RAVACHOL - WordPress.com...El arrojo con que Ravachol se lanzo a vivir la guerra contra la sociedad...

RAVACHOLLA VOZ DE LA DINAMITA

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Piratea, Fotocopia, Reedita e ImprimeTodos los derechos son robados

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Atamansha

EDITORIAL

Frangois Claudius Koeningstein mejor conocido como, Ravachol un sujeto que causo polémica en su

época, por la serie de atentados que afectaron a burgueses, y la seguidilla de actos en venganza luego de la muerte de Ravachol bajo la guillotina, un sujeto que no puede quedar fuera de la lectura y del conocimiento de cualquiera interesado en el movimiento anarquista.

Si bien, muchos anarquistas creen que Ravachol no tenia afinidad con el ideal, sus escritos y memorias podrán hablar por el, y desmentir tus hipótesis o confirmarlas.

Dado a la dificultad de encontrar información fidedigna y en español accesible hemos decidido reeditar este libro que lleva por nombre “Ravachol, la voz de la dinamita” Editado y publicado en el 2009 en Santiago, a un que desconocemos quienes fueron los propulsores de este libro, los saludamos y agradecemos.

Sin duda este es uno de esos libros que lees y algún día sientes la necesidad de tomarlo nuevamente para recordar la valentía y el coraje de nuestros compañeros de acciones en el siglo pasado y ver como hasta el día de hoy no hemos dado ningún paso a tras y seguiremos en pie....

¡Por que moriremos luchando!

EN ESTE LIBRO:

Introducción

Vida

De explosiones y detenciones

La sociedad en guerra

Prisión y guillotina

Telegrama policial anunciando el deceso de Ravachol

Defensa ante el juez

Las memorias de Ravachol

¡Venganza!

Las criticas de los de siempre...

Para cerrar

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Atamansha

INTRODUCCIÓN

¿Por qué recoger la historia de un anarquista del siglo XIX?, ¿La de un ferviente partidario de la temida propaganda por el hecho?, ¿La de un “delincuente común?,¿Por que recordar la historia de un dinamitero?, ¿Qué importancia puede tener los hechos ocurridos hace más de 100 años para nosotros?, ¿En que se puede parecer o diferenciar Ravachol a los actuales insurrectos?. Evidentemente la respuesta realmente solo la encontraras una vez leído y digerido este escrito, pero dejemos en claro de una vez por todas, que este texto no pretende ser un análisis histórico e historicista objetivo ni bajo los márgenes de la academia, ni siquiera bajo la intelectualidad de teóricos babosos exclusivamente por las ideas que no se lleven nunca a la practica.

El texto a continuación puede presentar varias imprecisiones aunque se han tratado de disminuir en especial en cuanto a traducciones.

La memoria histórica se activa solamente cuando la conocemos para recordarla, para hacerla nuestra, para llevarla a nuestro presente de lucha, para aprender de sus lecciones. Ni la distancia geográfica, ni la distancia temporal nos podrían coartar la posibilidad de sacar del olvido, de conocer las vivencias de quienes entregaban su vida a la

lucha contra la sociedad burguesa. Los hechos acontecidos hace más de un siglo no los podemos dejar desvanecer poniéndolos solo en manos de eruditos. Los sucesos de los que trata este texto son de lucha, de esa lucha incansable contra el poder, de esa lucha que no claudica y es a muerte.

Captamos un momento de esta lucha en Francia a fines del siglo XIX, Ravachol es un anarquista que tras vivir en la miseria se propone sobrevivir con todos los medios a su alcance: robo, falsificación, contrabando entre otros y claro un ferviente defensor de la propaganda por el hecho, este concepto se presenta como una corriente en la cual se argumenta como

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Ravachol, la voz de la dinamita

diversos hechos y acciones pueden generar una difusión de una idea, es de esta forma que la práctica se presenta indisoluble de la teoría

El arrojo con que Ravachol se lanzo a vivir la guerra contra la sociedad capitalista, no nos puede hacer que lo consideremos como un “santo de la propaganda por el hecho” o buscar una nueva imagen en el panteón anarquista, todo lo contrarío, nos tiene que demostrar que solo el empeño que se ponga en llevar a cabo la guerra social, es el principal detonador

El caso del dinamitero Ravachol es bastante gráfico, las miserias de su vida hacen que se dedique a los más ilegales oficios y prácticas para subsistir (también para mantener a su familia). Luego la venganza inunda su corazón y la de sus compañeros tratando de hacer volar por los aires a las autoridades judiciales.

Evocamos este momento de lucha personificado en Ravachol, corno un caso claro en donde además de la indudable condena social deseosa de ver rodar su cabeza, fue condenado por gran parte de círculos anarquistas generando una ruptura y serias discrepancias en aquella época.

Así podemos ver de forma clara y practica, lo superfluo de encasillarse bajo una ideología, no siendo para nada motivo suficiente para hermanarse en la lucha. Anarquistas existen de las más distintas vertientes y realmente movidos por los más variados intereses.

No son “caminos distintos para un mismo fin”, es en muchas ocasiones-quizás la mayoría-en que estos caminos a recorrer van construyendo fines completamente distintos.

¿A caso podríamos hermanar a López de Arango con

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Severino di Giovanni solo por ser “Anarquistas” 1? ¿Podríamos comprender a Ravachol y Lugi Fabbri como constructores de una misma revolución2? ¿Podríamos ver a los grupos de incontrolados como hermanos de aquellos eternos bomberos de la revuelta? Pues la respuesta salta a la vista sin siquiera decirla, los hechos han sido y son claros.

Apremia poner atención a este punto, el avance de la guerra social necesita de un crecimiento cualitativo en la critica y practica, no de un aunar por aunar generando amplias plataformas o frentes de lucha con poca o nula reflexión, solo para poder mantener un crecimiento cuantitativo en la cantidad de integrantes, al igual que un partido político o un movimiento de masas.

Su vida, sus crímenes, sus acciones despiertan serias animadversiones dentro del sector anarquista, que -en su gran mayoría- se niega a reconocerlo como tal, inclusive llegando a condenarlo, o rescatando una solidaridad victimista: “Fue la miseria la que puso las bombas y cometió tales crímenes”. Pues no compañeros, no fue la miseria.

Si fuese una relación directamente proporcional entre miseria y ataques al capital, otra realidad tendríamos frente a nuestros ojos. La verdad es más compleja y citando al mismo ravachol: “la miseria, j unto con la natural dignidad, ha hecho criminales”. Ravachol tuvo el valor de pasar a la ofensiva y de romper la ley con tal de poner de forma prioritaria sus necesidades, estas decisiones no pueden ser minimizadas.

La miseria no solo económica abunda en nuestras vidas y en la de la mayoría de las personas, pero existe un detonante 1 Severino Di Giovanni, anarquista italiano partidario de la propaganda por le hecho y la expropiación individual, residiendo en Argentina comete varios atentados y expropiaciones, es acusado por Lopez de Arango (director del diario anarquista “La Protesta”) de ser un agente provocador del fascismo. La pugna concluye cuando Severino le da un plazo a Lopez de Arango para que se arrepienta de sus dichos, una vez cumplido el plazo, el director de “La Protesta” es ajusticiado con un certero disparo en la puerta de su casa2 Ver el capitulo “La critica de los de siempre”, en donde Lugi Fabbri des-califica las acciones de Ravachol entendiéndolas como una victir:ia de la propaganda burguesa.

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, como diría Ravachol, de dignidad que hace la diferencia. Sin esto, se convierten en compasivos y temerosos ciudadanos, en una flexible y sumisa masa.

La practica de expropiación individual siempre ha sido cuestionada en fos entornos antiautoritarios y sometida a un sin numero de condicionantes; Por otra parte la profanación de tumbas y el asesinato en robos ha sido casi unánimemente condenados, atribuyéndoselas a la delincuencia común y al lumpen, que a su entender nada tendrían que ver con la política o la revolución.

Al parecer nuevamente la historia se repite, quizás no de forma tan grafica, pero la defensa de expropiaciones o de ataques al capital siempre ha sido minoritaria y quienes ven al anarquismo como una alternativa al capital siempre prefieren quedar bien ante la sociedad, esa misma sociedad que vive alegremente la explotación y observa con índiferencia las macabras formas que el capital tiene de dominar.

Aun así no hay que olvídar la existencia real de los círculos de expropiadores y dinamiteros, quizás prueba grafica y palpable sean las publicaciones y canciones alusivas a ataques directos al capital. Ravachol no fue un sujeto aislado de todos, él, sus compañeros y compañeras, los que vinieron y los que vendrán se encuentra enmarcado en una corriente histórica de quienes en la lucha no esperan las condiciones “objetivas”, de quienes creen fervientemente en la propaganda por el hecho, de quienes no pueden vivir tranquilamente en esta sociedad que degradación, quienes han decidido vivir en revuelta contra el capital.

Saludos en revuelta!La guerra social continúa...

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VIDA

Frangois Claudius Koeningstein nacido en Saint-Chamond el 14 de octubre de 1859, de padre holandés Jean Adam Koeningstein, y madre francesa, Marie Ravachol.

A los siete años su padre lo abandona, dejando a Maria con cuatro hijos, el más pequeño de solo 3 meses. La infancia de Fran9ois fue de trabajo constante para poder sobrevivir en la miseria. Asi consigue trabajo como pastor, tintorero y obrero, de esta forma va creciendo y curtiéndose en los más diversos oficios. Debido a su historia familiar, reivindica su apellido materno y pasa a ser conocido como Ravachol utilizando también el alías de eon Legar

A los 18 años abandona sus creencias religiosas haciéndose ateo, comenzando a escuchar atentamente las intervenciones de distíntos socialistas, incluso llega a pertenecer a círculos de estudios. Aun con su escasa educación se las arregla para aprender a leer y escribir, ya estaba interesado en las ideas políticas que al poco tiempo devendrán en ideas anarquistas.

la miseria lo agobia llevándolo a generar dinero de las más diferentes formas, entre ellas ladrón de gallinas y falsificador de moneda. Para Ravachol su familia fue muy importante, nunca la olvido preocupándose invariablemente de sostenerla económicamente, aun a pesar de sus actividades ilegales no logran ser completamente solventes para mantener a su familia.

Se entera de la existencia de un anciano que tiene como labor r.ealizar oficios religiosos viviendo como ermitaño y acumulando una gran fortuna. El ermitaño era un hombre muy viejo de sotana y sombrero de copa, se suponí a inclusive que podría tener dones milagrosos. Ravachol se dirige hacia la ermita asesinando a! anciano y apoderándose de su riqueza. Tiempo después en un confuso incidente es detenido acusado del asesinato del anciano de Chambles, en dirección a la comisaría logra burlar la vigilancia de sus captores

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dándose a la fuga.

El epitafio en la tumba del ermitaño en Chambles era bastante claro:

’Victima de Ravachol”.

Las actividades no concluyen con este inminente arresto; profana la tumba de la baronesa para conseguir las joyas con que estaba enterrada, son estos hechos los que indignan a gran parte del movimiento anarquista de !a época, así el robo con homicidio del ermitaño de Chambles y la profanación de una baronesa enfurecieron a los antiautoritarios de la época.

Al parecer estos crímenes resultaron más potente que la dinamita e hicieron más daño que las esquirlas, ya que lo convertían en algo indeseable para !os intelectuales de la época: un ilegalista, un delincuente común, alguien que no espero a las masas para actuar ni para satisfacer sus necesidades.

Existe un relato .que sin querer ennoblecer da muestra del espíritu del dinamitero. Dos meses antes de la primera explosión Ravachol caminaba por la calle Rochechouart y se topo con una niña indigente, la miró fijamente y al ver su corta edad y la extrema miseria en que se encontraba: Los harapos que llevaba por ropa eran acompañados de unos zapatos qua el uso y el desgaste habían agujereado de tal manera que se dejaban ver sus talones. Ravachol se emociona y la lleva a una zapatería regalándole un par de botines de siete francos. Ambos se van en direcciones contrarias y la sonrisa inundaba sus caras

Ante la inminente detención producto del asesinato al ermitaño en Chambles, afeita su barba y se refugia utilizando el nombre de Leon eger en la casa de su compañero Chaumartin en Saint.Denis, la compañera de Chaumartin era amiga de Decamps

Sí bien por las publicaciones de la época, es de suponer

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que Ravachol ya leía y estaba informado del uso de distintos explosivos, pero tiempo después es que pone en practica dichos conocimientos en abierta guerra contra la sociedad burguesa

Ravachol trato de fingir su suicidio a fin de aliviar la asfixiante represión en su contra, evidentemente no fue una medida eficaz ya que finalmente la represión se deja caer sobre el dinamitero.

En la audiencia a la que fue sometido, se expusieron distintas pertenencias de Ravachol a modo de evidencia, mostrándose decenas de frascos, un par de elementos químicos, ollas, elementos para la producción de moneda falsa y explosivos más una colección de los más diversos y distintos sombreros. Ravachol tenia una relación muy especial con los niños, llegando incluso a derramar unas lagrimas al ver por ultima vez en la audiencia a un pequeño que apreciaba bastante, el hijo de Chaumartin, a quien tiempo atrás le había enseñado a leer.

DE EXPLOSIONES Y DETENCIONES

Culminaba la manifestación del 1 de Mayo en 1891, los

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trabajadores luego de conmemorar esta fecha de combate en Levallois, a las afueras de París, comienzan a dispersarse.

Los disturbios se inician al final con un enfrentamiento armado entre anarquistas y policías, el fuego es cruzado y concluye con heridos por ambos bandos; por la represión, un par de policías heridos, mientras que son detenidos las anarquistas Decamps, Darde y Leveillé, este ultimo herido.

Conducidos a la comisaría Cliché sufren brutales torturas por parte de las fuerzas represivas que se desquitaron por sus camaradas uniformados que resultaron heridos. a situación termino con los anarquistas en tribunales donde a finales de agosto el magistrado Benoit (como presidente) y Bulot como fiscal absuelven a Levelllé condenando a cinco y tres años a Decamps y Darde respectivamente. La prensa ácrata da gran publicidad al caso, las palizas y torturas generando una campaña de solidaridad con los detenidos que habían sido condenados a la pena máxima por el delito cometido.

Las condenas y las torturas motivaron el ánimo de venganza en Ravachol y sus compañeros; así en conjunto con Simon Charles Achille (también llamado biscocho ó Ravachol 11), Jas-Béala y su compañera Mariette Soubére idearon hacer tambalear la seguridad y confianza con la que el poder condeno al presidio a sus compañeros, en particular la impunidad con que las autoridades judiciales sentenciaban.

