RANGIROA

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Rangiroa LUGARES cielo infinito Refrescadas por los alíseos, mimadas por la naturaleza y habitadas por los maoríes. Entre las increíbles islas y atolones de los mares del Sur se encuentra Rangiroa, una explosión de azules que deslumbra sin piedad y deja sin palabras a los modestos mortales que recalan en este auténtico pedazo del mismísimo Edén. Por Marta Copeiro del Villar | Fotos: Álvaro Viloria 42 | EN ALZA BUSINESS MAGAZINE EN ALZA BUSINESS MAGAZINE | 43

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Cielo infinito

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Rangiroa

L U G A R E S

cielo infinito

Refrescadas por los alíseos, mimadas por la naturaleza y habitadas por los maoríes.Entre las increíbles islas y atolones de los mares del Sur se encuentra Rangiroa, unaexplosión de azules que deslumbra sin piedad y deja sin palabras a los modestosmortales que recalan en este auténtico pedazo del mismísimo Edén.

Por Marta Copeiro del Villar | Fotos: Álvaro Viloria

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L U G A R E SL U G A R E S

Muy al sur de nuestro horizonte existe una realidad de laque dio amplia muestra Paul Gauguin a finales del siglo XIX.Un archipiélago paradisíaco que no es de extrañar que los fran-ceses quisieran para sí, proclamándola territorio de ultramar dela República Francesa. Hoy, cuando esos lienzos sobrepasan elcentenario, esa realidad tiene el orgullo de mantenerse casi tal ycomo la recordaría el pintor. La diferencia primordial quizásradique en que ahora allí se ubican los más exquisitos hoteles alos que acuden los más refinados turistas. Un lugar tranquilo,soleado, idílico. Unas islas en las que sus mujeres se adornan elpelo con las flores tiare y también tejen collares con ellas dándo-les el nombre de leis, mientras que sus hombres compiten envirilidad cabalgando canoas y camuflados con tatuajes que prác-ticamente recorren por completo sus atléticos cuerpos. Arte ésteque, por cierto, toma el nombre de un vocablo maorí. Y hom-bres ellos a los que, dicho sea de paso, parece ser que ningúnoccidental ha logrado batir en la modalidad de carrera de canoas.Ni siquiera un equipo alemán de remeros olímpicos de kayak queacudió ex profeso a ello hace pocos años…

Las 118 islas de la Polinesia Francesa son pequeños accidentes

geográficos en el vasto océano del sur del Pacífico. Se dividen encinco grupos: las islas de la Sociedad, el archipiélago de Tuamotú-donde se encuentra Rangiroa-, las Marquesas, las Australes, ylas Gambier. Únicamente seis de ellas superan los cien kilóme-tros cuadrados y la isla más septentrional, Hatutu, está situada amás de dos mil kilómetros de la más meridional, Rapa. El archi-piélago de Tuamotú -el segundo atolón más grande del mundodespués del de Kwajalein, en Micronesia- está formado a su vezpor 78 islas y atolones, treinta de las cuales se encuentran en elinterior de la gran laguna central. Y tanto laguna como mar sonun espejo que refleja vida y que se transmuta en colores vio-láceos y rojos intensos cada atardecer, cuando la gran bola defuego regresa al mar incendiando todo el horizonte.

La Polinesia es una mezcla de islas volcánicas elevadas poruna parte, y atolones coralinos por otra, como es el caso deRangiroa, "lugar del cielo infinito" según los maoríes. Hechoal que dan fe y ratifican los privilegiados que experimentan lasensación de estar por unos días bajo ese cielo sin fín, enpleno epicentro del paraíso. Y una de las actividades más pla-centeras a las que uno se puede entregar, tras el buceo y laplaya, es a la degustación de un banquete tamaaraa. El pro-

ceso de horneado -denominado ahimaa- dura varias horas.Primero se cava un agujero en el suelo, luego se colocan pie-dras dentro y, a continuación, se enciende un fuego paracalentarlas. En la parte superior, se coloca la comida, envuel-ta en hojas de plátano, y seguidamente se vuelve a rellenar detierra el agujero. La gastronomía del lugar ha seleccionadoinfluencias francesas sazonándolas con su propio acervo culi-nario, cuya principal baza son los pescados, como era de pre-ver. El resultado es inesperadamente suculento. Uno no ima-gina que, además de las mejores playas, cocoteros, arena finay guirnaldas, también la gastronomía sea de película. Pero larealidad una vez más supera con creces la ficción.

