesar de la paulatina disipación de la ventaja cambiaria creada en el 2002.

El gobierno es muy reacio a convalidar la carrera entre precios y dólar que desataría cualquier devaluación. Cómo su único instrumento para frenar la carestía es el atraso cambiario, ha resistido desde el 2007 todas las presiones del empresariado.

Pero los Kirchner han compensado a los grupos capitalistas con mayores subsidios. Las viejas subvenciones a la promoción industrial han sido ampliadas con transferencias sistemáticas para abaratar los costos de la energía, el transporte y los insumos básicos. Es cierto que estos subsidios garantizan,

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además, tarifas reducidas para distintos segmentos de la población. Pero la prioridad del favoritismo ofi cial han sido grandes compañías.

Ese tipo de subvenciones constituye un rasgo de cualquier esquema desarrollista, pero el modelo actual intenta compatibilizarlo con el superávit fi scal, es decir con una característica contrapuesta y derivada del colapso del 2001. Por la secuela que dejó el default, el gobierno teme las consecuencias de un desfi nanciamiento de la Tesorería. Hasta ahora los subsidios a los empresarios han deteriorado el excedente fi scal, sin recrear una amenaza de cesación de pagos.

En cierta medida el equilibrio fi scal se mantuvo con el aumento de la recaudación, pero las cuentas públicas del 2010 ya no presentan el desahogo del 2006. Frente a este escollo, en lugar de introducir reformas fi scales progresivas el gobierno recurre al endeudamiento. Todas las medidas adoptadas desde el primer canje apuntan a recrear la fi nanciación externa. Se canceló la deuda con el Fondo Monetario, fue reabierto el canje y continúan las negociaciones para arreglar los pasivos pendientes con el Club de Paris.

Como el modelo no tiene sustento fi nanciero, los Kirchner apuestan al crédito externo, olvidando cuán gravoso resulta ese auxilio a mediano plazo. El endeudamiento es tan pernicioso como innecesario, ya que con ahorro local se podrían cubrir todas las necesidades de la tesorería. Este camino es eludido por una simple razón: exigiría cobrarle impuestos a los socios privilegiados del esquema actual.

Comparación con los vecinos

La economía argentina sigue un curso semejante a los restantes países sudamericanos y comparte la renovada dependencia regional hacia las exportaciones básicas. La incidencia de los precios internacionales de los metales, los alimentos o el combustible se ha incrementado signifi cativamente en los últimos años.

En este escenario se afi anza el lugar intermedio de Argentina, como un país que ha sido incorporado al G 20, mantiene clientes diversifi cados y actúa como agro-exportador de peso.

Es una economía dependiente, pero no comparte el escalón inferior ocupado por las empobrecidas naciones andinas o centroamericanas.

El país tampoco integra el bloque de BRICs que amplían su gravitación global. No maneja fondos soberanos, ni cuenta con multinacionales emergentes o algún liderazgo de exportaciones industriales en los intercambios Sur-Sur. Este lugar intermedio acrecienta una distancia con Brasil, que ya es aceptada como dato irreversible por las elites gobernantes.

Con una política económica social-liberal y tasas de crecimiento inferiores, el capitalismo brasileño ha ganado espacio regional. Con orientaciones heterodoxas y mayor nivel de actividad, Argentina no han revertido su desplazamiento. Este resultado confi rma que la política económica constituye tan solo factor, de la inserción que tiene cada país en la división internacional del trabajo.

La clase dominante argentina no disputa hegemonía regional con Brasil. Pierde peso a medida que las empresas del vecino compran fi rmas locales sin ninguna contrapartida inversa. La sociedad entre ambos países igualmente se afi anza, ya que Brasil necesita a su acompañante del MERCOSUR para negociar espacios geopolíticos e infl uencia comercial. Argentina igualmente conserva algún juego propio, en los acuerdos que por ejemplo suscribe con Venezuela.

El modelo económico vigente no ha modifi cado la brecha con Brasil que obedece a condicionantes de largo plazo, derivados de grandes diferencias en recursos naturales, demografía y

territorio. El vecino tiene una dimensión continental cuatro veces superior a la Argentina y alberga una población cinco veces mayor.

Esta desigualdad no impedía hasta la posguerra la continuada primacía de la nación austral. En los años 60 todavía subsistía cierta paridad económica, que se disipó con el posterior avance del PBI brasileño.

Algunas explicaciones de esta brecha ponen el acento en la mayor obstrucción que impone el lobby agrario argentino al desarrollo industrial. Otras caracterizaciones remarcan el comportamiento rentista de la burguesía local, que ha sido muy proclive a concentrar negocios en la especulación fi nanciera. Esta conducta es vista como una herencia cultural de la oligarquía vacuna, que legó su improductividad a todos los grupos dominantes.

Otros enfoques estiman que estos condicionamientos han sido menores, en comparación a la ausencia de estabilidad política que singulariza a la Argentina.

