Rasgos Esquileos en La Caracterización

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CFC (G): Estudios griegos e indoeuropeos 2008, 18 73-87 ISSN: 1131-9070 73 Rasgos esquileos en la caracterización de algunos personajes sofocleos * José Vte. BAÑULS OLLER y Carmen MORENILLA T ALENS RESUMEN Frente a la ignorancia en sus diversas formas como fuente del error trágico que caracteriza a los héroes de Sófocles, los de Esquilo son conscientes de lo que hacen, pero su grado de consciencia se halla alterado por una fuerza negativa que surge de su propio linaje. Encontramos estos rasgos esquileos, pero positivados, en Antígona. Palabras clave: Tragedia griega, Esquilo/Sófocles, Labdácidas, grados de consciencia/ignorancia, fuerza negativa/positiva del linaje. ABSTRACT In contrast with ignorance as the source of the tragic error which characterizes the heroes of Sophocles, the heroes of Aeschylus are fully aware of their actions. However, the degree of their awareness is altered by a negative force which emerges from their lineage. These Aeschylean features are positively presented in Sophocles‚ Antigone. Key words: Greek Tragedy, Aeschylus/Sophocles, Labdacides, degrees of awareness/unawareness, negati- ve/positive force of the lineage. Universitat de València Una de las cosas que diferencia a los héroes de Esquilo de los de Sófocles es que los de Esquilo son de algún modo conscientes de lo que hacen, hay en ellos un cier- to grado de consciencia de que van contra el orden regular de las cosas o bien, si se prefiere, contra la Justicia, y en ocasiones incluso contra un destino que tienen fija- do y conocen, si bien en lo más profundo de su ser alienta en ellos la esperanza de poder salir bien librados 1 . Se sirve Esquilo con ello para el fin que persigue con su tragedia, de una tradición antigua y bien conocida, que encontramos ya atestiguada en los poemas homéricos, como se puede constatar, por ejemplo, con relación a Egisto en Odisea 1.28ss. 2 , y con relación a los siete que intentaron tomar por asalto * El presente trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación HUM2006-13080/FILO, de la Dirección General de Investigación del Ministerio de Educación y Ciencia. 1 No son pocos los trabajos que se han dedicado a la cuestión de la responsabilidad de los héroes esquileos, sólo a modo de ejemplo cf. el ya clásico de Lesky, Albin (1966: 78-85). 2 En este pasaje Zeus se queja de los mortales, quienes haciendo caso omiso de las advertencias de la divinidad pretenden pasar por encima del destino, quejándose después de que cuantos males sufren proce- den de los dioses, sin asumir la responsabilidad y las consecuencias de sus propios actos; estas palabras que el propio Zeus pronuncia en estos versos de Odisea, constituyen para algunos la primera manifestación lite-

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  • CFC (G): Estudios griegos e indoeuropeos2008, 18 73-87

    ISSN: 1131-907073

    Rasgos esquileos en la caracterizacin de algunos personajes sofocleos*

    Jos Vte. BAULS OLLER y Carmen MORENILLA TALENS

    RESUMEN Frente a la ignorancia en sus diversas formas como fuente del error trgico que caracteriza a los hroes deSfocles, los de Esquilo son conscientes de lo que hacen, pero su grado de consciencia se halla alterado poruna fuerza negativa que surge de su propio linaje. Encontramos estos rasgos esquileos, pero positivados, enAntgona.

    Palabras clave: Tragedia griega, Esquilo/Sfocles, Labdcidas, grados de consciencia/ignorancia, fuerzanegativa/positiva del linaje.

    ABSTRACTIn contrast with ignorance as the source of the tragic error which characterizes the heroes of Sophocles, theheroes of Aeschylus are fully aware of their actions. However, the degree of their awareness is altered by anegative force which emerges from their lineage. These Aeschylean features are positively presented inSophocles Antigone.

    Key words: Greek Tragedy, Aeschylus/Sophocles, Labdacides, degrees of awareness/unawareness, negati-ve/positive force of the lineage.

    Universitat de Valncia

    Una de las cosas que diferencia a los hroes de Esquilo de los de Sfocles es quelos de Esquilo son de algn modo conscientes de lo que hacen, hay en ellos un cier-to grado de consciencia de que van contra el orden regular de las cosas o bien, si seprefiere, contra la Justicia, y en ocasiones incluso contra un destino que tienen fija-do y conocen, si bien en lo ms profundo de su ser alienta en ellos la esperanza depoder salir bien librados1. Se sirve Esquilo con ello para el fin que persigue con sutragedia, de una tradicin antigua y bien conocida, que encontramos ya atestiguadaen los poemas homricos, como se puede constatar, por ejemplo, con relacin aEgisto en Odisea 1.28ss.2, y con relacin a los siete que intentaron tomar por asalto

    * El presente trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigacin HUM2006-13080/FILO, de laDireccin General de Investigacin del Ministerio de Educacin y Ciencia.

    1 No son pocos los trabajos que se han dedicado a la cuestin de la responsabilidad de los hroesesquileos, slo a modo de ejemplo cf. el ya clsico de Lesky, Albin (1966: 78-85).

    2 En este pasaje Zeus se queja de los mortales, quienes haciendo caso omiso de las advertencias dela divinidad pretenden pasar por encima del destino, quejndose despus de que cuantos males sufren proce-den de los dioses, sin asumir la responsabilidad y las consecuencias de sus propios actos; estas palabras queel propio Zeus pronuncia en estos versos de Odisea, constituyen para algunos la primera manifestacin lite-

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    Tebas y a los hijos de stos, a los Epgonos, en Ilada 4.404-409 y 4.376-381. Nopodemos decir lo mismo de los hroes de Sfocles, pues esa consciencia, presenteen los de Esquilo, est ausente en los de Sfocles.

