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e LA CARTA DE DERECHOS Y DEBERES DE LOS ALUMNOS EN EL ÁMBITO ESCOLAR (*) MANUEL SALGUERO (•) EL COLECTIVO DE LOS ALUMNOS Y LAS «RELACIONES DE SUJECIÓN ESPECIAL» El colectivo de los alumnos ha queda- do tradicionalmente incluido en la catego- ría de las «relaciones de sujeción especial» que tuvo especial vigencia a lo largo del siglo XIX. Dicha categoría jurídica hace referencia a los dos tipos de relación en que se encuentran los ciudadanos con res- pecto a la Administración. Una es la «relación general de sujeción» que afecta por igual a to- dos los ciudadanos. Se trata de una vincula- ción que conlleva obligaciones y deberes para todos por igual. La otra vinculación es la «su- jeción especial» o relación agravada en que se encuentran ciertos grupos de ciudadanos con respecto a la Administración. Este se- gundo grado más intenso de vinculación se ha aplicado tradicionalmente a los fun- cionarios, a los miembros del Ejército, a los presos y a los alumnos o estudiantes '. Ha- bía, por tanto, dos legitimiclacles o modos de aplicar el principio general de legali- dad. Una afectaba a los no incluidos en esos grupos. Ésta era de mayor alcance en el disfrute de los derechos y carecía de li- mitaciones que no vinieran dadas por la ley. Pero la otra legitimidad consideraba a aquellos grupos —entre los que se encon- traban los alumnos— como insertos en la esfera interna o doméstica de la Adminis- tración. En esta especial sujeción,, , los dere- chos constitucionales experimentaban un amplio grado de restricciones. Quedaban limitadas profundamente la libertad de ex- presión, de participación y de reunión, entre otras. Pero lo que más interesa es advertir que estos grupos especiales quedaban so- metidos a severas medidas disciplinarias, im- puestas por el Gobierno o las diferentes instancias de la Administración. En el caso concreto de los alumnos, esta relación de sujeción especial daba preeminencia a sus deberes de sometimiento y obediencia. 09 Este trabajo ha sido realizado en el marco del Proyecto de Investigación subvencionado por la DGICYT, PB 95-1212: -Estado liberal, Derecho y Bienestar Social-. (") Universidad de Granada. (1) Un completo estudio doctrinal de esta categoría jurídica —que nació en Alemania en el siglo XIX y fue incorporada en España en tomo a 1960— puede encontrarse en R. GARcIA MACHO: Zas relaciones de especial su- jeción en la Constitución española, Tecnos, Madrid, 1992; 1. LASAGABASTER HERRARTE: Las relaciones de sujeción especial, Madrid, Civitas, 1994; M. LórEz BENtrEz: Naturaleza y presupuestos constitucionales de las relaciones especiales de sujeción, Madrid, Civitas, 1994. No es mi objetivo en este estudio afrontar este complejo problema. Sólo pretendo situar en el contexto de las relaciones de especial sujeción la carta de derechos y las normas dis- ciplinarias de los estudiantes en el ámbito escolar. Revista de Educación, núm. 315 (1998), pp. 155-177 155

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carta derechos y deberes del niño en el ámbito escolar

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  • eLA CARTA DE DERECHOS Y DEBERES DE LOS ALUMNOS EN

    EL MBITO ESCOLAR (*)MANUEL SALGUERO ()

    EL COLECTIVO DE LOS ALUMNOS YLAS RELACIONES DE SUJECINESPECIAL

    El colectivo de los alumnos ha queda-do tradicionalmente incluido en la catego-ra de las relaciones de sujecin especialque tuvo especial vigencia a lo largo delsiglo XIX. Dicha categora jurdica hacereferencia a los dos tipos de relacin enque se encuentran los ciudadanos con res-pecto a la Administracin. Una es la relacingeneral de sujecin que afecta por igual a to-dos los ciudadanos. Se trata de una vincula-cin que conlleva obligaciones y deberes paratodos por igual. La otra vinculacin es la su-jecin especial o relacin agravada en que seencuentran ciertos grupos de ciudadanoscon respecto a la Administracin. Este se-gundo grado ms intenso de vinculacinse ha aplicado tradicionalmente a los fun-cionarios, a los miembros del Ejrcito, a lospresos y a los alumnos o estudiantes '. Ha-

    ba, por tanto, dos legitimiclacles o modosde aplicar el principio general de legali-dad. Una afectaba a los no incluidos enesos grupos. sta era de mayor alcance enel disfrute de los derechos y careca de li-mitaciones que no vinieran dadas por laley. Pero la otra legitimidad consideraba aaquellos grupos entre los que se encon-traban los alumnos como insertos en laesfera interna o domstica de la Adminis-tracin. En esta especial sujecin,, , los dere-chos constitucionales experimentaban unamplio grado de restricciones. Quedabanlimitadas profundamente la libertad de ex-presin, de participacin y de reunin, entreotras. Pero lo que ms interesa es advertirque estos grupos especiales quedaban so-metidos a severas medidas disciplinarias, im-puestas por el Gobierno o las diferentesinstancias de la Administracin. En el casoconcreto de los alumnos, esta relacin desujecin especial daba preeminencia a susdeberes de sometimiento y obediencia.

    09 Este trabajo ha sido realizado en el marco del Proyecto de Investigacin subvencionado por laDGICYT, PB 95-1212: -Estado liberal, Derecho y Bienestar Social-.

    (") Universidad de Granada.(1) Un completo estudio doctrinal de esta categora jurdica que naci en Alemania en el siglo XIX y fue

    incorporada en Espaa en tomo a 1960 puede encontrarse en R. GARcIA MACHO: Zas relaciones de especial su-jecin en la Constitucin espaola, Tecnos, Madrid, 1992; 1. LASAGABASTER HERRARTE: Las relaciones de sujecinespecial, Madrid, Civitas, 1994; M. LrEz BENtrEz: Naturaleza y presupuestos constitucionales de las relacionesespeciales de sujecin, Madrid, Civitas, 1994. No es mi objetivo en este estudio afrontar este complejo problema.Slo pretendo situar en el contexto de las relaciones de especial sujecin la carta de derechos y las normas dis-ciplinarias de los estudiantes en el mbito escolar.

    Revista de Educacin, nm. 315 (1998), pp. 155-177 155

  • En el Estado franquista la doble legiti-midad a que nos hemos referido siguiplenamente vigente e incluso se multipli-caron y acentuaron las relaciones de espe-cial sujecin. Los alumnos sometidos a unpoderoso mecanismo de socializacin enlos valores del Rgimen constituan unimportante objetivo de control. Fue, poreso, un colectivo sometido a la ms estrictadisciplina acadmica. Sus libertades que-daban restringidas y la Administracin ac-tuaba con amplia discrecionalidad e,incluso, con arbitrariedad. No cabe dudacle que el rgimen franquista concibi laescuela como un espacio destinado a for-mar ciudadanos obedientes y disciplina-dos. Podemos encontrar un ejemplorepresentativo en los artculos 1 y 6 de laLey, de 17 de julio de 1945, de EnseanzaPrimaria y en el artculo 11 de la Ley, de 26de febrero de 1953, de Ordenacin de laEnseanza Media. Estos artculos prescri-ban que la educacin haba de orientarsehacia una rigurosa disciplina acorde con laformacin de un robusto espritu nacional.Este ideal mistificado de disciplina acad-mica conllevaba en la prctica importantesrestricciones cle las libertades, ya que setransfera, con un exceso de amplitud, elconcepto de orden pblico al mbito aca-dmico-docente. Esta situacin no cambi,de hecho, una vez promulgada la Ley Ge-neral de Educacin de 1970.

    Los estudiantes, por otra parte, podanverse sometidos por un mismo acto a una

    gama diversa de sanciones: multa guberna-tiva, proceso ante el Tribunal de Orden P-blico, expulsin de las milicias universitariaso apertura de expediente acadmico. Estoaconteca con frecuencia en las luchas estu-diantiles libradas en los campus universita-rios contra el franquismo. Estas situacionesfcticas violentaban el principio non bis inidem y eran muestra de la dimensin om-nicomprensiva que se atribua a la nocinde orden pblico. Esta situacin de suje-cin especial se haca derivar del Regla-mento de Disciplina Acadmica de 8 deseptiembre de 1954. Este Decreto se limita-ba a los Centros de Enseanza Superior,pero posteriormente el Decreto 1950/1967,cle 22 de julio de 1967, extendi su aplica-cin a los Institutos Nacionales y Tcnicosde Enseanza Media 2 . El Decreto de 31 dediciembre de 1970 ya publicada la LGE-negaba el derecho al estudio a los que hu-bieran sido condenados por la comisinde hechos delictivos y conceda a losrectores importantes facultades para de-negar la matriculacin a alumnos perte-necientes a movimientos antifranquistaso que hubieran participado en reunionespolticas.

    Entre 1968 y 1976 hubo un elevadonmero de sentencias del Tribunal Supre-mo que reflejaban el problema estudiantilen relacin con estas normas de carcterrestrictivo 3 . Algunas de estas sentenciassalpicaron, tambin, a profesores colabora-cionistas como la STS, de 14 de mayo de

    (2) Cfr. C. CIuNcIIlu. MARN: .EI nuevo rgimen disciplinario de los alumnos no universitarios ., Revista Es-paola de Derecho Administrativo, 64, 1989, p. 549.

    (3) Algunos casos significativos son: ss-Ts de 3 de junio de 1968 (Ref. Aranz. 2935) y 18 de octubre de1968 (Ref. Aninz. 4155). En ambas se trataba de la sancin impuesta por el Rector de la Universidad de Barce-lona a varios estudiantes con prdida de matrcula, por participacin en asambleas y por no asistir a clase. Otraspor similares motivos: STS de 6 de mayo de 1972 (Ref. Aranz. 2297), S'TS de 2 de junio de 1972 (Ref. Aranz.2577), STS de 29 de noviembre de 1972 (Ref. Amnz. 4603), STS de 26 cie febrero de 1973 (Ref. AranZ. 1243).Otras dos de 1975: STS de 29 de abril (Ref. Aranz. 1909), anulan una resolucin del Rector de la Universidad deValladolid; Sentencia de la Audiencia Territorial de Bilbao de 16 de diciembre: otorgaba un papel preponderan-te al derecho a la educacin (Cfr. F. SOSA WAGNER: .Los estudiantes condenados pueden estudiar ., REDA, 8, 1976,pp. 170-174). Pueden verse dos ms de 1976: S-1-"S de 11 de marzo (Ref. Aranz. 1403) en las que se atenuaba larigidez del Decreto de 31 de diciembre al permitir que los alumnos condenados por comisin de hechos delic-

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  • 1974 (Ref. Aranz. 2235), en la que se san-cion a un profesor adjunto de DerechoPoltico que examin y firm actas de unalumno al que le haban retirado sus dere-chos acadmicos por razones de orden p-blico e instrucciones recibidas de lasuperioridad.