Los periódicos libertarios de la época se esforzaban constantemente en instruir sobre la fabricación de todo tipo de explosivos, la dinamita era un punto a destacar en su manufacturación aunque realizable, resultaba un trabajo demasiado difícil y peligroso para este grupo de acción, por lo que decidieron robar la dinamita en Soisy-sous-Etiolfes.

Su primer objetivo fue hacer volar la comisaría de Cliché, aquel recinto en donde fueron torturados Decamps, Darde y Levetllé. El 7 de marzo de 1892 pretenden atacarla con una olla

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llena de cincuenta cartuchos de dinamita, pero el terreno y la ubicación no fueron favorables para sus planes, teniendo que suspender la embestida, ahora los ojos fueron puestos sobre las autoridades judiciales: la mirada se situó hacia el magistrado Benoít.

El grupo ya decidido acude el día 11 de marzo a su domicilio, el 136 del Bulevar en Saint-Germain.

Esta vez la actuación seria protagonizada por una olla de hierro cargada con dinamita y restos de chatarra para actuar como metralla, el transporte de los explosivos que utilizaba Ravachol era bastante peligroso, considerando la falta de prolijidad en la preparación del ingenio, este podía detonar por colisión de forma inesperada.

Para llegar a la casa del magistrado el grupo tenia que recorrer varios kilómetros sorteando las fortuitas dificultades que se les presenten; Martiette Soubére escondió bajo sus faldas el artefacto explosivo, mientras el grupo se movilizaba en un tranvía, los risgos de una explosión no controlada no eran distantes, pero evidentemente ese riesgo no era el único, también al cruzar los registros policiales de Paris, las posibilidades de una revisión más exhaustivos se elevaban y todo el plan quedaría en nada, con sus autores detenidos.

Martiette transportaría el artefacto luego Simon y Ravachol, este ultimo armado con dos revólveres y elegantemente vestido, tendrían que hacer el resto.

Una vez sorteadas todas las dificultades, llegan al domicilio que iba a ser blanco del ataque, al no poder encontrar el piso exacto en que vivía el magistrado Benoít, decidan hacer volar todo el edificio. Ravachol sube y comienza a preparar el exploS1vo en la escalera, específicamente en el entresuelo del primer piso, mientras prendía la mecha cualquier factor no controlado, podría hacer volar al dinamitero en conjunto con la casa.

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La mecha, con algo de trabajo y ya utilizando varios fósforos en el intento, se había logrado prender, estaba ya encendida y el tiempo marchaba en contra, Ravachol logra salir rápidamente y una gigante detonación vuela el inmueble. Tiempo después Ravachol recordara este episodio, confesando: “¡Creí, que la casa se me caía encima!”.

El saldo de la explosión fue de 40.000 francos en perdida, un herido y el terror del magistrado 8enó1t, que para desgracia de los dinamiteros resulto ileso, habitando el cuarto piso. Ese mismo día el anarquista Théodule Meaunier atenta contra el cuartel Loubau. clase dirigente aun atónita por las explosiones responden con una oleada represiva que culmina con varios anarquistas detenidos. Pasa el tiempo y la venganza continua, decidieron entonces atacar al fiscal Bulot, enérgico en pedir la pena de muerte para los 2 condenados en el incidente del 1

de mayo.

Ravachol y Simón se encargan de preparar el ingenio explosivo, esta acción es desbaratada por un ayudante de la policí a que frecuentaba la casa de Chaumentin , el cual se habí a logrado enterar del primer atentado, Simón y Chaumentin fueron detenidos el 17 de marzo.

Ravachol consigue escapar y se va a vivir a Saint-Mandé , aun así no claudica en su planificación sufriendo pequeñas

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modificaciones. El 27 de marzo a las seis y veinte de la mañana, marcha hacia la vivienda de Bulot en el número 39 de la calle Cliché .

Portando una maleta de más de 30 kilos, entre 120 cartuchos de dinamita y munición de caza, recorre la ciudad en dirección al próximo

A las ocho de la mañana se presenta afuera del inmueble, logrando introducirse y subir hasta el descansillo del segundo piso, nuevamente desconocía el piso en el que viví a su objetivo, se dispone a abrir la maleta y prepararlas mechas, esta vez utilizaría fósforos incandescentes par a evitar demoras. El viaje y transporte habían desordenado completamente el ingenio, tanto así que hasta peligro que el atentado se llevara a cabo, las municiones se habían desparramado en la maleta cubriendo con pólvora todo el artefacto. Luego de varios tras pies en la preparación del artefacto, que incluyo la inflamación de la munición que produjo un pequeño chisporroteo, y bajo la presión de poder ser descubierto logra limpiar las mechas y ordenar la valija, una vez ya todo en su lugar la enciende y se marcha rápidamente.

Todos estos imprevistos habrán hecho que el tiempo que habría calculado Ravachol disminuyera considerablemente, alcanzo a dar 3 pasos en la calle Moncey cuando la finca voló por los aires, tal fue el grado de la explosión, que el mismo autor de esta quedo con una sordera por alrededor de una hora.

Siete heridos y 120.000 francos de perdida habría dejado la “demolición” del inmueble.

El químico M.Girard declarara en la Audiencia, que solo por la milagrosa presencia de aberturas en el hueco de la escalera habría permitido la evacuación de los gases, evitando de esta forma el desplome completo de la casa

Así fue que Ravachol escapo con las manos negras de

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pólvora y oliendo fuertemente a olores nítricos, cogió, un ómnibus Batignoles-Jardín des Plantes, para pasar por la calle Cliché y poder ver los :

efectos del ataque, evidentemente el ómnibus fue desviado en medio de un operativo para controlar el caos producido por la explosión. Una hora y media más tarde se fue a comer al restaurante Véry en el bulevar Magfenta, ese día entonces casi no había probado bocado.

Le pide al camarero un almuerzo modesto, entablando conversación con este. Así el camarero llamado Lhérot, le comenta azarosamente las tristezas y fatigas de la vida militar a la que se tuvo que someterse.

Ravachol comienza a hacer propaganda respecto a ideas antimilitaristas y derechamente anarquistas, lo que no dejo de levantar sospechas en Lhérot, este en un comienzo lo toma por un ladrón por sus actitudes y preguntas sospechosas. Acostumbrado a hacer propaganda por donde anduviese, Ravachol conversa largamente respecto a sus ideas, el dialogo incluye una mención al atentado recientemánte ocurrido, noticia que aun no h abí a ni siquiera llegado oí dos de nadie del barrio. Ravachol se va, pero Lhérot queda con un presentimiento extraño, presentimiento que al Uernpo fue confirmado cuando por la tarde lee el periódico “La Franca” Desde entonces no pudo olvidar jamás ese peculiar cliente que comentaba la noticia del momento, antes que los mismos periodistas supieran.

La historia no termina así, Ravachol en un acto lnentendible vuelve al restaurante tres días más tarde para seguir hablando con el camarero, desde hace un par de días que el nombre de “Ravacho!” era indicado como el autor de ambos a tentados, la cacería humana ya había comenzado y estaba en su punto álgido, sumado al inmenso terror en el cual la sociedad se encontraba. Se hacen públicos sus rasgos, sus características, su historial.

Vale la pena recordar que era común, bajo ese contexto,

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que ciudadanos asistieran ocasionalmente como informantes de la policía y recibían remuneración. Los anarquistas lo sabían, nada de eso detuvo a Ravachol para hacer propaganda en el restaurante.

Lhérot lo identifica por las descripciones y en particular por la cicatriz en su mano izquierda, dio aviso a la policía. Asiste el comisario Desch para realizar la detención, Ravachol opuso tenaz resistencia

Interviniendo dos funcionarios policiales, mientras el comisario lo apunta con su revolver. Aun así Ravachol al grito de: ”viva la anarquía’ no se deja reducir, necesitando la intervención de más de diez clientes del restaurante para poder finalmente detenerlo.

Tiempo después, el delator de Lhérot dirá ante la audiencia que hizo lo posible por no prestarle oídos a aquellas ideas que el sujeto presentaba, el camarero llega incluso a declarar un a rastrera adulación a la burguesía y el orden social ante el juez.

LA SOCIEDAD EN GUERRA

La sociedad Francesa se encontraba inmersa en el pánico, las bombas habían destrozado la delicada paz social en la cual la burguesía se sentía tranquila, la sensación ambiente estaba haciendo saltar a los burgueses del susto literalmente. Un

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día cualquiera de esos años, al interior de un teatro parte del decorado cae accidentalmente, el publico corre espantado y despavorido mientras gritaban: “¡los anarquistas!”.

Por otra parte una serie de cartas anónimas amenazando con bombas y hacer volar por los aires, eran dirigidas hacia propietarios, arrendatarios y vecinos bajo el menor pretexto; un problema domestico, la subida del precio en el arriendo, un mal entendido.

La sociedad avergonzada de sentir tal pavor, luego de detenido Ravahcol solo deseaba vengarse con el dinamitero; el mismo día de su detención en un salón del barrio Monceau, una adorable jovencita exclama con relación al reciente detenido: ‘Deberían destrozarlo en pedacitos , así...!! con las uñas!!’, Mientras crespaza sus manitos de doncella.

París en particular y Francia se encontraban totalmente conmocionadas, más bien dicho, aterrorizadas. Las policías por su parte también se movilizaban ante cualquier gesto anónimo de apoyo a Ravachol (por ejemplo, el envió de comida). Si bien algunos grupos anarquistas siempre mantuvieron apoyo al compañero para que nunca le faltara nada, los gestos anónimos podrían dar a entender que algún sujeto anónimo simpatizara con las explosiones, situación aun más preocupante para los guardianes del poder.

Dresch el temerario comisario que comando la detención y arresto de Ravachol fue constantemente despedido de las pensiones en donde habitaba, mantenía serias dificultades para alojarse ya que los caseros hacían lo imposible para que el celebre policía no viviese en su casa, ante el temor de que todo volara por los aires al materializarse la venganza anárquica.

PRISIÓN Y GUILLOTINA

Luego de la detención, Ravachol es trasladado a distintos recintos policiales, es en uno de estos cuarteles en medio

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de un dialogo con el comisario Dresch que el dinamitero le

comenta: “¿Sabe cual es mí consuelo, pequeño? Pensar en la jeta que tendrás cuando mis amigos te revienten”. Luego lanzo una sonora y desafiante carcajada. En este periodo de su presidio Ravachol dictara sus memorias a los policías que lo custodiaban, “Las memorias de Ravachol” las reproduciremos íntegramente más adelante.

Leo de este periodo de detención, el 26 de abril comparece ante la sala de lo criminal del Sena, Junto con su compañero Simón.

La respuesta a la detención, no se hizo esperar y luego de una serie de amenazas de muerte, un día antes del juicio, un artefacto explosivo hace saltar por los aires al café Very, dejando a dos heridos, entre ellos el dueño del local Mr. Véry cuñado del camarero delator Julio Lhérot, que termino con una pierna y un ojo menos. Los policías encargados de darle resguardo al local solo fueron capaces de observar la inmensa explosión, Lherot se encontraba en la cocina resultando

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desgraciadamente ileso.

Las direcciones de las autoridades siniestradas, habían sido conseguidas por Ravachol, en esta pequeña libreta pudo encontrar al menos el inmueble que ocupaban Benoit y Bulot, la del juez Atthalin, por otra parte, no la pudo encontrar.

Así se puede entender, cuando Atthalin se esforzaba en hacerle entender al imputado lo criminal y “bestial” de sus actos:

“¿Qué gana con esto? Atenta contra el presidente Benoit, contra el señor Bulo!... y después que?”

Ravachol dándole una segunda interpretación responde: ¿después?, bueno pues después venia usted.

El dinamitero, a pesar de buscarlo, no pudo tener la dirección del juez ya que lo busco por la letra A, ignorante de que su verdadero nombre era Laurent-Atthalin, en la letra L se encontraba la información necesaria para hacerlo volar por los aires, o al menos darle un buen susto.

Bajo este contexto y por las particularidades de los detenidos, el palacio de justicia estaba completamente resguardado como si debiese enfrentar un ataque, todos los asientos estaban ocupados por numerosos policías permitiendo solo la entrada de una docena de oyentes.

Simón y Ravachol acusado de los atentados con bomba fueron condenados a trabajos forzados a perpetuidad La prensa burguesa se indigna exigiendo la pena de muerte para los dinamiteros, petición que no es aceptada en esta causa.

Para Simón, también conocido como Ravachol II, la condena no fue perpetua, ya que en un motín de presos anarquistas fue muerto en el presidio conocido como las “Islas de la salud” el 23 de Octubre de 1894.

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Beala, Chaumentin y Mariette fueron puestos en libertad absueltos de los cargos. Pero el poder le tenia preparado un nuevo apremio para Mariette, esta fue sometida por haber escondido a Ravachol después del crimen de Chambles, la indignación desborda a Mariette, que para ese entonces había logrado sortear y salir ilesa de ya dos procesos en su contra. Al escuchar que la única condena que recibió fue

por este hecho “menor” estallo en ira:

“¡Esto es de mal nacido!, ¡es una infamia, es indigno! ¡es repulsivo!! ah me vengare!! Aunque tenga que perder la vida, me vengare!!

La condena aumentan dos meses más de presidio debido al incidente en tribunales. Aun así, sobre Ravachol pesaban ya varios cargos, acusado del asesinato de cinco personas: M. Rivollier de ochenta y seis años y su criada (asesinados el 30 de marzo de 1886 viéndose frustrado el robo), robo y asesinato del ermitaño de Chambles y el asesinato de las señoras Marcon (27 de Julio de 1891). Estas acusaciones de homicidio son engrosadas por el crimen de profanación de la sepultura de la

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Baronesa Rochetailée (la noche del 14-15 de mayo 1891),

Sumado a una serie de otras fechorías como robo y falsificación de dinero. Ravachol se presentara solo en el sitio de los culpables con todas estas acusaciones en su contra, enfrentó a la audiencia de Loira, en Montbrisson el 21 de Junio de 1892. Niega rotundamente las, acusaciones. Haciéndose responsable solo de la violación de la sepultura y el asesinato del ermitaño, de hecho el resto de los delitos nunca se le pudieron comprobar.