    En sus tragedias se ocupa Sfocles de los lmites de las acciones del ser humanoen el marco en el que ste las realiza, del exceso de confianza en sus propias posi-bilidades de inteleccin y accin, de la disfuncin entre la inteleccin y la accin,esto es, de aquello que cree hacer y de lo que realmente hace, de quin cree ser y dequin es en realidad. El error del que habla Aristteles, dejando a un lado la cuestinde la maldad del hroe trgico, negada por l, maldad que debe ser entendida en elsentido del linaje, lo que dejara fuera a los hroes de Esquilo, pues negara la natu-raleza perversa de su linaje, debe ser entendido en el sentido de esa ignorancia3 y delas consecuencias de actuar desde ella; ahora bien, en el caso de los hroes deSfocles, hablar de las consecuencias del error trgico es hablar de la asuncin plenadel destino en la forma de una toma de consciencia de la realidad existencial en quese han movido, en la que han desarrollado su accin, y, sobre todo, en la que final-mente se encuentran. El caso de Edipo es paradigmtico, ya que en el Edipo Rey nopodemos hablar de realizacin de actos infames, pues todo lo que tena que hacerEdipo ya lo ha hecho: Edipo ha matado a su padre, ha desposado a su madre, haengendrado en ella; todo ello es Edipo, su tragedia consiste en luchar con su propioser que pugna por salir a la luz, y una vez que ha aflorado, que toma Edipo cons-ciencia de quin es y de lo que ha hecho, las consecuencias de sus acciones, de suserrores, son l mismo, por eso es l mismo quien se inflinge el castigo, l por su pro-pia mano se ciega y l insta de forma insistente a Creonte a que lo expulse de Tebas.Tambin en los hroes de Esquilo se puede hablar de toma de consciencia, pero enel sentido del paso de una consciencia no plena a una consciencia plena.

    Los hroes de Esquilo son conscientes de lo que hacen, pero su grado de cons-ciencia se encuentra alterado por una fuerza negativa que surge de su propia natura-leza. Estos rasgos que definen a los hroes esquileos, los encontramos por vez pri-mera positivados en una de las tragedias ms singulares de Sfocles, en suAntgona4, una tragedia en la que Sfocles positiva el tratamiento que Esquilo hizode la saga de Layo en una triloga de la que slo nos ha llegado la ltima obra, Sietecontra Tebas.

    La fuente de informacin ms importante sobre el Edipo de Esquilo es con mucholos Siete contra Tebas. En esta tragedia, mientras los dos hermanos se estn enfren-tando con las armas ante la sptima puerta de Tebas, el coro nos aporta en el segun-

    raria de los conceptos ticos en la Antigua Grecia; a este respecto cf. Pasquali, Giorgio (1929: 343-362), quienadems afirma que de Odisea 1.32ss. depende por completo Soln en su lucha contra la concepcin fatalis-ta de la divinidad, concepcin que, en opinin de Pasquali, anima a la tragedia tica con la notable excepcinde Esquilo, y pone como ejemplo el tratamiento que recibe por parte de Esquilo el crimen de Clitemnestra,que en su opinin constituye un acto de libertad de la voluntad humana.

    3 Cf. a este respecto el trabajo de Else, Gerald Frank (1967), y tambin Radt, Stefan (1971: 189-205)y Stinton, Tom C.W. (1975: 221-254). Una de las formulaciones extremas que puede presentar esta concep-cin de las acciones humanas, la tenemos en una de las tesis fundamentales de la tica socrtica, atribuidaexplcitamente por Platn a Scrates en numerosos lugares de su obra y por Jenofonte en Memorables 3, 9,4, segn la cual nadie obra el mal desendolo, sino por ignorancia.

    4 Bauls Oller, Jos Vte. & Crespo Alcal, Patricia (2006: 15-58).

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    do estsimo, en el que hace una verdadera recapitulacin de los avatares y desventu-ras de la casa de Layo, algunas informaciones relevantes. Encontramos en los dos pri-meros versos de la estrofa 3 (vv. 750s.), aquellos que hacen referencia a la transgre-sin de Layo y a las consecuencias para l, una referencia al origen del conflicto enel propio linaje, a aquello que lo caracteriza y que va a ser motivo de su ruina:

    krathqei;" ejk filwn ajboulian 750ejgeivnato me;n movron auJtw/,

    forzado por las irreflexiones propias de los suyos, engendr su propio destino,

    En este punto aflora la tendencia que caracteriza al linaje, la que mueve a actuara sus miembros, convirtindolos en sujetos activos de su destino, como se afirma enel v. 751: engendr su propio destino, ejgeivnato me;n movron auJtw/, esto es, engen-dr a Edipo en Yocasta. Detrs de ajboulian del v. 750 hay un estado de conscien-cia no plena, pero no ignorancia completa de lo que realmente se est haciendo. Yas, en el v. 802 el mensajero se sirve del trmino dusbouliva para referirse a lo quemovi a Layo a engendrar en Yocasta. Una referencia al hecho de que la transgre-sin de Layo, mencionada en el v. 802, palaia;" Lai?ou dusbouliva", la antiguatransgresin de Layo, va a caracterizar a partir de entonces a su linaje, la encontra-mos en el v. 744:

    palaigenh ga;r levgw 744parbasivan wjkuvpoinon...,

    digo que la transgresin nacida antao, pronto castigada...5.

    Layo engendraba en Yocasta un hijo que nunca debi existir, y con ello marca esatendencia natural de su linaje a actuar con una cierta inconsciencia, pero en esaactuacin no existe ignorancia de lo que se est llevando a cabo, sino falta de cons-ciencia plena de la magnitud y alcance de la accin.

    En la tragedia de Sfocles, por el contrario, el linaje y lo que comporta no dejade estar presente, pero lo est como un componente ms de la saga, que Sfocles noactiva, al menos en la forma en que lo hace Esquilo, en sus aspectos negativos; elcaso de su Electra es a este respecto paradigmtico: muerta Clitemnestra, a Egistopoco menos que se lo llevan a ejecutar, y ah acaba todo, no es necesario una trage-dia, como las Eumnides, que resuelvan el conflicto planteado en las Coforas. No

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    5 Aunque en la expresin palaigenh parbasivan no se puede negar que pueda haber un cierto ecode la transgresin de Lbdaco y la maldicin de Plope, el coro se est refieriendo a la transgresin de Layo.Con todo, la expresin no ha dejado de motivar una cierta controversia. Y as, Cameron, Howard Don (1971:20s.) considera que la transgresin de Layo consisti en un acto de hybris, al desor las advertencias de la divi-nidad que le aconsejaron salvar la ciudad no engendrando un hijo, y afirma que Esquilo no menciona en nin-gn momento el asunto del rapto de Crisipo, la violacin de las leyes de hospitalidad y la maldicin de Plope,as desarrollado en el Eptome de Pisandro transmitido en el escolio al v. 1760 de las Fenicias de Eurpides,tal como propuso Smyth, Herbert Weir (1924: 128), y ha sido seguido por Lloyd-Jones, Hugh (1976: 120s.),y Thalmann, Willian G. (1978: 15-17), mientras Lucas de Dios, Jos Mara (1999: 656) seala que el episodiode Crisipo era conocido por Esquilo sirvindose de l, tal como apunta el Eptome de Pisandro y alude Dinde Prusa en XI Discurso troyano 8, para justificar el envo de la Esfinge por parte de Hera.

