RABIETAS
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Equipo de Orientación Educativa Málaga – Este C.E.I.P. Miguel Hernández
Avda. Dr. Gutiérrez Mata s/n
Tel./FAX: 951 29 35 23/24
e-mail: [email protected]
CÓMO INTERVENIR ANTE LAS RABIETAS
Estas reacciones infantiles no deben preocuparnos en absoluto, ya que son
naturales. Son una señal de que se está ante un niño o niña con capacidad de
rebelarse, de reaccionar (cosa muy importante para su vida), aunque muy molesto
para los padres y madres y, en ocasiones embarazoso, sobre todo si hay personas
delante.
La rabieta es un medio de conseguir lo que desea, es una demostración de
fuerza personal, de modo que no debe preocuparnos que aparezcan, por lo ya
aclarado anteriormente. Pero lo que sí es preocupante es que se repitan con
frecuencia, puesto que sería señal de que a través de ellas está consiguiendo lo que
quiere, que los padres y madres están perdiendo las batallas y que el niño o niña
emplea esto para salirse siempre con la suya.
Sin embargo, el hecho de que sea normal esta reacción en los niños o niñas, no
quiere decir que tengamos que ceder. Conviene actuar con firmeza en cuanto aparezca
la primera o la segunda, no sea que descubra que ha dado en el clavo.
Los niños o niñas recurren a las rabietas (dando patadas, llorando, gritando,
tirando cosas...) como medio para librarse de algunas órdenes molestas. Las primeras
suelen ser espontáneas, pero si descubren que son un modo de presión, son
aprendidas y utilizadas intencionadamente.
Suelen ser más frecuentes con los que les cuidan y están más a su lado como
mamá y papá. Se dan en familias permisivas, en las que el niño o niña ha ido poco a
poco aprendiendo a imponerse ante la falta de firmeza y la debilidad.
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Cuando aparecen, muchos padres y madres no saben cómo reaccionar, y a
veces se sienten desbordados. No saben si darles un azote, zarandearlos, mirarlos a los
ojos, gritarles, razonar o ceder para que no les oigan los vecinos. Muchos sucumben
por no perder el control o porque es la mejor manera de que el problema se termine.
Lo que debe quedar claro es que cada vez que un niño o niña consigue por la
rabieta lo que quiere, aprende el establecimiento de ese método como arma de
dominio y para consolidar sus posiciones.
¿Cómo intervenimos?
Antes que nada, no hay que asustarse ni perder el control y en las dos o tres
primeras rabietas que tenga hay que actuar contundentemente.
Esto quiere decir: se le dice al niño o niña que se calle, cogiéndole con fuerza
los brazos y mirándole a la cara para que entienda ese mensaje de firmeza.
A veces esto tiene un efecto mágico porque el niño o niña comprende el tono y
ve que así no va a conseguir nada. Pero si no reacciona bien y continúa insistiendo o
con escándalo, entonces indica que o es tozudo o ha descubierto que si insiste puede
ganar.
En este caso utilizaremos la técnica de extinción, que consiste en no hacer ni
caso, ignorando, volviendo la cabeza, quedándose impasible e incluso si es necesario
salir de la habitación.
En ese caso aumentará las voces o el llanto. A esto se le llama curva paradójica
(al retirarle la atención no sólo no baja el alboroto sino que aumenta). Hay que
esperar a que baje el ruido y el niño o niña quede cansado y convencido de que por
esa vía no conseguirá nada.
Si hay peligro
Al prohibirle que vea la televisión, puede tener la tentación de aumentar la
rabieta y golpear e incluso romper el aparato. ¿Cómo hay que evitar que esto ocurra?
Se le coge firmemente por los brazos durante un minuto, sin decir palabra, para dejar
al niño o niña sorprendido. Sujetarle y guardar silencio. Se quedará extrañado de la
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reacción silenciosa de sus padres y madres y es probable que al soltarle cese en su
intento. Si no fuese así repetiremos la acción.
En cambio, si los padres y madres dan voces al tiempo que le impiden moverse,
el niño o niña se da cuenta de que su acción ha dado en la diana, pues quiere que sus
padres y madres le atiendan aunque sea perdiendo los nervios.
Puede ocurrir que monte el número por la noche y los padres y madres, con tal
de no molestar a los vecinos, ceden. Hay que advertirles de que es posible que
escuchen gritos y escándalo pero que no se asusten y perdonen las molestias
En el caso de que el niño o niña se quede sin respiración se le dan unos
golpecitos en la espalda para facilitar la respiración.
Otra situación es cuando el niño o niña monta el número en la calle. Puede que
haya gente que le llame la atención. ¿Qué hacer? Depende de la seguridad que tengan
en sí mismos. Lo lógico es actuar como siempre, aunque los demás piensen o digan lo
que quieran. Su hijo o hija es suyo y sabemos muy bien lo que procede hacer en estos
casos. Si lo tenemos que llevar en brazos o tirando a la fuerza de él o ella, hágalo.
Siempre sin prestarle atención.
Si no nos sentimos con las fuerzas suficientes o estamos en un lugar que
molestemos excesivamente a los demás (cine...) ceda, y más adelante se desquitará
usando la extinción y negación de privilegios como por ejemplo no llevarlo al cine en
una temporada. Al mismo tiempo se debe felicitar al niño o niña cuando se muestre
tranquilo y razonable, y mostrarle nuestra satisfacción.