El anillo coralino de Rangiroa posee unos 75 kilómetros deeste a oeste, y 25 de norte a sur. Es una auténtica explosiónde colores y vida. Es digno de admirar y recorrer todos y cadauno de los días que dure la estancia en este atolón. Incluso através de un catamarán con fondo de cristal, desde la playa dearenas rosas hasta las formaciones coralinas de la isla de losArrecifes. Pero también, y a modo de despedida, hay queprestar atención al sobrevolarla, pues es la mejor forma dedescubrir el degradado de azules de sus aguas. Después detodo, uno comprende los motivos que atraparon a Gauguinen este remoto lugar de islas que no admiten comparaciónposible. Si acaso, sólo pictóricas evocaciones.

Un archipiélago paradisíaco que no es de extrañarque los franceses quisieran para sí,proclamándola territorio de ultramarde la República Francesa.

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El hotel Kia Ora es la opción de resort de lujo dividido en bungalows preparados con un gusto exquisito, tanto en tierra firme, como asentados sobre pilares que salen de lamisma laguna del atolón (pág. siguiente), donde estaremos durmiendo directamente sobre el agua e incluso podremos ver el fondo a través del suelo de cristal.

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Guía prácticaCómo llegar. Air France conecta España con el vuelo delargo recorrido a la Polinesia Francesa, desde el aeropuertoparisino de Charles de Gaulle. Una vez en Tahití, diferentesvuelos de Air Tahití -www.airtahiti-vt.com- y trayectos enbarco desde Papeete -su capital- cubren la distancia hastaRangiroa.

Cuándo ir. Existen dos estaciones, la húmeda -de diciembrea febrero-, con temperaturas que van desde los 27 a los 35 gra-dos centígrados, y la más seca y "fresca", que abarca los mesesde marzo a noviembre, con temperaturas que oscilan entre los21 y 27 grados. En principio, los meses "secos" son los másaconsejados para una visita. El clima es tropical moderado.

Alojamiento. Hotel Kia OraSe encuentra en el islote principal, entre las localidades deAvatoru y Tiputa. Se trata de un lujoso resort con playa priva-da, piscina y 63 bungalows que se alzan indistintamente sobrelas aguas, a pie de playa o en los jardines.Tiputa. Tel: +689 960 220www.hotelkiaora.com

Kia Ora SauvageEs uno de los hoteles más exclusivos de la Polinesia; cuentacon tan sólo cinco bungalows en un entorno salvaje dueño deuna gran calma y tranquilidad, ya que se encuentra en unmotu -islote- deshabitado.TiputaTel: +689 960 222www.pacificislandtravel.com

Actividades. Aprovechar para practicar buceo por sus increí-bles fondos, uno de los más espectaculares del mundo. Corales,peces napoleón, delfines, tiburones... Realizar también una visi-ta a la granja de perlas, Gaugin´s Pearl, en el pueblo de Avatoru.Aprender todo sobre el cultivo de la ostra, los injertos y el puli-do de las perlas más famosas de la Polinesia.

Consejos. Llevar dinero en efectivo, porque en casi ningún sitio-fuera de los grandes hoteles- aceptan el pago mediante tarjeta.Para moverse por la isla lo mejor es alquilar una bicicleta para lostraslados por tierra -es totalmente plana-; para desplazarse de unlado al otro del atolón, lo más práctico es hacerlo en uno de losbotes a motor, con o sin piloto, a disposición de los turistas.

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Aparentar tener bienes materiales no estásocialmente bien visto ya que representa egoísmo.

En un lugar donde compartir y regalar son lasmayores virtudes, las habitaciones lo demuestran

teniendo todas las comodidades.

Las hamacas mecidas por palmeras son uno delos mejores aliados para un relax completo.