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    es, por tanto, lo que mueve a los hroes de Sfocles esa maldad que caracteriza allinaje, que tan importante papel juega en Esquilo, sino una evaluacin errnea de larealidad en la que se mueven como individuos, una errnea percepcin incluso de supropia realidad, lo que les lleva a adoptar posicionamientos y lneas de accin err-neas, pero ello no surge de una naturaleza perversa del linaje, sino de la ignorancia,ignorancia que es fruto de un exceso de confianza en las propias capacidades de inte-leccin y accin.

    El posible planteamiento argumental del Edipo de Esquilo resulta muy proble-mtico6, sobre todo por la fuerte impronta que el tratamiento que dio Sfocles alasunto en su Edipo Rey ha dejado en nosotros. Como ya hemos sealado, la fuentede informacin ms importante es con mucho la tragedia que cierra la triloga, losSiete contra Tebas. En esta tragedia el coro nos aporta en el segundo estsimo, vv.720-791, algunas informaciones relevantes. En los vv. 772-777 canta el coro cmoEdipo liber a Tebas de la Esfinge. La actitud de respeto y admiracin de los teba-nos hacia Edipo, que con claridad se deja entrever en las palabras del coro, guardanotables semejanzas con la que tienen los mismos tebanos hacia el Edipo deSfocles en su Edipo rey, y apoya la tesis de que los tebanos deban ignorar la ver-dadera identidad de Edipo, una identidad que finalmente saldra a la luz, de modosimilar a como sucede en el Edipo Rey de Sfocles. La victoria sobre la Esfingereportara al vencedor el trono de Tebas a travs del matrimonio con la reina viuda.Edipo deseara alcanzar el trono tebano, l, que haba salvado a Tebas de la Esfinge,se casara con Yocasta. Se tratara, en principio, de un matrimonio formal, tal y comoal parecer lo plantea Estescoro7, un matrimonio aceptable para Edipo, que debasaber quin era l realmente, y que para Yocasta no supondra problema alguno, puesignorara, como el resto de los tebanos, la verdadera identidad de Edipo. Pero mstarde, Edipo, al igual que en su momento hizo Layo, osara engendrar en Yocasta.Unos versos del segundo estsimo de Siete contra Tebas nos pueden ayudar a escla-recer este punto, se trata de los vv. 743-757, a algunos de los cuales ya hemos hechoantes referencia:

    palaigenh ga;r levgw ajnt. 2parbasivan wjkuvpoinon, aijwna d! ej" trivtonmevnein, !Apovllwno" eu\te Lavio" 745biva/ tri;" eijpovnto" ejn

    6 No han sido pocos los intentos de reconstruccin del Edipo de Esquilo as como de su Layo; cf. laintroduccin al comentario a los Siete contra Tebas de Hutchinson, Gregory O. (1985: xvii-xxx), Mette, HansJoachim (1963), as como Gantz, Timothy (1980: 133-164). Zambujo Fialho, Maria do Cu Grcio (1996: 9-21), recoge las principales propuestas argumentales planteadas para las tragedias perdidas Layo y Edipo apartir de Siete contra Tebas. Para una reconstruccin del tratamiento del mito a partir de un anlisis lxico delos fragmentos conservados cf. Lucas de Dios, Jos Mara (1999: 645-658), quien apunta que el Eptome dePisandro pudo tomar como fuente el Edipo de Esquilo. Por su parte, March, Jennifer R. (1987: 139-148) plan-tea los motivos y su posible desarrollo, que conformaran el argumento del Edipo de Esquilo a partir de losSiete contra Tebas, en especial el encegamiento, la maldicin a sus hijos, y el destino final de Edipo. De modoparticular, Edipo ha sido objeto de no pocos intentos de reconstruccin cf. Bethe, Erich (1981: 104s.), Robert,Carl (1915: vol. I, 252-283) y tambin Klotz, Oskar (1917-1918: 616-625).

    7 A este respecto, cf. Morenilla Talens, Carmen & Bauls Oller, Jos Vte. (1991: 63-80).

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    mesomfavloi" Puqikoi"crhsthrivoi" qnav/skonta gevn-na" a[ter swv/zein povlin,

    krathqei;" ejk filwn ajboulian str. 3ejgeivnato me;n movron auJtw/, 751patroktovnon Oijdipovdan, o{ste matro;" aJgna;nspeivra" a[rouran i{n! ejtravfhrJivzan aiJmatovessan 755e[tla: paravnoia sunagenumfivou" frenwvlh".

    Digo que la transgresin nacida antao, pronto castigada, viva hasta la tercerageneracin permanece, cuando Layo violent a Apolo, que tres veces le dijo en losorculos pticos del centro del mundo que, muriendo sin descendencia, salvara la ciu-dad; forzado por las irreflexiones propias de los suyos, engendr su propio destino,Edipo, el parricida, el que se atrevi a sembrar el sagrado campo de una madre, dondese cri una raz ensangrentada; locura destructora de espritus uni a los esposos!.