    La Constitucin de 1978 no permiteuna lectura en la que la sujecin especialpueda conllevar una anulacin cuestindistinta son las restricciones o limitacio-nes de derechos fundamentales o la arbi-trariedad administrativa. En este nuevomarco cabe hablar de una sola legitimidad,la que deriva del sometimiento de todos(los ciudadanos y los poderes pblicos) ala Constitucin (art. 9.1 CE), la que se des-prende del principio de legalidad y de lavinculacin de los derechos fundamentalesa los poderes pblicos (art. 9.3 y 53,1 CE),y la que se deduce del principio de legali-dad de la actuacin administrativa y delcontrol de sta por los tribunales (art. 103.1y 106.1 CE).

    Sin embargo, la inercia del pasado hasido demasiado fuerte y ha habido una pri-mera etapa en que no se han aplicado dehecho los nuevos principios constituciona-les a las relaciones de especial sujecin,sobre todo en los aspectos disciplinarios.Esta circunstancia se ha producido, preci-samente, en la regulacin del rgimen dis-ciplinario de los alumnos. Ha habido, dehecho, un vaco normativo desde el Regla-mento de Disciplina Acadmica de 1954hasta el RD 1543/1988, de 28 de octubre,

    que concret despus de 10 aos de vidaconstitucional los derechos reconocidosen la LOECE (Ley Orgnica del Estatuto deCentros Escolares, de 1980) y en la vigenteLODE (Ley Orgnica del Derecho a la Edu-cacin, de 1985). Ms recientemente, el RD732/1995, de 5 de mayo, ha reemplazadoal de 1988 y es el actualmente vigente, in-cardinado ya en la nueva mentalidad pro-pugnada por la LOGSE 4.

    Como ha destacado Chinchilla Marnal referirse al RD 1543/1988, el principiode legalidad experimenta un debilitamien-to cuando la potestad sancionadora de laAdministracin se ejercita en el mbito delas relaciones de sujecin especial. Mien-tras que en las relaciones de sujecin ge-neral el principio de legalidad y de reservade ley tienen plena eficacia (STC 42/1987,de 7 de abril), en la sujecin especial dichoprincipio adquiere menor alcance y seconcretan de una forma peculiar (STC2/1987, de 21 de enero) 5.

    De la Jurisprudencia del Tribunal Su-premo y del Tribunal Constitucional sedesprende que los estudiantes se hallanentre esos colectivos afectados por la espe-cial vinculacin, de donde se derivar, preci-samente, la facultad de las Administracionescompetentes de imponer un rgimen disci-plinario especfico. El Tribunal Supremo seha referido a las relaciones cle especial suje-cin en diversas ocasiones. En ellas se apre-cia una creciente desvinculacin de laAdministracin del principio de legalidad, loque se concreta en la existencia de regla-

    tivos pudieran matricularse corno alumnos libres; STS de 12 de marzo (Ref. Aranz. 1407): anul una resolucindel Rector de la Universidad de Valladolid basada en las instrucciones recibidas de la superioridad por la quese prohiba el acceso al recinto universitario a un alumno de la Facultad de Derecho. El Tribunal consider quela Administracin haba actuado arbitrariamente. Para el estudio de aspectos ms concretos de algunas de estassentencias citadas, ver: R. GARCA MAC.110: las relaciones de especial sujecin en la Constitucin espaola, Ma-drid, Tecnos, 1992, pp. 159-161. Y M. LPEZ BF:NYEEZ: Naturaleza y prrsupuestas constitucionales de las relacionesespeciales de sujecin, Crdoba, Civitas, 1994, pp. 570-571.

    (4) Estos dos ltimos Decretos citados se refieren a la enseanza no universitaria. En el nivel universitario,puede decirse que el referido Decreto de Disciplina Acadmica de 1954 no ha sido sustituido por otro homlo-go posterior en este mbito. Ver: M. LPEZ BENtrri, op. cit., p. 574.

    (5) C. CiliNchnin MARN, op. cit., pp. 552-553.

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  • mentos independientes. y en el robusteci-miento del poder sancionador de la mis-ma 6 . El Tribunal Constitucional ha hechouna aplicacin ms atenuada de las rela-ciones de sujecin especial. Con todo, esteTribunal otorga a dichas relaciones unmenor alcance del principio de legalidad ouna peculiar forma de utilizacin de esteprincipio en consideracin al fin que justi-fica la existencia de la especial sujecin. Enel caso que nos ocupa de los alumnos enel mbito escolar, el fin que justifica la es-pecial sujecin deriva cle la clusula teleo-lgica del artculo 27.2 de la Constitucin 8En las sentencias sobre la huelga de hambrede los reclusos y su alimentacin forzosa, lalimitacin de derechos fundamentales sehace tambin derivar de una finalidad: laproteccin de bienes constitucionalescomo el derecho a la vida y la salud de laspersonas (STC 120/1990, f.j. 6 y 8).

    Reconclucienclo esta doctrina del Tri-bunal Supremo y del Tribunal Constitucio-nal a la regulacin de derechos, deberes,medidas disciplinarias y normas de convi-vencia de los alumnos en el mbito escolarpueden extraerse tres conclusiones, alefecto que nos ocupa:

    Los alumnos siguen siendo conside-rados como un colectivo incluidoen las relaciones de especial suje-

    cin, aunque esta categora se en-cuentre sometida a discusin por ladoctrina especializada 9.

    Es suficiente una ley que remita alReglamento para imponer medidasdisciplinarias o sanciones al colecti-vo de los alumnos en el mbito es-colar. En el caso del RD 1543/1988la ley que remita al Reglamento erala LODE. En el RD 732/1995, queha derogado al de 1988, la ley habi-litante es la LODE y la LOGSE (LO1/1990, de 3 de julio.

    Pueden sealarse como razonesque justifican la especial sujecinlas siguientes:

    Existencia cle una acentuada de-pendencia y de una relacin perso-nal especfica entre profesor-alumno que hace que resulte im-posible establecer cle antemano laintensidad y contenido de la nece-saria intervencin coactiva.

    La necesicktcl de garantizar la fun-cin docente ya que el profesortiene que resolver cotidianamentesituaciones concretas que no pue-den ser previstas de antemano nipueden ser objeto cle regulacin.

    Las restricciones de derechos sejustifican por la necesidad de ga-

    (6) Cfr. C. CHINCHILLA NIARIN, Ud, p. 555. La doctrina especializada se ha ocupado ampliamente del estu-dio de esta jurisprudencia: 1. LASAGAIIASUR HERRARTE: Las relaciones de sujecin especial, op. cit., pp. 162-169.Puede verse una exhaustiva relacin en M. 1:11:Ntn2: Naturaleza y presupuestos constitucionales de las re-laciones de especial sujecin, op. cit., pp. 627-645.

    (7) STC de 30 de enero de 1981 (el principio non bis in dem no rige en las relaciones de supremacaespecial); STC 74/1985, de 18 de junio (sobre los presos en relacin con la Administracin penitenciaria); STC2/1987, de 21 de enero (sobre la integridad fsica y moral de los reclusos); STC 120/1990, de 27 de junio y STC137/1990, de 19 de julio, STC 11/1991, de 17 de enero (stas tres ltimas sobre la huelga de hambre de los re-clusos y la alimentacin forzosa).

    (8) La educacin tendr por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a losprincipios democrticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales.. La LODE (art. 2) y la LOG-SE (art. 1) han desarrollado ampliamente estas finalidades y objetivos de la educacin.

    (9) No hay una cualidad nica que caracterice a esta categora (Gallego Anabitarte). No se gana nada di-ciendo que son especiales (T. R. Fernndez). Son una especie de brete ssamo- (A. Jimnez Blanco): Cfr. CIIINCHILLA MARN, op. cit., pp. 555 y 558. No han encontrado hasta ahora una definicin digna. (LAsAcminsuitHERRAIVIT, op. cit., p. 419).

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  • rantizar el buen funcionamientode la institucin educativa y ellogro de objetivos de intersgeneral.

    CARTA DE DERECHOS DE LOSALUMNOS

    Una vez considerado el status especialque afecta a los estudiantes o alumnos,presentar a continuacin su estatuto jur-dico, considerando la decisiva circunstan-cia de la minora de edad en que seencuentran. Me limitar a ofrecer un es-quema descriptivo bsico, slo referido almbito de la enseanza, que discurrir entres diferentes espacios, aunque interna-mente conectados: el marco constitucional;el contexto que se desprende de los Trata-dos y Declaraciones Internacionales de de-rechos y los desarrollos normativos conrango de Ley Orgnica y sus especficasconcreciones. La presentacin que ofrezcose basa en los criterios metodolgicos delanlisis y la sntesis, sin nimo de profun-dizar en los contenidos, lo que sera in-compatible con el espacio disponible.

    EL ESTATUTO JURDICO-CONSTITUCIONAL

    Los derechos bsicos que reconoce ygarantiza la Constitucin de 1978 a losalumnos en el mbito de la enseanza gi-ran, en primer lugar, en torno al ncleo b-sico que configura la dignidad de lapersona humana:

    Derecho a la integridad fsica y mo-ral, sin que en ningn momentopuedan ser sometidos a torturas ni apenas o tratos inhumanos o degra-dantes (art. 15).

    Derecho a la libertad ideolgica, re-ligiosa y de culto y a no declarar so-

    bre la propia ideologa, religin ycreencias (art. 16. 1 y 2).

    Derecho al honor, intimidad y pro-pia imagen y a la proteccin de lajuventud y de la infancia (arts. 18.1y 20.4).

    Derecho a la dignidad personal y alpleno y libre desarrollo de la perso-nalidad en el respeto a los princi-pios democrticos de convivencia ya los derechos y libertades funda-mentales (arts. 27.2 y 10.1).

    Obligacin por parte de los poderespblicos de garantizar el derechoque asiste a los padres para que sushijos reciban la formacin religiosay moral acorde con sus propiasconvicciones.

    Otros derechos constitucionales hacenreferencia a las garantas de las libertadespblicas fundamentales, principio deigualdad y derechos de prestacin:

    Nadie puede ser sancionado por ac-ciones u omisiones que en el mo-mento de producirse no constituyanfalta o sancin administrativa, segnla legislacin vigente en aquel mo-mento (art. 25.1). Las medidas deseguridad -estarn orientadas haciala reeducacin y reinsercin social-(art. 25.2).

    Derecho de participacin e inter-vencin en el control y gestin delos centros sostenidos con fondospblicos y en el desarrollo poltico,social, econmico y cultural (art. 27.5 y 7; art. 48).

    Libertades de expresin (art. 20), reu-nin (art. 21.1) y asociacin (art. 22).

    Derecho a la igualdad ante la ley,sin que pueda prevalecer discrimi-nacin alguna por razn de naci-miento, raza, sexo, religin, opinino cualquier otra condicin o circuns-tancia personal y social (art. 14).