Frente al juez argumento su delito de forma clara:

“Si he robado, ha sido en primer lugar para satisfacer mis necesidades personales, luego para ayudar a la causa anarquista, pues nosotros trabajamos para la felicidad del pueblo”

¡Juzgadme, señores jurados! ¡Pero si, habéis comprendido, juzgándome, juzgáis a todos desgraciados que la miseria, junto con la natural dignidad, ha hecho criminales!, Los que la riqueza, el bienestar, les habría hecho gentes honradas. Que una sociedad inteligente les habría hecho personas como todas las demás”.

El dictamen fue claro e irrevocable: La sentencia de muerte en la guillotina.

El condenado acogió la sentencia con el grito de: “!Viva la anarquía!”

M. Legasse, su defensor recibió esta declaración, pero el consejero Darrigand no le permitió leerla:

“Yo deseo que los jurados que me han condenado a muerte lanzando el desespero a los que me han conservado su afección, lleven en su conciencia el recuerdo de su sentencia con tanta firmeza y coraje como yo llevare mi cabeza debajo de la cuchilla de la guillotina”

El 11 de Julio de 1892, en el patíbulo de la cárcel de

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Saint-Etlenne, el capellán Claret le pidió que se confesara, él lo rechazó diciendo que hasta exhalar el último suspiro

mantendría las opiniones por las que moría, aun así el religioso insistió regalándole una encíclica de León XIII ,conocido como “el papa de los obreros”.

Ravachol le comento a uno de sus gendarmes: “Este cuervo es un buen tipo...Solo que cuando yo haya

tomado el atajo, ira a gritar por ahí que había caído en su

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trampa”.

Ravachol desiste que el capelán lo acompañe en su camino hacia la guillotina, aun así el tozudo religioso continua y se mantiene presente en el camino e inclusive en el mismo guillotinamiento. Ravachol para mostrar su rechazo sube a la guillotina entonando una canción anticlerical, buscando en sus últimos momentos no dejar en duda su decisión de ofender al clero.

La voz del condenado a muerte entona la sexta estrofa de Pérre Duchéne:

“Si quieres ser dichoso¡por dios!Cuelga a tu caseroY al cura parte en dos¡por dios!Echa la iglesia al suelo,¡leches!Y en la mierda al santo Dios¡Por Dios!Y en la mierda al santo dios!”

A los 33 años la cuchilla de la guillotina baja estrepitosamente, cortando su cabeza, ahogando su grito, el cual solo se escucho “¡Viva la Re...•.

El filo de la cuchilla y la gravedad hicieron el trabajo de esta maquina mortoria interrumpiendo el ultimo grito de Ravchol, la policía y parte de la prensa continuo difamándolo, asegurando que su ultimo grito fue Viva la república , nada mas contradictorio a la vida de un insurrecto.

TELEGRAMA POLICIAL ANUNCIANDO EL DECESO DE RAVACHOL

El telegrama anunciando su ejecución estaba concebido

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en estos términos:

“7 4287 - Esta mañana a las 4 h 05 se ha hecho justicia, sin incidentes ni manifestaciones de ninguna clase. El despertar tuvo lugar a las 3 h 40. El condenado ha rehusado la intervención del capellán y declaró no tener ninguna revelación que hacer. Pálido y tembloroso al principio pronto mostró un cinismo afectado, y exasperación al pie del cadalso en el momento que precedió a la ejecución. Cantó con voz ronca algunas palabras blasfemas y de la más indignante obscenidad. No pronunció la palabra anarquía, y bajo la abertura de. la guillotina lanzó- el ultimo grito de 571.6 2907 45843. En la ciudad no dejó de reinar la mayor calma. Sigue informe.”

DEFENSA ANTE EL JUEZ

Ravachol ante el tribunal tenía preparado leer esta defensa en público, pero el juez hace lo imposible por no llevar la política a la sala de lo Penal aun así, sin poder cumplir su absurda orden de un juicio a-político niega la posibilidad de que el acusado lea su defensa, a continuación la reproducimos íntegramente:

Si tomo la palabra, no es para defenderme de los actos de los que se me acusa, ya que sólo la sociedad, que por su organización pone a los hombres en lucha continua los unos contra los otros, es la responsable.

En efecto, no vemos hoy en todas las clases y en todas las profesiones personas que desean, yo no diré la muerte, porqué eso suena mal, pero si la desgracia de sus semejantes, si ésta les puede procurar algún beneficio. Ejemplo: ¿un patrón no desea ver desaparecer un competidor? Los comerciantes en general no querrían, y de manera recíproca, ser los únicos en disfrutar de los beneficios que puede conllevar este tipo de ocupación? ¿El obrero sin trabajo no desea, para obtener trabajo, que por un 3 La nota de la policía que lo acompaña, lo traduce como:“¡viva la Republica!”

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motivo cualquiera el que esté ocupado sea despedido del taller? Pues bien, en una sociedad donde se producen semejantes hechos, no debemos sorprendemos del tipo de actos que se me reprochan, que no son más que la consecuencia lógica de la lucha por la existencia que tienen los hombres que, para vivir, están obligados a usar todo tipo de medios. Y ya que cada uno es para él mismo, el que está en la necesidad no se ve reducido a pensar: “Pues bien, puesto que esto es así, yo no tengo por que dudar, cuando tengo hambre, en emplear todos los medios a mi alcance, aun y con el riesgo de provocar víctimas Los patrones cuando despiden a los obreros,se preocupan si se van a morir des los que tienen beneficios se ocupan de si hay gente que les falta lo necesario?

Hay ciertamente algunos que prestan ayuda, pero son incapaces de aliviar a todos aquellos que están necesitados y que morirán prematuramente a consecuencia de privaciones de todo tipo, o voluntariamente por los suicidios de todo tipo para poner fin a una existencia miserable y no tener que soportar los rigores del hambre, las vergüenzas y las humillaciones sin número y sin esperanza de verlas acabar. En esta situación se encontró la familia Hayem y la Ouhain que dio muerte a sus hijos para no verles sufrir más tiempo, y todas mujeres que por temor de no poder alimentar a un hijo, no dudan en comprometer su salud y su vida destruyendo en su seno el fruto de sus amores.

Y todas esas cosas pasan en medio de la abundancia de todo tipo de productos. Comprenderíamos que todo esto tuviese lugar en un país donde los productos son escasos, donde hay hambruna.

Pero en Francia, donde reina la abundancia, donde las carnicerías rebosan de carne, las panaderías de pan, donde la ropa, el calzado están amontonados en las tiendas, donde hay viviendas vacías! ¿Cómo admitir que todo está bien en la sociedad, cuando se ve tan claramente lo contrario?. Habrá gente que se compadecerá de todas estas víctimas, pero que os

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dirán que no pueden hacer nada. Que cada uno se espabile como Pueda! ¿Qué puede hace quien le falta lo necesario mientras trabaja, cuando esta desocupado? No hay mas que dejarse morir de hambre. Entonces se lanzaran algunas palabras de piedad sobre su cadáver. Esto es lo que yo he querido dejar a otros.

Yo he preferido hacerme contrabandista, falsificador, ladrón y asesino. Hubiese podido mendigar: pero es degradante y cobarde, y hasta castigado por vuestras leyes que hacen un delito de la miseria. Si todos los necesitados, en lugar de esperar, tomasen donde hay, y no importa con que medio, los satisfechos entenderian quizás más deprisa que hay peligro en querer consagrar el estado social actual, donde la inquietud es permanente y la vida está amenazada a cada instante.

Acabaríamos, sin duda, por comprender más rápidamente que los anarquistas tienen razón cundo dicen, que para conseguir tranquilidad moral y física, es necesario destruir las causas que generan los crímenes y los criminales: no es suprimiendo a aquel que, en lugar de morir de una muerte lenta a consecuencia de privaciones que ha tenido y tendrá que soportar, sin esperanzas de verlas acabar¡ prefiere,si tiene un poco de energía, tomar violentamente aquello que le puede asegurar el binestar, aun con el riesgo de su muerte, que no es más que un final para sus sufnm1entos.

He aquí porqué he cometido los actos que me reprochan y que no son más que la consecuencia lógica del estado bárbaro de una.sociedad que no hace más que aumentar el número de sus víctimas por el rigor de sus leyes que se alzan contra los efectos sin jamás tocar las causas; dicen que se tiene que ser cruel para matar aun semejante, pero los que hablan así no ven que decidimos hacerlo tan solo para evitarnos la muerte a nosotros mismos. Igualmente, ustedes, señores jueces, que sin duda me vais a condenar a la pena de muerte, porque creeréis que es una necesidad y que mi desaparición será una satisfacción para vosotros que tenéis horror de ver fluir la

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sangre human pero que, cuando creéis que será útil derramarla para asegurar la seguridad de vuestra existencia, no dudareis más que yo en hacerlo, con la diferencia que vosotros lo haréis sin correr ningún riesgo, mientras que, yo actué poniendo en riesgo y peligro mi libertad y mi vida. Bien, señores, hay más criminales para juzgar, pero las causas del crimen no se destruyen. Creando los artículos del código, los legisladores han olvidado que ellos no atacan las causas sino simplemente los efectos, y, entonces, no destruyen de ninguna manera el crimen; en verdad las causas siguen existiendo y, por tanto, los efectos todavía se desencadenarán. Siempre habrá criminales, aunque destruyáis uno, mañana nacerán diez.

¿Qué hacer entonces? Destruir la miseria,•este germen de crimen, asegurando a cada cual la satisfacción de todas sus necesidades! Y cuan difícil es de realizar! Sería suficiente establecer la sociedad sobre nuevas bases donde todo estaría en común, y donde cada uno produciendo según sus aptitudes y sus fuerzas, podría consumir según sus necesidades. De esta manera no veremos más gente como en el ermitaño de Notre-Dame-de-Graca, mendigando un metal del que se vuelven esclavos y víctimas! No veremos a más mujeres ceder sus cuerpos, como una vulgar mercancía, a cambio de ese mismo metal que nos impide bastante a menudo reconocer si el afeto es realmente sincero. No veremos a más hombres como Pranzini, Prado, Beriand, Anastay y otros que, por obtener ese mismo metal llegan a dar muerte!

Esto demuestra claramente que la causa de todos !os crímenes es siempre la misma y que hay que ser realmente insensato para no verla. Sí, !o repito: es la sociedad quien haca los criminales, y vosotros, jueces, en lugar de golpearlos,deberíais usar vuestra inteligencia y vuestras fuerzas para transformar la sociedad. De golpe suprimiríais todos los crímenes; y vuestra obra, atacando las causas, sería más grande y más fecunda que vuestra justicia que se limita a castigar sus efectos.

Yo no soy más que un obrero sin instrucción, pero porque

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he vivido la existencia de los miserables, siento más que un rico burgués la iniquidad de vuestras leyes represivas. ¿De dónde tomáis el derecho a matar o encerrar a un hombre que, puesto sobre la tierra con la necesidad de vivir, se ha visto en la necesidad de tomar aquello que le faltaba para alimentarse?.

Yo he trabajado para vivir y hacer vivir a los míos; hasta tal punto que ni yo ni los mios hemos sufrido demasiado. Me he mantenido lo que vosotros llamáis honesto. Después el trabajo faltó, y con el paro vino el hambre. Es entonces cuando esta gran ley de la naturaleza, esta voz imperiosa que no admite réplica: el instinto de conservación me empujó a cometer ciertos crímenes y delitos que ustedes me reprochan y de los que reconozco ser el autor.

Júzguenme, señores del jurado, pero si habéis entendido lo que digo, al juzgarme, vuestro juicio se extenderá a todos los desdichados a quienes la miseria, aliada al orgullo natural, ha convertido en criminales y a quienes la riqueza, incluso solo el desahogo, habrían convertido en gente honesta!

Una sociedad inteligente habría hecho de ellos personas como el resto.

MEMORIAS DE RAVACHOL

Ravachol había sido arrestado el 30 de Marzo delante de la Audiencia de lo Criminal, alrededor de un mes, tres inspectores lo vigilaban día y noche. Observaban sus accionas y sus gastos, registraron sus palabras y redactaron informes que han sido conservados en los archivos, de Prefectura de Policía,bajo la signatura B a/1132.

Sus principios

Desde el día 30 por la noche, expuso sus concepciones

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anarquistas4 a sus guardianes que más tarde redactaron el siguiente informe:

El arriba mencionado, después de haber comido con buen apetito nos ha hablado en estos términos:

-Señores, tengo la costumbre en todos los lugares donde me encuentro de hacer propaganda. ¿Saben lo que es la Anarquía?

A esta pregunta hemos respondido que no.

Eso no me extraña, respondió. La clase obrera, que como ustedes esta obligada a trabajar para procurarse el pan, no tiene tiempo para abandonarse a la lectura de los folletos que se ponen a su disposición, lo mismo que ustedes.

Existen actualmente muchas cosas inútiles y muchas ocupaciones que también lo son, por ejemplo, la contabilidad. Con la anarquía no habrá ya necesidad de dinero, ni necesidad de teneduría de libros, ni de otros empleos que se deriven de él.

Hay en la actualidad un excesivo número de ciudadanos que sufren mientras otros nadan en la opulencia, en la abundancia. Este estado de cosas no puede durar, todos nosotros debemos no solo aprovecharnos de lo superfluo como los ricos, si no además procuramos, como ellos, lo necesario.

Con la sociedad actual es imposible alcanzar ese fin. Nada, ni siquiera el impuesto sobre beneficios puede cambiar el cariz de las cosas, y sin embargo la mayoría de los obreros están persuadidos de que si se actúa así obtendrán una mejora. Craso error, si se le impone al propietario, el aumentara sus alquileres y este hecho obligara a soportar a los que ya sufren, la nueva carga que se les impondrá. Por lo demás, ninguna ley puede alcanzar a los propietarios, pues siendo dueños de sus bienes no se les puede impedir disponer de ellos a su agrado.4 Esta transcripción contiene algunas correcciones ortográficas y de pun-tuación, vale la pena recordar que Ravachol como autodidacta aprende a lee y escribir, al parecer la primara transcripción -por parte de sus carceleros- ha sido fiel a los hechos.

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¿Qué hay que hacer entonces? Aniquilar la propiedad y, por lo tanto, aniquilar a los acaparadores. Si esta abolición tuviera lugar, habría que abolir también el dinero para impedir toda idea de acumulación que conduciría a la vuelta del régimen actual.