    En estos versos la posicin de e[tla es significativa y pone de manifiesto elaspecto ms relevante de la unin, el hecho de que sta se ha llevado a cabo de unaforma en la que la consciencia de lo que se hace no est por completo ausente; ade-ms, en esa posicin el trmino deba producir un fuerte impacto en los espectado-res y hara que en este punto recayera su atencin. En el Agamenn de Esquiloencontramos un uso muy similar a ste en referencia a la decisin de Agamenn desacrificar a su propia hija Ifigenia, una decisin en la que puede haber una ciertaofuscacin de la mente, pero no ignorancia, ya que Agamenn saba lo que haca8,si bien la forma en que lo presenta, pone de manifiesto esa maldad que le caracteri-za que le hace digno miembro del linaje al que pertenece:

    ejpei; d j ajnavgka" e[du levpadnon str. 5freno;" pnevwn dussebh tropaivana[nagnon ajniveron, tovqen 220to; pantovtolmon fronein metevgnw.brotou;" qrasuvnei ga;r aijscrovmhti"tavlaina parakopa; prwtophvmwn: e[tla d j ou\nquth;r genevsqai

    qugatrov", gunaikopoivnwn 225polevmwn ajrwgavn

    kai; protevleia nawn.pero una vez que se someti al yugo de la necesidad, de su mente exhalando un

    cambio impo, impuro, sacrlego, entonces pas a concebir un pensamiento de com-pleta osada. Pues a los mortales instiga torpe consejera la demencia desdichada, fuen-

    8 Y en la muerte de Ifigenia tambin encontramos el dolo como medio, norma de la casa de Atreo,como nos informa el coro del Agamenn de Esquilo en palabras de Calcante en los vv. 154s: mivmnei ga;rfobera; palivnorto" | oijkonovmo" doliva, mnavmwn Mhni" teknovpoino", pues aguarda horrible dispuesta siem-pre a erguirse de nuevo una dolosa regidora de la casa la ira rencorosa y vengadora del vstago. Sobre laIfigenia de Esquilo, cf. Crespo Alcal, Patricia (2000: 94-101).

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    te de penas. Os, en fin, llegar a ser sacrificador de su hija, como ayuda a una guerravengadora del rapto de una mujer y como rito preliminar a la partida de las naves.

    Cabe preguntarse qu necesidad es sa a la que Agamenn dice someterse, quhay tras ese ajnavgka" del v. 218, al que hace referencia; la respuesta nos la dan losversos inmediatamente anteriores, los que conforman la antstrofa 4: tras ese ajnavg-ka" no hay otra cosa que su deseo de mantenerse al frente de la expedicin, su deseode que sta siga adelante; y es precisamente en este punto en el que la conscienciade Agamenn no es plena. La maldad de su linaje aflora en esa ambicin desmesu-rada que le lleva a pasar por encima de la vida de su propia hija, ambicin que haceque para l sea necesaria su muerte. El coro en su canto ha rememorado tambin elprodigio desarrollado ante los ojos de los expedicionarios: dos guilas9, simbolos delpoder y de la buena fortuna, pero dos guilas que se lanzan sobre una liebre prea-da devorando su prole (vv. 118-120). La interpretacin de Calcante identifica a lasdos guilas con los atridas, pero al mismo tiempo su despiadada accin sobre la lie-bre anuncia no slo el triunfo de la expedicin sobre Troya, sino tambin los exce-sos en que se llevar a cabo su toma. Y es aqu precisamente donde interviene rte-mis, que objetiva esta imagen hacindola suya y exigiendo un sacrificio terrible aAgamenn si desea seguir adelante con la expedicin. Advertencia del plano divinode los peligros que para los expedicionarios entraa la empresa, pero al mismo tiem-po alternativa de destino, posibilidad de no seguir adelante10. La forma en que sematerializa es la de unos vientos contrarios que mantienen inmovilizada la flota enulide. Agamenn ha de enfrentarse al dilema de sacrificar a su propia hija o biensacrificar el objetivo que se propone la expedicin, y con l la fama que cree que leaguarda al final. Aunque es cierto que el Agamenn esquileo se encuentra en unasituacin extrema, sin embargo, la decisin que adopta est en sus manos, y con ladecisin que toma se muestra digno miembro de la estirpe a la que pertenece.

    La tragedia Edipo tratara sobre la transgresin de Edipo, materializacin de lade Layo que a su vez se reitera, pues ste engendra en su propia madre, prolongan-do de ese modo a la tercera generacin la transgresin de Layo. Pasado el tiempo,las cosas comenzaran a ir mal en Tebas, inexplicablemente mal. Las indagaciones,las sospechas, todo ello ira tomando forma, una forma terrible que finalmente des-velara la verdadera identidad de Edipo, un Edipo que finalmente tomara conscien-cia plena de lo que haba hecho, algo similar a lo que le debi suceder a Layo, cuan-do orden dar muerte al hijo que nunca debi engendrar. A esa toma de conscienciaplena del Edipo esquileo se deben referir los vv. 778-784 de Siete contra Tebas.Edipo llegaba a ser plenamente consciente11, ajrtivfrwn12, de la magnitud y de lasconsecuencias de su accin. Habra consciencia, pues, de lo que se estaba haciendo

    9 Sobre el simbolismo del guila en la tradicin griega y sus orgenes cf. Rodrguez Adrados,Francisco (1964: 267-282).

    10 A este respecto cf. Smith, Peter M. (1980: 42s.).11 A este respecto cf. Bauls Oller, Jos Vte. & Crespo Alcal, Patricia (2007: 17-61).12 Chantraine, Pierre (1968: sv. ajrtivfrwn) seala que Le sens originel est juste, qui tombe

    juste. (...) [Arti figure comme premier terme dans un grand nombre de composs depuis Homre. Dans lesplus anciens l adverbe exprime lide de justesse, de bonne adaptation. (...) ajrtivfrwn sensible, inteligent.

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    al unirse Edipo y Yocasta, al menos por parte de Edipo, si bien no tendra una cons-ciencia plena en lo que hace a las consecuencias, del mismo modo que tampoco latuvo Layo.