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  • Derecho de todos a la educacin(art. 27.1 y 5), acceso de todos a lacultura (44.1), derecho a la ense-anza bsica obligatoria y gratuita(art. 27.4), obligacin de los pode-res pblicos de promover la cienciay la investigacin cientfica (art.44.2) y fomento de la educacin sa-nitaria, educacin fsica y el deporte(art. 43.3).

    Los poderes pblicos asegurarn laproteccin social, econmica y jur-dica de la familia (art. 39.1), la pro-teccin integral de los hijos, igualesstos ante la ley con independenciade su Filiacin (art. 39.2). Los padresdeben prestar asistencia de todotipo a los hijos habidos dentro ofuera del matrimonio, durante suminora de edad (art. 39.3).

    Derecho a disfrutar de la proteccinprevista en los acuerdos internacio-nales que velan por sus derechos(art. 39.4).

    EL ESTATUTO., --mRfDICO INTERNACIONAL,TRATADOS, ACUERDOS Y PACTOSINTERNACIONALES

    Se distinguen, a mi juicio, cinco ncleosde derechos que pueden extraerse de losTratados, Pactos, Acuerdos y Convencionesms importantes y estrechamente vincula-dos a los espacios de la enseanza '.

    DERECHO A LA LIBERTAD DE EXPRESIN YMANIFESTACIN DEL PENSAMIENTO, LIBERTADDE CONCIENCIA, DE RELIGIN Y DE CREENCIAS

    Estos derechos se pueden encontraren diferentes textos internacionales: Decla-racin Universal de los Derechos Humanos,de 10 de diciembre de 1948 (art. 18); Con-venio Europeo para la proteccin de losDerechos Humanos y de las LibertadesFundamentales, Roma, 4 de noviembre de1950 " (arts. 9 y 10.1); Pacto Internacionalde Derechos Civiles y Polticos, Nueva York,16 de diciembre de-

    1966 (art. 18) ' 2; ActaFinal de Helsinki de 1975 (Cap. VII); Con-vencin sobre los Derechos del Nio, ratifi-cada por la Asamblea General de lasNaciones Unidas en la Resolucin 44/25 de20 de noviembre de 1989 (art. 14.1) 13.

    DERECHO A LA EDUCACIN Y A LAINSTRUCCIN, GRATUITA EN LOS NIVFI ESBSICOS, GENERALIZADA Y ACCESIBLE A TODOSEN LOS DEMS NIVELES Y GRADOS

    Textos internacionales en que se en-cuentran estos derechos: Declaracin Uni-versal de 1948 (art. 26.1); ProtocoloAdicional n. 1 al Convenio Europeo deProteccin de los Derechos Humanos, de20 de marzo de 1952 (art. 2) 14 ; Declara-cin de los Derechos del Nio, proclamadapor la Asamblea General de las NacionesUnidas en la Resolucin 1386 (XIV), de 20de noviembre de 1959 (Principio 7); Con-

    (10) Para los documentos internacionales: G. PEcEs-Bnitisn IvLurrINEz: Textos bsicos sobre Derechos Huma-nos, Madrid, 1973; N. ToRms UGENA: Textos normativos de Derecho Internacional Pblico, Madrid, Civitas, 1992;NACIONES UNIDAs (ecl.): Derechos Humanas. Recopilacin de Instnitnelitos Internacionales, vol. I, 12 parte, Nue-va York y Ginebra, 1994; Cdigo de las Derechos del Nio, Pamplona, Editorial Aranzadi, 1995.

    (11) Este Convenio fue ratificado por Espaa el 26 de septiembre de 1979 y entr en vigor el 4 de octubrede 1979.

    (12) Entr en vigor para Espaa el 27 de julio de 1977.(13) Esta Convencin fue ratificada por Espaa el 30 de noviembre de 1990.(14) Este Protocolo fue ratificado por Espaa y entr en vigor el 27 de noviembre de 1990.

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  • vencin de la UNESCO sobre la lucha con-tra la discriminacin en el mbito de laenseanza, Nueva York, 14 de diciembrede 1960 (art. 4) 15 ; Carta Social Europea,Turn, 18 de octubre de 1961 (art. 10.1);Pacto Internacional de Derechos Econmi-cos, Sociales y Culturales, de 16 de diciem-bre de 1966 (art. 13.1); Convencin sobrelos derechos de/Nio (art. 28.1).

    DERECHO A UNA EDUCACIN QUE TENGACOMO OBJETO EL PLENO DESARROLLO DE LAPERSONAUDAD, DE LA DIGNIDAD, ELFORTALECIMIENTO DE LOS DERECHOSHUMANOS Y LAS LIBERTADES FUNDAMENTALES:COMPRENSIN, TOLERANCIA, AMISTAD ENTRELAS NACIONES Y TODOS LOS GRUPOS TNICOSY RELIGIOSOS

    Estos derechos se hallan en diferentesDeclaraciones, Convenciones y Pactos,pero especialmente en los siguientes: De-claracin Universal, de 1948 (art. 26.2);Declaracin de los Derechos del Nio (Prin-cipios 6 y 10); Convencin contra la Discri-minacin, de 1960 (art. 5.1.a)); PactoInternacional de Derechos Econmicos, So-ciales y Culturales, de 1966 (art. 13.1);Conven. cin sobre los Derechos del Nio, de1989 (Prembulo y art. 29).

    DERECHO A LA IGUALDAD DE POSIBILIDADESEN LA ESFERA DE LA ENSEANZA Y A LAIGUALDAD DE TRATO CON AUSENCIA DE TODOTIPO DE DISCRIMINACIN POR RAZA, SEXO,IDIOMA, RELIGIN, OPINIONES POLTICAS YPOSICIN ECONMICA

    Se considera como una discriminacinque ha de rechazarse el excluir del acceso

    a los diferentes grados y tipos de ensean-za o limitar a un nivel inferior la educacinde una persona o grupo.

    Este ncleo de derechos est especial-mente vinculado a la Convencin de laUNESCO contra la Discriminacin en la es-fera de la enseanza (art. 1, 32 y passim).Tambin se encuentra en otros textos: De-claracin de los Derechos del Nio (Princi-pio primero); Carta Social Europea (art.10.1). La Declaracin UnIversa/ de 1948 es-tablece, especficamente, el derecho de acce-so a los estudios superiores en condicionesde igualdad para todos en funcin de losmritos respectivos (art. 26.1).

    DERECHO A LA INTEGRIDAD MORAL YPROHIBICIN DE TRATO NEGLIGENTE,INHUMANO O DEGRADANTE, AS COMOATAQUES A SU HONRA Y REPUTACIN

    Esta prescripcin se encuentra en elConvenio Europeo para la Proteccin de losDerechos Humanos y de las Libertades Fun-damentales, Roma, 4 de noviembre de 1950(art. 3) ' 6. Tambin se halla en la Declara-cin de los Derechos del Nio (Principios 2y 9) y en la Convencin sobre los derechosde/Nio fans. 16.1, 19, 28.2 y 37 a)).

    Un caso especfico de esta exigenciaes el tema de los castigos corporales y tra-tos inhumanos en la escuela. El TribunalEuropeo de Derechos Humanos, en suSentencia de 25 de febrero de 1982, aplicel artculo 3.0

    del Convenio Europeo y elartculo 2 de su Protocolo Adicional n.- 1 17para resolver el caso Cambell y Cosans so-bre los castigos corporales en Gran Breta-a. El Tribunal reconoci a las dos madresrecurrentes el derecho a que no se aplica-

    (15) Esta Convencin entr en vigor para Espaa el 20 de noviembre de 1969.(16) Este Convenio fue ratificado por Espaa el 26 de septiembre de 1979 y entr en vigor el 4 de octubre

    de 1979.(17) Este artculo 2 del Protocolo se refiere al derecho de los padres a asegurar una educacin para sus

    hijos conforme a sus convicciones religiosas y filosficas.

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  • ran a sus hijos medidas disciplinarias con-sistentes en castigos corporales, vigentesen el sistema disciplinario de aquel pas.Las convicciones filosficas de los padresconstituan, a juicio del Tribunal, una ex-cepcin en la aplicacin de dichas medi-das disciplinarias vigentes ' 8. El informe dela Comisin de asuntos jurdicos y de dere-chos de los ciudadanos sobre la confec-cin de una Carta Europea de derechos delnio, de 27 de abril de 1992, considerabacomo principio mnimo el derecho de todonio a la integridad fsica y moral, consi-derando como agravante especial la tortu-ra, los tratamientos inhumanos, crueles odegradantes por parte de cualquier perso-na, pblica o privada

    LA CARTA DE DERECHOS DE LOS ALUMNOS ENLOS DESARROLLOS NORMATIVOS DELLEGISLADOR ORGNICO Y EN EL DECRETOQUE LOS COMPLEMENTA

    Para este tercer espacio jurdico elque ofrece un mayor grado de concrecintomar en consideracin cuatro Leyes or-gnicas ELODE: LO 8/1985, de 3 de julio,reguladora del derecho a la educacin;LOGSE: LO 1/1990, de 3 de octubre, de or-denacin general del sistema educativo;LOPEGCE: LO 9/1995, de 20 de noviem-bre, de la participacin, la evaluacin yel gobierno de los centros docentes; Ley

    Orgnica de Proteccin Jurdica del Menor:LO 1/1996, de 15 de enero] 20 y el RD732/1995, de 5 de mayo, sobre derechos ydeberes de los alumnos La LOECE (1980)y el Real Decreto 1543/1988, aunque ya es-tn derogados, han sido ampliamente asu-midos tanto por las leyes citadas como porel reciente Decreto de 1995. Ofrecer unavisin esquemtica que gira en torno cincobloques de derechos:

    DERECHOS REFERIDOS AL VALOR DE LADIGNIDAD DE LA PERSONA

    Todos los alumnos tienen derecho aque se respete su integridad fsica ymoral y su dignidad personal, no pu-diendo ser objeto de tratos vejatorioso degradantes (art. 17 RD 1995).

    Los alumnos tienen derecho a la liber-tad de conciencia y a que se respetensus convicciones religiosas, morales oideolgicas, as como su intimidad, enlo que respecta a tales creencias oconvicciones (art. 16.1 del RD 1995 yart. 6 de la Ley del Menor).

    Derecho a la intimidad familiar ydeber de reserva por parte de loscentros sobre toda informacin deque dispongan acerca de las cir-cunstancias personales y familiares,excepto en caso de malos tratos ode incumplimiento de deberes lega-

    (18) Puede verse un comentario a esta Sentencia en A. EMBID brujo: .Derecho a la educacin y derechoeducativo paterno: Comentario a la Sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de 25 de febrero de1982-, Revista Espaola de Derecho Constitucional, 7, 1983, pp. 375-397.

    (19) Cfr. artculo 8.19 del Informe de la Comisin de asuntos jurdicos y derechos de los ciudadanos (C-digo de los derechos del nio, op. cit., p. 539).