Esta fragilidad anuló las estrategias ofi ciales más perdurables que se observan en Brasil y que generaron una burocracia estatal más cohesionada y articulada con la clase capitalista. Los dominadores de ese país nunca enfrentaron, además, el nivel de desafío social que impuso la clase obrera argentina.

Seguramente la explicación de los desniveles capitalistas entre ambos países se encuentra en alguna combinación de esos argumentos. Lo que parece confi rmarse es la incapacidad del modelo actual para revertir esas tendencias.�

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Escenarios cambiantes

A principios del 2009 las consecuencias locales del temblor fi nanciero internacional parecían furibundas. Pero ese sombrío panorama se revirtió en el 2010. Retornó el crecimiento y la euforia del consumo junto al repunte de la soja. También reapareció el entusiasmo ofi cial y la gran prensa vuelve a imaginar una “oportunidad histórica” para el país.

Esta ciclotimia anímica conduce a olvidar que el impacto limitado de la crisis ha sido similar al resto de Sudamérica. Esta vez el temblor se localiza en las economías desarrolladas. Afecta de manera atenuada a una región que ya procesó la depuración de los bancos y la desvalorización de empresas y fuerza de trabajo. Estas peculiaridades empalman con el estímulo externo creado por la demanda asiática de las exportaciones primarias.

Todos estos datos son omitidos por los economistas ortodoxos, que atribuyen la moderación de la crisis, a un manejo sobrio del endeudamiento o la expansión monetaria. La misma amnesia padecen los teóricos heterodoxos, que explican ese resultado por el sostenimiento de la demanda con políticas de intervención estatal.

Se olvidan que ese auxilio no ha sido un invento argentino. Es un mecanismo utilizado en muchos países, con efectos cambiantes en cada economía. Lo llamativo, además, es la semejanza de coyunturas en países latinoamericanos que aplican políticas distintas. Ha cambiado más el contexto y la localización de la crisis mundial, que su manejo con instrumentos monetarios y fi scales.

El efecto de esa eclosión continuará dependiendo de su intensidad y duración global. Si la recaída que se observa en los últimos meses queda limitada a Europa, las consecuencias sobre la economía argentina serían leves. Si por el contrario la crisis vuelve a mundializarse al nivel del 2008, es probable que resurjan las tendencias recesivas. En ambas circunstancias será determinante el precio de las materias primas.

El modelo económico K enfrenta ambos escenarios con los motores más

deteriorados que en el período 2003-07. Pero no afronta perspectivas de explosivo retorno al 2001, ni tiende a repetir la prolongada caída de los 90. No están a la vista tampoco los severos ciclos depresivos, que en las últimas tres décadas golpearon a la economía nacional.

El impacto atenuado de la crisis global tiene fuertes repercusiones políticas e ideológicas. Entre la población existe una generalizada impresión, que Europa padece actualmente lo ya se vivió en el país. Esta sensación es muy intensa por la cercanía histórica de las economías sacudidas por el temblor. No es lo mismo un lejano colapso en el Sudeste asiático, que una conmoción en las emparentadas naciones de España, Portugal o Italia.

La resonancia aumenta también a medida que el discurso neoliberal se afi anza en el Viejo Continente, reiterando un libreto muy familiar a todos los argentinos. La corrupción del estado, el descontrol del gasto social y la vagancia de los obreros ya no se localiza ahora en el Gran Buenos Aires, sino en Europa del Sur.

El gobierno aprovecha esta reaparición de los argumentos ortodoxos para ponderar las virtudes del modelo argentino, omitiendo que este esquema surgió de la misma crisis capitalista que ahora padecen los europeos. El discurso ofi cial contrasta explícitamente al crecimiento del país con el ajuste imperante en el Viejo Mundo y afi rma que allí se repite el error cometido durante la convertibilidad, cuándo se apretó el torniquete defl acionario.

Pero si todos los países pudieran elegir la política económica a seguir, nadie se fl agelaría con una sucesión

de auto-ajustes. Lamentablemente el capitalismo no permite esta opción. Cuando llega el momento de agredir a los pueblos, los socialdemócratas calcan a los conservadores, con la misma fi delidad que los justicialistas a los radicales. Todos implementan el mandato de ajuste que imponen las clases dominantes.

En lugar de reconocer esta compulsión capitalista, el gobierno difunde una cándida contraposición entre caminos de recesión y senderos de prosperidad. Los voceros de esta absurda disyuntiva ponderan ahora el alineamiento de Argentina con Estados Unidos en el campo del crecimiento y objetan el rumbo depresivo que promueve Alemania.

Pero como las víctimas de la crisis europea son los oprimidos, el devenir de este proceso depende de la resistencia social. Esta reacción y no la adopción de una u otra política económica defi nirán el futuro. En este plano las comparaciones con Argentina son muy pertinentes, ya que todos se preguntan si en el Viejo Continente se repetirá la rebelión experimentó nuestro país en el 2001.