    Hay, pues, en la tragedia de Esquilo en lo que hace a sus hroes trgicos, gradosde consciencia, unos grados que vienen determinados por esa tendencia ingnita aseguir el camino errneo confiando en lo ms profundo de sus corazones en salirbien librados del empeo, unos grados de consciencia, por otro lado, muy humanosque explican el que no se adopte la misma posicin ni se reaccione igual ante unamisma cosa cuando nicamente se conoce lo que va a suceder y cuando ya es unhecho y se tiene delante. Esta alteracin de la consciencia es situacional y est deter-minada por la proximidad de la realidad en la que se mueve el individuo, y sueledenominarse por quien la contempla a[bouliva, dusbouliva o bien en una expresinextrema, en boca del coro de Agamenn, parakopav, y consiste en una insuficienciade la capacidad intelectiva que se traduce en insensatez, algo que tradicionalmente serelaciona con la falta de experiencia, por ello con frecuencia se relaciona con la inma-durez, una inexperiencia que se suele designar con el trmino nhvpio", que remite ajoven, a inexperto. Y as encontramos este trmino en Ilada 9.438-443, en boca deFnix, que intenta persuadir a Aquiles de que desista de regresar abandonando la expe-dicin, al exponer el ideal que se haba propuesto en la educacin del joven Aquiles,en el que se resume lo que los griegos de toda la Antigedad consideraron como finltimo de la educacin: hacer de l un buen orador y un buen realizador de hazaas:

    ..._ soi; dev m j e[pempe gevrwn iJpphlavta Phleu;"h[mati tw/ o{te s j ejk Fqivh" !Agamevmnoni pevmpenhvpion, ou[ pw eijdovq! oJmoii>vou polevmoio, 440oujd j ajgorevwn, i{na t j a[ndre" ajriprepeve" televqousi.tou[nekav me proevhke didaskevmenai tavde pavnta,muvqwn te rJhthr j e[menai prhkthrav te e[rgwn.

    ..., para que te acompaase me envi el anciano caballero Peleo el da aquelcuando a ti desde Ptia a Agamenn te envi inexperto, no conocedor de la funesta gue-rra, ni de las Asambleas en las que los hombres se hacen ilustres. Por ello me mandoque te enseara todo esto, a hablar bien y a realizar grandes hazaas.

    As pues, el trmino nhvpio" se relaciona por lo general con falta de experiencia,por ello con frecuencia se relaciona con la falta de madurez, carencia que remite ajoven, a inexperto, y as lo encontramos tambin en Hesodo, concretamente en Erga213-218:

    &W Pevrsh, su; d! a[koue divkh" mhd! u{brin o[felle:u{bri" gavr te kakh; deilw/ brotw/, oujde; me;n ejsqlo;"rJhidivw" ferevmen duvnatai, baruvqei dev q! uJp! aujth" 215ejgkuvrsa" a[th/sin: oJdo;" d! eJtevrhfi parelqeinkreivsswn ej" ta; divkaia: divkh d! uJpe;r u{brio" i[sceiej" tevlo" ejxelqousa: paqw;n dev te nhvpio" e[gnw.

    Perses, t escucha la justicia y desmesura no alimentes; pues la desmesura esmala para el mortal pobre, ni el poderoso fcilmente soportarla puede, y es oprimido

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    por ella despus de caer en ofuscaciones; camino mejor (es) pasar al otro lado, a lojusto: pues la justicia sobre la desmesura domina cuando al trmino llega: sufriendo elinsensato aprende.

    Encontramos el trmino nhvpio"13 en el v. 218, y ah aparece ligado a lo que tra-dicionalmente para el griego constituye la fuente de conocimiento, la experiencia, enparticular la experiencia dolorosa, que constituye uno de los principios de la trage-dia de Esquilo14, bien desarrollado, y no casualmente, por el coro de Agamenn enla prodos citada15, en la que refiere el asunto del sacrificio de Ifigenia. La vehe-mencia de la Electra sofoclea tambin la hace acreedora de la condicin de inmadu-ra, al menos as lo entiende ella misma, como nos muestran los vv. 145s.:

    HL. nhvpio" o{" twn oijktrw" 145oijcomevnwn gonevwn ejpilavqetai.

    Electra.- Insensato (es) quien de unos padres muertos de modo lamentable se olvida.

    Con estas palabras inicia Electra su respuesta al coro, que con sus palabras haabordado el punto central de la accin de Electra y le ha instado a que abandone sulargo duelo por ser desmesurado y considerarlo ya intil. Tambin Creonte en el v.735 de la Antgona es calificado por Hemn de nhvpio", si bien lo hace de un modoun tanto especial:

    AI. oJra/" tovd j wJ" ei[reka" wJ" a[gan nevo".Hemn.- Mira que hablas como uno excesivamente joven.

    Si tradicionalmente la edad presupone buen sentido, cordura, mientras que lajuventud presupone lo contrario, Sfocles en su Antgona invierte estos presupues-tos invirtiendo los valores. En ella son los jvenes, Antgona16 y tambin Hemn,quienes se hallan revestidos de buen sentido y recto juicio y de un valor que les per-mite en unas circunstancias extremas no optar por adoptar un posicionamiento comoel que presenta Ismene o Cristemis, y dominar tambin el miedo que mantieneparalizados a los Tebanos, como se puede leer en varios lugares de esta tragedia, as,por ejemplo, en los vv. 504-509.

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    13 El trmino nhvpio" remite en realidad a la inmadurez, a la falta de experiencia que sta por lo gene-ral conlleva, por ello Aristteles, en Etica a Nicmaco1095 a 2-3 advierte: dio; th" politikh" oujk e[stin oij-keio" ajkroath;" oJ nevo": a[peiro" ga;r twn kata; to;n bivon pravxewn, oiJ lovgoi d jejk touvtwn kai; peri; touvtwn.Por ello de la poltica no es discpulo apropiado el joven, pues carece de experiencia en las acciones de lavida, y la materia de la poltica procede de ellas y versa sobre ellas. Palabras de las que siglos despusencontramos un claro eco en Shakespeare, Troilus and Cressida, Acto II, Escena 2, vv.166s.: Hector.Unlike young men, whom Aristotle thought | Unfit to hear moral philosophy.

    14 Sobre este principio, el de la experiencia, en particular la dolorosa, como fuente de conocimientoen la tradicin griega cf. el trabajo ya clsico de Drrie, Heinrich (1965).