    (20) Esta Ley se preocupa por dotar al menor de un adecuado marco jurdico de proteccin. La Conven-cin de los I3erechos del Nio de 1989 (ratificada por Espaa en 1990) y la Carta Europea de los Derechos delNio, aprobada por el Parlamento Europeo en la Resolucin A 3-0172/92 iniciaron una nueva concepcin de lasituacin jurdico-social del menor de la que esta Ley se hace eco, como se desprende de su prembulo. EstaLey es de aplicacin a los menores de 18 aos que se encuentren en territorio espaol (art. 1). Se interpretar,segn dice el artculo 3, de conformidad con los Tratados Internacionales de los que Espaa sea parte y, espe-cialmente, de acuerdo con la Convencin de los Derechos del Nio-.

    (21) Este Real Decreto tiene carcter supletorio hasta tanto las CC AA con competencia no desarrollenesta materia.

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  • les de proteccin de los menores(art. 18 RD 1995). En relacin coneste mismo derecho, la Ley de Pro-teccin jurdica del Menor prescribeque toda persona o autoridad es-pecialmente los ms cercanos porsu profesin que detecte una si-tuacin de riesgo o posible desam-paro de un menor o que no estescolarizado, lo comunicar a la au-toridad (art. 13). Esta misma Ley quegarantiza ampliamente el derecho alhonor, intimidad y propia imagenconsidera como una intromisin ile-gtima en el honor e intimidad delmenor cualquier utilizacin de laimagen o el nombre en los mediosde comunicacin (art. 4).

    Todos los alumnos tienen derecho aque la actividad acadmica se desa-rrolle en las debidas condiciones deseguridad e higiene (art. 15 RD 1995).

    El menor tiene derecho a ser odosiempre que quede afectada su es-fera personal, familiar o social (art.9 de la Ley del Menor).

    Se reconoce ampliamente y se especifi-ca el derecho a la no discriminacin. stano puede procluclise por razn de naci-miento, raza, sexo, capacidad econmi-ca, nivel social, convicciones polticas,morales o religiosas, discapacklades fsi-cas, sensoriales y psquicas, o cualquierotra condicin o circunstancia personalo social [art. 12.2 a) del RD de 19951. laLey de Proteccin del Menor aade al-guna precisin ms: derecho a la no dis-criminacin por deficiencia oenfermedad, lengua u opinin (art. 3).

    DERECHOS RELATIVOS AL UBRE DESARROLLO DE LAPERSONALIDAD EN RELACIN CON LOS FINES YPRINCIPIOS DE LA EDUCACIN

    Derecho a que la formacin queasegure el pleno desarrollo de lapersonalidad quede ajustada a las

    finalidades y principios educativosque establecen los artculos 2 de laLODE y 1 y 2 de la LOGSE [art. 12 2.a), RD 19951. Estas finalidades han deentenderse como un desarrollo del ar-tculo 27.2 de la Constitucin. No hayduda de que la LOGSE y los Regla-mentos que la complementan hanatendido exhaustivamente estos dere-chos del desarrollo de la personalidad,considerando las peculiarieclacles de laedad y grado de maduracin psquicae intelectual de los alumnos. Bastepara ello remitimos a los Decretos deenseanzas mnimas de Primaria (De-creto 1006/1991), Secundaria Obligato-ria (Decreto 1007/1991) y Bachillerato(Decreto 1179/1992). Algunas de lasreferidas finalidades y principios son:la formacin en el respeto a la plurali-dad lingstica y cultural, formacinpara la paz, la cooperacin, la solidari-dad y el respeto al medio ambiente;capacitacin para el ejercicio de activi-dades profesionales; fomento de hbi-tos democrticos; educacin integralen conocimientos, destrezas y valo-res, etc. El pleno desarrollo de lapersonalidad del alumno exige unajornada de trabajo escolar acomo-dada a su edad y una planificacinequilibrada de sus actividades deestudio (art. 16.3, RD 1995).

    Todos los alumnos tienen derecho arecibir orientacin escolar y profesio-nal para conseguir el mximo desa-rrollo personal, social y profesional,segn sus capacidades, aptitudes, as-piraciones o intereses, quedando ex-cluida toda diferencia por razn desexo. Este derecho afecta de maneraespecial a los alumnos con discapaci-dades fsicas y psquicas, o con ca-rencias sociales o culturales (arts. 14.1, 2 y 3, RD 1995).

    Derecho a buscar, recibir y utilizarla formacin adecuada a su desa-rrollo (art. 5.1, Ley del Menor).

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  • DERECHOS CLSICOS DE LIBERTAD

    Dentro de los derechos de libertad,el de mayor relevancia es el dere-cho de participacin, garantizadoen la LODE [art. 6.1 e)), en la LOGSE[art. 3 b)), y muy especialmente en elttulo 1 de la LOPEGCE (LO 9/1995,de 20 de noviembre). Esta ltimaLey regula el nuevo modelo de laparticipacin, la composicin de losConsejos Escolares y sus competen-cias. El artculo 12 establece el dere-cho de participacin de losalumnos a partir del primer ciclo deEducacin Secundaria Obligatoria.Los Reglamentos Orgnicos de Pri-maria y Secundaria (RR. DD. 82/96y 83/96, de 26 de enero) han con-cretado y desarrollado lo referentea las competencias y la participa-cin de los Consejos Escolares.

    El Decreto sobre derechos y deberesde los alumnos de 1995 el que constituyeel centro de referencia bsico ha hechoexplcito, ampliamente, este derecho departicipacin cle los alumnos en el funcio-namiento, vida, actividad escolar y gestinde los centros (arts. 12 al 22):

    El derecho de participacin se con-creta en la participacin en el Con-sejo Escolar del Estado, en losConsejos Territoriales y el ConsejoEscolar del Centro (art. 19.2, RD1995).

    Los alumnos tienen derecho a elegir,mediante sufragio directo y secreto, asus representantes en el Consejo Esco-lar y a los delegados de grupo, se-gn establecen los ReglamentosOrgnicos (art. 20, RD 1995).

    Los miembros de la Junta de Dele-gados, en el ejercicio de sus funcio-nes, tendrn derecho a conocer y aconsultar las actas de las sesionesdel Consejo Escolar, y cualquierotra documentacin administrativa

    del centro que les afecte, salvo quepudiera quedar afectado el derechoa la intimidad de las personas o elnormal desarrollo de los procesosde evaluacin acadmica. Tambintiene derecho dicha Junta de Dele-gados a que el Jefe de Estudios lesfacilite un espacio adecuado paraque puedan reunirse (art. 22. 2 y 3,RD 1995).

    Los menores tienen derecho a par-ticipar plenamente en la vida social,cultural, artstica y recreativa de suentorno, as como a una incorpora-cin progresiva a la ciudadana acti-va (art. 7.1, Ley del Menor).

    El derecho de asociacin tambinqueda garantizado:

    Los alumnos tienen derecho a aso-ciarse, creando asociaciones, fede-raciones y confederaciones dealumnos, tienen derecho a recibirayudas y a constituir cooperativas,en el marco de la legislacin vigen-te (art. 23, RD 1995).

    Tienen derecho a ser informadospor los miembros de la Junta de De-legados y por los representantes delas asociaciones de alumnos, y pue-den integrarse en asociaciones deantiguos alumnos (art. 24 y 25, RD1995).Tienen derecho a formar parte deasociaciones y organizaciones juve-niles de los partidos polticos y sin-dicatos, a promover asociacionesinfantiles, as como a participar enreuniones pblicas y manifestacio-nes pacficas (art. 7, Ley del Menor).

    El tercero de los derechos reconoci-dos y garantizados es el derecho ala libertad de expresin, dentro delrespeto a los principios y derechosconstitucionales. Este derecho con-lleva la posibilidad de que los alum-nos manifiesten su discrepancia

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  • -respecto a las decisiones educati-vas que les afecten. Si la discrepan-cia es colectiva, se canalizar atravs de los representantes de losalumnos (art. 27, FtD 1995).

    La libertad de expresin de losalumnos se extiende segn se des-prende del art. 8 de la Ley del Me-nor a la publicacin y difusin desus opiniones, a la edicin y pro-duccin de medios de difusin y alacceso a las ayudas que las Admi-nistraciones pblicas establezcan atal fin.

    Otro derecho clsico reconocido esel de reunin. Este derecho se garan-tiza dentro del marco de los fineseducativos: Los alumnos podrn reu-nirse en sus centros docentes paraactividades de carcter escolar o ex-traescolar que formen parte delproyecto educativo del centro, ascomo para aquellas otras a las quepueda atribuirse una finalidad edu-cativa o formativa. (art. 8 de laLODE y art. 28 del RD de 1995).

    DERECHOS DE PRESTACIN

    Este bloque de derechos que se pre-tenden concretar a travs del instrumentode la Ley y del Reglamento pone de mani-fiesto la preocupacin por dar a los dere-chos de los alumnos una proyeccinsocial. Se trata de establecer los caucespara lograr una efectiva realizacin de losderechos de la dignidad de la persona, deldesarrollo de la personalidad y de los de-rechos de libertad. Esto es una manifesta-cin de la idea del Estado social dederecho. Son, entre otros, los siguientes:

    El derecho de todos a la educacinincluye, tambin, a los menores ex-

    tranjeros que se encuentren en Es-paa (art. 10, Ley del Menor).

    Todos los alumnos tienen derechoa las mismas oportunidades de ac-ceso a los distintos niveles de ense-anza., dentro del marco del Tit. Vde la LOGSE. Esta igualdad deoportunidades exige: la ausencia decualquier tipo de discriminacin, elestablecimiento de medidas com-pensatorias y las polticas educati-vas de integracin y de educacinespecial (art. 12, RD 1995).

    Derecho a la promocin acadmicay profesional, basada en el princi-pio de objetividad y en la publici-dad de los criterios de evaluacinde los aprendizajes. La garanta deeste derecho conlleva la facultad,atribuida a los alumnos o tutores,de reclamar contra las calificacionesasignadas al finalizar un ciclo o cur-so. Dichas reclamaciones habrn deproducirse, sin embargo, en el mar-co de los objetivos, contenidos delrea o materia y de los criterios deevaluacin establecidos en las pro-gramaciones. Habr de establecerseun procedimiento para la tramitacinde estas reclamaciones [art. 6.1 b) dela LODE y art. 13, 1-4 del RD 19951.

    Derecho a percibir ayudas, becas yla proteccin social oportuna. paracompensar carencias familiares,econmicas o socioculturales paraque se promueva su derecho de ac-ceso a los distintos niveles educati-vos [art. 6.1 g) LODE y art. 31 y 32RD 19951. Las Administraciones p-blicas incentivarn la produccin ydifusin de materiales informativosdestinados a los menores y facilita-rn el acceso de stos a los serviciosde informacin, documentacin, bi-bliotecas y deins servicios cultura-les. (art. 5.3, Ley del Menor).