¿Dos modelos?

Todo el ciclo K ha estado dominado por un contraste entre el modelo ofi cial y el propuesto por la oposición derechista. Estas dos alternativas han aparecido como esquemas irreconciliables. Especialmente los Kirchner han incentivado esta contraposición. Sostienen que se debe optar entre el curso actual y el retorno al ajuste. En estos términos se han discutido todos los grandes temas desde el 2003.

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Los economistas de la derecha consideran que el crecimiento ha sido un producto rezagado de la privatización de los 90. Estiman que las inversiones de ese período permitieron la recuperación posterior. Pero omiten la regresión social y el colapso fi nanciero, que provocó la transferencia gratuita de los bienes públicos a los grupos capitalistas.

Los ortodoxos también afi rman que el gobierno fue tocado por la suerte de coyunturas internacionales favorables, sin recordar la nefasta gestión que ellos tuvieron de de circunstancias semejantes. Los neoliberales se mantuvieron igualmente replegados, mientras el modelo funcionó de manera aceptable. Desde que afl oraron los problemas repiten una y otra vez sus críticas al desborde del gasto público.

Afi rman que esas erogaciones se han desbocado y pronostican un diluvio infl acionario si no se corta el dispendio. Pero la credibilidad de estos mensajes choca con su propio pasado en la administración de las fi nanzas públicas, que estuvo signado por quebrantos mayúsculos. El discurso derechista simplemente expresa el interés que tienen los banqueros en preservar una situación fi scal controlada, para asegurar el cobro de la deuda. Suelen ocultar que en términos internacionales el gasto público actual es bajo y no plantea un desemboque catastrófi co.

En los mensajes de los neoliberales resulta difícil distinguir las divergencias económicas de las disputas políticas. Cuándo cuestionan la ausencia de un “plan económico coherente”, la falta de un “ministro confi able” o el “aislamiento del mundo”, no hablan de problemas reales. Lo mismo ocurre cuándo arremeten contra los funcionarios que “no generan confi anza” o “se fi nancian con la caja”. Estas palabras huecas desnudan la ausencia de un proyecto económico alternativo.

El gobierno apela al discurso inverso, extremando las contraposiciones con sus adversarios. Se auto-asigna todos los méritos del crecimiento y se vanagloria de una orientación heterodoxa, que contuvo los vendavales externos con superávit fi scal, excedente comercial y colchones de reservas.

Este relato coloca al modelo en el altar. Le atribuye el rescate de la

economía, cómo si no tuviera relación alguna con la hecatombe previa. Se oculta que el aprovechamiento de la coyuntura internacional ha estado muy conectado con la sangría que provocó la mega-devaluación y la confi scación de los depósitos. El ciclo K es un producto de ese ajuste y no su antítesis. Se asienta en el trabajo sucio precedente, que recompuso la rentabilidad de los capitalistas.

El gobierno y la oposición derechista están igualmente interesados en agigantar las divergencias, que subyacen en el debate sobre los dos modelos. Pero este contrapunto se asienta en las tensiones reales que genera el intento industrialista ofi cial. El favoritismo hacia aliados de la UIA y la canilla de subsidios que reciben los capitalistas amigos, desatan la ira de los marginados del festín.

También existe una apuesta de ciertas fracciones de la oposición a una mayor primarización. Promueven un retorno a la apertura comercial, que está en confl icto con la ambición industrialista. Este regresivo planteo ganó fuerza durante el choque con los sojeros y condujo al resurgimiento del gran mito agrario (“solo el campo puede salvar a la Argentina”). Quiénes buscan reforzar la mono-exportación promueven la disminución drástica disminución de las retenciones.

Pero el dato dominante del escenario actual no es el choque entre los dos modelos. Las diferencias de prioridades económicas entre el gobierno y lo oposición derechista no siguen un línea nítida. El grueso de agro-negocio se alineó con la oposición, pero muchos exportadores y aceiteros

se ubicaron en el campo ofi cial. La mayoría de los industriales toma partido por el gobierno, pero otros sectores son críticos. Los banqueros se han repartidos entre los dos bandos.

El confl icto es sinuoso, ya que el gobierno elude embarcarse en un proyecto consecuentemente antiliberal y la oposición rechaza cualquier retorno a la convertibilidad. Lo que existe es una seria confrontación política, cultural e ideológica, que no tiene correlato directo en la economía.

Por esta razón, cuando baja el ruido reaparece la verdadera intención conciliadora de ambos sectores. Las coincidencias principalmente afl oran en temas estratégicos como el canje. Más allá de los chisporroteos creados por la forma de pago (uso de reservas o ajuste presupuestario), el gobierno y la oposición convergieron en anular la ley cerrojo que impedía esa operación. Esta aprobación común se extiende a otras señales lanzadas en común, para volver al mercado fi nanciero internacional.