    15 Sobre el desarrollo de este motivo por el coro en la prodos del Agamenn de Esquilo cf. Clinton,Kevin (1979: 1-20).

    16 Sobre la estructuracin de los personajes femeninos por Sfocles, cf. Bauls Oller, Jos Vte. &Crespo Alcal, Patricia (2003a: 31-101).

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    Hemn lanza dos acusaciones contra Creonte, una, la de tener una concepcin nogriega de la comunidad, o lo que es lo mismo, la de carecer del sentido de novmo", otra,en los vv. 752- 755, la de no estar en su sano juicio, oujk eu\ fronein. Ya antes Creonteha sido objeto de una acusacin semejante por parte de Antgona en los vv. 469s:

    soi; d j eij dokw nun mwra drwsa tugcavnein,scedovn ti mwvrw/ mwrivan ojfliskavnw. 470

    Antgona.- Y si a ti te parece que es locura lo que hago, quiz parezco loca aquien es un loco.

    En la Antgona vemos cmo Hemn intenta persuadir a su padre de que reconsi-dere su decisin y desista. Las palabras de Hemn son muy razonables y estn car-gadas de sensatez y buen sentido. Establece Hemn una relacin directa entre elentendimiento, frevna" (v. 683), y la divinidad. Las leyes a que se estn refiriendoen la Antgona de Sfocles no estn grabadas en piedras, sino en la mente de loshombres por los propios hombres gracias al entendimiento con el que les dot elpadre de los dioses, como le dice Hemn a su padre en los vv. 683s., un entendi-miento que les permite discernir lo que es justo de lo que no lo es. Y sigue Hemnaportando argumentos, y en los vv. 710s., esgrime la capacidad de aprendizaje comofuente de conocimiento, y tambin la vieja mxima de nada en exceso, referida eneste caso a la ciega obstinacin de su padre Creonte. Y en la misma lnea que elconocido pasaje del Protgoras de Platn, en la misma lnea que aquel to;n mh; dunav-menon aijdou" kai; divkh" metevcein kteivnein wJ" novson povlew", todo aquel que nosea capaz de participar del sentido del pudor y de la justicia sea eliminado como unaenfermedad, de la ciudad (322d 4s.), unos versos ms abajo, 739, Hemn situa aCreonte fuera del mbito cultural griego, lo expulsa de l al decirle:

    AI. kalw" ejrhvmh" g j a[n su; gh" a[rcoi" movno",Hemn.- T gobernaras bien en solitario una tierra desierta.

    Unos argumentos anlogos a stos podemos escuchar de boca de Teseo, el mti-co rey ateniense, contra el mismo Creonte en Edipo en Colono 911-918:

    ejpei; devdraka" ou[t j ejmou kataxivw"ou[q j w|n pevfuka" aujto;" ou[te sh" cqonov",o{sti" divkai! j ajskousan eijselqw;n povlinka[neu novmou kraivnousan oujdevn, ei\t j ajfei;"ta; thsde th" gh" kuvri! j w|d! ejpeispesw;n 915a[gei" q!j a} crhv/zei" kai; parivstasai biva/:kaiv moi povlin kevnandron h] douvlhn tina;e[doxa" ei\nai, ka[m! i[son tw/ mhdeniv.

    has actuado no de forma muy digna de m ni de aquellos de los que has nacidot mismo ni de tu propia tierra, porque entrando en una ciudad que observa la justiciay que nada decide fuera de la ley, t desprecias las leyes vigentes en esta tierra irrum-piendo as en ella y te llevas lo que deseas y lo pones a tu lado por la fuerza; y mi ciu-dad vaca de hombres o una esclava la consideras, y a m igual a nada.

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    Tambin Esquilo sita a los atacantes y finalmente tambin a Eteocles y a quie-nes le secundan fuera del mbito griego: las referencias al juramento con sangre alprincipio de Siete contra Tebas, el que se designe al ejrcito atacante en el v. 170como eJterofwvnw/ stratw/17, la caracterizacin de los guerreros en la conocida esce-na de los siete pares de discursos, y finalmente la firme decisin de Eteocles deenfrentarse l mismo a Polinices, con lo que ello supone, sita a todos ellos fuera delmbito de la povli", o lo que es lo mismo, fuera del mbito griego18.

    El posicionamiento de Antgona, en cambio, as como su lnea de accin se ajus-tan al orden de las cosas, quien se aleja de l, quien cae en error, es Creonte, unCreonte que se siente inseguro en el puesto que la suerte le ha llevado a ocupar, unpuesto que le viene grande, que le hace sentirse inseguro, sentir miedo, por lo quesu percepcin de la realidad es errnea y consiguientemente la accin desarrollada apartir de ella. En esas circunstancias, Creonte, al igual que hace el Agamenn deEsquilo, podra haber argumentado que la necesidad le fuerza a adoptar esa posicin,a promulgar el decreto que prohibe las honras fnebres al cuerpo sin vida dePolinices. Pero en l sera ignorancia, percepcin errnea de la realidad en la que semueve, la que le llevara a ello, pues finalmente, toma consciencia de la realidad, desu error. Creonte, ante la actitud de Antgona e Ismene, que finalmente se ha decla-rado copartcipe de la accin, exclama en los vv. 561s.:

    KR. tw; paidev fhmi twvde th;n me;n ajrtivw" 561a[noun pefavnqai, th;n d j ajf j ouJ ta; prwt j e[fu.

    Creonte.- Las dos muchachas, afirmo, han dejado patente su locura, una haceun momento, la otra desde el instante mismo en que naci.