    Derecho a la asistencia mdica yhospitalaria, segn la legislacin vi-

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  • gente (art. 6. 1. h) LODE y art. 32. 4-5 RD 19951.

    DERECHOS DE GARANTA DEL EJERCICIO DELOS DERECHOS Y DEBERES DE LOS ALUMNOS

    Puede descubrirse este quinto bloqueque se propone garantizar los derechos re-conocidos. Esto pone de manifiesto lapreocupacin de que tales derechos tomencuerpo en la realidad de la praxis docente.En este sentido, el artculo 5 del Real De-creto de 1995 prescribe que la Administra-cin educativa y los rganos de gobiernode los centros velarn por el correcto ejer-cicio de los derechos y deberes de losalumnos y garantizarn su efectividad.Cuando no se respeten los derechos de losalumnos o cuando cualquier miembro dela comunidad educativa impida su efectivoejercicio, el rgano competente del centroadoptar las medidas que procedan con-forme a la legislacin vigente, previa au-diencia a los interesados y consulta, en sucaso, al Consejo Escolar del centro (art.33, RD 1995).

    Al Consejo Escolar tambin se le asig-na la funcin de velar por el correcto ejer-cicio ce los derechos de los alumnos. Parafacilitar esta tarea se constituye la Comi-sin de Convivencia compuesta por profe-sores, padres y alumnos elegidos por elsector correspondiente. A esta comisin sele asigna la funcin de resolver y mediaren los conflictos planteados y canalizar lasiniciativas de todos los sectores de la co-munidad educativa (art. 6, RD 1995). Seles asigna, tambin, a los rganos de go-bierno de los centros y a la Comisin deConvivencia adoptar medidas preventivaspara garantizar los derechos de los alum-nos y para impedir la comisin de hechoscontrarios a las normas de convivencia(art. 7, RD 1995). Adems, el Consejo Esco-lar elaborar un informe, que formar par-te de la memoria final, en el que se -evalua-

    rn los resultados de la aplicacin de lasnormas de convivencia- (art. 8, RD 1995).

    Es muy significativa, en esta lnea degaranta, la extensa previsin que hace laLey del Menor:

    En la aplicacin de esta Ley, .primarel inters superior de los menores so-bre cualquier otro inters legtimoque pudiera concurrir (art. 2).

    Las Administraciones pblicas faci-litarn a los menores la asistenciaadecuada para el ejercicio de susderechos y tendrn en cuenta lasnecesidades del menor en materiade educacin, sanidad, cultura, de-porte... (art. 11.1).

    Los poderes pblicos garantizarnel respeto de los derechos de losmenores y adecuarn sus actuacio-nes a la presente Ley y a la mencio-nada normativa internacional (art.3, prrafo ltimo).

    La intromisin ilegtima en la intimi-dad, reputacin y honra de los me-nores por la difusin de informacioneso imgenes en los medios de comu-nicacin determinar la interven-cin del Ministerio Fiscal (art. 4.2.).Tambin puede solicitarse la tutelade este Ministerio en aquellas situa-ciones que puedan atentar contralos derechos de los menores con elfin de que promueva las accionesoportunas [art. 10.2.b)1. El menorpuede, tambin, plantear sus que-jas ante el Defensor del Pueblo.Los Adjuntos a dicha Institucin seharn cargo de modo permanentede los asuntos relacionados con losmenores [art. 10.2.c)).

    Los padres y los poderes pblicos ve-larn porque la informacin que reci-ban los menore5, 7aqu se incluyen lainmensa mayora de ' los alumnos delos niveles de Primaria y Secundariasea veraz, plural y respetuosa con losprincipios constitucionales (art. 5. 2).

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  • Los padres o tutores tienen el dere-cho y el deber de cooperar paraque el menor ejerza la libertad ideo-lgica, de conciencia y de religin,de modo que contribuya a su desa-rrollo integral (art. 6.3).

    LOS DEBERES DE LOS ALUMNOS

    El estatuto jurdico de los alumnos noquedara completo sin considerar los debe-res, que son la otra faz, el contrapeso y loslmites del amplio reconocimiento de losderechos. El Decreto de 1995 hace explci-ta, en su Ttulo III, la tabla de deberes, si-guiendo con leves modificaciones loestablecido en el anterior Decreto de 1988.

    El deber bsico es el del estudio yconstituye la otra vertiente del derechofundamental a la educacin. El deber delestudio consiste en el aprovechamientopositivo del puesto escolar que la sociedadha puesto al servicio de todos los alumnos.El inters por aprender y la asistencia aclase son asimismo componentes del de-ber del estudio (Prembulo del RD 1995).Este deber adquiere en el artculo 35 delRD 732/95 la siguiente concrecin:

    Asistir a clase con puntualidad,cumplir y respetar los horarios. Es-tos deberes concretos son un ejem-plo tpico de la relacin de especialsujecin en que se encuentran losalumnos en el mbito escolar. Res-ponden a la necesidad de garantizarel buen funcionamiento de la insti-

    tucin educativa y atienden a lasexigencias del inters general.

    Seguir las orientaciones del profe-sorado respecto de su aprendizaje ymostrarle el debido respeto y consi-deracin. Este deber es una mani-festacin explcita de la especialsujecin en que -como al principiohemos justificado- se encuentranlos alumnos. El deber de seguir lasorientaciones del profesorado res-pecto de su aprendizaje (art. 35 delRD de 1995) muestra la presenciaefectiva, en la praxis docente, de lalibertad de ctedra de los profesores,reconocida y garantizada en el artcu-lo 20. 1. c) de la Constitucin de 1978y en el artculo 3 de la LODE 22.

    Otras derivaciones lgicas del deberdel estudio son: el deks de respetarel ejercicio del derecho al estudiolos dems alumnos [art. 35 d)1. Estosdeberes, como los anteriores, consti-tuyen condiciones necesarias de po-sibilidad de la prestacin del serviciopblico de la educacin. Son, poreso, deberes bsicos que han de sersalvaguardados y garantizados.

    Otros deberes especficos son: par-ticipar en las actividades orientadasal desarrollo de los planes de estu-dio [art. 35 a)1, participar en la viday en el funcionamiento del centro(art. 40), cuidar y utilizar correcta-mente los bienes muebles, las insta-laciones del centro y, de los demsmiembros de la comunidad educati-va (art. 39).

    Hay otros deberes que constituyenlmites expresos de los derechos:

    (22) Este artculo 3 de la LODE seala que el ejercicio de la libertad de ctedra .se orientar a la realiza-cin de los fines educativos, de conformidad con los principios establecidos en esta ley .. La libertad de ctedrase extiende a todos los docentes de todos los niveles y centros de enseanza, sean stos pblicos o privados(concertados o sin concierto, con ideario o sin idearlo). Cuestin ms compleja es discernir la naturaleza jurdi-ca, el contenido de dicha libertad en estos niveles, la especificidad de su ejercicio y los lmites. Me he ocupadodel estudio de esta libertad en los niveles de la enseanza secundaria y primaria: M. SALGUERO: Libertad de c-tedra y derechos de los centros educativos, Barcelona, Ariel, 1997.

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  • El deber de respetar la libertad deconciencia y las convicciones reli-giosas y morales, la dignidad, inte-gridad e intimidad de todos losmiembros de la comunidad educati-va (art. 10.2 y 36 RD 1995).

    Deber de no clisaiminar, en ninguna desus formas, a ningn miembro de la co-municlael educativa (ala. 37, RD 1995).

    Deber de respetar las normas deconvivencia (art. 6.2, LODE) y elproyecto educativo o el carcterpropio del centro (art. 38, RD 1995).Este ltimo deber se refiere espec-ficamente a los alumnos de los cen-tros concertados dotados deideario. El derecho de eleccin decentro se ejercita considerando lacaracterizacin ideolgica del mis-mo. Por eso, el ideario debe darse aconocer a los distintos miembros dela comunidad educativa (art. 6.3, LO-PEGCE y 22.2, LODE). Pero este de-ber tambin se refiere a los centrospblicos, dado el impulso que la LO-PEGCE otorga al proyecto educativo.de los centros pblicos (art. 6. 1 y 2).

    LAS MEDIDAS DISCIPLINARIAS ONORMAS DE CONVIVENCIA.PREVISTAS EN EL RD 732/1995 23

    ASPECTOS GENERALES

    Para esclarecer la carta de derechos ydeberes de los alumnos me detendr en elaspecto disciplinario o rgimen de sancio-

    nes y medidas como respuesta a las con-ductas no deseadas y contrarias a las nor-mas de convivencia.

    El Decreto de 1995, adems de reco-nocer ampliamente los derechos y consi-derar los deberes, establece en su Ttulo IVel rgimen disciplinario al que quedan so-metidos los alumnos en virtud de la rela-cin de especial sujecin en que seencuentra este colectivo. Esta regulacinpone de manifiesto como hemos justifica-do al principio el poder de las Adminis-traciones competentes para sancionar oimponer reglas disciplinarias.

    Pueden apreciarse algunas modifica-ciones con respecto al anterior Decreto de1988 (RD 1543/1988). El Decreto vigentede 1995 es coherente con el impulso dadopor la LOGSE a la autonoma pedaggica yorganizativa de los centros. El prembulodice, en efecto, que se trata de potenciar laautonoma de los centros en relacin conla definicin de su rgimen de conviven-cia. La autonoma en este mbito incluye laposibilidad de ampliar los derechos de losalumnos, suprimir aquellas sanciones queconlleven la prdida del derecho a la eva-luacin continua del alumno y establecerun rgimen especial para la correccin r-pida de aquellas conductas que no perjudi-quen gravemente la convivencia en elcentro.. El nuevo currculo, con sus orien-taciones metodolgicas, las finalidades, va-lores y objetivos que la LOGSE haestablecido, haca necesaria la modifica-cin del rgimen disciplinario y sancio-nador. La formacin en el respeto a losderechos fundamentales y en el ejercicio dela tolerancia exigen un diseo apropiado

    (23) El artculo 1 seala que lo dispuesto en este Real Decreto es de aplicacin, en el mbito territorial degestin del Ministerio de Educacin y Ciencia, a los alumnos de los centros sostenidos con fondos pblicos queimpartan alguna de las enseanzas reguladas en la Ley Orgnica 1/1990, de 3 de octubre., teniendo en cuentasu carcter supletorio en las Comunidades Autnomas con competencias. Ser de aplicacin, por tanto, .en los cen-tros docentes concertados en aquello que les afecte con arreglo a la normativa vigente (Disposicin Adicional pri-mera). Tambin ser de aplicacin en los centros de educacin infantil, educacin primaria y educacin especialcon las adaptaciones que sean precisas . (Disposicin Adicional segunda). Asimismo se aplicar a los centros queimpartan enseanzas anteriores a las reguladas en la Ley Orgnica 1/1990 (Disposicin Transitoria segunda)..