Contemporización social

El modelo actual es una construcción político-económica. No se lo puede entender en el plano abstracto de los números. Es un resultado directo de la relación social de fuerzas creadas por la rebelión del 2001 y de la acción de un gobierno que disipó ese levantamiento.

Como Lula en Brasil o Mugica en Uruguay, los Kirchner encabezan una administración de centroizquierda, que acepta las conquistas democráticas y recurre al asistencialismo en gran escala. Buscan amortiguar las tensiones sociales, evitando el uso de la violencia

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estatal contra los oprimidos.Esta política es muy distinta a

la implementada por los gobiernos derechistas de la región, que recurren a la represión para impedir cualquier reforma social signifi cativa. Argentina es actualmente ajena al terrorismo de estado que impera en Colombia, a las masacres de indígenas que existen en Perú y a la persecución del sindicalismo independiente que se verifi ca en México. El país se ubica también en las antípodas de la militarización que irrumpe en Chile ante cualquier signo de inestabilidad.

Pero los Kirchner no forman parte de la oleada de gobiernos reformistas, que en Venezuela, Ecuador y Bolivia han chocado con las clases dominantes y el imperialismo, recurriendo a la movilización popular. El ALBA y el socialismo del siglo XX no fi guran en ningún discurso ofi cial y esta ausencia no obedece sólo a la tradición justicialista, que recrea el gobierno. También expresa la carencia de proyectos redistributivos semejantes a los ensayados por los gobiernos más radicales de la región.

El condicionante distintivo de la administración actual es el legado que ha dejado la rebelión del 2001. A diferencia de Lula, los Kirchner han debido gobernar con un ojo siempre puesto en la reacción de los oprimidos. El movimiento social ha mantenido un alto grado de movilización, que obliga a tomar en cuenta sus demandas. Por esta razón mientras que Lula logró consolidar la estabilidad social-liberal, los Kirchner han enfrentado un sobresalto tras otro. Esta asimetría obedece en última instancia a la intensidad de la acción popular, en un país que dirime su vida política en las calles.

Ciertamente la insurgencia del 2001 se desactivó y la autoridad estatal fue reconstituida. Pero persiste la inestabilidad, la erosión de los viejos partidos y un signifi cativo bloqueo a la gestación de un proyecto conservador. Los derechistas han perdido la brújula, luego de la gran movilización que lograron con los sojeros.

Este fracaso obedece a muchas razones de liderazgo, programa y discurso, pero también expresa el profundo rechazo popular a cualquier retorno del neoliberalismo o la Alianza. Desde mitad del año pasado el gobierno

ha recuperado la iniciativa política por este espanto que generan los derechistas, no solo entre los trabajadores sino también entre la clase media anti-K. Este resultado es otro efecto lateral del escenario creado por el 2001.

El gobierno se recuesta nuevamente en el PJ, la burocracia sindical, los caudillos provinciales y los barones del Gran Buenos Aires. Abandonó el proyecto transversal y no reconstituye el lazo popular duradero que forjó el viejo peronismo. Pero mantiene una política de contemporización con los oprimidos. No solo elude confrontar, sino que ha implementado políticas tendientes a evitar el agravamiento del deterioro social. Ciertamente no introdujo ninguna mejora comparable a las conquistas del primer peronismo, pero atempera los atropellos patronales y otorga concesiones signifi cativas

Agresiones y concesiones

El modelo prioriza la contención social y por eso combina la instrumentación de las exigencias de los capitalistas con la aceptación de demandas populares.

El primer curso se verifi ca en la política de tolerancia hacia la infl ación y en la negativa a aplicar controles de precios. Los aumentos de salarios que en las negociaciones colectivas parecen importantes, en la práctica sufren la poda de la carestía. La estrategia subyacente es aguardar una distensión de los precios o avanzar hacia algún pacto social con los empresarios y los sindicatos.

A lo largo de siete años de crecimiento los salarios de los trabajadores formales se recuperaron junto al empleo, siguiendo la pauta del ciclo económico. Pero las ventajas logradas por los patrones con los

atropellos de los 90 han permitido mantener el costo laboral unitario por debajo del promedio tradicional. La política ofi cial ha convalidado todos los incrementos de la productividad que refuerzan la explotación.

Los salarios del sector formal se han recuperado, pero su participación en el ingreso nacional continúa relegada. En cualquier medición del repunte, la mejora de los sueldos ha sido inferior a la productividad y a las ganancias.

El modelo reafi rmó el trabajo en negro. El segmento informal aglutina a la mitad de la población laboral y tiene alta gravitación no solo en las pequeñas empresas, sino también en las grandes compañías y el estado. Es cierto que el número de formalizados ha crecido en los últimos años, pero esa mejora no guarda relación con cualquier otro número de la economía. Al igual que la infl ación, el gobierno tolera la precariedad laboral porque allí se localiza una gran reserva de salarios bajos.