    Con estas palabras Creonte nos da las claves para comprender la posicin deAntgona e Ismene, si bien lo hace en negativo desde su percepcin errnea de larealidad. Ismene toma consciencia plena cuando la accin ya est realizada y se sumaa ella, en ese sentido se podra decir que la toma de consciencia se produce como enlos personajes de Esquilo. A Antigona, en cambio, le fuerza a actuar su naturaleza,aquello que la define como hija de Edipo19, la ms digna hija de Edipo, parafra-seando las palabras del corifeo en los vv. 471s., palabras que anticipan la positiva-cin de Edipo en su Edipo rey. Creonte fija lo que para l es fruto de la locura, en elcaso de Antgona, en su propia naturaleza, mientras que, en el caso de Ismene, esfruto de un cambio reciente operado en ella. La tendencia natural que caracteriza allinaje, que fuerza a Antgona a actuar en un sentido, aquella fuerza a la que hacereferencia el ya citado v. 750 de Siete contra Tebas, krathqei;" ejk filwn ajboulian,forzado por las irreflexiones propias de los suyos, aparece en Antigona positiva-da. Ella misma, en el dilogo con Ismene, en el prlogo, tras referirle lo decretadopor Creonte, concluye la resis en los vv. 36s. solicitando la colaboracin de Ismene,

    17 Sobre este gnero de expresiones en el el mundo griego, cf. Crespo Alcal, Patricia (2003: 115-128).18 A este respecto cf. Bauls Oller, Jos Vte. & Crespo Alcal, Patricia (2003b: 207-220).19 Esta semejanza de Antgona con su padre Edipo, as como la desemejanza de Ismene, qued en el

    imaginario colectivo y fue recogida incluso por la iconografa; a este respecto cf. Bauls Oller, Jos Vte. &Crespo Alcal, Patricia (2008a: 257-292).

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    y lo hace con una apelacin al linaje, a que la situacin en la que se hallan ambasfuerza a aflorar la verdadera naturaleza del individuo. Pero Ismene rechaza la pro-puesta de Antgona. El dilogo entre ambas hermanas termina con unas palabras enlas que Ismene tacha a Antgona de a[nou", vv. 98s.. A Ismene le sucede algo simi-lar a lo que les sucede a los personajes de Esquilo, si bien en ella es el miedo lo quehace que su grado de consciencia no sea pleno, el mismo miedo que paraliza a losTebanos; pero a diferencia de los personajes de Esquilo con ello muestra que nocomparte lo que define a su linaje, y a diferencia de Antgona se muestra no dignahija de Edipo. Que el linaje de Edipo es noble lo dejar muy claro Sfocles en suEdipo Rey, tragedia que nos da tambin las claves para una comprensin ms com-pleta del carcter de Creonte. Ismene acta errneamente forzada no por esa fuerzaque define al linaje de Layo, sino por el miedo, un miedo muy humano y compren-sible; y cuando finalmente tiene plena consciencia del error de su posicionamiento,cuando, segn la errnea percepcin de Creonte, su mente se trastorna, ya es dema-siado tarde, como le sucede a los hroes de Esquilo, pues lo que haba que hacer yaest hecho, Antgona lo ha hecho. Ismene toma cosciencia plena cuando la accin yaest realizada y es entonces cuando pretende sumarse a ella.

    Hay, pues, en Ismene una no plena consciencia del error de su posicionamientomotivada por un miedo muy humano y explicable, y una toma de consciencia plenacuando ya es demasiado tarde. En Antgona se da tambin esa no plena conscienciade lo que hace, si bien en su caso est motivada por la natural tendencia de su lina-je, que Sfocles positiva, y en su caso se trata de un fenmeno muy natural que seda en aquellos que han tomado la decisin de llevar a cabo algo sabiendo que al finalles aguarda la muerte, lo que le llevar a querer llevar adelante la empresa lo msrpidamente posible, en un intento inconsciente de no pensar en lo que le aguarda alfinal, fijando toda su atencin en la accin y en los aspectos ms elevados de ella,una actitud que se puede observar en general en los hroes esquileos y tambin,como era de esperar, en el Eteocles de Siete contra Tebas:

    CO. ajlla; su; mh; !potruvnou: kako;" ouj keklhv- str. 2sh/ bivon eu\ kurhvsa". melavnaigi" e[x-eisi dovmwn !Erinu;" o{tan ejk cerwn 700qeoi; qusivan devcwntai.

    Coro.- Pero t no te apresures; no sers llamado cobarde si conservas la vida.Saldr de tu casa la Erinis de negra gida cuando de tus manos los dioses sacrificiosacepten.

    Pero Eteocles ya tiene tomada la decisin, por lo que desoyendo los consejos delcoro se apresura a salir a enfrentarse a su propio hermano, un apresuramiento que sedeja entrever a travs de la tensa calma de Eteocles a lo largo de los versos prece-dentes, y que denota su firme resolucin de hacer l mismo frente a su hermano, estoes, la firme resolucin de hacer frente a las maldiciones de Edipo. Esa calma tensade Eteocles, que tradicionalmente ha atrado la atencin por el extraordinario domi-nio de s mismo que supone, revela en realidad la firmeza de su decisin y oculta elansia siempre presente de enfrentarse a su hermano: las piernas le traicionan al pre-

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    cipitarse a oir al mensajero que llega, como observa el semicoro, muy sensible almenor indicio, en los versos 372-374, al final de la escena anterior.

    HMIC. kai; mh;n a[nax o{d! aujto;" Oijdivpou tovko" 372ei\s! ajrtivkollo" ajggevlou lovgon maqein:spoudh; de; kai; toud! oujk ajpartivzei povda.

    Semicoro.- Y tambin el soberano, el hijo de Edipo en persona, viene para oir,oportuno, el relato del mensajero; y tambin la prisa hace que no se ajuste bien su pie.

    La comprensible preocupacin por Tebas de quien est al frente de ella no justi-fica en modo alguno esta prdida de compostura en quien poco antes se ha esforza-do en hacerla guardar al coro de jvenes tebanas. A pesar de las dudas que algunosestudiosos han manifestado sobre esta interpretacin, quiz en la idea de que almovimiento rpido no cuadra el desorden, creemos que es correcta, en la lnea de laopinin generalizada sobre la eujkosmiva que expresa Crmides en el dilogo hom-nimo de Platn (159 b 2-6):

    e[peita mevntoi ei\pen o{ti oi| dokoi swfrosuvnh ei\nai to; kosmivw" pavnta pravtteinkai; hJsuch/, e[n te tai" oJdoi" badivzein kai; dialevgesqai, kai; ta; a[lla pavnta wJsauvtw"poiein. kaiv moi dokei, e[fh, sullhvbdhn hJsuciovth" ti" ei\nai o} ejrwta/".

    Pero despus dijo que a l le pareca que la sensatez era hacer todas las cosas conorden y sosiego, tanto andar por la calle, como dialogar y hacer todo lo dems de esemismo modo. Y me parece dijo en una palabra que una especie de sosiego es lo quepreguntas.