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  • del rgimen de convivencia en los centros.Se trata de crear aquellas condiciones quehagan posible un clima de responsabilidad,trabajo, creacin de hbitos y actitudes, acor-des con los objetivos que propugna el nue-vo sistema educativo.

    El Decreto de 1995 abandona la inde-terminacin del anterior Decreto de 1988que haca girar el sistema sancionador entorno a los conceptos poco precisos de fal-tas leves, graves y muy graves. En elnuevo Decreto se opta por una terminolo-ga menos agresiva, aunque no exenta deeufemismos tales como circunstancias pa-liativas o atenuantes (art. 45.1 y 2). Se in-troduce la expresin -conductas contrariasa las normas de convivencia y conductasgravemente perjudiciales para la conviven-cia del centro. En cada uno de los dos casosse establece el mecanismo de correccin(arts. 44, 48 y 53.1) expresin sta quesustituye al trmino sancin o castigo delos anteriores Reglamentos y los rganosautorizados para iniciar el expediente dis-ciplinario (art. 54-56) o decidir las medidasa aplicar: los profesores, el tutor, el Jefe deEstudios, el Director o el Consejo Escolar(arta. 49 y 53.2). El Decreto hace previsinde otros aspectos como la gradacin de lascorrecciones (art. 45.1), plazo de las pres-cripciones (arta. 49.2 y 53.4) y reclamacio-nes (art. 50).

    LOS PRINCIPIOS QUE INSPIRAN EL RGIMENDISCIPLINARIO

    Las correcciones a que haya lugar porel incumplimiento de las normas han deregirse, en todo caso, por los siguientesprincipios (art. 43):

    Las correcciones han de tener uncarcter educativo y recuperador.

    En el contexto de las finalidades es-tablecidas por la LOGSE no tienesentido dar a las correcciones uncarcter punitivo o estrictamentesancionador. Carece, tambin, desentido concebir las normas de con-vivencia como un instrumento decoercin. La intencionalidad de lacorreccin no se dice sancin nopuede ser otra que la educacin yrecuperacin del alumno. Adems desu carcter propedutico, la correccinse justifica por la necesidad de garan-tizar los derechos de todos los miem-bros de la comunidad educativa.

    Ningn alumno puede ser privadodel ejercicio del derecho a la educa-cin ni del derecho a la escolaridad,en los niveles de la enseanza obli-gatoria. Este principio general es underivado lgico del precepto consti-tucional del derecho de todos a laeducacin (art. 27.1) y de la obliga-toriedad y gratuidad de la ensean-za bsica (art. 27.4).

    No podrn imponerse correccionescontrarias a la integridad fsica y a ladignidad del alumno. Este principioexpresa la exigencia constitucionaldel artculo 15 y se incardina en lalnea jurisprudencial del TribunalEuropeo de Derechos Humanos ensu sentencia de 25 de febrero de1982 (caso Cambell y Cosans) 24 .

    Las correcciones deben ser proporcio-nadas a la conducta (principio de pro-porcionalidad). Este principio huye delos excesos de un sistema sanciona-dor punitivo que carece de sentidoen el mbito escolar. Pretende en-contrar un razonable equilibrio o unajuste proporcionado entre las circuns-tancias que rodean la conducta des-viada o no deseable y la correccin.

    (24) Vase lo ya dicho al respecto en el epgrafe titulado Derecho a la integridad moral y prohibicin detrato negligente, inhumano o degradante, as como ataques a su honra y reputacin.

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  • sta no puede dejar de tener unadimensin formativa.

    La imposicin de las correccionesexige tomar en consideracin laedad del alumno, tanto en el mo-mento de decidir su incoacin o so-breseimiento como a efectos degraduar la aplicacin de la sancincuando proceda [art. 43. 2 01. Antesde resolver el procedimiento co-rrector, es preceptivo, adems, ha-cer una ponderacin de lascircunstancias personales, familia-res o sociales del alumno.

    Principio de reparacin del daocausado o de la restitucin de lo sus-trado (art. 44.1) cuando los alumnos,individual o colectivamente, causendaos de forma intencionada o pornegligencia a las instalaciones delcentro o su material.

    Los supuestos de inasistencia gene-ralizada del grupo a clase [art. 43 DIy de las faltas individuales no justi-ficadas (art. 44.2). En estos supues-tos que habrn de concretarse enel Consejo Escolar o en el Regla-mento de rgimen interior la cues-tin se centra en la adopcin demedidas necesarias para que esa si-tuacin no repercuta en el rendi-miento de los alumnos.

    Como puede apreciarse, el trasfondofilosfico-pedaggico e ideolgico que sederiva de estos principios, y en general detodo el rgimen disciplinario, est muy ale-jado del debate suscitado recientemente enInglaterra por las graves manifestacionesde violencia en las aulas para decidir re-tornar a los mtodos oficiales de los castigoscorporales que han gozado de una larga yno menos negra tradicin en la sociedad bri-tnica. El otro extremo sera un exceso depaternalismo que conducira a la idea deuna impunidad encubierta. Esta actitud deescasa firmeza llevara a la inhibicin omalestar de los profesores y al deterioro dela necesaria disciplina en el centro.

    TIPIFICACIN DE LAS CONDUCTAS EIMPOSICIN DE LAS CORRECCIONESLA CONDUCTAS CONTRARIAS A LAS NORMASDE CONVIVENCIA

    La tipificacin o determinacin de lasconductas contrarias a las normas de con-vivencia. no se especifica en el Decreto,sino que se remite a las normas de convi-vencia del centro que forman parte delReglamento del rgimen interior (art. 41)o Reglamento de organizacin y funciona-miento-. Es, por tanto, de la mayor impor-tancia, la confeccin precisa por parte delos centros de dichas normas, ya que confi-guran la tipicidad de los comportamientos.La correccin de estas conductas y la asigna-cin del rgano competente quedan regula-dos en los artculos 48 y 49.1 del Decreto:

    Amonestacin privada o por escri-to y comparecencia inmediata anteel Jefe de Estudios. Son competen-tes para decidir esta correccin losprofesores, el tutor y el Jefe de Es-tudios, ste ltimo en lo que se re-fiere a la comparecencia inmediata.El alumno ha de ser, en todo caso,odo y los profesores y el tutor de-ben dar cuenta al Jefe de Estudios.[art. 48 a) y b); art. 49.1 a), b) y c)1.

    Realizacin de trabajos especficosen horario no lectivo y realizacinde tareas para mejorar el desarrollode las actividades del centro o parareparar el dao causado. Son com-petentes para imponer estas correc-ciones el tutor del alumno, odoste, y el Jefe de Estudios, odo elalumno, su profesor p tut,pr [art. 48c) y d); art. 49.1 b) y c)].

    :Suspensin del derecho a participaren actividades extraescolares o com-plementarias del centro y cambio degrupo del alumno por un plazo m-ximo de una semana. Es competentepara decidir estas correcciones el

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  • Jefe de Estudios, odo el alumno, ysu profesor o tutor [art. 48 e) y f);art. 49.1 c)1.

    Suspensin del derecho de asisten-cia a determinadas clases por unplazo mximo de tres das y sus-pensin del derecho de asistenciaal centro por un plazo mximo deun mes. Son competentes para im-poner estas correcciones el ConsejoEscolar, odo el alumno, pero pue-de dicho rgano encomendar alDirector del centro la decisin co-rrespondiente a tales correcciones.En este ltimo caso, el Director hade or al tutor, al equipo directivo,al alumno y, si ste es menor, a suspadres o representantes legales. Enel caso de suspensin del derechode asistencia al centro por un plazomximo de tres das, el Director yhabr de presuponerse que tam-bin el Consejo Escolar basndoseen que la conducta del alumno di-ficulte el normal desarrollo de lasactividades educativas, debiendocomunicarlo inmediatamente a laComisin de convivencia. Como enestos supuestos hay prdida de laactividad docente y se restringe o li-mita el derecho a la educacin, seestablecen medidas paliativas queson acordes con los principios queinforman de la aplicacin de las co-rrecciones. As, durante el tiempoque dure la suspensin, el alumno

    deber realizar los deberes y traba-jos que se determinen para evitar lainterrupcin en el proceso formati-vo [art. 48 g) y h); art. 49 d)].

    El Decreto establece, adems, elplazo de prescripcin de un mes, apartir de la fecha en la que se come-ti la conducta contraria a las normasde convivencia, teniendo las correc-ciones impuestas, como lmite, la fi-nalizacin del curso escolar (art.49.2). El alumno, o sus padres yrepresentantes, podrn presentaruna reclamacin en el plazo de 48horas contra las correcciones im-puestas en los dos ltimos casosanalizados de suspensin (art. 50).

    CONDUCTAS GRAVEMENTE PERJUDICIALESPARA IA CONVIVENCIA DEL CENTRO

    Las conductas gravemente perjudicia-les para la convivencia del centro . quedan ti-pificadas o determinadas a diferencia de lasanteriores en el artculo 52 del Decreto 25.Esta especificacin ha de valorarse positiva-mente porque proporciona mayor seguridadjurdica para todos al no dejarla al criterio decada centro. La correccin de estas conduc-tas gravemente perjudiciales exige, comorequisito imprescindible, la previa instruc-cin del expediente.

    La tipificacin de estas conductas in-troduce, en muchos casos, conceptos detextura semntica abierta, poco precisa e

    (25) Se consideran conductas gravemente perjudiciales para la convivencia del centro: a) Los actos de in-disciplina u ofensa graves contra los miembros de la comunidad educativa, b) Reiteracin, en un mismo Cursoescolar, de conductas contrarias a las normas de convivencia; c) La agresin grave fsica o moral a los demsmiembros de la comunidad educativa o la discriminacin grave por cualquiera de las razones enumeradas enel artculo 12.2 a) de este Real Decreto; d) La suplantacin de personalidad en actos de la vida docente y lafalsificacin o sustraccin de documentos; e) Los daos graves causados por uso indebido o intencionadamenteen los locales, material o documentos del centro o en bienes de otros miembros de la comunidad escolar; f) Losactos injustificados que perturben gravemente el normal desarrollo de las actividades del centro; g) Las actua-ciones perjudiciales para la salud y la integridad personal de los miembros de la comunidad educativa o la in-citacin a las mismas; h) El incumplimiento de las sanciones Impuestas.

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  • indefinida, por lo que es necesaria una inter-pretacin en cada caso. As, por ejemplo,ocurre en concepto, tales como indisciplina,injuria u ofensa graves [art. 52 a)], agresingrave Fsica o moral- o discriminacin grave[art. 52 c)1, daos graves causados por usoindebido o intencionadamente [art. 52 e)],actos injustificados que perturban grave-mente el normal desarrollo. [52 01.