Es indudable que la pobreza y la indigencia han caído signifi cativamente desde los terribles indicadores del 2001. Esta reducción fue un resultado combinado de la mejora del empleo y la continuidad del asistencialismo. Pero esta disminución ha quedado amenazada desde el 2007 por los rebrotes de la infl ación. El modelo tendió a sustituir la pobreza del desempleado por la miseria del trabajador precarizado y este resultado no es ajeno a una política económica que asegura altos benefi cios a los grupos patronales.

Este efecto se corrobora también en el agravamiento de la desigualdad. Muchos indicadores destacan que la brecha entre ricos y pobres se ensanchó durante el crecimiento, consolidando una fractura latinoamericana que Argentina había logrado evitar durante

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la mayor parte del siglo XX.En síntesis: el esquema económico

recompuso todos los índices sociales frente a las dramáticas magnitudes del 2001, pero no restituyó los niveles de pobreza, salario o empleo predominantes en los ciclos de mayor normalidad. Estos porcentajes se mantienen por debajo de los promedios vigentes en esos períodos. Tomando en cuenta el largo período de crecimiento a tasas chinas de los últimos años, salta a la vista que el propio modelo es responsable de la polarización social.

Pero este resultado no anula otro dato clave: la política económica actual ha incluido importantes concesiones sociales, que representan conquistas para el movimiento popular. El gobierno avala una política salarial permisiva, que reinstaló la negociación colectiva en el centro a la vida laboral. El salario mínimo fue aumentado y los gremios estatales que protagonizaban prolongados confl ictos lograron ciertas mejoras. Estos benefi cios no se extendieron a los trabajadores informales, pero los avances en un sector suelen repercutir favorablemente sobre el otro.

En los últimos siete años se expandió el empleo público, quebrando un tabú del neoliberalismo. La pérdida de puestos de trabajo que generó la recesión del año pasado, fue por ejemplo compensada con la ampliación de cargos estatales, especialmente en las provincias. En su endiosamiento de la libre contratación del mercado, los derechistas identifi can esta extensión con el clientelismo y la inefi ciencia. Pero la obtención de un empleo estatal estable constituye un apreciado logro para cualquier oprimido.

La asignación por hijo que se implantó el año pasado no es universal, resulta insufi ciente en número y monto, absorbe planes anteriores y tiende a ser desvalorizada por la infl ación. Pero también plasma un principio de conquista. Amplió signifi cativamente la población necesitada de cobertura y creó las condiciones para extensiones sucesivas del programa. En lugar de fi nanciarse con impuestos a los acaudalados, esta iniciativa se nutre de la previsión social. Pero su implementación comienza a concretar una vieja demanda del movimiento

socialLo mismo ocurre con las

jubilaciones. El gobierno reunifi có la estructura previsional mediante la nacionalización de las AFJP, con la intención de asegurar fondos para la deuda y prevenir el colapso de un régimen previsional vaciado. Maneja el dinero del sistema sin ningún control, recure a sospechosas operaciones con títulos públicos y otorga explícitos subsidios a las grandes empresas. Pero estos desarreglos no desmienten el avance logrado con la desaparición del régimen de capitalización. Esta eliminación ha sido progresiva y contraria a las políticas imperantes en el resto del mundo.

Con esta nacionalización se crearon también mejores condiciones para luchar por los aumentos para los jubilados. Esta demanda se ha intensifi cado, frente a los inconsistentes argumentos que esgrime el gobierno para resistir el otorgamiento del 82%. No solo hay superávit en las cajas del sistema, sino que la reinstauración de los aportes patronales permitiría comenzar a sostener ese porcentaje en el tiempo. También aquí se perciben las dos caras de la política ofi cial. Por un lado mantiene al grueso de los pensionados en la mínima y acható la pirámide de cobro y por otra parte otorgó ajustes, introdujo un principio de movilidad y amplió la cobertura a un gran número de desposeídos.

Todo el panorama social está signado por este tipo de conquistas frágiles, limitadas y amenazadas, que pueden revertirse por la propia

dinámica del modelo capitalista. Pero son logros que obedecen a la vitalidad de las luchas sociales, en un país con récords de manifestaciones, paros y cortes de calles. El gobierno reconoce esta realidad y por eso se ha manejado con cautela frente a la protesta social.

Programa y estrategia

Como el modelo y sus alternativas derechistas expresan proyectos de las clases dominantes, resulta necesario construir otra opción al servicio de las mayorías populares. La condición de este curso es un programa que exprese las urgencias de los oprimidos.

Durante la recesión del año pasado las prioridades populares estuvieron concentradas en la defensa del empleo y en reclamos de suspensión de los despidos. Con el reinicio de la recuperación, el centro de atención vuelve a ubicarse en las demandas salariales, que ahora necesitan una escala móvil para contrarrestar los efectos de la infl ación.