El dinero es, en efecto el motivo de todas las discordias, de todos los odios, de todas las ambiciones, en una palabra, es el creador de la propiedad. Ese metal, en verdad, no tiene más que un precio convencional nacido de su rareza. Si no se estuviera obligado a dar algo a cambio de aquello de lo que tenemos necesidad para nuestra existencia, el oro perdería su valor y nadie lo buscaría ni podría enriquecerse, puesto que nada de lo que amasara podría servirle para procurarse un bienestar superior al de los otros. De ahí que a más necesidad de leyes, más necesidad da amos.

En cuanto a las religiones serian destruidas, ya que su influencia moral no tendría ya razón de existir. No existiría ya ese absurdo de creer en un Dios que no existe pues después de la muerte, todo se acabó. Así pues, uno debe preocuparse de vivir pero, cuando yo digo vivir, yo me entiendo: vivir no es cavar durante toda una jornada para engordar a los patronos y convertirse, mientras uno se muere de hambre, en los autores de su bienestar.

No hace falta amos, gente que entretienen su ociosidad con nuestro trabajo; es necesario que todo el mundo se haga útil a la sociedad,es decir, que trabaje según su capacidad y sus aptitudes. Así, el. uno seria panadero, el otro profesor, etc... Con este principio, disminuiría la labor y cada uno de nosotros no tendríamos más que una o dos horas de trabajo por día-. No pudiendo quedar sin una ocupación, el hombre encontraría una distracción en el trabajo; no habría holgazanería, y si existirán1 su número seria tan reducido que se les podría dejar tranquilos y permitir aprovecharse, sin murmurar, del trabajo de los demás.

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No habiendo ya leyes, el matrimonio se destruiría. Uno se uniría por que le tirara, por inclinación5 y la familia se encontrarla constituida por el amor dre y de la madre hacia sus hijos. Si, por ejemplo, una mujer no amara ya al que había escogido por compañero, podría separarse y hacer una nueva asociación. En una palabra,libertad completa para vivir con aquellos a quienes se ama. Si en el caso que acabo de citar, hubiera hijos,la sociedad los educarla, es decir; los que amaran a los niños los tomarían a su cargo Con esta unión libre,. se acabo la prostitución. Las enfermedades secretas no existirían ya, puesto que no nacen más que del abuso en el acercamiento de los sexos, abuso del que es obligado liberar a la mujer, a la que las condiciones actuales de la sociedad fuerzan a hacer de esto un oficio para poder subvenir a sus necesidades. ¡Para vivir no hacer falta el dinero a cualquier precio!

Con mis principios, que no puedo detallar a fondo en tan poco tiempo, el ejercito no tendría razón de ser puesto que ya no existirían naciones distintas, al se destruida la propiedad todas las naciones se fusionarían en una sola que seria el Universo.

No más guerras, no más querellas,no más celos, no más robos, no más asesinatos, no más magistratura, no más policía, no más: administración.

Los anarquistas no han entrar todavía en detalle para su constitución, solo han puesto los jalones, hoy los anarquista son lo bastante numerosos para dar la vuelta a la actual estado de cosas,y si esto no tiene lugar, es que hacer falta completar la educación de los adeptos, hace nacer en ellos la energía y la firme voluntad de ayudar a la realización de sus proyectos. Para esto no hace falta más que un empujón, que alguien se ponga a su cabeza, y se operará la revolución.

5 ¿De quien es la palabra?¿de Ravachol o de sus transcriptores? N de T: la nota anterior se refiere a que la palabra que aparece en francés en el texto original para designar indignación es inclinación, palabra que tiene el signifi-cado de posesión oblicua, en lugar de inclinación que se usa habitualmente con este sentido y concretamente en este caso para referirse al matrimonio por amor

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El que hace saltar las casas, tiene corno fin exterminar a todos aquellos que por su situación social o por sus actos son prejudicial a la anarquía. Sí estuviera permitido atacar abiertamente a estas gentes, sin temor por la policía y, por tanto, por su pellejo; no irían a destruir sus viviendas con la ayuda de ingenios explosivos, medios que pueden matar, al mismo tiempo que a ellos,a la clase sufriente que tienen a su servicio.

--Después de haber expuesto sus principios Ravachol manifestó su intención de: “Dictar sus memorias de manera completa y detallada”, Lo hizo, en efecto del 10 al 17 de abril; después los inspectores se rehusaron-¿siguiendo ordenes?- a continuación escribieron bajo su dictado...

He aquí estas memorias, hasta ahora inédita, tal y como las transcribieron los que estaban encargados de vigilar al detenido.

Infancia y adolescencia

Nací en Saint Chamond (Loire) ,el 14 de octubre de 1859, de padres holandeses y francesa.

Mis padres vivían, creo, separados6 pero tenían la firme intención de unirse, el retraso de esta unión no dependía más que de formalidades que cumplir (partida de nacimiento, etc.., de mi padre holandés).

Mi padre era obrero laminador, mi madre era obrera torcedora de seda. En aquel momento, ellos vivían con una cierta holgura, pues mi madre había recibido un poco de dinero de su familia, pero mi padre tenia deudas que era preciso saldar.

Yo fui alimentado por un ama de cría hasta la edad de tres años,y según el decir de mi madre, no tuve todos los cuidados necesarios para un niño. Cuando acabó la crianza, fui llevado a un asilo y allí permanecí hasta la edad de seis o siete años.6 Ravachol entiende por esto que no estaban casados.

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Mi padre golpeaba a mi madre y me hacia preguntas para hacer informes contra ella, a las que yo no respondí jamás, y como consecuencia del desacuerdo en el matrimonio la abandono con cuatro hijos, de los que el más pequeño tenia tres meses.

Se fue a su país, pero como estaba atacado por una enfermedad del pecho, sucumbió al cabo de un año.

Pastor

Mi madre no podía subvenir a la existencia de cuatro hijos y me coloco en la campiña (en La Rivoire, cerca de Saint. Chaumond) en casa del Sr. Loa, pero no pudo conservarme pues yo era demasiado pequeño para atar o desatar las vacas que tenía, y volví al lado de mi madre a esperar el ‘año siguiente .

Mi madre iba a asistir a gentes acomodadas y algunas veces me enviaba a buscar ya fuese dinero o pan.

Un día,me acuerdo, dieron a mi madre un traje de colegial no quise llevarlo, tanto era el miedo de que los otros niños me dijeran que era un traje de caridad, y mi madre tuvo que quitarle todos los botones y todo lo que pudiera hacer sospechar de este regalo.

Vivimos todos muy tristemente, y al año siguiente tomé de nuevo el camino de la campiña para volver a casa del Sr. Loa, que me pagaba quince francos por la estación

No tenia aconteces más que ocho años y ayudaba a mi patrón, que no tenía más criado que a mí, a agavillar el heno en los carros, en una palabra, a las labores de la siega del heno.

El domingo asistía a los oficios religiosos, en suma, seguía los principios que me hablan sido inculcados por mis padres.

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En el invierno volví con mi familia y continué yendo a la escuela . Al año siguiente fui a la montaña, a la Barvanche, a casa de Liard,donde guardaba seis vacas y algunas cabras. El trabajo me parecía penoso, sobre todo porque me quedaba allí al comienzo de invierno.

Ese invierno me afecto por varias razones: la primera, fue el sufrimiento que experimentaba con el frió cuando llevaba a las cabras a pastar las puntas de las retamas, ya que al estar mal calzado, tenia los pies, por así decino, en la nieve; la segunda, fue la perdida de unade mis hermanas, la más joven, y una enfermedad que cogí: la fiebre malta.

Al año siguiente, fui durante el verano a casa de un granjero gordo, el Sr. Bredon, molinero y vendedor de madera en la comuna de lsieux.

Teníacuatro caballos,ocho vacas y cuatro bueyes,un rebaño de ovejas y algunas cabras. Yo guardaba las vacas y los bueyes, era 1870 y tenía once años.

Creo que fue ese invierno cuando hice la primera comunión en casa de mis padres. Algunas veces cuidando las vacas, lloraba al recordar la hermanita que había perdido.

Me acuerdo de que mi madre vino a verme, estaba enferma y lloré mucho cuando la vi irse dejándome en manos extrañas, y también porque la sabia enferma y desgraciada. .

Al año siguiente fuia la Brouillassiére,entre Val Fleury y Saint-Chamond, mi patrón el Sr. Paquet era brutal con los animales y tenia una granja que pertenecía al hospicio y estaba. un poco en la miseria, yo no era allí demasiado desgraciado.

Al volver para pasar el invierno en casa, fui contratado por mediación de mi mamá en un taller de husos donde ganaba diez céntimos diarios, y en el buen tiempo volví a la campiña ,

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a Gray,en las montañas- Allí estaba bien considerado por mis patrones a los que apreciaba mucho.

Pase allí el verano y el invierno y lo hice con gusto, pues tenían un hijo muy instruido con el que me hacia feliz charlar. Si no me quede allí fue a causa de los pobres emolumentos que me daban, pues ganaba demasiado poco incluso para comprar ropa.

El mismo día que les abandonaba para ir a Saint-Chamond, encontré en el camino a un peón caminero al que expuse mi situación. Entonces me dijo que conocía a un campesino que buscaba un pastor,me explico que sin duda lo encontraría en Obessa y allí le encontré en efecto, y fui contratado por la cantidad de ochenta francos.

Partí con el y pase la noche en su casa, a la mañana siguiente, fui hasta mi casa a pie y supe por mi madre que había allí un campesino, muy cerca de Saint Chamond, que buscaba un pastor, entonces cediendo a los ruegos de mi madre me fui a la casa del granjero que mi madre me había indicado, pues el de la Fouillose no me había dado señal, de otro modo habría ido a su casa, tanto más cuanto teniendo menos ganado que cuidar, habría tenido menos trabajo que en casa del otro ,y esta fue la ultima vez que fui pastor.

Me acuerdo de un hecho sin importancia, pero que puede dar idea de la avaricia de mi patrón. Un día me dijo: “Apresurémonos para comer, comeremos mejor en la casa, a lo que yo la respondí: “En la casa o aquí usted siempre dice lo mismo, siempre apresurándonos y mandándonos al trabajo a la hora de las comidas, de manera que no tengamos tiempo de tomar lo necesario”.

Quiso contratarme de nuevo para el año siguiente, pero yo rehusé, queriendo conocer un astado diferente al de campesino.

Llegado a mi casa, fui a trabajar a la mina de carbón

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para clasificar piedras,ganaba quince céntimos por dia. De ahí fui,creo a casa de los cordeleros para girar la rueda, estaba bastante bien y andaba de setenta y cinco a un franco; al salir de allí, fui con los caldereros de hierro, yo calentaba los remachas y los golpeaba, ganaba un franco por día. B ruido me ensordecía, así que me vi obligado a partir.

Aprendiz de tintorero

Mi madre me colocó entonces como aprendiz de tintorero en casa Puteau y Richard en Saint-Chamond.

Tuve que hacer tres años da aprendizaje, y de aprendizaje por así decirlo nulo, ya que se ocultaba el secreto de las operaciones y para saber algo de ellas era necesario sorprender a los obreros durante el trabajo y preguntar a los compañeros cuando no estaban los capataces.

No querían que los aprendices metieran sus manos en la pasta; para aprender deblan solamente mirar cuando tenían tiempo, pues no querían sacrificar una pieza de seda para enseñar1es y era necesario que lo hicieran de otra manara Me acuerdo de que aprovechábamos la hora de las comidas de los capataces para ejercitarnos y perfeccionarnos.

El primer año ganaba 1.50 francos al día, el segundo 2 francos, el tercero durante los primeros seis meses 2,45 francos y los otros seis meses 2,50 francos.

Bastante a menudo, hacíamos doce o trece horas de trabajo sin incremento de salario.

Se exigía da nosotros un trabajo por encima de nuestras fuerzas y nos hacían levantar pesos que un hombre manejaría con dificultad.

Los domingos, hasta la edad de dieciséis años, por la tarde, iba de vez en cuando al baile con los compañeros, la única distracción en Saint-Chamond.

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No iba sino muy raramente al café, a veces nos reuníamos algunos compañeros para ir a dar una vuelta al campo o íbamos.a casa de uno u otro para aprender a bailar.

Esa fue poco más o menos mi vida durante mis últimos

años de aprendizaje, yo gastaba aproximadamente quince céntimos por domingo.

Mi madre habla retomado su trabajo con más ardor cuando hubo colocado a mi hermano en un asilo y conservado solo a mi hermana a su lado; pero como mi hermano se quejaba de los Hermanos que lo cuidaban,mi madre lo volvió a coger cuando ya fui obrero, tenia entonces diecinueve años-

Obrero y militante.

Me quedé seis meses como obrero en la casa donde hice mi aprendizaje con un sueldo de 3,75 francos en lugar de cuatro francos como indicaba el reglamento de la casa, pero sabiendo que no era experimentado en la partida no me atreví a dejar la casa, y fue necesario que me despidieran por perdida de tiempo a causa de nuestras charlas y risas entre camaradas.

De allí me fui a Creux, municipio de lsieux, a la casa Joumoux, pero como no era muy buen obrero me daban 3,90 francos en lugar de los cuatro francos, me quede allí una decena de meses, hasta la huelga.

Asistí a todas las reuniones de los huelguistas, que no consiguieron lo que querían, la huelga duro al rededor de tres semanas.

Durante este tiempo viví de mis ahorros; al principio de la huelga fui despedido con todos mis compañeros. Una tarde a las 9 horas, partí para Lyon, a pie con un compañero, Jouany natura de Saint-Chamond.

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A las dos de la mañana, derrengados por la marcha, nos acostamos bajo un árbol, pero a las cuatro de la mañana nos despertamos a causa del frió y continuamos hasta Givors pensando encontrar un tren, pero como era demasiado temprano, marchamos hasta Grigny, allí en un café tomamos un bocado esperando el tren, fui yo quien pago la cuenta... Después de la comida, tornamos el primer tren para Lyon, nos habíamos contratado los dos en una tintorería de seda en negro ( en lo alto de una colina) y nos quedamos allí algún tiempo, y cuando al huelga de Saint-Chamond se termino, muchos de nuestros compañeros entraron allí ya que no ganaron el pleito, No queriendo ceder a 18 voluntad de los patronos, me quede en Lyony entre en otro taller en el que ganaba 4,50 francos al día, es decir 0,50 francos más (casa Coroft, calle Godefroy, tintorería en colores).

No me quede mucho tiempo, al haber bajado el trabajo y haber sido despedido mi compañero antes que yo.