    Las mecidas de correccin no se utilizala expresin sancin se conciben en gene-ral como un incremento cuantitativo respectoa las previstas pare las conductas contrarias alas normas de convivencia (art. 53):

    Tareas que contribuyen a la mejoradel desarrollo de las actividades delcentro que habrn de realizarse enhorario no lectivo.

    Suspensin del derecho a participaren las actividades extraescolares ycomplementarias.

    Cambio de grupo. Suspensin del derecho de asisten-

    cia a determinadas clases duranteun perodo superior a cinco das einferior a dos semanas.

    Suspensin del derecho de asistenciaal centro durante un perodo superiora tres das lectivos e inferior a un mes.

    Cambio de centro.

    La suspensin de derechos a que ha-cen referencia los dos ltimos casos ha deponerse en relacin con las exigencias quese derivan ce los principios por los que de-ben regirse las correcciones. El artculo 432 a) establece que ningn alumno podrser privado del ejercicio de su derecho a laeducacin ni, en caso de la educacin obli-gatoria, de su derecho a la escolaridad. Para

    no contradecir este principio, durante eltiempo que dure la suspensin (de cincodas a un mes) el alumno deber realizarlos deberes o trabajos que se determinenpara evitar la interrupcin en el procesoformativo [art. 53.1 d) y e)]. Incluso se esta-blece que el Consejo Escolar rgano encar-gado de imponer las correcciones, segn elprocedimiento sealado en el artculo 54puede levantar la suspensin de su derechode asistencia al centro o readmitido en el cen-tro antes del agotamiento del plazo previstoen la correccin, previa constatacin de quese ha producido un cambio positivo en su ac-titud [art. 53.2 en relacin con el 53.1 e)]. Asi-mismo, en caso de cambio de centro, laAdministracin educativa procurar al alum-no un puesto escolar en otro centro docen-te (art. 53.3). Es precisc? hacer notar quelas correcciones consisten en una suspen-sin del derecho a la educacin y de la es-colaridad obligatoria, pero no en unanegacin del derecho. ste queda, cierta-mente, restringido y limitado. Por eso, lasmedidas examinadas sirven para paliar lasuspensin, lo que se incardina en el prin-cipio de reeducacin y recuperacin delalumno que ha incurrido en una conductagravemente perjudicial para la convivenciadel centro. De otro lado, en la gradacin delas correcciones se habrn de tener en cuen-ta las -circunstancias paliativas y -agravantessealadas en el artculo 45 26.

    El plazo de prescripcin de estas con-ductas gravemente perjudicial, 9s, de cuatromeses, contados a partir de la fecha de sucomisin (art. 53.4). Los artculos 55 y 56 delDecreto se ocupan de los aspectos procesa-les: instruccin del expediente, medidasprovisionales, resolucin del procedimien-to y recursos 27.

    (26) Circunstancias paliativas: a) Reconocimiento espontneo de la conducta incorrecta; b) Falta de inten-cionalidad. Circunstancias agravantes: a) Premeditacin y reiteracin; b) Causar dao, injuria u ofensa a loscompaeros de menor edad o a los recin incorporados al centro; c) Cualquier acto que atente contra el dere-cho reconocido en el artculo 12 a) de este Real Decreto (discriminacin).

    (27) Puede verse un estudio detallada de estos aspectos en Z. Ritmo TRAvot yJ. Ortiz MulAmtim: convitencia yla dLsciplina en los centros educativos. Abrmas y procedimientos, Madrid, Editorial Escuela Espaola, 1997, pp. 109-123.

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  • DERECHOS, DEBERES Y NORMAS DECONVIVENCIA EN UN ESCENARIO DECOMPLEJIDAD Y DE VIOLENCIA:DIAGNSTICO Y CONCLUSIONES

    Uno de los aspectos relevantes de lacarta de derechos y deberes de los alum-nos es su repercusin en el contexto de losdems derechos y libertades de los miem-bros de la comunidad escolar. El dato bsi-co lo constituye la simultnea presencia dederechos y libertades que se entrecruzanen la praxis cotidiana dentro del aula y enel contexto escolar. El centro docente -enlos niveles de la enseanza secundaria yprimaria- es un escenario de complejidad.Es un lugar natural de conflicto y de lapugna de intereses individuales y sociales.En este espacio se configuran las relacio-nes de poder, los intereses y las concepcio-nes ideolgico-polticas. Se propicia ladistribucin de oportunidades y expectati-vas profesionales, pero tambin es un es-pacio en el que se produce la transferenciade la agresividad y de la violencia. El cen-tro escolar sigue siendo hoy a pesar de lapujante presencia de los medios de comu-nicacin de masas un escenario privile-giado del proceso de socializacin yasimilacin de conocimientos, valores yactitudes.

    Se percibe en la actualidad una evi-dente preocupacin por las conductas des-viadas de los alumnos. Hay problemas deindisciplina en los centros, incluso en mu-chos de ellos la violencia recorre una di-versa gama de manifestaciones, dentro yfuera de nuestras fronteras. Los centros pare-cen estar sacudidos por un difuso malestarque se nutre de la ausencia de expectativas,de las diversas formas de la inhibicin escpti-

    ca, de los diferentes perfiles de la injusti-cia, de la marginacin, de la intolerancia yde otros males corrosivos como el desape-go por el saber. Insinuar que el antdotocontra los muchos males que pueblan la reali-dad social se encuentra en la escuela o en elinstituto es un discurso no exento de cinismoque pretende arrojar exclusivamente a ese es-pacio lo que es una responsabilidad compar-tida por la familia y todos los mbitos de lasociedad.

    En los pases democrticos de nues-tro entorno cultural tambin en Espaael fenmeno de la violencia juvenil escada vez ms preocupante y penetra ine-vitablemente en el mbito escolar. El ori-gen de la violencia es diverso: el que segenera en la familia, la violencia que de-riva del sentimiento nacionalista, la queproduce la droga o el alcoholismo, laviolencia de la agresin sexual, la exhibi-da en los medios de comunicacin, laque se deriva de la discriminacin o lainjusticia social, del sectarismo o de lafalta de tolerancia,... Pero la misma edu-cacin genera, a su vez, una violencia es-tructural que procede de la organizacinsocial, en la medida en que representalas exigencias de la sociedad civilizada ala que los individuos han de someterse.En este sentido, la violencia es una pato-loga de la normalidad 28 o un problemade salud mental de la sociedad. Una razms profunda de la violencia es la pulsinagresiva y el instinto freudiano de muerte 29o el impulso espontneo de agresin in-traespecfica de Lorenz 3. La violencia,concebida como tendencia agresiva haciala destruccin, es un desorden intelectual ymoral del que no es posible desembarazar-se por completo.

    (28) E. FROMM: Psicoanlisis de /a sociedad contempornea, Madrid, Fondo de Cultura Econmica,1978,P. 13.

    (29) S. FREUD: El yo ye! ello, Alianza Editorial, 1978, pp. 31-39. Del mismo autor, El malestar en la cultura,pp. 111-123.

    (30) K. LORENZ: Sobre la agresin, Madrid, Siglo XXI, 1972, pp. 60-67.

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  • El centro escolar recibe a jvenes cu-yos registros psicosociales estn impregna-dos de una cultura de la violencia. Nadatiene de extrao que esa pulsin agresiva,interiorizatia y reprimida, encuentre suproyeccin y manifestacin en el espacioescolar. ste se convierte en un microcos-mos de la propia sociedad que reproducelos diferentes rostros de la violencia.

    El fenmeno de la violencia, de la con-ducta antisocial y de la indisciplina consti-tuyen los problemas ms acuciantes delsistema escolar en pases como EstadosUnidos, Inglaterra, Israel, Suecia o Francia.En este ltimo, el Gobierno aprob en1996 un plan de actuacin contra la violen-cia, reforzando la vigilancia en los centros,potenciando la -instruccin cvica, crean-do mecanismos de integracin de jvenesdifciles antes de reintegrados al curso nor-mal, proponiendo instrumentos de media-cin para fomentar el dilogo entre padres,profesores y alumnos 31 Hay una concien-cia generalizada de que la indisciplina esco-lar y las conductas agresivas y antisocialesson los retos de la enseanza en los prxi-mos aos. Las agresiones y manifestacio-nes de violencia recorren una extensagama: de la intimidacin, insultos, agresio-nes verbales, pintadas y amenazas, se pasaa las manifestaciones racistas, acoso se-xual, robos, agresiones fsicas personales,destrozos de material, agresiones a la pro-piedad pblica y privada, pillaje y asalto alos centros, tentativas de suicidio. Estas con-ductas antisociales y agresivas son ms evi-

    dentes en ciertos ncleos escolares urba-nos, situados en zonas marginales, donde,a su vez, la violencia sufrida o interiorizadaes mayor. Una de las causas de estas con-ductas deriva de la escolaridad obligato-ria. Muchos alumnos entre los 15 y 16aos no esperan ya nada del centro esco-lar y estn en l a la fuerza. La exteriori-zacin de la agresividad es una respuestaa esta situacin de frustracin y ausenciade expectativas.

    La violencia en la escuela no se mani-fiesta en Espaa con la virulencia de otrospases citados, aunque se incrementa lapresencia de las agresiones y actitudes vio-lentas. En nuestro pas no se producen ca-sos tan espectaculares como en otros denuestro entorno. No se da mucha publici-dad a estos acontecimientos o tal vez se es-time que sea preferible no drsela. Dehecho, se han realizado pocas investiga-ciones en este campo y slo recientementese ha suscitado un mayor inters 32 . Concierta frecuencia, aparecen en la prensa yotros medios de comunicacin noticiasque dan cuenta de la existencia de la vio-lencia en la escuela. El 72% de los profeso-res de enseanza secundaria segn unreciente informe del Centro de Investiga-cin y Documentacin Educativa (CIDE)consideran que la indisciplina en los cen-tros escolares es un problema especialmen-te grave 33 . Las Administraciones pblicascompetentes tambin se muestran sensiblesa este problema y toman medidas al res-pecto 34 . Si bien en el plano de lo real las

    (31) Cfr. Z. RAMO TRAVER y J. CRUZ MIAMIIRES: op. cit., p. 14.(32) Cfr. M. VIERA; I. FERNNDEZ y G. QuEvrno: -Violence and Counselling in the lberian Peninsula, en E.

    ROIAND & MUND (edS.): Bullying: An International perspective, David Fulton, London, 1989. Ms recientemen-te, I. FERNNDEZ y otros: Violencia en la escuela yen el entorno social. Una aproximacin didctica, Madrid, CEPde Villaverde, 1991. Tambin, entre otros, F. CEREZO y M. ESTEBAN: -La dinmica bully-vctirna entre escolares.Diversos enfoques metodolgicos-, Revista de Psicologia Unitersitas Tarraconensis, vol. XIV, 2, 1992, pp. 131-145 y J. Mwso Conflictividad y violencia en los centras escolares, Madrid, Siglo XX], 1993.

    (33) CID!!, Evaluacin de/profesorado de Educacin Secundaria. Anlisis de tendencias y diseo de unplan de evaluacin, Madrid, MEC, 1995.