El 82% para los jubilados se encuentra en centro de la escena, junto a la necesidad de equiparar el haber mínimo con el salario básico. Se puede comenzar a concretar estos objetivos, si las grandes empresas vuelven a tributar lo que tradicionalmente aportaban. Pero resulta indispensable asegurar que el dinero de la previsión social se utilice para los jubilados, poniendo fi n al desvío de estos fondos para otras fi nanciaciones del estado. Las cajas deben ser administradas por quiénes las solventan y el tesoro debe asegurar sus

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recursos por otros canales.También la generalización y el

aumento de la asignación por hijo son factibles, mediante una reforma impositiva que grave a los grandes patrimonios y permita la efectiva universalización de ese ingreso. En vez de canalizar los fondos públicos hacia las grandes empresas, corresponde incrementar de inmediato el presupuesto de educación y salud. Este aumento es indispensable para cerrar la impúdica brecha que separa a los colegios elegantes y a los hospitales privados, de los servicios públicos degradados que utiliza la población sin cobertura.

Cualquier mejora en el nivel de vida popular necesita mecanismos de control de precios, para impedir que la infl ación neutralice esos avances. Pero la estabilidad de precios también requiere que las fi nanzas públicas se equilibren sin mayor endeudamiento. En lugar del canje, la emisión de títulos, los arreglos con Club de Paris y la convivencia con el FMI se necesita investigar los viejos pasivos que el gobierno recicla y suspender durante esa inspección las cuestionadas erogaciones.

El estado puede fi nanciarse con la postergada reforma impositiva. Siempre se reconoce la urgencia de esta transformación, pero nadie se atreve a ponerla en marcha. Mientras el IVA persiste en porcentajes inadmisibles, continúan exentas la herencia y las transacciones fi nancieras.

Con ciertas acciones prioritarias, un proyecto popular podría comenzar a reorganizar la producción al servicio de las mayorías. Para instrumentar estas iniciativas es necesario cortar los canales de sabotaje que utilizan los grandes capitalistas, frente a cualquier amenaza a sus privilegios. El control de cambio y la estricta regulación estatal de los capitales que ingresan y salen del país es una medida elemental, que no rige en Argentina.

Pero el desarrollo del país también necesita la centralización de todos los recursos fi nancieros en manos del estado. Un sistema de banca pública -que asigne el crédito en función de las prioridades productivas- permitiría implementar un proyecto industrial efi caz. Esta acción debería complementarse con la reversión del mono-cultivo sojero, incentivando

la diversifi cación agropecuaria. En este marco, el comercio exterior nacionalizado y el manejo estatal de los principales precios de compra-venta agrícola contribuirían a remodelar la economía. Establecerían los cimientos para una reindustrialización sostenida en la nacionalización de los recursos básicos.

Un programa de este tipo puede contribuir a la construcción de la alternativa popular si no gira en el vacío. Es útil para avanzar en la gestación de un tercer polo político. Esta opción es indispensable para superar la falsa polarización que han creado el gobierno y la derecha. Para lograr un país de igualdad, justicia y democracia hay que crear una alternativa de izquierda. La experiencia indica que esta construcción no es sencilla y debe confrontar con vicios muy arraigados en los colectivos militantes.

En la coyuntura actual se plantean, además, dos condiciones para convertir el programa en realidad. El primer requisito es desenvolver un discurso y una acción claramente diferenciados de la derecha. Este señalamiento es obvio, pero se ha tornado necesario desde el alineamiento que tuvieron algunos sectores de la izquierda con la Mesa de Enlace. Esa inadmisible alianza asume en la actualidad otras modalidades de convergencia con sectores reaccionarios en campañas contra la deuda, el ingreso universal o las jubilaciones.

También se ha generalizado cierta repetición de la vacua retórica

constitucionalista que propagan los conservadores y no pocas copias del libreto que difunden los medios de comunicación enemistados con el gobierno. Cuestionar al kirchnerismo desde este fl anco es tan suicida, como equiparar a los derechistas con el gobierno. Esta identifi cación desconoce las conquistas sociales y democráticas logradas en este período.

Un error inverso se comete al adoptar actitudes de resignación frente a los Kirchner, con el argumento del mal menor o de “lo único posible”. Suponer que el enemigo siempre está fuera del gobierno equivale a aceptar la validez del simplifi cado libreto ofi cial. Esta conducta genera desmoralización, al suponer que la única elección factible es entre el status quo y un futuro más adverso. Es ilusorio ver al krichnerismo como una fuerza embarcada en batallas permanentes contra la derecha. Existen varios ejemplos de alineamientos ofi ciales en las peores causas en disputa.

La coyuntura actual es propicia para avanzar en la construcción de una tercera fuerza. Hay un movimiento social muy vital que recepta con simpatía las ideas de la izquierda. No sólo ha irrumpido una generación de luchadores que reclama la democratización sindical. También predomina un clima latinoamericanista, que torna atractivos los ideales socialistas y antiimperialistas. Es un buen momento para transitar el camino hacia las grandes metas de emancipación.�

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Las informaciones económicas ofrecidas recientemente por organismos internacionales acerca del comportamiento económico de América Latina resultan bastante incongruentes.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó que en 2010 la región crecerá un 4,8 %. Este organismo, que se ha caracterizado por sus agresivas directrices fi nancieras contra los países del área, apuesta siempre por el incremento del PIB en detrimento de políticas sociales justas.