Parado

Me encontré sin trabajo durante un mes, pues no siendo obrero más que de color negro, me empleaban con dificultad. Viendo que no conseguía un contrato volví a casa de mi madre ya que no tenía más que una treintena de francos en el bolsillo.

Yo había conocido a una muchacha antes de partir de Saint-Charnond, que me gustaba mucho y que me escribía a menudo durante mi estancia en Lyon, traté de volver a su lado pero siempre me retrasaba pensando en poder hacer algunas economías para vestirme convenientemente.

Ella vino incluso a verme a Lyon y tuve el placer de pasar una noche junto a ella. Yo me había permitido, antes de conocer a esta chica, hacer algunas calaveradas al salir de baile, pero esos no fueron más que amores de un día.

En Saint-Chamond,el trabajo estaba dificil,así que seguí

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sln trabajo todavía durante algún tiempo, y por consiguiente,a cargo de mi madre.

Un día encontré a un obrero conocido y que trabajaba en una fabrica metalúrgica, en casa de los Potin, y me invito a ir con él. Acepte prontamente.

Llegados al pórtico de la fabrica había que esperar a que vinieran a escoger a los hombres que les gustasen. En aquel momento entraban un cilindro. Corno el camino estaba en pendiente, detrás del coche se habían puesto unos hombres para pararlo en caso de accidente; aproveche la ocasión;me puse con los que estaban haciendo la faena.

Una vez en el taller me presente al capataz o director Sr. Pemod y fui aceptado a continuación con otro del país, pero no con el que me había sugerido la idea de ir a esta fabrica pues, al haberse quedado en la puerta, no había salido contratado.

Trabaje como peón en varias maquinas, la cizalla entre otras, a razón de tres francos diarios.

Pendenciero

El quinto día que me encontraba allí era,creo, el día de año nuevo,en un momento de descanso y mientras dormía, un muchacho del horno que salía de los dragones, vino a tirarme un cubo de agua a la cara.

Le oí y rápidamente me incorporé y le interpelé. Entonces quiso pelear conmigo y le pegue un puñetazo en la cara hasta que se quedo contento con el reparto; y como mi padre se había hecho celebre por las zurras que había dado a varios y al capataz Humbert, todos los obreros quisieron ver en mi al hijo del alemán, corno le llamaba, después de la escena que acababa de tener.

A mí vuelta a Saint-Chamond, volví a entablar relaciones

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con la chica de la que ya he hablado, y la abandoné, no sin una gran pena, cuando me dijo que nuestras relaciones no podían seguir ya que estaba siendo cortejada, con visitas al matrimonio, por el hijo de su patrón.

Me quede en esta fabrica alrededor de cinco meses y Salí de allí por mí voluntad, para contratarme en casa Pichon, tintorero de Saint-Shamond

Pierdo la fe

Yo había comenzado a leer ‘el Judío effante de Eugéne Sue, en casa Joumoux, cuando tenia dieciocho años.

La lectura de este volumen había comenzado a mostrarme como odiosa la conducta de los sacerdotes; yo compadecía amargamente a los dos jóvenes y a su compañero Dagobert.

Ahora bien, un día en Saint-Chamond una conferencia la Sra. Pule Minck7, colectivista.

Ella trato sobre las ideas religiosas, las combatió; en una

palabra dio una conferencia anticlerical. Según ella, nada de Dios, nada de religión, materialismo completo. Decía que san Gabriel era un guapo muchacho que hacia la corte a la que llamaban Virgen y que san José no era más que pura y simplemente su esposo.

Si los discursos me afectaron mucho y estimulado ya por el Judío errante” contra la religión, no tuve ya confianza y perdí casi completamente las ideas religiosas.

En un circulo de estudios sociales

7 Ming, en el manuscrito. Paule Minck (Paule Adéle Mekarski), 1840-1901, hija de un refugiado polaco, participo en la comuna de Pañs, se afilio al Par-tido obrero y después siguió a Paul Brousse en la escisión de 1882

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Algún tiempo después, Léonie Rouza8 a de colectivista y Chabert del mismo partido, es decir del partido obrero, dieron una conferencia en Saint-Chamond, a la cual asistí.

El tema de la mujer era anticlerical y el hombre trato la cuestión social. Todos esos discursos me conmovieron, y a la salida de esta reunión pregunte a mi amigo Nautas si tenía escritos que trataran de esas materias.

Me contesto que si, que el periódico Le Prolétaliaf9 impreso en Partis me pondría al corriente de todas estas cuestiones.

En estos entreactos conocía otro compañero que había tenido una enérgica discusión con el alcalde de Saint Chamond, el Sr Chavannes que había sido diputado.

Yo encontraba extraño que un obrero discutiera de un modo tan fuerte con un alcalde, pues estos dos personajes salían de la conferencia conmigo. Este obrero se llamaba Pére, trate de hablar con este hombre que había tomado la palabra por nuestra huelga de tintoreros.

Conseguí verle, y me explico que estaba formando un circulo de estudios sociales. Le pregunte si podía formar parte de el, me respondió afirmativamente y me dio algunas explicaciones. Desde entonces forme parte de él.

Lo que más me había impulsado a continuar los estudios de los problemas sociales, era también la primera lectura del Proletaíre que hablaba haciendo una apología de la Comuna de 1871 y de las victimas del nihilismo ruso. Yo lo había leído y releído tantas veces que me lo sabia casi de memoria. Tenia entonces entre veinte a veintiún años. Leía también un periódico diario colectivista Le Ciroyen de Pan”s. Al principio comprendía

8 Rosade en el manuscrito. Léonie Rouzade era una apreciable oradora del Partido obrero. Seguirá a Paul Brousse cuando la escisión de 18829 Periódico de Paul Brousse. Sucedió en 1884 al Proletaire, fundado por Chabert

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con dificultad sus ideas, pero perseverando conseguí ver que eran buenas.

Me convierto en anarquista

Al círcúlo al que yo pertenecía, venían de vez en cuando oradores anarquistas que, tornando la palabra, me aclaraban los puntos que yo no comprendía. Bordat10, Faure11 me abrieron a otro genero de ideas. En un primer momento encontré sus teorías imposibles,no quería admitirlas,pero a fuerza de leer folletos colectivistas y anarquistas y de haber oído mucha conferencias, opte por la anarquía¡no estando sin embarbo, totalmente convencido de todas sus ideas.

No fue sino dos o tres años más tarde cuando llegue a ser totalmente del parecer de la anarquía.

Primeras Complicaciones con la justicia

Permanecí en casa Pichon casi dos años y medio, fui despedido de esta casa porque llegue con algunos minutos de retraso a la entrada del trabajo por la mañana, y respondí al capataz que me hacia esta observación, que el no contaba los día que yo me quedaba después de la hora. A causa de estas palabras, me dio tres días para abandonarlo.

Fue después de este asunto cuando recorrí fabrica por fabrica a consecuencia de la falta de trabajo; casa Vindret, casa Balme, casa Cuteau y Richard. Volví tres veces a casa Vindrey, y en los intervalos trabaje en casa Coron, en Saint-Etienne, durante un mes. Pero fue en casa Vindrey donde permanecí la mayor parte del tiempo.

Frecuentaba yo entonces los cursos nocturnos, primarios y de química e incluso hice una petición para que me permitieran

10 Bordat Toussaint, nacio en Chassenard (Allier) en 1854.Militante anar-quista lionés11 Faure Régis, nacido hacia 1851 , muerto en Paris en julio de 1911. Pasamanero De Saint.Etienne, militante sindicalista y anarquista.

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seguir los cursos diurnos durante los días de paro, autorización que me rehusaron por ser demasiado mayor. Aprendía con dificultad y no comprendía sino después de que me hubieran explicado varias veces. Fue allí donde aprendí un poco de calculo.

Estando en casa de Vindrey ya era anarquista y comenzaba a fabricar explosivos, pero no conseguía hacer ingenios adecuados al no tener si no malos materiales entre la manos; yo intentaba hacer dinamita. Uno de mis amigos, que había comprado en un mercado ácido sulfúrico no pudo guardarlo en su casa, ya que uno de sus hijos había estado a punto de quemarse con él, y me lo dio.

Un día una muchacha a la que había engañado su amante, vino a buscarme sabiendo que yo tenia a mi disposición vitriolo o mejor dicho ácido sulfúrico, y me lo pido para quemarse una callosidad que tenia, yo no me fiaba y le pregunta como lo usaba, me respondió que cogía una gota con una paja y le ponía sobre la callosidad y que este procedimiento ya le habia dado buen resultado; entonces le di un poquito en un gran recipiente, pero sirviéndose de él, ella le añadió agua para arrojarlo a la cara de su amante.

Esta mujer fue arrestada y cuando le preguntaron donde había conseguido el ácido,dijo que yo se lo había proporcionado. Fui pues llamado a la Comisaría de Policía donde se aclaro el asunto y fui puesto en libertad después de haber sido escuchado.

La policía debió sin duda ira pedir informes sobre mi a este respecto a casa de mi patrón Sr.Vindrey, Pues cuando el se entero de que yo era anarquista despidió en un principio a mi hermano y después a mi sin transición. Por mas que le pedí explicaciones no me respondió, pero a fuerza de injurias e insultos le arranque esta confesión;que si me hubiera conocido hace a mucho tiempo que me habría puesto en la calle.

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No podía dejar morir de hambre a mi madre

En aquel momento, mí hermana acababa de tener un hijo con su amante. Mi hermano y yo estábamos sin trabajo y sin un céntimo de reserva.- No teníamos más que el pan que el panadero tenía a bien darnos. Al no encontrar yo trabajo en ninguna parte me vi obligado a salir en busca de alimento. Cogí una pistola y me fui al campo a la caza de pollos con una cesta para guardarlos, haciendo como que iba a recoger cardillos. Mi hermano iba robar sacos de carbón. Un día estuvo incluso apunto de herirse saltando un muro con un saco al verse perseguido. Este carbón lo conseguí a entre los desperdicios. Me era penoso ir a coger las aves a desgraciados campesinos que quizás no tenían más que eso para vivir, pero no sabía cuales eran los ricos y no podía dejar que muriéramos de hambre mi madre, mi hermana y su hijo, mi hermano y yo12

Intente trabajar pero en todas partes me despedían, mi madre, mi hermana ignoraban de donde venia el ave que yo traía, decía que había echado una mano a unos campesinos y que estos en pago me habían dado un pollo. Me ví obligado a actuar así casi durante un mes, es decir, hasta el mes de mayo en que partí para Saint Etíenne.

Una vez casi asegurado el trabajo, mi hermano se coloco también y mi madre vino a reunirse conmigo. Mi hermano ganaba más que yo pero gastaba más y no aportaba casi nada a la casa. Un día se lo reproche e incluso varias veces diciéndole: “¡Qué haríamos en casa si yo hiciera otro tanto, mañana no tendríamos más que la mesa para mirar! Y le reconvine”. Se puso a llorar sabiendo que el reproche era justo, pero no se corregía, ya ganara poco o mucho.

12 Joséphine Koeningstaín, hermana de Ravachol, vino a decir a Monbrison que el acusado habla ocupado el lugar del padre. En cuanto al hennano da Ravachol, obrero tintorero en Givors, testimonio igualmente en estos térmi-nos; “mi hermano nos ha sentido de padre, impidíó que fuera a una provi-dencia (casa para niños llevada por religiosas), me ha sostenido y puesto en el buen camino; sin él, cuando era joven, habría muerto de hambre; era muy bueno con mi madre y con mi hermana; en su juventud, mi hermano nos llevaba a misa”. (Cf.Gazette des Tribunaux, 24 de Junio de 1882)

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Yo había aprendido a tocar el acordeón y los domingos cuando hallaba la ocasión iba a tocar al baile permitiéndome esto tener algunos céntimos míos para pode atender a mis gastos personales13, ya que toda mi paga la ponla en manos de mi madre, a la que yo tenia mucho afecto, afecto que más tarde perdió a causa de sus charlatanerías y de sus chismes respecto a una amante que luego tuve.

Contrabandista

Al cabo de dos años de estar en Saint-Etienne me puse a hacer contrabando de alcohol, pues mi trabajo no era suficiente para los demasiados numerosos días de paro14.

Por medio de recipientes de caucho que se adaptaban a la conformación del cuerpo pasaba los líquidos, bien en tranvía, bien a pie. Llevaba enciman frascos de olor de modo que las personas que se me acercaran, olieran el aroma de los perfumes en lugar de los vapores del alcohol.

Esta idea me había sido sugerida por un compañero que me había proporcionado el dinero y las indicaciones necesarias.

Algún tiempo después, trabé conocimiento con una mujer casada por medio de mi madre. Esta, que iba a las conferencias de los protestantes, hablo a esta mujer mucho en mi favor, como por descontado hacen todas las madres. Mi madre al hacer esto creí hablar con una señorita.

Pero un domingo, la invito a venir a nuestra casa, yo estaba endomingado y preparado para salir, al ver esa morenita de grandes ojos negros, comprendí que era la persona de la que mi madre me había hablado, y fui tan galante con ella como me permitía mi pobre educación. Nos quedo, a esta señora y a mi, 13 J.f .Gonon. En histoire de !a chanson stéphanoíse et forezienne, confirma el hecho. Ravachol tocaba para la j1.wentud por cinco francos la noche. Ravachol compuso incluso algunas canciones de carácter social, una fue rescatada del o.lvido y la reproducimos integramente en el capitulo corres-pondiente14 “Hacia tanto contrabando como podía, no tengo porque ocultarlo. Era mi oficio”(Ravachol en la Sala del Loire, audiencia del 21 de Junio de 1892).

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una buena impresión de nuestro encuentro; supe que estaba casada con un obrero de pasamanarla veinte años amor que ella.

Comenzáron las relaciones, en principio amistosas y pronto intimas. Tenia dos niños, un muchacho de doce años y otro de siete que estaba lisiado.

Comprendí que esta mujer era desgraciada con su marido que nunca le hablaba, y que a causa deja diferencia de edad el carácter era muy diferente; él era introvertido Y grosero, ella expansiva y afectuosa.