    (34) La Consejera de Educacin de la Junta de Andaluca -valga como ejemplo- est elaborando un plande seguridad en los centros educativos de las ocho provincias andaluzas para el prximo curso escolar, en coor-

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  • manifestaciones agresivas y violentas sonaisladas y espordicas, en el plano psicol-gico tienen un efecto multiplicador. Lasconsecuencias de esta agresividad fsica overbal dirigida a los profesores es una delas causas como ha destacado Esteve delmalestar docente 3s . Pero tambin incideen la calidad de la enseanza, al desenvol-verse sta en un clima emotivo que no fa-vorece el proceso educativo. Otro efectomultiplicador en el plano psicolgico es latendencia a la inhibicin y a la adopcinde actitudes defensivas como respuesta alconflicto. Se percibe una tendencia en losprofesores a ocultar que padecen agresio-nes. Prefieren no dar publicidad para evi-tar la idea de que no tienen la suficientehabilidad para resolver las situaciones deconflicto en el aula 36.

    Llegados a este punto, cabe preguntar-se si las normas disciplinarias o de conviven-cia y si la carta de derechos y deberes son larespuesta adecuada al problema de la in-disciplina y a las manifestaciones de agre-sin y violencia en el espacio escolar.

    Las normas disciplinarias en el mbitodocente y el poder sancionador de la Ad-ministracin se justifican no en s mismassino por la finalidad que persiguen: crearlas condiciones que hacen posible el ejer-cicio pblico de la funcin docente. En loscontextos no democrticos o autoritarios,la escuela se concibe como una instanciaideolgica de control y la disciplina acad-mica se considera como una cuestin deorden pblico. Los conflictos y la violencia

    estructural de la sociedad son reprimidosmediante el aparato coercitivo de las nor-mas disciplinarias. En los sistemas democr-ticos el concepto de disciplina acadmicaadquiere un significado diferente. Deja ellastre de la imagen tradicional de la impo-sicin autoritaria del profesor y de la no-cin de arbitrariedad. Lo que se pretendees educar en valores (libertad, igualdad,pluralismo, paz) propugnando formar ciu-dadanos crticos y tolerantes. Del conceptode -disciplina acadmica se pasa, as, al con-cepto de normas o pautas de convivencia.

    Las normas de convivencia del vigenteReal Decreto 73211995 se incardinan en unconcepto de disciplina compatible con lacarta de derechos y deberes de los alum-nos. Las normas disciplinarias ajustadas almodelo democrtico-constitucional si-guen siendo necesarias y han de aplicarsecon el espritu de los principios ya ex-puestos [que informan el Decreto]. Nopuede olvidarse que la carta de derechos ydeberes marca un mnimo exigible que esnecesario para la convivencia en el centroy para dar respuesta a las conductas agre-sivas, antisociales y violentas. Dichas nor-mas han de ser, por eso, respetadascoactivamente en caso necesario. No pue-de olvidarse que las amenazas, las intimi-daciones y las agresiones verbales son sloparte de un gran iceberg. Lo ms dolorosode la violencia escolar permanece oculto yes ms frecuente de lo que suele conside-rarse 37 . Las vctimas de la violencia, en susdiferentes y difusas manifestaciones, su-

    dinacin con las Consejeras de Gobernacin y con los Ayuntamientos. El plan recoge una serie de medidastales como intensificacin de la vigilancia, actuaciones policiales, elevacin de vallas, etc. (Ideal cle Granada, de19 de mayo de 1997, p. 15).

    (35) M. Es-revE: El malestar docente, Barcelona, Paids, 1994, p. 55.(36) En este sentido, cfr. J. M. MORENO y otros: Trabajar en los mrgenes: una experiencia de asesora-

    miento del sur metropolitano de Madrid., en M. LORENZO y A. BOLIVAR: 7Yabafar en los mrgenes: Asesoramientoy formacin en contarlas educativos problemticos, Granada, ICE Universidad de Granada, 1997, pp. 5-32.

    (37) La Consejera de Educacin de la Junta de Andaluca h puesto en marcha para el presente cursoacadmico el plan telfono amigo-, contra el maltrato entre escolares, para recoger denuncias, con llamadas gra-tuitas al 900 122181. En un slo mes este telfono recibi 255 llamadas, el 85 por 100 realizadas por los propiosescolares, el 10 por 100 por los padres y un 8 por 100 por los docentes. Un tercio de las llamadas solicitaban

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  • fen silenciosamente 38 La mayor parte delos alumnos no afectados por el problemase desentienden, no intervienen y perma-necen al margen. Los agresores quedanimpunes en muchos casos, lo que, unido alsilencio de las vctimas y a la pasividad delos dems, es el mejor caldo de cultivopara la realimentacin cle la espiral de laviolencia.

    La solucin a la complejidad de la vidaescolar no puede depositarse, sin embar-go, en el ritualismo normativista. Esto aca-bara convirtiendo el espacio escolar en unproceso reivindicativo en donde padres yalumnos esgrimen compulsivamente susderechos contra los profesores, a la vezque stos, refugiados en sus facultades oen sus hipotticos privilegios, se defiendende la supuesta agresin de los otros miem-bros de la comunidad educativa y de lapropia Administracin. Como ha destaca-do Habermas, la superregulacin y la colo-nizacin jurdica del sistema escolar conducea la despersonalizacin, a la inhibicin, a lasupresin de la responsabilidad, al escepti-cismo y al inmovilismo. stos seran losefectos patolgicos del exceso de juris-diccin del mbito escolar ".

    El reconocimiento de derechos a pro-fesores, padres y alumnos no debe condu-cir a la vacuidad de un intervencionismoburocrtico o a meros controles jurdico-

    administrativos. Esta situacin es la que, enbuena medida, constituye el diagnsticopresente: el centro de enseanza se perci-be como una mera instancia del Estadoque organiza y distribuye la formacincomo una prestacin ms. Sin embargo, setrata de un proceso siempre instalado en lacomplejidad y en la incomodidad de losequilibrios precarios.

    La solucin no consiste en arrojarse alos brazos de un improductivo regateo bu-rocrtico-normativista. La propuesta ha deser, a mi juicio, a favor de una cultura yuna poltica de los derechos fundamenta-les. La praxis docente debe impregnarse deuna educacin basada en valores constitu-cionales: tolerancia, pluralismo, respeto a ladignidad de la persona y a los derechos delos dems miembros de la comunidad edu-cativa. As podr desactivarse la espoleta dela violencia, como dira ngel Ganivet delas ideas picudas '. Este proyecto de edu-cacin en valores constitucionales ser loque alumbre una cultura de la paz frente ala cultura de la violencia.

    Formular, finalmente, algunas preci-siones sobre esta cultura y poltica de losderechos fundamentales. De un lado, re-sulta necesario, como ya hemos indicado,actuar de forma inmediata, una vez ocurri-da la conducta violenta o antisocial, acu-diendo a los mecanismos '

    que ofrece la

    asesoramiento psicolgico sobre cmo actuar en los casos de acoso de que son objeto los estudiantes. En el 17por 100 de los casos se informa que los maltratos persisten tras denunciar a los responsables del centro educa-tivo (Idea/ de Granada, 19 de mayo de 1997, p. 15).

    (38) Algunos autores han llegado a conclusiones en este sentido como: R. ORTEGA: Violencia interperso-nal en los centros educativos de Educacin Secundaria. Un estudio sobre maltrato e intimidacin entre compa-eros., Revista de Educacin, 304, 1994, pp. 253-280. Del mismo autor: .Las malas relaciones interpersonales enla escuela: estudio sobre la violencia y el maltrato entre compaeros en segunda etapa de EGB, Infancia y So-ciedad, 27-28, 1995, pp. 192-215.

    (39) J. HABERMAS: Teora de la accin comunicativa, Trad. Manuel Jimnez Redondo, V. 11, Madrid, Taurus,1988, pp. 514 y 526.

    (40) Deca ngel Ganivet prximo ahora el centenario de su muerte de las -ideas picudas que incitana la lucha-, generan .parcialidades violentas. y mantienen en tensin enfermiza los espritus . . Por ello, hay que-quitarles la espoleta para que no estallen.. De lo que estamos necesitados deca el granadino es de ideasredondas. que son las ideas que inspiran amor a la paz. A. GArsrwrr: .1dearium espaol, en Obras completas,Vol. 1, Madrid, Aguilar, 1961, pp. 296-297.

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  • reglamentacin administrativa, en estecaso al vigente Real Decreto de 1995. Perode otro lado, ha de atenderse a la dimen-sin educativa acorde con la poltica y lacultura de los derechos fundamentales:prevenir los conflictos y desactivar las di-versas manifestaciones de la violencia es-colar. Se pueden destacar dos iniciativas.Una deriva de las Administraciones educa-tivas y del propio currculo: educacin envalores, transversalidad, programas de ac-cin preferencial con vistas a compensarposiciones de desventaja, marginalidad,etc. La otra es la que se genera o habra degenerarse en los mismos centros:

    Profundizar en la participacin demo-crtica de los estudiantes y en la res-ponsabilidad en los procesos de tomade decisiones: aprendizaje de procedi-mientos democrticos y de aceptacinde las decisiones de la mayora.

    Promocin de programas de ac-cin para favorecer el desarrollo

    de la tolerancia en la diversidad in-tertnica y cultural, en aquelloscontextos en que los estudiantes vi-ven situaciones de desventaja so-ciocultural 41.

    Programas de accin encaminadosa travs de diversas estrategiascognitivas a incrementar la capaci-dad reflexiva y el desarrollo moral

    Proyectos dirigidos a mejorar elcomportamiento de los alumnos atravs del aprendizaje de normas.Estas iniciativas resultan plausibles,ya que se basan en la complicidady participacin democrtica de losalumnos y en el diseo de normasque luego han de ser asumidas portodos 43.

    Mecanismos de autoevaluacin dela conducta en el aula por iniciativade los profesores. El anlisis de lasconductas conflictivas o desviadas,puestas en escena, puede ayudar adesmovilizar la tensin y el conflicto.

    (41) Cfr. M. J. DInz-AcuADo: Programa para favorecer la tolerancia en contextos tnicamente heterog-neos, Madrid, MEC, 1992. M. J. DAZ-Acunoo y P. Royo GARcIA: -Educar para la tolerancia. Programas para favo-recer el desarrollo de la tolerancia a la diversidad-, Infancia y tolerancia, 27-28, 1995, pp. 248-259.

    (42) Cfr. B. GARGALLO y R. GARCIA: -La promocin del desarrollo moral a travs del incremento de reflexi-vidack, Revista de Educacin, 309, 1996, pp. 287-308.

    (43) Cfr. C. PREZ: -La mejora del comportamiento de los alumnos a travs del aprendizaje de normas-,Revista de Educacin, 310, 1996, pp. 361-378.

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