En el informe del FMI se destaca con gran revuelo el posible crecimiento de México que llegaría al 4,5 % después de la fuerte recesión del pasado año. Signifi cativamente no refl eja el aumento en espiral de los pobres en esa nación.

La Comisión Económica para América Latina (CEPAL) prevé una progresión aún mayor para la región y la sitúa en 5,2%, encabezada por Brasil, México y Perú al que adjudica la cifra de 8%. Para la CEPAL, ha sido fundamental el precio de las materias primas impulsado por las demandas de China e India, que las necesitan en función de sus desarrollos económicos. Entre los factores favorables también señala el repunte de las inversiones y del consumo.

El informe del organismo regional destaca efusivamente que “el auge de América Latina le permitió evadir la crisis europea (y la estadounidense) y crear seis millones de empleos a inicios de 2010”. Como simple recordatorio se debe analizar que la región la componen 35 países y si Brasil y Argentina, por sólo citar dos casos, crearon en el período alrededor de 4 millones de empleos, para el resto las sumas son risibles en comparación con una población total estimada en 530 millones de personas, en su mayoría jóvenes que no encuentran trabajo.

Los niveles de pobreza afectan a 230 millones de personas, es decir, el 45,2% de toda la región. De éstas, unos 105 millones (19,8% de la población) se hallan en situación de pobreza extrema o indigencia:sobreviven con menos de un dólar al día.

Mientras el FMI y la CEPAL ofrecen datos halagüeños, el director del Banco Mundial, Robert Zoellick, dijo esta semana en un encuentro sostenido en Ciudad de México, que la crisis económica de 2008 había empujado a la pobreza a 60 millones de personas en todo el mundo. De ellas, 10 millones se encuentran en América Latina. Además, el alto funcionario estadounidense del BM, señalado como uno de los defensores a ultranza de las políticas neoliberales, reconoció en su análisis que “la recuperación económica mundial es frágil e incierta”.

Como reafi rmación de las palabras de Zoellick, el secretario de Hacienda de México, Ernesto Cordero, enfatizó que la crisis de 1995 había dejado en el país 15 millones de pobres y que la actual incorporaba a casi otros 6 millones de mexicanos.

Resulta muy engorroso obtener una cifra más o menos exacta de las personas que en Latinoamérica han entrado en esa categoría, y por tanto no se conoce a ciencia cierta si son 10 ó 20 millones los que han ido a engrosar esas fi las.

La propia CEPAL comprende la difícil situación existente y en otro informe realizado en coordinación con el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) señaló que hay 80 millones de niños en situación de pobreza y 17 millones de ellos en condiciones de pobreza extrema.

Si tomamos como ejemplo Perú, tanto la CEPAL como el FMI asignan un destacado papel en América Latina con un 8% de crecimiento del PIB, un informe de Oxfam (ONG británica), advierte de que los índices de pobreza y pobreza extrema se encuentran invariables en las zonas rurales del país e incluso aumentaron de 59,8% en 2008 a 60,3% en 2009.

El representante de Oxfam en Perú, Frank Boren, explicó que el crecimiento económico tan publicitado por el gobierno, favorece principalmente a las zonas urbanas y los indicadores ofi ciales no toman en cuenta otras dimensiones de pobreza como la falta de acceso a los servicios básicos. Asimismo, un documento emitido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), puntualiza que América Latina y el Caribe “conforman la región más desigual del mundo” y no sólo es alta, sino también muy persistente.

El coordinador del Informe, Luís Felipe López, señaló que 10 de los 15 países más desiguales del mundo “pertenecen a esta región” y se necesitan “planes contra la pobreza y políticas específi cas contra la desigualdad”. López signifi có que el acceso a la educación y a la salud pública podrían reducir esos índices. Resulta incongruente que el PIB sólo mida producciones materiales o de servicios sin compensar el bienestar social.

El premio Nobel de economía Joseph Stiglitz, en una de sus conferencias recalcó que el PIB no es un buen instrumento de medida pues no calcula adecuadamente el bienestar en los diferentes países y las personas.

Desde la fundación en 2005 los integrantes la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) han priorizado la atención esmerada a sus poblaciones en todos los servicios, incluidos la educación, la salud y la alimentación cuestiones que han incidido en la disminución de los índices de pobreza y desigualdades en sus territorios.