Concebí la idea de unir para siempre mi vida con la de esta mujer, le expuse mis ideas y mis teorías, es decir,que le estaba permitido como a mí el ceder cuando ella quisiera a una inclinación amorosa. La autorice incluso a recibir en nuestra casa aquellos por los que ella sintiera una inclinación, lo mismo haría yo sin que esta conducta destruyera nuestra unión; solamente debíamos actuar por respeto

el uno al otro con discernimiento, teniendo en secreto las relaciones extrañas a la casa, de suerte que no hiciéramos nacer en el corazón del uno o del otro los celos, hijos de la espontánea pena del corazón.

Esta mujer se llamaba Bénéditte. Como su situación era muy precaria yo le daba dinero en la medida de lo posible. Estaba, pues, obligado, por así decir, por el afecto que le profesaba, a continuar con el contrabando para pode ayudarla y tener algún dinero para mi.

Ella no supo hasta mucho después que yo hacia contrabando, pues no siempre podía disimular lo que hacia tanto más cuanto ella se encontraba a menudo en la habitación de la que yo sacaba mis recipientes.

Mi madre supo pronto de esta relación, y excitada por los vecinos y sabiendo que esta mujer era casada, hizo todo lo posible por romper esta unión del corazón.

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La insultaba de la manera mas rastreara en plena calle y acompañaba sus palabras con amenazas. Esto me indispuso contra mi madre, y a pesar de todas las posibles conciliaciones que intente cerca de mi madre, ella no hacia sino continuar aun con más fuerza. Fue entonces cuando mi amor filial se tomo en odio, y cuando me uní con más fuerza, día a día, con mi amante.

Falsificador de moneda

Viendo que el contrabando no producía ya mucho y que el trabajo no marchaba, resolví hacer mohedas falsas15 , pues me acorde de unos de mis amigos que lo habían hecho y habían tenido éxito, este amigo se llamaba Charriére.

Comencé a hacer piezas de 1 franco y de 2 francos, y algunas de 5 francos y de 0,50 francos. Pasé pocas, encontré demasiado meticulosa la fabricación y demasiado difícil pasarla.

Sin embargo, quería que mi amante y yo fuéramos felices, ponemos al abrigo de toda miseria en el porvenir. La idea del robo en grande se me vino a la cabeza. Me decía que aquí abajo todos éramos iguales y debíamos tener los mismos medios para procúranos la dicha.

Profanador

Carente de todo recurso, desprovisto de todo y sabiendo que en la actualidad había suficientes cosas como para satisfacer las necesidades de cualquiera, buscaba que medio podía procúrame el bienestar. Ahora bien,yo no veía otro que no fuera el dinero, no deseaba poseerlo más que para mis necesidades de cada día y no por la satisfacción de estar en la opulencia y rebosar oro.

Me puse, pues, a la búsqueda de algún sitio donde poder

15 Ravachol, en la audiencia del 21 de Junio de 1892, en respuesta al Presi-dente de la Sala de lo criminal que le recordaba su actividad como falsifica-dor de monedas: “Si señor, no lo oculto, no tengo porque ocultanne”.

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dar un golpe; no podía resigna a morir de hambre al lado de gentes que nadaban en lo superfluo.

Supe que en Notre Dame de Graceis 16 habla un viejo que vivía en total soledad y que recibía muchas limosnas. Su vida era sobria y naturalmente debía amasar un tesoro. Partí una noche a comprobar la veracidad de lo que me habían contado, explorar la casa y encontrar la forma de presentarme de modo que mi empresa no fracasara. Antes de haber tomado estas disposiciones, supe por mis camaradas que habían enterrado a una baronesa, La Sra de Rochetaillée y que debían haber adornado con sus joyas. Pensé que podría violar su tumba y procurarme todas las cosas de valor. Fui,pues, al cementerio de Saint Jean-Bonnefond (Loira) donde estaba su tumba. Hacia las once de la noche17, escale el muro del cementerio. Yendo hacia allí aproveche la ocasión para colar dos piezas de dos francos. Pude pasar una en la tienda de un comerciante de vinos y la otra en una panadería, pues no quería ir sin dinero en el bolsillo.

La lapida sepulcral estaba situada delante de la capilla mortuoria..Con la ayuda de una palanqueta que cogüí, creo, en una cantera, conseguí levantar la losa con dificultad, y después entre en el panteón En el panteón había varios nichos cerrados por placas de mármol, busque en el que hubiera una indicación que me señalara E el que remesaba la baronesa.

Hundi mi palanqueta en un intersticio y removiéndola de derecha a izquierda, hice caer la losa de mármol que cerraba la entrada del nicho. La Josa al caer produjo un ruido sonoro pues el panteón tenía mucho eco.

Subí rápidamente para ver si el ruido había llamado laatención de alguien.

16 Caserío del municipio de Chambles donde vivía , desde hace cincuenta años un tal Jacques Cruel,aproximadamente de 90 años, al que su genero de vida y ciertas practicas religiosas le habían valido el sobrenombre de ermi-taño. Durante todas las estaciones recorría los campos de los alrededores pidiendo. Gastando muy poco, acumulo donaciones y limosnas, Jacques Cruel había amasado un peculio que algunos valoraban, sin saberlo en una importante cifra.17 En la noche del 14 al 15 de mayo de 1891

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Viendo que no tenia nada que temer, volví a bajar al panteón y retire con mucho cuidado al ataúd de su nicho que era el segundo y estaba a 1,20 metros de altura, pero no pudiendo mantener el ataúd lo deje caer. Se escucho un ruido sordo, más fuerte que el primero. Volví a subir como la primera vez para ver el efecto que había producido. Viendo que podía continuar mi labor tranquilamente, volvi a escender y siempre con ayuda de mi palanqueta comencé a soltar las arandelas que rodeaban el ataúd de plomo al qua no me costo demasiado trabajo desfondar. Tenia conmigo una linterna sorda que se apago antes de acabar la operación.

Volví a subir para ir a buscar flores secas y coronas marchitas que prendí en la tumba con el fin de alumbrarme.

El cadáver estaba empezando a descomponerse, no conseguía encontrar el brazo, entonces trate de vaciar el cadáver y encontré sobre el vientre una cantidad de pequeños bultos que cogí y tire por el suelo; los había por todo lados y una vez hecho este trabajo examine las manos, los brazos, y el cuello, pero no vi joyas. No encontraba nada y como empezaba a asfixiarme con el humo que producían las flores y las coronas que se estaban quemando, sali del panteón y me fui por la puerta del cementerio que se abría desde adentro.

Tome de nuevo el camino de Saint-Etienne y me puse una barba postiza. De camino encontré a un hombre que me pregunto desde un poco lejos por el camino de la estación, yo llevaba un revolver.

El hombre, al no comprender bien lo que le decía, se-aproximo a mi y me hizo observar que tenia barba postiza, reflexion qua me hizo sonreír. Llegué a Sainty-Etienne hacia las dos de la mañana.

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Ladrón

Al no haber tenido éxito pensé encontrar otra cosa18, y supe que en un pueblecito llamado “La cate• había una casa deshabitada que pertenecía a unos ricos. Pensé que habría dinero y fui tres veces a explorar el lugar buscando la manera de operar con seguridad.

Un anoche fui allí y trate de hacerla saltar con la palanca, como no pude, me fui y volví a la mañana siguiente con un berbiquí y una torcida inglesa muy gruesa. Escalé el muro y saltando al jardín me dirigí a la puerta de atrás y me puse manos a la obra, cuando el agujero fue lo bastante grueso para poder pasar mi brazo, lo metí, levanté la barra y abrí la falleba, fue necesario incluso que me ayudara con la palanca para hacer fuerza y poder hacer saltar el pestillo de su cerradero. Visité la bodega donde había vino, licores, etc., y donde consecuentemente, me refresqué, pues me había costado mucho trabajo abrir la puerta de la bodega, a continuación visité todas las habitaciones, hasta el desván. Encontré cuatro o cinco francos en el bolsillo de un vestido.

Cogí colchones, mantas y algunos objetos, relojes, vino, licores, aguardiente, un catalejo, uno gemelos,etc.

Estuve volviendo durante unas tres semanas, llevándome cada vez un aparato, una veintena de litros de vino y paquetes de licores finos. Como había hecho contrabando, tenia facilidad para dar salida a los espirituosos. Después continué, agotados todos los recursos para vivir, haciendo contrabando y fabricando moneda falsa hasta el asunto del ermitaño.

Asesino

Llegado al limite, sin encontrar trabajo en ninguna parte, no veía más que un medio para poner fin a mis males: ir a Notre-Dame-De-Grace y despojar la ermita y su tesoro.

18 En realidad los robos de los que se va a tratar tuvieron lugar en marzo de 1891. Son, pues, anteriores a la exhumación de la baronesa.

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Antes da tomar definitivamente esta decisión traté da encontrar un empleo, tan penoso como fuera, en las minas de Saint-Etienne alli, como entre mis antiguos patronos,imposible encontrar ocupación.Incluso los que eran del oficio no podían entrar.

Entonces, desesperado, partí solo una mañana para Notre Dame de Grace. Cogi el tren hacia las siete en Saint-Etienna para Saint Victor sur Loi re,cambiando de tren en Firminy.

Como no había explorado la vivienda del ermitaño más que durante la noche, tuve algunas dudas para dirigirme ahora allá; pregunté entonces al descender del tren al jefe da estación, el camino más corto para ir a Notre-Dame-Oe-Gráce. De camino, en Chambles encontré a una chiquilla a la que pregunte el nombre de la aldea que se veía en lo alto de la montaña y que si no era allí donde vivía un ermitaño.

La respuesta fue lo bastante explicativa ya que me dio al nombre de la aldea: Notre Dame-da Grace y me mostró el lugar donde estaba la ermita, yo le di una moneda. Trepando por la montaña me paré a mitad de camino a tomar un bocado. En ese momento fui interpelado por un sacerdote que me advirtió que no debía pararme carca de los matorrales ya que la montaña estaba infectada de reptiles. Este sacerdote debía ser, a mi parecer, el párroco de Chambles. Descendió por la montaña y yo continué subiendo.

Llegado a la aldea tuve un instante de duda al no reconocer bien el camino. Me puse en camino buscando orientarme y despistar a los campesinos que habrían podido darse cuenta de mí presencia. Durante el camino me distraje incluso en visitar algunas ruinas que encontré.

A mediodía me presenté en la puerta de entrada de la vivienda del ermitaño. Golpeé varias veces para comprobar si habla alguien y tener un medio para introducirme en la

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casa, paro fue en vano porque no recibí repuesta alguna. Pasé entonces por la puerta de atrás, escalé al muro del jardín y me introduje en la casa por la puerta de la bodega que se encontraba entreabierta, vislumbre una escalera en la bodega y me metí por ella. La escalera estaba cerrada por una trampilla, la levanté, y de repente me encontré en una habitación en la que reposaba el ermitaño acostado en su lecho.

Despertado por mis pasos, el ermitaño se incorporó sobra la cama y preguntó:

“¿Quién anda por ahi?”. A esta interpelación respondí: “Vengo a buscaros Para hacer decir dos misas por uno de mis padres que ha muerto. Aquí hay un billete de cincuenta francos, tomad veinte y dadme el cambio”.

El billete de cincuenta francos lo había cogido de uno de mis camaradas antes de abandonar Saint-Etienne. Pensaba que obligándose a cambiar un billete vería el lugar de donde sacaba las monedas para devolver, y que me serviría sin duda como indicador del famoso escondite de su tesoro.

Con aire desconfiado, él me respondió estas palabras entrecortadas:

“¡No....no!”. Al ver esto, me puse a examinar atentamente la habitación. El ermitaño quiso levantarse pero yo le dije: “Quédese en la cama, en nombre de Dios!”.

A pesar de esta imperiosa orden, insistió en quererse levantar. Entonces, sirviéndome de mis dos manos las apoyé fuertemente sobre su boca. Como se debatía, cogí la almohada y saltando sobre el lecho se la puse en la boca. Entonces, con el peso de mi cuerpo, la presión de mi rodilla sobre su pecho y la de mis dos manos apoyadas fuertemente sobre la almohada, conseguí dominarle.

Pero estos medios, no eran bastante expeditivos para

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conseguir un sofoco capaz de poner fuera de combate a este hombre e impedirte que me perjudicara. Torné entonces mi propio pañuelo y lo hundí en su garganta tan profundamente como pude. Pronto comenzó a estirar sus miembros con movimientos convulsivos, haciéndose incluso sus necesidades mientras yo le mantenía así, y no tardó en quedar en un estado de total inmovilidad. Cuando vi que ya no se movía, saqué mi pañuelo lo puse en mi bolsillo y salté fuera del lecho;

A continuación. me quité los zapatos para no hacer ruido y después de haber dejado mi revolver cerca de allí, inspeccione tranquilamente todos los muebles, el guardarropa, etc..

Encontraba dinero escondido por todas partes, incluso hice saltar con una pala que encontré bajo mi mano tres o cuatro aparadores cerrados con llave.

Subi al desván y encontré dinero por todas partes, a lo largo de los muros, sobreros, madereras, en los cacharros; bajé a la bodega y el mismo cuadro, dinero, siempre dinero.

Pero nunca,me dije a mí mismo, nunca, te lo llevarás todo.

Cogí los pañuelos del ermitaño e hice una especie de saco anudándolos y llevé conmigo la mayor cantidad de dinero posible.

En el curso de mis pesquisas oí golpear la puerta de entrada cuando descendía por las escaleras del desván: salté enseguida sobre mi revolver que coloque en mi bolsillo y presté atención un momento. Al darme cuenta de que se iba, proseguí mi operación. Sin embargo me pregunté quién podría haber venido. Enseguida pensé que no podía ser más que la mujer del vecino, pues oí a través del tabique los pasos y el ruido de la voz de la que venía a ver si el ermitaño no necesitaba algo; pues sin duda alguna, el hombre que yo había encontrado todavía en la cama al mediodía, debía estar indispuesto.

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Hacia las cinco de la tarde, salí por el mismo camino por el que había venido

llevando conmigo una carga de plata y oro de al menos veinte kilos. A continuación me dirigí hacia la estación de Saint-Víctor.

El tren traía mucho retraso. Ese retraso me permitió entregarme a mis reflexiones. Comprendí que no era prudente continuar camino con mi fardo, tanto más cuanto el jefe de estación tenía todo el aspecto de estar mirándome. Partí pues hacia un pueblo situado a uno o dos kilómetros, y al encontrar en el camino un conducto que lo atravesaba deposite en el mi botín.

Llegado al pueblo cené copiosamente. La patrona del establecimiento trató de entablar conversación conmigo preguntándome adónde iba y de dónde venía. Le respondí:

“Señora no me gusta que me interrogen, no es conveniente hacer tales preguntas a la gente, sin saber si les gustará esa manera de actuar”.