    Ese apresuramiento es admisible en una jovencita como la Cristemis deSfocles, que, a pesar de todo, no deja de ser consciente de que no acta correcta-mente, como ella misma reconoce en Electra 871 s.:

    uJf! hJdonh" toi, filtavth, diwvkomaito; kovsmion meqeisa su;n tavcei molein.

    Por la alegra, querida, soy empujada a venir con prisas, olvidando el decoro.

    Pero el apresuramiento de Eteocles en modo alguno cuadra a un gobernante queafronta una situacin de extremo peligro como la que afronta Tebas. A partir de estemomento el coro va a ir tomando consciencia plena de a qu se est enfrentando real-mente Tebas, de la decisin de Eteocles de enfrentarse l mismo a su hermanoPolinices, en una palabra, de la presencia de la maldicin que pesa sobre ambos her-manos, a la par que va a ir observando la transfiguracin de Eteocles en el Labdcidaque desde el principio lleva dentro de s.

    Ese apresuramiento tambin se observa en Antgona, y as, por ejemplo, cuandoIsmene le aconseja mantener en secreto su plan y lo que piensa hacer, su respuestarevela el deseo de acabar cuanto antes, de hacer frente al destino lo ms rpidamen-te posible, vv. 84-87:

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    IS. ajll j ou\n promhnuvsh/" ge touto mhdeni;tou[rgon, krufh/ de; keuqe, su;n d j au[tw" ejgwv. 85

    AN. oi[moi, katauvda: pollo;n ejcqivwn e[seisigws j eja;n mh; pasi khruvxh/" tavde.

    Ismene.- Al menos no reveles a nadie lo que pretendes hacer, en secreto oclta-lo, que as tambin lo har yo.

    Antgona.- Ah! dlo por todas partes: mucho ms odiosa me sers si callas, si atodos no lo proclamas.

    Esa misma firme resolucin, pero no prdida de compostura, ese presuramiento,tambin aflora en Antgona cuando ya ha sido apresada y se encuentra ante Creonte,actitud y palabras stas de Antgona, que contrastan con fuerza con las que ellamisma presente cuando sea conducida a la muerte:

    AN. qevlei" ti meizon h] kataktei'naiv m j eJlwvn_KR. ejgw; me;n oujdevn: tout j e[cwn a{pant j e[cw.AN. tiv dhta mevllei"_

    Antgona.- Quieres de m algo ms que matarme ahora que me has apresado?.Creonte.- Yo nada: teniendo eso lo tengo todo.Antgona.- A qu esperas entonces?.

    De las tres veces que aparece Antgona en escena, las dos primeras son muy dife-rentes de la tercera y ltima. En la tercera, ya realizada la accin, cuando est sien-do conducida a la que va a ser su tumba, Antgona se enfrenta a sus consecuenciasy es entonces cuando toma consciencia plena de lo que ha hecho, pues integra en ellaplenamente las consecuencias, y es entonces cuando aflora en ella la joven querechaza morir, que se lamenta y se autocompadece. Antgona es joven, muy joven,pero esa juventud suya no la transforma en nhvpio", no provoca en ella dusbouliva,sino una reaccin muy humana, el muy natural rechazo a la muerte, con ello el per-sonaje alcanza un grado muy elevado de humanidad, alejndose an ms de aque-llos personajes esquileos, hroes de una sola pieza que, llevando a unos extremos nohumanos su coherencia en la accin, afrontan la muerte sin inmutarse, y al humani-zarse, al alejarse de aquellos hroes, se eleva para la posteridad a un heroismo supe-rior, pues es de naturaleza humana, profundamente humana. Esta divergencia deAntgona en su accin dramtica, en su carcter, que pudiera ser considerada incon-sistencia de carcter, como lo fue en el caso de la Ifigenia de Ifigenia en ulide20 deEurpides, hace de ella un personaje muy humano y la elevar, como suceder tam-bin con Ifigenia, a la condicin de herona indiscutible de la tragedia para la poste-ridad, como as ha sido21. Ese doble rostro de Antgona es el rostro del ser humanoque, sacando lo mejor que lleva dentro de s, logra dominar el miedo y hace lo quedebe hacer, pero no por ello deja de ser humano, y Antgona, la ms digna hija deEdipo, nunca deja de ser una joven parthenos.

    20 Aristteles, Potica 54a 31-37.21 Cf. Bauls Oller, Jos Vte. & Crespo Alcal, Patricia (2008b).

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    En Sfocles siempre encontramos como causa del error trgico la percepcin err-nea de la realidad en la que se mueve el ser humano, incluso la errnea percepcin desu propia realidad, y la consiguiente accin errnea. En el caso de Creonte, puntual,motivada por el miedo y la inseguridad que le produce la situacin a la que el desti-no le ha abocado, y, en tanto que puntual, llega por el sufrimiento al conocimiento.Frente a l Antgona y tambin Hemn, el ser humano en posesin de aquellos prin-cipios de los que se habla en el ya citado pasaje del Protgoras, que harn posible sudesarrollo pleno como ser humano, como griego, en el marco comunitario. Por elloAntgona, una vez hecho lo que tena que hacer, no puede dejar de doblegarse ante laJusticia, de hacer pblica sumisin a ella, y as lo proclama el coro, en clara referen-cia a que una accin llevada a cabo contra aqul que en el ejercicio del poder atentacontra aquello que fundamenta la comunidad poltica griega, la polis, no supone uncuestionamiento del poder como institucin ni de aquello que lo fundamenta, ni legi-tima una posible accin contra la sociedad de la que ste emana.

    As pues, aunque la finalidad poltica de la tragedia de Esquilo y la de Sfoclessean diferentes, como diferente es la generacin a la que uno y otro pertenece y lapercepcin que de la realidad poltica ateniense tienen, sin embargo, algunos de losrasgos que definen a los hroes esquileos, muy en particular el hecho de que en susacciones la consciencia, aunque alterada por una fuerza negativa que surge de supropia naturaleza, no est ausente, los encontramos, como hemos podido comprobar,positivados en una de las tragedias ms singulares de Sfocles, en su Antgona.

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