Otros gobiernos de la región como Brasil, Argentina, Costa Rica y Uruguay también han realizado esfuerzos en esa misma línea que les han dado buenos resultados. Por tanto, además del crecimiento económico resulta imperioso tener políticas sociales que ayuden a las grandes mayorías a salir del estado de pobreza y miseria que persiste en muchos de sus países. �

América LatinaAmérica Latina, crecimiento asimétricoHEDELBERTO LÓPEZ BLANCH

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El sexagésimo cuarto período de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) aprobó una histórica resolución, a iniciativa de Bolivia, que reconoce al agua potable y al saneamiento básico como derechos humanos universales y coronó una intensa campaña internacional liderada por el presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales Ayma.

Tras 15 años de debates, 122 países votaron a favor de una resolución de compromiso redactada por Bolivia que consagra ese derecho, mientras que 41 países se abstuvieron. El texto de esa histórica resolución señala:

Solón: “Falta de agua mata a niños” El embajador de Bolivia ante la ONU, Pablo Solón,

argumentó en su exposición que cada año más de 3 millones y medio de personas mueren por enfermedades transmitidas por agua contaminada y la falta de líquido mata más niños que el sida, la malaria y la viruela juntos.

La diarrea es la segunda causa más importante de muertes de niños debajo de los cinco años y en el mundo una de cada ocho personas no tiene agua. En sólo un día, más de 200 millones de horas del tiempo de las mujeres se consume para recolectar agua para sus hogares.

Un estudio de la Organización Mundial de la Salud y de Unicef, que lleva por título Diarrea: por qué los niños siguen muriendo y qué se puede hacer, señala que cada día 24.000 niños mueren en los países en desarrollo por causas que se pueden prevenir como la diarrea producto de agua contaminada. Un niño muere cada tres segundos.

El diplomático boliviano subrayó que la situación de la falta de saneamiento es aún mucho peor porque afecta a 2.600 millones de personas que equivalen a un 40 por ciento de la población mundial.

“El saneamiento evoca el concepto de la dignidad humana, se debe considerar la vulnerabilidad y la vergüenza que tantas personas experimentan cada día cuando, una vez más, se ven obligadas a defecar al aire libre, en un cubo o una bolsa de plástico. Es lo indigno de esta situación lo que causa vergüenza”, señaló.

La gran mayoría de enfermedades en el mundo es causada por materia fecal. Se estima que el saneamiento podría reducir en más de un tercio las muertes niños por diarrea. La mitad de las camas de los hospitales de todo el mundo están ocupadas por pacientes que padecen enfermedades asociadas con la falta de acceso al agua potable y la falta de saneamiento.

Subrayó que la Cumbre Mundial sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio está próxima, por lo que es necesario dar señales que el agua potable y el saneamiento son un derecho humano llegará a la población en los próximos cinco años.

“El acceso al agua potable y al saneamiento son derechos independientes que, como tal, deben ser reconocidos. No es sufi ciente exhortar a los Estados a que cumplan con sus

Bolivia Bolivia logró que la ONU declare logró que la ONU declare al al agua como derecho humanoagua como derecho humano

obligaciones de derechos humanos relativas al acceso al agua potable y al saneamiento. Es necesario convocar a los Estados a promover y proteger el derecho humano al agua potable y al saneamiento”, dijo en la asamblea de la ONU.

Ningún país votó en contra La Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) aprobó

ayer una resolución a iniciativa de Bolivia que reconoce al agua potable y al saneamiento básico como derechos humanos universales.

El texto fue presentado por el embajador boliviano ante el organismos internacional, Pablo Solón, quien confi rmó que la iniciativa fue ratifi cada con el respaldo de 122 países y ningún voto en contra.

La iniciativa boliviana tuvo el copatrocinio de países como Angola, Antigua y Barbuda, Arabia Saudita, Azerbaijan, Bahrein, Bangladesh, Benin, Eritrea, Burundi, Congo, Cuba, Dominica, Ecuador, El Salvador, Fiji, Georgia, Guinea, Haití, Islas Salomón, Madagascar, Maldivas, Mauricio, Nicaragua, Nigeria, Paraguay, República Centroafricana, República Dominicana, Samoa, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Serbia, Seychelles, Sri Lanka, Tuvalu, Uruguay, Vanuatu, la República Bolivariana de Venezuela, y Yemen.

La Asamblea General, recordando sus resoluciones 54/175, de 17 de diciembre de 1999, sobre el derecho al desarrollo, 55/196, de 20 de diciembre de 2000, por la que proclamó 2003 Año Internacional del Agua Dulce, 58/217, de 23 de diciembre de 2003, por la que proclamó el Decenio Internacional para la Acción, “El Agua, Fuente de Vida” (2005-2015), 59/228, de 22 de diciembre de 2004, 61/192, de 20 de diciembre de 2006, por la que proclamó 2008 Año Internacional del Saneamiento, y 64/198, de 21 de diciembre de 2009, sobre el examen amplio de mitad de período de las actividades del Decenio Internacional para la Acción, “El Agua Fuente de Vida”, el Programa 21 de junio de 1992, el Programa de Hábitat de 1996, el Plan de Acción de Mar del Plata de 1977, aprobado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua, y la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de junio de 1992,