Después de cenar y haber pegado mi cuenta, volví a Norte-Dame-de Grace. Volví cinco o seis veces a casa del ermitaño por el mismo procedimiento que la primeva vez. En cada viaje, llevaba en mis pañuelos el dinero, que escondía a veinte minutos de allí, en los trigales, teniendo buen cuidado de apartar las espigas, a fin de no dejar ninguna huella de mi paso. Por la mañana bajé a tomar el primer tren a Saint-Victor, llevando conmigo un paquete lleno de monedas de plata y oro, paquete que deposité en mi habitación al llegar a Saint-Etienne.

Era viernes. Durante el día vi a mi amante y le pregunte si quería venir conmigo a hacer una excursión, por la noche, a la montaña. Ante todo le había dicho que no pidiera ninguna explicación referente a este paseo nocturno, y ella asintió.

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Alquilé pues un coche para toda la noche.

A la partida le dije al cochero que tomara el camino de Saint-Nust-sur-Loire, no dándole otras indicaciones.

Al llegar cerca de mis escondites, le hice parar y le rogué que me esperara dejando a mi amante en el interior del coche.

Había llevado conmigo una maleta y una bolsa al abandonar Saint-Utienne. Cogi estos dos objetos conmigo y fui apresuradamente buscar los paquetes de dinero que había escondido.

A mi vuelta, deposita los fardos sobre el camino e hice avanzar el coche a fin de evitar un mayor recorrido, y los deposité en el interior del vehículo. El cochero hizo un comentario de cuánto me costaba levantar los dos bultos y comentó que si era dinero lo que llevaba debia ser una suma considerable.

A continuación tornamos de nuevo el camino de Saint-Etienne. Todo esto no había llevado mucho tiempo, tanto más cuanto yo había ido a visitar los alrededores de la casa del crimen para ver si no había en ella nada anormal.

El día comenzaba a despuntar.

En el camino el cochero. me dijo: ¡Cuidado, el control!”.

Yo le respondí: “No tengo nada, no llevo nada conmigo sometido a impuestos”. llegados al control, me preguntaron si tenia algo que declarar. Le respondí:”No”. Luego añadí: “Mire”.

Me hizo abrir la maleta y obedecí inmediatamente: no vio más que paquetes hechos con pañuelos, los tanteé y creyó sentir un cuerpo duro. Como pedía explicaciones, le respondí que era metal.

Entonces reanudamos nuestro camino. El coche

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atravesó una parte de Saint-Etienne, y me condujo a una aldea llamada Le Huat Villebeuf, hasta la puerta de mi vivienda a donde llegarnos hacia las cuatro de la madrugada. Pagué el coche y di diez francos de propina al cochero sin, no obstante, hacerle ninguna observación.

Subí el botín a mi habitación y mi amante me abandonó muy rápidamente, a fin de entrar lo más pronto posible en su casa.

La noche del sábado volví hasta Saint-.Rambert, el resto del camino lo hice a pie. Llevaba encima un zurrón, entré en la casa del ermitaño por los mismos medios, y de nuevo lo saqué abarrotado de dinero.

Al mediodía de la mañana siguiente, que era domingo, supe por dos personas que el crimen ya era conocido y que había sido el barbero del ermitaño al ir a afeitarle, el que había descubierto el hecho.

Estaba contento de haber salido, pues esa misma tarde me disponía a volver a Notre-Dame-de-Grace, y habría sido una mala idea, pues evidentemente habría a sido arrestado en el acto.

Perseguido

A continuación, compré todos los periódicos y supe entonces que se había sabido por los empleados del control que por la noche había pasado un coche y había declarado chatarra que ahora suponían que contenía el producto del robo, y que actualmente se buscaba al conductor de este coche.

Comprendiendo que no tardaría en encontrarle, alquilé enseguida una habitación y llevé a ella todas las cosas de valor que tenía en la que ocupaba hasta entonces; llevándome, no obstante, en ausencia de su marido, una parte a casa de mi amante, y la otra en mí nueva residencia.

Resolví ir a ver al cochero para suprimirle en el caso de

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que no hubiera hablado. Pues muerto él, la pista de la policía se perdería. Cuando iba a verle, le encontré de camino con su coche, en dirección a Firminy. Le llamé y le pregunté si quería conducirme a esa localidad. Pensaba que no podría reconocerme habiendo cambiado de traje. El aceptó.

Una vez en el coche entablé conversación y lo conduje al capitulo de actualidad, quiero decir al crimen”¿Sabe usted algo de esa historia del ermitaño de la que tanto se habla?”.

•Él fingió no saber nada, entonces le pregunté si quería

conducirme a Just-sut Loire. Le hacía la misma pregunta que cunado lo tomé por la noche para comprobar si me reconocía por la voz o si confesaba algo.

Me respondió negativamente, me dijo que su patrón si podría llevarme allí. Entonces le dije:” No vale la pena que se moleste en ello, no tengo absoluta necesidad de llegar allí ahora mismo, prefiero ir de inmediato a Saint-Etienne para arreglar “mis asuntos”.

En un momento dado, pretextó haber olvidado algo, me rogó que bajara, y dio media vuelta diciéndome: “Voy a buscar una nota que he olvidado”.

Tan pronto descendí, comprendí que había sido reconocido. Me puse a seguir al coche al que pronto perdí de vista.

Entre mi precipitación y las dudas sobre el lugar exacto de su residencia, sobrepasé con mucho su casa, y dándome cuenta de mi error, pronto tuve su dirección exacta por los vecinos del pueblo, tanto más cuanto conocía su nombre. Esperé un momento y al no verle salir de su casa, donde yo estaba al acecho, comprendí que lo mejor que podía hacer era volver a mi casa y mantenerme en guardia. Volví a pie, manteniendo mis manos en los dos revólveres que llevaba y poniéndome a la defensiva al menor ruido.

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Todo me parecía sombrío y no quise irme a la estación por temor a ser atrapado, a pesar de llevar encima un billete de vuelta para Saínt.Etienne. Reflexionando más y más sobre la conversación con el cochero y sobre su actitud, comprendí que hacía ya mucho tiempo que había contado todo lo que sabía.

Mi plan era no volver más a la habitación a la que me habla conducido.

Arrestado

Algunos días después me encontré con mi amante que me preguntó:”¿Cuándo nos acostaremos juntos?”-”Esta noche, le dije, si tú quieres”- ¿Pero dónde?, me dijo ¿en tu antigua habitación o en la nueva?” Instintivamente contesté que en la antigua, pensando en inspeccionarla y destruir todo lo que pudiera señalar el crimen de Notre-Oame-de-Grace. Esta respuesta fue la causa de mi desgracia.

Fue yendo a esta habitación cuando fui arrestado e incluso reconocido por uno de los agente civiles, el llamado Nicolás, que cuando fui arrestado gritó:”Hombre si es Joeningstein

El propietario de la habitación la nabía cerrado con su llave, yo había hecho poner otra cerradura, la única de la que me servía no preocupándome nide las llaves ni de la del dueño.>Entré por detrás de la casa sin ser visto. Al llegar cerca de mi habitación me fue imposible abrir la puerta; el ruid() que había hecho reveló mi presencia y cundo me disponía a irme,vi que la puert del’dueño se abría y de ella

salía un hombre. En un.primer momento le tomé por el propietario que venia a comprobar el ruido que había oído, y pensando yo mismo que podía suponer que era un ladrón no quise huir. Al contrario, me paré a darme a conocer y charlar con él. De pronto el hombre saltó sobre mí y otros que estaban escondidos en casa del propietario vinieron a cogerme. Tuvieron

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suerte de que por primera vez desde el asunto del ermitaño no llevara ningún arma, pues de no haber sido así, habría podido herir a alguno y habría podido huir.

Me llevaron hasta el alojamiento del dueño. Allí me debatí tan violentamente como pude, e incluso hice como que llamaba a mis compañeros a fin de aterrorizarles y aprovecharme de su emoción para escaparme. Después. me cachearon encontrándome encima una cajita de lata, caja de caramelos que provenía de la ermita. Era difícil de abrir. El comisario la tenia en las manos y estaba intentando abrirla, entonces le dije: “Tenga cuidado va a estallar”; En esto un agente me interpeló en estos términos: “En nombre de Dios, todavía tiene la audacia de c...de nosotros”. Entonces me pusieron las esposas y subieron a mi habitación donde constataron que el reloj, cinco edredones y muchos más objetos provenían del robo de la Cote. Trataron de hacerme confesar y de que les diera explicaciones, pero les respondí que no hablaría sino anta el juez.

Evadido

Partimos entonces y por el camino charlamos. Llegados a trescientos metros más o menos de la casa, cerca de un camino que hacía curva encontramos a un hombre que llevaba, creo, un bulto. Los agentes le interpelaron. La ocasión me pareció buena para huir, di a entender que conocía a este hombre y lo llamé chistándole. Las palabras Incoherentes que yo lance hicieron suponer al policía que este individuo era mi cómplice y me dejaron para abalanzarse sobra él. Rápidamente emprendí la huida dando media vuelta. Enseguida se dieron cuenta, pero ya había ganado terreno, y a pesar de su persecución no me pudieron alcanzar y continué mí camino. Esto ocurría sobre la una de la mañana............

Aquí se termínan las memorias dictadas por Ravachol, al menos las que tuvieron a bien recoger sus guardianes.

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¡ VENGANZA !

“Le han cortado la cabeza a Ravachol y ahora temen que caiga rodando hasta sus pies y les estalle

como una bomba”Periódico “le Pere Peinard”

El sector insurreccional de los anarquistas, comprendió que ante la detención, su inminente condena a muerte y su posterior guillotinamiento solo cabía una posible respuesta: La venganza contra el orden social, que lo condena a muerte.

Acá recogemos una serie de atentados en donde la influencia del anarquista dinamitero fue evidente.

Théodule Meaunier pone manos a la obra en preparar la venganza, sin esperar la sentencia judicial, se decide a atacar al camarero que delato a Ravachol y los clientes que cumplieron el rol policial durante el arresto de Ravachol. Logrando hacer volar por los aires al café Véry el 25 de Abril, un día antes del primer juicio contra Ravachol, la explosión como ya dijimos solo causo dos heridos, uno de ellos el dueño del local que termino con una pierna amputada e inutilizado un ojo, mientras el camarero Lhérot resulto ileso.

El periódico “Le Pere Peirnard” hará el juego el juego de palabras:”iVéri-fication!”

Meaunier logra no ser identificado y pide asilo en Inglaterra, logrando vivir como refugiado político en Londres. Pero es allá donde resulta detenido por detectives de Scottand Yard siendo extraditado a Francia. El 27 de julio de 1894 es juzgado y condenado a cadena perpetua por la detonación en el café y contra el cuartel Lobau el mismo día que la primera dinamita de ravachol hace explosión. Meunier al escuchar su sentencia exclamó:

¿!¿A perpetuidad?!, ¡La sociedad burguesa no tiene para

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Ravachol, escoltado por la policía francesa antes de ser guillotinado.

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tanto. tiempo! ¡Coraje, amigos y viva la anarquía!

Tras 14 años en prisión en la colonia penal de Catenne, intenta fugarse resultando muerto sin poder lograr su cometido, en 1907.

En 1893, el 13 de noviembre en la ciudad de Paris. Leon-Jules Leauthier un zapatero de ideas anarquistas se lanza a la calle armado con un puñal bajo sus ropas, su misión: acribillar al primer burgués que se encontrase, el afortunado fue el ministro servio Geoiwith.

Al ser condenado lamento no haber podido realizar un gesto mayor “como el sublime compañero Ravachol .. · León termino condenado a trabajos forzados a perpetuidad culminando su vida en octubre de 1894 en el motín de prisioneros anarquistas encarcelados en fa isla de la salud.

El mismo año que León apuñala al primer ministro, el 9 de diciembre Agusta Vaillant se introduce al parlamento francés, se sienta tranquilamente en la galería acondicionada para el publico. Al iniciarse la sesión del parlamento se levanta y lanza un grito resonante: ¡Viva la anarquía!, el grito fue acompañado de una bomba que lanzo en medio de las autoridades la cual causo un estruendo impresionante.

La bomba compuesta por una olla rellena con pólvora verde y clavos, al estallar causa decenas de heridos, incluyendo al mismo Vaillant.

Vaillant resulto detenido y argumento que su. Intención no fue causar muertos ya que de ser el caso contrario, hubiese utilizado dos bombas y colocado balas como metralla. La decena de parlamentarios heridos mostraban irrefutablemente que la venganza por Ravachol continuaba su curso. . .

El juicio contra Aguste Vaillant culmino con una sentencia a muerte generando gran conmoción pública, debido a su vida de miserias y el grado de su condena por un crimen que resulto

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sin victimas fatales.El presidente de Francia, Carnot no escucho los llamados

a conmutar la pena de Aguste, muy a pesar de la petición del compañero que se negaba a pedir misericordia. Finalmente la guillotina en Francia volvió a bajar sobre la cabeza de un anarquista el 4 de febrero de 1894 acabando con la vida de Aguste.

La sociedad francesa no cesaba de recibir golpes contra su paz social.

El anarquista Emilie Henry también hacia suya la propaganda por el hecho y el 8 de noviembre de 1982 se dirige hacia las oficinas de la compañía minera de Carmaux, deposita un artefacto explosivo con el fin de mostrarle a los mineros en huelga cuales eran los medios predilectos para actuar y que no se dejen embaucar por dirigentes

Sindicales. Las circunstancias hacen que el objeto sea descubierto e ingenuamente trasladado hacia el cuartel de la policía, es ahí donde detona haciendo volar por los aires a los cuatro funcionarios policiales encargados de mover el -hasta entonces desconocido objeto- y destruyendo parte del vestíbulo.

Posteriormente Emilie dirá: “En ese momento la acusación que se había

lanzado a Ravachol me vino a la memoria. ¿ Y las victimas inocentes?.

Pero resolví pronto la cuestión. El edjficio en el que se encontraban las oficinas de la compañía Carmaux no estaba ocupado más que por burgueses. NO habría, pues víctimas inocentes

El 12 de Febrero de 1894 se dirije hacia el café Terminus con una

bomba en la cintura; compuesta de una marmita de metal, explosivos, balas

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y un fulminante, extendía con una mecha que le proporcionaba 15 segundos antes que hiciera detonación.

Además del ingenio explosivo, Henry llevaba consigo un revolver con balas mordida a fin de causar mas daño y un puñal envenenado.

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Así Emilie espero hasta las ocho de la tarde para ingresar al café,

ahí espero hasta las nueve para que estuviese aun más atestado de gente, encendió la mecha y arrojo la bomba en dirección hacia la

orquesta, pero el artefacto rebota en la lámpara cambiando la trayectoria original inmediatamente después del fatal estruendo producido por la explosión emprende su huida mientras es perseguido de cerca por el camarero, clientes, transeúntes y policías que le salían al paso. El compañero logra evadir a sus persecutores disparándoles, pero aun así un guardia policial herido logra abalanzarse sobre él lanzándolo al suelo, al corto tiempo Emilie se ve rodeado de un nutrido refuerzo policial.

Ernilie Henry ya había sido detenido anteriormente una

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vez finalizado un mitin en honor a Ravachol, el asunto no paso a mayores en ese momento, pero sí comenzó a figurar en las carpetas y archivos policiales.

Una vez apresado por la explosión al café, Henry comenta:

“Fue entonces cuando me decidí a mezclar, en este concierto de felices acentos, una voz que los burgueses ya habían oído, pero que creían muerta con Ravachol, la de la dinamita. Quise mostrar a la burguesía que en lo sucesivo no habría para ella una alegría completa, que sus insolentes triunfos serian turbados, que su becerro de oro temblaría violentamente sobre su pedestal hasta la sacudida definitiva que lo tiraría por tierra en el fango y la sangre(. . .)

Respecto al objetivo y su elección, Emílie reivindica sin ningún arrepentimiento sus actos, solo lamentándose de no haber producido más victimas fatales

“La burguesía ha hecho de los anarquistas un bloque un solo hombre, Vaillant, había lanzado una bomba, las nueve décimas partes de los compañeros incluso no lo sabían. Eso no sirvió para nada. Se les persiguió en masa. Todo lo que tenia alguna relación con lo anarquista fue acosado(...} nosotros también golpeamos en bloque.

¿Debemos atacar sólo a los diputados que hacen las leyes contra nosotros, a los magistrados que aplican esas leyes o a los policías que nos detienen? No lo creo.

Todos esos hombres solo son instrumentos que no actúan en nombre propio, sus funciones han sido instituidas por la burguesía para su defensa; no son mas culpables que los otros.

Los buenos burgueses que, sin estar revestidos de ningún cargo, se lucran sin embargo con los enteros de sus acciones, que viven ociosamente de los beneficios producidos por el trabajo de los obreros, también deben tener su parte de

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represalias.

Y no solamente ellos, sino todos aquellos que están satisfechos con el orden actual, que aplauden fas acciones del gobierno y se hacen sus cómplices, esos empleados de 300 y 500 francos al mes que odian al pueblo aun mas que los grandes burgueses, esa masa embrutecida y pretenciosa que se pone siempre del lado del mas fuerte, clientela habitual del Terminus y otros grandes cafés.

Esta es la razón por la que he golpeado a lo foco sin escoger mis victimas. “

El 21 de mayo Henry fue ejecutado en la guillotina, lanzando al aire sus ultimas palabras: ¡Viva la anarquía! ¡Animo camaradas!

El 24 de Junio de 1894 el presidente de Francia visita la exposición internacional en el parque de la cabeza de oro, en el barrio de Eufoires. Una multitud esperaba concentrada y expectante ante la posibilidad de poder saludar al presidene Carnot. Ahí entre medio de la multitud se encontraba Santo Jerónimo Caseiro anarquista italiano que armado con un puñal, se desliza con sigilo entre la multitud hasta llegar a la primera fila.

El compañero Caserio logra subir al estribo del coche, desenfunda su puñal con una hoja de 16 centímetros que llevaba escondido en su chaqueta y acribillo varias veces al presidente gritando ¡Viva la anarquía!. Jerónimo Caserío trata de escapar y es detenido por la multitud, pero el ataque ya se había realizado y las heridas le costarían la vida tres horas más tarde al presidente. Justo ese día la viuda de Carnot recibía una foto de Ravachol enviada por Caserio, en la que se podía leer: Ha sido vengado.

En prisión y frente al juez declaro: “ Soy absolutamente responsable de mis actos, Mate a Carnot, porque hizo subir a

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mis compañeros a la guillotina (Ravachol, Vaillantt, Emilie Henry) ..... San pedro no me abrirá la puerta del paraíso y seré enviado al infierno con Ravachol, Henry y Vaillant y allí entre los cuatro organizaremos una revolucion entre los condenados, apuñalaremos al demonio y derribaremos las puertas del Paraíso”

El 16 de agosto, de ese mismo año, salio de la cárcel en un carruaje hasta la guillotina, antes de subir a ella grito en un mal francés: “!Valor camaradas, vivala anarquía¡”

La guillotina bajo precipitadamente cortando la cabeza a Jerónimo Caserio con tan solo 21 años de edad

LAS CRITICAS DE LOS DE SIEMPRE....

Las bombas de Ravachol no solo hicieron volar por los aires las propiedades, sino que también causo un gran estruendo dentro del movimiento anarquista de ese entonces. Todos comenzaron a verter opiniones, las discusiones respecto a su integridad moral, a sus convicciones políticas estuvieron en boca de los antiautoritarios de la época. Por un lado -minoritarios- estaban aquellos que se dedicaron a reivindicar a Ravachol apenas fue apresado, en la otra vereda se encontraban los anarquistas que dudaban de la condición ácrata de ravachol, muchos lo condenaron corno un simple “delincuente común” que a las ultimas se aprovecho y se identifico con la anarquía para buscar argumentar “sus fechorías”. Sin lugar a dudas, Ravachol no fue indiferente para nadie en aquella época, generando tensión y posicionamientos frente a varios tópicos que históricamente han generado resquemores en ciertas posiciones anarquistas. Así las condenas más duras que la de los jueces fueron las de “compañeros” sancionando sin vacilación ataques ó el robo individual. Ya que estas estaban destinadas a coartar la energía destructora de los incontrolables. Si bien algunos referentes del anarquismo manifestaron un apoyo critico, otros sencillamente lo condenaron y se encargaron de

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deslegitimarlo.

Malatesta en una entrevista concedida a Le Figarao en octubre de 1892, si bien se mostró de acuerdo-en parte- con los atentados, fue enérgico en repudiar la posibilidad de herir a gente “inocente”. Declaración que hacia referencia exclusiva al asesinato del anciano ermitaño. Malatesta en público no negó su apoyo solidario a Ravachol, pero en una carta el 29 de abril de 1892 a su amiga Luisa Minguzzi, se mostró más critico: Uno dice que Ravachol hizo bien en matar al viejo, porque “era un ser inútil para la sociedad’’. Otro que no vale la pena discutir por un viejo “al que quedaban pocos años de vida” y así por el estilo. Lo que significa que estos anarquistas que no quieren juicios ni tribunales, se convierten ellos en jueces y verdugos y condenan a muerte y ejecutan a aquellos a quienes juzgan inútiles. A pesar de identificarlo como un hombre sincero y entregado a la causa, lo encontraba extraviado en sus razonamientos como para asesinar de la manera más feroz a un viejo inofensivo, sintiéndose inquietamente preocupado por las reacciones de algunos de sus “seguidores”. Kropotkin no quedo al margen de la discusión, llegando a comentar: “Ravachol no es un Revolucionario verdadero, auténtico, es más bien la variedad de “opera bufa”

Estas acciones no son el trabajo de preparación constante, diario, inmenso, aunque poco espectacular que la Revolución requiere. Para él hacen falta hombres de otro tipo. Abandonemos a los Ravachols al fin del siglo burgués del que son producto. El anarquista Lugi Fabbri comenta: “Los fenómenos Pini 20 y Ravachol ... fueron víctimas de los sofismas hijos de la propaganda al revés de los periódicos y de las calumnias burguesas”. Continua comentando que quienes crean que los medios violentos son un articulo de “fe” dentro del movimiento anarquista y excomulguen papalmente a los demás, simplemente porque éstos no sientan una soberana simpatía por Ravachol o por Emilio Henry, éstos, en verdad, son víctimas de la propaganda calumniosa de la burguesía, pues creyeron seriamente las afirmaciones de ésta cuando dijo

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que la anarquía era la violencia y la bomba. Desgraciadamente, de estos miopes intelectuales, tenemos aún bastantes en el ambiente anarquista.” El periódico “La Révolté”, fundando por Elise Reclus, en el cual participaba Grave, Kropotkin, en un comienzo se negaron tozudamente a reconocer el carácter anarquista de Ravachol, en particular debido a la naturaleza de sus actos. Luego cuando su historia se hizo pública y sobre todo cuando la guillotina cayó. Ya nadie se atrevió a quitarle ese reconocimiento, aunque las criticas como es de costumbre, seguían existiendo.

A pesar de esto “La Révolté” se retracta por sus declaraciones y publica: ¡Será Vengado!.

Estupefactos quedaron una parte del movimiento anárquico que no sabia si revindicar o condenar a Ravachol, de todas formas era una situación incomoda que trataron de sortear de la mejor manera, a fines de no quedar como traidores ni como apoyando a la delincuencia. Las criticas fueron las mismas que históricamente se escucharon y aun se escuchan: “ya saben, quieren sembrar la discordia entre los anarquistas!” o constantes alusiones al estereotipo negativo del anarquista que reafirmaban tipos como Ravachol, alejando así las ideas anarquistas del “pueblo”. ¿Cómo si Ravachol no fuera miembro de este? .... Como siempre los hechos van dejando atrás a los especialistas de la teoría y la verborrea.

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CANCIÓN DE RAVACHOL

Libertad, Igualdad, FraternidadCanción compuesta durante 1880’ s por Ravachol,

cuando se dedico a vivir de la música tocando el acordeón.

INiños de la misma patria,

No escuchan su voz¿Quién llora por la democracia?A las armas contra la burguesía!

Comencemos a luchar por la independenciay la sagrada Ubertad

A través de la fuerza de nuestro ímpetuTransformar la sociedad.

II¿Por qué en esta tierra, nos traicionan

cuando amamos a otros hermanos?Los amos causan desunión;

Cacemos a estos líderes autoritariosLlenos de odio y con la injusticia.

Los pueblos, vamos a eliminar nuestras fronterasAl grito de “¡Viva la igualdad!

IIIPara establecer la igualdad,

Se necesita un corazón lleno de iraPara reducir a polvo la burguesía;

En lugar de la guerraTenemos la hermandad!

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PARA CERRAR

La guillotina volvió a caer en Francia nuevamente, su filo una y otra vez hacia rodar decenas de cabezas de anarquistas. El presidio perpetuo y los trabajos forzados fueron la pena que sufrieron cientos de anarquistas que se decidieron a pasar a la ofensiva contra el poder.

Aun así con estos dos escenarios nunca claudicaron, ante la muerte alzaron su grito de guerra con el ultimo suspiro, ante el presidio organizaron motines y fugas.

Es esta historia nuestra historia, como quedo claro las excusas para no apoyar Y mantenerse en la pasividad son ya conocidas: “Ensucian al movimiento, crean en la gente un estereotipo violento del anarquismo, no avanzan con el resto de la gente, aun no están las condiciones, este tipo de acciones avalan la represión”.

La lucha contra el capital en ningún punto se puede plantear como una coexistencia pacifica con este. Algunos han entendido históricamente la real dimensión de plantearse en guerra, muchos de estos hombres y mujeres quizás no tienen nombres conocidos o no vivieron grandes procesos en su contra, pero existieron y existen, es nuestra labor recordarlxs y considerarlxs hermanxs.

Ravachol marco un hito, a diferencia de los anarquistas venideros, Ravachol fue indecoroso en su actuar y en sus crímenes, quizás causo menos daño que otros dinamiteros y/o regicidas, pero por su misma condición de bandido, contrabandista, profanador, homicida y dinamitero es que dejo estupefacto a cuanto teórico anarquista hubiese.

El tiempo siguió pasando y ni Vaillant, ni Henry ni Caserío sufrieron tantas infamias por parte del mismo circulo anarquista como sí lo vivió Ravachol. Tanto así de hasta llegar a dudar de sus ultimas palabras cuando el filo de la cuchilla ahogo su ultimo grito. Cuanto muchos leyeron la declaración, se

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enteraron con mayor información de sus ideas comenzaron a reivindicarlo tímidamente. Por otra parte las canciones, las muestras de venganza por su muerte siguieron siendo ejecutadas por parte del mismo sector ofensivo y atacante.

Entonces queda solo en nuestras propias evaluaciones ver que tanto han cambiado las opiniones luego de más de 100 años desde !a ultima explosión de Ravachol, un llamado a no seguir cometiendo los mismos errores, a aprender de nuestra memoria, a reconocer a nuestros enemigos desde ya, antes de esperar que su traición o condena nos pillen por sorpresa, cuando se den cuenta que los incontrolados, son también irreductibles.

A no hacer uniones con quienes irremediablemente, al momento en que corran algo de peligro, no dudaran en aislar-si no lo hacen ahora- a quienes pasan a la ofensiva.

Esto no es una película rodada en finales de siglo, esto no fue una novela, esto fue real, esto es real... el enfrentamiento. Nuestro enfrentamiento en las más diversas formas tiene que ser real y tiene que estar inundado con el coraje de la pasión en la lucha contra el capital.

A más de 100 años no vemos a Ravachol como una figura sagrada e intocable, lo vemos como un compañero de lucha sin lugar a dudas, lo vemos reflejado en cada acción ofensiva realizada en pleno siglo XXI, por que la sociedad capitalista puede cambiar en la forma, pero en el fondo sigue intacta.

La arrogancia que la sociedad francesa se encontraba condenado a Ravachol, no es distinta de aquella con que la sociedad capitalista actual condena la delincuencia y los ataques contra el Poder.

Por lo mismo aquellos que creemos que el combate-en todas sus formas -es necesario aquí y ahora, somos continuadores de la herencia de lucha que a través de la participación directa, el apoyo y la solidaridad hacemos de la vida un acto de revuelta:

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con acciones directas, con publicaciones y cambiando las relaciones sociales contribuimos permanentemente a la insurrección.

Aquellos que con tanta idolatría leen textos de principios de siglo haciendo groseramente la vista ciega a las praxis antiautoritarias de aquella época solo cargan con un cadáver en su boca.

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